La Luz


Los consejos para no acatar de Miguel Barnet

Los días pasan, arremolinándose, frente al espejo de la vida. Frente a ese espejo se mira el poeta Miguel Barnet para sopesar, sin ánimos de permanencia, como golpes de luz en la memoria, sus horas bajo el sol. Yo nunca fui yo realmente / siempre fui muchos cuando debía ser solo yo, confiesa ante el espejo doméstico y este, acostumbrado a su perfil, le responde que seguramente el olvido será lo único que sobreviva. Por eso ha ido mordiendo el sitio dejado por su sombra, como le corresponde a cada hombre que —le dice Virgilio Piñera— come los fragmentos de la isla.

Consejos para no acatar, poemario de Miguel Barnet publicado por Ediciones La Luz en 2021 y merecedor del Premio del Lector en la reciente XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana, no es un libro de la senectud o la provecta edad, como podría pensarse al ser escrito sobre el umbral de las ocho décadas; ni un cuaderno resumen que vuelve sobre temas frecuentes en su obra poética, aunque aquí están presentes varias de las búsquedas del joven autor de La piedrafina y el pavo real (1963). Consejos para no acatar es un libro que se lee como un divertimento gozoso, pues aflora una reposada y, al mismo tiempo, lozana sabiduría del vivir que se detiene en la contemplación de las pequeñas cosas, en el ambiente doméstico donde surge la poesía. Para escribir estos poemas hay, en primer lugar, que haber vivido y acumulado experiencias vitales en el fiel de los días; pues, como sabemos, aquel que ofrece consejos, aunque nos pida no acatarlos, es porque ha experimentado semejantes o parecidas alegrías y dichas, pero sobre todo lances y cuitas, angustias y congojas, ya que suelen ser los consejos, justamente, amables advertencias, luces en el camino… Así el poeta se mira en su espejo y, con una sonrisa de sutil ironía, nos advierte de esa inutilidad, pues solo quien olvida queda libre de toda compasión, insiste y escribe, pues poco a poco se van agotando mis recuerdos / casi estoy en la misma tesitura / de la página en blanco… Estos consejos son también maneras de poblar de palabras —y con ellas, de nuevas experiencias, sentidos y búsquedas— la página en blanco: Pobre del que no sienta en su oído / el dulce crujir de las palabras, asegura en un poema.

De Consejos para no acatar, libro que mereció el Premio del Lector en la reciente Feria Internacional del Libro de La Habana, llaman la atención varias cuestiones: la primera es su tono sentencioso, sin dejar de ser elegante. Se es sentencioso, sin que ello signifique ser enfático o proverbial, porque se acumulan experiencias y existe una voluntad, humanista por cierto, de síntesis y sedimento, de querer resumir y aconsejar, sobre todo al joven lector: La única alegría que tiene la tristeza es la nostalgia; La felicidad casi nunca encuentra su destino. La segunda es cierto desplazamiento al entorno doméstico como epicentro y escenario poético. Es un libro anclado en lo doméstico, en lo hogareño, en los espacios cerrados y al mismo tiempo, abiertos: la casa y sus habitaciones, los objetos de la cotidianidad, la puerta (y también las ventanas) como el umbral que separa un mundo seguro de otro mundo citadino y también escenario llamativo que destruye y construye sus estructuras: Apocalíptica ciudad donde acuno mi tristeza / sálvame de vivir atado a la ventura de los felices, escribe y añade que aquellos que vivimos en zonas de peligro / hemos aprendido a ejercer / nuestros mecanismos de salvación. Barnet se maravilla —como Emily Dikinson en el cerco fecundo de su Amherst natal, con quien comparte, además, esa vocación aforística en su poesía— con las pequeñas y sencillas cosas del hogar. En ellas encuentra los sedimentos para dar cuerpo a la escritura. Solo la soledad tiene el valor / de vivir a la intemperie y él no parece creer en la soledad, aunque sea una soledad dialogante. En estos versos hay, además, un claro rumor nocturno, como si muchos de los poemas se hubiesen escrito en las entrañas de la noche: Es verdad que amo la noche / que nací en la noche / que mi patria es la noche… confiesa el autor de Biografía de un cimarrón y Canción de Rachel. En esa misma noche del trópico insular brota una mirada erótica, reposada, capaz de trasmitir un sabor de pastosa sensualidad que prefiere la contemplación, el roce y el eros frugal más que la posesión y el desborde arduo, pues ya la excelsa voluptuosidad cegó mi vida.

El tiempo —obsesión que hemos visto anclada en la poesía de otros autores de su generación y anterior a ella, como José Emilio Pacheco y Juan Manuel Roca en el catálogo de La Luz— recorre las páginas del libro. El tiempo y su paso indetenible; también el tiempo como historia y el hecho de ser parte de ella: No me he puesto totalmente de acuerdo / con el tiempo… nos advierte, sabiéndonos en buena medida devorados por la urgencia temporal / cuando ya somos historia. No estamos frente a un libro crepuscular, salvo por cierto hálito nocturno que emanan sus poemas. Miguel Barnet reconoce la inutilidad de estos consejos poéticos, por eso insiste en que cada uno muerda el sitio dejado por su sombra, esa menguante pero segura compañera; en que cada uno recoja, esparcidos en el mar, los fragmentos de su isla y con ellos, como resumen de experiencia, moldee las formas de sus propios consejos, esos que también será mejor no acatar.


Cintio Vitier, poemas para una cantidad misteriosa

La poesía de Cintio Vitier suma a la tradición lírica cubana —quien lo tiene, además, entre sus principales investigadores— uno de sus procesos poéticos más intensos, ávidos y fecundos, al portar una “gran intensidad cognitiva” y una mirada “intelectual” pocas veces vista en nuestras letras.

