Lázaro Reynaldo: «Nada es para siempre; todo se transforma»
Desde los primeros griegos, e incluso desde mucho antes, lo dual ha sido piedra de toque de la mitología, la cultura y la sociedad. Dioniso, dios del goce y el vino en la Grecia antigua, es un ser dual por excelencia, al encarnar la alteridad y la transfiguración. Representa, por un lado, lo femenino, pues crece, se educa y se viste como mujer, son las ménades quienes integran su corte y sus sacerdotisas también son féminas. Por otro lado, se le considera un ser viril y se asocia al toro, que es un animal fecundador por antonomasia. Esta aparente paradoja deja entrever un aspecto fundamental: la rica y plural visión de Dioniso, que está presente también en la filosofía y la sociedad griega y que abre las puertas, mediante el teatro y particularmente la tragedia, a la autorreflexión sobre la ambigüedad que posee la condición humana.
Nietzsche, quien se sumergió en las honduras del mito y sus ecos, escribió que «el desarrollo del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y lo dionisiaco», en continua lucha y reconciliación. Lo dual es la coexistencia de dos elementos diferentes: espíritu y materia, obra de arte y artista, vida y representación… Dichas lateralidades pueden dar como resultado producciones distintas, maneras contrapuestas de enfrentarse a todo un proceso cognitivo que deriva en reacción abierta dependiendo del estado y el sentir en ese momento. Ser y arte entrelazados por una dualidad que no solo influye en el resultado, sino que, en cierto modo, dirige el sendero por el que cada obra se encamina. El artista, ser dual por naturaleza, es quien crea al «otro», uniendo razón y pasión en sus obras. «Yo es otro», escribió Rimbaud. Blanco/negro. Positivo/negativo. Masculino/femenino. Día/noche. Yo/tú. Nosotros. O sea, la armonía.
Lázaro Reynaldo, consciente de que toda obra es, en su esencia, autobiográfica, encuentra esa armonía, donde espíritu y materia, obra de arte y creador, vida y representación son una sola. No los puedes separar, aunque estés seguro (o precisamente por ello) de que nada es para siempre.
A esa sensación de «desorden» experimentada en la infancia, que, con el paso de los años, entendió como falta de armonía, regresa desde una posición más consciente para realizar un viaje por el yo (por su yo esencial) y reordenar algunos de los elementos que caracterizaron su discurso en los años 80: las plumas, los caracoles, el coco, las maderas, los objetos de hierro oxidados… se conectan con una esencia ancestral que, en el presente, posee un enfoque menos estático, pero con idéntico sustrato. Esa dualidad —nos dice— está en casi todo. La base de una plancha de hierro que fue calentada hace mucho con carbón, mantiene la esencia femenina, pero también en forma vertical puede convertirse en un elemento masculino. Aunque nada es para siempre y todo se transforma, afloran las posibilidades de la armonía.
Su obra —en la que incorpora objetos personales que abren las puertas a su intimidad— se precipita en el ocre, los tonos terrosos, sensitivos, dorados, que dan paso a la creación espontánea, al trazo intuitivo. Lázaro realiza la búsqueda de la manera más sensible y espiritual que cree; indaga en la armonía interior que lo equilibra todo, la explora y evoca; y en ello afloran sus hermosos rostros (también equinos). El artista va armando artilugios de su memoria, fragmentos a salvaguarda de los días, maderos a los que aferrarse; y con ellos ofrece señales de su espiritualidad y su identidad. Sus trazos sencillos, minimalistas, nos remiten a los contextos de una paz interior deseada y encontrada que quiere compartir con nosotros.
Lázaro presenta en soportes diversos su filosofía de vida, sus paradigmas estéticos. Estamos frente a un libro que, libro al fin, posee numerosas páginas, pero que, en su esencia, es el libro. Su belleza, sensual y espiritual, está dispuesta para que el espectador complete un discurso que se abre al universo, que va de lo personal a lo colectivo, de lo particular a lo general, de lo específico a lo global y que, en su atemporalidad, es el resultado de un riguroso y rico sincretismo. Lo que podría ser ignoto cobra fuerza y se nos abre a los múltiples senderos.
Luego de sumergirnos en las profundidades de sus tonos, en sus líneas y contornos, Lázaro nos abre otras puertas que dialogan consigo y con nosotros. Detrás de cada trazo y cada objeto, él ha escrito/descrito su vía crucis, que ha sido un viaje de aprendizaje constante y que promete, como la propia vida, seguir siéndolo. El periplo, el reencuentro que posibilita la creación en Holguín, parecería algo lógico, una boutade, si Lázaro Reynaldo no fuera un artista sincero consigo y con su obra. Las piezas expuestas aquí no son solo, o no únicamente, un giro en el que la imagen se inscribe en el marco de la representación y de lo representado, sino que marca latitudes y sitios del ser en los que el artista edifica su idea del arte y de la vida.
Miramos al universo y buscamos encontrarnos también en esa dualidad, conscientes de que nada es para siempre, pues todo cambia y se transforma, como la propia vida bajo el sol y la luna.
