Performance: arte y denuncia feminista

Tras la lectura y análisis de algunos textos escogidos en torno al fenómeno sociocultural desatado por el Colectivo Lastesis en noviembre de 2019 con el performance Un violador en tu camino, incitado tras las protestas iniciadas el 18 de octubre del mismo año en Valparaíso, Chile, puede una, como simple espectadora diluida en el tiempo, intentar transmutarse, translucir el hecho y arropar algunas lecturas críticas al respecto, donde más que solidarizarnos se constatará lo potencia de sabernos un mismo cuerpo. No es ajeno el sentimiento que movió las demandas sociales en la hermana República Chilena, América toda es un pueblo esclavizado y saqueado, de costumbres, cultura e idiosincrasias reconstruidas a partir de revoluciones que hoy son incapaces de mantener en el tiempo el objetivo de dichas luchas. Y, como es de esperar, a esas luchas de antaño, a las de siempre, se le suman (también las de siempre, ahora con más bríos) las impostergables, las inminentes, porque, como dijera Figueroa en su artículo Comunicación Feminista y Arte Performático: El proyecto político del Colectivo Lastesis:

El discurso moral, conservador y patriarcal, sustentado en el mandato de masculinidad, que ha intentado instalarse en el siglo XXI en América Latina seguirá desestabilizándose, fisurándose inexorablemente hasta ser superado y suplantado por la liberación de nuestros cuerpos y de la tierra que les da el sustento (273).

No fueron únicamente demandas feministas las que envolvieron al país e hicieron eco al mundo durante más de un mes de manifestaciones en Chile, se le llamó “el despertar de un pueblo” ante desigualdades sociales que tras tantos años de dictadura esperaban rebasar. Sin embargo,

(…) los gobiernos de posdictadura consolidaron un modelo económico legado de la última dictadura cívico-militar de Pinochet que estableció una clase político-empresarial que sistemáticamente ha saqueado al territorio y a sus habitantes por medio de privatizaciones de los servicios básicos, imponiendo la flexibilidad laboral, precarizando los trabajos, manteniendo sueldos y pensiones miserables que en promedio no llegan a los 200 dólares mensuales, financiando con el erario público el 60% de un sistema de salud privado  que solo atiende al 15 % de la población, mientras que la mayoría muere en las salas de urgencia de hospitales o engrosan largas listas de espera que durante años pacientemente deben aguardar para tratarse u operarse. Una justicia ciega ante la colusión de grandes empresas que -por largo tiempo- mantienen los precios de los medicamentos y alimentos a precios exorbitantes y, cuando son denunciados, después de negociar a costa del pueblo, son “castigados” obligándolos a ir a clases de moral: sin pagar un peso, sin un día de cárcel. Ese mismo modelo nos ha dejado con una educación pública que recibe ataques permanentes porque es la única que denuncia la falta de insumos y financiamiento para estudiantes que dependen de ella para educarse o alimentarse. Con territorios con sequías por la privatización de sus napas de agua pues las grandes empresas desvían cursos enteros de ríos y lagos dejando a la población sin este recurso indispensable para la vida. Estas son las reales condiciones en las que vive la población. “No fueron 30 pesos, fueron 30 años”: los y las estudiantes dieron la muestra de rebeldía, una vez más, demostrando que la evasión del metro era la forma de decir basta, a un modelo neoliberal que para el mundo era el milagro chileno, pero que por dentro se desangra, colapsa, que no es más que una estructura que debía ser permeada por la voz de la gente. (Stevani, 1)

Tras revisar todas las causas que trajeron como consecuencia las demandas del pueblo chileno, era de esperar que, siendo estas de incumbencia y preocupación para todos, las mujeres, que desde siempre han estado presentes en los escenarios de luchas y protestas, aunque minimizadas, también alzaran sus voces. Más, las represiones sí nunca son las mismas para ellas que pare el resto de manifestantes. Nos toca pagar el doble: por denunciar y por mujeres con criterio, sin miedo. Según lo expuesto por María Vanesa Stevani Gisletti en su artículo El octubre chileno: voces y luchas feministas, las mujeres fueron plurales en sus discursos, denunciando:

la destrucción de bosques, la crisis del modelo extractivista, la violencia de género, las desigualdades laborales, la violencia obstétrica, abogaron por un aborto legal,  libre y gratuito, exigieron una educación no sexista, lucharon por la valorización del trabajo doméstico  formal e informal remunerado, por el resguardo a la crianza, protección de la infancia, por una ley de hogares monoparentales, por proyecto de crianza y maternidad para mujeres privadas de libertad, por  la destrucción de un sistema capitalista y patriarcal que es una alianza criminal que nos desplaza e invisibiliza los saberes, creencias y prácticas feministas.

El texto transmite de forma gráfica y nítida las situaciones vividas durante las manifestaciones y las consecuencias que trajo consigo inicialmente: 26 muertos, más de 200 personas con daños oculares por lanzamientos de balines de las fuerzas represivas, 3 casos con pérdida total de la visión, 93 casos de violencia político sexual contra mujeres, niñas, niños y disidencias sexuales, 2670 denuncias por violación a los derechos humanos (Stevani, 2).

¡De Norte a Sur, de Este a Oeste, daremos pelea cueste lo que cueste! Y costó, cuesta. Detenciones arbitrarias a mujeres y disidencias a manos de las fuerzas represivas, violaciones político sexuales que durante las manifestaciones sufrieron muchas de las personas protestantes. Sería una necedad ignorar el hecho de que siempre será el sexo femenino el vulnerable ante el “macho violador”, en este caso representado por el Estado. Así fue fraguándose durante algunas semanas la participación del Colectivo LasTesis en la manifestación del pueblo chileno con su performance Un violador en tu camino. Este hecho marcó la mirada crítica feminista sobre los sucesos del octubre chileno y posteriormente fue un movimiento que estampó hito en varios países, donde replicarlo no solo era un acto de sororidad con las luchas de las hermanas chilenas sino de resistencia ante sus propios sistemas políticos patriarcales opresores.

Partiendo de que las Corrientes Teóricas son sistemas conformados por un grupo de conceptos que se encuentran lógicamente conectados y relacionados y que buscan representar, de manera directa, lo que ocurre en el mundo, como un producto del propio intelecto, podemos entonces analizar en qué rama se ubicaría mejor el análisis en cuestión. En la sociología, por ejemplo, las corrientes teóricas intentan explicar distintas situaciones y realidades que se dan en el contexto social. Teniendo en cuenta la naturaleza del fenómeno y viendo las variadas y transdisciplinarias lecturas críticas que ha tenido este hecho y su repercusión, las cuales podemos ubicar en el marco de las corrientes teóricas vigentes en el trabajo social como: liberal, socio-crítica y decolonial, todas con enfoque feminista, es posible ampliar el espectro de la crítica social ensanchando los vínculos con las luchas libertarias de nuestro tiempo (Gómez 121-140).

La investigadora Esperanza Gómez Hernández en su artículo Corrientes Críticas en el Trabajo Social Latinoamericano aborda la crítica social latinoamericana desde tres corrientes de pensamiento donde explica conceptualmente miradas que permiten entender de forma holística los hechos del octubre chileno de 2019.

Crítica Liberal

Cuando se intenta precisar que existe una crítica liberal vigente, pareciera algo imposible porque nuestra primera referencia es el neoliberalismo. Pero algunos sostienen que efectivamente e liberalismo si bien tuvo un origen común, ha transitado por distintos caminos. Su antecedente principal está entre los siglos XVII y XVIII cuando se presentan transformaciones en el orden político, económico y cultural en Europa y sirven de inspiración a los procesos independentistas de América Latina, consolidando el pensamiento crítico liberal que pervive, con variados matices en la contemporaneidad (Gómez 123).

En el siglo XX, las dictaduras entre 1960 y 1980 generaron una crisis profunda en los ideales de cohesión nacional. Los fenómenos de globalización cambiaron los determinantes del orden mundial, pero no se renunció al modelo racionalista de civilización y desarrollo, eso sí, se abrió el paso a las ciudadanías y Estados multiculturales, siempre en la perspectiva de abrir la participación conservando la unidad nacional. Redemocratización y modernización continúan presentes en el pensamiento liberal del siglo XX y XXI y se mantiene la tensión entre un liberalismo democrático y otro de corte capitalista neoliberal. Sin embargo, los principios del liberalismo parecen engendrar una gran contradicción entre lo estipulado en los documentos constitucionales y sus posibilidades de realización. Su vigencia radica en que el liberalismo nunca tuvo ni ha tenido una verdadera oportunidad en la historia de América Latina por los golpes de Estado y la democracia clientelista, que sigue restringiendo el acceso a la igualdad de oportunidades. Situación que se empeora con los golpes de Estado parlamentarios en América Latina en la actualidad. Así los idearios liberales continúan vigentes en la lucha social de todos los estamentos sociales (Gómez 127). 

