Yorisel Andino Castillo


Vivir el arte en uno: Orlando González y el teatro (+Galería de fotos)

De seguro mi adicción al teatro le descubrió tras la máscara de algún personaje. Pero fue con mi arribo a la Vocacional de Arte en Santiago de Cuba, que vi los ojos de Orlandito. Inquieto y apasionado, así lo defino si la prisa manda. Con el tiempo  observo sus pasos siempre en ajetreo al ritmo que impone la creación. Su cerebro es una avenida de doble vía que transita de la enseñanza del arte hacia Calibán Teatro, y viceversa. A sus 37 años, uno percibe que es u  hombre de las tablas. Lo atestiguan no sólo las pieles asumidas en la escena; a su dirección, cada una de las puestas es un maremoto de sensaciones. Su modo de habitar la escena transforma el entorno.

Me place compartirles el tiempo y las razones de alguien que admiro.

¿Cómo llega Orlando a la actuación? ¿En qué momento decidiste este camino profesional?

cortesía del entrevistado

Cursaba el décimo grado en la Vocacional “Antonio Maceo” cuando escuché por primera vez la sigla ISA, sin la idea de qué era. Cuando niño a la guía de mi abuelo que es locutor, tuve inclinación por el decir de poemas y otras cosas sencillas. Pero me era ajeno el mundo de la actuación y el teatro como tal. En la Vocacional me explican acerca del Instituto Superior de Arte. Con el 12 grado me presenté a las pruebas para el ingreso, muy empírico todo. Ese año se realizaron en Guantánamo y a los meses me notifican la aprobación. Fue algo inesperado, no lo planifiqué de siempre como afirma la mayoría en sus discursos, no.  Aunque de pequeño la gente decía este niño va a ser artista, hice la enseñanza general hasta que acontece este suceso que nos sorprende tanto a mí como a la familia. Es mi primer acercamiento al mundo del teatro.

De tus años como estudiante del ISA, ¿qué experiencias y aprendizajes consideras que definieron tu desarrollo posterior?

El ISA es un lugar con magia al que agradezco mi paso y formación. Me transformó como ser humano y puso ante mí las herramientas para ser artista. Era algo novedoso. Llegas y te encuentras con su arquitectura, lo primero que deslumbra. Era muy bonito estar allá, sin las grandes condiciones, pero con muchos deseos de hacer. Te enamoras de ese lugar que tiene algo propio, y de tu carrera.

Los primeros años fueron duros pues muchos no teníamos nociones. Cuando entras a una escuela de arte, al menos me sucedió, piensas, “qué voy a dar aquí, qué cosa es actuar”, sobre todo cuando no vienes con una formación previa.  Sorprende lo complejo de la carrera cuando comienzas a saber de Stanislavski, todas las cuestiones técnicas y los diferentes métodos de actuación. A veces estás en la escena, la clase práctica, y no se logra lo que el profesor solicita. Te percatas de lo complejo de la actuación. Los inicios  fueron difíciles  en el sentido de la adaptación a ese rigor.

cortesía del entrevistado

En mi caso, el cuarto año fue decisivo en lo que me aportó en ese momento como futuro actor. En dicho curso comenzamos con un profesor que es una de las personas que más admiro como ser humano, docente y director de teatro. De Eduardo Eimil he aprendido muchísimo o eso trato. Ya él había impartido un semestre con mi grupo en segundo año, momento en que se hace el género del cuento cubano.

Puedo decir que mis mayores aprendizajes estuvieron entre cuarto y quinto año. En cuarto, hicimos obras maravillosas como Cornudo, apaleado y contento; El gallo electrónico, de Yerandys Fleites, que luego la hice en el ISA acá con mis estudiantes. Es una fiesta el trabajo con Eduardo y mucho el aprendizaje. Conoce las particularidades de cada estudiante. Este fue el curso que corroboré que sería actor. Hasta entonces pasaban los semestres y lo veía muy complejo, en ocasiones dudé de mí. De esa fecha al presente certifiqué ese amor que me hace ser una persona de teatro.

cortesía del entrevistado

Luego la tesis tuvo la guía de Eduardo también. Fue un punto muy fuerte de mi carrera, era una obra completa de teatro psicológico, de Tennessee Williams. Me gradué con El zoológico de cristal, con el personaje de Tom Wingfield, fue una escuela este tipo de trabajo.

Egresar del ISA y de regreso a Santiago con ganas de comerte el mundo, ¿cómo fueron los inicios ya en el ámbito profesional?

Hay un nombre que siempre aflora en mi vida y es Norah Hamze. Era la directora de Calibán Teatro cuando estoy al graduarme del ISA, estaba en La Habana en un año sabático y tenía vínculos en el Instituto. Me pregunta si quiero entrar a Calibán de regreso a Santiago. Me agradó la posibilidad porque era de mi conocimiento el trabajo de la agrupación. Norah es quien propicia mi entrada a Calibán tras mi egreso.

Cuando uno se gradúa tiene muchos sueños y ansias de comerse el mundo, muchos miedos también. Piensas que pasaron cinco años y cuestionas tu capacidad. Luego te percatas de que lo que has estudiado lo incorporas a la escena o en la emisión de criterios, hay una base en la que a veces no se cree pero está.

Previo a la graduación hice intentos para quedarme en La Habana. En el ISA éramos un grupo muy unido, en los dos últimos cursos hicimos alrededor de seis obras de teatro. En algún momento surge la idea de quedarnos como proyecto dentro del Instituto, al respaldo del trabajo realizado en clase con Eduardo. Eso no fructificó, me decepciono y decido venir.

cortesía del entrevistado

Llego a Santiago de Cuba y me uno a Calibán Teatro, la agrupación con la que todavía estoy. La acogida fue buena. Al inicio siempre hay tensiones cuando llega alguien diferente, sobre todo de un nivel que las personas consideran superior, por decirlo de alguna manera. A veces hay reservas. En ese momento eran actores que fueron dirigidos en su mayoría por Norah. Estaba Mae Pérez como directora general del grupo. Una de mis particularidades es que trato de hacer empatía con las personas y la tengo, creo vínculos y doy tranquilidad para que todos se sientan bien con mi presencia.

En ese momento Calibán está en el montaje de Jacques Hippolite y su tambor. La retoman para la ocasión con Valerio Bringas, uno de los actores grandes de esta ciudad.  Llego y me toca sentarme, por supuesto. Pero hay algo más fuerte que yo y comienzo a dar todas las notas de lo que sucede en escena. A Mae le llama la atención mi manera, la forma respetuosa de dirigirme a Valerio, una personalidad. Considero que  con la edad y trayectoria q tenga el actor, debe recibir notas, siempre y cuando tengan un enfoque con todo el respeto. Mi inicio en Calibán fue ese, me senté a dar notas a una obra en reposición. Creo que desde entonces se me valoró como alguien con intenciones en la dirección. En ese momento no había un director artístico en Calibán, Mae era la directora general y Norah acababa de ir a La Habana.  

cortesía del entrevistado

¿Qué obras de aquel primer periodo marcaron tu crecimiento actoral?

Mae se da a la búsqueda de un director artístico en Calibán y llega el maestro Ramiro Herrero Beatón, ya no está entre nosotros, uno de los grandes nombres del teatro santiaguero también, hombre de teatro. En esa etapa pasaba los setenta años, pero cuando creaba era  un niño con certeza en todo lo que hacía.  Un director que apreció la libertad de los actores para la creación colectiva.  Es entonces que llegan mis primeras obras como actor. Inicio con La maestra, de Enrique Buenaventura. Ramiro la había hecho en muchos lugares, era un espectáculo raro, más bien un ejercicio actoral que un espectáculo teatral. Creo que él experimentaba con ello y así conoció al elenco de ese momento que la mayoría éramos jóvenes.

cortesía del entrevistado

Luego aprieta la tuerca y aparece La declaración, basada en Petición de mano de Antón Chéjov. Es una obra con montaje de lo que restaba y murió del teatro de relaciones aquí.  El resultado de un híbrido de lo que traje del ISA y lo que Ramiro como director acumuló de sus vivencias, era una persona que vio mucho teatro en varias partes del mundo.  En La declaración hago el protagónico, Iván Vassiliyitch. Se estrena en una de las últimas ediciones del Festival de Teatro de Relaciones y gano mi primer premio de actuación con este personaje. Era una puesta muy enérgica, de intenso desgaste físico al aire libre, es complejo porque a nivel corporal te agotas, es parte del trabajo actoral y mientras más sudor, mayor el disfrute en mí.  Traía algo en mi cabeza desde el ISA y es Trabaja sobre el cansancio y lo aplicaba todo el tiempo, era mucho más joven también (risas).

Ramiro tenía la idea de hacer una trilogía con Chéjov. Otra obra de las iniciales de Calibán fue La Institutriz, una pieza también del autor, que  conocí en el Instituto por Eduardo. Yo hacía esta obra con una muy buena actriz, Aimé Martínez, y también nos dio un premio de actuación en otro Festival de teatro de relaciones acá en Santiago de Cuba.

cortesía del entrevistado

¿Te sorprendió la dirección artística de la agrupación? ¿Qué pretensiones trajiste contigo a este empeño?

El propio Ramiro es quien me induce a que comience a la dirección artística. Aunque él llevaba esta línea, siempre hubo afinidad en nuestro trabajo, me escuchaba mucho. Era alguien que ofrecía muchas posibilidades, no era un director con celos profesionales y eso brinda comodidad. Él imparte un postgrado de dirección en la Universidad que culmina con el montaje de una obra o escenas de algún proyecto. Escojo Las Pericas, de Nicolás Dorr, monto el primer acto con los propios actores de Calibán, que eran jóvenes y confían en mí. Lo hago  con las ideas y herramientas de entonces. Actualmente rememoro y no lo repetiría (risa). Es que uno evoluciona. Fue mi primer acercamiento a la dirección y eso lo agradezco a Ramiro muchísimo.

Pasa el tiempo y Ramiro enferma, no continúa su labor en Calibán.  Se necesita alguien en la dirección artística. Mae está a punto de jubilarse.  Desde un principio dejé claro que no asumiría la dirección general, porque evito un descuido de la creación. Entonces la dirección del Consejo de las artes escénica  decide que Maikel Eduardo tome la dirección general del grupo y que yo me dedique a dirigir las obras.

cortesía del entrevistado

Fue sorpresivo pero existió una preparación. Luego del trabajo para el postgrado, Las pericas se montó completa, los muchachos del grupo me lo sugirieron y fue la primera obra que dirigí. Se puso en la escena muchísimo, tuvo muy buena aceptación popular. Se trata de una farsa a partir de otros códigos fuera de lo acostumbrado. El género  se asociaba al teatro de relaciones, ésta además de ser una obra de sala, generó comentarios como que en la farsa no se llora o sufre, y yo le decía a la gente que  sí, se llora, sufre como una obra dramática, lo que el tratamiento es otro. Es muy complejo encontrar esa verdad cuando tienes que ser grandilocuente y además asumes  un personaje con una máscara facial. Pero sí se es visceral en todo lo que se haga.

Cuando me llega la dirección tenía los montajes de  Las Pericas y Cualquier lugar menos éste. La segunda, del teatro psicológico norteamericano que también se llevó a escena con Calibán. Es decir que ya contaba con un inicio en la dirección de actores  y mis primeras puestas en escena.

cortesía del entrevistado

Compártenos acerca del trabajo colectivo para la selección, construcción de las obras y puestas escénicas de la agrupación.

Creo que es imprescindible que cuando uno selecciona una obra  el actor sienta motivación por lo que va a realizar. En Calibán  nos reunimos en el consejo artístico del grupo y proponemos lo que queremos. Más allá, no me gusta que se quede en este espacio y  opto por compartirlo con los actores, escucho sus ideas, porque quien dirige lo piensa de mil maneras,  que si el actor no se identifica no haces nada.

Por lo general escojo el repertorio. Con tristeza digo que hay muy pocos actores con inquietudes para la  proposición de una obra. Me encantaría que si por ejemplo quieren hacer un monólogo vengan con el texto y digan “quiero hacer esto”. Pero casi siempre los actores esperamos por el director.

cortesía del entrevistado

Luego, cuando veo la aceptación de los actores ya sé que puede funcionar. Empezamos el trabajo de mesa, donde aparecen todas las dudas y hay que aclararlas. Es lo que te dice la visión del director, y la tuya como actor, qué le vas a poner a ese personaje. El trabajo de investigación es fundamental  antes de subir a escena.

Siempre sitúo a los actores con respecto a la escena que se trabajará al día siguiente, lo mismo puede ser la primera que la última. Dejo que ellos se muevan, inicialmente con el texto en las manos. A partir de lo que surge organizo las piezas de  lo que busco como director, pero les doy libertad y no me aferro a lo que ya pensé. Lo que ellos hacen inevitablemente  modifica lo que  preví, siempre pasa, hasta llegar a una fusión.

El actor necesita hacer verídico lo que sucede en escena y el director debe su entendimiento a que cada quien lo imagina de una forma.  Ese consenso es positivo y trato de mantenerlo. Eso sí, hay aspectos que se tienen muy puntuales y no es la intención un cambio en el discurso. También hace falta la valoración de si lo que el actor propone es funcional o no.

Hay una obra que es referente en mi carrera e ilustra estos procesos, Quijotísimo. En cuestiones de la dirección me dio muchísimas herramientas en Calibán, más que las anteriores.

El montaje de Quijotísimo lo comienza Ramiro Herrero cuando regresa en uno de sus viajes a España, y me propone que haga el Sancho en esta versión del Quijote. Es el personaje que lleva la obra. Pasan dos años al intento y no funciona. En ese periodo sacamos Tragatierras, una obra que hicimos con Cristine en la Alianza Francesa; luego otra y la primera, nada. Aunque Ramiro era de la creación colectiva, los actores no estuvieron identificados. La propuesta se salía de los parámetros del grupo en el teatro dramático para adultos, porque se dirigió a los niños. Él se va a España y en algún momento me da la libertad de concluir a mi manera.

cortesía del entrevistado

Conversé con los actores del interés que la puesta podría suscitar en los niños por lo que significa El Quijote y el acercamiento a la lectura como la novela maravillosa que es. Les propuse un montaje de cero, todo lo previo se quitó, incluso la producción de la obra. Se concibió  para espacio abierto y nosotros la llevamos a sala. En los inicios no incluía luces, era una obra para carnaval. Hicimos nuestro taller, la escenografía, los vestuarios y diseños de las máscaras todo se cambió. Éramos muy jóvenes y llegamos a esos extremos que en la actualidad no me atrevo. No tengo mil años pero uno le toma respeto a esas cosas, a esa rebeldía de romperlo todo, quitarlo (risas), eso es muy de jóvenes. Y era ese el momento, siempre por una buena causa, por hacer el teatro.

Mucha gente se molestó, lo comprendo; yo digo que salvamos algo que hubo que cambiar y se hizo, entre todos, con nuestros recursos. En la idea original se usaban dos caballos de madera, me los imagino y hubiera sido muy molesto porque era la cabeza del caballo y un palo alargado como un caballito donde iban montados Sancho y el Quijote todo el tiempo en una obra que duraba una hora. Una de las cabezas de caballo se convirtió en un personaje, el Secretario le nombramos. Salía un caballo negro inmenso con el que se emocionaban los niños, era ver un esperpento.  Los actores se enamoraron y la dirección artística estuvo compartida, porque fue un proceso que inició Ramiro y yo le respeté todo el tiempo. Cuando Ramiro regresó de España se encontró con otra cosa, le pareció bien y nunca hubo un sí ni un no por eso. Hice justamente lo que me dijo: “has lo que quieras” y  él estuvo conforme.

cortesía del entrevistado

La manera de trabajo de Calibán es esa, a veces con mucha diversión. Rechazo la amargura, evito la rigidez por la salud del proceso artístico. Valoro el punto donde la seriedad y la responsabilidad coexistan pero que no se vuelva amargo ni pesado. La creación tiene mucho que ver con el juego.  Entonces trato que fluya el buen estado de ánimo aún en las obras más terribles, más dramáticas.  Propicio  que en los momentos en escena, de búsqueda y construcción colectiva los actores encuentren un buen ambiente y hasta algún chiste.

Hay obras que llevan el espíritu de uno mismo. En tu caso, ¿cuáles son esas piezas que en Calibán por una u otra razón te resultan espejo?

Aquí vuelvo a La declaración, ya hablamos de esta obra que me movió mucho y en lo profesional  hizo que encontrara al actor. Hacerla me dio mucha seguridad, encontré elementos cuya presencia en mí ignoraba hasta entonces. Soy una persona tímida, los actores cuando tenemos esa característica  pasamos  dificultad en escena porque uno se inhibe y se revisa demasiado. De hecho en la actualidad aunque estudié cinco años como actor, prefiero la dirección. La declaración hizo que sacara muchos demonios. Logré lanzarme, ser grandilocuente sin miedo a los excesos. Apelé a varias herramientas y sentí la sorpresa del público, la expectación, esas sensaciones las tuve en cada puesta. Aunque soy tímido tengo una energía fuerte, muy alta. Me permitió hacer ese desborde energético que maravillaba a la gente. Combiné toda la preparación física que me dio el ISA, era algo muy intrépido, un personaje muy ágil. Todo en una hora y cinco minutos hasta la muerte del personaje, con una partida que en sí eran solo segundos de descanso porque revivía. Era una obra que al público le gustó mucho. Se acercaban para preguntarme de las próximas puestas y sobre mi personaje de Iván Vassiliyitch.

Incluso en un Máscara de Caoba se acercó Ariel Bouza, uno de los mejores directores que existen en el país. Después de ver La declaración me ofreció un lugar en Pálpito, sólo que mi interés ya era dar mi contribución a Santiago.

La Institutriz es una obra cuya mención vale, ahí hice la señora de la casa. Es una puesta que me permitió la improvisación, disfruto de este recurso en escena. Tengo anécdotas espectaculares de la puesta  en el patio del Cabildo. Es la historia de una mujer que estafa a la sirvienta el día del cobro, y de una suma de sesenta u ochenta pesos le entrega once solamente.  La gente se identifica con la historia y reacciona con intercambios y acotaciones desde las gradas al espacio de representación.

cortesía del entrevistado

Con una de las puestas de esta obra, me divertí muchísimo tras un aprieto.  Hay un momento donde la señora le exige a la institutriz que cuente el dinero. Cuando la criada lo hace llega a diez y reclama, a  lo que la señora  contesta “Ah bueno busca por el piso que seguro dejaste caer el último”. Alguien del público lanza un peso, cuando en realidad la idea es que no apareciera. Tengo que improvisar y la frase que llega es la famosa “Ojalá que llueva café en el campo”.  Del público comienzan a llover pesos que inundaron el patio de monedas, y la señora recoge todos los pesos.

Siempre recuerdo como ya hablamos a Quijotísimo, aquí actué y realicé la dirección. Se trabajó la espectacularidad, que deslumbraba a todo el que la vio. El texto es preliminar, sin embargo la construcción de la puesta sí es buena. Se recreó la batalla de los molinos, un momento fabuloso, lo hicimos con unos vestuarios de una obra anterior, y eso lo usamos en los molinos, que llevaban como aspas en las manos, especie de banderas de saco como todo el vestuario, con aquellas capuchas y batones inmensos encaramados en unos coturnos. La batalla desde la coreografía junto al diseño de luces cobraba misterio, era mágico. Es una de las obras que todavía nos piden reponer. Y a pesar del tanto tiempo transcurrido todavía  valoro traerla a escena nuevamente.

Y está Agnus… por supuesto.

En tiempos recientes, la puesta de Agnus Dei resultó de buena acogida por el público en cada una de sus puestas. ¿Qué se llevó de ti y qué dejó cada uno de estos momentos?

Yo conozco a Agnus, que luego transformamos el nombre como Agnus Dei, por el significado de Cordero de Dios. Con esta pieza se gradúa la mitad de mi grupo en el ISA. Yo lo hago con Zoológico de cristal junto a tres estudiantes más, y el resto, que eran mujeres, se gradúan con Agnus. Eduardo Eimil era el director de nosotros y quien montaba la tesis

La obra tiene mucho de Eduardo, cuando pienso Agnus, pienso en su calidad como profesional. En aquel entonces y sin saber que iba a dirigir después, tuve la intención de hacerla algún día. Supongo que lo visualicé como director porque todos los personajes son femeninos, y el planteamiento  no soporta que un actor interprete alguno de éstos.

Eduardo concibió un espectáculo para la tesis, con vestuarios espectaculares, escenas que recreaban la navidad, las imágenes que uso toman como partida aquellas.  Era una puesta de sala y no intimista como la asumí. Se cantó, porque mi grupo en el ISA tenía el don de la musicalidad y él aprovechaba eso. Todas las actrices cantaban. Era casi un musical, que conservó el dramatismo propio del argumento.

cortesía del entrevistado

Hace casi dos años  con las clases que imparto en el ISA al tercer curso, periodo en que  tratamos el teatro psicológico, selecciono escenas de Las Brujas de Salem, y doy con Agnus de nuevo. Monto alrededor de tres escenas para los estudiantes. Y en este proceso me sentí listo para su realización. Agradezco el tiempo que transcurrió para desprejuiciarme de lo que formé parte y conocía de memoria. En el ISA me quedo fascinado con el trabajo de Karina Alcina como la psiquiatra;  la vi en el personaje y le hablé de la posibilidad del montaje con Calibán.

El espacio del ISA donde se realizó es un aula pequeña, siempre se hizo frontal, pero a partir de  esa visualización me decido por la modalidad de teatro arena con la agrupación. Quise que el público tuviera la oportunidad del roce con el actor al momento de su desgarramiento, lágrimas, sonrisas, inocencia. Me enamoré de esa manera de plantear Agnus y me dio la oportunidad de desprenderme del espectáculo del que fui testigo. De desprenderme de eso, no de las enseñanzas de Eduardo. Tenemos muy buena comunicación, cualquier duda se la consulto y escucho sus criterios. Su opinión para mí es sagrada.  Los aspectos que guardan similitud o que encuentran su génesis en ese espectáculo del ISA se las consulté, aunque el tratamiento no tiene que ver, es diferente. Los personajes guardan distancia con los que se plantearon con anterioridad.

cortesía del entrevistado

Es una obra que ofrece inmensas posibilidades al actor. Aposté por  una puesta muy minimalista, cuya responsabilidad recayera en la actuación. Hay acciones en que se fuma un cigarro, sirven un té, anotan en una libreta, lo demás es el actor con el otro, en un intercambio de emociones que sustentan  esa historia terrible a la gente que tiene alrededor.

Nos  ha dado regocijo porque Santiago de Cuba no tiene costumbre de tener puestas de este tipo. Nosotros somos más pintorescos, y no está mal, me parece fabuloso, pero se necesita variedad.

