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El mensaje más valioso de El mensajero

Al salir de la presentación de los premios Calendario 2019 estaba muy feliz, ya que pude comprar el premio en Narrativa Infantil El mensajero, de la autora Leidy González Amador, y este es un género que casi nunca alcanzo en este evento.  

El mensajero (Casa Editora Abril, Cuba) narra la historia de Manu que, tras la muerte de su padre Manuel Tejeda, quien era parte del Ejército Libertador, decide unirse a los mambises y a la lucha por la libertad de Cuba durante la guerra del 95. El mensajero es una historia de superación, amor a la Patria, honor, dedicación, cubanía, sacrificio y amistad, aderezada con solo una pizca de referencia a la acción de las batallas.

La novela está magníficamente narrada. La autora tiene un estilo elegante y atractivo que hace que la lectura fluya, atrape y puedas leerte el libro en un día, de un tirón. Cada uno de los personajes (Teresa, Encarnación, Julián, Cebiche, Panchito, Maceo, Máximo Gómez, Manu, e incluso Cernícalo y Quintín Banderas, quienes hicieron una aparición corta) está perfectamente caracterizado y son fáciles de identificar, aun cuando no se hace referencia a su nombre.

Foto: Tomada de Internet

 

Un valor agregado de esta novela son los datos históricos de la guerra del 95 y las referencias a las principales batallas peleadas por los generales Gómez y Maceo, con énfasis en el cruce de la trocha de Júcaro a Morón. La autora hace alarde de un amplio conocimiento de las costumbres mambisas, las armas y el momento histórico narrado. Gracias a eso, podemos disfrutar de pequeñas escenas de la arquitectura de la época, lenguaje, forma de vida de diferentes clases sociales, la idiosincrasia del cubano de entonces, sucesos históricos poco conocidos (disimulados en la ficción), un bosquejo de la vida de los familiares de los mambises. Incluso muestra un poco de las costumbres religiosas y medicinales de la época. Digo pequeñas escenas, ya que la autora, de manera muy sabia, supo colocar estos datos como pinceladas a lo largo de la narración para enriquecer la novela, sin abrumar de información innecesaria al lector.

Algo muy interesante de El mensajero es que, a pesar de estar en plena invasión de Oriente a Occidente, la guerra se muestra de forma referencial a través de los ojos de Manu. La autora se enfoca en las acciones de lo que ocurre en el campamento y se aleja de esas escenas bélicas lo más que puede.

Quizás el mayor logro fue el de la construcción del protagonista principal, Manu. Mayor logro y apuesta, ya que para nadie es desconocido que es muy difícil escribir y pensar como lo hiciera un niño. Y más aún, uno de aquella época. Sin embargo, el personaje protagónico resulta tan real y logrado que hizo que buscara, en los libros de historia e Internet, si este peculiar personaje realmente existió.

El mensajero expone la vida de Manu durante los años que duró la guerra de independencia. De forma muy sutil y elegante, página a página el lector logra ver cómo Manu crece ante sus ojos física y sicológicamente a través de los sucesos aquí relatados.

A pesar de todas estas maravillas encontradas en el libro, había algo que me hace ruido en El mensajero y no supe qué era a ciencia cierta mientras leía. No obstante, pude descifrar este ruido: en mi opinión, esta novela no es literatura infantil (LI). Juvenil, sí, pero no creo que pueda considerarse infantil, y en la carátula del libro dice que fue merecedora del premio en Narrativa Infantil.

Foto: Tomada de Internet

Es cierto que este género ha sido y es uno de los más difíciles de conceptualizar ya que todo depende de la objetividad de quiénes lo definen. No obstante, críticos, lectores y escritores han concordado en varios puntos que son imprescindibles en la literatura infantil.

La literatura infantil debe ser dirigida a los niños. El rango etario va desde recién nacidos hasta los 10 años, aproximadamente. O sea, debe funcionar para toda esta etapa, aunque hay dos subdivisiones: antes y después de los seis años, que es cuando los niños comienzan a leer. 

El lenguaje debe ser sencillo, no rebuscado y sin caer en “ñoñerías”, ya que una de las funciones de la literatura infantil es incrementar el vocabulario del niño. Sobre la trama, se dice que debe ser lineal o no muy compleja, ya que el niño debe entender de qué va historia del libro o se aburrirá. Lo recomendable para este público tan difícil es que el libro sea entretenido, alegre, sin violencia excesiva o escenas de extrema crueldad que lo asusten o provoque algún trauma o rechazo. En el caso de la violencia, debe estar disimulada, y lo menos descrita posible. Esta debe ser un medio para un fin. El tema debe ser interesante o atractivo para los niños, de modo que no suelten el libro.

La aventura y la acción son elementos claves en una novela para el público infantil. Esto se debe a que, aunque el texto puede tener varios niveles de lectura (para jóvenes o adultos). Y la lectura principal debe ser dirigida al lector infantil.

En mi opinión, aquí es donde está el ruido. Y le digo ruido porque no es un error de la autora. De hecho, el libro es magnífico. Solo que no para infantes. La historia principal tiene una profundidad que un niño común (ya que hay casos de niños genios) no logrará captar, y es algo muy importante para la comprensión total de la novela. Sobre todo, la última frase del libro. La novela tiene muchas acciones dramáticas, pero nada o casi nada de acción.

 En El mensajero no hay alegría en ningún momento. Comienza con una muerte, amenaza con varias en el transcurso de la novela y termina con otra. El protagonista pasa por situaciones muy fuertes y peligrosas. Si bien la autora no describió las peleas de la guerra, sí brindó una detallada visión del campamento mambí. Sobre todo, la de aquel que ejerció como figura paterna de Manu durante la invasión: un hombre traumado por la pérdida de su familia, alcohólico, violento y que lo alentaba a beber también.

Como dije antes, uno de los logros de la autora fueron las descripciones, con imágenes muy precisas y detalladas que denotan el gran oficio de Leidy González Amador. Sin embargo, eso le juega en contra en este caso, ya que, gracias a esa magnífica pluma, el lector logra ver y sentir el sufrimiento y el deterioro físico y mental de la madre de Manu causado por la preocupación y miedo de perder a su hijo. También, el dolor y odio de Julián Planazo. Y hasta el hambre y las carencias del campamento mambí.

