AHS
“A mis hermanos”, nuevo tema musical dedicado a los hermanos Saíz
Este domingo en el programa del videoclip cubano Lucas, el cantautor de Las Tunas Amaury del Río estrenará su primer videoclip A mis hermanos. Una canción inspirada en las figuras de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, los hermanos, cuyo legado representa hoy la vanguardia artística de la juventud cubana.
«Es una canción que le hice a Luis y Sergio por encargo de la Asociación Hermanos Saíz, a la que pertenezco desde hace ya más de ocho años. No fue ningún problema escribir acerca de una organización y de dos jóvenes que dieron su vida por algo en lo que creían.
«Es una historia bastante conmovedora. Simplemente alguien que sea capaz de dar su vida por una causa, quitando ideologías de por medio, ya tiene un mérito grandísimo para pasar a la historia; fue lo que hicieron Luis y Sergio en San Juan y Martínez, asesinados y baleados por la dictadura batistiana», refirió el artista a Tiempo21.
Una letra conmovedora que dice mucho con lo suficiente, caracterizada por la poesía y la forma de hacer de Del Río.
«La canción también trata de extrapolar un poco lo que nos toca hacer como jóvenes de hoy, es decir, en mi caso, lo que hago son canciones; es mi manera de decir las cosas. Traté entonces de utilizar, de extrapolar un poco la corta vida y todo lo que ellos realizaron hacia lo que nos corresponde a nosotros como jóvenes de estos tiempos.
«Para mí lo más importante es estar cerca de la familia, apoyar a mis hermanos en todo lo que puedan hacer y cantando, aunque maten. Además, esta canción va a estar acompañando toda la campaña por la muerte de los Hermanos Saíz», expresó.
Asimismo, un arduo proceso de producción vivió el video A mis hermanos que llegó, incluso, al Turquino.
«Fue un proceso hermoso también la grabación de este vídeo porque visitamos lugares que representan la historia de Cuba como nación. Estuvimos en La Demajagua, en el sitio donde cayó Martí en Dos Ríos e hicimos la escalada épica al Pico Turquino; grabamos también ahí en la explanada donde está el busto de Martí a 1974 metros de altura y desde allá, desde Granma, que fue por donde subimos. Luego nos fuimos hasta Pinar del Río para culminar la jornada por la muerte de los Hermanos Saíz que lleva a cabo la Asociación y también para seguir grabando el vídeo.
«Ahí recorrimos comunidades intrincadas de difícil acceso; también acudimos a la Casa Museo, que fue donde vivieron los hermanos en San Juan y Martínez. Realmente resultó una experiencia maravillosa que demandó un gran esfuerzo físico y una energía increíble, por la exigencia que nos estaba pidiendo el productor del videoclip, Claudio Visual, y por todo este proceso de ir a lugares históricos, subir el Turquino y además cantar allí», concluyó el trovador.
Amaury del Río exhortó, asimismo, al público a compartir esta tarde de domingo el estreno mundial del videoclip A mis hermanos, con la canción disponible ya a través de las plataformas digitales en su canal de Telegram.
Jesús Ricardo Pérez Cecilia ofrecerá su primer concierto en la capital
El joven cantautor Jesús Ricardo Pérez Cecilia ofrecerá próximamente su primer concierto en la capital de todos los cubanos, el día 12 de este mes, invitado por la prestigiosa Casa del Alba Cultural y el apoyo del Proyecto Canto de Todos.
«Significa una gran oportunidad como artista», comenta el también vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas. «Es mi primera presentación oficial en La Habana y, sin dudas, un escenario importante para dar visibilidad a mi trabajo. Compartir mi obra en un lugar de esta índole es toda una responsabilidad que intentaré asumir de la mejor manera posible, pues ofrezco siempre al público el corazón a través de mi arte».
Interpretando temas musicales de su autoría, desde sus comienzos hasta el presente, pretende plasmar diferentes vivencias a través de canciones como Pedazo de lluvia, Horizontes blancos, Despertar, Complicidad y otras. Él busca mostrarse «sincero y auténtico ante el espectador, y ambientar el espacio con melodías agradables».
En diálogo con 26 informó, además, que está en proceso de creación de un videoclip para su sencillo Pedazo de lluvia, labor en la que interviene la realizadora Waldina Almaguer. Ese proyecto se desarrolla de manera simultánea con Luna Creciente, espacio habitual donde se presenta en la Casa del Joven Creador de Las Tunas, los terceros viernes de cada mes.
Jesús Ricardo Pérez Cecilia es un joven martiano, apasionado a su trabajo, afable e incansable, que ha hecho de la trova una filosofía de vida, una manera de ser útil a la sociedad.
Premio internacional para joven artista de Imías
El joven artista de la plástica Alexei Osorio Blet, natural de Imías y miembro de la Asociación Hermanos Saíz en Guantánamo, conquistó el primer lugar del Festival Internacional de Artes Visuales Monte Plata, desarrollado en la República Dominicana, a finales de agosto del presente año.
Desarrollado en el Centro Multiusos Santo Ángel Peguero, de Dominicana, es una iniciativa de la Fundación de Desarrollo (Fundemopla) y de Quintaesencia, considerada la actividad de mayor trascendencia en su clase; reúne a más de 34 países en diez categorías y otorga tres premios por cada una: Pintura, Instalación, Arte Digital, Video, Dibujo, Performance, Escultura, Grabado, Fotografía y Danza.
Devenida nueva oportunidad para mostrar el trabajo de los creadores cubanos al mundo, el encuentro contó con la presencia de siete artistas de la Mayor de las Antillas, además de una centenar de otras naciones, y entre las piezas en competencia sobresalió en pintura, el Equilibrista, obra de Osorio Blet trabajada en óleo sobre lienzo, jugando con colores sencillos y una gran carga de surrealismo.
El Equilibrista constituye una reflexión sobre la responsabilidad del hombre con el cuidado del medio ambiente (naturaleza y sociedad), temática recurrente en la estética del pintor guantanamero, quien a su vez apuesta por la inclusión de elementos típicos del campo cubano, así como símbolos de nuestra identidad, que singularizan la pieza en cuestión.
Alexei Osorio Blet es graduado de instructor de arte y cuenta en su haber con más de una centenar de exposiciones, entre personales y colectivas, además de atesorar lauros en salones municipales, provinciales, nacionales e internacionales, y ser beneficiado con becas de creación artística como la obtenida en 2018 en el XVII Salón territorial de Artes Plásticas Eliseo Osorio, de Baracoa, para continuar incentivando el desarrollo de su estilo como artista visual.
Desde que el lienzo es la piel
Desde que el lienzo es la piel para varios artistas del tatuaje, y se reúnen en el patio de la Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz de Ciego de Ávila, la ciudad parece respirar otros aires.
Concebida como una jornada intensa donde se reúnen alrededor de 16 tatuadores jóvenes y otros con más experiencia, Cuando el lienzo es piel, en su edición número cuatro, gana en organización y presencia.
Si bien los artistas agradecen la acogida y el interés que ofrece la AHS para con este arte milenario, se va haciendo necesario organizarlo de manera que abarque más días y otros espacios. Porque la casa, en este 2024, parece quedarse chiquita.
