Periodismo


Adriel, el incansable

De Adriel Bosch Cascaret admiro su tenacidad. Ese espíritu incansable de hacer las cosas mejor, de innovar, de halar a los otros aprovechando el talento individual. A veces me resulta súper humano (su tamaño influye), pero, sobre todo, la grandeza de espíritu, el conocimiento, la sensibilidad y la bondad.

Al jefe (como a veces le digo, aunque no le guste) las palabras para describirlo se quedan cortas, imagínese el reto y la presión que implica entrevistarlo, a sabiendas, además, de las mil y una historias que ha vivido y contado entre las paredes de Venceremos, y más allá.

Pero a mí no se me da bien incumplir los encargos, y la sección Venceremistas tenía que, por justicia y compromiso, hablar de él, de su impronta como periodista, líder, colega, amigo…

La primera piedra

Quien conoce a Adriel sabe que por naturaleza es un ser inquieto, por eso no me sorprende cuando al preguntarle sobre su vocación periodística revela que la descubrió desde niño, mientras simulaba con juguetes de madera y retazos (en pleno período especial), pequeños set de TV o de radio para entrevistar a amigos y familiares (la abuela, los primos…).

“En aquel tiempo existían grabadoras de casetes, y yo las usaba creyendo que estaba en la radio. A las entrevistas también quise incluirles música. Luego me interesé más por la escritura.

“Con la claridad de mi vocación por el periodismo, entro en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas José Maceo, donde tendría más posibilidad de acceder a la carrera. En ese período el Venceremos lanza la convocatoria para nombrar una sección (hoy llamada Contigo) dedicada a los lectores más jóvenes, y envié mi propuesta. En la tercera edición de la sección (aún sin nombre), Elena Baró, redactora del espacio, publica mi carta, y a ella le agradezco el vínculo con Venceremos. Cuando vi mi nombre en el impreso, fue gratificante.

Con la carta, el primer escrito de Adriel en Venceremos, cuyo ejemplar yace en el archivo que guarda la memoria histórica del medio, inició el camino el joven periodista como colaborador del periódico en la sección Contigo… (sobre todo, de sucesos relacionados con la historia de la provincia y curiosidades). También escribió notas informativas del quehacer estudiantil… en fin, que era un profesional más de la prensa, aunque sin el título.

“Al momento de optar por Periodismo, llegaron pocas plazas y me tocó Historia, pero al concluir 12 grado, fui para el ‘ejército’ con la idea de pujar por mi principal vocación, y la obtuve por concurso en 2006.

“Conmigo pasaba algo curioso, porque estando en la Vocacional me vinculé mucho a la Asociación Hermanos Saíz, a la promoción de eventos, como la Jornada de la Canción Política, donde llevaba artistas a la radio… y ahí creé otro nexo que fortalecí en las prácticas al pasar por todos los medios. En el caso de la TV, colaboré igualmente en programas como Veraneando, Así Somos y Algo Diferente…

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“Otra experiencia que me marcó fue la oportunidad que me dio Elena Baró, quien antes de jubilarse me entregó la sección Contigo, siendo yo un estudiante, y por tres años la escribí junto a Diversidad, que sale en el Lomerío.

“Recuerdo que venía a Guantánamo desde Santiago de Cuba, y me pasaba el sábado entero en el periódico para redactar las secciones. La gente escribía mucho entonces, de 10 a 15 cartas semanales con poemas o solicitando temas, y las llamadas eran constantes, pidiendo saber de artistas. Contigo era muy popular, y me ayudó a valorar la importancia de contar con la opinión de los lectores.

“En quinto año, cuando se otorga la ubicación, yo tenía la seguridad de que en el Periódico estaba mi plaza, y así fue.

“En casa siempre hubo hábito de leer la prensa, oír la radio y ver los noticieros, por eso me siento cercano a los tres medios, pero prefiero el periódico, y ahora el entorno digital también me gusta, me permite visibilizar mis inquietudes audiovisuales y creativas gracias a la multimedialidad”, apunta.

Mi casa

Durante la universidad, Adriel fue alumno ayudante de Periodismo Radiofónico, dirigente estudiantil los cinco años, e incluso, hizo crecer la membresía de la Asociación Hermanos Saíz como realizador radial en 2008; y en su graduación en 2011 resultó el alumno más integral de su Facultad y uno de los tres de la Universidad de Oriente. Con su expediente de mérito, cualquier medio le habría abierto las puertas, inclusive, más allá de la provincia, pero un compromiso con Venceremos lo hizo quedarse.

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“Con este colectivo me siento en casa. Cuando llegué recién graduado ya conocía a todos, llevaba años escribiendo; en este 2022 cumplí 11 años de egresado, pero sumando tiempo atrás, tengo casi dos décadas aquí.

“Es el medio donde me siento bien. Nos conocemos y estamos en función de un mismo objetivo, no como otros que tienen más áreas y especialidades. Pensé en irme, pero me quedé, y hoy mis planes no están en otro lugar.

“Soy vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba en Guantánamo y miembro del Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, estuve siete años en la TV, participo en proyectos, organizo eventos…, y eso ha sido posible porque el medio me lo ha facilitado.

“Yo vengo a Venceremos de lunes a lunes, estoy más tiempo aquí que en casa. Sé cuando debo entrar, pero no cuando salir. He estado hasta tres días seguidos en la redacción, por algún hecho noticioso o una cobertura especial, como el paso del huracán Matthew.

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“Me desempeñé siete años como subdirector del periódico, antes fui redactor reportero, gestor de redes sociales y jefe de Información. Como subdirector me tocó impulsar y protagonizar las transformaciones hacia un medio multiplataforma, con perfiles en casi todas las redes, y asumir nuevas prácticas como los seguimientos minuto a minuto, forodebates, entrevistas online…, para llegar a más público.

“Incluso, tenemos un estudio de producción multimedia por esfuerzo propio, fruto de la innovación en medio de la escasez de tecnologías, y también del trabajo en equipo. Hoy somos el medio líder del territorio en transmisiones en vivo, pero además nos enfocamos en formar bien a los estudiantes en sus prácticas, y en compensación cada año hay más muchachos interesados en estar con nosotros”.

Como director recién estrenado los desafíos son mayores, pero tiene madera para vencerlos. El equipo lo secunda.

Periodista todoterreno

Adriel vive para el periodismo. En el tiempo que lleva de oficio ha escrito de todo (o casi todo) “se es periodista o no”, afirma cuando le pregunto de su predilección por el deporte o la cultura, en ambos con premios nacionales. La práctica es la que define todo.