Si la poesía de ambos —la de Cintio y la de Fina García Marruz— recorren senderos y temas similares, al mismo tiempo logran, como ha escrito Jorge Luis Arcos, tonos y búsquedas diferentes. Si la de Fina, más conocida por el lector contemporáneo, puede ser como una evocación de profundas fibras, como una cancioncilla primaveral y prístina susurrada al alma, la de Cintio “activa” directamente el pensamiento y porta un anclaje intelectual, aunque no es exactamente el mismo que enarbolan sus ensayos sobre literatura, sino otro más natural e intuitivo. Si el poeta Vitier no hizo concesiones con su manera de asumir el hecho poético, ese conocimiento lírico que se concreta en la escritura desde su primer libro, Poemas, de 1938; el ensayista Vitier pudo, en cambio, sostener ideas que el tiempo enrumbaría hacia nuevos senderos en su propia obra. El poeta, como no depende del análisis o no de la constatación o verificación de las ideas, nos deja siempre una “intensidad fulgurante” y a veces desconocida para muchos, como flor oculta que, en algún momento del día, se abre a la plenitud del misterio poético.

Pero “desconocido y oculto [escribió Cintio] no son nociones negativas, términos de una búsqueda, sino presencias” y esas presencias, en ecos reconfortantes, se pueden rastrear en las voces que escuchamos en Una cantidad misteriosa, el audiolibro homenaje que Ediciones La Luz dedica a Cintio Vitier, como homenaje a uno de los escritores más importantes de nuestra literatura y en el que diez jóvenes poetas hacen suyos igual cantidad de textos del autor de Extrañeza de estar, Vísperas, Conjeturas y Canto llano. En estos poemas, seleccionados por Elizabeth Soto, más de un Cintio refulge y al mismo tiempo, una poética original vibra: Desde aquel joven ávido —como quienes hoy, asombrados, ponen sus voces a estos versos— que se pregunta, imantado por María Zambrano y Juan Ramón Jiménez: “¿Qué es el mundo?”, desplegando “una extrañeza que no lo separa de la realidad, sino que lo rodea de ella”, porque el poeta siente “lo extraño-natural, la cotidianidad de la extrañeza”; a aquel que en La ráfaga escribe las eternas preguntas: “¿Y esto? ¿Y esto que me conmueve? ¿Y yo qué voy a hacer con esto?”.

O aquel que incorpora otras experiencias poéticas igualmente decisivas, como las obras de Lezama Lima y César Vallejo, y en Capricho y homenaje insiste: “¿Qué es preguntar, qué es estar, qué es esto?”; o el de después escribiría una obra de un “mayor acendramiento discursivo, más detenida y lúcida frente a la realidad que le circunda”, y, a la vez, de una “mayor espesura verbal”. O el escritor cuya literatura ilustra “un movimiento hacia una mayor claridad y cierto despojamiento intelectivo”, en el que “la oralidad se adueña del tono predominante” e irrumpe, además, lo histórico o la necesidad de la unión de la poesía y la historia (como comprobamos también en ese clásico felizmente reeditado que es Lo cubano en la poesía). El carácter testimonial reaparece, asimismo, en “una poética afirmativa que es fecunda en la eticidad y el sentido trascendente de las realidades más inmediatas”. O el Cintio que, en la década del 60, suma a su mirada un compromiso político y social que se sumerge en el torbellino epocal con los ecos de la poética del nicaragüense Ernesto Cardenal y también el filo luminoso de la obra martiana.

La poesía de Cintio refuerza su condición abierta, ávida, por sobre complacencias formales y conformidad intelectiva. ¿Qué Cintio encuentra ecos en las noveles voces de Andrés Cabrera, Camilo Noa, Elizabeth Soto, Erian Peña, Idania Salazar, José Alberto Pérez, Lilian Sarmiento, Liset Prego, Norge Luis Labrada y Robert Ráez? ¿Qué hallazgos realizan estos jóvenes que, en un estudio de la emisora Radio Holguín, graban los versos de un autor cuyo centenario celebramos, precisamente, con este audiolibro? Ante nosotros se nos presenta un Cintio personal y al mismo tiempo poliédrico, y por tanto, abierto a múltiples miradas. Su poesía enarbola la lucidez y en ella nos es dado rastrear —acota Arcos— temas recurrentes como la pobreza, lo cubana, la extrañeza de lo real, la luz del imposible, la poética de la memoria y el olvido, el desnacer y el renacer constantes, la Poesía, la sustantividad de lo desconocido, el misterio de la encarnación —expresado a través del brillo hiriente y alucinado de lo real—, la intemperie, la aridez y la lejanía, y también la alegría, las relaciones de la poesía y la historia, el mundo de los valores morales y cristianos: la verdad, la justicia, el amor, la amistad… Todo ello da cuerpo a una sobrecogedora lección de autenticidad creadora, fiel y consecuente con sus preguntas iniciales, desde que abrió la conciencia a los límites de la palabra. En este audiolibro de la colección Quemapalabras cada voz hace suya un texto en diálogo con las sonoridades del Dj productor Artemio Viguera (DjArte). Diez poemas y diez jóvenes poetas dan forma a esa cantidad misteriosa que nos subraya la apreciable vitalidad poética de Cintio Vitier.


Ciego que lee

Ciego de Ávila es la próxima parada del periplo, luego de participar junto a Ediciones La Luz en la Feria del Libro de Matanzas. Algunos de la editorial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) bajarán en Camagüey, otros seguirán hasta Holguín.

Breve odisea el descenso con maletas y cajas de libros, aunque la inefable avileña Lourdes ha seguido el trayecto de nuestro tren desde Matanzas y nos aguarda. Realismo mágico: el bicitaxista que nos transporta rumbo al amanecer es un banense aplatanado. La representante del Instituto Cubano del Libro a la feria, Mildred Patterson es también holguinera, lo cual nos hace casi ronronear.

En corto tiempo han tenido que organizar los avileños su feria, donde se esperan ansiosamente las novedades de La Luz, con sus poemarios laureados en la reciente FILH: El árbol del mundo. Selección de autores holguineros, y Consejos para no acatar, escrito por Miguel Barnet especialmente para el sello de la AHS aquí; los nuevos títulos de la colección Abrirse las constelaciones y otras propuestas, como la bellísima edición de Cuentos nuevos que parecen antiguos, de Luis Caissés con hermosas ilustraciones de Alberto Díaz de León. La escritora Dania Sorí, natural de Jicotea, me permitirá que lo presente en su peña Mi sol, del pabellón infantil.

feria ruben1Mariela Varona presenta libro de cuentos Las eternidades, de Felix Sánchez.

