Juan Edilberto Sosa Torres
Orígenes: El deber de persistir
(En busca del hombre/isla)
¿Cómo olvidar los orígenes? ¿Por qué volver al Apóstol? Hay sin dudas, muchas respuestas para estas preguntas. Algunas, tal vez se extiendan en el campo de la realidad inmediata de la isla. Otras, aparecerán ante el individuo según sus urgencias. Lo ideal es que las respuestas estén siempre, o al menos la necesidad de encontrarlas. La institucionalidad cubana (sobre todo aquella que se responsabiliza de los procesos culturales), debería ser un imán para potenciar los viejos paradigmas desde los acontecimientos actuales. Volver a Martí siempre será una solución. Aunque la figura de nuestro héroe no se gasta con el paso del tiempo, su impronta demanda otras prácticas para no ser olvidado. Su luz debe permanecer encendida ante la vista de todos. ¿Cómo no perder su luz en época de apáganos?
Cada año la filial de la Asociación Hermanos Saíz de Santiago de Cuba, desde su célula en Contramaestre, busca encontrarse con el Maestro. A veces desde el mito que hay sobre su corazón enterado en la zona, pero siempre desde la clarividencia de su pensamiento.
La jornada Orígenes, que este año llegó a su XIV edición y que por primera vez se hace presencial después de los años más agudos de la pandemia, nos trae al hombre/isla como bitácora para resistir/permanecer. Dos rutas se recorren durante los días 18, 19 y 20 de Mayo. La primera hasta Remanganaguas, lugar donde ocurrió el primer entierro de nuestro José Martí. La segunda ruta es igual de simbólica, porque va desde su producción intelectual y literaria hasta la trascendencia de su legado, visto desde la obra de los nuevos creadores cubanos.
En esta edición, también se hizo énfasis en el sistema editorial cubano y la crisis del lector en nuestra isla. De ahí los paneles y las distintas presentaciones de libros. Esta es una jornada que se ha caracterizado siempre por explorar las distintas comunidades que integran el territorio de Contramaestre. Su vínculo con la historia y con el movimiento artístico del municipio. Orígenes como jornada no solo ha salvado el quehacer literario y un vínculo más emocional de los jóvenes con el Apóstol, también ha sido (y es), una brújula gremial, una tabla de salvación ante las circunstancias.
Es imposible hablar de Orígenes y no mencionar a su creador: Eduard Encina Ramirez, poeta, pintor, promotor cultural y amigo. Hombre capaz de plantar la bandera del arte en los rincones más oscuro como una espada de luz. Cuidar a Orígenes es también cuidar a la memoria de un hombre necesario como Eduard Encina.
En esta ocasión los invitados de otras provincias no pudieron llegar, ni siquiera los de la ciudad cabecera. Ir a Contramaestre siempre hace mucha ilusión, allí se respira un aire extraño, algo con otro peso. Fueron los jóvenes artistas (y los no tan jóvenes) del municipio los que cubrieron un programa bastante amplio. La AHS y las entidades involucradas volvieron a los escenarios indispensables, aquellos que siempre esperan al poeta, al trovador, a Martí en el rostro de muchos jóvenes.
Mucho hay del Grupo Literario Café Bonaparte en la concepción del evento. Ellos en la actualidad son el corazón y los pulmones de cada una de las acciones. Sin un trabajo constante durante todo el año, esta fecha de seguro tendría otro sabor.
En medio de la crisis económica que atraviesa el país y que no favorece a la gestión, producción y puesta en escena de muchos espacios culturales; la AHS en Contramaestre nos da una lección de vida: “Hay que permanecer”, “Hay que encontrarse con el hombre/isla”. Todos nuestros hábitos se simplifican ante las voces de quienes construyen un país por dentro. Defender estos (mal llamados) pequeños espacios, es no olvidar. Es el deber de persistir.
Los cuerpos en movimiento
(Apuntes sobre una AHS que no cesa)
Hay que seguir apostando por la integración. Por aquellos proyectos que irrumpen en un contexto y le cambian la vida a las personas. En esos hombres y mujeres que no se paralizan, porque solo piensan en sanar las heridas de la cotidianeidad.
Durante la segunda quincena de mayo se ha estado realizando en la célula de la AHS en Palma Soriano, varios encuentros, presentaciones y talleres cuyos ejes principales están visto desde la escena teatral/danzaria. El grupo de teatro Ánima Teatro, de apenas unos meses de fundación, dirigido por el actor José Antonio Fernández Miranda, ya dinamita la programación cultural del municipio.
En esta ocasión, el bailarín y coreógrafo Yanoski Suarez, quien es también el director de la compañía profesional Ad Livintum, fue el principal invitado. Yanoski impartió los talleres: Teoría para un análisis, La memoria filosófica y consciente del cuerpo en movimiento, y Estudio y búsqueda (el gesto y el movimiento en la escritura dramática y coreográfica). Los tres talleres fueron impartidos a miembros del movimiento de artistas aficionados y de la AHS en el municipio. Al grupo Ánima Teatro se le sumaron Nueva Generación y Street Dance. La propuesta intenta dar herramientas para la expresión escénica desde la danza y la palabra.
Otra ganancia de estos talleres fue la cantidad de adolecentes vinculados a cada uno de los encuentros. Aspecto a considerar si de formación de públicos se trata.
Otros de los invitados, el fotógrafo Marvin Rodríguez Torres, ayudó a documentar parte del proceso. Acción que también le sirvió para su investigación sobre el performance y las intervenciones públicas. En una publicación de Facebook, el artista dice: Trabajar donde sea más necesario. Palma Soriano nos recibe desde su humildad. Desde su corazón abierto. La AHS no cesa, no nos deja solos, se anticipa. A la comunidad vamos.
La calle 26 de Julio, bajo amenazas de lluvia y con la presencia de familiares y amigos, los participantes mostraron sus ejercicios de culminación. Pequeños performance donde cada uno mostraba cuanto aprendió de los encuentros. No con el fin de alcanzar una connotación estética y académica profesional, pero sí como ejercicio de aprendizajes. Ejercicio de investigación corporal para quienes serán mejores espectadores en lo adelante.
Yanoski Suarez estimuló a los bailarines y actores desde sus vivencias, sentimientos para abordar temas urgentes. Fórmula que es esencia del trabajo de Ad Livintum y que de alguna manera podemos apreciar en cada una de sus obras.
Como parte del programa también se presentó Zona 0. Obra que forma parte del repertorio activo de la compañía danzaria que dirige Yanoski Suarez. Esta puesta es un ejemplo muy bien logrado sobre su investigación física y conceptual sobre el espacio y las vivencias de quien interpreta un papel sobre el escenario.
¿Cómo ser útil? Tal vez siendo un poco como estos soñadores. Quienes estuvieron por encima de las carencias y la poca mira institucional. Hay que llegar a la gente, hay que hacer del arte un espacio de diálogo y aprendizaje real.
Palma Soriano encontró un espacio responsable para colocar la mirada de sus ciudadanos sobre lo bello de la vida. ¿No será éste el mayor propósito de un artista?
Mucho hay que seguir construyendo para que la maleza no se expanda por la tierra fértil. ¿No será esté el mayor propósito de un artista?
El último o la rutina del mal (El Ciervo Encantado y la utopía ética de la sobrevivencia)
Amanece. Cuerpos yacen sobre el suelo como carne sin nombre. Carne que respira destinada a sobrevivir o sobre-morir tras las próximas 24 horas. Como zombis olvidan su voluntad creadora. Los cuerpos (ahora) pertenecen al silencio y a la contradicción de existir. Amanece y el pavimento pierde la dureza de la piedra para adquirir otro tamaño. Se trata de la multitud posada en la fatiga y el estrés tras la necesidad de existir.
