Erian Peña Pupo


Diálogos en Romerías con Caridad Martínez

El 10 de octubre de 1922 –aseguran los investigadores– la Cuban Telephone Company establece la primera emisora de radio que opera oficialmente en la isla: la PWX. Esa fecha marca el inicio oficial de la radiodifusión en Cuba. Poco después, Luis Casas Romero comenzó la programación radial ya de una forma estable y sistemática en el país.

Al centenario de la radio cubana dedica sus sesiones Cámara Azul, evento dedicado al audiovisual en las Romerías de Mayo, además de los treinta años de la Televisión Serrana.

Para hablar del siglo de una la radio que insiste en renovarse y parecerse, cada vez más, a sus protagonistas, al mismo tiempo que es reflejo de la cotidianidad del pueblo cubano, y hacerlo desde la experiencia de varias décadas de trabajo, es inevitable conversar con Caridad Martínez González, uno de los nombres imprescindibles del medio.

La Premio Nacional de Radio 2008 intercambió en el conversatorio “La centenaria Radio Cubana”, en el lobby del Cine Martí, junto a las jóvenes periodistas y realizadoras Alicia Durañona y Gretel Cuenca, con conducción de Rosana Rivero, sobre su quehacer como directora de programas desde que en 1961, comenzó como copista de libretos en Radio Progreso, y luego como productora en enero de 1964, también en Progreso, emisora en cuyos pasillos y estudios, desde entonces, se puede rastrear su impronta.

Varios programas campesinos, como Por nuestros campos y ciudades y Fiesta Guajira, y sobre todo los dramatizados, en los cuales comenzó a trabajar en 1973, como Novela cubana y Agente Especial, tienen el sello de la Caridad realizadora y también la maestra. Justamente la AHS le entregó la Distinción Maestro de Juventudes el pasado año.

El trabajo del director de programas, desde sus inicios en el medio y desde su experiencia en el dramatizado, la dirección de actores, los retos de la realización y el periodismo radial, fueron temas del diálogo que, entre anécdotas, se sostuvo en el evento.

Como parte de Cámara Azul se realizó el lanzamiento de la convocatoria de la edición XXXII del evento El almacén de la imagen, en Camagüey, por Alberto Santos, presidente de su Comité Organizador, y se proyectaron materiales a propósito de los sus 30 años; además se presentó el proyecto audiovisual En el aire, por Altinay Martínez.

 

 



Romerías escénicas

La magia del teatro y la danza se apropia de calles y parques. El público –todo aquel que pase en ese momento por las cercanías– se acerca, al principio sigilosamente; luego el espectáculo los va atrapando. El teatro callejero invade, como es costumbre en Romerías de Mayo, varias plazas de la ciudad, principalmente el parque Calixto García. Igual sucede con el evento Danza en paisajes públicos.

Desde diferentes provincias llegaron a Romerías colectivos escénicos para celebrar los 50 años del Teatro Guiñol de Holguín y los 30 años de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza: Teatro Guiñol Polichinela, de Ciego de Ávila con las obras La familia de los Papotes y Narices rojas; NC Dance, de Artemisa, con Ella, tú, él y yo; Teatro Andante, de Granma, con La modelo; las compañías Mejunje, de Villa Clara, con No importa, y Tiempo, de Granma, con Persistencia; y el Ballet Folclórico de Oriente, de Santiago de Cuba.

Además compartió su trabajo en el Festival el proyecto Juntarte, de la AHS nacional, con los proyectos Sweet Candy (Pinar del Río) con I am bird now; The Concept (La Habana) con Working Progress; Danza Libre (Guantánamo) con Los hijos de Bernarda, y Transferencia, de Santiago de Cuba, con “Transferencia”. De Holguín, Palabras al Viento con Fábulas de Cuba, D´Okokan y La Campana con un espectáculo folclórico; Fantasía e Ilusiones con El Circo; el Teatro Guiñol de Holguín con La cucarachita; AlasBuenas, con espectáculo de variedades, y alumnos de la Escuela Elemental de Arte. Su propuesta se integra a las calles, principal escenario. La gente lo agradece. Eso es Romerías de Mayo: arte para todos y con todos, fiesta constante de la expresión en todo su sentido.

 

 



Ramón Legón en la multiplicidad dialógica de Babel

Fundador de Babel, investigador y crítico de arte, Ramón Legón ha dejado huellas en varias generaciones de artistas holguineros. No solo de creadores visuales: escritores, investigadores y realizadores audiovisuales, entre muchos otros, han bebido de las enseñanzas de El Perro, como le apodan, cariñosamente, los amigos, desde que, a inicios de los 90, o quizá un poco antes, empezaron sus andanzas en el mundo curatorial y en la promoción y crítica de arte, a la par de una generación que irrumpió con fuerza en el mapa plástico local, con creadores como Magaly Sánchez y Néstor Arenas.

Desde las aulas de la Academia Regional de Artes Plásticas El Alba y después de la Facultad de los Medios Audiovisuales (Famca) del ISA en Holguín, Legón revitalizó la enseñanza de asignaturas teóricas importantes. Lo mismo desde la curaduría en el Centro Provincial de Artes Plásticas y otras instituciones, como desde el periodismo y la crítica, en las páginas de publicaciones como El Periquero y La Luz, o desde el impulso inicial de la Asociación Hermanos Saíz, y el torbellino creador y arduo de los 90.

De alguna manera, el pensamiento crítico contemporáneo, la posmodernidad, entró al ejercicio plástico local y a su análisis gracias al empuje de personas como Legón. El arte de inicios de los 80 no sería el mismo, ni por asomo, en la siguiente década. El cine, sabemos, es otra de sus grandes pasiones, al igual que la literatura. Allí, confiesa, le acompaña particularmente la poesía del cubano Ángel Escobar y el mexicano José Emilio Pacheco. A su lado, Mariela Varona, La Perra, ha dado cuerpo a una obra narrativa que la distingue entre las principales autoras de su generación en nuestro país.

Justamente el evento Babel, en su 27 edición, reconoció a Ramón Legón con la Distinción Electa Arenal Huerta que entrega el Centro Provincial de Arte y la Dirección Provincial de Cultura a personalidades sobresalientes en la creación, promoción y preservación del arte holguinero y cubano, como homenaje a la artista mexicana que trabajó en la provincia en la década del 60, dejando valiosos murales y esculturas en instituciones y espacios públicos. En las palabras de elogio, Manuel Arias, director del sello editorial Papiro, rememoró el quehacer de El Perro durante varias décadas y cómo su impronta –aunque a él le parezca que no ha sido nada meritoria– ha acompañado la creación no solo artística, sino de varias instituciones y proyectos creativos.