De vuelta a mis orígenes, participo en panel sobre ciencia ficción y fantasía cubanas, junto al avileño Yasmany Rodríguez Alfaro, la holguinera Mariela Varona y el habanero Erick Motta, voz principal de esos géneros en la Isla y bromista consumado. Su taller sobre fantaciencia se colma con los jóvenes «cronopios», admiradores que le siguen a todas partes en «modo grupie», fascinados. Motta, de sombrero de ala ancha y bastón tallado, se deja querer.

Subdirector del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, trae el libro de cuentos La casa de la discreta despedida, de la Varona, publicado hace una década por la editorial Cajachina, de esa institución fundada por el legendario Eduardo Heras León.

La feria se dedica a una mujer fascinante e irreverente, la escritora y editora Carmen Hernández Peña, suerte de hechicera celta, que ha declinado recibir el Premio provincial por la obra de la vida, porque le parece muy «definitivo», como un cierre a su creación literaria. En su caserón asaltado a deshora, cuyo patio huele a madreselvas, bebemos café de medianoche merodeados por gatos inquietantes.

feriaruben3La escritora Carmen Hernández presenta poemario de Eduardo Pino.

También Ciego tiene sus arcanos, sus misterios insondables, tras su apariencia de ciudad llana y apacible, cuyo ecléctico bulevar invita a andar en medio del trasiego de transeúntes y el vértigo de los patinadores adolescentes.

La feria incluye, además de paneles, presentaciones literarias y homenajes, sesiones sobre escritura de haikus y décimas y la premiación de varios concursos en el espléndido café literario Estaciones, de la librería «Juan Antonio Márquez», una coherente simbiosis entre comercio de libros y servicio gastronómico.

feriaruben7El libro de cuentos fantásticos Girasoles en el fin del mundo, de Elaine Vilar y publicado por Ediciones La Luz, presentado por Mariela Varona.

La noche de apagón frente a la librería nos depara sorpresas, más allá de la típica canchánchara. Una competencia de danzantes callejeros se sucede en el portal, vertiginosa, dinámica, esquizofrénica, exquisita. La gente les hace coro y, para sorpresa nuestra, también los transeúntes devienen bailarines en una coreografía inesperada.

Son jóvenes que se juntan en la librería para bailar, algunos provienen del mundo de la danza, otros la llevan en la sangre y es bastante. El espíritu de la noche contagia y nos vamos al hospedaje, gozosamente sorprendidos de que, en medio del áspero contexto, la juventud baile sabrosamente amnésica, optimista, transpirando alegría.

feriaruben5Presentación de la colección Abrirse las constelaciones, de Ediciones La Luz, en Plaza Ciego del Ánima.

Los holguineros hemos llevado los audiolibros y libros electrónicos de Ediciones La Luz, que no se presentarán pues fallará la corriente en el área digital, mas se agradece el esfuerzo de los organizadores, encabezados por dos guerreras: Natacha Cabrera, la poetisa y profesora de música que dirige Ediciones Ávila, y Yanelis Santos, al frente del Centro Provincial del Libro.

Habrá momentos emotivos como el encuentro con el narrador Félix Sánchez en perenne batalla con la memoria, o la presentación del best seller de Ediciones Ávila, Guardianes de Cassinga, cuyos autores, Yeniska Martínez y Dagoberto Massip, recopilaron durante tres lustros la información necesaria acerca de esa epopeya, donde perecieron ocho internacionalistas avileños.

El libro, cuya cubierta huele a tinta del poligráfico de Villa Clara, se terminó de encuadernar y cortar a mano esa madrugada, en una interminable jornada de esfuerzo altruista, encabezada por un hombre orquesta, Daniel Cruzata.

feriaruben4Premiación del concurso de cuentos de ciencia ficción.

El presentador Rafael de Águila luce su emotiva oratoria épica, los ancianos sobrevivientes no disimulan las lágrimas, agradece el embajador de Namibia: a la sazón, un niño sobreviviente de la matanza sudafricana.

Momento jocoso sobreviene previo al lanzamiento de la novela de Mariela Varona, Las puertas de la perversión, cuyo espacio, la plaza Ciego del Ánima, se colma de niños ante el azoro de la narradora holguinera, que corre a prevenir a las maestras acerca de su obra plena de inquietante erotismo. Pronto se aclara que allí se iba a presentar una danza escolar, momento aplazado por el apagón, y que los niños solamente desean ver cómo sus compañeritas bailan un estilizado mambo.

La fraterna emulación entre el evento provincial y la anunciada Feria de Morón pondrá una nota de color, cuando Miguel Ángel Lanz, bailarín y librero, fantasee sobre futuras ediciones de la cita del libro.

Partimos con el amanecer de un día raro para la Isla, pero algo se nos queda en Ciego de Ávila, reteniéndonos, como el afecto de nuestro anfitrión, el descendiente de sefardíes Manolo Castro, y su familia, y la amabilidad de tanta gente buena y sencilla, de donde emana la mística fascinante de esta tierra.


Premios para editoriales de la AHS en la Feria del Libro

En la reciente XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana, realizada del 14 al 24 de febrero, los sellos editoriales de la AHS protagonizaron importantes jornadas del programa, donde presentaron las novedades de sus catálogos, principalmente en el Pabellón Cuba, la fortaleza San Carlos de la Cabaña y la Casa de la Poesía, en la Habana Vieja, esta última sede del XII Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y del VII Encuentro Internacional de Promotores de la Poesía.

Títulos de poesía, narrativa, ensayo y teatro, sobre todo, fueron presentados por sus autores e invitados, como muestra del trabajo de Ediciones La Luz (Holguín), Sed de Belleza (Villa Clara), Ancoras (Isla de la Juventud), Reina del Mar (Cienfuegos) y Aldabón (Matanzas). A ello se suma, en el caso de La Luz, el lanzamiento de la campaña de promoción literaria “La claridad avanzada”, dos capítulos de la serie documental homónima y la convocatoria del 25 Premio Celestino de Cuento.

