Festival de Teatro


El pino (Blanco), el bosque y el teatro nuevo

Hay quienes desean cumplir un sueño con tanta intensidad, sin saber qué destino tomarán cuando su anhelo se cumpla, si les será provechoso o encontrarán en él su fin. Hay quienes eligen el desarraigo disfrazado de horizonte esplendoroso; hay pinos en el bosque añorando las luces de la ciudad sin saber que llegar allí implica abandonar el verdor y el abrigo de los otros, de sus iguales, el hogar, la libertad.

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Escena #7 y final: Leviatán (cómo se llega a ser lo que se es) (+Fotos y videos)

Cuando desperté el Leviatán ya estaba ahí.

  • ¿Cómo impedir los efectos del Leviatán?
  • ¿Cómo identifico el cuerpo del poder?
  • ¿Cómo darle voz a lo impensable?

Paralelo al proceso de Bonsái escribí Leviatán, el último espectáculo de la trilogía Cómo se llega a ser lo que se es. Un texto lleno de monólogos que rompe los esquemas utilizados para proyectos escénicos anteriores. El entramado textual debía terminarse una vez concluida la primera etapa del montaje, pero el material nunca dejó de crecer y cambiar. La idea siempre fue volver sobre el performance como lenguaje y utilizar la máscara fija desde lo absurdo como categoría estética.

Desde el título, la obra anuncia la presencia del mal. Un mal representado en la figura del poder. ¿Cómo conceptualizar la enfermedad? Utilicé dos preceptos filosóficos para sentar las bases primero del texto y luego del espectáculo: el gran Leviatán, de Thomas Hobbes, y Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. Dos filósofos que supieron ver al monstruo desde contingencias diferentes. El primero a través del Estado como ente político que rige todas las relaciones sociales y, el segundo, en el hombre y la muerte de Dios.

foto Belice Blanco

La obra muestra una ciudad impróspera, dominada por los miedos/deseos/y expectativas ante la posible llegada del Leviatán. Los personajes trascienden entre la locura y la sabiduría. Sobreviven a partir de sus códigos éticos y de los desechos de una sociedad sentenciada a perecer ante el poder que representa la bestia que se aproxima. Solo una persona sabe cómo derrotar al enemigo, su nombre es Zaratustra, un mito entre los hombres, quienes aseguran su presencia en una cueva alejada de la urbe.    

foto Belice Blanco      

Los personajes representan el mal, a la acción de la fuerza sobre los hombres, a la imagen de la turbación y el desasosiego; pero también significan la resistencia a la voluntad del poder. Unos tejen sus discursos con escritos bíblicos, su cosmovisión sobre la familia, sus convicciones políticas, mientras otros solo rememoran la historia. Una historia personal y colectiva. Una que los hace sentir parte del monstruo.

La frustración hace aflorar la fracción más absurda de estos individuos y su cadena de relaciones. Cada personaje fue encontrado por los actores en las calles de Santiago de Cuba. La obra nos permitió hablar de la indigencia en Cuba como un fenómeno que escapa aun a las voluntades del estado. Los actores no solo tomaron rostros reales, también realizaron un estudio psiquiátrico, psicológico, social y teatral de cada persona seleccionada. En esa exploración varios especialistas aportaron a la construcción y análisis de las figuras de estudio y su tránsito a personajes. En ese recorrido vale resaltar al Lic. Alain Brito Castañón, pues mediante su ayuda especializada los actores completaron la historia clínica y filtraron toda la indagación a través de la escena.

Cartel Diseño Rainer Martinez Cascante

Una vez que la información adquirió propósito como material escénico, el texto inicial sufrió grandes modificaciones. Aniña, el Cristo Loco, el Cimarrón, Cabeza de Pecao, el Viandero, la Mandíbula, el Cagalón y el General, fueron resultado de la expedición hecha sobre nuestra realidad. Un despliegue que reunión (indistintamente) a un elenco integrado por Maibel del Rio Salazar, Adolfo Guzmán Pacheco, Lisandra Hechavarría Hurtado, Erasmo Leonard Griñán Labadié, Alfredo Peña Ortiz, Diego Alexander Torres Olivares, Amanda González Ortiz y Yanisleidys Laborí Cuevas.

El trabajo con los personajes rompió la clásica construcción del Roll aprendida en la academia, incluso nos hizo replantearnos las fórmulas que veníamos empleando. La referencia que teníamos del grupo El Ciervo Encantado, de la maestra Nelda Castillo, Tadeusz Kantor, Angélica Liddell y el trabajo fotográfico de Belice Blanco nos conectó con una visual absurda y crítica de la realidad.        

Belice Blanco había expuesto una veintena de fotografías con el rostro de mendigos, locos y alcohólicos con los que coexistimos en la ciudad. Algunos de ellos ya eran material de estudio para esta puesta antes del contacto con la fotógrafa. Las muestras Evas y Adanes fueron el resultado de un lente que portó una de las ideas transversales de Leviatán: ¿cómo se llega a ser lo que se es?

foto belice blanco

Para el grupo era importante utilizar el área de representación para que aquellas figuras contaran su historia. No a través de una narración aristotélica ni de saltos temporales. Queríamos una narración en tiempo presente. Cada figura de estudio poseía una vitalidad que necesitábamos mostrar al espectador. Para ello el escenario fungía como elemento principal para el exorcismo.

Liester Amador

Todo se mueve en penumbras, algunas luces parecen referirse más a la muerte que a la vida. Los segmentos largos y emocionales permiten al espectador participar de la construcción de la identidad humana de las voces. Lamentos/gritos/pregones. Así algunas voces escogen los momentos sensibles a su existencia y se muestran. Asumen que sus vidas no serían diferentes aun sin la llegada del Leviatán. Sus presencias son la prueba del escarmiento de Dios a los hombres. Aunque para algunos de ellos Dios ha muerto.  

foto belice blanco
  • ¿Dónde recibiré mi sentencia?
  • ¿Por qué soy culpable?
  • ¿Quién creó al Leviatán?

El espectáculo fue estrenado el 8 de febrero de 2019 en la sala Mambí del Teatro Guiñol Santiago. Representó la primera colaboración concreta con la fotógrafa matancera Belice Blanco, quien exhibió durante la temporada su expo Evas y Adanes, como una sola muestra.

La obra en ocasiones muestra lugares concretos: una esquina de la calle/un edificio olvidado/un basurero. En otras parece que los personajes o entes escénicos (como empezamos a llamarlos en algún punto del proceso), habitan espacios inexistentes. La condición de lo onírico toma fuerza en el montaje y se manifiesta tan abstracto y tan personal que parece como si ocurriese en sus propias mentes.

foto belice blanco

Todo cuanto se dice/se hace/y se piensa en escena, está condicionado por la relación de los personajes con el Leviatán. A medida que la trama avanza el espectador asume al monstruo como un concepto más amplio. La fuerza de esa figura construye y altera el sistema simbólico de la obra.  

Cartel Diseño Rainer Martinez Cascante
  • ¿Cada persona tiene su Leviatán?
  • ¿Debería temer el espectador a la existencia real de la bestia?

La construcción de atmósferas representó un trabajo crucial. Cada ente escénico poseía su propia luz/color. Ese conjunto de luces simboliza a una ciudad que teme la llegada del monstruo y oculta su miedo con parafernalias y cintas Leds.

  • ¿Mapa lumínico para el desastre?
foto belice blanco

La escenografía, diseñada por el artesano y arquitecto Dagoberto Hen, utiliza la figura del tanque de metal industrial como símbolo. El tanque como objeto fue tomado de los distintos contextos de las figuras de estudio. El tanque aparece como un elemento reiterativo en las locaciones que sirvieron de inspiración para el montaje.

Foto Belice Blanco

Se usaron cinco barriles con los cuales se crearon estructuras modélicas. Figuras que representan la mugre, la pobreza, la creatividad y la resistencia de estos seres ante el ojo que observa. Los actores definieron su carretilla, vagón, casa, escudo o almacén junto al diseñador/realizador. De esa manera fueron dándole forma a los elementos externos que servirían para que cada ente escénico sobreviviera en el escenario. 

Del actor Diego Alexander Torres ( interpretamdo al Viandero)

Una vez terminada la escenografía los actores crearon o recolectaron prendas de vestir y los elementos de utilería. Todos pertenecen al imaginario del actor con su trabajo a partir de la investigación y los distintos materiales que aportó para la escena.

  • ¿Qué es sobrevivir en escena?

La banda sonora es un elemento esencial en este trabajo. La música, en su totalidad cubana, nos sirvió para contextualizar y hacer una simbiosis con los sonidos/melodías/y canciones que interpretan los entes escénicos.

  • ¿Llega el Leviatán?
  • ¿Aparece Zaratustra?
foto belice blanco

Cuando la obra comienza ya nada tiene solución. El Leviatán no necesita llegar para destruir, el poder ejerce su voluntad de formas inimaginables. Zaratustra sabe que no hay nada que hacer, no moverá un dedo por los hombres sentenciados por su cultura/sus ideas/sus creencias/su comportamiento/su locura. Así llega el final, con cada personaje atrapado en la fatiga de una sociedad mortal.

  • ¿Nos define el poder?

Tal vez esta obra sea un tratado para demostrar que sí, que somos el resultado de la relación que ejerce el poder con nuestro entorno. Tal vez nada escapa a esa voluntad. Intentamos hacer una puesta para que el espectador re-leyera su propia existencia. Lo real y lo absurdo terminan siendo condicionantes en una lectura donde la cotidianeidad es un régimen inevitable.

Para el Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA, cada puesta significa un acto de rebeldía/de fe/y de resistencia. Un compromiso con los más vulnerables ante los ejes de poder que rigen nuestro mundo interior y exterior. Nuestro teatro siempre ha tenido como centro al hombre como ser social y a la escena como trampolín de afecto y marcha fúnebre.

foto Liester Amador

La obra se presentó en El Mejunje Teatral, Santa Clara 2019; XI Edición del Festival de Teatro Joven, Holguín 2019; Jornada Teatral Perro Huevero, Las Tunas 2019; Jornada Teatral La Bota Rota, Contramaestre 2019; III Edición del Festival de Teatro Experimental Desconectados a 969, Santiago de Cuba 2019.

  • ¿Puede el mal existir fuera de la conciencia?

La trilogía Cómo se llega hacer lo que se es sirvió como estructura de análisis para profundizar en el comportamiento humano como respuesta a sus circunstancias, el comportamiento del actor en un viaje que amenaza el umbral del subconsciente en la busca del semi-transe, y el comportamiento del público ante su propia paranoia.  

Habría que sumar otros elementos que han permeado nuestra experimentación como lo interdisciplinario y el estudio de las experiencias interhumanas. Todo lo antes expuesto forma parte de nuestra búsqueda de un arte vivo y renovador. Una vorágine que nos dota de la aptitud necesaria para posicionarnos frente al poder.

LOS LOCOS DE LEVIATÁN

Por: Reinaldo Cedeño Pineda

Los locos de Leviatán

venden periódicos en los barriles

venden periódicos en los portales

                              en los teatros

pobres

con leviatanes comiendo sus cerebros

venden periódicos de ayer

para actualizarnos

a nosotros los cuerdos

con leviatanes comiéndonos los pies

y

nos gritan

nos espantan

nos espetan

su lucidez de leviatanes

críos de Dios 

profetas.