La corriente socio-crítica

Surge entre los siglos XIX y XX como doctrina marxista heredera de la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés que dan lugar al materialismo filosófico, la ley que precede el movimiento del capital y el tránsito de la sociedad capitalista a la socialista y al comunismo, finalmente. Una visión materialista de la historia permite explicarla en su relación con los modos de producción, las relaciones sociales entre clases (dominantes y dominadas) y la configuración evolutiva de un orden social en el que se define la estructura económica de la sociedad y la superestructura política y jurídica (Gómez 127).

La crítica decolonial

La opción crítica decolonial centra su atención en los procesos históricos de colonización occidental y la implantación de un proceso de civilización naturalizado a través de instituciones de orden religioso, político, epistémico, educativo, cultural y ontológico, creados en las colonias y prolongado aún después de las independencias. Las ex colonias no logran salirse del yugo colonizador y continúan con la auto-colonización, transitando de alianzas supuestamente protectoras de un país u otro, de un paradigma u otro, incapacitadas para dialogar o controvertirles, siempre en la búsqueda de asemejarse y cumplir con los mandatos de civilización y modernidad que, instalados en la institucionalidad política, económica, educativa, social y cultural de los estado-nación y en la globalización, propician, mantienen y reproducen herencias coloniales. Con la colonialidad del poder se instauraron relaciones sociales que institucionalizaron a su vez formas de control sobre el trabajo, pero también sobre la naturaleza, el sexo y la reproducción humana, los seres y sus subjetividades, el conocimiento y la autoridad, para conservar dicho poder y reproducirlo permanentemente, como lo explicita Quijano (2014) en su obra Cuestiones y horizontes. Por su parte, Walsh (2005) es clara en afirmar que la decolonialidad es posible desde los seres negados e invisibilizados por este poder colonial y Escobar (1996) ha mostrado como el desarrollo es una representación, una invención que puede ser deconstruida y superada. No en vano como resultado de la colonialidad del poder se acepta el arrasamiento y la represión de otros sistemas de autoridad propia, de legislación y de gobierno (Gómez 130).

Entre los tres textos revisados para el análisis crítico del performance Un violador en tu camino: Chilean and Transnational Performances of Disobedience: LasTesis and the Phenomenon of Un violador en tu camino, de la autora Deborah Shaw; Comunicación Feminista y Arte Performático: El proyecto político del Colectivo Lastesis, de Noelia Figueroa Burdiles y El octubre chileno: voces y luchas feministas, de las autoras y activistas María Vanesa Stevani Gisletti y Claudia Montero, encontramos un discurso común que dialoga en torno a conceptos que imponen su análisis para poder ejercer una lectura crítica, teniendo en cuenta que también hay otras corrientes teóricas que lo circundan y se trata de los Estudios Subalternos así como las ya mencionadas distintas Teorías Feministas, las cuales matizan los puntos de vista de las explicadas anteriormente. Para ello podríamos en primer lugar hablar de conceptos como: Violencia y Violencia de Género, los distintos tipos de violencia de género que existen, Feminismo, Corrientes Teóricas Feministas, Performace y sería bueno también abordar acerca de la relación existente entre arte y cuerpo femenino. De este modo podríamos responder a interrogantes sobre los rasgos del objeto de estudio que permiten el desarrollo de la lectura recibida y abordar acerca las principales estrategias de lectura realizadas por las autoras de los textos aludidos, los cuales tienen una marcada mirada ginocrítica.

Violencia

Del latín violentĭa, la violencia es la cualidad de violento o la acción y efecto de violentar o violentarse. Lo violento, por su parte, es aquello que está fuera de su natural estado, situación o modo; que se ejecuta con fuerza, ímpetu o brusquedad; o que se hace contra el gusto o la voluntad de uno mismo. Uno de los problemas principales del estudio de la violencia es la falta de una definición precisa que dé cuenta de la multiplicidad de formas en las que ésta se presenta o, cuando menos, señale sus características más importantes y comunes. Además, otra dificultad en su estudio es precisamente esa multiplicidad, por lo que muchas veces se prefiere hablar de las violencias y no de la violencia en singular; de esta manera, se presentan definiciones particulares para cada forma de violencia a estudiar. Desde luego, también el hecho de que a estas violencias se les estudie desde diversos campos de conocimiento dificulta no sólo su estudio en general, sino la aceptación de una definición clara y unívoca. Por otra parte, este abordaje múltiple de violencias particulares y desde diferentes campos disciplinarios ha contribuido, a la vez, tanto a mirarla en su complejidad, como a destacar características más precisas de las causas, las formas en que se presentan y las dinámicas o funciones que asumen las diferentes formas de violencia (Martínez 7).

Teniendo en cuenta esto podemos resumir que existen dos megragrupos que recogen los dos tipos macros de violencia donde quedan incluidos de alguna forma los demás, hablamos de las definiciones en cuanto a violencia física: entiéndase por esto como la agresión física al prójimo o a uno mismo ya sea con objetos o con las manos u otras partes del propio cuerpo. Dentro de ésta podemos incluir las violencias sexuales las cuales gozan de su propia definición también y cuyos daños no solo devienen en lo tangible sino en lo psicológico, vicario, ginecobstétrico y hasta gubernamental; acá ya estamos citando otros tipos de violencias. Por otra parte, está la violencia psicológica o psíquica que es aquella que además de lo emparentado con la violencia física también atañe a los maltratos verbales, las amenazas, establecimientos y abusos de poder de unos contra otros, sumisión, atentados contra la integridad moral, la autoestima, la confianza y el amor propio etc.

Existen muchas teorías acerca de la violencia y entre ellas destaca la conocida como triángulo de la violencia, que fue desarrollada por el sociólogo noruego Johan Galtung, uno de los expertos más importantes en materia de conflictos sociales y de la paz. La primera, la llamada cultural, es la que se manifiesta a través de obras de arte, la ciencia o la religión, entre otras áreas. La segunda, mencionada como estructural, por su parte es la que se considera más peligrosa de todas ellas pues es la que se origina, a través de diversos sistemas, como consecuencia de no poder o no ver satisfechas las necesidades que se tienen, de ahí también las derivadas sistémicas. Y finalmente está la violencia directa que es la que se realiza de manera física o verbal sobre personas, contra el medio ambiente o contra los bienes de la sociedad en general. Robos, asesinatos, daños contra los recursos naturales o ataques a inmuebles son algunas de las manifestaciones más habituales de este tipo, por lo que vemos acá que la violencia no se ejerce solo sobre sujetos sino también sobre objetos, lo cual casi siempre termina repercutiendo en violencia indirecta hacia otras personas.

Varias de los puntos abordados en la definición de este concepto son los demandados por el Colectivo LasTesis en su performance Un violador en tu camino, que aparece en noviembre

de 2019, cuando se incrementaban las violaciones de los derechos humanos, principalmente por parte de agentes del estado, y podemos referirlo sin siquiera definir el concepto de Violencia de Género, el cual queda embebido en lo planteado con la peculiaridad de estar orientado (a groso modo) a definir la violencia (en cualquiera de sus variantes) hacia la mujer. Dicho performance fue inspirado en la lectura de la antropóloga feminista Rita Segato, especialmente del mandato de violación donde señala que la violencia patriarcal es misógina y homofóbica, estableciendo su relación directa con el capitalismo, y especialmente con aquellos que detentan el poder hegemónico, ya no como un problema de desigualdad, sino como un problema de “dueñidad” o “señorío” (Figueroa 270). Alega además que desarrolla la noción de que las relaciones de género son un campo de poder, y que los crímenes sexuales deben considerarse como crímenes del poder, de la dominación y de la punición (Segato 17). Como es evidente la incursión de este Colectivo en las manifestaciones dotó de un enfoque otro a las demandas y cabe entonces abordar el carácter feminista del octubre chileno. Entendiendo como Feminismo en su concepción más básica al movimiento social que busca la equidad en las relaciones entre hombres y mujeres.

En la Revisión Bibliográfica encontré lo que Begoña González llama “una guía para principiantes”, publicada en El Periódico (España) donde justo cita al performance Un violador en tu camino como intro a las explicaciones de conceptos e historia del feminismo.

Tras el #MeToo, ‘Un violador en tu camino’, las movilizaciones cada vez más multitudinarias del 8-M o los casos de violaciones grupales como el de ‘la Manada’, el feminismo se ha ido ganando poco a poco un espacio en nuestra realidad cotidiana y en los medios de comunicación. A pesar de ello, es un concepto con un largo recorrido histórico del que todavía muchas personas desconocen su significado y al que otorgan connotaciones negativas. ¿Sabemos realmente lo que quiere decir?

