El títere es mi salvación teatral
Amelia sueña mariposas, puesta en escena de Arneldy Cejas y Erduyn Maza para Teatro La Proa, reconocido grupo de teatro para niños y de títeres de La Habana, llega al Festival de Teatro Joven. Al autor del texto, el dramaturgo, actor y titiritero Erduyn Maza le conozco del/desde el ISA, donde fuimos compañeros de aula en el seminario de Dramaturgia y de quien conservo la imagen de –como refiriera alguna vez Rubén Darío Salazar en una conversación– un “escribidor nato”, alguien que piensa en la escena, trabaja y escribe todo el tiempo para, sobre y por ella. Decidí conocer un poco del Erduyn dramaturgo y sobre el proceso de escritura de sus piezas teatrales, el cómo y el por qué.

El tablado de un teatro. N. y Erduyn trazan con tiza un cuadrado azul sobre el tabloncillo. Dentro, una silla donde Erduyn cuenta a N. de su vida de dramaturgo y titiritero titiritesco. N., un niño-adulto que quiere saber cómo enredar un sueño con el hilo de una marioneta, trae una agenda en la que garabatea palabras.
N.: ¿Cuáles son los principales desafíos a los que te enfrentas al crear obras de teatro para niños en Cuba?
Erduyn: Hay que hablarles a los niños de hoy con la sinceridad que merecen estos tiempos, alejado de ñoñerías, de todo tipo de edulcoramiento. Los niños están bombardeados de muchos estímulos visuales y el teatro no debe ser ingenuo. Se debe indagar mucho sobre las problemáticas del ahora, del niño cubano y pasarlo por un tamiz poético, que enriquezca la puesta visualmente y sea entonces atractiva para ese público tan obnubilado por las nuevas tecnologías e Internet.

- (Sin despegar la vista de la agenda): ¿Cómo logras adaptar el lenguaje dramatúrgico para que sea accesible y comprensible, a la par de atractivo, para el público infantil sin perder la calidad ni el rigor artístico?
Erduyn: Asumo la creación de una obra de teatro para niños con el mismo rigor que puede asumir cualquier creador una obra de arte. No hay por qué minimizar el trabajo o la artesanía de un texto teatral escrito para niños frente a ninguna otra expresión artística. Mis obras tienen un recurso principal: el recurso titiritero… (Intenta llamar la atención de N., se para sobre la silla e improvisa un baile). A partir de ahí creo que se gana mucho a través de la visualidad y del ritmo, de lo irreal y fantástico que pueda ser el personaje titiritero que crea su propia poesía y mística. Mi reto es que ese recurso esté bien explotado, en el sentido que no es solo el texto sino la figura animada quien teje el espectáculo frente a dos realidades, dos focos de atención, la del niño y la del adulto. (Hace un ademán a N. para que le de la agenda. Carraspea. Vuelve a carraspear. N. lo mira, accede a la petición). Por ejemplo, en Amelia… el adulto logra leer el discurso de matiz político, de abuso infantil de una forma más directa, no tanto el niño que prefiere la fábula otra, inclinada más hacia sus referentes imaginativos. No se trata solo del lenguaje de la escritura teatral, también del lenguaje escénico y cómo esa propuesta encaja y dialoga con el espectador infantil y el adulto, y de cómo ellos reaccionan y recepcionan ese material espectacular.

Erduyn usa la agenda como una marioneta, un objeto animado que puede ser un ave o una mariposa. N. intenta atrapar la agenda/ave/mariposa, pero no puede, desiste por un momento.
- (Respira hondo): Háblame de tu proceso como autor dentro del contexto, ¿qué elementos poéticos, estilísticos consideras clave al escribir una obra para niños en relación al teatro cubano actual y cómo esos elementos reaccionan con el público y tú como autor evolucionas y tomas experiencia para próximas escrituras y montajes?
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Fotos Robert Rodríguez
Erduyn: Existe una serie de autores teatrales en Cuba que le hablan al niño de hoy y me hablan con mucha sinceridad, como Blanca Felipe, Yerandy Fleites, Ulises Rodríguez Febles… (Baja de la silla de con un ligero salto, casi alegre, de brisa otoñal). No hay temas del que no se le pueda hablar a un niño, el reto es encontrar las herramientas para hablarles y en mi caso, tengo a los títeres; ellos me ayudan a entablar ese diálogo. No porque se use un títere ya quiere decir que es una obra de teatro para niños, también hay teatro de títeres para adultos… (Usa el libro de máscara, deja ver solo sus ojos por encima del libro. Luego solo su boca. Susurra, en confesión). Pero el público aún tiene ciertos tabúes con este otro modo, por así decirlo… (Transición rápida. Borra una de las líneas azules del cuadrado de tiza. Se aleja un poco, se aleja). Durante un viaje a Sudáfrica para participar en el Congreso Internacional del ASITEJ, asistí a un festival de teatro colateral llamado Cradle of creativity o Cuna de la creación, y vi una obra política para niños muy fuerte… (Simula que está perdido en una sabana de África. Se mueve entre leones, hasta imitarlos, ser parte de la manada. Rodea a N., que se protege dentro de lo que queda del cuadrado de tiza azul, como jaula). Fue una adaptación de Rebelión en la granja, de George Orwell, y me pareció tan buena que me motivó a escribir una obra donde el trasfondo fuese igual de despiadado y hermoso. (Ruge. Carraspea y luego sonríe. Invita a N. a que se siente en la silla, le devuelve la agenda). En segundo año de la carrera escribí solamente la fábula para la entrega de final de semestre de la carpeta, para luego en tercer año escribir la obra junto al maestro Yerandy Fleites, quien ayudó cantidad a enriquecer el proceso de trabajo y gracias a eso di con la resolución del conflicto del personaje principal (Borra poco a poco lo que queda del cuadrado). Cuando está bien explotado el elemento titiritero puedes estar seguro: la obra será un éxito rotundo, si a eso le sumas las diversas maneras de hacer, de potenciar la espectacularidad y conectar con el público mediante el tema que trates, entonces ya estás encaminado hacia un buen ejercicio, tiene muchísimo ganado (Da dos palmaditas en el hombro de N. Mira hacia la nada y hace una reverencia). El títere es mi salvación teatral.
Aplausos.
Erduyn invita a N. a ponerse de pie y hacer una reverencia, la hacen. Se saludan y saludan al público invisible.
La última luz que se apaga sobre el escenario da pie a la palabra…
TELÓN.

