Tomado de Juventud Rebelde


¡Diversión y ofertas para toda la familia!

Una feliz iniciativa de la Asociación Hermanos Saíz, en colaboración con el proyecto Zona K’liente S.R.L, será la Feria Zona K «oportunidades de Primavera», que tendrá lugar en el Pabellón Cuba (avenida 23, esquina calle N. Vedado) durante los días de la semana de receso escolar, del 12 al 21 de abril, desde las 10:00 a.m. hasta las 7:00 p.m.

Esta expoferia Zona K será la primera experiencia de su tipo organizada por la AHS y empresas privadas cubanas y tiene como objetivo ofrecer un espacio de diversión con variadas ofertas artísticas y comerciales; entretenimiento sano para niños, jóvenes y toda la familia, a la vez que reúne a nuevos actores económicos con diversas temáticas y propuestas que han desarrollado a lo largo del año.

Unidos al tema comercial, y durante toda la semana, tendrán lugar propuestas artísticas que incluyen conciertos con músicos y orquestas de primer nivel, proyectos comunitarios infantiles, desfiles de moda, eventos teóricos empresariales, concursos, rifas, actividades animadas con payasos y juegos de participación. Todo con frecuencia diaria. Entre los artistas invitados estarán Ivette Cepeda, Jotabarrios y Tony Ávila, entre otros.

Sin dudas, uno de los principales atractivos de esta feria será la competencia en vivo que realizará el popular programa de la televisión El Club de la Neurona Intranquila, con su liga juvenil. Están previstos tres grandes espectáculos de competencias con niños entre 9 y 12 años y otros tres con adolescentes (13 y 16 años). Los shows en la categoría de menores se realizarán los días 15, 16 y sábado 20.

En la gran final del día 20 participarán los ganadores de los días 15 y 16 y el mejor segundo lugar de ambas competencias. Algo similar ocurrirá para la categoría de 13 a 16 años los días 17, 18 y 21. Los espectáculos tendrán un corte muy parecido al que disfrutamos por la televisión, pero con una dosis de humor mayor y con la participación activa del público. Todos serán premiados con artículos donados por el programa, por Zona K’liente y por otras empresas presentes en la Feria.

Zona k’liente S. R. L.

Las propuestas comerciales de esta importante feria corren a cargo de Zona K’liente S.R.L., un grupo de creadores independientes del proyecto de reconversión Artesanía Frómeta, que se ha transformado en una sociedad mercantil de capital privado. Este grupo trabaja
por mantener y desarrollar las raíces artísticas que han fomentado sus creadores durante más de 35 años. Además de sus productos insignes como bolsos, carteras, mochilas y maletines de la marca SOLARIS, han sumado a la comercialización otros productos importados de alta demanda en el país.

En esta ocasión, Zona K, no solo busca exponer y vender productos de excelente relación calidad-precio, pues también intentan promover el desarrollo del diseño en Cuba a partir de la comercialización de productos utilitarios y de valor artístico, esencialmente útiles del hogar, accesorios de moda y decoración.

Los organizadores de este transcendental intercambio artístico-comercial anuncian que las entradas estarán a la venta en el estaquillo del recinto ferial; y como un agasajo para los más pequeños, por su semana de receso escolar, y para nuestros adultos mayores de setenta años, como parte imprescindible de la familia cubana, la entrada será libre.



Ser un revolucionador de la realidad

«Me voy a pegar a ti, pero no te equivoques», fue lo primero que me soltó al llegar. Protestó por el nivel de las luces «no se pareciera el ambiente al de una sauna». Así, de ese modo jocoso, se inició un nuevo Encuentro con… Alfredo Guevara en el año 2011. Llegó por otra vez al Salón de Mayo en el Pabellón Cuba, donde se presentaba como un asiduo visitante en su pertinaz cercanía a los jóvenes intelectuales y artistas liderados por la Asociación Hermanos Saíz.

A ellos dedicó buena parte de sus últimos años, convencido de la necesidad de transmitirles el conocimiento desde su experiencia. Los muchachos, como también les llamaba, se hechizaban al escucharlo decir cosas como: «Me encanta el desnudo. No hay nada más perfecto en la naturaleza que el cuerpo humano». «Fíjense qué cosa más divertida, les traje un texto que escribí hace 48 años y para mi pesar es de una actualidad absoluta». O «prefiero hablar de las expresiones artísticas de la cultura porque siempre llamamos cultura a las expresiones artísticas, y la cultura es mucho más complicada, amplia y diversa».

Ese día aceptó el reto de evocar sus años juveniles, aunque confesó: «Mi juventud está muy lejos». Pero accedió al riesgo de revisar el pasado entre las revelaciones más personales y la emoción del recuerdo:

«No me gusta hablar de lo privado —explicó; Fidel nos ha dado un ejemplo, y a nuestros dirigentes en general, de lo que es la privacidad. He seguido también ese camino porque, entre otras cosas, siempre me ha gustado más y he sido devoto, y creo más en la aventura que en la rutina.

«Parece que por naturaleza soy antirrutina. Creo que la rutina en todos los aspectos de la vida es la muerte adelantada y por eso decía que no valía ni siquiera la pena hablar de la vida privada porque he tenido vocación y convicción de que es más interesante la aventura que todo lo que queda. Lo que queda siempre termina por ser rutina y ser aceptado porque está. Esto pasa en política también.

«Cuando era muy jovencito me creí que era poeta y cuando comprendí que no lo era y rompí todos aquellos disparates, de todas maneras, me quedé con un verso que es como un lema para mí: “No hay nada más eterno que un amor de aventura”.

«Pienso así de la vida más personal y de todo. Por eso en mi caso diría que no hay nada más eterno para mí que la aventura que fue mi vida de joven. La sigo viviendo haciendo trasposiciones: no hago lo que hacía, hago lo que debo de hacer y eso es ser joven.

«Mi juventud no tiene nada de extraordinaria si no fuera por la generación de la que soy parte. Ya desde el Instituto de La Habana donde estudié, empecé a tener vida política, a inquietarme. Toda aquella generación —me refiero en este caso a una parte de ella, la generación habanera— tenía una vanguardia. Y esa vanguardia de la que fui parte vivía en una inquietud permanente de insatisfacción por la situación del país y de expresión antimperialista.

«Esa fue una característica muy importante de nuestra generación habanera en el Instituto. Eran los años que siguieron a la Guerra Civil Española. En la época una gran parte de la población cubana eran nietos o hijos de españoles, y esto, como he dicho otras veces, incluía a los mestizos, aunque fueran una mezcla afrocubano-hispánica. De tal suerte lo que pasaba en España se reflejó en todos nosotros.

«Estudiamos toda la filosofía desde la Revolución francesa; fue una generación muy estudiosa y recuerdo a muchos de mis compañeros del Instituto de La Habana tan inquietos como estudiosos. Creo que la época se prestaba para ello porque estaba toda esa resonancia de la República española, del exilio español en Cuba, pero también vinieron algunos de los intelectuales más destacados de la República, no solo poetas y profesores, sino pensadores muy especiales.

«Algunos de ellos llegaron a integrarse de tal modo que la gente no se da cuenta cuando lee las publicaciones de la época, entre ellos Gustavo Pitaluga, que escribió un libro sobre Cuba que se llamó Diálogo con el destino, y que todos leímos.

«Claro, no eran solo los exilados republicanos, porque inmediatamente después de la derrota de la República y de este exilio masivo a América comenzó la Segunda Guerra Mundial y eso produjo una efervescencia enorme. Y también, no diría que terror ante el triunfo del nazismo, sino la esperanza en la derrota del nazismo y la admiración por los combatientes antifascistas; en este caso principalmente antinazistas, porque los más crueles fueron sin duda los italianos.

«Al mismo tiempo, eso provocó una pasión de amor, confianza y esperanza en la Unión Soviética, el primer país socialista que había surgido y había tenido
muchos enemigos, pero en ese momento se convierte en una esperanza de la humanidad.

«También nos tocó al final de esa guerra mundial un período corto de esperanza, antes de que se desencadenara por completo la Guerra Fría. Es decir, toda esta generación creyó que había llegado el momento del mundo en que primarían la fraternidad, la confianza; se produjo el proceso de descolonización, a veces forzada por el combate y otras por cambios en la forma de colonización.

«Al final de mis estudios en el Instituto de La Habana y la cercanía de entrada a la universidad, bajo la influencia de algunos de esos profesores españoles, devine, y me fue fácil porque era parte de mi naturaleza, anarquista. Me afilié, milité en una organización que se llamaba Alianza Revolucionaria, en la cual solo Lionel Soto y yo éramos los únicos blancos. Todos eran negros estibadores del puerto y eso me hizo salir de mi medio y empezar a comprender otras capas de la población más sufridas, conocí a los trabajadores de verdad; trabajando y queriendo la transformación del mundo con una determinada idea.