A lo largo de los últimos años, la palabra feminismo ha ido tomando relevancia en muchos contextos, en algunos de ellos rodeada de una connotación negativa, hasta hacerse un hueco en cualquier debate político o de bar. El feminismo no es odiar a los hombres, ni querer la supremacía de las mujeres. No es una moda, aunque efectivamente, está de moda, es mucho más que eso. La Real Academia Española (RAE) define el feminismo como “el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, así como el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Sin embargo, todavía hay cierta reticencia a declararse abiertamente feminista o a apoyar esta ideología por parte de algunos grupos a causa del desconocimiento de su significado. No es un antónimo de ‘machismo’ (…)

Atendiendo a lo planteado por Justa Montero en su artículo Feminismo: un movimiento crítico, podemos abordar que el feminismo es también un pensamiento crítico. Sus objetivos de transformación obligan a actuar en el terreno de las ideas a fin de subvertir arraigados códigos culturales, normas, valores, así como el sistema simbólico de interpretación y representación que hace aparecer normales comportamientos y actitudes sexistas, que privilegian lo masculino y las relaciones de poder patriarcal. En este contexto el feminismo desarticula los discursos y prácticas que tratan de legitimar la dominación sexual desde la ciencia, la religión, la filosofía o la política.  

Desde todas las teorías feministas, independientemente de su posterior concreción, se formula una fuerte crítica a la acepción androcéntica de categorías supuestamente universales y aparentemente neutras que han sido el soporte del pensamiento de la modernidad: desde el sujeto y la historia, pasando por la libertad, ciudadanía, democracia y justicia al contemplar el mundo, los acontecimientos y los sujetos sociales desde la centralidad del varón, propiciando por tanto la identificación de las personas con los hombres y de éstos con los sujetos universales portadores de derechos (Amorós, 276).

Portadores de derechos sobre el cuerpo femenino también, hecho que, desde las artes, como herramienta universal para denunciar, deconstruir y desaprender (sin h y con h) se ha venido fortaleciendo desde la segunda mitad del siglo XX hasta la fecha. Sin embargo, las relaciones instauradas entre el cuerpo femenino y las artes cuentan con referencias remotas, donde en contadas ocasiones se trató de convenios “ganar-ganar” entre el cuerpo expuesto y el artista, hombre, por supuesto, que, o bien las exponía como piezas decorativas, modelos de obras pictóricas o esculturas entre otras explotaciones. Ciertamente hubo culturas y momentos históricos donde el sexo femenino gozó de su libre manejo tanto en las mencionadas artes como en el comercio, pero, el peso en relación a la esclavitud, sodomización, violación y sometimiento aún persistentes en algunos escenarios no es comparable, por desgracia.

El consumismo que trajo consigo la industrialización, el desarrollo de las empresas textiles, comunicacionales y empresariales de todo tipo, y con ello el establecimiento de los cánones de belleza más perdurables en el tiempo, sobreexplotó y sobreexplota comercialmente el cuerpo femenino instaurando consigo los preceptos de cómo debe lucir, vestir y comportarse una mujer de acuerdo a las normas sociales establecidas bajo el poder hegemónico del machismo y la misoginia. La gesta de las primeras corrientes feministas en los años sesenta, la germinación de diversos movimientos abogando por la reivindicación de la mujer en todos los ámbitos, las luchas por la igualdad social entre géneros, por los derechos humanos sin distinción sexista, el respeto hacia las disidencias, la identidad de género y la preferencia sexual fueron creando las bases de la lucha que hoy se ha extendido hacia todos los sectores de la población, generando a su vez despertares en el orden representativo a través del arte. A consecuencia directa de este fenómeno, el performance, que es una disciplina artística creada a través de acciones realizadas por el artista u otros participantes, pudiendo ser en vivo, documentados, espontáneos o escritos, presentado a un público dentro de un contexto expositivo, tradicionalmente interdisciplinario, comenzó a marcar las pautas, una vez más a través del cuerpo femenino lo que en esta ocasión a modo de denuncia. Instauró un mecanismo de acción que revolucionó las artes escénicas y las luchas feministas.

Diversas han sido las artistas, activistas sociales, literatas e intelectuales que a lo largo de la historia han marcado hito en este ver. Algunas latinoamericanas fueron mentadas por Noelia Figueroa Burdiles en su artículo Comunicación Feminista y Arte Performático: El proyecto

político del Colectivo LasTesis, tales como a cubana Ana Mendieta, Diamela Eltit y Lotty

Rosenfeld y posteriormente el también proyecto chileno las yeguas del Apocalipsis. En los

albores del siglo XXI se multiplican las acciones performáticas que despliegan la crítica a la triada capitalismo/estado/patriarcado (Figueroa 267).

(…) la ocupación del espacio público como forma de “significar el intercambio simbólico en la calle” (Valladares 2014) profundiza su sentido político, a través de la expresión artístico-performática. Discursos y cuerpos irrumpen artísticamente el espacio público a través de la provocación, la denuncia, la belleza o la transgresión; práctica comunicativa donde el cuerpo, la acción directa cara a cara, el montaje colectivo y transdisciplinario enuncian una renovada noción de comunicación. Espacio público en donde converge el performance artístico como mediación de la crítica social con quienes transitan o habitan esos espacios (Figueroa 269).

En el acápite La escritura femenina y el cuerpo femenino, del artículo La Crítica feminista en el desierto, Elaine Showalter, 1981, plantea que algunas críticas feministas radicales, principalmente en Francia, pero también en Estados Unidos, insisten (…) que debemos repensar y redefinir seriamente la diferenciación biológica y su relación con la escritura/arte femenina. Argumentan que «la escritura femenina proviene del cuerpo, que nuestra diferenciación sexual es también nuestra fuente». En Of Woman Born, Adrienne Rich explica su convicción de que:

[…] la biología femenina […] posee implicaciones más radicales que las que hemos

llegado a apreciar. El pensamiento patriarcal limita la biología femenina a sus propias

y restringidas especificaciones. La visión feminista se ha apartado de la biología femenina por estas razones; llegará, creo, a percibir nuestra cualidad física como un recurso en vez de un destino. Para vivir una vida plenamente humana, necesitamos no sólo controlar nuestros cuerpos […] debemos tocar la unidad y la resonancia de nuestra cualidad física, el territorio corporal de nuestra inteligencia.

Las diversas miradas críticas analizadas en este estudio confirman que leer es injertar/se, pudiendo concluir finalmente que el feminismo aporta al conjunto de la sociedad un prisma singular desde el que analizar y ver el mundo, porque las mujeres constituidas en sujetos activos cuestionan e interrogan a la sociedad y a ellas mismas sobre lo que son, lo que hacen, sobre la organización social y lo que les rodea. Realizan de este modo un proceso colectivo de reinterpretación de la realidad, de elaboración de nuevos códigos y significados para interpretarla, para lo que construyen términos con los que nombrar los nuevos fenómenos que el feminismo destapa: acoso sexual, maltrato doméstico y gubernamental porque “lo personal es político”, violencia conyugal, doble jornada entre tantas otras demandas (Montero 172).

“Obras citadas”

Amorós, Celia. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad. Madrid: Cátedra, pp. 463

Figueroa, Noelia. “Comunicación Feminista y Arte Performático: El proyecto político del Colectivo Lastesis”. Revista Nomadías, no. 29, 2020, pp. 257-279

Gómez, Esperanza. “Corrientes críticas en el trabajo social latinoamericano”. Revista Eleuthera, no. 16, 2017, pp. 121-140. DOI: 10.17151/eleu.2017.16.8.

González, Begoña. “¿Qué es el feminismo? Una guía completa para principiantes”. El periódico, 2023. https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240308/feminismo-que-es-guia-completa-7876808

Martínez, Agustín. “La violencia. Conceptualización y elementos para su estudio”. Política y Cultura, no. 46, 2016, pp. 7-31

Montero, Justa. “Feminismo: un movimiento crítico”. Intervención Psicosocial, vol. 15, no. 2, 2006, pp. 167-180

Segato, Rita. “Introducción”. La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficante de sueños, 2016.

Shaw, Deborah. “Chilean and Transnational Performances of Disobedience: LasTesis and the Phenomenon of Un violador en tu camino”. Bulletin of Latin American Research, 2021, pp. 1-18

Stevani, María V. y Montero, Claudia. “El octubre chileno: voces y luchas feministas”. Descentrada, no. 4, 2020 https://doi.org/10.24215/25457284e111

 


El cuento como herramienta para viabilizar denuncias sociales

En medio de tantas tesis y dilemas respecto a las técnicas narrativas del cuento en comparación a la novela y sus potencialidades para tratar cabalmente ciertos asuntos polémicos como reflejo de la realidad, amén de sus ficciones, resulta interesante la hipótesis que plantea Ana Rita Sousa en su artículo “La economía del cuento: el caso de María Fernanda Ampuero”. El mismo fue publicado en el no. 9 de la revista académica francesa CECIL (Cahiers d’études des cultures ibériques et latino-américaines) en el pasado año 2023. Basada primariamente en los numerosos y diversos argumentos propuestos por estudios del género en el siglo pasado, como los de Cortázar, Ricardo Piglia, Lauro Zavala, Ignacio Padilla y Andrés Neuman, sugiere que en este nuevo siglo un grupo cada vez más amplio de lectores y autores han venido y vienen solidificando la tradición cuentística latinoamericana. Expone, además, como conjetura medular de su artículo, que “el cuento como género literario está, en el siglo XXI, reuniendo consensos y acercando escritores de regreso a ese proyecto cultural que denominamos Latinoamérica” (226). Fortuito que trate la obra de María Fernanda Ampuero, narradora ecuatoriana catalogada dentro del llamado Nuevo Boom Latinoamericano protagonizado por mujeres, fenómeno mediático que dicho sea de paso pondera al cuento como género bandera en esta retórica literaria. El estudio de caso perfila su mirada crítica en torno al modelo de mediación narrativa con la realidad del continente que caracteriza a dos de los libros de Ampuero: Pelea de gallos (2018) y Sacrificios Humanos (2021). Ambos publicados por Páginas de Espuma, editorial española que se ha dado mayormente a la tarea de brindar espacio a este género (de manera semejante a lo que ocurrió con la novela en el XIX) y a ponderar temáticas en torno a la evidente y antaña (aunque ninguneada) apropiación de un discurso colectivo con enfoques feministas, así como a su relación muy particular con ciertos contextos marginalizados que, en este siglo, se han tornado tópicos literarios: el cuerpo como territorio, el colonialismo interno y la violencia social creciente.