El mensajero es la historia de la guerra del 95, y las guerras no son lindas. Manu estuvo a punto de morir de una fiebre. Caminó descalzo media isla, incluso caminaba afiebrado con la herida infectada y herido dificultándosele el paso. Tuvo que presenciar la muerte de cercanos a él, borracheras, entre otras crueldades propias de un campamento mambí. En toda la novela, la única cosa que se le puede llamar alegría la tuvo al final, y está tan rodeada de tristeza que pasa desapercibida.

Esta novela funciona perfectamente para el público adulto, incluso para el joven, ya que aporta datos curiosos de aquella época y una visión muy interesante, minuciosa y muy poco narrada de la guerra: la vida del campamento. Los lectores adultos y jóvenes disfrutarán muchísimo de esto en la novela, a mi entender. Es el fruto de una minuciosa investigación al parecer.

Toda esta visión la autora lo explica desde la inocencia de los ojos de un niño. Pero, que este sea el protagonista, no convierte al libro en una historia infantil. Pensar eso sería un error. Narrar enfermedades, muertes, violencia, abusos, odio y hambre a través de los “inocentes” ojos de un niño, no elimina el hecho de que siguen siendo enfermedades, muertes, violencia, abusos, odio y hambre; solo que mejor disfrazados.

El mensaje, el sentimiento patriótico, la tesis de El mensajero y la riqueza de la historia, solo podrán captarlo y disfrutarlo el público joven y el adulto. El infantil quedará esperando el final feliz, la aventura, la acción, el humor y la alegría. Enseñanzas…, es posible que adquiera alguna, en dependencia de la edad y si termina el libro. Sin embargo, el mensaje de El mensajero es posible que el niño no lo vea hasta que crezca.


En tiempos de Covid-19, leer nos acerca, leer sana

Ediciones La Luz, reconocido sello holguinero de la Asociación Hermanos Saíz, comparte su catálogo reciente en las diferentes redes sociales como parte de su campaña de promoción de la lectura y como una invitación a quedarnos en casa acompañados de la joven literatura cubano y los clásicos universales ante la situación epidemiológica que vuelve a atravesar el país y Holguín con la propagación de la Covid-19.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Con las etiquetas #LeerNosAcerca y #LeerSana, entre otras, La Luz divulga en sus perfiles en Facebook, Instagram, Twitter y YouTube materiales relacionados con las letras, entre ellos carteles promocionales, con diseño de Robert Ráez, a propósito de aniversarios de nacimiento o fallecimiento de importantes autores como James Joyce, Eduard Encina, J. D. Salinger, Virginia Woolf, Eduardo Galeano, George Orwell, Rubén Martínez Villena, John Dos Passos, José Martí, Gabriela Mistral, Juan Rulfo y Albert Camus.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Además recuerda la obra de Augusto Monterroso, a cuyo centenario se decida la edición XXII del Premio Celestino de Cuento; así como la del poeta, autor teatral y guionista Jacques Prévert en el aniversario 101 de su nacimiento, cuyo poemario Está de nuevo el bosque prepara este sello, con traducción de Elizabeth Soto e Iricha Chaveco.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

En las redes, La Luz también promociona sus novedades editoriales, de próxima adquisición en librerías, entre ellas la Celestino, de la propia editorial, como: Bordes, poemario del joven guantanamero Reineris Betancourt; Planeta rojo, del holguinero Eliécer Almaguer; El libro de la extraña felicidad, de la tunera Liliana Rodríguez; Primavera en vano. Trilogía del amor difícil, obra de teatro de Abel González Melo; Sexo chatarra. Los crímenes perfectos del corazón, cuentos de María Liliana Celorrio, de Las Tunas; Fatamorgana de amor con banda sonora, novela del escritor chileno Hernán Rivera Letelier, y Las piedras clamarán. Poesía cubana contemporánea de tema LGBT+, selección de los poetas e investigadores de Jesús J. Barquet y Virgilio López Lemus.

La Luz es uno de los principales sellos editoriales del país, ha recibido múltiples reconocimientos y publicado parte de lo más importante de la joven literatura cubana y clásicos del país y del mundo, como Delfín Prats, Eduardo Galeano, Emily Dickinson, Saint-John Perse, Allen Ginsberg, Lina de Feria, Gastón Baquero y John Robinson Jeffers.

Fotos cortesía de Ediciones La Luz

Ediciones La Luz sigue de fiesta de las letras en diciembre (programación)

Prepárense para lo que trae Ediciones La Luz esta semana. Se continúa homenajeando a poetas y presentando novedades editoriales.

Martes, 8

Oda a la joven luz
Dedicada a las escritoras Dulce María Loynaz y Emily Dickinson
Invitados: Belkis Méndez y Aylene Rodríguez
10:00 am

Miércoles, 9

Abrirse las constelaciones (especial)
Celebra el 75 cumpleaños del escritor Delfín Prats.
Se presentará el libro, El brillo de la superficie. Poesía reunida, Delfín Prats
Presenta: Adalberto Santos
5:00 pm

Jueves, 10

Abrirse las constelaciones
Desequilibrio, de Reynaldo Zaldívar (Ganador del Premio El árbol que silba y canta)
Colección Analekta
Presenta: Luis Yuseff
5:00 pm

Viernes, 11

Entrada de Emergencia
Lectura de poemas de Dulce María Loynaz
Presentación de Los poemas de Tor House, de John Robinson Jeffers.
Presenta: Javier L. Mola
Lectura de asociados: José Alberto Pérez e Idania Salazar


Librerías: espacios esenciales en las nuevas realidades sociales contemporáneas

“…sólo el júbilo que me produce entrar en una gran librería es comparable al frío que se siente al entrar en un gran arsenal”.

José Martí.

