Desde que el lienzo es la piel

Desde que el lienzo es la piel para varios artistas del tatuaje, y se reúnen en el patio de la Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz de Ciego de Ávila, la ciudad parece respirar otros aires.

Concebida como una jornada intensa donde se reúnen alrededor de 16 tatuadores jóvenes y otros con más experiencia, Cuando el lienzo es piel, en su edición número cuatro, gana en organización y presencia.

Si bien los artistas agradecen la acogida y el interés que ofrece la AHS para con este arte milenario, se va haciendo necesario organizarlo de manera que abarque más días y otros espacios. Porque la casa, en este 2024, parece quedarse chiquita.

Y cuando se apagan las luces y se marcha el último de los tatuadores, el espacio es como un campo de batalla. “Habíamos concebido inicialmente la participación de veinte artistas, pero a última hora no pudieron estar todos”, aclara al Portal del Arte Joven Cubano Yoandry Chamorro Belén, vicepresidente de la AHS avileña y quien estuvo al frente de la actividad.

Y es que para muchos en la Isla, el tatuaje ha dejado de ser un tema tabú, y ha echado a un lado el estigma maldito que tenía. Ahora es más que arte, con su oficio y calidad estética.

Por eso la AHS se interesa tanto en que los artistas invitados al certamen se propongan crear obras diferentes, con cierto aire renovador y una búsqueda de talentos para acercarlos a esta organización.

A manera de cierre, el evento tiene su momento de entrega de premios en donde la AHS hace hincapié en que no solo medie la calidad del tatuaje, sino, también, el concepto en todas sus extensiones.

Milena López Obregón es laureada como la mejor tatuadora novata, mientras que Hiram Rodríguez Coello y Alejandro Vigo Pereda obtienen el segundo y el tercer lugar, respectivamente; Devis Díaz Abreu gana una mención.

En la categoría de los veteranos, Andrés Luciano García se alza con el primer premio, seguido por Omar Gazmuri Mendoza (segundo lugar), César Alejandro Colina Fuentes (tercero) y Leodany Castellón Hernández (mención).

Insertado en la jornada Calidoscopio que comenzara el día antes con la lectura poética, Memoria del cuerpo; la actuación del circo Haliom, y el concierto de trova de Lixiel María Riveron de Camagüey, la convención es el colofón del modo verano activado en todo el país desde el mes de julio.

Con la descarga de música electrónica, a cargo del DJ Wall, de Santa Clara, la jornada cerró por todo lo alto y, una vez más, el público disfrutó de las propuestas que desde la AHS se producen.


Por lienzo, la piel

Con el fin de visibilizar el quehacer de los jóvenes tatuadores del terruño, tuvo lugar este sábado en Ciego de Ávila la Convención de Tatuajes “Cuando el lienzo es piel”, evento que en esta reedición agrupó a 20 artistas del dibujo corporal provenientes de distintos municipios avileños.

 

El encuentro, desarrollado en la Casa del Joven Creador, tuvo por primera vez un carácter competitivo, fruto del interés que suscita esta manifestación cultural en las nuevas generaciones y también gracias al apoyo de la Asociación Hermanos Saíz, explicó a Invasor Yoandry Chamorro Belén, vicepresidente provincial de este movimiento juvenil.

Andrés Luciano García Guante, quien lleva casi ocho años como tatuador, es uno de los jóvenes que organizaron la convención. Desde su experiencia, valora positivamente la existencia de estos espacios, en los que cada creador puede exponer lo mejor de su arte.

 

“Pienso que aún se ve nuestro trabajo como una simple moda, como un arte secundario, y algunas veces ni siquiera se reconoce que el tatuador también es un artista. A mi modo de ver, todavía nos queda un largo camino para que el tatuaje tenga en Cuba el mismo prestigio que posee en otros países”, señaló Andrés.

tatuajes

Para premiar los mejores tatuajes, se establecieron dos categorías: novato y veterano. Milena López Obregón fue reconocida como la mejor tatuadora novata, mientras que Hiram Rodríguez Coello y Alejandro Vigo Pereda obtuvieron el segundo y el tercer lugares, respectivamente, y Devis Díaz Abreu ganó una mención.

En la categoría de los veteranos, Andrés Luciano García se alzó con el primer premio, seguido por Omar Gazmuri Mendoza (segundo lugar), César Alejandro Colina Fuentes (tercero) y Leodany Castellón Hernández (mención).


ʺEsto fue un antes y un después para míʺ

Esta conversación fue hecha vía WhatsApp en dos partes, en dos momentos, en dos contextos, en dos circunstancias bien diferentes. Pudiera haberla desechado pero saber de cerca los sentimientos de gratitud de mi entrevistado; es de los regocijos que me impulsó a someterla a consideración de quien me lea. Cuando conocí a su protagonista, pude percibir un brillo bien notable en sus ojos de aventurero…

Rey David Carbonell Manzano tiene 25 años y ya cuenta con un amplio currículo como productor, actor, bailarín, regisseur y coreógrafo. Reyis o Rey Carbonell (como se ha dado a conocer en el mundo artístico) es un santiaguero, a quien le apasiona la danza, la animación de espectáculos, la locución y ha incursionado en proyectos teatrales desde el movimiento de artistas aficionados. Recordar su llegada a La Habana e integrarse con otros jóvenes con intereses artísticos similares es de lo que me cuenta… 

Parte I. La Habana, Cuba.

