Abierta convocatoria al Salón de artes plásticas Guernica 2024

La filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia de Las Tunas convoca al Salón de artes plásticas Guernica 2024, evento que sucederá del 15 al 17 de agosto de este año.

Pueden participar los artistas visuales de todas las regiones del país menores de 35 años, sean o no miembros de la AHS. La temática es libre y se pueden presentar obras en todas las manifestaciones de las artes visuales, con preferencia bidimensionales.

Cada artista puede presentar un máximo de tres obras. El plazo de inscripción es hasta el próximo 5 de agosto a través del correo electrónico ahslastunas@gmail.com o a través del número de teléfono por Whatsapp 54-443972.

Se enviará una imagen de cada obra con resolución o calidad suficiente para poder valorarla en formato jpg con un peso de hasta cinco megas. Las obras se presentarán acompañadas de una ficha con los datos del autor y la pieza.

El jurado estará integrado por prestigiosas personalidades de las artes visuales, se entregarán tres premios principales consistentes en diplomas acreditativos, exposición personal en la Galería Guernica y un monto de 6.000, 3.000 y 2.000 pesos para el primer, segundo y tercer premios, en ese orden; se entregarán cuantas menciones el jurado considere necesarias y varios premios colaterales.

Luego del proceso de selección de las obras enviadas, se informará el resultado de la misma, para su recepción en la Casa del Joven Creador que radica en Lorenzo Ortiz, número 65, esquina Joaquín Agüero. La exposición principal del Salón Guernica se inaugurará el 16 de agosto de 2024.


Metáfora a la corporalidad

Hay que descolonizar el cuerpo de las almas de afuera, de las que uno no guarda debajo de la piel porque producen marcas no gratas.

La condición insular del cuerpo gravita como el fatalismo geográfico del alma que intenta ser libre. La carne se percibe como la limitación del espíritu en el error de confinar lo infinito. Nuestro cuerpo es la isla, el punto de contacto entre el alma y lo ajeno a ella. Este sujeto lírico -por suerte de fe- contiene multitudes, un reflejo a los misceláneos sujetos que llenan la zona de piel y crean el barroquismo que compone el alma. Representa un yo plural desde la cosmovisión del cuerpo que da Whitman1.

La isla -cuerpo- es la pasante melancolía de la libertad cuando el sujeto de “afuera” define el terruño del “yo” como causa primaria del ser. Cuando la otredad representa el punto de partida para definir tu cuerpo como isla. La insularidad del cuerpo desnudo demuestra la resistencia del espíritu hacia el miedo, hacia el tabú de lo “defectuosos”, visto como lo humanos dentro de la humanidad.

Desnudos llegamos al campo de batalla y el cuerpo es la trinchera de resistencia al otro desde el yo. Deberíamos representar el nicho de lo desigual y ver los detalles ajenos como las fortalezas de lo humano dentro de lo animal.

El límite del alma no es la carne, no existe en la caja. El cuerpo se transfigura en recipiente que organiza la grandeza de los seres danzantes; de las almas parlanchinas que no se atreven a andar sin la protección de la cáscara. El cuerpo es el territorio; tu historia escrita en una caja de piel donde las cicatrices enseñan el paso de la lluvia como flexibilización de la forma para readaptar el alma.

El cuerpo puede verse como el lienzo, el fragmento de tela que permite ser cortado y enmarcado para comunicar la lividez de la forma como contenido significante. Es un lienzo denso con líneas apológicas y otredad.

La atmósfera de la isla (cuerpo) se manifiesta en un espacio -por momentos- distópico, de contraste entre lo que quiere el sujeto en convivencia con el medio. Sin olvidar que el “ser” desde la primera persona oficia como descubridor. Coexiste el ente creador de sentido desde el individuo con mirada de colectividad en la primera persona.