Precisamente La Luz recibió, en la Sala Nicolás Guillén de La Cabaña, el Gran Premio del Lector con el poemario Consejos para no acatar, del también narrador, ensayista y etnólogo Miguel Barnet, Premio Nacional de Literatura y Maestro de Juventudes de la AHS. “Siempre he tenido en mi mente y en mi corazón la palpitación, la vibración de la poesía. Al saber de este premio me doy cuenta de que la gente la ama. ¡Qué peligro vivir sin poesía, qué riesgo! Este es un triunfo de la poesía”, afirmó Barnet poco antes de recibir el Premio. Consejos para no acatar cuenta con la edición de Luis Yuseff, diseño de Frank Alejandro Cuesta e imagen de cubierta de Ernesto Rancaño.

Esta es, además, la primera vez que un poemario obtiene el Gran Premio del Lector, reconocimiento que se otorga a aquellos títulos con mayor índice de ventas o de más rápida circulación, tras consultar las estadísticas comerciales y las preferencias de los lectores en el año, obtenidas a través de la red de librerías y el Observatorio Cubano del Libro. El Premio del Lector implica, también, la reimpresión de los libros en el plan editorial del año 2025, como expresan sus bases.

Además, La Luz mereció el reconocimiento La Puerta de Papel con la antología El árbol del mundo. Selección de poetas de Holguín, compilada por el joven poeta Norge Luis Labrada y con prólogo del intelectual holguinero Manuel García Verdecia. Este es un libro que destaca por su calidad artística, edición y diseño, al reunir la obra de 23 jóvenes con una calidad indiscutible y además por su coherencia generacional que resulta un aporte a la crítica literaria en la actualidad, resaltó el jurado presidido por Elizabeth Díaz e integrado por Darling Reyes y Jesús David Curbelo. El árbol del mundo. Selección de poetas de Holguín cuenta con edición de los poetas Luis Yuseff y Elisabeth Soto, y diseño de cubierta e interiores del escritor y artista gráfico Robert Ráez.

Aldabón, de Matanzas, también sello de la AHS, recibió otro de los premios La Puerta de Papel, con la antología personal de poesía para niños y jóvenes de José Manuel Espino, Rosa de los vientos.

El premio La Puerta de Papel es entregado cada año a casas del Sistema de Ediciones Territoriales (SET). El Gran Premio, este año, lo recibió Horario abierto, de Marta Valdés, por Ediciones Matanzas.


Premios para Ediciones La Luz en Feria del Libro de La Habana

Dos galardones recibió Ediciones La Luz, editorial de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín, durante la jornada de viernes en la XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana.

Uno de ellos es el premio La puerta de papel, máximo reconocimiento que otorga el Instituto Cubano del Libro (ICL) al trabajo de diseño, ilustración y acabado del libro, así como al autor, concedido a la antología «El árbol del mundo. Selección de poetas holguineros».

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El poemario, compilado por el escritor Norge Luis Labrada, reúne la obra de 23 jóvenes autores, en su mayoría pertenecientes a la AHS y varios miembros también de la Uneac, quienes nacieron entre 1985 y 1997.

«El árbol del mundo» cuenta con edición de los poetas Luis Yuseff y Elizabeth Soto, y diseño de cubierta e interiores del escritor y artista gráfico Robert Ráez.

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Por su parte, el poemario «Consejos para no acatar», del destacado intelectual Miguel Barnet, logró categoría de Gran Premio entre los Premios del Lector, que entrega el ICL a los títulos más vendidos durante el año anterior a nivel nacional, aunque se tienen en cuenta su calidad y trascendencia.

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El libro del Premio Nacional de Literatura cuenta con edición de Luis Yuseff, diseño de Frank Alejandro Cuesta e imagen de cubierta de Ernesto Rancaño.

Ediciones La Luz ha tenido una destacada participación en varios espacios de la FILH 2024.

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La Luz y su “claridad avanzada” en la Feria del Libro

La Feria Internacional del Libro de La Habana, del 15 al 25 de febrero, cuenta con la presencia de Ediciones La Luz, sello de la AHS en Holguín, con la presentación de varias de las novedades de un amplio catálogo que la distingue entre las casas editoras cubanas más importantes y en el que confluyen los reconocidos autores con jóvenes voces.

La obra de escritores miembros de la sección de Literatura de la AHS en la provincia caracteriza parte de la propuesta de La Luz para esta Feria, dedicada a la República Federativa de Brasil. En ella destaca El árbol del mundo. Selección de poetas en Holguín, antología compilada por Norge Luis Labrada que pone en circulación los hallazgos líricos de veintitrés autores, en edades comprendidas entre los veinticinco y los treinta y siete años. Esto “le confiere ese tono de frescura y aptitud irruptora. Todos ya tienen alguna obra publicada y muchos han recibido premios diversos, lo que nos advierte de que no se trata de balbuceos iniciales, sino labor de crecimiento”, asegura en el prólogo el reconocido intelectual holguinero Manuel García Verdecia. Entre los autores reunidos encontramos a Karina Mora, Elizabeth Soto, Liset Prego, Camilo Noa, Ana G. Ramos, Rebeca Torres, Alejandro Batista, Frank Alejandro Cuesta, Erian Peña, Reynaldo Zaldívar, Andrés Cabrera, Katherine Perzant, Susel Legón e Idania Salazar. Sus voces le confieren a esta selección “una coherencia escritural y una unidad sustancial que la convierte en crónica emotivo-reflexiva de este tiempo”, subraya García Verdecia.