El Ciervo Encantado es más que un grupo de teatro, es un As de luz que funge como espacio de resistencia. Los que asistimos a cada puesta en escena de la maestra Nelda Castillo y sus actores nunca estamos solo frente a un paisaje estético, sino que también ponemos la mirada sobre algo más aterrador: la realidad. El mundo de “lo posible” está en las obras de El Ciervo Encantado como un martillo golpeando una roca que no quiere ceder su estatus. En esta última imagen nosotros somos la roca y Nelda el martillo cuya mayor fuerza está en la verdad que nos invita a presenciar.

El último fue el espectáculo estrenado por El Ciervo Encantado durante el mes de noviembre en su sede de calle 18 entre Línea y 11. Un performance escénico con la voluntad de mostrarnos una realidad donde la violencia está normalizada ante nuestras escaseces. El desasosiego de tres cuerpos apilado sobre el temblorcillo/la calle/el parque, nos confronta. Los cuerpos desnudos llevan un nasobuco de tela blanco, de esa manera la expresión se concentra en los ojos y en la desnudez. ¿Tela protectora? ¿Tela de la enfermedad? ¿Tela para el silencio? Parece que los tres actores no sienten, no necesitan hablar ni entender lo que hay a su alrededor. Son carne innombrable, carne rota ante la desidia que significa vivir por norma.
¿Cómo resistir a un cuerpo normado por sus necesidades básicas? ¿Cómo no doblegarse ante el poder de la realidad? ¿Cómo no sentir/hablar/imaginar? ¿Dónde termina la cola? ¿Dónde comienza lo nefasto? Amanece y la realidad es un absurdo indescriptible. El Ciervo Encantado no busca complacer nuestra mirada, aunque las imágenes en escena resultan más que atractivas. La mirada pierde la curiosidad para inventarse la poesía. La mirada es subvertida por el oído. El performance trae la barbarie a través del ruido de una ciudad que se desprende del humanismo, una ciudad colapsada por nuevos fantasmas. Esos fantasmas están en el desgarrador paisaje sonoro que durante toda la puesta, evoca las colas y las aglomeraciones provocada por la falta de abastecimiento durante el tiempo más crudo de la pandemia. ¿Cuál pandemia?

Yindra Regüeiferos, David Valera y América Medina hacen del cuerpo un material simbólico. Cuerpos que representan a la multitud, cuerpos ciudad, cuerpos sin opciones para contradecir al movimiento. ¿Será esto el libre albedrío? La angustia se respira. La imagen superpuesta al sonido se agranda hasta que nuestra imaginación se confunde. La ficción, el teatro y el arte desaparecen ante nuestra experiencia. El paisaje sonoro es tan familiar que parece arrancado de un fragmento de nuestras vivencias. Es imposible negar que todos hemos sido parte de la enfermedad. La angustia se respira. Todo se hace más lento, más espeso. Amanece.

La iluminación, el sonido y los cuerpos que construyen el espectáculo nos permiten adentrarnos en las fronteras de la reflexión, más allá de cualquier configuración poética. Se trata de un proceso artístico no dramático/no representacional; las constituciones poéticas que emanan de esta obra, sugieren un corpus abierto que expresa una postura existencial (circunstancial y temporal).
Es habitual ver cómo El Ciervo Encantado propone espectáculos de un carácter performático cuya finalidad es un cuerpo crítico sobre el escenario. Para ello hemos visto cómo a veces el texto nace del propio cuerpo del actuante y solo puede leerse en los desplazamientos energéticos que se generan a través de ese cuerpo crítico. El último es un espejo humano donde el cuerpo es sujeto, objeto y espacio vivo. Todo acontece en su dimensión cotidiana y en su relación con otros cuerpos. Despojados de accesorios, los actores ofrecen un cuerpo en estado de perdida. Allí nos plantean una relación compleja con lo moral al exhibir nuestra fragilidad. ¿Amanece?
La carne expuesta sobre el escenario también conjura el dolor. Imágenes que nos muestran algunos de los síntomas de la enfermedad: el sinsentido de permanecer en lo abyecto, la poética del sobreviviente, o la moralidad como residuo de la manipulación. La acción de habitar el espacio desde la rutina/la resistencia, implica una transgresión consciente de los límites entendidos dentro de la realidad para que la metáfora gane vivencia. ¿Será esta la rutina del mal? ¿Cómo se construye una utopía ética?
El discurso de esta puesta es desgarrador, sobre todo porque no necesita de atrezo para comunicar. La amalgama no está en las obras de El Ciervo Encantado, en ellas todo es sencillo y fuerte. Al oído nos llega la desesperación, lo que nos suele suceder a la vista e ignoramos, o peor, participamos de ella. Así se alimenta la rutina del mal, no hay antídoto cuando las urgencias se confunden con la utopía ética de sobrevivir.

Amanece. Cuerpos se desplazan como carne sin nombre. Carne sin refugio. Carne sin vísceras ni voz. Permanecer es un privilegio como si la enfermedad también lo fuera. Amanece y la herida no sana. La herida nos define. ¿Puede el teatro ser tan profético? ¡Gracias Nelda Castillo por ilustrarnos que la utopía ética de la sobrevivencia es un ciervo encantado!
Dar caña tocando metal
(Entrevista al músico Carlos Rafael Rosario Álvarez)
El arte siempre ha sido un modelo para la resistencia de las distintas comunidades donde se practica. Se convierte en una necesidad para la población, porque forma parte de las respuestas que se generan a partir de las urgencias colectivas y personales. La lucha por sostener la trinchera del arte se hace más intensa en aquellos territorios alejados de las grandes ciudades y grupos poblacionales. Allí, en ausencia de las campañas comunicacionales y los proyectos artísticos más sobresalientes, los creadores se convierten en símbolos de identidad.
Buscando como conectar con artistas radicados dentro de comunidades semejantes, contacté vía WhatsApp con el músico Carlos Rafael Rosario Álvarez. Carlitos, como muchos le decimos, es el director de la agrupación Metastasys. Proyecto radicado en el municipio santiaguero de Contramaestre y desde el cual han permanecido por más de una década cultivando el rock.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
Nací entre pianos, guitarras, batería y buena música. Aún recuerdo como sonaron por primera vez en mis oídos: The Beatles, Queen, Maná, etc. Adoro mi niñez en gran parte porque me hizo amar esa música. Creo que eso hizo que mi música preferida sea el rock y que me haya profesionalizado en la batería. Siempre me llamó la atención ese bello instrumento, su complejidad, su integralidad. Recuerdo que vi un video de Maná y sentí por vez primera qué cosa era la inspiración. Alex, su baterista, hacía algo que parecía imposible, fue exactamente cuando supe que el rock y la batería era lo mío.
No todos los creadores pueden desarrollarse desde su comunidad. Algunos alzan el vuelo temprano buscando una experiencia que les permitan crecer. Permanecer en una zona rural para un artista es un acto de valentía. ¿Por qué persistir en Contramaestre?
Nací en Contramaestre, tierra de una cultura musical vasta. Esta es una tierra rockera por naturaleza y por ello es el espacio ideal para mi obra. Ser músico en Contramaestre no es difícil y menos en el rock, aquí el público está asegurado. Este pueblo da vida a muchos artistas, no solo a músicos, y eso ayuda a la creación. Lo difícil de persistir es no tener razones para hacerlo, y a mí me sobran.
