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Niels del Rosario, un creador de espacios insospechados

Como un todoterreno en el universo de la creación –al transitar por las artes plásticas, el diseño escénico, hasta el cine y la televisión–, Niels del Rosario sobresale entre los reconocidos nombres detrás de la pantalla. Su vasta experiencia del hoy director de arte y de animación validan las dotes multifacéticas de este artista que sin dudas no entiende de fronteras ni de encasillamientos si de crear se trata.

Graduado de la Escuela Profesional de Artes Plásticas Wilfredo Lam, en la Isla de la Juventud; y posteriormente licenciado de Diseño Escénico de la Facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte (ISA), en la actualidad se desempeña como director general en dos series de animación que podemos disfrutar por el canal Cubavisión, El escaparate de Patricia y Fábulas de papel.

Y aunque la carrera de este creador se ha enfocado en el audiovisual, comenzó con un ejercicio de lujo al graduarse con el diseño de Tartufo para el mítico grupo Teatro Estudio, dirigido por Raquel Revuelta en la sala Adolfo Llauradó.

Su camino por el terreno audiovisual ha sido muy variado, el video clip, la ficción, el stop motion y la animación 2D se encuentran en el registro creativo de Niels. De su trabajo sobresale el spot La semilla (2009), con el que obtuvo varios premios en certámenes nacionales, y Mi casa.cu que se alzó en 2018 con el Premio a la mejor dirección de arte en Lucas, el festival del video clip en Cuba. Otros cortos de ficción –también premiados– fueron La costurera, La vida de los peces tropicales y Gozar, comer y partir.

No obstante, su labor en el terreno de la animación corpórea o stop motion es lo que más le llama la atención a este entrevistador, debido a los esfuerzos que se requieren para su diseño y realización, como sucede en El escaparate de Patricia, del cual funge como director general.

¿Cuánto crees que te aportó estudiar en la Escuela Profesional de Artes Plásticas Wilfredo Lam para tu formación posterior como diseñador escénico en el ISA?

El haber aprobado las pruebas de aptitud del ISA se lo debo a los estudios anteriores de la enseñanza media de artes plásticas porque tuve previamente la oportunidad de desarrollar técnicas y habilidades en el dibujo, por solo mencionar algunas de las cosas que se aprenden en el nivel medio.

Me había enfocado en dibujar, dibujar y dibujar. También porque tuve la suerte de ser alumno de Víctor Cordero, un profesor de dibujo y pintor actualmente reconocido en Europa, quien me dio un gran consejo sobre la importancia de saber dibujar y cito, el dibujo es como el piano en la música, básico y fundamental. De manera que el dibujo también ayuda a visualizar o construir en el imaginario del creador las formas y estructuras de las ideas y de los proyectos.

¿Qué te hizo cambiar tu camino en la formación plástica y dirigirlo al diseño escénico?

Para mí el diseño escénico contiene en sí mismo herramientas plásticas de conceptualización, de ejecución formal y visual de las artes plásticas. De manera que se fue convirtiendo para mí en el campo de la realización. El diseño escénico es un terreno lleno de posibilidades y de áreas de ejecución como el cine, la televisión, la animación. En lo escénico está la danza también y cuanta expresión escénica exista.

¿Cuáles maestros consideras fueron vitales en tu formación como diseñador escénico en el ISA?

Como alumno en el ISA tuve como profesor al escenógrafo, arquitecto y director de arte Raúl Oliva Valuja, quien por esos años recientemente había ingresando al ISA y había fundado la carrera de diseño escénico en la Facultad de Artes Escénicas. Ese perfil no existía hasta entonces; mi año correspondía a la segunda graduación de diseñadores y fue con él que conocí la dirección de arte o, mejor dicho, el espectro de realización escénica del diseño.

¿Cómo recuerdas tu ejercicio de graduación, que como decía, fue todo un lujo para un estudiante?

Lo que muy pocos saben y es la primera vez que lo comento es que en realidad hice dos tesis de graduación, la primera fue Tartufo de Molière, y la otra fue El espejo de Francisco Covarrubias, otra comedia. La primera fue llevada al teatro porlLa prestigiosa actriz y directora Raquel Revuelta y con la asesoría de Raúl Oliva, quien estaba ya muy enfermo para ese estreno. Además siguió muy de cerca todo el proceso la prestigiosa diseñadora Graciela Fernández Mayo, muy importante en el diseño de vestuario, quien también fundara el departamento de diseño escénico en el ISA. Fueron tres personalidades muy importantes de las que aprendí, que desde su altura considero eran de una modestia infinita. Había realizado este primer diseño escénico a finales de mi cuarto año y no se me permitió graduarme con esa propuesta por lo que en quinto tuve que realizar otro ejercicio con otra obra, El espejo.

¿Cómo llegas a la dirección de Arte y por qué te interesas en este perfil profesional cuando tu formación anterior venía de las artes plásticas y luego del diseño teatral?

Después de haber tenido como profesor a Raúl Oliva todo esto se entiende más fácilmente, porque él era un gran director de arte. Pero no fue hasta que entré en los almacenes de utilería y escenografía del ICAIC que tuve, yo diría una experiencia mística, porque desde la inmensidad de esos almacenes sentí estar atrapado allí por cuantos objetos y elementos diversos de formas tamaños, estilos, colores y sensaciones. Fue como entrar a un lugar en el que siempre te estuvieron esperando. Ese almacén de sueños es lo que es hoy el portal del Escaparate de Patricia.

Si bien el teatro y el cine o la televisión son dos realidades, el cine me seduce por la fina línea que divide la realidad de la ficción, la verosimilitud de los ambientes y el divertimento de crear espacios insospechados. Crear esa aparente realidad o mentir piadosamente me apasiona.

Por supuesto, como cualquier buen carpintero no es sino sus herramientas las que hacen el trabajo. Herramientas, digo, es todo aquello que vas aprendiendo y recogiendo en tu camino, lo aprendido, para echarlo a andar. Primero las artes plásticas, sus técnicas y manifestaciones sumando las referencias de obras y otros artistas que una vez conocidas van contigo a todas partes, esas referencias que son la base de una cultura visual tan fundamental en el mundo del diseño y para la visualidad escénica en su forma y concepto. El diseño escénico es parte fundamental de esa formación donde el mundo de la plástica se redimensiona y se expande, donde los horizontes se borran y el pensamiento se compacta para expresar desde la dramaturgia de un texto los mundos posibles de la literatura y la dramaturgia. Si bien las convenciones del teatro son diferentes al cine, el teatro ahonda en la simiente de lo real posible sin miedo a equivocarse, mientras que el cine dibuja sutil esa realidad paralela de la ficción que quisiéramos vivir.

¿Qué relación crees que existe entre el diseño escénico y la dirección de arte?

Son terrenos de la creación diferentes, los códigos de expresión son diferentes también, el trabajo en equipo los asemeja bastante, ambos se van construyendo en la medida en que vas interrelacionándote con las pautas de dirección y de su puesta en escena. Desde la contemporaneidad, que se esfuerza en borrar los límites de la creación, el diseño en el teatro, al igual que en el cine, van de la mano, aunque el teatro continúa siendo una experiencia para el espectador más viva y cercana, el cine presupone una elaboración más técnica y de empaque final.

¿Qué significa la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en tu formación como director de arte?

Imagínate, asistiendo a una Escuela Internacional de Cine y Televisión, presenciando talleres de fotografía, de dirección, de dirección de actores, de producción y de cuanta forma hay de ejercitar y aprender el cine. Para que se entienda mejor, en esos 15 años, he participado como director de arte en talleres presencialmente y en realización de cortometrajes de alta calidad impartidos o dirigidos por directores, muchos de Latinoamérica y de Europa.

Más allá del ejercicio de producir y la oportunidad de crear, estuve en muchos talleres de fotografía, edición y dirección, lo cual me permitió ver esa interrelación de las especialidades como un todo y el arte en su relación con las otras especialidades dentro del cine, así fui entendiendo mejor la dirección de arte en su conjunto y de ahí conocer lo fundamental e inamovible del arte dentro del cine.

¿Cuáles consideras que son tus mejores trabajos en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños y por qué consideras que son los mejores?

Todos los cortos realizados allí son mejores en sí mismos por la sencilla razón de que aprendí mucho de cada uno de ellos. Allí inicie mis primeros trabajos, los hay mejores en la medida que la historia para contar fuera en sí misma interesante, pero te repito, haber tenido esa escuela para aprender fue un lujo, una oportunidad que no vislumbré unos años después cuando me percaté de que ya no tenía esos miedos a equivocarme, y comencé a disfrutar el ejercicio del intercambio entre especialistas que tratábamos de unir nuestra fuerza por un mismo objetivo, la película. En resumidas cuentas, allí aprendí mucho porque como estudiante era el momento de equivocarte y de reinventarte.

¿Cómo llegas a la televisión cubana y que trabajos han sido más satisfactorios en este medio?

A la televisión cubana llegué hace poco, como director de arte, comencé en 2018-2019 formé parte del equipo de realización de la serie LCB-2 (Lucha Contra bandidos II) dirigida por Roly Peña en una producción de 20 capítulos sobre la captura de las bandas contrarrevolucionarias en la zona de la provincia de Matanzas en los años 1962-1963. Aquí está dicho todo, una serie de época, como se dice, una parte en la ciudad y otra parte de las grabaciones en el monte o campo, y finalmente en las cayerías de la Ciénaga de Zapata. El trabajo de vestuario, las diferentes viviendas de ciudad o del campo, los autos de esa época y la atmósfera en general fue resultado de un equipo de trabajo que dirige el director de arte, el mérito de este fructífero trabajo estuvo fundamentalmente en la investigación y conceptualización previas de lo que quería el director, y como un todo emprendimos esa ardua tarea de realizar más que una serie, un sueño.

He realizado otros telefilmes, pero esta serie fue lo más complejo y difícil que he hecho en la televisión.

¿Cómo llegas al stop motion? ¿Por qué te interesas en esta técnica tan compleja de animación?

Esta técnica no la conocía mientras estudiaba, y no fue hasta que fui a los estudios de animación de la televisión que vi por primera vez esta técnica de hacer animados y su parafernalia técnica, su escenográfica a “escala” que me impresionó; era para mí ver el cine a otra “escala” de producción.

Otra “escala” porque todos los elementos relacionados con los personajes eran redimensionados, a escala y proporción entre sí. Aquí había visto la oportunidad que antes comentaba de lo aprendido en la escuela de cine, poder dirigir mis películas o historias. Así que pasé un taller de animación y a los dos años ya estaba enfrascado en la realización de mi primer intento de una serie en esa técnica de animación, stop motion, o animación corpórea, como le decían allí en aquellos estudios. El escaparate de Patricia es mi primera serie donde es pensada desde los diferentes saberes relacionados en una producción cinematográfica, la fotografía, el arte y la producción. 

¿Quiénes consideras que son tus referentes en el stop motion a la hora de crear?