Palabras inaugurales de la exposición Nada es para siempre, del artista holguinero radicado en México, Lázaro Reynaldo, en la Casa de Iberoamérica, de Holguín, el 24 de octubre de 2023, como homenaje a la institución en su aniversario 30 y como parte de la XXIX Fiesta de la Cultura Iberoamericana.
Un viento fresco llega desde los árboles
El árbol de los vientos, Sed de belleza Ediciones, 2019, es un hermoso libro de sonetos de la autoría del joven autor Raúl Leyva Pupo. El árbol… es una colección, bastante experimental, de veinticinco sonetos. Y hablo de lo experimental en el autor, que en lugar de realizar sonetos convencionales, ha escrito un libro con poco espacio para la zona de confort propia y para el lector.
Son textos con una carga filosófica, de fe, y una semiología muy inteligente y que señalaré a lo largo de esta reseña.
El libro está estructurado en tres partes, una sin nombre y dos “vientos”: el viento del oeste y el del norte. Quizás de ahí nos llega la razón del título de este libro; algo muy interesante pues da qué pensar. Raúl Leyva utilizó dos palabras con una extensa simbología para bautizar el cuaderno: árbol y viento.
El árbol puede ser considerado como fuente de vida (frutos, oxígeno, etc.), de crecimiento, de firmeza o fortaleza. Además, es la fuente material con la que se confeccionan los libros. Los árboles son filtros para el viento fresco. Ese que notamos al ver moverse las hojas de los árboles, el que se siente más fresco bajo la sombra de uno. Ese viento que nos alivia el calor, elimina la incomodidad. Ese viento perfecto para comenzar a leer, recostados al árbol.
Otro origen del nombre pueden ser los propios vientos alisios. Los vientos del oeste, los que sentimos en nuestro país, van hacia el norte, mientras que los del norte, se dirigen al oeste, cerrando así el ciclo.
Este no es un análisis innecesario, puesto que esto se puede notar en el libro. El árbol de los vientos es un cuaderno cíclico, cerrado, en su estructura y en la filosofía que encierra. Inicia con el poema “Cuerpos caídos del cielo”, y una primera estrofa dice:
Escuchad la brisa del naciente astro
las cálidas brisas que despiertan todo
escuchad los vientos que se vuelven barcos
invisibles cuerpos que aúllan en coro
Esto no es coincidencia alguna. El autor nos habla del nacimiento (árbol=vida), el despertar, el inicio del viaje en barco impulsados por los vientos a través del libro. Viento que no vemos, pero podemos sentir gracias a la poesía de la imagen, que gracias al muy bien elegido y ejecutado recurso de la memoria emotiva podemos disfrutar en nuestra mente.
Como vimos, los vientos del oeste van hacia el norte. El cierre de la sección de los Vientos del Norte lo realiza un poema llamado “Cuerpos que ascienden” y un verso que reza:
Que llegue el viento del norte que se abran los caminos
Cierre perfecto para un libro, para un ciclo completo a nivel conceptual y literal.
Esta primera parte, la podríamos llamar por el nombre del libro, puesto que sus poemas, de un modo u otro, tratan sobre o alrededor del árbol, de la vegetación. Puesto que es casi imposible imaginar el disfrute del frescor del árbol sin ver el sol, la hierba, pensar en la siesta, en la perspectiva de la vista desde la base del árbol, sin soñar con el picnic.
Esta primera sección es un hermoso cuadro primaveral. Títulos como “Manos descansando sobre tus ojos”, “Cuerpos cerrados”, “Hierba salvaje”, “La retorcida rama”, “El pan amargo” y “El jardín que nadie visita”, nos muestra esto de lo que les explicaba. Sin embargo, los textos no son siempre lo que uno espera al leer estos títulos. El cuadro puede parecernos paradisíaco, pero no son siempre así el mensaje de los poemas. Podemos ver el dolor y el hambre en versos como:
Hoy los platos son espejos y la verdad se me esconde
como se ha escondido el miedo debajo de los manteles
Algo muy interesante es el uso de las referencias. El autor utiliza citas de otros autores, quienes también han escrito sobre los vientos. No obstante, emplea el recurso de intratextualidad y la autoreferencia, en aras de que, aunque cambiemos de zona/viento en el libro, sigamos ese hilo común que refuerza la unidad temática o estilística.
Una muestra de ello lo vemos en el final de la primera sección con los versos:
Este es el impaciente adiós de la ceniza
Al inicio y luego cierra con
otro jardín quemado que desprende vapores
Estos versos hacen las veces de puente conceptual o hilo conductor al título del primer poema de la segunda sección del libro Viento Oeste: “Pacto de ceniza”.
Este poema también nos habla de una búsqueda, quizás de ese jardín que nadie visita.
Junto a “Pacto de cenizas”, los demás títulos de este Viento nos adelanta cómo será la atmósfera de lo que leeremos. Me refiero a títulos como “Sepultando el rostro”, “Hasta que el blanco fluye”, “Desolada bruma blanca”, “Calles laterales”, “Fantasmas desnudos” y “Gestos íntimos”, el cual cierra esta sección y da paso a Viento Norte. Al igual que la primera transición, aunque menos evidente, Raúl Leyva vuelve a unir, de forma inteligente, una sección con otra. De este modo, aunque estén separadas, hay un hilo temático-conceptual que las une en un mismo sistema/libro/concepto.