La obra fotográfica del mexicano Enrique Estrada florece en la corporalidad como punto de ataraxia2 trasfigurada en la premisa; “el alma debe permanecer tranquila cuando se ha perdido todo en un naufragio como Zenón”. Las almas cargadas de personalidad saben que el agua solo puede sanar la capa de piel cuando el puntal del barco comienza a esconder la forma en el mar de los tabúes sociales. Las piezas sitúan al espectador en una poética visual de descolonización del cuerpo a través de lo individual como recurso de fortalecimiento del ser.

Para las bestias refinadas por el mercado, los aditamentos extracorpóreos como “ropas-maquillaje” desafían la democracia del alma que intenta a gritos ser única. El mercado se mueve por las leyes de oferta y demanda. No entiendo cómo se puede ofrecer un cuerpo para que se convierta en un producto y se demanden las almas -de los muchos- como patrón de mercancía.

¿Cómo hemos llegado a pensar que los contrabandistas de libertad son héroes usando la “nada” como moneda de cambio? La nada puede ser la moneda de cambio de las personas que quieren ver a los demás seres como entes únicos, humano libres dentro del cuerpo. Enrique Estrada es un contrabandista de imágenes. Él introduce y exporta mercancías sin pagar los impuestos a cambio de “nada”, para que las mujeres liberen su alma y cuerpo de los cánones impuestos por la sociedad.

La exposición “Mujeres Valientes” representa los parámetros estoicistas3 propuestos a partir de una poética de la imagen. Desde una anatomía humana desde lo humano; el cuerpo es la cápsula desnuda del alma.

“Mujeres Valientes” es una serie fotográfica que muestran el cuerpo femenino con las marcas de lo humano, de la vida, de la existencia y de la historia. Su muestra capta mujeres reales, reflejo de ellas como seres individuales y no como la construcción colectiva de la “mujer bella” dentro del mercado.

No navegar en los cánones de belleza implica la resistencia de la carne y el alma sobre las leyes escritas por el mercado. Este texto no está en contra del libre albedrío y de la libertad de elección de las personas al vender su imagen como producto, sino de personalizar el producto desde lo humano, vender la imagen de lo que erróneamente llamamos defecto. Si decides comercializar tu cuerpo hazlo desde la cicatriz, desde lo realmente vivo.

La belleza que habita en nuestra desnudez es la representación del animal que ha vivido la libertad en su máximo esplendor. Si la vida deviene como un espacio para ensayar, por qué no dejar que la obra de teatro rompa la cuarta pared y enseñe las heridas al espectador. 

El cuerpo es la isla donde el alma se encuentra con lo que no le pertenece, un territorio insular que refleja la diversidad de sujetos que lo habitan. Nuestra desnudez representa la resistencia del espíritu hacia el miedo y los tabúes, un lienzo grueso que comunica la esencia de lo humano. Enrique Estrada descoloniza el cuerpo a través de imágenes, desafiando la idea de convertirlo en un producto. La verdadera belleza reside en nuestra desnudez ¡Somos animales empoderados y salvajes y deberíamos vivir sin miedo a enseñar las marcas que la vida deja en nuestra piel!

Notas:

1Walter Whitman (1819-1892). Poeta, ensayista y periodista estadounidense. Frase “Contengo Multitudes”, poema titulado “Canto a mí mismo”

2Ver la ataraxia no como la ausencia de emociones, sino como la tranquilidad donde conviven los instintos más profundos. Es mantener la paz sin importar lo que haya fuera.

3Estoicos: Escuela filosófica fundada en Zenón de Citio (Atenas) en el siglo III antes de nuestra era.


El lente de Ernesto Fernández más allá de la épica

Ernesto Fernández Nogueras es un clásico de la visualidad cubana, un referente indiscutible de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX, cuando, muy joven, comenzó sus estudios fotográficos a la par que trabajaba como ayudante de dibujo en Carteles, la misma publicación en la que sería diseñador, dibujante y fotógrafo hasta 1958.