Precisamente a varios de estos jóvenes escritores antologados en El árbol del mundo pertenecen los libros que La Luz presentará en sitios como el Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS, el Complejo Morro-Cabaña, la Casa de la Poesía y la Casa Vitier García Marruz, como: Análisis de la forma, de Ana G. Ramos, “espléndido y terrible” cuaderno donde “lo grotesco, incluso lo de mal gusto, posee una solapada dosis de belleza que a muy pocos poetas les importa exponer”; Hojarasca de las formas, de Erian Peña, poemario con una “escritura impecable, intertextual, casi narrativa”, en el que la “efectividad de las herramientas de su autor radica en el empleo de la metapoesía, y por lo tanto en la creación del poeta a modo de protagonista de su obra”; Rituales de culpa, de José Luis Laguarda, quien “es capaz de crear un sistema para que la poesía simplemente suceda” en un cuaderno donde “hay una manifiesta exactitud en sus versos, un aparente orden en el caos donde el contrasentido avanza hacia lo razonable, y lo cósmico interactúa con lo doméstico”; y la novela Al son de la calavera, de Andrés Cabrera, en el que la ciudad de Holguín y sus habitantes “viven en un futuro distópico que provoca risa y reflexión” y “el humor negro y el absurdo se confabulan para narrar acontecimientos que distorsionan nuestra realidad y nos hacen mirarla con el ojo crítico necesario”.

Además de impresos como parte de la colección “Abrirse las constelaciones”, los cuadernos se presentarán en formato digital (e-book) y una selección de sus textos integra un audiolibro, en la colección Quemapalabras, para llevar a un número mayor de lectores y formatos la obra de los autores incluidos en el plan de este reconocido sello cubano.

Teoría de las flores salvajes, obra de teatro de la holguinera Katherine Perzant incluida en la colección Abrirse las constelaciones, es una de las novedades de La Luz que se presentará en la Feria del Libro habanera. El mismo es “una operación poética sobre la memoria: eventos tipográfiados en su agendita para no olvidar, notas de voces en el teléfono para fechas señaladas. En él encontrará dos obras: Cabo de Hornos y Cempasúchil, que ensayan desde el sustrato memorioso de la luz o la sinastría de las almas gemelas”. Además: Girasoles en el fin del mundo, de Elaine Vilar Madruga, que obtuvo el Premio Celestino de Cuento y posee un “logrado lenguaje, profundidad y a la vez elegante hechura, y un regalo para sus necesarios lectores, con personajes que resonarán en la memoria posterior a su lectura con el cimbrar de lo humano”; y Traducción apócrifa, de Mailín Valdés, en la colección Analekta, poemario que mereció el Premio “El árbol que silva y canta”, certamen organizado por la AHS del municipio Báguanos.

Otro título es Camino de herejías. Acercamiento a la historia de la Asociación Hermanos Saíz, de Yasel Toledo, presidente nacional de la AHS, que resulta “una excelente compilación donde se encuentra la evolución crítica de la AHS a través de entrevistas a sus presidentes y un enfoque de los congresos y encuentros con artistas. Cuenta con planteamientos estéticos relacionados con el arte en el país; y se trata, igualmente, de una recopilación de las vicisitudes que ha tenido la misma en más de 30 años”.

Varios libros incluidos en la colección Quemapalabras están incluidos en el programa de presentaciones: Un cuento diferente cada noche. Voces de Celestino, propuesta compilada por Luis Yuseff a propósito de 24 Premio Celestino de Cuento y a los ochenta años del natalicio de Reinaldo Arenas, autor de la novela Celestino antes del alba, en la que “varios escritores premiados en este certamen aparecen reunidos en este audiolibro que, si no se aproxima todavía a una antología, es por mucho, una muestra exquisita de la joven literatura cubana que contiene los presupuestos más altos de la narración”; Quiero escribir con el silencio vivo, poemas de la Premio Nacional de Literatura Fina García Marruz, también impreso en la colección Analekta; y Una cantidad misteriosa, versos del también novelista y ensayista Cintio Vitier, Premio Nacional de Literatura, un audiolibro que contiene diez textos en la voz de igual número jóvenes poetas. En esta propuesta se mezclan las sonoridades electrónicas del Dj productor Artemio Viguera (DjArte), que experimenta con sonoridades insertando las voces de los jóvenes poetas holguineros de la selección que declaman versos de Cintio Vitier.

En la misma colección encontramos: Carne roja, poemario de Reynaldo Zaldívar; En busca de la piedra verde, cuaderno para niños de la estadounidense Alice Walker; Él y yo sumamos dos, de la pinareña Nersys Felipe, reconocida con el Premio Nacional de Literatura; La casa de los gatos perdidos, de la holguinera Liset Prego; El final de los finales felices, del narrador Rubén Rodríguez; y Cuentos nuevos que parecen antiguos, del importante autor para niños y jóvenes Luis Caissés, presente también en formato impreso.

Como parte de las iniciativas que realiza la editorial se presentará, asimismo, la campaña de promoción de la lectura “La claridad avanzada”; dos capítulos de la serie documental homónima de Luis Yuseff y Gerardo Perdomo sobre la historia del sello editorial, y la convocatoria del 25 Premio Celestino de Cuento que se celebrará del 10 al 15 de junio y dedicará sus espacios a los 25 años del cuento “Flora y el ángel”, de Rubén Rodríguez, ganador de su primera edición en 1999, al argentino Julio Cortázar en los 40 años de su muerte y al cubano Onelio Jorge Cardoso, en el 110 aniversario de su natalicio.


Celestino convoca a artistas visuales

Ediciones La Luz y la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Holguín convocan a la exposición de carteles Mi nombre es Celestino, para celebrar el XXV Premio Celestino de Cuento, importante evento literario que se realizará entre los días 10 y 15 de junio de 2024.

Podrán participar todos los artistas cubanos, residentes o no en el país, sin límites de edad, siempre que sus obras cumplan con los requisitos expuestos en la convocatoria. Se aceptarán aquellas obras (ilustración o diseño) que recreen a uno o a varios personajes (o pasajes) de la novela Celestino antes del alba, publicada por el escritor holguinero Reinaldo Arenas en 1967 y cuyo personaje protagónico le da nombre al Premio Celestino.

Las obras serán presentadas en formato A3, JPG y a 300 dpi (mínimo) y enviadas a la siguiente dirección de correo electrónico: 25premiocelestinodecuento@gmail.com, junto con un documento de texto que contenga los siguientes datos: Título; pasaje en la que se basa la obra o nombre del personaje que recrea y ficha del autor, compuesta por el nombre y los apellidos, el DNI, país o ciudad de residencia, y una breve ficha curricular.