  • …venía con un maletín lleno de sueños y aspiraciones como artista tras la terrible situación generada por la pandemia COVID 19.

Para mi dicha las puertas del proyecto Naufragio Projekt siempre están abiertas al arte y a los artistas que deseen ser parte de la tripulación. Hay dos momentos claves para mí en este proceso que, sin lugar a dudas, ha sido un suceso de crecimiento y descubrimiento de formas y maneras de analizar la violencia hacia la mujer, aprender incluso como se autoviolenta la masculinidad a partir de esos mismos actos en contra de las mujeres.

Llegué durante la proximidad del estreno de la obra “Interrogatorio” en la cual tuve el placer de trabajar y aportar como parte del equipo de formación técnico artístico. Una obra bastante impactante gracias a su trama haciendo referencia, entre otros aspectos, a la violencia ejercida hacia la mujer. Y el otro momento fue cuando se nos dio la posibilidad de trabajar con los textos de la Antología ʺEl eco de las vocesʺ entregado a Naufragio para su desarrollo en función  de la jornada por los 16 días de activismo en el año 2022.

¿Cómo viviste ese proceso?

Puedo asegurarte que desde las primeras lecturas todo el equipo se sintió identificado y correspondido porque de cierta manera todos estamos cerca de la violencia de género y las desigualdades. Todos somos víctimas o hemos sido víctimas, de formaciones patriarcales y misóginas heredadas desde tiempos remotos y que con la sensibilidad de la tinta en las hojas de esos libros nos hacían un llamado a seguir expandiendo la voz, y es así que surge ʺLontananzaʺ. Fue un desmontaje escénico que caló e impactó a sus primeros espectadores, a nosotros mismos, y de la misma forma me atrevo a decir a sus posteriores, o sea, al público.

Sin lugar a dudas esto fue un antes y un después para mi… no solo como artista, también como persona, como individuo. Sinceramente antes no pensaba en el por qué podía ser necesario analizar, por ejemplo, que mis hijos o los hijos varones de otros jueguen con muñecas, antes no pensaba en esa explicación, ahora lo veo  tan importante…  Antes no pensaba en cuántos oficios podían estar clasificados por asignación al sexo biológico, ahora entiendo la necesidad de explicarle a mis descendientes el valor de ser lo que ellos quieran y ser felices sin importar los límites que vean los demás ante la sociedad.

Juntarte es un proyecto que tiene como beneficiarios a artistas jóvenes de las artes escénicas. Enfoca el teatro y la danza y me comentabas de tu acercamiento a esta última. ¿Consideras que como proceso te ha ofrecido algún aporte? ¿Hay algún elemento a considerar o resaltar para la propia evaluación del proceso?

La danza como toda expresión artística requiere de inspiración para su evolución, es un proceso que nace y se transmite en varias partes. Trabajar directamente temas como estos de violencia hacia la mujer en la mayor parte de los procesos que experimentamos fue un reto total ya que éramos casi todos varones y para colmo el mayor peso danzario lo tenían precisamente los hombres en la escena. Las chicas también tenían sus evoluciones danzarias pero en menor medida. Llevar entonces estas historias para contar también desde la danza conllevaba a que se pensara bien cada movimiento, cada combinación, cada elemento en uso en función de no distorsionar el mensaje y jugar con todo el equilibrio de la obra teatral. Lo mejor de todo y creo que fue lo que nos ayudó es que la dirección del proceso, a pesar de que sabía lo que quería, nos dejaba crear y sugerir sin límites; aunque como siempre marcando bien las pautas de a dónde y cómo se tenía que llevar. Las coreografías se construyeron entre todos y la parte trabajosa fue el regisseurato ya que constantemente caminábamos hacia la evolución y los cambios eran constantes.

He podido verte como coreógrafo y lo que más me llama la atención es el rigor que llevas en ese rol.

  • Ay profe, no me diga eso (ríe). ¿Qué va a pensar la gente de mí?

¡Pero qué manía de decirme profe! No lo veas como malo, da idea de tu manera de asumir los procesos de montaje, algo que aplaudo.

Mira, como coreógrafo mi reto fue llevar los diferentes estilos de los bailarines y actores lo más uniforme posible sin que perdieran su esencia individual porque eso aportó mucho. Ver en cada uno su propia expresión evolucionada, algunos desde su masculinidad, otros desde sus movimientos trabajados por técnicas de danza e incluso desde sus expresiones femeninas naturales, ser libres a la hora de bailar, para mí es la mayor belleza en la escena. Y por ahí voy.

Ahí nos intercambiamos stickers de aprobación y comencé a revisar y archivar nuestra conversación que tuvo un proceso de edición. Al pasar esa noche, le envié mi ʺartículoʺ y no tuve respuesta inmediata. Luego me enteré de la razón…

No está, se fue…

Supe que Rey viajó y ahora la distancia que nos separa es de más de 3000 km, tenemos una hora de diferencia pero se retoma la conversación… Me hace un audio anunciando que está algo ocupado; pero me irá respondiendo según pueda. Intento escribir rápido para aprovechar el tiempo de ambos…

[10:46 a.m.] Yoa: Hoy tu realidad es otra. Pero los posibles aprendizajes más allá de lo artístico imagino sean los mismos. ¿Crees que puedan influir en esta nueva etapa? Si hay algo que quieras o todo lo que quieras o que puedas compartir del tema… La migración es una realidad de la que también quiero y se debe hablar. Sería como la voz de los que hoy no están pero reconocen que el proceso les fue útil o algo les aportó.