Nada hay más triste que un periódico de ayer

Nada hay más triste que envolvernos

                              que despertarnos

en un periódico de ayer

ay

estos locos de Leviatán

sobrevivientes

susurradores

que andan quemándonos

mientras

nosotros los cuerdos

subimos

                bajamos

la ciudad.

                (Tras ver la obra Leviatán de Juan Edilberto Sosa. Santiago de Cuba, 8 de febrero, 2019)

 


En el carrusel de Rubén

Un mililitro conceptual

Hace años me debía esta conversación, de esos regalos que uno decide hacerse. Con asiduidad coincidimos en espacios socioculturales de la ciudad y nos profesamos una mutua estima a nuestros quehaceres profesionales. Sus canciones componen buena parte de mi narrativa de trotaurbe. No hay creador de mi promoción, de antes y después, que no haya puesto aderezo a su bohemia con él y su guitarra mediante. El diálogo con Rubén Léster González Valdés toma un carácter polifacial, pues se encuentra el interlocutor frente al cantautor, guitarrista instrumentista, arreglista, compositor, productor musical, actor de teatro y promotor de la cultura.

Hombre de guitarra y canciones es también Rubén continuador de la tradición en Santiago de Cuba de trovadores que afilian su actividad creadora a la escena teatral. Ambas corrientes entrelazan sus cauces y no es posible deslindar la una de la otra en su historia de vida. Por eso, desde 1998 pertenece al Consejo Provincial de las Artes Escénicas y dos años después ingresa al Catálogo de la Empresa de la Música de Santiago de Cuba.

Por su obra musical en vínculo al teatro recibe el Premio por banda sonora original en el Festival de Teatro de Pequeño Formato de Santa Clara, y Primer premio por música original en el Festival Nacional de Teatro Máscara de Caoba, de Santiago de Cuba.

cortesía del entrevistado

Tal como otros trovadores de las promociones que se han sucedido en Cuba desde el decenio final del pasado XX al presente, la obra de Rubén Léster se corresponde a la de un autor que entiende su música dentro de una convivencia de sonidos y aconteceres artísticos plurales. Sus entregas transitan de la lírica más excelsa a la recreación de evidente herencia trovasonera en el cuerpo texto-musical. Sus construcciones se asientan en una pluralidad de conceptos musicales que van del trovador y su guitarra a distintos formatos instrumentales de apoyatura a ritmos diversos donde coinciden canciones, guarachas, sones, reggae, otras incidencias del entorno sonoro caribeño como aires de vallenato o cumbiosos, hasta incidencias del entorno hip hop, rockero, popero, conga electrónica e incluso del tecno, como lo ilustran varios temas en Dime que sí, su más reciente entrega discográfica.  Ésta en específico se desapega del hombre con su guitarra para mostrar un creador inmerso en los sonidos transnacionales, de carácter festivo, por momentos bailable sin que por ello renuncie a temáticas reincidentes en la Canción Cubana Contemporánea.

Sus piezas discurren por temáticas disímiles que aunque propias de la expresión trovadoresca llevan la singularidad de un discurso personal. La emigración, el miedo y la nostalgia aparecen desde la óptica de las relaciones humanas más allá de las demarcaciones políticas. Algunas de sus piezas apelan al recurso de la ironía a lo “no fui yo” propio del estilo trovasonero Matamorino. Con estas estrategias la opinión social a veces adopta tonos gozosos y de divertimento aparente, cuando casi siempre amparan sarcásticas guarachas con sustrato social.

Hay presencia también en su obra de aquellas piezas que cantan al amor con una lírica excelsa donde el eros seduce y a veces efímero pasa. Y desde otra interpretación, es el tópico amatorio motivo para encauzar, tono de guaracha por medio, aires de humor en los que aflora la aguda opinión del trovador hacia el contexto de vida.

Sus producciones discográficas han obtenido nominaciones al certamen Cubadisco. En 2015 recibe el Premio Cuerda Viva en la Categoría de Trova. Ese año se incluye el tema Suerte, entre las 50 canciones más representativas en la producción “50 Aniversario”, doble DVD por el medio siglo de la EGREM.

Obras de teatro, cortometrajes y documentales, entre otros audiovisuales, llevan el sello de las musicalizaciones de este autor. Rubén comparte la actividad como compositor e intérprete con la producción musical y con otras actividades de promoción de los valores de la cultura artística en Santiago de Cuba.

Suerte: la conversación

Naces en La Habana. Tu infancia y primera adolescencia transcurren en un constante trasiego entre la capital y Santiago de Cuba. Cuéntame de aquellos años y el estudio del Nivel Elemental de la guitarra.

Nací el 10 de febrero de 1977 en Hijas de Galicia, hospital materno de Luyanó. Mis padres en ese momento eran recién graduados de la Cujae. A ellos y a otros profesionales les ofrecen fundar la cátedra de Arquitectura en la Universidad de Oriente. Crearon la cátedra y tenían muchas responsabilidades, eso les hacía viajar constantemente. A los dos años viajé con ellos a Angola, Luanda, después a La Habana, de ahí de nuevo a Santiago. Así estuve hasta los dieci… tantos años. A veces los trasiegos duraban, eran un año aquí y otro allá, pero en ocasiones fueron dos o tres acullá. Luego saqué la cuenta y lo agradezco, porque eso me hizo ver que las diferencias entre las personas no son las que parecen. Sabes que existen los semitismos, que si los santiagueros o palestinos; aquí, que si los habaneros son esto o aquello. Me moví entre todo eso y me deshice de prejuicios. Esa infancia itinerante me dio una visión más amplia de las cosas a mi alrededor.

Estudié el nivel elemental de guitarra clásica entre ambas ciudades. Lo perjudicial es que el estudio fragmentado es un poco incómodo. Lo positivo es que me exigía más porque en el ir de un lado a otro los programas eran distintos y requerí el estudio. También estaba el tema de los profesores. Cuando tienes un docente que te acompaña en el tiempo de alguna manera te identificas con sus métodos. No tuve esa oportunidad. Aunque por lo general hay un maestro que te marca, en mi caso encontré esas enseñanzas aquí en Santiago.  

Comencé la Universidad, y a la par realizaba el nivel medio de guitarra por encuentro.

A propósito de tu formación, de forma paralela a tus estudios musicales comienzas a estudiar la carrera de Física, y en realidad te gradúas como técnico medio en Ciencias Informáticas…

Yo cursaba la Escuela Vocacional con la idea de estudiar Física como carrera universitaria. Muere mi padre con el llamado periodo especial en curso. Salgo de la Vocacional. En aquel momento tenía un grupito que se llamaba Sisaya, que después devino en La Guerrilla, un grupo de rock.

Comenzamos un grupo como aficionados algunos amigos junto a Nelita, Alcides (Tití), Karina, Ringo y otros actores. Después de ese grupo es que nace La Guerrilla.

En ese momento mis padres de todos modos me pedían terminar “algo”, por eso es que hago por encuentro la tecnología en informática. Me gradué pero fue como “oír llover” (risas). Después me sirvió para el trabajo de postproducción pero la verdad en aquel momento lo hice por complacerlos a ellos.

Es en este periodo donde aflora con creces tu interés por hacer música. ¿Por qué el rock en una ciudad donde no es tradición?

Por La Habana, y mis constantes idas y regresos. Algunos de mis amigos de la etapa de estudiante eran roqueros. Es verdad que Santiago es una urbe tradicionalista. Todavía en aquella época yo tenía el grupo de rock and roll y podía presentarlo en algún que otro lugar. Ahora no sé si hay grupos de rock pero, si existen, no los ves en ningún lugar. Y diferente a lo que algunos piensan, había mucha gente en Santiago de Cuba amantes del rock and roll. Aquí hay público que gusta del rock lo que no tienen la posibilidad de seguirlo.

¿De dónde viene la cofradía musical con Luis Felipe Veranes, Felipón, y qué fue Altoriesgo?

Felipón trabajaba en ese momento con Calibán Teatro. Él es un poco rockero también. Yo era de los pocos que tocaba la guitarra eléctrica en Santiago. Vio mi juventud y que estaba loco por crear. Él es guitarrista también y estaba en busca de un bajista para el grupo. Buscó a Leo Cabeza para que tocara los teclados, se sumó Polanco en el saxofón, Ringo, Leo, Felipón y yo, y así se armó Altoriesgo. Fue una escuela, nosotros aprendimos mucho con Felipón. Le debo las formas de montaje, son elementos que no se adquieren en la escuela, donde se recibe práctica de conjunto, pero es un poco estático, lo vives cuando estás en la práctica, y sobre todo cuando es música moderna. Era creatividad pura.

La experiencia de Altoriesgo coexistió con el trabajo musical y actoral de La Guerrilla. Cuando se disuelve la agrupación musical comienzo además a presentarme como trovador. Eso me creó un vínculo más directo en el entorno musical, llegaron las presentaciones en la sede de la AHS, muchas veces como telonero de Muralla.

Das continuidad a la tradición en Santiago de Cuba de trovadores que afilian su actividad creadora a la escena teatral. ¿Cómo nace el interés por crear el nexo entre el grupo de rock La Guerrilla y el teatro?

Al inicio cuando surge La Guerrilla es un proyecto de música y teatro.

La génesis está en un grupo que se llamó Sisaya, ensayábamos en el Polifuncional de la Universidad. Luego le cambiamos el nombre por el de Crítica. Con este formato empezamos a presentarnos en la sede de la Asociación Hermanos Saíz. Hubo cambio de integrantes y formato, así que rebautizamos al grupo como La Guerrilla, que tuvo una duración alrededor de dos años. Imagina, tocamos rock and roll en Santiago, donde podíamos, un poquito en la Universidad, otras veces en la AHS.

En aquel momento con el grupo, empiezo a frecuentar más aun los conciertos, teatros, y nacieron muy buenas relaciones con Jorge Jardines. Norah Hamze dirigía Calibán. Jardines era de los actores que montaba obras de importancia como Apocalipsis, la gente cambia. Estaban él y Marcial Escudero que para mí eran referentes. En ese momento había una efervescencia del teatro acá en Santiago. En general era latente una vida artístico-cultural intensa.

cortesía del entrevistado

Jardines me propone hacer un proyecto teatral. Yo tenía el grupo de rock and roll, y le sugiero crear un híbrido que fusionara el teatro con la música en escena. Así se formó La Guerrilla. Con posterioridad, cuando Jardines sale como director, asume Marcial Escudero, quien con anterioridad lideraba un grupo de teatro El Golem, y de esa unión resulta el nacimiento de La Guerrilla del Golem.

Luego de mi primera etapa con la agrupación musical Muralla, retomé la actuación con  desempeños en protagónicos con los que obtuve premios, como en la obra En alta mar. Luego el teatro cobró mayor relevancia que la música en La Guerrilla del Golem. La responsabilidad musical recayó sobre mí,  que además actuaba.

En uno de estos períodos llega mi segunda etapa con Muralla, cuyo trabajo demandó mucha dedicación. Entonces tomé la decisión de producir música para el teatro pero renuncié a la actuación. Jardines defendía mucho la música original. Después del trabajo que en tiempos relativamente recientes hicieron  los dos Aquiles y yo,  cada vez es menos en Santiago la música para teatro.