Pero no es solo la estructura del libro lo interesante. En sus poemas, el autor se vale de las métricas más tradicionales de arte mayor, como el verso endecasílabo, hasta aquellos de dieciséis sílabas métricas. Entre ellas, algunas tan raras como los versos de quince.
Estos sonetos, asonantes, consonantes e incluso, de rimas blancas son pensados y colocados inteligentemente para que veamos con claridad a un autor que ha estudiado el soneto; pero también las figuras de dicción y la preceptiva. Leyva acude a estos recursos para otorgarle vida, profundidad, belleza y fuerza a su mensaje.
Hay un juego rico con el lenguaje en los poemas, incluso con la lengua. Raúl fuerza la sintaxis y el orden lógico de las oraciones para reforzar su idea y de ese modo, la rima. Un ejemplo de eso es la estrofa:
el blanco respirar florecido en la diáspora
un morboso silencio donde no existen puertas
ventanas claustrofobias y unas frías anécdotas
que me recuerdan todo sin esperar que vuelvas
De ese modo llegamos a lo que creo que es el fuerte del libro y que, por lo general, es de lo primero que se habla: ¿De qué trata el libro?
Al ser un libro de poemas, responder la pregunta es un tanto complicado, debido a que cada lector se va a apropiar de estos textos e interpretarlos a su modo; a adueñarse de ellos. Por esa razón, creo que es mejor explicar qué es lo que encontrarán en El árbol de los vientos.
A primera vista y lo hojean, notarán las citas de grandes escritores que, de un modo u otro han escrito sobre el viento, o sobre lo que escribió Raúl Leyva en el texto citado. Pero una vez que comenzamos a leer, nos encontramos con textos cargados de filosofía, de un pensamiento cuestionador: de la vida, la muerte, al engaño, la cobardía, el amor y, sobre todo, a la fe. En fin, a todo lo que nos hace humanos.
Y mientras borro todas las preguntas
y todos los inviernos y el derrumbe
y las ensoñaciones de tres puntas
sobre una lengua muerta que retumbe
en agua tan sagrada y tan podrida
que las moscas se alejen a un tópico
hay hombres que han planeado su partida
antes que Colón llegara el trópico.
Pero también notaremos, como en el ejemplo anterior, que hay un exquisito uso, primero, de la memoria emotiva y, segundo, de la búsqueda del color, el olor y el sabor en los textos. La búsqueda de una sinestesia que complete el ciclo, que el mensaje nos llegue a los cinco sentidos.
En los textos de El árbol de los vientos encontraremos cuadros renacentistas, clásicos, contemporáneos. Las luces, las sombras y los colores completarán esas escenas que nos son descritas y nos transportan a ríos, praderas, jardines, iglesias, etc.
El cuestionamiento y las posibles respuestas que nos brinda, o sugiere el autor, muchas veces vienen apoyadas o argumentadas con una fuerte carga emocional y, en otras ocasiones, de fe.
La presencia de un Dios es casi como la de un personaje recurrente. Y no solo Dios como sujeto, sino también las referencias a la fe, como las iglesias, los elementos sacros, la eternidad, referencias bíblicas, litúrgicas, el temor a Dios, la fe en la vida más allá de la muerte.
Esto también puede verse en el cómo se abre y se cierra el libro.
Hay otro elemento característico y que es, en mi opinión, lo que me llevo al leer El árbol de los vientos, y es la fuerza, la esperanza, la búsqueda de la belleza, allí donde menos una la imagina. Esto lo vi casi al finalizarlo y me hizo regresar y releerlo; ver las semillas que siempre estuvieron ahí plantadas en la semiología, en la corriente subterránea de sentido: en el propio título.
Tanto el árbol como los vientos son sinónimos de fuerza, permanencia, de esperanza; y eso se nos transmite en cada poema.
Ya he plantado fuertes vientos como el que planta semillas
como luces que se esparcen entre las sombras sin rumbo
ya es tiempo de que regreses en un renacer de lilas
El árbol de los vientos es, en resumen, un libro necesario, interesante, cómodo de leer. Es una colección de poemas inteligentes y estructurado de un modo muy bien pensado y aún mejor ejecutado. Cada verso cumple una función individual y colectiva. Este es un libro donde la forma, el cómo ha sido escrito, responde a una necesidad de contar, responde a un mensaje, a una voz que nos transmite fuerza, belleza y esperanza a través de imágenes originales. Aquí encontramos cuestionamientos filosóficos, éticos, religiosos y personales que bien podríamos habernos hecho con anterioridad, solo que nunca con tanta destreza y alarde con la pluma.