Luego, en la siguiente década, para el periódico Revolución y otros medios, realizó imágenes que —en esa época dorada del fotoperiodismo cubano que fueron los años sesenta, con nombres como Korda, Liborio Noval, Salas y Jesse Fernández— contribuyeron a dar cuerpo a la épica del proceso revolucionario. Su trabajo como corresponsal de guerra en Venezuela, Girón, la Crisis de Octubre, la lucha contra bandidos, Angola y Nicaragua, contribuyó a que buena parte de su obra sedimentara esa épica, con fotos que son estandartes de esos años, momentos y del propio proceso social cubano.

Por eso la exposición Más allá de la épica, abierta al público en la Sala pequeña del Centro Provincial de Arte de Holguín, como parte de Babel, en las 31 Romerías de Mayo, muestra fotografías del Premio Nacional de Artes Plásticas 2011 que se alejan de los momentos históricos que su lente captó de tan precisa manera, para mirar la cotidianidad palpable en escenas de la calle, festejos populares, el corte de caña y retratos de varios artistas.

En ellas está presente el “instante decisivo” que definiera el francés Henri Cartier-Bresson. Él mismo lo aseguró en una entrevista con el crítico Héctor Antón en 2005: “Creo que en el momento decisivo está todo. Cuando se toma una foto, el tiempo se detiene. Todo sigue envejeciendo, pero ella permanece allí para siempre. Por lo tanto, lo más importante es ese momento de creación, en que uno lo pone todo para lograr una buena imagen. Si es política o histórica, la vida lo dirá”. Sus fotografías de la serie Las Yaguas, de 1958, Congreso Católico, de 1959, y Peña de Sirique, de 1964, son ejemplo de ello, como también “Columna juvenil del Centenario”, “Calle Reina”, “31 de diciembre”, “La Habana 1979”, “Anselmo”, “Cenas en la calle”, “1ro de Enero” y los retratos de Chori, Celina González, Félix Chapotín, Sinome de Beauvoir y Carilda Oliver Labra. La muestra —con obras tomadas entre 1952 y 1989— incluye, además, una de las más impactantes fotos de Fernández y de la fotografía cubana: “José Martí”, realizada en 1952.

“Consciente de su valor como archivo, Fernández ha trabajado en una obra que aúna tanto aspectos estéticos y formales, como las dimensiones históricas de los fenómenos representados. De esta manera, los dispositivos estéticos que conforman la presente exposición muestran el intento de tejer los fragmentos que le ofrece su memoria”, escribe en el catálogo de María Alejandra Martínez. Y añade la curadora que Ernesto “percibe cuanto le rodea y se ha desarrollado captando instantes trascendentales de nuestra historia, por ello su línea estilística fluctúa entre los preceptos del foto-reportaje y el ensayo fotográfico”.

Así “composiciones épicas, cotidianas, populares, de calidad innegable, hacen de su repertorio visual una mixtura de testimonio y experiencia estética, prueba irrefutable de su decursar por las sendas del indetenible tiempo”. Estas piezas nos muestran —en esa relación entre los valores testimoniales y la experiencia estética de sus imágenes— a un artista cuya mirada traspasó la épica, donde dejó una huella insondable en la iconografía cubana, pero que supo detenerse y buscar ese “instante decisivo” en momentos aparentemente sencillos de la cotidianidad nacional y su gente, donde posó su perspicaz mirada.


Diálogos convergentes, posibilidades en expansión

Yosvani Rodríguez Batista y Carlos Walker Delis exponen juntos por primera vez: lo hacen a partir de un “diálogo convergente” con centro en el grabado, pero que logra otras similitudes y cercanías, nuevas aproximaciones formales y expresivas, palpables en sus poéticas.