Y cuando se apagan las luces y se marcha el último de los tatuadores, el espacio es como un campo de batalla. “Habíamos concebido inicialmente la participación de veinte artistas, pero a última hora no pudieron estar todos”, aclara al Portal del Arte Joven Cubano Yoandry Chamorro Belén, vicepresidente de la AHS avileña y quien estuvo al frente de la actividad.
Y es que para muchos en la Isla, el tatuaje ha dejado de ser un tema tabú, y ha echado a un lado el estigma maldito que tenía. Ahora es más que arte, con su oficio y calidad estética.
Por eso la AHS se interesa tanto en que los artistas invitados al certamen se propongan crear obras diferentes, con cierto aire renovador y una búsqueda de talentos para acercarlos a esta organización.
A manera de cierre, el evento tiene su momento de entrega de premios en donde la AHS hace hincapié en que no solo medie la calidad del tatuaje, sino, también, el concepto en todas sus extensiones.
Milena López Obregón es laureada como la mejor tatuadora novata, mientras que Hiram Rodríguez Coello y Alejandro Vigo Pereda obtienen el segundo y el tercer lugar, respectivamente; Devis Díaz Abreu gana una mención.
En la categoría de los veteranos, Andrés Luciano García se alza con el primer premio, seguido por Omar Gazmuri Mendoza (segundo lugar), César Alejandro Colina Fuentes (tercero) y Leodany Castellón Hernández (mención).
Insertado en la jornada Calidoscopio que comenzara el día antes con la lectura poética, Memoria del cuerpo; la actuación del circo Haliom, y el concierto de trova de Lixiel María Riveron de Camagüey, la convención es el colofón del modo verano activado en todo el país desde el mes de julio.
Con la descarga de música electrónica, a cargo del DJ Wall, de Santa Clara, la jornada cerró por todo lo alto y, una vez más, el público disfrutó de las propuestas que desde la AHS se producen.
¡Ponle re-play!
Según los pocos medios digitales que tienen información al respecto, la música electrónica llega a Cuba alrededor del 2004 gracias a un grupo de realizadores de un documental. Resulta sorprendente la poca visibilidad que parece tener este género en nuestro país, cuando lo cierto es que cada vez son más los jóvenes que no solo consumen este tipo de música, sino que además son capaces de crearla. Conformarse nunca es una opción, así que queda de parte de los interesados abrirse camino para lograr un mayor alcance y escapar del desconocimiento. PlayArte se ha vuelto entonces un refugio para ellos.
Entre los días 24 y 25 de agosto se celebró en Santiago de Cuba el 11no Festival de Música Electrónica “PlayArte”. Este espacio forma parte de la programación de verano de la filial santiaguera de la Asociación Hermanos Saíz, y su objetivo es llevar una descarga de 24 horas de este género hasta una playa de la provincia. En esta ocasión la playa Caletón Blanco fue la designada para reunir a la bohemia y llevar a cabo el festival.
La fusión se propagó por toda el área. Desde temas clásicos hasta ritmos afrocubanos, bandas sonoras y secuencias que nuestros oídos perciben como conocidas, nada escapó del poder de las controladoras y su capacidad de recontextualizar las pistas. Piango DJ, DJ Alan, DJ Voight-Kampfff, DJ X, NONYMUS y MAGNUS fueron los principales protagonistas del festival.
La sección de música decidió dar un espacio también para un grupo de raperos que se están encargando actualmente de elevar el prestigio de este estilo en el territorio suroriental. Ellos son J.A.S.P. y Yoel Cipriano (Ole Rimas), ambos integrantes del Duo My Toska, el Dr KO, y el joven Mr. Jart, quienes estuvieron compartiendo producciones de su autoría e incluso fueron protagonistas de una batalla de freestyle. Otro elemento a destacar fue que el festival abrió sus puertas al apoyo de negocios locales como D’CANO y El Cafetazo, quienes llevaron hasta Caletón Blanco sus ofertas gastronómicas al público y compartieron juegos de participación enfocados en el saneamiento ambiental.
Si bien asistieron muchos jóvenes que ya frecuentan este festival, también fueron muchos los que se acercaron por primera vez y, de un momento a otro, terminaron saltando junto a la muchedumbre en medio de la arena. Otra vez quedó demostrado de que Santiago de Cuba es fiel portavoz de las nuevas voces de la música, quienes están aportando a nuestro contexto cultural nuevas formas de crear, y que seguramente en un futuro no muy lejano serán claves representantes de lo que significa la nueva música cubana. La opinión pública no dejó lugar para las dudas: PlayArte es un festival que debe permanecer.
La muerte de un burócrata en copia restaurada
La muerte de un burócrata —cuya copia restaurada se proyectó, como parte de las presentaciones especiales, en el reciente XVIII Festival Internacional de Cine de Gibara— se estrenó en 1966 en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, en la entonces Checoslovaquia, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado. El cuarto largometraje de Tomás Gutiérrez Alea (Titón), quien antes había filmado Historias de la Revolución (1960), Las doce sillas (1962) y Cumbite (1964), se convirtió, a partir de su estreno en Cuba, el 24 de julio de 1966, en una de las comedias más populares de la historia del cine nacional, no solo por la hilarante sucesión de momentos humorísticos y absurdos, incluso kafkianos,sino por la contemporaneidad de un fenómeno (la burocracia) que Titón expone en una película que, además, ha sido considerada por la crítica, entre las principales obras de nuestra producción fílmica.
Un obrero ejemplar muere en un accidente de trabajo y es enterrado con su carnet laboral, como símbolo de su condición de proletario. Cuando la viuda va a gestionar la pensión, le exigen que presente el carnet laboral del difunto. Como no se puede sacar un duplicado, pues nadie que no sea el propio dueño del carnet puede hacerlo, será necesario exhumar el cadáver, pero una exhumación no puede hacerse legalmente mientras no hayan transcurrido, al menos, dos años desde la fecha del entierro. A partir de ahí, el guion de Titón, Alfredo del Cueto y Ramón F. Suárez, convierte al sobrino, interpretado por Salvador Wood, de este obrero ejemplar que, incluso,había inventado una máquina para construir bustos de José Martí en serie, metáfora inquietante, en la representación (absurda, como sabemos, pues es la intensión ironizar) de cómo la burocracia puede convertir un sencillo trámite en una sucesión descabellada y larguísima de colas, sellos, firmas, anexos, cartas y gestiones cada cual más inverosímil y que nos hace parecer que siempre estamos al inicio, dando el primero de los pasos.
Luego de una inhumación clandestina y la extracción del carné, el cadáver no puede volver al cementerio porque “ese difunto se enterró hace solo unos días” y “no consta que fuera exhumado”, de manera que no se puede permitir que lo entierren de nuevo pues, desde el punto de vista técnico —o sea, desde los papeles, la burocracia— ya lo está. Así, enfrentando obstáculos y percances ilógicos propios del género, al protagonista lo irán arrastrando a la violencia.
