Escritores


Cronopios cubanos, espacio para acercarnos a la creación joven

Escribir es una de mis mayores pasiones, al mismo nivel de leer, escuchar música, disfrutar el teatro, la danza y el cine…, caminar por las calles y senderos de nuestra Cuba, adentrarnos en su belleza cultural. Hoy comenzamos esta sección, precisamente para compartir ideas y sensaciones sobre el quehacer artístico en nuestro país, en especial el relacionado con los jóvenes.

Cronopios cubanos toma el nombre de esos personajes inquietos, idealistas y sensibles de Julio Cortázar, diferentes a los famas (pretenciosos y formales) y  a las esperanzas (que parecen estar en un punto intermedio). El propio autor explicó que al encontrarse solo en un teatro en París en 1952 tuvo la sensación de que había en el aire personajes indefinibles, una especie de globos que veía como de color verde, muy cómicos y divertidos, muy amigos, que andaban por ahí, y se llamaban cronopios. En el libro Historias de Coronopios y de Famas toman más un aspecto relativamente humano, con sus conductas singulares, un poco como las de los poetas, según palabras del propio Cortázar.

Los cronopios cubanos a la vez debemos tener características muy particulares, en correspondencia con el alma de nuestra nación y el ritmo de nuestra cultura, desafiante y hermosa como pocas. Nos caracteriza el conocimiento de la realidad y también la ilusión.

El sobresaliente escritor argentino, padre de obras como Rayuela, Bestiario, Final del juego,  y 62/Modelo para armar, tiene también mucho de cubano, gracias a su relación con la Casa de las Américas y la Revolución, que tuvo gran impacto en la literatura, en la cultura latinoamericana y en la manera en que muchos comenzaron a ver la vida y los procesos sociales desde lo colectivo.

En una entrevista, publicada en varios medios de prensa, expresó: “En 1961 se produce en mi vida un hecho muy importante: es que yo hago mi primer viaje a Cuba y tomo contacto aquí con el mundo cubano, con la Revolución cubana, y eso fue coagulante, el catalizador que me mostró a mí hasta qué punto yo era latinoamericano, hasta qué punto yo era argentino, cosa que había ignorado durante muchos años. Puedo decir que a mí la Revolución cubana me metió en la historia, me hizo entrar en la historia. Yo antes solo pensaba en lo estético”.

La influencia de este autor en la literatura latinoamericana y universal es innegable, con un estilo que rompió moldes y experimentaba de manera constante. Era amante de las artes de manera general, con profundo compromiso social, otra de las enseñanzas.

En esta sección encontraremos acercamientos a libros, obras audiovisuales y de teatro, exposiciones, eventos y a cualquier otro fenómeno de la creación desde las visiones de un joven, que constantemente ve cronopios por toda nuestra geografía, personas humildes y enamoradas, que se inspiran o que desde lo cotidiano pueden motivar versos y canciones.

Queremos hacer más visible el entramado cultural de la nación, con gran protagonismo de los jóvenes. En ocasiones también brindaremos nuestros análisis sobre problemáticas y circunstancias relacionadas con la creación, incluidas polémicas en el ámbito intelectual más contemporáneo. Reflejaremos  parte del quehacer de la Asociación Hermanos Saíz, la cual agrupa a la vanguardia de los jóvenes escritores y artistas en Cuba, organización desafiante y hermosa, que pretende actualizarse de manera constante.

Uno de los desafíos es lograr que los creadores más talentosos de nuestra generación sean más conocidos en el panorama de nuestro país y también a nivel internacional, que poco a poco se conviertan en referentes desde su arte y pensamiento. Ellos deben ser los Maestros del futuro.

Cronopios cubanos será un espacio para pensar y soñar, para opinar y compartir criterios muy personales, para conocer más la obra de quienes sueñan con dar pasos fuertes en nuestro ámbito cultural  y en otras partes del mundo. 


Becas, premios y eventos para unir el arte joven

Este 25 de abril, en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) informó acerca de las convocatorias a becas y premios que cada año distingue a creadores en las diferentes categorías artísticas.

Yasel Toledo Garnache, presidente nacional de la AHS, presentó la campaña de comunicación para el año 2024 bajo el concepto o slogan “El arte nos une”, mediante la cual se articulan acciones de promoción de los escritores y artistas miembros, los eventos que coordina la AHS y el repaso por la historia de la organización con acciones por su aniversario de creada o el homenaje a Sergio y Luis, a quien le deben su nombre como asociación de la joven vanguardia artística en Cuba.

“El arte nos une”.

Esta campaña también pretende potenciar el trabajo artístico con miembros de la organización y jóvenes artistas en sentido general y el impacto de la organización en la sociedad.