Amelia sueña mariposas apenas tiene cinco funciones. La de Holguín fue la sexta y según Erduyn, la obra está cosechando lo que él como dramaturgo y director, y Arneldy, también director y diseñador, imaginaron. Es una magnífica oportunidad para disfrutar del espectáculo de La Proa y su troupe, saber del oficio noble y difícil del titiritero, del teatrista, gracias a la propuesta llevada por estos timoneles que son Erduyn y Arneldy, donde Amelia sueña junto a nuestros anhelos de infante y no escatima en brindarnos belleza.
Jóvenes teatristas que no le temen al grito
El teatro cubano de hoy sortea su quehacer entre los escabrosos caminos de la desidia, la migración y la crisis económica nacional, problemas que asechan la creación artística, su producción y hasta la visibilidad de los colectivos. Buscar espacios que integren miradas, poéticas, modos de hacer y crecer son varias de las inquietudes de los teatristas cubanos en la actualidad, especialmente entre los más jóvenes que han decidido fundar y seguir adelante haciendo del teatro un escenario inclusivo y transgresor. Es verdaderamente una proeza, pero estos son jóvenes teatristas que “no le temen al grito”.
Desde su fundación en 2008, el Festival Nacional de Teatro Joven constituye un espacio que integra y reúne lo mejor de las tablas en Cuba para, una vez al año, debatir, dialogar y apostar por la creación dramática de vanguardia; lo que lo convierte en uno de los más importantes de su tipo en la isla. Resulta un certamen pensado, además, para todo el público ávido de esta manifestación artística, reflejando de esta manera el quehacer más inmediato de la escena cubana, principalmente aquella protagonizada por los jóvenes creadores.

Sus encuentros teóricos son puerto seguro para la confrontación y el intercambio de ideas, críticas, puntos de vistas, modos de ver y hacer el teatro contemporáneo. Sobre la dirección y la producción en la escena cubana actual se debatió en esta edición XIII del Festival.
Erduyn Maza Morgado, director artístico de la obra Amelia sueña mariposas, de Teatro La Proa, compartió su experiencia creativa con esta puesta en escena. “El proceso de Amelia… comenzó hace mucho tiempo, durante un seminario de dramaturgia en el ISA. Me propuse hacer un teatro mucho más arriesgado que hablara de lo que está ocurriendo en la sociedad. No quise que fuera un texto panfletario ni vacío. Tenía que ser titiritero y que dialogara con el contexto económico, político y social de la Cuba actual y con los niños de hoy”.
I want, del proyecto independiente del mismo nombre, dirigida por la versátil actriz y dramaturga matancera María Laura Germán, a quien en otras ocasiones hemos visto, en este mismo Festival, como parte de Teatro Las Estaciones o El Portazo, llegó también a Holguín. Sobre este nuevo proyecto María Laura dialogó y propuso sus miradas hacia un teatro libre, autofinanciado y más independizado de las instituciones, aunque esto no signifique un alejamiento cabal o negar el apoyo rotundo de las mismas, sino que va más en las búsquedas de otras alternativas para seguir adelante, que sea distinto y quizás un poco menos “formal”, con sus propias búsquedas en materia de organización y producción.

“I want surgió en abril de 2022 como proyecto de teatro independiente y partiendo de una necesidad personal. Quise que fuera un tipo de teatro libre, para un público de adolescentes y jóvenes, a los cuales no se llega con mucha frecuencia. Esta es una obra que habla de la familia y de las zonas de soledad que enfrentan los jóvenes, provocadas a veces por rupturas familiares, la migración, Internet…”.
Esta obra salió de los espacios de una sala teatral para realizar sus puestas en una casa particular: “Ven a mi casa y vamos a vivir una experiencia teatral”. María Laura ofrece a estas generaciones en soledad ser parte de su espacio teatral, integrarse a esta nueva experiencia y apoyar un proyecto independiente.
Teatro Alas, de Pinar del Río, esta vez propuso No, dirigida por Doris Méndez y Arasay Suárez. Sobre la puesta comentaron el contexto de surgimiento de la misma en el período de Covid-19, los temas tabúes que aborda y el lanzamiento hacia un público ávido de teatro y nuevas experiencias como los adolescentes. Mientras que Juan Ante Miranda, director artístico de Por gusto, de Teatro Alas D´Cuba, de Granma, debatió sobre el proceso de creación de la misma y enfatizó en los mecanismos de producción en Cuba y el respaldo institucional que deben tener los colectivos escénicos en un contexto marcado por la desidia. “Tenemos, sobre todos los jóvenes, que llegar hasta las instituciones que nos representan, ser escuchados y apoyados, porque producir en la Cuba de hoy es muy difícil”.
El colectivo escénico pinareño El Juglar del Cisne llegó por primera vez a Holguín con Monólogo de la soledad. Sobre el proceso creativo abordó su director artístico Yadian Padrón. Mientras que los actores de la obra Asesinato en la mansión Haversham, del habanero proyecto Oficio de Isla, comentaron sobre la puesta y de cómo esta plataforma de experimentación, dirigida por el actor Osvaldo Doimeadiós, integra la mirada de diversos directores que se enfrentan al reto de producir y dirigir en Cuba.

Como parte de este espacio también se presentaron los libros Ludoteca, de Leonardo Estrada Velázquez, y Outsiders, de Alessandra Santiesteban, ambos publicados por Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín. El editor Adalberto Santos enfatizó que La Luz ha apostado por distintos géneros, entre ellos el teatro, donde además la factura visual y estética acompaña la calidad de las obras que se publican.
“Ambos libros tienen aspectos en común, como personajes alienados, escenarios e historias que revisitan los márgenes explorando personalidades en un contexto avasallador y que sostienen, a lo largo de la obra, una progresión con búsquedas en la pertenencia de lo situacional, a partir de ciertos modo clásicos de escribir el teatro”, subrayó.
Según Elaine Vilar en la contraportada de Ludoteca, el autor “dispone la pista de acción como un tablero de ajedrez donde todos los personajes no son más que peones (…) Ludoteca invita al lector-espectador a un viaje por el jaque mate de las emociones: nos presenta una historia que bebe de las sinergias de la más contemporánea dramaturgia cubana y que parece guiñar los ojos a las poéticas de Abel González Melo y Roberto Viña, por solo mencionar dos voces de obligada referencia”. Mientras que Outsiders, dice Karina Pino Gallardo, “es el fruto de una investigación sobre la pertenencia, sobre la acidez de una isla implosionada y endogámica, pintoresca y singular. La entidad inspiradora de esta obra se da en llamar Ianina Poyesis, un alma evocada que jamás aparece, salvo al final, para declarar como una emperatriz rusa su statement invariable, su omnipotencia incomprensible ante la audiencia que la espera como una estrella de rock”.