«Esa idea, la del anarquista, da la impresión de un loco con cuatro bombas en la cintura. Algo puede haber de eso, pero lo fundamental en el pensamiento anarquista es la libertad. Prefiero, aunque no rechazo nada, hablar de pensamiento libertario, pero claro, aquella organización era anarquista.

«Estudiando el pensamiento anarquista libertario encontré los libros marxistas contra el anarquismo y lentamente, por esa vía, me fui transformando hacia el marxismo, primero a modo de inquietud y después de un modo radical.

«Curiosamente, y esto es algo más personal, pero lo tengo grabado en la mente, he vivido dos momentos que estarán en mis memorias. Cuando tenía ocho años vivía en el Malecón y mi familia entonces tenía una fuerte tendencia guiterista (Antonio Guiteras) y me tocó ver desde el balcón de casa a la Escuadra norteamericana bloqueando a Cuba. Era una curiosidad enorme de aquel niño estar mirando para verlos, de oír a su familia y de aprender antes que comprender, que Cuba tenía al imperialismo norteamericano como una bota encima.

«Cuando pasaron los años y estaba en el Instituto me costó mucho trabajo. Yo era muy tímido y lo sigo siendo; toda mi agresividad política parte de una superación de la timidez: tener amigos, no porque no se me acercaban los compañeros, sino porque yo no deseaba la amistad de nadie.

«Pero, finalmente tuve un amigo, un jovencito norteamericano. Nuestra amistad surgió a base de discusiones. Por paradojas de la vida él era comunista; hijo de una familia burguesa que había traído los hijos a Cuba para que no los pudieran reclutar. Eran dos hermanos. El mayor estaba en la Armada norteamericana en una base aérea que tenían en San Antonio de los Baños. El menor fue el que coincidió conmigo.

«Resulta que era un comunista que me quería convertir al comunismo y yo lo quería convertir al anarquismo. Por tanto, mi enfrentamiento ideológico inicial fue con un norteamericano mejor que yo.

«Pasaron los años, y el día en que entré a la universidad, yo con 19 años, nos conocimos Fidel y yo, del modo más extraño. Aunque no soy religioso decía y sigo diciendo que tengo protección de “los dioses”. A veces creo en el Dios que proclama el catolicismo, pero a veces también en Changó. Y esto lo digo porque en la calle se me acerca una santera del barrio que me dice: Changó. Y yo mismo, que no entiendo del todo, de todas maneras, he llegado a la conclusión de que, o un arcángel o un orisha, andan por ahí.

Alfredo Guevara (a la izquierda) junto a Fidel, Nicolás Guillén y Alejo Carpentier. Foto: Archivo de JR.

«Porque siempre me salen las cosas bien, al final, y aunque haya pasado por mucho que no voy a narrar aquí, estoy vivo. Conversando con Silvio Rodríguez un día y hablando de estas cosas (que conste que yo siempre no estoy hablando del pasado; siempre estoy hablando del futuro), él puso una cierta cara de asombro y le dije: Mira, Silvio, hay que creer en los milagros. Hay un milagro: que estoy vivo. Pero hay un milagro mucho mayor: Fidel está vivo.

«Las cosas que vivimos juntos, sin llegar a la Sierra, donde nunca estuve porque soy un hombre del asfalto y preferí combatir en La Habana, hubieran
sido suficientes para que ni él ni yo estuviéramos.

«Pero empecé hablando de arcángeles y orishas y pasó algo estrafalario, extrañísimo, digno de una película: vino un joven cuyo rostro se me ha desdibujado, y me dijo, ese día primero: “Tú no me conoces, pero yo a ti sí. Tienes que ir a la Facultad de Derecho a conocer a un muchacho que tiene una agitación tremenda allí y que debe ser tu amigo”.

«Comprendan que yo no era quien soy ni fui más tarde. Simplemente era un muchacho que quería ganar las elecciones estudiantiles en la Facultad de Filosofía para llegar a la FEU (Federación Estudiantil Universitaria). Después de un tiempo me dije: no pierdo nada, déjame ir a ver al chiquito ese. Y me encontré a un agitador estrella que miré con preocupación porque averigüé un poco de él; sabía que venía de una escuela privada católica y pensé: este debe ser un reaccionario, cualquiera sabe lo que va a pasar.

«Pasaron los días, las semanas, nos fuimos conociendo y tuve una suerte tremenda porque yo quería conquistarlo. Miren qué pretencioso, no sabía quién iba a ser. Y resulta que tuvo la buena idea de enamorarse de una muchacha preciosa que formaba parte de mi candidatura en Filosofía, Mirta Díaz Balart. Ya no tenía que ir a Derecho porque él venía a Filosofía a conquistar a Mirta y, en mi fuero interno, a dejarse conquistar por mí.

«Entonces mi vida cambió, no en ese instante porque era turbulenta la época. Pero lentamente pasaron cosas muy importantes en nuestras vidas. En el año 1947 Fidel me hizo la primera proposición de algo que nos llevaría al poder. Un año después nos vimos envueltos en El Bogotazo y poco después yo salí para Europa, donde permanecí hasta 1951, y entonces se separaron nuestras vidas.

«Tuve otras experiencias y, entre ellas, una excepcional: era vicepresidente de la Unión Internacional de Estudiantes y era el único que tenía visa abierta para Occidente; por lo tanto, tuve que atender la Unión de estudiantes de Italia y de Francia. Resulta que fui seleccionado para ir en una delegación de estudiantes universitarios de todo el mundo. Y cuando regresé a Cuba dieron el golpe de Estado. En esos meses previos al golpe ya tenía una relación muy estrecha con Eduardo Chibás y unos supuestos amigos me invitaron a comer pollo frito en las afueras de la ciudad, y de buenas a primeras entramos en Cuquines, la finca y mansión de Fulgencio Batista, y yo pregunté: “pero qué es esto”. De buenas a primeras me quedé solo en la terraza, desapareció todo el mundo y salió Batista. Se sentó en un sillón al lado mío, me saludó. Yo me quedé paralizado. Nunca lo había visto tan de cerca, era un mayoral bananero bien vestido. Cruzó las piernas, me empezó a hablar y al ratico llegó al punto. Me ofrecía la dirección de la juventud de su Partido. Quería una figura juvenil y yo no sabía qué hacer, tenía mis principios firmes, pero él era un hombre temible.

«Entonces no me quedó más remedio que hacer lo que hice. Le dije: “mire, sé que la vida es muy compleja y que a veces los dirigentes políticos son calumniados, pero mientras yo no tenga la seguridad de que usted no ha participado en la muerte de Antonio Guiteras, me parece imposible“. Siguió conversando tranquilamente, no se molestó y unos minutos después se levantó, desapareció; reaparecieron mis amigos enemigos, traidores a mí. Se acabó aquella amistad y me quedé yo traumatizado por aquello. Unos meses después dio el golpe de Estado.

«Creo que yo fui detenido nada más que para darme una lección, porque entre las primeras personas que estuvieron presas tras el golpe de Estado estuve yo. No me pasó nada en esa ocasión, estuve unos días y luego me soltaron. Pero, a partir de ahí, la represión que primero era relativamente leve se recrudeció.

«Le propuse a Fidel volver a la universidad de donde ya habíamos salido, matricularnos y tomarla, por ser plaza autónoma. Él se me desapareció unos días y cuando reapareció ya estaba conspirando; porque fue un conspirador nato. Preparó prácticamente un ejército que nadie se daba cuenta de que existía. Desde el 47 ya habíamos acumulado armas. Cuando salió la manifestación en la universidad quedó un pequeño grupo armado y los que marchaban quedaron custodiados por compañeros que después resultaron ser los asaltantes del cuartel Moncada en Santiago de Cuba.

«A partir del Moncada sentí que se había acabado la lucha de masas, el Frente Único… la sangre derramada allí marcaba otro camino».

—Alfredo, ¿cuándo se acabó su juventud?

—No se ha acabado. He dicho públicamente que soy un joven en una burbuja que me ha forzado a tener un cuerpo viejo.

—¿Y qué es la juventud?

—Ser joven es ser revolucionario. Pero ser revolucionario no es lo que dicen por ahí, ni tampoco ser miembro activo de una organización, nada de eso, y menos darse golpes de pecho en las asambleas. Ser joven es ser revolucionador de la realidad. Por eso he dicho muchas veces que cuando los escritores, los artistas, los intelectuales que llamaba Gramsci orgánicos y los semiorgánicos también, son sinceros y no simuladores, son revolucionarios por definición, porque se la pasan transformando la realidad. También los científicos, enriqueciendo la realidad con sus investigaciones, arrancándole pedazos al misterio de la vida y de la muerte.