Estudiaste música, lo cual te hace tener un despliegue sonoro amplio. ¿Qué géneros musicales prefieres practicar y por qué?
Bueno, el rock y el metal para ser más específico son mi pasión, pero existen otros géneros que disfruto mucho. El jazz, el blues, la música electrónica, la timba cubana y el flamenco componen mi pentagrama.
Aparte de tu carrera, también llevas una labor importante en la promoción del rock como alternativa cultural. Ver el arte como un potencial para seguir expandiendo ideas, prácticas y espacios de socialización es vital para la Cuba de hoy. En ocasiones me han preguntado para qué crear una jornada de rock en Contramaestre. Hoy quisiera que fueras tú, quien respondieras.
El Rockevolución fue una necesidad. Contramaestre tenía que tener una jornada por la cantidad de público que siempre ha tenido este género. La comunidad que circula y consume esta música siempre ha sido grande. El arte debe estar en función de las necesidades del contexto y no a la inversa.
Recuerdo que se le dio ese nombre para el evento porque queríamos trascender a una simple programación de bandas. Pretendemos evolucionar la cultura del rock no solo en nuestro territorio sino expandirnos por el oriente del país. Ser influencia, ser ejemplo de buenos hábitos culturales. Ahí está la pertinencia de crear este evento, que no solo responde a la única banda de rock de la provincia, sino que también es para la gente.
El Rockevolución es un buen ejemplo a considerar para replicar en otros espacios similares. A mí me gustaría que tuviera para todos los involucrados en su gestación la misma significación que tiene para el público y para ustedes. ¿Qué se pudiera hacer para fomentar el desarrollo del rock en Santiago de Cuba?
Creo que para promoverlo en las provincias se deberían hacer más eventos, peñas, conciertos, giras de las principales agrupaciones del país por nuestros escenarios. En cada uno de esos espacios se podría realizar de manera paralela: clases demostrativas y conversatorios. Enseñar nuestras experiencias a las nuevas generaciones del rock cubano y a quienes consumen nuestra música nos haría ser parte de algo mayor: la cultura cubana.
Hay que colocar la mirada sobre expresiones como el roc, porque ahí hay una parte importante de nuestra cultura. Hay que programar a las agrupaciones de este género como mismo se programa a los demás. El rock cubano tiene mucho que decir y que aportar.
¿Cómo funciona la programación cultural en un municipio como Contramaestre?
Creo que hoy es bastante crítica. Estamos en medio de una crisis en el territorio, las instituciones se alejan de sus esencias y quienes deben dirigirlas no encuentran la brújula. Es la AHS de Contramaestre, la única institución fuerte y activa en el municipio. Claro que me refiero a elementos que son cualitativos y no cuantitativos para dar mi percepción. La calidad, el riesgo, el análisis crítico del contexto, el valor estético y la salvaguarda del patrimonio y lo genuino de nuestra cultura, no elementos que no se puede encontrar en acciones sin profundidad especializada. La política cultural no es cualquier cosa.
Desde ese análisis, ¿cuánto puede aportar la AHS a la vitalidad artística de un territorio como el tuyo?
La AHS es el alma y el corazón de la cultura en Contramaestre, al menos así lo siento. No se puede hablar de este municipio sin pensar en la Asociación y todo lo que ha aportado al movimiento cultural. Creo que la mirada debería posarse mucho más en esa terraza donde un grupo de jóvenes buscamos cambiar el mundo desde el arte.
¿Qué representa la AHS para ti?
La AHS representa para mí una trinchera cultural. Es mi casa, mi madre, un lugar para soñar y enfocarte. En esta organización los sueños se hacen realidad y mi generación le debe mucho.
¿Qué esperas de este nuevo año?
Quisiera que la obra de Metastasys sea más promocionada y reconocida en el municipio y en la provincia. Quisiera que la radio, la tv y los grandes eventos nos programen. Nuestra misión seguirá siendo dar caña tocando metal. ¡Viva la música!
«Soy una amante fiel de mis imperfecciones»
(Una conversación con la actriz Maibel del Rio Salazar)
El teatro es un espacio para construir(se). Un lugar donde todo es real, incluso la espera o la magia. Los que practicamos este arte sabemos que en el escenario nada es casual, que todo lo utilizado genera consecuencias para el cuerpo. Elegir la actuación como modo de vida es como elegir algún deporte de riesgo, donde la vida está en juego; la diferencia es que en el teatro la vida es una noción distinta. La vida en el teatro es la unión de varios ojos que observan: público, actor y personaje. La vida en el teatro es una noción cuyo significado varía según el contexto.
Maibel del Rio Salazar (Santiago de Cuba, 1990) es una equilibrista de la vida que yace en el terreno de lo teatral. Con su talento ha podido interpretar otras biografías, transformarse en historias e ideas, todo para hacernos ver distintas alternativas de un mismo fenómeno. Todo para hacernos creer. Su lenguaje se ha perfeccionado hasta alcanzar cierta madurez que la hace diferente. Graduada de la Escuela Profesional de Arte José Joaquín Tejada en su nivel medio, y luego en la Universidad de las Artes de la filial santiaguera, en el perfil de actuación, ya deja personajes memorables para el teatro de la ciudad. Tal es el caso del monólogo Estrella Negra o Aniña, de la obra Leviatán.
Hoy, la hija del ya desaparecido grupo La Guerrilla del Golem acepta este diálogo. Ella se encuentra expectante, como si hubiera olvidado algún bocadillo, pero firme, segura de que lo solucionará desde su verdad. Yo la observo. Ambos sabemos que la función acaba de empezar.
¿Por qué el teatro?
Yo bien quería ser músico, cantante, bailarina, artista de la plástica o actriz. Mi vocación estuvo siempre muy clara desde niña, y claro está, incursioné en cada una de ellas como aficionada. Gracias a mi madre que siempre me apoyó en todo, ella creía que si tenía el talento debía ayudarme a desarrollarlo.
Aunque me dediqué a ser aplicada para tener oportunidades de otras carreras no afines al arte, dígase periodismo y derecho, estudié teatro porque según me decían en aquellos momentos, era la manifestación del arte más completa. Estando en la secundaria, en noveno grado, llega la convocatoria de captación para la Escuela Profesional de Arte José Joaquín Tejada, una filial de la ENA, exactamente lo que yo quería y aprobé.
Durante esta etapa el teatro era un deseo, una ilusión de niña con aptitud y vocación. En la academia el teatro se transformó en descubrimiento, pasión, esnobismo y certeza. Recuerdo a mi madre decirme en su regreso a casa después de la primera reunión de padres: “oye, tú no estás en una escuela cualquiera, en la reunión estaban Lescay y Joel James; parece que tienen familiares ahí, porque fueron en calidad de padres”. Y muy cierto, el hijo de Lescay estudiaba en la escuela y el nieto de James era uno de mis compañeros de aula, este al final no se graduó, pero a ella le impactó muchísimo que en la escuela en que estudiaban familiares de estas personalidades de la cultura cubana, estudiara su hija, fue muy cómico.
Luego de graduada en pleno enfrentamiento con la vida laboral, el teatro se vuelve mi vida, mi presente, mi canalización, mi exaltación del yo, mi exploración interior-exterior… Es tan indescriptible el poder que uno experimenta cuando habita otras pieles, y como se habitan, es decir, los disímiles procesos por los que se transita para habitar, la cosmovisión es otra.
La profesión siempre necesita de guías, algunas espirituales/simbólicas, otras más terrenales. La búsqueda del referente y del consejo preciso son tan vitales como el talento. ¿Quiénes fueron esos maestros?