Acaso —se preguntaba Titón refiriéndose a la sátira en el filme— “¿no es ese el tono más apropiado para expresar el carácter absurdo que adquieren las deformaciones burocráticas, los formalismos y los formulismos vacíos que no tienen nada que ver con la práctica revolucionaria?”. El propio director apuntó entonces que la historia, aunque sucediera en la isla, no se refería necesariamente a ella, ni al contexto histórico de esos años, sino a un fenómeno que se había hecho práctica común en los países del entonces campo socialista y que, acorde al propio proceso de modernización de la sociedad, estaba presente en cualquier sitio.
Luego de su estreno, La muerte de un burócrata —con fotografía de Ramón F. Suárez, edición de Mario González y música de Leo Brouwer—fue recibida por la crítica nacional como “un grado más alto de desarrollo de nuestro cine” (El Mundo), “un paso de avance” (El socialista) y “la mejor realización de nuestra incipiente cinematografía” (Juventud Rebelde). Mientras que en Granma, Bernardo Callejas escribía: “Después de este filme será más difícil ir para atrás: es una especie de emulación, y sobran los temas y modos”, mientras que para Mario Rodríguez Alemán “es uno de los mejores servicios que el Cine puede hacerle a la Revolución” y “ha abierto una ruta al cine cubano futuro”, anotaba en Adelante, Desiderio Navarro.
El filme, cuya restauración de debe, junto a otros del propio Titón, a colaboraciones con la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, y especialmente a Josef Lindner, se presentó en la edición 76 del Festival Internacional de Cine de Venecia, en 2019, por Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba. “Un humor negrísimo, presente desde los créditos, desborda estas peripecias tragicómicas, con guiños cinematográficos y secuencias de gran brillantez. El realizador apela a la imaginería acumulada por el séptimo arte: desde el cine de animación a las pesadillas buñuelianas del protagonista”, comentó Luciano. Esas referencias, que van además desde Chaplin en Tiempos Modernos a Harold Lloyd, Kystone Pops, Stan Lauren y Oliver Hardy, fueron catalogados por el propio Gutiérrez Alea como “divertimentos”: “Ante una situación que puede ser resuelta de muy diversas maneras, uno piensa que puede ser divertido hacerlo «a la manera de…» y lo hace con entera libertad”.
El Subterráneo, de Juan Edilberto Sosa (décimas + video)
Violencia, sexo, lenguaje
de adultos, un set oscuro
como un túnel sin futuro
en un sótano-paisaje.
Jeans, nuestro gran personaje,
tipo Frankenstein moderno,
disecciona un trauma eterno
y crea un morboso emporio
que es como un laboratorio
muy parecido al infierno.
Un Samurái anfitrión,
maestro de ceremonia
el escenario endemonia,
corta de un tajo el telón.
Aires de autodestrucción
envenenan los segmentos.
Se leen los parlamentos
cual si fueran poesía
o como una letanía.
Corrientes de pensamientos.
Puesta sin cuarta pared.
Lean las acotaciones.
Teatro de operaciones.
Cae el público en la red
como alma muerta de sed
en un ambiente de horror.
Pero no hay tono censor
en la interactividad
sino naturalidad.
El público es un actor.
En las atmósferas grises
de los saltos temporales
no hay dos escenas iguales
ni desenlaces felices.
Cuerpos rehenes, matices
que no caben en la prosa
y el dramaturgo desglosa.
No entres de modo espontáneo
si encuentras el Subterráneo
de Juan Edilberto Sosa.
Delfín Prats: esplendor y humanidad
Delfín Prats es un poeta cubano. Aunque él se niegue a que así lo llamen, la literatura de esta isla no pudiera escribirse si faltara su nombre. Quien se arriesgue a prescindir de él, estará mancillando páginas luminosas que la poesía no olvidará tan fácilmente. Nació en Holguín, en 1945.
Su verso nace espontáneo como él mismo reconoce: “Cuando han venido los poemas, los he escrito”. Su oficio no es el de un aprendiz, el “oficio de poeta se construye frente a los tremendos obstáculos de la composición; es como una partida de ajedrez que se juega frente al lenguaje, donde uno se ve obligado a sacrificar no pocas piezas, que pueden ser versos, estrofas, poemas, que no llegan a abrirse paso hacia las casillas del triunfo”, asegura quien ha tenido que silenciar al silencio, apuñalar la estocada poderosa venida por la espalda.
La suya no es obra que se adhiera a una corriente específica, sino que pertenece, como él mismo reconoce: “a un concierto espléndido de voces”. Lo vivencial y nítidamente lacerante le muestra descarnado en cada verso, pues le “sería totalmente imposible escribir un poema sin tener el calor de la solidaridad humana, sin el apoyo que siempre me han brindado mis amigos en Holguín y en otros lugares de la isla, sin la certidumbre de mi ciudad vista desde la Loma de la Cruz… Además, no imagino la escritura de un poema sin haber experimentado en carne propia la grandeza del paisaje, sin el mar, sin las montañas, sin los ríos, sin haber visto a Cuba desde un avión, sin una puesta de sol en el Oriente de la Isla”.
En 1968, trece poemas nacidos al fragor de las noches habaneras le merecen el Premio David y la publicación de Lenguaje de Mudos, que devino detonante de un amargo silencio a medias roto por su próximo libro Para festejar el ascenso de Ícaro, con el que ganó el Premio de la Crítica, otorgado por las editoriales y el Ministerio de Cultura a las diez obras más representativas de 1988.
Para quien tiene “una fe inquebrantable en la literatura como camino de perfección”, no sorprende que permanezcan –en ocasiones por años– aparentemente dormidos los versos que luego llegarán a feliz nacimiento. Con sencillez y humildad pasmosa Delfín Prats confiesa: “Nunca hice un aprendizaje de la forma a través de manuales de retórica, fue algo que adquirí intuitivamente, la belleza del lenguaje y la limpieza de la expresión son cosas que me interesan mucho”.
La poesía de Delfín Prats sostiene el aliento testimonial y el tono conversacional de los escritores de su tiempo; aunque no pueda clasificársele dentro del conversacionalismo más puro, sino que bebe –por momentos– en las aguas de esa corriente literaria, para luego hacer una poesía de la existencia, una poesía que planteara la realidad del hombre viviendo íntimamente su vida en el seno de la sociedad a partir de la perspectiva del yo, como él mismo asegura.
Para quien ha publicado poemarios como Lenguaje de Mudos (Ediciones Unión, 1968), Para festejar el ascenso de Ícaro (Editorial Letras Cubanas, 1987), Abrirse las constelaciones (Ediciones Unión, 1994), Lírica amatoria (Ediciones Holguín, 1994) y El esplendor y el caos (Ediciones Holguín, 2002), es muy duro pernoctar en el silencio de la página en blanco. Con la sonrisa torcida reconoce que “a veces quisiera estar escribiendo porque sería una válvula de escape; pero tengo mucho miedo. Como considero logrados algunos de mis poemas, de pronto empezar a escribir, y que eso que escriba no sirva. No quisiera escribir dentro de una retórica, tampoco volver a repetir mis mismos logros. Mas vamos a confiar que en el futuro sí se produzca algo”.