Con anterioridad, Legón compartió con el público sus experiencias en el ejercicio de la crítica, el periodismo y la docencia en el panel “La crítica de arte en Cuba”, junto al artista Rafael Zarza, Premio Nacional de Artes Plásticas 2020, y de quien el Centro de Arte exhibe la muestra de grabados Piel de toro, y el escritor y periodista Erian Peña Pupo.

Como parte del evento Babel, dedicado a la crítica de arte, quedaron inauguradas las exposiciones A dos caras, fotografías de Selena Ferrer y Alcides Portal Alfonso, de Cienfuegos, en la Galería Holguín; y El hombre, el tiempo y el destino, de jóvenes exponentes de las artes visuales en el territorio, en la galería de la Casa del Joven Creador.



Rafael Zarza, fuerza de piel de toro

Rafael Zarza expone por primera vez en Romerías de Mayo. Como parte de Babel, evento de las artes visuales del Festival Mundial de las Juventudes Artísticas, el Premio Nacional de Artes Plásticas 2020 inauguró, en la sala principal del Centro Provincial de Arte, la exposición personal Piel de toro, compuesta mayormente por litografías –en muchas utiliza el acrílico y el collage–, además de algunas serigrafías, donde el tema taurino, recurrente en la mayor gran de su obra, transita como hilo conductor la muestra.

Su trabajo, con el empuje de un toro brioso que no ha perdido la lozanía de los años mozos, sino al contrario, ganado en agilidad, en perspicacia, lo coloca entre los principales exponentes del grabado contemporáneo en Cuba, desde que en la década del 60 creó la serie Tauromanía, asociada al pop y la obra de Humberto Peña (“Con el rayo, buuf”, homenaje a Humberto, maestro de su generación, se incluye en esta muestra).

“Ya entonces aparecía –desde luego– el animal que ha identificado por excelencia su producción artística. Bravío o amansado, viril o castrado, musculoso o esquelético, vivo o desollado, libre o sojuzgado, líder o crucificado, solitario o enyuntado, de cuernos agudos o mutilados, se prodigó de forma serial o unitaria en Animales… Demostró ser peligroso por su embestida potencial y por su carga de significados históricos, sociales, artísticos…”, escribió Israel Castellanos en Juventud Rebelde a propósito de Animales peligrosos, la antológica muestra con la que el Museo Nacional de Bellas Artes celebró su Premio Nacional de Artes Plásticas, entregado por sus aportes no solo como fiel defensor de la litografía en el contexto nacional y del grabado en general, sino también por su trabajo en la pintura, ilustraciones, dibujos, instalaciones, carteles y portadas de discos.

Zarza, fundador de ese crisol de renovación del grabado insular que es el Taller Experimental de Gráfica de La Habana, reinterpreta creaciones y temas clásicos de la historia del arte. La apropiación y la cita son frecuentes en su obra, como lo es la ironía. A través de ella revisita y se sumerge críticamente en la cotidianidad nacional. Sus aportaciones formales y conceptuales en materia de representación, cuestionamiento y recreación personal de la realidad social y cultural cubana, como maestro de generaciones, fueron subrayadas en el acta del jurado que le concedió el galardón.

Piel de toro –exposición con dirección general de Yuricel Moreno Zaldívar y curaduría de Yosvel Vázquez Prats y Bertha Beltrán Ordoñez– nos muestra a un Zarza provocativo, lúcido, atrevido, lúdico –su obra, producto de una serie de incomprensiones de otras décadas, fue tildada de falocentrista y por tanto, machista–; al artista que construye símbolos, artefactos, conceptos y los rearma a su manera, irónicamente, como en un juego, con una línea de colores cálidos, agresivos, que nos pone frente a un toro rebelde, ágil, un semental inhiesto y potente, listo para la embestida.

“Zarza oye bramidos donde nadie los oye, los traduce, los pone en largos textos al pie de sus grabados que luego lanza a correr por los San Fermines del mundo a precios razonables. Rafael Zarza, viejo singular, refunfuña, patalea, dibuja, pinta, padece de modestia, vive, pero brilla siempre”, escribe Ángel Ramírez en las palabras de la muestra que nos trae a este necesario artista a Romerías de Mayo. “Zarza es mucho maestro”, concluye Ramírez. Cada pieza de Piel de toro nos reafirma su perenne maestría, su apuesta, a pesar de los riesgos, por el brioso empuje de este animal de raza.

 

 

 



Diálogos de Aníbal De la Torre

Palabras del catálogo de la exposición “Diálogos”, del joven artista visual holguinero Aníbal De la Torre, inaugurada en la Sala pequeña del Centro Provincial de Arte de Holguín como parte del evento Babel en la edición XXIX de las Romerías de Mayo.

En la religión yoruba el Oráculo del Diloggun es la “boca” de los orishas. A través de los caracoles y los igbos, estos hablan y nos enseñan de humildad, caridad y amor al prójimo. Nos ayudan a vencer los obstáculos en la vida. Hablan y explican, expresan, describen… estados de desarrollo de cualquier proceso, fenómeno o circunstancia de la vida. Integran el Oráculo del Diloggun veintiún caracoles cauris; de ellos se utilizan solo dieciséis con una de sus partes abiertas –cada uno con dieciséis signos más– para pronosticar el futuro. Cuando en la estera la parte abierta cae bocarriba, habla uno o varios orishas. Las combinaciones pueden poseer disímiles significados. Estos signos se recogen en el libro de los Odu, manual utilizado por el santero en el proceso de consulta; y cada uno de ellos está encabezado por un refrán que resume una sabiduría ancestral.  

Aníbal De la Torre Cruz, en sus diálogos entre la religión yoruba y el arte –intercambios que dan cuerpo a una poética que, como creador particularísimo, lo ha hecho dueño de una cosmovisión reconocible no solo en el contexto holguinero–, parte de estos refranes del Oráculo del Diloggun para establecer un conversación entre lo terrenal y lo espiritual y al mismo tiempo, consigo mismo; y que se expande al espectador y la pieza. Notamos –como si estuviéramos escudriñando, buscando algo más allá en su obra– como cada refrán se abre a las multiplicidades de la interpretación, de la polisemia. Cada persona encuentra en ellos y también en estas piezas, múltiples sentidos.