De la existencia muchos, empezando por mi madre que ha sido mi principal maestra. En carrera los que mencionaré a continuación, que no solo fueron los formadores en la especialidad que estudiaba, sino también en amistad, en inclusión, en multiplicidad, en perspicacia. Quizás no fueron los mejores, pero aprecio mucho la autenticidad, y ellos eran verdaderamente auténticos. Ellos fueron Ruperto Pérez, Odalis Ferrer y Harold Fernández. El tiempo ha pasado y los caminos se han bifurcado, pero recordarlos me hace respetarlos y quererlos igual o más que el primer día que los conocí. Ellos me guiaron a la búsqueda de los maestros que yo necesitaba en la posteridad. En la actualidad, el Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA está ejerciendo como un maestro excepcional.
Me dices que ellos te impulsaron en la búsqueda de esos maestros que necesitabas. En gran medida eso hace grande a quien porte la palabra MAESTRO. ¿Cuáles fueron esos referentes que encontraste?
La vida, la naturaleza, la sociedad son mis referentes principales, porque me alimento de ellos. Soy aprehensiva, por eso disfruto y me duelen las sensaciones, las emociones, los detalles, lo visceral.
En cuanto al teatro supe que la línea que me hacía vibrar tenía que venir muy de adentro, y me pasó con Charenton del Buendía, en un festival de Camagüey, aun siendo estudiante, ese es el camino, me dije. La academia te crea referentes de cabecera que te quedan para siempre, escuela al fin, te dota de herramientas conexas con tu futura actividad profesional y la experiencia laboral te conduce hacia otros.
En Santiago de Cuba las estéticas de trabajo existentes no me provocaban o me movían el piso popularmente hablando, excepto La Guerrilla del Golem de Marcial Lorenzo Escudero, que me ofrecía una vibración bastante parecida a la que sentí cuando vi al Buendía. Es que manejaban códigos que tenían que ver entre sí o que tenían que ver con lo que yo buscaba. Luego aparecen Nelda y el Ciervo Encantado, y de los foráneos, el teatro de Rodrigo García. Cada uno tiene una verdad especial, que me hace recurrir a ellos de alguna u otra manera. Y la aterrizada Uta Hagen, que vuelvo a ella una y otra vez.
Cuando hacía la introducción para esta entrevista, anuncié que eras hija de la Guerrilla del Golem. ¿Qué representa para ti dicho grupo?
En mis tiempos de estudiante, La Guerrilla del Golem era el grupo problematizador, indómito, de estética opuesta al teatro popular tradicional santiaguero. Se movía entre lo absurdo, la comedia negra y un teatro contemporáneo-reflexivo desde situaciones límites. Un teatro parecido a mis intereses profesionales; es que me gusta aun el teatro que dialogue con mi tiempo, con mi presente, y así era la Guerrilla. Además, era el grupo del boom y del swing en Santiago de Cuba, marcaban la diferencia, en todos los aspectos. Mis aspiraciones eran estudiar Teatrología luego de terminar el nivel medio y quedarme en La Habana, pero no pudo ser, entonces fui por la Guerrilla que no era el grupo que me tocó en boleta, pero luché y luché hasta ir directamente para allá. Estoy hablando de 2009.
La Guerrilla del Golem y Marcial me mostraron de qué iba verdaderamente el mundo del teatro y me lo mostraron sin paños tibios. Recuerdo mi primer día, como si fuera hoy, en lo que era la sede en aquel momento, las ruinas del cine América; me dan a leer una escena de lo que iba a ser más tarde un montaje, lo primero que me dijeron con mucho sarcasmo fue: tú vas a dar guerra en este grupo, y así mismo fue, pero confieso que la guerra me encantó.
Agrego a la lista de maestros que han dejado su huella y sabiduría a Marcial Lorenzo Escudero y a la Guerrilla del Golem. Ello representa el inicio sin fin, mi morir o no morir. La Guerrilla del Golem fue el verdadero proceso de gestación y alumbramiento. Le debo lo que soy y se lo agradezco de todo corazón.
Voy hacer un salto enorme. Recuerdo que un día te invité a ver un ensayo de mi grupo, mi intención era que te quedaras trabajando con nosotros y lo logré. Desde entonces han pasado casi cinco años, ahora das guerra en y desde el grupo. ¿Qué ha significado El Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA para ti?
LA CAJA NEGRA si bien es mi perturbación emocional, anímica, sentimental, es también un diario examen de conciencia, una exploración de mi vida en presente, pasado y futuro. En ella he podido certificar que soy una amante fiel de mis imperfecciones, de mis obsesiones, y que son ellas precisamente las que me llevan a crear, porque me vuelven frágil, me desnudan, me hacen única como ser, y esa propiedad justamente fue lo que me hizo apreciar de un modo revelador al grupo.
¿Qué hace diferente al Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA de tus otras experiencias?
Los procesos de trabajo destacan al grupo. Los procesos de trabajo para mí son las verdaderas obras de LA CAJA NEGRA. Son extraordinarios y punzantes a la vez. Te conducen por zonas inesperadas y eso te obliga a vivir expectante. Son muy ricos. Es una experiencia que solo la he saboreado aquí.
Desde tu condición de actriz vinculada a una praxis diaria y extensa en Santiago de Cuba, puede ser tal vez muy difícil definir el estado de la creación teatral en la ciudad. Esa edad dorada de nuestro teatro, para muchos, parece un mito o un camino que no se terminó de hacer. ¿Qué le falta al teatro santiaguero de hoy?
Vida, diversidad, energía, proyección, solidaridad, diálogo. El teatro santiaguero está inmóvil e inseguro. Disfruta con beneplácito el progreso fuera de sus posesiones, más se resiste al progreso interno.
¿Cómo se pudiera desarrollar en Santiago de Cuba un teatro más inclusivo?
Para desarrollar un teatro más inclusivo en Santiago de Cuba debe existir respeto sobre todas las formas de pensar y hacer el teatro. Coherencia entre los creadores y las instituciones que los respaldan, comunicación real, armonía.
Aun en medio de tantas disonancias, ¿por qué tener fe en el teatro?
Porque el teatro es la representación de la naturaleza humana, tiene muchos caminos y todos son un ser en sustancia. Si tienes la capacidad de sentir afecto, sensibilizarte con las fragilidades, deslices, resistencias, y eliges como yo, el teatro para enmendar, entregar, comprender y fraternizar, entonces estamos ante un acto de correspondencia con nuestra esencia, un acto de fe, esperanza y caridad.
El teatro es el piano del presente
(Aproximaciones a las cuerdas percutidas Raúl M. Bonachea)
Un cuerpo, tres rostros y un piano viejo. La ciudad como trampolín de afectos, la ciudad como teatro de lo cotidiano. ¿Puede un piano sonar tan violento? ¿Pueden sus teclas rotas percutir desde el presente? ¿Cómo se teje la esperanza en el piano de la vida?
El teatro posee el peso de cada generación que lo practica. Todo cuanto conforma el hecho escénico integra también la voluntad de soñar y crear fuera de las tablas. El teatro para algunos es un laboratorio donde se construyen símbolos ausentes en la realidad. Sin embargo, para otros, es el lugar para desconstruir los símbolos de la realidad. El teatro es el lugar para TODOS y TODO, nada le es inalcanzable. Cada día, el espectador frente a la obra, se da la oportunidad de pensar(se) diferente.