Y se produjo el milagro de la poesía en 2008, con la publicación –bajo el sello Ediciones La Luz, de la AHS en Holguín– del volumen de narrativa testimonial Strip-tease y eclipse de las almas. Además me complace que haya salido igualmente por La Luz, en su colección Quemapalabras, el audiolibro El brillo de la superficie, donde Delfín lee y comenta algunos de sus poemas. La grabación y producción estuvieron a cargo del poeta y realizador audiovisual Pablo Guerra Martí. Y recientemente la misma casa editora publicó El brillo de la superficie. Poesía completa (Ediciones La Luz, 2017).
El audiolibro reúne 21 poemas, en su mayoría escritos en las décadas del 70 y el 80. De su propia voz se le escucha leer los iluminadores y contundentes versos que dieron unidad a las imágenes poéticas que conforman: “Humanidad”, uno de sus más exitosos, como él mismo califica; “No vuelvas a los lugares donde fuiste feliz”, “Aguas”, “Para festejar el ascenso de Ícaro”, “Abrirse las constelaciones”, entre otros no publicados hasta ese momento como “Lento y difuso”.
Certero y preciso, como son también sus versos, aparecen sentencias como la que reza: “… del poeta, que no soy yo, que al menos no lo soy siempre, nadie es poeta las 24 horas del día”.
Su verso nace espontáneo. Su escritura tiene que ver fundamentalmente con los lugares, con los paisajes, con lo que se experimenta ante los desafíos de la naturaleza, de los espacios abiertos, como él mismo explica: “El Rock del flautista es un rock cuya escritura pretende –sin lograrlo como siempre; la poesía no puede lograr lo que pretende– llevar a la escritura ciertas visiones de Gibara, del mar de Gibara, de la bahía de Gibara, de estancias en Gibara. En este tipo de rock yo logro una gran victoria sobre lo anecdótico. Yo siempre he considerado, a veces de una manera bastante ingenua e inocente, que la poesía auténtica tiene dos grande enemigos: uno es lo doctrinario, tanto la poesía como las canciones están amenazadas por lo doctrinario, y si eso doctrinario entra te arruina totalmente la canción o el poema; y lo segundo es lo anecdótico, o sea la construcción de los versos, del poema –en definitiva– tiene que salvar la amenaza que tiene la anécdota, porque efectivamente, se escribe a partir de algo que se ha vivido, se escribe a partir de un recuerdo, pero la poesía no sirve para contar una anécdota”.
La de Delfín Prats es una poesía de la existencia, una poesía que plantea la realidad del hombre viviendo íntimamente su vida en el seno de la sociedad a partir de la perspectiva del yo. Él mismo asegura, “como tampoco veo que la poesía mía pueda ser calificada como una poesía de la trascendencia, en el sentido ese que se le atribuye a la poesía de Lezama y del grupo ese como trascendentalista. Yo creo que mi poesía ha logrado destacar el brillo de la superficie, desde ese punto de vista es una escritura superficial en el buen sentido de la palabra, es decir, cuando yo acudo a algunos signos como son ángeles, demonios, dios, yo no lo hago en un sentido en absoluto para circunscribirme dentro de un contexto místico, sino única y exclusivamente se están utilizando estos signos, estos símbolos como un referente”.
Delfín autodefine su obra no como erótica, sino una especie de lírica amatoria; los suyos son poemas relacionados con el amor y se explica mejor al argumentar: “Soy alguien que he tratado por todos los medios de evadir en mi escritura las referencias sociológicas y cotidianas inmediatas, porque creo que lo que hacen es lastrar la poesía y, por otra parte, mi reticencia a enfrentar los temas históricos directamente, o sea, en las ocasiones en que lo he hecho, pues siempre he tratado de dar un rodeo a través de la lírica, de la estética. En poesía la alusión directa de ciertas realidades las empobrece, mientras que insertarlas en un contexto distinto, sacarlas de ese discurso habitual y situarlas en el espacio del mito, es donde de verdad estas cosas funcionan, creo que las ennoblece”.
Por demás logros aparecen poemas inéditos y comentarios referidos a los versos que aún no le satisfacen del todo: “Este poema (“Lento y difuso”), con tres o cuatro textos más, es todo lo que tengo que no se ha publicado. Algunos van a parar a algunas revistas, estos son los poemas que a mí no me satisfacen, quizás con el tiempo llegue un día en que haga una cosa que es el hallazgo poético verdadero, que no siempre se logra, cuando tú avizoras algo en un poema pero se trasluce en imágenes, pero el poema no cierra como un poema como “Humanidad”, un poema como “Abrirse las constelaciones”, un poema como “Ámala pero ámala”; que son poemas que con muy pocas palabras, con muy pocos versos redondean una idea, cierran algo, y a ese texto ya no se le puede agregar, es mejor tampoco tratar de quitarle nada”.
En las palabras de presentación del disco, el poeta Pablo Guerra, quien tuvo a su cuidado la grabación y edición de audio, reconoce que “salvar para la memoria esos sonidos amados tiene un valor incalculable, pues de los seres amados, con el paso de los años, el primer recuerdo que perdemos es el sonido de su voz. Los gestos, los rostros, las palabras permanecen, pero el recuerdo no tiene voz propia”. Hoy, además de reconocérsele como Maestro de Juventudes a quien ya es maestro del verbo, se le concedió el merecido Premio Nacional de Literatura 2022.
La Guasotrovancia, más allá del río
Prueba de sonido o una presentación necesaria
Juntar la personalidad musical de Azucena (Annalie López), Pedro Antonio Sánchez, Audi Vargas y Yoyi (Jorge Barrett), es la resultante de una fórmula a base de esencias guantanameras y cubanas con flow a mundo. Conga con changüí, kiribá y sones, aires rockeros, funky, bossa, bolero y rumba resultan entre los ingredientes fundamentales del tal coexistencia. Sabrosura con sentimiento, bomba y un swing tremendo son el resultado en escena de esta cofradía con la que coincidí los primeros días de agosto en la jornada de La Canción Política en Guantánamo.
Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer las canciones que por entonces firmaba Pedro Antonio Sánchez Zapata, Pedrito, cuando era estudiante de Letras en la Universidad de Oriente, y despuntaba junto a otros muchachos muy jóvenes, en una nueva promoción del panorama trovadoresco santiaguero alrededor del 2010 aproximadamente y durante los siguientes años. El tiempo se ha encargado de confirmar la relevancia que tuvo en su formación tras la guitarra, el trasiego entre las ciudades Guantánamo-Santiago con todo el reservorio musical de ambas. Después a la usanza de los bardos de siempre su ruta continúa un periodo por Camagüey, hasta asentarse posteriormente en La Habana.
Con ella, me crucé allá por el 2016 en las inmediaciones de la Casa del Joven Creador en Guantánamo cierta vez que asistí a un evento de hip hop, entonces era conocida como Annalie López. Luego tuve noticias de Azucena cuando ya su obra mereció varios lauros en el circuito de la música y el audiovisual desde La Habana, pues la negrita de losotrodía como en epíteto se autodefine en uno de sus versos, para dicha propia y del panorama actual de la canción cubana logró visibilizar su trabajo en los medios nacionales. La coincidencia en su tierra natal el 2023 y el año en curso permitieron acercarme a su peculiar hacer, lo mismo en conciertos a cielo abierto o teatros, que al estilo de la guitarra y la voz en espacios más íntimos.