(Diario La Nación El 13 de enero de 1886)

“Las librerías son antros donde se pasean unos tipos raros que ojean lo que no compran, que hojean lo que sólo pueden mirar…”

César Hildebrandt

(Periodista limeño)

Quien se decida a realizar una exhaustiva búsqueda bibliográfica, acerca de temas relacionados con las instituciones culturales en nuestro país, podrá percatarse de siguiente detalle: sobre las librerías resultan, aún, escasos los trabajos que atiendan suficientemente su quehacer y papel, en torno a procesos articuladores como el servicio y la gestión cultural o su participación en la producción de conocimientos e intercambios de información y significaciones de la sociedad.

La necesidad de indagar en estas y otras zonas de profundas connotaciones para estas instituciones, cuya actividad se relaciona con las formas tradicionales del consumo de libros, radica en el largo tiempo que han estado presentes en los itinerarios y prácticas culturales[1] de muchos cubanos. Ocupan un lugar crucial en la memoria colectiva, fundamentalmente, por el interés de los servicios que prestan y de sus usos, servicios que dejaron de ser una práctica de consumo cultural[2] elitista mediado por signos de status, con peso en las competencias económicas o culturales.

Lo antes descrito les ha permitido ganarse cierta distinción y destaque en los distintos momentos histórico-culturales de nuestra sociedad, a partir de interconexiones establecidas en el tejido social, que les imprimen características —quizás las más conocidas— como las de ser soportes estructuradores de barrios y actividades culturales y lugar de afinidades cultivadas de diversas maneras: El lugar “donde a la memoria y la emoción se suma el encuentro, según postulados de la sicogeografía[3]”.   

El periodista, narrador, crítico y editor cubano Imeldo Álvarez García, da cuentas en su artículo «Libros, libreros y librerías”, de la impronta emotiva que estos lugares tienen al plantear “que valdría la pena compilar los criterios y anécdotas de los más importantes escritores, artistas e intelectuales sobre las librerías [donde] Saldría un libro colmado de experiencias incalculables en la memoria de cualquier densidad cultural”. Aunque valdría la pena recoger también las vivencias de otros grupos sociales, pues la permanencia y diversificación de las librerías por todo el territorio nacional[4] patentiza una de las maneras en que se han defendido, nuestros derechos culturales, en tanto, hacer usos de sus servicios,[5] ejemplifica la democratización y acceso a los productos culturales (específicamente los productos editoriales).

II

Urge recuperar y organizar la mayor cantidad de información posible sobre las librerías porque en Cuba, “donde se libra actualmente la más auténtica revolución cultural de estos tiempos, la librería tiene un significado distinto”[6],  al estar sometidas, entre otras mediaciones, a las cambiantes condiciones de la realidad social contemporánea, caracterizada por la diversificación (y nuevos hábitos) de consumo de bienes y servicios culturales que coadyuvan, de una manera u otra, a debilitar su viabilidad.

La diversificación de este tipo de consumo, ya ocupa el centro de disímiles procesos de reproducción social, lo que significa para las librerías, a escala local, según la opinión del pedagogo vazco, experto en politica y gestión cultural, Iñaki López Aguileta, “una dura competencia en el sector del ocio y la cultura, teniendo en cuenta la existencia de muchas ofertas públicas y privadas, en el hogar y fuera de él”[7].

Pese a las amenazas que se derivan de estos contextos, las librerías siguen desempeñando, desde su objeto social, el papel primordial de asegurar la bibliodiversidad y el fomento de la lectura de los niños, jóvenes y adultos, razones que convocan e invitan a reflexionar acerca de su lugar como espacio público que ha de ser promovido y defendido por todos los actores de la sociedad, los que deben (debemos) reconocer los roles y funciones de estas instituciones, para hacer ciertos las distintas proyecciones y asumir la pertinencia de valorizar la oportunidad que representan para el desarrollo cultural.

Este reconocimiento puede catalogarse de estratégico porque, hoy día, sobre las librerías se ciñen no pocos pronósticos oscuros, que guardan relación por una parte —y terreno de agudas polémicas— con el empuje de las tecnologías de la información y las comunicaciones (Tics) consideradas, muchas veces, colaterales a todo el ciclo productivo del libro[8].  y que afecta indiscutiblemente a los actores involucrados en ese proceso, entre ellos el lector y el libro respectivamente.

Por otra parte relacionados con comportamientos culturales,[9] tanto en el ámbito social y educativo, que indican que la práctica de lectura está quedando por debajo de otras prácticas como escuchar música, ver la televisión, escuchar la radio y ver películas en el hogar gracias al amplio inventario de equipos electrónicos para ello. En otros términos: desplazamientos hacia otras zonas «más atractivas” que dan motivos, a veces extremistas, para decir que las librerías “se están vaciando aceleradamente».  

Si bien en ambos sentidos existen verdades (relativas), resulta oportuno señalar que estas son las nuevas configuraciones donde las librerías se están (de)construyendo; asimilando e integrando otras interrelaciones y dinámicas para ampliar sus servicios, que no debe ser exclusivamente la venta de libros. Configuraciones donde las Tics pueden ser, efectivamente, excelentes aliadas ante las oportunidades que ellas proporcionan[10].

III

Datos obtenidos de las encuestas sobre el consumo y prácticas culturales en América Latina[11], apuntan a que la asistencia y/o visitas a librerías están exhibiendo cifras alentadoras lo que corrobora que estos espacios constituyen un incentivo para satisfacer intereses diversos. Cuba no es la excepción.

En los estudios que se desarrollan sobre el consumo de libros (producto cultural líder de la industria editorial), las visitas a librerías poseen una importancia particular, en tanto contribuyen a diagnosticar el sistema de prácticas relacionadas con el mismo. Preguntas diseñadas sobre la asistencia o visitas a librerías se realizan con el propósito de diagnosticar la utilización (uso) de esos espacios, ambos a disposición de las personas durante todo el año, a lo cual se debe agregar que visitarlas y ser socio de alguna es una práctica fácil de realizar y se pondera sobre la base de la importancia, utilidad y promoción de la lectura.

La información de y sobre las librerías, extraídas de estudios que indagan en otros fenómenos culturales vinculados con las mismas, sugiere y  aporta un  material nada desdeñable para el diseño y puesta en práctica de los resultados concretos de las políticas del libro en estos espacios culturales, esfuerzos institucionales a los que se incorporan investigadores de instituciones culturales y académicas, así como los propios  agentes de la industria cultural del libro, preocupados, desde visiones interdisciplinares y la conveniente combinación de recursos metodológicos, en conocer las razones por la que determinados grupos sociales asisten a las librerías y a cuáles asisten.