En Holguín se reúne el Teatro Joven
El Festival Nacional de Teatro Joven, evento organizado por la AHS en Holguín, regresa del 21 al 24 de septiembre en su XIII edición, con un programa que incluye la confluencia de diversas poéticas en la escena, un encuentro teórico y presentaciones literarias.
Están invitados en esta edición, dedicada a la dirección y producción teatral los colectivos: Teatro La Proa (La Habana) con Amelia sueña mariposas, texto de Erduyn Maza Morgado con dirección artística del propio Maza Morgado y Arneldy Cejas Herrera; Oficio de Isla (La Habana) con Asesinato en la Mansión Havershan, dirigida por Ledier Alonso; Alas Teatro (Pinar del Río) con No, en cuya dirección se encuentra Doris Méndez Lanza y Arasay Suarez Padrón; y El juglar del cisne (Pinar del Río), con la obra Monólogo de la soledad, dirigida por Yadian Padrón Pérez. Se incluyen en el programa de presentaciones escénicas: I Want Teatro (Matanzas), proyecto de María Laura Germán con la obra I Want; y Teatro Alas D´Cuba (Granma) con Por gusto de Abel González Melo, con dirección artística de Juan Alberto Ante Ramírez y general de Fernando Muñoz.
“El Festival se realizará durante tres días y fuera de marzo, la fecha habitual desde su fundación”, comentó Yasser Velázquez, miembro del Comité organizador, en conferencia de prensa realizada en la AHS. Sin embargo, “resulta una proeza mantenerlo con este empuje y su concreción responde, en buena medida, al apoyo institucional del Consejo Provincial de las Artes Escénicas (CPAE) y la Dirección Provincial de Cultura”, añadió Yasser.
A las habituales salas Alberto Dávalos y Raúl Camayd, del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, se suman el Café Tres Lucía, sitio para la presentación los días 22 y 23 de I Want, y la Casa del Joven Creador-AHS, con las puestas de El juglar del cisne y Alas Teatro.
“El público podrá disfrutar de poéticas diversas, entre ellas las siempre esperadas funciones infantiles”, explicó Velázquez. A las puestas en escena se potencia un espacio teórico, con el título “XIII años de Teatro Joven, de Holguín a Cuba” y la participación de los directores y productores de las compañías invitadas, quienes abordarán los desafíos de estas especialidades en el contexto cubano contemporáneo. También en la Casa del Joven Creador se presentará parte del catálogo de teatro de Ediciones La Luz, con Outsiders de Alessandra Santiesteban y Ludoteca, de Leonardo Velázquez, por Adalberto Santos.
Palco 13, boletín de crítica teatral que ha caracterizado el Festival, mantendrá su circulación, digital e impreso, durante esos días, con firmas reconocidas y varios jóvenes autores.
La inauguración oficial del XIII Festival Nacional de Teatro Joven, este 21 de septiembre, en la Raúl Camayd del Teatro Eddy Suñol, estará a cargo del Grupo Humorístico Etcétera con su espectáculo DesTintos y DifeRíentes, que cuenta con dirección artística y general de Eider Luis Pérez Martínez. Aunque, a manera de jornada pre-Festival, Etcétera y Yuri Rojas (Zoila) se presentan en este escenario desde el lunes 18.
Un intercambio necesario de la artes escénicas (+ audio y fotos)
Directivos y creadores del Consejo Provincial de las Artes Escénicas efectuaron, este martes, un intercambio con jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz y de las manifestaciones de danza y teatro, miembros y no miembros de la AHS.
Con sede en la base de campismo Los Cantiles, en Jiguaní, el encuentro tuvo como objetivo compartir experiencias, inquietudes, preocupaciones y proyecciones.
Agón Teatro invita a la puesta en escena de la «Condesa Descalza»
El Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Centro de Teatro de La Habana anuncian para fines de septiembre y principios de octubre de este año la puesta Condesa Descalza, del grupo Agón Teatro, en la sala El Sótano.
Se trata de un montaje construido a partir de la selección y apropiación transformadora de ciertas historias, personajes y situaciones de la novela Tuyo es el reino, de Abilio Estévez, que cuenta con el auspicio de Teatro de la Luna y que ya tuvo su estreno en el Festival de Teatro Experimental Desconecto a 969, con sede en Santiago de Cuba.
El grupo Agón Teatro, dirigido por Kiusbell Rodríguez, es un proyecto de la Asociación Hermanos Saíz en cuyo elenco, además de jóvenes actores, se hallan como invitados Minerva Romero y George Abreu.
Las funciones de los días 29 y 30 de septiembre y del 6 y el 7 de octubre serán a las 7 de la noche; mientras las correspondientes a los domingos 1 y 8 de octubre comenzarán a las 5 de la tarde.
La Caja Negra estrenará la obra «Luces de Neón»
El Grupo de Experimentación Escénica La Caja Negra estrenará este viernes en el Cabildo Teatral, de Santiago de Cuba, la obra Luces de Neón, con la dirección de Juan Edilberto Sosa.
Sosa refirió a la Agencia Cubana de Noticias que la puesta articula varias de las manifestaciones artísticas como la música, danza, artes plásticas y visuales, en aras de llegarle al público con una oferta atractiva, interesante y diferente.
El espectáculo, de dos horas de duración, cuenta con 15 minutos de intermedio, motivo por el cual dialoga constantemente con el público y posibilita el consumo gastronómico mientras se disfruta la presentación, dijo.
Comentó que las actuaciones protagónicas serán interpretadas por Erasmo Leonardo Griñán, en los roles del suicida, el rey Claudio y el perro, y Maibel del Río Salazar como la negra de Hamelin y la reyna.
Significó que la estética de “La Caja Negra” se fundamenta desde el teatro antropológico y la búsqueda del performance como práctica de lo real y posible, donde el actor no necesita construir un personaje para definirse como ser teatral.
El también presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Santiago de Cuba afirmó que el grupo trabaja para la presentación de nuevos espectáculos en el último trimestre del 2023.
“La Caja Negra”, fue fundada el 14 de junio de 2016, y pertenece al Consejo Provincial de las Artes Escénicas.