Mi gran referente es una película cubana Papobo (1987), dirigida por Hugo Alea, también los cortometrajes del Checoslovaco Jan Sbankmajer y Tim Burton. Son muchos los creadores en este campo que han diversificado las maneras de hacer el stop motion.También los productores o estudios Aardman en el Reino Unido, quienes han realizado innumerables películas y series en esta técnica.

¿Tu primer corto de animación stop motion es La semilla. ¿Cómo surge esta idea? ¿Cómo fue su realización?

La semilla comenzó siendo el ejercicio final del curso de animación corpórea. Se había seleccionado mi guion y lo debíamos realizar –construir– entre todos para graduarnos. De este espectacular grupo de muchachos que procedíamos de lugares diferentes, tenía esta base de diseñar y realizar. Dirigí la construcción escenográfica, el atrezo, el story board, el personaje, el vestuario del personaje y todo lo demás, hasta que lo animamos todos, un plano para cada uno, previamente repartido. Finalmente lo edité y un amigo me dio su música y finalmente quedó, sin mucha pretensión mi primer animado en stop motion.

De artista plástico a diseñador escénico, luego director de arte y hoy director general de dos series de animación producidas por Cubavisión. ¿Qué responsabilidades implica ser el director general de una serie de animación?

Toda la responsabilidad de que se haga. Cuando digo que se haga no es solo terminarla, sino también la realización de los atrezos hasta la edición final; procurar hacer lo mejor imposible por que todo quede bien, escuchar a cada uno del equipo que esté involucrado en el proyecto, repetir o rehacer cada detalle de la animación si no funciona, gestionar armoniosamente los problemas e imprevistos de la producción.

El escaparate de Patricia.

¿Cómo surge la idea de crear El escaparate de Patricia?

Es una serie pensada desde las posibilidades de producción de los estudios de animación de la televisión, quiero decir, que me dieron la oportunidad de presentar un proyecto que se pudiese realizar, que no fuera complejo y sobre todo para los más pequeños. La idea básica era tener un personaje que transgrediera su espacio donde la imaginación sirviera de pretexto para cambiar en cada capítulo no solo la historia sino los elementos, es ahí donde nace el otro personaje de la historia que es el escaparate. El escaparate es la puerta entre la realidad de Patricia y su mundo imaginario.

¿Cómo se organiza el trabajo del El escaparate de Patricia, desde la creación de los títeres, la construcción de la escenografía, la concepción del guion, hasta los manipuladores, etc.?

En un principio se crea el personaje –Patricia–, luego se llevan a escala todos los elementos que le rodean, así como los espacios en correspondencia a la historia o al capítulo. Los guiones responden a una estructura formal y de contenido, el capítulo tiene seis minutos de duración y la escritura estaría acomodada a contarse en ese espacio de tiempo. Por lo general, Patricia inicia su capítulo en su cuarto y la curiosidad la lleva a crear o a tratar de entender cómo funcionan las cosas. Esa pregunta la llevará al escaparate como pretexto para transgredir su espacio, entrando al mundo imaginario donde ella comprenderá el por qué de las cosas y lo que le preocupa saber. El regreso termina con ella en el cuarto resolviendo el acertijo, y con esto la idea de aprender algo cada día.

Teo es otro de los personajes –insecto mariquita de 7 puntos– que ayuda en la serie a tratar otros temas y a triangular los contenidos.

¿Cuántos capítulos tienen la primera y la segunda temporada de El escaparate de Patricia?

La primera temporada solo se realizaron dos capítulos, la segunda cinco, y hay otros cinco más listos para producir.

¿Cómo consideras que se inserta El escaparate de Patricia en la tradición cubana del stop motion?

Supongo que el tiempo lo dirá, aunque en su concepción responde a la manera en que se ha estado haciendo este tipo de animación en Cuba.

Sin embargo, esta técnica específica de la marioneta dentro de la animación corpórea o stop motion se realiza muy poco en Cuba. Sé que es la más complicada porque hay más números de articulaciones a mover y lo más complicado son las expresiones faciales, ojos, boca, cejas, y el lipsing, que es, la coordinación de las vocales con el movimiento labial, fundamentalmente para crear la ilusión de movimiento. Creo, que, por tanto, es una de las pocas cosas que se hace desde esta técnica.

¿Crees que hay o hubo una escuela cubana, un modo de hacer cubano del stop motion?

Siempre, en mayor o menor grado, se ha estado realizando esta técnica especialmente por los estudios de animación de la teevisión cubana, específicamente ha sido lo fundamental en estos estudios. Los estudios del ICAIC han sido continuadores de la técnica en 2D y en la animación corpórea.

No sé si podemos afirmar que hubo o hay una escuela, pero una continuidad sí ha habido.

El Profesor.

¿Qué otros creadores consideras que están haciendo una obra relevante en el terreno del stop motion en Cuba?

Sí, claro, hay gente muy buena con sus propuestas, en el ICAIC está Pol Chaviano, Adanoe Lima, Yemeli Cruz, Ivette Ávila, quien también se graduó del mimo curso en los estudios de la televiisón impartido por Jaime Veitía, uno de los que estuvo involucrado en la producción de Papobo por el año 1987 y que también dirige actualmente la serie el El Profesor. También hay otros más jóvenes incursionando porque esta técnica es muy atractiva para experimentar.

¿Qué nos puedes decir de tus otros trabajos en animación? Comencemos por la animación 2D: Ernestico (2011) y El mundo de las manchas (2011)…

Ernestico y El mundo de las manchas fueron encargos de la UNICEF y es la primera vez que me enfrento a un proyecto en 2D y, por supuesto, a un equipo de animación que por no conocer la técnica como conozco la de SM tuve que codirigir estos dos animados. Al final fue una interesante experiencia porque los códigos de la puesta en escena son otros.

Comencé con El Profesor a aprender a animar y a realizar la dirección de arte para esta técnica con Jaime, él nos dio a Ivette Ávila y a mí la oportunidad de dirigir para aprender sobre la puesta de voz hasta la edición en este tipo de animado.

El país de los retazos es una animación que se inserta en un cortometraje, La costurera, en el cual yo hacía la dirección de arte, y lo interesante es que este animado siguió las pautas y conceptos de la dirección de arte, pero es una pequeña historia que se cuenta dentro del cortometraje.

Para concluir hablemos sobre la Universidad de las Artes. ¿Qué ganancias ha tenido desempeñar tu labor como docente y jefe de Departamento de Diseño Escénico al mismo tiempo que te desempeñabas como profesional en el terreno de la dirección de arte y la dirección general de las series de las que hemos hablado antes?

Como docente tengo mi mayor recompensa al intercambiar con mis alumnos. El análisis y cuestionamientos conceptuales remueven vertiginosamente mi mundo creativo, devolviéndome renovado. Analizar las propuestas de mis alumnos me sumerge en un ejercicio de construcción del mundo escénico, en proyecto, pero, aun así, es un ejercicio de intercambio sin igual.

Como jefe de departamento fue un pedido del decano de la facultad, lo acepté porque como muchos, el haber estudiado en el ISA nos crea un sentido de pertenencia y desde ese lugar siento que protejo ese tesoro, ese espacio en el que crecí y me cultivé.

Lo he comentado hasta con mis alumnos, lo importante que es que los profesores tengan una carrera profesional y tengan una experiencia para revertirlo en la propia docencia. Esa es la relación más sincera que puede tener un profesor con sus estudiantes y, por supuesto, la transmisión del saber enriquece la docencia y el respeto. Así es, quizás, como lo vi yo en su momento con mis maestros.

¿Recomendarías a los jóvenes de hoy estudiar la carrera de diseño escénico? ¿Por qué? ¿Qué campo tiene esta carrera?

Siempre recomiendo y explico desde mi experiencia a los alumnos que aún no han hecho las pruebas de ingreso que la carrera de diseño escénico tiene un perfil muy amplio, no solo en teatro, también lo relacionado con el cine y la televisión, como también la animación corpórea y 2D, el diseño de cartel, la danza, donde quiera que se necesite un diseño de vestuario, de escenografía e iluminación. El concepto de lo escénico no se circunscribe al teatro solamente, es en realidad más amplio y diverso.


Medea Teatro, sincronía joven de una escena

Con cuatro montajes escénicos, Medea Teatro ha ganado un espacio en el panorama teatral gestado por jóvenes en Cuba. Fundado en 2017, la historia del grupo tuvo sus inicios años antes, cuando motivados por la práctica de la dirección escénica los estudiantes de teatrología Pepe García y Elena Llovet desarrollaron el proyecto Hybris Teatro.

“En algunas clases, los profesores contaban del vínculo que había en etapas pasadas entre los grupos de actuación, teatrología, diseño escénico. Y en mi época de estudiante teníamos algunos referentes de colectivos nacidos en el ámbito de la facultad teatral, como el trabajo de Charles Wrapner con la Quinta Rueda”, cuenta Pepe. El estreno de la obra Tierra de plata en el Festival de las Artes marca el inicio de Hybris Teatro. Sin embargo, intereses diversos de los jóvenes directores, el proyecto termina. “Tenía solo dos actores y decidí llevar a escena El amante, un texto de Harold Pinter. Pero necesitábamos un nombre para el grupo y como siempre me ha apasionado la tragedia griega, lo nombré Medea Teatro”.

cortesía de medea teatro.

Si fuera a encontrar un denominador común a la trayectoria de Medea Teatro, observaría los textos escritos como punto inicial para sus montajes. De esta manera, en el segundo año del grupo, el entonces estudiante de dramaturgia Nelson Beatón le propone a Pepe su texto Blanco, escrito dentro del seminario de dramaturgia. “Le propuse hacer, más que una lectura, un semimontaje, pues nos sugería muchas imágenes. Dirigida a un público joven, la obra se inspira en el cuento El pino de Hans Christian Andersen y lo mezcla con referencias a la pieza Claro de luna de Beethoven”, cuenta Pepe. Esto sería el inicio de la colaboración entre Nelson y Pepe, junto  al compositor Iván Fernández Real, en aquel momento estudiante de composición que hizo la música de Blanco, fue un trabajo a tres manos. “Al final resultó, más que una lectura un ejercicio de puesta en escena”, cuenta.

Confiesa que se enamora de los textos y que imagina cómo intervenirlos, subvertirlos desde la escena. Una de las motivaciones que lo impulsó a crear el grupo fue la de hacer el teatro que quería ver y no esperar por otros para verlo. Deudor de la herencia de los grupos que han pasado por el ISA, de Vicente Revuelta, el Teatro Buendía hasta lo que hacía La Quinta Rueda con Charles Wrapner, entre sus maestros se encuentra Carlos Díaz y Teatro El Público, el creador alemán Roland Schimmelpfennig, experiencias previas a su entrada al ISA que aumentaron su interés de acercarse a la dirección. “Me gusta mucho la diversidad del teatro, contrapuntear referentes. También he tomado elementos de la estética de Carlos Celdrán, de Nelda Castillo”. Junto a ello afirma que la teoría lo ayuda a acercarse a la escena, y la intento traducir al lenguaje del actor. “Mi teatro no es un teatro físico, pero la teoría sigue siendo mi pilar fundamental, la idea es que eso esté en las obras, que sea útil”.

cortesía de medea teatro.

