símbolos


La piel, el hombre y el lenguaje

(Aproximaciones a la I Encuentro Internacional de Tatuaje y Perforación en Santiago de Cuba)

Este verano ha sido muy movido para la AHS en Santiago de Cuba. Disímiles jornadas, proyectos e ideas se han concretado con una importante presencia en la cartelera cultural de la provincia. Algunas de ellas han sobresalido de los márgenes nacionales y han podido convocar a creadores de distintas nacionalidades. Esto en gran medida ha sido una de las ganancias del trabajo en el espacio virtual, todos los caminos parecen menos estrechos y los encuentros se hacen entre un número de individuos a lo que tal vez, sería imposible convocar desde lo presencial.

El I Encuentro Internacional de Tatuaje y Perforación Santiago de Cuba 2021 fue una acción que generó gran expectativa. La convocatoria hecha a los cultores del arte del tatuaje y la perforación convidó a creadores de distintas generaciones y estilos. La AHS, junto a la Casa del Caribe en la ciudad, auspiciaron la jornada y le dieron cabida dentro del Festival de Caribe del 3 al 9 de julio. La idea original de Vitelio Manuel Ruiz Miyares, fue crear un camino para sentar las bases de una posible asociación cubana para los artistas de este gremio. Un camino para sentar los protocolos legales e higiénico-sanitarios dentro de la isla. Cuba no cuenta con una estructura conceptual y física que ampare a los artistas y trabajadores del arte del tatuaje y que, además, les permita ser contribuidores a las cuentas del estado.

Este encuentro no solo propició espacios para el diálogo y la creación artística, también fue parte de un proceso vivo que irá en lo adelante, desde lo jurídico hasta lo estético. Las líneas esenciales que rigieron el programa fueron: La importancia de un reglamento para establecer las medidas higiénico-sanitarias para el control del funcionamiento de los centros de tatuajes y perforaciones corporales en Cuba; La creación de la ACATP (Asociación Cubana de Artistas del Tatuaje y Perforación); Tatuajes, micropigmentaciones y perforaciones en tiempos de pandemia; Tatuaje de pezón y areola en la mujer mastectomizada; Escuelas de tatuajes en el Caribe; El cuerpo como arte (práctica y estética); La psicología del tatuaje.   

Todas estas líneas argumentales fueron puntos para un debate diverso donde las búsquedas de referentes médicos y artísticos se conjugaban en la multiplicidad de voces. De ahí que las conferencias fueran protagonizadas por artistas, médicos, abogados y promotores culturales, quienes desde distintas perspectivas abordaron un fenómeno que ya es orgánico en la contemporaneidad del cubano.

Más de nueve países estuvieron representados en el evento. Un dato que refleja la acogida de esta jornada como espejo para una integración de todos los actores sociales que integran este gremio. Algunos de los especialistas invitados fueron Manuel Rivera (tatuador profesional, Cuba), Osmel Francis Turner (director del grupo ecologista Cubanos en la Red, Cuba), la catedrática mexicana Ximena Jordan (en representación de los museos Frida Kahlo y Anahuacalli), el Dr. Jorge Guilarte (Cuba), el profesor Dayan Alfonso (México), y Gisselle Quevedo Chil (tatuadora profesional, Cuba).

Otros nombres pudieran aparecer aquí, en especial aquellos que participaron en los distintos espacios de reflexión teórica y la competencia de tatuaje. El concurso fue uno de los grandes atractivo tanto para los cubanos como para los participantes extranjeros. El resultado final nos dejó como ganador al camagüeyano Guillermo Columbié, premio que consistió en el otorgamiento de un viaje a la Ciudad de Cancún, Estado de Quinta Roo, en México. Allí participará en un evento internacional de tatuaje entre los meses de octubre y noviembre de 2021. Esta premiación fue posible gracias a la colaboración de Black Lava Tattoo Studio y el Centro de Inteligencia Educativa y Profesional (CIEP Universidad) de Cancún.

El comité organizador del evento ya prepara la próxima edición a celebrarse en el año 2022 en el contexto de la Fiesta del Fuego. Para ello se prevé un mayor número de participantes y una mayor composición de la comunidad de tatuadores cubanos. El arte de dibujar en el cuerpo posee un  arácter milenario, y en nuestro país representa códigos culturales que yacen impregnados en las conductas/formas e ideas de varias generaciones. El tatuaje ya no representa marginalidad, ha roto tabúes y se ha sentado en la población como un síntoma de identidad. De ahí que proteger a sus cultores y sus simbologías representa una necesidad espiritual en términos culturales.

La AHS en Santiago de Cuba sigue siendo un espacio de diálogo donde caben todos los modos expresivos del arte. La organización busca representar la vanguardia creativa mientras colabora con proyectos que son ineludibles en la construcción cultural del país. Esperemos que el próximo año las circunstancias nos permita abrir la Casa del Joven Creador para el abrazo presencial. Crear sin fronteras para sanar es una necesidad en tiempos tan convulsos. El buen arte siempre nos convidará a lo útil, lo hermoso y lo sagrado.


Fractura contra los espejismos del arte (+Obras y tuits)

Hace alrededor de medio milenio el arte adquirió un carácter comercializable. La idea de tener un “objeto” con características especiales seducía a muchos en el afán de alcanzar determinado poder. Resulta aún, hoy día, usual dilema el hecho de que algo que no posee valor de uso constituya una pieza fundamental del canjeo y las relaciones comerciales.

Indiscutiblemente, con el paso del tiempo los procesos inherentes al mundo del arte se han visto permeados de una mayor complejidad. Para el teórico estadounidense Arthur Danto, “estamos en una etapa prehistórica, en la que todo es susceptible de ser arte”, aseveración que se ve sustentada en “la teoría del problema de los Indiscernibles”.

El mercado del arte es un ámbito esencial a explorar a la hora de abordar el desarrollo del hecho artístico. Su análisis se ha convertido en una necesidad imperante para contribuir a dilucidar una parte importante del entramado que compone lo que se ha catalogado como “el mundo del arte”. Este último constituye un elemento fundamental dentro de lo que el filósofo George Dickie ha calificado como la Teoría Institucional del Arte. En esta ocasión resulta fundamental reconocer esas estructuras que forman parte de la teoría, debido a la incursión del Proyecto Fractura en un centro donde una de las premisas esenciales es realizar la comercialización del producto artístico.

Fractura nos presenta su visión acerca del “conflicto” y nos vuelca en determinados cuestionamientos: ¿Qué es el mercado?, ¿qué representa para el ámbito cubano y santiaguero en particular?, ¿qué representa para ellos como creadores? y ¿qué tipo de mercado o comercialización se lleva a cabo en este contexto? Realmente son muchas las interrogantes que pueden asistir a esta muestra.  

Con todo, resulta difícil desentrañar la delgada pared que separa lo que se debe hacer de lo que se hace realmente. Parece que todo está escrito sobre determinado proceso o fenómeno, pero continuamente queda lugar para la incertidumbre, para las brechas donde suceden cosas inusuales y opuestas a las que están preestablecidas, lo cual nos acerca a la idea de que no todo funciona como se enuncia. Cabe decir que “el mercado del arte” o las relaciones comerciales que se establecen en Santiago de Cuba, que no constituye un escenario diferente al del resto de las provincias –fuera de la capital–, deja mucho que decir en cuanto a las maneras de llevar a cabo este complejo proceso. Más, no es intención primada de esta exposición debatir los desempeños de instituciones culturales y sí en llegar a puntos más incisivos que afectan la matriz de todo hecho artístico, desde la esencia del propio arte que inicia en el creador y su tiempo.

poster

Entonces, resulta evidente que la cuestión primordial que da luz a esta muestra es ¿qué representa el mercado para los creadores y cómo los influye en el proceso creativo? Frank Lahera, Carlos Gil y Yuri Seoane han tejido una red de significados. Construyen su universo simbólico aludiendo a las prácticas que se suscitan alrededor de este tema. Es una muestra plural como ya acostumbran a legar los jóvenes artífices. La preocupación de los autores acerca de la frialdad con que puede ser visto este tópico los induce hacia un viaje convulso en aguas turbulentas.

Esta exhibición, que no es para nada frívola o alejada de la realidad, es un espacio vivo; Las raíces de un árbol no proyectan sombras, un título que demarca lo que acontece desde lo más profundo hasta su calada en el hoy y el ahora. Incluso se lanza más allá pues traspasa los límites de la galería para representar la inquietante situación que identifica las actuales circunstancias y que los afecta directamente porque son entes sociales.