Me dio un poco de temor al principio. Me pregunté si funcionaría en el público, su aceptación. Y sí, también detrás de la historia hay un género policiaco que a la gente le atrapa porque todos quieren saber qué sucedió ahí. Es una historia plena de información, densa, que no aburrida. Ponemos ante el espectador un drama fuerte que lo mantiene en tensión. Esa misma curiosidad, ese policiaco, el personaje de la doctora Livingstone, una psiquiatra que a la vez hace de detective, amarra a la gente. Con el tema de la mujer y la maternidad además,  se identifica la mayoría.

cortesía del entrevistado

En otras ocasiones las personas me indagan acerca de la temática religiosa en la obra. Desde mi concepción el espacio de la religión es un pretexto. La razón principal no es la delación de cosas que sucedieron en la iglesia católica aunque sí lo digan. La intención no es juzgar a la religión  o a la ciencia. La esencia es la provocación del pensamiento y veas que tus razones no son absolutas, que hay una mirada del otro lado. La psiquiatra no justifica que Agnes haya tenido un hijo que no fuera de un hombre; y la monja sí, porque ve en ella a una criatura suprema, celestial. Esa batalla entre ellas es como desmembrar a un ser en dos partes, que es lo que consiguen al final. Agnes es quien paga una disputa entre ciencia y religión. Es una historia que a la larga hurga en el asesinato de un bebé, conmueve y desgarra.

Estoy muy feliz con el trabajo que se ha hecho. Próximamente nos proponemos su reposición porque está fuera de cartelera un tiempo. Claudia Valdés asume el personaje protagónico y es una obra que pretendemos mantener.

Comedia a la antigua te da la oportunidad de realizar la dirección artística a la entrega de los maestros de A Dos Manos. ¿Cómo se entrecruzan juventud y experiencia en la escena?

Tener a Nancy Campos y a Dagoberto Gaínza en escena es un lujo para cualquiera. Todo el proyecto comienza en las captaciones del ISA con otro de los nombres importantes en mi vida profesional, Corina Mestre. Ellos le piden  que les sugiera una obra, algo que para mí es muy valioso. Son dos actores mayores, Dagoberto tiene ochenta años y Nancy setenta, y a esa edad las ganas de permanencia sobre las tablas lleva un reconocimiento infinito. También me identifico con esas edades, emocionalmente me trasmiten mucho, lo relaciono con mi abuela que ya no la tengo. Una persona adulta es sagrada.

cortesía del entrevistado

Corina les remite a Comedia a la antigua, que se hizo hace mucho tiempo en Teatro Estudio. Me sitúa en la pieza pues no la conocía. Corina pregunta quién se las va a montar y ellos contestan que Orlandito. Ahí sí quedo en un “¿cómo que yo?”,  mira la cantidad de trabajo que tengo, era como un ¡ay dios mío! ¡Pero lo agradezco tanto de verdad! Por ahí empieza esta historia.

Hicimos las captaciones, a los cinco días ya tenía la obra en mi poder. Corina asume la asesoría de todo el proceso, del diseñador, trabajo con Nelson Acevedo, profesor en la escuela de Camagüey,  investigador, una persona de teatro con muchos conocimientos. Él me asesora toda la parte dramatúrgica. Viajaba una semana al mes mientras se hizo el trabajo de mesa y arreglo de texto porque es una obra muy extensa que se sintetizó. A las historias se les hizo cambios o más bien  se excluyen partes en las tramas de cada personaje, no se desarrollan todos los conflictos que tiene cada uno. Es una pieza muy extensa que duraría al menos más de tres horas.

cortesía del entrevistado

El trabajo con Nancy y Dagoberto es una escuela, es ver a dos actores con unas condiciones inmensas, con un respeto a la profesión que emociona y cada alumno debería conocer. En ellos hay respeto al escenario, la profesión.

Al inicio entré con nervios, qué te voy a decir. Me pregunté cómo hacerlo, cómo les digo las notas. Sencillamente hice lo que siempre, conversaciones, ensayos, dirigí como si fuera a los actores más jóvenes del mundo, con respeto y buen trato como lo hago de forma habitual. Así funcionamos. Para mí ha sido una gran escuela la experiencia con ambos, hay elementos que incorporas. Tienen recursos que uno se asombra la manera que hallan para resolver distintas situaciones. Son muy profesionales, les tengo mucho respeto y estoy más que agradecido.

Ellos quieren montar algo más conmigo, estamos en ese proceso con El último cartucho, de autor francés. La encontré en internet, también es para dos personajes. Me comuniqué con el señor y dio su aprobación. Estamos inmersos en ese proyecto, es lo más grande ver a personas de esa edad en escena. Es por lo que apuesto siempre, porque la gente ame por sobre todo el teatro. Es nuestro refugio, eso me dejó la escuela, Eduardo, Ramiro y Corina cada vez que coincido con ella. Ese amor sin medidas por lo que hago, el teatro, y ese respeto que es permanencia.

Estás ante la reposición de Pasaporte, me gustaría que hablemos de esta pieza.

Pasaporte es una obra de Yunior García, la conocí por Víctor Garcés, uno de mis alumnos en el ISA, ahora está en la Habana con Celdrán.  Leo el texto y me encantó.

cortesía del entrevistado

 En ese momento estábamos en Calibán en algún proceso de montaje. Nosotros tuvimos mucho vínculo un tiempo atrás con la Alianza Francesa. Con Cristine, la directora entonces,  Maikel y yo montamos Tragatierras, obra con la que fuimos en el 2011 al Salvador. Ella montó otras cosas en Calibán con Dalia. Trabajamos con Cristine y Maurice, entonces su esposo. Maurice viaja a Cuba con la intención de continuar el montaje de vez en cuando de alguna que otra obra. Monta La Tabla de salvación, se va a Francia y ese tiempo coincide con mi lectura de  Pasaporte.

Le hago llegar el texto, a él le fascinó y viene a Cuba con la idea de su preparación. De hecho es una puesta de Maurice. Para esta ocasión actual,  y las funciones que se posponen  por el rebrote, no he tocado la puesta.  Sí trabajo con los que se incorporan al elenco, o sea, en este caso realizo la dirección de actores.  Se trata de jóvenes egresados de la Academia que ya es hora de verlos en escena. La obra no tendrá cambios en su montaje y el actor la asume como muchos de ellos la han visto. Trato de trabajar con ellos desde su punto de vista, porque la concepción de montaje está pero el personaje lo crea el actor. Las particularidades las encuentran ellos.

Teníamos funciones los pasados fines de semana. Son actores jóvenes con muchas ganas. Fueron los de la iniciativa por estrenarse, algunos todavía me dicen profe. Yo con todo el placer me bajo, y cedo mi personaje a alguien. Me parece que es una manera de enseñanza y que los jóvenes se motiven. Los personajes no son de uno, están escritos. No se puede vivir con temor, mucho menos con alguien que fue estudiante tuyo. Se trata de dar oportunidad a que se haga con dignidad y que el actor crezca.

Pasaporte tiene esa cualidad, de que las nuevas generaciones pasen por ella, es una obra escuela. Vamos a llamarle así, es un pasaporte a Calibán. Me alegra que no sea una puesta mía porque así ellos experimentan otra manera. Quiero que cuando comiencen las funciones se mantenga un buen tiempo en cartelera, para que puedan foguearse en eso.

Tu construcción profesional se alimenta con el ejercicio de la docencia en la Escuela Vocacional de Arte José Ma. Heredia, en la actualidad eres el responsable en el departamento de actuación. ¿Cómo se complementan el actor, director de escena y el docente?

Mira, la escuela es una escuela para todo el mundo. Siempre aprendes en este escenario. Me gradué y empecé en Calibán en el 2006 y en el 2007 comencé a impartir clases, sin la idea de nada. Cuando tomé un programa en mis manos fue algo inquietante. Sin embargo vi mucho de lo que cursé en el ISA. Nunca pretendo saberlo todo, siempre escucho. Esto no es un grupo de teatro, aunque cuesta entenderlo, no lo es. Es un lugar para brindar herramientas y formación, con todo lo que aborda la palabra, en una persona, actor, adolescente.

cortesía del entrevistado

En la medida que impartí la docencia,  me posibilitó que en mis primeros años en Calibán experimentara una mayor seguridad. En el aula en el intercambio con los alumnos, los señalamientos, sugerencias, incorporé como actor otras herramientas. El ejercicio de la docencia y el de dirección te sistematizan un proceso. Diriges  al estudiante pues, aunque sea un proceso de formación es directivo.  Antes de la enseñanza  estás en tu burbuja y luego, la burbuja se rompe. La docencia es fundamental, al menos para mí.

Soy alguien que crea mucho sentido de pertenencia, llego a un lugar y ahí me mantengo. Hablo del 2006 y todavía continúo en Calibán; digo el 2007, y permanezco en la escuela. Son dos lugares por los que siento, protejo y cuido mucho.

Defiendo la cohesión y prestigio del departamento, la tenencia de un claustro lo mejor posible es clave en eso. Busco que persistan las buenas energías pues trabajamos entre artistas. Ahora tengo la responsabilidad principal, algo que confieso no deseaba, justo por razones como que el curso pasado no impartí docencia porque la carga era mucha y debía dedicarme a una u otra cosa. Sin embargo en el presente ya no resistí y estoy directamente con la docencia y  el departamento. Es mi razón de ser.

Por ejemplo me encanta montar en tercer año  el verso, y me adueño porque lo disfruto. Persisto en que los estudiantes se identifiquen con esta expresión tan compleja. Hablamos del siglo de oro español, algo que no tienen cercano, no hay teatro en verso, en la actualidad no se hace. Muy difícil que quizás en La Habana se monte una obra, pero aquí no. Es mucha la distancia e intento que se enamoren de eso. Veo la parte mágica, un importante ejercicio para el futuro actor. Quien pueda decir un verso de forma correcta, puede asumir un texto en prosa con acierto por el resto de su vida.

Tengo a la Vocacional de Arte al mismo nivel que el grupo de teatro, no los puedo separar. Es un lugar con mucha responsabilidad porque formas a tus colegas, a los actores, a diferentes generaciones. Un actor, un artista tiene una responsabilidad social muy fuerte. Tiene el encargo de la movilización  del pensamiento, o simplemente de divertimento. Es la responsabilidad que trasciende tu persona o  cualquier grandeza, es tu función social. Eso no se debe olvidar y es de las ideas que trato de inculcarles a los muchachos. Es difícil, sobre todo en nuestro medio, porque la gente quiere reconocimiento. Trabajo con una frase de Stanislavski que es en apariencias sencilla, Vivir el arte en uno, y no a uno en el arte. Es lo que defiendo dentro del mundo del teatro, ya sea en la escuela como en el grupo profesional. Tal vez por eso he tenido empatía con muchas personas.

Creo que ahí está la clave de lo que hago, como en los casos de Nancy y Dagoberto, dos personas inmensas, personalidades del teatro cubano; que confiaran en mí para dirigirlos, es grande.

Esa frase nadie la usa por simple, ¡pero dice tanto!, Vivir el arte en uno, y no a uno en el arte. Eso me define como persona.



Susuki-Camaquito: ¡semilla, tiempo y estímulo! (+Fotos)

  • «La enseñanza de música no es mi propósito principal. Deseo formar a buenos ciudadanos, seres humanos nobles. Si un niño oye buena música desde el día de su nacimiento, y aprende a tocarla él mismo, desarrolla su sensibilidad, y disciplina y paciencia. Adquiere un corazón hermoso». Shinichi Suzuki

Lo admito, el proyecto Suzuki-Camaquito para la enseñanza del violín en Santiago de Cuba me resulta muy cercano. Son dos las principales razones por las que me siento parte. Adriana Mercedes, mi hija, otra vez fue guía para el hallazgo. Ya escuchaba noticias sobre el taller a cargo de docentes de la enseñanza artística musical, atriles además de la Orquesta Sinfónica de Oriente y colegas en la Sala Dolores. Y fue con la petición de Adriana por aprender el instrumento que me avecé en este universo. La segunda causa, como con otros aconteceres sonoros, proviene de la participación de la Sala de Conciertos en la labor que  protagonizan músicos y pedagogos de la ciudad.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

Por esos vínculos familiares y de profesión e informaciones previas,  entiendo que el fin del método Suzuki trasciende la intención de que los alumnos lleguen al ejercicio profesional de la música. Su enseñanza se entiende como un concepto de vida más amplio.

Tras el término de una primera etapa con la graduación del Violín de Cartón, y el paso al violín de madera, me vale motivo para esta conversación  con la pedagoga y violinista Jana Marieta Perdigón Milá, coordinadora del proyecto.

¿Qué es el Método Suzuki como filosofía para la enseñanza-aprendizaje de la música?

El método Suzuki es novedoso, revolucionario por así decirlo. Entrado el siglo XX el violinista y pedagogo Shinichi Suzuki lo crea para su aplicación en la temprana edad, con la premisa de que el talento no es innato, sino que se desarrolla. Esa idea rompe con la concepción de lo que es la enseñanza tradicional. Siempre se ha dicho que el individuo nace para la música o no, y que quien no posea un oído de Mozart no tiene oportunidad. Tal criterio es una interpretación fatalista.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

El musicólogo Alberto Alén, quien además estudió psicología, bajo el rubro “Diagnosticando la musicalidad”, critica el proceso de las pruebas de captación. Plantea que éstas diagnostican lo que el niño desde que nace  hasta que llega a esa etapa ha aprendido en su ambiente, y que no garantizan que se desarrolle o no en la música. Ese libro ganó premio Casa de las Américas en 1968 aunque su publicación acontece después. Tiene relación con la filosofía Suzuki aún sin conocerla. En ese pensamiento se basa el método, su idea es que el talento no es una predisposición genética sino que responde a incentivos. Cada  pequeño aprende a su ritmo, unos más rápido que otros pero todos logran conocimientos y habilidades a través de esta enseñanza.

La máxima de nuestro método es que todos los niños pueden alcanzar objetivos en la música, lo cual incluye a aquellos con diagnósticos como el  autismo, síndrome de Down y otros. Sigo en Facebook a una profesora Suzuki italiana que trabaja con estos infantes.

Suzuki llamó a su método el enfoque de la lengua materna. Hace una analogía entre el proceso de aprendizaje de la lengua y la música. La primera se aprende en un contexto, en un ambiente donde es todo lo que el individuo escucha. Quien está pendiente a la palabra, su pronunciación es la familia. Él hace una traslación de estas nociones a la iniciación musical.  A niños muy pequeños se les ponía la música que luego iban a tocar. Esa música se les quedaba en su oído interior y luego eran capaces de replicarla no solo con el sonido sino con la afinación.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

Al final el propósito de Suzuki es la educación a través de la música, hacer de los niños personas sensibles. Él sostuvo la afirmación que si cada persona del mundo tocara un instrumento se acabara la guerra.  El método tiene muchos beneficios, un menor que desde temprano aprende una disciplina, desde una constancia y sistematicidad, valora el logro desde el esfuerzo. La filosofía  se sustenta en el trabajo constante con esencias del pensamiento oriental y la aplicación de un proverbio japonés  como Tarde o temprano, la disciplina superará al talento.

Luego de la II Guerra Mundial Suzuki amplía el método al piano, el chelo. En la actualidad se adecua a la  flauta, guitarra, trompeta, contrabajo y otros instrumentos.

¿Cómo llega esta metodología a Santiago de Cuba?

Conocimos el método a través de la profesora y chelista Yaqueline Jardines. Nos llegaban audiovisuales de niños asiáticos muy pequeños tocando de manera asombrosa, y la distinción de la palabra Suzuki pero no la información de qué se trataba. Pensamos que era una cuestión de niños prodigios, algo innato.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

Jardines tiene la oportunidad de ir a Francia a cursar estudios en un importante Instituto Suzuki. Ella regresa y se encuentra con profesores en Santiago de Cuba, comienza el empleo de los arreglos orquestales del repertorio Suzuki con niños de la Vocacional de Arte. Ese fue el acercamiento dentro de  una orquesta infantil en el referido centro, que siempre estuvo a cargo del profesor Ignacio Mora Clavel. En cada ocasión que Jaqueline venía a Cuba se realizaron estos conciertos.

Más tarde llega un amigo suizo, contrabajista, que pertenece a la ONG Camaquito. Nos habla de una profesora suiza Suzuki que viene a Camagüey a impartir unos talleres y por supuesto nos interesamos. Cuando llega a Santiago recibimos por dicha profesora el primer curso de filosofía Suzuki e introducción al Libro I del método, nos enamoramos.  Nos introdujo entre otras cuestiones en la noción acerca de las clases individuales y grupales para la socialización de los infantes, la importancia de que aprendan desde los valores. Ese fue el impulso de lo que existe hoy en Santiago de Cuba, ese movimiento que está  en nacimiento. Primero a partir de Jaqueline y luego esta profesora  que impartió un primer curso en el 2017 y otro en 2019.

A nuestra disposición para iniciar como profesoras Suzuki,  recibimos el apoyo de la ONG Camaquito para asistir a un festival en Lima, Perú que acontece cada enero. El evento  ofrece capacitación para profesores latinoamericanos en la metodología.  Ahí recibimos adiestramiento en el 2018 Cecilia Rosales y yo en Filosofía Suzuki y en Libro I.  Al siguiente año sumamos a las profesoras Claudia Rodríguez y Mayra Yeline. Las primeras accedimos al Libro II y III, además de curso de lectura musical y de otro método que se utiliza en muchas escuelas en el mundo, el Dalcroze.  Este año  vimos la integración  de otras dos profesoras que ya trabajaron con nosotras en la comunidad de Ducureaux, Claudia Pantoja y Cecia Machado.  Ellas pasan por el proceso de iniciación, yo hago Libro IV más otro método conocido como el Kodály.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

En Santiago de Cuba somos hasta el momento un equipo de seis profesoras, cuatro trabajamos en el taller vocacional del Conservatorio, y las otras dos en el primer proyecto que hicimos en 2018 cuando regresamos del primer Festival. Queríamos aplicar el método. Nos invitan en el Conservatorio a exponer nuestra experiencia y se hallaba presente una estudiante teórica y de violín, cuyo padre es pastor en la comunidad de Ducureaux. Ellos tienen una guardería desde los 18 meses a edades tempranas y les interesaban las clases de música. Estuvimos un año completo de trabajo allí.

Se nos dio la oportunidad de presentar el proyecto en el Conservatorio para que formara parte del taller vocacional que cada escuela debe implementar.

El método presupone la participación familiar como guía en la formación de valores en los niños. Compártenos al respecto.

Como cuando un niño aprende a hablar, los padres participan en el aprendizaje musical de su hijo. Asisten a clase con el niño y sirven como maestros en casa durante la semana. Un padre a menudo aprende a tocar antes que el menor, para que comprenda lo que se espera que haga. El objetivo es la educación a través de la música. Este pensamiento incluye a la familia.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

La presencia de la familia es muy importante, es otra de las diferencias con respecto al método tradicional. En éste el estudiante llega a la escuela y recibe la clase individual  del profesor. El niño en la casa debe tener la capacidad con 8 años de recordar y resolver todos los problemas sin que nadie medie. Después que conozco el Suzuki pienso en cuán difícil lo ya establecido.

El método lo resuelve con la figura de la madre o el padre u otro familiar, en lo que se conoce en esta filosofía como el triángulo Suzuki, que ubica al niño encima y en la base, en una esquina al profesor y en la otra al familiar. El padre se convierte en el profesor en casa. Conozco a una madre en Perú que aprendió violín para enseñarles a sus hijas y hoy es profesora Suzuki. No llega a un nivel de un libro V que tiene conciertos de Bach, Mozart, pero para comenzar con niños pequeños ella funciona a la perfección. Una de sus hijas ha ganado concursos. Incluso esa familia proviene de la cordillera andina. Hacían viajes de horas hasta Lima para que recibieran las clases.

Es un reto, trabajamos con el niño y también con la familia. Nuestra cultura tiene tendencia a la impaciencia con los pequeños. Queremos que el niño aprenda ¡ya! No nos percatamos que cada uno tiene su ritmo de aprendizaje. Vemos familiares que se desesperan a plena clase cuando el niño no realiza un ejercicio o rutina como debe alcanzar. Por eso debemos nuestro trabajo también a la familia para que interiorice el proceso.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

La clase comienza con una reverencia muy al estilo de las artes marciales. De esta forma el alumno siente el respeto hacia el maestro y se genera un intercambio de enseñanzas de uno a otro lado. La dinámica de la clase propicia que el niño aprenda desde el disfrute.  Cuando finaliza el encuentro repetimos la reverencia. La admiración al maestro es otra de las cuestiones que vemos diluirse en la actualidad.

Para muchos padres la participación quizás sea una práctica normal, cotidiana, mientras para otros que están muy ocupados o piensan que la educación instrucción es solo responsabilidad de las instituciones,  constituye un llamado a dedicarle su tiempo a los procesos de crecimiento del hijo. Se trata de conformar un equipo donde los padres son coprotagonistas.

Cuéntanos de la trayectoria del proyecto en Santiago hasta el momento actual.

Pienso que lo más significativo ha sido despertar la atención de los niños y sus familias hacia el mismo. A partir de las características de cada uno está el logro de la motivación y los primeros resultados.  Incluso ellos se sienten ya violinistas. Eso incluye sus participaciones en los conciertos de la Orquesta Sinfónica, porque este universo musical  necesita de ese ambiente que le aporte conocimiento.  Al final es eso lo que vemos como un taller vocacional.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

Quizás a la edad requerida el infante por cualquier motivo acceda o no a la Escuela Vocacional de Arte pero tuvo una ganancia, una preparación previa.   Lo que se aprende a esas edades es algo que te marca. Es una persona que va a ser asiduo a una sala de concierto,  con una sensibilidad y noción cultural.

De esta primera etapa hay niños que alcanzaron pasar la etapa previa del violín de cartón, con habilidades del instrumento como el agarre del arco y una rutina básica con un violincito construido, y la apelación a  imágenes infantiles como un conejito, y otras dinámicas que trascienden el mero juego. Con ellos llegamos a una nueva etapa con nuevos retos.

En sentido general el proyecto tiene mucha salud a partir de los logros correspondientes y las expectativas que genera.

¿Existen perspectivas para la posible integración de esta metodología a la enseñanza artística cubana?

Comencemos por reconocer que lamentablemente el Suzuki es un método desconocido por el profesorado cubano.  Se le ve hasta con prejuicio por algunos, a causa de lo anterior. Hay quien lo asocia con juegos de niños y le restan credibilidad. La mayoría de los profesores del ámbito tradicional no lo ven como una posibilidad,  herramienta o camino hacia la música profesional.

foto cortesía de Yanilis Nuevo.

Considero que actualmente no se está preparado para asumir el método Suzuki en las escuelas de arte, porque no hay un referente todavía. Nosotros estamos llamados a ser el referente, con la capacidad que tengamos para demostrar sus aportes. No se trata de imposiciones. Si miramos la filosofía hay varios aspectos diametralmente opuestos a la enseñanza tradicional.

La enseñanza artística prevé formar a la vanguardia artística y se entiende por eso que quienes accedan deban ser los de mejores condiciones desde el inicio. En Suzuki todos los niños pueden. En las escuelas de arte hay un tiempo límite para el cumplimiento de los programas y con ello el pase de año y nivel, y quien no cumpla dicho estándar  abandona los estudios.