Como otras experiencias nacidas en el entorno del ISA, Medea Teatro nació de un proceso orgánico desde las aulas de la institución académica. Varios años de camino han llevado al colectivo a replantearse estrategias de búsquedas de espacios para su creación. En ese sentido, su montaje más reciente, y quizás el más visibilizado es Partagás. Inspirada en el texto de Yerandy Fleites, la puesta en escena toma el material propuesto en el texto y lo estructura en un montaje en el que la fuerza de la palabra dicha resulta esencial.

Partagás constituyó un cambio en el trayecto del grupo, pues abrió el diálogo con un autor reconocido en el teatro contemporáneo cubano, además de ser el primer trabajo hecho fuera del ISA. ¿Cómo hacer un proyecto que tenga vida fuera de los marcos de la institución? Fue el momento en que “surgieron oficios dentro del grupo, como crear una sección de producción, un espacio para la comunicación, armar dentro de lo posible un elenco fijo de actores, desarrollar más un entrenamiento con ellos y manteniendo las colaboraciones entre músicos y diseñadores, y gracias a eso pudimos hacer quince funciones”, señala Pepe.

“Ahora estamos inmersos en el trabajo con otro texto de Nelson, un ejercicio de dramaturgia a partir de diversos referentes: por un lado la obra literaria de Sallinger, un hecho histórico vinculado: el asesinato de John Lennon, más la referencia al cine de David Lynch. Es como un nuevo giro. Pienso que es un proceso que nos conduce por un camino diferente a la escena espectacular de Partagás; en este caso trabajamos un montaje fragmentado que juega mucho con el teatro psicológico norteamericano. La obra se llama Hold in cold feed en juego con el nombre del protagonista de El guardián entre el centeno”, señala Pepe.

cortesía de medea teatro.

Pese a que Medea Teatro no está oficializado por la institución, mediante una carta de la Facultad de Arte Teatral del ISA, el colectivo ha encontrado mecanismos para tener un espacio en la programación de los teatros. En la Universidad de las Artes también han encontrado refugio cuando no hay otros locales para ensayar, una dificultad que muchas veces se presenta junto a la falta de salas para presentarse, ante lo cual han habitado espacios alternativos como La Madriguera y Habana Espacios Creativos.

Sobre los actores Pepe me comenta cómo “a veces se pregunta por qué siguen en los proyectos de Medea Teatro y ellos hablan de la oportunidad de estar en la escena, de hacer lo que les gusta y estar en presencia escénica. Le pregunto sobre su público ideal y me comenta cómo puede dialogar con los adolescentes, desde puestas como Partagás, como Blanco, con historias vistas desde una perspectiva de mi presente, cómo eso conforma lo que soy hoy. La manera en que se relatan esas obras en la escena es desde los referentes que tendría un adulto. Mi público sería adulto, dispuesto a reencontrarse, reivindicarse. De dónde viene eso que contamos, cuáles son los factores que lo moldean y cómo podría ser distinto.

cortesía de medea teatro.

Para Pepe, en Cuba sí hay un movimiento de teatro joven, uno hecho por jóvenes, a veces alternativo, otras no. En el caso de La Habana “pienso que hay una mayor desconexión y la continuidad es más espaciada. Sin embargo, las experiencias que he tenido en Santiago de Cuba con La Caja Negra, bajo la dirección de Juan Edilberto Sosa, que tiene un festival que se llama Festival de Teatro Experimental Desconectados a 969, que le permite a grupos de teatro joven presentarse, más allá de si hay un gusto estético o no. Otros ejemplos que he encontrado son el trabajo de Heidi Almarales con La Chimenea, y Teatro de la totalidad en Guantánamo. Las historias son muchas pero los mecanismos no funcionan igual. Es difícil encontrar denominadores comunes, pues son diversas las estéticas a las que se acercan, el reconocimiento a los maestros muchas veces no es declarado, a veces el nexo es inconsciente pero sí existe la continuidad de una tradición. A veces se bifurcan, se rompen, los jóvenes se van, pero sí hay muchos haciendo y apostando por el teatro”. Esa apuesta es la que defiende Medea Teatro.       

cortesía de medea teatro.

Dos premios internacionales para estudiante del ISA

Cuando se dispuso a crear la pieza, buscaba ante todo experimentar con estructuras formales que había venido estudiando. Y lo hizo bien el espirituano Joel de Jesús Díaz Rodríguez, porque su Escena nocturna ha merecido par de premios internacionales: el tercer puesto en el certamen que convocó la Fundación Mons. Sante Montanaro, en la ciudad italiana de Bari; e igual posición en la competición organizada por la World Piano Teachers Association Argentina.

El joven cursa la carrera de Composición en la Universidad de las Artes (ISA). Con la misma fluidez con que pulsa las teclas del piano, describe brevemente la obra: “El comienzo es meditativo, luego se va animando hasta llegar a ser un tanto agresiva; después, de repente, vuelve a la calma inicial, con la cual concluye”. El jurado italiano supo captar la esencia cuando la eligió entre las casi treinta piezas que competían de cinco países.

Joel recuerda que en su hogar siempre había música clásica sonando en algún momento del día. A los 10 años se mudó con sus padres a una casa más grande, donde pasaba mucho tiempo solo con sus libros de música y el piano. “Fue ahí donde descubrí al compositor”, asegura.

¿Con tan poca edad pretendías componer?

Siempre quería encontrar cosas nuevas. Cuando estaba en nivel elemental, estudiaba piano en un aula donde había un estante lleno de libros de música. Me ponía a leer piezas de Shostakovich, Grechaninov, Aliabeiev, Kabalevski, Stravinski, Tchaikovsky… en vez de estudiar lo que me asignaban, que una vez que lo podía tocar me parecía aburridísimo.

Uno imita en primer lugar, luego se abre su propio camino. La curiosidad es lo más importante. En todo el transcurso de un estudiante de música desde el nivel elemental hasta el nivel superior, donde ya tiene la opción de elegir la Composición como especialidad, las veces que se le pide que haga una pieza de música son escasísimas. Esto es escandalosamente erróneo. ¿Qué mejor forma hay de desarrollarte como intérprete que creando para tu instrumento?

 Si no abundan en el nivel elemental estudiantes que muestren interés por la composición, ¿qué se puede hacer para encontrar talentos?

Lo que se debería hacer es instar a los estudiantes a que hagan su propia música desde edades tempranas, y no solo para descubrir estos talentos que mencionas, sino también como un mero ejercicio, como una tarea más de cualquier clase, sobre todo de las clases del instrumento. Hay niños que son más imaginativos que otros, pero todos son creativos en esencia. También hay algunos que tienen la necesidad de crear y de exteriorizar su creatividad a toda costa. Estos últimos son los compositores que no necesitan ser descubiertos.

¿Se le da más importancia a la interpretación que a la composición?

La realidad es que en las escuelas se nos muestra la interpretación como una cosa predefinida o estandarizada y completamente ajena a la composición-creación. No hay una verdadera búsqueda de la creatividad del estudiante-intérprete. Y si a eso se le suma que no te enseñan a que la música clásica forme parte de tu vida, y a amarla, y que en la gran mayoría de los casos esta nunca pasa de ser “la audición de la clase de Historia de la Música”, estamos ante un terrible escenario.

¿De qué manera se puede despertar la creatividad?

En el breve período en que trabajé en la escuela Ernesto Lecuona de Sancti Spíritus, a veces pedía a mis alumnos más pequeños, porque los más grandes ya tenían la creatividad atrofiada irremediablemente, que improvisaran algo al piano, que tocaran lo que quisieran, lo que primero les viniera a la mente. Era un experimento que me gustaba hacer. Algunos eran tímidos y tocaban par de teclas con el dedo índice para luego quedarse mirándome; otros más aventurados comenzaban a dar palmadas en el teclado (clusters) o tocaban sucesiones rápidas de notas, o glissandi, o utilizaban los pedales ruidosamente… Incluso a veces comenzaban a canturrear a la vez que tocaban. ¡Todo esto era tan interesante!

Es una pena que en las escuelas no se les diga: Eso que acabas de inventar puedes hacerlo tuyo, y escribirlo, y puedes hablar a través de lo que sea que inventes. En ese momento entenderían lo que la música puede significar para ellos.

Con un profesor así se aprende divirtiéndose.

A algunos, estos momentos de creación que yo les pedía los emocionaba y los divertía en gran manera. ¿Cuán interesante no sería que pudieran tocar sus propias creaciones en los exámenes? ¿Cuánto tiempo más no pasarían con el instrumento si la composición se volviera parte del estudio? En vez de que el profesor se vea forzado a decir: ¡Estudia 2, 4, 8 horas!

Por el divorcio entre creación e interpretación se forma en las mentes de los estudiantes esa imagen de la obra que estudian como un fósil y del compositor como un semidiós de dotes inalcanzables que existió en algún tiempo remoto. La falta de dinamismo aburre, cansa, desencanta, entorpece y frena el estudio de un instrumento y de la música.


Uni(versi)dad creativa

Si el reto es crear, ahí está la Universidad de las Artes, dando el paso al frente en los procesos creativos más importantes de la cultura cubana. Como vanguardia del arte joven en Cuba la célula de la AHS de la Universidad de las Artes, está un proceso de revitalización. Con esas vibras positivas la Asociación les dio la bienvenida a los estudiantes de nuevo ingreso y a los continuantes con una presentación de los proyectos de este centro.

Los desafíos son cada día mayores, y la célula de la AHS de esta institución, a raíz del X congreso de la FEU y con las perspectivas del IV Congreso de la Asociación del arte joven en Cuba busca cada vez mayor incorporación de los artistas universitarios en el quehacer artístico de la capital e impacto en el panorama sociocultural cubano.

En la tarde del 8 de febrero de 2023 se dieron cita los estudiantes universitarios en La Madriguera, sede de la AHS en La Habana. A las 5 p.m. comenzó la actividad con una visita a la galería Antonia Eiriz, con la exposición titulada Ensayo#2. A solo 15 días de inaugurada, esta muestra promociona el arte de los nuevos medios en Cuba. Este proyecto impulsado bajo la idea creativa de Utopian mine (José Ignacio Vázquez) está integrada por 28 obras de 13 creadores que busca integrar a jóvenes artistas visuales de arte digital de la Universidad de las Artes al sistema de promoción de las artes visuales en la capital. La exhibición desde la provocación y la contradicción incita a pensar en los jóvenes y como jóvenes.

