Tomado de Bohemia


Contar la historia de generaciones

A lo largo de casi cuatro décadas, el arte cubano concebido por la joven vanguardia de creadores ha recorrido derroteros de entuertos y glorias, desazones y goces, desvelos y orfandades; toda una travesía azarosa, pero de crecimiento incesante, audaz y transformador.

Calar en las honduras de una organización por siempre apegada a los preceptos de nuestro proyecto social, es el saldo que gana quien se adentra en Camino de herejías. Acercamiento a la historia de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), libro que Ediciones La Luz puso a disposición de los lectores en este 2023.

El volumen evidencia la postura de la joven vanguardia artística e intelectual cubana durante el proceso revolucionario. Fotocopia. / Roxana Rodríguez Tamayo

El periodista y escritor Yasel Toledo Garnache (Granma, 1990) concibió esta entrega, encomiable desde el punto de vista investigativo y de diseño editorial. En los tópicos iniciales se dedica a contrastar fuentes bibliográficas que detallan quiénes fueron Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, sus vínculos filiales y de amistad; así como sus fugaces y, a la vez, prolíficas carreras literarias, hasta relatar las circunstancias aciagas que segaron prematuramente sus vidas, el 13 agosto de 1957.

“Simbolizan lo que somos y a lo que aspiramos siempre: esa dimensión de humanismo, sensibilidad, amor a la creación en general y a Cuba, el afán de superarnos, de compartir con la gente y hacer el bien desde el arte y las acciones”, ha escrito con pasión en su libro Toledo Garnache, también director de la revista El Caimán Barbudo y actual presidente nacional de la AHS.

De manera consistente y juiciosa, el texto expone criterios en la voz de ocho creadores, líderes de la organización en distintas etapas, desde que se fundara en 1986 hasta el presente.

Afloran, además, ideas, concepciones y posturas que subsisten en el panorama artístico de la Isla; por ello, el libro deviene imprescindible obra de referencia para comprender y visibilizar los matices por las cuales ha transitado nuestro contexto cultural.

Según Francisco López Sacha, en Camino de herejías… se evidencia una evolución crítica de la AHS, a partir de planteamientos nunca antes tratados en otros foros de análisis y discusión sobre el arte en Cuba.

El autor se muestra conciso, elocuente, sagaz, en aras de procurar una visión global de la organización. Parte de sus propias vivencias en la membresía y el liderazgo, entreveradas con las experiencias de generaciones precedentes que conducen al lector por el universo de desafíos y satisfacciones que significa pertenecer a la AHS.

Declaraciones de figuras notables del relieve de la editora, escritora e investigadora Eloísa Carreras, única mujer que ha ejercido la presidencia de la AHS; el pianista Víctor Rodríguez, el realizador Jorge Luis Sánchez, el poeta Alpidio Alonso, el dramaturgo Rafael González Muñoz, entre otros, ponen en contexto y documentan sobre los valores, la ética y los modos de asumir el arte joven en la mayor de las Antillas.

Para completar el enfoque investigativo del texto, se compendian las fichas biográficas de más de un centenar de personalidades de la cultura nacional, distinguidos con el Premio Maestros de Juventudes, importante galardón que concede la AHS a aquellos artistas e intelectuales veteranos, estrechamente vinculados con las nuevas hornadas de creadores.

Yasel Toledo Garnache es un treintañero granmense, egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Durante su breve, pero fértil trayectoria en el oficio del escriba, ha conquistado distintos lauros en el ámbito literario y periodístico. Desde hace varios años, relatos y artículos suyos aparecen antologados en distintos volúmenes y ejerce como guionista en medios radiales y televisivos.

Camino de herejías… más que testimonios y aproximaciones a la AHS, devela retos y frustraciones, sueños y victorias; desde la confianza absoluta en la creación como pendón ineludible para la renovación y el progreso social.



Alerta en el ojo crítico

Valoraciones sobre la telenovela Los hijos de Pandora, que mediante preceptos del género hizo meditar a los públicos, en su mayoría ansiosos por encontrar respuestas ante determinados conflictos y circunstancias familiares de profunda trascendencia social


El regreso de Máximo (Osvaldo Rojas) a Cuba en busca de la estabilidad familiar, después de permanecer durante veinte años en Estados Unidos sin emitir señales, provocó lo que en el audiovisual se denomina focalización: modalidad de regulación de la información narrativa que orienta el modo en que se cuenta el relato. Por esto, para argumentar y analizar, era preciso el desarrollo de los conflictos, los planteamientos temáticos, su avance en determinadas circunstancias, conocer en profundidad los entramados de una historia que hizo reflexionar a varias generaciones.