«El ideal es que cada ser humano pudiera desplegar todas sus cualidades de modo tal que en ese despliegue encontrara, porque todo ser humano tiene algo de artista, la belleza. Si la descubre la ama; y si la descubre y la ama la enriquece. Eso es lo que es ser joven: revolucionar, revolucionar, revolucionarnos nosotros mismos».

—A veces se escuchan expresiones sobre los jóvenes de hoy que son hasta despectivas, al estilo de «esta juventud está perdida». ¿Cuál es su visión sobre esta juventud de nuestros días y qué le pediría?

—Yo no desprecio a nadie. Creo que todos nuestros contemporáneos son potencialidades. En lo que creo de mi pueblo, y por eso lo amo, es en su potencialidad. Esas potencialidades entre la colonia, el imperialismo, el bloqueo y la estupidez no se han desplegado suficientemente. No sé si estoy describiendo más bien la esperanza. Pero la esperanza que no es ayudada no sirve para nada.

«La tarea de la generación mayor y de la vanguardia de la juventud es construir las condiciones para que ese despliegue de las potencialidades se produzca. Hay una parte de la juventud cubana que estamos perdiéndola los revolucionarios, porque el lenguaje no puede ser el que tenemos, el que sigue teniendo nuestra generación. Todo lenguaje es un sistema de signos que expresa a su vez un sistema de conceptos. Creo que hay que cambiar conceptos y cambiar el lenguaje. Hemos cambiado algunas concepciones, pero no hemos cambiado el lenguaje. Los jóvenes tienen que ser ellos a toda costa y hay que aprender a, cuando sea necesario, nadar contra la corriente».

—¿Qué les recomienda a los jóvenes para ser mejores cubanos?

—Luchar por que Cuba sea mejor y los problemas que tenemos sean superados. Hay problemas que no dependen de nosotros: el bloqueo, la presión sobre Cuba; pero hay cosas que sí dependen de nosotros, y de algunas de nuestras estructuras estatales y nuestros dirigentes. Como soy un optimista profesional, creo que sí se van a superar, y más o menos pronto, algunos de los fundamentales. Algunos no tan fundamentales que pueden establecer un cierto nivel de consenso en la población, imprescindibles para poder trabajar después sobre ellos las vanguardias y tratar de rescatarlos. Pero a los jóvenes no se les puede rescatar con consignas, sino con realidades.

«Para ser mejores cubanos lo más importante es participar, no callar, denunciar lo mal hecho con conciencia, con seguridad de lo que se hace y dice, y no ser pasota. No dejar pasar pensando que ya no vale la pena. Para ser mejor cubano hay que ser mejor persona siempre, en cualquier circunstancia. Y ser mejor persona es ante todo ver reflejado en el otro a uno mismo. Es decir: ser solidario».



Entre la radio y la creación

Radialista porque se lo ha ganado a golpe de esfuerzo, sacrificio y vocación. Joven locutor, oficio que ama y defiende a ultranza, comunicador también en la emisora provincial Radio Guamá y presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Yusley Izquierdo Sierra posee todas esas responsabilidades y no puede separarse de una y otra.

Dicho así puede parecer sencillo, pero quizá solo él sabe el tiempo que le ha costado superarse, hacer entender que la locución es un arte que se estudia, se improvisa, se crea «porque al estar frente a un micrófono se interpreta lo que otro escribió y hay que ponerle intencionalidad; se trata de hacer un ejercicio, y es también parte de un proceso de creación a partir de líneas e ideas que uno se arma».

Así empieza esta conversación en la que Yusley explica que llegó a la AHS por la radio, por eso cada una forma parte de su vida. «Mi primer vínculo con la Asociación fue por el concurso nacional de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam, al que asistí por primera vez en 2008. Después participé más de diez años seguidos», cuenta.

Con más de 15 años de experiencia en Radio Guamá explica este joven que los inicios fueron complicados. «Empecé como colaborador en Toque Joven, un proyecto que vinculaba a un grupo de jóvenes con deseos de aprender y hacer radio. Otra escuela fue la revista informativa En torno a, en la que estuve varios años, de seis a ocho de la mañana.

«En los informativos se aprende mucho, uno interactúa con los periodistas en vivo. Fue una etapa que me aportó, sobre todo, para otro tipo de coberturas que vendrían después, en las que uno era el puente entre el oyente y el periodista, entre el periodista y la cabina central».

Pero no siempre Yusley trabajó en la radio, aunque asistió a las clases de locución y empezó con Toque Joven cuando aún cumplía el servicio militar. En 11no. grado había decidido ser trabajador social.

Por eso, recuerda con agrado sus días en el reparto Celso Maragoto y en las prisiones. «Es una etapa que guardo con esmero. Aprendí, para la vida, que las personas pueden cometer un error, y eso no significa que sean malas ni el último eslabón de la sociedad».

De esa época atesora el tiempo que atendió desde la Dirección Municipal de Trabajadores Sociales el programa de personas con necesidades especiales, fundamentalmente los postrados, para quienes había que colegiar los módulos que se les entregaba. «Se trabajaba en conjunto con Comercio y Salud, y era un proceso largo, lleno de trámites burocráticos, pero de mucha sensibilidad».

En 2008 su vida cambió. Decidió irse a la radio a la vez que cursaba, en la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río, la carrera de Comunicación Social, de la que se graduó en 2013. «Yo no sabía bien qué cosa era, pero me parecía que tenía que ver con los medios. Al concluir los estudios se crea la plaza de especialista de Comunicación en Radio Guamá.

«Entonces nos dimos a la tarea de hacer los manuales, insistimos en ver el medio como una institución con sus públicos, que forma parte de un sistema de medios. Y ha sido difícil, porque todavía no todos comprenden que la comunicación es un proceso transversal, y una emisora de radio no hace más que producción comunicativa en sí. La comunicación institucional no puede ir aislada de los procesos de gestión editorial», afirmó.

Desafíos del arte joven

Gracias a esa escuela que ha sido la radio para Yusley llegó también la AHS, de la que es su presidente en Vueltabajo desde el año pasado. En ese empeño de vincular radio, arte, juventud y creación, recientemente salió a la luz Cuentos de la abuela, un audiolibro disponible en la tienda Apklis, fruto del financiamiento de la beca de creación El reino de este mundo.

La idea original recayó en Yusley, quien se apoyó en otros profesionales, como ilustradores y programadores, en tanto contó con la maestría y experiencia de Nersys Felipe, escritora vueltabajera, premio nacional de Literatura y de Radio, para grabar cinco cuentos del libro Solo un humito, de su autoría.

La idea era vincular la literatura y la radio a las nuevas tecnologías. La narración en este caso fue de lujo. Es la AHS la que en los últimos tiempos demanda más horas de su día. «Esta es una asociación que, a su juicio, tiene que repensarse en el contexto del congreso.

«Pinar del Río tiene la particularidad de ser la tierra de los Hermanos Saíz. Son de Cuba, pero son nuestros, y eso impone un compromiso y defensa de lo que significa», expresó Izquierdo Sierra, y al referirse a la Asociación en Vueltabajo dijo: «La AHS aquí tiene retos tremendos, hablamos de una provincia en la que la enseñanza artística es muy reducida. Hoy no hay una academia de artes visuales, no hay una formación audiovisual, no se forman periodistas.

«Pasa también con las artes escénicas, y ocurre con el ballet, lo cual es, sin dudas, uno de los reclamos más fuertes desde la asamblea provincial y también de la Uneac, por toda la historia de esta manifestación en el territorio, por lo que ha aportado al Ballet Nacional de Cuba el municipio de Mantua y esta provincia propiamente», acotó el presidente en Pinar y recientemente elegido miembro de la dirección nacional de la AHS.

«Para todo ello hay que ir a La Habana —continuó—, optar por las escasas plazas, y entonces son pocos los que regresan, porque estamos muy cerca y en la capital hay otros atractivos. Lo que podría ser nuestra membresía se ve disminuida por este motivo. Está también la crisis migratoria y la AHS no escapa de ella.

«Tenemos asociados fuera del país por contratos de trabajo; y están los que siendo asociados y viviendo en Cuba han tenido que escoger entre desarrollar su obra o poner un plato en la mesa. Y así los hay pintando
almendrones para vender en la feria, trabajando en una mipyme, vendiendo cosas. Las dinámicas de la vida hacen que ese artista reste tiempo a su creación y a la vez se aleje de la propia Asociación», reconoce el joven radialista.

«El funcionamiento tiene que reacomodarse, señaló. La AHS tiene que crear oportunidades que sean exclusivas para sus miembros. Porque esta es una organización de vanguardia y es necesario que el artista sienta rigor para entrar, pero también que la AHS le ofrece oportunidades y que eso se revierta en los procesos de creación».