[3:25 p.m.] Rey Carbonell: Si Yoa, a pesar de que la vida nos cambia de lugar llevamos siempre en la maleta todo lo vivido y lo aprendido. Incluso creo que es eso lo que nos ayuda a seguir adaptables y resilientes, es precisamente lo que aprendemos, lo que nos permite seguir creciendo. Desde un nuevo lugar podemos, incluso, valorar más aquello que se nos fue otorgado. Desde niño el arte ha sido mi refugio sin importar dónde esté, y ahorita mismo como se dice aquí en Perú, es mi mayor refugio tanto en mi mente con mis memorias, como en mis aspiraciones de seguir haciendo arte.

[3:42 p.m.] Rey Carbonell: Todo el tiempo junto a Juntarte fue una constante escuela a la conciencia, la posibilidad de aprender y disfrutar del arte al mismo tiempo de estar inmersos en procesos que sabíamos que podían cambiar vidas, de los artistas involucrados, de nuestros familiares, del público,de nuestros futuros alumnos. Ser partícipes de eventos donde las lágrimas de los espectadores corren por la identificación con los temas y recordar que nosotros mismos tuvimos en algún momento esas mismas lágrimas por la IDENTIFICACIÓN tras leer los temas de las obras con las que trabajábamos o los objetivos de las diferentes actividades enfocadas a la diversidad desde muchos aspectos, esos son aprendizajes que me ayudaron.

(Esto que sigue puede parecer gracioso pero no lo es) Cuando decidí irme de Cuba tenía varios destinos; pero la razón que más me movía era reencontrarme con alguien muy importante para mí en mi plano personal, que ya se había ido desde hace ocho meses a un lugar donde precisamente el racismo y la xenofobia eran (o son) temas candentes hoy día en su sociedad, incluso la homofobia. Naturalmente soy extrovertido, muy extrovertido y negar mi identidad nunca ha sido parte de mi vida y no deseo que así sea, tal vez la vida me exija por un tiempo ser «reservado» o usar las herramientas aprendidas en NAUFRAGIO PROJEKT gracias al proyecto JUNTARTE y usar el arte para aportar mi granito de arena al movimiento internacional de lucha por la igualdad y el respeto a la diversidad. Diciéndolo así, estoy seguro que sí y de las dos opciones que veo, me quedo con seguir llevando lo que aprendí con Juntarte.

[10:49 p.m.] Yoa: Disculpa el tiempo, es que la vida está agitada, trabajo en ello. Casi llegando a las cuatro cuartillas.

[10:50 p.m.] Rey Carbonell: Ay, ay, ay. No me dí cuenta. Es que escribo como hablo. Y se me va.

[10:50 p.m.] Yoa: Tranquilo. Si no llego aún. Tú habla. Yo edito. Eso es bueno. No te preocupes. Mejor que me sobre. Ya estoy en ello. Mil gracias.

[10:54 p.m.] Rey Carbonell: A ti.

¡Y, bueno, parece que funcionó!


En el ruido, el silencio (y al revés)

En 1949 George Orwell describió una sociedad en la que el estado poseía el control casi total sobre la población. No existían ni resquicios para la intimidad personal: la individualidad era abolida y lo privado era terreno de lo colectivo, incluso de lo político. Son las páginas de la novela distópica 1984: «En cada descansillo, frente a la puerta del ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos le siguen a uno adondequiera que esté. “El Gran Hermano te vigila”, decían las palabras al pie».

Foto: Roberto Carlos García Ramos

Ese ojo omnipresente que en obra de Orwell —libro que sabemos le interesa de forma particular a Cristhian Escalona Herrera— no solo mira, sino controla y ejecuta, ha ido mutando en formas que son, en su esencia, las mismas. Hoy la utilización de la inteligencia artificial (IA) para la vigilancia y el control social se está convirtiendo, cada vez más, en un fenómeno de alcance global. Pero antes de ella, en un mundo tan interconectado que sobrepasa lo que el visionario Marshall MacLuhan definió como la «galaxia Gutenberg»—donde describía que los cambios sociales resultan el efecto que las nuevas tecnologías ejercen sobre el orden de nuestras vidas—,ya las tecnologías controlaban, con particular eficiencia, muchos aspectos de la cotidianidad. La «aldea global» de MacLuhan anunciaría la globalización y, al mismo tiempo, parece definir las bases de la actual sociedad de la información (y del «espectáculo», del minuto —no aquellos15 de Andy Warhol— de fama online).

El hombre contemporáneo es un perenne «consumidor» de lo virtual. A Cristhian Escalona le preocupan los alcances de esa virtualidad y cómo la influencia de la tecnología, la vigilancia y la centralización están presentes en nuestra vida, modificándola al punto de preguntarnos qué es la realidad. ¿Cuánto podemos alterarla y cuánto nos modifica? Él es un joven artista del siglo XXI, nacido a la par del avance de píxeles y algoritmos, de las redes sociales y las plataformas digitales, del mundo «encapsulado» en un dispositivo móvil abierto, como el aleph borgeano, al infinito de posibilidades; pero también del constante procesamiento y análisis de datos, de sistemas de identificación biométrica, de «nuevas sensibilidades» que moldean lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo no permitido, de fake news, de monitoreo y vigilancia, de cámaras y drones, de lo digital como arma política. Por eso, en esta invitación a reflexionar sobre cómo estos elementos moldean nuestra percepción del entorno, que al mismo tiempo es nuestra vida, Cristhian parte del ruido y del silencio como metáforas de lo que se visibiliza y lo que no, de las formas y los límites de lo real.