En Suzuki difiere la idea, ¿qué pasa si no llega? Al final lo que aporta a tu vida es mucho más. El método más bien  plantea que el niño debe ser feliz tocando la música. En lo tradicional no siempre se ve eso. Hay quienes sufren porque no llegan o logran en breve tiempo algún objetivo.

Fui educada en lo tradicional y aprendí mucho de mis profesores, a los que respeto y agradezco todo lo que sé. Estoy orgullosa, conocemos el nivel de los músicos cubanos, pero no me conformo.  

Qué hago yo, y opto por la responsabilidad de hablar por mí. Además del estudio del método Suzuki, me avezo en otras superaciones y métodos como el Dalcroze y el Kodály. Quisiera que mis colegas en Cuba los conozcan porque brindan herramientas novedosas para el trabajo con las individualidades de cada  niño.

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

Por ejemplo, coloco marcas en los diapasones a los estudiantes de primer año en el nivel elemental y llegan a la escuela y sitúan los dedos donde corresponde. Con asiduidad cito a los padres, ahora no por el tema de la covid, pero lo normal es que con los de primero y segundo tengamos clases en las que les muestro cómo tienen que estudiar con sus hijos en casa. Eso ofrece logros insospechados.  Y hablo de padres que no son músicos. Ellos indagan de cómo llegar a los diferentes procederes para hacerles de guía en el estudio y se notan los avances en los estudiantes hijos de madres y padres con profesiones ajenas a la música, tanto como en aquellos que tienen un progenitor músico o violinista. De esa manera aplico herramientas del método en mi clase de enseñanza artística.

En el método tradicional se comienza con sonidos un poco largos; sin embargo nuestro método enseña que el niño puede tocar con movimientos más rápidos y cortos, semicorcheas y corcheas, y ellos lo logran. Esa importancia a ambas manos los hace más atrevidos a la hora de comenzar. Eso lo aplico y me da resultado.

De manera general, lo que veo es la necesidad de abrir el panorama a conocimientos y a nuevas formas de transmitirlo. Así como la sociedad se abre a las tecnologías, nos tenemos que expandir a nuevos métodos de enseñanza. Sería bueno un entendimiento.

Por lo que nos compartes, el Proyecto se adscribe a los talleres de formación vocacional del Conservatorio Esteban Salas…

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

El CNART en su política 2017-2021 propuso que cada escuela desarrolle talleres vocacionales dirigidos a diferentes beneficiarios,  grupos de edades, comunidades  con el fin de aumentar la información cultural y los valores de la identidad cultural en la población. El Conservatorio Esteban Salas buscó alternativas entre los propios profesores. Nosotros en paralelo ya teníamos nuestro taller en Ducureaux y coincide con que  la ONG Camaquito nos da la noticia del financiamiento para la compra de instrumentos, violines pequeños para los integrantes del proyecto.  Camaquito es una ONG suiza que trabaja solamente con el estado cubano. Nuestro  proyecto fue aceptado por el Conservatorio como nuestra propuesta de taller vocacional. Así se legitimizó este empeño de colaboración internacional.   En noviembre de 2019 nos llega la primera donación de violines que es la que utilizan actualmente los niños. Como taller vocacional es la respuesta que la cátedra de cuerdas dio al Conservatorio como Institución de la enseñanza, con la aplicación de esta metodología para niños preescolares.

Son varias las familias santiagueras que a partir de la reciente graduación de la etapa Violín De Cartón se interesan por la matrícula de sus hijos en el Proyecto. ¿Tienen prevista alguna fecha para la siguiente hornada con niños principiantes?

Ahora mismo no prevemos ese momento. La razón es que somos pocas profesoras y es mucha la demanda. No es correcto comprometer la palabra porque no discriminamos entre los niños, para nosotros quien toque a la puerta tiene las mismas oportunidades que el otro. También trabajamos conforme a la cantidad de instrumentos que tenemos, y ya estamos al límite, aunque se espera que entre otra donación. Eso depende de posibilidades externas. Para el Suzuki en violín debemos esperar transcurra un ciclo de niños que lleguen a la edad límite que podemos tener.

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

La otra posibilidad es el aumento a otros instrumentos y eso espera a que pase la situación actual de la covid, que rompió algunos planes. Previmos la invitación de una profesora Suzuki de piano, porque tenemos profesores del instrumento con el interés e incluso ya con un núcleo de algunos niños pequeños para el comienzo. Esa y otras capacitaciones se realizarán en posteriores momentos.

Es un tema delicado, para ser profesor Suzuki se recibe una capacitación de su filosofía y herramientas técnicas. No se trata de apelar a cualquier profesor o violinista y asignarle un grupo de niños. Esto se estudia, implica una filosofía. El Suzuki va mucho más allá de tocar un repertorio. Cada una de esas primeras piezas tiene su objetivo para la mano izquierda y su objetivo para la derecha. Solo cuando el docente recibe la formación  se le considera un Suzuki.

Cuando escuchaba a otros profesores emitir juicios negativos del método como equivalencia a juego de niños me percato que no se dan cuenta que hablamos de infantes de dos, tres años, edad preescolar. El aprendizaje tiene particularidades y el juego cumple un rol principal. Los más pequeñitos por ejemplo no tienen la claridad de la repartición espacial. Incluso hay  diferencias notorias de un año a otro y buscamos las maneras de desarrollarles las habilidades. El método incluso se concibe para que el profesor hable lo menos posible, porque en estas edades tempranas cuando sucede lo contrario el pequeño se distrae. El niño aprende haciendo y a través de la imitación.

Después de cada curso tenemos intercambios con otros profesores a través de clases grabadas y en esa dinámica también crecemos. Lo que más nos señalan a las profesoras cubanas es que hablamos demasiado. La clase debe ir más a lo práctico, con el empleo de la imaginación que proviene del entorno infantil.

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

Coméntanos acerca de la proyección de Suzuki Camaquito en las redes sociales. ¿Por qué canales se puede acceder a sus informaciones?

Hasta el momento tenemos dos espacios en las redes, uno propio del proyecto, Suzuki Santiago Camaquito, donde brindamos informaciones y para los padres diversas enseñanzas como la importancia de educar al niño con el pensamiento de que sí puede alcanzar los objetivos. Compartimos además nuestros quehaceres pedagógicos y los resultados de nuestra labor cotidiana.

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

También está la página de Camaquito Español, en la que además de nosotros  aparecen  todos los proyectos que desarrolla la ONG con la infancia cubana. Existen en Camagüey, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba en expresiones como la danza, el teatro, deporte como el fútbol en los barrios, los hay de enfoque comunitario desde Casas de Cultura.

En ambos sitios se ofrecen guías sobre nuestras dinámicas.

Como dijera Shinichi Suzuki, Dos cosas necesita una semilla: tiempo y estímulo, esa es la guía de nuestro proyecto. 

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

foto cortesía de Jana Marieta Perdigon

 

Páginas de Facebook de los proyectos:

https://www.facebook.com/suzukisantiagocamaquito

https://www.facebook.com/camaquitoespanol



Antonio López: hechizo de canciones y ficción

Llegué a su nombre por la lectura de su primer título desde un estante en la otrora área de Investigación de la Música Pablo Hernández Balaguer. Tiempo después nos conocimos por mediación de otro gran amigo e intelectual cubano, Joaquín Borges-Triana. Preparábamos la edición correspondiente al 2010 del Festival de la Trova “Pepe Sánchez” y Joaco me sugirió invitarlo al espacio teórico. Aquella fue una celebración de las trascendentales, con sismo y réplicas incluidos. A los investigadores santiagueros, manzanilleros y de Guantánamo nos acompañaron estudiosos como el propio Joaquín, Alicia Valdés, Ana Casanova, Alain Gutiérrez, entonces fotógrafo del Centro Pablo, y él. Tuve el privilegio de compartir tanto los espacios académicos como los trovados almuerzos, conciertos, descargas nocturnas y hasta el viaje al Santuario del Cobre. A partir de entonces, Antonio López Sánchez se me hizo Tony, el amigo, periodista y escritor cuya obra creció a zonas y reconocimientos literarios, incluso insospechados por él.

Arribas a la Universidad en la carrera de Comunicación Social, la “trovadicción”, ¿antes o después?

La trova-dicción, y todo el resto de mi confesa melomanía, estuvieron casi desde siempre. Te hago una anécdota y creo que en buena medida sirve de referencia. De muy, muy pequeño, tal vez cuatro o cinco años, tenía una guitarrita de juguete y le hacía unos “recitales” a mi abuela (que encima decía que yo cantaba bien, nada como tener abuelita). El final de estas actuaciones, en la sala de mi casa, siempre era con Te doy una canción, de Silvio Rodríguez. Las canciones se quedaron a acompañarme, pero lo que sí no se cumplió del sueño fue la guitarra. Esa la cambié por las palabras en algún sitio del camino. De todas formas, tengo amigos músicos y trovadores muy generosos que, en descargas y hasta alguna que otra vez en escena, me acompañan con sus sonidos y me dejan “echar un par de temas” para matar el enano. Igual, aunque sea en manos de otros, la guitarra sigue conmigo.

Qué herramientas tomaste de tu disciplina para hacer de la trova más allá del disfrute, objeto de estudio.

El periodismo implica entrenar la capacidad de observación y afinar bien los canales propios de comunicación para trasmitir eso que observas. Un periodista es muchas veces un intermediario entre un hecho, sea una canción o una guerra, y un público que por tu trabajo descubre o hasta interpreta contigo este hecho. Eso conlleva una ética, un compromiso con la verdad y, aunque en muchos géneros periodísticos la opinión de un analista es importante, muchas veces hasta ese análisis incluye también ser lo más imparcial posible y dejar que las personas hagan su propia interpretación y no se queden con la de ese intermediario. Mi carrera me ayudó a escuchar mejor, a escudriñar detrás de una obra, de su autor, de los contextos e historias de ambos y luego a tratar de contárselo al resto, para que no se lo pierdan.

Estos acercamientos como oyente y joven investigador confluyeron en el ejercicio de tu tesis de grado dedicada a la Nueva Trova. Para la ocasión tuviste tutoría y tribunal de lujo. Rememoremos aquel momento.

Mi generación tuvo la fortuna de que todavía nos tocaron como profesores grandes “monstruos” de la academia y la enseñanza de este país. A pesar del durísimo periodo donde me tocó estudiar (del 93 al 98 del siglo pasado), la Universidad fue para mí un tránsito muy importante, placentero y formador. Mi carrera, la defensa de mis tesis, y, por supuesto, su hechura previa, me permitieron descubrir que yo era un periodista y que incluso podía hacer algo porque mi disfrute musical fuera también del prójimo. En predios más “universales”, podía aportar un grano de arena con mi trabajo para preservar y esclarecer en algo la riquísima historia trovera y cultural de este país.

Del lujo de la tutoría y de mis evaluadores, te lo resuelvo al modo deportivo. Aquí va este line up de cuartos bates. En el tribunal estaban los periodistas Juan Orlando Pérez, Manuel González Bello y Joaquín Borges Triana. El oponente fue Víctor Casaus. Mis tutoras fueron doña Miriam Rodríguez, que me enseñó a hacer entrevistas (algo de lo que hoy sigo aprendiendo), y Margarita Mateo Palmer, trovadora, profesora y escritora, que me mostró muchas puertas para entrar el mundo de la trova (y en las aulas, al de la literatura).

Como consultor de la teoría de la comunicación estaba don Rafael Rivera Gallardo, un gigante de la enseñanza de esa materia. Valga apuntar que Noel Nicola, además de concederme su entrevista, se tomó el trabajo de ir a la discusión y luego fue el principal gestor de la publicación de ese texto en Atril Ediciones Musicales. Desde entonces, por respeto y honra, trato de que la calificación que me otorgaron se mantenga en todo lo que escribo y hago.

Los resultados de aquella investigación vieron la luz en tu primer libro, La Canción de la Nueva Trova (2001). Del discurso académico a un lector general, ¿cómo se logra el traslado de lenguaje sin prescindir de elementos e ideas esenciales?

Como es obvio, el ejercicio académico de una tesis de grado implica el manejo y escritura de una serie de códigos y elementos de cierto calado y densidad, menos apto para grandes masas lectoras. Sin embargo, como siempre tuve claro que mi tesis era un escalón para llegar a eso que yo quería contarle al público, desde un inició asumí la claridad como territorio y no tuve que luego ponerme a “traducir” del lenguaje doctoral al castizo entendible. Huelga decir que ser directo y claro no eliminan ni el rigor y ni la valía y solidez de ningún argumento. Mi formación como Licenciado en Comunicación Social me permitía que, luego de sortear algunos pasos académicos imprescindibles y sí de mayor profundidad teórica, el producto definitivo casi llegara a los posibles lectores tal cual se había escrito. Además, Manuel González Bello apareció de nuevo en esta historia, se encargó de la edición del texto y así se desataron los últimos nudos ilegibles que pudieran haber quedado. La noticia sobre ese libro es que estamos en conversaciones con una editorial para volver a publicarlo, con nuevas entrevistas y páginas ampliadas. Las verdaderas investigaciones no acaban nunca.

¿Tu pasión por la trova y la experiencia periodística en la Editorial de la Mujer fueron la coalición perfecta para la fragua de Trovadoras?

A la Editorial de la Mujer debo mi acercamiento a un mundo fascinante y un saber muy útil como el de las teorías de género. Por supuesto, sin considerarme para nada un experto, pero algo se pega. Una vez empapado de este aprendizaje, el paso lógico siguiente era unirlo con mi tema habitual de investigación.

Te cuento que Trovadoras es un libro casi fortuito. Las entrevistas de esas páginas eran el complemento de dos investigaciones más amplias, una sobre un recorrido histórico por la participación femenina en la trova cubana y otra sobre la imagen de la mujer en las canciones de la Nueva Trova. Gracias a Aida Bahr, por entonces directora de la Editorial Oriente (y al maestro Eduardo Heras León, por un consejo inolvidable) Trovadoras pudo ver la luz. Te añado una noticia. El ensayo sobre la imagen de la mujer en los textos de la Nueva Trova debió aparecer publicado en esta Feria del Libro 2020, bajo los auspicios de la Editorial Capiro, en Santa Clara, en un libro titulado Convertida en canción. Esperemos que la pandemia nos permita hacerlo en la próxima edición.

 Sitios digitales como La Jiribilla observan el ejercicio de tu criterio, sobre todo en escritos del entorno musical cubano. ¿Dónde radica para ti el encanto de la escritura virtual?

Amiga mía, el encanto lo percibo en toda mi escritura, por el simple hecho de que disfruto, y hasta sufro, por completo todos los actos que implican pensarla y hacerla tangible. Amo escribir, qué decirte, sea cual sea el tema, género o soporte final que divulgará esas letras. Ahora bien, los predios virtuales son un canal más, que cada día gana mayor terreno y ofrece innúmeras posibilidades. Como periodista, con un pie en lo analógico y otro en lo digital, aprendí rápido a asimilar cada nuevo vehículo y a utilizarlo.

Los medios digitales tienen el valor agregado de que un trabajo puede ser leído por muchas personas, en muchas partes, con una velocidad y unas magnitudes que superan las del periódico mejor distribuido. Además de que, en el caso de algún viejo escrito, basta teclear en un motor de búsqueda y ahí está, sin ir a la biblioteca ni coger coriza en estantes empolvados. Por supuesto, nadie asuma que abogo por destruir bibliotecas o algo así. Algunas corizas se estornudan con sumo gusto si nos enseñan algo desde unas páginas reales. De todas formas, gran parte las memorias de estos tiempos ya habitan en las computadoras y ahí hay que estar también. Y sobre la música, al igual que con la escritura, hay placeres agregados en investigarla y contarla.

¿Cuándo descubriste a Tony el escritor de literatura de ficción? ¿Por qué la fantasía heroica y el terror?

cortesía del entrevistado

Eso también se lo debo de alguna manera a la Editorial de la Mujer. Mi primera novela, La guerreras de la luz, se publica en 2011 por esta editorial. Fue literalmente un descubrimiento porque lo que pensaba sería un texto breve, con una historia más o menos sencilla, se convirtió de pronto en una novela con todos los hierros. Agradezco ese volumen, lleno de primeras veces buenas y malas (todas sinceras y apasionadas, eso sí), por mostrarme caminos. Además, la sección de Literatura para niños y jóvenes de la Asociación de Escritores de la UNEAC tuvo la gentileza de concederle el Premio La Rosa Blanca 2012 al mejor texto. Además, me acercó al público.

No soy para nada famoso, pero que un par de lectores te reconozcan y agradezcan en una Feria del Libro es un premio estupendo. No saben ellos que uno lo agradece el doble, pues pocas veces un escritor conoce a sus destinatarios. Luego de esa experiencia, empezaron a llegar ideas y así nacieron las tres novelas siguientes.

 Me gustan mucho las posibilidades de esos géneros fantásticos, además de que siempre he sido un admirador de ese tipo de historias. El horror llegó ahora, con Grimorium, para regresar al catálogo de la Editorial Oriente y sé que ha funcionado para el público. Debo decirte que mi obra de fantasía es la más visible, por ser la más publicada hasta el momento. Pero en mi disco duro, además de un par de libros de literatura infantil, con fantasía también (y hasta su poquito de horror en clave más ligera), hay dos libros de cuentos y otra novela, todos de puro realismo. Hay además otro par de volúmenes, una noveleta fantástica y una historia corta, que deben salir pronto en predios digitales. Sólo que, supongo le pase a otros escritores, escribo más rápido de lo que publico. Eso, para no contarte las páginas que tengo en mi cabeza, esperando nacimiento.

Reinciden en algunos de tus títulos la figura de la heroína, protagonizada por guerreras que luchan contra espíritus del mal encarnados por personajes masculinos. ¿Hay una intención feminista en tu literatura?

No sé si lo logro, pero sí hay una intención feminista. Quizás menos explícita, sin banderas alzadas y con posibles errores, pero tangible y pensada. Por motivos literarios, y vitales, meterse bajo la piel de una mujer, una maga o una guerrera; el intentar descubrir cómo piensa o por qué actúa de cierto modo un personaje femenino, es un ejercicio retador y muy complejo. Un reto, incluso, siendo uno mismo el que las inventa, porque respetar y hacer creíble ese personaje y a sus actos, va incluido en el paquete de lograr que sirva para algo. Además, me gusta que esa suerte de sello propio aparezca en mis textos.

De hecho, en mis obras inéditas también hay muchas protagonistas femeninas. Desde mujeres que defienden sus amores, cabezazos y decisiones vitales, no sin sufrimientos y precios, hasta varitas mágicas y muñecas que también empuñan espadas, combaten a los malos y rescatan ellas mismas a sus galanes. Creo que cualquier aporte que se haga en la lucha por igualar las oportunidades y derechos de mujeres y hombres, y de paso borrar discriminaciones, prejuicios y límites, hará mejor a la sociedad toda.

En fechas recientes has compartido desde tu perfil de Facebook varias series de lo que titulas De–Cimitas. ¿Es un proyecto que trascenderá las demarcaciones de la llamada cuarentena?

Como muchos de los que escriben, profesionalmente o no, también yo empecé haciendo poesía. Todavía algunos amigos recuerdan mis incursiones como poeta en escenarios y peñas de la Universidad, junto a trovadores y humoristas. Por supuesto, aunque menos, todavía escribo poemas. Las De–Cimitas nacieron antes de la llegada de la pandemia. Fue una idea, con la mera pretensión de un divertimento para compartir a los amigos, que me permitió unir dos de mis pasiones, la fotografía y la escritura. Siempre digo que no soy fotógrafo: yo hago fotos, que no es lo mismo. Sólo que esas imágenes, un poco aleatorias, de temas que me saltaban a la vista, no tenían ropajes adecuados para ser publicadas. Casarlas con una décima fue la solución. Así nació la sección, con carácter semanal en mi muro de Facebook.

Sin embargo, con los encierros de las dos cuarentenas en La Habana, cometí la locura de publicarlas en series, de modo diario. Ahí empezó a crecer la bola y pedí colaboración a varios amigos, estos sí, diseñadores, fotógrafos (y fotógrafas), ilustradores y hasta músicos, y terminó saliendo un trabajo interesante y que varias personas me han dicho que disfrutan mucho. Agradezco, además, que me dio la oportunidad de unir mis textos con imágenes de profesionales geniales a quienes quiero, admiro y respeto mucho.

Romperse la cabeza, buscar ideas, tratar de no repetirse aunque los temas sean semejantes y estar a la altura de los dos o tres “bárbaros” con los que hice alianza, son ejercicios muy satisfactorios. Por otro lado, me hizo ganar nuevas amistades y, para mí y quizás para quienes las leyeron, hizo más llevaderas las duras circunstancias que se han vivido este año 2020. Por motivos personales actuales he dejado de publicarlas un tiempo. De hecho, la idea original era hacer la sección sólo por un año. No obstante, pronto debo volver al ruedo y ya estoy pensando cómo estirarlas un poco más.

Al final, pienso que sí, ojalá eso se pudiera reunir y publicar, creo que lo merece, pero no es algo que dependa de mis posibilidades. Hay un par de ideas para tratar de lograr esto, pero todas muy verdes todavía. Más que mis versos, creo que hay dibujos, fotos, intenciones y mensajes que no debieran quedar colgados sólo en Facebook y debieran reunirse. Ofrecerles vida como conjunto podría resultar en un producto interesante y apreciado por muchas personas.

¿Qué propósitos te ocupan en la actualidad?

Escribir y, sobre todo, publicar. Además de mantener mis secciones de colaboración periodística con diversos sitios, en Cubaliteraria, en En Vivo, en las revistas Cartelera, y Palabra Nueva, entre otros, tengo mucho trabajo literario por redondear. Entre novelas, libros de cuentos y otras ideas, al menos tengo tres o cuatro proyectos a medio escribir, sin contarte los que tengo en la cabeza. En predios fuera de las páginas escritas, pues vivir, amar, descubrir, escuchar más música y leer más. Al fin y al cabo, luego las páginas escritas se alimentan de todo eso.



Sonia García, polifonía de vida

Tiene una apariencia menuda y sosiego en lo que hace. La distingue la mesura en su sonrisa y una modestia que con todo el esfuerzo por pasar desapercibida, desborda su virtud. Quien la ve sin conocerle no imagina cuánta prisa y faena lleva cada una de sus jornadas. Sonia Ivette García Colombat es una mujer que va entre el Orfeón Santiago, la academia, el toque de congas desde la ciencia musical, a la agrupación vocal que le acoge.

La admiro en grado sumo desde hace años, me precio de nuestra lindad amistad profesional. Incluso celebramos la coincidencia de idéntico día de septiembre para contar nacimientos. Esta entrevista es el pretexto que trasciende el diálogo de trabajo para hacerse disfrute.

Acordamos vernos tras la conclusión del ensayo del Orfeón pero imposible sustraerme al deleite. Llegué con el tiempo suficiente como para la apreciación de un concierto en familia.

Egresas del Conservatorio Esteban Salas en la carrera de Dirección Coral, y más adelante, en el 2013, del ISA como musicóloga. De una especialidad a la otra, ¿por qué?