La revalorización de relatos y personajes-tipos en Los hijos de pandora, telenovela con guion de Ariel Amador y dirección general de Ernesto Fiallo, colocó en la mira los asuntos de la paternidad y la violencia desde diferentes puntos de vista. Al parecer, los realizadores no quisieran abarcar mucho más porque ambos universos permitirían entrar en determinadas zonas de la conciencia de notable impacto en la sociedad cubana. Poco a poco Los hijos de Pandora introdujo diversos contenidos: la homofobia, la racialidad, el alcoholismo, la falta de transparencia en el ámbito familiar, entre otros, que motivaron múltiples sensaciones en las audiencias.

No obstante la riqueza temática en la concepción dramatúrgica del relato, en este prevalece la cultura patriarcal. Pensemos: ¿por qué la mayoría de los personajes-tipos femeninos persiguen, a toda costa, la felicidad junto a un hombre y el equilibrio de la familia perfecta? ¿Qué significado tuvieron en la vida de las mujeres el desarrollo profesional, las posibles batallas en sus respectivos trabajos, el hecho de ser ellas mismas? Ciertamente, transformar las prácticas sociales exige un proceso que demanda voluntad de cambios.

Las ficciones audiovisuales, quizás como ningún otro género, tienen la capacidad comunicativa de inquietar, alertar, poner en claro las contradicciones que aún persisten, constituyen obstáculos para el cambio cultural imprescindible y desmontar las concepciones sexistas del patriarcado en tanto sistema de dominación.

En el siglo veintiuno las telenovelas pueden reafirmar la dimensión antropológica de la cultura en tanto mundo heterogéneo, híbrido, donde confluyen repertorios masivos, cultos, populares.

La puesta reafirmó que la intriga no es estática, forma parte de un proceso integrador, el cual requiere la participación del televidente, pues mediante las redes sociales los sujetos pasan a convertirse en productores-difusores o productores-consumidores.

Al involucrarse en el hecho estético los televidentes deben ser conscientes de que son productores simbólicos, creadores de sentido de visualidades no siempre explícitas. Interpretar bocadillos y silencios es un imperativo en estos tiempos convulsos saturados de incomprensiones, en los que la decencia, la solidaridad, el mejoramiento humano, el bien social merecen prevalecer.

Al entendimiento de los conflictos, las pasiones, los deseos de crecer contribuyó una buena parte del elenco de actores y actrices. En este empeño brilló la dirección de casting infantil a cargo de Mariela López. En especial, la selección de la niña Salet Ibáñez (Amaya), quien facilitó el proceso de amor creativo desarrollado junto a su padre Raydel (Rodrigo Gil), actor que supo extraerle al máximo las complejidades de una persona dotada, pensante, contradictoria.

De ningún modo podían faltar en la historia, los secretos, las intenciones ocultas, la tradición melodramática requerida por una telenovela que mantuvo vívidos el perdón, las traiciones, la culpa.

Estos sentimientos lideraron en la relación de Adys (Roxana Broches) y Raydel orientados a deslindar entre las tentaciones del deseo, el compromiso de la responsabilidad y la exigencia de los otros.

Gozó de un perfil humano, creíble, dubitativo, la Carmen de Raquel Rey. Lamentablemente el diseño de este personaje-tipo no dio cabida a su ejecutoria profesional apenas esbozada, cuando lo hizo intentó dar relevancia a un presunto desliz matrimonial.

Fue notable el desempeño de Alejandro Cuervo en su Saul al relacionarse con el resto de los personajes. A su lado, Ley (Darianis Palenzuela). / tvcubana.cu

Recia en su mala negada a todo, la Nidia de Yudexi de la Torre colocó en la pantalla un mal que puede aquejar a cualquier madre-mujer afectada de insatisfacciones, dolores profundos. Casi al final de la historia se conoció que ella desempeñaba un trabajo, el cual sirvió para seguir destapando la caja de Pandora.

La Petra de Paula Alí, actriz siempre fuerte, sincera, antagonista de armas tomar, condujo a un clímax tal vez poco esperado; en dicha dirección la trama reafirmó su condición de continuos ocultamientos necesarios en el género telenovela.

Oportuna, bien meditada, fue la acción subordinada –mal llamada subtrama- que protagonizó Heriberto (Roque Moreno). Personaje-tipo y discurso textual entraron de manera exquisita en vericuetos de la personalidad humana. Ningún rol es pequeño cuando está bien fundamentado dramatúrgicamente.

Yohana, Reynaldo y Cristian, dieron fe de lo que significa el amor en el fortalecimiento de la familia. / tvcubana.cu

Comedido, convincente, notable en su desempeño, Alejandro Cuervo demostró la vital organicidad con un Saul creíble sin el ánimo del didactismo machacón y aleccionador que, en ocasiones, afecta la presentación de la homosexualidad en algunos relatos.

El dilatado reencuentro de la familia de Yohana, Reynaldo y Cristian patentizó que el amor puede unir voluntades. No siempre Giselle Sobrino (Yohana) y Alain Amador (Reynaldo) hicieron gala del histrionismo tan defendido por el maestro Stanislavski al reclamar el enriquecimiento de la experiencia interior mediante huellas, las cuales no se borran con el tiempo.