El momento central fue en el patio del centro. La actividad prosiguió con el dúo de oboe integrado por Annerys Pérez y Mónica Mejias, estudiantes de cuarto y tercer años, respectivamente, de la Facultad de Música. El plato fuerte fue la sonora La Herencia, agrupación conformada por estudiantes de la Facultad de Música en los instrumentos de piano, contrabajo, trompeta y percusión, y creada hace un año por el director Juan Miguel Sánchez, estudiante de tercer año del perfil de tres. Esta orquesta hizo mover el cuerpo a todos los presentes; su cadencia sonera, el buen trabajo de los arreglos musicales y el carisma de los cantantes, en especial, su vocalista, Seline Loyola, hechizó al público que se mantuvo de pie durante todo el espectáculo. Con temas como Cúcala, Para hacer un son, Beshito sí, Mala fe, La titimanía y Bailarina disfrutó el auditorio de la buena música cubana producida desde una mirada juvenil y fresca.

No faltaron las palabras de Ernesto Teuma, coordinador de la célula de la AHS en la Universidad de las Artes, quien agradeció a La Madriguera por la acogida y al comité organizador.

Un momento especial fueron las palabras de Raúl Bonachea, coordinador general de este centro, quien al referirse a los estudiantes los incitó a la creación desde la Universidad, y a través de su experiencia como alumno y docente les aconsejó sobre la creación de proyectos y sobre la unidad, “el ISA a pesar de ser la Universidad, necesita que nos juntemos como artistas”, refirió.

Con estos aires comienza todo un año de retos, incluido el IV Congreso de AHS. Con el lema Aquí hay artistas, inicia este curso 2023, con el reto de seguir potenciando el quehacer artístico del único centro de altos estudios en Cuba especializado en artes.


FAMCA en Holguín convoca, una oportunidad para el oriente del país

La Facultad de Arte de los Medios de Realización Audiovisual (FAMCA) de la filial de la Universidad de las Artes (ISA) en Holguín convoca a los interesados en el estudio de los medios de comunicación audiovisual, residentes en las provincias del oriente del país, a optar por el Curso por Encuentros en las diferentes categorías que ofrecen esta casa de estudios.

Isabel García Granados, directora de la filial, comentó que se puede optar por los perfiles: Dirección, Sonido, Fotografía, Edición y Producción.

Los exámenes evaluarán referentes culturales, donde el optante debe demostrar sus conocimientos y referencias sobre las artes de los medios audiovisuales (cine, radio y televisión) fundamentalmente en el ámbito nacional; además de aspectos de las artes escénicas, música y literatura, añadió.

Se medirá la apreciación audiovisual en dos momentos: uno sobre radio y otro sobre cine y televisión, donde se realizará la audición, visionaje y análisis apreciativo de elementos integrantes de un programa u obra radial, cinematográfica o de televisión.

En este ejercicio evaluativo se incluirán aspectos relacionados con la Historia de Cuba y Universal a partir de la obra en análisis; dichos exámenes, que son inapelables, están sujetos a revisión y su calificación incluye, además del contenido, una evaluación ortográfica.

Mientras que para el examen integrador, el optante debe obtener 80 puntos en la prueba de apreciación audiovisual, y entonces intercambiará con un tribunal conformado por profesores y especialistas sobre aspectos relacionados con el audiovisual.

Detalló García Granados que pueden optar por estos cursos interesados de las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma y Las Tunas, además de los de Holguín.

Estas pruebas se realizarán del 5 al 8 de octubre próximos en las aulas de la filial, ubicadas en el edificio del telecentro Telecristal, en la calle Aricochea, entre Libertad y Maceo, donde podrán conocer información detallada del proceso en esta casa de altos estudios.

La filial de la Universidad de las Artes en este territorio agrupa a más de 120 estudiantes de las cinco provincias orientales y Camagüey, en las modalidades de canto lírico, fotografía, edición, sonido, producción y dirección (Famca), subrayó Isabel García Granados.


Todo por encontrar mi propia voz en el audiovisual

Fotos cortesía de la entrevistada

Cualquier cosa puede surgir en una peña de la AHS. Cualquiera. Incluso moldearse una película. Desde hace más de tres años, la joven realizadora Yanet Pavón dirige la peña audiovisual “To Be, Ser o Estar” en la Casa del Joven Creador de Las Tunas. El espacio, entre debates y proyecciones, propicia la reflexión y el diálogo, el intercambio entre jóvenes creadores y cinéfilos.

Zamjat –proyecto que “aspira a convertirse en un Colectivo de Creación Audiovisual y Cinematográficas para próximos trabajos”, y diminutivo de su nombre artístico, cuenta Yanet– tuvo su génesis en este espacio de la AHS tunera. De la misma manera que La machetera, producción realizada entre Italia y Cuba, y su debut en el largometraje de ficción, resume el trabajo creativo de un grupo de realizadores encabezados por esta joven estudiante de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca) de la Universidad de las Artes (ISA) en su filial de Holguín, y además, editora del canal TunasVisión de esa oriental provincia.

Un corte de caña en la granja del Central Manatí, en Las Tunas, a finales de la década del 70, un auto lada –modelo que aun surca, como símbolo de esos años, las calles de la isla–, y el ímpetu de Marisol, su protagonista, por salir adelante e imponer su valía, resumen la sinopsis de este filme que ha obtenido disímiles premios en eventos internacionales de cine, como Mejor película extranjera en LA Femme International Film Festival 2021, en Los Ángeles, Estados Unidos. Además de presentarse con éxito en Cuzco Underground Cinema Festival 2021 (CUCIF) y Angel Film Awards 2021 Monaco International Film Festival, entre otras muestras del séptimo arte.

La machetera ha sido, además, la oportunidad para buscar su propia voz en el audiovisual. De ir creciendo como realizadora –en “un entorno que va a toda velocidad y que tiene años de existencia”, y que demanda el trabajo en equipo– mientras surgen los retos y proyectos. Decir quién soy, pero también quienes somos. Y como premisa “hacer y seguir aprendiendo” cada día.

 

ESA CONVICCIÓN DE SER DIRECTORA HA SIDO UN PROCESO DE ACEPTACIÓN MUY COMPLICADO

Debutas en la dirección de largometraje con La machetera, un proyecto sin dudas ambicioso. Antes de esto cuál era tu experiencia… ¿En qué otros proyectos audiovisuales habías trabajado?

Antes de La machetera como producción independiente hice el cortometraje Laguna y Los 4-Sientos como editora (corto-taller en el Festival Internacional de Cine de Gibara). Luego participé en Herradura como Asistente de Dirección y Script, donde conocí a Esnedy Milán y a un grupo de artistas suizos-italianos. En general mi experiencia viene de la televisión como editora. Desde que inicié allí hago pequeños videos a modo de ejercicios y ensayos de cuestiones que me inquietan. Tuve la oportunidad en el taller colateral Tecnologías que Danzan del Grand Prix Vladimir Malakhov, junto al profesor Andrés D´Abreu, de realizar el video-danza Boudanz.

Cuéntanos de la génesis del mismo… ¿Cómo surgió la idea de realizar este filme?

La machetera es un proyecto que nació de Esnedy Milán, basado en uno de sus cuentos. En primera instancia fungí como asesora del guion y parte del equipo de producción. Luego ella me propuso hacer la dirección, una idea que me aterrorizaba y que no acepté inmediatamente, porque hacer la dirección de un largometraje es muy serio, muy complicado, cosa para gente de mucha experiencia. Por esa razón se buscaron a otros más experimentados para asumir el rol, pero al parecer el destino apuntaba hacia mí y esa convicción de ser directora ha sido un proceso de aceptación muy complicado; gracias al apoyo de varios amigos, sobre todo de Rolando Boet, joven actor y dramaturgo, y la propia Esnedy Milán, quien confió ciegamente en mí.

La machetera es una producción italiana. ¿Qué es la LeonCubaFilm, NewKpler? ¿Y la Zamjat, en Las Tunas? ¿Y además, cómo llega un equipo italiano a interesarse por un proyecto tunero? ¿Existían vínculos de trabajo anteriores? ¿Algo que conectara a este equipo con Cuba?

LeonCubaFilm más que una productora audiovisual en Roma, es una célula en la que convergen muchos artistas amigos de Esnedy de diferentes nacionalidades y formaciones artísticas, que han trabajado por muchos años en el teatro, la televisión y el cine, y que además aman la cultura cubana, y se hermanaron con la Zamjat (diminutivo de mi nombre artístico y que con el tiempo se ha convertido en otra célula desde Las Tunas donde nacen proyectos artísticos y en el cual participan variedad de personas) desde la AHS en la Peña Audiovisual “To Be, Ser o Estar”. Ahora Zamjat, con las nuevas leyes de cine, aspira a convertirse en un Colectivo de Creación Audiovisual y Cinematográficas para próximos trabajos. La NewKpler participó en la producción financiera del filme. El hecho de que un equipo extranjero italiano se interese en uno tunero es gracias al trabajo que ha realizado Esnedy Milán en la embajada de Cuba en Roma, en los diferentes eventos culturales, llevando allí la cultura de donde ella nació y de la cual se siente muy orgullosa; no es solo Cuba si no más dentro, Las Tunas, Manatí, El Cerro, Meriño…

LA ÚLTIMA PALABRA ERA MI RESPONSABILIDAD Y AHÍ SÍ QUE SE SIENTE UN PESO ENORME

Trabajas como editora en TunasVisión, entras al proyecto en la corrección del guion, pero cómo llegas a la dirección de La machetera. ¿Cómo es que te proponen que lo asumas? ¿Cómo llegas a estar dirigiendo un equipo con jóvenes cubanos y varios profesionales italianos?

Esnedy me dice que ella tenía la certeza de que yo debía dirigir esa película y que me veía muy comprometida con lo más mínimo y que eso ella lo vio desde que hicimos Herradura, donde me observaba trabajar junto a Federico Schlater, fotógrafo y director de cine y televisión suizo.

El proceso de dirigir a tanta gente tan joven como yo, fue un gran reto, porque me encontraba aprendiendo paso a paso y todos en mayoría éramos novatos haciendo una película. Aprendíamos haciendo, desde el vestuario, maquillaje y peluquería, script, producción, sonido, fotografía, asistente de cámara, diseño de luces, en fin, todo… A mí me sirvió mucho lo que aprendí en la asignatura de Producción, porque era mi guía para los diferentes procesos que se desarrollan de la manera que menos esperas. También tuve ayuda de la gente de más experiencia, entre ellos los actores, pero al final la última palabra en el plano si quedaba o no, era mi responsabilidad y ahí sí que se siente un peso enorme.

Por la parte italiana habíamos coordinado la colaboración de la diseñadora de vestuario y maquillaje Magda Accolti; Giuliano Gastaldi en la Dirección de Fotografía, y Esnedy, que ella es tunera-italiana. En realidad, había muchas más personas que estaban dispuesta a venir a participar en la película como tutores de las diferentes especialidades, un sueño que no se pudo concretar completamente, porque en un principio las autoridades lo veían como inusual. Finalmente, la AHS tramitó el visado y el autorizo de entrada para la tecnología que venía por tiempo límite.

¿Cuál es la sinopsis de La machetera?