Me gradúo de dirección coral en 2001 en el Conservatorio Esteban Salas. Mis inicios fueron con el estudio del piano básico en la escuela Lauro Fuentes, luego opté por la Dirección Coral porque definitivamente me fue mejor que lo que hubiese sido como pianista (risas). Igual me ayudó mucho el piano pues para la carrera de Dirección hay que tocarlo muy bien y reproducir las obras que se cantan a cuatro voces. Tuve muy buenos profesores.

Cuando egreso, comienzo a trabajar en la Escuela Vocacional de Arte, y confieso que pensé en la carrera de musicología por embullo. Yilian Matos, colega de estudio y entonces de labores en la Vocacional de Arte, manifestó la intención de entrar al ISA por curso dirigido y me invitó a acompañarla. Para la fecha no tenía un conocimiento vasto de lo que aborda la musicología. Decidí hacer las pruebas, nos preparamos en La Habana con la profesora Yanela Pérez Cuza, procedente también de Santiago de Cuba.

Me hubiese gustado el curso del nivel superior en la dirección coral, pero presentamos situaciones con algunas asignaturas, en ocasiones no tenemos muy buenas referencias en las cuestiones metodológicas por lo que era difícil el acceso. Aunque existen las alternativas de carreras sociales y humanísticas en la Universidad, aposté por la ciencia de la música porque tenía el interés en la realización de una disciplina universitaria dentro del universo musical. Me atrajo además la posibilidad de estudiar en La Habana por el hecho de que ya se tenía mayor acceso a la tecnología y a las informaciones actualizadas; el claustro de profesores constituye un referente. De tan solo 11 plazas y para felicidad nuestra fuimos aceptadas.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Entre quienes contribuyó a que me enamorara de la carrera estuvo el profesor Lino Arturo Neira Betancourt. Maestro en la percusión con un doctorado por trabajos realizados con la música abakuá, me abrió al mundo de la cultura en Santiago de Cuba, mucho más de lo que yo conocía. Me instó a la indagación sobre las congas: allá ustedes siempre hablan de la trova y los coros pero tienen una riqueza cultural que no se ha investigado. Y es cierto que Santiago es una ciudad con valores  folklóricos pero no abundan las investigaciones de este corte. Se constituyen vivencias culturales cuyos estudios no resultan frecuentes.   

En mí influyó la pasión de Lino Neira al momento de impartir sus clases. Nos enseñó una metodología a la que introdujo aportes. Realizó investigaciones de campo con equipos  de trabajo conformados por personas de diversos saberes con lo que garantizaba la transdiciplinariedad de los resultados.

En el Instituto además aprendí de otras asignaturas de la mano de grandes profesores y una información al día. Eso junto a una buena biblioteca que disfrutaba muchísimo. Saberes como la Historia de la Música y la Armonía se estudiaron con mayor profundidad.

Cuéntanos acerca del tema con el que defendiste tu tesis de grado, el cual presentaste en eventos de la música en aquel periodo.

Comencé las indagaciones desde primer año alrededor de las congas.

En un inicio quise abordar aspectos en relación con el Orfeón y la personalidad musical de Electo Silva pues ya me hallaba en el coro. Ya esta figura la había investigado la musicóloga Iránea Silva, una parte de su quehacer; pero se mostraba carente la exploración acerca de la música inédita del maestro. Electo tenía reservas al respecto y no daba accesos a su documentación, para él  constituía un bien muy personal. Con Electo los ensayos y conversaciones eran momentos para el aprendizaje, pero para la investigación  sobre su obra se requería de ser algo más persuasivo.

Yo traía latente la seducción por las congas sobre todo por lo inédito del tópico. El maestro Lino Neira invitó a todas las muchachas del año a trabajar con las raíces de sus provincias. En mi caso esa indagación respondió al tema de mi tesis.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

En Santiago hay varias congas, se hizo necesario identificar un estilo único en todas aunque cada una presenta su forma de ejecución. Apliqué un cuestionario para determinar cuál era la de mayor popularidad, lo que no cuestiona la calidad del toque entre unas y otras. Comienzo la labor con la conga de Los Hoyos, siempre se afirma que tiene un estilo único, y me interesó la indagación desde la ciencia de la música. La tesis estuvo dedicada a la identificación y caracterización del toque de esta agrupación, porque  la conga siempre implica otras cuestiones.

Se inició la convivencia con la agrupación. Imagínate yo… que las personas me ven y dicen esta muchacha tan delicada… y siempre gusté de la conga. Yo no era de arrollar pero lo disfruto y llevo en sangre aunque no lo exteriorizara. Mi mamá si es fanática, de las que se metía. También admiro la rumba, por la riqueza rítmica de esos géneros.

La convivencia con los integrantes de Los Hoyos era otro tema, que va más allá del concepto musical a las interacciones que generan las prácticas cotidianas, el entorno, la comunidad, que se congenian para llegar a una caracterización de lo musical y extramusical, y esas herramientas las adquirí en el ISA.

Realicé el trabajo de campo, de convivencia, de visitar sus casas, de terminar los ensayos y si se iban a una esquina a compartir me iba con ellos, porque estaba urgida de llegar a su entorno familiar. Al principio me veían de manera extraña y hasta pensaban traía algún interés comercial. Usualmente las congas son investigadas por personas procedentes de otros países, y en muchos casos les reporta un beneficio económico, pues además de ser expresión del patrimonio cubano, la otra lectura es la de “postal”.

Una vez que se creó un clímax de confianza, ellos entendieron de qué iba la tesis, y fueron muy amables. Tuve que realizar transcripciones y cada integrante utilizó su tiempo en favor de esa cuestión. Luego de ensayos o presentaciones se quedaban para tocar cada uno de los instrumentos. Conservo eso con mucho amor y bajo siete llaves en varios almacenes digitales.

Quisiera socializar esos resultados en posteriores eventos y publicaciones pues si en ese momento lo hice, aún aspiro a una mayor inserción.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Como musicóloga has colaborado en el desarrollo de temas relacionados con géneros y figuras de la música cubana en los medios de comunicación de la provincia y nacionales. ¿Consideras que el criterio especializado de los musicólogos debería crecer en estos y otros espacios?

Pienso que sí. Sobre todo desde una perspectiva educativa. El musicólogo tiene  vías que, muy académicas o no, tiene la facultad de llegar a todo tipo de público. Existe una creencia de que un especialista del ramo solo emplea palabras enrevesadas. Traigo el ejemplo de la reciente edición del Guzmán, Yanela Pérez Cuza integró el jurado y tuvo una voz importante, sus criterios eran entendibles, sin la necesidad de apelar a valoraciones rebuscadas, siempre evaluó las presentaciones de cada participante con el consecuente cuidado de la imagen de la persona. Apeló a un lenguaje ameno y coloquial, a la vez que implicaba los tecnicismos, una forma muy sutil que caló en la teleaudiencia.

El musicólogo tiene la posibilidad con sus juicios de educar al espectador. Y hace falta no solamente para el público, también para las instituciones que decisión con la música y la cultura.

 A veces hay conceptos respecto al funcionamiento de las instituciones de la cultura y las políticas musicales. Al musicólogo le resulta inherente el cómo la música puede adecuarse a los espacios, incluso la cuestión de la afluencia de público  al lugar en sí, y hasta la comercialización de un  producto cultural. La ciencia va más allá de la crítica o la investigación sobre cuestiones técnicas de la música. Es una disciplina que integra varias aristas como la organografía, la praxis musical, crítica, comercialización de un producto musical, fonografía, y abarca los conceptos para la producción de un disco o la de un espectáculo musical.

Entonces, por nuestra conversación me atrevo a especular que en la práctica, al menos en lo local, la disciplina permanece subvalorada, se ignoran los aportes de la ciencia.

Hace pocos días participé del consejo técnico de la Empresa de la Música y la directora me decía que nosotros podemos ayudar a los administrativos y a los trabajadores con clases y dinámicas acerca de la historia de la música, porque ellos trabajan con quienes la hacemos y con los públicos que asisten a las diversas instituciones y espacios. Urge, por ejemplo, el conocimiento acerca de para qué públicos se presenta el músico; qué géneros se acoplan a cada espacio.  Incluso el conocimiento debe llegar hasta el que labora con los recursos humanos. Y luego la crítica es importante porque ayuda a perfilar lo que se consume musicalmente y además educa a las audiencias.

¿Y de regreso a tu caso particular y las colaboraciones con algunos medios de comunicación…?

En 2008 participé en el programa Dando la nota del Telecentro santiaguero, se trasmitió durante el verano de aquel año. Iránea Silva estuvo a cargo del desarrollo de las temáticas musicales y ante la imposibilidad de continuar sugirió que yo lo hiciera. Ahí elaboraba una nota acerca del tema, ya de un género, formato, espectáculos o figuras. Resultó algo muy novedoso para mí  pues por ejemplo cuando estudias no se profundiza en aspectos como el espectáculo o la música electrónica. Son temáticas que para la academia no ocupan un lugar significativo en los programas de estudio. Abordé entre otras, temáticas como la música electrónica, el cabaret, que implican cuestiones artísticas que trascienden lo musical.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

También comento que en Santiago no tenemos muchos musicólogos. Se da el caso de que a veces disminuye el interés en las cuestiones investigativas porque requiere tiempo, consagración y luego está la cuestión económica que a veces no acompaña  el proceso. Te involucras en otros proyectos que no dejan oportunidad a la investigación. Esta labor requiere de paz, consagración, equipamiento tecnológico de los que a veces se carece. Una cuestión preocupante que merma el desarrollo musicológico al menos en nuestro entorno, es la carencia de espacios y eventos teóricos en los que se posibilite la socialización de los procesos. Con anterioridad, Maritza Puig tenía el coloquio Pablo Hernández Balaguer, y teníamos ese incentivo para la acometida de investigaciones y presentar resultados en ese momento. Sí se mantiene el espacio teórico de la Trova.

En la edición del Festival de la Trova Pepe Sánchez correspondiente al 2019, tuvimos la oportunidad de asistir en el espacio teórico a tu conferencia ilustrada acerca de la presencia trovadoresca en el repertorio del Orfeón Santiago. Por favor, comparte con los lectores las motivaciones de esta incursión.

Bien, antes de esta conferencia, ya tuve una participación anterior. Fue cuando se celebró los 90 años de la Estudiantina Invasora. Me solicitaron que impartiera la temática pues se trata de la estudiantina más longeva en activo que existe en el país, y se aprovechó aquella edición para realizarle un homenaje. Así que me fui a recolectar datos, entrevistas, pues yo misma desconocía varios aspectos. Los músicos me colaboraron en grado sumo con tal de que se reconociera y diera valor a la agrupación. Para entonces realizamos una especie de conferencia ilustrada en el Museo de la Música Pablo Hernández Balaguer. Abordamos la historia de la formación, su importancia y aportes para la cultura de Santiago de Cuba. Resultó una vez más algo de valía pues tampoco guardaba relación con lo que había estudiado hasta ese momento. El formato es típico, importante dentro de la música cubana.

Entonces llega la pasada edición del Festival de la Trova y el espacio teórico con Yorisel, ella es una persona muyyyyy persuasiva (risas). Me convenció de realizar una presentación teórico-musical con el Orfeón. A partir del repertorio del coro nos propusimos un recorrido por la presencia trovadoresca en la música coral, y cómo evoluciona el proceso de composición y arreglo de la música trovadoresca hacia la coral. Me atrajo la idea y otra vez abordé una temática inédita. No teníamos mucho tiempo por lo que es una investigación que podemos enriquecer.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Analicé e ilustramos con las ejemplificaciones del coro cómo se comportan los arreglos en cada etapa, los compositores que se avezan en la música trovadoresca, tanto los de hace años como los contemporáneos. Focalizamos la labor de Electo Silva, quien fue uno de los primeros en realizar arreglos ya con una connotación puramente cubana. En su estilo resultan significativos además de los ritmos, el que se reproduzca la sonoridad de las agrupaciones trovadorescas, las emisiones de guitarra, bajo, y otros instrumentos en traslado a la música coral a través de cada una de las cuerdas. Es decir el bajo vocal asume el bajo de la música tradicional, el tenor recrea en un pasaje lo que es de la guitarra, asimismo las contraltos, y la melodía la lleva la soprano, ese sello es de Electo.

De música trovadoresca ya existían muchos arreglos pero cuando los escuchas no percibes el estilo de la trova, solamente una melodía que te remite a la obra en cuestión.

Desde muy joven integras como cantora el emblemático Orfeón Santiago. ¿Qué significación representa en tu formación profesional?

Fui integrante de todos los coros de esta ciudad. Recién graduada en 2001 comencé en el Madrigalista en la etapa en que Reinier Silegas era el director; luego, alrededor del 2008 pasé a integrar la Camerata Música Áurea con Delvis Sánchez; y unos cinco años más tarde vengo para el Orfeón Santiago a solicitud de Daria Abreu. Cuando llego al Orfeón Santiago ya Electo no tenía una presencia física diaria, estable, porque era muy mayor. Venía unas dos veces por semana, hacía años Daria estaba al frente y él llegaba a supervisar el montaje de las obras. En ocasiones Daria iba al ISA en La Habana y me dejaba al frente del coro y Electo podía llegar en cualquier momento.

Imagínalo ya con sus achaques, realmente resultaba difícil, un reto los ensayos cuando él se encontraba. Pero con su presencia mucho aprendí, era buen conversador, a veces lo llamaba a su casa. El maestro poseía una vasta cultura. Yo me fijé en el sonido que se empeñó mantuviera el coro. Asimismo adquirí experiencia a través de Daria porque Electo fue el típico pedagogo que forma discípulos, la palabra del maestro hacia el alumno, que implica varias esencias. Y Daria fue una de ellas. Además crecí y gané seguridad a través de los cantores; comencé y había integrantes de cuando el coro trabajaba a pleno con Electo, y ellos me enseñaron también. En las ocasiones en que tenía que estar frente a la agrupación tuve que aprender hasta que se lograse el sonido del Orfeón, que lleva una forma en particular, que Electo acuñó.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Pertenecer al Orfeón Santiago tiene la significación que implica el tratarse de una agrupación emblemática desde el surgimiento, no solo por el coro sino por la figura del maestro, y los aportes a la música coral cubana. Electo, con todos los arreglos que hizo le imprimió una técnica vocal única al Orfeón, que de alguna forma supo impregnar en sus estudiantes. De esa escuela son fruto Magalys Sánchez, Delvis Sánchez, actuales directoras del Coro Madrigalista y el Vocal Música Áurea; ellas fueron alumnas del maestro e integrantes del Orfeón Santiago. Siempre hay algo que aúna el sonido coral de Santiago de Cuba. Cada una le hace su aporte, tiene que ver con su época.

Desde hace algún tiempo asumes la dirección en funciones de la formación coral. ¿Qué retos implica mantener el legado que acuñó Electo Silva y la continuidad de Daria Abreu?

En lo personal, es de consagración y sacrificio, se me hace corto el tiempo y tengo que estudiar muchísimo. El repertorio del Orfeón hoy asume complicaciones técnicas. En los inicios era un coro de aficionados, Electo enseñó a los cantores obras sencillas o polifonías para empastar, luego el coro evolucionó en sonoridad y repertorio. Requiere de preparación a un alto nivel porque las personas siempre tienen una expectativa de la agrupación. Daria tiene una personalidad fuerte, que impone disciplina y rigor en tantos años que ya lleva frente al Orfeón. En mi caso no tengo el carácter de líder, tuve que reconstruirme, reinventarme como una actriz, y eso sacó de mí algo que agradezco, una fortaleza antes desconocida, y sobre todo la madurez.

Yo había dirigido coros en el Conservatorio pero esas formaciones juveniles responden a otras dinámicas. Cuando dices Orfeón, las personas siempre esperan algo grandioso, y mantener ese nivel tanto en el público como en los cantores fue muy difícil. El reto era casi sobrenatural y lo he logrado, también se debe a que no me gusta quedar mal. Busco que en los lugares donde esté las cosas queden con calidad, y si me comprometo tiene que funcionar, si no más nunca lo hago.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Ha sido un desafío incluso con el repertorio, y la preservación del sonido del Orfeón que fíjate, a Daria le costó y tuvo sus detractores, porque Electo evidentemente tenía un sonido y ella también tiene su idea del mismo a partir de sus conocimientos. Incluso la captación al coro cambia, antes el maestro escogía un determinado sonido de soprano, a veces en este momento se trabaja con lo que nos llegue, pues también disminuye el interés en personas con cualidades para formar parte de un coro. En ocasiones escogemos un cantor y debemos obrar con insistencia hasta que se alcanza el objetivo, eso implica que el sonido cambie.

Además, están las individualidades de cada director. Daria abordó un sonido; en mi caso trato de mantenerlo, porque aunque estoy al frente, ella sigue siendo la maestra del coro. También le pongo un poco de lo mío (sonrisas), pues eso está presente. Por supuesto, Daria me da libertades para la selección del repertorio. Se aproxima el sesenta aniversario del Orfeón, el 15 de Noviembre, y entre las dos hemos conformado el programa. Ella quería estar pero no será posible. El propósito es presentar un digno concierto en celebración a esta fecha.

A las anteriores realizaciones  profesionales, integras además tu desempeño en la agrupación Vocal Adalias. Coméntame sobre tu rol en esta formación que a los años de experiencia suma un atractivo repertorio, distinción en los arreglos de voces y coreografías.

Vocal Adalias lo formamos profesoras de la Escuela Vocacional de Arte, en aquel momento todas las integrantes laborábamos allá. En los inicios fue un sexteto, comenzó en 2001. No estuve en el primer año, entré después. Eran muchachas formadas como teóricas de la música, Yurka, Yanet Fernández, Rayzaris como directora… luego sale una de las integrantes, Ileana García, y nos quedamos como quinteto vocal.

Esta ha sido otra gran experiencia, pues desarrolla mi faceta como solista, me ayuda en el logro de la independencia escénica. Cuando cantas en coros te atas al de al lado, tratando de buscar empaste; en el grupo vocal también se empasta pero tienes que estar muy seguro porque son cinco voces diferentes y luego tienes partes solas. En los coros casi nunca hice solos porque como era muy tímida mi proyección no resultaba abundante. Con Adalias sí lo desarrollo con frecuencia.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

Con la agrupación vocal se hace un repertorio diferente al coro. El segundo es más académico, con obras con arreglos intensos. La música vocal puede llevar arreglos difíciles pero es más popular, en este caso, porque hay otras formaciones que sí abordan lo que es la música antigua por ejemplo, u otros géneros. Vocal Adalias asume la música popular de cualquier país. Nos enfocamos en la música cubana y como una zona de ésta es tan bailable, integramos las coreografías para hacer de las presentaciones algo más atractivo.

Con el quinteto vocal gano la experiencia de cantar y bailar, y una vez en el escenario se integran varios elementos como la expresión corporal y emisión vocal. Es difícil hacer voces y llevar el baile, las líneas melódicas son muy complicadas, y a eso se añade el tocar un instrumento de percusión menor. Todo eso me enriquece y lo traslado al trabajo coral. En las agrupaciones vocales, por ejemplo, se acude con frecuencia a las onomatopeyas, y eso lo hacemos en lo coral,  donde es complejo llevar tantas voces a este recurso con contratiempos, y he aprendido estrategias en la música vocal que aplico a la coral.

Gracias a la agrupación vocal también he conocido otros espacios, festivales, eventos en distintos países, ritmos y músicas foráneas.

¿Cómo resulta la convivencia interior entre la musicóloga, directora del Coro y la integrante de Vocal Adalias? ¿Se entrecruzan uno y otro rol?

Como te dije, todo se involucra y contribuye. Por ejemplo, en el Orfeón cuando vamos a ver un repertorio investigo la obra que se abordará, mucho más si son obras descontextualizadas, es decir, periodos o estilos lejanos en el tiempo. Se investiga de esa pieza como se hacía, cantaba, qué se propuso el compositor con ella; de ahí se comparte con los cantores antes de la interpretación el por qué las características y su significación. Entraña un previo trabajo de indagación, eso me lo aporta la musicología con sus herramientas y sus técnicas, y así mismo se lo explico a los cantores, con la posibilidad de que se sumerjan en el mundo de la pieza. La musicología está en todo, incluso en lo extramusical.

A lo mejor fue de casualidad pero todo lo que estudié, la musicología, la Dirección y hasta el piano me contribuyen inmensamente. Gracias al piano veo mi desarrollo en todo. Hay obras de la dirección coral que casi son obras pianísticas y tienes que tocársela al coro con todas las voces. Mis estudios se imbrican.

tomada del perfil de facebook de sonia garcía

¿Cuáles son los sueños y expectativas profesionales de Sonia?

Me gustaría realizar una investigación con todo el rigor que lleva, ir mucho más allá de lo que hice para la tesis del ISA, de las congas, no solamente de una sola sino de todas las que existen en la ciudad. Quiero dar mi contribución  al valor de estas agrupaciones, más allá del gozo y del momento en que salen a las calles, que cuenten con el aprecio de la mayoría, hasta de quien  no le gusta, a lo mejor no se involucra pero llega al conocimiento de la trascendencia cultural, el entendimiento de que esa expresión es identitaria del cubano.

Aspiro a conciertos de relevancia con ambas agrupaciones. Quisiera se obre la realización de grabaciones de valía, patentadas por un sello, porque el acceso a los estudios de grabaciones todavía se torna difícil, eso es un sueño.

Quiero y veo mi permanencia dentro del sector de la música y que algún día lo que hago tenga valor para alguien. (risas)



Tahimí Cugat: la disección del alma (+Fotos)

Espejismos del ser

A Tahimí Cugat Estévez la veo desde hace años en sus idas y vueltas con su instrumento musical a cuestas; sin embargo, confieso que lo que me animó a esta entrevista fue el descubrimiento de su obra como artista de la plástica. Hace meses la observo, hasta que de pronto experimenté la abstracción que nos produce el arte, al punto de hacernos parte de ella.

La tomé por asalto al chat y aunque es persona dada a la introspección enseguida accedió.

cortesía de la artista

La obra de Tahimí se adentra en un universo personal que resulta compartido, de lo individual a lo social. En ella se focaliza el sujeto femenino y más allá las esencias humanas en las interacciones del yo con el entorno en cuestión. La representación del cuerpo trasciende la piel para ungir la desnudez del pensamiento, los sentimientos, las tristezas, agonías, conflictos y diversos estados del ser que en imágenes plantean un diálogo cuestionador, incisivo.

En su hecho pictórico hay prevalencia del expresionismo que le viene de la conexión con la obra de un Munch o Picasso, a ratos se hibrida de acercamientos fovistas y hasta surrealistas en formas, atmósferas y colores. Tales reinterpretaciones a partir de la emergencia de su voz hablan del medio comunicativo que encuentra la autora para entregarnos la idea desgarrada ante las situaciones que captan sus piezas. Ausencia, partidas, reencuentros, anhelos, soledades, liberación, crecimiento e incluso la alegría son algunas de las temáticas recurrentes en el discurso pictórico de Tahimí, en el que también aflora el erotismo. Aunque en temas como el abrazo de pareja se revele angustia, preocupación y el rostro de ella se oculta en la figura varonil, a pesar del dolor que se expresa hay una sensualidad que envuelve el instante.

cortesía de la artista

Para el dossier de la exposición La disección del alma la artista compartió:

Trabajo directamente con las emociones y sobre todo con las mías propias. Canalizo mis sentimientos en obras donde se observe latente el dolor, la tristeza o la alegría que siento; sin dejar de soñar y de creerme que así también afecte a todos. Pinto con mis azules la soledad y el abandono; así como también en algunos de mis retratos la mujer se muestra deforme a consecuencia del parto y todos los cambios físicos que trae consigo la maternidad.