Un espacio de creación colectiva

Yusley entiende que la AHS es gremial, no suplanta lo institucional, pero, por ejemplo, precisa, los finaciamientos para becas podrían ser más atractivos y exclusivos para los asociados.

«La máxima tiene que ser apostar por proyectos en los que se vinculen varias manifestaciones; crear espacios para intercambiar, confrontar, y ese es un reto también para la Casa del Joven Creador, que tiene que ser un espacio plural, para todos».

Acotó el joven que hay que ir a las esencias de la AHS, «que no es una empresa comercializadora ni una agencia de representación artística, y tiene que volcarse a la promoción de sus miembros».

Y sobre estos temas, acota, se habló en el congreso: «Era una cita necesaria, en la que quedó claro que hay una vanguardia que quiere seguir creando en Cuba, y que todos los días se sobrepone a dificultades e incomprensiones. Se hace necesario un diálogo más franco y permanente con las instituciones, porque esa vanguardia artística y literaria busca las motivaciones para su obra y quiere aportar a la espiritualidad de la gente».

Hace una última acotación sobre la radio. «Es un medio subvalorado, al que no se le reconocen todas sus potencialidades, por eso El derecho de soñar, la novela cubana que se transmite en estos momentos, es un acto de justicia con ella, con el dramatizado radial, que algún día tendrá que ser reconocido como patrimonio de la nación.

«Cuando estamos bajo los embates de un ciclón, cuando se pierden los datos móviles e internet, cuando no hay electricidad, la radio sigue ahí, acompañando a sus oyentes, transformando una revista musical en una informativa. Solo ella tiene la capacidad para crear esa magia».



Una mirada joven a la cultura

Más allá de establecer la hoja de ruta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) para el futuro inmediato, el 4to. Congreso deviene espacio propicio para conocer y consensuar las distintas miradas de los miembros de la vanguardia artística juvenil a lo largo y ancho del archipiélago cubano; debates que, con seguridad, serán arduos y estimulantes, como suele ocurrir con todo aquello que inquieta y motiva la creación.

Los delegados, conscientes de que el escenario económico y social de la Cuba de hoy es muy diferente al del cónclave anterior, efectuado en 2018, llegan con preocupaciones diversas que emanan de su labor creativa, en permanente contacto con la realidad social que viven.

Propuestas culturales diferentes, nuevas formas de creación, plataformas, y gestión cultural resaltan entre las inquietudes de sus delegados, que buscan siempre preservar las raíces de nuestra cultura, en cada una de sus producciones.

Rompiendo barreras

Buscar y lograr que la AHS se parezca más a su tiempo, sus miembros y las nuevas formas del arte, es una consideración común a muchos de los que participan en el cónclave para representar a sus colegas. Por eso, la cantante Annie Garcés, quien también asistió al encuentro de 2018, considera que esta cita llega en un momento complejo para la sociedad cubana.

«La AHS, que reúne a tantos jóvenes, tiene que parecerse más a la juventud que vive en Cuba y ha decidido tener su vida y hacer su carrera artística en este país. De eso es de lo que más debemos conversar, lograr esa representatividad de la juventud y la realidad que estamos viviendo», dijo.

A propósito, Danaysi Brito Hernández, presidenta de la AHS en Cienfuegos, señaló el golpe que ha representado la emigración para sus afiliados. Actualmente han sufrido más bajas por ese motivo, que por edad.

La música electrónica hecha por jóvenes ha ganado mucha aceptación en los últimos tiempos. Foto: Lednoy Borrell

No obstante, quienes todavía permanecen dentro de la organización, en nuestras salas, galerías y escenarios, constituyen una vanguardia artística que «tiene la responsabilidad de cultivar y potenciar nuestras raíces culturales, ya que no se puede concebir un arte auténtico e identitario si en su creación no es netamente cubano», consideró Rafael Alejandro Cruz Pérez, delegado villaclareño.

La doctora y rapera cienfueguera Xiomis Lidia Navarro Collado se considera suertuda porque la AHS la acogió en su seno. Asegura que dentro de la organización halló gremio, apoyo y espacios para cultivar su arte, que no es de factura netamente nacional, pero que se alimenta de conflictos y entornos sociales con los que se identifica cualquier cubano.

La música electrónica resulta uno de los géneros que parece sacado de otra geografía para entrar en Cuba como invasor. Nada más alejado de la realidad, según opina el cienfueguero Álvaro Daniel Calzada López, Álvaro Dj, quien acota que es probable que en los últimos años haya sido el género que más se esté produciendo en el país.

«Lo digo sin ningún tipo de reserva porque hay muchísimos jóvenes productores y creo que las instituciones de la música cubana le deben más espacios a la música electrónica. Y es música cubana. Que nadie crea que ellos llevan a los festivales internacionales música de Europa. Lo más atractivo está en el background de la rítmica cubana, que siempre se hace notar», señaló.

Para Cruz Pérez, mezclar y fusionar también constituye una fortaleza, porque difícilmente un joven creador no se mueva y deje influenciar por las nuevas tendencias, «pero el producto artístico final tiene un sabor cubano indiscutible. Esa manera de crear desde nuestro pedacito, esforzándonos por darle esa identidad determina en gran medida que la generación de nuestro tiempo y las futuras no se distancien de nuestras raíces culturales».

Para Elizabeth Casanova Castillo, otra delegada del centro del país al 4to. Congreso de la AHS hoy, la frontera entre las manifestaciones artísticas se diluye, por eso el arte debe pensarse rompiendo barreras. «Necesitamos que sea más dinámico como lo son los tiempos. Debemos incluir todo lo que tenga valor despojándonos de prejuicios y repeticiones de formas ya enquistadas.

«Un papel muy importante corresponde a las instituciones culturales, que también deben repensar su funcionamiento a tono con la realidad y en función de rescatar sectores de la población para el consumo de un arte y una cultura propios, pero también actual», consideró.

Crear con lo que tenemos a mano

Las actuales circunstancias económicas y sociales también impactan en el desarrollo del arte joven, que apuesta por nuevos soportes y plataformas para hacer entregas de calidad a toda costa. La experiencia de Cienfuegos con la producción de libros y discos digitales de jóvenes creadores es una de las alternativas que Brito Hernández lleva al Congreso.

Si bien no han tenido todo el avance que desean, ambas se presentan como alternativas atenuadas a los tiempos y que permiten una mayor socialización de las obras. Tales propuestas, más que opciones, deben marcar la nueva ruta de creaciones que a veces quedan engavetadas por falta de recursos para completar su producción.

En tal sentido, Dj Álvaro pregunta por las nuevas formas de gestión de la música, consciente de la disminución de los presupuestos, contexto en el que afianzar la autosustentabilidad de la AHS resulta fundamental, «porque lo que sí no se puede acabar es la música, el arte, y tenemos muchos muchachos con deseos de aprender a hacerlo bien. Eso requiere un despliegue de recursos, pero sobre todo organización».

Para Cruz Pérez «detener la creación ni siquiera es una idea. Aunque carecemos de muchas de las cosas con que contábamos antes, vamos a tratar de hacer más con menos, como cuando hemos estado en zonas de desastre o en poblados rurales de difícil acceso. La cultura no se puede paralizar porque es el mejor alimento del alma y el espíritu».

No podía faltar en esta conversación la nueva generación de artistas cubanos la referencia al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien los bautizó como creadores en el sentido más amplio de la palabra y dijo que la cultura es lo primero que hay que salvar.

Por eso, como expresó Annie Garcés, «en este momento la Asociación tiene que ocuparse de seguir salvando la cultura y unir a muchos más jóvenes, convocar para que todos aquellos que tienen inquietudes artísticas se sumen a esta gran familia de transformación que es la AHS. Estoy segura de que el año próximo será bueno para la organización, en la que estaremos más presentes y más cerca de nuestra gente».



Buen muchacho

Esa confesión suya sí que me sorprendió. A quienes conocen y han visto crecer en su ejercicio profesional al periodista Dairon Martínez Tejeda, seguramente igual le tomará por sorpresa saber que la carrera que estudió la eligió por embullo.

Por no separarse de sus mejores amigos del Instituto Preuniversitario Vocacional José Maceo Grajales no optó por Medicina, como quería su madre y era «furia» entonces.

A la luz de hoy, se alegra de aquel entusiasmo suyo que lo llevó a la Universidad de Oriente durante cinco años, decidido ya a dedicar su vida al que con mucha razón han dicho que es el mejor oficio del mundo.