Toledo Garnache refirió que la plataforma de becas y premios alcanzan la cifra de más de 30 convocatorias, las que han propiciado el apoyo para proyectos artísticos de gran relevancia en el arte cubano más reciente.

Entre las novedades del sistema de becas y premios, se encuentra la inserción de la Beca “Lázaro García” para trovadores de acuerdo con BisMusic.

También se convoca por primera vez, la Beca para Proyecto Transmedial, que lleva el nombre de José Luis Estrada Betancourt, periodista que acompañó a los jóvenes artistas y la promoción de la organización. La misma se convoca para todos los jóvenes cubanos y está dedicada a la producción de contenidos en plataformas digitales.

La nueva beca dedicada a los músicos lleva el nombre del Maestro de Juventudes Lázaro García. 

Por su parte, la Beca de creación para Radiodocumentales es una oportunidad para radialistas de contar historias que reflejen aspectos de la identidad nacional y la misma está financiada por Radio Rebelde.

Otro de los nuevos premios es el convocado para jóvenes artistas del ballet y lleva el nombre de Fernando Alonso.

La vicepresidenta Ana Irma Pérez refirió la importancia de las becas dedicadas a músicos y la necesidad de la concepción de una nueva, que lleva el nombre del Maestro de Juventudes Lázaro García.

La vicepresidenta Santa Masiel Rueda abordó los principales eventos que se organizan desde la AHS, y la realización de la próxima edición de las Romerías de Mayo, principal evento organizado por la joven vanguardia artística.

“Las becas y premios de la AHS son parte de su estrategia para potenciar el trabajo de los jóvenes artistas en cada una de las manifestaciones”.

En Romerías de Mayo confluyen varios eventos dedicados a las distintas manifestaciones del arte y a los jóvenes artistas y es uno de los grandes momentos para mostrar el arte y los proyectos que llevan adelante.

Las becas y premios de la AHS son parte de su estrategia para potenciar el trabajo de los jóvenes artistas en cada una de las manifestaciones; de igual manera cada evento coordinado por la organización es parte de su visibilidad al arte joven y sus hacedores.


Do not disturb y su mundo de siluetas

Un viaje de sensaciones, silencios e imágenes; un universo de sombras físicas y espirituales en el interior de un motel y sus alrededores, pero especialmente dentro de sus personajes, es la propuesta del libro Do not disturb, del joven escritor espirituano Ariel Fonseca Rivero, ganador del Premio Calendario de Narrativa (2020) que otorga la Asociación Hermanos Saíz. La riqueza narrativa y la solidez de la obra definen, entre otros rasgos, esta entrega de la Casa Editora Abril, que contó con la edición y corrección de Laura Álvarez Cruz, y con la fotografía de interior y cubierta de Lino Valcárcel.

Desde el primer relato (“Room 12”) hasta el último (“Room 45. No se admiten mascotas”, el lector se sumerge en historias interconectadas por circunstancias, personajes y un espacio común, con un trasfondo psicológico que enriquece lo narrado y a sus protagonistas. Las historias transmiten más allá de las palabras, dejan una sensación agradable y la posibilidad de imaginar situaciones y recrear múltiples finales en la mente de los lectores.

foto: archivo

Los diferentes relatos tienen vida individual, pero igualmente se complementan en la construcción de una atmósfera general: un motel con sus propios pálpitos. Todo transcurre cerca de algún desierto, se menciona el equipo de los Red Sox y hay un niño con una casaca roja, pero el lugar pudiera ser cualquiera, porque el punto central de esta obra son las sensaciones, los traumas y temores, los dolores y singularidades de su gente.

El libro incluye otros elementos universales como globos, payasos, un carro de helados, música, desamor, columpio, nubes, ladridos… que en su conjunto confluyen de manera natural en diferentes ambientes. En cuanto a lo formal, nos brinda tres secciones, diez relatos y 79 páginas, con una narración limpia, diferentes puntos de vista y cambios temporales frecuentes que ayudan a entender la forma de pensar y actuar de sus seres.

El jurado de Calendario, integrado por los escritores Nelton Pérez, Yunier Riquenes y Ernesto Pérez Castillo, resaltó que “arma bien una historia con un buen uso del lenguaje y la creación de personajes bien diseñados”. Como expresó la escritora Beatriz García Huidobro, “en este libro desaparecen las fronteras entre cuento, novela, elementos de eventuales memorias y pinceladas de crónicas literarias, lo que demuestra que toda apuesta es válida cuando posee una poética propia”.

Cuando nos sumergimos en sus páginas, caminamos por senderos conocidos, por influencias de algunos audiovisuales u otras lecturas, pero sin duda, Do not disturb tiene un alma muy propia que atrapa y nos lleva a pensar en ese sitio que seguramente tiene vida más allá del papel.