En algunas piezas empleo colores cálidos como expresión de cariño y amor entre los miembros de la familia y las figuras se abrazan y se tocan constantemente; la idea de la unión familiar y el anhelo por la felicidad se convierten en un motivo que se repite una y otra vez, como si llevándolo al lienzo lograra convertirlo en realidad.

cortesía de la artista

La creación plástica de Cugat remite a varias exposiciones colectivas en galerías de la santiaguera ciudad, así como la participación en Salones Provinciales, el Salón Internacional 2015 Caribe, dedicado a los 500 años de la villa de Santiago de Cuba. En algunos de estos certámenes ha resultado premiada.

Con Génesis, 2014, en la Galería El Zaguán, inaugura la ruta de sus exposiciones personales. Cuatro años después la Galería Arte Soy la recibe con la exhibición de Redención. De La disección del alma, con la curaduría de María del Carmen Tamayo, se insertarán varias piezas en la próxima muestra de la autora. La propia curadora afirma:

Las féminas de Tahimí no son representaciones idealizadas. No existen construcciones. Estas mujeres son recreadas en diferentes escenarios y, desde allí, evolucionan. En la medida de su progreso se reconocen a sí mismas como lo que son, dejando fuera todo “complejo de castración”, aspecto que puede ser autorreferencial. Cuando la figura masculina desaparece comienza esa búsqueda en lo más profundo de su ser. Se arrancan la máscara de la “feminidad”, y con ella, la actuación, la mímica, la mascarada de un “ser-mujer” ficticio. No hay capas decorativas para ocultar la verdadera identidad.

A la revisión del catálogo de La disección… resultó inevitable la toma de apuntes en torno a algunas obras.  La maternidad llega en canto sublime en piezas como Amor incondicional e Inocencia. La lactancia materna, capta ese tiempo de unión “umbilical” entre el sujeto madre y su descendencia. La figura materna aparece en la desnudez del cuerpo y el espíritu, al igual que la criatura.

cortesía de la artista

No veo, no oigo, no hablo, ¡no siento! resulta una pieza colmada de símbolos: la pareja se sitúa frente al espectador de la obra como si aguardase sentencia de nuestra apreciación. Una tercera figura, en este caso mujer, rodea a la pareja y al borde hay armas que apuñalan un lienzo azul, la desilusión.

En Impotencia 1 la figura femenina yace en el suelo, sujeta a las ataduras y de espaldas al espectador. Su silueta se observa lánguida y con heridas, el puñal con las marcas de la incisión se evidencia  en la parte posterior a los pies del contorno femenino. Otra vez la mujer se representa al desnudo, mas no es su erotismo lo que se destaca sino su dolor.

Ella cabizbaja se muestra en Impotencia II al intento por alcanzar el caballete aun con las manos en impedimento. Su cuerpo muestra el desgaste y las estrías del cuerpo, ¿y el alma?

Muñecas (Danza) manifiesta una intensidad fovista. La figura masculina, vestida y de frente al espectador acoge a una silueta femenina de gris contraste. Ella permanece al descubierto y de espaldas a nosotros, quizás al mundo. La cabeza de ella es una pieza ausente como si penetrara en una porción oscura del universo simbólico de la obra.

Hay piezas como Muñecas 2 en que el ser femenino se muestra decapitado, lo mismo que objeto del deseo. Sin embargo llega el momento en que esta mujer regresa su rostro al espectador aun cuando permanezca la sensación de angustia, es el caso de Meditación, cuyo entorno se asume fovista-surrealista.

cortesía de la artista

En Muñecas (Retrato) la figura femenina aparece sentada frente a una mesa circular, ocupa toda la focalización de la obra, su tratamiento es desde la melancolía y el azul grisáceo expresionista picassiano. Su mirada connota meditación y sus manos permanecen rodeadas por una cuerda. Es de las pocas piezas donde la figura humana se representa con vestuario. Hay un contraste entre el expresionismo azul gris de la figura central y el fondo rojo muy a lo fovista.

La Partida ofrece el clímax arremolinado, líneas ondulantes en comunicación de la  ruptura familiar.

Tahimí además apuesta por Descubrir las máscaras del alma. En consecuencia Muñecas (Liberación) representa a la mujer que se retira la máscara, va en marcha y alza el rostro y la mirada, aparece una expresión de sonrisa y complacencia. Ella se representa con un rojo y en su nariz se cita el verde de Henry Matisse en La mujer de la raya verde, aunque las expresiones entre una y otra dama son totalmente contrapuestas.

Miserere I y II al igual que Reencuentro reiteran el motivo del abrazo: mujer y entorno familiar en sentimientos de acogida y preocupación entre la calidez de los colores.

Su obra toda, la convergencia entre tonos, matices, trazos, sonidos, timbres, incluso silencios, el encuentro con la artista en su pluralidad creativa se constituye motivo.

cortesía de la artista

La conversación: entre el WhatsApp y el Café

Café La EGREM, Calle Enramadas; la arteria es convulsa. Optamos por compartir sobre las 11.00 a.m entre las tazas del néctar criollo y un pomo con agua como garantía de la estancia. Ella gusta de hacer letra de su espíritu en creación, yo además de la conversación a la tradicional usanza.

Eres músico de formación académica, egresada como violinista por el Conservatorio Esteban Salas. Entre tus primeras experiencias luego de graduada cuenta el estar entre los atriles de la Orquesta Sinfónica de Oriente. ¿Qué marcó esta experiencia para tu desarrollo profesional?

Antes de graduada ya tenía experiencia en el trayecto de la música, por aquellos años había un grupo de trova que, no sé si recordarás, se llamaba Tiempo Abierto. Ellos me llamaron porque necesitaban una violinista, yo tocaba y hacía coros. Fue bonito pues todos éramos muy jóvenes; trabajé con ellos en mi proyección escénica, no era la mejor porque tengo mucho miedo escénico, puede parecer ilógico, pero así es. Con esta formación también aprendí la interpretación de la llamada música tradicional, aunque en la escuela se hacen prácticas fue allí donde desarrollé todo aquello que ya tenía como aprendizaje, hasta en mi graduación ellos colaboraron.

cortesía de la artista

Me gradué en el año 2002 con 19 años, antes ya hacía prácticas en la Orquesta Sinfónica, así que ya tenía un camino recorrido; también hice mi servicio social con la Camerata Esteban Salas. En general fue una experiencia maravillosa, porque tuve un entrenamiento bien fuerte. En ese momento dirigía la Orquesta Sinfónica de Oriente el maestro Daniel Guzmán, y su proyecto era traer como invitado cada mes a un director diferente (ya fuera del patio o foráneo). La dinámica era tal que tocábamos muchísimo y a la batuta de varios directores, por supuesto se aprendía constantemente. Por esa época existía el Encuentro de Orquestas Sinfónicas de Cuba, tuve la suerte de realizar varios viajes a la Habana, donde conocí a músicos y artistas de otras ramas; con la Orquesta de Cámara me sucedió lo mismo. Fui fundadora de la Camerata y viví la mejor época, hicimos giras nacionales, conciertos y festivales. En aquel momento tuve una vida muy activa en la música, de alguna manera eso pudo haber influido en mi obra plástica, pues conocí el arte que se hacía en el país.

Desde hace algunos años a la actualidad integras la Orquesta Típica Tradicional, formato musical con dinámicas que difieren de lo anterior en aspectos como son el repertorio, espacio de presentación y públicos. ¿Cómo asumes desde tu proyección individual el rol de esta agrupación en la preservación del patrimonio musical cubano?

Hace diez años aproximadamente que trabajo en la Orquesta Típica Tradicional. Al principio fue un poco difícil, pues la plaza que ocupé era de violista, por lo que en tres meses tuve que dominar la técnica de la viola que –aunque tiene su parecido con el violín– cambia en las cuerdas y en la clave. En el pasado reciente había tenido algunas experiencias en una orquesta de música popular a la dirección de Daniel Guzmán.

Se ejecutaban danzones, entre éstos el tema Almendra, también uno que otro danzonete, bolero, o sea, aunque provengo de una formación clásica, sí participé de la interpretación  en otras ocasiones de la música tradicional. Así que si en el sentido de ajustarme al instrumento fue difícil, en otros me siento más a gusto porque, por ejemplo, somos un número menor de músicos y se crea un ambiente de más confianza.

También le doy mucho valor a la música cubana en general, así que para mí tocar en una Orquesta Típica Tradicional es un privilegio y un orgullo.

cortesía de la artista

¿En qué momento de tu espacio interior convergieron la músico y la artista de la plástica?

Recurro a una anécdota: ya de labores junto a la Orquesta Sinfónica de Oriente –aunque nunca había pintado ni tenía vínculos aún con las artes plásticas en Santiago–, siempre andaba con una libreta realizando dibujos… muchísimos. Recuerdo una oportunidad en la que mientras dibujaba, César Castellanos, especialista de la Sala Dolores, y yo, sosteníamos una conversación. Él ve mi dibujo y me propone ir a casa del pintor santiaguero Rafael Campañá con la finalidad de que pudiera impartirme algunas clases y así se dieran mis primeras incursiones en el aprendizaje.  

En ese momento dudé un poco, no creí que podría pintar un cuadro ni mucho menos. A la semana César me llevó a casa de Campañá y sucedió la inmersión en el maravilloso mundo de las artes plásticas. Sí creo que la música tiene incidencias en mi creación plástica, estoy convencida de que el arte es una sola, expresada por diferentes medios. Aunque hasta ahora no observe en mi creación un vínculo explícito entre ambas manifestaciones artísticas, creo que en el futuro puedo realizar alguna exposición donde se entrelacen.

cortesía de la artista

¿Hay un hilo discursivo que predomine en tus exposiciones personales y las colectivas en las que participas? ¿Qué temáticas te interesa jerarquizar?

Cuando tuve conciencia discursiva, es decir: pintaba y dibujaba con ideas claras, mi primer motivo fue la expresión de una situación de emociones desde lo personal. Creo que desde el inicio ese ha sido el leitmotiv de mi obra. La pintura se convirtió en el momento en que a solas podía descargar frustraciones, la impotencia ante situaciones de la vida; también la alegría de vivir. Con el tiempo eso se hizo extensivo a otras personas con las cuales interactuaba, cuyas vidas me movilizaban a hacer alguna pieza. He trabajado mayormente historias de mujeres, quizás por esa razón los observadores me sitúan en una posición feminista, pero debo decir que no es así.

Hasta ahora la mayoría de mis proyectos y obras han rondado el tema femenino; por otra parte trabajo mi preocupación por el medio ambiente, el amor de pareja y la maternidad. Si tengo que jerarquizar un tema –es algo que no quisiera hacer– serían los seres humanos.

Te digo que no quisiera porque soy inquieta en los temas y medios expresivos. Me gusta experimentar aquí y allá. Jerarquizar no es mi propósito, al contrario, quiero explorar todo lo que esté a mi alcance.

cortesía de la artista

Este año, incluyes tu obra en la Edición del Salón de Artes Plásticas Regino E. Boti, Guantánamo 2020, con la Serie Miserere. Compártenos acerca de esta ocasión.

Como sabemos este ha sido un año muy difícil para la humanidad. Yo no quedé exenta. Todos estos meses de angustia, por el paso de la Covid 19, hice un gran esfuerzo por mantenerme creando; pasé muchas horas en las redes sociales, ahí fue donde vi la convocatoria del Salón Boti 2020, el cual conocía pero sin el registro de mi participación.   

Estos salones virtuales le dan una cobertura “otra” al artista, y no tienes que llevar las piezas en físico, algo que es un poco difícil para mí porque mis piezas son generalmente medianas y grandes. En esos salones envías las fotos de tus piezas con los datos y ya está. Fue una experiencia interesante y nueva. En vez de contemplar tus piezas en una galería las ves en un video o galería virtual, puedes interactuar con los demás artistas a través de las mismas redes.

Creo que es algo que llegó para quedarse. Se han generado muchas exposiciones virtuales que ayudan a la visibilidad de artistas emergentes.

La puesta escénica de la obra Agnus Dei por Calibán Teatral integró una muestra visual homónima de tu autoría. Coméntame acerca del surgimiento de la idea y el proceso de creación.

cortesía de la artista

Conocí a Orlandito[1] –como todos le dicen– en Internet. Él había hecho un comentario en la página de alguien, que me impactó mucho por lo que decía sobre el arte, y le envié solicitud de amistad. Recuerdo que le dije que el teatro era un terreno que me interesaba explorar, porque nunca había visto una obra –aunque te parezca incierto– así fue. Entonces me habló de su próximo proyecto: Agnus Dei.

Es una pieza teatral que se desarrolla en un convento, donde una monja queda embarazada. Versa en torno a  tres mujeres con diferentes historias de vida con elementos que las conectan. La historia me pareció controversial por sus matices. Le planteé hacer una exposición en el Cabildo con algunas obras que tenía hechas, luego me percaté que era mucho más atractivo la creación de piezas para el estreno. Así que estuve presente en cada ensayo para empaparme del montaje, los personajes y el ambiente, incluso el vestuario. Cada día me sumergí más en el proceso. Hice piezas de algunos personajes y de situaciones que se ven en la obra. El proyecto final resultó la exposición de mis piezas una hora antes de la puesta, luego los espectadores a la salida ven nuevamente la muestra para tener una nueva perspectiva visual, condicionada por la escena. Creo que fue una idea interesante el nexo entre las dos manifestaciones artísticas.

cortesía de la artista

El trabajo con los actores lo considero emocionante porque pude vivir cada ensayo, lo que debe hacer un actor para el logro de un personaje. Es una experiencia que marca mi carrera. Hoy día son todos mis amigos y he hecho grandes vínculos con el teatro, al punto de soñar con nuevos proyectos.

En la actualidad preparas tu próxima exposición personal. ¿Qué elementos de tu discurso pretendes compartir a través de la misma?

Debo entonces remitirme a mi segunda exposición personal que fue en el año 2018, en la Galería Arte Soy. Esta muestra se llamó Redención, tema que puede parecer recurrente en mi obra. La mujer: su posición ante la sociedad, qué la aprisiona, cómo se desarrolla y desenvuelve. A través de los años ha sido silenciada en el ámbito del hogar, sin embargo –en esto tiempos– ha logrado abrirse paso para ser una mujer libre que toma sus decisiones. Este proyecto con otro título, La disección del alma, se iba a mostrar en La Casa de México, en La Habana y por motivos de la Covid se suspendió. Al constituir un tema de interés el cual aún ofrece lecturas, decidí reutilizarla en mi próxima exposición, en el Centro de Arte y Diseño de Santiago de Cuba, el año próximo.

cortesía de la artista

La pretensión es realizar un recorrido por hecho desde el año 2016-2017 hasta estos días, pero con una nueva mirada. Pienso en la hibridez de las obras realizadas durante el periodo con la literatura y el audiovisual, manifestaciones que siempre han marcado mi vida: me parece una oportunidad maravillosa para mostrar ese vínculo. Muchas de las obras que expondré estarán acompañadas de poemas de la autoría del escritor santiaguero Rodolfo Tamayo Castellanos.

También realicé una serie de cuatro piezas de gran formato inspiradas en un poema de su próximo libro El gran concierto; o sea, esta vez mi espectro se abre, no es solo la exhibición de cuadros sino la convergencia entre varias manifestaciones y medios que enriquecen toda la muestra y propician una mirada mucho más profunda. Con Jaulas Humanas, título de la muestra, considero que daré un paso adelante en cuanto al nivel conceptual en mi obra.

Estoy muy conforme sobre todo por el apoyo que recibo de amigos como María del Carmen Tamayo, quien apoyará en la curaduría y diseño de montaje, una joven que va por muy buen camino en la especialidad.

¿Crees que la inevitable introspección creativa ocasionada por la Covid influyó en tu creación, estilo, necesidades comunicativas como artista visual…?

La pandemia de la Covid 19 trajo consigo innumerables situaciones. En mi caso te puedo decir que afectó la creatividad, mis ánimos se fueron al suelo. Noticias por todos lados, miles de muertes diarias, necesité varios meses para reponerme psicológicamente.  

Solo hace un tiempo retomé la pintura. A duras penas hice varios estudios para un cuadro y quedaron inconclusos. Por lo que la Covid me afectó emocionalmente. Aun así en esos meses aproveché el tiempo en lecturas y un poco en el estudio de las obras de grandes referentes artísticos. En la redes pude ver que muchos artistas canalizaron todo a través de su obra, algo que me pareció muy bien. Debo decir que en otros momentos también lo he hecho, pero esta vez ha sido demasiado fuerte el estrés por la situación. Simplemente no pude.

cortesía de la artista

Eres de los artistas que crea conexiones con el universo artístico-literario actual de la ciudad y desarrollas una vertiente como promotora a través de las redes sociales. ¿Qué espera Tahimí de estas interacciones?

Hace tres meses creé el grupo Promocion@arte en Santiago y ya cuenta con casi 1 200 miembros. La idea surgió a partir de las oportunidades que te brinda la tecnología; además con la situación del coronavirus tuve mucho tiempo para pensar mejor los proyectos, oportunidades e intereses.

Internet se convirtió en el sitio donde la gente se reunía para saber de todo, donde nos manteníamos unidos a pesar del distanciamiento social. Siempre quise encontrar un lugar en Internet con la información de lo qué se hacía en Santiago en materia de arte, y me di cuenta que se necesitaba un sitio para agruparlo todo, ¿quién mejor que uno que es artista para hacerlo?

cortesía de la artista

También en todo este proceso vi la relevancia de todos los espacios y peñas que se realizan en Santiago y merecen la atención; solamente peñas literarias hay unas cuantas, igualmente existen sobre teatro, música y artes plásticas. Creo que se necesita un mejor enfoque promocional y por eso doy mi pequeño aporte a mi ciudad desde el grupo. En estos sitios se hacen muchas conexiones entre artistas, se comparte información, se le da visibilidad a todos sin distinción. Por ese medio los propios artistas pueden hacer sus publicaciones: videos, fotos, carteles de sus peñas… es decir, es una herramienta de fuerza intelectual.

cortesía del artista

cortesía de la artista

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Perfiles en redes sociales de Tahimí Cugat

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[1] Orlando González es director del grupo Calibán Teatro.



El mundo de Daniela: boleto de ida

A sus tres años la miré como si no hubiese salido de mis entrañas. ¿“Tal vez” y “Quizás” son hermanos? Pasaron algunos segundos antes de que lograra reponerme. Casi de inmediato me vi envuelta en una explicación sobre sinónimos que en verdad no sé si fue acertada. A partir de entonces los retos se multiplican a diario. Todo alrededor de ella despierta curiosidad. Los días, todas las cosas y las palabras entre juegos y verdades se antojan laberintos. Ante mí hasta el aire, como entonces a Teresa, también me parece nuevo. Por eso El mundo de Daniela resulta espejo que comparto. Lo leí en su primer nacimiento por Ediciones Santiago, y años después de la mano de la Editorial Oriente (2018) y junto a mi Adriana fue que, en verdad, hallé el reflejo.

Desde su colección de poesía Ala y Espuela, la Editorial Oriente personalizó el primero de los libros que Teresa Melo escribió para los niños, por el que mereció el premio La rosa blanca. Este es un volumen de indagaciones sobre asuntos sencillos y complejos de la existencia, de esos que también agradece descubrir el adulto lector. Estas páginas no solo hurgan en las interrogantes de las que dispone el universo de quienes en años crecen. Si bien por la estructura literaria estos textos clasifican como poesía, sus esencias son relatos en los que la vida se personaliza y en los que en cada planta del jardín, gatos y perros, floreros, retratos, juguetes y vestidos crecen aprendizajes,  recuerdos y porvenir.

El apartado El mundo de Ellas ofrece un paisaje de letras e imágenes que bien invita a la estancia. La edición descansa en el estilo de Rosana Mena. Sergio Rodríguez tuvo a su cargo el diseño de una cubierta que desde la mesura de la grafía y los tonos al uso resume las esencias literarias. Las ilustraciones a cada una de las interrogantes y sapiencias de Daniela tuvieron para sí la segunda ocasión de la artista argentina Mariela de la Puebla, quien realizó unas completamente nuevas para este “mundo”.

Abel Prieto dijo en su dibujo-prólogo El lobo de los cuentos: “Estos poemas son demasiado bellos y demasiado tiernos y delicados y respiran por sí mismos de un modo demasiado limpio y auténtico y hay demasiada luz de la buena en este libro para venir yo con un lápiz a llenarlo groseramente de monstruos, que son, realmente, mi especialidad. (…) es por eso que aquí aparece alguien que asoma brevemente su hocico en el poema Mentiras y verdades (…). Ahí lo tienes: lo pinté lo más lindo que pude, con una flor y un elegante pulóver, incluso, para dulcificarlo”.

En el apartado Mi deseo la autora confiesa que este libro le ha sido dictado por Daniela, escrito con algunas de las frases con que su hija de tres años le hablaba. Solo discrepo en algo, Teresa, estos poemas no son pequeños.  Tal vez  en su estructura lo parezcan, pero sus respuestas al interior del ser humano alcanzan lo contrario.       

¿Alguno de ustedes olvidó cómo era ser niño? ¿Alguno abandonó el hábito de las preguntas? Los hallazgos se componen de ellas, por eso Daniela hurga a su alrededor. Las fotos muestran sitios y personas desconocidas, un antes donde no estás pero contiene las esencias de lo que eres hoy: “Yo las miro una a una/ con atención/ y a mamá le pregunto: / ¿dónde estoy yo?”. Lo confieso, para mí la parte más divertida no son esas interrogantes, porque de alguna manera sabemos que en cualquier momento nos emplazarán. En este juego lo risible casi siempre son nuestras respuestas para explicarles, por ejemplo, cómo llegaron ellos al vientre materno. Hay quien incluso desplaza las respuestas a otro adulto, y a quien le falla la voz o lo aplaza. Pero es en vano, quien busca también tiene hipótesis y no cesará hasta encontrar tu palabra.