No se sintió incómodo durante la carrera, pues «tuve una profesora en la secundaria que casi me obligaba a mejorar en redacción y ortografía. Incluso me quitaba puntos en los exámenes por mi pésima caligrafía. Si mirabas mi escritura era como si tuviese delante un electrocardiograma», reconoce.

Dice que al principio sentía demasiada presión con todo eso, pero con el tiempo se fue enamorando de las letras y de la lectura de todo lo que caía en sus manos. Fue la huella que en él dejó su profe de Historia. «Y me fue de mucha ayuda en la universidad, primero, en la práctica laboral, después», asegura.

Dairon nació y creció en un barrio bullicioso con calles sin asfalto al oeste de la ciudad de Guantánamo, donde la muchachada alucinada con las carreras de caballo y el juego de pelota en plena vía. Pero él no. Prefería la tranquilidad de su humilde hogar y la amorosa compañía de quien considera la mejor y más influyente profesora con que ha contado toda la vida: su madre.

Tal vez por eso la timidez contra la que se decidió luchar. El primer paso lo dio justo cuando, al graduarse, lo ubican  en la radio como corresponsal en Maisí. Dio bateo porque no era el medio en el que pensó crecer profesionalmente. Y logró que se le abrieran las puertas de Venceremos.

En poco tiempo el periódico local se convirtió en su otra casa-escuela, y el colectivo en familia y fuerte incentivo para la superación en todos los sentidos. «Primero me designaron para atender la UJC y ciertamente me acomodé un poco; y me di cuenta que me quedaba atrás en relación con otros de mi graduación. Ellos andaban pateando la calle, haciendo un periodismo más atrevido y con mucho impacto social», recuerda.

No tuvo que esforzarse demasiado para cambiar la rutina, pues Venceremos lo necesitaba, descubrió potencialidades en él y se lo exigía. Tenía que ser más incisivo, más de calle arriba y calle abajo latiendo en la misma frecuencia de la población para poder revelar lo que debía ser cambiado y destacar el protagonismo de la juventud en la construcción de un  Guantánamo mejor.

Le comento (y pregunto), que si pudiera volver el tiempo atrás, a su etapa como militante de la UJC, qué cambiaría. Y responde sin ambages:

«Hoy me doy cuenta que nos faltaba organicidad para lograr un impacto real de lo que hacíamos. Todo funcionaba por pura disciplina y nos diluíamos en cuestiones  formales. No nos dimos cuenta de que la esencia era demostrar que los militantes podíamos hacer mucho más que cotizar, reunirnos y repetir el contenido de un plegable que nos orientaba desde arriba. Que la organización necesitaba tener una voz real, pues  no se trata de construir una imagen alejada de la realidad. Todo eso cambiaría. Todo eso todavía necesita ser cambiado.

Volvemos a su primer encuentro con la vida laboral:

«Venceremos fue el empuje que necesitaba para superar mis temores a herir susceptibilidades, a pensar que la crítica daña, cuando en realidad sana. Creer que resaltar lo bueno es complacencia, cuando es parte de nuestra realidad y tienen que ser reflejado», sostiene.

Con ese aprendizaje se consagra más tarde en la página cultural del medio que le dio nombre y le abrió las puertas en otros. Así, en una misma jornada se le veía tecleando en la redacción del semanario en las mañanas, luego se escuchaba su voz en la radio, más tarde presente ante las cámaras del telecentro guantanamero Solvisión, en el gobierno municipal coordinando sus tareas como jefe del equipo de comunicación. También buscando un tema de trascendencia nacional para cumplir los encargos de Granma, el diario para el que también escribió por dos años.

Esa pasión desarrollada por el periodismo, lo convirtió en  un multifacético reportero.

«No paraba. Dejé la piel en las calles, a pie o en bicicleta. Ya estaba demasiado enamorado de mi profesión, pero también  necesitaba ganar más dinero para cumplir mi sueño de ayudar a mi mamá a mejorar nuestra casa, que estaba constructivamente en muy mal estado», comenta y agrega que también ejerció buen tiempo como profesor de Historia en cursos por encuentro.

Me dice, cambiando de asunto, que fue un poco por embullo su encuentro con la AHS. Le contradigo, porque no me parece. Y me explica:

-Aunque atender los temas culturales en el semanario provincial me vinculó con la creación artística de los jóvenes guantanameros, ser miembro de la Asociación Hermanos Saíz, también fue, al principio, cuestión de entusiasmo del momento.

 ¿Cómo sucedió?

-Un día mis amigos, esos mismos que me halaron al periodismo, me preguntaron  ¿quieres ser de la AHS? Y les dije,  ¡¿yo, artista?! Tenía documentales que habíamos  hecho en equipo en la universidad y algunas investigaciones, como la de la presencia china en Guantánamo, y los presenté como parte de mi currículum y así entre a la AHS, en 2018.

En los primeros años no fue  fuerte el vínculo, publicaba trabajos en la página web de la AHS y logré empatía con jóvenes creadores, pero solo eso. Cada vez me involucraba más. En un momento, me propusieron, y acepté, ser jefe de la sección de audiovisuales y fue muy bueno acompañar a los muchachos en los procesos creativos. Tiempo después ocupé la vicepresidencia y me dedicaba básicamente de la organización de eventos.

No creo que nada de eso sea fruto de un simple entusiasmo, pero bueno… ¿Por qué has dicho que te sorprendió tu reciente elección como Presidente, tan comprometido como ya lo estabas?

-Cabía la posibilidad de que alguien me propusiera, pero que la mayoría votara por  mí para tal responsabilidad, la verdad que me asustó.

¿Y lo aceptaste por esa costumbre tuya de no decir no a nada?

– No creas, me cuesta hacerlo, pero decir sí a todo por no hacer quedar mal a alguien, es cosa del pasado y te confieso que en eso influyó mucho mi incorporación a la AHS, y antes, a la UJC y el Partido Comunista de Cuba.  El punto es que también está el compromiso de ser útil donde te necesiten y tu creas que puedes, al menos, esforzarte por hacer las cosas bien.

 ¿Y entonces, en qué punto está la sorpresa?

– Es un cargo bien complicado y con muchísimas responsabilidades, y de eso me di cuenta cuando lo asumí. Requiere un conocimiento global del mundo del arte y la cultura, la economía…y no me imaginé ahí. Pero ahora que estoy, cada día descubro cosas nuevas y me entusiasma.

Voy aprendiendo a decir que no cuando corresponde y hacer las críticas pertinente; a defender los derechos de los asociados y lo que  les corresponde a ellos en el concreción de las políticas culturales del país y de sus propios sueños.

¿Con qué  debilidades, asumiste la tarea de representar a la joven vanguardia artística de la provincia?

– Con muchas, pero una de gran peso es la constante emigración, fundamentalmente hacia otras provincias y también más allá de nuestras fronteras como país. Es difícil a veces encontrar la manera de que los muchachos quieran o se sientan motivados a crear desde Guantánamo, o que aun fuera del territorio, traigan su obra a lugar y la gente que lo vieron nacer y lo apoyaron en su momento.

Ahora mismo tenemos, por ausencia de creadores, un proceso de pérdida de espacios que  surgieron aquí, como es el evento nacional de titiriteros. El movimiento de bailarines y coreógrafos guantanameros, transita por un momento gris, porque no se garantizó el relevo generacional. Esas son debilidades que impactan negativamente…

 Pero no las únicas, ¿verdad?

-Por supuesto que no. Creo que hay que trabajar mucho en la formación de nuevos públicos en la apreciación crítica del arte, mostrarle al guantanamero lo plural que puede ser la cultura cubana en general y la local, que no son solo  las manifestaciones tradicionales, como el changüí, sino aquellas que de algún modo nos identifican como pueblo, constituyen tendencias o forman parte del tejido social guantanamero, como el rap, el blues, jazz, los grafitis, los tatuadores que hacen  maravillosas obras de arte sobre la piel y aunque  existan muchos prejuicios, es parte de la creación joven.

Si tuvieras que dar prioridad a las fortalezas, ¿por cuáles comenzarías?

Por el hecho de contar con un ejecutivo integrado por jóvenes que tienen una obra, con muchísimas ganas de cambiar todo lo que sea necesario transformar sin esa proyección elitista que tan  perjudicial es. El presidente no es nada sin  su ejecutivo y el trabajo unido.

Por otro lado, tener vivos y cada vez con mayor alcance, eventos como la jornada de la canción política y proyectos como Cine andante, que acaba de ganar el premio Memoria Nuestra en Las Romerías de mayo, que se celebra anualmente en la provincia de Holguín.

 El gran reto, en general, es llegar más a la gente, lograr mayor convocatoria, y voy a dar todo por lograrlo porque los jóvenes siguen creando para sí mismos y para Cuba.

¿Cómo imaginas el venidero 4to Congreso: un foro de quejas y demandas o la oportunidad de una proyección más participativa?