Graduado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, autor de varios títulos y miembro de la Asociación Hermanos Saíz, Fonseca Rivero logra una obra sugerente, con despliegue de sensibilidad y capacidad para agrandar pequeños detalles como siluetas y rasgos subjetivos.

 

  • * Publicado orginalmente en el blog del autor Mira Joven. Tomado del Portal Cubarte.

Libro Periodista de provincia o el desafío de narrar desde el humor (+Video)

Hace poco llegó a mis manos el libro Periodista de provincia, del villaclareño José Antonio Fulgueiras, quien ha tenido experiencia como reportero en diversos medios, incluidos los periódicos Granma y Vanguardia, y actualmente como corresponsal de la agencia Prensa Latina.

Varias veces había escuchado sobre esa obra, publicada en el 2012 por la editorial Capiro e integrada por 55 crónicas breves, por lo cual me sumergí rápidamente en sus páginas. Desde la primera, Lam en Sagua,hasta la última, con igual título que todo el volumen, su autor nos propone un viaje por parajes y situaciones, en las que siempre está presente el humor.

Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y autor de otros títulos como El hombre por dentro (1994), Con el santo claro (1995), Gambia: el perfume de las raíces (2000), Víctor Mesa: el béisbol en vida (2002), Cerca del Che (2004) y Tal vez pura coincidencia (2007), Fulgueiras, nacido en Sagua la Grande en 1952, narra hechos desde el realismo y un humor, que suele provocar sonrisas y hasta carcajadas; sin embargo en el centro están siempre sus experiencias reporteriles y visiones a través de la lupa periodística y sus cualidades como cubano sato.

Algunos textos reflejan anécdotas de cuando se desempeñaba como operario C del Centro Telefónico de Sagua, pero ya sentía esa vocación inevitable de periodista y entrevistó, por ejemplo, al pintor Wilfredo Lam.

Entre las crónicas se incluye «El Migue», referida a la etapa en que el actual Presidente de la República se desempeñaba como Primer Secretario del Partido en Villa Clara, y jugaba softbol los sábados junto a periodistas y otras personas.

José Antonio Fulgueiras

Ahí está el humor y también el cariño hacia quien solía ser pitcher titular y segundo, tercero o cuarto en la alineación ofensiva, hacia quien conectó un jonrón decisivo en un torneo nacional de la prensa, propinaba ponches, pero también se molestaba un poco cuando alguien le conectaba un jit, hacia quien después fue Primer Secretario del Partido en Holguín, Ministro de Educación Superior, Vicepresidente de los Consejos de Estado y hoy lidera la nación.

A través de sus letras uno descubre al hombre bromista y amante de los deportes, que se ha ganado la admiración de muchos. En «Cien minutos con Fidel» nos acerca también al Líder Histórico de la Revolución, cuando en un recorrido estuvo en una situación incómoda al hacerle una pregunta que no tenía ninguna relación con el contexto o temas del momento.

 

Otras crónicas son «Un santo del periodismo», «Asesinato», «Pequeña agenda», «El vicio de fumar», «Blandito y Pedrito», «La prueba de conocimientos», «Confieso que pequé», «El show de travestis», «Muñecón», «El masajista», «Diles que no me maten», «La ruta de las serpientes» y «La tesis y Tartufo», estas dos últimas referidas a escenas de la etapa de estudiante. Resultan muy favorables la riqueza narrativa y el costumbrismo presentes a lo largo de las 200 páginas.

En una ocasión el Premio Nacional de Periodismo por la Obra de la Vida José Alejandro Rodríguez definió este libro como una “cebolla picante”, por esa capacidad de motivar carcajadas hasta el punto de hacer salir lágrimas a veces.

Durante su lectura uno piensa también en lo bueno que sería cultivar más en la actualidad el periodismo humorístico, una especie de imán para lectores de todas las generaciones. Aquí se presentan de forma graciosa situaciones incómodas como amenazas de algunos por críticas recibidas o rutinas productivas y maneras “cuadradas” de pensar de directivos, incluso dentro de los medios de prensa.

Uno de los riesgos de este volumen es la inclusión de anécdotas demasiado personales o “provincianas”, pero las situaciones y la manera de contarlas rebasan lo circunstancial y las peculiaridades de contextos específicos.

Entre bromas, esta obra es testimonio de las realidades y dinámicas de un periodista, fuente de conocimientos para quienes hoy ejercen la profesión con particularidades diferentes y similares.


Escritores por la vida desde Holguín

Con transmisiones online realizadas desde la Casa de Iberoamérica y la promoción de catálogos y autores en las diferentes plataformas digitales, se desarrolló recientemente “Escritores por la Vida”, campaña auspiciada por el Centro Provincial del Libro y la Literatura en Holguín ante la suspensión de la Feria Internacional del Libro.