“Mi primera palabra fue papá. / Pero él no está”. La vida es tan plural como quienes la habitan. Este libro nos introduce en un escenario donde los modelos de familia son disímiles y válidos. Palabra nos remite a un modelo fuera del clásico “Mamá, Papá y Nené”, para presentarnos la maternidad independiente como un camino donde también es posible la realización del hogar. La figura paterna es un personaje cuya presencia se reitera desde los silencios en cada una de estas páginas. Sin embargo, es un planteamiento sereno, no hay una visión traumática en esta verdad. La protagonista comparte el disfrute de su vida infantil  a través de los espacios de la casa y el entorno, y a partir de  los roles maternos que  de forma inevitable y feliz se pluralizan: “Con ella voy al patio/ a ver la tierra,/ nos mojamos las manos/ de lluvia fresca. Con ella voy al parque; / sobre la arena/ en el columpio rojo/ me balancea./ Ella tiene tesoros:/ libros, flores, botones/ y hace letras”.

ilustración del libro

El patio hogareño es muchas veces centro del universo madre-hija. En el apartado Como el mundo, cada elemento de la naturaleza cobra realce. Las flores, los colores, las hormigas, las plantas, los zunzunes y la tierra crecen en la inmensidad del entorno familiar como símbolo de amor. El patio es espacio de esta intimidad madre-hija, donde cada elemento se antoja tierra fértil para el crecimiento humano: “El patio de mi casa/ como el mundo es:/ yerbas buenas/ yerbas malas/ que las manos de mamá/ separan.

¿Sienten los ladridos, el maullar de un gato? ¿Alguna travesura de mascota interviene su lectura? Yo los percibo, acaricio sus orejas y con la ilusión los alimento. Recuento todas cuantas han pasado por mi historia. Colecciono en la memoria las miradas de mis perros y los gatos que aunque no busqué, también comieron en mi casa. Porque ellos en esta entrega literaria cobran vida.

El poema de mi gato es una reflexión sobre la ruptura de prejuicios por cualquier diferencia. El color del gato es metáfora para que entendamos: “Yo le explico bien despacio/ que no importa cuál color/ tenga su pelo sedoso:/ basta con que esté orgulloso/ de lo que ser le tocó”.

Dina, es el nombre de la perra que recibió la niña  como regalo de una amiga y crece junto a ella, y además convive con el gato rojo-amarillo. Estos poemas presentan el amor hacia las mascotas y los afectos que estas brindan a las personas: “es mi perra, me quiere/ como debieran quererse/ los ʽhumanosʼ”.

ilustración del libro

Un personaje habita muchos de los cuentos clásicos de la literatura universal. ¿Acaso será el mundo como la literatura?  Mentiras y verdades retoma al lobo como protagonista  de la cadena alimenticia que generan las diferencias: “la salamandra comió/ a la mariposa,/ el gato a unos ratones./ Unos a otros comidos y tragados”.

Sensible resulta la poética que entraña el apartado Jugando con mi primo. Sus palabras desafían la división de juegos y juguetes según las construcciones y roles de género. Desde hace cientos de años el mundo norma lo que según, rosados o azules hayamos nacido, nos toca mañana, y en recreo lo  eterniza desde el hoy. Para las niñas llegan los juegos de cocina, peluches y enfermera; para ellos los aviones, carros, soldados, espadas y pistolas. Para todos, un universo de estereotipos. Si se eliminaran las diferencias en los juegos se acortarían muchas distancias en la adultez: “Si yo juego a las espadas/ cruzando brillo con brillo/ no me parece que el juego/ vaya a cambiarme el vestido”.

En el televisor se descubre un mundo que va entre las fantasías de un dibujo animado, hasta llegar al desconcierto que traen imágenes de la guerra para un niño: “Y luego veo las llamas,/ gente que corre entre ella,/ un niño llora y me dicen: es la guerra”. “Prefiero poner entonces/ ante fuegos y tristeza/ ronda de niños y niñas/ jugando a la rueda rueda”.

Lógica comprende otra de las conversaciones hija-madre que a lo largo de estas páginas se descorren ante el lector. En casa todo adquiere un sentido sagrado, un manténgase alejado del alcance de los niños. Las formas, materias y colores invitan al tacto pero todo tiene accesos prohibidos: “-¿Y la luna, mamá?/ -No se puede tocar…/ -Es de cristal?”.  La solución literaria me parece uno de los mejores momentos en que el humor aparece en el volumen con la sutileza que caracteriza a la Melo.  

Siento particular predilección por la lectura de Los Mayores. Vuelvo a él  lo mismo que maquillaje por rectificar ante el espejo. El prospecto de defectos del universo adulto es extenso y camaleónico según indiquen las circunstancias que creemos maniobra: “Mi mamá es como una niña/ que habría que regañar:/ fuma y fuma sin parar”.  “En una mano la pluma/ en la otra mano el cigarro,/ pero si mojo mis pies/ me pronostica un catarro”.  “A las personas mayores/ no las puedo comprender,/ hablan y hablan pero hacen/ lo que yo no debo hacer”.

El orbe de las protagonistas alcanza otros entrañables vínculos familiares que van de las presencias a las ausencias, de la alegría de la vida a las incógnitas de la muerte. El apartado Mi tía Alina le canta a Daniela, pues una figura compinche que le acompaña con sonrisas y regaños. Lee los cuentos como muestra del importante vínculo afectivo que puede existir en estas relaciones parentales.

ilustración del libro

Todo título infantil que se honre tiene un Tesoro. También Daniela y Teresa focalizan el personaje de la abuela en el universo familiar y en el domicilio afectivo de la mayoría de los niños. Los cuartos de las abuelas resultan islas ávidas por la navegación de esos piratas. Un broche o botón, una postal, fotos, collares y alfileres, para ellos todo resulta una cartografía: “En el cuarto de mi abuela/ hay tesoros escondidos/ en los bolsos y carteras,/ en gavetas y vestidos(…)”. “Y hay un tesoro más grande/ cuando ella en su cuarto está:/ mi abuela joven, hermosa,/ siempre mía, siempre más”.

La muerte es un tema tabú en casi todos los hogares con niños. Varios autores en la actualidad visualizan el tópico desde la literatura cubana para infantes. De las tristezas indaga en las ausencias tras la partida física de algún familiar y en la sabiduría de los niños para encontrar respuestas en las evasiones y silencios de los adultos: “En el cuadro está mi abuelo./ Pregunto dónde está/ y me dicen: ʽno estáʼ/ o ʽestá en otro lugarʽ./Y nadie dice más./ Pero mamá lo mira/ cuando nadie la ve/ y los ojos le brillan,/ está triste, lo sé. (…)”. “Pero la tristeza por el abuelo es otra./ Yo le digo: ʼno te preocupes, mami,/ donde él está,/ está mi perro Gitano/ que yo creo que se murióʽ”.

¿Qué niño no tiene jardines de palabra?, unas con posibilidades de florecer, otras, con derecho a la poda. Noel, el de los jardines toma la palabra como plataforma de valores: “Algunos de estos jardines/ parecen dar flores raras,/ pero irás aprendiendo/ en poemas y palabras/ cómo nombrar sentimientos/ y cómo mover montañas/ con la magia de las letras:/ vida y canto, fuego y alas”.

 “-¿Por qué no cambiamos tu cabeza y la mía?/ -Porque la tuya es nueva, niña mía”. Cabeza nueva es otro de los pasajes estelares para una buena carcajada. Quienes crecen te interpelan a cualquier hora y lugar con escenas que semejan la ciencia ficción. El cuerpo es nuestra primera casa, por eso sobre su anatomía y funciones a diario y por años llueven las indagaciones. Lo difícil son las respuestas.

Sueños posibles para soñar regala el Dibujo más hermoso que haya hecho Teresa Melo tal vez en su literaria vida: “Pondré a Daniela en el dibujo,/ en cada mano lleva un color./ ¿No la conoces dentro del mundo?/ Ella soy yo”.

El mundo de… es de todo aquel que pueda desandarle con su lectura. Daniela es la protagonista y como uno de los poemas, Guía de viaje que invita al universo compartido de la literatura. Transcurrieron varios años desde que Teresa y ella comenzaran este descubrimiento por un “nuevo mundo”. Ya Daniela es una inteligente y hermosa joven, creo que a la madre se le cumplieron con creces sus deseos de entonces: “Como para ella el mundo es todo nuevo, acabado de estrenar digamos, yo también trato de verlo así, para que ella, además de ser mi hija quiera ser mi amiga”.



Aquiles Jorge: conversación con un rockero mambí

tomado del perfil de facebook de aquiles jorge

Aquiles Jorge Rabaud es un creador inquieto. Guitarrista concertista de formación asume diversos conceptos en su quehacer. Quienes siguen sus presentaciones en la santiaguera urbe son testigos de las presentaciones a guitarra clásica que de conciertos rockeros acompañado por algún formato para la ocasión. Gusta también de aliarse a jóvenes cantautores, artistas de la plástica, poetas, actores y hasta historiadores.

Su visión como creador comienza por su instrumento y pasea otros intereses como la promoción de la historia y la cultura del territorio, la protección medioambiental con el Bridge Proyect y la integración con varias expresiones artísticas. Como compositor atesora piezas para música incidental y varias para guitarra de concierto. Ha escrito para documentales, videos, reportajes y dos películas. Es fundador de la AHS y el Proyecto Nacional de la misma. Su obra le mereció galardón en el Festival Los Días de la Música en La Habana, Premio Caracol, y lauros por su música para teatro entre otros.

Aquiles Jorge se reta a sí mismo en cada una de sus presentaciones que son de las más asiduas en la ciudad. Contra los apremios del hoy mantiene su hacer lo mismo que mambí contemporáneo. Es de esas personas que admiro y decidí esta vez el café virtual con él.

Tienes una formación académica como guitarrista concertista. Tus estudios acontecen entre el Conservatorio Esteban Salas y en Instituciones de La Habana con prestigiosos maestros. Háblame de tus procesos en el estudio del instrumento.

Comencé el estudio de las Artes Plásticas en la Academia Hermanos Tejada y después cambié para la música por mi amor a los Beatles y Paco de Lucía. Matriculé en el Conservatorio Esteban Salas en la especialidad de guitarra. Obtuve varios premios provinciales en las ediciones del concurso Amadeo Roldán hasta que con el premio nacional obtengo la beca en la Escuela Nacional de Artes en la capital. Allí tuve la oportunidad de tener como pedagogos a Martha Cuervo, Victor Pellegrini y Aldo Rodríguez, además de las clases magistrales de destacados maestros como Leo Brouwer, Alirio Díaz, Robert Aussell, Costas Cotsiolis entre otros.

De mis estudios en Santiago destaco la influencia de mis profesores Fernando López Bello, Francisco Rosa y Pedro Rodríguez en especial, quien me estimuló al virtuosismo técnico, típico en los adolescentes. El maestro Pedro me mostró la obra de Tárrega, Albéniz, Falla, Villalobos, en adelanto a mi nivel en ese momento.

Hay en ti una vocación pedagógica que se encauza en tu experiencia docente en la Escuela de Música Laureano Fuentes, y también en cada clase didáctica o taller que haces de cada una de tus interpretaciones. ¿De dónde te llega esta necesidad de trasmisión del conocimiento?

Al tener la oportunidad de acceder a tan buenos maestros se impregnó en mí el don de la pedagogía. Años más tarde descubrí la obra de José Martí, más allá de las tímidas clases escolares. En apariencias no tiene relación con la pedagogía de la música, pero el pensamiento de los genios es aplicable a todos los oficios y profesiones en la vida.

Me percaté que mediante explicaciones y el ofrecimiento de sencillos datos de autores y piezas en mis presentaciones despertaba la curiosidad de la audiencia, quienes manifiestan interés por los temas después de cada concierto. Esto conlleva una duplicidad en el estudio pero proporciona mucha felicidad en mi carrera; también genera polémica ante detractores, los menos, al brindar información que no aparece a simple vista. Los conocimientos los adquiero tras arduas investigaciones o por fuentes orales a través de historiadores, pedagogos y músicos.

tomada del perfil de facebook de aquiles jorge

¿Qué fueron el grupo Calibán y Teatro Danza del Caribe en tu trayectoria profesional?

Las Artes Escénicas fueron el escalón para alcanzar el desarrollo artístico que va más allá de ser músico. Significaron la oportunidad de componer música para teatro, danza y ballet. Nunca lo había hecho, pero la guía de Norah Hamze y Eduardo Rivero me enfocaron de tal manera que todo fluyó como si hubiese tenido estudios de composición, cuando solo lo hago de forma intuitiva, sin reglas ni conocimientos técnicos que a veces no te permiten desarrollar el arte al estar sometido a cánones estrictos.

En otros casos se convierte en falta de originalidad al perder la autenticidad y ser parte de una especie de mimetismo sonoro, como el que sucede en la actualidad, que no se puede identificar quién toca, canta o pinta, porque todo es muy parecido o igual.

Hay en tu obra una especie de duelo entre tus facetas como concertista y músicas de otros géneros o corrientes alternativas como el rock y la fusión. ¿Cómo haces para que convivan en el diario quehacer diferentes intereses y ser pródigo en tus creaciones?

Creo que la escucha de géneros tan diversos, que van desde la música clásica, folclórica, flamenco y música exótica de todo el mundo creó un universo sonoro muy ecléctico dentro de mí que a veces es incomprendido por algunos que no están abiertos a nuevas formas de expresión y preguntan: “¿pero eso qué es, clásico, concertante, rock?” Yo les respondo: “Mi música”.

La improvisación es gran parte de mi obra, la que más disfruto. El hecho de desarrollar un tema, lo hacía Bach, Mozart, Beethoven, Liszt, todos los grandes y son ellos a quienes yo miro. Voy al original siempre, la base, los primeros. Muchas veces me ha sucedido que al decir “voy a improvisar” en TV, Salas de Conciertos, Actos, ¡se horrorizan! Entonces invento un título al momento para que no se asusten cuando en realidad estoy improvisando. La obra es efímera, no existe y es irrepetible. Eso es lo que más me gusta.

tomada del perfil de facebook de aquiles jorge

Escucho toda la música del mundo que cae en mis manos y después de tantos años uno desarrolla cierto nivel técnico que te permite el salto de un género a otro, lo que implica cambios en la técnica del instrumento o el propio instrumento en sí, como es el caso de la guitarra eléctrica, el bajo, la guitarra de doce cuerdas, guitarra Folk y la clásica, la mandolina entre otros.

La guitarra eléctrica por ejemplo tiene muchas formas de ejecutarse en dependencia del género que toques. El Blues requiere técnica primitiva. El sonido debe ser muy orgánico y la forma de agarre de la púa también, incluso provocando la suciedad de la interpretación porque al hacerlo surten efectos sonoros con ambas manos que son característicos del género. Recuerda que surgió de personas sufridas, explotadas, sin ninguna preparación y esto es lo que le da el verdadero toque o “Groove” al Blues. Si lo tocas limpio y bonito no saldrá, no tendrá sabor.

Otro caso es el Hard Rock y Heavy Metal. El primero es un poco más desarrollado pero todavía conserva la esencia de la escala petatónica, lo primitivo y la escala. El Heavy Metal requiere de virtuosismo total en la ejecución y el dominio de más escalas, la articulación del fraseo y el uso de nuevas técnicas como el Tapping o Hammer, que requiere de ambas manos como si fuese un piano la guitarra, además de la forma de percutir las cuerdas en el diapasón de la guitarra.

El flamenco aunque se interpreta con la guitarra acústica muy parecida a la clásica, no es lo mismo, la posición de la mano derecha, el dedo pulgar, el limado de las uñas, la articulación del fraseo si improvisas y las guitarra no es igual a la clásica. Se usan, maderas y diseños diferentes y eso contribuye a que suene realmente flamenco. Entre otros géneros me gusta la música hindú que también hay que tocarla con técnica muy particular, tirando los dedos de la mano derecha como si fuese un citar, además de las escalas que te dan la sonoridad requerida. La Guitarra clásica es muy sofisticada desde el correcto limado de uñas, la técnica, el respeto a los diferentes períodos, estilos, a la partitura y la intención del autor.

En una ciudad tan caribeña y defensora de la “tradición”, ¿cuándo afloró en ti el interés por la creación rockera y la música alternativa?

(Risas) Es complicado porque debo caer en la “otrora ilegalidad” para responderte, pero lo haré porque son otros los tiempos y es parte de mi vida, además, los detractores TODOS están fuera del país. Los que me llevaban a la dirección de la escuela y me condenaron. ¡Ya pasó, Gracias a Dios! Mira, la primera vez que escuché una guitarra eléctrica, “me electrizó”, nunca mejor dicho. No sabía qué era ni cómo se llamaba aquello. Era un niño. Lo que sí tenía claro es que no quería ser como los músicos que veía en la TV. No eran un paradigma para mí y esto me trajo muchos problemas.

Vivía pegado a la radio extrajera todas las noches en los años 70’ y al programa “Perspectiva” de Radio Progreso escrito y conducido por Jorge Gómez. Ahí comprendí de qué se trataba todo, cómo aportaron no solo a la música sino al Arte Eterno, la Cultura Universal y a cambiar la sociedad y el modo de pensar siempre de forma positiva. Muy lejos a lo que muchos pensaban, no estaba reñido mi amor patrio con mi gusto estético. Luego quedó demostrado hasta hoy. Me quedé en Cuba. Ese ha sido mi mayor “Acto de Rebeldía”. Gracias a Dios ya nadie me cuestiona por mi estilo de rockero, motorista hippie con calaveras (Risas). Lo que agradezco mucho.

Cuéntame de los proyectos musicales conque a lo largo de tu carrera has dado vida a estas musicalidades otras.

De Proyectos tendré que simplificar pues son muchos. El más querido por mí se remonta al año 2006 cuyo estreno acaeció al año siguiente con el auspicio de la Alianza Francesa, Las Artes Escénicas y las Artes Plásticas. Fue la primera vez que se hizo un concierto audiovisual de esa manera, que resultó de la combinación de las pinturas animadas por computados, de los pintores impresionistas en proyección en grandes pantallas en sincronía con mi música en vivo. Cámaras ocultas detrás del escenario, efectos especiales sobre pantallas alternativas hicieron de este espectáculo algo muy novedoso para la época. Se llamó “AQUÍ…LES PEINTRES IMPRESSIONISTES”.

Otros importantes han sido “The Bridge Project” con prestigiosos músicos norteamericanos y cubanos por la hermandad entre nuestros pueblos y el medio ambiente. Mi Banda Fantasy con músicos de Canadá está en pleno desarrollo. Antes de fin de año debe ver la luz nuestro CD.

“Conciertos Martianos de Luz” es otro proyecto único en Cuba, pues se realizó por todo el país con la exhibición de objetos de alto valor histórico junto con mi concierto, donde yo intercambiaba con el público y les ilustraba acerca de la historia de Cuba. Tuve el privilegio de tener una Gira Nacional con éste.

tomada del perfil de facebook de aquiles jorge

¿Crees que tu pluralidad musical ha limitado la visión que tienen otros músicos de academia acerca del alcance o “seriedad” de tu trabajo como concertista?

Definitivamente sí, porque ellos están en una especie de burbuja y no amplían su horizonte. En el mundo es más reconocido quien muestra creatividad y originalidad. ¿Te imaginas?, hoy no hubiese muchos artistas  por las mentes estrechas de otros.

Hay un concierto que considero muy importante incluso en la dinámica artística de la ciudad, el programa de rock sinfónico junto a la Orquesta Sinfónica de Oriente en junio de 2019.

Sí. Ese marcó mi quehacer porque era mi Proyecto con toda la música original, pero ya en 2003 yo había ofrecido el primer concierto de Rock Sinfónico con la Orquesta Sinfónica de Oriente, en Sala Dolores, tocando la guitarra clásica y la eléctrica con la obra de The Beatles.

Recuerdo que se agotaron las capacidades y hubo que sacar los taburetes de ensayos y colocarlos en los pasillos de la Sala, también se agotaron los talonarios de tickets y tuvieron que dejar pasar a las personas libremente. Nunca lo olvidaré. He sido privilegiado.

¿Cómo se traduce la vocación Martiana-Maceísta en tu creación?

Esto acontece a partir de la necesidad de crear obras musicales instrumentales originales que describan hechos históricos, que en ocasiones lo hacían los trovadores. Es de vital importancia porque tengo que ser creíble ante un auditorio al que le cuentas una historia que debe reflejarse en la música y yo no sé cantar, no tengo ese don, entonces la es guitarra la protagonista junto con las anécdotas.

Hay un hecho que distingue tu carrera y que trasciende la ejecución musical, y es tu permanente labor como promotor de los valores de la cultura cubana y esencias de la Patria. Repasemos algunas etapas.

Como te expresé antes, no está reñido mi gusto estético y la imagen con mi amor patrio. Tal vez esté avalado por mi sangre mambisa y la participación de mis antepasados en todas las Gestas históricas en Cuba. Desde las Tres Guerras de Independencia hasta la Juventud del Centenario. Fuimos Mambises, Rebeldes y Clandestinos, orgullo para mí.

La Peña Mambisa, en la sede del antiguo ayuntamiento, fue el más alto honor que me ha hecho la ciudad al seleccionarme para que este emblemático edificio fuese la sede de mi actividad artística.



Mi nombre es Martina, ¿y el tuyo?

La Sala Mambí, sede del Guiñol Santiago es una de las instituciones culturales emblemáticas en Santiago de Cuba. Atesora toda una tradición que por décadas construyó el teatro para niños en esta ciudad a la guía de Rafael Meléndez Duany. Aunque hoy la institución de referencia  se desmembró en dos agrupaciones, los conceptos han de mirarse siempre en la reserva que les antecede para que las actuales generaciones de infantes tengan acceso a lo más valioso de su historia y actualidad.

Desde que Adriana tiene tres años hemos asistido a todas las puestas en la Sala  Mambí. La verdad es que como a otros santiagueros me preocupó cierta penumbra que por un tiempo observé en varios sentidos. Primero que nada lastimaba la escasa asistencia de público a las presentaciones. Ya sé que la crisis de audiencias afecta la vida institucional hoy, que entre otras muchísimas causas profundas, tienen un clip en el abuso de las tecnologías que sumen a algunas familias en burbujas “desconectadas” de la realidad out-line.

fotos tomadas durante la obra

Ese distanciamiento entre el público ideal y la Sala teatral también ocasiona la pérdida de normas de comportamientos y apreciación en los primeros, quienes aún en el transcurso de la obra no logran desprenderse de sus teléfonos, jabitas y meriendas. Pero el Guiñol siempre fue y ha de ser promotor de valores culturales y centro de formación de valores estéticos y espirituales.  También me colocó en alerta la reiteración de escasas piezas en cartelera, no siempre con la más oportuna concepción artística.

Mas algunas de mis desazones se atenuaron con la esperanza que colocó el estreno en agosto de 2019 de la obra Mi nombre es Martina. ¿Los motivos? Pues una escenografía plena de buen gusto en coherencia con el argumento y la puesta en sí. A eso se entretejen la acertada adaptación del original en una versión contextualizada en cualquier lugar de Cuba o el Caribe, y que en lo personal me situó en un bichindario santiaguero. Las casas, con sus tejas criollas recrean el entorno al estilo arquitectónico de nuestras ciudades, especialmente ésta del oriente cubano que habito. La distribución de cada elemento en escena resulta además de agradable, oportuno en los usos de sus escenas.  La música combina las piezas en audio con las interpretaciones cantadas del elenco actoral. Lo que se escucha es festivo en una fusión de  ritmos cubanos desde arreglos contemporáneos.

foto tomada durante la presentación de la obra

El Proyecto Campanadas, casi un año después tiene la dicha de reponer la puesta justo cuando la Sala Mambí acaba de ser remozada para el disfrute de las agrupaciones teatrales y la familia cubana. Sobre el texto La cucarachita Martina,  de Manuel Morán, Jorge Socarrás presenta esta versión bajo su propia dirección artística y la general de Liorge Reyes.