– No estaría mal que fuera un foro de demandas, de hecho creo que lo será, porque los jóvenes creadores necesitan mayores y mejores espacios para manifestarse y exigir un poco más de respeto a su obra. También para que las instituciones sean más proactivas.

Estoy convencido de que será evento de aporte al proyecto social y cultural que es la Revolución Cubana y que se atemperará al momento que vivimos.

 Que el tema de la emigración de los jóvenes creadores y artistas, por ejemplo, esté en la mesa de debate para encontrar  las vías de que el hecho de dejar su lugar de origen y establecerse en la capital del país o en el extranjero, no sea un proceso de pérdida, como ocurre, sino de ganancia, como necesitamos.

Por otro lado, revisar con transparencia las cuestiones que se acuerdan, porque el olvido entre  uno y otro evento de este tipo, es muy nocivo».

  ¿A qué te refieres, concretamente?

-Revisando lo que ha pasado en los eventos anteriores, me he dado cuenta de que seguimos cayendo en los errores del pasado que en su momento fueron señalados. Me refiero, por ejemplo, a los temas de la comercialización del arte, la promoción y la visibilidad, y uno se pregunta qué hemos hecho para evitar ese círculo vicioso? No podemos caer en eso porque perdemos credibilidad. Adaptado a las circunstancia de cada momento, hay que influir para que se entienda que, si bien es el propio artista quien tiene que dar visibilidad a su obra, creándola, necesita acompañamiento de las instituciones y de quienes toman decisiones y lamentablemente eso nos falta.

Puede ser que no les interesa o sencillamente no son prioridad esas demandas, ¿tú qué crees?

– Creo que, a veces es por desconocimiento de quienes dirigen o de sus asesores, y otras veces por falta de prioridad en sus agendas o sencillamente porque se acomodan en los cargos y puestos de trabajo y no salen de la una rutina ordinaria y dañina.

Muchacho respetuoso, sensible, y muy educado. Eso dicen en su barrio y centros donde ha laborado este joven de 30 años de edad que no piensa desligarse jamás de su oficio. Que parece no rompe un plato, pero si lo provocas y habla, acaba con toda la vajilla, diría yo.

*Versión ampliada.



De la radio a la pequeña pantalla

De la radio a la pequeña pantalla llegó Leyber Gómez, un joven locutor de voz clara y excelente dicción; cualidades que, junto a la seguridad que muestra en el escenario, han despertado el cariño y el reconocimiento de radioescuchas y televidentes.

Su historia es la de un profesional que ha luchado por avanzar en su campo, un apasionado por lo que hace y un artista que ha sabido ganarse un lugar cada vez más destacado en la radio y la televisión cubanas, manteniendo su amabilidad y naturalidad desde sus comienzos.

En su natal Gibara, provincia de Holguín, Leyber dio sus primeros pasos en el mundo del arte en un grupo de aficionados al teatro, pasión que alternaba con la declamación, donde también se destacó desde pequeño.

Pero no fue en las tablas donde encontró su verdadera vocación; la radio estaba hecha para él a su justa medida. Fue así que, después de varios cursos y talleres de actuación y locución, se inició en el medio en la emisora Radio Gibara La Voz del Atlántico y, poco tiempo después, comenzó a alternar en la televisión como conductor del canal territorial Gibaravisión.

«Mi paso por Gibaravisión fue una de las cosas más bonitas que me ha sucedido en la vida. Llegué sin tener ninguna experiencia profesional en el medio, por lo que me tocó aprender mucho y en poco tiempo. Además, fue como tocar con las manos un sueño que había idealizado desde pequeño, pero que jamás imaginé que podría hacer realidad.  Sin dudas, se convirtió en una gran experiencia y una verdadera escuela.

«Recuerdo con mucho cariño los espacios Dejando Huellas 100% Natural; ambos, a mi consideración, marcaron para bien mis comienzos en la televisión».

Después de brillar en los medios de comunicación de su ciudad natal, Leyber emprendió un nuevo camino. En las emisoras capitalinas Radio Cadena Habana, inicialmente, y Radio Rebelde, después, continuó su carrera en populares espacios radiales en los que, además de cautivar a los oyentes con su voz, impregnó su estilo de versátil comunicador. Fue precisamente esa cualidad lo que lo llevó una vez más a estar frente a las cámaras de la televisión.

—¿Cómo llegas a la televisión nacional?

—A la televisión nacional llego en 2019 a través del Canal Educativo con un espacio llamado Tres veces más, que salió solo para el verano de ese año. Fue mi primera experiencia para los medios nacionales donde, además, tuve la oportunidad de trabajar con el gran director Rafael González, a quien agradezco muchísimo por la valentía de darme una oportunidad siendo prácticamente un desconocido. Fueron solo ocho programas, pero una experiencia linda que guardo con celo.

«No obstante, estoy convencido de que Conexión Cuba fue el programa que me dio a conocer al público televidente de una forma más amplia; en él me mantuve por más de dos años».

—¿Te apasiona este medio o prefieres la radio?

—Cada medio tiene sus particularidades y, sinceramente, no podría elegir uno por encima de otro. Para mí la radio es una gran escuela donde todo el tiempo estoy aprendiendo; le debo todo, sin ella no creo que podría estar haciendo televisión hoy.

—¿Y te mantienes haciendo radio?

—Sí, me mantengo en Rebelde. Llevo más de cinco años haciendo ininterrumpidamente Sorpresa, bajo la dirección de Luis Ríos Vega. Además, también participo en el programa En clave, que es el espacio radial de la Asociación Hermanos Saíz. Ambos proyectos me aportan mucho. La radio tiene su magia, por eso, por más televisión que pueda hacer, siempre estaré en una cabina. Me es imposible desligarme de ese medio.

—El programa Sorpresa XL, transmitido actualmente como parte de la programación de verano, vincula de una forma muy peculiar ambos medios. ¿Cómo has vivido esta experiencia?

Sorpresa XL ha sido una experiencia increíble. El programa tenía en sus inicios otro estilo visual, pero las restricciones que impuso la COVID-19 obligaron a su equipo de realización a buscar otras alternativas. Fue así que surgió este nuevo formato que, como bien dices, mezcla la radio y la televisión en un gran experimento visual.

«Lo he estado realizando durante la temporada de verano en Cubavisión por más de tres años. Comparto créditos con la actriz y presentadora Ariana Álvarez. Es un programa en el que disfruto mucho y adquiero conocimientos sobre cultura general. Para fortuna de todos, ha sido bien recibido por el público televidente, y cada vez que concluye una temporada, quedamos ansiosos por la próxima».

—¿Qué significación ha tenido en tu carrera conducir un espacio tan popular de la televisión como De tarde en casa?

De tarde en casa ha sido, desde el primer día, un gran reto para mí. No solo porque es una revista en vivo, sino también porque comparto cámaras con la inigualable Rakel Mayedo. Cuando tienes a alguien de su calibre a tu lado, tienes que esforzarte el doble. Es un programa que te obliga a prepararte constantemente porque lo mismo se habla de cocina que de sicología o medicina. Agradezco mucho a su director, Yeidel Hernández, y a todo el equipo por la confianza que han depositado en mí. Una de las cosas más hermosas que me ha dado el espacio es recibir tanto cariño del público televidente.

—Háblame de tu trabajo como comunicador en la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

—En la AHS llevo cinco años trabajando de manera ininterrumpida como comunicador. Es una labor maravillosa que me ha permitido disfrutar y apoyar, desde mi posición, a lo más valioso del arte joven en nuestro país. Esta faceta también ha contribuido a mi crecimiento profesional.

—¿Qué significa la locución para ti?

—La locución es mi vida. No sé qué otra cosa podría hacer que me brinde tanta satisfacción. De ella me gusta todo, desde la constante superación a la que prácticamente estás obligado, hasta la adrenalina que experimentas en el momento en que sabes que te están escuchando o viendo miles de personas, pasando por el regocijo que se siente cuando sabes que lo que haces resulta útil para mucha gente. Como mencioné hace poco en otra entrevista, ser locutor representa un compromiso para toda la vida.

—¿Cuáles son las tres cualidades principales que no le pueden faltar a un buen comunicador?

—Es difícil resumir en solo tres cualidades todo aquello que, a mi consideración, debe tener un buen comunicador, sea de radio, televisión o cualquier otro medio. En mi modesta opinión y según mi corta experiencia, creo que es fundamental la preparación; hay que estar en constante superación, pues cada día se aprende algo, y todo lo que sea conocimiento siempre suma.

«Otra cualidad que no puede faltar es la naturalidad. Es fundamental, porque nos crea un sello que nos distingue del resto. También el carisma y la humildad son esenciales y, tristemente, para muchos eso no existe, sobre todo cuando creen llegar a la meta.