La producción de música para teatro es algo especial. La musicalización de obras es una disciplina difícil, al principio me costó trabajo y tuve que solicitar ayuda. Me acerqué  a personas como el maestro Juan Filiú y otros que para mí ya eran grandes en la música.  Agradezco a quienes me enseñaron, por ejemplo, de armonía y cómo llevar ese conocimiento a la práctica. Cuando aquello tenía una computadora que era viejita y la tecnología estaba menos desarrollada, era todo con el papel en la mano. Yo me pensaba que era un científico (risas), que era un Mozart. Porque estaba en lo de la música incidental, mientras en las calles estaba la trova tradicional, el son, y yo estaba en otro mundo, éramos la sinfónica y yo (risas).

 Tenemos que hablar aún más de tus participaciones con Muralla, agrupación pionera en la canción alternativa en Cuba.

Sí, por supuesto. Tras mi salida de Altoriesgo comienzan mis primeras presentaciones acompañándome por la guitarra.

Yo tenía buena comunicación con Glenda Díaz, su directora. Era el momento de Muralla en que Leo Cabezas se va al extranjero. Ella me pide que entre al grupo como guitarrista. Empiezo con Muralla y a la par continúo con La Guerrilla. Durante toda la trayectoria que te comparto de mi carrera  el trabajo con el teatro es permanente. Muralla sí demandaba mucha dedicatoria también. Hubo un momento en que no podía llevar ambas cosas.  La experiencia con Muralla era formidable. Era una estación de trabajo muy buena porque Glenda propiciaba que la gente produjera música.

Luego tengo un segundo período con la agrupación. Los músicos trasiegan mucho y mantener la estabilidad de un formato es muy difícil. Glenda me pide que asuma la voz cantante. A ella le gustaba mi trabajo como trovador. Me ofreció la inclusión de algunas de mis canciones en el repertorio de la agrupación. Fue la última etapa de rock and roll de Muralla. Asumí los roles como cantante líder, guitarrista y  autor de varios temas. Víctor Cutiño era el arreglista.

La agrupación tuvo varias etapas de gloria y ésta también lo fue, según la valoración de otras personas. En el caso de Santiago cuando nos presentábamos en la escalinata del Emilio Bacardí o la AHS siempre acudía mucho público, a veces ni entraban en el espacio, no se podía caminar. La gente iba a la Casa del Joven Creador por las presentaciones.

Giramos por todo el país, en festivales y eventos de la música en Cuba. En esa etapa compartimos con Síntesis, David Blanco, Interactivo. Fuimos finalistas de Cuerda Viva en la primera edición.

Cuando entré a Muralla ya tenía unos veinte años de creación y estuve alrededor de diez. Siempre me mantuve con el teatro y a la par  mi carrera como trovador. Aunque predominó lo primero. En este período también comienzo a realizar colaboraciones con otros músicos. En una ocasión William Vivanco me pide participación para un  proyecto de una gira  a Francia.

Por tu obra como cantautor resultas Proyecto Nacional de la Asociación Hermanos Saíz. En el período tuviste una presencia notoria dentro de las dinámicas en la ciudad. Háblanos de todo cuanto le aportó la Asociación a tu carrera y viceversa.

Todo se deslinda de mi trabajo con Muralla. Nosotros girábamos por toda Cuba, y como trovador también. Muchas veces asistíamos a un festival y tenía los trabajos con el grupo más los míos como solista. El público llenaba los lugares, se percibía  la  sintonía con la agrupación y eso ayudó mucho a mi carrera individual.  Los trovadores son muy solidarios y uno toca la canción del otro y viceversa,  y otros jóvenes interpretaban mis canciones y todo eso fue mi plataforma.

La dirección de la AHS valoró los resultados de mi trabajo y apoyó de manera absoluta. Tanto que en un momento se me invita a presentar un concierto para una grabación. Se había creado un espacio en el Centro Hispanoamericano de la Cultura, que tiene una sala de conciertos espectacular, para realizar grabaciones a las presentaciones de los trovadores.

La AHS me escogió Proyecto Nacional, y a cada acontecimiento de relevancia era invitado. Cuando se realizó la celebración por los 35 años de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova, de Santiago fuimos invitados José Aquiles, Felipón y yo. Mis presentaciones acontecieron con muy buena presencia de público.

La AHS me abrió muchos espacios. Cada vez que iba a La Habana me presentaba en el Pabellón Cuba.  Hasta el otro día en que llegué a mirar y terminé tocando. Gracias a eso además he participado en casi todos los festivales de la trova por todo el país.

En esta etapa había un movimiento trovadoresco, existieron proyectos de conjunto. Los trovadores buscaban espacios para hacer su trova, lo luchaban, ahora no percibo lo mismo.

En ese trasiego de las tablas a la música, del rock a la trova, ¿qué referentes musicales y literarios te acompañaron?

Toda la vida me ha gustado leer, desde pequeño. Leí muchos clásicos. Mi papá me compraba los libros. Dicen que la canción se parece a la poesía. No he sido un lector asiduo a la poesía, pero  siempre tuve y sostengo buenos vínculos con poetas. No era para un aprendizaje directo, sino un vínculo de amistad, como con Marcial, Reynaldo García, cofradía entre artistas. Estuve mucho en la Teatrova, y de esas interacciones creo que hay incidencias en lo que hago. Me dicen muchas veces sobre mi picaresca, creo que debe ser la influencia de todas esas vivencias que van de los poetas a mi alrededor y transitan por la mucha música que escucho. No se trata solo de lecturas literarias, si quieres ser libre en la música, tienes que tener cultura musical y la defensa teórica de tus libertades.

Eres de los cantautores o trovadores que entiende su música dentro de una inserción de sonidos plurales,  y participas en aconteceres musicalmente diversos. Coméntame de las experiencias con el proyecto X-Planet,  junto a la cantante inglesa Holly Holden y el MC santiaguero Alain García.

Soy de los que apuesta por la colaboración en los empeños de otros. A mí me gusta hacer música, como sea, para lo que sea siempre que me guste el porqué y me agrade el proyecto. Cuando la propuesta de X Planet llegó, ya en varias ocasiones había trabajado con la gente de la música urbana.

Yo tengo un amigo, hermano, Kiki Pro, que tiene el estudio Manicomio Records, uno de los primeros que surgió para esta música. Todos los grandes urbanos que emergieron aquí, los que empezaron cuando el reguetón era un embrión estaban  allí con él. Muchas veces para esas grabaciones, si él necesitaba algún músico que tocara la guitarra o el bajo yo iba. Esa colaboración se mantiene hasta hoy. Por eso he tenido una relación cercana con la gente de la música urbana, con TNT la Reziztencia, La Familia Vakana, por ejemplo. También ellos crecieron dentro del panorama cultural junto conmigo.

Alain, Alayo Mc, apareció en la casa con Holly, una inglesa que canta espectacularmente. Nosotros aquí no estábamos acostumbrados a una mujer con una interpretación de esa forma bien anglosajona. El interés de ella era la fusión de su estilo a la música urbana y cubana y eso a mí me encantó. Llamé a varios músicos y a Dj Jigue. Luego del disco realizamos un concierto en la UNEAC que también tuvo su resonancia. Holly llevó esta producción al agregado cultural de la embajada inglesa en La Habana, y el diplomático se enamoró de aquello. Hicimos varios conciertos, uno de estos fue en el Museo de Bellas Artes, un concierto lindo. Este fue un proyecto con mucho apoyo de la embajada de Inglaterra.  Luego agregamos nuevos temas y se presentó un concierto en el Iris Jazz Club con otros invitados y músicos jazzistas. Felipón estuvo también entre los invitados.

Según mi apreciación, en esta región, musicalmente hay una concepción más abierta, menos sectaria entre los cultores de diversos géneros o corrientes sonoras.

Sucede lo contrario, algo gracioso, todo el mundo se mezcla. Sin embargo no sucede igual entre los que, digamos, están en el mismo gremio. No ves mucha unión de un trovador con los demás. Todos se llevan bien, pero no se gestan proyectos comunes. Creo que lo más o menos reciente  que vi, surgió por la iniciativa de la AHS de producir un disco con todos los trovadores. Pero la idea fue de la AHS, no emergió de nosotros. De modo similar sucede con los representantes de la música urbana. Es algo raro. No es como sucedió en Santa Clara con La Trovuntivitis y nuevas promociones de trovadores que se unieron de forma inteligente. Aquí es más fácil el aliarse con representantes de otros géneros o manifestaciones del arte,  como un trovador y un artista de la plástica.

Los trovadores no siempre tienen la oportunidad de patentar su obra en fonogramas, y tú llevas la dicha de la participación en producciones colectivas y varias a tu nombre. ¿Cómo reflejan cada una de estas producciones tus etapas como creador?

Hasta el momento cuento con la participación en dos producciones discográficas compilatorias, Raspadura con Ajonjolí  (EGREM) y la antología de nuevos trovadores de Santiago New Sound Santiago, en la que trabajo como cantautor y productor musical. Es este último un disco que obtuvo la nominación al Cubadisco 2012 en la categoría de trova-fusión. Con mis canciones tengo la realización de El Carrusel (Centro Hispanoamericano para el Arte y la Cultura y AHS); Simple (Bis Music), con nominación también en la misma edición del Cubadisco.

En tiempos más recientes produje Gallo Negro con el sello Siboney de la EGREM, y la propuesta de otro proyecto de disco de música electroacústica con el mismo sello. Y lo más fresquecito es el fonograma Dime que sí, con la producción de Kiki Pro y un servidor, y una nueva nominación a la feria cubana del disco en el 2019.

Ya conversamos acerca de la producción musical del disco X610Z (Existence) del proyecto X Planet.

cortesía del entrevistado

Si de dialogar sobre mi resultado fonográfico se trata, ante todo digo que yo he tenido suerte. E insisto, todo empezó con Muralla, cuando estaba en una de esas etapas de efervescencia. Nosotros íbamos con frecuencia a La Habana. Había una inquietud por grabar, la EGREM quería hacerle un disco a la agrupación. Estuvo la intención que no fructificó, entre otras cosas por el desmembramiento de la formación en un momento. En aquel entonces yo era el compositor o autor de las canciones que interpretaba Muralla y era el cantante, heredé muchas cosas positivas de aquel auge.

Tanto fue así que en uno de los viajes, la AHS, de la cual ya era Proyecto Nacional, me propone realizarme un disco. En este caso se realizaron las coordinaciones con Bis Music, con la coincidencia de que mi hermana se gradúa y entra a trabajar con este sello. Hacemos el fonograma  que fue nominado al Cubadisco. En esta producción participó el guitarrista, compositor y arreglista Marcos Alonso, es un todoterreno en la producción.

Mi hermana me dio la visión de cómo funciona el mundo fonográfico en Cuba. Usualmente nosotros no estamos acostumbrados a las empresas que funcionan para vender. Después cuando fui a España  yo mismo le comercializaba mis discos a Bis Music, y eso se ingresa a la empresa. También le di mucha promoción “de a socio” y el disco se agotó. Después se hizo otra edición más corta, de la que quedan pocos ejemplares acá en Santiago.

La AHS me propone realizar un disco junto con otros trovadores de Santiago pertenecientes a la Asociación. Produje ese disco junto con Felipón. Lo hicimos con la EGREM. Este fonograma también obtiene nominación al Cubadisco.  En esa etapa el sello santiaguero me propone hacer otra producción con mi obra en solitario, y una vez más recibo la  nominación del disco en Cuba.