El artículo analiza de forma concreta y objetiva varios acápites que hoy resultan de interés para los estudios acerca de la cuentística latinoamericana. Partiendo de la archidiscutida subalternidad del cuento como género ante la novela, la autora expone en la introducción argumentos para validar dicha sentencia:

(…) mientras la novela es indisociable del objeto libro, el cuento, más antiguo, proviene de una cultura oral que desde el eurocentrismo gráfico se consideró —y aún se considera— menor. Si la primera va conectada con una cultura regida por el binomio escritura/lectura, y todo lo que implica —alfabetización, cierto nivel de desarrollo económico y social, cierta cercanía a las instancias productoras y divulgadoras del libro y, por lo tanto, mayor control institucional y cultural—, el segundo, debido a su origen socio-cultural fue largo tiempo comprendido como el pariente pobre de la narratología que se fue, lentamente, instalando en la casa familiar de la cultura escrita (228).

Sin embargo, resulta una lectura a contrapunto cuando analizamos la praxis, pues, precisamente contemplando los orígenes populares del cuento, la oralidad como herencia latente e indisoluble, constatamos lo pragmático del mismo al ser herramienta de análisis y catalizador de denuncias sociales necesarias. Esta manifestación, lenguaje universal de todas las artes, lleva en su composición génica la posibilidad de deconstruir, criticar de forma más directa y contundente como mismo plantear soluciones a realidades, bien fabuladas, matizadas o contextualizadas tal cual en los argumentos de sus historias. Así lo planteó Cortázar en sus Teorías del Cuento I, 1995, cuando sentenciaba que, a diferencia de la novela, que va ganando puntos capítulo a capítulo, en el que no todos tienen por qué estar en el mismo nivel de impacto ya que cada uno lleva su propio objetivo, previamente calculado y analizado según avance el croquis de la historia, el cuento sí funciona por knockout. La novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, tiene tiempo de narración para ello, pero el cuento va a contra reloj y para estar bien logrado debe ser incisivo, mordiente, mantener el ritmo de inicio a fin, contundente desde la primera frase. Pero, tengo la convicción de que esto no debe entenderse literal a pie de letra, porque el buen cuentista también puede ser un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales quizás parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya la resistencia más sólida del adversario.

En el desarrollo del texto en cuestión, Sousa transita por algunos de los planteamientos que hoy agenda la ginocrítica: “El cuento y las mujeres”, “María Fernanda Ampuero y la urgencia de contar”, “Arquitectura del cuento: la doble historia”, “La juventud: un tiempo doble” y “Cuerpo: territorio de lucha”. Aspectos que ya venían debatiéndose desde los años 70 en otras latitudes sin quedar fuera del todo el contexto latinoamericano, que, aunque a ritmos que ha costado más dinamitar acorde al contexto socio-político y la necesidad de análisis social ante muchas otras problemáticas existentes, de igual modo no ha quedado mudo.

En El cuento y las mujeres brinda un resumen un tanto ambiguo respecto a su postura, en el que no precisamos la voz crítica de acuerdo al auge de la literatura escrita por mujeres, sin embargo, acota una mirada necesaria en torno al fenómeno comercial detrás de cada boom:

(…) La euforia teórica por despatriarcalizar el canon por parte de varias academias, tanto en España como en América Latina –independientemente de sus consecuencias futuras o permanentes– está claramente teniendo un efecto indirecto de motivación en jóvenes escritoras e incluso en las editoriales, en las últimas dos décadas; lo que, obviamente, no está separado de la apropiación del mercado de las mareas feministas que han tomado las calles en los últimos años. Se pasó, como explica Sara Sefchovich en su trabajo más reciente, Del silencio al estruendo (2020), subrayando que ultrapasada la etapa en que las escritoras eran continuamente ocultadas, subvaloradas u olvidadas, vivimos hoy una fase distinta, en que el incremento considerable de la presencia de mujeres, tanto en la literatura como en la academia, promueve nuevas rutas para comprender y valorar su escritura (…)

“Las escritoras ecuatorianas hacen historia”, es la idea esencial que une el último párrafo del acápite anterior con el próximo, donde analiza la forma de armar y narrar el amasijo de realidad y ficción que hilvana María Fernanda Ampuero (Guayaquil, 1976) en sus obras. Y lo hace con un análisis particularmente auténtico, referido a la estrategia de titulación que usa su autora en los dos libros de cuentos analizados en el presente artículo: Pelea de gallos y Sacrificios humanos. Sousa remarca la composición más elaborada de dichos títulos al no ser solo una compilación de cuentos escritos y reunidos bajo un hilo conductor casual. “Cada uno de estos relatos participa, por un lado, de un fragmento de una cruda realidad y, por otro, encuentra en la familia como institución social, el eje central de la crueldad y la violencia” (230). Acá vemos otro argumento, en el que de hecho marco especial importancia debido a los aportes que brinda a mi tema de investigación, relacionado al rol de la familia como perpetuadora de la violencia de género, lo cual analizo en este mismo objeto de estudio (Pelea de gallo). “La reproducción, en una espiral descendente, de estructuras de control, opresión y violencia cotidianas, en espacios casi siempre reducidos, es el tema de cada una de estas ventanas a la sagrada casa de la familia” (230), como mismo se evidencia en Sacrificios humanos.

“El cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido oculto que depende de la interpretación: el enigma no es otra cosa que una historia que se cuenta de un modo enigmático. La estrategia del relato está puesta al servicio de esa narración cifrada” (233); este planteamiento de Piglia es la columna del análisis en el acápite sobre la “Arquitectura del cuento”, donde se hace alusión en los estudios de éste y de Borges a una doble historia, lo cual, en resumidas cuentas, no es más que la técnica del dato escondido. La autora aborda el análisis a partir principalmente del cuento “Monstruos” en Pelea de gallos. Brinda especial abordaje al modo en el que Ampuero trata las diferencias de clases, no solo desde lo económico-social sino desde lo afectivo, sondeando hábilmente una vez más el entorno familiar como verdadero demonio.

Una lectura hacia la construcción de sus personajes y el factor etario mereció el protagónico en el subtítulo relacionado a “La juventud: un tiempo doble”. Ciertamente salta a la vista la edad de las y los protagonistas en los relatos de Ampuero, la mayoría niñas, quienes desde una conciencia pueril analizan los contextos realistas más crudos, estableciendo en ocasiones una “falsa” realidad, esa que a su corta experiencia son capaces de ver y dejando una lectura entre líneas hacia la aplastante verdad de los hechos. Pudiéramos especular análisis más profundos al respecto, como, por ejemplo: la necesidad de la autora ante esta condición de usar esos rangos etarios para dar voz a sus personajes, y más que a sus personajes a las denuncias que de una forma u otra tienen lugar en sus historias. Podríamos escarbar en el punto de vista de los niños en relación a los perjuicios físicos y psicológicos que provoca la violencia intrafamiliar, los adultos que serán para la sociedad y para ellos mismos en el mañana, perpetuando así dicha conducta violenta. Otra mirada interesante sería la del incesto, patrón repetitivo también en las dos obras de María Fernanda Ampuero analizadas en el artículo, pero en las que Sousa no reparó, sin embargo, guardan relación directa con las problemáticas bajo el foco crítico. (…) Este aprendizaje duro, forzado, cruel, violento de la niñez y juventud es asimilado aquí, como en casi todos los cuentos de la autora, como el tiempo en que se construye una agencia singular capaz de salvar la vida de las protagonistas en la edad adulta (236). Tenemos acá en esta cita textual lo que podría ser el nexo perfecto entre lo discutido en este acápite y el próximo, pues, “El cuerpo: territorio de lucha”, sintaxis repetida como lema en disímiles contextos para dar voz a las causas feministas, es la idea que cierra el artículo. Funciona como un embudo a través del cual pudiera comenzar a explorarse otros modos de decir y hacer, sobre todo cuando sentimos que la palabra no es suficiente, cuando nos dicen “no seas tan mujercita”, como el padre de la protagonista en “Subasta”, primer cuento de Pelea de gallos, y toca demostrar cuan mujercitas sí vamos a ser.