Ambos encontraron en el otrora Taller de Grabado de Holguín un sitio para experimentar y aprender, incluido el no sencillo oficio de la impresión; similar al que agrupó, desde su fundación en noviembre de 1969, a varios artífices del grabado. Allí, cercanos a la pedagogía y la influencia creativa de Emilio Chiang Fernández, ampliaron la hondura de sus miradas. Si bien Yosvani se ha dedicado con más sistematicidad al grabado, expandiendo sus posibilidades en la búsqueda de soluciones formales que se apropian del espacio galérico y con las que los receptores pueden interactuar o identificarse, Walker no ha dejado de practicarlo a la par que, en la pintura, crea obras en técnica mixta en las que las formas humanas incorporan manchas de color, líneas y texturas, fusionándose dentro de un entorno abstracto-figurativo que llama “amasijos”. Las manchas de color en sus cuadros contrastan con las luces pastosas aplicadas con la espátula y con las líneas gruesas que abarcan toda la figuración junto a “latigazos rayados”, fragmentos de formas humanas manipuladas, objetos simbólicos y frases; todo sobre una base de texturas que le permite continuar en la búsqueda de ese centro donde conviven todas las cosas —¿acaso como el Aleph borgeano?— en idéntica entidad diversa y singular a la vez: donde lo real y lo imaginado, lo cercano y lo inalcanzable, lo complejo y lo simple confluyen de igual manera.

Foto Robert Rodríguez

La figura humana —no es su intención representativa, sino propicia a la intervención, a la suma de significados en la propia expansión de las posibilidades entre lo abstracto y lo figurativo— está presente, como punto en común, en la obra de ambos creadores; como las indagaciones sugestivas del color y el uso de las texturas como medio expresivo, tanto en las pinturas, colografías y litografías de Carlos Walker como en los grabados de Yosvani.

En ambos hay, además, una mirada posmoderna, a partir de la fragmentación y la ironía, de la intertextualidad y lo fraccionario, en la que afloran sus respectivos discursos. En Yosvani esa mirada posmoderna ahonda en otras expresiones y relaciones: en sus grabados, sobre la base de la figuración con rasgos expresionistas, las texturas logradas por empastes, el uso de colores directos, aprovechando las posibilidades de la colografía, y las imágenes que salen del enmarcado convencional, utilizando la impresión y las matrices, se combinan para evidenciar las motivaciones, necesidades y sensibilidades del ser humano. Yosvani no se detiene en una sola técnica: la colografía y las matrices, la xilografía, la monotipia, la punta seca y las experimentaciones con la misma madera, por ejemplo, aprovechando las diferentes texturas que el dominio de la propia colografía (su característica forma de trabajarla, aprehendida en el propio Taller) le permiten. Así muestra texturas más peculiares o sugerentes, a las que añade la matriz. Todo a base de la espátula, que le amplía (a ambos) la necesaria libertad expresiva en los territorios del expresionismo, logrando así ese “ensamblado” final que son sus obras. Esta exposición está en perenne diálogo con el espectador y requiere de él la complicidad de quien, con mirada curiosa y espíritu escudriñador, busca más allá de lo que muestra la superficie. Ambos artistas, Yosvani Rodríguez y Carlos Walker, esperan encontrar en su discurso respuestas a algunas de las reacciones con las que convivimos y que terminan por condicionar nuestros actos; a la par que logran una convergencia abierta y en expansión que hace que sus individualidades permanezcan y ellos dialoguen con el tiempo desde el arte.

 

Palabras de apertura de la exposición bipersonal Diálogos convergentes, de Yosvani Rodríguez Batista y Carlos Walker Delis, inaugurada en la sede del Taller de Grabado de Holguín, como parte del evento Babel, en las 31 Romerías de Mayo.


El ojo mudo en Pinar del Río

“Nadie sabe lo que piensa un loco…”, reza uno de los fragmentos de los poemas que conducen El ojo mudo, performance devenido muestra visual que por estos días se expone en la galería Sala Real de la Casa del Joven Creador de Pinar del Río.