El jurado, conformado por tres artistas de la plástica en representación de Ediciones La Luz, escogerá 25 obras que conformarán la exposición Mi nombre es Celestino, cuya inauguración en Holguín coincidirá con el inicio de las jornadas de la edición 25 del Premio.

El Comité organizador se encargará de la impresión y enmarcado de las piezas, las que serán conservadas para futuras muestras itinerantes, sin carácter lucrativo, dentro de Cuba, y en las que se hará constar siempre el crédito a sus autores. Igualmente, los autores conservarán los derechos sobre su obra y autorizan a la editorial a divulgarla en sus redes sociales (Facebook, Instagram, X, Pinterest, YouTube, Flickr) como parte del patrimonio cultural del evento, sin que implique un compromiso de exclusividad con la editorial.

Los autores de las obras escogidas serán notificados a través de correo electrónico. El plazo de admisión vence el 15 de mayo de 2024 y la participación en el certamen presupone la aceptación íntegra de sus bases, aseguran las bases promocionadas por La Luz.

Este año el evento, uno de los más importantes y esperados por los jóvenes narradores cubanos, dedicará sus espacios a los 25 años del cuento “Flora y el ángel”, del holguinero Rubén Rodríguez, obra con la que ganó su primera edición en 1999, y recordará, además, con el lema “Celestino alza el vuelo”, al argentino Julio Cortázar en los 40 años de su muerte y al cubano Onelio Jorge Cardoso, en el 110 aniversario de su natalicio.

El Premio Celestino surgió en 1999 por iniciativa del narrador y poeta Ghabriel Pérez y como homenaje a la novela Celestino antes del alba, del holguinero Reinaldo Arenas. Entre los escritores que lo han obtenido se encuentran también Rafael A. Inza, Marvelys Marrero, Alcides Pereda, Serguei Martínez, José Alberto Velázquez, Yordis Monteserín, Liany Vento, Rafael de Jesús Ramírez, Abel Fernández-Larrea, Ariel Fonseca y Martha Acosta. Por su parte, importantes jurados han valorado las obras en concurso, entre ellos Eduardo Heras León, Guillermo Vidal, Ana Lidia Vega Cerova, Nelton Pérez, Jorge A. Pérez, Lourdes González, Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón.


25 años del Premio Celestino: una convocatoria para alzar el vuelo

Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín y la Sección de Literatura de la AHS en la provincia, convocan al XXV Premio Celestino de Cuento, uno de los concursos nacionales más esperados por los jóvenes narradores cubanos.

Este año el evento, que se realizará del 10 al 15 de junio, dedicará sus espacios a los 25 años del cuento “Flora y el ángel”, del holguinero Rubén Rodríguez, ganador de su primera edición en 1999 cuando se convocaba con un solo relato y hoy uno de los narradores más reconocidos del ámbito literario nacional, con premios como el Oriente, el de la Ciudad de Holguín, el Hermanos Loynaz, el Alejo Carpentier y el de la Crítica Literaria.

Además se recordará, con el lema “Celestino alza el vuelo”, al argentino Julio Cortázar en los 40 años de su muerte y al cubano Onelio Jorge Cardoso, en el 110 aniversario de su natalicio. Cortázar, uno de los exponentes centrales del boom latinoamericano, además de novelas como su clásica Rayuela y Los premios, 62 Modelo para armar y Libro de Manuel, es autor de libros de cuentos como Bestiario, Final de juego, Las armas secretas, Todos los fuegos el fuego, Octaedro, Alguien anda por ahí, Queremos tanto a Glenda y Deshoras. Mientras que Onelio Jorge Cardoso es considerado “el cuentero mayor” de Cuba y autor de Taita, diga usted, El Caballo de Coral, El cuentero, La otra muerte del gato, El hilo y la cuerda, Caballito blanco y Negrita. El Centro de Formación Literario creado en La Habana por Eduardo Heras León lleva su nombre y mantiene en las nuevas generaciones el legado de uno de nuestros grandes autores.

En el XXV Premio Celestino pueden participar todos los escritores cubanos residentes en el país, menores de 35 años, sean miembros o no de la AHS, con un cuaderno inédito entre 45 y 70 cuartillas como máximo, presentado bajo el sistema de seudónimo y en una sola copia, explicó en conferencia de prensa Luis Yuseff, editor-jefe de Ediciones La Luz.

Deberán enviarse dos archivos independientes, debidamente identificados, uno perteneciente al libro en concurso con las características siguientes: Time New Roman, 12 puntos, interlineado 1.5, y otro con la plica, que debe tener los datos personales, como el número de carnet de identidad, la dirección y diferentes vías de localización del autor.

Las obras se recibirán al correo: 25premiocelestinodecuento@gmail.com hasta el 20 de mayo.

El premio consistirá en la entrega de un diploma acreditativo, el pago de 10 mil pesos (moneda nacional) y la publicación del libro (impreso y e-book) por Ediciones La Luz, con el pago del respectivo derecho de autor. El fallo del jurado, integrado por prestigiosas figuras de las letras, se dará a conocer el 14 de junio en la peña “Abrirse las Constelaciones”, como parte del programa del XXV Premio Celestino de Cuento, evento que incluye una jornada de presentaciones, lecturas y conferencias, subraya Luis Yuseff.

El Premio Celestino surgió en 1999 por iniciativa del narrador y poeta Ghabriel Pérez y como homenaje a la novela Celestino antes del alba, del holguinero Reinaldo Arenas. Entre los escritores que lo han obtenido se encuentran también Rafael A. Inza, Marvelys Marrero, Alcides Pereda, Serguei Martínez, José Alberto Velázquez, Yordis Monteserín, Liany Vento, Rafael de Jesús Ramírez, Abel Fernández-Larrea, Ariel Fonseca y Martha Acosta. Por su parte, importantes jurados han valorado las obras en concurso, entre ellos Eduardo Heras León, Guillermo Vidal, Ana Lidia Vega Cerova, Nelton Pérez, Jorge A. Pérez, Lourdes González, Manuel García Verdecia y Eugenio Marrón.