Como enlace de lo múltiple, el grupo ha mezclado diversos soportes. Es una especie de juego para invitar a repensar la idea que permea y afecta al mundo del arte y a sus creadores. Lahera resulta bastante explícito en sus producciones audiovisuales y las calza coherentemente con fotografías de la serie “Tin marín”. El contraste soberbio de fondos muy oscuros con las figuras humanas desbordadas por símbolos materiales predispone al espectador a la hora de abordar la trama. Al plasmar detalles del cuerpo construye una atmósfera que exige sumergirse y empaparse con el entorno, cuestión que enriquece además con instalaciones un tanto atrevidas que sugieren símbolos más globales del ámbito artístico.  

Serie fotográfica “Tin marín” Autor Frank Lahera, 2021, fotografía digital

Serie fotográfica “Tin marín” Autor Frank Lahera, 2021, fotografía digital

Por su parte, Seoane nos vuelca hacia lo más íntimo. Pondera lo individual sin abandonar ese mensaje de calado universal. Con su serie instalativa “Confort” cuestiona la falta de valentía del ser humano que se construye sus propias jaulas, que no permiten la evolución del pensamiento. Hace un llamado a no conformarse, a lanzarse y correr riesgos que valen la pena para descubrir la verdadera esencia de cada uno. Es una ramificación de la metáfora que se deslinda del mercado. Es luchar contra lo convencional. Ratifica una y otra vez que lo habitual no es sinónimo de propicio. El mercado es una burbuja, una construcción mundana que puede traer beneficios aparentes y al mismo tiempo significar el fin de la creación.

Serie instalativa “Jaulas”. Autor Yuri Seoane, 2020

Serie instalativa “Jaulas”. Autor Yuri Seoane, 2020

Asimismo, Carlos Gil, en este caso, da la nota de conexión con el pasado, que se transfiere en determinados elementos alegóricos que más que sustantivos u objetos son acciones verbales en función. Concreta la representación del vestigio de las consecuencias, es la paráfrasis del desgaste vaticinado por los ancestros que conviven con él en sus ideales y que ha querido incorporar a través del pelo. El cabello humano es una especie de documentación simbólica que consolida la premisa de la impermanencia y es plasmada en la serie “Arrastre”, aunque debe aclararse que también es análogo a las actividades que acontecen en el presente.

No obstante, también utiliza otros medios para lograr meditar acerca de esos conflictos internos que afectan la evolución del ser. Es una mirada más que reflexiva, que se consuma como abordaje de fenómenos vigentes. Las imágenes que registra van hilando dimensiones de la diversidad de forma orgánica. Gil es un provocador nato. Sintetiza lo antropológico y las instalaciones y videos performances que vigorizan la muestra con un matiz corrosivo que ha caracterizado siempre su trayectoria y que hoy resume con naturalidad.

Video Performance “Impermanencia del desgaste”. Autor Carlos Gil Calderón, 2021

El Proyecto Fractura una vez más se encuentra de pie ante la avalancha de la apariencia. Este grupo no promueve espejismos absurdos, sino que lucha contra ellos. Recordemos que como dicta su manifiesto, Fractura es hacer arte, vivir para el arte y no vivir del arte”.   


Capítulo #14: El color cubano II (+Fotografías)

Apuntes sobre la obra fotográfica de Rubén Aja Garí

 

IV

Los desafíos contemporáneos para un fotógrafo transitan por definir un sistema de significación que demande un lenguaje desarmador por medio de la crítica. Ante la cámara el acontecimiento es por sí mismo problemático y problematizante. En esa ruptura que producen las lógicas miradas introspectivas del fotógrafo, hay una poética de la verdad, donde no se busca eludir la realidad sino presentarla. 

El paisaje de la propaganda política de la nación cubana posee distintos tipos de lecturas. Los carteles, letreros e imágenes están condicionados por el contexto y la transformación constante de los elementos intervenidos para establecer el discurso. En esa multiplicidad de significados que aparecen tras el paso del tiempo, o la errada selección de espacios y conexiones simbólicas en la imagen propagandista, Rubén ha encontrado un lenguaje que también habla de nuestra identidad y civismo. 

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

La imagen de fondo permite que el fotógrafo construya un lenguaje urbano que contextualiza, lo que a primera vista parece evitar lo político.

¿Es Rubén Aja un artista político?

Todo arte (el verdadero), es político.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Los proyectos utópicos de los hombres se sustentan en lo político como como eje centrar de su manifestación. La foto de la niña que pasa frente a la bandera, es una excavación en fragmentos emblemáticos de la imagen de Cuba. En esa voluntad por describir la realidad circundante y cambiarla mediante el arte, la fotografía de Rubén se resiste a la sola clasificación y evaluación de sus temas. Procura de manera consciente desafiar y subvertir la realidad desde los propios elementos que la integran.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

El tratamiento de los símbolos captados por Aja es menos aleatorio de lo que se pudiera ver en la obra de otros fotógrafos. Ironiza con los símbolos y permite democratizar su empleo, trasformando la historia en una mera acumulación de extravagancias.

El descontento con la realidad en la sociedad moderna suele expresarse con violencia. Digamos que el fotógrafo es más persuasivo en el anhelo de reproducir este mundo. Que encuentra belleza en todos los elementos que existen ante su ojo. Al contrario de la vida, la fotografía consiste en detalles significativos iluminados por el destello de la cámara. La mirada ultradinámica de la fotografía sobre un objeto complace al espectador creándole falsas sensaciones. Como si sólo por mirar la realidad en la forma de un objeto, la fotografía fuera de veras real, es decir, surreal. Una característica que invade la experiencia del expectante y condiciona su mirada.

En esa disyuntiva pudiera parecer más fácil crear significados a partir de arquetipos políticos o publicitarios. Pero esos significantes son dispositivos de la realidad misma de los hombres y funcionan fuera del arte para marcar líneas de comportamientos. El artista debe llegar a ellos y desenmascararlos. Hacer de un lugar común y violento una imagen poética. Un signo de la belleza aun en la miseria material del hombre.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

V

La ambivalencia como acción artística que es la fotografía no ha impedido que Rubén encuentre las historias que necesita contar. Aquella que reúnen a los individuos con sus posesiones, sus miserias, angustias y sus deseos.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

En medio de la catástrofe el fotógrafo pone la mira sobre el sujeto. Nos muestra cómo definir la naturaleza de las cosas. Un cuerpo camina entre las aguas y carga todo lo que le queda, y tras la imagen el riesgo del artista que llegó hasta la tormenta e hizo la foto.

La imagen muestra al hombre bajo circunstancias que lo superan. El mar es una figura de poder, que en esta ocasión profana el reino de un hombre derrotado. Una similitud pudiéramos encontrar en la siguiente imagen, donde la bandera de la nación ondea rota en su hasta frente al poderoso mar.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

El fotógrafo hace un paralelismo entre el poder del mar y toda una nación. Son muchos los significados que pudiéramos encontrar en una fotografía tan contundente como esta. Aquí lo casual, lo probable y lo posible entran en el juego. Las dos fotos terminan por mostrarnos una síntesis de la investigación del fotógrafo: el hombre, el símbolo y las circunstancias dadas de ambos. Todo esto referenciado en el contexto social y cultural cubano.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Algunos pudieran hablar del carácter social de la obra de Rubén Aja Garí, un componente siempre perceptible en su búsqueda. La narrativa de sus fotos tiene como eje esencial a la gente. El artista se empeña en no transitar por una visión pop, vulgar o kitsch. Se concentra en fragmentos, desechos y rarezas de la cotidianeidad, sin excluir nada. Esta naturalización de los propósitos prácticos y simbólicos de la existencia humana, pone en valor la pluralidad de situaciones captadas por su lente.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

VI

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Otra área de exploración de Aja ha sido la naturaleza como imagen no subvertida por el accionar del hombre. Estas imágenes captadas en el mundo natural, poseen otros riegos que resaltan al interés casual de un amateur. Todas las fotografías de Rubén nacen de sus temas nominales, y configuran un corpus identitario que no renuncia a su coherencia estilística. Algo que podemos apreciar en su serie Verdades esenciales.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

La búsqueda de la belleza desde la selección sublime del sujeto/objeto muestran como resultado las imágenes anteriores. Su predilección por los pequeños instantes y la búsqueda de la perfección del mundo componen un territorio que se muestra a través de atributos muy singulares: flores, pájaros. 