Año 1978, en la granja cañera del Central Manatí, ubicado en la provincia de Las Tunas, un grupo de macheteros se esfuerza al máximo en cada jornada por cumplir el plan de corte. Un día se les incorpora Marisol, joven mujer de tez morena de origen tunero, pero radicada en la capital, cuestión que provocará desagrados entre los trabajadores del pelotón y las mujeres del pueblo. Aunque Marisol es discreta, de pocas palabras, tiene mentalidad moderna y autónoma. Una vez de retorno a Meriño, luego del suicidio de su abuelo Melquiades, hereda las propiedades de su familia, que se resumen a una decadente casa de campo, un caballo y un cerdo.

Ante la enfermedad de su esposo Pedro y la situación familiar, deciden quedarse por una temporada en el campo. Tiempo para respirar nuevos aires, propiciar un lugar de reposo para la recuperación de Pedro y el inicio para otros proyectos. Ante la emulación y los estímulos en el corte de caña, Marisol toma la plaza bacante de machetera con el fin de ganar el gran premio: un lada.

¿En qué sitios de Las Tunas grabaron?

Las locaciones fueron varias, grabamos algunas escenas que llamé “insertos” antes y después de los 18 más 7 días programados para la mayor parte. Fuimos a la finca de Robotán, el Centro de Acopio de Majibacoa, El Lago Azul, El Cornito, en el pueblo de Manatí, la munidad del Cerro de Caisimú y hasta en el mismo campismo.

Has dicho que el proceso de rodaje fue también una especie de taller…

En un principio los que me siguieron en la aventura de estructurar el proceso de la producción del filme (Ismaray Aguilera, Katia González, Luis Ricardo Faura, Heidy Almarales, Lisandra Rivero y Luis Ricardo Faura) vivenciaron los pasos del desglose del guion para los diferentes departamentos artísticos. Todo esto fue partiendo desde las clases de Producción en Famca que había recibido con la profesora Kirenia y lo hacíamos en talleres y debates, donde concretábamos quiénes podían colaborar de nuestra familia o círculos de amigos, porque había que trabajar en función de la década de los años 70. En la parte de dramatúrgica, el desglose de los personajes donde se ven los lazos de unión y los conflictos entre ellos, lo debatí primero con Alicia, egresada de la Famca de Holguín; la parte de la dirección de actores fue con Rolando Boet, el script lo enseñaba a las chicas por el curso que recibí en la EICTV en San Antonio de los Baños, mientras los chicos de la producción arreglaban equipos de la época, diseñamos lámparas… Fue un tiempo que disfrutamos mucho, amén del subir y bajar cajas y llevarlas de un lado a otro.

Aunque se había hecho la caracterización del vestuario por personajes y secuencias, con la asesoría de Esnedy y Giuliano se decidieron cambios importantes por los colores adecuados según la luz, algo que aprendimos en ese momento. Los asistentes de cámara tuvieron que aprender lo básico de una cámara que nunca habían visto, la función de los diferentes lentes, filtros y del diseño de luz. Por la parte del sonido fue muy parecido: Ricardo Arruti mostraba a su asistente Viguer Suró, los componentes del micrófono y las diferentes formas para captar el sonido; y su esposa Verónica enseñaba a los interesados desde la práctica, pues tienen mucha experiencia.

Actores profesionales, aficionados y no-actores… Es complejo desde la dirección de actores concretar esto.

Desde la selección de los personajes junto a Yunior Pérez, tuve clara la idea que no quería que actuasen, sino que se representaran a ellos mismos e incorporaran elementos de los personajes.

Buscaba “tipos” que fueran lo más cercano a ellos mismos, y a veces esto se torna complicado, sobre todo en los que tienen mayor carga actoral. El trabajo con actores es siempre delicado, y más cuando en el periodo más cercano a la grabación deciden algunos no participar, se enferman, mueren y tienes que reinventarte el trabajo de meses desde la propia selección y conocimiento del actor y el personaje que debe asumir, las lecturas de guion, prueba de vestuario, maquillaje y peluquería. Tuve que mover a actores para que asumieran otros personajes y a su vez buscar nuevos. Apenas tenía tiempo para trabajar con los nuevos, así que solo les daba elementos básicos y los que conocían mejor el guion los ayudaban porque en ese lugar tampoco teníamos para imprimir nuevos guiones. Los “no-actores” fueron muy nobles y mostraban mucho interés, y todo el equipo actoral fue bastante disciplinado.

VOCERA Y DEFENSORA DE LA MUJER EN CUBA Y EN TODOS LOS LUGARES DEL MUNDO

Has dicho que La machetera no pretende ser feminista, pero sí realza la autonomía de la mujer y el derecho de estas a desempeñarse en cualquier oficio…

Hablar de la mujer para mí nunca será un tema más. Cuando leí a profundidad el guion y entendí el tema que, sobre todo, defiende la autonomía de las féminas mis ojos se dilataron (por decir de alguna manera) y comencé a observar las historias de las mujeres más cercanas. Me montaba en los medios de transporte y las analizaba, observaba los temas de conversación y un día en un trencito local escuché cómo una joven le contaba a una amiga acerca de su marido, que la molía a golpes tan solo por querer usar un pantalón ajustado. Además, viví una experiencia personal que me hizo entender lo vulnerable que podemos ser. Busqué mucha literatura de la época de la revista Mujeres y Bohemia, y me llamó la atención cómo se generaban tantas cartas con reclamaciones sobre sus derechos laborales y de situaciones de discriminación, incluso dentro del propio hogar. No me creo feminista ni creo que la película lo sea en sí misma, pero sí es vocera y defensora de la mujer en Cuba y en todos los lugares del mundo.

Casi en el final, dos cuestiones que no quiero pasar por alto: ¿Cuál es la extensión, la duración, del filme? Y coméntame lo que desees de la música (que sé que es bastante tunera).

El filme tiene una duración de una hora y treinta minutos, y con respecto a la música siempre priorizamos que fuera de nuestro terruño, ya que es la música que nos caracteriza y añade mayor valor a la obra, aunque participaron otros colaboradores.

La machetera obtuvo el premio a mejor película extranjera en LA Femme International Film Festival 2021, en Los Ángeles, Estados Unidos, un reconocimiento importante en tu carrera. ¿Tienen previsto presentarla en otros festivales foráneos?

El filme se encuentra en el circuito internacional de festivales que es bastante amplio, ahora fue recientemente escogida en el 18th Angel Film Awards 2021 Monaco International Film Festival y su primer premio fue en el Cuzco Underground Cinema Festival 2021 (CUCIF). Aún no tenemos fecha prevista de estreno en Cuba, pero deseamos hacer una proyección especial en la Comunidad del Cerro, donde fue nuestra principal locación, y luego extendernos a otras localidades.

A partir de tu experiencia en la dirección de La machetera, ¿cuán complejo puede ser forjar una carrera reconocida como realizador audiovisual lejos de los conocidos circuitos de la capital?

Cuando inicié a conformar el equipo de La machetera con los primeros que interactué fue con los profesionales de la capital previstos, entre ellos José Manuel Riera, quien iba a hacer inicialmente la dirección fotográfica, todo un caballero y hombre humilde con el que nunca sentí esa diferencia de ser oriental sino simplemente cubana; y lo mismo con el director de arte Alexis Álvarez Armas, quien estaba dispuesto a participar en el filme y me dio muchos consejos para la conformación de locaciones. Hice talleres con Rolando Boet, también habanero. Y de manera general se mostraban emocionados porque una mujer joven quisiera hacer una película en Las Tunas.

Con respecto a tener una carrera reconocida desde el primer largo, es algo que estoy asimilando. No trabajo por reconocimiento, o dinero, todo esto se trata de encontrar mi propia voz en el audiovisual, entorno que va a toda velocidad y que tiene años de existencia. Solo quiero hacer y seguir aprendiendo en el lugar que sea. Tengo todavía muchas tareas pendientes.

 


Taimí Dieguez: “El proceso creativo me hace feliz” (+Fotos y videos)

Anda por ahí con su rostro angelical y pelo rojo, con su andar a veces apresurado o lento. Suele sonreír y hablar con pasión inusual. Es difícil imaginarla en el interior de su literatura: teniendo sexo en lugares públicos, arrancando cabezas de animales o lanzando piedras, como ocurre en algunas de sus historias. Los personajes parecen demasiado diferentes a ella, pero esta jaruqueña orgullosa asegura que se nutre de experiencias propias y de otros.

Después de conocerla de manera leve, junto a su libro Piedras a los varones, la joven dramaturga, narradora, poeta y profesora Taimi Dieguez Mallo se me dibujaba como una especie de enigma. La encontraba en las páginas impresas, compartimos alguna obra de teatro y coincidimos en varias actividades artísticas, fuentes de sensaciones y amistad.

Graduada de la especialidad de Dramaturgia en la Universidad de las Artes (ISA) en 2018, ha obtenido diversos reconocimientos, incluidos  los premios Fundación de la Ciudad de Matanzas (2018), el Hermanos Loynaz de Narrativa (2018), el Fundación de la Ciudad de Santa Clara (2019) y el de Teatro José Jacinto Milanés (2019). Ha logrado también las becas Caballo de coral (2009),El reino de este mundo (2018) y la de Producción Luis Orlando Suarez Tajonera (2017).A eso le sumamos una Mención en el Premio de Dramaturgia Virgilio Piñera (2016). Actualmente se desempeña como editora en la Casa Editorial Tablas-Alarcos y profesora de Historia del Teatro en el ISA.

A través de sus palabras la vemos pequeña en su casa natal de Jaruco, en la actual provincia de Mayabeque. Jugaba a “los escondidos” o “los agarrados”, a los yaquis o palitos chinos, y disfrutaba de manera especial comer ajiaco y maíz.

La niña estuvo en diferentes talleres de la Casa de Cultura municipal, incluidos los de danza, música, artes plásticas, y, por supuesto, literatura y teatro, los que más fuerte la atraparon.

Sus primeros poemas y cuentos casi siempre trataban sobre ella, “sobre lo que me acontecía, lo que sentía. Eran textos muy poéticos, pero también inmaduros desde lo técnico”.

La etapa como alumna en el ISA fue muy especial para quien vuelve con frecuencia a ese lugar de arte y sueños. “Ahí no solo me formé como dramaturga y creadora teatral, sino y, sobre todo, crecí como ser humano. Tuve la suerte de formar parte de un grupo de amigos, que nos quisimos y nos queremos muchísimo. A ellos les debo su amistad, el apoyo incondicional en situaciones difíciles y la experimentación en el teatro, la formación de una práctica y un criterio teatral, desde la dramaturgia y la escena.

“También tuve la satisfacción de tener un colectivo maravilloso de profesores, prestigiosos dramaturgos, teatrólogos, investigadores, críticos, diseñadores, especialistas del arte en general y de las letras y las humanidades. Hoy imparto clases junto a ellos con mucho gusto, porque enseñar es la mejor manera de aprender. Estar en el ISA era y es un regalo. Fue mi hogar durante cinco años.