Zarza en la caverna de los sueños recobrados
El alemán Werner Herzog y su reducido equipo fueron verdaderos privilegiados cuando, en 2010, pudieron adentrarse en la cueva de Chauvet, descubierta en 1994 en el sudeste francés. Estaba cerrada al público para evitar su deterioro y proteger el endeble ecosistema cavernario, pero Herzog, uno de los grandes maestros del cine mundial, logró acceder cámara en mano, y ante sus ojos se abrieron, mostrando el esplendor con que fueron dibujadas por el hombre hace más de 30 mil años, muchas de las obras de arte más antiguas de la humanidad, creadas en el Paleolítico Superior. Aquella era una cápsula temporal perfecta: renacían, a punto de saltar, como si aún corrieran por el valle cercano: venados, osos, bisontes, mamuts, rinocerontes, jabalíes, antílopes, caballos y toros; sí, toros. El documental La cueva de los sueños olvidados es el resumen de esa inmersión de Herzog en Chauvet y en los inicios de arte.

Desde el comienzo de los tiempos el hombre imagina y sueña. Y en duermevela le asedian los enormes animales que intentó cazar o que ve, libres e imponentes, en selvas y llanuras. Animales feroces que hoy no existen y manadas que huyen en desbandada y que acabarían, como los bóvidos, domesticados. En las paredes y techos de las cuevas, o en abrigos rocosos, a la luz de la antorcha, el hombre del Paleolítico, nuestro antepasado, delineó con colores ese sueño y le dio vida al ser sensible. Tomó, así, trazos concretos la espiritualidad. Estas imágenes de artistas anónimos, en las que bueyes y caballos representan aproximadamente el sesenta por ciento de lo que se conoce, son recuerdos de sueños olvidados hace milenios, cuando el hombre, en el umbral de la noche, mientras observaba aquellas líneas perfectas que portan, incluso, el movimiento, pudo soñar a través de ellas con el embiste de los auténticos toros.
Con semejante embiste, el del toro libre y rebelde, Rafael Zarza irrumpió en el arte cubano con el tema taurino como estandarte. Su trabajo, con el empuje sincero de un animal brioso que no ha perdido la lozanía de los años mozos, sino al contrario, ganado en agilidad y perspicacia, en vigor, lo coloca entre los artistas más sagaces e irreverentes del arte contemporáneo insular, y además, uno los principales exponentes del grabado en Cuba, desde que en la década del 60 realizó Tauromanía, serie asociada al pop y a la impronta de Umberto Peña.
Bravíos y a punto de embestir; mansos o viriles; musculosos o esqueléticos; vivos o desollados; solitarios o en yuntas, libres o domesticados; líderes o en crucifixión; con cuernos agudos o mutilados; erotizados, provocadores y posmodernos; cargados de signos históricos, sociales y artísticos, los toros de Rafael Zarza han realizado un viaje al primer trazo, a la génesis; o sea, a las pinturas rupestres, al encuentro con los espíritus de Lascaux, Altamira y Chauvet, aquellos que portan aun el riesgo de la acometida inicial de estos «animales peligrosos» que le han permitido, mediante la apropiación y la cita, y también la ironía, reinterpretar creaciones y temas recurrentes en la historia del arte, que es la historia del hombre.

Estas piezas de Zarza —que no deja de ser un creador provocativo y lúcido, atrevido y lúdico, que revisita y se sumerge críticamente en nuestra realidad social y cultural—, nos reafirman su apuesta, a pesar de los riesgos, por el brioso empuje del animal de raza, que es también animal primitivo, estampa primaria reescrita y convertida en símbolo que rearma, irónicamente, como en un juego, con una línea de colores cálidos, primarios, que nos pone frente a un toro rebelde, ágil, un semental inhiesto y potente, listo para la embestida desde la pared de la caverna; y también al animal asechado por las flechas y los gritos de los seres humanos. Incluso, como en la cueva de Chauvet, el hombre incorpora elementos zoomorfos; es un «hombre animalizado» que cree en el poder que el toro representa y anhela lograr poseerlo.
Hoy estamos atrapados en la historia, pero aquellos primeros artistas, no. Zarza entró a la caverna y se sumergió con su luz en las profundidades de las galerías, entre las formaciones rocosas. Allí escuchó los primeros bramidos y vio surgir de las grietas a estos portentosos animales.

Werner Herzog salió de Chauvet alucinado y nos entregó uno de sus mejores documentales. Rafael Zarza salió de la caverna también asombrado y dejó allí, con las huellas de sus trazos en la piedra y para el diálogo con sus contemporáneos, a sus toros prístinos, sugerentes y bravos.
Palabras inaugurales de la exposición Pinturas rupestres, de Rafael Zarza, Premio Nacional de Artes Plásticas 2020, en la Sala Principal del Centro Provincial de Arte de Holguín, el 26 de octubre de 2023, como parte de la XXIX edición de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana.
No es solo otro congreso
o es solo otro congreso de la AHS, sino la oportunidad de abogar para que se llegue a un consenso en torno la necesidad de jerarquizar y establecer pautas en torno al arte joven en el país. La Asociación Hermanos Saíz se ha reunido y en ello existe la certeza de que hay una vanguardia articulada que requiere de los mecanismos para su posicionamiento. No solo se trata de dineros, ni del recurso o el respaldo de las instituciones. Los creadores son esa porción de la sociedad que no va a pedir permiso para expresarse y que hará su obra a contrapelo de lo que sea. Toca a las entidades entenderlo, crear espacios de diálogo y darles protagonismo a esas voces que pueden transformar las comunidades no solo en entornos en desarrollo material, sino con una proyección más allá de las limitaciones que nos impone el momento. La cultura no solo se trata de bellas artes, de manifestaciones de lo hermoso o lo trágico, sino que es todo aquello que actúa sobre el ser humano.