Aníbal explora nuevas búsquedas, es cierto, pero sus rostros –aquí autorretratos y recordemos que literalmente las deidades yorubas, los Orishas, son “dueños de la cabeza”– son reflejos del ser, una especie de puente entre quien nos observa desde el lienzo y quienes, desde este lado del umbral, intentamos comprendernos. Él ha ido consolidando su mirada –fraguándola, mirándose a sí y encontrándose en las posibilidades de esta mixtura– luego de las indagaciones que han reforzado su estilo: esta simbiosis fe/arte, los colores y tonalidades (sienas, sepia, negro y blanco), las posibilidades de la abstracción, la utilización de diferentes elementos yorubas incorporados a las piezas (clavos de línea, garabatos, herraduras, caracoles y girasoles) que cobran fuerza en una muestra que aprovecha más lo manual, lo instalativo, el collage y sus posibilidades, para darle cuerpo a la investigación sobre la que sostiene su mirada.

El culto sincrético no es excusa en su trabajo, es asunción de fe, marca poética, reunión de elementos de la cultura yoruba. Es identidad, y más que crisol, ajiaco ortiziano. Esta muestra busca miradas abiertas, públicos activos que se arriesguen a explorar más allá, a interactuar con las posibles sincronías de mundos paralelos. “No tengas pena de mirarte a ti mismo”, dicen los orishas. Y lo reafirma este joven artista. Diálogos a través del Diloggun, del arte y de nosotros, intercambios con contextos y realidades, con Cuba; y todo como posibilidad y realidad en la obra de Aníbal De la Torre.



Cámara Azul, miradas al audiovisual en Romerías

A los 30 años de la Televisión Serrana y al centenario de la Radio Cubana dedica sus espacios Cámara Azul, evento que explora el audiovisual en las XXIX Romerías de Mayo.

Con sedes, principalmente, en el cine Martí, el Café Tres Lucías y el Teatro Ismaelillo, el espacio tiene de invitados a Caridad Martínez González, Premio Nacional de Radio 2008; Amílcar Salatti, guionista de cine y televisión; y Carlos Rodríguez, realizador de TV Serrana.

Esta XX edición de Cámara Azul inició con un conversatorio sobre la Televisión Serrana, con Carlos Rodríguez, Kenia Rodríguez Jiménez y Alejandra Rodríguez Segura, en el lobby del Cine Martí, sitio donde Amílcar Salatti, guionista de la reciente serie de televisión Calendario, impartirá un taller de guion cinematográfico, en coordinación con el Centro Provincial del Cine. Salatti realizará también un intercambio con el público interesado en las particularidades de la escritura para cine y televisión; y junto con Caridad Martínez, se reunirá con los estudiantes de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca) de la Universidad de las Artes-ISA en Holguín.

Cámara Azul, miradas al audiovisual en Romerías
Fotos Kevin Manuel Noya y Eliécer Peña

“La TV Serrana dejó de ser un canal comunitario para convertirse en una comunidad audiovisual”, comentó Carlos, quien por veinte años se ha desempeñado allí como realizador. Enfocada al rescate de la cultura local y al reflejo de los intereses de la comunidad, este proyecto de producción y difusión de video en las montañas de la Sierra Maestra, fundado en 1993 a partir de una idea de Daniel Diez, retomando el trabajo de Santiago Álvarez, ha puesto la realización en función de la comunidad. No es solo mostrarla, sino convivir con todos, añadió Kenia. Mientras que para Alejandra, “si no hubiera pasado por la TV Serrana no sería ni la persona ni la realizadora que soy hoy”.

El almacén de la imagen, evento de la AHS realizado en Camagüey, se suma a Cámara Azul con la proyección de materiales audiovisuales y el lanzamiento de la convocatoria de su edición XXXII, por el presidente de su Comité organizador, Alberto Santos Casas. Asimismo se realizarán los conversatorios: “La centenaria Radio Cubana”, con Caridad Martínez y jóvenes realizadores de la radio holguinera; y “Treinta años de la Televisión Serrana”, con Kenia Rodríguez, Raisel Pompa, Carlos Rodríguez y Alejandra Rodríguez Segura.

Se presentarán los documentales Órgano, de Rosa María Rodríguez, y Romerías, la utopía, de Carlos Gómez y Manuel Alejandro Rodríguez Yong, además de una muestra por los 15 años de la Agencia Cubana del Rock, con los documentales El camino y Switch XV años: Una carrera de fuego, de Erick García, y Los últimos frikis, de Nicholas Bremman.

El programa incluye la proyección de los documentales Mujeres en dos tiempos (I y II) de Yasmany Castro; Piel de burdégano, de Juan Carlos Domínguez Diez; A Camagüey, mi globo rojo, de Marianne Portuondo y Víctor Pando, y Con Silverio hasta el Turquino, de Arletty White Morales; así como una muestra especial por los 30 años de Televisión Serrana. Las proyecciones se realizarán en el cine Martí, el Ismaelillo y el Café Tres Lucías.

Cámara Azul, miradas al audiovisual en Romerías
Fotos Kevin Manuel Noya y Eliécer Peña

Un momento especial será el homenaje al Dj y productor Ernesto Hidalgo Mariño (Tiko SK8), recientemente fallecido, con la presentación del Stéreo G. La película, de Jimmy Ochoa.

El evento Cámara Azul también realizará diariamente la transmisión del programa “De Romerías”, por Radio Angulo, con streaming a través de la página de Facebook AHS Holguín.

Veinte años han transcurrido desde que Jorge Ribaíl, entonces jefe de la Sección de Audiovisuales de la AHS en Holguín, organizó por primera vez el evento audiovisual en las Romerías de Mayo: Cámara Azul, por el nombre de un proceso cinematográfico (Blue Screen) utilizado para que varios elementos fotografiados por separados sean reunidos en una sola imagen. “La metáfora era hermosa: el evento tenía que ser capaz de reunir en una sola imagen a jóvenes realizadores y cinéfilos de muchas latitudes”, recuerda.

 

 



Centenaria y joven, la radio cubana

El 10 de octubre de 1922 –aseguran los investigadores– la Cuban Telephone Company establece la primera emisora de radio que opera oficialmente en la isla: la PWX. Esa fecha marca el inicio oficial de la radiodifusión en Cuba. Poco después, Luis Casas Romero comenzó la programación radial ya de una forma estable y sistemática en el país.

Al centenario de la radio cubana dedica sus sesiones Cámara Azul, evento dedicado al audiovisual en las Romerías de Mayo, además de los treinta años de la Televisión Serrana.

Para hablar del siglo de una la radio que insiste en renovarse y parecerse, cada vez más, a sus protagonistas, al mismo tiempo que es reflejo de la cotidianidad del pueblo cubano, y hacerlo desde la experiencia de varias décadas de trabajo, es inevitable conversar con Caridad Martínez González, uno de los nombres imprescindibles del medio.