(…) a partir de la producción literaria de cada momento histórico, los géneros literarios son, antes que nada, «formas del lenguaje social que funcionan como «instituciones» o «mensajes socio-simbólicos». Por su dinámica propia de la doble narrativa, el cuento parece, en María Fernanda Ampuero, el género indicado para imbricar con singular intensidad la perenne violencia social en América Latina con el etéreo cotidiano de sus personajes (237).

De esta forma, demasiado concisa para explorar los recovecos críticos de interés en la lectura analizada, me propongo ir marcando las pautas que brindan estos antecedentes teóricos para mi tesis, donde de igual modo apuesto por el cuento como herramienta de análisis y denuncias a problemáticas sociales con enfoque de género, teniendo como objeto de estudio una de las obras de María Fernanda Ampuero, Pelea de gallos. Más específicamente dirigiré la lupa crítica hacia el rol de la familia como perpetuadora de la violencia, la reproducción de estas dinámicas y sus estrategias de dominación, establecimiento absoluto de poder como práctica machista y misógina instaurada a nivel social como hegemonía patriarcal.

 

Obras citadas

Cortázar, Julio. Teorías del Cuento, vol. I. Teorías de los cuentistas, 1995

Sousa, Ana Rita. «La economía del cuento: el caso de María Fernanda Ampuero.» CECIL. Cahiers d’études des cultures ibériques et latino-américaines, vol.9, 2023, pp 226-240


Otorgan becas El reino de este mundo a proyectos creativos de la AHS (+audio)

La Asociación Nacional Hermanos Saiz (AHS)  con el afán de impulsar la obra de los miembros otorgó presupuestos a diez proyectos creativos de siete provincias cubanas mediante la beca El reino de este mundo.

Yasel Toledo Garnache, escritor, periodista, Presidente Nacional de la AHS y Director de la revista El Caimán Barbudo informó a que apoyaron las realizaciones de dos puestas en escena, igual cantidad de sesiones en vivo, de video clip y DVD, una exposición de artes visuales y un espectáculo.

De Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey, Sancti Spìritus. Villa Clara, La Habana y Pinar del Río llegaron las propuestas que son la actriz y directora Heidy Almarales para la puesta en escena El Doctor Terribilis, así como el compositor y guitarrista Javier Delgado, con la sesión en vivo del proyecto  A2´RAM; el músico Luis Javier García y el video clip de la obra musical Hasta Alicia baila.

Asimismo, los músicos, Los Hermanos Abreu para el CD-CDV Tributos Jazzeando a lo cubano; el cantante y compositor  Linn Fernández,  con la sesión en vivo Girasoles, el multiinstrumentista Oscar Leonardo Cruz para el DVD Confluencias del Folk Sound Proyect.

Otros beneficiados con la beca El Reino de este mundo son el artista visual Reydi Zamora, con la exposición personal Absurdo Existencialista; el músico Jonathan J. Echevarría con el video clip de la canción Un bolero  para ti.

El bailarín Felipe A. Catalá y la puesta en escena Tus palabras no valen, del proyecto Kmerino y la escritora Linda Gilsa Blanco para el espectáculo El pez azul.


En Cienfuegos debates para la sociedad del Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saíz

Continúan los debates del Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) que sesiona en esta ciudad del centro y sur para ser más útiles a escritores y artistas que lo integran y a la sociedad general, cuyo programa se extenderán hasta este viernes día 21.

Los acompañaron en el  análisis de temas la Viceministra de Cultura Lizette  Martínez Luzardo, la Primera Secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, Meivys Estévez Echavarría, así como el Primer Secretario del Comité Provincial del Partid Comunista, Armando Carranza Valladares y la Gobernadora, Yolexis Rodríguez Armada.

Foto: Cortesía de la AHS

Proyectaron eventos y brigadas artísticas para el verano que ya se aproxima, durante los meses de julio y agosto en cada una de las provincias cubanas. A ello se refiriere Yasel Toledo Garnache, escritor, periodista, presidente de la AHS y Director de la revista El Caimán Barbudo.

Aprobamos diez nuevos proyectos creativos de siete provincias del país, anuncia, los cuales recibirán presupuestos. La estancia en Cienfuegos ha sido muy positiva también por la posibilidad que hemos tenido de visitar sitios históricos, y adentrarnos en el arte de esta provincia, de compartir con personalidades.

Foto: Cortesía de la AHS

Este viernes subirán el Pico San Juan, el punto más alto de las montañas del Grupo Guamuhaya en el centro del país, como parte de las actividades de la AHS, con el desafío de parecerse a los jóvenes que lo integran, una vanguardia real, más allá del arte y la cultura.


El Arte Nos Une, más que un slogan, un compromiso (+VIDEO)

La II Jornada de Teoría y Crítica de Arte, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), comienza hoy en esta capital con un extenso programa cultural hasta el 13 de junio en la céntrica instalación Pabellón Cuba.

El evento, como lo dice su nombre, vinculará teoría y práctica y está coauspiciado por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, que en conjunto con la AHS se dedicará a la crítica literaria, escénica y a las artes visuales.

Al evento se suma un curso de postgrado y un encuentro con los participantes para socializar experiencias en torno a la crítica, con énfasis en las políticas culturales y en el papel del análisis profundo en los medios de comunicación.

De manera específica, la jornada de este martes abre bien temprano en la mañana con el espacio Álbum Café, las palabras de bienvenida al foro y la intervención del presidente de la AHS, Yasel Toledo Garnache.

Seguidamente tendrá lugar una sobre ensayo y crítica literaria, para dar paso luego a la crítica en los medios masivos de diculgación.

La tarde estará igual de repleta, con un encuentro acerca de las artes visuales en Cuba, la historiografía y otros temas, para concluir a las 16:00 hora local con el desmontaje de una obra de arte, un ejercicio práctico que pondrá a prueba habilidades y, sobre todo, nuevos desafíos.

El miércoles 12 vuelve el Pabellón Cuba con la vorágine de los jóvenes críticos, así como, especialistas ya consagrados, para polemizar sobre el arte en general: la ética, las artes escénicas y otras reflexiones en torno a los retos actuales en diversas manifestaciones.


Un coloquio para debatir, soñar y hacer

Intensas jornadas de aprendizaje e intercambio de conocimientos y experiencias caracterizaron el VII Coloquio Nacional de Periodismo Cultural que, organizado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) en Camagüey, acogió esta provincia del 5 al 8 de junio.

Homenajes a personalidades del periodismo cultural como Pedro de la Hoz y José Luis Estrada Betancourt, conversatorios, presentaciones de libros, proyectos y espacios comunicacionales especializados en las artes escénicas, así como conferencias y talleres sobre nociones teatrales, hicieron del evento, una lid para la superación y la adquisición de herramientas en favor de ejercer mejor este tipo de periodismo.

“Fue un evento maravilloso gracias a la excelente articulación entre la AHS y la Upec en Camagüey para su organización, una muestra de que hay muchos jóvenes cubanos que quieren crear y hacer mejor su trabajo, desde el arte y el periodismo, en función de la cultura y la espiritualidad de nuestro pueblo”, dijo Francisco Rodríguez Cruz, vicepresidente nacional de la Unión de Periodistas de Cuba.

En tanto, Yasel Toledo Garnache, presidente nacional de la AHS señaló que, “el desarrollo de esta séptima edición demuestra que el Coloquio es un espacio para debatir, soñar y hacer en un contexto de constantes desafíos comunicacionales, cada vez más necesario para seguir proyectando la promoción de los jóvenes creadores y la crítica cultural, desde el atrevimiento y la superación”.

Durante la conferencia inaugural y otros espacios de diálogo, el periodista Yuris Nórido, recalcó que las artes escénicas es una de las manifestaciones más abordadas, pero necesita de mayor especialización del periodista a la hora de ejercer la crítica sobre determinada obra o espectáculo.

“Para ejercer la crítica con calidad, hay que erradicar las insuficiencias culturales visibles en los estudiantes de Periodismo, potenciar la autosuperación del profesional y el consumo y estudio de la danza y el teatro”, refirió.

La presentación de varios libros acompañó la lid, entre ellos, Tiempo joven, entrevistas a jóvenes creadores cubanos, del destacado periodista José Luis Estrada Betancourt, y los textos ganadores del Premio Calendario 2022 y 2023 El Padrino (según Duobrovsky), de Manuel Hurtado López.

Aumentar los espacios de promoción de las artes escénicas y aprovechar mejor los que están creados fue igualmente uno de los pilares defendidos en el certamen.

En ese sentido, los participantes conocieron sobre excelentes experiencias como el programa Confluencia, de Telecristal, y los boletines Palco 13, dedicado al Festival Nacional de Teatro Joven en Holguín y Frontera Cero, que reseñó el acontecer de primer evento del arte de las tablas organizado por la AHS en Camagüey.