Alejandro Zaldívar, desde el imaginario de la rareza

Alejandro Zaldívar ha creado sus mundos a partir de micromundos que expresan la rareza de las formas. Rompecabezas. Puzzle dentro de un lienzo digital, conforman un imaginario de sentimientos que alude a la nostalgia de lo onírico. Esa es la manera en que representa sus inquietudes en una dimensión virtual y visual. “Vivo donde se desdibuja el límite entre los sueños y el insomnio, la realidad, la ilusión de estar despierto”.

Fotos cortesía del entrevistado

Alex es un dreamcore, artista visual “por gracia de la naturaleza” que construye en su lienzo infinito una arquitectura de textos, flores, hongos, aves, microorganismos, cuerpos, seres desfigurados, hilarantes, alucinados y genuinos, sin abandonar la belleza que los contiene en pequeños espacios que forman parte de un todo más amplio y profundo. Es como la vida vista a través de lo pequeño, de lo lejano. “No tengo una técnica definida, pero siempre trabajo lo bizarro, un poco oscuro; es lo que me atrapa más, ese imaginario de la rareza”.

Sus inicios en las artes visuales se remontan a los dibujos en las libretas escolares, de eso se dio cuenta cuando leyó su expediente de estudiante y vio que todos los profesores escribían: “Alejandro no atiende y pasa mucho tiempo dibujando en las libretas”. Por ahí comenzó su curiosidad. “Son dibujos que aún conservo, desde el primero que hice en tercer grado hasta el que hice ayer, y desde entonces no he parado ni un día, siempre estoy creando, aprendiendo y buscando una manera de expresar mediante la visualidad, lo que me ha llevado a tener un estilo tan variado, pero aun así el predominio es lo que determina el trabajo de un artista”.

Su lista de referentes visuales es casi infinita, dice; artistas a los que debe, en parte, lo que es hoy. “Me dedico a estudiarlos, a observarlos. Tengo un poco de cada uno. Primero empiezas tomando de ellos hasta que creas un estilo. He bebido mucho de El Bosco, está presente en la etapa de collage que trabajo con Ediciones La Luz, a partir de diseños tupidos de objetos e información en una misma composición, son obras para observar pacientemente”.

Fotos cortesía del entrevistado

En su lienzo encontramos pastiches, referencias, analogías, estéticas y poéticas, submundos llenos de vida y color. “Me interesa que aprecien la obra completa, pero cada detalle en ella, por muy pequeño que sea. Piezas donde intervienen dibujos, textos, simbolismos que he tomado también del cubano Wifredo Lam, de Basquiat, de quien me fascina mucho su manera de crear a partir del neoexpresionismo. También está Picasso, del que tomo los colores, las líneas y esa textura que deja siempre en los brochazos con mucha pintura, porque aunque mi arte sea digital siempre trato de mantener esa visualidad de la textura, sobre todo, por encima de los planos, de los marcos de la pieza”.

Le interesa el juego de las obras dentro de las obras, por lo que pueden aparecer en varias partes de su composición digital. El cómic americano y el grunge cómic es otro de los recursos presentes en sus creaciones, ya sean las historietas con sus texturas y color, escribir sobre las obras, eso le resulta bastante curioso, sobre todo el efecto de texto encima de una pintura. Después de lo visual e ilustrativo, le influyen mucho en su labor el cine y la música, dos de sus grandes pasiones.

En su proceso creativo, puro divertimento según cuenta, hay mucho de distracción, lo que le lleva en mitad de su trabajo a ver una película o jugar videojuegos; de ahí pasará nuevamente al lienzo… La prueba, el experimento, tratar de imitar otros artistas, escoger objetos al azar y darles expresión en la pieza es parte de su itinerario. “Por eso a veces te puedes encontrar los mismos objetos en diferentes espacios, posiciones, texturas, colores, logrando un truco al observar cada pieza y creer que es nuevo”.

Fotos cortesía del entrevistado

La mezcla de diferentes elementos enrumbados hacia lo posmoderno es punto de partida hacia otros mundos posibles en la obra de Alejandro Zaldívar. “No intento ponerle límites a la creatividad. Yo dejo que todo fluya, así que no me limito a nada. A veces me gusta mezclar arquitectura con flores, hongos, microorganismos, y todo juega un papel diferente. No me gusta limitarme a la hora de utilizar cosas naturales para que adquieran una reinterpretación diferente. Me interesa el uso de flores y plantas para crear animales nuevos, y así voy trabajando hasta que siento la satisfacción de que está bien para mí. Muchas veces no intento decir nada con ello, simplemente sacar algo dentro de mí, desde un pensamiento muy abstracto y difícil de decir”. No busca con sus obras necesariamente que el espectador entienda su mensaje sino hacer una reinterpretación del mismo.

Alejandro se aferra al lienzo digital como formato de sus creaciones, supone para él “un recurso infinito”. “Me gustaría trabajar las obras físicas, tener pinturas, hacer esculturas, intentar el performance, la instalación; no le pongo límites a la creación. Realicé varios trabajos de pintura física y escultura, pero la escasez de recursos me llevó a abandonarlo. El lienzo digital siempre estará ahí de manera infinita y me permite deshacer las cosas cuando quiera, repetir, hacer variaciones, sin tener que gastar materiales reales, lo que también me ahorra tiempo. Es trabajar sin límites de recursos”.

Actualmente con parte de su obra se ilustra “La luz te pertenece”, campaña de promoción del libro y la lectura de Ediciones La Luz, casa editora de la AHS en Holguín; un viaje trasgresor hacia la visualidad editorial de un sello que apuesta por lo novedoso, funcional y atractivo para todos los públicos desde diferentes formatos y plataformas.