La Premio Nacional de Radio 2008 intercambió en el conversatorio “La centenaria Radio Cubana”, en el lobby del Cine Martí, junto a las jóvenes periodistas y realizadoras Alicia Durañona y Gretel Cuenca, con conducción de Rosana Rivero, sobre su quehacer como directora de programas desde que en 1961, comenzó como copista de libretos en Radio Progreso, y luego como productora en enero de 1964, también en Progreso, emisora en cuyos pasillos y estudios, desde entonces, se puede rastrear su impronta.

Varios programas campesinos, como Por nuestros campos y ciudades y Fiesta Guajira, y sobre todo los dramatizados, en los cuales comenzó a trabajar en 1973, como Novela cubana y Agente Especial, tienen el sello de la Caridad realizadora y también la maestra. Justamente la AHS le entregó la Distinción Maestro de Juventudes el pasado año.

El trabajo del director de programas, desde sus inicios en el medio y desde su experiencia en el dramatizado, la dirección de actores, los retos de la realización y el periodismo radial, fueron temas del diálogo que, entre anécdotas, se sostuvo en el evento.

Como parte de Cámara Azul se realizó el lanzamiento de la convocatoria de la edición XXXII del evento El almacén de la imagen, en Camagüey, por Alberto Santos, presidente de su Comité Organizador, y se proyectaron materiales a propósito de los sus 30 años; además se presentó el proyecto audiovisual En el aire, por Altinay Martínez.

 

 



Cómo dibujar un pájaro según Jacques Prévert

Surrealista en sus inicios, irreverente e iconoclasta siempre, dueño de una libertad creativa que enarboló en cada uno de sus libros, Jacques Prévert (Neuilly-sur-Seine, 1900/París, 1977) es uno de los poetas fundamentales no solo de la lengua francesa; y aunque no intervino en las expresiones más formales del surrealismo, se le atribuye la paternidad de prácticas artísticas características del movimiento, como el cadáver exquisito (en su casa, una vivienda colectiva con el número 54 en la Rue du Château, se reunían entre 1925 y 1928, miembros del surrealismo como Raymond Queneau, Marcel Duhamel y Benjamin Péret).

La publicación por La Luz de Instrucciones para dibujar un pájaro salda una deuda con el lector cubano, al ofrecerle una selección, traducida por Irina Chaveco Pupo y Elizabeth Soto, de los poemas que Prévert escribió entre 1930 y 1944 y que, publicados con el título Paroles en 1946, lo reafirmaron como uno de los autores más importantes de su generación, una obra que figuró entre la “más leída de su tiempo” y que “nos sigue seduciendo hoy”, como asegura Lourdes Arencibia en el texto, especie de prólogo, que acompaña como brújula la lectura.

Paroles le dio a Prévert el reconocimiento que le fue huidizo al principio, cuando sus contertulios de las tabernas y cafés parisinos consideraban su poesía “demasiado populista y bohemia”. Sin embargo, escribe Arencibia, “la difícil facilidad de la poesía iconoclasta de Prévert, su sentido de la imagen insólita y de humor crítico, su naturalidad, su estilo en apariencia sencillo y accesible al lector, con una visibilidad que explota al máximo la representatividad del habla siempre cercano al lenguaje de la calle y a los sucesos de la vida cotidiana francesa, es a la vez diverso tanto en el fondo como en la forma”. La traducción cubana realizada por Irina y Elizabeth supo vencer la mezcla de referencias literarias y religiosas, lugares, personajes y circunstancias históricas, y los elementos del surrealismo, el absurdo, la antítesis, la ironía, la convivencia de textos sin puntuación ni estilo definido, la mezcla de poemas largos y cortos, los juegos de palabras, las aliteraciones, los aforismos y neologismos, la combinación de recursos de la oralidad y la escritura… que caracterizan Paroles y que lo convirtieron en uno de los “autores franceses más admirados, cantados, recitados y conocidos no solo en Francia, sino en el mundo entero, porque Prévert dejó su impronta creativa para públicos de cualquier edad e incursionó en casi todas las esferas de las artes” (el cine, la musicalización de textos, la representación escrita del lenguaje pictórico).

Prévert fue –algo difícil en otros tantos “poetas malditos”, muchos de ellos franceses– un irreverente que, quizá por ello mismo y por las posibilidades de su verso, se convirtió en popular, al punto de ser leído y recitado en los diferentes niveles de enseñanza en lengua francesa.

Organizados como en el cuaderno original, mostrando que el poeta “sabe desplazarse con absoluta facilidad y elegancia dentro del ámbito literario”, en los textos de Instrucciones para dibujar un pájaro, que avistan el espíritu europeo desde el fin de la Primera Guerra Mundial al inicio de la Segunda, Prévert “adopta una voluntad de conformación fónica de modo consciente o inconsciente que hacen del poema una estructura libre, donde se respira un tempo que es otorgado por las sensaciones que trasmite el autor, en su burla o halago, aboliendo los signos de puntuación, incluyendo una ortografía a su antojo”, aseguran Soto y Chaveco.

¿Qué caracteriza, además de lo expuesto, su poesía? ¿Y qué peculiaridades en la obra de Prévert marcaron el arduo trabajo de traducción? “Una lectura en voz alta de sus poemas en francés denota su propósito de crear hemistiquios melódicos, especie de anagramas para decir lo dicho, de una manera más amena, más tonal. Un juego de palabras que burle la situación, el entorno, un sentimiento en específico, dislocaciones de estructuras sintácticas que organizan o desorganizan el cerebro de los personajes, conmutaciones en los sintagmas, frases con deformación cuyo referente lingüístico, es evocado por el lector u oyente. La repetición, el inventario verbal o sustantivado, encadenamientos, paralelismos, notaciones como pinceladas que conforman por yuxtaposición un relato narrativo o dramático”.

Los noventa y cinco poemas que componen Paroles habían sido recitados una y otra vez por Prévert a sus amigos antes de consentir en su publicación (Henri Michaux lo incitaba a escribir, y Prévert, concluido cada texto, lo enviaba al poeta y pintor belga). “Los regalaba a sus amigos, a veces los entregaba para alguna revista, los dedicaba al grupo de teatro Octubre”, pero cuando salieron, publicados por Bertelé y Gallimard, Paroles “resultó un acontecimiento literario: cinco mil ejemplares se vendieron a la primera semana”. La fuerza, la reinvención, el anticonformismo virulento y la rebeldía, junto a una diversidad temática que marca su rechazo a utilizar un lenguaje manido y alambicado, y su derecho a generar un texto conforme a su imaginario, más el amor, la camaradería, el espíritu de insurrección, la guerra, donde une ternura y violencia… marcan su obra poética. Además palpamos el humor, la burla, la mordacidad, la descripción cruda de los acontecimientos, sus opiniones críticas a las instituciones, como al sistema educativo, la iglesia y la familia tradicional y patriarcal.