Los 50 capítulos de Los hijos de Pandora han hecho meditar sobre la necesidad de seguir educando desde la comunicación en el ámbito familiar y fuera de él. Es preciso sembrar la alerta en el ojo crítico, trascender el acercamiento primario del me gusta o no me gusta. De alguna manera lo expresó Raúl Paz en la música de presentación: hay que conocer el mundo de los hijos, sus reclamos, necesidades, añoranzas. Podría pensarse: la familia es la familia y el resto es la familia del otro. No lo olvidemos, en el vecindario puede existir un Máximo o una Nidia, reflexionemos sobre la voluntad holística de los fenómenos sociales que colocan en la cuerda floja actitudes y sentimientos; no basta la acción de condenarlos, lo más importante es transformar al individuo, ennoblecerlo.



Los muchachos de Esther y Luis

Cuando ella le explicó que no lo había invitado a la fiesta de su hermana, porque sería una ceremonia humilde, muy distinta a las de su clase social, Luisito le respondió: “Está bien, María Luisa”, y se fue molesto.

Pero para sorpresa de toda la familia, él llegó ‘de cuello y corbata’ a la hora de iniciar la celebración, y fue quien sacó a Oneida del cuarto luciendo por primera vez maquillaje y galas de mujer crecida, como dictaba entonces la costumbre en aquellas tierras vueltabajeras.

“Yo me pensaba que era la cenicienta en el baile del príncipe, yo me sentía así”, contaría años después, Oneida Áurea Acosta, amiga de los muchachos de Saíz, el juez bueno del pueblo, y la maestra Esther Montes de Oca.

Al hablar sobre el otro hijo del matrimonio, no puede evitar sonreír y contar la anécdota de cuando Sergio le enseñó a bailar rocanrol. “Después de haber aprendido algunos giros y algunas cosas, pretendió hacer ese de pasarme por debajo de las piernas de él y casi que me fractura la columna”.

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Los muchachos de Esther y Luis.
Cuando fueron asesinados Luis (a la izquierda) tenía tan solo 18 años, y Sergio (a la derecha) apenas 17, prácticamente unos niños. (Foto. / Autor no identificado.

Quienes los conocieron confirman que el primero era muy serio y reflexivo, no así su consanguíneo, irremediablemente impetuoso e inquieto. Pero alguna que otra vez, intercambiaban papeles porque la ecuanimidad no le menguaba la valentía al primogénito ni la efusividad restaba madurez política al de menor edad.

A principio del curso escolar 1954-1955 correspondía elegir la presidencia de la Asociación de Alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza en Vueltabajo. El grupo a favor de Antonio Roig, al encontrar varios carteles en diferentes partes del centro que decían: “Vote por Luis Saíz para presidente”, decidió hacerle la guerra a sus contrarios.

La oposición violenta sucedió en el acto de revelación de las candidaturas, cuando Sergio presentó la de su pariente. El altercado terminó casi en una riña tumultuaria. Hasta un tiro lanzaron los partidarios de Roig. Al día siguiente, el hermano mayor y Segundo Rodríguez se entraron a golpes frente al propio plantel. La disputa acabó una jornada después, cuando se volvieron a encontrar en una céntrica calle pinareña.

“Yo pensé que la pelea se iba a reanudar –evocaría años después Rodríguez– y me acerqué preparado para lo que fuera. En eso, sin esperar mucho me dijo: ‘La bronca de ayer fue un mal entendido, nosotros luchamos por tumbar a Batista y somos revolucionarios. Hemos averiguado y sabemos que ustedes están en lo mismo. Por eso lo que tenemos que hacer es unirnos y luchar por la misma causa’.

“Aquellas palabras dichas en un tono enérgico y convincente me causaron una magnífica impresión. Yo le contesté que teníamos conocimiento de que nos iban a acusar, pero él me respondió: ‘Esos son cosas de los padres, pero ya yo hablé con el viejo y le dije que este era un asunto de nosotros, así que no hay problemas’”.

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Los muchachos de Esther y Luis.
El cuarto de los hermanos Saíz permanece hasta hoy como lo dejaran ellos la noche en que los atacaron. Foto. / Osbel Benítez Polo.

Eran unos bonachones los dos retoños de la casa número 41 ubicada en la calle José Martí del poblado de San Juan y Martínez. También tenían un abolengo de bondad admirable.

El conocimiento debía llegar a todo el pueblo, pensaba el segundo descendiente de los Saíz, especialmente a obreros y campesinos, por lo que en unión de otros compañeros creó una escuela popular donde se impartían nociones sobre Derecho Constitucional, Economía Política, Moral y Cívica.

Entre las anécdotas de solidaridad y humanismo de Luis Rodolfo y Sergio Enrique, no puede faltar aquella contada por su propia madre, acerca del destino que a veces sus hijos les daban a los obsequios.

