Erian Peña Pupo


Danzar en Romerías

Danza en Paisajes Públicos es, en Romerías de Mayo, uno de los espacios que más atrae a las personas, al hacer partícipes del lenguaje universal de la danza a quienes se acercan al céntrico parque Calixto García: invitados, romeros de varios generaciones y sobre todo, a los transeúntes que se toman, casi al caer la tarde, unos minutos para, en el trasiego diario, asombrarse de la maravilla. Porque precisamente eso es la danza: un encuentro en diálogo personal, aunque la manifestación ocupe los espacios públicos; un viaje a las expresiones (y emociones) del cuerpo en movimiento, como afirma la maestra Maricel Godoy, directora de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, anfitriona desde su surgimiento de este espacio en la fiesta del arte joven.

Desde la génesis de Romerías la expresión danzaria es parte esencial del programa del Festival Mundial de Juventudes Artísticas, con la presencia en escenarios, parques y plazas de Codanza y otras compañías invitadas, pero el espacio Danza en Paisajes Públicos celebra en este 2023 sus 20 años. Y aunque no participan reconocidas compañías de otras provincias, como en ediciones anteriores, Maricel –principal gestora del anhelo de convertir a Holguín en la capital cubana de la danza– articuló un excelente programa, dinámico y variado, que lleva al público la fuerza, la vitalidad y la destreza de Codanza, que recién celebró sus tres décadas en escena, con coreografías creadas o adaptadas para la interacción y el espacio público.

Participarán, además, la holguinera Compañía Folclórica La Campana; estudiantes de la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García y de la Escuela Profesional de Danza Alfredo Velásquez Carcassés, de Guantánamo, y proyectos de Danzas Urbanas del Sistema Provincial de Casas de Cultura, como Equidna, Alfa Crew y Utopía, con el parque y sus alrededores como principal escenario para la convergencia de la danza y los espacios urbanos. La gente lo agradece y al terminar la función el parque queda un poco más solo, a la espera de nuevos espacios que, en Romerías de Mayo, nos reafirmen la utilidad del arte para todos y con todos, fiesta constante de la expresión en su amplio sentido.

 



Post-it 10 convoca en Romerías

Post-it Arte Cubano Contemporáneo arriba a su edición número 10 este 2023 convertido en una plataforma importante de visibilización, promoción y legitimación del arte joven en la isla.

Este espacio de confluencias de varias promociones y generaciones de artistas, luego de aprendizajes, tanteos y desafíos desde su concepción en 2013, y con la dosis de polémica inherente y necesaria a todo proyecto con objetivos ambiciosos, se reafirma como un sitio para la convivencia de lenguajes, medios e intereses plurales en el arte contemporáneo insular.

Por eso Romerías de Mayo y el evento Babel resulta –y así lo pensaron sus organizadores– un ámbito idóneo para presentar la convocatoria de Post-it 10, una edición que cuenta con “un programa especial cuyo objetivo será celebrar la primera década del concurso, pero también repensarlo, reimpulsarlo, apelando a los protagonistas de la cita, los jóvenes artistas, conscientes de la importancia y urgencia de participar, decir y actuar desde el arte”, comentaron Patricia Santos y Marialis Martínez, especialistas de Collage Habana, del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) en el intercambio realizado en el Centro Provincial de Arte.

Entre los requisititos de Post-it 10 se encuentran ser residentes en el país, tener entre 18 y 35 años y no haber sido premiados en ediciones anteriores, excepto quienes hayan obtenido menciones.

En cuanto a las obras, la temática es libre y deben ser inéditas, lo que significa no haber sido expuestas ni premiadas con anterioridad a la convocatoria. Se podrá concursar en todas las manifestaciones de las artes visuales: dibujo, pintura, escultura, instalación, fotografía, grabado, arte digital, videoarte, performance, etcétera, con un máximo de tres obras (los dípticos, trípticos y polípticos contarán como una sola pieza, cuestión que se deberá especificar).

Un comité de selección integrado por galeristas del FCBC y especialistas de instituciones vinculadas a las artes visuales, elegirá las obras que conformarán la muestra concurso, a inaugurarse en septiembre de este año. A partir de ella, el jurado de premiación, conformado por reconocidos artistas, críticos y curadores, seleccionará los premios, que serán definitivos e inapelables, y se harán públicos en noviembre. Estos serán tres y consistirán en un monto en efectivo por concepto de producción de obras, mayor en dependencia del lugar alcanzado; así como la programación de una muestra personal en una de las galerías de la Dirección de Artes Plásticas Collage Habana (desde la institución se propiciará el apoyo y colaboración logística que precise el autor para su exposición personal). Además, algunas de las obras premiadas o no podrán ser adquiridas y pasar a formar parte de la colección de Collage Habana.

Se establecerá también un convenio de trabajo entre el artista premiado y Collage Habana por un periodo mínimo de tres años, tiempo en el que se producirá un acercamiento con el artista emergente, en aras de propiciar el desarrollo de su carrera, añadieron las especialistas. El jurado podrá entregar cuantas menciones estime necesarias y entregarse premios colaterales.

Los artistas deberán enviar la documentación necesaria –que se detalla en las promociones y redes de Post-it 10, como Telegram o Instagram– a aclarar dudas antes del próximo 15 de julio.