La trama acontece en el bichindario. Sus habitantes son una nueva cucarachita Martina junto a su alter ego Martina, personaje que interpreta una actriz como mediadora del conflicto, en interacción con los títeres. Un gallo vanidoso, un perro haragán, el gato de poca higiene y el ratón Pérez integran la lista de pretendientes. Otros compinches de la cucarachita habitan cada una de las escenas. Los actores cohabitan con la manipulación de títeres en el retablo a lo largo de la historia.

Desde un lenguaje asequible para todos, la versión actualiza conceptos como el amor y la convivencia en tiempos de equiparación de géneros, o al menos el intento. Con una propuesta dinámica y sensible, aflora en las tablas el cuestionamiento a la desigualdad doméstica, el machismo, el sometimiento femenino o el egocentrismo. Los actores interactúan a ratos con los asistentes en el afán de educarlos en una necesaria visión que movilice al cambio desde edades tempranas. Martina, la cucarachita, no se amedrenta ante las decepciones y se rehúsa a las propuestas de sometimiento de los pretendientes que en pasarela van a la conquista. Es esta una cucaracha emancipada, cuya felicidad trasciende los motivos matrimoniales. No obstante el ratón Pérez hará valer el peso de su protagónico en la historia y será el causante de la celebración final.

Estamos ante una puesta que moviliza a las palmas, los pies y el pensamiento. Si ud es el adulto, seguramente cuestionará razones de su existencia cotidiana. La primera ocasión en que Adriana y yo la presenciamos, me sumergí en una profunda conmoción. Aquel sábado el regalo  fue más bien para mí. Salimos y ella con su ternura agarraba mi mano hacia la calle segura de los buenos afectos.

Ahora que repetimos la experiencia, ella me ofreció su criterio de experta, ¿quién mejor?, y yo me dispuse a la tecla.



En el carrusel de Rubén

Un mililitro conceptual

Hace años me debía esta conversación, de esos regalos que uno decide hacerse. Con asiduidad coincidimos en espacios socioculturales de la ciudad y nos profesamos una mutua estima a nuestros quehaceres profesionales. Sus canciones componen buena parte de mi narrativa de trotaurbe. No hay creador de mi promoción, de antes y después, que no haya puesto aderezo a su bohemia con él y su guitarra mediante. El diálogo con Rubén Léster González Valdés toma un carácter polifacial, pues se encuentra el interlocutor frente al cantautor, guitarrista instrumentista, arreglista, compositor, productor musical, actor de teatro y promotor de la cultura.

Hombre de guitarra y canciones es también Rubén continuador de la tradición en Santiago de Cuba de trovadores que afilian su actividad creadora a la escena teatral. Ambas corrientes entrelazan sus cauces y no es posible deslindar la una de la otra en su historia de vida. Por eso, desde 1998 pertenece al Consejo Provincial de las Artes Escénicas y dos años después ingresa al Catálogo de la Empresa de la Música de Santiago de Cuba.

Por su obra musical en vínculo al teatro recibe el Premio por banda sonora original en el Festival de Teatro de Pequeño Formato de Santa Clara, y Primer premio por música original en el Festival Nacional de Teatro Máscara de Caoba, de Santiago de Cuba.

cortesía del entrevistado

Tal como otros trovadores de las promociones que se han sucedido en Cuba desde el decenio final del pasado XX al presente, la obra de Rubén Léster se corresponde a la de un autor que entiende su música dentro de una convivencia de sonidos y aconteceres artísticos plurales. Sus entregas transitan de la lírica más excelsa a la recreación de evidente herencia trovasonera en el cuerpo texto-musical. Sus construcciones se asientan en una pluralidad de conceptos musicales que van del trovador y su guitarra a distintos formatos instrumentales de apoyatura a ritmos diversos donde coinciden canciones, guarachas, sones, reggae, otras incidencias del entorno sonoro caribeño como aires de vallenato o cumbiosos, hasta incidencias del entorno hip hop, rockero, popero, conga electrónica e incluso del tecno, como lo ilustran varios temas en Dime que sí, su más reciente entrega discográfica.  Ésta en específico se desapega del hombre con su guitarra para mostrar un creador inmerso en los sonidos transnacionales, de carácter festivo, por momentos bailable sin que por ello renuncie a temáticas reincidentes en la Canción Cubana Contemporánea.

Sus piezas discurren por temáticas disímiles que aunque propias de la expresión trovadoresca llevan la singularidad de un discurso personal. La emigración, el miedo y la nostalgia aparecen desde la óptica de las relaciones humanas más allá de las demarcaciones políticas. Algunas de sus piezas apelan al recurso de la ironía a lo “no fui yo” propio del estilo trovasonero Matamorino. Con estas estrategias la opinión social a veces adopta tonos gozosos y de divertimento aparente, cuando casi siempre amparan sarcásticas guarachas con sustrato social.

Hay presencia también en su obra de aquellas piezas que cantan al amor con una lírica excelsa donde el eros seduce y a veces efímero pasa. Y desde otra interpretación, es el tópico amatorio motivo para encauzar, tono de guaracha por medio, aires de humor en los que aflora la aguda opinión del trovador hacia el contexto de vida.

Sus producciones discográficas han obtenido nominaciones al certamen Cubadisco. En 2015 recibe el Premio Cuerda Viva en la Categoría de Trova. Ese año se incluye el tema Suerte, entre las 50 canciones más representativas en la producción “50 Aniversario”, doble DVD por el medio siglo de la EGREM.

Obras de teatro, cortometrajes y documentales, entre otros audiovisuales, llevan el sello de las musicalizaciones de este autor. Rubén comparte la actividad como compositor e intérprete con la producción musical y con otras actividades de promoción de los valores de la cultura artística en Santiago de Cuba.

Suerte: la conversación

Naces en La Habana. Tu infancia y primera adolescencia transcurren en un constante trasiego entre la capital y Santiago de Cuba. Cuéntame de aquellos años y el estudio del Nivel Elemental de la guitarra.

Nací el 10 de febrero de 1977 en Hijas de Galicia, hospital materno de Luyanó. Mis padres en ese momento eran recién graduados de la Cujae. A ellos y a otros profesionales les ofrecen fundar la cátedra de Arquitectura en la Universidad de Oriente. Crearon la cátedra y tenían muchas responsabilidades, eso les hacía viajar constantemente. A los dos años viajé con ellos a Angola, Luanda, después a La Habana, de ahí de nuevo a Santiago. Así estuve hasta los dieci… tantos años. A veces los trasiegos duraban, eran un año aquí y otro allá, pero en ocasiones fueron dos o tres acullá. Luego saqué la cuenta y lo agradezco, porque eso me hizo ver que las diferencias entre las personas no son las que parecen. Sabes que existen los semitismos, que si los santiagueros o palestinos; aquí, que si los habaneros son esto o aquello. Me moví entre todo eso y me deshice de prejuicios. Esa infancia itinerante me dio una visión más amplia de las cosas a mi alrededor.

Estudié el nivel elemental de guitarra clásica entre ambas ciudades. Lo perjudicial es que el estudio fragmentado es un poco incómodo. Lo positivo es que me exigía más porque en el ir de un lado a otro los programas eran distintos y requerí el estudio. También estaba el tema de los profesores. Cuando tienes un docente que te acompaña en el tiempo de alguna manera te identificas con sus métodos. No tuve esa oportunidad. Aunque por lo general hay un maestro que te marca, en mi caso encontré esas enseñanzas aquí en Santiago.  

Comencé la Universidad, y a la par realizaba el nivel medio de guitarra por encuentro.

A propósito de tu formación, de forma paralela a tus estudios musicales comienzas a estudiar la carrera de Física, y en realidad te gradúas como técnico medio en Ciencias Informáticas…

Yo cursaba la Escuela Vocacional con la idea de estudiar Física como carrera universitaria. Muere mi padre con el llamado periodo especial en curso. Salgo de la Vocacional. En aquel momento tenía un grupito que se llamaba Sisaya, que después devino en La Guerrilla, un grupo de rock.

Comenzamos un grupo como aficionados algunos amigos junto a Nelita, Alcides (Tití), Karina, Ringo y otros actores. Después de ese grupo es que nace La Guerrilla.

En ese momento mis padres de todos modos me pedían terminar “algo”, por eso es que hago por encuentro la tecnología en informática. Me gradué pero fue como “oír llover” (risas). Después me sirvió para el trabajo de postproducción pero la verdad en aquel momento lo hice por complacerlos a ellos.

Es en este periodo donde aflora con creces tu interés por hacer música. ¿Por qué el rock en una ciudad donde no es tradición?

Por La Habana, y mis constantes idas y regresos. Algunos de mis amigos de la etapa de estudiante eran roqueros. Es verdad que Santiago es una urbe tradicionalista. Todavía en aquella época yo tenía el grupo de rock and roll y podía presentarlo en algún que otro lugar. Ahora no sé si hay grupos de rock pero, si existen, no los ves en ningún lugar. Y diferente a lo que algunos piensan, había mucha gente en Santiago de Cuba amantes del rock and roll. Aquí hay público que gusta del rock lo que no tienen la posibilidad de seguirlo.

¿De dónde viene la cofradía musical con Luis Felipe Veranes, Felipón, y qué fue Altoriesgo?

Felipón trabajaba en ese momento con Calibán Teatro. Él es un poco rockero también. Yo era de los pocos que tocaba la guitarra eléctrica en Santiago. Vio mi juventud y que estaba loco por crear. Él es guitarrista también y estaba en busca de un bajista para el grupo. Buscó a Leo Cabeza para que tocara los teclados, se sumó Polanco en el saxofón, Ringo, Leo, Felipón y yo, y así se armó Altoriesgo. Fue una escuela, nosotros aprendimos mucho con Felipón. Le debo las formas de montaje, son elementos que no se adquieren en la escuela, donde se recibe práctica de conjunto, pero es un poco estático, lo vives cuando estás en la práctica, y sobre todo cuando es música moderna. Era creatividad pura.

La experiencia de Altoriesgo coexistió con el trabajo musical y actoral de La Guerrilla. Cuando se disuelve la agrupación musical comienzo además a presentarme como trovador. Eso me creó un vínculo más directo en el entorno musical, llegaron las presentaciones en la sede de la AHS, muchas veces como telonero de Muralla.

Das continuidad a la tradición en Santiago de Cuba de trovadores que afilian su actividad creadora a la escena teatral. ¿Cómo nace el interés por crear el nexo entre el grupo de rock La Guerrilla y el teatro?

Al inicio cuando surge La Guerrilla es un proyecto de música y teatro.

La génesis está en un grupo que se llamó Sisaya, ensayábamos en el Polifuncional de la Universidad. Luego le cambiamos el nombre por el de Crítica. Con este formato empezamos a presentarnos en la sede de la Asociación Hermanos Saíz. Hubo cambio de integrantes y formato, así que rebautizamos al grupo como La Guerrilla, que tuvo una duración alrededor de dos años. Imagina, tocamos rock and roll en Santiago, donde podíamos, un poquito en la Universidad, otras veces en la AHS.

En aquel momento con el grupo, empiezo a frecuentar más aun los conciertos, teatros, y nacieron muy buenas relaciones con Jorge Jardines. Norah Hamze dirigía Calibán. Jardines era de los actores que montaba obras de importancia como Apocalipsis, la gente cambia. Estaban él y Marcial Escudero que para mí eran referentes. En ese momento había una efervescencia del teatro acá en Santiago. En general era latente una vida artístico-cultural intensa.

cortesía del entrevistado

Jardines me propone hacer un proyecto teatral. Yo tenía el grupo de rock and roll, y le sugiero crear un híbrido que fusionara el teatro con la música en escena. Así se formó La Guerrilla. Con posterioridad, cuando Jardines sale como director, asume Marcial Escudero, quien con anterioridad lideraba un grupo de teatro El Golem, y de esa unión resulta el nacimiento de La Guerrilla del Golem.

Luego de mi primera etapa con la agrupación musical Muralla, retomé la actuación con  desempeños en protagónicos con los que obtuve premios, como en la obra En alta mar. Luego el teatro cobró mayor relevancia que la música en La Guerrilla del Golem. La responsabilidad musical recayó sobre mí,  que además actuaba.

En uno de estos períodos llega mi segunda etapa con Muralla, cuyo trabajo demandó mucha dedicación. Entonces tomé la decisión de producir música para el teatro pero renuncié a la actuación. Jardines defendía mucho la música original. Después del trabajo que en tiempos relativamente recientes hicieron  los dos Aquiles y yo,  cada vez es menos en Santiago la música para teatro.

La producción de música para teatro es algo especial. La musicalización de obras es una disciplina difícil, al principio me costó trabajo y tuve que solicitar ayuda. Me acerqué  a personas como el maestro Juan Filiú y otros que para mí ya eran grandes en la música.  Agradezco a quienes me enseñaron, por ejemplo, de armonía y cómo llevar ese conocimiento a la práctica. Cuando aquello tenía una computadora que era viejita y la tecnología estaba menos desarrollada, era todo con el papel en la mano. Yo me pensaba que era un científico (risas), que era un Mozart. Porque estaba en lo de la música incidental, mientras en las calles estaba la trova tradicional, el son, y yo estaba en otro mundo, éramos la sinfónica y yo (risas).

 Tenemos que hablar aún más de tus participaciones con Muralla, agrupación pionera en la canción alternativa en Cuba.

Sí, por supuesto. Tras mi salida de Altoriesgo comienzan mis primeras presentaciones acompañándome por la guitarra.

Yo tenía buena comunicación con Glenda Díaz, su directora. Era el momento de Muralla en que Leo Cabezas se va al extranjero. Ella me pide que entre al grupo como guitarrista. Empiezo con Muralla y a la par continúo con La Guerrilla. Durante toda la trayectoria que te comparto de mi carrera  el trabajo con el teatro es permanente. Muralla sí demandaba mucha dedicatoria también. Hubo un momento en que no podía llevar ambas cosas.  La experiencia con Muralla era formidable. Era una estación de trabajo muy buena porque Glenda propiciaba que la gente produjera música.

Luego tengo un segundo período con la agrupación. Los músicos trasiegan mucho y mantener la estabilidad de un formato es muy difícil. Glenda me pide que asuma la voz cantante. A ella le gustaba mi trabajo como trovador. Me ofreció la inclusión de algunas de mis canciones en el repertorio de la agrupación. Fue la última etapa de rock and roll de Muralla. Asumí los roles como cantante líder, guitarrista y  autor de varios temas. Víctor Cutiño era el arreglista.

La agrupación tuvo varias etapas de gloria y ésta también lo fue, según la valoración de otras personas. En el caso de Santiago cuando nos presentábamos en la escalinata del Emilio Bacardí o la AHS siempre acudía mucho público, a veces ni entraban en el espacio, no se podía caminar. La gente iba a la Casa del Joven Creador por las presentaciones.

Giramos por todo el país, en festivales y eventos de la música en Cuba. En esa etapa compartimos con Síntesis, David Blanco, Interactivo. Fuimos finalistas de Cuerda Viva en la primera edición.

Cuando entré a Muralla ya tenía unos veinte años de creación y estuve alrededor de diez. Siempre me mantuve con el teatro y a la par  mi carrera como trovador. Aunque predominó lo primero. En este período también comienzo a realizar colaboraciones con otros músicos. En una ocasión William Vivanco me pide participación para un  proyecto de una gira  a Francia.

Por tu obra como cantautor resultas Proyecto Nacional de la Asociación Hermanos Saíz. En el período tuviste una presencia notoria dentro de las dinámicas en la ciudad. Háblanos de todo cuanto le aportó la Asociación a tu carrera y viceversa.

Todo se deslinda de mi trabajo con Muralla. Nosotros girábamos por toda Cuba, y como trovador también. Muchas veces asistíamos a un festival y tenía los trabajos con el grupo más los míos como solista. El público llenaba los lugares, se percibía  la  sintonía con la agrupación y eso ayudó mucho a mi carrera individual.  Los trovadores son muy solidarios y uno toca la canción del otro y viceversa,  y otros jóvenes interpretaban mis canciones y todo eso fue mi plataforma.

La dirección de la AHS valoró los resultados de mi trabajo y apoyó de manera absoluta. Tanto que en un momento se me invita a presentar un concierto para una grabación. Se había creado un espacio en el Centro Hispanoamericano de la Cultura, que tiene una sala de conciertos espectacular, para realizar grabaciones a las presentaciones de los trovadores.

La AHS me escogió Proyecto Nacional, y a cada acontecimiento de relevancia era invitado. Cuando se realizó la celebración por los 35 años de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova, de Santiago fuimos invitados José Aquiles, Felipón y yo. Mis presentaciones acontecieron con muy buena presencia de público.

La AHS me abrió muchos espacios. Cada vez que iba a La Habana me presentaba en el Pabellón Cuba.  Hasta el otro día en que llegué a mirar y terminé tocando. Gracias a eso además he participado en casi todos los festivales de la trova por todo el país.

En esta etapa había un movimiento trovadoresco, existieron proyectos de conjunto. Los trovadores buscaban espacios para hacer su trova, lo luchaban, ahora no percibo lo mismo.

En ese trasiego de las tablas a la música, del rock a la trova, ¿qué referentes musicales y literarios te acompañaron?

Toda la vida me ha gustado leer, desde pequeño. Leí muchos clásicos. Mi papá me compraba los libros. Dicen que la canción se parece a la poesía. No he sido un lector asiduo a la poesía, pero  siempre tuve y sostengo buenos vínculos con poetas. No era para un aprendizaje directo, sino un vínculo de amistad, como con Marcial, Reynaldo García, cofradía entre artistas. Estuve mucho en la Teatrova, y de esas interacciones creo que hay incidencias en lo que hago. Me dicen muchas veces sobre mi picaresca, creo que debe ser la influencia de todas esas vivencias que van de los poetas a mi alrededor y transitan por la mucha música que escucho. No se trata solo de lecturas literarias, si quieres ser libre en la música, tienes que tener cultura musical y la defensa teórica de tus libertades.

Eres de los cantautores o trovadores que entiende su música dentro de una inserción de sonidos plurales,  y participas en aconteceres musicalmente diversos. Coméntame de las experiencias con el proyecto X-Planet,  junto a la cantante inglesa Holly Holden y el MC santiaguero Alain García.

Soy de los que apuesta por la colaboración en los empeños de otros. A mí me gusta hacer música, como sea, para lo que sea siempre que me guste el porqué y me agrade el proyecto. Cuando la propuesta de X Planet llegó, ya en varias ocasiones había trabajado con la gente de la música urbana.

Yo tengo un amigo, hermano, Kiki Pro, que tiene el estudio Manicomio Records, uno de los primeros que surgió para esta música. Todos los grandes urbanos que emergieron aquí, los que empezaron cuando el reguetón era un embrión estaban  allí con él. Muchas veces para esas grabaciones, si él necesitaba algún músico que tocara la guitarra o el bajo yo iba. Esa colaboración se mantiene hasta hoy. Por eso he tenido una relación cercana con la gente de la música urbana, con TNT la Reziztencia, La Familia Vakana, por ejemplo. También ellos crecieron dentro del panorama cultural junto conmigo.

Alain, Alayo Mc, apareció en la casa con Holly, una inglesa que canta espectacularmente. Nosotros aquí no estábamos acostumbrados a una mujer con una interpretación de esa forma bien anglosajona. El interés de ella era la fusión de su estilo a la música urbana y cubana y eso a mí me encantó. Llamé a varios músicos y a Dj Jigue. Luego del disco realizamos un concierto en la UNEAC que también tuvo su resonancia. Holly llevó esta producción al agregado cultural de la embajada inglesa en La Habana, y el diplomático se enamoró de aquello. Hicimos varios conciertos, uno de estos fue en el Museo de Bellas Artes, un concierto lindo. Este fue un proyecto con mucho apoyo de la embajada de Inglaterra.  Luego agregamos nuevos temas y se presentó un concierto en el Iris Jazz Club con otros invitados y músicos jazzistas. Felipón estuvo también entre los invitados.

Según mi apreciación, en esta región, musicalmente hay una concepción más abierta, menos sectaria entre los cultores de diversos géneros o corrientes sonoras.

Sucede lo contrario, algo gracioso, todo el mundo se mezcla. Sin embargo no sucede igual entre los que, digamos, están en el mismo gremio. No ves mucha unión de un trovador con los demás. Todos se llevan bien, pero no se gestan proyectos comunes. Creo que lo más o menos reciente  que vi, surgió por la iniciativa de la AHS de producir un disco con todos los trovadores. Pero la idea fue de la AHS, no emergió de nosotros. De modo similar sucede con los representantes de la música urbana. Es algo raro. No es como sucedió en Santa Clara con La Trovuntivitis y nuevas promociones de trovadores que se unieron de forma inteligente. Aquí es más fácil el aliarse con representantes de otros géneros o manifestaciones del arte,  como un trovador y un artista de la plástica.

Los trovadores no siempre tienen la oportunidad de patentar su obra en fonogramas, y tú llevas la dicha de la participación en producciones colectivas y varias a tu nombre. ¿Cómo reflejan cada una de estas producciones tus etapas como creador?

Hasta el momento cuento con la participación en dos producciones discográficas compilatorias, Raspadura con Ajonjolí  (EGREM) y la antología de nuevos trovadores de Santiago New Sound Santiago, en la que trabajo como cantautor y productor musical. Es este último un disco que obtuvo la nominación al Cubadisco 2012 en la categoría de trova-fusión. Con mis canciones tengo la realización de El Carrusel (Centro Hispanoamericano para el Arte y la Cultura y AHS); Simple (Bis Music), con nominación también en la misma edición del Cubadisco.

En tiempos más recientes produje Gallo Negro con el sello Siboney de la EGREM, y la propuesta de otro proyecto de disco de música electroacústica con el mismo sello. Y lo más fresquecito es el fonograma Dime que sí, con la producción de Kiki Pro y un servidor, y una nueva nominación a la feria cubana del disco en el 2019.

Ya conversamos acerca de la producción musical del disco X610Z (Existence) del proyecto X Planet.

cortesía del entrevistado

Si de dialogar sobre mi resultado fonográfico se trata, ante todo digo que yo he tenido suerte. E insisto, todo empezó con Muralla, cuando estaba en una de esas etapas de efervescencia. Nosotros íbamos con frecuencia a La Habana. Había una inquietud por grabar, la EGREM quería hacerle un disco a la agrupación. Estuvo la intención que no fructificó, entre otras cosas por el desmembramiento de la formación en un momento. En aquel entonces yo era el compositor o autor de las canciones que interpretaba Muralla y era el cantante, heredé muchas cosas positivas de aquel auge.

Tanto fue así que en uno de los viajes, la AHS, de la cual ya era Proyecto Nacional, me propone realizarme un disco. En este caso se realizaron las coordinaciones con Bis Music, con la coincidencia de que mi hermana se gradúa y entra a trabajar con este sello. Hacemos el fonograma  que fue nominado al Cubadisco. En esta producción participó el guitarrista, compositor y arreglista Marcos Alonso, es un todoterreno en la producción.