“Al ingresar Luisito en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, y llegar el invierno, le di dinero para que se comprara un traje negro. El tiempo pasó y no lo llevó a casa. Yo le pregunté varias veces, hasta que me dijo: ‘Mami, no me hagas mentirte más, el dinero se lo di a Pablo Silva, mi  compañero, que no tenía con qué pagar la mensualidad’”.

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Esos eran los muchachos de Esther y Luis, que en vida los llenaron de orgullo, y después de muertos, también. Porque tras el crimen, los mensajes de condolencias enviados a la familia sanjuanera por amigos, incluso por desconocidos, les revelaban con mayor nitidez la grandeza de sus hijos.

Aquellas líneas escritas desde Marianao por Juan Oscar Alvarado, compañero de su primogénito en el primer año de Derecho, seguramente les rociaron cariño al recuerdo sempiterno de las ausencias.

Los muchachos de Esther y Luis.
El 13 de agosto de 1982, el matrimonio Saíz Montes de Oca donó su vivienda al Estado cubano para organizar en ella un museo dedicado a sus hijos. Se ubica en la calle principal de San Juan y Martínez. Foto. / Abel Padrón Padilla.

“Pude apreciar su valor juvenil, su calidad de amigo y su decidido entusiasmo por las causas justas y dignas. Llegado el momento de separar a tantos jóvenes mediocres que en Cuba padecemos de los verdaderamente buenos, él se hallaba imprescindiblemente entre estos últimos”, decía el mensaje del joven poeta, asesinado por la dictadura batistiana meses después.

Igual de emotiva es la misiva llegada del extranjero a nombre de Juan Manuel Rivero, el compinche del inquieto Sergio en los mítines relámpagos en San Juan y Martínez, a quien el primero cargaba sobre sus hombros para que arengara al público y luego ayudaba a virarse el abrigo reversible, de modo que la policía nunca encontrara al “del jacket verde” [así lo tenían fichado].

“Dolor, dolor mortal nos embota el espíritu al pensar en  aquellos los hermanos vivaces, amadores del bien, luchadores de la libertad, que por culpa de salvaje bestia [Margarito Díaz] han desaparecido de este mundo material… que no del otro, del eterno.

“Hoy hace un año que murieron para el mundo y nacieron para la gloria. Han muerto aunque presumimos que viven más desde que murieron… El culpable ha hallado en su impiedad el castigo, cuando se ha matado.

“Hoy como nunca veo al bueno de Sergio con la candidez de su espíritu mirarme con sus ojos llenos de esperanzas e ilusiones y diciéndome: ‘Cálmate Oriente, cálmate’”.

Otra carta les arropó el alma a los progenitores, fue la de Raúl Roa, fechada cuatro días después de aquel sangriento 13 de agosto de 1957, noche en la que los dos jóvenes fueron baleados en plena calle, cerca del cine Martha, por un soldado batistiano, con la complicidad de otro uniformado.

“No puedo ni podría aconsejarte resignación. No puedo ni podría proporcionarte consuelo alguno. La resignación y el consuelo son vana retórica en trances como éste. Baste decirte que, como padre, lo siento, siento como propia tu desolación; y como padre, sólo cabe desear que esté cercano el día en que la sangre inocente de tus hijos ―semilla generosa― deje de clamar justicia e irradie luz serena en el recuerdo.

 “Las circunstancias los han convertido en símbolo y como mártires pasarán a la historia. No en balde la conciencia toda del país se ha sublevado contra tan abominable crimen, rompiendo el silencio de espanto en que vivimos sumidos”.

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Los muchachos de Esther y Luis.
Esther y Luis tuvieron por hijos a cada joven que llegaba hasta ellos deseoso de conocer la historia de su prole. Aquí la vemos con 105 años, junto a miembros de la UJC y la AHS. / Foto: Autor no identificado.

Probablemente por ese cariño manifiesto, el matrimonio  pasó mucho tiempo sumido en un ensueño creyendo que sus niños estaban en una misión muy importante y que en cualquier momento regresarían al hogar.

Dicen que durante años el cuarto de los adolescentes permaneció intacto. La casa y los padres de los mártires, estuvieron siempre abiertos a la gente deseosa de conocer sobre sus pequeños.

Aunque no felices, Esther y Luis sí vivieron orgullosos de sus muchachos. Nunca dejaron de llamarlos así. “¡Qué belleza! Se las dedico a mis hijos. Ponlas en las camas de los muchachos”, era el agradecimiento habitual de esa madre a quienes le obsequiaban flores.

Fuentes consultadas

El libro Brisa Nueva, de Luis Beiro Álvarez, Sergio Suárez López, Luis A. Figueroa Pagé y Reinaldo López Medina. El documental Por qué luchamos, de la Asociación Hermanos Saíz. Los textos periodísticos Estoy llena de juventud, de José Luis Estrada Betancourt (Juventud Rebelde, edición digital del 11 de mayo de 2013) y Esther Montes de Oca, educadora de generaciones, de Yanet Medina Navarro (Blog Isla al Sur, edición del 9 de agosto de 2009).