Fotos cortesía del entrevistado

“Trabajar con La Luz ha sido un tesoro. La primera vez que trabajé con ellos tenía 15 años y fue como modelo para las fotografías de portada de varios de sus libros. Luego Robert Raez, diseñador de la editorial, se interesa en mi trabajo y me propone ser colaborador frecuente. A Luis Yuseff, editor jefe, le cautivó mi trabajo con el collage y me propuso que mi obra fuera parte de la visualidad permanente de La Luz. Se interesaron mucho por mis «fondos negros con polvo cósmico», esa sensación de profundidad que hay en mi obra, y así trabajamos para la visualidad de la campaña La luz te pertenece hasta crear el personaje del «Ícaro» de la misma, y con eso me divertí muchísimo porque no ponen límites a tu trabajo, y también me ayudan mucho con las ideas. Me gusta porque comprenden el trabajo que hago y cuanto significa para mí y para ellos”.

“Lejos de ser un mero reproductor de Celestino antes del alba a través de figuraciones más proclives a colocar un espejo frente a las páginas, Alejandro Zaldívar se adentra en lo temerario de otras vías a través de su personal elección para convertir la lectura figurativa del texto en la reconstrucción imaginativa del mismo, y en ese rumbo, adentrarse en la novela no con los ojos del lector, sino con los del artista que se apropia de todo lo refulgente –aves, flores, cuerpos, centelleos, pálpitos– para entregar su Celestino personal, desde lo viable del arte digital”, escribió el escritor Eugenio Marrón en las palabras de presentación de la muestra personal Pedazos de nube, su primera exposición y pórtico del XXIV Premio Celestino de Cuento.

Pedazos de nube fue una evocación al libro de Reinaldo Arenas en el 80 aniversario del escritor holguinero, fue la remembranza de Alejandro sobre un Celestino muy personal. ¿Acaso un Alejandro-Celestino?

“No imaginé que pudiera tener tanta repercusión, sobre todo en redes sociales. Luego de ello me llegaron muchísimas ofertas de trabajo. Un paso muy importante en mi carrera, especialmente porque es mi interpretación de Celestino antes del alba. Estoy súper feliz del resultado”.

Para Alejandro no es tan larga la distancia que separa al hombre de su destino: “El camino aunque difícil y lleno de retos será nuestro mejor maestro. La osadía de ser uno mismo, de defender la locura es lo que nos identifica como seres únicos”. Aun traza mapas mentales de sus últimos insomnios, busca en retazos de sueños simples las formas más complejas, aquellas que cumplen con todas las reglas para hacer arte del olvido.


La ciudad de las golondrinas

Hasta marzo, fue un misterio; techos de pizarra vistos al vuelo desde los puentes elevados, que los ómnibus rebasan en minutos. Antes y después, a través de las ventanillas, la sabana inmensa, como en un cuento de Ray Bradbury. Esta vez, yerba reseca que se prendía como yesca, como en un texto de Juan Rulfo: el llano en llamas.

 A través de la noche y con los chicos de Ediciones Holguín, Elizabeth Soto y Robert Ráez, viajamos a la Feria del Libro de Ciego de Ávila, cargados de libros y esperanzas. Causas y azares habían aplazado abordar el tema en esta columna; hela aquí, patinada por el tiempo, que sosiega las emociones.

ciego 3Actividad para niños.

Ojerosos, llegamos al avileño parque José Martí justo para la inauguración salpicada de niños y zancudos. Nos hallamos una guagua de vacacionistas holguineros y al inefable Félix Sánchez, narrador valioso de las letras cubanas y hombre cabal.

Las guerreras Natacha y Yanelis, al frente de Ediciones Ávila y el Centro Provincial del Libro, respectivamente, nos abrieron las puertas de su ciudad sin muros e hicieron los honores como anfitrionas. Cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra… ¡guao! Martí tiene razón. Así, fueron quedando nuestros libros y afectos, en tertulias, presentaciones, paneles, charlas, como en un diálogo interminable.

ciego 5Robert Ráez y Elizabeth Soto presentan publicaciones de La Luz.

De jornada en jornada, la feria se abrió como abanico. La Casa de la Trova nos desveló con los proyectos de música y poesía de la Asociación Hermanos Saíz, una mezcla que colmó expectativas y donde Soto dijo sus poemas; en otros espacios, presentaría Ráez su novela Boustrofilia.

La tropa fue creciendo con esa poeta grande que es Mae Roque, los escritores Yamila Ferrá, Larry Morales, Massiel Mateos y Carmen Hernández, también editora y esotérica; el crítico cinematográfico y gastronómico Frank Padrón; el poeta tunero Armando López; el profesor Pedro Pérez Rivero; el teatrólogo Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional; los jóvenes autores Ilieva Rodríguez, Leo Busquet y Yasmany Cisneros; el talismán de Ciego, Arnaldo Rodríguez, que organizaba su musical Piña colada; junto a Leidi Vidal y Katia Siberia, del periódico provincial Invasor, una visita pendiente.

ciego 2En el área digital Isla Interactiva.

Imposible olvidar el espacio Isla Interactiva, gestionada por Yaudel Estenoz y donde los de La Luz presentaron libros digitales de su casa editora; la perfecta versificación de Roly Ávalos; los teatristas, que hacían las delicias en espacios como la Casa de Cultura, cuyo público infantil me sobrecogió; o la atronadora simpatía de Manolo, descendiente de sefardíes y gran cocinero.

ciego 4En el Café Literario, junto a nuevos amigos .

Lo confieso: todo el tiempo percibí una sobrecogedora sensación de dejá vu, de haber recorrido ya sus calles, o haberme sentado en su Café literario, donde el aroma de la colada invade la estantería y uno va a charlar con amigos. Me fue entrañable, incluso, el duelo que vive Ciego por dos de sus artistas, Arlén Regueiro y José Rolando Rivero, fallecidos prematuramente.

De allá me traje, en el corazón, un montón de amigos, el proyecto de una antología de narradores cubanos para Ediciones Ávila y un descubrimiento: la agrupación jazzista La familia, cuya actuación me sedujo. Lo otro, la visión del milagro: una ciudad llena de golondrinas, anidando en los capiteles, revoloteando sobre los tejados, llenando de puntadas el cielo demasiado azul.