A la música de Audis Vargas recién llego, tuve la suerte de conocerle a su vuelta a la tierra natal este agosto, en ocasión de realizar junto a sus cohabitantes de guitarras y canciones más que un concierto, el show de La Guasotrovancia. Después conectamos entre los pasillos y las descargas en el hotel, tan importantes como los mismos programas oficiales de los eventos. Audis es de los trovadores con mayor sentido de la musicalidad que he conocido en tiempos recientes, de los que se disfruta no echar a correr las canciones sino gozarse el tempo natural de estas, un guitarrazo informal en su compañía se transforma en un momento de aprendizaje. Tiene una energía tremenda con o sin guitarra, y verle ofrece la sensación de estar frente a alguien con un vasto canal musical más allá de cualquier etiqueta.
Esa noche en concierto escuché a los muchachos invocar teléfono en escena del otro lado del WhatsApp a Yoyi, Jorge Barrett Bayeux. Una videollamada y el momento nos remitió al rol de la diáspora eterna entre los músicos y artistas de todas latitudes. “Aquí solo falta Yoyi pero está con nosotros”, dijeron. Con él tuve comunicación semanas después gracias otra vez a la telefonía móvil y ante mi iniciativa de una conversación a voces, fue el primero en contestar interrogantes y comentarios.
Desde los primeros minutos intuí que aquella presentación eslabonaba significaciones sociomusicales ancladas a zonas importantes de la música cubana hoy como manifestación plural. Con zonas no solo me ubico en referentes geográficos sino en resultantes discursivas (lírico-sonoras) que si bien parten de raíces muy distinguibles asidas al oriente cubano, se hibridan además con el concepto trashumante de la canción que a su paso asimila elementos múltiples de toda la insularidad, hasta maridarse con sonidos de muchas partes del orbe, sobre todo, ciertas músicas de Latinoamérica y el Caribe, pero donde prevalecen de manera arrolladora esos sonidos raigales inherentes al trovasonear primigenio entre sones, nengones, kiribá, changüí y rumbas en lo fundamental.
La Guasotrovancia además, tiene puntos de contacto con otros proyectos que en decenios recientes han sentado pauta para generaciones de músicos y públicos, en los que las formaciones se sostienen a partir de una estructura semiabierta, donde sus miembros fluctúan entre la creación colectiva y el desarrollo de sus carreras individuales, a la par que acontecen evidentes confluencias de una a otra. Creo que en este sentido los referentes apuntan a casos como Habana Abierta, Interactivo o La Trovuntivitis, salvando los conceptos musicales que les distinguen y diferencian a unos de otros, los contextos e historias inherentes al nacimiento y desarrollo de cada caso en particular. Lo que sí está claro es el afán aglutinador que manifiestan estas agrupaciones y a la vez ese don por dejar volar lo individual.
En realidad vale anotar que este hecho o cofradía entre indiviualidades de la música es tan longevo como nuestros más representativos momentos en la historia musical cubana. El fin de aglutinarse varios hacedores de canciones siempre fue, además de lo lúdico, un mecanismo de preservación y apoyo gremial. Recordemos a los grandes y casi primigenios trovadores a inicios de la anterior centuria coexistiendo entre el trovar según canónico modelo de voz y guitarra, en paralela mutación hacia los primeros tríos, cuartetos, sextetos y septetos soneros en los que, evidentemente hubo mucho más que sones. Sindo Garay, Manuel Corona, Alberto Villalón también incursionaron con éxito en la guaracha. María Teresa Vera integró el Sexteto Occidente, por solo citar trovadores icónicos que supieron muy bien bailarse el son. Desde entonces las aperturas son múltiples y coincidentes.
De vuelta a los muchachos del Guaso, a ese hecho aglutinador debo reconocerle también otro nexo común con la Canción Cubana Contemporánea, término aportado por Joaquín Borges-Triana para englobar a esa zona de la canción de autor que desde los 90´ a la actualidad ve la emergencia de piezas asociadas a un estilo que permiten ser escuchada-bailadas o viceversa, y que acoge creaciones disímiles, desde lo más lírico a lo más gozoso, sin deslindarse de los más raigales códigos texto-musicales distintivos en la canción trovadoresca cubana. Audis Vargas invitaba en algún momento de la presentación al ¨meneo inteligente¨ en clara referencia a la dualidad comentada.
¡Se destapó La Guasotrovancia!
Lo que sería la reseña a un concierto, se trasmutó en diálogo vía virtual con sus integrantes para dar lugar además de mis percepciones, al testimonio de los guasotroveros. Azucena, Yoyi y Pedrito obraron de voceros a través de un chat del que los cuatro integrantes estuvieron pendientes. Mientras se armaba el diálogo por partes, Audis y yo hemos ido tejiendo hilos hacia el futuro cercano. Aquí vamos a voces, coros, guitarras, percusión y todas las músicas que a la vez sean descubiertas por el lector.
-¿Cuándo y dónde surge La Guasotrovancia? ¿Ustedes remontan los orígenes al contexto guantanamero y los pasos iniciales de cada uno?
Yoyi. Formo parte de la Guasotrovancia desde sus inicios, todo comenzó con Barra Abierta, un proyecto de jóvenes que iniciaban en la AHS de Guantánamo, una banda que vistió las canciones que componíamos y tocábamos, claro, estábamos en crecimiento. Las jornadas de La Canción Política fueron un espacio para lograr que nos desarrolláramos como movimiento, en la edición 40 hicimos el tema del aniversario titulado Guasotrovero; hay un video colgado en Youtube que muestra los rostros de Barra abierta.
En ese momento ya se reconocía a La Guasotrovancia, fue como destapar el pomo, jóvenes haciendo música cubana, la trova mezclada con ritmos de nuestra región. Considero que desde antes éramos guasotroveros porque en los eventos de la AHS que se hacían en el país participábamos Audis Vargas, Pedro Antonio Sánchez, Annalie López Caballero y un servidor, como somos de Guantánamo, conocido como El Guaso por el río, las otras provincias nos identifican como guasotroveros.
-Azucena. En mi caso, comencé haciendo coros en Barra Abierta, por ahí fue donde conocí a Yoyi, a Pedro y Audis, quien me dio entrada en la agrupación. Tiempo más tarde inicio mi proyecto independiente, sin embargo, el que no estuviera ya en la nómina no quiere decir que no trabajara con ellos. Barra Abierta nos daba un espacio como trovadores de la Asociación, aun no existía como definición La Guasotrovancia pero recuerdo que las primeras canciones que yo hacía en serio, corresponden a ese momento y ya nosotros nos reuníamos. O sea, que inconscientemente no era un proyecto como tal pero teníamos la oportunidad de hacerle coros a Barra Abierta, por ejemplo Yoyi, Pedro y yo le hacíamos coro a Audis, y después él a nosotros, y así sucesivamente. También coreábamos los temas de la agrupación, que tenía montadas canciones de Audis. La Guasotrovancia fue un proyecto que nació de ahí sin darnos cuenta.