El retorno de los ancestros

Son las seis de la tarde en el piso 11 del Doce Plantas de Holguín y un manojo de luces rojizas entrecortadas se cuela por el hierro de las rejas. Dalma entona la canción para citar a los espíritus y se oye un background de Dj ArtE al fondo, que suena como un leve tamborileo: Hoy quiero hacer un llamado/ y mis raíces juntar/ para bailar en los montes/ y con las aves cantar.

Quieren nombrar solo a los fallecidos comprensivos, a los muertos bien muertos porque vivieron una buena vida, aquellos que se fueron sin rencores, sin penas, y se fusionaron de vuelta con la naturaleza.

La música en sus orígenes no fue más que eso: un llamado a los ancestros para que otorgaran el reposo y la luz, y luego vaticinaran la lluvia y la fertilidad. Ambos ahora están a la mitad de un viaje de regreso al centro de la calma. La música electrónica es la carretera –sendero– trillo en el periplo. Los muertos siembran girasoles en las cunetas, como señales luminiscentes que indican la dirección a seguir.

Este viaje para Dalma comenzó cuando arribó a Holguín hace aproximadamente cuatro años para estudiar Periodismo. Entonces todavía se llamaba Doris Caraballo y cantaba en los festivales de la universidad y en algunos conciertos de la Asociación Hermanos Saíz. Un día en una de las peñas de literatura de Ediciones La Luz, escuchó tocar a Dj ArtE. Le llamaron la atención las sonoridades con las que él experimentaba, pero en ese momento no dijo nada.

Dj ArtE estaba en el mundo de la música electrónica mucho antes de que aquella muchacha coincidiera con él en Ediciones La Luz, desde que ambientaba las fiestas con una disc man. Él se llama Artemio Viguera y lleva el arte hasta en el nombre.

En 2013 conoció al holguinero Dj Alexei y por su influencia se enfrentó a los hiperactivos dj sets en los diferentes clubes de la ciudad. Participó en varios proyectos como el Festival de Música Electrónica y las Romerías de Mayo. Con el tiempo evolucionó y encontró la seguridad de crear su propio estilo como Dj productor.

No era Artemio el de las disc man, sino Dj ArtE, cuando entró al Laboratorio Nacional de Música Electroacústica. En 2019 nominaron uno de sus temas al Festival Cuerda Viva, Como el agua, que forma parte de un disco llamado Mundo nuevo, donde abundan los timbres pausados y espaciales.

No solo en dicha entrega discográfica Dj ArtE ofrece un recorrido orgánico y sideral, también lo hace en el teatro provincial Eddy Suñol de Holguín, donde tiene un espacio llamado Revelaciones en el que se conjugan artes visuales, música electrónica y poesía; con la participación habitual de la poetisa Elizabeth Soto e invitados como Luis Yuseff, Erian Peña y los productores Jeaffri Lewis y Rakxo.

Siempre le ha gustado mezclar la electrónica con los sonidos reales de la naturaleza. En las peñas de poesía en la editorial manejaba la línea de la electrónica instrumental. Allí, la música y la poesía llegaron como una revelación para Doris.

A su vertiente instrumental, Arte quiso añadirle una textura de voz que desnudase todo lo orgánico que llevaban sus venas musicales, sus preferencias, su sonoridad.

En esa búsqueda encontró a Doris y supo que era la indicada para hacer World Music. Fue así como abandonaron sus nombres y nació Dj ArtE&Dalma, un proyecto que lleva un mensaje naturalista a los oyentes.

Foto. / Liván Espinosa

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No se imponen un género. Mis ancestros tiene sampleos de ritmos originales, no se mueve ningún timbre ni tono. Se le incluye la electrónica de manera orgánica. Toman de todo un poquito para crear algo nuevo, con raíces y tradiciones rítmicas ya existentes.

Dalma nunca había escrito canciones. En su primer tema Mis ancestros se basó en sus referentes: la guajira, Nicola Cruz, Perotá Chingó, entre otros. No son iguales, mas se asemejan en cuanto a la intención que tienen, a lo que logran en las personas: un sentimiento de relajación, de encontrarse uno mismo.

Arte considera que los ancestros no solamente están en lo afrocubano. Hay una cultura muy rica, anterior a la afro, que ha sido muy poco explotada en Cuba, una cultura que cantaba y veneraba a la naturaleza primigenia de la Isla. En Latinoamérica, Dj y productores aunados en el movimiento del Global bass, forman una comunidad donde utilizan ritmos con elementos folclóricos autóctonos, con basamento en la electrónica.

En cuanto a la producción nacional de este tipo de música, Cuba pierde oportunidades cuando los Dj cubanos firman con disqueras extranjeras. Arte explica que eso sucede porque todavía se considera a esta música como importada. Por ello se ha llegado al anquilosamiento y para librarse de este estigma ellos trabajan con ritmos cubanos.