Y es que la acción artística constituye una especie de recordatorio de las esencias de la sociedad, desde la perspectiva de los jóvenes Luis Alberto Alemán Martínez, actor; y José Luis Izquierdo Hernández y Frank Abel García Falcón, integrantes del dúo Fábula.

Para Alemán Martínez la conexión con el público que puede ser desconocedor del arte, del transeúnte que pasa y ayuda, resultan vitales, de ahí la decisión de presentarlo en las afueras del inmueble.

No buscamos un aplauso; queremos lograr que la gente se identifique, se paralice con lo que ve e interactúe con nosotros, apuntó.

El ojo mudo, también convertido en exposición, atrapa a cuantos asisten a la Casa del Joven Creador porque documenta escenas biográficas de un hecho artístico experimental e interactivo con gran acogida por el público durante la más reciente edición del festival mundial de juventudes artísticas Romerías de Mayo, en Holguín.

Registra, desde lo vivencial, momentos y sensaciones reactivas (aún frescas en la piel y memoria); recoge imágenes curadas durante cinco presentaciones en espacios abiertos, figuras develadas entre luces y sombras por Dayam González y Yusley Izquierdo.

“Además, reúne piezas producidas de manera artesanal por Luis Alberto quien desdobla creatividad y con recursos propios se re/inventa lienzos tropicales cargados de dolor, fuerza e identidad, los cuales conforman el grueso estético de la exposición”, significó Izquierdo Hernández.

Y la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, como imagen presente, protectora, en el centro de ambos hechos artísticos.

“Queremos mover el pensamiento de la gente sobre cuestiones como la indigencia, la desidia, la emigración; buscar una transformación utilizando el arte como herramienta”, ponderó.


Ofrendas en equilibro o imágenes para un país

Dos importantes muestras fotográficas exhibe el Centro Provincial de Arte de Holguín en su Sala Principal como parte el Babel, evento que este año, en Romerías de Mayo, se dedicó a la fotografía: Equilibrio, con obras pertenecientes a la colección del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) y Ofrendas, piezas de Roberto Chile y Julio Larramendi.

Equilibro —como aseguró Bertha Beltrán, quien realizó la curaduría junto al curador y fotógrafo Denys San Jorge— resulta “una suerte de encuentro intergeneracional de creadores que apuestan por la fuerza de la imagen fotográfica”, reuniendo obras de Humberto Mayor y piezas que integran la colección del CNAP. Esta última es realmente una valiosa selección no solo por los trece autores incluidos, varios reconocidos exponentes no solo del lente, galardonados incluso con el Premio Nacional de Artes Plásticas, como Ernesto Fernández, José Manuel Fors y José Ángel Toirac, sino por muchas de las piezas que han marcado pautas en el ámbito visual cubano contemporáneo, a partir de temas como la identidad y el cuerpo, los caminos de la fe, la historia y la política.

Así se exhiben obras ya clásicas en la imagen fotográfica de las últimas décadas del pasado siglo y las primeras de este en Cuba: piezas de la serie White things (1995 y 2001-2002) de René Peña; “No zozobra la barca de la vida” (1990) y “Protección” (1990) de Marta María Pérez; una de las fotografías de Cartas desde el Inxilio, serie de Cirenaica Moreira; y “Oratoria” (2007) de Adonis Flores. A estas se suman las fotos de los mencionados: Ernesto Fernández, con la magistral piezas de la serie Martí, de 1957; Fors, con “Atados de la Memoria” (2010) y Toirac, con “Milagros”, una instalación de nueve piezas del 2015. Obras de Lidzie Alvisa, Alejandro González, Adrián Fernández, Ricardo A. González-Elías, Pedro Abascal y Grethell Rasúa componen también esta selección que resulta “un fragmento dentro del gran relato historiográfico que encierra una colección, a través de las obras y los artistas que la conforman”. Aquí es oportuno —añade Bertha— “significar la importancia de los acervos institucionales al servicio público, pues de otra manera, muchas veces se torna difícil acceder a autores que son referentes en su línea de creación”.