Con auspicio también de la propia Casa, esta campaña posee la finalidad de fomentar el hábito de la lectura a partir del intercambio con escritores holguineros, sus sellos editoriales y como alternativa ante el aislamiento social provocado por la Covid-19, comentó el poeta Moisés Mayán, especialista del Centro de Promoción Literaria Pedro Ortiz.

Escritores por la vida – Foto Alexis del Toro

La misma recorre el panorama literario holguinero a través de los diferentes sellos de la provincia: Ediciones Holguín, que este año arriba a su aniversario35; Ediciones La Luz, de la Asociación Hermanos Saíz, La Mezquita, editorial perteneciente a la filial local de la Unión de Historiadores de Cuba, y el sello de libros artesanales Cuadernos Papiro, con varias transmisiones en vivo realizadas por el proyecto Ángulo Ancho.

Luis Yuseff, editor jefe de La Luz, fundada en 1997, se refirió a los nuevos títulos realizados por esta prestigiosa editorial, como Las piedras clamarán. Poesía cubana contemporánea de temas LGBT+, antología reunida por los poetas e investigadores Virgilio López Lemus y Jesús Barquet; Monstruos. Pequeño Inventario, del espirituano Maykel José Rodríguez Calviño; y los poemarios Mis rejas y mis rosales, de la holguinera Mayda Pérez Gallego; y El Libro de la extraña felicidad, de la tunera Liliana Rodríguez.

Escritores por la vida – Foto Ángulo Ancho

Fue presentada, además, la campaña editorial “Leer nos acerca, leer sana”, con presencia en las redes sociales y dirigida especialmente a fomentar el hábito de la lectura en tiempos en los que el distanciamiento social se impone, así como los diversos materiales que circulan en soporte físico y digital, como carteles, almanaques, pegatinas, fondos de pantalla y postales, además de diferentes spots para televisión y radio.

Escritores por la vida – Foto Ángulo Ancho

Por su parte, los escritores Lourdes González, directora de Ediciones Holguín, y José Luis García, Premio Nacional Alejo Carpentier 2020, compartieron sus experiencias sobre este sello, sus publicaciones, el trabajo editorial, y su promoción en diferentes espacios, como las peñas que protagoniza este sello. García comentó especialmente sobre su trabajo en la editorial, a la cual se encuentra vinculado desde los inicios de su carrera literaria, y donde ha publicado siete libros, como las obras de teatro Una crónica de amor, El hombre de los guantes amarillos y El amor es una cosa esplendorosa.

Asimismo Kenia Leyva, editora de este sello, presentó la campaña “Patria es lectura”, dirigida a consolidar el concepto de “patria”, más allá de los espacios físicos, analizando su connotación en los procesos culturales e identitarios de la sociedad cubana.

Escritores por la vida – Foto Alexis del Toro

Elaine Vilar gana Premio de la Ciudad de Camagüey (+Video)

La escritora Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989) ganó el Premio de la Ciudad Silvestre de Balboa por la pieza teatral Soledad, resultado hecho público como parte de la Semana de la Cultura Camagüeyana.

Se alzó entre las 18 obras de autores de siete provincias, con el seudónimo de Silas y el texto dedicado a la relación de madre e hija ante el conflicto por las pérdidas y las búsquedas en la construcción de identidades.

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“Celestino” convoca en Holguín

Vuelve Ediciones La Luz y la sección de Literatura de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Holguín, a convocar al prestigioso Premio Celestino de Cuento, esta vez en su edición 22.

Podrán participar todos los escritores cubanos, residentes en el país, miembros o no de la AHS, menores de 36 años de edad, con un cuaderno inédito con una extensión mínima de 45 cuartillas y 70 como máximo que deberán enviar a la dirección electrónica: 22premiocelestinodecuento@gmail.com.

Los interesados podrán encontrar más detalles de esta convocatoria en la página oficial de la editorial:
https://edicioneslaluz.cubava.cu/2021/02/convocatoria-xxii-premio-celestino-de-cuento-video/

El evento, que se desarrollará desde el 15 al 18 de junio, de forma virtual atendiendo a las dificultades resultantes de la COVID-19, está dedicado al centenario de Augusto Monterroso y al  aniversario 35 de la AHS.

Las obras serán recibidas hasta el 1 de junio de 2021 y el ganador obtendrá un diploma acreditativo, 1000 pesos, una obra de arte y la publicación del cuaderno premiado a cargo de Ediciones La Luz, a ello se añadirá el pago del respectivo Derecho de Autor.

El jurado lo integrará como es habitual figuras de prestigio en las letras cubanas y darán a conocer su fallo el 18 de junio.