Con Driulis Gonzalez

“Yo soy periodista, y como tal defiendo esa profesión, que cuenta con un reconocimiento social relevante, por la responsabilidad de informar y estar informado, y por la preparación constante que implica. Es cierto que tenemos limitaciones, el modelo de prensa por muchos años fue excesivamente triunfalista, y aunque viene cambiando, no todos los medios lo han hecho a la par.

“Tenemos deudas con el periodismo de investigación y la crítica sistemática, porque como prensa debemos denunciar todo lo mal hecho, por el compromiso que tenemos con la Revolución, el proceso social que nos ha hecho libres”.


Ojos para mirar los paraísos azules de Martha

¿Sabes de ese momento en el que te quedas pensando, cómo es posible que no lo hubiese leído antes? Bueno, algo así pasó aquella mañana de jueves (no sé por qué siempre es jueves cuando descubro cosas). Más aún cuando sabes de ese autor, cuando no resulta del todo un “no escuchado antes”, cuando incluso han interactuado en algún que otro espacio. Pero, me agrada que jamás hubiésemos cruzado ni medio saludo, nada. Tengo la firme convicción de que prefiero no conocerlos. Agradezco llegar a sus obras despojada de todo juicio previo, sin saber cómo luce su rostro, ni cómo sonríe, ni el sonido de su voz, sin nada que matice. En asuntos de este tipo detesto los matices, pero no es un privilegio del que goce mucho últimamente, sobre todo con los autores más jóvenes. Y para mi fortuna, así llegué a los dos primeros libros que leí de Martha Acosta Álvarez: Ojos para no ver las cosas simples, Premio Celestino de Cuento, 2018, Ediciones La Luz, Holguín; y Pájaros azules, Premio Pinos Nuevos, 2016, publicado por Letras Cubanas. Ambos los conseguí en la recién Feria Internacional del Libro de La Habana, 2022. Recuerdo que cuando encontré el segundo enseguida me remonté al primero, había fijado el nombre de su autora y lo compré sin pensarlo. Obviamente la sabía una narradora cubana contemporánea, cercana a mi generación. Tenía referencias suyas, pocas, una vez más, repito, toda una suerte según mis gustos como lectora; pero algo siempre sí he tenido claro, y es que: a nuestros colegas hay que leerlos, saber cómo se mueve el quehacer literario que nos circunda, que nos está marcando como grupo, y en este caso, como en no pocos otros de los revisados los últimos meses, sentí orgullo de la joven narrativa de esta Isla poética.

Una tarde de apagón, quizás un mes y pico después, comencé a leer Ojos para no ver… y empezaron a clavárseme los dardos en la diana sensitiva de mis gustos literarios. A la mañana siguiente me fui al dentista, ya saben, colas, siempre las benditas colas que aprovecho para leer así sea recostada a una esquina y comencé a llenar el libro de apuntes. Me preocupo cuando no tengo nada que marcar en los libros.

Leo para reseñar, porque amo hacerlo, para conocer las nuevas voces, (también para de alguna forma estar clara de la competencia). Esta chica es una muy buena competidora. Me ha dado tremendo placer leerme este libro. Tiene un pulso firme, una limpieza estilística envidiable y un total dominio del lenguaje y sus bondades.

Escribí un viernes 3 de junio, sentada en el salón de espera de la Clínica Estomatológica, aguardando para sacarme una muela. Incluso, una vez dentro, boca abierta en lo que el dentista cargaba la jeringa con la anestesia y traían el instrumental, seguía yo pegada al libro, entre otras cosas para enajenarme de la situación. Así avancé luego ese mismo día por las ciento cinco páginas como analgésico alternativo ante el posoperatorio.

Pájaros azules lo comencé poco después de haber devorado el primero y, sin temor a dudas, puede uno encontrarse el libro sin portada ni nada que haga alusión al autor y leer directamente desde el primer cuento: Ojos caleidoscópicos y reconocer a Martha enseguida tras aquellas páginas. Existe una coherencia estilística en toda su obra, una homogeneidad admirable en sus textos, aunque pertenezcan a libros diferentes, que hace que funcionen como una especie de unidad indisoluble. Encontramos en su escritura toda, lo supe luego al leer el plaquet de poesías Distintas formas de habitar un cuerpo (publicado también por Ediciones la Luz, Premio de Poesía El árbol que silva y canta, 2017), una serie de marcas de agua, presentes en sus creaciones, que basta saber apreciar para reconocerla así sea en versos sueltos o algún párrafo de cualquiera de sus cuentos. Tiene todo un stock de recursos literarios que ubica en el momento justo, como si moldeara a mano los vaivenes de las narraciones, y digo esto e imagino unas manos finas pero firmes, de mujer deshabitada por la duda ante lo que hace, modelando un barro literario a su antojo una y otra vez, creando figuras sueltas que luego hilvana con paciencia de tejedora antaña. No encontramos textos densos vanagloriándose de ese stock de técnicas, no, y eso el buen lector lo agradece; encontramos metáforas llevadas sutilmente hasta lograr imágenes claras, pero con la tremenda capacidad de golpearte el rostro de a tajo.

Sergio llegó a la casa. Abrazos, palmadas en la espalda, la voz retorcida por verse luego de tanto tiempo. 

El mar era un rectángulo oscuro que adornaba la pared. Quieto. Manso. Dormido. Me sorprendí también vigilando al mar. Daba miedo que se despertara en algún momento, que rompiera su horizontalidad, que se irguiera y caminara hacia nosotros.

Habitación estrecha con vista al mar

(del libro Ojos para no ver las cosas simples)

 

Hoy vimos un pájaro azul y nos acordamos de la infancia, de la casa de tablones carcomidos por donde entraba la luz en los amaneceres. Los rayos colándose por los agujeros de la madera hasta la pared. El polvo danzando en la luz, partículas brillantes y locas que no se estaban quietas. Movimientos vivos. Pequeños seres mágicos que habitaban la luz, y por eso la luz era brillante. Entonces creíamos que los rayos de sol eran cilíndricos, que los cilindros eran las casas de las criaturas. Tocábamos la luz con la punta de los dedos, despacio, para no espantar a las criaturas, que se revolvían al tacto de los dedos, como si sintieran cosquillas.

 

Escuchábamos a la tía Jimena haciendo sonidos de amanecer…

 

A veces creía que te estabas muriendo, y que la muerte te hacía bien. Daban ganas de morirse contigo.

 

Ojos para no ver las cosas simples

 

Es esta una señora hecha de todas las tonalidades de la frustración.

 Cámara lenta

Difícil pasar por Falsos genitales sin hacer una pausa antes de proseguir. Resulta una tarea ardua establecer una escala sensitiva, sobre todo eso, sensitiva, entre los seis cuentos que conforman su libro Premio Celestino. Por suerte, la literatura tiene esas clemencias al permitirnos concluir a cada quien según queramos, según nos convenga, según sintamos, y yo decido hacer mi pausa en este texto. No aprecio una literatura con marcaje feminista en la obra de Martha, cosa que acoto no me parece ni bien ni mal, solo señalo, sin embargo, es este un cuento que recrea un plano ficcional con una prostituta inflable que no por eso deja se sufrir en su sintética piel los mismos males que una mujer cualquiera, más allá de a lo que se dedique.