Hubo un tiempo más tarde, en Santa Clara, recuerdo que presentamos unos pitching del proyecto y a partir de ahí tomó fuerza el reconocer en sí La Guasotrovancia. Pienso que los integrantes iniciales y actuales somos nosotros cuatro, los de nuestra generación. La Guasotrovancia, se acuñó como tal en Santa Clara con la presentación mencionada. Pedro y yo nos conocemos hace mucho tiempo, guantanameros los dos, aunque él se fue para Santiago a estudiar, fue el primero que salió de Guantánamo a otra provincia, lo veíamos poco pero a veces me aparecía con Barra Abierta en la Universidad de Oriente.
Pedrito. Cuando se decidió nombrarle como Guasotrovancia, ya en ese momento yo no vivía en Guantánamo, me había ido a estudiar a Santiago. De hecho no estuve en la grabación de la canción fundacional ni en el video de Guasotrovero, que no era en lo absoluto la primera canción pero sí la que promovía un concierto importante como parte de la 40 edición de La Canción Política. De todos modos creo que La Guasotrovancia no surge ahí, la génesis estuvo en el momento en que nosotros nos unimos y empezamos a tocar juntos. Recuerdo que Yoyi y yo nos conocíamos porque estudiamos juntos en la primaria y en la secundaria. Los dos estábamos aprendiendo a tocar guitarra y luego fuimos al pre, Yoyi estudió en un politécnico de electricidad, y empezó a hacer canciones; en mi caso entré a la Vocacional. Esa inquietud de componer todavía no la tenía y empezó porque él me animó.
Ahí empecé a escribir las primeras canciones, luego coincidimos con Yuri García que era un trovador contemporáneo con Audis, y le preguntamos cómo era aquello de ser trovador, nos remitió al reparto Caribe con alguien que resultó ser el propio Audis Vargas, y fuimos hasta su casa. Le hicimos la misma pregunta, qué hacía falta para ser trovador. Teníamos una onda muy inocente. Audis nos preguntó si teníamos temas propios, y le cantamos los nuestros, tres o cuatro, seguramente malos (risas). Cuando escuchó dijo: bueno, ya ustedes son trovadores. Fue una especie de ¨Yo, Audis Vargas, los nombro trovadores y tal¨ y salimos de allí con una alegría e ímpetu tremendos.
Luego comenzamos a asistir a la AHS a las peñas de trova, y movidos por el ambiente nos aprendíamos las canciones uno del otro, nos hacíamos coros en ocasiones. Audis tuvo un dúo que se llamaba Ébano, con Aliosky Ramírez Kindelán, cantautor de Guantánamo que actualmente reside en La Habana. Más tarde nació el proyecto llamado Barra Abierta que ya te han comentado Annalie y Yoyi. Al principio funcionaba con un concepto de complemento, porque no teníamos guitarrista ni bajista o percusionista sino que rotábamos en los temas de cada uno para acompañarnos, después empiezan a entrar músicos, que tomaron esa función. Hasho, Hasiel Mesa Peregrín era el rapero, especie de director no musical, porque en materia de arreglos casi siempre Alioski y yo hacíamos los intentos, pero Hasho era como especie de teólogo de la parte conceptual, esa era su dirección.
Audis y Hasho eran los mayores. El segundo había estudiado informática en la universidad de Moa, y venía con toda una cultura general muy rica. Con todo eso surgió Barra Abierta. En un primer momento a nivel de cantautor, Audis era la figura referente, luego cuando partió a La Habana, Barra Abierta siguió acompañándonos a todos indistintamente.
Después es cuando voy para Santiago, ciudad que cambió mi vida, entre la universidad y conocer a Reinier, Ruslán y a Noelito, que en mi opinión, tanto como Audis, Annalie y Yoyi, son las influencias más importantes que tiene mi música. En Santiago creamos la Chagotrovansia que ahora mismo no recuerdo si fue antes o después que la Guaso, porque la primera fue un nombre que se le ocurrió a la poeta Anisley Díaz Boloy. Empezamos a hacer conciertos en Santiago y yo iba menos a Guantánamo, me reunía con los muchachos pero no estaba tan activo dentro de la Guasotrovancia como sí estuve con parte santiaguera.
Ya digo, la proyección estaba desde muchos antes, cantautores que se acompañan entre ellos, con conceptos de música popular bailable, de música tradicional. Los que iniciamos a cantar y hacer esa música juntos fuimos Audis, Annalie, Alioski, Hacho y yo, digamos que como cantautores. De instrumentista estaba Randi Jorge Malet, tuvimos a un baterista llamado Adrián, Luis Ernesto, Robert, y algún otro que haya pasado.
-¿Dónde residen los elementos musicales y extramusicales que dotan de autenticidad a La Guasotrovancia?
Azucena. La Guasotrovancia se nutre de nosotros mismos. En mi caso por ejemplo tengo la influencia de mis padres, me remonto a mi niñez en que mi papá escuchaba en casa desde tango con canciones de Gardel y Le Pera, Roberto Carlos hasta Sabina, Serrat, que en la radio ponían a Ana Gabriel, Juan Gabriel, Braulio. Luego más tarde, en el grupo Barra Abierta empecé a conocer la trova. Había escuchado mucho a Drexler, a Serrat no tanto, también Pablo es una de mis influencias, a mi papá, ¡que tiene unas canciones! y el impulso que me ha dado en la música ha sido casi todo, mi madre también pero más él.
Al conocer a estos trovadores, algo nuevo para mí, comencé a armarme de valor para tocar aún más la guitarra; me leía un libro y hacía canciones sin ni siquiera haberle escuchado la música. Tenía los referentes que te mencioné pero del entorno nacional no conocía a más nadie, entonces a partir de los eventos fui viendo a otros trovadores y relacionándome. Empecé a escuchar otras músicas pero siempre me ha interesado parecerme a mí misma, aunque siempre existirán influencias nunca intenté parecerme a nadie. Pienso que de donde soy, cuando uno es arraigado es celoso con esa cuestión, por ejemplo, siempre me llamó la atención el changüí, mucho la rumba, que no es oriunda de Guantánamo pero me interesaba todo lo que tuviera que ver con clave e instrumentos de percusión como el cajón, las cosas que tuvieran bomba, siempre me sentí atraída y si no escuchaba eso en un tema, y Yoyi lo puede decir, sentía que no podía tocar (risas). Eso ya no me sucede pero fue así. En cuanto a mi influencia, pienso que en la clave, está la clave de todo.
Al nosotros mezclarnos se dio un engranaje perfecto pues somos amigos, socios, cada uno se sabe las canciones de los otros. Las influencias foráneas siempre han estado, a mí me gusta el blues, el funky, el soul, el rap, trova, reggae, el raggamuffin, el bossa nova, siempre hemos estado abiertos, y me tomo la atribución de hablar por todos, y a la vez el changüí, nengón, la conga, todos esos géneros siempre tendrán influencias en nosotros de alguna manera, no quiere decir que mañana no hagamos otros.