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Hay en estas fotografías una intención por capturar lo incapturable. Por mostrarle al ojo humano aquello que no podrían ver sin la cámara de por medio. Aquello que no es perceptible a simple vista por condiciones biológicas. Un zunzún captado en pleno vuelo y mostrado en una imagen fija es una resolución imposible para la vista humana.

Rubén se desplaza entre distintos márgenes de la realidad inmediata para recordarnos todo lo que nos rodea. Todo lo que nos hace seres complejos y dichosos.        

VII

Las relaciones que ofrecen las imágenes entre sí permite la interpretación de la realidad a través de ellas. De hecho, la importancia de las imágenes radica en que son un medio para incorporar acontecimientos a nuestra experiencia. Saberes que son suministrados a quien observa la foto, tras su vivencia. Ese material que llega a nuestro cerebro (personas, cosas y acontecimientos) que por lo general penetran inadvertidamente, a través de la gestus de fotógrafo concluye en acción emotiva y referencial.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

La fotografía de Rubén Aja Garí con el pasar del tiempo ha adquirido un sentido crítico más profundo. Uno que requiere otros niveles de percepción ante las búsquedas complejas con que aborda la realidad.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Tras la percepción mermada de la vida contemporánea, Aja busca una transfusión para desdoblarse en nuevas experiencias creativas y motivacionales. Su versión de nuestra existencia es una búsqueda constante de la movilidad. Su obra es una práctica a prueba de crisis en un conflicto mediado por la luz.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Capítulo # 14: El color cubano I (+ Fotografías)

Apuntes sobre la obra fotográfica de Rubén Aja Garí

 

I

Un fotógrafo es un poeta. Uno que traduce en imágenes las variedades posibles de la existencia. Su límite está en su ojo tras el lente. Captar la realidad y redescubrirla desde la particular perspectiva del ser fotógrafo, es un acto poético. Gran parte de la historia de los hombres está construida desde la documentación fotográfica de distintos sucesos. De ahí la responsabilidad adicional del ser fotógrafo, su habilidad no es solo la de manejar un artefacto que registra el tiempo mediante la luz. Su responsabilidad es la documentación poética del mundo tanto en la construcción humana como en la creación total de la naturaleza.

La fotografía (hace mucho) dejó de ser un acto pasivo en esa documentación, dejó de captar solo el exterior del sujeto/objeto para además captar el mundo interior de los hombres. Las ideas empezaron a encontrar otra manera de ser expresadas. Algo que la pintura ya había incorporado con anterioridad y que a la vez, la hacía parecer más necesaria. La fotografía entonces, se convierte en un dispositivo artístico (más) cuya fuerza discursiva supera el concepto de los hechos documentados. Introduce en su semiología la crítica de la comprensibilidad del mundo y el activismo, como herramientas a las luchas sociales e individuales del hombre.      

La fotografía como investigación artística busca la significancia e insignificancia del ser. Esta exploración va desde la conceptual hasta lo popular. El fotógrafo nos dice: esto hay que mirarlo, esto es poesía. Así construye un ojo colectivo, una ética de la imagen y una visión disruptiva. El impacto emocional tras la contemplación de una obra fotográfica deviene en experiencia estética del individuo.

II

Uno de esos poetas de la imagen fija, el cual he tenido la oportunidad de conocer es Rubén Aja Garí (Santiago de Cuba, 1979). Rubén entiende la fotografía desde la responsabilidad poética de un creador. Su obra posee un carácter vivencial, un registro de su presencia en determinados sucesos. Hay fotógrafos que van tras la imagen, pero en el caso de Rubén, la imagen anda con él todo el tiempo. Él juega con la luz, interpreta y luego aparece la foto. Nos dice que esa imagen trasciende al propio suceso (del que ha sido partícipe). Nos habla de la multiplicidad de la vida y sus distintos estados. Nos descubre. 

No es mi intención hacer una síntesis curricular de un hombre que se mueve en tantos caminos del arte y la cultura dentro y fuera de su ciudad. Quiero hablar de su obra fotográfica, que a mi entender es su búsqueda más genuina.

Durante la última década (2010-2020), (a mi criterio) es Rubén Aja Garí, el fotógrafo santiaguero más importante. No se trata esto de una competencia entre Aja y los demás creadores de la urbe, ni siquiera de desmeritar los procesos creativos, publicitarios, expositivos y simbólicos de otros grandes maestros del lente. Tampoco es un acercamiento para anular la nueva camada de fotógrafos de la ciudad, para algunos de los cuales ya he dedicado tiempo de estudio por la impronta de su obra. Escojo a Rubén y me permito no mencionar otros nombres, porque veo en su obra la síntesis de sus maestros (directos o no) y la síntesis de sus alumnos (directos o no).

La obra de Rubén Aja Garí se caracteriza por la comprensión inter y transcultural de corte secular de los procesos que lo circundan. La irrealidad de sus imágenes nos hace pensar en los vínculos entre lo humano y lo divino, lo caótico y lo ordenado. Su criterio simbólico está en la imagen sin transgredir, sin introducirles nuevos elementos anacrónicos para crear nuevos significantes. La experiencia estética tras el intercambio con alguna de sus obras, transita por códigos vinculados a la identidad del ser santiaguero y el ser cubano.

En su serie Color cubano, podemos apreciar como el fotógrafo juega con lo múltiple y el azar para acceder a otra noción de sentido. La contraposición de figuras, que por concepto no deberían estar emparentadas, son enfocadas y mostradas como una sola imagen. Una lectura humana y a la vez imperceptible en medio de la cotidianidad. Pero no debemos subestimar el alcance de nuestro cerebro, esas imágenes compuestas subyacen en nosotros. Solo se necesita un ojo entrenado y una cámara para devolvérnoslas cargada de significados. Los artistas suele convertir en arte, imágenes construidas por quienes no son artistas.

Un ejemplo dentro de la obra de Rubén, es cuando pone su lente en Martí. En la imagen el apóstol parece hablarnos, trae una paloma en su brazo mientras la cúpula dorada del capitolio aparece detrás.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Ambos símbolos son contrapuestos en el espacio para hablarnos de un tercer elemento: Cuba. Rubén es un martiano de convicción, un mambí del lente, y Cuba (con todas sus extremidades) es el mayor tema de su obra.

Pudiéramos agregar otros temas en la investigación fotográfica de Rubén tales como: la religiosidad, el uso y abuso de la propaganda política, la naturaleza, la documentación de las grandes celebraciones culturales y los símbolos patrios. Pero todos estos temas son transversalizados por su búsqueda constante en definir a Cuba.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

En esta fotografía, la imagen de Cristo crucificado se combina con la bandera de la estrella solitaria, que ondea en un segundo plano. No es casual que busque inspiración en elementos que son trascendentales para la cosmovisión de la identidad cubana.

Busca en la religiosidad las esencias del ser cubano. No solo Cristo, la Virgen de la Caridad del Cobre ha estado componiendo su sistema de imágenes. Su relación con el Santuario del Cobre le ha permitido hacer imágenes inéditas de la madre espiritual de los cubanos. 

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

III

Otro hecho que colorea su fotografía es su participación en la Fiesta del Fuego, cita vital en el rescate del patrimonio inmaterial del Caribe. En este encuentro organizado por la Casa del Caribe, y en el cual Rubén tuvo el privilegio de diseñar el cartel oficial en el año 2012, cuando se le dedicó al caribe colombiano, el fotógrafo ha encontrado un carácter antropológico en su imagen.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

La herencia de nuestra identidad vista en los elementos de algunos líderes religiosos. Instrumentos que llevan implícito el recorrido de nuestra sangre. Una silla donde debe sentarse el más sabio de la tribu. Allí debe colocarse nuestro ojo civilizado y globalizado.

¿Por qué la imagen de los elementos divinos de un hombre debe ser admirada? ¿Qué debería decirnos/mostrarnos esa imagen?