El Premio Celestino es de los más importantes concursos para jóvenes autores cubanos. Sus ganadores más recientes fueron Elaine Vilar Madruga y Robert Ráez.


«Mi intención es estar junto al arte»

Tuve el gusto de presentar online la primera novela de Leonardo Espinoza Benavides, cuando la segunda oleada del coronavirus y la cuarentena amenazaban con transformar nuestra producción del pensamiento y la realidad. Adiós, loxonauta me sirvió como pretexto para (re)visitar la obra de Leo y (re)conocer en ella los signos de lo bien hecho. Novela lúdica, con guiños literarios intemporales, que evidencia una tradición literaria continental enfocada hacia el desarrollo de la ciencia ficción. Además, fue el perfecto motivo que me invitó a dialogar nuevamente con la poética de Leonardo (café de por medio). 

¿Hasta qué punto lo real, esa construcción semiótica que denominamos de dicha forma, impactó en la gestación de la historia de Adiós, loxonauta, tu más reciente novela?

Creo que lo real, en este caso, moldeó la génesis de la obra misma: en medio de una pandemia, como médico trabajando jornadas intensas y otras de completo aislamiento, todo fue adoptando un ritmo particular. La incertidumbre, lo efímero, por momentos una danza con lo aparentemente absurdo y frágil, mi propio oficio en el área de la salud y en el área de las letras, todo en una especie de renovación y redefinición. En ese sentido, en esa forma de realidad en la que nos encontrábamos, fue que esta novela (corta en parte por eso mismo, creo yo) se forjó. Si bien podría lanzar paralelismos de realidad con algunas vivencias personales, eso muy rara vez es mi intención creativa: soy de la escuela de narrar usando la experiencia observada de lo humano más que la interioridad biográfica propia, si bien los pincelazos que mezclan los colores entre ambas son inevitables. Adiós, loxonauta es por completo un hijo literario del año 2020, y todo lo que ello conlleva. Aprovechando la expresión de “construcción semiótica”, soy de los que apuntan a una semiosis que culmine y se determine en el interpretante, desde el cual espero que surja su signo respectivo.

Tus protagonistas apuestan por un space opera donde la especialidad médica de la dermatología es el epicentro que mueve y conduce todas sus aventuras, ¿por qué?, ¿partes también allí de un análisis de tu realidad?

Esta pregunta me acorrala completamente en la respuesta que quise esquivar recién (¡y me saca una risa!). La dermatología: pues, sí. Creo que puedo direccionar esta idea hacia dos caminos válidos. El primero, el universal, el que en cierto modo quise defender en la primera pregunta: cuando narro me gusta crear personajes que han surgido de mis encuentros con personas del mundo real (¡hasta la palabra nos está persiguiendo, lo real!); me gusta trabajar la multiplicidad de opciones simbólicas e interpretativas, cerrando una trama o historia central, por así decirlo, pero dejando, a propósito, el espacio suficiente para que el lector haga suyo este momento novelado incompleto, imperfecto como lo es todo, y que pueda así reverberar hasta quién sabe dónde. El segundo camino, sin embargo, es el que me acorrala siempre: ¿cuánto de mí hay en Ítalo Calvino? Son varios los amigos médicos que me han apuntado, algunos con escepticismo y otros con certeza apodíctica, de que este Ítalo sería yo. ¡No! No, no. (¿O sí? ¡No!). Creo que es un sesgo de convivencia solamente.

Lo que sí es cierto es que intento escribir y crear desde territorios que manejo lo suficientemente bien como para construir sobre ellos de manera cómoda (en este caso, el conocimiento biológico, médico y dermatológico como cimiento). Vuelvo a la semiosis: el lector médico no se detiene con mucho entusiasmo cuando dejo rastros o rutas hacia Calvino (el escritor, no el homonauta), o a Borges o Rufus; mientras que el lector no-médico no se detiene, usualmente —siempre hay excepciones— en el detalle, por ejemplo, de la esfingomielinasa D y la estructura del gremio de la Federación. Así que, volviendo a la pregunta original, sobre dónde comienzo mi análisis de la realidad: desde esto, desde la ambivalencia, la bifurcación, la imperfección, la falta de inicio y final consciente, cualquiera sea el personaje principal, real o fantástico.

En la novela se mezclan los registros de la tragicomedia, con muchos visos lúdicos, incluso irónicos. Esta hibridación de registros, ¿ejercicio de textualidad al azar o pauta consciente?