Foto: Roberto Carlos García Ramos

Sus obras digitales en 3D no dejan de cuestionarse la vigilancia y el control en la sociedad moderna (y al mismo tiempo, el poder y el consumo). Las fotografías de Cristhian Escalona Herrera son una invitación a reflexionar sobre el equilibrio entre la seguridad y la privacidad, y cómo nuestra libertad individual puede verse afectada por esa vigilancia (como pantallas orwellianas intentando transformar, cual distopía, la forma en que entendemos la realidad). Así utiliza elementos que coexisten, se funden y dialogan para establecer vínculos con una sociedad que cree hipertecnológica y sobresaturada. Más que respuestas, Cristhian nos invita a participar en sus cuestionamientos; por eso muestra el ruido y el silencio, lo visible y lo que no: él sabe que el control es una ilusión peligrosa y que la seguridad no es un fin, sino un medio.

 

Palabras de inauguración de la muestra personal «El ruido, el silencio», de Cristhian A. Escalona Herrera, inaugurada en el Hotel Arsenita, durante el XVIII Festival Internacional de Cine de Gibara, Holguín, del 6 al 10 de agosto de 2024.

 


Preparan exposición de tatuajes en Ciego de Ávila

Ciego de Ávila se alista para recibir la nueva edición de Cuando el lienzo es piel, exposición de tattoo que desde la Casa del Joven Creador aglutina a los jóvenes tatuadores del territorio.

En declaraciones para Invasor, Yoandris Chamorro Belén, vicepresidente de la AHS en la provincia, comparte, “esto estará sucediendo en el cierre del Modo Verano en nuestra casa. Será el 31, durante todo el día, la última de dos jornadas que hemos llamado Caleidoscopio, Un día de arte, a tenor de un evento creado por nuestra Miembro de Honor, Yoanys Soriano”.

Si bien es cierto que el 27 de abril de este mismo año, se realizó una pre edición de esta expo, Yoandris nos aclara, “aquello fue algo que hicimos a modo de preparación, y en una fecha conmemorativa. Para nada significaba que fuese el evento como tal. En esta oportunidad celebramos la cuarta edición del evento con alrededor de veinte tatuadores de esta ciudad que estarán exponiendo sus obras en las pieles de todos los que quieran hacerse un tatuaje”.

Para nadie es un secreto que el arte de tatuar y exponer el dibujo goza de aceptación y popularidad, y se ha convertido en fuente de empleo para muchos artistas que han de seguir un proceso riguroso para ser aceptados profesionalmente.

Vemos a muchísima gente, de disímiles generaciones, exhibiendo orondos sus tatuajes y marcándose fechas, rostros, nombres, con significados especiales. Atrás quedaron aquellos días en que tener un “dibujito” en la piel era una especie de pecado y motivo de desagrado para muchos.

La AHS en Ciego de Ávila aprovecha la exposición viviente para defender estas expresiones y crea espacios de charlas con especialistas y críticos de las artes visuales, con tal de sensibilizar, aún más, a aquellos que aún miran el tattoo con los ojos del pasado.

En estas jornadas, que arrancan el 30 a partir de las 10:00 AM, se pretende dar conciertos de música electrónica con el proyecto Lux, lecturas de poesía y narrativa, habrá guiñol y otras sorpresas para el disfrute de todos.


Cosme Proenza en un juego enorme con el tiempo

Mi primer encuentro con la obra de Cosme Proenza —y creo que también el de parte de mi generación— estuvo marcado por eso que Walter Benjamin definió, en su conocido ensayo, como la “reproductividad técnica”. Las obras de Cosme nos llegaban en fotos, en reproducciones, en imágenes que uno miraba absorto como se mira la maravilla… Resulta, cuando menos, curioso que haya sido así que muchos conocimos su obra antes de verla en una galería y comprobar la reafirmación de ese diálogo inicial, la constatación del prodigio, porque de similar manera, en los campos de su natal Santa Rita, el adolescente Cosme conoció “las obras maestras y los autores que la civilización occidental difundió como universales”. En las páginas de revistas como Carteles y Vanidades, y en los cursos por correspondencia de la Academia Interamericana, inició esta “educación sentimental” que le permitiría ir adentrándose en el uso del color, en las técnicas de dibujo, en el trabajo con el medio y la preparación del soporte; dándole forma a sus herramientas y a su vocación de pintor.