«No importa», un país en una obra (dosier)
No Importa: Un teatro en tránsito
Por: Isabel Cristina López Hamze
Las puestas en escena van cambiando, como todo en la vida. Cuando uno ve un espectáculo varias veces en lugares distintos, y rodeado de públicos diferentes, no está asistiendo a la misma obra aunque los actores sigan las mismas pautas. Eso me ha sucedido con No Importa, puesta en escena de El Mejunje, sobre textos del libro de crónicas ¿Quién le pone el cascabel al látigo? de Rodolfo Romero Reyes. Es una obra nacida en pandemia, en medio del enclaustramiento y el miedo. Un proceso que comenzó a gestarse a hurtadillas en Santa Clara, cuando no se podía salir a la calle y los actores se reunían para ensayar desafiando al virus y a las autoridades sanitarias. Así nació esta puesta, de la desobediencia y la necesidad profunda del reencuentro, de las ganas de comprender esta Isla a través del teatro.
Dirigida por el novel Adrián Hernández, la puesta en escena tiene su origen en la lectura comprometida de un libro de crónicas, un género bastante preterido por las editoriales, pero que, históricamente, ha sido del amplio gusto popular. Con el pretexto de una reunión de amigos se va perfilando un espacio para el diálogo, la diversión, los cruces sentimentales e ideológicos de una generación que hoy se encuentra ante la disyuntiva de irse o quedarse. Tres de los amigos, que pasaron juntos su adolescencia y primera juventud, se fueron a otros países y uno se quedó en Cuba. Se encuentran en una fiesta privada y recuerdan momentos de sus vidas que se corresponden con algunas de las crónicas del libro. Cada cuadro se concibe con una estructura interna propia, que posee un inicio, un desarrollo y un cierre y la situación dramática de base, que sería la fiesta de los amigos, va hilvanando toda la acción de la obra.
No importa surge como una suerte de premonición, pues en el momento en el que se estrena, a finales de 2021, aún no se había desatado en su mayor intensidad la oleada migratoria que estamos viviendo. Es una obra que se adelanta a los acontecimientos. A pesar de su tono de inmediatez y la velocidad de esta época, la puesta sigue estando a la par de la realidad cubana más actual. Esa conexión directa con el momento está determinada, en gran medida, por el carácter evocativo del espectáculo y sus transiciones al aquí y ahora. Los personajes recuerdan episodios de sus vidas y como estrategia escénica se representa esa memoria trayéndola al presente.
El juego del teatro dentro del teatro que se advierte en la estructuración de los diferentes cuadros es el recurso que soporta la teatralidad de la obra. También se advierte un ligero matiz de metateatralidad sugerido a partir de las reflexiones sobre el propio hecho teatral. Esta dimensión se hace muy evidente en el prólogo que recuerda un estilo de obras específicas en las que se le explica al espectador lo que va a ver. Lo interesante es que este rasgo didáctico no se vuelve tedioso, sino que adelanta eficazmente el tono y el color del espectáculo.

No importa es para mí como un Work-in-Progress. Desde que vi la puesta por primera vez me llevé esa impresión. Me reafirman esa idea la estructura sencilla y la conformación del relato escénico a partir de unos pocos elementos; el recurso de la pizarra sobre la que se van colgando los objetos como residuos de esa historia compartida y el carácter vivo, espontáneo, sujeto a variaciones que tiene el espectáculo. Por eso prefiero las primeras dos funciones a las que asistí: una en la Casa del Alba en agosto, y la otra en el Café Teatro Bertolt Brecht en septiembre de 2022. En aquellas ocasiones los actores vestían con ropa negra similar a las de entrenamiento y sobre ese vestuario neutro que da la impresión de visualidad inacabada, se iban incorporando elementos que caracterizaban a los personajes. Esa propuesta de vestuario tenía mucho que ver con la noción de trabajo en proceso, de búsqueda, de experiencia teatral en tránsito. Con el paso del tiempo los actores incorporaron vestuarios más apegados a lo realista y decoraron las maletas de madera con motivos pictóricos. Esta segunda propuesta, a mi juicio, es menos atractiva que la anterior, desde el punto de vista conceptual, aunque no le resta fortaleza, ni emotividad a la puesta, dos de sus mayores virtudes.
Los actores logran algo tan difícil como estar en una misma cuerda, mantener un mismo registro a pesar de tener diferentes condiciones físicas y un nivel distinto de organicidad. Uno de los valores de la interpretación es el juego que se establece entre el actor, el personaje del presente y el personaje que se recuerda. Los cuatro actores consiguen un equilibrio perfecto y son partes de una especie de personaje grupal en el que muchos del público se ven representados como grupo generacional. Al mismo tiempo, cada personaje mantiene su identidad propia y juega un rol diferente en el espectáculo.
El tema de la emigración está abordado de manera seria, aunque se trate de una comedia. El problema que tanto afecta a la familia cubana y que tiene tantas aristas se trata sin romanticismos y sin medias tintas, aunque el acento final está puesto sobre el que se queda en Cuba y la felicidad que ha alcanzado aquí. En el largo proceso de la obra que ha implicado su montaje, funciones y cambios en su interior y en el país, han visto partir a amigos, colegas y familiares. Como un ejemplo de ironía dramática el actor que interpretaba al personaje que es el único que se quedó en Cuba, se fue «en la vida real». Ese dato no tan escondido redimensiona el personaje que ahora es interpretado por otro actor.
Quizás uno de los momentos más insólitos de la puesta es el intermedio en el que los actores hacen video-llamadas con amigos que viven fuera y de una forma muy motiva los incluyen en la función. Esa mezcla de la realidad y la ficción está presente en todo el espectáculo y es uno de los ganchos más fuertes para el público. Me resulta muy significativo que el material sobre el que parte la obra, no es un texto teatral, ni siquiera de literatura de ficción, sino un libro de crónicas. La génesis de la puesta está en una fuente que parte de lo real y de experiencias narradas en primera persona. Ese espíritu se conserva en escena y es muy atractivo para los espectadores quienes tienen una participación activa en toda la representación aunque no tengan que hablar, o subir al escenario en ningún momento.
Cuando la obra está por comenzar, los actores saludan a la gente del público, conversan y abrazan a algún santaclareño ausente, mientras la música nos hace sentir en un lugar cómodo e informal. No están concentrándose tras la pata, no terminan de ajustarse el vestuario, no repasan el texto en su cabeza, sino que fluyen como si se tratara de una fiesta íntima que es en realidad el escenario ficcional del espectáculo.
El ambiente de fiesta que la obra genera y del que enseguida el espectador se hace parte, permite esa condición a la que los griegos llamaron parresía, que significa “decir todo”. Como los comediógrafos antiguos, los jóvenes de No importa asumen el concepto de parresía y lanzan las verdades más duras, otro gesto político y genuino que el público de estos tiempos agradece hasta las lágrimas.