Por su parte, Humberto Mayol (La Habana, 1955) expone como parte de Equilibro unas 14 instantáneas pertenecientes a la serie Los santos de la calle, resultando “una suerte de acercamiento a la religiosidad popular afrocubana desde la cotidianidad de los lugares de culto”, y logrando captar “con su agudo sentido antropológico, las atmósferas de espiritualidad reinantes sin grandilocuencias escenográficas, solo el hecho espontáneo y real es protagonista de la escena. La fotografía, entonces, cumple su rol documental y artístico. Luces y sombras se degradan en la magia del blanco y negro, provenientes del lente aguzado por la maestría creativa de su autor, transmitiendo la esencia del momento único e irrepetible”, añade Bertha (eso que Henri Cartier-Bresson llamó el instante decisivo).

En la propia sala, con curaduría de Roxana La O, se exhibe Ofrendas, con obras de Roberto Chile y Julio Larramendi; una selección que, como escribió el investigador y ensayista Rafael Acosta de Arriba en las palabras que inauguraron la muestra el pasado enero en La Habana, “se inserta por derecho propio en ese devenir de la imagen asociada a lo racial y lo religioso afrocubano”. Chile, discípulo de Korda, Corrales y Salas, con una obra que es parte de la iconografía de la Revolución Cubana, ha enfocado su trabajo más reciente a similares tópicos de lo afrocubano que Julio, dejando varias muestras importantes sobre el tema. “A diferencia de Larramendi, Chile utiliza más el blanco y negro en sus imágenes y estas resultan más intimistas en su abordaje de los personajes o modelos. El credo ancestral, tamizado por los años de vivencias cubanas y la correspondiente transculturación, dieron por resultado las escenas retratadas por Chile”, asegura.

Foto Roberto Carlos García Ramos

Larramendi centró su mirada, en un primer momento, a las fotografías de la flora y fauna cubanas, y después hacia cuestiones históricas y de viajes, en particular en Cuba. “Su cámara ha recorrido el país de punta a cabo y en ese visionar extensivo e intensivo las cuestiones raciales y religiosas de lo afrocubano han tenido cabida”. Las piezas “Iniciación Abakuá”, “Sacrificio”, “La Virgen de Regla”, “El fuego”, “Encuentro de culturas” y “Predicción” son muestra de ello; como la enigmática “Humo ritual” de Chile y las también suyas “Nganga”, “Cruz yoruba”, “Eleggua”, Eyeife” y “Raíces, magia y mística”.

Hay —añade Acosta de Arriba— “una vocación poética en ambos artistas en el tratamiento de la imagen, justo en el instante en que el personaje afrodescendiente que sirve de objetivo encara a sus divinidades. Haber reunido a estos fotógrafos ha sido un acierto, pues entre los dos aportan miradas paralelas y confluyentes sobre el tema”. Babel —sitio de interacciones y confluencias, de diálogos de maestros con las nuevas generaciones en Romerías de Mayo— nos ofrece estas Ofrendas de Chile y Larramendi, en la misma sala que exhibe Equilibro, con las fotografías de Mayol y la colección del CNAP: imágenes que dan forma al cuerpo espiritual de una nación, a la cosmogonía del país.


Como inventarios de la memoria

“Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo”, escribió Susan Sontag. Con su invención, la imagen se convirtió en “un objeto, ligero, de producción barata, que se transporta, acumula y almacena fácilmente”. Así ha sido desde 1839 cuando comenzó el inventario de lo fotografiado. La fotografía vendría a aportar uno de “los objetos más misteriosos que constituyen, y densifican, el ambiente que reconocemos como moderno”, pues resulta, en efecto, “experiencia capturada” y portadora de un nuevo código visual. “Son una gramática y, sobre todo, una ética de la visión”, cuyo resultado más imponente —subraya la ensayista en ese clásico que es Sobre la fotografía— es darnos la impresión de que podemos “contener el mundo entero en la cabeza, como una antología de imágenes”.

