«Una deuda que debemos pagar juntos»

Una jardinera inglesa construyó con floreslas figuras de los cuatro músicos británicos más aclamados de todos los tiempos. La instalación, ubicada en los jardines de la villa palladinaChiswickHouse de Londres, celebra el aniversario 50 de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, el octavo álbum de estudio de The Beatles.

En Liverpool, ciudad natal de la banda, los festejos para conmemorar los 50 años de Sgt. Pepper iniciaron desde finales de mayo con el festival SgtPepper at 50: Headingfor Home, una feria de música, teatro, danza y poesía en la que las 13 canciones que componen el CD sirven de base creativa a los eventos.

El cumpleaños 50 del Sargento Pimienta trascendió las fronteras de la Gran Bretaña, tal y como lo hizo aquel primero de junio de 1967 cuando fue liberado al mundo ese disco de rock psicodélico. Cuba, país con una historia de amor prohibido y clandestino con los Beatles, no podía quedar ajeno a la celebración de la fecha. En La Habana, el músico X Alfonso reunió a otros, músicos como él, en el Parque Lennon, escenario de un homenaje copado de Beatles-maníacos. En Camagüey, la fiesta sucedió en un ambiente más íntimo y reposado, cargado de toda la buena vibra de los mensajes de paz y amor.

La terraza Arte Joven de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de esta provincia al centro de la Isla se iluminó al calor tenue de las velas, los invitados llegaron de a poco. En sus mesas, la letra de alguno de los temas del Sgt. Pepper los aguardaba. Mientras sonaban las canciones de fondo, dos artistas plásticos (Leonardo Pablo y Eduardo Castillo) volcaban en el lienzo las melodías. En tanto, los pintores continuaban en escena imbuidos por la música, aparecieron de entre el público los muchachos del Proyecto Corpus con un performance que recordó esa emblemática fotografía del cuarteto en la célebre Abbey Road.

Juan Pablo Palmero se adueñó de Letit be, lo cantó acompañado de su guitarra en una versión muy propia. Luego hizo lo mismo con «el himno de la paz», Imagine, y cerró la presentación con su homenaje particular que vino en la forma de Discípulo al Viento, un tema de su autoría con el timbre de otra época romántica en la que tod@s creíamos un poco más.

La escritora Evelyn Queipo prefirió no aventurarse al riesgo en una fecha solemne y subió a escena con sus glosas escritas para que las rimas no la traicionaran. Sus versos mezclaron los nombres de las canciones del CD, y el título de este trabajo salió de esos poemas.

Ya en los finales regresó la música con el trovador Harold Díaz al que le siguió el Quinteto de Cuerdas Santa Cecilia, exquisito como de costumbre. No se precisaron las letras para que la audiencia reconociera al instante los acordes deYesterday yCome Together.

Quizás si este homenaje hubiera sido menos íntimo y más democrático, si en lugar de la Terraza de la AHS hubiera ocurrido en un parque o un teatro con mayor capacidad, quizás así hubieran podido asistir todo@s los que deseaban estar esa noche (que no eran pocos). Pero los jóvenes artistas escogieron regalarse una velada de complicidad en la que no estarían actuando para los públicos con el pretexto de un aniversario, sino para esos cuatro eternos muchachos de Liverpool, solo para ellos, presentes en espíritu durante toda la jornada.

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