Eso conlleva de forma paralela un proceso amplio de creación…

¿Sabes lo que sucede? Acumulé mucha música de todo el tiempo que fui inédito. Había temas que me acompañaban desde hace mucho. Para Dime que sí, el más reciente disco con la EGREM, me llevó la preparación de  temas y arreglos nuevos. También pude utilizar el estudio que tengo ahora en la Casa Dranguet. Kiki Pro fue uno de los productores, eso me permitió grabar y hacer las mezclas con más comodidad. Y la verdad es que todo el equipo de la EGREM me ayudó muchísimo.

Así mismo fue también con Gallo Negro, un disco que se grabó aquí con un financiamiento que obtuve desde Francia. Fue un financiamiento modesto con el que hicimos magia.

Tus composiciones reflejan temáticas disímiles casi siempre desde un sutil sarcasmo, o desde lo irónico con cierto sentido del humor, a veces con una lírica excelsa, otras, desde códigos comunicativos de actualidad. ¿Qué tiene que existir en tus procesos creativos para que emerja una canción?

Es complejo. Hay momentos en que vas por la calle y algo te despierta la motivación de hacer una canción, pero tal vez dos calles más allá eso se fue. Y de momento estás con la guitarra, te acuerdas y escribes. Ahora mismo con el coronavirus mucha gente me decía “por qué no le escribes una canción”, pero no sentí la necesidad, otros sí lo hicieron y lo respeto.  A veces empiezo una canción y en la tercera estrofa se quedó y cuando la reencuentro,  la resuelvo. Hay otras canciones que son “un tiro”.

Otros  trovadores tienen disciplina para la composición. Yo no soy así. A veces pasan semanas. Tengo ocasiones en que compongo de un tirón, y eso me sucede mucho con las canciones por encargo. Hice una canción a Martí que se cantó en una tribuna abierta, esa la hice en una tarde. Es una de las que más me gusta y en aquel momento tuvo muy buena acogida.

Y es tan misterioso porque, por ejemplo, he comenzado una canción con tres estrofas que me acomodan y no la he podido terminar, y en una descarga por ahí surge un coro, tomo lo que tenía, comienzo a cantar en el tono de lo que ocurre y de repente se obra la canción. Eso me sucedió con El mililitro, una canción no concluida. Es de esas que tiene varios finales. La canté en una ocasión en lo que era el Centro de Superación, y a partir de entonces siempre la piden en las presentaciones. Sabes que la guaracha se presta para todo eso. Y casi siempre, que es lo más bonito como ocurre con El mililitro, esas que piensas que no están terminadas, son las que resultan una revelación para el público (risas). Cada vez que llegaba a la última estrofa comenzaban las sudoraciones para ver cómo hallar la solución. Si yo fuera un sonero, un improvisador… pero no lo soy. Yo tomo dos o tres recursos y resuelvo.

¿Cuáles de esas canciones son tu mayor espejo, esas de las que no puedes desprenderte?

Tengo varias. Hay una que me gusta mucho: La sabrosura. Está El descontento, que tiene varios trasfondos con una mirada incisiva. Yo me paré en el parque Céspedes, en la escalinata del Bacardí a  tocar este y otros temas, a sabiendas de que la incomprensión puede generar descontento. Entre mis preferidas también se halla Suerte, es un tema a la emigración.  

Suerte en particular  me dio mucha alegría porque fue de esas que escribí de una vez. Me invitan a participar en el disco Raspadura con ajonjolí, que tuvo representación de trovadores de toda Cuba. Ese tema era de mis composiciones recientes. Ese tópico de la emigración siempre despierta expectativas y a mí me interesa abordarlo desde la perspectiva más humana. Es un amigo que se va, está bien y que tenga suerte no me importa nada más, yo hablo de las relaciones interpersonales. Si te gusta esto o lo otro no interesa, cada quien es libre de lo que quiera. Algunos creyeron que el tema era una bomba, y resulta que escucharon una canción muy lírica, de amor fraternal, de amistad. Tanto fue así que las palabras que se le hicieron al disco hablaban de ese tema. Por eso  digo que he tenido suerte, porque en ese momento Bladimir Zamora, quien hizo las notas discográficas, tituló las palabras ¡Suerte, Compay! Y fue pura belleza lo que expresó. Igual ocurrió con una reseña que publicó en el Caimán Barbudo sobre la canción. La catalogó como una de las canciones cubanas sobre la emigración más bellas de todos los tiempos.

Sin embargo, las canciones que más le gustan a la gente no son esas, sino Lobo sato, El mililitro, los temas de más pachangueo.  Tiene que ver con el tipo de público. Acá “la cosa estuvo buena cuando la gente se paró y bailó”, si estaban atentos pues “no estaba tan bueno”, ¿pero por qué no? (risas). El público en Santiago tiene sus características y también es difícil. En La Habana, como hay mucha más coexistencia y apertura con la recepción del hip hop, jazz, rock y todo tipo de corrientes musicales,  me cuesta mucho menos poner al público en movimiento. Ya le he tomado más o menos la vuelta a cada lugar.

Al paso de tu obra, también has caracterizado espacios y peñas en distintos espacios como la Sala Teatro Macubá, la sede de la UNEAC, el  Cabildo Teatral Santiago y la propia Casa del Joven Creador. ¿Qué te sobresale de estas experiencias? ¿Algo que retomarías si fuera posible?

Cierto es que hay lugares donde realicé peñas y encuentros de la trova que me marcaron, y lugares en los que me encantaría volver a tocar. Hice una peña en Macubá cuando la sede del Café Teatro se encontraba en Enramadas, en aquella cuevita, ese lugar me fascinó. Desde hace tiempo sostengo  un vínculo muy bueno con Fátima Patterson y ella siempre me apoyó. Yo le agradezco mucho  porque con ese espacio fue que comencé a tener presencia pública en la ciudad. Es verdad que contaba con la experiencia de las presentaciones  con Muralla, pero una presencia en un espacio regular  en el centro de la ciudad, fue con Macubá. Gracias a Fátima movimos hacia allá músicos, actores y artistas de todas las manifestaciones.

Otro espacio que recuerdo fue el Patio del Cabildo años atrás. Hace un tiempo se hicieron cosas muy buenas en este lugar.

Hubo un escenario que también me marcó, fue la casita del teatro de Calibán. Una casa pequeña, vacía, tan solo con un escenario y almohadones en el suelo para que las personas se acomodaran. Ahí se gestaron gran parte de los proyectos como Altoriesgo, La Guerrilla, El Golem; emergieron de esos encuentros, ideas para el teatro y la música. Aquiles Jorge era uno de los habituales, con su vertiente rockera y teatral, porque hizo varias cosas para el teatro que tienen su origen en aquel momento.

En la actualidad tengo presentaciones fijas en la Casa de la Trova. La Casa Dranguet, es mi actual espacio habitual, que he tratado de personalizar. Ahora la sede está en reparación, cuando culmine lo retomaré.

Recién comenzamos un espacio en el Museo de la Imagen, una peña de trova, poesía y audiovisual, Para socios, una cita para que acudan artistas, aunque estará abierta a todo el que quiera asistir. La principal intención es que asistan artistas que puedan gestar proyectos. La idea es incentivar el ambiente de la creatividad para el desarrollo de la cultura. Por eso quiero involucrar a artistas cubanos en cualquier parte del mundo en que estén  para intercambiar sobre arte y cultura. Y también es propósito que los artistas se unan, porque cada quien está en lo suyo, hay mucho de conformismo y nadie quiere librar batallas.

Son Day o Continuará…

Cuando uno aprende a regalarse lo que estima, aquello adquiere un valor de suma significación. Así es esta conversación que para mí apenas comienza. Próximas ideas en torno a la obra de este autor se fraguan en la avenida de mis teclas. El tiempo con Rubén es momento para café mediante,  hacer del pensamiento, fiesta y risa. Confluyeron también al encuentro algún presunto estribillo para canción. ¡Compay, la suerte es mía!

 


40 Megas va por más

Cuando la agrupación 40 Megas recurrió a las redes sociales para promocionar su obra, todavía era muy pronto para calcular el saldo positivo de cada publicación. De entonces a la fecha, la interacción con los usuarios y el rosario de reacciones hicieron girar la vista hacia ellos y, a la postre, le garantizaron el interés del canal Cubavisión en su trabajo y en las perspectivas de mostrar humor hecho por jóvenes.

Pero saltar de los escenarios de un teatro a la pantalla de la televisión nacional no es un asunto fácil, y aunque los muchachos no se han apresurado en dar detalles, en Internet se perfila un rastro que ya se degusta como un proyecto nuevo.

Las sospechas las confirma Aldring Mirabal, director de la agrupación y creador de la idea original, al anunciar que trabajan en la concreción un nuevo espacio televisivo que debe salir a la luz próximamente bajo el nombre Na’ Megando, donde serán ellos los protagonistas absolutos.

La propuesta rompe con la línea de humor escénico mantenida por 40 Megas y su estética minimalista patentada en obras como Greciecitas conmigo no, Amores ridículos y Viajando al futuro, para apostar por una dinámica adaptada a los códigos del ecosistema digital, mientras que la visualidad busca referentes en Youtube.

Todo esto sin abandonar recursos siempre aplaudidos como la sátira, los juegos de palabras, el doble sentido y la parodia, que quedarán expuestos en las cinco secciones con que contará la producción.

A estas alturas ya están escritos los guiones en una suerte de creación colectiva entre Aldring y Yoe Pérez, la futura directora que experimenta y busca nuevas formas de hacer y pensar el humor. Junto a ellos estará el resto de la nómina: Isaac Miguel Torres, Claudia Álvarez y Héctor Eduardo Pérez.

Ganadores de cuatro premios de las cinco especialidades a competir en el XXIII Festival Nacional de Artistas Aficionados de la Federación de Estudiantes Universitarios, del Festival de Teatro Aficionado Olga Alonso, de la Beca Bebo Ruíz y del Reconocimiento Especial del Centro Promotor del Humor, el éxito de 40 Megas ha sido una condición conquistada con talento y, de cara a este nuevo reto, tampoco debe ser diferente. De este lado de la pantalla no faltarán espectadores y desde ya estamos en cuenta regresiva.

Publicada por 40 Megas en Viernes, 12 de junio de 2020


Escena #3: Y los peces salieron a combatir contra los hombres (+ fotos y videos)

  • ¿Cómo se construye una metáfora?

  • ¿Cómo reconocer a su autor?

  • ¿Peces vs hombres?

Dice Angélica Liddell que el arte es la expresión del sufrimiento que la política causa en los hombres. Tal vez sea la razón por la que ella insiste en llevar la metáfora a la carne.

Cuando aún el público saborea los efectos de la obra El Deseo (otro panfleto escénico), llegó un nuevo estreno del grupo. Una obra igual de polémica e irreverente: Y los peces salieron a combatir contra los hombres. Un montaje a partir del texto original de la dramaturga española Angélica Liddell. Era diciembre de 2016 y el Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA cerraba en el patio de la Casa del Joven Creador en Santiago de Cuba la última edición de un improvisado festival, Teatro de Otoño.