Abro la puerta del apartamento.

Veo a la prostituta tirada en el suelo.

Irreconocible la prostituta. (Aquí una de las marcas de agua de la autora, ese rejuego con las palabras repetidas).

¿Quién te hizo esto?, pregunto.

No contesta.

No quiere o no puede contestar.

El aire se le escapa a través de su piel de vinilo soldado.

La prostituta está rota.

Reventada.

Su cuerpo no se parece a su cuerpo.

Su rostro no se parece a su rostro.

No pide ayuda.

No quiere o no puede pedirla.

Los ojos de la prostituta lloran.

(…)

La prostituta se está desinflando en la sala del apartamento. (…)

Estalló por la costura.

Por algún lugar tenía que estallar.

(…)

Va hasta el baño. (…)

Se saca la vagina portable.

La mete debajo del chorro. (…)

La vagina portable se llena de agua.

Se desborda.

Desde la estructura en la que manejó el texto hasta la originalidad de la idea, el enfoque en el que planteó la situación resultan interesantes puntos de vista. Dota a todo el compendio como de una especie de núcleo ya que notamos en otros cuentos una construcción similar en las narraciones y al mismo tiempo se mantiene el ambiente literario, que si bien no se repite sí persiste la uniformidad, siendo historias que, aunque marcadas por lo cotidiano, coquetean con el surrealismo y el absurdo.

En Pájaros azules, el segundo libro de Martha Acosta al que me acerqué, aunque escrito primero que Ojos para no ver las cosas simples, supongo, dado el orden cronológico en el que ganaron los premios (aunque eso bien pudiera no significar darlo por hecho), el cuento que lo nombra tiene una relación cercana con ese otro. Y aquí debo hacer un stop y repensar la sintaxis de la idea que quiero transmitir, verán: el cuento Ojos para no ver las cosas simples hace referencia de alguna forma intrínseca a Pájaros azules. Invaden en ambos una sensación poderosa de tristeza, de agobio tras tiempo de intentar encontrar soluciones. El mismo mal aqueja, y va enmascarándose: El pájaro se va de la casa, se va, pero no se lleva la tristeza. La tristeza se ha metido dentro de la casa, rueda y florece en las paredes, se derrama desde el techo, mancha el tapiz del único sillón que tenemos… Y, casualmente, ambos textos dan título a los libros. ¿Qué complicidad traerán implícita? Cabe preguntarnos. Algo similar sucede con los poemas: Ese día que no tiene para cuándo acabar y Distintas formas de habitar un cuerpo y el cuento Palomitas Company, también contenido en Pájaros azules. Un cuento profundamente visceral, con todo el poder para trastocarnos: mi madre aprendió a aparecer y desaparecer desde mi rostro en el espejo, a decirme hija de mierda con la voz quebrada que simula un “Ay, mija, me estoy muriendo”. Tal vez mamá piensa habitar mi cuerpo y mi espejo cuando su cuerpo pese demasiado para seguir articulando lamentos. Tal vez ya ha comenzado a hacerlo, y lleva años en eso, siglos, no sé.

Fragmento del poema Ese día que no tiene para cuándo acabar:

Mamá está muriendo.

Hace días que está muriendo,

años, siglos, no lo sé.

Lleva mucho tiempo en eso,

y no acaba de morir

ni de salvarse.

Tose como si los pulmones se le salieran por la boca,

dice, Ay, mija,

con la voz quebrada

y se me llenan los ojos de lágrimas…

Paraísos perdidos, Premio Calendario de Cuentos, 2017, hace alusión irónica a nuestros hábitos; como bien definiera su propia autora desde la dedicatoria: … este quimérico museo de formas inconstantes, este montón de espejos rotos. Una vez más recorremos pasillos familiares entre nuestras tristezas y sinsabores de vida. El realismo invade sin piedad en cada uno de los textos paseándonos por una galería de paraísos: El paraíso del cuerpo, el del tiempo, el paraíso vacío, el sumergido y el impronunciable. Y aquí haré mi pausa en Un arrecife en la espalda, que considero bien encierra, como cualquier otro del compendio, la esencia de este libro. No escapo nunca al llamado del mar, donde quiera que esté, y aquí hace su presencia, arrasador, como de costumbre, dejando con cada batida de brisa más dolor que paz.

Esta autora camagüeyana (Sibanicú, 1991) adoptada por la capital, más que por la capital ya por toda la Isla, donde se lee y admira la buena escritura, ha sido ganadora de una larga lista de certámenes literarios entre los que figuran los siguientes premios de narrativa: el César Galeano de cuentos, 2015, año en el que egresó del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso; el Pinos Nuevos, 2016, Calendario, 2017, el premio Dador, 2017 y en ese mismo año el Paco Mir Mulet, Fundación de la Ciudad de Nueva Gerona, el Mabuya; y en poesía El árbol que silva y canta, 2017. Luego en 2018 fue galardonada con el Premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, con la obra El olor de los cerezos, el Celestino de cuentos y el Novela de Gaveta Franz Kafka. Ha alcanzado mención en el premio David de poesía, 2015, primera mención en el premio Emilio Ballagas de narativa, 2016, primera mención en el premio Mangle Rojo, de poesía, 2017 y en el Portus Patris, también de poesía ese mismo año. Además de los libros ya mencionados tiene otros dos fuera de Cuba: Doce años es demasiado tiempo, Editorial Guantanamera, España, 2016 y una novela titulada La periferia por la Editorial FRA, 2018. Varias de sus obras aparecen en revistas tanto dentro como fuera del país y en antologías. 

Su literatura está armada hasta los dientes con un ejército de personajes elaborados hasta el hastío. Pensados a nuestra imagen y semejanza, listos para defenderse de cualquier situación que a su autora se le antoje destinarlos. Cuenta también su escuadra con el ya mencionado stock de recursos literarios cuya función es alivianarte el golpe seco de su prosa. Solo te queda una opción: disponer de ojos para ver los paraísos azules de Martha.


Periodismo, cultura y un coloquio para repensar (nos)

Periodismo y cultura confluirán desde el 8 al 10 de junio próximos, cuando se inaugure la quinta edición del Coloquio Nacional de Periodismo Cultural en la provincia de Camagüey, en el cual participará una representación de jóvenes artistas y periodistas de todo el país.