Durante el mes de noviembre asistí al Café Teatro del Complejo Cultural Bertolt Brecht en busca del teatro que se nos fue negado por la pandemia. Fui invitado para ver el estreno de Cuerdas percutidas, un espectáculo dirigido por Raúl Miguel Bonachea Miqueli a partir del texto homónimo de la dramaturga Elaine Vilar Madruga. Se trata de una propuesta donde la escena es zona de conflicto para la memoria. Un espacio donde el desamor, la frustración, el miedo y los sueños imposibles, son las cuerdas que percuten ante la experiencia y la necesidad por encontrar algo en lo cual creer.
Cuerdas percutidas propone al espectador un mundo cargado de trastos emotivos y desencuentros. Voces superpuestas al poder de la edad y la locura. Voces condenadas por la tragedia del infortunio y la necedad del cuerpo. Voces sentenciadas a desaparecer. Esta es una obra donde Claustrofobia, Jana y la Mujer Basura representan a seres marginados, cuerdas de un piano roto, la feminidad como objeto para el deseo o, a la locura como un camino hacia un entendimiento otro.
El Laboratorio Fractal Teatro nos propone un discurso donde la actriz Ana Patricia Pomares juega a interpretar la música del sobreviviente. Un basurero guarda los espejos de una ciudad demencial ante el ojo que observa. El ojo sarcástico de la vida que expone las carencias individuales y colectivas de las personas. La basura hace del escenario un lugar donde habitar es la única opción como circunstancia pero también como metáfora. En medio de tanto, la obra encuentra su valor: el peso de nuestras acciones es el peso del destino.
Hay cierta musicalidad en la obra, una que es impuesta por las tres voces a la que el director recurre para contarnos la verdad de esas mujeres que buscan la esperanza como recipiente, como tabla de salvación. La construcción espectacular descansa en las entradas y salida de las voces/cuerpo para habitar una historia sobre el fracaso común. Ana Patricia se desdobla entre varios registros para albergar la contradicción de cada cuerda. Percutir un piano de tres vidas es difícil para cualquiera, son tres rostros, tres culpas, tres melodías dispuestas a desafinar solo por sentirse presente. El teatro es el piano del presente.
También el diseño escénico a cargo de Massiel Teresa Borges ayuda a la armonía del espectáculo. La escena aúna basura, objetos fragmentados, objetos teatrales, un piano roto y una distribución puntual para equilibrar la presencia de la actriz. El vestuario simboliza lo que esas tres voces/cuerpos son en la realidad de su interior. No es un vestuario para vestir a la actriz ante el espectador, es una construcción de lo que significa cada personaje y su comportamiento psicológico. En estos aspectos recae tal vez, los grandes aciertos de la diseñadora. Borges procuró argumentar su labor desde la improvisación, la adaptación y la simplicidad según el espacio. Sería bueno ver esta propuesta en un lugar no diseñado para el teatro. Un lugar alternativo, donde la diseñadora y el director pudieran re-diseñar las estructuras, las esquinas, el techo, los escalones o las paredes. Un lugar que se aleje de nuestras salas tradicionales y donde la creatividad de este equipo le indujera mayor performatividad a la puesta.
Raúl M. Bonachea desarrolla una mirada perturbadora sobre la soledad. La historia termina siendo una aproximación a mundos paralelos donde estas voces/cuerpos (Claustrofobia, Jana y la Mujer Basura) están necesitadas de alguna presencia real. La idea de que sea una actriz interpretando a las tres, hace que esa presencia que reclaman sea imposible, están y siempre estarán solas.
La plantea parece distante, el espectador observa como mismo la ciudad observa a seres semejantes. No hay pretensión porque el público tenga otra activación que no sea la mirada endógena hacia su comportamiento. El teatro le recuerda el caos, la basura, el piano y los espejos que yacen en el suelo que pisan a diario, sin participar de un cambio de mirada colectiva hacia esas disonancias.
El teatro de Raúl M. Bonachea Miqueli irrumpe en nuestro contexto para naturalizar contenidos y materiales contemporáneos que permiten aunar distintos modos de abordar la escena. Su praxis nace del ecosistema del actor y regresa como un boomerang a ese territorio marcado por “lo sensible”, “lo simbólico”, y “lo conceptual”. Estamos en presencia de un teatro imperfecto/impertinente/inexacto. Un teatro en construcción constante y cuya virtud más necesaria es la capacidad de adaptación. Como diría la actriz/personaje: el piano es tuyo, pero sé inteligente y bótalo.
Con el proyecto de esta puesta en escena, su director ganó la Beca Milanés en 2019, otorgada por la Asociación Hermanos Saíz, lo que demuestra su valía desde la concepción de las ideas iniciales. Ahora empieza el trabajo más duro, hacer llegar la obra a todos los públicos posibles y hacer que crezca en ese trayecto. El teatro también es como un piano que hay que afinar.
Los Premios El Creador: la fiesta del arte joven en Santiago de Cuba
La II Edición de los Premios El Creador se celebró en Santiago de Cuba entre los días 15 y 18 de diciembre. Esta es la fiesta del arte joven santiaguero que desde la Asociación Hermanos Saíz en el territorio se celebra cada año. En esta ocasión, la filial provincial tomó los espacios culturales de la ciudad para mostrar el quehacer de su membresía. Fue el patio de la Biblioteca Provincial Elvira Cape el lugar para los conciertos nocturnos, mientras que en otras áreas al interior del edificio se realizaron expo ventas de libros, donaciones al fonde de la biblioteca, presentaciones de proyectos y lecturas de poemas o textos narrativos.
Desde su concepción, la jornada busca promocionar la obra de todos los miembros de la organización creando espacios multidisciplinarios, la revitalización de edificaciones y plazas en desusos, el diálogo intergeneracional y el reconocimiento a aquellos creadores y proyectos que más han aportado al desarrollo del arte joven en la provincia durante el año en curso.
Durante estos días la organización involucró a antiguos miembros, maestros y aristas que aun no son parte oficial de la vanguardia artística juvenil. Celebrando los 35 años de la AHS, el programa inició con la expo colectiva Memorias, la cual convocó a más de una docena de creadores y a un público extenso que colmó la galería del Centro Cultural Francisco Prat Puig. Fue una muestra que respaldó la unidad como gremio alrededor de la AHS y patentizó la variedad estética de una generación que sigue transitando hacia “lo experimental”, “lo performático”, y “lo interactivo”.
Las secciones de literatura y crítica e investigación, convocaron a escritores como: Carlos Gil Calderón, Ahmed Espino Daudinot, Onel Pérez Izaguirre, María de Jesús Chávez Vilorio, Tamayo Castellanos, Oscar Cruz, Lisbeth Lima Hechavarría, Sahay Fajardo Videaux y Roberto Fournier Kindelán. Todos ellos insertados en un programa bien concreto en función de promover los valores literarios de la ciudad. Ese programa también sirvió para pensar la AHS y el diseño de la política cultural de la nación. De ahí vale resaltar el panel: AHS: 35 años de arte joven y compromiso social, con los investigadores: Ada Lescay González, Carlos LLoga Sanz, Edna Sanz Pérez, Odalis Belén y la conducción del periodista Eduardo Pinto.
El proyecto Diversas tuvo dos acciones importantes. La primera en la Cátedra de género de la Universidad de Oriente, con el estreno del video-documental Sombras sobre los cuerpos que dan luz. La segunda acción fue: Diversas, un año desmitificando cuestiones de género. Esta contó con la presencia de: Proyecto de activistas Las Isabelas, Proyecto de tatuadoras Línea a línea, Giselle Lage (cantante), Yorisel Andino (investigadora), y Rosío Cruz (promotora cultural). Este fue un encuentro que devino en taller sobre las nuevas visiones acerca de la lucha de género en Cuba, cuya línea de debate partió desde una cultura del acoso a la cultura del consentimiento.