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

Esta vez nuestro espectáculo contó con el apoyo de la beca de creación El Reino de este Mundo que la AHS me otorgara en ese año. Un apoyo sin el cual no hubiéramos podido producir la obra. Es conocido que las becas de la AHS no solo dan apoyo económico, también moral.

Mi recorrido con Angélica Liddell y su teatro había empezado meses atrás cuando en un taller, con la investigadora mexicana Rocío Judith Galicia Velasco, me habían llegado sus textos y videos. La profe nos contó sobre su experiencia con el teatro de Angélica, de cómo la búsqueda del dolor en ella era una representación del dolor ajeno. Nos habló del absurdo y la enfermedad como elementos estético ineludible de sus performance. De cómo su creación escénica siempre es nueva ante la vista del espectador, el cual es retado de forma constante. Descubrir a Liddell fue un hallazgo para mí, uno que significó descifrar a toda su generación. Con ella abrí una puerta hacia un conocimiento que enriqueció mi visión del teatro y del arte.

foto Marvin Rodríguez

Y los peces… es un texto contra la muerte. Su autora lo declara como una obra antisocial porque es un grito contra la mezquindad y el conservadurismo de las tendencias sociales del mundo contemporáneo. Un discurso sobre el anonimato, la pobreza, el racismo y los miles de personas que mueren ahogados tratando de cruzar el Estrecho de Gibraltar.

La maldad y la indiferencia humana ante el dolor ajeno crea espacios vacíos y oscuros. Una tesis que asumí para interpretar aquel monólogo sobre la injusticia y la denuncia en su reconciliación con el arte.

foto Marvin Rodríguez
  • ¿Por qué hablar de Europa?
  • ¿Qué tiene que ver Angélica Liddell con un grupo de jóvenes de Santiago de Cuba?
  • ¿Denuncia?    

La obra analiza el fenómeno de la emigración y el racismo desde una perspectiva ofensiva/grotesca/rebelde. Nos pone frente al flagelo hasta descolocarnos, hasta morir de vergüenza.

  • ¿Se pudiera tratar la misma situación con menos rabia?

El teatro cubano ha abordado en disímiles ocasiones estos temas desde una condición endógena. La emigración cubana forma parte de nuestro retrato histórico. Sin embargo, en ese entonces sentí que el arte cubano enfocaba la vista sobre el fenómeno desde el ojo insular, el ojo que se queda en esta orilla. Montar este texto representaba mostrarle al público la misma situación sufrida por otros en la distante Europa. El público tendría la posibilidad de analizar los sucesos desde la frialdad que se genera cuando el dolor no es tuyo.

  • ¿Puede no ser su dolor en un país que ha perdido segmentos poblacionales tras el flujo migrante al norte?

Nuestro Caribe insular por las características sociales y su posición geográfica es centro de esta catástrofe. Según el censo de 2000, en los Estados Unidos el 10% de la población era caribeña y situaba a Cuba con el porcentaje más alto entre los residentes: un 34%. ¿Puede el espectador enajenarse?

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

Mirar la emigración cubana desde la perspectiva del migrante africano que es excluido de la utopía (llegar a las costas europeas) también es hablar de los cadáveres en el Golfo de México. Es hablar de un viaje que no termina al cruzar el mar, para muchos esa es la parte del trayecto más fácil (prueba y error). Luchar y sobreponerse al complejo proceso de incorporación a una sociedad que rechazan al migrante (y asume ese rechazo como una actitud natural) es tal vez lo menos representado por el teatro. Y los peces… es un texto con el que se puede amplificar la barbarie en contra de la vida y el desarrollo equitativo en las poblaciones más pobres. ¿El Estrecho de Gibraltar posee la misma fiebre que el mar Caribe?  

Tras la investigación del tema no fue difícil encontrar los nexos con la realidad migratoria de Cuba. Con mi biografía y la historia de vida de mis actores. Historias colectivas de una Cuba en alta mar.

Cartel de la obra. Diseño Frank Lahera

El texto me condujo a la construcción de un espectáculo cruel, uno que hizo honor a las líneas ideotemáticas de Angélica y que mostró nuestra postura ante la tragedia. Manejamos elementos performáticos (como sistema simbólico) y otros que se caracterizaban por nuestras búsquedas antropológicas del tema. Ambos caminos definieron las exploraciones actorales y estéticas. Confluyeron en un mismo escenario: personajes, actores, máscaras absurdas e individuos que nunca habían practicado el arte de las tablas.

Me planteé un escenario total. Un espacio donde el público estuviera organizado dentro de la escena, acompañando los movimientos/acciones/posturas de los actores. Después nos servimos de la arquitectura del lugar para nutrir la puesta de niveles e imágenes diversas. Quería rodear al espectador, convertirlo en el centro de todo. Imaginé un estadio de futbol y convertí al público en las porterías. Todo lo demás era escenario.  

Desde una azotea un individuo se mantiene indiferente a la tragedia escénica, que no es más que la tragedia de la vida. Es el mismo que abre el espectáculo dando por micrófono un mensaje del director. Mensaje que lee mal, sin importarle su trabajo. Hombre común que sube las escaleras, se quita la ropa y vive una noche tropical mientras escucha la radio y fuma. ¿Cuál es el mensaje: lo que dice o lo que hace?

foto Marvin Rodríguez

Una perra ladra (Totó). Dorita sabe que el mago de Oz no tiene más poderes que sus mentiras. Dorita busca su perra pero ya no está, se ha ido con el Pescador: un viejo que descubre que los peces empiezan a tener ojos de hombre. Un viejo que alerta sobre la necesidad de darle armas a los pescadores porque un día los peces saldrán del mar a combatir contra ellos, contra nosotros.

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

Sumergido en la locura, el viejo pescador nos culpa de esas muertes. Nos culpa de la desigualdad. Tras sus palabras está la advertencia. El espectador decide/compara/cuestiona. Dorita canta Somewhere over the rainbow, los niños se han convertido en cadáveres ante sus pies.

En sentido general los personajes parecen disfrutar el sufrimient,o pero los actores no. Una contradicción que hace al público disfrutar la comicidad y excentricidad de los personajes hasta que descubre que está asistiendo a un tratado sobre el dolor, a un funeral revisitado por los componentes escénicos.

foto Marvin Rodríguez

La Puta (interpretada por cinco actores), el Pescador, La Niña Dorita, El hombre sobre el mundo (performer sobre la azotea), Totó (una perrita graciosa capaz de cambiar de dueño) y el Náufrago (individuo que muta la nacionalidad). Figuras todas que hacen de la carne metáfora y martirio. 

Al igual que Angélica Liddell en el montaje de su texto, trata de criticar su sistema sociopolítico; nuestro montaje puso en duda las razones de la emigración cubana sin aludir a ella. Le mostró al espectador el sufrimiento ajeno, la catástrofe del otro, la ignominia de los sistemas sociales que son incapaces de resolver la situación, la agonía, la frustración, la fragmentación familiar y el sueño ingenuo. ¿A dónde dirigir mi crítica?

El uso del audiovisual con un marcado interés estético nos ayudó a graficar nuestras ideas a través de imágenes reales e inhumanas. Era una muestra documental con su propia dramaturgia dentro del espectáculo. Lo que se proyectaba tenía una intención a nivel de puesta en escena pero estaba tejido de tal manera que hubiera funcionado por sí solo.

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

Parte de la música y los efectos sonoros eran creados en vivo. La música terminó siendo una actriz capaz de hacer música y de monologar por los niños que no llegaron a la otra orilla, donde sus padres depositaban sus esperanzas. Entonces se exponían cifras reales de ahogados, cifras de hombres anónimos que desaparecieron como si nunca hubieran venido al mundo.

El artista performer desnudo sobre la azotea fuma/lee/se enajena mientras observa la obra de teatro y juega a manipular una gran pantalla en la que se proyecta el sinsentido de vivir sin más recurso que la pobreza. ¿Ese performer será la imagen del cubano? ¿En qué se diferencia con el espectador presente?

La obra abrió un paréntesis sobre la enajenación de quienes observan y no toman postura sobre el asunto. Los personajes no dejan de hacer referencia al Señor Puta, individuo sobre el cual cae toda culpa. ¿Pero si existe un culpable porque señalar al público? ¿Quién es el Señor Puta?

Tras la resignificación de los elementos escénicos el público empieza a dialogar con el entorno. Empieza a preguntarse qué hace allí, juzgado y sentenciado. Los artificios muestran historias e ideas que ya no parecen falsas y teatrales. La montaña de juguetes de Dorita no es de ella realmente, representa a cada niño ahogado. Es parte de un altar a la memoria de los cientos de infantes olvidados en el mar, una imagen que nos dice: la muerte de cada niño es un castigo por nuestros pecados y enajenación. Dorita no encontrará más a Totó, volverá a su casa como una mujer cuya virginidad fue arrebatada por la desigualdad social y el asco a la muerte.    

foto Marvin Rodríguez

Sobre el final de la obra se escucha la canción Balsero, del cantautor cubano Amaury Gutiérrez. El náufrago saca una bandera, fue lo único que pudo rescatar de su infausta travesía. Tas ese gesto se confirma todo: la obra va de nosotros. Angélica Liddell en boca de los actores suena a santiaguera, a otra cubanita que sobrevivió al Mariel. Al tío que no veo hace ocho años y a los otros integrantes de mi árbol genealógico que solo veo por Facebook. Liddell no fue un pretexto porque cada palabra escrita y dicha habla de nosotros. Al terminar la canción los actores aún permanecen en escena, condenados a no irse jamás, a no romper la última imagen, son parte del altar de Dorita, son los peces combatiendo la ficción.

Y los peces… evidenció una postura política/creativa/y teatral coherente con la problemática de los que integraron la puesta: José Alfredo Peña Ortiz, Diego Alexander Torres Olivares, Ahmed Ramos Lescay, Adrián David Bonilla Chía, Raudelis Torres Maceira, Maibel del Río Salazar, Amanda Gonzales Ortiz, Frank Lahera O’Callaghan, Lucy (la perrita), Alexis Martí Veranes y Laura González Rodríguez. Todos asumieron y transformaron el monólogo de una española en un reclamo personal y emotivo.

El espectáculo solo tuvo ocho funciones, una de ellas en la edición IX del Festival de Teatro Joven Holguín 2017. Esta última no pudo mostrar ni un 10% de todo el trabajo. La escenografía y la utilería nunca llegaron al festival e improvisamos una lectura performática muy alejada de nuestras intenciones.

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

Tal vez algún día vuelva sobre el texto y sobre un proyecto de puesta que debió tener mayor circulación y diálogo con el público. Y los peces… significó para nosotros, como grupo, la posibilidad de reafirmar nuestro compromiso con un teatro renovador y activo. Así caminamos sobre las aguas que han transitado hombres-peces, hombres sin identidad que esperan el milagro de volver a tierra. No importa sus ojos de pescado ni sus escamas, no quieren ser olvidados. 

foto Alcides Carlos Gonzales Díaz (Tití)

El Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA no cree que la miseria sea anterior a la vida de los hombres. Anterior al naufragio. No cree que la miseria sea la eternidad. Esa es nuestra postura ante la bestia triunfante. ¡Empieza la función Señor Puta! ¡Empiezan los milagros!

Dígame: Delante de este pescado con ojos de hombre, ¿no tiene miedo?