No solamente Dj ArtE&Dalma. También Leonardo Milano de Cuba, Dj Lejardi, Djoy de Cuba, Dj Reitt y Pauza proponen una mezcla de la música folclórica cubana y la electrónica con tintes psicodélicos, bucólicos y minimalistas.

Según Arte, todavía falta para ver una escena de lo que se llamaría música cubana electrónica y no al revés. El trabajo de apoyo de las instituciones no ha resultado suficiente para los que apuestan por este género.

Sin embargo, la música electrónica en Cuba ha encontrado asideros importantes en los distintos certámenes que evalúan su factura.

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Tras un disco (LP), Mis ancestros de 10 temas, y varias nominaciones a concursos como el Havana World Music, Cubadisco, Cuerda viva y Dj Contest pro de Puebla, México, Artemio consolida Al Sur, un proyecto interactivo que pretende invitar a talentosos artistas, que como Dalma, prestigian la escena.

Muchos lo han apoyado: Yojanner Cedeño con una fresca realización audiovisual; Lenini Ortega con su incondicional soporte en la producción; Sandra Simon en la percusión, Producciones Naufragio con su profesionalismo, entrega y amistad…

Dalma afirma que tienen un largo camino por recorrer, con la ventaja de que no muchos artistas en el país hacen ese tipo de música para posicionarse. Por ahora quieren conquistar el público harto conocedor del género y sus tendencias.

El dúo toma lo mejor del folclore y lo traduce a la electrónica con el objetivo de que quien lo escuche escape un poco de la realidad. De manera idealista, trabajan patrones identitarios de las raíces cubanas con el privilegio de vivir en una Isla cuya historia musical es grandísima, con una marcada riqueza sonora.

Con su música retornan al origen donde no miran tanto hacia afuera, sino hacia adentro, para que irrumpa la sonoridad del espíritu con todos sus colores. Los ancestros permanecen en el camino repleto de girasoles. Solo debemos escucharlos.



Voces jóvenes para soñar despiertos

Es la 1 y 15 de la tarde, miro ansiosa el reloj, me angustio porque hay una interferencia en el sonido, acomodo entonces la vieja antena contra el ventilador, por fin se arregla. Ya llega el momento esperado… 1 y 30 p.m., una música cautivadora y la voz suave del presentador invitan a estar muy cerca del aparato durante varios minutos para escuchar En clave, que desde el 4 de abril de 2021, a través de la emisora Radio Rebelde, da protagonismo a los creadores afiliados a la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

Para conocer sobre las características fundamentales, secciones y estructura de esta transmisión, BOHEMIA entrevistó a Yasel Toledo Garnache, su codirector, quien es escritor, periodista y ocupa el cargo de vicepresidente nacional de la AHS. A pesar de su juventud dirige, además, la revista El Caimán Barbudo y es guionista de Paréntesis.

— ¿Con qué objetivo fue creado En clave?

—La promoción de los jóvenes artistas cubanos es una de las prioridades de la Asociación Hermanos Saíz, la cual cumple 35 años de vida el próximo 18 de octubre, siempre con el deseo de seguir creciendo, entre retos y sueños.

“A lo largo de este tiempo hemos construido una plataforma importante de comunicación, con espacios propios y otros logrados gracias al apoyo de los medios tradicionales y el sistema institucional de la Cultura.

“La AHS cuenta con programas de radio en diferentes provincias, como Por ahora, en Guantánamo; La hora de los cabezones, en Holguín; En zona, en Camagüey; Nueva era, en Cienfuegos, y Hecho en casa, en Pinar del Río; los cuales suelen tener como protagonistas a miembros de la Asociación, incluidos periodistas, directores, editores y locutores.

“Algunas de esas propuestas tienen más de 15 años de existencia. Paradójicamente nunca había existido una a nivel nacional, lo cual era un sueño desde hace varios años, e igualmente una demanda recurrente en encuentros, Consejos Nacionales, congresos y otros eventos.

“En este período hemos fortalecido el departamento de Comunicación de la AHS, en el cual contamos con algunos radialistas, impulsores importantes para concretar En clave, que pretende ser voz seductora y fuerte de los jóvenes creadores cubanos. Fue muy favorable el talento y el espíritu de Dayana Mesa Giralt, Edelman Henrique Pons, Elizabet Cánova y Leyber Gómez –estos dos últimos son los actuales conductores del espacio–, todos miembros de la organización. Siempre mencionamos de manera especial el apoyo de la Dirección de la Radio Cubana, la emisora Radio Rebelde y el experimentado Ríos Vega, el director”.

Voces jóvenes para soñar despiertos.

Elizabet Cánova y Leyber Gómez, miembros también de la AHS, son los locutores del programa.