«Y si de algo no podemos olvidarnos es de nuestras raíces, de dónde vinimos y a quién nos debemos: el pueblo que nos sigue y que siempre nos ha regalado su cariño».

—Cuando piensas en aquel Leyber que salió de Gibara con una maleta cargada de sueños, ¿qué sientes?

—El camino ha sido bastante largo y difícil. Normalmente las personas solo ven las luces, pero también he tenido que lidiar con muchas sombras. Dejar a mi familia y emprender un camino completamente solo en la capital fue un proceso duro. No obstante, pienso en ese Leyber que, como dices, básicamente salió de Gibara con una maleta llena de sueños, y me emociona. Creo que fui muy valiente y persistente, porque nunca me di por vencido a pesar de los obstáculos que se me presentaron.

«La vida se compone de eso, de una constante lucha por alcanzar nuestras metas y propósitos, y eso siempre lo he tenido claro. Aunque suene raro —y no quiero que se interprete como falta de modestia— estoy orgulloso de ese muchacho de campo que un día salió de su zona de confort y decidió venir a La Habana a luchar por sus sueños».

Por los caminos de la locución, Leyber anda siempre ansioso de nuevos proyectos que lo desafíen como comunicador y le permitan crecer y reinventarse. De igual manera, a pesar de la popularidad y el reconocimiento alcanzados, no ha perdido su esencia: la de un joven que, con talento, naturalidad y dedicación, conquistó el cariño y la admiración del público. De la radio a la pequeña pantalla, llegó para quedarse.



Una AHS que piense en comunidad

La Asociación Hermanos Saíz (AHS) debe ser portadora en estos tiempos, a través del arte, de un mensaje esperanzador para nuestra gente, según trascendió en la asamblea de la AHS de La Habana, celebrado este miércoles en la Casa de la Música del municipio de Plaza de la Revolución.

De cara al 4to. Congreso de la organización, a desarrollarse el próximo mes de octubre, Rafael González Muñoz, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, dijo que este encuentro ha sido bien fructífero, sobre todo si tenemos en cuenta que de los poco más de 2500 asociados, La Habana cuenta con el 50 por ciento de ellos.

Además, reflexionó sobre la idea de trabajar mucho con los jóvenes afiliados menores de 25 años, quienes no encuentran aún un espacio identificativo en la AHS, según encuestas recientes, pues no sucede así con los de en un rango de edad mayor entre 25 y 35 años.

Durante el debate, el profesor Kenneth Fowler llamó a confiar los unos en los otros para afrontar cada reto que tenemos hoy. Para ello, dijo, se debe repensar la vida asociativa de la AHS, para convertirnos en una verdadera comunidad de intereses, valores e ideales.

Por su parte, Gemay Castillo, estudiante del Instituto Superior de Arte (ISA), habló también de la indispensable unidad dentro del gremio de jóvenes artistas y las maneras de potenciar la crítica y la investigación con un vínculo fundamental en las universidades.

Asimismo, en las revistas de críticas deben contenerse polémicas socioculturales que se viven en la cotidianidad, reseñó José Ernesto Nováez, quien comentó: «No toda la cultura puede ser La Habana, hay que promoverla con fuerzas en todos los territorios y rincones del país, porque ella nos salva».

Con respecto a esto, el investigador Iramis Rosique acotó además que la Asociación debe plantearse una estrategia para las transformaciones que hoy vive el país. No podemos llegar a un barrio a imponer nuestras prácticas culturales. Hay que ir a esos lugares, pero pensando detenidamente antes en los cómo.

Más que criticar los gustos musicales o culturales de nuestra gente en barrios y comunidades, debemos convertirnos en seres capaces de dotar con herramientas a nuestra gente, afirmó sobre el tema Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana.

Por último, Raúl Alejandro Palmero, primer secretario de la UJC en la capital, refirió que en medio de la actual coyuntura que vivimos la AHS debe tener como fin alimentar nuestra esencia y espíritu. Porque ella, según se dijo, no deja de ser relevante para el tejido social del país.

Al encuentro asistieron, además, Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, así como otros funcionarios del Partido, el Ministerio de Cultura y el gobierno en la capital.



Arte joven en defensa de la espiritualidad

El papel del arte joven, genuino y comprometido, en la tenaz lidia entre el colonialismo y la emancipación cultural, en tiempos en que la crisis económica  mengua también la espiritualidad, signaron los debates de la asamblea 4to. Congreso de la AHS en esta oriental provincia, la segunda que tiene lugar en el país.

Durante casi cuatro horas la reunión devino ejercicio de construcción colectiva en el que la reflexión desde el nosotros tuvo la palabra.

 A confiar en la obra de los noveles artistas que están y se empeñan desde aquí llamaba el Doctor en Ciencias y realizador radial Enrique Pérez Fumero, e instaba al diálogo desde la creación misma como alternativa para enfrentar distorsiones de la política cultural y enfoques que privilegian el mercado y la banalización por encima de la calidad de los productos artísticos.

Se saben la alternativa espiritual para aquellos tan jóvenes como ellos que hoy coexisten entre la avalancha de contenidos digitales o disímiles
propuestas banales, por eso apostaron por defender con calidad el verdadero sentido de vanguardia de la organización y ratificarlo con su protagonismo en barrios y comunidades.

Y aunque quizá como nunca antes en este tipo de encuentros fue reiterada la preocupación en torno a cómo sustentar desde lo económico la creación, la preservación de las memorias del arte joven, la vitalidad constructiva de las casas del joven creador y la promoción de los artistas, fue consenso que la Asociación nunca deberá alejarse de sus esencias y del compromiso social de, al decir del periodista Dayron Chang,
aprovechar desde el arte «su tiempo histórico para transformar la realidad».

Consecuentes con esa máxima, la reunión puso brújula hacia fortalecer los nexos con el sistema de instituciones de la cultura, desterrar formalismos en espacios claves como los talleres de programación, trabajar por atraer más públicos, contribuir a formar un pensamiento crítico.

El mayor desafío, enfatizaba la profesora universitaria Ada Lescay, está en seguir trabajando por la descolonización y eso implica dejar de improvisar, trabajar con constancia, pensar las cosas y combatir, más que coexistir.

Rafael González, presidente nacional de la AHS, suscribía esa idea y les instaba a entregar productos de calidad y defender las maneras para hacerlos llegar al público.

Como colofón de la cita, en la que los jóvenes creadores estuvieron acompañados por las máximas autoridades del Partido, el Gobierno y la UJC en la provincia, fue elegida la nueva dirección de la organización para el próximo período de trabajo al frente de la cual fue ratificado el reconocido dramaturgo Juan Edilberto Sosa Torres.



«Actuar con el corazón tiene un precio y hay que enfrentarlo»

«No, de verdad: yo no me lo creo». Santa Massiel Rueda Moreno se echa hacia atrás en el sofá de su oficina, un pequeño local con un cartel en la puerta que identifica su función como presidenta provincial de la Asociación Hermanos Saíz en Ciego de Ávila.

Desde hace tiempo esta muchacha de 33 años, pelo rizado y abundante (tan abundante que se lo recoge en un moño gigantesco, con aires africanos, que ha terminado por identificarla), se ha hecho visible en el sector cultural avileño.

Se le ve en debates y encuentros de organismos, sentada a la entrada de un teatro, rodeada de artistas o, guitarra en mano, con el grupo Motivos Personales, que integra en estos momentos con Claudia Aurora Benítez Castro.

A su alrededor también se nota un ambiente de confianza. No solo en sus actos, porque casi siempre anda riéndose, sino en la seguridad con la que los jóvenes creadores hablan de ella.

«A cada rato me decían: “Te nominaron por tal lado“. “Oye, te propusimos por aquí”. Y yo respondía: “Está bien, no hay problemas”. Pero nunca imaginé que un día llegaría el aviso de que en verdad estaba nominada, y menos que me pararía delante de la Asamblea Municipal de Poder Popular de Venezuela para oír mi biografía y lo que la gente opinaba de mí».

Palabra prohibida

Santa Massiel egresó de la antigua escuela de instructores de arte Manuel Suárez Delgado (Ceballos Siete) en la especialidad de música.

«Allí nos graduamos con una formación integral —acota. Tocamos varios instrumentos, tenemos conocimiento de dirección de conjunto y dominio de varias asignaturas, entre ellas de Humanidades».

En el 2011 ingresó en la AHS. Tiempo después fue elegida jefa de la sección de Música, luego electa Vicepresidenta y después, Presidenta provincial.

—¿Nunca te viste de Presidenta?

—No.

Ni dando carreras detrás de los muchachos…

—No.

—¿Y es fácil ser presidenta?