“El intercambio entre periodistas culturales de varias provincias del país es uno de los aspectos más positivos del Coloquio, pues permite conocer las prácticas de diversos territorios y provee de herramientas novedosas que debemos incorporar a nuestra labor”, resaltó Juan Mendoza Medina, presidente de la Upec en la Ciudad de los Tinajones.

El buen arte de la Compañía Teatral Danzaria La Andariega, el Ballet Contemporáneo de Camagüey y las descargas de trova, protagonizadas por artistas del patio y asociados de la AHS en la provincia, fueron un magnífico colofón para culminar cada jornada teórica de un evento que en la próxima edición estará dedicado a la literatura.

(Imagen de portada: Heidy Amarales Sierra, jefa de la Sección de Artes escénicas de la AHS en Camagüey. Foto: Alexei Nápoles González).


Metamorfosis de una idea

Teniendo en cuenta el programa del magíster: Estudios Literarios y Culturales Latinoamericanos, el cual presenta tres líneas de investigación dentro de su espectro: Literatura latinoamericana, Estudios de la cultura y Teoría crítica, pretendo centrarme en el análisis de la literatura latinoamericana con la siguiente temática que esbozo a continuación:

Versión inicial

La última década sugiere un “Nuevo Boom Latinoamericano” con la obra literaria de mujeres como protagonistas. Esto ha incitado que se rescaten del olvido, la marginación y el desprecio a algunas escritoras, aunque no pocas continúen en el ostracismo. Aun cuando sus legados eran suficientes en sus tiempos para ser legitimadas, no es hasta hoy que comienzan a recibir el merecido reconocimiento. Sin embargo, muchas no comulgan con la idea como suerte de reivindicación, pues no hay enmienda posible ante tal barrabasada de la historia, marcada por el arraigado machismo de nuestros pueblos, menos cuando tal enfoque mediático ni siquiera ha tenido en cuenta sus posturas para definirse. No obstante, existen otras lecturas ante esto: ignorar las tendencias sociales es un arma de doble filo, no escapamos de la realidad y hay cierto deber sobre nuestros hombros como cronistas del momento histórico que nos toca vivir, tiempos donde el empoderamiento femenino se impone como necesidad ante injusticias que siguen quedando impunes. Pero, debemos ser cautelosas con el modo en que enfrentamos dicho contexto, protagonizar un nuevo canon no debiera ser solo el objetivo. De ahí que entienda y comparta criterios como los de Mariana Enriquez, Guadalupe Nettel, Samanta Schweblin, María Fernanda Ampuero, Mónica Ojeda, entre tantas otras, cuando refieren que el concepto boom es generalmente comercial, mientras este auge al que nos referimos surge en torno al movimiento feminista y al avance social de la mujer. Cabe entonces replantearnos los métodos que estamos utilizando para visibilizar la literatura escrita por mujeres, debatir si queremos que se nos reconozca a nosotras, a nuestra obra, o ambas.

Sería bueno reflexionar hondamente sobre los problemas que enfrentan hoy las escritoras, contra qué debemos revelarnos y cuáles son los peligros que pueden acechar en nuestra inserción igualitaria en el campo literario, como bien planteara Lorena Amaro en su artículo Como se construye una autora: Algunas ideas para una discusión incómoda (2020). Se impone proponer una lectura de las actuales condiciones para sus luchas, y eso lo proporcionaría un estudio que caracterice la narrativa actual de las escritoras, en este caso latinoamericanas y caribeñas, sus discursos, temáticas más recurrentes en sus obras, estéticas de trabajo; a fin de cuentas, es el legado generacional que deja este movimiento, el cual está marcando las pautas de las generaciones venideras, porque es solo la punta del iceberg de un fenómeno que apenas está desatándose. Recoger esta diversidad de registros solo puede garantizar una cosa: deconstruir, desde el arte como forma universal de transformación en todos los tiempos, una sociedad plagada de errores conceptuales acerca de la mujer, que ya forman parte de nuestro acervo genético poblacional.

Utilizaré recursos como una revisión bibliográfica que permita desentrañar los diversos puntos de vista sobre estas temáticas, versus y sentencias establecidas; entrevistas a las autoras del universo literario con el que quiero trabajar: escritoras latinoamericanas y caribeñas nacidas a partir de 1970. Las respuestas me permitirán saber de primera mano sus posturas respecto al fenómeno, en cuánto creen que sus obras puedan ser consideradas como literatura feminista o solo literatura escrita por mujeres y si consideran que realmente pueda establecerse un versus a partir de ahí. Todo esto estableciendo comparaciones entre asunciones feministas o no en sus obras, en cómo influyen los diferentes tipos de feminismos, las tendencias europeas, lo cual permitirá además determinar los factores que hacen divergir los movimientos (en torno a su representación literaria) y a partir de ahí brindar herramientas que celebren un análisis más a fondo de las obras de estas escritoras.

La salida para dicha investigación sería un ensayo socio-literario sobre Narrativa actual escrita por mujeres en Latinoamérica y el Caribe. Esto permitiría tributar resultados dirigidos hacia líneas temáticas específicas, acordes a problemas sociopolíticos con enfoque de género, lo cual matiza el análisis en el campo de la crítica y la investigación literaria feminista latinoamericana. Todo lo anteriormente planteado ubicaría a Chile a la cabeza, con la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso como epicentro investigativo, pues dentro de su claustro existen especialistas trabajando temas afines.

Procesos de cambios (marzo-abril, 2024)

Inicialmente (octubre, 2022) presenté a la postulación para el programa de magíster una temática general cuya propuesta era el estudio de la literatura latinoamericana y caribeña escrita por mujeres y el establecimiento teórico de un versus entre literatura escrita por mujeres y literatura feminista. Partí de la necesidad de continuar validando la voz femenina, rescatar referentes que han quedado en el ostracismo a lo largo de los años, reivindicar la importancia que han tenido y tienen en la labor social-cognitiva y, sobre todo, teniendo en cuenta el valor histórico-literario que representará para futuras generaciones seguir legando estudios que recojan la diversidad de registros de la más actual literatura escrita por mujeres, lo cual contribuye a la abolición de la supuesta orfandad materna que siempre hemos padecido en la genealogía de la literatura, según refiere Cristina Eugenia Valcke Valbuena en su ensayo Dolores, una escritora en el siglo XIX, compilado en el libro de ensayos Perspectiva de  género en la literatura latinoamericana (2010).

Pero, planteado de esta manera, el objeto de estudio de la investigación era demasiado abarcador, por ello, se imponía el pragmatismo en función del tiempo de duración del programa y las pautas para la escritura de una tesina en solo sesenta cuartillas. Por lo tanto, comencé a establecer una serie de filtros para acotar mejor los aspectos que trabajaría dentro de ese mega tema.

Lo primero fue definir exactamente la muestra; ahora mismo cada vez son más los nombres de mujeres que se suman al panorama literario latinoamericano, autoras con trabajos sólidos casi siempre desde la primera obra publicada (Dolores Reyes, Cometierra, 2019), lo cual las posiciona en un rankin difícil de ignorar. Después tuve claro que necesitaba centrar las tareas específicas hacia la resolución de un objetivo general que respondiera a un fenómeno (problema) que ya se ha venido estudiando y cuyo enfoque sociológico es tan importante en las connotaciones sociopolíticas actuales de la agenda latinoamericana: la apropiación y representación de un discurso colectivo consciente con enfoque feminista a través de la literatura. Con eso, la idea era encauzar la investigación en las temáticas que rondan las obras de dichas escritoras, abordar las estéticas de trabajo para tratar los argumentos de sus historias como herramientas de análisis a las realidades que circundan la vida de la mujer latinoamericana en el contexto actual. De este modo más acotado abordaría el tema de los distintos tipos de violencia de género a los que se enfrentan los personajes femeninos (casi todos) de las obras de estas escritoras; cómo las representan en una ficción, que más bien es casi crónica, escritas desde el “yo” de la primera persona narrativa y las resoluciones o salidas que dichos personajes asumen ante esas situaciones y que influye en el comportamiento de las mujeres tras verse representadas, reflejadas, con voz. Para ese entonces también había definido, como una de las pautas que impone al estudio, el trabajar solo con narradoras, luego incluso tras otras valoraciones finalmente reduje el marco al género cuento.

¿Por qué el cuento?