“Sus objetivos fundamentales son promover las obras de los miembros de la AHS de todo el país, brindar información sobre el funcionamiento de esta, incluidos sus más de 150 eventos y lo que denominamos jornadas de programación (por ejemplo, la de la Canción Política), el sistema de becas y premios, así como el proceso que necesitan seguir quienes aspiran a integrar este gremio, el cual abarca a la vanguardia de los jóvenes escritores, artistas, promotores e investigadores de la nación. Deseamos que sea también fuente de crítica artístico-literaria y sitio para el debate cultural.

En clave debe difundir, asimismo, obras ganadoras en eventos nuestros, como el Taller y Concurso Antonio Lloga In Memoriam, en Santiago de Cuba; La Vuelta Abajo, en Pinar del Río; y Ultrasonido, en Las Tunas. Es primordial que contribuya a un mayor alcance de los contenidos que se publican por primera vez en las ya mencionadas emisiones radiales de la Asociación Hermanos Saíz en otras provincias.

“Buscamos llegar a la mayor cantidad de personas posibles, sin importar las edades, aunque está dirigido de manera especial a los jóvenes. Queremos que la gente sienta el ritmo, las energías, el lenguaje, los sueños y el palpitar de la AHS a través de las ondas radiales”.

— ¿Qué estructura tiene el programa?

—La música, mayormente de autores menores de 35 años de edad, resulta esencial dentro de En clave, aunque igualmente se transmite la de consagrados, que son referentes para las nuevas generaciones. Abarca, asimismo, secciones acerca de diversas manifestaciones artísticas, como Itinerario, Escáner musical –a cargo de Yansert Fraga y Yentsy Rangel–; y de la AHS en la web, con un resumen de los principales contenidos de la organización en este sitio hipermedia y en las redes sociales.

En clave avisa sobre exposiciones, sugiere libros y productos audiovisuales, incluye entrevistas y estrena canciones. Realizamos concursos de participación para los oyentes, con premios como discos, volúmenes, pulóveres y nasobucos que forman parte de campañas promocionales de la Asociación. Intentamos conjugar disfrute, informaciones, debate, crítica y el encanto de la espiritualidad, y que todo esté interconectado con el efecto seductor que puede tener el arte”.

Voces jóvenes para soñar despiertos.

Durante la transmisión de En clave.

— ¿Cómo escogen las temáticas y a los entrevistados?

—En la AHS solemos definir una estrategia de comunicación y promoción para cada año, a partir de los diferentes eventos y los ganadores de las becas y premios. Estamos al tanto del quehacer de nuestros asociados, pues somos una familia grande y diversa en todo el país.

“Los temas en debate son elegidos según particularidades de cada contexto. Varios creadores nos escriben por las redes sociales y correos electrónicos, con propuestas que siempre tomamos en cuenta. Nos envían sus obras, su deseo de participar, y entonces ahí aparecen”.

—En época tan compleja, ¿cómo lograr ser la voz de los artistas jóvenes cubanos?

—Desde la multiplicidad de participantes y manifestaciones artísticas; escuchando las opiniones sobre las obras, también los sueños y aspiraciones en las voces de los propios autores, de todos nosotros. Aunque En clave se centra en el panorama creativo del país, en él palpita la sociedad cubana en general.

“Resulta esencial impulsar cada vez más lo mejor de la vanguardia artística joven de la nación, por su posible contribución a la jerarquía cultural, la formación de los públicos y de los propios creadores”.

Voces jóvenes para soñar despiertos.

Parte del colectivo de realización.

—Antes de iniciar En clave ya existía Paréntesis, en la televisión.

Paréntesis surgió en 2006, también con el propósito de aumentar la promoción del arte joven cubano, y a partir de entonces han sido muchos los proyectos audiovisuales dedicados a ello. Solamente en los dos últimos años hemos realizado los programas televisivos El potaje, acerca de la música cubana; Del agua que bebemos, con jóvenes músicos de la AHS y que son estudiantes o graduados de la Universidad de las Artes; Una vez al año, para publicitar las becas y premios; Corto circuito, cuyo eje es el debate cultural; De vuelta a La Madriguera, a fin de divulgar la obra de raperos de La Habana; Activos desde casa, con algunos de los escritores y artistas más activos en las redes sociales durante la etapa de pandemia; Nueva era y Arte soy, ambos con entrevistas a creadores de todas las manifestaciones, entre otros.

“El punto coincidente principal entre Paréntesis y En clave es, como he dicho, el patrocinio de la obra de los jóvenes artistas cubanos, pero son dos proyectos muy diferentes, pues el primero tiene como columna vertebral la entrevista a un creador, con la proyección de algunas de sus obras; mientras el segundo es más plural y abarcador en cada emisión.

“Deseamos seguir creciendo como AHS ‘ahora y siempre’, eslogan de la campaña por el aniversario 35 de la organización. En clave es otro reto, ojalá tenga larga vida”.



Viaje a la fantasía

Es la juventud el relevo, en esta etapa de la vida los artistas crean con ímpetu sus obras. En la literatura, por ejemplo, casi todos comienzan a esbozar sus primigenios poemas, cuentos o novelas antes de cumplir las 35 primaveras.