Buscando las repercusiones del espectáculo a casi dos años de su estreno, noto un escaso interés de la crítica especializada en esta puesta. Asumo que, lo que a mí me resulta valioso, que es precisamente esa precariedad de la escena, lo inacabado de la puesta, la asimilación de una estética convencional estructurada en cuadros, a otros les parece un fallo de la dirección o quizás una pobre proyección escénica. Considero que no hay por qué temerle a lo sencillo cuando existe una hondura en lo que se quiere compartir. Aunque cada persona y especialista tiene su propio criterio, lo que nadie puede negar es que la puesta ha sido un suceso de público y eso es digno de analizar. El público ríe, llora, canta, regresa una y otra vez.

No Importa es coherente y genuina, eficaz en sus proposiciones escénicas. Siento que seguirá mutando con el tiempo y se harán nuevos hallazgos. Es otra de las tantas obras cubanas que abordan el tema de la emigración. La maleta vuelve a ser el símbolo del viaje, del regreso, del escape, de la vida misma del que nació en una Isla. Esta vez, no es un maletín de rueditas “pá que no te pese”, sino cuatro maletas de madera, como las que llevábamos a la escuela al campo. Una maleta pesada, incómoda de cargar, fea, tosca, pero resistente e irrompible.
Yo volvería a ver No importa tres veces más y sé que cada vez será distinta, porque le hablará a un país distinto, a una yo distinta. No se puede augurar la esperanza de vida de una obra que está tan pegada a la realidad y en eso también radica su honestidad. Gracias a Lisandra Martín, Duviel Gutiérrez, Leisy Domínguez, Yuniesky Bermúdez y Adrián Hernández por aventurarse a dar su propio testimonio del país que somos. Gracias siempre al gran Silverio por acompañar a los jóvenes y saber dialogar con ellos desde su altura. Los aplausos de esta puesta son también para él, un líder que ha sabido cobijar muchas maneras de pensar, de ser, de entender esta Isla bella que nos duele, nos alegra, nos oprime, nos libera, pero sobre todas las cosas: nos necesita a todos.
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El Mejunje Teatral: Reinventarse por todo lo que importa
Por Claudia Amanda Betancourt Torres
Entrevista a Adrián Hernández Hernández, director de la obra No importa
No importa es la obra más reciente de la compañía teatral Mejunje de Santa Clara, bajo la dirección general de Ramón Silverio. Una obra que ha tenido una repercusión significativa en los públicos de la Cuba de hoy y más aún en los jóvenes. Trata temas como la migración, el respeto hacia la diversidad, la amistad.
La puesta en escena fue ganadora de la Beca El Reino de este Mundo (2020), que otorga la Asociación Hermano Saíz. Han tenido la oportunidad de presentarse en diferentes festivales, sedes y eventos escénicos del oriente, centro y occidente del país. En La Habana ha estado en varias ocasiones con el apoyo de la AHS, de la Articulación Juvenil del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), del proyecto de cooperación internacional “Juntarte: la cadena creativa que hace la escena inclusiva”, la revista Alma Máter de la Universidad de La Habana (UH) y de Casa de Las Américas.
Con cincuenta funciones realizadas hasta el momento, No importa cuenta la relación de cuatro amigos que se reúnen en un hotel después de un tiempo sin verse, tres de ellos no residen en Cuba, todos tienen puntos de vista diferentes sobre la realidad social que viven, sobre los sentimientos humanos, la política de nuestro país y de los recuerdos que forjaron esa amistad inseparable entre ellos. Una puesta en escena que surge a partir del libro ¿Quién le pone el cascabel al látigo?, de Rodolfo Romero Reyes, que cuenta con cuarenta y cinco crónicas sobre la realidad cubana de las últimas décadas.
¿Cómo surge la idea de llevar a la escena algunas de estas crónicas de Quién le pone el cascabel al látigo?
La idea del montaje de No importa surge en medio de la pandemia. Nosotros regresábamos de un festival en Matanzas, se empezaba a anunciar que se iba a cerrar todo el país y comenzó el confinamiento. Nosotros teníamos la necesidad de trabajar, de seguir haciendo cosas porque salimos muy embullados de aquel festival y ya habíamos colegiado la idea de trabajar juntos un grupo de actores. Creamos un grupo de WhatsApp, que llamamos “La Mejunjancia” y empezamos a cocinar la idea de que debíamos ponernos a trabajar en función de algún espectáculo. Silverio nos convoca y nos orienta que cada cual desde sus casas fuera escribiendo, fuera proponiendo algún montaje para cuando existiera la posibilidad empezar a trabajar, pensando que toda esa situación pasaría rápido y no fue así.
Cuando yo era vendedor en la plaza de artesanías Plaza Apolo de Santa Clara, había comprado en una feria del libro ¿Quién le pone el cascabel al látigo? porque muchos jóvenes que pasaban por el quiosco donde trabajaba hablaban sobre el libro y me llamó la atención. Lo compré en la mañana y en la tarde cuando recogí el quiosco, me había leído el libro casi completo y me gustaron mucho las crónicas porque me vi reflejado en muchas de ellas, fue lo que yo viví en mi etapa del preuniversitario, del servicio militar, de la universidad. Me pareció interesante lo que se contaba en este libro y llevé la propuesta a nuestro grupo. Con todos los reencuentros que se relatan en el libro, pensé que la idea para la puesta en escena podía ir por ahí, sobre un reencuentro.
Cuando tuvimos la oportunidad de vernos, de manera indisciplinada, escapándonos de nuestras casas y cuando Silverio nos permitiera alguna vez utilizar el espacio de El Mejunje, tomando todas las medidas de seguridad, seguimos trabajando para que resultara el espectáculo y también aliviar ese mal rato de confinamiento en las casas. Los muchachos se leyeron el libro y también les gustó mucho. Empezamos hacer un trabajo de mesa con la idea central de un reencuentro de cuatro amigos, de los cuales tres no vivían ya en Cuba. De hecho, la idea inicial era de cinco amigos, lo que hubo uno que nunca pudo llegar a ese reencuentro por razones diversas y no pudo estar. En el trabajo de mesa, éramos pegados al teléfono móvil como medio principal en esos días de pandemia para comunicarnos y me surgió una preocupación. Entre nuestros propios círculos de amigos se desataban discusiones, había desacuerdos sobre algunas de las cosas que estaban sucediendo en el país en cuanto a leyes y política. Era algo que me molestaba mucho y fuimos incorporándolo en la obra.