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

El lugar donde se consulta el espíritu, del hombre que aparentemente no tiene nada que ver con ese modelo de vida, es seleccionado. El fotógrafo no quiere que olvidemos que la fe es una construcción humana, pues solo se llega a ella, a través de objetos físicos.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Los desplazamientos en esta última imagen son muy profundos. Se trata de una reflexión que trasciende al devenir de la muerte y la resonancia de nuestra estadía en la vida. El sabio observa al fuego y parece un pasado eterno que nunca abandonará el lugar. La silla vacía no es solo la ausencia del sabio, sino de todo lo que un hombre como él representa para su comunidad y para la memoria colectiva. El fuego no se apaga pero el anciano ya no está.

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

En esta imagen el instrumento vuelve a estar solo. No tiene a quién lo utiliza pero sí las marcas de quienes han sido sus dueños. ¿Geografía de la memoria? En ese transcribir de la realidad muy particular de Aja, hay que adicionarle su esfuerzo lúcido y a la vez intuitivo por definir las unidades en juego.

El instrumento en soledad pero que al mismo tiempo representa una imagen colectiva incita a una relación adquisitiva con el mundo que nutre la percepción estética y favorece el distanciamiento emocional. Rubén preserva abierto los registros que por lo general (a la vista de la cotidianeidad) el tiempo reemplaza constantemente. El tambor en ninguno de los casos representa la música como significado afín, sino lo múltiple, el azar, el juego ideal, la memoria y el devenir. Es la puesta en valor de la presencia como un fenómeno (absolutamente) plural. 

autor: Rubén Aja Garí (cortesía del entrevistado)

Quémese después de leerse (+Obras y fotos de la expo)

  • fotos de la inauguración de la expo personal fotográfica Re-evaluación, de la artista Aneli Pupo/ cortesía de aneli pupo

     

  • Palabras del catálogo de la exposición fotográfica Re-evaluación, de la artista Aneli Pupo, Beca de Creación “José Vázquez Pubillones”, inaugurada en el Centro de Desarrollo de la Ciudad de Guantánamo, el 18 de octubre, como parte de las actividades por la Jornada de la Cultura Cubana.

cartel de la expo fotográfica personal Re-evaluación, de la artista Aneli Pupo, Beca de Creación “José Vázquez Pubillones”

La prensa –y en este caso la prensa escrita, el tradicional periódico– resulta una construcción simbólica y legitimadora, un espacio articulador de sentido (social y político). “Lo que no salga en el periódico no existe” (lo que nos lleva a pensar en grandes vacíos). Pero las rápidas transformaciones de las comunicaciones y la tecnología de la información han precipitado la crisis del llamado periodismo tradicional, sobre todo la prensa plana, abriendo las posibilidades a la multiplicidad de discursos, una avalancha mediática, que, veracidad aparte, no espera por la llegada del papel oloroso aún a tinta (y va llenando ahora mismo estos vacíos).

Aneli Pupo enfoca literalmente sus inquietudes como artista y ciudadana –como ser social que no esconde la mirada tras la cámara, sino que busca en las posibilidades del arte conceptual, en instalaciones previamente elaboradas, para pertrecharse de ellas, interrogarlas– respecto a la prensa, sus dinámicas y su papel, en Re-evaluación (una de las series suyas que más me interesa, por alguna que otra razón obvia, desde que vi “Deshecho”, 2017).

Aquí recontextualiza la importancia que los medios de prensa –sin discordancias, en la misma línea, portadores de idéntico matiz político– han jugado históricamente en la construcción del país (la identidad nacional no se puede observar sin las presencias y ausencias en nuestra prensa). Medios que, además, han jugado un papel visible en la “legitimación” de tendencias y artistas, que han servido de vehículo para determinados momentos o soterrado otros en cambio (Recordemos Shock of the News, en la National Gallery of Art, Washington, 2012-2013, que establecía una relación entre el “fenómeno periodístico” y artistas que entablaron una relación vibrante y multifacética con las noticias impresas al apropiarse, imitar, desactivar, conmemorar y rescribir periódicos. Y en las artes visuales cubanas encontramos también obras y discursos que abordan este tema, como Wilfredo Prieto con la reciente exposición Fake News, y el fotógrafo Héctor Herrera Acosta, con piezas a partir del periódico Granma).

Criterios cardinales – Aneli Pupo – 2019

Aneli lo hace a partir del propio uso de símbolos y elementos (polisémicos y reutilizables) como la flor, el micrófono, el inodoro, los huevos, entre otros, cada uno con su carga semiótica (asideros sociólogos en la conciencia ciudadana), envolviéndolos en las páginas impresas y potenciándoles el sentido, los espacios de la memoria (la prensa no como espejo de la cotidianidad, quizá vitrina, sucedáneo o estandarte de un arduo proceso de construcción social).

Efecto mariposa – Aneli Pupo – 2018

Si la digitalización y las redes mueven actualmente al mundo, si cada mañana revisamos la web para saber qué ha pasado, con qué noticia amanecimos hoy, entonces, ¿en qué lugar se encuentran ahora otros medios de difusión, en qué sitio sobrevive la prensa plana? Aun así Aneli asegura que el periódico –portador histórico del discurso oficial– aún posee un poder ineludible. Por otro lado, en piezas como “Información nutricional” y “Noticia refrescante”, realiza un ejercicio lingüístico/semiótico que relaciona desde lo implícito/explícito al objeto portador (huevos, latas de cerveza o refresco) con la carga de significados que el propio título añade.

Des-hecho – Aneli Pupo – 2017

Parte de su trabajo está sujeto a una perspectiva feminista, marcada por la mirada que escudriña, duda y se cuestiona (los casos de feminicidio, el patriarcado, el cuerpo). Estos objetos cotidianos resematizados por la prensa, con su propia carga de significados, de alternancias sígnicas, nos invitan a reflexionar sobre la tradición, la verdad histórica, el papel del periodismo en la sociedad, y la ideología misma; y a repensar, sentir y mirarnos como Nación.

Información nutricional – Aneli Pupo – 2019

El arte disfruta del (im)pudor y de la (im)prudencia, de esa facultad de decir más allá de la certeza. Su interpretación no cabe en el carácter relativo y volátil de las palabras. Aneli Pupo deconstruye significados, recicla conceptos, rearma miradas, repiensa nuestra prensa y sus dinámicas, que es hacerlo con la sociedad. Ella quiere saber. Yo también quiero. Nosotros queremos saber, si bien, recordando el título de un filme de los hermanos Coen, haya que quemar “después de leerse” (a 451 grados Fahrenheit o 233 Celsius, que es cuando el papel arde), aunque la memoria nacional, lo que somos, al ser incombustible, nos observe entre las llamas.

Ablución – Aneli Pupo – 2019

Nota refrescante – Aneli Pupo – 2020

Yo quiero saber – Aneli Pupo – 2020

Bordes – Anelí – 2020

El cristal con que se mira – Aneli Pupo – 2020


Por la cultura, por Cuba, la AHS siempre acompañará

*Palabras del Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz a propósito del Día de la Cultura Cubana

Compañero Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura

Queridos compañeros:

Es un altísimo honor estar aquí en esta celebración dentro de la Jornada de la Cultura Nacional, acompañando este justo reconocimiento a figuras imprescindibles para el imaginario espiritual de la nación. Todos los distinguidos hoy son maestros, son la savia que nutre y sustenta el proyecto soberano de país que desde aquel 1868 venimos defendiendo sin reposo.

La cultura cubana recuerda hoy con alegría aquel hermoso 20 de octubre en que, por primera vez, se entonaron en la recién liberada ciudad de Bayamo las notas del Himno Nacional de Cuba. A la clarinada heroica del 10 de octubre, la siguió el gesto hermoso de un pueblo cantando su libertad.

Las naciones son más que el espacio físico que ocupan. Son imágenes, lealtades, emociones. Ser cubano, nos decía el gran Fernando Ortiz, es amar y aceptar todo lo que hace de lo cubano una condición en sí. Es asumir las glorias y aspiraciones de un pueblo y amarlo y defenderlo en cualquier lugar en que se esté.

El proyecto imperial que nos adversa, sabe que la forma más efectiva del desarraigo y la derrota es aquella que vacía al ser humano de las raíces que lo fundan: quitarnos lo cubano y llenarnos con la vacuidad que promueven las industrias culturales hegemónicas, cambiar el culto a Martí por el culto edulcorado a héroes cinematográficos vacíos, aceptar el anexionismo, el pasado, como único destino posible, asumir la heroica resistencia de más de 60 años como un absurdo, arriar todas las banderas que hemos defendido por la promesa del consumismo, que no es más que la expresión máxima de la enajenación y la soledad del individuo contemporáneo.