Pauta consciente. Y gran desafío, por varias razones: hasta entonces, mi obra siempre había estado enmarcada en los cuentos, más o menos largos, pero cuentos al final del día. Y mi voz como autor se enmarcaba en una ciencia ficción con cierta tendencia a lo poético. Algo que me gusta, claro, y que gozo cultivar como parte de mi forma de hacer arte. Pero… no había logrado embarcarme en la novela. Sentí que para lograrlo debía desarmarme y rearmarme, sin temores, sin frenos, a lo que surgiese. Así nació el estilo de Adiós, loxonauta, una comedia por momentos satírica y por momentos tragicómica. Fue la forma espontánea en que pude largarme a una narración más extensa, dejando que los personajes fueran más humanos aún. Y enfatizo lo de humanos porque creo que, por mucho que pueda experimentar y divagar con mi pluma, la esencia de lo que me nace contar se mantiene: historias de gente sencilla en mundos complejos, en busca de sentido y de salvaguardar la ilusión que les permite seguir adelante. Soy incapaz, por ahora al menos, de formar un héroe clásico o una epopeya de final glorioso. Algún día, quizás, pero no por el momento. Me gusta la marginalidad y la confusión existencial. Mi siguiente gran desafío personal es ver qué cosa nacerá entre lo poético y lo tragicómico que he estado cosechando.

¿Has pensado que las aventuras de Ítalo Calvino, homo sapiens, y su colega Krek, loxosceles sapiens, podrían devenir en una saga?

¡Otra vez arrinconado! Debo confesar que no soy muy amigo de las sagas, en general, pero esto me lo han pedido bastante (¡y me alegra mucho, por supuesto!). Cuando pienso en sagas pienso en esos ejemplares de nuestros vecinos anglosajones que sacan tomos y tomos de quinientas y miles de páginas, y de solo verlos me generan ansiedad. ¡Cuántos libros podría leerme en ese tiempo, cuántos autores! Tal vez sea algo regional y vivencial, pero una saga me resuena como inadecuada a la forma en que vivo: entre medicina y literatura suelo dormir tan solo un puñado de horas al día (recuperadas el fin de semana; todo bien), y de tan solo imaginar la cantidad de tiempo que me llevaría leer una de esas sagas… Me pasa lo mismo con las series televisadas, como cuando te recomiendan ver una y al consultar por la cantidad de temporadas resulta que tiene diecisiete y contando. ¡Uf! ¿Y si pasa algo y no logro terminarla? ¿O si no me gusta, pero resuelvo terminar de verla de todos modos? Así que, considerando todo esto, por supuesto que haré una saga con Calvino y Krek. ¿Acaso no les dije que lo mío discurre por la confusión existencial? (Bromas solamente, con una risa a modo de secuela propia del año pasado).

Lo cierto es que sí, creo que haré una saga, ya casi me terminan de convencer, porque el formato me acomoda: Adiós, loxonauta se puede leer en 1-2 días tranquilamente, por lo que respeta lo que por ahora me gusta generar. Tengo pensado el nombre para el segundo libro (pero no creo que esté listo tan rápido).

¿Qué tal la experiencia de publicar con Sietch Ediciones? ¿Qué ha cambiado en los últimos años en el panorama de la ciencia ficción chilena?

¡Gran experiencia! Me tocó ver el nacimiento de esta nueva editorial, así que ha sido toda una vida con ella. Cuando Sietch Ediciones me invitó a publicar, todo era nuevo y todo existía solo a modo potencial. Michel Deb es el responsable de esta aventura: lo conocía lo suficiente, cuando me llamó, como para saber que su intención valía completamente la pena, que era algo a lo cual ameritaba ponerle todo el espíritu y toda la pasión posible. Así, lo que fue primero una publicación en su sello Vintage Pulp, terminó unos meses después convertido en el ofrecimiento de ser parte del creciente equipo editorial de Sietch.

cortesía del entrevistado

Al principio tuve mis temores: la invitación era como editor formal y yo tan solo tenía experiencia editando de manera informal y autodidacta a escritores amigos, lo cual, por mucho tiempo que llevase haciéndolo, no era lo mismo que tomar un cargo como tal. Cuando supe que la editora en jefe del equipo sería Jean Véliz D’Angelo (con formación profesional), entonces me atreví y acepté. Hoy por hoy soy un híbrido editor/agente. Y ha sido maravilloso. Somos una pequeña familia con un mismo sueño: permitir el surgimiento de nuevas historias, acompañando a sus autores y tratándolos como si fueran parte, también, de la gran familia del Sietch. He aprendido un montón, de verdad. Lo que antes conocía solo como autor, ahora lo he podido ver desde el interior de la maquinaria misma, comprendiendo todo lo que implica hacer un libro con cariño y dedicación. Me encanta. Me alegra trabajar con Jean, Michel, Jorge, Iván y los autores y autoras que van sumándose. Y, como si mi alegría fuera poca, aún conservo mi lazo y enorme amistad con Puerto de Escape, editorial en la que soy autor (al mando del genial editor y promotor cultural Marcelo Novoa), de tal modo que he logrado una convivencia aún mayor. Cada una tiene su estilo: cada casa editorial tiene lo suyo, son irrepetibles, creo yo.