La peña El Escriba realizada en el patio de la Biblioteca Provincial Elvira Cape fue un ejemplo de cómo deben ser los espacios interactivos e inclusivos dentro de la programación cultural. Su anfitriona, la escritora y vicepresidenta de la AHS Lisbeth Lima Hechavarría, convidó a la integración desde la obra artística de cada invitado, siempre buscando la cohesión entre el público, la obra y la mirada crítica especializada.
Los conciertos Al filo, nos regalaron las presentaciones de los grupos: D’Nova, Yerba Buena, AKM Squad, Quantum Proyect, Diástoles, Dúo Clepsa, D’JazzVi, Confluencias Sax, y Metástasis. También estuvieron los músicos: Rodulfo Mendoza, Renier Fernández Font, Nelo González Hernández, Dj Ninety Seven y Giselle Lage.
El sábado 18, en el Café Cantante del Teatro Heredia, se llevó acabo la gala de Los Premios El Creador. Este siempre es el momento más esperado por artistas e invitados, pues no solo se otorgan los premios por categoría convocada, sino también los nuevos miembros de honor, y se les entrega el carné a los nuevos asociados. En esta ocasión también se entregó el sello 35 aniversario de la Asociación Hermanos Saíz a instituciones y artistas de la ciudad.
La gala nos dejó muchos momentos trascendentales, la entrega del carné a los nuevos miembros de honor: al actor Alexander Legrón Castillo, la periodista y realizadora radial Katiuska Ramos Moreira, la profesora e investigadora Etna Cecilia Sanz Pérez y a la artista visual Grettel Arrate Hechavarría. Todos antiguos dirigentes de la organización y algunos fundadores. Todos indispensables en el desarrollo del arte joven desde sus particulares zonas de creación. Todos miembros eternos de esta gran familia.
El sello 35 aniversario de la AHS se le fue entregado a: EGREM Santiago de Cuba, Centro de Estudio Antonio Maceo, Claustrofobias Promociones Literarias, Conservatorio Esteban Salas, Rubén Aja Garí (artista visual), Yunier Riquenes (escritor), la familia Antonio Lloga, Carmen Montalvo Suarez (historiadora), y Reynier Rodríguez (escritor).
También fue reconocido el equipo de #AyudasSantiago. Se trata de un colectivo de jóvenes que durante la pandemia desde la AHS en Santiago de Cub, articularon un grupo de ayuda a familias, hospitales, centros de aislamientos y zonas vulnerables. Ellos fueron: Maibel del Río Salazar, Ricell Rivero Rivera, Yilian Rondón Núñez, Erick Jesús Pérez Martín y Javier León Lamoglea.
El final de la noche nos deparó la parte más esperada, la entrega de los Premios El Creador 2021. En la categoría Artistas mayor de 35 años, el premio fue para el maestro de juventudes Alberto Lescay Merencio. En el apartado Institución cultural, el premio fue para La Fundación Cagüayo. El premio al Artista menor de 35 años no miembro de la AHS, fue para el actor Ricell Rivero Rivera. Una de las categorías que siempre resulta entre las más esperadas, es la que premia a proyectos artísticos o socioculturales, la cual en esta ocasión fue para el Proyecto Diversas, dirigido por la investigadora y promotora cultural Sahay Fajardo Videaux. El momento más esperado fue el premio al asociado cuya obra y trabajo con la organización en este 2021 tenía mayor relevancia. Este galardón fue para la cantante Giselle Lage.
La jornada cumplió con las expectativas, la nueva normalidad exige a la AHS nuevos modos para promocionar el arte joven. Las plataformas digitales ya no están ausentes a la programación cultural, no es casual que en este mismo evento se desarrollara un programa alternativo desde los siguientes sitios: Facebook (@AHSStgo), Telegram (t.me/ahssantiagodecuba), Youtube (ahssantiagodecuba), Instagram (AHSStgo), Twitter (@AhsStgo). El 2022 traerá nuevos motivos para crear y creer. El arte seguirá siendo reflejo del ahora hiriente y sanador. Los jóvenes deberán construir la Patria desde sus espacios, para no solo imaginar el país, sino también para serlo.
Desconectados a 969: una experiencia teatral en tiempos de pandemia
La IV Edición del Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 demostró qué tan necesario es seguir creando espacios en función de la diversidad escénica. Este festival deviene en plataforma promocional para aquellos creadores y obras que no suelen circular dentro del ecosistema escénico nacional. Las propuestas que este evento acoge cada año poseen la particularidad de ser pensadas para un espectador más consciente frente al hecho escénico. Un espectador que asume el rol de dialogar como iguales porque la ficción es una convención para el diálogo, pero el convivio es lo esencial.
Crear este festival desde Santiago de Cuba a 969 kilómetros de distancia del principal circuito teatral del país también es un gesto en favor de la integración y la visualización de toda una geografía teatral, que demanda la especialización de algunos procesos frente al público contemporáneo.
El teatro ha mutado en los últimos treinta años hacia una escena abierta y terrenal. Una escena como espejo de los problemas más inmediatos y personales. Donde lo teatral es un puente, una mirada, un relieve simbólico. A lo anterior, hay que sumarle la intervención de las nuevas tecnologías y los medios audiovisuales dentro de la escena. Una escena que se expande en el ciber-mundo y descoloca el lenguaje tradicional, una escena que ha evolucionado de la mano del espectador.
La ausencia de estrenos en la cartelera teatral cubana y el estado de excepción provocado y prolongado por la pandemia, hizo que el comité organizador del evento, diseñara una edición online del festival. Para muchos creadores e investigadores, este tipo de iniciativas no les son funcionales ni orgánicas. Para muchos, la brecha que se está creando entre lo virtual y la presencialidad no es justa ni saludable para el teatro. Pero no es la primera vez que el teatro se somete a una prueba por la supervivencia, y al igual que los humanos estará obligado a mutar y a permanecer.
Otros creadores ven en los nuevos medios un sinfín de posibilidades expresivas y comunicativas. Ven en las bondades tecnológicas, otras herramientas para llegar a diversos públicos y re-simbolizar la escena para hacerla permanecer viva. Esta edición del evento provocó a los participantes en aras de crear otras resonancias desde la virtualidad. ¿Cómo expandir mi contenido? ¿A dónde coloca el espectador la mirada desde un dispositivo móvil? ¿Teatro para internet? ¿La escena, el hombre o la interacción?
La idea fue hacer que los creadores pensaran en el contexto inmediato del público que estaba situado tras el teléfono móvil u otro dispositivo. Que cada uno buscara la manera de que su obra pudiera ser entendida y compartida desde distintas plataformas y formatos. ¿Cómo hacer circular la obra por estos nuevos escenarios? Los materiales que integraron el programa oficial se caracterizaron por un diseño flexible, experimental, arriesgado, interdiscipliario y teatral. Aun cuando los creadores invitados poseían distintas formaciones, la escena teatral fue el epicentro de la búsqueda. El escenario fue visto desde su multiplicidad más amplia e inclusiva y permitió que se produjeran materiales acordes con las búsquedas estéticas de cada artista. La nueva realidad no fue obstáculo sino propósito; en ella empieza a reorganizarse la producción artística y el ojo del espectador.
Esta IV Edición del Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 estuvo dedicada al actor y director santiaguero Dagoberto Gainza, quien fuera merecedor del Premio Nacional de Teatro 2021. También a los 60 años del movimiento teatral santiaguero y a los 35 años de la Asociación Hermanos Saíz. Tres pretextos que validan los objetivos de este encuentro: el dialogo intergeneracional, el rescate de la memoria y el papel de la vanguardia.