En esta “antología” –que democratizó las experiencias traduciéndolas a imágenes– el ser humano ha sido, si no el más fotografiado, sí parte importante de este “cuerpo visual”. Tanto así que la “conmemoración de la familia” es el primer uso popular de la fotografía. Cada familia construyó (y lo sigue haciendo) “una crónica-retrato de sí misma, un estuche de imágenes portátiles que rinde testimonio de la firmeza de sus lazos”. La fotografía se transformó en rito de la vida familiar, para conmemorar y restablecer simbólicamente sus pautas. Hoy —mientras observamos las imágenes del álbum familiar o coleccionamos piezas que ofrecen una conexión visible con la época en la que fueron realizadas, permitiéndonos vislumbrar el ayer de una manera auténtica e íntima— sus huellas espectrales constituyen la presencia tangible del pasado, anclada a las páginas de la memoria.

En ese inventario estamos frente a rostros que nos observan desde el umbral del tiempo: rostros que miraron a aquel objeto moderno, maravilloso y cargado de misterio que era la cámara fotográfica; rostros que observaron también al fotógrafo que les indicaba cómo colocar la mano, dónde el rostro, qué sostener entre los dedos… Rostros que fueron, además, mirados y atrapados, pues “fotografiar es apropiarse de lo fotografiado”. La imagen fotográfica es, al mismo tiempo, imagen histórica y sociológica, mapa abierto en conversación con el pasado desde el presente; cuando recostado al mueble como elemento de apoyatura y con el sombrero o el libro como signo de distinción y/o educación, el fotografiado se deja atrapar por la imagen y su rito. Los muebles de mimbre de cuidadoso trenzado acompañan, como reflejo de la moda, la belleza del vestido femenino y de su portadora. La inocencia de los primeros años es también el elegante caballito de madera que, entonces quieto, ahora comienza a balancearse y trotar. La familia —quizá aún temerosa del poder de la cámara para “atrapar el alma”— se reúne, posa y sonríe con los zapatos blancos ella y la mejor corbata, él. Todos esperan ansiosos tener en sus manos las imágenes que llevarán cerca, las mismas que obsequiarán al ser querido como “pruebas de cariño” para palpar el recuerdo del otro, pues poseer la fotografía, de alguna manera, es también apropiarse de esta imagen y de quienes la “habitan”. Atesorarlas. Insuflarles vida.

Hagamos nuestro —en este diálogo con el pasado fotográfico en Pruebas de cariño, exposición inaugurada como parte de Babel, en Romerías de Mayo— este inventario de la memoria que alguien ayer (y hoy) atesoró e intentó “salvar” del tiempo y su indetenible paso.  

 

Palabras de catálogo de la muestra fotográfica Pruebas de cariño, inaugurada en el Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, de la ciudad de Holguín, como parte de Babel, evento de las artes visuales en las Romerías de Mayo, en su XXXI edición.


Otorgan becas El reino de este mundo a proyectos creativos de la AHS (+audio)

La Asociación Nacional Hermanos Saiz (AHS)  con el afán de impulsar la obra de los miembros otorgó presupuestos a diez proyectos creativos de siete provincias cubanas mediante la beca El reino de este mundo.

Yasel Toledo Garnache, escritor, periodista, Presidente Nacional de la AHS y Director de la revista El Caimán Barbudo informó a que apoyaron las realizaciones de dos puestas en escena, igual cantidad de sesiones en vivo, de video clip y DVD, una exposición de artes visuales y un espectáculo.

De Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey, Sancti Spìritus. Villa Clara, La Habana y Pinar del Río llegaron las propuestas que son la actriz y directora Heidy Almarales para la puesta en escena El Doctor Terribilis, así como el compositor y guitarrista Javier Delgado, con la sesión en vivo del proyecto  A2´RAM; el músico Luis Javier García y el video clip de la obra musical Hasta Alicia baila.