Con los hijos de Khrónos

En la mitología griega Khrónos es la personificación del tiempo. En varias obras filosóficas presocráticas su figura está relacionada con el tiempo abstracto, con la imposibilidad de detener su paso, de volver atrás. Precisamente el tiempo y la relación entre pasado y presente –el diálogo de la tradición y modernidad que defiende las Romerías de Mayo desde su concepción fundacional, ese “no hay hoy sin ayer”– articula las búsquedas de un grupo de jóvenes alumnos de la Universidad de las Artes-ISA en La Habana, quienes reunidos en el proyecto La Refriega han decidido afrontar el tema, inmersos en el contexto académico, desde sus búsquedas y perspectivas, en la exposición colectiva Los hijos de Khrónos, inaugurada en la sala Electa Arenal del Centro Provincial de Arte como parte del evento Babel.

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“Estas obras son reflejos de lo que afrontamos diariamente en nuestro contexto actual y de nuestro constante esfuerzo de insertarnos en él. Intentando encontrar un lugar en el mundo del arte sin perder de vista nuestra herencia cultural”, comenta Aldo Soler al presentar a sus compañeros de La Refriega y la propuesta conceptual que articula la propuesta: Daniela Águila, Daniel Antón, Jany Batista, Roxana Bello, Rosa Cabrera, María Fernanda Chacón, Liz Maily González, María de Lourdes Santana, Duniesky Martín, Jhonatan Moreno y Juan J. Ricardo.

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El titán Crono –no confundir con Khrónos o Saturno en la mitología romana– devorando a sus hijos, como lo pintó Goya, es también un emblema alegórico del paso del tiempo, al engullir a sus hijos recién nacidos de Rea, su mujer, por temor a ser destronado por uno de ellos. Esta metáfora es también notable en el contexto de las Romerías: “Esta idea representa la lucha constante de los jóvenes artistas para no ser consumidos por el pasado y mantenerse relevante en el presente. En este sentido, los jóvenes artistas que forman parte de Los hijos de Khrónos buscan crear un diálogo con la tradición y la historia sin ser devorados por ellos, y esto se relaciona con el desafío que enfrenta la sociedad cubana para mantener su identidad cultural y evolucionar al mismo tiempo. Donde, se presenta una lucha constante entre la influencia del pasado y la necesidad de crear algo nuevo y original”, añade Aldo Soler.

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La osadía con que estos jóvenes intentan ir dejando una huella, sumar sus voces al coro nacional y zanjar deudas y pactos con un pasado reciente o no tan reciente (en la medida en que es personal, pero integra también una construcción colectiva) es visible en Los hijos de Khrónos. La memoria, el poder, la sexualidad y la identidad (y la subversión, contaminación y revalorización de estos) son temas que interesan a estos hijos díscolos que aprovechan en sus búsquedas las posibilidades de la foto-documentación, la instalación, el collage y el video.

“El peso de la historia, del propio tiempo y de un contexto que constantemente exige resultados. Pero el poder ejercido sobre nosotros, las presiones, han servido como una motivación perenne para enfrentarla leyenda. Hemos corrido un país de extremo prácticamente, estamos en un lugar nuevo para muchos, un espacio libre y lleno de actividad. La refriega prepara la emboscada, planta los talones y se enfrenta a su pasado, a sus miedos, a sus padres artísticos, a sus referentes. Se asume la historia, y se piensa en todo lo que predar de ella”, añade Aldo. Los miembros del proyecto La Refriega han traído a la 30 edición de las Romerías de Mayo, además de la exposición colectiva, con curaduría de Annia Leyva Ramírez, varias intervenciones públicas, como Oasis en realidad aumentada; intervenciones en video como La mirada de la Piel; Papaya Split, en colaboración con DjArte; la realización de cinco performances y el proyecto instalativo en el espacio La tribu Ojibwa.

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Visitaciones, cien años de Fina en La Luz

En varios países hispanohablantes este 28 de abril se celebró el centenario de Fina García Marruz. La poeta de las pequeñas e intensas cosas y de los ritos, muchas veces cotidianos, del vivir; el último mito del también mítico Grupo Orígenes, nucleado en el valioso culto a la amistad, el arte y el poderoso influjo de José Lezama Lima; la ensayista de penetrante y aguda mirada crítica, falleció el 27 de junio del 2022, a poco más de dos meses de celebrar sus 99 años.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .

Fina es una de las autoras más significativas de las letras en idioma español y su magisterio literario hace eco en disímiles escritores de varias generaciones (incluidos los más jóvenes) que han encontrado en poemarios como Las miradas perdidas (1944-1950), Visitaciones (1970), Créditos de Charlot (1990), Los Rembrandt del Hermitage (1992), Viejas melodías (1993) y Habana del Centro (1997), entre otros, motivos, cercanías y afinidades con su obra literaria.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .

 

Como homenaje al centenario de Fina, Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín, en la peña “Oda a la Joven Luz” y en unión a la sección de Literatura de la AHS holguinera, quiso celebrar la vida y obra de la Premio Nacional de Literatura en 1990.