Hoy el mundo está viviendo tiempos difíciles. Las derechas asesinas han vuelto al poder en numerosos países de nuestro continente y se prestan al juego sangriento e inhumano de rendir por hambre a la hermana República Bolivariana de Venezuela, como desde hace décadas se prestan al de rendir por hambre a la Revolución cubana. El mayor imperio de la historia vive una etapa de tensión social inédita desde los años de la guerra civil, y en el proceso, canaliza todo su odio contra las fuerzas progresistas del continente y el mundo. Su poderoso aparato militar y de manipulación de la conciencia está enfocado en subvertir y desmontar los procesos que de una forma u otra cuestionan su predominio. Por si fuera poco, una pandemia ha venido a trastocar la normalidad establecida, llevándonos a cuarentenas, aislamientos y nuevas normalidades, planteando retos inéditos para el mundo y para Cuba.

La agresividad contra los intelectuales y artistas que, valientemente, respaldan a la Revolución cubana y su obra va en ascenso, alimentada por los mismos intereses históricos y por la desesperada campaña electoral de un magnate.

Ante el odio, erigimos la certeza de que los artistas e intelectuales verdaderamente valiosos, dentro y fuera de la isla, permanecen al lado de la Revolución. Son a esos a los que ponen en espurias listas y a los que amenazan y sabotean constantemente. Pero nuestros artistas cuentan con un arma inigualable, con el arma que ha sustentado las luchas de un pueblo durante generaciones: la vergüenza. Con la vergüenza respondió el Mayor General Ignacio Agramonte, cuando en una de las desesperadas jornadas de la Guerra de los Diez Años, alguien le preguntara con qué contaba para continuar la guerra. La vergüenza de las mujeres y hombres de bien, de los mejores artistas e intelectuales, es nuestra mayor garantía de continuidad.

Ante este panorama, la batalla que debemos librar como nación ya no es solo económica, sino que es también una batalla de símbolos. Es la batalla por un universo de representaciones. Por qué modelos de ciudadano y de nación queremos para el futuro. Es también la batalla por qué arte debemos privilegiar.

Todos los aquí reunidos y muchos más, muchísimos más, edifican con su labor cotidiana, con las ideas y la belleza que constituyen sus obras, esa defensa esencial, primera, que debe edificar cualquier pueblo contra la avasalladora ola neoliberal. Y lo hacen sin renunciar al pensamiento crítico, ese que, desde el compromiso, no duda en denunciar todo lo mal hecho y cambiar todo lo que debe ser cambiado.

Soy de los que cree, firmemente, que en la cultura se decide hoy el destino de nuestra nación. Que es la cultura, como nos indicara Fidel en múltiples ocasiones, lo primero que hay que salvar. Defender nuestra cultura es defender la Revolución, ese hecho cultural superior, como lo definiera el Presidente Miguel Díaz-Canel. No importa que tengamos la propiedad sobre los medios de producción fundamentales, que demos la pelea a brazo partido contra el poderoso enemigo que nos persigue y ataca, si descuidamos por un segundo el necesario proceso de formar, permanentemente, a todo un pueblo en lo bueno, en lo bello y en lo justo. El socialismo no es una utopía, es el único camino posible ante el absurdo del capital. Como advirtiera hace más de un siglo Rosa Luxemburgo, el dilema hoy sigue siendo entre socialismo o barbarie.

Ayer, 18 de octubre, celebrábamos el aniversario 34 de la Asociación Hermanos Saíz. Todos los jóvenes de esta organización, la juventud toda del país sabemos el inmenso deber que pesa sobre nuestros hombros y aceptamos gustosos el reto de permanecer y continuar la obra de los que aman y fundan. Es un gran deber también el de continuar por la senda que ustedes han abierto.

¡Feliz Jornada de la Cultura cubana para todos!

¡Muchas felicidades por el merecido reconocimiento!

¡Abrazos grandes!

¡Muchas gracias!


Miriannys Montes de Oca: El arte es la emoción humana transmitida (+Obras)

cortesía de Miriannys montes de oca

Miriannys Montes de Oca (Matanzas, 1993) es una artista visual cubana que se adentra en las preocupaciones, angustias y anhelos del sujeto contemporáneo. Le ofrece a este, desde su arte, soluciones alternativas, caminos posibles, otras miradas al mundo que conocemos. Es una artista que se vale de todo recurso artístico que, para sí, comporte una fuerza discursiva y estética que sensibilice fibras, que le “mueva el piso” al espectador y se sienta identificado con las realidades otras que ella representa. Su praxis artística es fresca en discurso, atractiva visualmente y aterrizada en las bifurcaciones del individuo común.   

La constancia y la versatilidad son dos de sus cualidades más notables al adentrarnos en su producción y cuando dialogamos con ella. Su trayectoria, perseverancia, motivación, desafíos y proyecciones podemos conocerlas, de primera persona, en esta entrevista que Miriannys Montes de Oca ha tenido a bien compartir al Portal del Arte Joven Cubano para conocer más de cerca las claves que giran en torno a su pensamiento como sujeto y a su trabajo como artista.

Eres una artista multifacética, diría que bastante inquieta en el proceso creativo, siempre explorando nuevos y diferentes nichos estéticos. Pero, vayamos por partes, ¿cómo, cuándo y por qué llegas al universo del arte?

Puede que esta historia suene un poco loca, pero cuenta mi madre que cuando tenía seis años le dije que quería ir a una escuela de pintura. Ella, sorprendida, se dijo: ¿de dónde esta niña habrá sacado esa idea? Como ella no sabía dónde impartían clases de pintura, su escapatoria para mi insistencia fue decirme que, cuando comenzara la primaria, me llevaría a una escuela de pintura.

Al cabo de un año, en mi primer día del curso, le pregunté a mi madre por la escuela de pintura. Ella averiguó y, por suerte para nosotros, en la ciudad de Cárdenas había una academia de Artes Plásticas. Para entrar debía tener mínimo ocho años, pero yo apenas tenía seis. Gracias a mi insistencia y a las lágrimas que caían, me dejaron hacer el examen de dibujo con esa edad. Pasé la prueba y ya con siete años hice mis primeras temperas.

Un poco más grande me incorporé en coros de música y en grupos de danza, pero lo primero que llegó a mi vida fueron las artes visuales. A veces no sabemos de dónde salen las cosas, pero me da por creer que traemos sucesos de vidas pasadas. 

La danza de la realidad, 2016. Esmalte sobre vinil, 120×156 cm. De la serie Escenas/ obra de Miriannys montes de oca

Presentas una pluralidad de lenguajes estéticos en tu obra –pintura, fotografía, performance, teatro, música, escultura, instalación– ¿Cómo decides escenas, temáticas, manifestación, soportes, a la hora de la creación de una obra determinada?

Tantas vivencias en las artes me llevan a la pluralidad. Desde que tengo recuerdos, siempre ha estado conmigo el dibujo; la pintura en la academia de nivel elemental. Tuve la dicha de tener muy buenos instructores desde la primaria. Y también tuve enseñanzas muy positivas sobre música, teatro y danza.

Luego, en la escuela de nivel medio de Matanzas, recibí clases de escultura y de diseño escénico, y otras como grabado, pero aquellas dos llamaron mucho mi atención. Lo teatral se acentúa en mí desde Matanzas, ya que hay un fuerte trabajo en esta manifestación. Todos los años hay teatro callejero, y la ciudad respira teatro. Además, el mar es un componente fuerte de donde vengo. Luego, en el ISA, toda esta información se condensó en mi obra.

Creo que una idea puede ser representada en todas las manifestaciones, porque el arte es una sola: es la emoción humana transmitida. El arte es cualquier soporte, pero por supuesto, después de estudiarla tantos años sé que hay algunos medios en los que despuntan mejor una idea que en otros.

No me interesa un arte herméticamente calculado, ni estadístico, ni que se afiance en el código universal ya preestablecido. El arte debe ser nuevo en cada momento, debe tener el objetivo de aportarle una estética diferente a este mundo. Debe transformar la realidad para bien. Entonces, no busco el rostro conocido; retrato al desconocido, las historias micros de nuestra familia o vecinos. Los sentimientos del hombre común son para mí más importantes. Por tanto, si hablamos de temas, me quedo con los más ambiguos, los que no logramos entender, pero mueven el mundo: vida, muerte, fe, resistencia, belleza, decadencia….