Cavilación teatral a 969 km

Cuando comencé en el ISA a estudiar la carrera de Teatrología fui conociendo el resto de los compañeros que pertenecían al grupo de nuevos estudiantes del curso por encuentros. Me faltaba conocer al único que entró en Dramaturgia. Curioso por saber quién era, en la primera semana que coincidimos, no esperé mucho, y una noche de camino por la calle 23 lo invité a un café, y él aceptó la invitación. Supe ese día que teníamos algo en común, el anhelo de ser directores de teatro. Luego de visitar a Santiago de Cuba pude apreciar dos de sus obras. Al conversar con Juan Edilberto Sosa la pasión por el universo de las tablas y la creación se respira, se siente. Su pasión se descubre en sus palabras.   

¿Cómo ves en la distancia aquellos primeros trabajos que realizaste antes de crear formalmente tu proyecto La Caja Negra en relación con el presente?

El primer montaje de La Caja Negra hasta ahora son trabajos que pertenecen a una primera etapa creativa y los anteriores eran los que hacía con aficionados que respondía a las exigencias del movimiento de artistas aficionados porque era el vínculo laboral que tenía en aquel momento en una Casa de Cultura.

Siempre tenían una mirada estética, un poco divergente a lo que normalmente se percibía en el movimiento de artistas aficionados, de hecho, ese pensamiento es el que me hace dar el paso al camino profesional, a vincularme con otros creadores que pudieran entender lo que perseguía. Lo que realicé en un principio tenía que ver con la etapa en que me había graduado de la escuela de Instructores de Arte. Comenzaba a documentarme mucho, era la iniciación de una formación que todavía continúa.

El deseo, Los peces salieron a combatir contra los hombres, El plan B es seguir al plan A, fueron los primeros montajes con La Caja Negra, creados con cierta ingenuidad, y a la vez muy pretenciosos; conceptualmente lo que quería lograr en escena era difícil. Lo actores se estaban adaptando a una propuesta que normalmente no era lo que ellos veían ni lo que su sistema de formación académica les había enseñado; todo eso entorpecía.

Mirando en la distancia, te puedo decir que los primeros trabajos estaban definidos y conectados con lo que estoy logrando ahora, desde una misma ideotemática, filosófica, de sistema de trabajo con el actor, en relación con nociones de teatralidad, el lenguaje, la puesta en escena, el texto.

tomada del perfil de facebook

Uno siente que hay una organicidad en el proceso que ha sido el trabajo diario en mi práctica como joven director con el grupo que fundé de experimentación escénica La Caja Negra y que ha motivado a otros creadores jóvenes en involucrarse con el proyecto.

Tengo actores que ya cobran un salario por pertenecer al grupo, pero hay otros que trabajan conmigo gratis, en un mundo en el que trabajar gratis hoy es complicado, y sabemos las consecuencias que eso lleva y se han mantenido porque ven en nuestro proyecto una mirada definida sobre el teatro que queremos hacer como individuo en relación con las inquietudes artísticas que cada cual puede tener.

¿Qué factores artísticos te hacen fundar tu propio grupo?

Lo que me hace fundar mi propio grupo está dado en la necesidad de expresarme y sabía que ya era el momento para empezar a trabajar en un camino como director, que no era el del movimiento de artistas aficionados ni como Instructor de Arte. Necesitaba dar un paso, buscar más.

Trabajar junto a personas que complementaran mi creatividad, que pudiéramos llegar a algo juntos, trabajo con artistas que en ocasiones no tienen que ver específicamente con el teatro, un realizador audiovisual, un Dj…, por eso es un grupo de experimentación escénica.

Cuando miré el panorama teatral santiaguero descubrí que faltaban matices en esa manera de hacer teatro en Santiago, que no había códigos renovados. Entonces comprendí por el contexto que debía comenzar un viaje a la inversa, que no debía ir a un teatro que fuera directo a esos códigos, sino que tenía que empezar un proceso de aprendizaje fuera de la ciudad para no viciarme.

Ando en la búsqueda de conectar mi trabajo con Santiago desde los presupuestos estéticos que estoy desarrollando y que pueda ayudar a actualizar un teatro que se ha quedado huérfano. Tuve muchos pensamientos que fueron contribuyendo a fundar el grupo.

¿Por qué surge la iniciativa de crear un festival de teatro experimental en la ciudad de Santiago?

Ante la ausencia que dejó un evento de teatro joven en Santiago nombrado Teatro de Otoño, dedicado a los jóvenes más cercanos con una creación viva. En el 2017 decidimos desde la sección de Artes Escénicas de la AHS en Santiago crear un encuentro que nos permitiera dialogar con la vanguardia del teatro en Cuba. Una vanguardia distante, focalizada en su mayoría a 969 kilómetros de distancia.

Las preguntas que surgieron nos llevaron a otras. Por ejemplo: ¿Qué tipo de espacios debíamos crear? ¿Cómo dialogar desde nuestras propuestas con ese espacio en una ciudad sin norte teatral? Miramos a nuestro alrededor y fuimos descubriendo que algo había comenzado a cambiar.

 A partir de la creación del grupo que dirijo de experimentación escénica, La Caja Negra en 2016, un sector de los creadores jóvenes había empezado a experimentar en la escena, no como un suceso aislado, sino como una praxis consciente y definitoria para sus proyectos. Tal vez de manera instintiva más que de entender que había que cambiar algo. No nos pusimos de acuerdo para hacer eso. Lo hicimos y ya. La acción de crear desde el cambio fue una luz para definir cuál era ese espacio de diálogo que necesitábamos.

Tuve la oportunidad de asistir como invitado a la tercera edición del festival Desconectado a 969 que organizas, esa vez realizado en noviembre de 2019. Como miembro principal del comité organizador y director teatral del grupo anfitrión, ¿qué valoración tienes sobre esta edición?

Cartel de promoción del Festival de Teatro Experimental. Foto: Cortesía del entrevistado.

A través de estas ediciones el festival ha ido logrando pequeños saltos. Ya es un festival organizado y pensado. Ha comenzado a convocar a un sector de la vanguardia teatral cubana y se ha insertado la crítica especializada.

Se realiza un proceso de curaduría, el cual considero ha sido más serio. La iniciativa de lo experimental debe hacerse sentir a lo largo de 969 kilómetros, una desconexión que nos conecta por defecto. A pesar de eso la muestra de esta edición fue interesante, bien diseñada en un programa que tal vez haya que seguir trabajando en la formación de público con acciones directas.

Para mí es muy importante el público que ama el teatro y no lo practica, ese es el gran medidor. El otro público, el especializado, está modificado por sus gustos, deseos y frustraciones. Hay que lograr crear un registro del evento, un boletín, trabajo de prensa especializada, fotografía profesional, de manera que se registre lo acontecido y quede para la memoria gráfica del evento. Se ha pensado, pero aún no se ha ejecutado.

Un evento como este no pone límites a las propuestas, ni de espacio, ni de capacidad de públicos, ni de falsas jerarquías y falsa vanguardia. Es un espacio para confrontar los artistas de la joven vanguardia, sincero y rebelde como debía ser todo arte, y esto a veces no es bien visto, la historia nos lo recuerda constantemente. ¿Qué pasaría cuando algunos creadores me digan que su espacio ideal para mostrar su arte es en lugares privados, casas de viviendas, negocios particulares? Eso podría ser una maravillosa idea, poder mover nuestro arte hasta esos lugares donde lo que prima es el ocio.

Te vinculas al grupo El Ciervo Encantado que dirige la maestra Nelda Castillo, ¿por qué ese vínculo?

Considero que cada cual debe saber que es heredero, o que tiene un padre creativo, es un padre que no tiene nada que ver contigo, ni siquiera conocerte, tiene que ver con la influencia que esa obra, o ese creador tenga sobre lo que tú haces, o la conexión que en algún momento uno descubre que tiene con alguien que tiene ya un camino transitado y que te puede, de alguna manera, servir.

Cuando empecé a pasar la vista sobre el panorama teatral cubano, en festivales que fui asistiendo, comencé a buscar en los maestros, en los grupos que pueden servirte como referente. El referente para un joven creador es muy importante, al igual que saber quiénes son los maestros, los que llegan a ti con su obra.

En mi caso hay un espectáculo que me cambió la vida, es Visiones de la Cubanosofía. Desde que la vi me dije, “¡eso es lo que quiero hacer!” Sentí la necesidad de crear algo así, un arte vivo, un resultado concreto que sea capaz de provocar en el espectador lo que había provocado en mí.

 El Ciervo Encantado me brinda eso como grupo, la ilusión, la utopía de que el arte pueda generar algo en la persona y lo convierta en un ser mejor, te hablo de un grupo que está dentro de la vanguardia artística del teatro en Cuba, incluso es un referente internacional para muchos, claro, entiendo que estoy totalmente conectado a ellos con mi trabajo, porque realizan procesos creativos sobre lo performativo, trabajan con la máscara fija…, conceptos sobre puesta en escena que me interesan y donde mejor lo he visto logrado en los últimos tiempos, desde mi experiencia, creo que es ahí, en El Ciervo Encantado.

Actualmente estudias la especialidad de Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte. Conozco además que te interesa llevar a escena tus propias escrituras, ¿crees que ingresar en esta carrera le aportará resultados a tu formación? Coméntame tu experiencia en el ISA.

El ISA es mi segunda carrera universitaria, no espero un resultado concreto cursando estos estudios. Simplemente lo veo como parte de la formación que necesito, después que me gradúe estudiaré algo más, por ejemplo, me interesa alguna maestría, un doctorado. Siento que es una manera también de estar conectado con nuevos conocimientos ya que la universidad te ayuda a seguir formándote.

Soy un director joven y necesito tener vínculos directos con mi generación, eso no lo encuentro en la ciudad donde vivo. El ISA ayuda a que allí nos encontremos todos. Es otra acción de superación, al igual matriculo en un taller, aplico a una beca de creación.

Espero graduarme y tener las herramientas para seguir ejerciendo la dramaturgia y la dirección que necesita mucho del trabajo del dramaturgo, ya que me gusta hacer un trabajo de autor donde pueda dirigir mis propios textos o intervenir los de otros autores para crear mis propios códigos textuales dentro de la escena. Entonces espero que no sean cinco años en vano, porque lo asumo con mucho rigor, como prioridad, y siento que será muy útil para mi futuro como artista.

Me consta que te mantienes al tanto de los nuevos títulos que se escriben en Cuba, ¿qué opinión tienes sobre la más reciente dramaturgia cubana desde tu mirada como director de teatro?

En Cuba hay varios dramaturgos. Si hablamos sobre dramaturgia actual, no podemos hablar de los últimos dos años, tres años ni siquiera de cinco. Tenemos que hablar de que hay un movimiento teatral novel que comprende una etapa más grande porque generacionalmente los nombrados novísimos en edad estamos muy cercanos.

Cartografía para elefantes sin manada. Foto: Belice Blanco.

Esa generación se ha mostrado irreverente, de alguna forma capaz de dinamitar zonas de la dramaturgia cubana que estaban un poco anquilosadas. Los que han estudiado la dramaturgia y siguiendo los textos nuevos que se publican, hemos heredado parte de una contaminación que tiene que ver con esa rebeldía y la conceptualización real de un proceso como subvertir la escena cubana actual. Creo que eso en su momento se lo preguntaron y nosotros también no los preguntamos. Entre esos tantos dramaturgos hay un núcleo fuerte que hace saludable la escritura contemporánea cubana para el teatro.