Después de dos años interrumpidos por la pandemia de la COVID-19, el evento retomará su carácter presencial con la voluntad de encontrar-según explicó en conferencia de prensa, la periodista Yanetsy León González, miembro del comité organizador-un espacio donde compartir experiencias en función del periodismo cultural cubano, “que contribuya a transformar las realidades sociales a través de las interpretación y profundidad de sus contenidos”.

Tras ese propósito se presenta un nutrido programa de actividades que incluye conferencias, conversatorios, presentaciones de libros y conciertos.

El encuentro será un tributo a la memoria de dos de sus fundadores, José Aurelio Paz Jiménez y José Luis Estrada Betancourt,  fallecidos en 2021 como consecuencia de la COVID-19 y contará con la presencia- de acuerdo con González Léon- del camagüeyano Jorge Rivas Rodríguez, periodista de Trabajadores Cuba y Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro 2022, y de figuras relevantes del panorama cultural cubano como Yuris Nórido Ruiz, Reinaldo Cedeño Pineda y Yunier Riquenes García.

Durante el Coloquio se darán a conocer los resultados del concurso Criticar es querer, enfocado este año hacia una visión crítica de la música.

Además de los perfiles en redes de la Asociación Hermanos Saíz en Camagüey, el evento será transmitido a través de los perfiles en Facebook y en YouTube de Cubaperiodistas.


Cuba despide al periodista José Luis Estrada Betancourt

La noticia circuló por las redes con una  inmediatez sorprendente. A través de llamadas y mensajes telefónicos, se confirmaba lo que la red de redes anunciaba: “ Ha muerto el periodista José Luis Estrada Betancourt”. 

Su muerte llegó en la mañana de este 21 de agosto,  a los 53 años de edad,  tras severas complicaciones a causa de la Covid-19, luego de permanecer hospitalizado por varios días. 

El luchaba a viento y marea contra ese mortal  virus y a la vez, tal  pareciera que se despedía de la vida cuando en su perfil de la red social Facebook daba un parte de su situación de salud. Hablaba ahí de su combate a puños y bates contra el Covid-19, del riesgo de su viaje reciente a Santo Domingo, en Granma, para escalar  el Pico Turquino, y de la alegría y añoranza que le producía ese regreso a esa geografía de la Sierra Maestra,  de su compromiso social, y su incondicional apego a la Asociación Hermanos Saiz,   a la que le hubiera gustado pertenecer “cuando era un muchacho como estos de hoy, con la cabeza llena de canciones, poesías, representaciones, libros”.

Cursó estudios de Física Nuclear en la antigua Unión Soviética y a su  regreso a Cuba culminó la carrera de Física en la Universidad de La Habana, dedicándose posteriormente a la docencia y su ejercicio magisterial, pero el periodismo lo sedujo y por esos senderos  emprendió un largo camino en el ejercicio de la prensa cultural  que abarcó 19 años de experiencia en el periódico Juventud Rebelde y otros medios de prensa. 

El periodismo fue para él una gran pasión que disfrutó desde el momento en que se enfrentó a esa profesión, así lo expresó en entrevista a la colega Liset Prego, casi a un año de su partida.

*Leer también: José Luis Estrada: Un tipo eminentemente feliz

“Vivo para el periodismo desde que se instaló con firmeza en todos mis poros. Le dedico 48 horas al día. Me desvela pensando en la entrevista que tendré mañana, en la palabra con la cual intentaré atrapar al lector como si se tratara del néctar irresistible con el cual las plantas carnívoras hipnotizan a los insectos. Yo no quiero “tragármelos”, pero sí que busquen mi nombre en las páginas del periódico cada día, que me lean y hasta que decidan escribirme, ser mis nuevos amigos”.

José Luis Estrada se convirtió con el paso de los años en uno de los periodistas culturales más sagaces de la prensa cubana. Su verbo locuaz y su escritura refinada fueron testigos de numerosos eventos como las Romerias de Mayo o el Festival Internacional de Ballet de La Habana. 

Trabajador incansable, supo adentrarse en la madeja del arte y desafiar obstáculos por la defensa y salvaguarda de la cultura cubana. A través del periodismo cultural propició espacios de encuentro y debate por el fomento de este, como el Coloquio de Periodismo Cultural en Camagüey, ideado por él, con el apoyo de la filial camagüeyana  de la AHS, y también el Concurso de Periodismo Cultural Rubén Martínez  Villena, del cual fue su jurado en varias ocasiones. 

Su condición de Maestro de Juventudes de la AHS o el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez, son solo algunos de los reconocimientos y méritos de este hombre de estirpe guerrera que se sirvió del periodismo como arma de combate por la defensa del arte y la cultura cubana.


La cultura cubana por el streaming

El streaming supone un gran cambio en la forma en la que accedemos a los contenidos multimedia. No hace mucho, todos dependíamos de la radio, la televisión y el periódico para acceder a las noticias y al entretenimiento. Con la aparición de Internet y el augue de las redes sociales y de plataformas como Netflix, Spootify, Dezeer, Hulu, iTunes, entre otras, el término streaming hizo su entrada triunfal para marcar una diferencia fundamental en la forma de distribuir la información. Este término identifica un tipo de tecnología multimedia que envía contenidos de video y audio a un dispositivo conectado a la web.

En Cuba, con la llegada de la Covid-19 se aceleró el trabajo de las instituciones de cultura y sus artistas desde las redes y el cuánto podía aportar a los procesos culturales asumiendo el nuevo dinamismo de las maneras de contar.

No es menos cierto que la Isla cuenta hoy con numerosos valores culturales y deportivos lo suficientemente atractivos para el consumo de un público fuera de nuestras fronteras. Y aunque el país ha diversificado y ampliado las opciones de acceso a Internet. Estas todavía son insuficientes para lograr una conectividad de calidad que permita que los ciudadanos disfruten de un servicio como el streaming, una forma de comunicación que alcanza más seguidores y aunque vulnerable, es segura.

Como parte de las actividades del IV Coloquio Nacional de Periodismo Cultural se realizó el forodebate “Contar desde las redes. La cultura cubana por streaming”, a cargo de Alberto Santos Casas, realizador audiovisual de SC Producciones de Camagüey, Alexis Triana, director de Comunicación del Ministerio de Cultura, Reilys Griñán García, periodista de Lía Videos de Santiago de Cuba, Yunier Riquenes y Naskicet Domínguez, creadores del proyecto Claustrofobias Promociones Literarias de Santiago de Cuba.