—¡No, no es fácil! Porque tienes que poner a un lado tus proyectos personales para hacer por la obra y los proyectos de todos.

—Pero tú no te has quedado solo en el cargo. Sigues actuando.

—Sí, pero no es igual. Ya no es el mismo tiempo para escuchar música, componer, estudiar. A lo mejor el problema es mío, que no he sabido dosificar bien las responsabilidades.

—¿No te sientes frustrada?

—Frustrada no; pero sí me gustaría que fuera diferente.

¿Por qué no te sientes frustrada?

—Porque la palabra frustración no me gusta. No la admito. Al final, con menos tiempo para componer, cuando hago algo me produce una satisfacción muy grande.

Siete cabezas en una

—¿Cómo ser líder en el sector de la cultura, que es tan apasionado, con tantos criterios y tan dado a la polémica?

—¿Yo soy líder? Vaya, eso ni me lo creo.

—Tú aseguras que no; pero cuando dices una cosa, la gente te sigue.

—Ah, eso sí. Mira, a mí nadie me ha enseñado a dirigir. Lo que se ha hecho es por un trabajo colectivo a partir de una sensibilidad, de creer en los demás y en su obra; por el apego de escuchar a todo el mundo, saber qué se debe cumplir y tratar de conjugar corazón, razón y justicia. Al final, yo trato de escuchar a todos y entenderme con todos.

—¿Te has buscado muchos problemas?

—Sí, claro. Incluso con artistas. Siempre hay alguien que no está de acuerdo contigo, y a todos los niveles. Pero ese es el precio de lo que te decía ahorita: dirigir y actuar con el corazón, la razón y la justicia.

«En ocasiones me dicen: “¿Cómo tú apoyas ese proyecto, si eso está en candela?” Entonces yo digo: “A ti no te gusta, puede que a mí tampoco; pero tenemos que apoyarlo. Son sus sueños y está bien lo que están haciendo”.

«En esto de dirigir juega mucho la dinámica de la Asociación. Yo no tengo una cabeza. Yo tengo siete: mis dos vicepresidentas y mis jefes de sección. De ahí yo tomo y digo: este es el camino».

El público habla

Como dice el refrán: de casta le viene al galgo… El padre de Massiel es compositor, cantante y sonero. Se llama Justo Emilio Rueda Bravo y fue vocalista de la orquesta Aragón. Su abuelo paterno, Pablo Rueda, era rumbero, y el niño de Massiel, Samuel Cabrera Rueda, estudia música en la Escuela Elemental de Arte.

«En casa, desde chiquita he estado alrededor de la música. Mis padres siempre estaban escuchando algo. De ahí viene la inclinación. En mis listas musicales hay de todo: trova, Las D´Aida, Ibrahim Ferrer, Celeste Mendoza, Ignacio Piñeyro; las orquestas Aragón, Original de Manzanillo, Rubalcaba, Rumba Habana, Sierra Maestra… y hasta el reguetón, ¿por qué no?».

—¿Qué relación puede tener esta nominación en tu vida de artista? ¿Qué te puede dar?

—Bueno, míralo por la parte del público. Cuando me presentaron en la asamblea, apareció el lado de la artista. Una actúa, pero no ve a la gente. No interactúa con todo el mundo. En ese momento se paró una mujer y dijo: “Sí, yo la conozco. Ella actuó en tal lugar”. Me conocían de los cruces de la Trocha. Ahí desperté y pensé: sí, yo tengo vínculos con este territorio.

«Te voy a decir algo. No me ubico todavía. Con el recorrido de los candidatos empecé algo; pero sigo sin ubicarme».

—¿Ubicarte en qué?

—En lo que me toca; en dónde estoy y lo que viene. Te digo ubicarme porque los recorridos no han sido turísticos. Fuimos a centros estudiantiles, económicos, de la Salud, y conversamos con trabajadores de la Cultura. Hubo un encuentro muy bonito: un intercambio con la diputada actual y con las demás que ha tenido Venezuela.

«Ellas se esmeraron en pasarnos sus experiencias, aclarar qué debes continuar, qué empezaron… y eso es muy interesante porque hablaban con un sentimiento increíble. Eso me gustó. Fíjate, una de ellas hasta conoció a Nicolás Guillén cuando fue diputado y me contó de sus conversaciones con él. ¡Mira lo que una aprendió!».

—¿Cómo tú puedes ser útil en el Parlamento?

—Chico, cuando me vea ahí te lo diré.… No, en serio: creo que seré útil en la medida en que sea portavoz de una realidad; la de todas esas personas que nadie conoce, pero son muy importantes para nuestra sociedad. Creo que seré útil convenciendo desde mi experiencia de la cultura. Todavía no sé de qué manera ni cómo, pero lo intentaré.

—¿Aún buscándote problemas?

—¿Por qué no?

—Sí, porque mientras mayor sea la responsabilidad, mayores son los problemas.

—Bueno, si es para bien… Siempre hay un motivo personal que puede convertirse en colectivo. Yo sí creo en ese eslogan que hay por ahí. Lo repiten tanto que la gente a veces se cansa. Dicen que algo mejor es posible y yo sí creo que lo mejor puede hacerse posible.

—Una pregunta: ¿cuándo te irás de la AHS?

—¿Irme yo? ¿De la AHS?

—Sí, ¿cuándo te irás?

—Nunca. (Sonríe). Yo nunca me iré de la AHS.



Libros del talento joven

Como cada año, son diversas las propuestas que llegan a la Feria Internacional del Libro de la mano de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). En su sede del Pabellón Cuba, la organización, junto al Centro Provincial del Libro de La Habana, ha preparado, además de la venta de importantes obras de la literatura, actividades recreativas y culturales para niños, adolescentes y jóvenes.

Momentos claves de la jornada serán las presentaciones de las editoriales de la Asociación: La Luz (Holguín), Sed de Belleza (Villa Clara), Reina del Mar (Cienfuegos), Aldabón (Matanzas) y Áncora (Isla de la Juventud), que adornarán la feria con libros inéditos dedicados a figuras de la literatura cubana como Delfín Prats y Miguel Barnet.

Y un encuentro especial será la entrega de los Premios Calendario 2023, en alianza siempre con la Casa Editora Abril, a obras de los más jóvenes literatos cubanos. Ello ocurrirá el día 15, a las 4:00 p.m., en la Sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, según declaró Ana Irma Pérez Pereyó, vicepresidenta de la AHS. Además, precisó que durante estas jornadas se presentarán los seis libros galardonados en el certamen el pasado año.

Para los más pequeños de casa, Armando López Carralero viene con su propuesta Duende del Agua, un libro compuesto por romances y décimas, cuyo tema recurrente a lo largo del texto es el agua como símbolo de lo cotidiano, y  a partir de ahí se abordan con sencillez situaciones y problemáticas de la vida diaria.

Bestia Contextual, del dramaturgo trinitario Darién Peña Prada, es uno de los títulos que, mediante un soneto con magistral manejo del endecasílabo, logra inmiscuir al lector en un viaje por los avatares de la vida contemporánea. Esta poesía de inminente carácter humano incita a obviar el camino de la apatía y a ponerse en el lugar de los otros para llegar a producir cambios en esta bestia contextual que es el ser humano.

Otro de los premios Calendario 2022 es El Padrino (según Doubrovsky). Esta propuesta, del egresado de la Universidad de las Artes Manuel Hurtado, hace un contraste entre la ficción y la realidad, actualizando el tratamiento de la familia en la dramaturgia cubana contemporánea. El texto, que además constituyó la tesis de grado del autor, es una propuesta atrayente para las nuevas generaciones.

Los amantes de las novelas de ciencia ficción, con El tapiz del tirano, del joven tunero José Alejandro Cantallops, podrán adentrarse en un viaje fantasioso por la ciudad de Laedas, donde una hechicera tejedora de tapices tiene el encargo de asesinar al nuevo tirano de la urbe, sin embargo, se ve influenciada por sentimientos y emociones que cambiarán el curso de los acontecimientos.

Mucho, señora, daría… Las fibras eróticas de José Martí es uno de los títulos más sugerentes a presentarse en la feria. Este ensayo, de Lázaro Abrahan Pérez, hace partícipe al lector de una cronología de los más íntimos sentimientos del Apóstol y sus historias de amor y desamor, una arista poco abordada e interesante de la vida del Maestro.

El premio David, en la modalidad de cuento en 2017, trae una narrativa atrayente, principalmente para el público joven con Triple C. La historia que David Martínez Balsa recrea no solo alude a las vueltas que da la vida, sino que además logra empalmar la ficción con la realidad, al narrar vicisitudes que jóvenes de una unidad militar pasan durante la pandemia de la COVID-19 en Cuba.