Pedrito. Voy a dar mi criterio sin la pretensión de intrusismo y pasar por musicólogo, creo que hay un sonido digamos de iniciación que tiene que ver con diversas fuentes como Habana Abierta, José Oliva, también con una zona de música pop que estaba en boga cuando éramos adolescentes; todo eso junto a Silvio, Pablo, y un poco de rap que se ponía mucho en la AHS en esos años, pero sobre todo hay mucho referente de la música de Kelvis, Vanito, Josué Oliva, Vivanco.
Luego cada uno tomó caminos distintos. Yoyi y Audis se fueron a México, primero Audis estuvo en La Habana; en mi caso como se ha mencionado me moví a Santiago, Annalie se quedó un tiempo en Guantánamo y después pasó un tiempo en México, regresó y se ubicó en La Habana; y un grupo de influencias inesperadas llegaron a nuestras vidas.
También hay mucho de la gente de nuestra generación, creo que en muchos sentidos le debemos a otros cantautores contemporáneos, hablo de Ramón David, de Frank Martínez, Reinier Fernández, Ruslán Fernández, Jorge Noel Batista, Manuel Leandro Sánchez, Charly Aliaga de Bayamo, del Gato, Enrique Téllez, Daulin Aldana, hablo de Amauris Gonzáles Muro, Santa Massiel, Yuris Giralt, Pedrito Velis, Carlitos Abreu. Todo ese sonido de gente de nuestra generación era muy cercano para cada uno y siempre que alguien te enseñaba una nueva canción te llenabas de eso, era muy común en esa época que nos veíamos en todos los festivales.
Había un grupo de voces que en aquel momento tal vez no lo entendíamos, pero estábamos haciendo algo distinto a lo anterior, a La Trovuntivitis, Habana Abierta, Interactivo, todo lo que fue con aciertos y desaciertos, y que ha dado por resultado lo que somos. Nos define el hacer música con una propuesta textual que reflexione o que divierta, que vaya a extremos sentimentales, pero con una base rítmica, sin la grandilocuencia de la canción trovadoresca. También hay elementos de la timba, de la música popular bailable, de la música urbana, de toda esa proyección de guarachar que ya estaba en todo lo que nos influenció, en el son, en el changüí, kiribá, en la conga, la rumba, lo africano con todo lo que se mezcló está ahí.
-¿Se propusieron mantener alguna premisa o conceptos estéticos en particular?
Yoyi. Yo creo que la máxima ha sido apoyarnos para engrandecer nuestro trabajo en el escenario, no era una ruleta musical, desde los comienzos cada uno aportaba algo al juego de vivir y disfrutar las canciones que hacíamos, coros, tocábamos la percusión y nos acompañábamos las canciones desde el alma, algo que era también importante, las hacíamos nuestras.
Somos diferentes dentro de la actuación, cada uno tiene una manera, forma de proyectarse y también diversas maneras de componer. Cuando coincidimos, la conducción musical es decisión de todos y eso nos hace crear una atmósfera bien rica y diversa tanto en las presentaciones individuales y como grupo.
Pedrito. Respecto a las premisas, yo creo que éramos muy inocentes, teníamos claros algunos detalles, como por ejemplo nosotros no queríamos tocar guitarra sentados, queríamos estar de pie, nos parecía que eso era importante, y eso tiene que ver con la proyección de otros géneros como el rock and roll, y el performance de la misma timba. Ahora me parece que era una idea inocente respecto a todo lo que significaba, queríamos ser profundamente originales, cosa normal en todos los artistas, teníamos la pretensión de hacer canciones que cambiaran a la gente, al mundo, era una época en la que no nos preocupaba grabar, no teníamos afán de trascendencia ninguno, no teníamos grandes pretensiones. Eso vino después.
Azucena. En cuanto a la estética de La Guasotrovancia surge a partir del sello que cada cual tiene, ninguno de los cuatro nos parecemos, y eso es lo que me parece genial, pues tenemos una estética diferente y por ahí va. Nada es planificado del todo, como ves estamos geográficamente distantes pero mantenemos un grupo por whatsapp muy fluido, si Pedro hace un guaguancó lo acompañamos como te mencioné, o si Yoyi toca un changüí o Audis un bembé, si yo vengo y toco una balada, una rumba, un funky. Nosotros estamos abiertos a los géneros, hacemos más del oriente del país pero también nos paseamos por toda Cuba en cuanto a musicalidad. En el caso de Audis, tiene una influencia del funky muy abierta y eso nos cuadra. Cada uno de nosotros nos diferenciamos y a la par funciona nuestra confluencia porque nos gusta y admiramos lo que hace el otro.
-¿Quiénes fueron los iniciadores?
Yoyi. Los iniciadores creo que no se contabilizan porque éramos parte de un compendio de artistas que estábamos en una ciudad como Guantánamo. Cada uno continuó su camino musical y solo nos fortalecimos los que teníamos la convicción de estar comprometidos con nuestra canción.
-Cuéntenme de la distribución de roles y liderazgos entre los miembros actuales.
Pedrito. Los miembros actuales somos Audis, Annalie, Yoyi y yo, creo que por una cuestión de afectividad, de respeto por la música que hace la otra persona, porque sí; creo que no hemos sacado a nadie del proyecto, fíjate que yo no estuve al principio y me incluyeron de forma natural. Después en el grupo por whatsapp empezamos a soñar, crear y armar ideas, que se han ido materializando en la medida de lo posible.
Líder como tal no tenemos, Audis dice algo que me parece muy importante, y es que cada miembro de la Guasotrovancia tiene sus poderes, sus dones, y sabemos cada cuál cuales son y en función de eso, dejamos que la persona más eficiente en determinada actividad lidere en ese momento. Ya sea en gestiones o en escribir proyectos, o realizar arreglos, o en mantenernos unidos, algo que parece sencillo pero no, y debo reconocerle ese don a Annalie, que siempre escribe en el grupo y se ocupa de aglutinarnos porque la vida es complicada. No hay un líder pero cada uno tiene un liderazgo.
-Cada integrante encauza una carrera en lo individual que evidencia frutos, ¿cómo coexisten esas diversas personalidades en la música en un solo proyecto?
Azucena. Nosotros somos los líderes, los iniciadores, el todo del grupo, todo el mundo tiene la misma palabra, no hay descuerdo entre nosotros, pienso que por eso se ha prolongado el proyecto, y seguimos haciendo una obra individual y colectiva porque cada cual puede dar su criterio. Somos parte del proyecto y tenemos nuestra carrera individual, cuando nos juntamos es una fuerza mayor, porque cuatro lenguas pueden más que una, y pienso que eso fortalece al grupo y al trabajo de cada uno.
Pedrito. La coexistencia es natural, creo que en principio no teníamos claro la importancia de lo que hacíamos juntos, con una fuerza y un poder para ser efectivo para ser un hito de la canción y a la vez, para ser efectivo a nivel comercial, para ser exitoso. En los años más recientes hemos llegado a la conclusión de que tenemos una oportunidad como proyecto, algo distinto a nuestras carreras individuales, y que vale la pena intentarlo, ver qué pasa, darlo todo en ese sentido. Es sumamente concretar cosas porque estamos lejos, porque todo lo económico es complicado, no tenemos manager ni productor, ni apoyo institucional que se evidencie a nivel monetario, es difícil pero ahí vamos. Hicimos un primer concierto en el que creo firmemente que participamos los cuatro aunque Yoyi no estuviera presencialmente, y eso significa que se puede. También hay otros proyectos en camino.