El libro sobre arte, como sabemos, está fuertemente ligado a su trabajo. Para el artista que aseguró que su obra es “pura investigación”, estos constituyeron los soportes básicos para esa investigación inicial que resultó ser la antesala de su inquietud “ante cuestiones como el sujeto, la historia, el Arte, los museos, las máquinas”: el arte y la imagen, la imagen y su reproductibilidad; lo que articuló el amplio discurso que atraviesa horizontalmente su obra. Ahora Cosme nos es devuelto en las páginas del libro Un juego enorme con el tiempo, entrevista realizada por la realizadora audiovisual Alejandra Rodríguez Segura, con la asesoría de Ángel San Juan, para aprehenderlo, para oírlo en cada palabra mientras leemos su testimonio, de similar manera a como él se adentró en esos años en el Bosco y Brueghel, en Da Vinci y en Miguel Ángel, en Velázquez y en Goya, en los impresionistas franceses… trazando un arco que va desde los tiempos del antiguo Bizancio hasta la modernidad, con artistas como Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Pollock, Morris Louis y Barnett Newman, años que coinciden en el ámbito internacional con el agotamiento de la abstracción. Leyéndolos y viéndolos, investigándolos y haciendo un ejercicio de análisis, viviéndolos… así fue conformando su obra. Es como si los ciclos continuaran abiertos siempre, en expansión… Es como si la permanencia de la tradición en la vanguardia no dejara de fluir, porque, justamente, la obra de Cosme Proenza no puede comprenderse sin esos principios que “tienen al menos quinientos años” y que, en su caso, acompañaron la intención de unir la tradición y la vanguardia, e investigar desde Holguín —el sitio donde quiso hacerlo— las capas y profundidades de la Historia del Arte Occidental, que integran la génesis de nuestra identidad.

CUBIERTA Un enorme juego con el tiempo. / Portada cortesía de Ediciones La Luz

Resulta interesante —y lo justifica su propia formación intelectual— como Cosme Proenza no partió de las raíces digamos que más inmediatas, las de su origen campesino y las de las vanguardias cubanas, sino que trabajó, estableciendo un diálogo fecundo, desde el análisis de la tradición, con lo más intelectual de la cultura de Occidente. Miró —sin utilizar este “discurso campesino” y desde una esfera pública proletaria— a la universalización del arte desde lo local y fue capaz, asimismo, de transformar estos contenidos a partir de una herencia medular, para devolver una historia otra sobre el arte de Occidente (sobre lo más canónico de este, la pintura), siendo —recordemos a Ortega y Gasset— un transeúnte por la historia del arte.

“No puedo citar a un grande si no puedo ni siquiera asomarme a un diálogo con él”, aseguró en el documental Cosme, un enorme juego con el tiempo, dirigido por Alejandra y al cual no podríamos separar del libro, pues resultó la génesis del proyecto editorial: si el documental fue un homenaje al amigo-artista que, en su Holguín natal, se sabía querido y admirado; el libro, al complementarlo, lo es también. Como dije entonces en las palabras de presentación, Cosme, un enorme juego con el tiempo es un autorretrato de Cosme, quien supo que además de su obra, que ha influido a varias generaciones, este documental sería como esa carta al mundo que lanzó la poeta Emily Dickinson: una carta-testimonio que permite acercarnos, curiosos y motivados también por la admiración, a momentos vitales de su vida: a la génesis y los caminos de un maestro. Por eso este es, sobre todo, un libro necesario y sincero, como sincera es la mirada de Cosme Proenza. Él mismo aseguró que “se es personal en la medida que se es sincero consigo mismo”, como aquel Martí de Jorge Arche que, con la mano en el pecho, le cautivó en su infancia. Este libro publicado por Ediciones La Luz, con edición de Luis Yuseff, corrección de Mariela Varona y diseño de cubierta e interiores de Robert Ráez, es otra carta lanzada al mundo. Aquí también Alejandra nos entrega otro autorretrato de Cosme pintado por Cosme, y por ella, junto con el equipo editorial de La Luz; luego de varios años de profusa investigación y trabajo, y con la humildad del orfebre, o del copista e iluminador que en el claustro medieval, a la luz de la vela, dejaba que la pluma creara maravillas insospechadas, misterios por imaginar. A todo ello —como amplios pórticos de luz que custodian la entrada a mundos que apenas vislumbrábamos, incluso quienes nos habíamos detenido un poco más en su quehacer— nos acerca un libro que, en su valor testimonial, resguarda la memoria de uno de nuestros grandes artífices, y que nos hace agradecer la dicha de haber vivido similar tiempo bajo el sol en la misma ciudad; incluso que podamos decir a nuestros hijos y nietos, con orgullo, que fuimos contemporáneos de Cosme Proenza.

Este libro —producto de largas conversaciones en la etapa de filmación y de disímiles complicidades que unieron (unen) a la directora y al pintor— complementa, como dije, el documental. Podríamos alternarlos y buscar la continuidad de ideas parar ampliar los temas. Este es un material de amplio valor, no solo para investigadores y artistas, sino para todo aquel cuya sensibilidad quede atrapada o rozada por la belleza, pues Cosme no creía en el posible agotamiento, en su devenir histórico, del sistema de valores plásticos establecido por el humanismo renacentista, pues confiaba en su continuidad y expansión, a través de la investigación, la apreciación y el acto creativo; y la fuerza de su plenitud humanista. “La belleza es imperdonablemente adhesiva, no hay manera de escapar de ella”, me comentó una vez.