Donde falta es en relación con la puesta en escena; tenemos una escuela que gradúa dramaturgos, pero no directores de teatro. Solo se ha realizado una primera edición de la Maestría en Dirección. Por lo general, el que llegó allí para hacerse Máster ya tenía un camino en la dirección, pero no todo el que llega a estudiar Dramaturgia al ISA tiene el oficio de escribir.

Pienso que el desarrollo de la dramaturgia cubana tiene que ver más con llevar los textos que se están escribiendo a la escena por directores. Hay algunos con mayor suerte, pero otros no, los hay también muy talentosos con obras buenas, pero ni si quiera han publicado y el libro es una manera de que esa obra llegue a la mano de un director en Guantánamo, en Santiago de Cuba o en otra provincia.

¿Por cuáles etapas transita hoy el joven director teatral y presidente de la AHS en la provincia de Santiago de Cuba? ¿Cómo logras acarrear ambas responsabilidades a la vez?

Bonsai. Foto: Frank Lahera.

Puedo entender más al resto de los asociados que represento por el artista que soy. Sé lo que es no tener un local de ensayos para producir un espectáculo. Hay muchos jóvenes creadores que viven todo eso. Estar en la Asociación me ha ayudado a sensibilizarme con la obra de los demás. He ayudado a muchos y siento que ellos no tienen que agradecérmelo porque ha sido mi trabajo.La etapa que estoy transitando es de formación absoluta: tengo muchos deseos de seguir conociendo, de crecer como artista, de crear, y la Asociación ha sido en mi caso una puerta enorme para canalizar todo eso, al mismo tiempo he intentado ser esa puerta para que otros puedan canalizar eso también.

Estoy en una etapa linda, donde puedo hacer mucho por mí y por los demás y quiero aprovecharla, vivirla intensamente. Soy el presidente del AHS en Santiago de Cuba porque me considero realmente un joven creador, por mis principios no hubiese aceptado ser el presidente si no tuviera además la capacidad de seguir siendo el artista y desde ahí pudiera tener el liderazgo para ser seguido por un grupo de jóvenes que tienen las mismas necesidades que yo en distintos contextos y diferentes maneras de desarrollar su arte.

Entonces, más que doloroso, el tema de tener mucho trabajo, ha sido un alivio el poder dirigir a jóvenes creadores porque soy un creador; eso es algo que me ayuda. 


«Los personajes me ayudan a vencer los miedos»

*Tomado de Cubahora

Ella sonríe. Responde con naturalidad, hace algunos gestos, y otra vez la alegría en sus labios. Parece un personaje, tal vez uno de antes o ensaya para la próxima grabación. Quizás es su manera de esconder el nerviosismo que dice sentir en cada entrevista.

Yeny Soria ha entrado varias veces a nuestros hogares mediante pantallas de televisión. La hemos visto en obras de teatro, películas, series y videoclips. Mucho ha cambiado desde su comienzo en el grupo de teatro Olga Alonso, en la Casa de Cultura de Calzada y 8 en La Habana, pero en sus palabras permanece el amor a esa familia que tanto la ayudó en su formación.

Su desempeño en la película Insumisas, en el año 2018, volvió a despertar aplausos y reconocimientos, incluido el premio Adolfo Llauradó, que entrega cada año la Asociación Hermanos Saíz, el cual había obtenido por primera vez cuando cursaba el primer año en el Instituto Superior de Arte, por su rol protagónico en el teleplay Abre los ojos, mami.

Para esta carismática actriz, quien debutó en el cine con la película Bailando con Margot (2015), “el Llauradó es sin dudas uno de los reconocimientos más importantes para los jóvenes actores en Cuba. Sobre todo el primero que obtuve, me tomó totalmente por sorpresa, pues la verdad no sabía que lo podía ganar siendo estudiante. Lograrlo fue muy significativo en mi carrera. Me dio la posibilidad de trabajar posteriormente con varios directores de la televisión, quienes me ofrecieron personajes llenos de matices y profundos sicológicamente. Ahora la felicidad es enorme otra vez”, expresa con un brillo especial en sus ojos.

—Comenzaste tu camino en la actuación en el Grupo de Teatro Olga Alonso ¿cómo recuerdas aquellos días?

—El grupo Olga Alonso fue, es y será siempre mi familia. Eran días con muchas ganas de aprender, de hacer, de reinventarnos… Días de mucha inocencia, de luchar contra el cansancio, el hambre…, y de estar muy unidos siempre como equipo.

“Humberto Rodríguez, director de ese conjunto, me dio oportunidades de interpretar personajes del teatro cubano y norteamericano, que contribuyeron a mi madurez en la actuación”.

¿Qué tipo de personajes prefieres o los asumes todos con el mismo entusiasmo? ¿Por qué?

—Para mí no existen diferencias en la preparación, en apropiarme de ellos, pero prefiero los personajes que sean muy distantes de mí, con lados oscuros, profundos sicológicamente, pues siempre ha sido una parte del ser humano que me interesa contar e indagar.

“Cada uno viene con algo muy importante para decir. Eso es lo que siempre trato de encontrar,  qué quieren decir y por qué. Son preguntas básicas para mí. Así particularizo la información sicológica e intento descifrar cuánto de similares y diferentes somos ellos y yo”.

—Has dicho en otras entrevistas que lo más difícil es ser una misma. ¿Por qué?

—Como actriz, los personajes me ayudan a refugiar mis miedos y me obligan a vencerlos. Me es más difícil mostrarme como soy en verdad. Por ejemplo, las entrevistas como esta me ponen un poco nerviosa.

—¿Cómo es Yeny Soria cuando está fuera de los escenarios o del alcance de las cámaras? ¿Qué te gusta hacer?

—Me encanta pasar tiempo con la familia y amigos, pues las grabaciones y ensayos suelen exigir mucho tiempo. Me encanta bailar, es otra forma de expresarme artísticamente y lo disfruto a plenitud.

—¿Cuál consideras que ha sido tu mayor desafío profesional?

—Interpretar el personaje de Enma en una obra de teatro llamada Personas, lugares y cosas. Era una mujer alcohólica y drogadicta. No fue solo un desafío por el intenso trabajo de investigación, sino por todo el compromiso de trabajo físico que exigía en cada función.

—En el caso particular de Insumisas, ¿cómo fue la experiencia de trabajo con los directores Laura Cazador y Fernando Pérez?

—Todos los días aprendía algo nuevo en cuanto a los códigos de cómo contar como actriz en el cine. Fue una experiencia retroalimentadora, de escucharnos todo el tiempo en cuanto a propuestas, y demás está decir cuánto aprendí de ellos como seres humanos, de cómo respetar un equipo de trabajo, cómo ganarse el respeto y amor. Ahí entendí por qué tantas personas aman, por ejemplo, a Fernando. Tuve la dicha de compartir escenas con grandes actores y amigos, que en todo momento estaban conectados con el proceso en lo artístico y humano.

—¿Qué sientes en el escenario y delante de las cámaras? ¿Cuánto le temes o no a las reacciones del público?

—Siempre que voy a interpretar cualquier personaje me pongo nerviosa, pero a la vez con mucha fuerza interna, una adrenalina que me da una seguridad para salir al escenario o para que me atrape una cámara.

“Realmente no me asustan las reacciones del público, para eso también trabajamos, para ponerlos incómodos, hacerlos sentir, pensar… Cada espectador tiene el derecho a reaccionar como desee”.

—Por lo general, se piensa que las actrices son desinhibidas. ¿Cómo es en tu caso?

—Pues en la actuación me considero totalmente desinhibida, sin temores de nada, porque somos un instrumento completo de trabajo para expresar, pero en mi vida personal me considero un poco tímida.

—¿Sientes algo especial por algún personaje en particular? ¿Por qué?

—El personaje de Blanche Dubais, de la obra teatral Un tranvía llamado deseo, ha sido uno de los personajes que más me ha marcado en mi vida profesional y personal, pues significó mi premier premio de actuación en un festival de teatro. Tuve que estudiar su sicología con apenas 17 años de edad, y eso me ayudó a ver la vida desde otros puntos de vista y a madurar más rápido de lo habitual.

Seguramente has tenido experiencias muy especiales con el público a partir de los efectos de algunos personajes, ¿puedes compartir alguna anécdota con nosotros?

—Me parece mágico el efecto que puede provocar un personaje en las personas, en ese punto uno comprende que el arte puede transformar. He tenido varias experiencias donde las personas se han acercado personalmente para agradecerme lo que sintieron con mi interpretación de Juana de León, en la película Insumisas…

“Días después de terminar el ciclo del filme en los cines, se me acercó una muchacha en el Vedado para darme las gracias, porque desde hacía tiempo ella tenía una relación con otra joven, pero escondidas por miedo a los padres. Luego de ver la película juntas salieron tomadas de la mano y decididas a ir por encima de todo para salvar la relación.

”No se puede explicar la sensación de sentirte útil, de saber que alguien está feliz o cambió su vida para bien, gracias al granito de arena que pusiste”.

¿Cuáles son tus referentes en la actuación?

—Me encanta el trabajo actoral de Isabel Santos y lo que proyectaba Betty Davis. Entre los hombres Dustin Hoffman y mi eterno profesor Mario Guerra.

¿Qué piensas del teatro y la actuación en general en Cuba? ¿Cuáles son sus principales desafíos?

—Hay un movimiento artístico en la actuación muy progresista, dispuesto a crear proyectos que muevan los asientos a los espectadores, sobre todo en el teatro, pero pienso que la principal dificultad es tener pocas sedes para trabajar, y poco tiempo en cada una para la funciones.

—¿Qué importancia le concedes a la Asociación Hermanos Saíz como aglutinadora, impulsora de proyectos y defensora de los jóvenes creadores?

—Respeto mucho el trabajo que realiza la AHS, pues brinda oportunidades a nuevos proyectos de trabajo que necesitan una guía y un patrocinio para concretar parte de sus sueños como artistas.

¿Principales anhelos en la actuación?

—A veces siento que estoy en un punto cero, donde deseo volver a comenzar de nuevo, y eso me gusta mucho… Lo que más deseo como actriz es que mi trabajo, con cualquier personaje, mueva siempre sensaciones, transforme personalidades…. Y en el futuro ganar un Oscar —concluye sonriente.


Paradigma o ¡Ay, Shakira!, una puesta para niños reales

Si los niños dijeran todo lo que piensan, valientes cosas nos dirían. Por ejemplo, que se sienten inconformes con el color de su piel y le escriben cartas escondidas a Shakira para que les haga el milagro de un cuerpo curvilíneo y un cabello rubio, con nariz respingada. Al menos, es este el conflicto de Amanda, una niña negra acosada por los paradigmas de la industria cultural, y más específicamente por su compañera de aula.

Alrededor de este argumento gira la trama de Paradigma o ¡Ay, Shakira!, puesta del santaclareño Teatro Sobre el Camino bajo la dirección artística de Rafael Martínez; y que ha sido acogida con ovaciones entre el público infantil y adulto de diferentes escenarios nacionales. Premiada además por un jurado de niños durante el festival Titereando en la ciudad en Guantánamo.