El fotógrafo. Escena III. Toma IV, 2015. Óleo sobre lienzo, 30×22 cm/ obra de Miriannys montes de oca

Abrazas las posibilidades estéticas que te ofrecen las diferentes manifestaciones que trabajas, pero creo que todo parte de un denominador discursivo común: el sujeto. Podemos verlo en las series Los soportables pesos del ser, Blanco y en la instalación Guerreros ¿Por qué cuestionar, desde el arte, los intersticios y las dinámicas del ser humano? ¿Por qué reflexionar sobre las apatías, los deseos y los artificios de los sujetos?

Desde siempre he tenido bombardeos de temas complejos como los referentes a la política. Es algo que nos llega a todos, y diría que nos preocupa de más en ocasiones. En mi opinión, las respuestas están dentro de nosotros. Si cada individuo hiciera lo posible por mejorar desde dentro de sí, el contexto lo afectaría menos, porque todo cambia si cambiamos nuestra mentalidad. La cuestión radica más bien en cambiar desde dentro de nosotros y, luego, proyectar esos cambios y esa mentalidad positiva en nuestros contextos.  

Realmente, cuando decidí comenzar a discursar desde mi obra sobre teatro y artificio, fue porque sentí que me afectaba mucho la mentira humana, las máscaras que nos ponemos para vivir y sobrevivir, y de cómo existimos en un artificio total. Con el tiempo, he aprendido a vivir con la ilusión de la verdad y he tratado de ver lo bueno en lo que me rodea y me sucede.  

Nuestro pensamiento, como sujetos en evolución, tiene un poder universal. Nuestras apatías, nuestros deseos, nuestros artificios son los que hacen que vivamos de un modo u otro. Está en nuestras manos escoger el camino. Por eso, me nutro de la gente, de cómo reaccionamos, de cómo vivimos, de cómo actuamos, de cómo soñamos….  

La Revolución, 2015. Esmalte sobre vinil, 150×115 cm. De la serie Escenas/ obra de Miriannys montes de oca

Tu obra se mueve entre el expresionismo y un despliegue cromático, contrastante y llamativo visualmente. Además, transitas desde la praxis pictórica hasta la intervención teatral, y ello lo vuelcas en tu producción ¿Qué significa para ti discursar desde la teatralidad, desde la construcción de escenas –como mismo titulas una de tus series–, y como un ejercicio de traslación simbólica, las llevas hacia el plano pictórico?

Discursar desde lo teatral le otorga a mi trabajo un carácter dramático y contrastante, porque, además, la vida es así: llena de grandes contrastes. Cada cual juega un rol en su devenir, y lo mismo sucede en el teatro: a veces con mayor protagonismo, a veces con papeles secundarios para quien observa; pero desde nuestra perspectiva somos protagonistas de nuestra propia escena. Nuestra vida es nuestro teatro, y depende de nosotros cómo queremos que sea su guion, su desarrollo, su desenlace y su final.

En la escena, el actor juega un rol fundamental, y mi visión sobre la realidad se centra en la gente cuando la observo de esta manera. Como un proceso de selección innato, se eliminan de mi escena mental todo lo que no tiene que ver con el actor o, en este caso, con el sujeto social. El momento que vivimos, ya no es el tiempo en el que los grandes pintores trabajaban con modelos durante largas horas. La dinámica ha cambiado y, en estos tiempos en que la fotografía congela en instantes la realidad, puedo tomar de ella todo aquello que llama mi atención con mayor precisión. Construyo mis fotos como construiría un pintor del Renacimiento a su modelo; y el hecho mismo de elaborarla hace que también la asuma como obra de arte.

Guerreros es una instalación potente, en discurso y en montaje; y me atrevería a decir que marca un punto de inflexión en tu trabajo. Coméntame acerca de esta obra, de su nacimiento, proceso de realización, exposición y dónde se encuentra actualmente.

La verdad es que a veces me llegan las ideas como un soplo que recibo. Hubo un tiempo en que soñaba imágenes muy fuertes, y las esbozaba en cuanto me acordaba de ellas. La imagen de Guerreros fue una de esas que me llegó de pronto, como una adivinación. Ya luego, comencé a descodificar de dónde salían y qué significaban los símbolos que me llegaban.

Guerreros, 2019. Instalación ubicada en el Parque Mariana, en las calles 23 y D, en El
Vedado. Bienal de La Habana. Alambrón, cemento, tela, barro y pintura del esmalte.
Dimensiones variables/ obra de Miriannys montes de oca

Ha sido una de las pocas ideas que he logrado llevar a la escena real, con actores y vestuarios construidos por mí y, además, obtener de ella una excelente fotografía. Logré contar con varios modelos, pero la escultura que había pensado era como un ejército. Además, concretar la idea se complejizaba cada vez más por los materiales y, hay que tener un Pla A, Plan B y hasta Plan Z para poder hacer las piezas lo más similar posible a lo que uno se imagina.

Busqué incansablemente un financiamiento para poder concretar la obra y, finalmente, lo obtuve gracias al premio que gané con la Beca de creación El reino de este mundo que lanza la Asociación Hermanos Saíz, de la cual soy miembro también, y junto al Consejo Nacional de Artes Plásticas me otorgaron un presupuesto para llevarla a buen puerto.

Los locales de elaboración fueron el ISA y CODEMA durante un año sin pausa. Fue un período de trabajo constante, de reuniones y de coordinaciones, sobre todo para su posible incorporación al proyecto Detrás del Muro, que se desarrolla en el marco de la Bienal de La Habana. Como tantos obstáculos que te pone la vida por delante, una semana antes de la inauguración oficial de la Bienal, en 2019, recibí la noticia –“bombazo” diría yo– de que no tenía una ubicación para la obra. Fue un shock para mí, un golpe del que tuve que reponerme buscando alternativas que me permitieran visibilizar el resultado de tanto trabajo. Como se dice popularmente, “moví cielo y tierra” hasta que en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales me escogieron como uno de los proyectos colaterales de la Bienal.

Delirio, 2014. Instalación de 9 ataúdes: 4 negros y 5 estampados. Dimensiones
variables. Montaje en el Pabellón Cuba, en 2018. De la serie En tiempos de artificio/ obra de Miriannys montes de oca

Luego de la buena noticia, una vez más tuve que enfrentarme a los vericuetos de las coordinaciones, esta vez con Planificación Física para decidir el emplazamiento final. Para no hacer larga la historia… finalmente logré que los Guerreros se dispusieran en el Parque Mariana, en 23 entre C y D, en El Vedado. Esta locación, sin dudas, fue muy favorable. Muchas personas interactuaron con la obra de todas las maneras posibles: fotografías y selfies, juegos, preguntas, respuestas, miradas, asombros, conclusiones… Hasta los niños le pedían deseos a las bolas de colores que las esculturas sujetaban. El mes de la Bienal fue un tiempo intenso. Se realizaron muchas actividades alrededor de la pieza: clases de dibujo con niños, conciertos de música, proyecciones de video, performance. Realmente fue una experiencia muy bella y, sobre todo, muy enriquecedora para mí.

Considero que es muy bueno situar las obras fuera de las galerías. El hecho de colocarlas en los espacios públicos hace que estas se conviertan en obras interactivas, que se enriquezcan de miradas, significados, intervenciones. El público recibió con mucho agrado a los Guerreros. Actualmente, la obra se encuentra en la Quinta de los Molinos, bajo el cuidado del INSTEC y a buen resguardo bajo techo. El clima y la interacción directa con el público atentan contra una debida conservación, ya que son de una capa de cemento y cerámica. Durante el tiempo expuestas en el marco de la Bienal, varias esferas de colores se extraviaron por lo que decidí moverlas para su mejor cuidado y preservación.

En la serie En tiempos de artificios te distancias de la representación per se del sujeto, para asumir entramados metafóricos que responden a las “bajas” pasiones humanas, a los conceptos de belleza y pesimismo sobre los que se fabrica su devenir el individuo ¿Fue esta la antesala de la serie Aderezo? ¿Qué conexiones y/o tensiones te llevaron a realizar ambas series?