Eugenio Marrón, poeta y editor, abordó el contexto histórico y literario en que la autora de Visitaciones conformó una de las obras puntales dentro de Orígenes. Su primer encuentro en los años setenta con Fina y Cintio Vitier, su esposo y uno de los grandes intelectuales cubanos, fue el pretexto para evocar a una de las más lúcidas investigadoras de la obra de José Martí. Marrón recordó la amistad y las visitas a ambos escritores a través de momentos de la obra de la ganadora de Premio Pablo Neruda (2007), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2011) y el Premio Federico García Lorca (2011), además de la Orden Félix Varela (1995) y en 2013, la Orden José Martí, que son reconocimientos a su amplísima impronta en la cultura cubana.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .

En un segundo momento, Liset Prego, poeta, editora y coordinadora del evento “Palabras Compartidas”, de las XXX Romerías de Mayo, que se celebrará del 2 al 8 de ese mes, adelantó detalles del homenaje que se le rendirá a la autora de Créditos de Charlot con la publicación del cuaderno bilingüe en francés y español Quiero escribir con el silencio vivo, que integra la colección Analekta y cuenta con una versión enriquecida en formato de audiolibro, con el título Quiero escribir con el silencio vivo. Poemas de Fina García Marruz en la voz de José Adrián Vitier.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .

El audiolibro, en la colección Quemapalabras, tiene el valor añadido de que la mayoría de los poemas fueron grabados por el nieto de Fina, y que el arte de diseño de Robert Ráez parte de una pieza de la artista de la plástica Silvia Rodríguez Rivero, nuera de la escritora habanera. Para Prego la poesía de Fina “se ofrece desde la voz de su nieto José Adrián Vitier Rodríguez, quien como patrimonio ontogénico ha heredado la cadencia, el ritmo y el tono de Fina al leer sus textos”.

El joven José Hernández (DJ Acid Seduction) participó con la musicalización de cuatro de los textos escogidos, leídos por jóvenes autoras de la sección de Literatura de la AHS en Holguín: Ana G. Ramos, Lely Carrasco, Idania De La Caridad Salazar y la propia Prego. De esta manera se suman “notas de actualidad desde la lectura de jóvenes autoras y la música electrónica”, mientras las escritoras aportan la recontextualización de una poética que pretende “contar la maravilla”.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .

Liset, además, agradeció la colaboración de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, de Habana Radio, la Casa Vitier García-Marruz y la periodista Magda Resik. Asimismo, destacó la participación de Radio Angulo y del realizador Amalio Carralero en su realización.

El evento “Palabras Compartidas” de este año llevará como eslogan el verso de Fina García Marruz: “…Queremos contar la maravilla”. Esta “Oda a la Joven Luz” cerró con las lecturas de Idania de la Caridad Salazar Cruz, Robert Ráez, Reynaldo Zaldívar, Elizabeth Soto, Erian Peña y Norge Luis Labrada, quienes prestaron sus voces para que la poesía de Fina García Marruz se escuche hoy, como si los cien años cumplidos solo fueran el inicio de “una dulce nevada”.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz .


Apostar siempre por el cine joven

Realizar cine es una osadía y más cuando se hace por primera vez. Al ímpetu inicial –luego de ver presentada la obra– le siguen más preguntas que las posibles inquietudes que se intentaron dilucidar, porque en el cine pueden ser más necesarias las interrogantes que las certezas.

El XV Festival Nacional del Audiovisual Por Primera Vez, realizado en Holguín del 22 al 25 de febrero, se reafirmó en esta edición como una cita necesaria cada año, incluso imprescindible en el sistema de eventos de la provincia. Entre otras cuestiones por la necesidad de interacción entre los jóvenes participantes de diversas provincias del país, por los talleres y paneles que demostraron ser herramientas no solo teóricas sino abiertas hacia lo práctico, por la vinculación docente con la Facultad de los Medios de la Comunicación Audiovisual (Famca) de Universidad de las Artes (Isa) en Holguín; y por permitirnos de alguna manera cartografiar, a través de las obras en concurso y la muestra paralela, la realización joven en el país.

El Por Primera Vez convoca a óperas primas y este año participaron alrededor de 30 materiales (ficción, documentales y animación) optando por un Gran Premio y tres menciones; lo que nos habla de 30 noveles directores en crecimiento, muchos de ellos, la mayoría, estudiantes; voces que empiezan, con mayor o menor desenvolvimiento, a decir, sin prejuicios, lo que desean, lo que los inquieta, y hacia dónde quieren dirigir sus pasos. Además de las óperas primas, que son las que concursan, la curaduría del certamen permitió al público apreciar otras producciones, las segundas o terceras creaciones de estos noveles autores, que marcan líneas de interés, de búsquedas, y nos posibilitan apreciar los caminos que se intentan recorrer.

Visionar las obras en concurso, esta vez como jurado, junto a la directora y productora Rosa María Rodríguez, el montador, post-productor y profesor Enmanuel Peña, no en la sala de proyecciones, sino volviendo pausadamente a un material y otro, valorando detalles, regresando sobre particularidades y haciéndonos varias preguntas, nos permitió realizar ese ejercicio crítico que es la selección de finalistas y la entrega del Gran Premio y las menciones. Así resaltó el corto Artificial, de la camagüeyana Brenda Ramírez Díaz, por condensar en apenas un minuto una historia con varias capas y riesgos, que nos ofrece más de una interrogante, logrando atractivamente un contexto enrarecido, cercano a la distopía y a lo post-apocalíptico, y mostrando una visión contemporánea y peculiar, donde las búsquedas suelen ser punto de partida de futuras producciones, y para apoyar precisamente una próxima obra. Brenda es autora, además, de Just Delicious, que también llamó nuestra atención.