¿Por qué el nombre de la obra es No importa?
En un principio la obra no tenía el nombre final, se iba a llamar igual que el libro. Seleccionamos los cuentos, aunque por mí hubiesen estado todos los del libro, pero los muchachos y Lisandra, que fue mi asesora, me hicieron entender que había que ajustar todo al lenguaje teatral. Trabajamos el plano de los movimientos, el diseño escenográfico y todos los demás elementos de la puesta. Ahí fue donde me di cuenta que este trabajo podía tener otro objetivo, acercar a un público joven a la sala de teatro de nosotros en la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara.
La sala de nosotros es pequeña, pero estaba perdiendo a ese público joven, ya el público que asistía a la sala y al festival que hacemos acá, era un público asiduo más adulto, sin embargo, el público joven no conocía la sala de teatro ni nuestra compañía dentro del Mejunje y eso fue otro de los objetivos que nos planteamos de rescatar ese público joven. Como actores también teníamos la necesidad de experimentar incluir en la puesta otros modos o expresiones, buscar un texto para reflexionar, hacer reír, bailar, cantar. Luego contacté a Rodolfo el autor del libro por Facebook y le comenté que nuestra compañía iba a llevar a escena su texto. Él nunca se lo creyó hasta que estuvo con nosotros el día del estreno y realmente aportó muchas ideas, también hizo las notas al programa sin que empezáramos a ensayar, sin ver algún fragmento de la puesta y así reflejó lo que nosotros realmente queríamos que el público se llevara de la propuesta. Ha sido una química perfecta entre los cinco que iniciamos el montaje, incluyendo a Rodolfo, los seis.
El nombre final surgió consultando a Freddys Núñez Estenoz como referente para nosotros y nos dijo que el nombre original del texto estaba muy largo, ya era el nombre del libro y nos incitó a que buscáramos otro más reducido. Un proceso de una mañana y media en la que a Lisandra se le ocurrió el nombrar la obra: No importa, y todos estuvimos de acuerdo. En el diseño del cartel también se refleja porque es parte del cubano pensar “no importa”, si esto está malo seguimos, si pasa esto o aquello, hacia adelante… Como una forma de tomar las cosas y de cómo hemos vivido nosotros. Con el tiempo nos hemos dado cuenta que este título parece algo irónico, pero realmente es bien serio.

¿Cómo fue el desarrollo del proceso de montaje de la puesta en escena?
Fue un proceso muy divertido, lo disfrutamos muchísimo. Se comenzó a trabajar en pandemia y se estrenó en pandemia, fue realmente un proceso muy bonito. Los cinco que nos involucramos habíamos trabajado juntos, pero no con la química que logramos en este proceso de montaje. En esa idea central de reencuentro, se planteaba que no hubiera diferencias si no aceptar a cada cual como era y como pensara, defendiendo que lo que tenía que prevalecer era la amistad. Esa fue la premisa que quería llevar a escena y a partir de ahí empezamos a construir los personajes, que no están en las crónicas, sino que fuimos poco a poco colocando las crónicas en las vidas de estos personajes y así fuimos creando al amigo que se queda en Cuba y tomamos como referente al mismo Rodolfo que se quedó aquí trabajando, haciendo lo que le gusta, escribir. Así buscamos puntos de contacto con muchas de las personas que viven en el país con otros que ya no viven aquí. Aquel que se fue sin querer irse, el que se fue en busca de un futuro mejor arriesgando mucho y sigue vagando por el mundo dejando atrás a su tierra y a su familia, etc.
Esas historias que nos rodean y se ven reflejadas en algunas de las crónicas. Tuvimos claro hacerlo por bloques. Una primera parte del reencuentro, la segunda parte que cuenta todo lo que pasó en el preuniversitario, en el servicio militar y universidad y el desenlace final de la obra que es cuando cada cual cuenta cómo le va en el presente después de tanto tiempo y cómo piensa en la actualidad. Son muchas crónicas y las fuimos descartando, tomando solo aquellas relacionadas a la idea central para llevarla a escena en frases, adaptando la historia en un proceso de improvisación. Teníamos claro el personaje de la actriz Lisandra Martín iba a ser ese personaje reaccionario, sin miedo nada, que lo iba a criticar todo, algo radical. También la historia del muchacho que se fue del país por una de las crónicas que se llama “Amante por cuenta propia” que cuenta la historia de cómo se junta con una extranjera, una historia de prostitución por la que muchos jóvenes han pasado en la realidad para salir de Cuba. No teníamos clara la historia de Leysi y buscamos en las crónicas algunos elementos, como la enfermedad de cáncer que tanto golpea nuestra sociedad actual, un tema sensible en nuestro país para seguir luchando por la vida a pesar de sufrir esta enfermedad mortal, aunque no lo utilizáramos como gancho.
Cuando hicimos los primeros ensayos con público y le presentamos la obra a Silverio no le gustó para nada, fue un choque tremendo, pero nos replanteamos muchas de las notas de Silverio y analizar su punto de vista nos sirvió para desde su punto de vista a utilizar en la obra en frases como “esto se parece a”, “esto es igual a”, “y si esto es más de lo mismo”, frases de Silverio que utilizamos para la puesta.
La obra también fue la graduación de Lisandra como actriz en la Universidad de las Artes (ISA), creo que la única estudiante de actuación que pudo presentarse presencialmente en su año para graduarse. Hubo una pequeña apertura en esa etapa pandémica, comienza un éxodo masivo en el país. Ahí nos dimos cuenta que la obra había tocado otra zona de nuestra realidad, algo que veníamos rondando desde el trabajo de mesa, pero no la teníamos como fuerte de la obra y era el tema de la migración. Irse y volverse a encontrar, irse y ver qué pasa con esa ida o asumir quedarse. Muchas personas que asistieron a los ensayos y presentaciones en ese momento nos decían después que veían la obra: “mañana me voy y si yo pudiera rompía el pasaporte y no me iba”. Nos dimos cuenta que la obra estaba tocando una fibra que estaba sucediendo dentro de la sociedad pospandemia y en la juventud cubanas.