Todo lo anteriormente escrito (y hasta el libro) es apenas una nota al pie en la obra de Cosme Proenza (como diría Severo Sarduy al comparar su literatura con la de José Lezama Lima): apenas unos apuntes a modo de agradecimiento, unos trazos inconexos, un leve rasguño, imperceptible, en esa roca que Sísifo de Corinto, desde tiempos inmemoriales, continúa levantando cuesta arriba en la empinada ladera; unas líneas que han tratado de estar en sintonía y diálogo con las investigaciones de Ángel San Juan que sirvieron de catálogo para Paralelos. Cosme Proenza: Historia y Tradición del Arte Occidental. Lo importante —y lo que nos muestra este libro, con su voz como interlocutor ideal— se encuentra en su obra plástica, luego de un trabajo de más de cinco décadas. Ese ha sido su rasguño en la roca, su manera, desde la tradición occidental, de convertir la utilidad en virtud; su manifiesto sobre tela. Una vez Cosme me dijo que “la ventaja de ser viejo es que eres como san Juan en el Apocalipsis, que ves desde más alto cada día”. Esta posibilidad nos permite volver, entre los hilos del tiempo, sobre lo pasado. Desde la altura de hoy, al lado de sus ángeles tutelares y de los maestros a los que tanto admiró y con los que dialogó a plenitud, y bajo el manto de la Virgen de la Caridad del Cobre, Cosme Proenza Almaguer nos acompaña, mientras se escucha la Sinfonía no. 4 de Johannes Brahms. Él siempre supo que “lo grande que tiene el arte es su capacidad de expansión” y que si algo podrá permanecer será su belleza divina y humana.


Abierta convocatoria al Salón de artes plásticas Guernica 2024

La filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia de Las Tunas convoca al Salón de artes plásticas Guernica 2024, evento que sucederá del 15 al 17 de agosto de este año.

Pueden participar los artistas visuales de todas las regiones del país menores de 35 años, sean o no miembros de la AHS. La temática es libre y se pueden presentar obras en todas las manifestaciones de las artes visuales, con preferencia bidimensionales.

Cada artista puede presentar un máximo de tres obras. El plazo de inscripción es hasta el próximo 5 de agosto a través del correo electrónico ahslastunas@gmail.com o a través del número de teléfono por Whatsapp 54-443972.

Se enviará una imagen de cada obra con resolución o calidad suficiente para poder valorarla en formato jpg con un peso de hasta cinco megas. Las obras se presentarán acompañadas de una ficha con los datos del autor y la pieza.

El jurado estará integrado por prestigiosas personalidades de las artes visuales, se entregarán tres premios principales consistentes en diplomas acreditativos, exposición personal en la Galería Guernica y un monto de 6.000, 3.000 y 2.000 pesos para el primer, segundo y tercer premios, en ese orden; se entregarán cuantas menciones el jurado considere necesarias y varios premios colaterales.

Luego del proceso de selección de las obras enviadas, se informará el resultado de la misma, para su recepción en la Casa del Joven Creador que radica en Lorenzo Ortiz, número 65, esquina Joaquín Agüero. La exposición principal del Salón Guernica se inaugurará el 16 de agosto de 2024.


Metáfora a la corporalidad

Hay que descolonizar el cuerpo de las almas de afuera, de las que uno no guarda debajo de la piel porque producen marcas no gratas.

La condición insular del cuerpo gravita como el fatalismo geográfico del alma que intenta ser libre. La carne se percibe como la limitación del espíritu en el error de confinar lo infinito. Nuestro cuerpo es la isla, el punto de contacto entre el alma y lo ajeno a ella. Este sujeto lírico -por suerte de fe- contiene multitudes, un reflejo a los misceláneos sujetos que llenan la zona de piel y crean el barroquismo que compone el alma. Representa un yo plural desde la cosmovisión del cuerpo que da Whitman1.

La isla -cuerpo- es la pasante melancolía de la libertad cuando el sujeto de “afuera” define el terruño del “yo” como causa primaria del ser. Cuando la otredad representa el punto de partida para definir tu cuerpo como isla. La insularidad del cuerpo desnudo demuestra la resistencia del espíritu hacia el miedo, hacia el tabú de lo “defectuosos”, visto como lo humanos dentro de la humanidad.

Desnudos llegamos al campo de batalla y el cuerpo es la trinchera de resistencia al otro desde el yo. Deberíamos representar el nicho de lo desigual y ver los detalles ajenos como las fortalezas de lo humano dentro de lo animal.

El límite del alma no es la carne, no existe en la caja. El cuerpo se transfigura en recipiente que organiza la grandeza de los seres danzantes; de las almas parlanchinas que no se atreven a andar sin la protección de la cáscara. El cuerpo es el territorio; tu historia escrita en una caja de piel donde las cicatrices enseñan el paso de la lluvia como flexibilización de la forma para readaptar el alma.

El cuerpo puede verse como el lienzo, el fragmento de tela que permite ser cortado y enmarcado para comunicar la lividez de la forma como contenido significante. Es un lienzo denso con líneas apológicas y otredad.

La atmósfera de la isla (cuerpo) se manifiesta en un espacio -por momentos- distópico, de contraste entre lo que quiere el sujeto en convivencia con el medio. Sin olvidar que el “ser” desde la primera persona oficia como descubridor. Coexiste el ente creador de sentido desde el individuo con mirada de colectividad en la primera persona.

La obra fotográfica del mexicano Enrique Estrada florece en la corporalidad como punto de ataraxia2 trasfigurada en la premisa; “el alma debe permanecer tranquila cuando se ha perdido todo en un naufragio como Zenón”. Las almas cargadas de personalidad saben que el agua solo puede sanar la capa de piel cuando el puntal del barco comienza a esconder la forma en el mar de los tabúes sociales. Las piezas sitúan al espectador en una poética visual de descolonización del cuerpo a través de lo individual como recurso de fortalecimiento del ser.