Muchos de los materiales tienen los tanteos y búsquedas del estudiante de primer año de Famca y fueron realizados como parte del plan de estudios y el sistema de evaluaciones. Encontramos obras con guiones que apenas rozan lo anecdótico, lo epidérmico, con ausencia de referentes y desniveles en la dirección, la fotografía o la actuación –subrayando que la mayoría de los actores no se dedican a ello–, lo cual, de alguna manera es algo habitual en materiales que corren el riesgo de la primera vez; y también trabajos interesantes en varios aspectos como el corto Solos, de Heidi Calderón, ganador de la Mención en Animación, por reflexionar, a través de un lenguaje sencillo y minimalista, con ingenio y perspicacia, desde las posibilidades del stop motion –no siempre fáciles de lograr– sobre temas como el encierro y la libertad, vinculados al contexto de la pandemia de Covid-19; Opibabo, testimonio de un río, dirigido por Gerardo Perdomo, Mención en Documental, que demostró ser una obra que, más allá de reflejar una compleja situación de nuestra cotidianidad como la contaminación medioambiental, realiza búsquedas artísticas que exploran, con originalidad y desde las posibilidades del mito y lo ficcional, a través de la hibridad con elemento de la ficción; y el corto Praná Já, de Argel Ernesto González Álvarez, que recibió Mención en Ficción y en el que el encierro y el exterior, el rompimiento de la cuarentena y la Covid-19 –temas que, de una u otra manera, nos han marcado a todos en los últimos años– son puntos de partida para tomar riesgos y utilizar diferentes estrategias artísticas y ficcionales, y técnicas en el logro de esta obra.

Las relaciones familiares engloban, de una manera u otra, las obras: el padre ausente, los trastornos psicológicos que marcan el resto de la vida, la culpa por accidentes ocurridos, incluso la Covid-19 y su repercusión está vista desde lo social, pero también desde lo familiar y lo personal. Entre las obras podemos destacar, además: Esquema, corto de Neftalí Pupo, en la muestra paralela; Metaversus, de Heidi Calderón; A Camagüey, mi globo rojo, de Marianne Portuondo; Reminiscencia, de Rosse Suárez Fagales, y Escenas silvestres, de Reynaldo Aguilera; materiales estos, como los premiados, que nos hacen apostar siempre por el cine joven y porque en Holguín se siga realizando el Festival Nacional del Audiovisual Por Primera Vez.



La Luz es reconocida como la mejor editorial del año en Cuba

Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín, recibió en la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana el Reconocimiento Especial que entrega por primera vez el Instituto Cubano del Libro (ICL) a partir de los resultados integrales del año, a la mejor editorial en este periodo, entre las 188 casas que integran el sistema editorial del país.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

En la ceremonia, realizada en la Sala Nicolás Guillén de San Carlos de la Cabaña, epicentro de la Feria, se subrayó “la atención esmerada a los escritores que conforman su catálogo, el cuidadoso trabajo de diseño y edición de sus publicaciones, las excelentes campañas promocionales que iluminan antes, durante y después del suceso de un nuevo libro; así como por una inteligente y ardua gestión editorial que logra incorporar bajo una misma luz consagradas plumas nacionales y extranjeras y los más prometedores escritores jóvenes del país”.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

El reconocimiento, recibido por el poeta Luis Yuseff, editor-jefe del sello, valida el desempeño de Ediciones La Luz y su compromiso consciente y total hacia la literatura y al libro, no solo en su soporte físico –con la cuidadosa edición y los atractivos diseños de Frank Alejandro Cuesta y Robert Raez–, sino con un atractivo trabajo en los caminos del libro digital (e-book) y los audiolibros, como lo evidenció el catálogo que, en retrospectiva, presentó en la Feria del Libro capitalina (entre las novedades encontramos Territorios en conflicto. Una mentira de la luna, homenaje de poetas holguineras a Carilda Oliver; y Si caigo al pozo no me pongan flores, cuentos de Virgilio Piñera en la voz de escritores de la sección de Literatura de la AHS; además la serie audiovisual Retoños de almendros, realizada junto a los Estudios Anima, del Icaic en Holguín).