Podría entrar a nombrar cualidades de una y otra, y también de las otras editoriales locales dedicadas a la literatura fantástica que han ido surgiendo y que han hecho del panorama chileno actual —respondiendo a la pregunta original— un verdadero momento vigoroso para la publicación independiente, forjando una nueva escena literaria sin lugar a duda, y de la cual veremos su legado en unos años más.

¿Cuál fue el principal desafío textual que enfrentaste al escribir Adiós, loxonauta? ¿Es la novela un género tan complicado como parece a simple vista?

¡Lo es! ¡Vaya que lo es! El mayor de los desafíos fue el convencerme y mentalizarme a, efectivamente, terminarla. Hay algo que siempre comento en entrevistas: soy todo lo opuesto a una persona “organizada”; nunca he usado ni agenda ni mucho menos calendario (dejo notas por ahí y me valgo de buenas amistades para los recordatorios, con la excepción de fechas esenciales, por supuesto). De hacer una analogía que me identifique: soy corredor de los 100 metros planos y jamás podría enfocarme en los 800 metros (dejo de lado los 42 kilómetros de una maratón porque todos tenemos de alguna u otra forma una meta a largo plazo). Llevo toda una vida trabajando y creando de esta forma, desde que lo recuerdo, y me funciona y me fascina. ¿Explosión creativa o umbral motivacional alcanzado? Entonces puedo estar 12 horas sin moverme en una concentración absoluta, por varios días y quizás un par de semanas. ¿Armarme una rutina de escribir un poquitito cada día? Imposible: me aniquilaría mi alter ego de antimateria. Soy un desordenado ordenado, un caótico eficiente (¡quiero creer, al menos!). Mi práctica en el oficio se encuentra, tal vez, en la irregular constancia de tales explosiones. Así que… una novela resultaba complejo en cuanto a logística. Sin embargo, las piezas alcanzaron su alineamiento y me lancé. La novela ya se había armado casi por completo en mi cabeza cuando me senté a escribirla: el aspecto dermatológico ya lo había elaborado mentalmente y el personaje del Inmortal vivía en mi imaginación desde hacía al menos 5 o 6 años, esperando pacientemente el momento de tener un espacio donde desarrollarse (incluida la idea en torno a la medusa Turritopsis dohrnii, que sí, es real); súmesele que estoy realizando un trabajo de investigación clínica en torno al loxoscelismo cutáneo y ¡pum! Era tiempo de apostarlo todo, all in. Inspirado en la extensión de novelas latinoamericanas que me encantan, particularmente Salomé, de una tremenda autora cubana, y Los cuerpos del verano, de Martín Felipe Castagnet, quise apuntar a ese estilo novelístico. Terminar el primer borrador fue intensísimo (benditos sean los momentos de aislamiento pandémico preventivo que tenía que ir tomando, siempre agradeciendo la fortuna de estar sano y salvo, y sin que me faltase nada). Lo demás fue pulir, leer, releer, lectores beta, edición y todo lo que siempre procede. En suma, es una metodología con sus pros y sus contras. El cuento, en contraparte, es un universo paralelo.

Tu personaje Ítalo Calvino es un hombre del Cono Sur, ¿sientes que la condición geográfica, el hecho de nacer en determinado país, define a tus personajes?, ¿cómo manejas las particularidades y rasgos típicos del lenguaje, teniendo en cuenta que tu personaje se relaciona, a gran escala, con otras especies?

¡Uf! Gran pregunta que me llega directo. Sí, creo que el regionalismo de mis personajes es clave fundamental para comprenderlos y descifrarlos. Pero, a su vez, es la forma en que yo mismo incursiono en el tema: me resultaría difícil poner en palabras explícitas mi cosmovisión al respecto y, por eso mismo, lo intento modelar a través de la ficción. En la Feria del Libro Independiente de Valparaíso del año pasado surgió una frase que me atrapó de una forma casi religiosa: “Chile no está resuelto… Chile tiene una pata que cojea”. Si bien creo que la misión es enorme y casi que no logro ver el panorama por completo, sí es algo que intento desarrollar, que intento aportar con mis historias. Hay algo abstracto que tan solo el arte puede moldear. Más que Chile, eso sí, cada vez me siento más atraído por ese concepto geocultural del Cono Sur. No es una atracción que comprenda del todo todavía, pero siento al Cono Sur como un hogar que, a pesar de las turbulencias mundiales que puedan estar ocurriendo, me entrega un cierto cobijo agradable, acogedor, alejándome de posibles nacionalismos fronterizos añejos y, a la vez, configurándome una aldea social abarcable dentro de mi pequeñez humana. De ahí que el español de Ítalo es un híbrido chileno-rioplatense y de ahí que Santiago sea, en aquel futuro, una playa y no una cuenca acorralada por montañas. De ahí nace mi ejercicio de identidad y comunicación. En cuanto al lenguaje entre especies distintas, lo cierto es que no era mi foco en esta novela en particular (el relativismo lingüístico de Sapir-Whorf y las tecnologías traductoras quedarán para otros textos).