Este fue el espacio para debatir sobre los retos del Streaming en Cuba y sus realizadores, quienes coincidieron en el compromiso de crear un sello propio desde la red que garantice una calidad a la hora de visibilizar y dinamizar el posicionamiento de los temas culturales. Dado que es la forma de mostrar la imagen positiva y el trabajo de nuestros artistas, así como el sentido crítico de nuestro periodismo, siempre acorde con la realidad.
Al decir de Reilys Griñán García, periodista de Lía Videos de Santiago de Cuba, es necesario mejorar las transmisiones, establecer un flujo de trabajo, buscar un estilo, un sentido de la interacción en vivo para este contexto digital, como que alguien llame por WhatsApp y esté en la pantalla al igual que sus mensajes. Debe ser la opción donde los internautas puedan disfrutar y acceder a la información sobre Cuba a través de los videos realizados en directo sin necesidad de estar presentes físicamente, un sitio para interactuar.

Para Albertos Santos, realizador audiovisual de SCProducciones de Camagüey, el streaming llegó para quedarse porque es una vía usada cada día más por la juventud para conectarse.

“Desde Camagüey lo que nos permitió llegar con claridad a lo que estamos haciendo fueron las transmisiones en octubre de 2020 para El Almacén de la Imagen. A partir de allí decidimos unirnos al StreamingCuba coordinado por Alexis Triana, director de Comunicación del Ministerio de Cultura. Este espacio se encarga de difundir videos realizados en directo sobre eventos en Cuba desde Facebook , con la interactividad a tiempo real y gracias al apoyo de la productora Lía Videos, dirigida por Aramís Fonseca en Santiago de Cuba, pionera en su tipo en el país.


«Hoy contamos con Mi Camagüey Streaming, que es netamente un programa televisivo a través de las redes sociales en tiempo real y que construye un nuevo lenguaje diferente al televisivo y con otras dinámicas más interactivas.
«Mi Camagüey Streaming y su equipo pueden realizar en vivo por Internet más que un producto comunicativo con códigos de la televisión tradicional. Alentado por la Dirección Provincial de Cultura, logra emisiones cada semana mientras descubre todas las posibilidades de ese tipo de transmisión.”

Sin dudas, los retos son la forma y la profundidad, además del estudio constante de los lenguajes de transmedia. Los cambios de algoritmos son casi a diario y nos deben impulsar en el empeño de crecernos ante las insatisfacciones contantes del creador y su público. La innovación digital impulsa hoy la habilitación y transformación en el ecosistema cultural del país. Aún nos queda mucho camino y dudas con la presencia de los medios tradicionales en las redes sociales. Pero es necesario propiciar el estudio desde las Escuelas de Arte y las Facultades de Comunicación e ubicar el Streaming para que los estudiantes profundicen en estos temas no solo desde el lenguaje -algo que debe despojarse de los estándares tradicionales- sino también desde la tecnología.

Las instituciones culturales deben mejorar la difusión de sus contenidos, porque la competencia está hoy en quién brinda la mejor calidad de imagen e información para un público que piensa y participa activamente en las redes sociales.


Lilian Sarmiento: periodismo transmedia en Ediciones La Luz

No es un secreto para nadie que desde que comenzó esta tragedia del coronavirus, Ediciones La Luz diseñó una estrategia para mantener el arte vivo. Las presentaciones de las novedades editoriales y todo el aparataje que conlleva cada realización, se transformaron para seguir visibles en Cuba y el mundo. La carga de trabajo aumentó para editores, diseñadores, correctores, para todo el equipo editorial, y en medio de todo ese ajetreo aparece Lilian de la Caridad Sarmiento, una mujer que a simple vista para el tráfico y hasta puede provocar accidentes de tránsito, se trata de una criollita en todo su esplendor, con carisma, además, incluido, que culmina en este año su carrera de Periodismo.

Llego a Ediciones La Luz en mayo de 2020 a trabajar como comunicadora, como gestora de redes por voluntad propia. Ya conocía el trabajo de la editorial, era asociada de la sección de literatura de la AHS y en varias ocasiones la visité. Fui a los talleres de narrativa que se hacían allí y estaba al tanto de las propuestas que tenían, pero me parecía que el trabajo de la editorial podría intensificarse, mejorar mucho más si tenía un apoyo comunicativo en las redes sociales, que ya existía, pero debía, a mi juicio, dedicarse a generar contenido para esas redes, más en el período de pandemia que es, cuando comienzo a involucrarme con el trabajo de La Luz más de cerca, en el que no se podían realizar los pasos habituales de la editorial de manera presencial y ese trabajo editorial, ese proceso con los libros, con su publicación, con sus presentaciones debía estar reflejado en las redes sociales. Eso fue lo que le propuse hacer a Luis Yuseff y hasta hoy estoy trabajando en esta área de la comunicación allí.

Fotografía: Sucel Legón

Lilian o Lily que ha sabido ganarse el cariño y admiración de todos en poco tiempo, se pasea entre los intelectuales de marcado renombre realizando entrevistas o streaming para los diferentes eventos que se realizan como las Romerías de Mayo, el Premio Celestino, jornadas por el Día Internacional de la Poesía o el Idioma Español, entre otros tantos, además de ser es la presentadora y moderadora de las habituales peñas literarias como Entrada de emergencia y Oda a la joven luz, forma parte del equipo de programación de actividades y como si fuera poco su trabajo está encaminado también con su proyecto de tesis.

Mi proyecto de tesis es un manual de periodismo transmedia para la casa editora ¡ahora!, el semanario provincial, pero poco a poco ha devenido en una redacción pequeña en la que convergen distintos medios y plataformas de producción periodística y de comunicación. Entonces, dentro de la transmedialidad, de las narrativas transmedia, las redes sociales, el uso de redes sociales y la creación de contenidos para este tipo de plataformas tiene un papel fundamental porque de alguna manera garantiza la interacción con el público, con las audiencias y sobre todo que esas audiencias puedan aportar nuevos contenidos, puedan producir contenidos diferentes a partir del medio que los realizadores le están proponiendo. Por esa parte, creo que es la relación más directa que tiene mi trabajo en Ediciones La Luz con mi proyecto de tesis, por supuesto, todo lo que he estado investigando sobre las narrativas transmedia y el periodismo transmedia como tendencia contemporánea de la comunicación, he tratado de involucrarlo de cierta manera en lo que hago en las redes sociales de La Luz: dirigir por ejemplo la creación de contenidos específicos para cada red social, que esos contenidos logren comprometer a los usuarios que nos siguen, que esos usuarios no solo reaccionen a las publicaciones que hacemos, sino que se sientan con la necesidad de hacer un comentario, de compartir esa publicación, de darnos su punto de vista del libro que estamos proponiendo o de las reseñas del material audiovisual que también hacemos. Trato de involucrar esos conocimientos teóricos de la transmedialidad porque además no es una tendencia que en Cuba sea muy explotada aún, pero estamos en camino a lograr otras narrativas que también comprometan a nuestros públicos y que los productos que se generen sean muchísimo más abarcadores más completos y en la visión tanto del realizador como del público al que está dirigido.