De manera que se trata de un terreno mucho mayor que la simple conceptualización de las cuestiones del arte. Y en eso la AHS posee todo un recorrido como organización que conoce las inquietudes de los jóvenes y sabe canalizarlas. Hoy se entiende la creación solo en el sentido de las presentaciones de teatro, de la literatura, de la pintura, pero en realidad el nuevo horizonte de las redes sociales y del cambio de paradigma ha hecho que todo se torne híbrido. Las distancias desaparecen y las instituciones que eran mecanismos de comunicación con el mundo, extensiones de la universalidad hasta lo concreto de nuestro contexto, se tornan en brazos inanimados que no alcanzan a poner en movimiento lo que se requiere en materia de promoción, de posicionamiento. Por ello, en el caso sobre todo de Cuba, se impone una revisión de lo que está pasando con el sistema de jerarquías de las artes y a partir de ahí trazar las acciones de la política cultural vigente. Uno de los elementos que más saltan en el proceso de análisis de las problemáticas de la cultura es que no hay una correspondencia entre los diagnósticos y el sistema de prevención y de programación de las actividades. Con contadas excepciones en la geografía nacional, está primando un toque de esnobismo y de importación que no mira con criticismo el tema del consumo. A la vez, los artistas del patio son llevados de la mano de estas pretensiones para poder subsistir en un ecosistema cada vez más marcado por las relaciones de mercado.
¿No es esto competencia de la AHS y de su congreso? Más que eso, tendría que haber una correspondencia entre los factores a nivel nacional para que desaparezcan los escollos que niegan la naturaleza de un decurso artístico necesitado de otra mirada. El papel de la crítica de arte, de los espacios de debate, la superación y el vínculo entre las instituciones y la gente; son cruciales en la manera en que se repiensa la cultura. La cuestión pasa por formas de entender no solo la creación sino la regulación de la conducta, el adecentamiento de los valores y la construcción de entornos de convivencia. Por ahí van los disparos de todo debate que se haga desde y para la cultura, sin demeritar las disquisiciones más concretas de cada sector.
La sociedad de los artistas no pertenece a la univocidad de sentido, sino que hay en su interior las frases más diversas y las esencias más dispares en torno a lo que debe ser la expresión humana, de ahí que sea necesario que los cubanos tengamos sentido de lo que allí se decide. No es solo un congreso, sino la manera en la cual miramos la construcción de sentido. Los creadores son a la vez que demiurgos de la realidad más hermosa, cocreadores de un sistema de apreciación de la vida y de las esencias sociales. Eso hace de los espacios de la AHS algo aún más trascendente, ya que no se niega que haya diversidad, sino que se la promueve y en tal sentido se hace una fortaleza en medio de las más duras condiciones de hoy. En el país no existe todo para que florezca un creador, de hecho, se atraviesa por un periodo de escasez de los mayores. Bienvenida la iniciativa que rescata las voces, que las reposiciona y les da el matiz necesario dentro del concierto de las polémicas en torno al arte y su papel.
Pudiera pensarse que es solo otro congreso para decir lo mismo o evaluar lo que se acordó y que no se ha llevado a cabo. Pero más que eso, la gente requiere verse las caras, concretar desconciertos, hacer de su vida algo más allá de la desazón. Los artistas poseen todas esas sinergias y donde estén harán de los espacios algo que no caída en las conformidades, en las enrarecidas aguas del desasosiego o la apatía. Más allá de reunirnos, los artistas que somos miembros de la AHS siempre podemos hacer las tormentas perfectas en torno a lo que somos y queremos ser. De ahí que no haya oportunidad menor, ni detalle que se salga del tiesto en estos quehaceres de la organización. Si en un sitio se es disconforme a la vez que trabajador y se hace por la cultura en su más amplio espectro ese es la Asociación Hermanos Saíz.
El congreso no va a arreglarlo todo, de hecho, no es el mecanismo idóneo ni único en tal sentido, pero resulta vital para que se concrete una parte de la utopía. La AHS es eso, a fin de cuentas, la imposibilidad de quedarse quieto en la realidad llana e inmóvil, la necesidad de ir más allá.
Entre la radio y la creación
Radialista porque se lo ha ganado a golpe de esfuerzo, sacrificio y vocación. Joven locutor, oficio que ama y defiende a ultranza, comunicador también en la emisora provincial Radio Guamá y presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Yusley Izquierdo Sierra posee todas esas responsabilidades y no puede separarse de una y otra.
Dicho así puede parecer sencillo, pero quizá solo él sabe el tiempo que le ha costado superarse, hacer entender que la locución es un arte que se estudia, se improvisa, se crea «porque al estar frente a un micrófono se interpreta lo que otro escribió y hay que ponerle intencionalidad; se trata de hacer un ejercicio, y es también parte de un proceso de creación a partir de líneas e ideas que uno se arma».