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Campañas promocionales realizadas en diferentes soportes, desde impresos hasta audiovisuales, como Buscando el libro justo, del 2022, y la reciente La luz te pertenece, acompañan el trabajo durante más de un año del sello. En su amplio catálogo encontramos títulos recientes que reafirman el reconocimiento entregado por el ICL, como En el último día del mundo, del Premio Cervantes mexicano José Emilio Pacheco; No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego, del colombiano Juan Manuel Roca; Fatamorgana de amor con banda de música, de Hernán Rivera Letelier; Instrucciones para dibujar un pájaro, de Jacques Prévert; Consejos para no acatar, de Miguel Barnet, e Islas Gilbert, del reciente Premio Nacional de Literatura Delfín Prats, de quien La Luz publicó su poesía completa con el título El brillo de la superficie; además de libros de jóvenes autores como El palacio de las Ursulinas, de Martha Luisa Hernández Cadenas; Cómo se escriben los clásicos, de Idiel García; Las fauces, de Lourdes María Mazorra; Boustrophilia, de Robert Raez, ganadores del Premio Celestino de Cuento 2019 y 2020, respectivamente; Zapping, de Ragnar Wilfredo Robas; y Por la tierra prometida. Migración latinoamericana en el cine, de Amanda Sánchez, entre otros títulos.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Ediciones La Luz recibió, además, el Premio La Puerta de Papel, reconocimiento que reconoce el trabajo del Sistema de Ediciones Editoriales y estimula el trabajo de autores y el quehacer de todas las personas que intervienen en el proceso creativo del libro, por el poemario Yo es otro, de Frank Alejandro Cuesta, con edición de Luis Yuseff y diseño del autor. El jurado estuvo integrado por Olga Martha Pérez, como presidenta, David López Ximeno y Osmany Echevarría.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Bajo la máxima martiana “Leer es crecer”, la Feria Internacional del Libro se realizó del 9 al 19 de febrero en La Habana y se trasladará en los siguientes meses a las demás provincias del país. Con Colombia como País Invitado, está dedicada a la bibliógrafa e investigadora Aracely García Carranza y al Premio Nacional de Literatura Julio Travieso, y recuerda los centenarios de la poeta y ensayista Fina García Marruz, y del científico y naturalista Antonio Núñez Jiménez.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Fotos cortesía de Ediciones La Luz



Viaje a islas Gilbert con Delfín Prats

Aunque Delfín Prats nos diga que está “desasido de todo proyecto” y como el barco ebrio de Rimbaud pretende “ir descendiendo por ríos impasibles”, los lectores y amigos del autor de Para festejar el ascenso de Ícaro sabemos que los ríos de la memoria –que siguen cauces caprichosos– suelen variar su ruta y encontrar asideros para el desborde y el eros… Y que la poesía –trasmutada en disímiles formas– no abandona jamás al poeta. No hay manera de escapar de ella después de rasgado el fino velo de la búsqueda de la belleza… Podrá resistirse un poco –porque sabemos que la poesía es una flor de hierro candente sobre el pecho abierto– y decirnos que más que un nuevo libro serán versos, como Whitman con sus Hojas de hierba, quienes engrosen las páginas de El brillo de la superficie, su poesía completa publicada por Ediciones La Luz; pero las constelaciones hace mucho están abiertas y hace un buen tiempo, más de cincuenta años, que Delfín Prats inició un diálogo sostenido con eso que los griegos antiguos llamaban la poiesis y que Platón, en El Banquete, definió como “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no ser a ser”. Ese viaje –a veces errante y otras confirmatorio y místico– del no ser al ser poético, de lo común a la fascinación, recorre en buena medida la obra de Delfín Prats y está presente en Islas Gilbert, pues aunque en lo externo lo real esté “esplendiendo o degradándose”, dentro la poesía arde.

Y aunque Delfín nos diga que es “un poeta a saltos”, sin una continuidad o un oficio en las letras, sabemos que “estupefacto ante la maravilla del bosque rotundo que ya se adentra en la noche anclada” nacieron los versos espléndidos que han colocado su nombre en el corpus literario nacional, como los de Lenguaje de mudos, “Aguas” y ahora los de Islas Gilbert, que publica en su colección Analecta Ediciones La Luz, para festejar con él los múltiples ascensos de Ícaro, porque Ícaro sigue levantando vuelo hacia el infinito, el universo y la sustancia exterior. Sabíamos que el poeta trabajaba en nuevos versos y le habíamos escuchado leer fragmentos en algún espacio literario; y sabíamos, además, que estos versos partieron –aunque Delfín nos diga que es difícil rastrear cómo se hilvana un poema, cómo un prototexto va imantando esquirlas– de los incendios en la Amazonía en 2019 y de un documental que nos muestra cómo Kiribati, antes Islas Gilbert, podría ser el primer país engullido por las aguas como consecuencia del cambio climático. Las enormes selvas sudamericanas ardiendo, devorando la vida en su interior… y un pequeño archipiélago habitado por personas que viven de lo que les ofrece el mar, protagonista absoluta de la vida en Islas Gilbert, aunque las olas del océano Pacífico pueden acabar sumergiendo un país levantado, precisamente, de coral y aguas. Pero –cuidadoso con cada palabra que se desprende en su viaje hacia las confabulaciones de lo poético–, Delfín Prats insistía en decirnos que aún no estaba terminado, que la partida hacia las Islas Gilbert en la Polinesia francesa –la misma que cautivó a Paul Gauguin– debía esperar un poco más. Y esperamos, sí, expectantes, por la concreción de ese alegato sobre el amor y los anclajes de la posesión, un alegato donde el poeta se decide por esa belleza transitoria y efímera que lo trastoca todo. Poco después, “Islas Gilbert” llegó a las plataformas digitales y el poema abría nuevas constelaciones. Incluso se publicó en formato libro-arte, como homenaje al cumpleaños 76 de Delfín, gracias a la iniciativa del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Holguín. ¿Puede la belleza dejarnos impávidos, Delfín Prats? ¿Se puede ser inmune ante el esplendor y el caos, y “ver desde aquí incendiarse una y otra vez la selva”? ¿Podremos dejar de añorar los abedules de la juventud o la campiña prístina, atravesada por el riachuelo que aumentaba su cauce con las lluvias? ¿Cómo resistir la contemplación del cuerpo tendido sobre la cama, desnudo como mancha en tela blanca, alterando en su gozo los estados del sueño?