La migración en un inicio no era el tema central de la obra, sino cómo los amigos se disgustaban y peleaban por temas políticos y a veces por temas sin relevancia. Nunca tuvimos claro de que No importa reflejara la migración en la Cuba actual, ni que destacara el respeto hacia la diferencia de pensamiento. De cuestionarse si somos felices aquí o fuera del país, si lo tenemos todo o no, si hay cosas que realmente deben cambiar. Las formas de pensamiento deben abrirse, pensar en los que se quedan, también en los que se van y quieres seguir apoyando o ayudando a los de aquí. Muchas personas cuando ven No importa tienen otras formas de ver la vida al salir de la sala. Muchas fueron a ver con esta obra, teatro por primera vez en su vida. La obra ha ayudado a través de los temas que trata, con el trabajo de los actores y de la puesta en escena, a que un público que desconocedor de teatro sienta curiosidad e interés por acercarse al teatro. No sé si será una obra que quede como referente por sus características, pero hemos tenido experiencias múltiples como presentar la obra en la escuela nacional del PCC a un proyecto del Centro Martin Luther King, para que los allí presentes entendieran la realidad actual y cómo respetar los pensamientos diferentes, convivir con las diferencias y escuchar todo tipo de pensamiento. Fuimos también la obra invitada a un evento en la Casa de las Américas sobre la migración. Y todo esto ha sido muy bueno. Ha llevado a que las personas reflexionen sobre la diversidad de colores, de pensamiento y cómo esa diversidad hace el desarrollo. Yo creo que No importa ha ayudado a cambiar vidas, a unir familias, a entender estos temas de la separación, de los reencuentros. También ha sido un reto tocar y profundizar en estos temas, el cómo reacciona el público y cómo nos ha cambiado a nosotros también todo este proceso.

¿Cómo se plantearon el diseño escenográfico y toda la visualidad de la puesta?
La escenografía de la obra siempre pensé que fuera minimalista. Cuatro maletas bien teatrales, que se pudieran mover, que se pudieran crear imágenes con ellas porque me gusta mucho el teatro de imagen, pues una imagen a veces dice más que mil palabras. Me gusta también el teatro de corografía, la limpieza de las escenas y eso se fue trabajando poco a poco con las canciones, coreografías, construyendo las historias de los personajes.
Nos basamos en una gama de colores básicos para la visualidad del espectáculo y nos fuimos dando cuenta de que cada color tenía sin querer su significado respecto al personaje que usaba ese color. Así hemos tenido muchas experiencias, los espectadores han pensado que los colores fueron a propósito por la historia de Harry Potter, o porque el color define a tal personaje por su rebeldía o porque el otro personaje es más pacífico y eso también lo fuimos incorporando al montaje. La banda sonora es de la generación de nosotros los actores, la única música original de nosotros es el último tema que es la canción de los amigos que salió el mismo día del estreno oficial de la obra. Se compuso una semana antes del estreno, el mismo día de este en la mañana se grabó y en la tarde se puso para la función. Muchos amigos nos ayudaron en todo el proceso de montaje dando sus ideas, opinando en los ensayos y presentaciones.
¿Qué fue lo más complejo del montaje?
Que fue durante pandemia. Algo que ayudó, pero también nos limitó de algunas cosas que tuvimos que acelerar cuando ocurrió la apertura. También lograr que los actores involucrados en el montaje se respetaran y entendieran que cada cual piensa diferente, que había que respetar eso. Que cada idea que se propusiera y discutiera, había que llevarla a un consenso entre todos. Lo otro es que como la obra toca temas complejos, actuales y sensibles, podría traerme algún problema a mí como director artístico, pero realmente lo que defiende la obra es la diversidad de pensamiento y la amistad principalmente. Con respecto a la escenografía, vestuario y diseños no fue tan complejo porque logramos ganarnos la beca de El Reino de este Mundo que otorga la AHS y nos aliviamos un poco con respecto a los gastos de producción y todo fue saliendo, fluyó bien.
Según tu experiencia durante las presentaciones, ¿cómo ha sido la recepción del público?
Si No importa ha llegado hasta donde hemos podido llegar y ha logrado gran aceptación, ha sido por el público. Para nosotros ha sido “el fenómeno No importa”. Siempre nos planteamos que fuera una obra que gustara y atrapara al público joven pero no pensábamos que fuera a esta magnitud. Hay personas que han visto la obra más de cuarenta veces de las cincuenta que se ha realizado la función, se mueven con nosotros a ver la obra. Ha habido público que se ha movido de una provincia a otra a ver la obra.
Un muchacho fue en tren de Ciego de Ávila a Santa Clara para grabar la obra y poder mandársela a la novia que se había ido días antes del país y no pudo ver la obra con él cuando la presentamos en su provincia. Hemos tenido muchas más experiencias. La recepción del público ha sido muy buena, hay gente que han ido a despedirse yendo a ver la obra. Hemos tenido en el público familias completas, familias incompletas, personas que han llamado por videollamada a sus hijos para que a través del celular vean la obra. Hemos tenido que marcar tres filas en el suelo para que las personas alcancen a entrar y ver la obra. La gente te abraza, llora, se sienten identificados por vivencias personales similares a las que se muestran en la puesta. Esos intercambios con el público te demuestran que estás haciendo un trabajo que realmente ese público necesitaba. También tenemos experiencia con críticas favorables que han marcado un antes y un después para la compañía. Hemos tenido quienes están en contra de No importa porque les ha molestado el discurso y han salido furiosos de la sala y a veces hasta reconociendo los valores de la obra por su vigencia. Esa diversidad de públicos ha hecho que la recepción sea buena en este año y pico de funciones, porque cuando se cuestiona o se piensa censurar algo, llama aún más la atención de todos.
¿Cómo se han sentido ustedes como protagonistas del proceso creativo de No importa?
Nosotros podemos estar cansados como en un viaje que fuimos a La Habana para presentarnos en el Bertolt Brecht donde llegamos a las 4:00 p.m. y a las 7:00 p.m. era la función. Pero cuando estamos en la sala, hacemos ese calentamiento extraño de nosotros de reírnos haciendo chistes, mirarnos, conversar de cualquier otra cosa, un ritual que tenemos de abrazarnos para empezar a actuar y allí se olvida todo el cansancio, todo lo que puede haber pasado antes de que empiece la música de “Isla Bella”.