Así empieza esta conversación en la que Yusley explica que llegó a la AHS por la radio, por eso cada una forma parte de su vida. «Mi primer vínculo con la Asociación fue por el concurso nacional de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam, al que asistí por primera vez en 2008. Después participé más de diez años seguidos», cuenta.
Con más de 15 años de experiencia en Radio Guamá explica este joven que los inicios fueron complicados. «Empecé como colaborador en Toque Joven, un proyecto que vinculaba a un grupo de jóvenes con deseos de aprender y hacer radio. Otra escuela fue la revista informativa En torno a, en la que estuve varios años, de seis a ocho de la mañana.
«En los informativos se aprende mucho, uno interactúa con los periodistas en vivo. Fue una etapa que me aportó, sobre todo, para otro tipo de coberturas que vendrían después, en las que uno era el puente entre el oyente y el periodista, entre el periodista y la cabina central».
Pero no siempre Yusley trabajó en la radio, aunque asistió a las clases de locución y empezó con Toque Joven cuando aún cumplía el servicio militar. En 11no. grado había decidido ser trabajador social.
Por eso, recuerda con agrado sus días en el reparto Celso Maragoto y en las prisiones. «Es una etapa que guardo con esmero. Aprendí, para la vida, que las personas pueden cometer un error, y eso no significa que sean malas ni el último eslabón de la sociedad».
De esa época atesora el tiempo que atendió desde la Dirección Municipal de Trabajadores Sociales el programa de personas con necesidades especiales, fundamentalmente los postrados, para quienes había que colegiar los módulos que se les entregaba. «Se trabajaba en conjunto con Comercio y Salud, y era un proceso largo, lleno de trámites burocráticos, pero de mucha sensibilidad».
En 2008 su vida cambió. Decidió irse a la radio a la vez que cursaba, en la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río, la carrera de Comunicación Social, de la que se graduó en 2013. «Yo no sabía bien qué cosa era, pero me parecía que tenía que ver con los medios. Al concluir los estudios se crea la plaza de especialista de Comunicación en Radio Guamá.
«Entonces nos dimos a la tarea de hacer los manuales, insistimos en ver el medio como una institución con sus públicos, que forma parte de un sistema de medios. Y ha sido difícil, porque todavía no todos comprenden que la comunicación es un proceso transversal, y una emisora de radio no hace más que producción comunicativa en sí. La comunicación institucional no puede ir aislada de los procesos de gestión editorial», afirmó.
Desafíos del arte joven
Gracias a esa escuela que ha sido la radio para Yusley llegó también la AHS, de la que es su presidente en Vueltabajo desde el año pasado. En ese empeño de vincular radio, arte, juventud y creación, recientemente salió a la luz Cuentos de la abuela, un audiolibro disponible en la tienda Apklis, fruto del financiamiento de la beca de creación El reino de este mundo.
La idea original recayó en Yusley, quien se apoyó en otros profesionales, como ilustradores y programadores, en tanto contó con la maestría y experiencia de Nersys Felipe, escritora vueltabajera, premio nacional de Literatura y de Radio, para grabar cinco cuentos del libro Solo un humito, de su autoría.
La idea era vincular la literatura y la radio a las nuevas tecnologías. La narración en este caso fue de lujo. Es la AHS la que en los últimos tiempos demanda más horas de su día. «Esta es una asociación que, a su juicio, tiene que repensarse en el contexto del congreso.
«Pinar del Río tiene la particularidad de ser la tierra de los Hermanos Saíz. Son de Cuba, pero son nuestros, y eso impone un compromiso y defensa de lo que significa», expresó Izquierdo Sierra, y al referirse a la Asociación en Vueltabajo dijo: «La AHS aquí tiene retos tremendos, hablamos de una provincia en la que la enseñanza artística es muy reducida. Hoy no hay una academia de artes visuales, no hay una formación audiovisual, no se forman periodistas.
«Pasa también con las artes escénicas, y ocurre con el ballet, lo cual es, sin dudas, uno de los reclamos más fuertes desde la asamblea provincial y también de la Uneac, por toda la historia de esta manifestación en el territorio, por lo que ha aportado al Ballet Nacional de Cuba el municipio de Mantua y esta provincia propiamente», acotó el presidente en Pinar y recientemente elegido miembro de la dirección nacional de la AHS.
«Para todo ello hay que ir a La Habana —continuó—, optar por las escasas plazas, y entonces son pocos los que regresan, porque estamos muy cerca y en la capital hay otros atractivos. Lo que podría ser nuestra membresía se ve disminuida por este motivo. Está también la crisis migratoria y la AHS no escapa de ella.
«Tenemos asociados fuera del país por contratos de trabajo; y están los que siendo asociados y viviendo en Cuba han tenido que escoger entre desarrollar su obra o poner un plato en la mesa. Y así los hay pintando
almendrones para vender en la feria, trabajando en una mipyme, vendiendo cosas. Las dinámicas de la vida hacen que ese artista reste tiempo a su creación y a la vez se aleje de la propia Asociación», reconoce el joven radialista.