La naturaleza que falta, 2015. Instalación e intervención en la Facultad de Artes
Visuales del Instituto Superior de Arte (ISA), durante la XII Bienal de La Habana.
Dimensiones variables. De la serie Aderezo/ obra de Miriannys montes de oca

Tuve un tiempo donde buscaba transformar la realidad, y comencé a tapizarlo todo: pisos, piedras, mesas, lámparas, cuadros, ataúdes. Quería tapizar todo lo que veía decadente. Buscaba una belleza que encontré en los estampados de las telas. Como si vistiera la realidad, paseaba por las tiendas de textiles en busca de los más hermosos para mí, y regresaba a las cúpulas del ISA con mi deseo de transformación. Muchas piezas de gran formato nacieron de esa intensión. Trabajé superponiendo capas transparentes de textiles. Pintaba sobre la tela sin imprimar, directo en el textil, y dejaba relucir todo el estampado.  

Creo que el arte, muchas veces, es un juego donde experimentamos con posibilidades, luego de tener una idea. Ese fue el caso de la serie En tiempos de artificios. Algunas de las obras salieron de esa búsqueda con el material. Luego, llegó la Bienal de La Habana con la temática de lo popular. Me uní con otra artista en el ISA e hicimos un proyecto curatorial.

La idea fue colocar las piezas en los pasillos de la escuela de Artes Visuales como si fuera la decoración de una casa cubana, utilizando elementos kitsch visibles en muchos hogares. En mi caso, utilicé la flor plástica. Emergieron una variedad de conceptos donde pegaba directamente la flor con grandes empastes de pinturas. Además, decoré con estas flores muchas esquinas durante la exposición. De algún modo, en ese momento sentía que el arte cubano necesitaba belleza. Fue un período en que las exposiciones de arte contemporáneo se me revelaban de manera fría e impersonal. Entonces, la búsqueda de la belleza fue el camino a esas visiones y el discurso de estas series. 

Miriannys, como hemos visto hasta aquí, tienes una trayectoria poblada de series muy bien fundamentadas. Has participado en muestras personales y colectivas en diferentes espacios galerísticos del país que te han permitido darte a conocer en el entorno artístico cubano. Ahora, coméntame tu experiencia en el terreno internacional del arte: recepción y crítica de tu obra, intercambios, exposiciones…

El público que más ha comprado mi obra ha sido el de Estados Unidos. Muchas pinturas ya no están conmigo porque fueran adquiridas por estadounidenses; sobre todo piezas de la serie En tiempos de Artificios y Aderezo. En esto influyó el tiempo de apertura internacional que tuvo el arte cubano durante el período presidencial de Barack Obama, en el que el país recibió e intercambió de manera muy positiva con personas de ese país. 

Explosión, 2015. Mixta sobre tela industrial estampada, 190×170 cm. De la serie
Aderezo/ obra de Miriannys montes de oca

Luego, otra de mis fuertes presencias ha sido en México, con varias exposiciones, conferencias e intercambios. Fue un tiempo que, sin dudas, me permitió contactar e interactuar con varios artistas mexicanos. Otros proyectos importantes fueron dos exposiciones de arte cubano en Venecia, en el año 2019, donde tuve el placer de compartir con artistas consagrados de nuestro país como José Ángel Toirac, René Francisco, Rocío García, Arturo Montoto… Fueron dos exposiciones con una recepción muy favorable por parte de la crítica veneciana.

Por otro lado, varias revistas internacionales han publicado sobre mi trabajo, especialmente en España, entre las que están CdeCuba, Art y Hum y ArtePoli. Asimismo, formo parte de los artistas reseñados en la revista chilena Arte al Límite.

En estos tiempos de fluidez virtual y en que la comunicación y promoción circula de manera vertiginosa en las plataformas digitales, mi obra también se encuentra en las páginas y website de varias galerías como Cam Gallery y Gall Art, en Estados Unidos; y Sapere Aude, en Dinamarca.

Rufo Caballero, en su exquisito libro Agua bendita, afirmó: “El arte no quiere decir nada; el arte dice”. Entonces Miriannys, en pocas palabras, ¿qué dice tu arte en estos tiempos que corren?

Mi trabajo y mi discurso dicen que debemos buscar más dentro de nosotros; que el arte debe ser más visceral; que debemos buscar menos el artífico y más la verdad, o por lo menos reconocer la ilusión. Ayudar al mundo desde un sentido estético y humano, y no desde lo panfletario ni oportunista. Las artes deben unirse y ser una. La manualidad es una de las mejores terapias.  

Todos con fe, 2016. Mixta sobre vinil, 100×145 cm. De la serie Los soportables pesos
del ser/ obra de Miriannys montes de oca

Se entrevé en tu obra y tu temperamento una versatilidad y dinamismo constante. Seguramente, ahora mismo algunas ideas se están cocinando en tu cabeza para proyectos futuros ¿Quisieras compartir algunos adelantos?

Suelen existir más ideas que recursos para elaborarlas. Ese es uno de los principales obstáculos en estos tiempos. Pero, sí, tengo en mente proyectos monumentales de escultura y proyectos socioculturales muy hermosos que en algún momento espero tener la oportunidad de llevar adelante. Tengo fe en que podré efectuarlos. Por lo pronto, dejo todas esas ideas esbozadas. He aprendido durante mi vida que es mejor no adelantar mucho los planes hasta que estos estén bien avanzados. Así que hasta que no los lleve a cabo, mejor no doy adelantos y, de paso, sorprenderé más con el resultado final. Creo yo.

Me enseñaron desde muy corta edad que todo lo que haga, debo hacerlo bien, porque de lo contrario, es mejor no hacerlo. Esa es una máxima que llevo conmigo siempre, que me mantiene con fuerzas en la carrera de resistencia que es el arte. He tomado este camino desde los seis años de edad y seguiré consecuente con mi misión en esta vida.


Vean Watchmen, pero…

Ya lo sabemos. En un mundo de extremos, vacilaciones metafísicas y relativismo cultural no es de extrañar que, cada vez más, las personas desconozcan cualquier análisis o proyección de la realidad que no se corresponda con su visión del mundo. De otro modo no podría explicarse cómo el fenómeno serial de la pasada temporada televisiva en Estados Unidos fue perdiendo poco a poco miles de espectadores mientras cosechaba los aplausos de la crítica y la prensa especializada.

Y es que, en cuanto al firmamento audiovisual, a muchos nos gustan los remakes, las adaptaciones, la intertextualidad o las menciones, solo y solo si, no se meten con los miembros de nuestros particulares panteones de culto. Ese era un riesgo que conocían los creadores de la serie Watchmen (HBO), coronada con 11 estatuillas en la primera ceremonia virtual de los premios Emmy, en sus 72 años de existencia.

La metáfora del enmascaramiento alude a varios aspectos de la realidad social y política actual.

El polémico productor y guionista de cine y televisión Damon Lindelof (The Leftlovers y Lost) tomó como punto de partida para el ambicioso proyecto del canal HBO una serie de cómics homónima creada por el guionista Alan Moore, el dibujante Dave Gibbons y el entintador John Higgins; publicada durante los años 1986 y 1987 por DC Comics.

Watchmen, la novela gráfica (también adaptada al cine en 2009 por Zack Snyder) es un material de culto que describe a la humanidad en el preludio de una Tercera Guerra Mundial mientras un grupo de superhéroes de ambigua moralidad propician el triunfo en Vietnam de los Estados Unidos para luego ser proscritos. No obstante, la serie televisiva utiliza el universo del comic para crear un contenido completamente nuevo, y es ahí donde despunta, al cimentar su propio camino de fabulaciones y aportes al discurso social, político y artístico de nuestra época.  

El supremacismo racial es uno de los temas abordados en la miniserie.

Algunos argumentan que no es necesario leerse la historieta para ver la adaptación libre de Lindelof, pero algo de información hace falta, pues la carga referencial es muy alta y, sin dudas, dificultaría disfrutar completamente de una serie en la que la complejidad discursiva se va armando entre las consecuencias de los hechos narrados en la historia original y las licencias que se toman los guionistas, siempre en función de un argumento renovador para criticar la sociedad y el poder emulando lo que se propusieron, en su momento, Moore y Gibbons.

Esta “profana” revisitación asienta su relato varias décadas después de los eventos de la novela gráfica con la aparente superación de los traumas causados por el conflicto de Vietnam (que ahora es un estado más de la unión americana), el caso Watergate (Nixon nunca renunció), la Guerra Fría o el cataclismo nuclear. Asume como desencadenante de la acción las tensiones raciales en Tulsa, una ciudad sureña donde en 1921 hubo una masacre de personas negras en manos de supremacistas blancos (hecho real), para luego trasladarnos a un 2019 alternativo en el que un progresista Robert Redford (sí, el mismo) gobierna en la Casa Blanca.  