Estas y otras preguntas rondan Islas Gilbert, que se reconfigura como un sitio múltiple –la isla como cuerpo y viceversa– y espacio ofrecido al eros, que tensa sus músculos hacia “la naturaleza como cuerpo habitado”. El poeta que ama las islas puede descreer. Niega en principio el deseo que mira hacia “lo erótico como fuerza cósmica y creadora”. No obstante persiste la pesadumbre, asume las contradicciones y las adversidades, y es consciente de alejarse del cuerpo de estas islas fabuladas en un continuo forcejeo entre la violencia circundante y la violencia fecunda del eros; pero ello no le impide imaginar al cuerpo del deseo como un espacio real y soñado, en pulsión entre las aguas de un archipiélago casi virgen. Este grupo de islas es posible más allá de lo geográfico: desde el eros y el lenguaje pueden conjugarse los signos de la naturaleza, la libertad, el pensamiento y el deseo. Ese “animal extraño” le visita en las noches y el poeta pide un rompeolas para proteger la fragilidad de las islas Gilbert; algo que atempere el mar y sus avances, y le salve de esa “legitimación de la catástrofe [que es] intentar la poesía” cuando desde los confines líquidos del sueño y ante el cuerpo desnudo y su solventada esfinge, el poema empieza a escribirse por sí solo.



Analektas poéticas con Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón

Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón nacieron en 1953. En el año del centenario del Apóstol. Verdecia en Marcané y Marrón en Baracoa, aunque sus últimos libros enrumben la geografía natal hacia La Habana. Ambos pertenecen a una generación que colocó con fuerza a Holguín, en la década del 80, en el plano literario cubano; la primera que como grupo persiguió intenciones y búsquedas comunes con avidez humanista. Sus libros iniciales nacían estampados con la tinta húmeda de Ediciones Holguín y en sus portadas lucían obras de pintores y grabadores necesarios también en esa cartografía que, desde lo cultural, traza cada sitio. La Semana de la Cultura y el Premio de la Ciudad acompañaron muchas de esas andanzas. Luego de libros y galardones, y pasadas casi cuatro décadas, Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón, que hoy blasonan una trayectoria reconocida en el país y más allá de sus aguas, nos acompañan desde la permanencia y la fidelidad con la escritura como fe de vida.

Con la publicación de los números 42 y 43 de la colección Analekta: los poemarios Romeo & Julieta en Manhattan, de Marrón, y Ramas de álamo y otros poemas, de García Verdecia, Ediciones La Luz agradece a dos autores que han acompañado, desde la génesis en 1997, las búsquedas en las profundidades de la letra (ya no solo impresa). Sería difícil escribir la historia del sello –pues para La Luz la memoria es sedimento– sin subrayar el aporte que, de diferentes maneras, amigos y maestros como Manuel y Marrón han realizado a la editorial. Presentaciones de libros, paneles, conferencias, prólogos, jurados en el Premio Celestino de Cuento, palabras para catálogos e inauguración de exposiciones, traducciones en el caso de Manuel… o la conversación profunda y edificante, taza de café por medio, al caer la tarde… son momentos en los que ambos han compartido su sabiduría. Porque básicamente Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón, más allá de que hayan incursionado con acierto en la narrativa, la poesía, el ensayo, la edición, la pedagogía o la traducción literaria, son dos amigos sabios –en la acepción de sabio más cercana a la palabra maestro– que conocen que para que nuevos frutos crezcan en el árbol de la vida –un árbol donde la ética entronca con el humanismo y donde literatura, civismo y Patria alimentan las raíces– es necesario compartir la esencia, como un padre que abraza a un hijo a veces díscolo pero siempre agradecido y soñador.

En estos poemarios “Marrón dialoga con motivos clásicos, desde «las voces que traen el sitio de Troya» hasta «los campamentos en la noche de Cartago». Manuel explora la primitiva forma de la palabra y tensa el arco en el poema inicial: «vida es la flecha en su curso», asegura. Se advierte en los versos de Marrón el misterio cómplice que conecta a los amantes; Manhattan o Damasco son solo pretextos para ese amor que llega en «año terrible». Manuel sopla los rescoldos de los Cantares de Salomón, y jura amar en el minuto preciso y desear un minuto después”, digo como el poeta Moisés Mayán al presentar los cuadernos en la pasada edición de la Feria del Libro en Holguín, que homenajeó la impronta de ambos en las letras holguineras y cubanas. Estos textos, realizados en una de las colecciones más modestas y al mismo tiempo más hermosas de La Luz, fueron creadas para agasajar a los autores y se distinguen por el diseño de Robert Ráez, y la edición y corrección de Elizabeth Soto, quien tuvo a su cuidado los audiolibros (otro homenaje) que resguardan las voces de Eugenio y Manuel.

Hoy Eugenio Marrón y Manuel García Verdecia “vuelven a ser por obra y gracia de la palabra, los autores de Los pedidos de la lluvia y de La consagración de los contextos”, sus primeros libros… En este momento “dejan de ser dos de los intelectuales cubanos más activos y prestigiosos de su generación; el tiempo es engañoso (…) pues son los mismos muchachos de antaño, los protagonistas del boom literario de los ochenta” en Holguín. “Están con nosotros, ocultando su timidez tras las cubiertas de Romeo & Julieta en Manhattan y Ramas de álamo y otros poemas, cuadernos donde crecen las formas de la luz ganando los espacios, con el mismo misterio e idéntica expectativa a aquella primera vez en que el plomo recibió la tinta bajo el ojo absorto, y los nervios se agitaban y el corazón palpitó con fuerza y las palabras, nacidas en las noches bajo el ángel protector, empezaron a crecer entre las formas de lo impreso.