Fotografía: Sucel Legón

La personalidad que despliega esta joven estudiante, la entrega con la que ejerce su oficio, la hacen resaltar aún más y su trabajo va teniendo resultados notorios como el Premio Nacional de Crónica (categoría estudiante) Miguel Ángel de la Torre con el artículo “Bestia de cargar nostalgias”. Colabora con las revistas Somos Jóvenes y El Caimán Barbudo. A propósito del periodismo y sus géneros comenta:

En temas de medios, prefiero siempre la prensa escrita para desarrollarme como periodista, aunque también disfruto hacer locución para televisión y radio, que no es lo mismo que hacer periodismo, pero van de la mano. Creo que siempre disfruto más la prensa escrita como medio no y como género periodístico. Me gustan mucho las entrevistas y los reportajes, son los géneros que prefiero y los que he explotado más.

Al ser egresada del Curso XXI de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Lilian forma parte de la antología Decamerónicos, una suerte de Analekta que compilara Liset Prego con otras voces de la narrativa joven holguinera. 

Llegada las cinco de la tarde, con la misma sonrisa que subió las escaleras de Ediciones La Luz, Lilian desciende y se despide de cada uno de sus colegas, por lo general deja botada la sombrilla y al regresar a buscarla siente el olor a café, espera por la sexta taza del día, y es así como partimos, rumbo a la casa, soñando los días.


Feminista, comunicadora y sin frenos

Si a algo no puede renunciar la espirituana Lisandra Gómez Guerra, Doctora en Ciencias de la Comunicación, es a la madrugada sustanciosa en ideas y a la palabra lista para ser expresada sin tapujos ni dobleces. Son dos hábitos que forman parte de su personalidad, como su modo desinhibido de vestir y de hablar. Por eso, si alguien le pide una opinión, no puede esperar menos que la verdad pura y dura (si lo es); y si le solicitan ayuda con la revisión de un artículo, un proyecto de tesis o, incluso, que responda un cuestionario, ella —que nadie se explica cómo logra cumplir con tantas responsabilidades— dirá que sí, que claro, pero que tienes que esperar hasta mañana.

«A las 6:00 a.m. lo tendrás en tu buzón» —escribirá la noche anterior antes de irse a dormir, poco más de seis horas, para que le alcance el tiempo. Un tiempo que parece estar cronometrado, pues está dedicado a cumplir con sus múltiples obligaciones como corresponsal de Juventud Rebelde, periodista de la página cultural del semanario Escambray, profesora de la carrera de Comunicación Social en la universidad de la central provincia; reportera y directora del noticiero Al día, de Radio Sancti Spíritus; y también investigadora y vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en ese territorio.

Ella dice que sí, que llevarlo todo a la vez «es muy complicado. Intento acomodar las tareas por prioridades en el tiempo. Me levanto todos los días a las 5:00 a.m. y eso me permite adelantar, sobre todo, en los procesos de escritura. Aunque si pudiera ponerle más horas al día, lo hiciera con sumo placer».

De cada uno de sus empeños diarios enumera lo que le enamora o le reta, y aunque ha recibido numerosos reconocimientos en cada área en la que labora, Lisandra asegura que no está satisfecha: «y creo que jamás lo estaré. Soy extremadamente autocrítica, tanto que a veces voy al extremo de la inconformidad».

Quizás de ahí haya nacido una obra periodística tan prolífica que ni ella misma sería capaz —si se lo propusiera— de recordar cada uno de los textos publicados tanto en radio, periódicos, revistas, sitios web o televisión, en los 12 años de experiencia laboral acumulados, luego de graduarse de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central «Marta Abreu», de Las Villas. No obstante, confiesa que es el mundo de las ondas sonoras el que la tiene totalmente atrapada.

«Desde el segundo año de la carrera, la prensa radial me enamoró. Contar mediante los sonidos y las palabras es tan intenso que cuando intento hacer una obra compleja me deja sin aliento. Además, la adrenalina de la inmediatez es una de las mejores sensaciones experimentadas como profesional —dice, totalmente segura de su elección—. Radio Sancti Spíritus me ha posibilitado hacer casi todo lo que me he propuesto.

»La dirección de programas es otro placer y mucho más el noticiero Al Día, porque me permite crear un gran producto con la obra de otras muchas personas. Por eso siempre digo, ante cualquier reconocimiento, que no es solo mío, sino de todo un colectivo. Además, he logrado crear una empatía y complicidad con el equipo más pequeño (grabador, redactora, realizador de sonidos y locutores), porque hablamos un mismo idioma. Basta una sola mirada para saber lo que queremos. Y eso, cuando se dirige, es fundamental».

Entre los primeros retos que la profesión le puso delante estuvo el periodismo cultural, una tarea inesperada que se convertiría en pasión, al punto de que hoy lo toma como trabajo, pero también como placer.

«Cuando me gradué, en Radio Sancti Spíritus no había quién asumiera los temas cul-turales; así que fue una imposición, más que una elección. Pero estuve súper agradecida porque desde adolescente intentaba estar presente en cuanto suceso cultural ocurría en la ciudad. Desde ese instante, aprendo de la mano de artistas e intelectuales. Creo fiel-mente en la idea de que lo primero que hay que salvar es la cultura, porque es el sostén del resto de los procesos. Por eso, interpretarla y analizarla me desvela». En esa suerte de vigilia alerta, su posición como vicepresidenta de la AHS le sirve de puntal, porque le ha permitido «estar del otro lado del escenario cultural, mucho más cerca de los creadores —explica—. Eso ha contribuido a que comprenda mejor los procesos culturales espirituanos, lo que incide directamente en cómo hacer un periodismo más cercano a las luces y sombras de la vida sociocultural de la provincia y de Cuba».

Cinco años después de salir de las aulas universitarias, otra sorpresa le esperaba a la apasionada periodista de temas culturales: la comunicación desde la perspectiva de género.

«En 2013, mi jefe me envió a un taller sobre género, pensando que era sobre géneros periodísticos. Le agradeceré eternamente aquella equivocación. Bastó el primer encuentro con el tema para impulsarme a buscar información, en el afán de aprender más de lo que desconocía. Eso me ha servido para crecer como ser humano, al dejar a un lado prejuicios, estereotipos e intentar entender a quienes me rodean desde la multiplicidad.

»Al llegar la posibilidad del doctorado, muchas personas me dijeron que para la aprobación del tema debía ser algo poco estudiado y que me motivara, pues exigiría de mí horas de entrega. Pensé enseguida que solo existía una tesis doctoral sobre Género y Comunicación, referente para cualquier investigación: la de Isabel Moya. Se unieron así dos cosas: pasión y objetividad, ingredientes que me acompañan siempre».