En perspectiva las valoraciones anteriores contribuyen a bosquejar los actuales derroteros de las librerías, que deben trabajar por superar la representación tradicional como el lugar donde se venden libros, creencias, muchas veces compartidas, entre la población y el personal que labora en ellas[12] y apostar por una  orientación hacia:

  • el servicio caracterizado por la creatividad; la utilización eficientemente de la información aportada por los estudios de la demanda; el sustento en diagnósticos socioculturales y programas de actividades flexibles; por la articulación de la actividad atendiendo a los principales factores que influyen en la conducta del consumidor como: los culturales, sociales y personales.[13] Asirse a la convicción de que presentar un servicio de buena factura contribuirá al aumento de hábitos, necesidades, demandas y expectativas culturales en la población (potencial comunidad de usuarios).

IV

A modo de conclusión, repensar las librerías como espacio público de la cultura, dedicado a la comercialización, posee intereses específicos que no deben dejarse pasar por alto, dígase, las relaciones que se establecen entre el binomio economía―cultura, pues están en el terreno del sector cultural cuyas actividades económicas se vinculan a la producción cultural a partir de ofertas que intentan satisfacer un tipo de necesidad específica: la cultural.  

Desde estas relaciones se visualiza la importante función de las librerías de ser una organización económica proveedora de servicios de distribución, función que las coloca en calidad de sociedad humana que tiene en mente los intereses de ese tipo de organización, situación que, en ocasiones, convierte las ventas al público en obsesión para los libreros,  sin tiempo para reparar en la responsabilidad de lo que representa el producto cultural editorial, de manera general, de otro tipo de producto.

La gestión comercial con enfoque cultural, un tipo de gestión venida a bien dentro del modelo de actualización social y económico cubano, está llamada a solventar las deficiencias generadas por esas posturas y reordenar los procesos en aras de elaborar engranajes más orgánicos. Gestión que está llamada a defender, “la única riqueza renovable (la cultural) y por tanto inagotable que tenemos [la cual] no puede ser sometida a las leyes de la oferta y la demanda”[14].

Así los procedimientos de trabajo a elegir ―o los elegidos―, tendrán inevitablemente que ser consecuentes con la creciente importancia del binomio antes señalado y tener la voluntad por comprender, acompañar y dominar mejor el lenguaje del mercado cultural (armónico y coherente con nuestra política cultural); realidad que exige entrenamientos más sólidos de los libreros y otros gestores para trabajar con recursos científicos de la actividad cultural más complejos, expeditos para estimular el deseo y la necesidad de llegarnos a esos “grandes arsenales” y sentir que tienen definitivamente un protagonismo mayor en nuestra vida cotidiana.

Notas y referencias bibliográficas

[1] Prácticas culturales (PC): se define como conductas y formas de proceder de las personas que expresan cierta relación con los objetos culturales. La acción directa y conscientemente practicada por los individuos, por ejemplo, escribir, asistir a funciones de teatro o visitar galería, bibliotecas y librerías, etc.

[2] El consumo cultural es un concepto estratégico para interpretar hoy día los asuntos culturales. El teórico de la cultura Néstor García Canclini, lo define como “el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólicas”. La idea del consumo cultural suele tener un ámbito de aplicación más amplio en el que caben las actividades relacionadas con los servicios culturales.

[3] La cursiva pertenece al escritor, poeta y ensayista español Manuel Rivas, que desde esta disciplina de la psicología, que estudia, entre otros aspectos, los efectos psíquicos que un determinado contexto produce en los individuos o entender los efectos y las formas del ambiente geográfico en el comportamiento y emociones de las personas, aseveró que sin las librerías y las bibliotecas no existiría la ciudad.

[4] Más de 310 librerías en funcionamiento según el Instituto Cubano del Libro.

[5] La respuesta de los usos, a decir del investigador granmense Máximo Gómez Castell, se objetiva en las producciones de sentido, en la actitud creativa de los individuos.

[6] Más información consultar el artículo de Imeldo Álvarez García “Libros, libreros y librerías”. Disponible en http://www.cubaliteraria.cu/artbaul.php?idarticulo=23

[7] Iñaqui López Aguileta (2002). La promoción del libro a escala local. Ponencia presentada en el XVIII Congreso Nacional de Libreros. Orense, Bilbao, Portugal. 1-4 de mayo.

[8] En el esquema del ciclo productivo del libro en Cuba las librerías se destacan como uno de los eslabones esenciales en la distribución. Ellas responden como estructuras comerciales al Instituto Cubano del Libro (ICL) y administrativamente a los Centros Provinciales del Libro y la Literatura.

[9] Entiéndase por comportamiento cultural el comportamiento exhibido por los seres humanos, o sea, la manera de proceder que tienen las personas en relación con su entorno o mundo de estímulos.

[10] El diseño y puesta en práctica de proyectos como los cibercafés, áreas de lecturas en la red o áreas para descargar libros digitales (gratuitamente) de las bibliotecas virtuales son algunos de los ejemplos que ilustran el resultado de estas alianzas.

[11] Refiérase, entre otras, a los datos recuperados de los informes del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal (CERLALC) al cual pertenece Cuba, los informes iberoamericanos del libro y a la segunda Encuesta Nacional sobre Prácticas de Consumo Cultural realizada por el Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello (ICICJM) en coordinación con el Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

[12] Ver “La Gestión de los Servicios Culturales desde  la perspectiva socio-cultural en Santiago de Cuba. El Caso de las Librerías” de Liudska Guadarrama Álvarez.

[13] Los factores que influyen en la conducta del consumidor cultural serán determinantes en la toma de decisiones para usar o no el servicio que se presta. Según Philip Kotler, economista y especialista en mercadeo, estos son los: Factores culturales, sociales y personales.

[14] Fragmento de una exclusiva de Fornet aparecida en el artículo » Cultura cubana: Nunca respuestas fáciles a preguntas difíciles.» Publicado: en el sitio digital Cubarte el 27 de febrero de 2012.