Esta carismática joven casi siempre anda rápido. Tal vez, mientras conversamos, diversos proyectos circulan en su mente. Su voz puede tener un tono calmado y en ocasiones es como torrente, que no se detiene. Seguramente también sucede así cuando escribe. Para ella lo más importante es tener uno o varios personajes que la apasionen, “y luego me dejo llevar, las historias van creciendo.

“En ese proceso soy feliz, aunque vivo muchos estados en la escritura: ansiedad, nostalgia, tristeza, rabia, alegría, según las situaciones que narre. Pero crear me hace feliz. Y me lo exijo como disciplina desde que entré en el Seminario de Dramaturgia del ISA, aunque obviamente las dinámicas de lo cotidiano pueden obligarme a interrumpir la redacción.

“Cuando termino un libro, cojo un tiempo para comenzar otro proyecto, que puede ser uno colectivo, como una compilación o algo escénico. Mi disciplina es la de crear”, expresa quien siente un cariño singular hacia su primera obra publicada, Con la ropa de mi madre. Obra para ser dicha por el perro hembra, por la cual obtuvo su primer premio. “Ese libro me conecta con mucha gente, amigos, creadores, gestores. Me ha traído varias alegrías. Se convirtió en mi primera traducción al francés”.

Agrega que suele leer sus textos después de publicados, “para saber cómo quedó la edición, un oficio que he realizado durante más de tres años, y porque me gusta recordarlos bien, pero nunca para corregirlos. Cuando termino una obra, la acabé, y punto. A no ser que comience con ella un montaje u otro proceso creativo”, dice quien adora la repostería, el mar y los ambientes del campo.

Respecto a la edición, manifiesta que se trata, en gran medida, de aunar y dar coherencia a un libro, según normas editoriales y un concepto respaldado por el autor o autora. Para mí, está relacionada con el trabajo del dramaturgo al estructurar una historia, al componerla y velar por su limpieza, precisión, organicidad… En Tablas-Alarcos he aprendido mucho y he descubierto que me enamora el mundo de la gestión, la formación, la organización de eventos, talleres, dosieres de revistas…, en fin todo lo que implique pensamiento, investigación y creación”.

LOS PREMIOS NO LE QUITAN EL SUEÑO

“No los persigo, peroles concedo todo el valor que merecen como reconocimientos al valor literario y artístico de una obra. Es muy importante que los jurados se correspondan con el nivel del reconocimiento”.

“Cuando tengo una obra o libro terminado, los presento a concursos, en parte porque ganarlos garantiza la publicación. Son favorables también porque suelen incluir promoción, presentaciones, cobro de derecho de autor… La literatura y los escritores necesitamos la retroalimentación con el público, el estímulo y pago por nuestro trabajo. Si pudieran ser dañinos para los autores, para su ego, ese es otro asunto”, refiere quien durante la etapa de pandemia se ha mantenido muy activa entre letras.

“Terminé de escribir una obra teatral y dos poemarios. Preparé proyectos para maestrías y colaboré con amigos en sus proyectos personales. Por ejemplo, formo parte del disco de poesía femenina Discurso de Eva, dirigido por Barbarella D´Acevedo, merecedor de la beca El reino de este mundo, de la AHS.

“También he colaborado con el canal en Telegram Troyanas en Cuarentena, de Ámbar Carralero, donde surgió la idea de una antología de poesía femenina, de mujeres del teatro, que son poetas.

“Mis sueños son seguir creando, escribir una novela, hacer cine y convertirme en madre” expresa al final de la conversación. Y uno la imagina tecleando alguna historia, leyendo sobre la cama, caminando por los pasillos del ISA o disfrutando algún paisaje. Tal vez se desdibuja al doblar de la esquina, pero siempre está en sus páginas.

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Línea de Kármán

La exposición colectiva online Línea de Kármán, inaugurada recientemente en Telegram, reúne la obra de catorce jóvenes artistas visuales estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA), y deviene sugestivo muestrario de lenguajes, géneros y miradas de la creación joven en Cuba.

La mañana después (Aisladas) – Daniela Águila/ Fotos tomadas de la exposición

“Los senderos del arte se abren paso. Escrutan la sabiduría, declarada en basamento conceptual desde su propia denominación. El impulso creador, en pos de la necesidad de expresión y diálogo con el espectador, atisbado desde las diferentes plataformas digitales”, escribe en las palabras del catálogo María de Lourdes Santana Arcos, y añade que aquí “se entretejen líneas, blindadas por cierta visión de historia en la que el artista no puede sobreexistir al margen del entorno”, por lo que la muestra, “resulta, sin dudas, una propuesta fertilizada por la vivencia personal desde una dimensión colectiva y una complementación de lenguajes, donde dibujo, grabado, instalación, calado, fotografía, performance, y videoarte, devienen en traza del límite entre una atmósfera subjetiva y el espacio público-exterior”, añade.

De esta manera encontramos –en esta exposición que toma el título del límite entre la atmósfera y el espacio exterior, a efectos de aviación y astronáutica, conocido como la línea de Kármán– el trabajo de Daniela Águila, Daniel Antón, Jany Batista, Roxana Bello, Rosa Cabrera, María Fernanda Chacón, Liz Maily González, Yasiely González, Liz Melisa Jiménez, Jhonatan Mario González, Osmany Reyes, Juan José Ricardo, María de Lourdes Santana y Aldo Soler.

Liz Maily González, en “Creación de un vínculo. Homenaje a Margaret Mead” (dibujo sobre imagen impresa) aborda “un proceso de sanación, la creación de un ambiente favorable y un pacto ante el dolor”, que “permitió el mejoramiento para el hombre y nuestro paso para convertirnos en seres verdaderamente humanos” (la sanación de un hueso fracturado resulta evidencia del cuidado y la evolución humana, como mostraron los estudios de esta antropóloga estadounidense). Mientras que Juan José Ricardo Peña, en “Ser libre para ser culto” (grafito y acuarela sobre la pared, intervención a manera de cenefas sobre la pared de una casa), “refleja varios cuestionamientos sobre el valor que le damos al arte y como este valor es característica en determinado espacio social. Hago uso del kitsch, el cual es un fenómeno con el que vivo a diario para establecer con el espectador un diálogo desde lo auto-referencial”.

Bisar – Acto 1 (Detalle) – Aldo Soler/Fotos tomadas de la exposición

En “La línea de la vida o composición # 1 en honor al silencio”, performance de tres minutos de duración (pieza de hierro fundido perteneciente a un piano familiar Jhon L. Stowers de 1952 de 11 libras), María de Lourdes Santana “representa el medio idóneo para llevar a cabo una propuesta donde el dolor deviene en traza, y la traza en representación de un gesto efímero”.

En otra de las obras que integra Línea de Kármán, la videoinstalación “Bisar (acto 1)”, Aldo Soler representa “dos videos que inician a la vez, perfectamente sincronizados. Con el paso del tiempo, ambos videos en bucle van perdiendo sincronización, hasta tal punto de que sea muy marcada y los audios se escuchen desincronizados, haciendo inentendibles su contenido. La pieza termina cuando estos videos pasan por todo el ciclo y se vuelven a sincronizar”, explica.

Mientras que María Fernanda Chacón, en “Cabos sueltos” (instalación papel y calado con láser) “profundiza en la idea del paso del tiempo y el deterioro, aludiendo a la representación de patrones de alicatado, como emblema de la arquitectura cubana. Son fragmentos de un pasado próximo, trozos de la memoria colectiva cubana, símbolo del pasado republicano del país”.

Interesantes –como el resto de las piezas y la muestra en sí– resulta la instalación “Paisaje emocional”, a partir de fragmentos de losas, tierra fertilizada y plantas medicinales, de Yasiely González, y “La mañana después”, serigrafía sobre cartulina de la serie “Aisladas” de Daniela Águila. Sin dudas una oportunidad que no debemos desaprovechar para interactuar desde las plataformas digitales con una atractiva muestra del presente (y futuro) de las artes visuales cubanas.


Luis Abel Oliveros: más de 12 minutos de una vida

En Moa, a principios de este siglo, un muchacho aprendía de memoria nombres de actores, actrices y directores, títulos de películas, años de su estreno, perseguía las ceremonias de los Oscar y era cliente ilustre de la videoteca local, cuando aún se veían clásicos cubanos y extranjeros en VHS, novedades para coleccionar, éxitos rotundos.

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«La escritura puede ser un largo viaje hacia la noche»

Leonardo Estrada Velázquez es un joven dramaturgo que persigue a la escritura en su largo viaje hacia la noche. Con motivo de la publicación de su obra teatral Ludoteca, bajo el amparo del sello de Ediciones La Luz, me acerqué a él. En este diálogo, muy semejante a otros que hemos tenido en la Asociación Canaria de Cuba o en el Instituto Superior de Arte (ISA), Leonardo revela sus sueños, sus influencias, sus obsesiones como escritor, la senda que lo conduce en busca de un nuevo texto y una historia por contar.

¿Sientes que al elegir la dramaturgia como tu campo de creación fundamental sucedió un cambio en tu concepción poética del mundo? 

Sí. La dramaturgia es un concepto semánticamente complejo y abarcador. Complejo porque hay muchas dicotomías sobre qué significa la dramaturgia y cuál es su marco conceptual y formal. Muchas personas sitúan la dramaturgia en el mundo netamente de la escritura; sin embargo, ella nos ofrece un amplio abanico de posibilidades que se adentran en planetas visuales, sonoros, cinematográficos, danzarios… como vía láctea de la creación. 

El concepto de dramaturgia comienza a concebirse durante el Teatro de la Ilustración. Existe, entre los ilustrados, un investigador y crítico alemán llamado Gotthold Lessing quien, en su libro La Dramaturgia de Hamburgo, recopila una serie de ensayos en el cual analiza el teatro alemán de su época. Dentro de sus notas aparece el término dramaturgie, o sea, dramaturgia. Pero, obviamente, es una noción compleja pues ya en Grecia, Esquilo, Sófocles y Eurípides eran conocidos como poetas, y si hoy se les presentara quizás se haría utilizando el denominativo dramaturgo.

Asimismo, resulta abarcador porque la dramaturgia no solo nos ayuda a componer, estructurar, delinear las capas, niveles y categorías de un texto escrito, sino también actúa en los otros rubros que te mencionaba. Cada uno posee textualidad específica y autónoma, un lenguaje, signos que articulan su trazado. Hay muchísima dramaturgia en los gestos, movimientos y miradas de una persona, como mismo en la simetría, en el uso de la línea, el color o la luz concernientes a un cuadro; hay muchísima dramaturgia en la agógica, el ritmo, el compás, la instrumentación de una pieza musical; hay, por así decirlo, muchísima dramaturgia en la vida y sus situaciones.