Tanto ha mutado ya con la experimentación creativa este género literario, como el resto de las artes, que resultaría un poco improcedente abordar reglas que a la larga se ven desafiadas por la propia ficción. No obstante, en teoría narrativa clásica, el cuento parte de la noción de límite, y en primer término de límite físico, pues una vez pasado de un número x de hojas, ya se comienza a considerar como «nouvelle» (noveleta), término medio entre la novela y el cuento. No es una ley que se aplique en todas partes, pero sí es real la condicionante de lo conciso ante la idea a desarrollar. A diferencia de la novela, que va ganando puntos capítulo a capítulo, en el que no todos tienen por qué estar en el mismo nivel de impacto ya que cada uno lleva su propio objetivo, previamente calculado y analizado según avance el croquis de la historia, el cuento sí funciona por knockout. La novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, tiene tiempo de narración para ello, pero el cuento va a contra reloj y para estar bien logrado debe ser incisivo, mordiente, mantener el ritmo de inicio a fin, contundente desde la primera frase. Pero, tengo la convicción de que esto no debe entenderse literal a pie de letra, «porque el buen cuentista también puede ser un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden quizás parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya la resistencia más sólida del adversario» (Cortázar, Teorías del cuento I, 1995). No obstante, se puede hacer un balance, intentar una aproximación valorativa de la estructura de este género de tan difícil definición, tan huidizo en sus múltiples y antagónicos aspectos. Pero sí considero importante no olvidar que la creación espontánea precede casi siempre al examen crítico y está bien que así sea.

El factor etario fue otra variable a especificar para definir el corpus de la investigación. Desde el nacimiento de la idea (como evidencio en la primera parte de este texto) propuse trabajar con escritoras nacidas a partir de 1970, que son las que hoy engrosan la lista del mediático Nuevo Boom Latinoamericano protagonizado por mujeres, indicador del auge que han tenido, más allá de las causas (comerciales o no) que lo han hecho posible. Sin embargo, acotar esta cifra cronológica incluso desde el propio título, como lo pensé, me generó un ruido (quizá despreciable) una vez tuve seleccionadas las autoras con las que pensaba desarrollar esa segunda versión de la temática. Guadalupe Nettel (1973), María Fernanda Ampuero (1976) y Mónica Ojeda (1988) fueron las escritoras que finalmente decidí analizar. Todas cumplen ese requisito, pero, vemos que hay entre Ojeda y el resto una diferencia que podría marcar generación, no obstante, sus obras evidencian que se enfrentan a los mismos antagonistas en su escritura, al menos desde las perspectivas que eligen mostrar (aunque en el libro seleccionado para la investigación, Nettel, que es la mayor de las tres, muestra menos el enfoque feminista, pero, viene bien como punto de comparación, por eso no lo desestimé). Este argumento podría rebatir oponencias respecto al rango seleccionado, pero, teniendo en cuenta que en mi concepción más holística me gustaría referirme a filtros que sobrepasen lo determinante según la edad, o el criterio particular de una escritora, rehuyendo a que pueda esto ser visto como postura marcada por el contexto histórico de los 70’ o cercano a éste, decidí no centrar la mirada desde un principio en ese dato.

Aunque los títulos de estas tres escritoras no son demasiados (lo cual no es directamente proporcional a sus éxitos), evidentemente tendría que volver a someter el corpus a más cercos, así que, asumiendo las pautas establecidas hasta aquí, seleccioné tres libros de cuentos, uno de cada autora. Quise entonces trabajar con los más recientes: Los divagantes, de Guadalupe Nettel (Anagrama, 2023); Visceral, de María Fernanda Ampuero (Páginas de Espuma, 2024) y Las voladoras, de Mónica Ojeda (Páginas de Espuma, 2020). De ese modo la actualidad de la investigación estaría saldada, pero, me exponía a dos retos imposibles de ignorar. Uno era la practicidad, no tengo modo de acceder desde mi país (Cuba) a esa bibliografía reciente, ni a la compra, ni siquiera a sitios online donde podría quizás encontrarlos pirateados. El otro desafío es que, precisamente dado lo fresco de los textos, todavía la crítica no ha profundizado en valoraciones que bien podrían servirme como referentes para su estudio. El de Mónica Ojeda, publicado en 2020, escapa a esos problemas, siendo el más antiguo de los tres, entonces pensé en una muestra más homogénea también en cuanto a eso: reducir el margen de tiempo de publicación entre los libros que analizaría, al menos entre dos de ellos, siendo el caso del de Ojeda y Pelea de gallos, de María Fernanda Ampuero (Páginas de Espuma, 2018). Por otro lado, la opción que me quedaba para cuentos por parte de Guadalupe Nettel era El matrimonio de los peces rojos (Páginas de Espuma, 2013), que se aleja un poco más del rango de publicación entre los otros, pero, sin embargo, ahora coincidía una misma línea editorial para la muestra, lo cual incluso podría arrojar una lectura interesante. Fue de ese modo que terminé repensando la selección, quedándome finalmente con el siguiente título potencial: Apropiación de un discurso colectivo consciente con enfoque feminista en las cuentistas latinoamericanas actuales: Guadalupe Nettel, María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda.

Como objetivo general proponía:

-Integrar dispersas perspectivas sobre la apropiación de un discurso colectivo consciente con enfoque feminista en una selección de obras de las escritoras latinoamericanas: Guadalupe Nettel, María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda.

Entre las tareas específicas para dar cumplimiento a dicho objetivo general (metodológicamente hablando) estaban:

-Aportar un marco teórico integrador que permita la validación del concepto “apropiación de un discurso colectivo consciente con enfoque feminista”

-Establecer las implicaciones que tendría para la crítica a la literatura escrita por mujeres en Latinoamérica el tener un marco conceptual con definiciones claras del versus entre literatura escrita por mujeres y literatura feminista

-Especificar el rol de estos conceptos en la adecuada interpretación cultural-sociopolítica de la actual literatura latinoamericana escrita por mujeres

-Aplicar la crítica literaria feminista a la producción de la actual literatura latinoamericana

Redefinición del corpus

Planteado todo esto hasta aquí, una vez descartado el abarcar también la literatura caribeña escrita por mujeres y acotado el objeto de estudio en el continente americano, bien podría pensarse que al menos la maqueta del diseño de la investigación iba en camino, pero, lo cierto es que todavía era necesario seguir delimitando. No todos los cuentos de los tres libros iban a poder ser analizados en la tesina, por ello, era menester hacer una selección por obras, usando una serie de criterios que también me tocaría definir y discutir teniendo en cuenta mis objetivos. En ese proceso de clasificación, luego de releerme los tres libros, Pelea de gallo demostró tener las características más propicias para analizar un discurso profeminista. Esta mirada individual tampoco fue espontánea, confieso que estaba firme en la idea de validar y demostrar con herramientas sociológicas la apropiación de un discurso colectivo con enfoque feminista en la literatura actual latinoamericana escrita por mujeres, pero, seguía siendo un proyecto ambicioso del modo en que lo había concebido.    

Pelea de gallos tiene trece cuentos. De ellos aproximadamente nueve podrían ser los que use para el análisis. En la disección objetiva que realicé percibí algo que me llamó la atención puesto a que podría marcar la pauta definitiva para la línea temática, se trata de la representación que hace Ampuero de la familia como perpetuadora de la violencia de género, incluso la incestuosidad es otro de los fenómenos que también tiene una marcada relevancia en la obra. Profundizando entonces en este nuevo enfoque, opino que sería más prudente, para ser consecuente con los tiempos, estudiar a una sola autora estableciendo una lectura sobre una problemática específica. Para esto contaría como guía con estudios similares en obras de otras escritoras de este mismo grupo que me interesa, por ejemplo los análisis sobre la maternidad o el culto a la muerte en la obra de Samanta Schweblin y Mariana Enriquez, realizados por Catalina Forttes Zalaquett (Ausencia maternal, extractivismo y culto a la muerte en “Nuestra parte de noche” de Mariana Enríquez, 2022; El horror de perder la vida nueva: gótico, maternidad y transgénicos en “Distancia de rescate” de Samanta Schweblin, 2018); la mirada hacia la maternidad que también hace Virginia Cirani (La maternidad contaminada: rituales de amor fracasados en “Distancia de rescate” de Samanta  Schweblin, 2023) o incluso Atilio R. Rubino con su estudio sobre el enfoque familiar en el artículo La familia y los monstruos de la heteronormatividad la «futuridad reproductiva» en la narrativa fantástica de Samanta Schweblin (2021).

En conclusión, pretendo trabajar entonces a María Fernanda Ampuero con el libro Pelea de gallos analizando cómo el núcleo familiar perpetúa la violencia de género y viendo al fenómeno de la incestuosidad como consecuencia directa del mismo problema.

Agregar que el haber sintetizado la idea inicial hasta esta mínima expresión no me aleja del discurso que pretendía puesto a que estoy de igual modo atendiendo un tema particular que atañe a la literatura actual escrita por mujeres en Latinoamérica. Lo visualizo como el comienzo de un camino investigativo que luego podría engrosarse dando paso a interpretaciones y transducciones más profundas.