Yoyi. Siento que la esencia de La Guasotrovancia es que los cuatro tenemos un trabajo individual. Eso se pone en evidencia por la idiosincrasia de cada uno, la manera en que nos hemos desarrollado en el crecimiento musical, la composición. En esas particularidades se fortalece nuestro trabajo y en la amistad. El arte nos une aunque estemos fuera de nuestro circuito, nos fortalece, y reitero la palabra porque es lo más importante para todos.
-Todos los miembros actualmente no residen en Cuba, cómo se aglutinan para el trabajo colectivo con Azucena y Pedri en La Habana, y Audis y Yoyi en México.
Azucena. Nosotros todos no vivimos en Cuba pero como ya mencioné tenemos un grupo por Whatsapp muy positivo (le da una entonación prolongada), eso es fuego a diario, nos comunicamos a diario, tan siquiera para enviarnos mínimo un stiker, reímos, intercambiar lo que estemos haciendo en cuestión musical y así nos mantenemos al tanto en lo que tratamos de coincidir cada cierto tiempo.
-¿Proyectos de Fonogramas?
Yoyi. Hemos tenido varios proyectos de fonogramas, sería bueno agrupar canciones de nuestro trabajo. Hay videos y canciones en las redes sociales que dan fe de ello. Respecto al trabajo a distancia que hacemos deseamos proyectarnos juntos en algo más grande de estudio, ya hace falta un disco de La Guasotrovancia y materiales tenemos.
Pedrito. Nosotros tenemos una idea que la venimos manejando hace tiempo que es hacer un EP, con arreglos y producción de Daulin Aldana, una canción cada uno, o sea cuatro temas. Empezamos a trabajar en la canción de Annalie, en la mía, y eso está a medio camino digamos, espero lo podamos realizar, creo que es una propuesta necesaria; y además de eso tenemos fonogramas individuales. En mi caso tengo el proyecto discográfico al oído, con arreglos y producción de Luis Barbería, ya se terminó el proceso de pos producción y estamos ultimando detalles para hacer el lanzamiento. Annalie se ganó la beca El reino de este mundo y tiene en inicios su disco, lo va a arreglar y producir Daulin Aldana, excelentísimo cantautor, multi instrumentista, arreglista y productor camagüeyano. Yoyi tiene varias grabaciones, él ha sido muy centrado en eso y siempre estamos al tanto de las cosas que va grabando. Audis se encuentra también en ese proceso ahora creo que a través de Topete.
Azucena. Nosotros hemos grabado varias canciones sueltas, por ejemplo, en Azucenas, Yoyi me hace coros; también tenemos la canción Guasotrovero que fue idea de él, ahí está la voz de Audis que ya entonces andabag por México; Pedro por Santiago y no le pudo poner voz, aparecemos los otros tres. También hubo un tiempo que grabamos unas canciones agrupadas como De Trova y Tal y quedaron en la radio de Guantánamo. Audis registró entonces una canción titulada Ciudad libélula, dedicada a Guantánamo; no recuerdo cuál hizo Yoyi; yo grabé Portal de sueños, una de las primeras cuatro canciones que hice. Ese proyecto debe estar guardado en la radio, teníamos muy jóvenes las voces pero sí existe.
Hay otras canciones, las individuales las unimos como proyecto, y también nos visibilizamos así. La Guasotrovancia no solo es lo que podamos hacer los cuatro juntos en un estudio sino también lo que hace cada uno como proyecto, como trovador, y cómo podemos brindar las canciones que hacemos. Tampoco contamos con un financiamiento para hacerlo posible.
Ah mira sí, la Guasotrovancia en algún momento tuvo otro integrante, Jorge Serpa de la Hoz, un habanero que vivió promedio de tres años en Guantánamo, fue breve su paso con nosotros, y recuerdo que estuvo en un proyecto en los estudios Areíto de la EGREM, Santiago, en el que dentro de otra pretensión podíamos grabar como la Guasotrovancia. Recuerdo que entramos a estudio con unas canciones y lo que nos entregaron fue algo de muy mala calidad. Era una beca y las personas no entregaron lo que debían, fue algo muy decepcionante.
De nosotros entrar en un estudio y grabar las canciones en conjunto sería genial lo que no hay es presupuesto. Pero tenemos la suerte como proyecto de presentar lo que tenemos cada uno. Ahora Pedro grabó su disco que todavía no ha salido; yo firmé con la EGREM recientemente, todavía no tengo mi disco pero ya firmé con una disquera. Y todos tenemos grabaciones sueltas, Audis, Yoyi, Pedro, yo también.
-Sitios de aquí y allá donde la gente pueda guasotrovar.
Pedrito. Ahora mismo sitios de presentación en el que estemos todos no es posible, Annalie y yo coincidimos en La Habana; Yoyi y Audis en México pero en estados diferentes, Yoyi en Veracruz y Audis en el DF. No hay un sitio en que nos estemos presentando los cuatro, pero estoy seguro que habrá alguno.
Como Guasotrovancia creo que solo he estado en este concierto reciente en La Canción Política. Hemos hecho presentaciones juntos pero no como esta de ahora. Hay una mezcla de La Guaso con la Chagotrovancia a nivel afectivo y hubo un concierto importante que debo mencionar, en el que estuvimos Yoyi y Yo junto a Ruslán y Reinier que lo hicimos en la Sala Dolores, se llamó La cocina mágica.
Azucena. Mi actual trabajo con Pedro claramente es producto de la Guasotrovancia, porque estamos en La Habana y surgimos de ahí. Eso parte de la amistad que tenemos y la unión previa a la misma Guasotrovancia. Claramente nosotros estamos aquí y nos toca mantener ese espacio.
De momento no estamos juntos en la proximidad física, pero a Pedro y a mí en La Habana nos pueden encontrar bastante a menudo, y eso forma parte de lo que somos como grupo. Ahora recién estuvimos reunidos en Guantánamo en La Canción Política, y pensamos muy pronto hacerlo en el DF y ver cómo fluye La Guasotrovancia fuera de Cuba. Yoyi ha estado fuera mucho tiempo; Audis entra más frecuente y nos unimos pero igual, aunque no estemos los cuatro siempre en el mismo espacio físico, siempre todos vamos a ser un pedacito de ella.
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Por primera vez creadores de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) brindan su arte en comunidades del Escambray en las montañas del Grupo Guamuhaya unidos en las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus.
Yasel Toledo Garnache, escritor, periodista, Presidente Nacional de la Asociación Hermanos Saíz y Director de la Revista El Caimán Barbudo informó a esta periodista que los grupos forman parte de la gran cruzada conjunta arte y sensibilidad.
Finalizaron por el centro de Cuba la última etapa del Modo Verano, que inició desde el pasado día 19 y culminó este 26 de agosto entre las tres provincias a la vez, con la participación de cerca de 90 artistas y escritores.
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