Este libro –señal de que el pájaro de Prévert ha cantado y seguirá haciéndolo– “busca en cada verso desasirse de las rejas de la poesía anteriormente escrita”, al llenar “estas páginas con una verdad dicha sin apegos a convencionalismos”. Suerte no solo para el lector cubano, sino para el hispanoamericano, esta traducción de Irina Chaveco y Elizabeth Soto publicada por La Luz, que con edición de Liset Prego y diseño de Robert Ráez a partir de una fotografía de cubierta de Norlys Guerrero, nos entrega a una de las voces fundamentales de la poesía escrita en lengua francesa y de la lírica universal: la inconfundible voz de Jacques Prévert.

 



Trazar los límites del relato como quien modela una pieza de arcilla

Horacio Quiroga, uno de los grandes narradores latinoamericanos, escribió un “Decálogo del perfecto cuentista”, como otros escritores han dejado los suyos. Nueve de los preceptos del decálogo de Quiroga son prescindibles según Julio Cortázar, pero el último, el décimo, posee una lucidez impecable: “Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes. De los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento”. La noción de pequeño ambiente da su sentido más hondo al consejo, al definir la forma cerrada del cuento, su esfericidad. A eso sumamos otro punto significativo: el narrador pudo haber sido uno de los personajes, es decir que la situación narrativa en sí debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados como quien modela una pieza de arcilla; o sea que el ritmo de las formas de la vida en la esfera deben pre-existir, de alguna manera, al acto de escribir el cuento; como si el narrador, sometido por la forma que asume, se moviera implícitamente en ella y la llevara a la extrema tensión, a la perfección de la forma esférica.

Estos tres libros de narrativa del catálogo de Ediciones La Luz –una novela y dos selecciones de relatos: El planeta rojo, de Eliécer Almaguer, la novela; y Animal de otra raza, de Maribel Feliú, e Indicaciones para divorciar a un hombre, de Juan Siam, los cuentos– me hacen recordar ese consejo dado por Quiroga y subrayado décadas después por Cortázar. Modelar la arcilla, presionarla de tal manera que desde la tensión de los dedos, todo el flujo de pensamientos y emociones del cuerpo, emanen y den forma a la escritura, pero no una forma cualquiera, sino una “escritura corporizada”, mediante la cual estas historias destilan la vida. En estos libros el “pequeño ambiente” en el que están sumergidos sus personajes importan en la medida en que han sido construidos a partir de soplos de existencia y a través de un hondo excavar en el ser, en los vericuetos de la personalidad. Nada importa más que estos seres que se corporizan a la par que la página cobra vida y nos hablan desde esta. Encontrarnos en ellos es uno de los maravillosos milagros que nos puede ofrecer la literatura.

La historia se compone de fragmentos de memoria, piezas de un puzle a medio armar, partes escindidas de un cuerpo mayor. Los grandes relatos –los hombres preferimos, obstinados, los grandes relatos– sustituyen las pequeñas historias, que sobreviven como susurros, como voces en la oscuridad de la memoria personal o colectiva. Estas voces están dispuestas a saldar esa y otras deudas con la verdad. La verdadera historia se arma del sustrato de todos los días, en la cotidianidad, incluso en la calma. Se alimenta de la ausencia, del miedo, del llanto, del viaje, de los errores, de la locura, de la familia, de las relaciones amorosas, y también de la esperanza. Estos libros también le dan forma, a partir de la historia personal, de lo que cada cual atesora en su memoria, a la conformación de un cuerpo mayor, escriturable desde las páginas diarias.

El primero de ellos, El planeta rojo, es el salto a la narrativa de Eliécer Almaguer, autor de poemarios como Canción para despertar al forastero, Si Dios volviese el rostro y La flauta del solitario. Un libro que comenzó a escribir en Cuba, antes de residir en Long Beach, California, y que funciona como un anclaje doloroso, inevitable y al mismo tiempo feliz, a los años de la infancia y la primera juventud. Ambos, Eliécer y yo, compartimos la ruralidad, o sea, nacimos y crecimos a pocos kilómetros de la ciudad de Holguín, y de alguna manera, bastante cerca uno del otro (pocos kilómetros que marcaban ciertos estados de “no contaminación” citadina). Por eso su novela –su exorcismo, aunque se desee no abandonar jamás esos recovecos de la memoria y la felicidad– cobra vida en personajes que creo tan semejantes a los de mi infancia que se me confunden, como si su cotidianidad, la de sus personajes, y la mía, fuera muy parecida.

El planeta rojo es un libro extraño, único… que como literatura infantil o juvenil es demasiado corrosivo, diría José Luis Serrano. Traspasa esas clasificaciones desde el mismo momento en que, a través de Cheché, su alter ego –y aquí lo del personaje como uno mismo que nos decía Quiroga–, Eliécer “disecciona su niñez y, entre realidad y ficción construye un retrato escalofriante de sí mismo, revelándonos con honestidad y coraje inusitados ese monstruo que todos llevamos dentro”. Su personaje, a veces con el mismo cinismo de un Holden Caulfield cotidiano, nos dice que somos una acumulación de nuestra infancia, un residuo, a veces no el mejor, de tiempos añorados como mejores. Esta novela, asegura Serrano, “ofrece una cartografía del paraíso infernal o infierno paradisiaco que constituyen los primeros años de cualquier ser humano. Al cerrar el libro sentiremos nostalgia por personajes tan retorcidos y hermosos como Cornelio, Faiffer, el abuelo Manuel, Ana Beatriz, Melchor, y sobre todo, Primitiva Salazar, esa protagonista ausente alrededor de la cual orbita toda la historia”. Cada paso del hombre en busca de la felicidad es un retorno a la infancia. Como el niño de la cubierta, Cheché nos mira, y lo hace Eliécer Almaguer; ambas miradas son un mundo abierto a interrogantes, cada una más abarcadora que la anterior.