La reconocida actriz Regina King protagoniza Watchmen.

Durante la llamada Noche Blanca, un grupo supremacista llamado La Séptima Kaballería, ―versión moderna del Ku Klux Klan―, ataca coordinadamente a la policía de Tulsa, mientras los agentes deben cubrir su rostro con una banda de color amarillo para evitar ser reconocidos. Tras el asesinato de un oficial se suscita una trama detectivesca, aparente sostén del guion, en la que asume el protagónico una policía retirada y justiciera encapuchada, Angela Abar (interpretada por la oscarizada Regina King), pivote para durante nueve capítulos adentrarnos en el fundamento de la serie: la brecha racial y la situación política actual de los Estados Unidos.

Es de reconocer que los realizadores sostienen con audacia los enigmas de la trama ante la expectativa de una audiencia acostumbrada al desarrollo narrativo clásico, a través de un ejercicio de implicaciones semánticas significativas, apoyado en un empaque visual y sonoro tan atrevido, en ocasiones, como el mismo argumento de la serie.

Entre metáforas más o menos evidentes los creadores se acercan, entre otros temas, a los vínculos entre poder, raza y violencia, la brutalidad policial, la paranoia antiterrorista luego del 11 de septiembre de 2001, las fake news, la pandemia silente de las drogas, la doble moral, el miedo como arma de manipulación, la homofobia, los traumas intergeneracionales, la memoria histórica, el control armamentístico, la identidad y el anonimato en internet.

Se analiza, asimismo, el legado y sus secuelas en el devenir social y personal.   Y es que Watchmen es un vuelco al pasado, una lección sobre cómo las acciones de nuestros antepasados hilvana la experiencia colectiva del presente para bien o para mal.

Las relaciones entre raza, poder y violencia centran la atención de la miniserie.

Ciertamente los giros dramatúrgicos pueden ser rocambolescos, pero no desentonan en un entramado argumental que, al igual que el original, apuesta por la densidad temática, la estructura compleja y varias líneas temporales. Si ambas obras coinciden en algo es en el propósito de deconstruir la figura del superhéroe mientras se nos presenta una distopía apabullante.

Simula este ser un ejercicio caótico, pero sociológicamente bien nutrido para situarnos frente a disyuntivas morales muy de nuestro tiempo. En ese sentido diría que es una serie para el público estadounidense. Y, además, imagino que sin proponérselo funge como una suerte de punto de compensación ideológica luego del evidente tufillo antirruso de la muy aclamada Chernóbil (2019), también de HBO.   

La crítica audiovisual estadounidense, celosa guardiana de su herencia cultural, que aguijonea sin miramientos cualquier intento magro de acercarse a sus íconos, ―que tantas veces hemos visto encartonados e insustanciales―, se ha rendido ante esta miniserie. Le agradecen abrir nuevamente el debate sobre grandes cuestiones de la identidad americana, siendo arriesgada y entretenida a la vez. Otros, en cambio, le cuestionan su énfasis sociopolítico y destacan, en parte, el fascinante conjunto de personajes que reescriben los guionistas.

Las relaciones entre raza, poder y violencia centran la atención de la miniserie.

Sus detractores, que sobre todo se cuentan entre el gran público, no les perdonan a Lindelof y su tropa la transformación de algunos de los personajes y símbolos del comic ochentero hacia posiciones aún más controversiales.  Algunos de los comentarios en redes y webs de votaciones apuntan a cierta saturación con la temática del conflicto racial que, junto al supremacismo blanco, se han convertido en tendencia en el cine y la televisión actuales. Otros señalan que esta revisión transige ante la llamada woke culture.

Yo por mi parte la recomiendo. Vean Watchmen, pero no acudan a ella con el infantil propósito de compararla, ni con el argumento ni la estética del legendario comic, ―hay cosas que no se comparan―, ni mucho menos en la búsqueda de una historia de superhéroes a la medida de las producciones de Marvel. Watchmen es lo que es.     

Ficha:

Año: 2019

País: Estados Unidos

Director: Damon Lindelof (Creador), Steph Green, Nicole Kassell, Andrij Parekh

Basado en: Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons

Reparto: Regina King, Jeremy Irons, Yahya Abdul-Mateen II, Don Johnson, Tim Blake Nelson, Louis Gossett Jr., Adelaide Clemens.

Género: Serie de TV. Drama. Thriller. Fantástico. Ciencia ficción. Distopía.

N.º de temporadas: 1

N.º de episodios: 9

Medio de difusión: HBO

Fecha de lanzamiento: 20 de octubre de 2019.         


La cultura en el centro de los disparos (+ Video y tuits)

Internet es cada vez más una especie de campo de batalla. Hace algún tiempo se solían enmascarar las balas y bombas, se intentaba seducir para socavar cimientos ideológicos. Ahora se privilegia la bulla, las ofensas y hasta las amenazas de muerte como si se tratase de una lucha con fúsiles y espadas. Los memes, las canciones, los shows audiovisuales y los montajes son proyectiles cada vez más empleados, mezclados con odio y groserías.

En ese panorama lamentable, suelen ser blancos los artistas, intelectuales, periodistas, locutores, dirigentes y otros profesionales con posturas a favor de la Revolución en las redes sociales y medios tradicionales de comunicación, personas con gran influencia en la opinión pública.

Lo sucedido recientemente contra el cantante, trompetista, compositor y arreglista Alexander Abreu, director de la popular orquesta Havana D’ Primera, no es un hecho aislado. Pululan los ejemplos durante los últimos meses. A unos intentan confundirlos, a otros desacreditarlos, a varios infundirles miedo.

“He recibido mil sms (servicio de mensajes cortos) en mi teléfono donde me dicen desde Gorila hasta las peores ofensas como si yo fuera un criminal de guerra. Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música”, publicó Abreu en su página de Facebook. Una respuesta digna de las esencias del arte y de Cuba, una nación que también enarbola el coraje y el valor.

La estrategia trazada y financiada desde Estados Unidos pretende lograr que los creadores teman vincular su arte o pronunciamientos públicos con la Revolución y el sistema social aquí, porque se podría desencadenar contra ellos una avalancha de mezquindades. Quienes mueven los hilos desde el exterior saben que debilitar el acompañamiento de la cultura y sus autores a la Revolución significa afectar el alma misma de la nación.

Vivimos en un país, en el que los iniciadores mismos de la lucha por su independencia fueron hombres de literatura y arte. Ahí estarán siempre Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, aficionado al teatro y autor de obras poéticas y musicales; y Perucho Figueredo, creador del Himno Nacional; continuadores como José Martí  y Fidel Castro, intelectual indiscutible.

El propio Fidel siempre tuvo plena conciencia de la importancia de la cultura, a la cual llamó “espada y escudo de la nación”. Los símbolos, las tradiciones, el arte y el orgullo colectivo de ser cubanos deberán ser en todo momento aspectos esenciales para vencer cualquier obstáculo y no dejarse engañar. El líder sabía que la única forma de construir una obra verdaderamente perdurable es favorecer la conformación de una identidad popular cada vez más sólida y defensora de la propia Revolución y sus conquistas, como corazón fuerte de un proyecto que aspira a la superación continua. Y en momentos muy complicados como el Período Especial ratificaba: “la cultura es lo primero que hay que salvar”.

En la clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Presidente de la Republica Miguel Díaz-Canel expresó: “Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana.”

Las acciones de este tipo contra Cuba y lo que representa no son  nuevas. El imperio es, por supuesto, también cultural con la pretensión de imponer modos de vida, creencias…, una forma de conquista a nivel global. La guerra es desde hace mucho también simbólica.

A todo eso se suman otras complejidades como las provocadas por la Covid-19 y el bloqueo impuesto por EE.UU, persecuciones y más patrañas contra el país. Sin embargo, este pueblo y su Gobierno se mantienen con una fuerza tremenda y la capacidad para seguir en el camino de la dignidad, sin renunciar al progreso.

En todo ese contexto es fundamental que seamos cada vez más una familia diversa, con amor y respeto, como hijos de una madre grande, que merece todos nuestros esfuerzos. Es importante también apoyar y defender desde la ética y el valor a esos hermanos nuestros que son blancos de tanta bajeza, porque en definitiva también nos atacan a nosotros.