Todo lo anterior representa mi noción del mundo. Admitir ese mundo sin procesos dramatúrgicos equivaldría a la inexistencia de mi yo. Quizás te puedo decir que antes de conocer la dramaturgia, mi cosmos intelectual se notaba difuso. Solo al conocer la dramaturgia cobró personalidad, forma y sentido.

¿Cómo se transmuta la poesía en dramaturgia, y viceversa?

Es un proceso orgánico y fluido, pero también de convivio, es dialéctico, efímero, denso y contradictorio. Desde hace muchísimos siglos atrás la poesía y la dramaturgia eran asumidas como ese acto creativo, imitativo y comunicativo de una persona que contenía una determinada sensibilidad gracias a ser poseído por alguna deidad o fuente cósmica. Los poetas o dramaturgos (si se quiere) eran sencillamente creadores, y no existía esa diferenciación de oficios o términos. Los músicos (coreutas) que cantaban ditirambos en honor a Dionisos fueron nombrados poetas (los textos de Platón y Aristóteles así lo constatan), incluso eran poetas los aedos y rapsodas que iban de pueblo en pueblo tocando la lira o aquellos que escribían para las procesiones en la Hélade.

Había tanta poesía y dramaturgia en los poemas eróticos de Safo a Lesbia, en La Epopeya de Gilgamesh o la Ilíada, de Homero como en Las Bacantes, de Eurípides, en la construcción del Oráculo de Delfos o el agón entre el coro y el corifeo —seguido del hypokrités—, que marcó un salto cualitativo en el origen del teatro. Todo este primer panorama es crucial para entender cómo puede transmutarse la poesía en dramaturgia y viceversa.  

En mi caso, como escritor, puedo aseverar que el poeta no solo escribe desde esa condición espiritual de interpretar la vida misma y sus interioridades (mucho menos hoy, en donde el mercado juega un rol fundamental). El poeta, como el dramaturgo, requiere de una especialización, un oficio; luego, la maestría o dominio del saber hacer nos habla de la técnica. Es esa técnica la que facilita nuestro alumbramiento sobre las leyes de cualquier universo poético o dramático, y que nos induce a crear con un sentido pragmático, empleando formulas casi matemáticas una y otra vez. Significa una trasmutación de corte más científico, en la cual la poesía deviene signo y la dramaturgia resulta la poetización de ese signo.

El problema se agudiza cuando llegamos al espectador: cómo se trasmuta la poesía en dramaturgia y viceversa. Por situar dos tipos de receptores, está el consciente (como yo le digo) que tiene todo el feedback para decodificar ese lenguaje y experimentarlo, pero habrá quien no tenga toda esa consciencia y de todas maneras sienta, llegue a una realidad, su realidad, mediante ese acto comunicativo.

En resumen, poesía y dramaturgia se contienen, necesitan, desean y, por ende, trasmutan. La poesía y la dramaturgia como concepciones modernas quedan reducidas al género literario y escritural;  sin embargo, pueden estar en todo, solo hay que aprender a observarlas, interpretarlas y sentirlas con la técnica y el corazón.

¿Cuáles son las diferencias esenciales entre Leonardo poeta y Leonardo dramaturgo?

El Leonardo poeta saca a la luz mi yo espiritual, ese que me remonta a mis orígenes como escritor en la Asociación Canaria de Cuba, de la mano de mi otrora profesor y padre de la escritura, Rafael Orta Amaro. En aquella centuria, escribía más bien con el afán de expresar algo, sin reparar en públicos y publicaciones o la definición de qué era aquello que había plasmado en una hoja de papel. ¡Eran tiempos vírgenes y hermosos!, como un niño que da sus primeras pisadas y mira con asombro todo a su alrededor.

Mi parte dramatúrgica caracteriza otra etapa de mi vida que tiene que ver mucho más con el despertar de una madurez como escritor (cuando digo escritor no me refiero a mi escritura netamente teatral, sino a cualquier tipo de texto que he redactado). Estudié Dramaturgia casi de casualidad (porque me comentaste con pasión la similitud de tales aprendizajes con el perfil del escritor) en la Universidad de las Artes (ISA): son teorías y técnicas que he ido puliendo a merced de trabajos concretos y que van en continuo aprendizaje.

Tras horas y horas de desvelo, desgaste, asperezas e incomprenciones debido a quienes no entienden o valoran tu trabajo, el Leonardo dramaturgo ya no solo escribe por amor o espiritualidad, sino pensando en hacer visible y también en comercializar la obra mediante un libro, una publicación digital o física, o a través conferencias, charlas, clases, talleres… Hay técnica y oficio en esta etapa, manipulas mucho más las palabras, las frases, los sonidos, los silencios y las acciones.

¿Al estudiar Dramaturgia, tu oficio de poeta quedó relegado a un segundo orden de importancia?

Quisiera pensar que no. Para mí la poesía representa ese aleph borgiano que nunca te abandona, espaciotemporalidad infinita donde todo confluye y que te transporta a lo más recóndito del universo. La poesía es luz, alma y vida, expresión cósmica y tangible del ser y el estar; aunque realmente ha pasado un torreón de años desde la última vez que escribí un texto poético puro.

Yo empecé muy enamorado de la poesía: redactaba sonetos, décimas, cuartetas, también verso libre. Gracias a la poesía gané mis primeros premios (como el Ángel Ganivet Internacional o los nacionales Ala Décima, Farraluque y Oscar Hurtado) y me inserté en un mundo intelectual donde había mucho de romanticismo tras cada palabra, lectura o tertulia.

Luego, una vez en el ISA, mis tiempos se redujeron y con ellos mis encuentros furibundos con la señorita poesía. Recuerdo que me seleccionaron para pasar el curso de la Escuela de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Vinieron años en que practiqué como narrador, más tarde la escritura teatral y, paralelamente, el ensayo. En realidad, para graduarme como dramaturgo debía escribir teatro y, para vencer asignaturas teóricas, debía redactar ensayos, investigar. Así, una vez concluida la universidad, quedó esa savia en mis venas y la canalicé en los trabajos realizados como ensayista, periodista y crítico, hasta que se envaneció mi parte poeta, y la poesía y yo quedamos aislados, en galaxias dispares.  

No obstante, quisiera creer que cuando nuestras supernovas se alineen, nos reencontraremos. Es imposible no amar a la poesía. Es imposible no desearla. Es imposible no volver a ella. La poesía se expresa en todo mi ser: cada parte de lo que pienso, siento, escribo o analizo. Mis ilusiones, enigmas, transiciones y necesidades corresponden irremediablemente a ella. La poesía vive en mí: me guiña un ojo, coqueta y desenfadada, recordándome que me pertenece y yo le pertenezco, como en una relación matrimonial.

¿Qué temas te interesa abordar en un campo y otro de la producción estética?

De manera global, me interesa todo tema que evalúe el ser desde lo social y lo existencial. Intento tomarle el pulso a los conflictos entre un individuo o un grupo de individuos con su contexto, a partir de sus intereses, objetivos, motivaciones, necesidades y urgencias.

Me apasionan temas en donde haya una suerte de destino prefijo que ahoga a los personajes y que ellos tratan de cambiar a toda costa; claro, muchas veces este destino los supera. Pacto con la violencia y el erotismo, también con la religión y la filosofía, en un corpus dramático que fusiona todo y se expresa desde una misma voz.

Por cierto, nunca faltan en mis textos seres con problemas patológicos: los psicóticos, psicópatas, delirantes, ladrones, asesinos… Me fascinan todos los matices que los componen. Incluso tiendo a colocar adolescentes en mis obras, y a sus reacciones dentro de toda esa gama de engendros.

¿Cómo transcurre tu proceso creativo?  

Hay cuestiones genéricas que delinean todos mis procesos creativos: una metodología según el tipo de texto que voy a redactar, su género y para qué espacio o público lo estoy concibiendo. Mucha pasión: si no me interesa el tema que estoy abordando no lo termino ni aunque me ofrezcan la Piedra Filosofal. Investigación: para poder crear cualquier obra debo tener referentes, y no solo me refiero a los intelectuales, sino también a la investigación del tema mediante el viaje de la vida y, por último, espiritualidad, que para mí no es otra cosa que inyectar mis ideas más humanas al discurso de mi obra de arte, y que estas ideas puedan generar cambios —con el favor de Dios— en nuestra especie.

De modo específico, te puedo comentar sobre dos textos teatrales. Utopía es una obra teatral (en proceso, aunque ya pasó la primera etapa) que trata sobre una adolescente quien, tras un intento de violación y el asesinato de sus padres frente a ella, queda inerme a un proceso de coma. La terminé en 24 horas. Toda una noche, mañana y tarde del día siguiente sin dormir absolutamente nada. Escribí y escribí y escribí como si me estuvieran dictando la obra o, más bien, como si la estuviera mirando dentro de mi cabeza.

A decir verdad, Utopía le debe la vida a otro texto que trataba sobre una niña que llevaban a un santuario de reclutamiento y allí la entrenaban para ser una asesina. Me di a la tarea de intervenir y contextualizar ese texto. Para ello potencié una idea dramática (A es violada por B. Llegan C y D y B los asesina. A cae en coma.), cuyo núcleo le diera oxígeno al nuevo manuscrito.

Luego aparecieron los tiempos y espacios de la acción. Yo quería contar todo lo que podía padecer esa muchacha mediante un lenguaje simbólico, poético, onírico e introspectivo, y el medio para hacerlo era su psiquis. Utilicé su psiquis para recrear toda una gama de personajes imaginarios que prueban, fragmentan, hieren su inconsciente en pos de que tome una decisión final: salir o no salir del coma.

A mí me interesaba cómo evolucionaba ese personaje a partir de un proceso complejo y desgarrador, qué tipo de personalidad adoptaría, su visión del mundo tras esa tragedia… y expresar todo eso mediante imágenes.

Fueron mis 24 horas más duras como creador. Me apegué muchísimo al personaje protagónico y sentí miedo, dolor, alegría, angustia, tristeza… Fue terrible aquello, pero al mismo tiempo hermoso por la obra que quedó. Y te confieso, no sentí abrupto el proceso creativo gracias a tenerlo claro en mi cabeza (también ya había investigado anteriormente), y gracias también a una estructura flexible y un texto base dispuesto a mi carnicería literaria.

13 días es una pieza que se inició tras los talleres del Royal Court de Inglaterra, de la mano de la coordinadora Elyse Dogson. Versa sobre un veterano de la guerra de Angola que vive en un contenedor con su hija de doce años y que, cuando recibe la noticia de que van a construir una cadena hotelera allí, busca un nuevo hogar.

El proceso creativo está conectado a dos años en los que tomé las clases de los profesores ingleses y sus notas. En cada sesión surgieron pautas, preguntas, creamos ideas dramáticas, espacios y tiempos imaginarios, posibles historias y sucesos… También, desde un punto de vista personal, me ayudaron los libros y documentos consultados, las entrevistas y testimonios recibidos, incluso el derrumbe de una casa del vecindario que presencié como en una suerte de efecto de realidad.