Por su parte, la narrativa de Maribel Feliú (Holguín, 1963) es corporal, gustativa, olfativa… Es, en resumidas cuentas, literatura de los sentidos, escritura carnal que va cobrando vida a la par de que la autora experimenta sensaciones, instintos, hallazgos, maniobras… y nos hace ser partícipes de ellas –con todos los riesgos que para el lector eso conlleva– con el mismo desparpajo con que nos puede invitar a la más elemental de las cosas, por ejemplo, a sabernos animal de otra raza en las anchas puertas del deseo. Sus cuentos exudan cuerpos, traspiran estados somáticos, se dejan llevar por sí mismos, o sea, por una naturaleza que, la mayoría de las veces, no cree en posibles normas o impedimentos que coarten la sensación de abrir las alas y dejarse caer en el vacío.

Maribel reúne en este libro, Animal de otra raza, once relatos; algunos ya publicados en otros textos, y otros por primera vez en letra impresa. En ellos Maribel se nos ofrece como una narradora singular, capaz de construir atmósferas “usando a la vez el tono íntimo y el omnisciente”. El “desdoblamiento en múltiples sujetos líricos ha signado la obra de la Feliú con un inapresable aliento poético que va permeando la prosa, llenas de sensualidad y extremo”. Los cuentos incluidos en este volumen dan fe de ello. “Sus personajes –muchas veces en primera persona, que nos refuerzan lo del personaje como uno mismo que nos hablaba Quiroga, el personaje Maribel Feliú– coquetean y oscilan todo el tiempo entre el placer y el dolor, la rabia y la alegría, la inocencia y el delirio, la soledad y el deseo”. Como escribió Mariela Varona: “El mundo de estos cuentos se muestra cargado de erotismo, pero elevado a un nivel casi fantasmagórico, rayando en el absurdo o desdibujado por una intención capaz de desencadenar a todos los demonios. En el laberinto de luces y sombras de los cuentos de Maribel Feliú, son muchas las pistas que nos conducen al centro mismo de lo que somos. Y las claves están aquí, para quien quiera y sepa encontrarlas”. Basta con leer a fondo y dejarse llevar por las aguas torrenciales del deseo que dar cuerpo a su escritura.

Finalmente en Indicaciones para divorciar a un hombre, Juan Siam (Banes, 1960) reúne relatos narrados en primera persona, fragmentos de vida como si fueran testimonios de épocas y momentos: la existencia de seres comunes con historias también comunes que dan de beber a un país común. Así se construye el imaginario social (con todas las virtudes, pero también con todos los errores, como seres humanos). Lo peculiar de las historias de Siam es que todas o casi todos los relatos son de amor. Podría resultar paradójico, pues el amor, lo sabemos, lo permea todo. O más que el amor, lo que prevalece en estos relatos son relaciones de pareja vistas a través del fracaso y de la permanencia, de la locura y la frustración, de la subsistencia y el desencanto, del anhelo y la fragilidad, de la posesión y los matices del deseo. Y todas ellas parten de una perspectiva femenina; o sea, son mujeres quienes narran las historias (relatos que, además, no pretenden hacer derroche de técnicas, sino lo contrario). Siam se arriesga en el dominio de una voz que es varias al mismo tiempo: personajes diferentes, muchos relacionados entre sí, pero con matices, edades y psicologías desiguales, con miedos, con deseos (también sexuales) y dudas, con vidas hechas o deshechas por la realidad.

Es como si Juan Siam nos dijera que conoce bastante a las mujeres y por ello se permite hablar por ellas, poner en papel, que es dejarlo en la memoria, los días de sus vidas, esa que ha puesto a sus personajes a decidir, para luego absorberlos, devolverlos y olvidarlos… en un libro de una estructura coral, polifónica, abierta a las múltiples confluencias de la lectura. En este coro –custodiado por una foto de Junior Fernández a partir de un original de Henri Cartier-Bresson– terminamos identificándonos; nos encontramos… Es como si el país cupiera en una calle, en una familia, en nosotros, aunque sepamos que somos también las consecuencias del país y sus designios. Con todo eso se construye el andamiaje de estos cuentos: Cuba, historia, relaciones de pareja, familia, amor, identidad, virajes sociopolíticos de las últimas seis décadas, Patria… dejándonos frente a las historias sencillas y conmovedoras de Juan Siam, a sabiendas, como él mismo nos cuenta, que “el éxito consiste en no tener éxito. En tener una pequeña satisfacción todos los días. Una pequeña felicidad todos los días”.



Todo por encontrar mi propia voz en el audiovisual

Fotos cortesía de la entrevistada

Cualquier cosa puede surgir en una peña de la AHS. Cualquiera. Incluso moldearse una película. Desde hace más de tres años, la joven realizadora Yanet Pavón dirige la peña audiovisual “To Be, Ser o Estar” en la Casa del Joven Creador de Las Tunas. El espacio, entre debates y proyecciones, propicia la reflexión y el diálogo, el intercambio entre jóvenes creadores y cinéfilos.

Zamjat –proyecto que “aspira a convertirse en un Colectivo de Creación Audiovisual y Cinematográficas para próximos trabajos”, y diminutivo de su nombre artístico, cuenta Yanet– tuvo su génesis en este espacio de la AHS tunera. De la misma manera que La machetera, producción realizada entre Italia y Cuba, y su debut en el largometraje de ficción, resume el trabajo creativo de un grupo de realizadores encabezados por esta joven estudiante de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca) de la Universidad de las Artes (ISA) en su filial de Holguín, y además, editora del canal TunasVisión de esa oriental provincia.

Un corte de caña en la granja del Central Manatí, en Las Tunas, a finales de la década del 70, un auto lada –modelo que aun surca, como símbolo de esos años, las calles de la isla–, y el ímpetu de Marisol, su protagonista, por salir adelante e imponer su valía, resumen la sinopsis de este filme que ha obtenido disímiles premios en eventos internacionales de cine, como Mejor película extranjera en LA Femme International Film Festival 2021, en Los Ángeles, Estados Unidos. Además de presentarse con éxito en Cuzco Underground Cinema Festival 2021 (CUCIF) y Angel Film Awards 2021 Monaco International Film Festival, entre otras muestras del séptimo arte.

La machetera ha sido, además, la oportunidad para buscar su propia voz en el audiovisual. De ir creciendo como realizadora –en “un entorno que va a toda velocidad y que tiene años de existencia”, y que demanda el trabajo en equipo– mientras surgen los retos y proyectos. Decir quién soy, pero también quienes somos. Y como premisa “hacer y seguir aprendiendo” cada día.