La luz te pertenece y el viaje en ascenso de Ícaro

Es 1968 y en Cuba un ángel asciende al firmamento literario nacional. La fuerza de su vuelo se sostiene en la poesía. Es un ángel hermoso de solo 22 años y va en pleno ascenso. Podríamos decir que lleva una túnica griega y que en su lírica hay reminiscencias clásicas, ecos del mundo grecorromano; podríamos decir, además, que la túnica le sirve para sostener las flores recogidas seguramente en la mañana, en del campo húmedo del paisaje natal; y que esas flores le dan a su poesía un olor a campiña, a juventud, a vida, a celebración del goce y los sentidos, al desborde de ellos… Este ángel vuela alto y tras sí destellan unos pocos rayos de sol que realzan su figura… Y en ese vuelo en vertical, el ángel se trastoca en Ícaro. Es un Ícaro de enormes alas que entonces no sabe –¿cómo saberlo, si él solo quiere gozar la felicidad?– que el ascenso, llegado a un punto, contempla la caída, y que la osadía conlleva al castigo, pero que solo los osados, los que corren el riesgo de perseguir un sueño, cualquiera, hasta el final, pueden llegar a tocar con un dedo, al menos con un dedo, el sol y su poderosa imantación lírica. Este ángel-Ícaro no tiene cabeza, es una figura descabezada la que sobrevuela, y a falta de ella habla, en cambio, un lenguaje de mudos. Es un ángel-Ícaro descabezado en cuyo cuello, como en susurro, se advierte que a sus palabras –casi en tono profético– le acompañarán un bregar por la mudez, pero no una carencia de lenguaje. Después de la tormenta, el bosque reverdecido –donde, como un animalillo, se resguardaba la poesía– se abría a la mañana, a los ecos de la gratitud al ángel-Ícaro.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Darío Mora, al ilustrar y diseñar el libro ganador del Premio David de Poesía de 1968, partió de esta imagen hermosísima y enigmática, para dialogar con los versos nuevos (y no por ser inéditos) de un muchacho llamado Delfín Prats Pupo que, en La Cuaba, donde nació y estaba en ese momento, demoraría en conocer la noticia de los ecos y respuestas de su lenguaje de mudos.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Tal vez quiso el azar lezamiano, que sabemos todos custodia ciertos trances poéticos y cotidianos –o porque todos los diciembre, mes de su nacimiento, desde hace varios años, soñábamos, pedíamos y reclamábamos el justo reconocimiento humano e institucional que merece–, que Ediciones La Luz escogiera otro Ícaro, más de cincuenta años después de aquel, para sobrevolar el cielo y enrumbar el viaje a otras galaxias. Esas galaxias –que me hacen recordar la galaxia Gutenberg y la aldea global que anunciaba en los años 60 el teórico Marshall McLuhan– tienen matiz digital y recorren las redes sociales a través de likes… De alguna manera es un Ícaro virtual, cibernético, pero igual de tozudo y soñador… La Luz –que desde sus inicios hizo suyos los riesgos y las osadías de poeta, y reclamó su vuelo y esparció sus ecos en los jóvenes; y publicó sus versos en modestos cuadernillos y más cerca en el tiempo, en una hermosa edición que recogió su poesía completa hasta entonces; y que resguardó su voz, sí, las formas de la voz del bardo, que como ninguna otra lee sus poemas; y que nombró una colección y hasta este salón con el título de uno de sus textos– ahora hace suyos estos versos para encabezar la campaña de promoción literaria que este 2023, con el llamado La luz te pertenece, conducirá el viaje a otras dimensiones del mito: Del infinito, del universo/ de la sustancia exterior:/ patria, bosque, ciudad, jardín,/ regresar a uno mismo, al yo primordial. Este Ícaro posmoderno, que bebe del pastiche y el arte digital, vuela de noche y lleva el corazón expuesto. Todo el pecho está abierto, ofrecido al otro, al prójimo, con la sencillez de lo cotidiano. Después del largo viaje, de andanzas y recorridos, el corazón late fuera, a la vista de todos, ofrecido al dolor y al amor… Ha resistido las batallas, y aun las cicatrices laceran el cuerpo. Este ángel-Ícaro –también con flores, como aquellas enigmáticas en los versos de Julián del Casal, y con alas duplicadas, enormes y hermosas, nocturnas como las aguas y como el caracol– no tiene rostro y en su cabeza porta el sol finalmente alcanzado… Los rayos que hicieron caer a Ícaro la primera vez, como lo pintara Brueghel El Viejo en la Holanda medieval, fueron testigos de cómo tras la caída, con el paso del implacable tiempo, una legión de Ícaros soñadores se levanta; porque eso tiene el viaje, el esfuerzo y el sueño: hace crecer alas en los brazos a quienes persiguen idénticos senderos; alas líricas, resonancias en forma de versos… Este ángel-Ícaro no se detiene, y como porta la luz y vio abrirse las constelaciones, indica con su mano que el viaje y la vida siguen. Otro ángel-Ícaro, uno que mira de frente con los ojos desorbitados desde un dibujo a tinta china, tiza y acuarela sobre papel de Paul Klee, el Angelus Novus, y en el que se basó Walter Benjamin, el filósofo judío exiliado Walter Benjamin, para conformar su teoría del Ángel de la Historia, nos asegura que una legión de ángeles nuevos es creada a cada instante para, tras entonar su himno ante Dios, ir disolviéndose en la nada. A este viaje de regreso al yo primordial y a las esencias de la poesía, nos invita Ediciones La Luz. Aceptemos, todos, esta invitación y el riesgo del vuelo, por favor, que la luz nos pertenece y hacia ella vamos.