cortesía del entrevistado

La relación del ser humano con otras especies inteligentes es uno de los leitmotivs de la ciencia ficción desde sus mismos orígenes como género, ¿por qué te interesa a ti?, ¿sientes que es una corriente de sentido, menos o más subterránea, que atraviesa la poética de tu obra?

Es un tema que me encanta por su enorme cantidad de formas de ser abarcado. Es inagotable, a mi parecer, porque sus límites son los mismos límites de la creatividad. En lo personal, usualmente he usado esas ideas en dos sentidos. Primero, en el incursionar sobre aquello “verdaderamente ajeno” (Stanislaw Lem y Hugo Correa como inspiraciones inevitables); y, segundo, en el aspecto del tropo “espejo”, donde la representación de lo ajeno es tan solo una forma de reflejar algo humano, lo cual sí creo que va con una corriente de sentido que tal vez estoy construyendo de manera no del todo consciente. Confieso, eso sí, que tiendo más al robot-espejo que al extraterrestre-espejo pero, dentro de la variabilidad de refracciones, son dos que gozo tanto leer como escribir. Siempre es desafiante no caer en la mera caricaturización.

¿Es la conquista de un lenguaje particular, de una poética propia, una de tus búsquedas centrales como escritor, o prefieres ir por otros linderos y persiguiendo otros horizontes?

Qué difícil saberlo… (Esta pregunta me hizo parar de escribir, echarme atrás en la silla y mirar el infinito un buen par de minutos… Resultaron ser varios minutos más de lo esperado; pero me tomé un café y volví). Creo que la respuesta es, en primera instancia, que sí: busco una voz propia, de fondo y de forma, aunque tal conquista viene siendo la conquista de uno mismo, acaso un recorrido de por vida. En ese sentido, mi intención es estar junto/con/el Arte. Crear con tal visión y propósito. Hay una pulsión, ¿quizá determinista?, de por medio. Aun así, aunque expresar mi propio desarrollo me resulte complicado, hay algo que sí puedo declarar como horizonte y objetivo, más allá de mi persona: espero que, en algún tiempo y momento, haya al menos un lector que al leer mis historias sienta lo mismo que yo he sentido y sigo sintiendo cuando leo uno de esos libros que te cambian la vida, que te nutren el alma.

Por último, me gustaría que recomendaras un par de relatos tuyos para leer en esta cuarentena, y algunos libros de ciencia ficción que creas pueden acompañarnos bien en estos tiempos que corren.

Para partir el 2021 les recomendaría, o más bien los invito, a que lean los cuentos más nuevos que he publicado por estos días: “Y luego los ángeles olvidan rezar por nosotros”, que apareció recién en la Revista Aeternum, de Perú, en un número titulado “Extrahumanos”; y “Umbrales virulentos: antología de ciencia ficción latinoamericana”, de la editorial venezolana Fundajau, donde aparecen cuatro microcuentos de mi autoría junto a los de otros representantes de la región (¡que están de lujo!). En ambos casos se van a topar con unas ilustraciones increíbles. Pueden dar con los paraderos del material a través de Facebook/Google y, ante cualquier dificultad, me avisan y se los consigo. También les cuento que estoy a la espera de que se publique un cuento al que le tengo un cariño especial, “Dani Dinosaurio (Ve-eleh Shemot)”, pronto a ser impreso en la Revista Crononautas N°2. Y en cuanto a recomendaciones de libros para los tiempos que corren, mis seleccionados vienen siendo: 8 voces: antología de cuentos LGBTIQ+, de Sietch Ediciones (Chile), ciencia ficción fascinantemente novedosa; Recognize Fascism, de la editorial World Weaver Press (Estados Unidos), antologado y editado por Crystal M. Huff, para embarcarse en ciencia ficción y fantasía de corte político, con dos chilenos publicados de por medio; Misión a Laozi, novela del chileno Aparicio N. Frictenns, por Editorial Puerto de Escape, a modo de brindar por el centenario de Lem; y, por último, no puedo dejar de recomendar encarecidamente que lean El Gusano, novela también, del colombiano Luis Carlos Barragán, por Ediciones Vestigio, mi lectura favorita del 2020 (me cambió la vida).