Y es que asistimos a una obra para niños construida desde los cimientos de sus preocupaciones actuales, una tragedia que nos hace reflexionar durante y después de la puesta. A criterio de esta reportera, porque no solo se atreve al abordaje de temas considerados tabúes para el público infantil sino también porque se aleja de tratamientos lastimeros o simplistas; y por nada de este mundo se atreve a subestimar un público tan exigente y exquisito como son los infantes.

Aunque cabe especificar que, según palabras del propio director general, prefieren seguir la línea de hacer teatro para la familia, ya que rara vez los niños pequeños asisten solos a las presentaciones que ofrecen en su sede del Guiñol de Santa Clara, o a las que lleva Teatro Sobre el Camino hasta los parajes del centro de la Isla.

¿Tabúes en el teatro para niños?

Entre los temas que desafían cualquier autocensura y que esta obra toca sin mayores miramientos, se encuentra la muerte. Una vez que la protagónico somete su cuerpo a una cirugía estética para transformarse en la cantante de sus sueños, dueña de una caderas y un rostro y un cabello rubio que ella desea imitar, aunque no sean naturales, porque como dice su amiga “El que no es lindo, que se opere”.

Amanda logra su objetivo, pero muere en la mesa de operaciones. En el segundo acto el alma infantil dialoga con su cuerpo inerte, escucha el llanto de sus familiares y se arrepiente del sacrificio que ha hecho. Pero ya es demasiado tarde.

Pareciera que el paradigma industrial ha ganado a la ideología cuando nos sorprende una escena más de esta tremenda entrega dramática. Se permite una retrospectiva al aula, en donde los niños se preguntan a quién les gustaría parecerse “cuando sean grandes”, y mientras se debaten entre los hermosos ídolos de la moda, el cine o la música, los interrumpe la voz en off de algún jefe de colectivo o destacamento con la tradicional consigna de “Pioneros por el Comunismo…”

“Creo que las niñas y los niños tienen el derecho a que en el teatro abordemos estos temas,” comentó Rafael Martínez, quien escribió este libreto tan necesario como atrevido. “También es responsabilidad de sus padres, maestros y aquellos que de alguna manera intervienen en su educación”, añade.

Otro tema importante al interior de la puesta es la violencia: intrafamiliar y la violencia infantil, específicamente, junto a las conductas patriarcales que atraviesan la sociedad y las familias cubanas. Se trata según Rafael de la forma violenta que tienen algunos adultos de resolver determinadas situaciones y que “van pasando de generación en generación.”

Paradigma o ¡Ay, Shakira! cuenta con un guion preciosista. Los diálogos son manejados con habilidad y la intensidad dramática va increscendo hasta lograr un punto de clímax con la operación de Amanda, y luego anticlímax con el vagar de su alma antes de elevarse definitivamente al mundo espiritual. La escena final ofrece un cierre de lujo, a modo de moraleja de la obra, pero con la apertura conceptual necesaria y el nivel de sugerencia que convierte a Paradigma… en una obra substancial.

Fragmento de la obra Paradigma o ¡Ay, Shakira!, puesta en escena por el grupo Teatro sobre el camino,
de Villa Clara, en el Teatro Eddy Suñol, de la ciudad de Holguín como parte de la oncena edición
del Festival Nacional de Teatro Joven/Foto Carlos Rafael/Archivo del Portal del Arte Joven Cubano

El reparto de Paradigma…

Por su parte los actores manejan los parlamentos con histrionismo y rigor. Además de actuar, interpretan títeres planos, con movimientos en todo su cuerpo. Los títeres en escena carecen de retablo por lo que el espectador también puede incorporar a los titiriteros en el producto final que consume. Ellos: Elizabeth Aguilera Fariñas, Yassier Fabá García y Remberto Clavelo.  

Entre camerinos ofreció declaraciones la actriz, en quien muchos santaclareños reconocen esa especie de estrella naciente, cada vez más lúdica y asertiva sobre las tablas.

“Amanda llega a un extremo, y es una niña. Pero también es un títere. Entonces, ¿cómo descubrir todo eso en la figura y que no haya un divorcio entre lo que uno siente y el títere? Es un trabajo de animación muy difícil que exige mucha atención al proceso psicológico que va pasando esta niña con el transcurso de la obra; agredida por su compañera Cecilia, por sus padres cuando intentan aconsejarla y por ella misma cuando cae en este sueño, en este letargo de lo que puede pasar si decide operarse.”

A su vez, Clavelo, quien interpreta al doctor y al maestro de ambos estudiantes, confiesa que en la concepción del cirujano enfatizó “los rasgos alocados del personaje” porque a los niños también “debemos hacerles reír, aunque le estemos tratando temas tan hondos. “

Elementos que ilustran nuestra nacionalidad, como el folclor yoruba, el uniforme escolar, las enseñanzas martianas y la propia formación marxista en las aulas y que son contrapuestos a las tendencias seudoculturales del momento, la expropiación de símbolos, el bullying y la desobediencia de los hijos. Demostrando que de todo esto se nutre hoy día una mentecilla de cinco, siete y hasta 10 o 15 años de edad, aun en crecimiento. 

El tema de la discriminación racial se superpone a las diferentes subtramas, como problemática fuerte y de gran inmediatez en la sociedad cubana actual. Puesto que oprime y reduce las posibilidades de superación y, por tanto, de empoderamiento, de las personas afrodescendientes. Al abordar sus consecuencias la muerte de la protagonista adquiere un valor simbólico.

Durante todo el espectáculo se utilizan diferentes recursos sonoros de nuestro folclor, otros elementos asociados a la cubanía como el pilón, la usanza del delantal. Para marcar la negritud como una parte substancial de la cultura nacional, que el racismo puede estar matando sin que nos demos cuenta de ello.   Dijo Yassier:

“El mundo se ha encargado de hacer una élite de lo que es bello estéticamente. Y que a un lado lo que demuestra diariamente una persona en su actuar, de conducirse socialmente.”

Considera el director artístico que el bullying en nuestras escuelas y en las del mundo entero siempre ha existido.

“Sus razones pueden ser raciales, económicas, de género e identidad de género. Pero siempre está allí esa persona que se cree más fuerte y abusa de los débiles. La obra alerta sobre este conflicto que en otros países lleva a los niños al suicidio.”

“Es importante que los padres que traen a sus hijos a ver la obra se lleven a casa las inquietudes que plantea. Por ejemplo ––explica Fabá García–– yo soy padre, y algo que aquí te queda claro es que la violencia engendra violencia y debemos alejar a nuestros hijos de esa forma de comportamiento con nuestro propio modelo.”

Por último, el diseño escenográfico se nutre de la fantasía infantil y extrapola esa creatividad para la conformación de un escenario minimalista y conceptual. Explota códigos preestablecidos y que su público conoce como son las señalizaciones del tránsito y los origamis de niños tomados de las manos. Ello refuerza el dialogo entre la pieza teatral y su receptor. “Es una obra muy cubana, y que hace pensar a profundidad nuestro contexto”, resume la actriz Elizabeth Aguilera.

El grupo Teatro Sobre el Camino surgió en diciembre de 2009. Y al decir de la prensa provincial, presentó sus cartas credenciales en la sala Margarita Casallas de Santa Clara con la simpática obra Una cama a domicilio. En los últimos años trascienden presentaciones como Concierto de primavera, con la trovadora Yahily Orozco Gálvez, y Las bebidas son por Pearl.

Paradigma o ¡Ay, Shakira! plantó polémica y expectativas entre los teatristas de Cuba, desde el 2016 cuando participara de una lectura dramatizada en el Festival de Teatro de Camagüey. Se estrenó el año pasado en la ciudad de Santa Clara.

El periódico Vanguardia referencia un artículo de Francisnet Díaz Rondón, titulado “Pasión sobre el camino”, en el cual se describe la agrupación a la vuelta de sus 10 años de la siguiente manera:

“Desde su debut, el espectador encontró una propuesta diferente y atractiva, que otorgó un poco de aire fresco a la escena teatral villaclareña.”


«El arte es de percibirlo, no de comprenderlo»

Fue un regalo para los jóvenes teatristas del país que la directora del grupo El Ciervo Encantado, Nelda Castillo, aceptara la invitación para ser homenajeada en el Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 que se realizó en Santiago de Cuba. En un intercambio con jóvenes amantes del arte de las tablas Nelda nos regaló muchas enseñanzas y una frase que nos acompañará por mucho tiempo:

“el arte es de percibirlo, no de comprenderlo”

–¿Hábleme un poco acerca del trabajo que hace El Ciervo Encantado y la manera de encarar el teatro?

Lo importante es siempre la investigación. Uno nunca deja de investigar cada tema. Realmente uno entrena siempre, la vida es un entrenamiento. Todo te sirve y por eso uno debe ver a un artista en qué gasta su tiempo, qué es lo que mira, porque uno se cultiva o se descultiva.

Uno siempre está entrenando porque lees, porque ves, porque estudias. Uno entrena el espíritu, uno entrena la sensibilidad, y el cuerpo es el que acompaña al espíritu. Un artista entrena ambos, más que el cuerpo, eso tiene que estar unido.

–¿Usted nos habló de la importancia de bañarnos de realidad y eso convertirlo en obra de arte. ¿Cómo eso se logra en El Ciervo Encantado?

Es que uno no imita la realidad, uno construye esa realidad como un equivalente, observada o percibida en otra dimensión. En una dimensión que quizás no te des cuenta, no lo ves, pero el arte es como para enfocar de manera artificiosa y artística esa realidad. Uno descubre o redescubre la realidad.

–¿Cuánto usted considera que un evento como Desconectados a 969 contribuye al desarrollo del teatro joven en el país?

Es magnífico porque su dirección se ha propuesto activamente invitar a personas que tienen una lección que brindar, es decir, que se piensa en creadores que tengan un objetivo concreto. Y dado ese objetivo, un investigador que tenga un estudio fundamentalmente sobre Cuba y sus raíces más profundas y cómo hace ese creador para reflejar la cubanidad.

–Aparte del fuerte entrenamiento que realiza, su grupo se nutre de una profunda investigación. ¿Qué necesita El Ciervo Encantado para interpretar una obra?

El problema está en que no es ir a la calle y ver solo la realidad y la persona que le ocurre lo que reflejamos, el detalle está en que uno cuando investiga tiene que tener el compromiso con lo que se está investigando.

No es una investigación desde una distancia, es estar dentro de ese tema y ser responsable con eso.

Yo tenía un actor que cuando lo mandaba a investigar me decía que ese proceso no le conmovía, y yo le decía que así no podía ser actor.

No es un problema de conmoverse, es sentirte comprometido con eso, no puedes estar distanciado. Si estás distanciado y eso no es capaz de llegarte, pues entonces no tienes nada que decir. Porque tu vives en este país, en este contexto y eso te involucra.

–¿El género influye en la forma de ver el teatro desde la actuación y la dirección escénica?

Yo no te puedo decir eso. Sí me imagino que pueda haber su diferencia pero no porque sea un teatro de mujer o de hombre. Te voy a decir una cosa, he tenido la experiencia con mis alumnados que la mujer quizás tengan un poquito más de voluntad, de constancia. Eso no quiere decir que todos los hombres sean iguales.

Y es Nelda Castillo es una de esas mujeres nos hace ver la riqueza del arte como esa necesidad de percibirlo, no de comprenderlo.