«El funcionamiento tiene que reacomodarse, señaló. La AHS tiene que crear oportunidades que sean exclusivas para sus miembros. Porque esta es una organización de vanguardia y es necesario que el artista sienta rigor para entrar, pero también que la AHS le ofrece oportunidades y que eso se revierta en los procesos de creación».
Un espacio de creación colectiva
Yusley entiende que la AHS es gremial, no suplanta lo institucional, pero, por ejemplo, precisa, los finaciamientos para becas podrían ser más atractivos y exclusivos para los asociados.
«La máxima tiene que ser apostar por proyectos en los que se vinculen varias manifestaciones; crear espacios para intercambiar, confrontar, y ese es un reto también para la Casa del Joven Creador, que tiene que ser un espacio plural, para todos».
Acotó el joven que hay que ir a las esencias de la AHS, «que no es una empresa comercializadora ni una agencia de representación artística, y tiene que volcarse a la promoción de sus miembros».
Y sobre estos temas, acota, se habló en el congreso: «Era una cita necesaria, en la que quedó claro que hay una vanguardia que quiere seguir creando en Cuba, y que todos los días se sobrepone a dificultades e incomprensiones. Se hace necesario un diálogo más franco y permanente con las instituciones, porque esa vanguardia artística y literaria busca las motivaciones para su obra y quiere aportar a la espiritualidad de la gente».
Hace una última acotación sobre la radio. «Es un medio subvalorado, al que no se le reconocen todas sus potencialidades, por eso El derecho de soñar, la novela cubana que se transmite en estos momentos, es un acto de justicia con ella, con el dramatizado radial, que algún día tendrá que ser reconocido como patrimonio de la nación.
«Cuando estamos bajo los embates de un ciclón, cuando se pierden los datos móviles e internet, cuando no hay electricidad, la radio sigue ahí, acompañando a sus oyentes, transformando una revista musical en una informativa. Solo ella tiene la capacidad para crear esa magia».
Herejías del arte joven cubano
El libro Camino de herejías, de Yasel Toledo Garnache (Ediciones La Luz, 2023) fija de la manera más contundente la posición de los jóvenes artistas, escritores, investigadores y críticos de Cuba frente a los desafíos de la creación y de la historia. El texto recoge informaciones e interpretaciones valiosas para comprender la cultura cubana y para crear y gestar desde las oportunidades que ofrece la Asociación Hermanos Saíz a la juventud.
En las páginas de esta obra el lector podrá servirse de un sustancioso preámbulo o introducción titulada «La fuerza del arte y la pasión» que lo adentra en los objetivos de la organización, la génesis y los protagonistas, el sistema de soportes materiales y organizativos para la creación, el legado ético y artístico de los hermanos Luis y Sergio Saíz. La segunda, tercera y cuarta parte se encargan, respectivamente, de atesorar «Testimonios desde la pasión», «Debates y sueños» y «Maestros de juventudes», secciones que reúnen entrevistas a los presidentes anteriores de la asociación, resúmenes de congresos e inspiradores nombres y méritos. En las entrevistas van aflorando de modo entretejido y balanceado los hechos de la vida artística que distinguen la labor creativa de los entrevistados y se exponen sus anhelos y propuestas renovadoras.
Camino de herejías rescata del olvido una especie de manifiesto redactado por Jorge Luis Sánchez y nombrado nada más y nada menos que «Pensamiento AHS», el cual propone un grupo de principios sobre el arte, sus funciones y la libertad creadora, con energía y yuxtaposiciones de tono vanguardista. Tal manifiesto no es poca cosa y realmente establece una fortaleza de espíritu frente a los abismos y burocratismos, se vuelve un mapa perfecto para la mirada, el acto y la rotura de posibles laberintos. Si la cultura cubana no vive tiempos grises a pesar de los pesares, los nuevos burócratas y sus aspirantes sustitutos, es gracias a hechos emancipadores como el aludido texto del destacado cineasta y la misma obra de Yasel Toledo Garnache a la cual se refieren estas pocas palabras.

La política cultural de la revolución cubana queda mejor codificada en Camino de herejías que en la mayoría de las obras especializadas, propagandísticas, políticas o jurídicas que la abordan, sobre todo el asunto de la libertad creadora, literalmente sin límites tanto en la forma como en el contenido, en la actual situación histórica de Cuba. Ello lo logra con los hechos y declaraciones individuales y colectivos que registra. Los cubanos estamos llamados por la razón, que nace de la vida, a desplegar una gran ofensiva para el desarrollo de la economía sin sacrificar los ascensos a las cumbres artísticas; recientemente presentado y obsequiado en el IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, Camino de herejías es una lucidez alcanzada, un poderoso acicate para más altas metas.
La AHS constantemente nos enamora
Díaz-Canel en el Congreso de la AHS: «Pongámonos a amar a Cuba»
«Pongámonos a amar a Cuba en momentos tan difíciles como estos», convocó hoy Miguel Díaz- Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Los mayores aportes de la AHS son ayudar a buscar ese pensamiento crítico para encontrar soluciones, defender la espiritualidad, precisó el mandatario cubano ante más de un centenar de creadores, representantes de todas las provincias y manifestaciones artísticas.