Brasil como isla poética: pórtico de antologías y selecciones

Un año después del 1er. Encuentro de Poetas del Mundo en Cuba “La isla en versos,” efectuado durante las Romerías de Mayo de 2012, se promocionaba en la ciudad de  Santiago de Cuba el libro Memoria de una isla (Apostrofes Ediciones, Santiago de Chile), antología resultante de aquel espacio poético confraternal. Con él, avalado en su preámbulo por las palabras de la Premio Nacional de Literatura Lina de Feria, quien dijo: “Oírlos a ustedes, poetas de todo el mundo, es ampliar el diapasón con el que nuestros juicios adelantarán la comprensión de diversas posiciones,” se ponían a disposición de los amantes del género textos de 60 autores de Angola, Brasil, Cuba, Chile, Colombia, Francia y México; sugerente abanico de generaciones y estéticas que desde la multilateralidad creativa permitirían descubrir, reconocer y dialogar con las diferentes obras.   

La ocasión sirvió para intercambiar criterios y valoraciones, sobre todo, acerca de las obras de los poetas de la lengua portuguesa, específicamente, de Brasil. A todas luces,  fue aquello pretexto y posibilidad para (re)sintonizar con las letras provenientes de esa zona geográfica de alto relieve literario. Los contertulios de esta urbe, publicados o no en Memoria…, traerían a debate la valoración que cataloga a Brasil como una isla dentro de Latinoamérica, a razón de ser el único donde se habla portugués, en su variante local;  especificidad lingüístico-cultural que, imbricada con lo histórico-social, le otorga un sello inconfundible a la literatura del Gigante suramericano, que por años ha provocado profundas reflexiones de grandes figuras de su poesía contemporánea: en el sentir de Manoel de Barros, Brasil es una “isla lingüística,” mientras que Vinicius De Moraes la veía como “una isla de ternura: la Isla/ Brasil.”

Lo expresado por de Barros y por De Moraes se encuentra en la misma cuerda reflexivo–creativa  de Carlos Nejar, el poeta que significaría, enfáticamente, en su obra La Edad de la Aurora. Fundación de Brasil (Editorial Arte y Literatura, 2004), versión al español y presentación de Virgilio López Lemus, este “carácter” de isla de Brasil. Nejar coloca en varios poemas, de las tres secciones del poemario, este término de profundo simbolismo en correlación con el lenguaje, con la palabra: “El suelo de la isla era el mismo que el lenguaje. / Cuando despertaba, con los ojos de animal, toda ella/ cintillaba. Los ojos de la isla, potros galopando entre azules (I. Brasilio y Columba. La edad que duerme. 9.). Brasil, Brasilio, Columba, isla. Palabras frescas o usadas, cocidas en/ el ladrillo, junto al horno”. (I. Brasilio… 10.). En La Edad de la Aurora… poemario de identidad, la palabra, dice en el prefacio López Lemus, viene del Paraíso […] “es reina de sí misma. […]  y resulta una isla –isla de islas– en la que el poeta habita. […]. Y el poeta sujeto de la expresión muestra la aprehensión vital a través de la poesía como acto de identidad […]: Brasil como isla ante el cuerpo global del mundo.”

La isla, para ellos y otros que así lo percibieron –perciben–, es la metáfora (extensamente recurrida) que determina un sentimiento identitario raigal, cuyos signos, subscribiéndose la explicación de José Lezama Lima, son la imaginación, la fidelidad a las grandes causas y la bravura. De cierto modo, las intencionalidades de los compiladores de Memoria… remiten a esos fundamentos y, en el trabajo realizado, emerge la idea de unir “islas” para crear un continente poético. Bajo este presupuesto presentaron los textos de Cyro Mascarenhas Rodrigues (1944), Odete Pereira Alves (1959), Nil Lus (cantante), María Vilmaci Viana Dos Santos (1962) en su idioma original, preservando el espíritu y las atmósferas de las composiciones, como vehículo para compartir narrativas, con temas dedicados a Cuba, el mar, las deidades, los sueños. Para el lector, ante poemas casi comprensibles, era el reto de disfrutar de la experiencia, explotando a fondo las sensaciones, pues se ha dicho, con acierto, que la poseía es la ciencia de las sensaciones.

Lo anterior se sustenta en las proximidades existentes entre los idiomas español y portugués; idiomas de culturas vecinas que antaño, según estudios interdisciplinarios en lengua y literatura, entre ambas se produjeron préstamos léxicos (palabras, morfemas, expresiones) e interferencias lingüísticas (calcos, mezcla de códigos…), fenómenos de gran impacto sociocultural y trascendencia.[1] Esta familiaridad coloca en una relación a Cuba y Brasil, países que se profesan “simpatías recíprocas, como expresaría el escritor y diplomático João Almino, sobre la base de procesos históricos, sociales, políticos y culturales con no pocas semejanzas. No es de extrañar entonces que la producción literaria brasileña, en nuestro ámbito, goce de distinción, difusión y aceptación, gracias a entregas de casas editoriales como Arte y Literatura, Ciencias Sociales y Casa de las Américas, posiblemente las que más títulos de autores de esa nación tengan en sus catálogos. Ello ha contribuido a que escritores de la talla de Jorge Amado, Frei Betto, Chico Buarque, Clarice Lispector, Thiago de Mello, Pessoa, Rubem Fonseca, constituyan referencias bien conocidas.  

De esa producción literaria, a juzgar por el número de títulos en registros institucionales, como la base de datos que el Instituto Cubano del Libro (ICL) circula periódicamente, para uso de sus dependencias, puede observarse que los géneros más representativos son el narrativo, el dramático y el ensayístico; no así el lírico, escasamente representado en años recientes, tomándose como referencia el año 2005, cuando la 14ta. Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) se dedicó a Brasil, donde estuvo disponible Poemas preferidos por el autor y sus lectores  (Arte y Literatura, 2004) de Thiago de Mello. Esto repercute, directamente, en las opciones –al menos impresas– para ampliar los horizontes de lectura en esa dirección.