Con 13 días experimenté toda la desesperación que padece un hombre cuando ve cómo su ideal se demuele sin respuesta. Lo más duro para mí fue traducir todo ese quebranto en la relación del veterano de guerra y su hija. Para él, ella es su única razón de existencia y, cuando la muchacha le pierde la fe debido a su incapacidad para darle un hogar, sencillamente su mundo colapsa, deja de existir.

¿De qué manera el conocimiento del ajedrez como juego ciencia influyó en tu concepción artística del mundo?

Para mí, el ajedrez es teatral y espectacular, es una puesta en escena donde convergen personajes en contradicción representados por piezas. Cada partida vislumbra un planeta lleno de arte, poesía y vida. El ajedrez me recuerda al Principito y los planetas que descubre poco a poco. También me recuerda a Horacio, el protagonista de Rayuela, cuando le explica la causalidad de las cosas a un Roland que no ve más allá de lo tangible. O a Cien Años de Soledad y todo ese universo mágico que se construye desde los sucesos más cotidianos.

Yo fui primero jugador (aficionado) de ajedrez antes de estudiar literatura. Aprendí primero todo el mundo artístico que existe en las combinaciones, sacrificios y ataques que se gestan para capturar una pieza o decirle eufórico a un rival: “¡jaque mate!”. Lo aprendí incluso antes que conocer la caja china, el dato escondido, o qué cosa es un narrador omnisciente. El ajedrez fue ese primer espacio mágico que me acogió sin discriminación y me dotó de una sensibilidad otra que luego vertería en mis escritos.

Al juego ciencia le debo debo además la posibilidad de desarrollar un pensamiento crítico y analítico, la posibilidad de mejorar la concentración, ser alguien mucho más serio en situaciones que lo ameritan. Cada posición en el tablero te obliga forzosamente a formularte hipótesis y estudiarlas y analizarlas en la mente antes de efectuar una jugada.

Todo ello me ayudó muchísimo a darle una dimensión de arte y profundidad a cada cosa que realizo y funge como parte intrínseca de mi mundo. El ajedrez, más que un tablero y unas piezas cualquieras, es un mundo.

Ediciones La Luz lanzará, en fechas próximas, tu obra teatral Ludoteca…

Ludoteca fue la obra que escribí para graduarme del ISA, así que imagínate la carga espiritual, existencial, emocional, semántica y de todo tipo que contiene. Es un texto sobre la fatalidad y el valor, asumido a través de un muchacho de 12 años que quiere devenir ajedrecista profesional, aunque su sino cambia tras jugar una partida por dinero para salvar a su profesor de una deuda que arrastra de su pasado penitenciario.

Me interesó toda la violencia o peripecias negativas que pueden acontecer ante un acto noble. La vida es un gran tablero de ajedrez y nuestros actos van acompañados de procesos complejos y no siempre felices. A veces la infelicidad es provocada por fuerzas mortales, seres humanos que nos enredan porque esas acciones parecen contrapuestas a ellos; a veces, es provocada por fuerzas trascendentes, espíritus, energías, presencias que tejen el equilibrio del mundo y cuando actuamos con demasiada autonomía nos recuerdan que no tenemos todo el control, como si fuéramos piezas de ajedrez que mueven a su antojo.  

Ludoteca fue un proceso de múltiples versiones y sensaciones. Escribí mucho, muchísimo. Primero nació como un texto sobre espionaje trabajado una y otra vez porque no se armaba bien su desarrollo argumental, luego fue mutando hasta que dejó de tratar ese tema. Así arribé a la sinopsis que te comentaba anteriormente.

Con Ludoteca, el proceso fue bastante metodológico, necesario y guiado por mi tutor, el dramaturgo Yerandy Fleites. Se gestaron ideas a partir de sucesos concretos, se conformó una fábula, seleccionamos un cronotopo específico y lo que me interesaba decir a mí como dramaturgo de la Cuba de ese momento. Fleites guió ese proceso en torno a sus charlas, notas y pautas específicas de trabajo. Me enseñó a urdir en mi biografía como ajedrecista mis inquietudes y relaciones con el juego para darle una dimensión humana a la historia.

¿Te preocupan la perfección y la maduración de las obras? ¿Qué ventajas te confiere el hecho de regresar a textos ya culminados y mirarlos con nuevos ojos? ¿No temes acaso viciar o comprometer tu mirada como dramaturgo?

Opino que resulta ventajoso examinar algo a través de los ojos de la experiencia, y un dramaturgo sin experiencia de todo tipo dista de entender la magnitud de su trabajo. El proceso en Ludoteca fue condicionado por el acto formal que representaba, es decir, mi graduación. Además, el tiempo que teníamos para acabarla marcaba una suerte de tensión. Pasaron los años y sentí la necesidad de retomarla porque ese texto, desde su calvario, me seguía susurrando nuevas ideas en términos de estructura, lenguaje, niveles de teatralidad… Entonces respondí a sus llamados para ver si sacaba una versión distinta.

Los riesgos son muchos, también los vicios: zonas erráticas, repeticiones, lugares comunes que te ciegan de tanto verlos; pero es el mismo riesgo que uno corre cuando escribe un libro cualquiera y le pasa por arriba una y otra vez. En tal sentido, muchas veces no se termina. La escritura puede ser un largo viaje hacia la noche. Publicas el trabajo y le encuentras elementos que pueden seguir mejorando. Con el teatro sucede peor porque, cuando lo ves en escena, te ruborizas de todo lo que podría mutar si lo reescribes. La suerte con Ludoteca es que la dejé reposar bastante sobre las arenas del tiempo: transcurrieron años sin volver a dialogar con  ella y ese estado de reposo, de incomunicación, me ayudó.   

Tu cercanía, tanto temporal como física, con otros dramaturgos de tu misma generación, ¿te ha influido, te ha marcado? ¿Cómo intentar ser auténtico cuando otras tantas voces tienen búsquedas estéticas semejantes a las tuyas?

No me preocupa mucho la autenticidad en los términos de si mis creaciones son semejantes a otras, o al comparar estilo, temática, lenguaje, ficción… Me interesa lo que tengo qué decir y cómo lo voy a decir. Mis búsquedas, mis giros, mis soluciones… Obviamente, sí entiendo todo lo contaminado que estoy por signos, símbolos, referentes, estrategias y discursos ecos de mi generación. Entiendo, inclusive, todo lo contaminado que resulto ante una posmodernidad trasdisciplinaria, pastiche, collage y sus volúmenes grandilocuentes de información.

De todas maneras, deseo filtrar mis ideas en consonancia con una realidad determinada, lo que yo pienso de tal tema, y canalizarlo en una praxis creativa concreta. Busco la autenticidad a partir de la sinceridad conmigo mismo y el worldbuilding que diseñe. Ansío transitar —sin mirar atrás como Orfeo— esa coordenada luminosa que me saqué del Inframundo del miedo al plagio. Persigo mis espasmos más fieles y los traduzco en imágenes, palabras y arte.

¿Con cuáles poéticas escénicas, o nombres puntuales del mundo teatral cubano, te interesaría dialogar desde la dramaturgia? ¿Has pensado acaso en la dirección teatral como un posible camino para ti o prefieres concentrarte solo en búsquedas específicas desde el mundo de lo textual?

Una vez pensé, frente al espejo de mi alma, en la dirección teatral y me deslumbré. Eso fue hace años, cuando aún era estudiante y con todo un banco de enigmas sobre mi verdadera vocación. Me inquietaba también la idea de que mis obras de teatro fueran devoradas por el tiempo y su boca milenaria debido a no hacerse cuerpo y vida en escena. Luego desestimé esa opción porque la existencia misma me arrastró hacia otros rumbos.

Sobre los nombres puntuales que debo agradecer se encuentra Abel González Melo, quien fungió como uno de los primeros dramaturgos que leí. Me acerqué a Chamaco, verbigracia, y me cautivó su estructura, la poetización de sus didascalias, la verdad tan grande y profunda de sus personajes. También hojeé a Yerandy Fleites y de él aprendí que se podía crear un teatro que hablara de nuestra realidad tomando como eje otra realidad contenida en tiempos mitológicos.

Luego pacté con la generación teatral llamada «los novísimos»: descubrí en ellos una práctica escritural que dialogaba con una letra performativa, risomática, que resonaba en mí mediante metáforas, símbolos, acciones cuyo epicentro difuminaba mi noción de lo real… Esa dramaturgia me ayudó a entender los personajes como personas, las acciones como actos y, más que representar una ficción, supe que podía crear un teatro que se presentara al espectador sin máscaras, como un pacto lúdico.

A decir verdad, no puedo asegurarte con exactitud que sigo un modelo específico, que esos dramaturgos me impulsaron a crear una obra puramente realista o performática. Mi dramaturgia navega sobre uno y otro mar. Bebí de ellos porque son los dramaturgos cubanos cercanos a mi generación. También bebí de otros textos que me encantaron, como La noche de los asesinos, Electra Garrigó, Réquiem por Yarini o La casa vieja.

Respecto a las puestas en escenas, te puedo decir que he hecho de igual forma. Beber y beber y beber aunque me atragante. Siempre hay catas más deseadas que otras, claro. Recuerdo con beneplácito Jerry viene del zoo, de la tropa de Antonia Fernández, Vida y obra de Pier Paolo Passolini, de Carlos Celdrán, Calígula, de Carlos Díaz, Delirio Habanero, de Raúl Martín… las cuales han marcado mi personalidad artística y, por ende, mi escritura.

¿Quién es, más allá de la página en blanco, Leonardo Estrada?

Alguien a quien le fascina el conocimiento. Me encanta encontrar/experimentar nuevos universos y las musas arcanas que allí habitan, solo para hacernos creer que aún existen los efectos poéticos de la vida.  Ahora mismo encontré una. Me hallo avocado a un proceso de estudio de todo lo que tiene que ver con el Marketing Digital. El Marketing tiene mucho de arte, poesía y dramaturgia, por eso me llena de afanes y sueños. Además he aprendido que para nosotros, los escritores, existe un lúcido camino de trabajo dentro de esta ciencia que se llama copywriting y que es una suerte de escritura persuasiva o publicitaria.

Soy alguien que adora el ajedrez, aunque no sea jugador profesional. Durante la cuarentena llegué de casualidad al mundo del ajedrez online. Trabajé para una revista de ajedrez como editor y traductor de francés durante un tiempo. Asimismo, lideré un equipo con 50 ajedrecistas y, a base de corazón y triunfos en competencias internacionales, he logrado que contemos hoy con más de 800 miembros.

Soy además un romántico y humanista en tiempos demasiado rápidos. Ese que sigue con las cuerdas de su corazón los paradigmas de Víctor Hugo y José Martí, ese que vislumbra una metáfora herida y aún así se aferra a cuidarla, ese que cree de súbito en las vidas pasadas y futuras porque a veces se aburre de su presente pero, sobre todo, ese que sabe que el Universo tatuó en las estrellas una misión para él: escribir, escribir y escribir.