 

ESA CONVICCIÓN DE SER DIRECTORA HA SIDO UN PROCESO DE ACEPTACIÓN MUY COMPLICADO

Debutas en la dirección de largometraje con La machetera, un proyecto sin dudas ambicioso. Antes de esto cuál era tu experiencia… ¿En qué otros proyectos audiovisuales habías trabajado?

Antes de La machetera como producción independiente hice el cortometraje Laguna y Los 4-Sientos como editora (corto-taller en el Festival Internacional de Cine de Gibara). Luego participé en Herradura como Asistente de Dirección y Script, donde conocí a Esnedy Milán y a un grupo de artistas suizos-italianos. En general mi experiencia viene de la televisión como editora. Desde que inicié allí hago pequeños videos a modo de ejercicios y ensayos de cuestiones que me inquietan. Tuve la oportunidad en el taller colateral Tecnologías que Danzan del Grand Prix Vladimir Malakhov, junto al profesor Andrés D´Abreu, de realizar el video-danza Boudanz.

Cuéntanos de la génesis del mismo… ¿Cómo surgió la idea de realizar este filme?

La machetera es un proyecto que nació de Esnedy Milán, basado en uno de sus cuentos. En primera instancia fungí como asesora del guion y parte del equipo de producción. Luego ella me propuso hacer la dirección, una idea que me aterrorizaba y que no acepté inmediatamente, porque hacer la dirección de un largometraje es muy serio, muy complicado, cosa para gente de mucha experiencia. Por esa razón se buscaron a otros más experimentados para asumir el rol, pero al parecer el destino apuntaba hacia mí y esa convicción de ser directora ha sido un proceso de aceptación muy complicado; gracias al apoyo de varios amigos, sobre todo de Rolando Boet, joven actor y dramaturgo, y la propia Esnedy Milán, quien confió ciegamente en mí.

La machetera es una producción italiana. ¿Qué es la LeonCubaFilm, NewKpler? ¿Y la Zamjat, en Las Tunas? ¿Y además, cómo llega un equipo italiano a interesarse por un proyecto tunero? ¿Existían vínculos de trabajo anteriores? ¿Algo que conectara a este equipo con Cuba?

LeonCubaFilm más que una productora audiovisual en Roma, es una célula en la que convergen muchos artistas amigos de Esnedy de diferentes nacionalidades y formaciones artísticas, que han trabajado por muchos años en el teatro, la televisión y el cine, y que además aman la cultura cubana, y se hermanaron con la Zamjat (diminutivo de mi nombre artístico y que con el tiempo se ha convertido en otra célula desde Las Tunas donde nacen proyectos artísticos y en el cual participan variedad de personas) desde la AHS en la Peña Audiovisual “To Be, Ser o Estar”. Ahora Zamjat, con las nuevas leyes de cine, aspira a convertirse en un Colectivo de Creación Audiovisual y Cinematográficas para próximos trabajos. La NewKpler participó en la producción financiera del filme. El hecho de que un equipo extranjero italiano se interese en uno tunero es gracias al trabajo que ha realizado Esnedy Milán en la embajada de Cuba en Roma, en los diferentes eventos culturales, llevando allí la cultura de donde ella nació y de la cual se siente muy orgullosa; no es solo Cuba si no más dentro, Las Tunas, Manatí, El Cerro, Meriño…

LA ÚLTIMA PALABRA ERA MI RESPONSABILIDAD Y AHÍ SÍ QUE SE SIENTE UN PESO ENORME

Trabajas como editora en TunasVisión, entras al proyecto en la corrección del guion, pero cómo llegas a la dirección de La machetera. ¿Cómo es que te proponen que lo asumas? ¿Cómo llegas a estar dirigiendo un equipo con jóvenes cubanos y varios profesionales italianos?

Esnedy me dice que ella tenía la certeza de que yo debía dirigir esa película y que me veía muy comprometida con lo más mínimo y que eso ella lo vio desde que hicimos Herradura, donde me observaba trabajar junto a Federico Schlater, fotógrafo y director de cine y televisión suizo.

El proceso de dirigir a tanta gente tan joven como yo, fue un gran reto, porque me encontraba aprendiendo paso a paso y todos en mayoría éramos novatos haciendo una película. Aprendíamos haciendo, desde el vestuario, maquillaje y peluquería, script, producción, sonido, fotografía, asistente de cámara, diseño de luces, en fin, todo… A mí me sirvió mucho lo que aprendí en la asignatura de Producción, porque era mi guía para los diferentes procesos que se desarrollan de la manera que menos esperas. También tuve ayuda de la gente de más experiencia, entre ellos los actores, pero al final la última palabra en el plano si quedaba o no, era mi responsabilidad y ahí sí que se siente un peso enorme.

Por la parte italiana habíamos coordinado la colaboración de la diseñadora de vestuario y maquillaje Magda Accolti; Giuliano Gastaldi en la Dirección de Fotografía, y Esnedy, que ella es tunera-italiana. En realidad, había muchas más personas que estaban dispuesta a venir a participar en la película como tutores de las diferentes especialidades, un sueño que no se pudo concretar completamente, porque en un principio las autoridades lo veían como inusual. Finalmente, la AHS tramitó el visado y el autorizo de entrada para la tecnología que venía por tiempo límite.

¿Cuál es la sinopsis de La machetera?

Año 1978, en la granja cañera del Central Manatí, ubicado en la provincia de Las Tunas, un grupo de macheteros se esfuerza al máximo en cada jornada por cumplir el plan de corte. Un día se les incorpora Marisol, joven mujer de tez morena de origen tunero, pero radicada en la capital, cuestión que provocará desagrados entre los trabajadores del pelotón y las mujeres del pueblo. Aunque Marisol es discreta, de pocas palabras, tiene mentalidad moderna y autónoma. Una vez de retorno a Meriño, luego del suicidio de su abuelo Melquiades, hereda las propiedades de su familia, que se resumen a una decadente casa de campo, un caballo y un cerdo.

Ante la enfermedad de su esposo Pedro y la situación familiar, deciden quedarse por una temporada en el campo. Tiempo para respirar nuevos aires, propiciar un lugar de reposo para la recuperación de Pedro y el inicio para otros proyectos. Ante la emulación y los estímulos en el corte de caña, Marisol toma la plaza bacante de machetera con el fin de ganar el gran premio: un lada.

¿En qué sitios de Las Tunas grabaron?

Las locaciones fueron varias, grabamos algunas escenas que llamé “insertos” antes y después de los 18 más 7 días programados para la mayor parte. Fuimos a la finca de Robotán, el Centro de Acopio de Majibacoa, El Lago Azul, El Cornito, en el pueblo de Manatí, la munidad del Cerro de Caisimú y hasta en el mismo campismo.