Realmente nos hemos sentido muy bien, hemos tenido funciones maravillosas, donde hemos experimentado muchas cosas, siempre he tratado de sorprenderlos en cada función. En el momento de las video-llamada, a veces contactaba con un amigo allegado de nosotros mismos, alguien conocido que se había ido del país. El día de la graduación de Lisandra, por ejemplo, a Freddys Núñez fue quien hicimos la video-llamada. Cuando se me fue uno de los actores en medio del montaje y a los quince días tuvimos la función, la llamada fue con él. Ese proceso que sucede cuando el que ve la obra `duda si somos nosotros mismos o los personajes los que están en escena, no es nada improvisado, sino que es parte del montaje. Disfrutamos cada función, porque siempre sale algo nuevo, un texto nuevo, una imagen nueva, cada función se disfruta como la primera. Cada vez que tenemos función es un reto nuevo, primero porque hay que tomarse una botella de Havana Club completa durante la obra, pues es la marca que nos ha patrocinado y no podía ser otra porque es el ron cubano más reconocido internacionalmente. Cualquier cubano que se tome un sorbo de Havana Club aunque no viva aquí, enseguida le viene recuerdos de su vida en Cuba y así hemos participado también en la campaña de promoción de la bebida. Es una hora y veinte minutos donde no se para, solo para cambiarnos de ropa, algo que logramos por el entrenamiento y la preparación de tantos días de trabajo, pero que disfrutamos a plenitud.
AHS: Convocatorias a Becas y Premios 2023
La AHS, heredera de las Brigadas Raúl Gómez García y Hermanos Saíz, y del Movimiento de la Nueva Trova, no quiere medirse con la vara de su tiempo, sus integrantes trabajamos para ir más allá, como lo hace una vanguardia, como exige el aliento de querer ser joven ahora y siempre.
Cada año, con esta publicación, la AHS actualiza sus convocatorias, comparte información sobre las jornadas que auspicia y presenta sus proyectos más destacados.
Las Becas y Premios anunciadas aquí, esencialmente, son resultado de la alianza por más de un cuarto de siglo, entre la Asociación Hermanos Saíz y los centros, institutos y consejos del Ministerio de Cultura.
La AHS es el arte joven reunido, es la personificación de la voluntad de ser libres creadores al amparo de lo que representa latir como generación. Encuentra esa libertad en cada una de estas páginas, acércate a la organización en todas sus plataformas, visita la Casa del Joven Creador de tu provincia y si quieres formar parte del sueño, abre los ojos.
Nota:
➡ Más información sobre las convocatorias y jornadas de programación, en las filiales de la AHS de todo el país.
ARTES ESCÉNICAS
PREMIO DE INVESTIGACIÓN DE LAS ARTES ESCÉNICAS LA SELVA OSCURA
PREMIO DE ACTUACIÓN ADOLFO LLAURADÓ
ARTES VISUALES
PREMIO DE INTERPRETACIÓN EN DANZA CONTEMPORÁNEA Y FOLKLÓRICA RAMIRO GUERRA
BECA DE CREACIÓN ANTONIA EIRIZ 2023
BECA DE CREACIÓN JUAN FRANCISCO ELSO 2023
BECA DE INVESTIGACIÓN JUAN FRANCISCO ELSO 2023
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
AUDIOVISUALES
BECA DE CREACIÓN AUDIOVISUAL CHICUELO
FESTIVAL Y CONCURSO DE LA RADIO JOVEN ANTONIO LLOGA IN MEMORIAM
MUESTRA AUDIOVISUAL EL ALMACÉN DE LA IMAGEN
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
PREMIO DE PERIODISMO CULTURAL RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA 2024
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
CRÍTICA E INVESTIGACIÓN
BECA DE PENSAMIENTO ERNESTO GUEVARA
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
LITERATURA
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
CONVOCATORIAS DE LAS EDITORIALES AHS
MÚSICA
BECA DE INTERPRETACIÓN VOCAL ELENA BURKE
BECA DE INTERPRETACIÓN INSTRUMENTAL PUCHO LÓPEZ
BECA DE CREACIÓN IGNACIO VILLA
BECA DE CREACIÓN CONMUTACIONES
💡 SOLICITUD DE PARTICIPANTE EN BECAS Y PREMIOS AHS
CONVOCATORIAS ESPECIALES
PREMIO DE INTERPRETACIÓN EN DANZA CONTEMPORÁNEA Y FOLKLÓRICA RAMIRO GUERRA
La Asociación Hermanos Saíz, como homenaje a ese maestro imprescindible de la danza contemporánea en Cuba, convoca al Premio de Interpretación en Danza Contemporánea y Folklórica Ramiro Guerra.
Podrán obtener este premio las bailarinas y los bailarines profesionales cubanos residentes en el país, sean miembros o no de la AHS, que tengan hasta 35 años de edad y hayan participado de alguna temporada o función en el transcurso del año 2023. Se tomarán en cuenta los desempeños realizados entre el 1ro de noviembre de 2022 y el 31 de octubre de 2023. El jurado, constituido al efecto, nominará a los candidatos, lo cual se informará oportunamente a través de los medios de difusión y de las filiales provinciales de la organización.
Se otorgarán cuatro premios consistentes en diploma acreditativo y el pago de 10 000 pesos cada uno, en las especialidades: interpretación femenina en danza contemporánea y folklórica, interpretación masculina en danza contemporánea y folklórica.
Podrá concederse un Premio Especial, consistente en diploma acreditativo y el pago de 15 000 pesos, a una figura que se haya destacado en el año como bailarín, coreógrafo y docente.
Los resultados se darán a conocer en diciembre de 2023, en un acto público en el Pabellón Cuba, sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz. El fallo del jurado será inapelable.
PREMIO AIRE FRÍO
La Asociación Hermanos Saíz, con el objetivo de reconocer y promover a los jóvenes que, mediante su quehacer en la escena, reflejan las inquietudes y aspiraciones fundamentales de su generación desde la experimentación formal y conceptual más elaborada, otorga el Premio Aire Frío a la obra más relevante presentada en el año 2023.
Podrán participar todos los colectivos teatrales dirigidos por jóvenes profesionales cubanos residentes en el país, sean miembros o no de la AHS, que tengan hasta 35 años, con propuestas escénicas que se hayan estrenado o repuesto entre el 1ro de noviembre de 2022 y el 31 de octubre de 2023.
Un jurado integrado por personalidades de las artes escénicas, será encargado de evaluar las obras que hayan sido prenominadas por las filiales de la AHS en cada provincia o por personalidades de reconocido prestigio. Una vez realizada la nominación, se pondrá en conocimiento del colectivo para que confirme si acepta formar parte del concurso.
El premio consistirá en diploma acreditativo y el pago de 15 000 pesos al colectivo cuya propuesta resulte más cohesionada y novedosa. De igual manera, la AHS, previo acuerdo con el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, preparará una temporada o gira en dependencia de las peculiaridades del proyecto premiado.
El resultado se dará a conocer en diciembre de 2023, en un acto público en el Pabellón Cuba, sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz. El fallo del jurado será inapelable.