Para esa edición 14 de la FILH, Arte y Literatura también publicó el libro, de naturaleza bilingüe, Catorce poetas brasileños (2004) con selección, traducción y prólogo de Ricardo Alberto Pérez,  quien utiliza el momento de la segunda Vanguardia Poética Brasileña del siglo XX: el movimiento concretista (liberación de las palabras de la estructura sintáctica, de su significado o sonido y darles importancia por su aspecto visual) y el neoconcretista de los años 50, como apoyatura para organizar y darle coherencia a una antología compleja, en la que se priorizan las ausencias más significativas dentro de ese panorama.

En el prólogo de Catorce poetas… se plantea que “la escritura poética en Brasil [es] un universo en expansión, con centros localizados, y una amplia periferia donde viven múltiples expresiones del lenguaje.” Esto se corrobora a través de unos 90 poemas, en 331 páginas, que sirven de coordenadas para el lector de este y otros libros de poesía de esa gran nación. Sépase que tales singularidades han sido de interés para estudiosos y especialistas, que vienen a convertirse en exegetas de la triada poesía–poeta–poema; labor demarcada, por lo general, en los métodos histórico, psicológico y estilístico, respectivamente, que dan cuerpo a las antologías y selecciones, que se visualizan factibles para mostrar un cuadro literario lo más completo posible.

En la opinión de la escritora, traductora literaria y periodista uruguaya Rosario Lázaro Igoa, el universo de las antologías de poesía brasileña traducidas al español es amplio y continua aumentando, a partir de un flujo literario que se efectiviza de varias maneras, ya sea por medio de antologías de varios poetas, antologías de un solo autor, o traducciones de un libro específico de un único poeta.[2] Igoa centra su atención en la antología de varios poetas, pues es donde se conjugan en un mismo movimiento dos operaciones paralelas e indisolubles: el antologar y el traducir.

En Cuba, no obstante la esporádica publicación de antologías o selecciones poéticas, propósitos de esta índole son los que coadyuvan –animan– a la circulación de la poesía brasileña en nuestro contexto desde otras plataformas. El poeta y ensayista cubano Félix Contreras es uno de los nombres que se suma a este concierto con Poesía brasileña, compilación de poemas de siete poetas,  publicada en la revista digital El Caimán Barbudo, en 2012. Este autor argumenta, en estrecha relación con el planteamiento de Ricardo A. Pérez, que “No hay en nuestro planeta una poesía más parecida a su país, que la brasileña: amplia, vasta, diversa, colmada de contrastes, profunda, pluriétnica y pluricultural”. Esta  concepción sirve de pórtico para profundizar e indagar en ese universo, de fuerte tradición, con poetas notables y paradigmáticos.

Cabe precisar que en antologías y selecciones de pluralidad internacional se han incluido poetas brasileños. Por ejemplo, la colección Sur editores publicaría en El múltiple trino. Treinta y cinco poetas del siglo XX (2001), diez poemas del periodista y político brasileño Carlos Drummond de Andrade (1902–1987), considerado por la crítica como uno de los mayores poetas de Brasil. Se afirma que desde sus primeros libros la poesía de Drummond se destacó del resto por su calidad y autenticidad, “Toda una literatura, una poética singular,” enfatiza el crítico y periodista Luis Suardíaz gestor del El múltiple trino… Y agrega que es un “Poeta de lo infinito y la materia/cantor sin piedad […]/ sin lágrimas frágiles […],” que hizo uso magistral de la ironía, la sátira, el humor, la auscultación de la realidad, lo cotidiano, lo político.

La bibliografía citada expone, de un modo u otro, que las estéticas y recursos de los autores brasileños, sobre todo los concretistas y modernistas, han dejado una impronta en el discurso poético de Brasil e incluso fuera de sus fronteras. A esto último se aproxima el investigador Virgilio López Lemus en el libro Oro de la crítica (Editorial Oriente, 2013),  a través del capítulo Otra mirada a la poesía cubana en cinco décadas: 1959-2009, donde propone, por medio de un esquema, un compendio nominal para organizar autores cubanos de diferentes épocas. En él están los llamados juveniles (1959-1976), donde se inscriben más de cincuenta poetas, que empezaron a publicar sus obras en la década de los años 80´ y 90´ del pasado siglo XX. La mayor parte de sus integrantes, asevera López Lemus, “[…] elige diversas direcciones: continúan senderos de la métrica tradicional o experimentan hasta aproximarse al concretismo brasileño […].” Entre los juveniles está relacionado Ricardo Alberto Pérez, entendido en el tema como se ha visto.

En los años en que estos escritores comienzan a visibilizarse en el panorama literario cubano, época de cambios en la expresión poética nacional, la crítica ya mostraba interés sobre el fenómeno de la poesía concreta brasileña. La ponencia El signo y las letras: una aproximación crítica a la poesía concreta brasileña de los años 60’, leída por el crítico de arte Rafael Acosta de Arriba en el encuentro Jornada de la cultura brasileña en Cuba, organizado por Casa de las Américas, la Universidad de La Habana y la Sociedad Brasil-Cuba, en noviembre de 1994, realizado en el cine Yara, de La Habana, supone la existencia de una recepción activa para esos contenidos. La revista Casa de las Américas, portavoz de importantes momentos culturales, publicaría íntegramente el texto de la ponencia,  en el Nº 207 de 1997.

También las referencias bibliográficas aludidas ofrecen una idea preliminar de los múltiples paisajes poéticos de y sobre los cultores del Gigante suramericano; paisajes como metáforas del sentido de lugar (geográfico, imaginario), de las circunstancias, del lugar externo e interno que rodea al hombre, de la percepción de pertenecer a algo. Pero, dentro de ese cuadro, existen aún zonas por explorar, atendiendo al detalle que en esas compilaciones y antologías predominan nombres de una generación que nació, fundamentalmente, en la primera mitad del siglo XX, por lo que cabría indagar por la obra de aquellos que nacieron en los años 60’. Es interés para el presente abordaje inquirir por los nacidos en los 70’ y 80.