No fue diferente para Abel Guelmes Roblejo, quien ya anda con paso seguro en la narrativa. A pesar de su corto bregar en el mundo de las letras, ha tenido el placer de recibir dos galardones en concursos especializados: el primero fue el de la revista Juventud Técnica, en el año 2017, con un cuento de ciencia ficción; el segundo, el Oscar Hurtado, hace dos años, en la categoría de fantasía. Su último y no menos importante lauro fue el premio La Gaveta, del año pasado –un certamen organizado por la revista homónima, de la Asociación Hermanos Saíz en Pinar del Río, y no especializado en estos subgéneros–, en el apartado de cuento.

En entrevista exclusiva con BOHEMIA nos habla sobre sus primeras experiencias en el mundo de la creación literaria, así como sus éxitos actuales; la importancia de los talleres para los escritores y lo más importante: no dejar nunca de leer y nutrirse de los más sabios.

“Comencé a escribir en el año 2013 –rememora–. Desde ese entonces me acerqué al taller Espacio Abierto y al proyecto Dialfa, ya que eran los únicos lugares afines a mis gustos literarios, además tenía conocimiento de que en ellos se reunían escritores. Estaba prácticamente como una página en blanco y quería nutrirme de sus conocimientos.

Viaje a la fantasía.

En 2017 vio publicado su primer libro.

“Al inicio creía que narrar era fácil. Un día me senté y tecleé en la computadora 12 páginas de mi primer cuento. Aún lo tengo, es desastroso; solo que en aquella época no lo veía así, incluso lo envié a un concurso. Sin proponérmelo, su género era la fantasía; en aquel momento no sabía la existencia de estas diferenciaciones, para mí era solo escribir un texto.

“En mi primera sesión de Espacio Abierto, escuché algunas narraciones con los mismos errores que la mía, y me di cuenta de que necesitaba más lecturas. Debía respetar este oficio que recién había descubierto y hacerle honor a quienes me estaban enseñando”.

– ¿Personalmente, en qué devino ese taller?

-Es mi casa, mi familia. Allí sigo aprendiendo en cada encuentro y he puesto en práctica todo lo asimilado en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. He crecido en la literatura y como persona. No fuera lo que soy hoy, como escritor, si no existiera Espacio Abierto. Para mí sí resulta imprescindible.

“Es literal y literariamente mi taller, aunque no de forma exclusiva, es tan mío cómo de cualquier escritor que se le acerque, a fin de cuentas, es un espacio accesible para todos. Ha ayudado, ayuda y ayudará a muchísimos literatos, no solo de La Habana, también de otras provincias”.

-¿De qué manera el Centro Onelio contribuyó en tu formación?

-Entré en el propio año 2013. Allí aprendí las técnicas narrativas, a amar y respetar el oficio de la literatura, a cuidarlo y atenderlo a diario. Cambió mi forma de ver todo. Está entre las mejores experiencias de mi vida. No solo conocí gente maravillosa y me integré a esa hermandad, también a magníficos escritores”.

-¿Por qué escribes ciencia ficción y fantasía?

-La afición al género fantástico en general (lo que incluye a la ciencia ficción) viene de las lecturas que tuve en la infancia. Entre mis autores preferidos en esa época se encontraban Julio Verne y Poe, por mencionar sólo dos.

“En la actualidad sigo sin proponerme escribir un género en específico, más bien hago un cuento o una novela, en resumen, una historia. Eso no niega que tenga preferencia por lo fantástico al escribir y al leer, porque es una literatura que no tiene límites preestablecidos, es libre, solo la restringe la imaginación del autor, quien crea un mundo nuevo. No es como en el realismo, donde se recrea una historia ya con reglas estrictas en un universo conocido”.

Viaje a la fantasía.

Además de este volumen, incluido en la colección Hojas de Hierba, de Ediciones Loynaz, sus obras en integran varias antologías.

-¿Qué te aportó haber obtenido el premio en el concurso de la revista La Gaveta?

-Gané el primer premio en este certamen con el libro Menú Completo. Fue maravilloso que reconocieran de esta manera mi trabajo. “He cumplido así varios sueños: publicar en mi país, ser leído por mis amigos, emocionarme porque algunos desconocidos me digan que les gustó y verlo en un stand en la Feria Internacional del Libro de la Habana.

“Es un volumen de cuentos, donde los relatos se centran en el absurdo. Creé una serie de historias, en apariencia comunes, que se van desarrollando hasta llegar a niveles irracionales. Quería demostrar que los géneros literarios pueden utilizarse como pretexto, porque lo que importa es lo que cuentas; por eso en mi libro encontrarás cuentos humorísticos (o rayando el humor), de suspense y románticos.

“Recibir ese premio es una prueba de que en Cuba hay quienes ven más allá de los géneros literarios y se fijan en lo que uno quiere decir como creador”.