Para las bestias refinadas por el mercado, los aditamentos extracorpóreos como “ropas-maquillaje” desafían la democracia del alma que intenta a gritos ser única. El mercado se mueve por las leyes de oferta y demanda. No entiendo cómo se puede ofrecer un cuerpo para que se convierta en un producto y se demanden las almas -de los muchos- como patrón de mercancía.

¿Cómo hemos llegado a pensar que los contrabandistas de libertad son héroes usando la “nada” como moneda de cambio? La nada puede ser la moneda de cambio de las personas que quieren ver a los demás seres como entes únicos, humano libres dentro del cuerpo. Enrique Estrada es un contrabandista de imágenes. Él introduce y exporta mercancías sin pagar los impuestos a cambio de “nada”, para que las mujeres liberen su alma y cuerpo de los cánones impuestos por la sociedad.

La exposición “Mujeres Valientes” representa los parámetros estoicistas3 propuestos a partir de una poética de la imagen. Desde una anatomía humana desde lo humano; el cuerpo es la cápsula desnuda del alma.

“Mujeres Valientes” es una serie fotográfica que muestran el cuerpo femenino con las marcas de lo humano, de la vida, de la existencia y de la historia. Su muestra capta mujeres reales, reflejo de ellas como seres individuales y no como la construcción colectiva de la “mujer bella” dentro del mercado.

No navegar en los cánones de belleza implica la resistencia de la carne y el alma sobre las leyes escritas por el mercado. Este texto no está en contra del libre albedrío y de la libertad de elección de las personas al vender su imagen como producto, sino de personalizar el producto desde lo humano, vender la imagen de lo que erróneamente llamamos defecto. Si decides comercializar tu cuerpo hazlo desde la cicatriz, desde lo realmente vivo.

La belleza que habita en nuestra desnudez es la representación del animal que ha vivido la libertad en su máximo esplendor. Si la vida deviene como un espacio para ensayar, por qué no dejar que la obra de teatro rompa la cuarta pared y enseñe las heridas al espectador. 

El cuerpo es la isla donde el alma se encuentra con lo que no le pertenece, un territorio insular que refleja la diversidad de sujetos que lo habitan. Nuestra desnudez representa la resistencia del espíritu hacia el miedo y los tabúes, un lienzo grueso que comunica la esencia de lo humano. Enrique Estrada descoloniza el cuerpo a través de imágenes, desafiando la idea de convertirlo en un producto. La verdadera belleza reside en nuestra desnudez ¡Somos animales empoderados y salvajes y deberíamos vivir sin miedo a enseñar las marcas que la vida deja en nuestra piel!

Notas:

1Walter Whitman (1819-1892). Poeta, ensayista y periodista estadounidense. Frase “Contengo Multitudes”, poema titulado “Canto a mí mismo”

2Ver la ataraxia no como la ausencia de emociones, sino como la tranquilidad donde conviven los instintos más profundos. Es mantener la paz sin importar lo que haya fuera.

3Estoicos: Escuela filosófica fundada en Zenón de Citio (Atenas) en el siglo III antes de nuestra era.


El lente de Ernesto Fernández más allá de la épica

Ernesto Fernández Nogueras es un clásico de la visualidad cubana, un referente indiscutible de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX, cuando, muy joven, comenzó sus estudios fotográficos a la par que trabajaba como ayudante de dibujo en Carteles, la misma publicación en la que sería diseñador, dibujante y fotógrafo hasta 1958.

Luego, en la siguiente década, para el periódico Revolución y otros medios, realizó imágenes que —en esa época dorada del fotoperiodismo cubano que fueron los años sesenta, con nombres como Korda, Liborio Noval, Salas y Jesse Fernández— contribuyeron a dar cuerpo a la épica del proceso revolucionario. Su trabajo como corresponsal de guerra en Venezuela, Girón, la Crisis de Octubre, la lucha contra bandidos, Angola y Nicaragua, contribuyó a que buena parte de su obra sedimentara esa épica, con fotos que son estandartes de esos años, momentos y del propio proceso social cubano.

Por eso la exposición Más allá de la épica, abierta al público en la Sala pequeña del Centro Provincial de Arte de Holguín, como parte de Babel, en las 31 Romerías de Mayo, muestra fotografías del Premio Nacional de Artes Plásticas 2011 que se alejan de los momentos históricos que su lente captó de tan precisa manera, para mirar la cotidianidad palpable en escenas de la calle, festejos populares, el corte de caña y retratos de varios artistas.

En ellas está presente el “instante decisivo” que definiera el francés Henri Cartier-Bresson. Él mismo lo aseguró en una entrevista con el crítico Héctor Antón en 2005: “Creo que en el momento decisivo está todo. Cuando se toma una foto, el tiempo se detiene. Todo sigue envejeciendo, pero ella permanece allí para siempre. Por lo tanto, lo más importante es ese momento de creación, en que uno lo pone todo para lograr una buena imagen. Si es política o histórica, la vida lo dirá”. Sus fotografías de la serie Las Yaguas, de 1958, Congreso Católico, de 1959, y Peña de Sirique, de 1964, son ejemplo de ello, como también “Columna juvenil del Centenario”, “Calle Reina”, “31 de diciembre”, “La Habana 1979”, “Anselmo”, “Cenas en la calle”, “1ro de Enero” y los retratos de Chori, Celina González, Félix Chapotín, Sinome de Beauvoir y Carilda Oliver Labra. La muestra —con obras tomadas entre 1952 y 1989— incluye, además, una de las más impactantes fotos de Fernández y de la fotografía cubana: “José Martí”, realizada en 1952.