Asimismo, los músicos, Los Hermanos Abreu para el CD-CDV Tributos Jazzeando a lo cubano; el cantante y compositor  Linn Fernández,  con la sesión en vivo Girasoles, el multiinstrumentista Oscar Leonardo Cruz para el DVD Confluencias del Folk Sound Proyect.

Otros beneficiados con la beca El Reino de este mundo son el artista visual Reydi Zamora, con la exposición personal Absurdo Existencialista; el músico Jonathan J. Echevarría con el video clip de la canción Un bolero  para ti.

El bailarín Felipe A. Catalá y la puesta en escena Tus palabras no valen, del proyecto Kmerino y la escritora Linda Gilsa Blanco para el espectáculo El pez azul.


Homenajean artistas cubanos la obra de Reinaldo Arenas

La exposición colectiva «Mi nombre es Celestino» fue inaugurada como parte de la XXV edición del Premio Celestino de Cuento, este lunes, en la galería de la Casa del Joven Creador de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín.

Bajo la curaduría de Lorena Velázquez Fraga, la exhibición, compuesta por 27 piezas, tuvo como objetivo celebrar los 25 años de permanencia del certamen y homenajear de forma pictórica a la novela «Celestino antes del alba», de Reinaldo Arenas.

exposición Celestino 02

Juan I. Siam Arias, poeta y narrador, en las palabras de presentación, rememoró la manera en que la novela llegó a sus manos y compartió su experiencia como lector: «Encontré frases terribles, de dolor auténtico y del lenguaje más natural. No contaminado», afirmó.

Los artistas cubanos, de diferentes edades y procedencias, lograron a través de técnicas diversas convertir fragmentos de la novela en imágenes, que «esmeradamente figurativas unas, distantes del academicismo otras», han sido el resultado de una profunda introspección en la obra de Arenas y una reinterpretación creativa de su universo literario.

exposición Celestino 03

Las interpretaciones plasmadas en las obras de arte dan testimonio de la riqueza y la complejidad de la historia de Celestino, así como de la vigencia y la relevancia de su mensaje en la sociedad actual. Cada pieza es única en su estilo y enfoque, reflejando la diversidad de perspectivas y talento presentes en la escena artística cubana de este tiempo.


Desde la AHS en Las Tunas convocan al XXVII Salón Guernica

La filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Las Tunas abre las puertas a la creación joven con la convocatoria a la XXVII edición del Salón de Artes Plásticas Guernica 2024, cita que se desarrollará del 23 al 25 de agosto, en esta ciudad oriental.

Con temática libre y la posibilidad de presentar obras en todas las manifestaciones de las artes visuales, con preferencia de carácter bidimensional, podrán participar todos los artistas de este campo de la creación, de cualquier región del país, menores de 35 años, sean o no miembros de la AHS.

Las obras se recibirán del 10 de junio al 5 de agosto en formato digital y deberán estar acompañadas de una ficha técnica que permita identificar datos como el nombre, la técnica utilizada, la fecha de realización, hasta una breve reseña curricular del autor, según la convocatoria.

El jurado estará integrado por prestigiosas personalidades de las artes visuales que se encargarán de evaluar los trabajos en concurso, para entonces entregar tres premios principales consistentes en diploma acreditativo, exposición personal en la galería Guernica de la AHS en Las Tunas y premios en metálico.

Además, se entregarán cuantas menciones el jurado considere necesarias y varios premios colaterales, en un riguroso proceso de selección que tendrá como colofón la inauguración de la exposición y otras actividades asociadas al evento, el 23 de agosto.

El Salón de Artes Plásticas Guernica, como una de los principales citas que promueve la AHS en esta provincia del oriente cubano, apuesta por incentivar la creación de las artes visuales en los noveles artistas también desde la arista teórica, de ahí que se prevé la realización de conferencias y talleres unido a las exposiciones.