Colectivos como Fracturas (Santiago de Cuba), Proyecto Adentro (Santa Clara) y Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA (Santiago de Cuba); protagonizaron cada jornada. También es válido resaltar la exposición fotográfica Reflexiones para no decir … del artista multidisciplinar Frank Lahera O ´Callaghan. Esta propuesta nace de una búsqueda en soledad, a la temperatura de la pandemia, y aparece como reloj de bolsillo para recordarnos que el tiempo existe. El individuo está sobre el plato donde come, en la esquina donde estaba el mueble roto, en la cuchara al revés que sale por la boca, o en el sartén sobre el ojo cuando la mirada está perdida. Para Frank, el cuerpo es un recipiente donde todo cabe, como en la casa o en teatro.
Esta edición también sirvió para cambiar la imagen visual del festival. El diseñador Carlos Lloga Sanz nos regaló desde su hacer un concepto más acorde con las ideas que defiende la jornada. A él se le debe el acierto visual de toda la campaña comunicación del evento.
La conferencia inaugural El teatro Experimental en Santiago de Cuba, estuvo a cargo de la maestra Norah Hamze Guilart, quien atesora una experiencia muy singular sobre el teatro en la ciudad. Norah sostuvo una praxis escénica dentro del movimiento teatral santiaguero que le permite conocer desde adentro las particularidades de la creación teatral en nuestra urbe. También se estrenó la serie El ladrillo verde del artista visual y poeta Carlos Gil; el performer Yuri Seoane estrenó varias de sus obras, y Yanoski Suárez (coreógrafo y bailarín de la compañía Ad Livintum) estrenó su obra La Cosecha.
Todos los materiales programados en el festival pueden verse en las siguientes direcciones: Facebook (@AHSStgo), Telegram (t.me/ahssantiagodecuba), Youtube (ahssantiagodecuba), Instagram (AHSStgo) y (desconectadoa969), Twitter (@AhsStgo). En cada uno de estos sitios permanecerán de manera gratuita para todos los públicos, sirviendo además de repositorio como memoria del evento.
Muchos son los caminos para transitar en lo adelante, para nuclear y promocionar un teatro inclusivo, multidisciplinario y experimental. Un teatro que funge como puente entre distintas expresiones y cuya valía no siempre es bien apreciado desde las miradas más tradicionales. La escena cubana necesita revitalizar estas zonas de la creación y permitir la actualización de nuestros modelos creativos. Hay que conectar nuestras realidades y exponerlas como conquista humana, como conquista del teatro.
Volver al teatro, volver al país
(Charlotte Corday en el gimnasio interpreta a Haydée Rosa Hart)
Una mujer habla de revolución, de sangre y cuchillos afilados en la garganta enemiga. Una mujer se dice llamar Charlotte Corday la salvadora de la causa. Una mujer carga con los zapatos de su vida para contarnos la historia de su abuelo.
Volver al teatro a significado para muchos, volver al país. Durante los días 5,6 y 7 de noviembre, Lizette Silverio Valdés, maestra de varias generaciones de actores cubanos y directora del grupo teatral La Chinche, presentó Charlotte Corday (poema dramático). El texto de Nara Mansur Cao vuelve a escena para hablarnos de algunas de nuestras urgencias. El espectáculo que también sirviera como ejercicio de culminación de estudios de la actriz Haydeé Rosa Hart Hernández, llega para hablarnos del país que todos llevamos dentro. Un país de carne/frustraciones/ esfuerzos/poesía/locura/amor. Un país hecho teatro en el Museo Orgánico Romeillo.

Nara Mansur regaló al teatro cubano un texto que parece que nunca será viejo. Un texto para todos los tiempos y para todas las generaciones. ¿Un texto para todos los debates? Charlotte Corday es una oda a la sobrevivencia, un canto de libertad, un escenario en el texto. Mansur escondió entre las palabras un escenario infinito lleno de caminos para la interpretación/interpelación.

Una mujer decide salvar a la verdadera revolución, la revolución donde será mártir de una causa perdida. Una mujer que creyó que con la violencia podría restaurar el orden. Corday accedió al hogar parisiense de Marat bajo la máscara de que ella tenía información fidedigna con respecto a las sublevaciones. Allí ocurre la catástrofe, allí nace otro poder.

La historia también se desarrolla en un gimnasio teatral. En un teatro junto a otros actores que en principio la animan a involucrarse con los jueces en platea. Haydeé desarrolla su rutina diaria hasta que entiende que debe aceptar el juego de representar/nos desde la pérdida y el sacrificio. Su urgencia es posicionar/se y sensibilizar/nos con el cuerpo agonizante que apuñaló a Marat. Su urgencia está en las huellas dejadas por sus zapatos en el devenir de su biografía que también es la historia de todos.
Entre palabras/referencias/versos, Lizette Silverio encuentra la poesía suficiente para regalarnos un montaje audaz, contemporáneo y sutil. El gimnasio está en el teatro y se transforma en metáfora viva ante la llegada del espectador. El público llega a un espacio donde se fortalece el cuerpo y termina encontrándose en medio de un ejercicio mental. ¿La palabra como esfuerzo? ¿La palabra como estelas y pesas?

Cuando los otros actores dejan el lugar de manera consciente para adoptar una postura política desde la observación, el poema dramático empieza a filtrarse en la Patria colectiva de los espectadores. Un ejercicio de construcción pautado desde el teatro como representación consiente de una historia.
Al fondo, una pantalla sincroniza con la actriz en escena, para diversificar el contenido y sus significados. Restos de otro montaje realizado por el crítico e investigador teatral Jaime Gómez Triana, polarizan el hecho escénico. Desde una voluntad simbólica, la directora encuentra cómo posicionar los contenidos ante el imaginario de quien observa. Desde su minimalismo compromete a la actriz con el discurso pero también con la recepción del mismo. El juego consiste en nunca desconocer/nos, el juego propone la movilización en la cadena de afectos entre la actriz, su historia y el oído expectante. No es interés de la directora, que el espectador simpatice con la tragedia que expone la actriz/personaje. Su intención abarca otras consonancias en la relación público-obra. ¿Cómo desistir del poder? ¿Puede el poder dejar de existir en su forma social y política? ¿Cómo se construye una revolución? ¿Es la Patria un acertijo con una única respuesta? ¿Puede el teatro desnaturalizar al poder?

Haydée Rosa Hart es una actriz con muchas posibilidades histriónicas. Si bien puede y debe seguir trabajando su personaje, logra mostrar sus habilidades para darle voz a una textualidad tan compleja como la de Charlotte Corday. No es un personaje sencillo, no se trata de construir una figura de acción escénica, también se trata de una figura eminentemente simbólica. Charlotte es el rostro del fracaso y la resolución ante los efectos de este.
La puesta no es pretenciosa. No se busca con ella engolosinar visualmente al espectador. Se trata de un trabajo sencillo y cómplice. Un abordaje de la realidad sensorial y simbólica de la actriz, la directora y el espectador. Un realidad otra que solo puede ser evocada desde el teatro.

Esta es una obra para poner sobre la mesa la contradicción del poder y su violencia normalizada por las causas comunes de los hombres. El poder como eje de confrontación colectiva, vista desde la daga que Nara Mansur Corday, puso en manos de Haydée Corday y Lizette Corday.