Mi hermana me dio la visión de cómo funciona el mundo fonográfico en Cuba. Usualmente nosotros no estamos acostumbrados a las empresas que funcionan para vender. Después cuando fui a España  yo mismo le comercializaba mis discos a Bis Music, y eso se ingresa a la empresa. También le di mucha promoción “de a socio” y el disco se agotó. Después se hizo otra edición más corta, de la que quedan pocos ejemplares acá en Santiago.

La AHS me propone realizar un disco junto con otros trovadores de Santiago pertenecientes a la Asociación. Produje ese disco junto con Felipón. Lo hicimos con la EGREM. Este fonograma también obtiene nominación al Cubadisco.  En esa etapa el sello santiaguero me propone hacer otra producción con mi obra en solitario, y una vez más recibo la  nominación del disco en Cuba.

Eso conlleva de forma paralela un proceso amplio de creación…

¿Sabes lo que sucede? Acumulé mucha música de todo el tiempo que fui inédito. Había temas que me acompañaban desde hace mucho. Para Dime que sí, el más reciente disco con la EGREM, me llevó la preparación de  temas y arreglos nuevos. También pude utilizar el estudio que tengo ahora en la Casa Dranguet. Kiki Pro fue uno de los productores, eso me permitió grabar y hacer las mezclas con más comodidad. Y la verdad es que todo el equipo de la EGREM me ayudó muchísimo.

Así mismo fue también con Gallo Negro, un disco que se grabó aquí con un financiamiento que obtuve desde Francia. Fue un financiamiento modesto con el que hicimos magia.

Tus composiciones reflejan temáticas disímiles casi siempre desde un sutil sarcasmo, o desde lo irónico con cierto sentido del humor, a veces con una lírica excelsa, otras, desde códigos comunicativos de actualidad. ¿Qué tiene que existir en tus procesos creativos para que emerja una canción?

Es complejo. Hay momentos en que vas por la calle y algo te despierta la motivación de hacer una canción, pero tal vez dos calles más allá eso se fue. Y de momento estás con la guitarra, te acuerdas y escribes. Ahora mismo con el coronavirus mucha gente me decía “por qué no le escribes una canción”, pero no sentí la necesidad, otros sí lo hicieron y lo respeto.  A veces empiezo una canción y en la tercera estrofa se quedó y cuando la reencuentro,  la resuelvo. Hay otras canciones que son “un tiro”.

Otros  trovadores tienen disciplina para la composición. Yo no soy así. A veces pasan semanas. Tengo ocasiones en que compongo de un tirón, y eso me sucede mucho con las canciones por encargo. Hice una canción a Martí que se cantó en una tribuna abierta, esa la hice en una tarde. Es una de las que más me gusta y en aquel momento tuvo muy buena acogida.

Y es tan misterioso porque, por ejemplo, he comenzado una canción con tres estrofas que me acomodan y no la he podido terminar, y en una descarga por ahí surge un coro, tomo lo que tenía, comienzo a cantar en el tono de lo que ocurre y de repente se obra la canción. Eso me sucedió con El mililitro, una canción no concluida. Es de esas que tiene varios finales. La canté en una ocasión en lo que era el Centro de Superación, y a partir de entonces siempre la piden en las presentaciones. Sabes que la guaracha se presta para todo eso. Y casi siempre, que es lo más bonito como ocurre con El mililitro, esas que piensas que no están terminadas, son las que resultan una revelación para el público (risas). Cada vez que llegaba a la última estrofa comenzaban las sudoraciones para ver cómo hallar la solución. Si yo fuera un sonero, un improvisador… pero no lo soy. Yo tomo dos o tres recursos y resuelvo.

¿Cuáles de esas canciones son tu mayor espejo, esas de las que no puedes desprenderte?

Tengo varias. Hay una que me gusta mucho: La sabrosura. Está El descontento, que tiene varios trasfondos con una mirada incisiva. Yo me paré en el parque Céspedes, en la escalinata del Bacardí a  tocar este y otros temas, a sabiendas de que la incomprensión puede generar descontento. Entre mis preferidas también se halla Suerte, es un tema a la emigración.  

Suerte en particular  me dio mucha alegría porque fue de esas que escribí de una vez. Me invitan a participar en el disco Raspadura con ajonjolí, que tuvo representación de trovadores de toda Cuba. Ese tema era de mis composiciones recientes. Ese tópico de la emigración siempre despierta expectativas y a mí me interesa abordarlo desde la perspectiva más humana. Es un amigo que se va, está bien y que tenga suerte no me importa nada más, yo hablo de las relaciones interpersonales. Si te gusta esto o lo otro no interesa, cada quien es libre de lo que quiera. Algunos creyeron que el tema era una bomba, y resulta que escucharon una canción muy lírica, de amor fraternal, de amistad. Tanto fue así que las palabras que se le hicieron al disco hablaban de ese tema. Por eso  digo que he tenido suerte, porque en ese momento Bladimir Zamora, quien hizo las notas discográficas, tituló las palabras ¡Suerte, Compay! Y fue pura belleza lo que expresó. Igual ocurrió con una reseña que publicó en el Caimán Barbudo sobre la canción. La catalogó como una de las canciones cubanas sobre la emigración más bellas de todos los tiempos.

Sin embargo, las canciones que más le gustan a la gente no son esas, sino Lobo sato, El mililitro, los temas de más pachangueo.  Tiene que ver con el tipo de público. Acá “la cosa estuvo buena cuando la gente se paró y bailó”, si estaban atentos pues “no estaba tan bueno”, ¿pero por qué no? (risas). El público en Santiago tiene sus características y también es difícil. En La Habana, como hay mucha más coexistencia y apertura con la recepción del hip hop, jazz, rock y todo tipo de corrientes musicales,  me cuesta mucho menos poner al público en movimiento. Ya le he tomado más o menos la vuelta a cada lugar.

Al paso de tu obra, también has caracterizado espacios y peñas en distintos espacios como la Sala Teatro Macubá, la sede de la UNEAC, el  Cabildo Teatral Santiago y la propia Casa del Joven Creador. ¿Qué te sobresale de estas experiencias? ¿Algo que retomarías si fuera posible?

Cierto es que hay lugares donde realicé peñas y encuentros de la trova que me marcaron, y lugares en los que me encantaría volver a tocar. Hice una peña en Macubá cuando la sede del Café Teatro se encontraba en Enramadas, en aquella cuevita, ese lugar me fascinó. Desde hace tiempo sostengo  un vínculo muy bueno con Fátima Patterson y ella siempre me apoyó. Yo le agradezco mucho  porque con ese espacio fue que comencé a tener presencia pública en la ciudad. Es verdad que contaba con la experiencia de las presentaciones  con Muralla, pero una presencia en un espacio regular  en el centro de la ciudad, fue con Macubá. Gracias a Fátima movimos hacia allá músicos, actores y artistas de todas las manifestaciones.

Otro espacio que recuerdo fue el Patio del Cabildo años atrás. Hace un tiempo se hicieron cosas muy buenas en este lugar.

Hubo un escenario que también me marcó, fue la casita del teatro de Calibán. Una casa pequeña, vacía, tan solo con un escenario y almohadones en el suelo para que las personas se acomodaran. Ahí se gestaron gran parte de los proyectos como Altoriesgo, La Guerrilla, El Golem; emergieron de esos encuentros, ideas para el teatro y la música. Aquiles Jorge era uno de los habituales, con su vertiente rockera y teatral, porque hizo varias cosas para el teatro que tienen su origen en aquel momento.

En la actualidad tengo presentaciones fijas en la Casa de la Trova. La Casa Dranguet, es mi actual espacio habitual, que he tratado de personalizar. Ahora la sede está en reparación, cuando culmine lo retomaré.

Recién comenzamos un espacio en el Museo de la Imagen, una peña de trova, poesía y audiovisual, Para socios, una cita para que acudan artistas, aunque estará abierta a todo el que quiera asistir. La principal intención es que asistan artistas que puedan gestar proyectos. La idea es incentivar el ambiente de la creatividad para el desarrollo de la cultura. Por eso quiero involucrar a artistas cubanos en cualquier parte del mundo en que estén  para intercambiar sobre arte y cultura. Y también es propósito que los artistas se unan, porque cada quien está en lo suyo, hay mucho de conformismo y nadie quiere librar batallas.

Son Day o Continuará…

Cuando uno aprende a regalarse lo que estima, aquello adquiere un valor de suma significación. Así es esta conversación que para mí apenas comienza. Próximas ideas en torno a la obra de este autor se fraguan en la avenida de mis teclas. El tiempo con Rubén es momento para café mediante,  hacer del pensamiento, fiesta y risa. Confluyeron también al encuentro algún presunto estribillo para canción. ¡Compay, la suerte es mía!

 



No apto para mayores: Lecturas de una intrusa

Un niño descalzo se lanza al ataque. Porta una espada de palo, el palo del vampiro. Una cazuela protege su cabeza en el combate. Lo acompaña una legión de hormigas con armamentos. Qué nombre le pondré al protagonista de estas historias. Busco entre mis vecinas a Sary. ¿En cuántas familias descubro a su amigo Ariel?

“La guerra en secreto comenzó el día que le dije a mamá: esto es conversación de Menores.” Y con esta declaración bélica se hace a la luz de la literatura cubana un libro que muestra sombras del universo infanto-juvenil y las familias. Es un volumen donde asoma la crudeza, el dolor, ese que por mucho tiempo se excluyó de las narrativas pensadas para las edades tempranas.

De la autoría de Yunier Riquenes, llega en 2018 este libro a la tutela de la Editorial Oriente. El título tuvo su primera luz por Ediciones Caserón. La presente, cuenta con la edición de Zaylen Clavería, el diseño de cubierta corre a cargo de Naskicet Domínguez, mientras que Amels Rodríguez se ocupa de las ilustraciones. La guerra comprende 16 combates, o más bien 15, y una rendición de las armas con tratado de paz.

¿Cuántos padres no sienten que la corporalidad de sus hijos cual esclavitud les pertenece, que es zona geográfica de sus acciones para lo que entiendan? Aun sin “malas intenciones” la maternidad-paternidad suele construirse desde una relación de poder-subalternidad y no siempre de respeto e igualdad como individuos. Por eso creo que sin pecar en generalizaciones, la letra de Riquenes ahonda en realidades “legítimamente invisibles”.

Yunier, al igual que otros escritores de literatura para niños y jóvenes de su generación, introducen temáticas antes vetadas, temas como la violencia, la muerte, prejuicios de disimiles índoles, la fe religiosa y otros, aparecen con toda intención en sus narraciones.

Los relatos coinciden en la visualización de las relaciones de poder, subalternidad o antagonismo con que de modo tradicional se han entendido en muchas familias las relaciones entre padres e hijos. En algunos momentos se abordan también el modo en que los conflictos de pareja repercuten en el estado emocional de los niños. Las narraciones explicitan actos de violencia que en el seno de la sociedad casi siempre son entendidas como algo normal:

El inicio de la guerra

  • “A veces me pregunto por qué Los Menores no podemos tomar nuestras propias decisiones, por qué no podemos escoger la ropa que queremos usar, por qué siempre, si mamá o papá sacan un short, y uno reclama, ellos dicen: dale, ponte ese; no comprenden que a uno le interesa andar con pantalón para verse más grande. Pero no entienden, si no te lo pones te dan un golpe”.

Los Adversarios

  • “Si uno los enfrenta en la cocina te pueden amenazar con cucharas, vasos, espumaderas, sartenes, o cualquier otro utensilio”.

Predominan las narraciones breves, cuyo dinamismo en ciertos pasajes ilustran escenas violentas y remedan como en el cartel de apertura,  n ring de boxeo: “Halaban por la derecha, por la izquierda. Derecha, izquierda. Derecha, izquierda, hasta que pegué un grito”.  

Y también estos pasajes hurgan en el universo y la psicología de los infantes y en las carencias y desatenciones emocionales que sobrevienen a las rupturas familiares:

Los Adversarios

  • “Cambian de ciudades y se lo llevan todo. O lo dejan todo a tu nombre. Ordenan y hay que recoger, apurarse para ir a donde vayan, en el corto tiempo que tienen”.

Esta página describe cómo todo niño tiene días en que finge algún malestar para quedarse en casa. Ante la presunta afección recibe mayores atenciones y mimos de los adultos. Nos invita de manera implícita a reflexionar si realmente se necesitan situaciones como éstas para dedicarle tiempo y afectos a los hijos.

Hay momentos  en que esta narrativa pareciera recrear escenas de extrema violencia:

  • “Si descubren que mientes, vuelven a ser los de antes y te mandan a la escuela después de una tanda de golpes”.

¿A ustedes les parece crudo? Sí lo es, tanto como la verosimilitud de los conflictos al interior de algunos hogares que hoy se definen como “disfuncionales”. No valen generalizaciones por supuesto, pero todos escuchamos historias como éstas nacidas de la cotidianidad, o peor, hemos sido testigos en nuestros entornos y hasta quizás alguien encuentre algún referente familiar. En los códigos del sistema cultural y hábitos de interacción familiar-popular del área cubano-caribeña, la violencia se asimila en múltiples ocasiones como una conducta normal. Muchas familias no reparan en ello, ni siquiera tienen conciencia de la dimensión de sus actos.

Un par de chancletas –las de la contracubierta– definen la ilustración de este relato. El signo es el más ilustrativo en la comunicación que define este tipo de interacciones familiares. Padres-hijos-chancletas es una tríada muy ilustrativa dentro de la simbología familiar cubano-caribeña, nos guste o no, antes más, quizás menos ahora. Chancletas, cintos y otros accesorios son íconos de la violencia física y psicológica por estos contextos, y solo en tiempos recientes desmontados de su altar gracias por ejemplo a campañas de bien público lideradas por los medios de información.

Las historias acontecen en un escenario rural donde emergen además el tema del amor del niño hacia el entorno, el paisaje natural y los animales. El infante a menudo se arma para su campaña belicista con símbolos de amor y paz, otras veces es preso de las contradicciones propias de la edad:

 Formación y Ataque

  • “Enseguida formé el ejército. No contaba con tanques de guerra, soldados de plomo ni robots de última tecnología; confiaba en el río, la paloma y las ovejas. Formé el ejército sin lema, himno ni bandera.”

La voz que nos conduce en estas narraciones pretende salvar a las ovejas del palo del vampiro, quiere evitarles el sacrificio y traza junto a éstas una estrategia que adopta códigos de la fábula. El desenlace del relato es optimista. Concluye con un excelente toque de humor muy apropiado al entorno campesino:

  • (La madre del niño): -Menos mal que comió, Sary. Ya me estaba preocupando este muchacho. Mírame aquí –señaló la cabeza–. Sentí que algo me cayó al salir del río.
  • -Es mierda de pájaro, dicen que eso es buena suerte.
  • -¡Por ahora no! –ripostó enojada, oliéndose el dedo-. ¡Es mierda!
  • (…)
  • Sonreí, desde otro flanco el ataque había continuado sin instrucciones previas.

En Cómo vuelven a nacer las ovejas el conflicto reitera la preocupación y el sufrimiento del niño ante el sacrificio de las ovejas en el instrumento El palo del vampiro. Tal proceso de la faena campesina se describe al detalle. El personaje del padre se representa como un hombre rudo que asume las faenas y el sacrificio de los animales como un hecho natural, lo cual recibe el cuestionamiento del hijo.

A partir de este motivo central se deslindan otros subtemas como una insinuación de soslayo a los primeros afloramientos eróticos; otros, como las afectaciones medioambientales, y de modo relevante hasta la última oración del compendio, se introduce el subtema de la fe religiosa. El protagonista le cuestiona a Ariel, compañero de mesa y amigo sobre lo verídico de la existencia de “Él”, “ese Señor” o “Dios”.

Hay ciertos tonos jocosos en el abordaje del tema al cuestionamiento de la fe que no le restan trascendencia y respeto, pues desde la voz de la infancia resultan permisibles y hasta simpáticos:

  • Sus padres hablan mucho de Él:
  • Compraron un televisor: GRACIAS A DIOS
  • Alcanzaron mangos en el mercado: GRACIAS A DIOS
  • Llegaron temprano: GRACIAS A DIOS
  • Pero si llegan tarde, o no consiguen nada: DIOS SABRÁ POR QUÉ, GRACIAS, DIOS MÍO.”

Más adelante en otros relatos se formulan preguntas como qué es la Biblia o si ¿Dios es escritor?

La problemática medioambiental, los desastres, el cambio climático y sus consecuencias afloran en El tren de agua y en La paloma sube y baja del cielo. En el primero, las aguas dulces adquieren protagonismo por sus significados en el escenario campestre y en los nexos afectivos del niño, a quien preocupa cómo su ausencia afecta las costumbres de las personas en ese entorno.

En este relato los personajes de los padres aparecen representados con mayor benevolencia. La narración remite a una retrospectiva, cuando los padres no eran padres, y solo eran jóvenes que se enamoraban:

  • “Me contó que nací gracias a esa poza, a la pasión que mamá y papá desbordaron. Entonces eran unos muchachos y no pensaban tanto como Mayores. Mamá con el pelo largo y la risa tierna, y papá luciendo los mejores saltos en el trampolín”.

En el segundo ejemplo, los desastres medioambientales tienen lugar desde la metáfora del vuelo de una paloma por diversas zonas del planeta en destrucción.

En la significación popular la hoja de la yagruma, por sus diferentes tonalidades a cada lado, es referente de comparación con la hipocresía humana. Así en La tercera cara de la hoja de la yagruma, el protagónico compara las relaciones de Los Mayores con dicha hoja:

  • “Si Sary llega a la casa, Los Mayores piensan de blanco; si mamá habla con papá, hablan de verde. Si Sary habla con mamá, parecen las mejores amigas; si hablan mamá y papá, Sary es una gorda desvergonzada y mentirosa.”

Aparecen otras cuestiones con base en la identidad y las creencias populares del tipo: “Y dicen Los Mayores que cuando una paloma canta, se va a morir un viejo”.

El Ladrón de Agua es un hermoso relato que habla de cómo la escasez, la mentira y la hipocresía destruyen la amistad entre los adultos. Tiene momentos donde se percibe un excelente sentido del humor.

Faltas de Ortografía aborda la importancia de la buena ortografía y el valor de la amistad, pues es Ariel, su compañero de mesa, quien le exhorta y brinda herramientas para mejorar este aspecto. Este cuento trata el modo en que seres de diferentes credos pueden sostener una amistad, pues es Ariel hijo de una familia cristiana, no así en el caso de los protagonistas.

“Le pregunté a mamá y a papá qué cosa era el amor, si uno lo descubría por los olores”. En ¿Qué puede ser el amor? Aparecen discordias capaces de separar todos los afectos posibles. La celebración del cumpleaños de Diana, la perra de la vecina Sary, se torna metáfora pretexto para abordar el asunto de exclusiones por motivos de razas o posicionamientos sociales. Pero esta historia de amor, a la complicidad de varios personajes, tuvo un desenlace feliz:

  • “Cuando Sary pegó el grito, era tarde: por primera vez Lobito amaba a una perra, aunque no fuera de su clase.”

“A veces creo que Los Mayores no saben del amor, si supieran no sucederían esas cosas.” Se cuestiona el personaje en La batalla naval de las hormigas, mientras indaga en las manifestaciones de los conflictos conyugales de sus padres y el modo en que le afectan. Se describen algunos signos de violencia en la comunicación de la pareja. Ri, como el protagonista nombra cariñosamente al río, es el refugio cada vez que tiene alguna tristeza en casa. Compara a las personas con las hormigas y admira el modo en que estas forman su propio ejército y enfrentan unidas la adversidad. “A veces el ejército de las hormigas es invencible”.

No Apto para Menores expone las incomprensiones generacionales como lo que se considera adecuado o no en la televisión para la recepción de los infantes. Se reiteran temas como la fe cristiana, las destrucciones causadas por las guerras y los problemas medioambientales. Como el niño de estas tramas es de pensamiento inquieto se pregunta si realmente existen diferencias entre algunas manifestaciones sentimentales-eróticas (besos) entre las aventuras y las novelas. Se menciona el tópico de las manifestaciones de afectos eróticos en las primeras edades y sus “travesuras” para manifestarlas.

Me conmociona la lectura de El Club de la Pelea. Tras la conclusión de un acto de agresión extrema entre colegas de aula concluye el relato:

  • “La maestra habló de los colombófilos, los hombres que cuidan palomas; algunos, cuando andaban por pueblos lejanos, enviaban mensajes con ellas; otros las echaban a competir contra el tiempo y sobrevolaban campos y ciudades sin saberlo. Pero las palomas no debían ser nunca una razón para la pelea entre los hombres, y mucho menos para la muerte. De eso yo estaba convencido.”

Qué actitud asumimos los adultos cuando los niños se pelean. Si les da vergüenza no lo digan. Una cosa es lo que se admite en público y otra la que se adopta cuando es el niño de casa el que forma parte del conflicto. Genera contradicciones:

  • -“Si te haló el pelo o te cogió la goma no me des las quejas, pártele la cabeza, tírale la silla; no dejes que te cojan la baja.”

Los códigos y manifestaciones de violencia del mundo adulto se trasmiten a las siguientes generaciones, de modo que se perpetúan en la sociedad.

  • En Por dónde se pierden los aviones se plantea  “Si había un buen lugar para castigar a Los Mayores era adonde iban los aviones. (…) Pero nos quedaríamos sin padres, maestros, tíos, médicos, payasos, panaderos, y unas cuantas personas más”.

Infecciones invita a la reflexión en torno al amor a los animales e introduce el tópico de la ingratitud de algunas personas hacia estos. Aborda lo relacionado con el abuso animal. 

Cuando ya al fin se declara el cese al fuego podemos llamarle Gaby al pequeño que nos condujo estas páginas por esta guerra secreta. Es su cumpleaños y aunque cada lector pueda calcularle un año de más o dos de menos, celebra junto a sus padres, vecina y amigo que ya está creciendo. Las armas han sido depuestas en La debilidad de los adversarios, capítulo de conciliación. Los personajes aparecen en una dimensión de mayor equilibrio y matices en sus caracterizaciones. Se difuminan los extremos con que antes el niño había juzgado a sus padres, pues como reconoce “Nunca pude hacer un enfrentamiento real contra Los Mayores”. El aroma de la comida de mamá resulta irresistible. Gaby quería pedir perdón a sus padres por declararles la guerra aunque fuera secreta. El festejo del cumpleaños fue motivo de esperanza. 

Hay reconciliación también en la naturaleza:

  • “…No había ni una nube gris, pero se desprendió tremendo aguacero, como si Dios se hubiera puesto a hacerle cosquillas al cielo para que riera a carcajadas.
  • Ariel y yo nos fuimos a escuchar el arrullo de la paloma que había puesto los huevos en la yagruma, a mirar como Ri engordaba y gritaba, con el pecho abierto: voy a llegar, voy a llegar de nuevo al mar.”