-¿Cuánto se transformó tu vida profesional y personal luego de obtener el grado científico de Doctora en Ciencias de la Comunicación?

-He sentido que las personas intentan probarme, a veces con intención y otras no, como si tener el grado de Doctora me hiciera experta en todo o incapaz de equivocarme. Para mí es solo el inicio de un gran proceso en mi vida: superarme como profesional y persona. Cuando la Doctora en Ciencias Literarias Yanetsy Pino Reina aceptó ser mi tutora, me dijo que lo asumía si le aseguraba que ayudaría a otros, luego de obtener mi grado. Y con mucho placer lo hago. Alumnos, amigos, desconocidos… siempre intento guiar desde mis saberes, eternamente abiertos a nuevos horizontes.

Hago periodismo de a pie, ese que intenta auscultar la vida de una provincia. Claro que, más allá del título que guardo con cariño y orgullo, hoy soy una mejor persona y profesional por la experiencia adquirida en la investigación del Género y la Comunicación en Cuba.

-¿Carece el periodismo cubano de un enfoque ajustado a las corrientes, paradigmas y estudios de género en Latinoamérica y el mundo?

-Sí, predomina la ausencia de la perspectiva de género en nuestro periodismo. Se debe, en buena medida, a que en nuestras redacciones están hombres y mujeres herederos de una milenaria ideología y cultura patriarcales. Que no reproduzcan en sus materiales periodísticos sus roles y estereotipos es muy difícil. Transformar esas representaciones sociales implica sensibilizar y recibir educación desde la perspectiva de género, y eso debe comprenderse y hacerse cumplir como política nacional. Hay muchas intenciones, hemos ganado conocimientos en cursos y talleres, pero aún son mayoría quienes reproducen las diferencias entre hombres y mujeres, ancladas en el patriarcado, y se niegan a comprender la multiplicidad de las feminidades y masculinidades.

-¿Te ha traído sinsabores esa postura inclusiva, democratizadoramente feminista, con la que defiendes tus ideas?

-Muchos. Recuerdo que varios colegas espirituanos me cuestionaron el por qué dedicarme a realizar un doctorado sobre el tema y otros (no pocos) aún me dicen que son «exquisiteces» mías, cuando les explico cómo logramos mejores productos comunicativos si asumimos la perspectiva de género. De forma general, no se concibe como importante y vital para el ejercicio de un periodismo más comprometido con su contexto.

-Y a ti, como mujer, ¿cuánto te ha aportado y transformado ese conocimiento?

-Soy una mujer mucho más fuerte, confiada, resiliente, segura y capaz de comprender conductas, pensamientos, actitudes desde la multiplicidad misma de los seres humanos.

-¿A quiénes tienes como paradigmas de mujeres periodistas?

-Es difícil, porque son varias. Todas las que de forma ética y valiente defienden en sus creaciones sus puntos de vista con la responsabilidad social que exige esta profesión, no siempre bien comprendida.

-Defiendes con vehemencia tus criterios y gustas de imponerte desafíos constantemente… ¿Te consideras una periodista libre de tabúes?

-Intento. A veces choco con alguno y me obligo a sacarlo del camino, pero es difícil. Por eso cuando estudias sobre género, lo primero que aprendes es que estás en un constante aprendizaje.

-¿Qué te retiene en tu terruño, aun cuando te han invitado a cruzar fronteras interprovinciales?

-Nunca he pensado en irme de Sancti Spíritus. Aquí crezco como profesional. Los medios solo tienen la condición de municipal, provincial y nacional para el sistema de pago. Desde que conquistaron Internet, ya el mundo rompió esas fronteras. Aquí he escrito sobre lo que he querido; mientras que, por ejemplo, en Juventud Rebelde más de un tema me ha sido censurado porque nacionalmente no es considerado acertado. Aquí también está mi familia y tengo mi comodidad. Quizás en eso último deba trabajar para que no se convierta en un freno en mi vida.

Dice «freno» y la palabra suena fuerte, como si no estuviese hecha para ella, una mujer de 35 años a la que ni los más duros rigores de la profesión le han podido imponer límites. 

Esa seguridad que se proyecta hasta en su forma de mirar está asentada en la búsqueda constante de un modo de hacer que es unas veces impetuoso y otras, más reflexivo, pero nunca un freno.

*Tomado del libro El compromiso de los inconformes. Entrevistas a jóvenes periodistas cubanos (Ocean Sur, 2021)


Ultrasonido, ¡un festival con mucho swing y futuro! (+Fotos, audio y tuits)

   Unas horas nos separan del cierre de la cuarta edición del Radio Festival Online Ultrasonido y aún circulan por las redes las huellas de un evento que desde la virtualidad, demostró que tiene tremendo “swing”.

   Si no lo cree entre al perfil en Facebook de la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas y descargue usted mismo los diseños de bolsos, gorras, nasobuco o pulóver alegóricos a la cita, todos listos para materializar un recuerdo del encuentro que durante tres días (del 6 al 9 de abril) expuso la realidad de un medio de comunicación capaz de reinventarse conjuntamente con los tiempos y los públicos.

   En perfecta sincronía entre el Sistema Provincial de la Radio en Las Tunas y la filial de la AHS tunera, el Festival puso su mira en la actuación en la radio, el género testimonio y los programas humorísticos, además de convocar a nueve emisoras del país que participaron con más de 120 obras en concurso.

   Así los ejes temáticos condujeron las mañanas de intercambio con la realización de los paneles “El actuar en la radio y el buen humor: experiencias en el arte sonoro cubano”, y “El Testimonio en la radio: anatomía de un género”, cuyas exposiciones ensalzaron el debate con los conocimientos y experiencias de periodistas, realizadores, actrices y actores y los creadores de otras provincias a través de videoconferencia.

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   Además, un debate sobre el importante y difícil arte de la radio dramatizada expuso las emociones de la reconocida y versátil actriz del territorio Elizabeth Borrero, quien integra el Grupo Dramatizado de Radio Victoria y fue declarada en 2020 como Miembro de Honor de la AHS en Las Tunas.

   Conferenciar sobre “La radio: información constante y compañía cercana, esenciales en tiempos de coronavirus”, acercó las declaraciones del director de la Radio Cubana, Onelio Castillo Corderí.

   Identificado entre las novedades del programa estuvo el Primer Coloquio Virtual “Un viaje por las ondas hertzianas”, desde donde se presentaron las ponencias que pronto se reconocieron por su capacidad para enriquecer el panorama radial cubano al reflejar, la historia y evolución de este medio en la localidad, Cuba y el mundo.

foto tomada de la página oficial de twitter de la ahs

   Mientras los perfiles en redes sociales de Radio Victoria, Tiempo 21 y la AHS mantuvieron al alcance de un clic las credenciales virtuales, el programa de cada jornada, spots promocionales y resúmenes de cuanto aconteció, la transmisión en vivo, cada tarde, de la revista Ultrasonido, propuso la escucha de las obras en competencia y el debate con sus autores.