Me gusta pensar que este es un texto en contra de la obediencia. ¿Puede Charlotte Corday imaginar un escenario mejor? ¿Podrá calzar sus antiguos zapatos? ¿Podremos calzar sus zapatos? Me gusta pensar que este es un montaje para que el espectador encuentre sus zapatos. Andar sobre la memoria representa andar sobre un cuerpo imperecedero. Aquí el héroe es una idea, una conclusión, una daga en el cuello obediente. Me gusta pensar que tal vez Charlotte Corday es una actriz que juega a interpretar Haydée Rosa Hart. Una mujer que sueña con la intrascendencia y con el futuro, una mujer que hecha idea y acción. ¿Podrá Charlotte cargar sobre sus hombros todo el peso de un personaje como Haydée Rosa Hart? ¿La Patria radica en Charlotte o en Haydée?
Sería bueno que el público pueda reencontrase con esta puesta. Que circulara hacia el interior de la isla. Que pudiera dialogar con todas las Charlotte o con todas las Haydée. Tiene Lizette Silverio el encargo de construir otra mirada sobre la heroína hecha ideas. Tiene el encargo de poner/nos la daga en nuestras manos.

Los premios de la radio joven
La XXXI Edición del Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam nos dejó una serie de interrogantes. ¿Por qué tan pocas propuestas en el concurso? ¿Dónde están las propuestas experimentales y arriesgadas de la radio joven? ¿Cómo movilizar a los radialistas para hacerlos salir de sus zonas de confort?
En las últimas ediciones ha existido un descrecimiento en las obras en concurso tanto en la cantidad como en la calidad. Este año el jurado estuvo integrado por Maikel Eduardo Santiago Pérez (actor del cuadro dramático emisora CMKC), Katiuska Ramos Moreira (periodista y directora de radio), María Adelaida Pérez Hung (actriz del cuadro dramático emisora CMKC), Bárbara Bolerí Izquierdo (periodista) y quien fue el presidente del jurado de esta edición Gerardo Houdayer Lafaurie (locutor y director de radio), todos profesionales de distintas generaciones y con una legitimidad absoluta ante el gremio. Ellos notaron la necesidad de continuar insistiendo en que aquellos procesos creativos más sobresaliente, sea expuestos y circulen a través de las distintas ediciones de este taller.
Esta edición del evento estuvo dedicada a la actuación femenina dentro del espacio o dramatizado radial. Solo 16 obras llegaron a concurso para optar por el Premio Especial, el Gran Premio “Antonio LLoga In Memoriam” y las especialidades de dirección, libreto o guion, grabación y edición, diseño sonoro o musicalización, locución (masculina y femenina) y actuación (masculina y femenina).
Luego de evaluar las 16 obras en concurso, el jurado del evento decidió otorgar los siguientes premios:
Premio en Dirección para Lys Máriam Alfonso Bergantiño por su Conjunto de Podcast Zunzuncito, de la revista Zunzún. Es válido señalar que esta obra posee valores que la hacen sobresalir por encima del resto. El jurado señaló que disco premio era por la correcta utilización de los recursos expresivos del medio, la excelente articulación de la estructura dramática del guion y por la valentía de asumir el reto de hacer la radio desde una plataforma no convencional y hacerlo de manera experimental.
En Libreto o guion, el premio fue para las holguineras Karelia Fernández Molina y María Ballester Guerra. Su obra La casa de los muñecos de CMKO Radio Angulo; es una excelente versión para la radio de la obra de Gerardo Fulleda León Ruandi. En este trabajo se plantea a partir de los códigos radiales, algunos puntos de vistas valiosos acerca de la utilidad de la voluntad humana para vencer obstáculos y alcanzar los objetivos soñados.
El apartado de Grabación y edición fue para el santiaguero Oscar Quintana Lluch. Dicho galardón fue por el Conjunto de mensajes cortos seriados Las pequeñas palabras. Se trata de un material de producido en Radio Siboney y que evidencia una explotación notable de la tecnología en disposición de diseñar, proponer y enriquecer un paisaje sonoro. Las imágenes radiales alcanzadas resultan impactantes y efectivas, además de la limpieza a la hora de grabar y mezclar las voces y música.
La Locución masculina quedó en manos de Aniel Santiesteban García por la obra La casa de los muñecos de CMKO Radio Angulo. El jurado destacó la capacidad de asumir el rol de la narración dramática radial con recursos muy valiosos como: la limpieza de su timbre y la adecuada explotación de su tono para lograr una inserción e integración en los ambientes que plantea el conflicto central. También es admirable la ductilidad que demuestra al desdoblarse como actor según la exigencia del guion.
La Locución femenina fue para Lys Máriam Alfonso Bergantiño por el Conjunto de Podcast Zunzuncito de revista Zunzún. Por su trabajo desde los códigos modernos de la trasmedialidad.
Diseño sonoro o musicalización fue para Oscar Quintana Lluch por el conjunto de mensajes cortos seriados Las pequeñas palabras de Radio Siboney. Es notable la exquisita selección de la música, el buen gusto a la hora de utilizar los planos sonoros, así como la intencionalidad de la música que está todo el tiempo en función de los mensajes comunicativos.
El Gran Premio “Antonio LLoga In Memoriam” 2021 fue para Lys Máriam Alfonso Bergantiño. En su Conjunto de Podcast Zunzuncito de la revista Zunzún, Lys muestra su integralidad como realizadora al asumir varias de las especialidades de la radio a la hora de concretar una obra y en todas hacerlo excelente. Este trabajo demuestra la necesidad de los Podcast como modalidad contemporánea para desarrollar proceses dentro de la comunicación. Los Podcast Zunzuncito son el reflejo de cómo la radio se adapta a los nuevos tiempos y constituye una fortaleza para el medio.
Otras especiales quedaron desiertas, lo cual evidencia la falta de rigor a la hora de seleccionar los trabajos que deben concursar en el certamen. Estas fueron actuación masculina, actuación femenina y el premio especial. El jurado no pudo enfrentarse a obras capaces de resistir el rigor técnico. Hay que seguir ganando terreno en los dramatizados y las revistas.
El jurado también reconoció el esfuerzo del colectivo de actores del Guiñol de Holguín, por llevar a la radio la obra de su repertorio: La casa de los muñecos. Esta experiencia pudiera brindar jugosos frutos en aquellas emisoras donde pueden mezclase con algún colectivo teatral.
Otras instituciones de la ciudad premiaron según sus afinidades. Tal es el caso de La Fundación Caguayo que premió al programa Lo que grita mi pelo de Radio Cadena Agramonte. La Dirección Provincial de Cultura galardonó La casa de los muñecos, programa de CMKO Radio Angulo. El Centro Provincial del Libro y la Literatura y el Comité Provincial de la UJC premiaron, de Radio Siboney, al Conjunto de mensajes cortos seriados Las pequeñas palabras. Por otra parte, el Museo de la imagen otorgó su galardón a Las cuatro Bayamesas de Nexos Radio–UH/Revista Alma Mater. Claustrofobias Promociones Literarias entregó su premio a Los cuentos de mamidela, Podcast de Liset Prego Díaz.
Uno de los premios más esperados por los concursantes es el de la familia Lloga. La familia siempre premia a las propuestas que según su criterio contienen las esencias que Antonio Lloga impulsaba desde la creación radial. En esta edición, el premio fue para el conjunto de mensajes cortos seriados Las pequeñas palabras de Radio Siboney.
Cerrando los telones de esta edición, queda hacer un análisis profundo sobre la creación radial joven en Cuba y sus desafíos hacia un escenario más amplio y diverso. Tiene la radio la responsabilidad de quedarse joven y seguir dándole armonía a los paisajes sonoros de nuestra existencia.