Comprendidos en las postrimerías de los 30 o transitando ya los 40 años, estos creadores se inscriben en el núcleo de los poetas brasileños de hoy (actuales),  que según el crítico literario carioca Antonio Carlos Secchin, “se mueven entre la tradición lírica y la necesidad de inventar nuevas formas de expresión en un país donde el tema de lo nacional se impone.”[3] Si bien por las edades que ostentan no entran en las estadísticas de los más de 50 millones de jóvenes entre los 15 y 29 años, hay que advertir en ellos rasgos comunes con sus coterráneos, como la vasta diversidad cultural, tecnológica y político-económica. Además, descuellan preocupaciones, como las de no estar ajenos a las grandes desigualdades sociales (racismo, xenofobia, pobreza…), fenómenos que llevan expeditamente a sus creaciones literarias.

La selección Todo comienzo es involuntario. Ocho poetas jóvenes brasileños, sitúa algunos aspectos que distinguen –explican– a esa generación: “Ellos saben la importancia de la Poesía Concreta, del Neobarroco, del Language Poetry, no rechazan el diálogo con esas tendencias inventivas, […] son autores actualizados, que insisten en vivir su tiempo, con derecho a explorar todas las posibilidades ofrecidas por la tecnología, verbal y no verbal, para la creación en nuestra época”[4]. En la selección de Félix Contreras, sucinta pero no menos importante, se logra descifrar tales criterios a través de la obra hecha por Thiago Cervan (1985), Geovani da Silva (1989), Rodrigo Méndes Rodrigues (1989). Hay poemas asumidos como manifestación, en los que el sujeto lirico cuestiona, explícita e implícitamente, los diversos fenómenos –opresores– omnipresentes, sobre todo, de las grandes ciudades.

Los poemas de Poesía brasileña, como los de otras selecciones, evidencian la necesidad de “sancionar” las disimiles problemáticas desde un discurso heterogéneo, pero con numerosos lazos conectivos. Sin embargo, quien quiera ver un conjunto de poetas articulados como generación, defendiendo un lenguaje contestatario desde lecturas históricas, sociales, políticas; además con  (re)visitaciones a temas y personalidades de la literatura, las artes –nacional  y  universal–, sin obviar los grandes temas de siempre: el amor, la esperanza, la muerte, Dios, la naturaleza, la familia…, debe incluir en su hoja de ruta lectora a La Selección. Once poeta brasileños hoy (Ediciones Santiago, 2018).

Este libro bilingüe de 181 páginas, perteneciente a la Colección Códice, al cuidado y edición de Oscar R. Cruz Pérez, poeta y editor santiaguero, forma parte de los empeños editoriales atendibles del Sistema de Ediciones Territoriales (SET), que apuesta, cada año, por renovarse, dando a conocer lo mejor, novedoso y más diverso de la literatura de otras latitudes. Se trata de una apertura impostergable, que ha venido rompiendo, creativamente, los estigmas que sobre la producción del SET sostienen algunos desconocedores de esta fortaleza de las publicaciones cubanas, que insisten aun en comparar, cualitativamente, sus producciones con las de otros sellos editoriales.

Integrado por 44 poemas, la obra es provechosa en muchos sentidos, por supuesto, desde los textos, la traducción de la guatemalteca Claudia Tobar, hasta la imagen de cubierta, un detalle de la obra S.T (2010) de Helena Freddi, que desarrolla actividades artísticas y académicas ligadas a pesquisas y estudios de técnicas y poéticas gráficas. Asimismo, captura de manera inequívoca un proyecto poético en el que late el pensamiento orgánico en torno a la poesía como herramienta de expresión social, como mecanismo crítico, con la cual las voces ahí reunidas, son capaces de manifestarse desde su propia percepción de la realidad circundante. Marcelo Lotufo, su coordinador, lo propone como una “puerta de entrada” para que los lectores cubanos se interesen por conocer los poetas brasileños nacidos en esa década y la venidera; poetas que son parte de una generación que ha renovado la poesía brasileña, dándole un nuevo aliento, según sus palabras.

A Marcelo Lotufo le precede la carta credencial de haber realizado, junto al poeta y escritor guantanamero José Ramón Sánchez y a los traductores Rodrigo A. do Nascimento y Mariana Ruggieri, el libro Nocaute: 6 poetas / Cuba/hoje (Ediciones Jabuticaba, Brasil, 2017), selección en el que constan seis poetas cubanos nacidos después de los 70´, del pasado Siglo: José Ramón Sánchez (1972),Oscar Cruz Pérez (1979), Pablo de Cuba Soria (1980), Jamila Medina Ríos (1981), Javier L. Mora (1983), Legna Rodríguez Iglesias (1984).

En ambas selecciones se advierten similitudes entre los discursos poéticos, una forma loable, de ver (leer) cómo pueden dialogar generaciones análogas, con intereses compartidos, en diferentes partes del orbe. Ello se debe a la dimensión manifiesta del lenguaje poético, que aúpa, simboliza, articula, convoca.

Los poetas llamados a integrar La Selección…, son siete mujeres y cuatro hombres, y en observancia de sus biografías/currículos, se cumple lo que Antonio Carlos Secchin decía de la producción poética –y poetas– del Brasil contemporáneo, que estos dominan un conocimiento técnico del lenguaje, surgido de su formación universitaria, con un mayor grado de especialización, lo que les permite ampliar el horizonte de superación estética. Tienen los 11, efectivamente, formación profesional como abogados, historiadores, críticos de arte, periodistas. Además experiencias de participación en otros campos culturales como la fotografía, las artes visuales, la traducción y la edición. 