«Estos tiempos no son duros porque hay Revolución en Cuba, sino porque el imperio no quiere que haya», apuntó.
Instó a aportar contra la colonización cultural que trata de imponer el capitalismo en la mayor de las Antillas; porque se trata «de una colonización colonial, capitalista y neoliberal», añadió.
«Hoy más que nunca es imperativo la unidad, y la quieren fracturar», señaló Díaz-Canel.
Tras un debate en el que se enfatizó el rol de la organización en estar a la altura de estos tiempos, desde el quehacer de cada integrante, el mandatario cubano llamó a trabajar más en las comunidades como vía para resolver una parte importante de los problemas de la nación.
«Ustedes representan genuinamente a un sector de vanguardia artística, que son nuestros jóvenes», consideró luego de un debate que calificó como crítico, comprometido y aportador.
Exhortó, asimismo, a defender la identidad nacional, sin dejar de reconocer lo que puede aportar el mundo en materia de ciencia, arte, innovación, nuevas tecnologías, entre otros.
Instó a la formación del pensamiento crítico en las primera edades, desde el seno familiar, las comunidades y las escuelas; que sea capaz de discernir lo que vale, emancipa y enaltece.
Destacó que la mejor atención a la AHS radica en el apoyo institucional, en conceder espacios para crear y participar; «con menos financiamiento cómo somos creativos, y debemos seguir el debate en ese sentido con las instituciones, no solo las culturales «, dijo.
El periodista y escritor Yasel Toledo Garnache resultó electo presidente de la AHS para los próximos cinco años, periodo que el joven aseveró se trata de una oportunidad de ser útiles a la sociedad cubana.
También, como vicepresidentas, fueron elegidas por votación, Ana Irma Pérez Pereyó, Gemay Castillo López, y Santa Massiel Rueda Moreno.
Otros nuevos miembros de la presidencia nacional son Leivan García Valle, Yusley Izquierdo Sierra, Elizabeth Casanova Castillo, Claudio Pérez Sordo, Armando Ruiz Olivera, Yanetsy Ariste Pita, Juan Edilberto Sosa Torres, Brian Pablo González Lleonart y Marcos David Fernández Brunet.
AHS: estar a la altura de este tiempo
Estar a la altura de este tiempo constituye el principal desafío que hoy tiene la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y para ello la preservación de la cultura cubana es prioridad, coincidieron hoy los delegados al IV Congreso de esa organización en la sesión final, efectuada en el Palacio de Convenciones de La Habana.
En la clausura, a la que asistió Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Yusley Izquierdo Sierra, realizador radial y presidente de la AHS en Pinar del Río, aseguró que pese a las insatisfacciones que puedan tener con la organización, han demostrado madurez en los momentos más complejos.
La realidad económica de Cuba nos lleva todos los días a pensar cómo seguir haciendo, por más imposible que parezca; pero nuestras casas del Joven Creador no han cerrado sus puertas y hemos aportado a la espiritualidad del pueblo cubano, indicó Izquierdo Sierra.
Estos tiempos reclaman unidad de cada institución, porque la cultura es una sola, y no deben primar criterios económicos sobre propuestas de calidad, apuntó.
Abordó, asimismo, la necesidad de acercar la ciencia a los procesos artísticos y culturales, con estudios que permitan conocer mejor a los públicos; y si en realidad estamos poniendo los presupuestos en los lugares donde son más necesarios, dijo.
Todo esfuerzo que se haga es válido para que los jóvenes sintamos que es posible concretar nuestros sueños en Cuba, precisó Izquierdo Sierra.
Para Eduardo Pinto, de Santiago de Cuba, la colonización cultural es un proceso que va más allá de la cultura y se centra en cambiar hábitos de vida.
Por eso nuestras programaciones tienen que estar dirigidas a ofrecer productos culturales autóctonos; y hay potencial en la cultura cubana para enfrentar eso y ofrecerles símbolos culturales propios a los jóvenes, refirió.
Asiste Díaz-Canel a clausura del IV Congreso de la AHS
Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente de la República, asiste hoy a la clausura del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el Palacio de Convenciones, de esta capital.
Acompañado por Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de organización del Comité Central del PCC; Inés María Chapman, vice primera ministra; entre otros; participa en una cita que ha convocado a más de un centenar de delegados representantes de todas las provincias y manifestaciones artísticas, quienes han dialogado sobre la creación artística en el contexto actual y los desafíos de la joven vanguardia.
Durante la mañana, los debates en seis comisiones de trabajo giraron en torno al quehacer de la organización, el panorama cultural del país y la sociedad de manera general.
La cita, con el lema «Únete al reto», pretende convertirse en un espacio de transformación para revolucionar el arte joven, todo en favor de una mejor nación.
Este domingo, en la jornada inicial del Congreso, los delegados aprobaron las modificaciones a los estatutos y votaron por la dirección nacional.
Asimismo, la Biblioteca Nacional acogió la presentación del libro Camino de herejías, del escritor y periodista Yasel Toledo Garnache, que cuenta la historia de la AHS a partir de entrevistas a sus presidentes, un resumen de los tres congresos anteriores, una referencia a la obra literaria de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca y la relación de todos los maestros de juventudes de la organización.