 

Referencias Bibliográficas

  • Amaro, Lorena. Cómo se construye una autora. Algunas ideas para una discusión incómoda. En: palabra Pública, 2020
  • Valcke, Cristina E. Dolores, una escritora en el siglo XIX, compilado en el libro de ensayos Perspectiva de género en la literatura latinoamericana. Colección La tejedora, Programa Editorial, Universidad del Valle, Colombia, 2010
  • Reyes, Dolores. Cometierra. Editorial Página de Espuma, 2019
  • Cortázar, Julio. Teorías del Cuento, Volumen I. Teorías de los cuentistas, 1995
  • Forttes, Catalina. Ausencia maternal, extractivismo y culto a la muerte en “Nuestra parte de noche” de Mariana Enríquez. Revista de Estudios Hispánicos, IX. 2, 2022
  • Forttes, Catalina. El horror de perder la vida nueva: gótico, maternidad y transgénicos en “Distancia de rescate” de Samanta Schweblin. REVELL – v.3, nº.20, 2018     
  • Cirani, Virginia. La maternidad contaminada: rituales de amor fracasados en “Distancia de rescate” de Samanta Schweblin. Orillas 12, 2023
  • Rubino, Antonio R. La familia y los monstruos de la heteronormatividad la «futuridad reproductiva» en la narrativa fantástica de Samanta Schweblin. BRUMAL. Revista de Investigación sobre lo Fantástico, Vol. IX, n.º 2, 2021.

Desde hoy, Coloquio de Periodismo Cultural

Con la intención de ofrecer herramientas a quienes ejercen la comunicación y el periodismo para conocer sobre diferentes manifestaciones culturales y hacer un ejercicio más profundo, llega a Camagüey la séptima edición del Coloquio de Periodismo Cultural, hasta el ocho de junio.

Gretel Díaz Montalvo, jefa de la sección de Literatura, Crítica e Investigación de la filial territorial de la Asociación Hermanos Saíz y organizadora del certamen,expresó que este espacio, comentó que en esta ocasión está dedicado a las Artes escénicas; «va más allá de un simple análisis de una manifestación artística».

El Coloquio, dijo, es una oportunidad para adquirir herramientas, pues cada año cambian los objetivos y se logra el contacto directo con las diversas manifestaciones.

Con participantes de La Habana, Mayabeque, Villa Clara, Las Tunas, Holguín y Santiago de Cuba tendrá lugar la conferencia inaugural El periodismo y las artes escénicas A cargo del Premio Nacional de Periodismo Yuris Nórido.

De igual modo se impartirá el taller Las nociones de la crítica teatral por el joven teatrólogo Jose Antonio García Caballero y se dialogará sobre temáticas como el diseño escenográfico.

Kenny Ortigas Guerrero, director provincial de Cultura, aseguró que este evento representa una plataforma interesante como antesala del Festival de Teatro en Camagüey, puede ser un espacio también para fomentar ese espíritu crítico que permite hablar de los elementos conceptuales de la obra, los recursos técnicos y hasta dónde puede calar en la sociedad, porque el periodista es el profesional que cuenta con las herramientas para hacer ese trabajo.

Por su parte la profesora de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, Dayneris Maxan, argumentó que constituye una oportunidad para los estudiantes de la carrera de Periodismo y del Colegio universitario porque desde los elementos teóricos, el intercambio con los invitados permite la apropiación de conocimientos y de otras experiencias que benefician a los alumnos en su formación integral.

En esta ocasión, el concurso Criticar es querer está dedicado a la crítica literaria,  que sirve como antesala del tema a tratar en la próxima edición, donde el jurado concederá un Premio único y la publicación del trabajo, en los espacios digitales de la AHS como en el boletín trimestral Senda.

Auspiciado por la AHS, la Unión de Periodistas de Cuba y el Centro Provincial del Libro y la Literatura este encuentro promueve el intercambio de conocimientos y el ejercicio de la crítica con el propósito de ser profesionales más audaces y capacitados.


Junio en Camagüey marcado por debates sobre periodismo cultural

Desde hoy y hasta el 8 de junio tendrá lugar en esta ciudad el Séptimo Coloquio de Periodismo Cultural, evento que organiza la filial lugareña de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que este año se dedica a las artes escénicas y su vínculo con el ejercicio de la crítica.

Gretel Díaz Montalvo, integrante de la organización artística, comentó que el espacio mantiene el objetivo primario de dar herramientas a quienes ejercen la comunicación y el periodismo.

Para ello se contará con conferencia sobre el periodismo y las artes escénicas, a cargo de Yuris Nórido; Nociones de la crítica teatral, por José Antonio García Caballero, sobre diseño escenográfico y las realidades de la creación en el contexto actual de la Isla.

También se prevé la presentación de varios de los Premios Calendario en el apartado de Teatro, publicaciones de Ediciones La Luz, y del libro Tiempo joven, una complicación de entrevistas del fallecido José Luis Estrada Betancourt.

Acompañan a la AHS en el empeño de fomentar la presencia de la crítica en los medios públicos la Unión de Periodistas de Cuba y el Centro Provincial del Libro y la Literatura Enrique José Varona de Camagüey.

Dayneris Maxan Vernon, jefa de la carrera de Periodismo en la Universidad Ignacio Agramonte Loynaz, dijo que el Coloquio «constituye una oportunidad para los estudiantes de la especialidad y del Colegio Universitario, un privilegio porque les permite el intercambio, la apropiación de conocimientos y adquirir experiencias; además fortalecen las investigaciones sobre la temática».

Kenny Ortigas Guerrero, director provincial de Cultura, resaltó que esta puede ser una plataforma interesante como antesala del Festival Nacional de Teatro de Camagüey para fomentar dentro del periodismo ese espíritu crítico a la hora de acercarse a las artes escénicas, «porque tiene herramientas para hacer el trabajo», y agregó «el periodismo cultural puede contribuir mucho al desarrollo del arte escénico al iluminar algunas zonas que hoy lo necesitan».

Por su parte Juan Mendoza Medina, al frente del gremio de reporteros agramontinos, precisó que «para la UPEC uno de los aspectos más importantes es la superación, aportar herramientas para realizar una crítica acertada en los medios de comunicación para desde allí mejorar el ejercicio profesional del periodismo cubano».


Perro Callejero no es un búcaro

La cabeza de Martí, una vela encendida y un machete. Una alfombra roja, rosas rojas, margaritas, la flor de la mariposa. Cada uno tenía una flor en la oreja al modo en que las mambisas escribían claros mensajes en sus pétalos, contoneándose y sonriendo pasaban por entre las tropas enemigas. Un patico de goma amarillo hace alusión al canario amarillo, a aquello de lo que no nos podemos desprender aunque quisiéramos. Los bailarines lloran y el sudor de sus cuerpos en movimiento se mezcla con las lágrimas.

Cada viernes en la noche de febrero en Fábrica de Arte Cubano, nave 3, se ha estado presentando “Yellow Cabaret” bajo la dirección artística y coreográfica de Enrique Álvarez, la asistencia de dirección de Cynthia Caraballo y la asistencia coreográfica de Rosario Cárdenas. Lo que este colectivo creativo viene haciendo en el panorama de la danza contemporánea es notable, rompiendo los moldes y dándole a la expresión del movimiento del cuerpo un acento cubanísimo, atrevido y fresco que por momentos nos invita a la reflexión y la polémica. Un colectivo que, sin lugar a dudas, está y estará dando mucho de qué hablar para bien de la danza contemporánea en Cuba.

No está demás decir que “Yellow Cabaret” fue merecedora de la beca de creación El Reino de este mundo 2023 con que la AHS financia los proyectos de los jóvenes artistas. Ni que el Colectivo Creativo Perro Callejero en muy poco tiempo ha revolucionado el concepto y la manera de hacer la danza en Santa Clara, y poco a poco se va abriendo paso y eco en la Isla. Ni que “El baile de las máquinas” recibió el X Premio de Creación Tecnologíasquedanzan 2023, una fuerte crítica a la deshumanización del hombre en el siglo XXI a causa de la enajenación tecnológica, o más bien cabría decir, de la robotización o ida en piloto automático de las emociones.

Quizá lo más representativo de Perro Callejero es la hibridación, la mezcla ‒como el cubano mismo, mestizo, no de pura raza‒ el diálogo en el espectáculo con otras expresiones del arte, lo que le aporta riqueza conceptual y resignifica los temas que trata. En “Yellow Cabaret”, por ejemplo, se escucha la adaptación de un poema de Carlos Manuel Gómez en la voz de Williams Quintana Torres, donde Cristo se pasea por la calle con tacones, y el repentismo de El Kíkiri de Cisneros, de modo que la poesía y la danza se dan la mano con una facilidad asombrosa.

Platón llamó poesía a toda forma de creación y Perro Callejero hace de la danza la poesía del movimiento del cuerpo. ¿Qué es la danza? Poesía en movimiento (diría yo).

En cierta ocasión he escuchado decir a Enrique Álvarez que el arte sin compromiso es un búcaro. ¿Qué es un búcaro? Un adorno ahí, algo como estorbando en medio de la sala. Hay que ser subversivo, irreverente, provocador… pero no podemos perder de vista que el arte es, sobre todo, la tiranía de la belleza. ¡Oye, estás ahí parado como un búcaro! Perro Callejero no es un búcaro. Muévete con Perro Callejero y deja que la danza te contamine.


Lo más Leído

Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

Suscripción

Para recibir nuestro boletín ingrese su dirección de correo electrónico