   El ejercicio periodístico en tiempos de crisis, específicamente en el contexto epidemiológico provocado por la COVID-19, resultó importante tema de debate entre los más experimentados y jóvenes profesionales del medio en lo que es considerado el evento más importante del sistema radial en Las Tunas.

   De ahí que la novel periodista, Leydiana Leyva Romero, expresara al Portal del Arte Joven Cubano lo intenso y retador que ha sido trabajar en esta contingencia, a pesar de que en Radio Victoria las herramientas ya están creadas toda vez que es una emisora que potencia lo tradicional pero también ofrece diferentes tipos de productos para las más diversas audiencias.

autor: yacie peña/ tomada de agencia cubana de noticias

   Lo cierto es que el homenaje a los 35 años de la AHS y el aniversario 60 de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba que se propuso hacer Ultrasonido, lo cumplió –¡y de qué manera!–, pues quienes pudieron disfrutar de las sintonías a través del éter y del universo online reseñaron que el certamen significó un éxito.

   ¡Por fin las premiaciones! Última edición de la revista Ultrasonido y su director, Julián Velázquez, destacó que el apartado teórico recogió un selecto número de investigaciones que aportarán a una mejor edificación de las rutinas de los medios, así como su valía como punto de partida para futuros estudios por la novedad y actualidad que reflejaron.

   En tal sentido, el principal galardón lo obtuvo la ponencia Comunicando en tiempos de crisis, una radio diferente, de la emisora Radio Libertad, del municipio tunero de Puerto Padre.

   Los mayores vítores los mereció también Radio Libertad, de la Villa Azul de los Molinos, al alcanzar el Gran Premio en programación informativa con la entrevista Sofía Valentina, en aras de vivir, de la autoría de Rosa María Ramírez Reyes y Ramón Guzmán Leyva.

   Además, por el alto valor humano y noticioso que entraña la cobertura periodística a la pandemia, el jurado decidió entregar el Primer Premio en esta modalidad al testimonio Dunia, una tunera recuperada de la COVID-19, de la realización de Ada Cristina Higuera Tur y Yusdel Rojas, de Radio Victoria.

   En las especialidades de realización radiofónica el programa Campanitas de Colores, de la emisora provincial Radio Victoria, de Las Tunas, alcanzó el premio en efectos sonoros y musicalización; y Un Tesoro Vivo, de CMHW, de Villa Clara, obtuvo el primer puesto en grabación y edición, asesoría, dirección y guion.

 

Para más alegría del territorio anfitrión y la AHS tunera, Elizabeth Borrero Batista y Luis Andrés Till, ocuparon los premios en actuación femenina y masculina, respectivamente.

 

   Cerró el telón digital de la cuarta edición del Radio Festival Online Ultrasonido 2021; la lectura de la convocatoria al próximo encuentro marcó ya la ruta de una nueva cita en la que la realización radial y artística del país encuentren muchos más puntos de contacto y oportunidades para seguir creciendo.


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Con el Gran Premio y el mayor números de lauros en las categorías individuales, se alzó el radiodocumental Un tesoro vivo, del realizador Iván Nuñez Pérez y un colectivo de la emisora CMHW de Villa Clara, en el Radio Festival Online Ultrasonido, organizado en Las Tunas por la Dirección Provincial del medio y la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

La obra que retrata la perdurabilidad, desde el siglo XIX, de la tradición de celebrar la festividad de la Cruz de Mayo en la familia apellidada Fusté, mereció también lauros en los apartados de dirección, guion, grabación y edición, todos estos alcanzados, en solitario, por Nuñez Pérez.

Además, Un tesoro vivo sobresalió en las especialidades de locución masculina y asesoría, representadas por Samuel Urquía y María Carmen García, respectivamente.

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El artífice de la pieza, quien se confiesa un apasionado por la Radio desde la niñez, declaró que procura situar en cada obra un prisma de originalidad y novedad capaz de atraer la atención de la audiencia y romper con la rutina diaria.

«Que un oyente te diga: ‘Me gustó’ o ‘Aprendí’ es la mayor gratificación al realizar un trabajo», declaró el multipremiado artista del mundo de la creación sonora.

De Radio Mayabeque y también en el clasificado de programación variada, obtuvo el primer galardón La niña que conoció a Fidel, del realizador Maikel Simón Ramos y un equipo de ese medio de prensa; mientras El Órgano de la alegría de Misael Lageyre Mesa de Radio Siboney, Santiago de Cuba, alcanzó el segundo escaño y el lauro en locución femenina para Kenia Campuzano Delgado.

foto tomada de tiempo 21

En esta categoría, el tercer premio recayó en Abel Molina Montes de Oca, de Radio Victoria, con el programa Y dale otra vez; en tanto las dos menciones otorgadas fueron a las manos de Lizbeth Navarro Pérez por Fiesta de colores: La importancia del lavado de las manos de Radio Libertad, Puerto Padre; y Ana María Nápoles Velázquez, de Radio Chaparra, por el programa En confianza: el abuso infantil.

Asimismo, en el apartado de mensaje, se otorgaron dos menciones: una a Isabel Natalia Cedeño de Radio Maboas, «Amancio», y la otra a Yulia Márquez Pérez, de Radio Victoria, Las Tunas.

Respecto a las individualidades, sobresalieron en actuación Luis Andrés Till Sanfiel por El guateque y Elizabeth Borrero Batista por Campanita de colores; espacio infantil cuyo musicalizador y el efectista, Carlos Alberto Montero y Agustín Sosa Labrada, respectivamente, resultaron también premiados, en sus especialidades.

En la categoría de informativos la periodista Rosa María Ramírez Reyes, de Radio Libertad, en Puerto Padre, tocó la cima con la entrevista Sofía Valentina, en aras de vivir; al tiempo que Ada Cristina Higuera Tur, de Radio Victoria, logró el primer premio con el testimonio Dunia, una tunera recuperada de la Covid-19.

Los misterios de una casa en San Cristóbal del reportero Alejandro Lóriga Santos, en Artemisa, logró el segundo puesto, secundado por Miguel Díaz Nápoles de Radio Victoria, en Las Tunas, por el reportaje hipermedia El carnero de la discordia.

De las cuatro ponencias en competición, Comunicar en tiempo de crisis, una radio diferente, de un colectivo de autoras de la emisora de la Villa Azul, se llevó la recompensa.

En su cuarta edición, un intenso y fructífero programa caracterizó el festival y concurso Ultrasonido, que contó con 129 obras en la lid y que se dedicó al género testimonio y a los programas humorísticos.