“Consciente de su valor como archivo, Fernández ha trabajado en una obra que aúna tanto aspectos estéticos y formales, como las dimensiones históricas de los fenómenos representados. De esta manera, los dispositivos estéticos que conforman la presente exposición muestran el intento de tejer los fragmentos que le ofrece su memoria”, escribe en el catálogo de María Alejandra Martínez. Y añade la curadora que Ernesto “percibe cuanto le rodea y se ha desarrollado captando instantes trascendentales de nuestra historia, por ello su línea estilística fluctúa entre los preceptos del foto-reportaje y el ensayo fotográfico”.

Así “composiciones épicas, cotidianas, populares, de calidad innegable, hacen de su repertorio visual una mixtura de testimonio y experiencia estética, prueba irrefutable de su decursar por las sendas del indetenible tiempo”. Estas piezas nos muestran —en esa relación entre los valores testimoniales y la experiencia estética de sus imágenes— a un artista cuya mirada traspasó la épica, donde dejó una huella insondable en la iconografía cubana, pero que supo detenerse y buscar ese “instante decisivo” en momentos aparentemente sencillos de la cotidianidad nacional y su gente, donde posó su perspicaz mirada.


Diálogos convergentes, posibilidades en expansión

Yosvani Rodríguez Batista y Carlos Walker Delis exponen juntos por primera vez: lo hacen a partir de un “diálogo convergente” con centro en el grabado, pero que logra otras similitudes y cercanías, nuevas aproximaciones formales y expresivas, palpables en sus poéticas.

Ambos encontraron en el otrora Taller de Grabado de Holguín un sitio para experimentar y aprender, incluido el no sencillo oficio de la impresión; similar al que agrupó, desde su fundación en noviembre de 1969, a varios artífices del grabado. Allí, cercanos a la pedagogía y la influencia creativa de Emilio Chiang Fernández, ampliaron la hondura de sus miradas. Si bien Yosvani se ha dedicado con más sistematicidad al grabado, expandiendo sus posibilidades en la búsqueda de soluciones formales que se apropian del espacio galérico y con las que los receptores pueden interactuar o identificarse, Walker no ha dejado de practicarlo a la par que, en la pintura, crea obras en técnica mixta en las que las formas humanas incorporan manchas de color, líneas y texturas, fusionándose dentro de un entorno abstracto-figurativo que llama “amasijos”. Las manchas de color en sus cuadros contrastan con las luces pastosas aplicadas con la espátula y con las líneas gruesas que abarcan toda la figuración junto a “latigazos rayados”, fragmentos de formas humanas manipuladas, objetos simbólicos y frases; todo sobre una base de texturas que le permite continuar en la búsqueda de ese centro donde conviven todas las cosas —¿acaso como el Aleph borgeano?— en idéntica entidad diversa y singular a la vez: donde lo real y lo imaginado, lo cercano y lo inalcanzable, lo complejo y lo simple confluyen de igual manera.

Foto Robert Rodríguez

La figura humana —no es su intención representativa, sino propicia a la intervención, a la suma de significados en la propia expansión de las posibilidades entre lo abstracto y lo figurativo— está presente, como punto en común, en la obra de ambos creadores; como las indagaciones sugestivas del color y el uso de las texturas como medio expresivo, tanto en las pinturas, colografías y litografías de Carlos Walker como en los grabados de Yosvani.

En ambos hay, además, una mirada posmoderna, a partir de la fragmentación y la ironía, de la intertextualidad y lo fraccionario, en la que afloran sus respectivos discursos. En Yosvani esa mirada posmoderna ahonda en otras expresiones y relaciones: en sus grabados, sobre la base de la figuración con rasgos expresionistas, las texturas logradas por empastes, el uso de colores directos, aprovechando las posibilidades de la colografía, y las imágenes que salen del enmarcado convencional, utilizando la impresión y las matrices, se combinan para evidenciar las motivaciones, necesidades y sensibilidades del ser humano. Yosvani no se detiene en una sola técnica: la colografía y las matrices, la xilografía, la monotipia, la punta seca y las experimentaciones con la misma madera, por ejemplo, aprovechando las diferentes texturas que el dominio de la propia colografía (su característica forma de trabajarla, aprehendida en el propio Taller) le permiten. Así muestra texturas más peculiares o sugerentes, a las que añade la matriz. Todo a base de la espátula, que le amplía (a ambos) la necesaria libertad expresiva en los territorios del expresionismo, logrando así ese “ensamblado” final que son sus obras. Esta exposición está en perenne diálogo con el espectador y requiere de él la complicidad de quien, con mirada curiosa y espíritu escudriñador, busca más allá de lo que muestra la superficie. Ambos artistas, Yosvani Rodríguez y Carlos Walker, esperan encontrar en su discurso respuestas a algunas de las reacciones con las que convivimos y que terminan por condicionar nuestros actos; a la par que logran una convergencia abierta y en expansión que hace que sus individualidades permanezcan y ellos dialoguen con el tiempo desde el arte.

 

Palabras de apertura de la exposición bipersonal Diálogos convergentes, de Yosvani Rodríguez Batista y Carlos Walker Delis, inaugurada en la sede del Taller de Grabado de Holguín, como parte del evento Babel, en las 31 Romerías de Mayo.