Has dicho que el proceso de rodaje fue también una especie de taller…

En un principio los que me siguieron en la aventura de estructurar el proceso de la producción del filme (Ismaray Aguilera, Katia González, Luis Ricardo Faura, Heidy Almarales, Lisandra Rivero y Luis Ricardo Faura) vivenciaron los pasos del desglose del guion para los diferentes departamentos artísticos. Todo esto fue partiendo desde las clases de Producción en Famca que había recibido con la profesora Kirenia y lo hacíamos en talleres y debates, donde concretábamos quiénes podían colaborar de nuestra familia o círculos de amigos, porque había que trabajar en función de la década de los años 70. En la parte de dramatúrgica, el desglose de los personajes donde se ven los lazos de unión y los conflictos entre ellos, lo debatí primero con Alicia, egresada de la Famca de Holguín; la parte de la dirección de actores fue con Rolando Boet, el script lo enseñaba a las chicas por el curso que recibí en la EICTV en San Antonio de los Baños, mientras los chicos de la producción arreglaban equipos de la época, diseñamos lámparas… Fue un tiempo que disfrutamos mucho, amén del subir y bajar cajas y llevarlas de un lado a otro.

Aunque se había hecho la caracterización del vestuario por personajes y secuencias, con la asesoría de Esnedy y Giuliano se decidieron cambios importantes por los colores adecuados según la luz, algo que aprendimos en ese momento. Los asistentes de cámara tuvieron que aprender lo básico de una cámara que nunca habían visto, la función de los diferentes lentes, filtros y del diseño de luz. Por la parte del sonido fue muy parecido: Ricardo Arruti mostraba a su asistente Viguer Suró, los componentes del micrófono y las diferentes formas para captar el sonido; y su esposa Verónica enseñaba a los interesados desde la práctica, pues tienen mucha experiencia.

Actores profesionales, aficionados y no-actores… Es complejo desde la dirección de actores concretar esto.

Desde la selección de los personajes junto a Yunior Pérez, tuve clara la idea que no quería que actuasen, sino que se representaran a ellos mismos e incorporaran elementos de los personajes.

Buscaba “tipos” que fueran lo más cercano a ellos mismos, y a veces esto se torna complicado, sobre todo en los que tienen mayor carga actoral. El trabajo con actores es siempre delicado, y más cuando en el periodo más cercano a la grabación deciden algunos no participar, se enferman, mueren y tienes que reinventarte el trabajo de meses desde la propia selección y conocimiento del actor y el personaje que debe asumir, las lecturas de guion, prueba de vestuario, maquillaje y peluquería. Tuve que mover a actores para que asumieran otros personajes y a su vez buscar nuevos. Apenas tenía tiempo para trabajar con los nuevos, así que solo les daba elementos básicos y los que conocían mejor el guion los ayudaban porque en ese lugar tampoco teníamos para imprimir nuevos guiones. Los “no-actores” fueron muy nobles y mostraban mucho interés, y todo el equipo actoral fue bastante disciplinado.

VOCERA Y DEFENSORA DE LA MUJER EN CUBA Y EN TODOS LOS LUGARES DEL MUNDO

Has dicho que La machetera no pretende ser feminista, pero sí realza la autonomía de la mujer y el derecho de estas a desempeñarse en cualquier oficio…

Hablar de la mujer para mí nunca será un tema más. Cuando leí a profundidad el guion y entendí el tema que, sobre todo, defiende la autonomía de las féminas mis ojos se dilataron (por decir de alguna manera) y comencé a observar las historias de las mujeres más cercanas. Me montaba en los medios de transporte y las analizaba, observaba los temas de conversación y un día en un trencito local escuché cómo una joven le contaba a una amiga acerca de su marido, que la molía a golpes tan solo por querer usar un pantalón ajustado. Además, viví una experiencia personal que me hizo entender lo vulnerable que podemos ser. Busqué mucha literatura de la época de la revista Mujeres y Bohemia, y me llamó la atención cómo se generaban tantas cartas con reclamaciones sobre sus derechos laborales y de situaciones de discriminación, incluso dentro del propio hogar. No me creo feminista ni creo que la película lo sea en sí misma, pero sí es vocera y defensora de la mujer en Cuba y en todos los lugares del mundo.

Casi en el final, dos cuestiones que no quiero pasar por alto: ¿Cuál es la extensión, la duración, del filme? Y coméntame lo que desees de la música (que sé que es bastante tunera).

El filme tiene una duración de una hora y treinta minutos, y con respecto a la música siempre priorizamos que fuera de nuestro terruño, ya que es la música que nos caracteriza y añade mayor valor a la obra, aunque participaron otros colaboradores.

La machetera obtuvo el premio a mejor película extranjera en LA Femme International Film Festival 2021, en Los Ángeles, Estados Unidos, un reconocimiento importante en tu carrera. ¿Tienen previsto presentarla en otros festivales foráneos?

El filme se encuentra en el circuito internacional de festivales que es bastante amplio, ahora fue recientemente escogida en el 18th Angel Film Awards 2021 Monaco International Film Festival y su primer premio fue en el Cuzco Underground Cinema Festival 2021 (CUCIF). Aún no tenemos fecha prevista de estreno en Cuba, pero deseamos hacer una proyección especial en la Comunidad del Cerro, donde fue nuestra principal locación, y luego extendernos a otras localidades.

A partir de tu experiencia en la dirección de La machetera, ¿cuán complejo puede ser forjar una carrera reconocida como realizador audiovisual lejos de los conocidos circuitos de la capital?

Cuando inicié a conformar el equipo de La machetera con los primeros que interactué fue con los profesionales de la capital previstos, entre ellos José Manuel Riera, quien iba a hacer inicialmente la dirección fotográfica, todo un caballero y hombre humilde con el que nunca sentí esa diferencia de ser oriental sino simplemente cubana; y lo mismo con el director de arte Alexis Álvarez Armas, quien estaba dispuesto a participar en el filme y me dio muchos consejos para la conformación de locaciones. Hice talleres con Rolando Boet, también habanero. Y de manera general se mostraban emocionados porque una mujer joven quisiera hacer una película en Las Tunas.

Con respecto a tener una carrera reconocida desde el primer largo, es algo que estoy asimilando. No trabajo por reconocimiento, o dinero, todo esto se trata de encontrar mi propia voz en el audiovisual, entorno que va a toda velocidad y que tiene años de existencia. Solo quiero hacer y seguir aprendiendo en el lugar que sea. Tengo todavía muchas tareas pendientes.