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Palabras de presentación (y de elogio) a la campaña de promoción “La luz te pertenece” de Ediciones La Luz, presentada el pasado 30 de diciembre en el salón Abrirse las constelaciones del sello de la AHS en Holguín.



Cosme, autorretrato para un enorme juego con el tiempo

Cosme, un enorme juego con el tiempo es un autorretrato de Cosme Proenza Almaguer. La afirmación anterior podría ser paradójica, si partimos de que un autorretrato es una imagen de la misma persona que lo realiza: el artista se dibuja a sí mismo y sabe captar –él, mejor que nadie– los rasgos de su personalidad. Jandri –como llamamos los amigos a Alejandra Rodríguez Segura– logró lo que no todos concretan cuando se acercan a un creador como Cosme, tan holguinero, cubano y universal: atrapar, con sensibilidad y maestría, la esencia de una obra enorme, que investigó desde Holguín –el único lugar donde le era posible hacerlo, decía– las capas y profundidades de la historia del arte occidental de más de cinco siglos.

Fotos Bernardo Cabrera

Cosme sabía que además de su creación, que ha influido a varias generaciones de artistas, este documental sería como esa carta al mundo que lanzó la poeta Emily Dickinson. Una carta-testimonio; un documental que permite acercarnos, curiosos y motivados también por la admiración, a momentos vitales de su obra: a la génesis y los caminos de un maestro. Por eso este es, sobre todo, un audiovisual sincero, como sincera es la mirada de Cosme Proenza. Él mismo aseguró que “se es personal en la medida que se es sincero consigo mismo”, como aquel Martí de Arche que, con la mano en el pecho, le cautivó en su natal Tacajó.

Fotos Bernardo Cabrera

Jandri nos entrega un autorretrato de Cosme pintado por Cosme, y por ella. Lo hace sin estridencias, luego de cuatro años de profusa investigación y trabajo, con la humildad del orfebre, o del copista e iluminador que en el claustro medieval dejaba que la pluma creara maravillas insospechadas, misterios por imaginar, como aquellos que inquietaron la imaginación de El Bosco y Brueghel El Viejo. La cámara no es intrusa, se detiene o acompaña la mirada de Cosme, en determinados espacios, objetos y sitios, pero no traspasa la intimidad del creador de series como Manipulaciones, Boscomanías y Los dioses escuchan, etapas de un trabajo que estableció diálogos, desde sus inicios, con los grandes maestros, con las bases de la tradición europea: desde el Políptico de Gante de los hermanos Van Eyck –incluso antes, con la estatuaria griega y el canon de Praxíteles– hasta sus búsquedas en El Bosco, las variaciones sobre temas de Matisse o la escuela abstracta norteamericana, pasando por más de cinco siglos de arte occidental. Es una tradición que Cosme estudió e investigó a profundidad, hasta crear una especie de sólida columna vertebral que soportó su discurso, y en la que incorporó disímiles intertextualidades, signos y citas. “Yo no puedo citar a un grande si no puedo ni siquiera asomarme a un diálogo con él”, nos dice aquí Cosme.

Fotos Bernardo Cabrera

A todo ello –como puertas que se nos abren a mundos que apenas vislumbrábamos, incluso quienes nos habíamos detenido en su amplio quehacer– nos acerca un documental que destila una profunda admiración y un cariño tan íntimo como palpable, que Jandri supo trasmitir al resto del equipo. Cosme, un enorme juego con el tiempo –además de una muestra de agradecimiento a quien tanto nos entregó– es una producción de un apreciable valor testimonial, que resguarda la memoria de uno de los grandes artífices de Holguín, Cuba y el mundo; y que nos hace agradecer la dicha de vivir similar tiempo bajo el sol en esta ciudad; incluso que podamos afirmar con orgullo que somos contemporáneos de Cosme.

Fotos Bernardo Cabrera

Una vez Cosme me dijo que “la ventaja de ser viejo es que eres como San Juan en el Apocalipsis, que ves desde más alto cada día”. Posibilidad que nos permite volver, jugando con el tiempo, sobre lo pasado. Desde la altura de hoy, al lado de sus ángeles tutelares y de los maestros a los que tanto admiró, y bajo el manto de la Virgen de la Caridad del Cobre, Cosme Proenza Almaguer nos acompaña –mientras se escucha la Sinfonía no. 4 de Johannes Brahms– en la búsqueda infatigable de la belleza, porque no existe manera de escapar de ella.

Palabras de presentación del documental Cosme, un enorme juego con el tiempo, de Alejandra Rodríguez Segura, el lunes 26 de diciembre de 2022, en la sala Raúl Camayd del Teatro Eddy Suñol de Holguín.

Fotos Bernardo Cabrera