Sobresaliente son sus quehaceres dentro de las letras de su país, con  numerosas publicaciones que así lo demuestran, con atención sistemática de la crítica especializada. Tal es el caso de las poetas, que constituyen mayoría en La Selección…, pertinente inclusión, pues la poesía hecha por estas féminas, cual  documento social, emplaza un discurso que da cuentas, entre los muy diversos temas al que recurren, del complejo entramado a las que están sujetas las mujeres en América Latina. En aras de profundizar en este conjunto interesante, transgresor si se prefiere, pueden encontrase abordajes críticos que permiten comprenderlas mejor en sus dimensiones creativas, como sucede en Wonderful Witches, siete poetas brasileñas (1973-1984), breve pauta analítica del poeta mexicano Sergio Ernesto Ríos,[5] que permite llegar a los poemas Micheliny Verunschk (1972), Angélica Freitas (1973) y Marília García (1979),  donde se plasma las sensibilidades y subjetividades de cada una, que pueden confrontarse con sus poemas de La Selección…

Ríos acota que Micheliny Verunschk es “crisol sombrío mezcla de recuerdos y deseos”: (En algún lugar/brazos y piernas/pe da zos que en-caja-n/ con todo los engaños.). A Angélica Freitas la caracteriza el “humor, ironía y una tirante relación con lo que huele a Cultura Oficial, a Alta Cultura”: (papá es el presidente/mamá es primera dama/van a acabar con todos ustedes/voy a acabar con todos ustedes/voy a vivir en Miami/ ¡verga! ¡en su! ¡Culo!/ LALALALA…). Mientras que Marília García es “dueña de momentos enigmáticos, es capaz de hacer que los versos más simples estén más cerca de lo que aparentan(“es difícil ver las cosas/directamente”, / ellas son muy luminosas/o muy oscuras).

De Ana Martins Marques (1977): activista y periodista brasileña, se suscriben las líneas de la presentación de su poemario El libro de las semejanzas (Killer71ediciones,2015), que permiten conocer sus inquietudes: “[…] la poeta transita a través del juego metalingüístico (lenguaje enriquecido por formas imaginativas) y la recreación de la frase hecha o el dicho popular (y por  más vidas que tenga/cada gato/es el cadáver de un gato); a través también de una cartografía sentimental que nos habla del amor y el desamor (tú me pides que no hable de amor/ de repente tengo una ocupación/ no verte, no llamarte/ no pensar en ti/ todo eso da cierto trabajo/ no voy a habla de amor), o desde una irónica modestia que da cuenta de los límites de la creatividad (¿pensarán en cuchillas/revólveres/veneno?/ pues yo solo pienso en el mar)”.

Érica Zíngaro (1980), que dedicada en la actualidad a la reflexión humorística sobre su propio trabajo poético, experimenta con el lenguaje y recontextualiza los mensajes –subliminares– de la internet como se observa en el siguiente fragmento de “teoría de los géneros”: “este poema fue escrito con datos tomados de Google Inc,/ y la poeta se exime de responsabilidad por la distribución de esta información […]”. Así como problemas éticos inherentes a la ciencia, la tecnología y la innovación científica, el ser humano presa y diana de sus propias dilemas presentes en Problemas metafísicos: “La tecnología/a favor/ de la salud/ del consumidor: Huevo transgénico/ Huevo transfigurado/Huevo industrializado/genético/& genuinamente/transformado/ para usted […] Coma sin culpa”.  En Nina Rizzi (1983), por su parte, con más de nueve libros en su haber, encontramos una poesía poderosamente íntima, feminista y a ratos casi documental de un activismo social y cultural: “¡a la mierda co´el lirismo!/poesía concreta/es tu verga erecta entre/mis grietas y callejones. O –es necesario cuidar bien el corazón/temando un saludo mientras/las manos incendian un vehículo aquí en la calle/-es necesario politizarla herida […]-es necesario cuidar bien el corazón”, dice.Adelaide Ivánova (1982) periodista y activista que trabaja en poesía, fotografía, traducción y publicación, es la editora de la revista anarquista-feminista MAIS PORNÔ, PVFR,  de modo que sus poemas “el broche,”  “la sentencia,”  “la moral” y “el martillo,” son coherentes con sus postulados creativo-profesionales; “el martillo”, ilustrativo de los temas –preocupaciones–que la ocupan,  forma parte de libro homónimo y trata sobre la violencia y la sexualidad femenina. El libro homónimo fue publicado por primera vez en Lisboa (Portugal), en 2016, además posee una edición brasileña de 2017. El poema es un claro manifiesto de lucha contra esa violencia (física–simbólica): “duermo con martillo/ debajo de la almohada/ si alguien entra de nuevo/ y furtivo/ en mi cuarto no basta que/ sea una mierda, tener un hierro/ dándome toques en la cabeza”.

Entre las (opciones) estéticas (éticas) de los poetas La Selección… se entrevén elementos de contactos apreciables que los ha llevado a enrumbar proyectos literarios comunes o participar del o los circuitos culturales de sus ciudades/ país, lo cual es sumamente importante, pues brinda información relativa al momento histórico, intelectual, cultural y académico desde donde se posicionan y defienden el movimiento –corpus–literario del que forman parte. Ejemplo de lo anterior  es Fabiano Calixto (1973) quien ha compartido labores de edición en la revista literaria Modo de User e Co., con Marília García y Angélica Freitas.

En la poesía de la representación masculina de La Selección… la historia y la geografía adquieren intensas relaciones en la que se establecen asociaciones simbólicas abiertas y creativas, con sucesos acaecidos y problemáticas, pretéritas y actuales, corroborando la literatura puede contribuir al conocimiento histórico territorial desde otra forma de entender el (micro-macro) universo a partir de apreciaciones sugestivas (juicios, valoraciones), a veces, agudamente críticas.  Fabiano Calixto, aborda el paisaje anacrónico de la cosmopolita urbe paulista: “ante la lluvia, el mendigo/ya estaba muerto/ […] la boca ya estaba llena/de sangre, de hormigas/de granizo”. En Pedazos esqueleto dice: “La ave. Paulista corriendo es tan graciosa/ parece una cobra de marshmallow/ un viaje ácido/una anguila electrocutando lenguas”. Mientras Tarso de Melo (1976) retrata el problema país en un poema alegato como es Un país: “Un país que se esconde de sí mimo. Un país que segrega, /excluye, amordaza. Sofoca su parte  incomoda. […]Un país grandioso, como el país sin  futuro/  […]  Un país imbatible en las tareas del error.”, de Melo, además, tematiza la impronta de la colonización en el devenir de Brasil con Ellos quieren más: “516 años. Y los indígenas que están en las tierras que les/ interesan a los blancos son muertos en los montes: sin registro […] 516 años. Y los negros que enfrentan los límites/ definidos por los blancos son muertos […] 516 años…”,  y continúa hablando sobre las mujeres, los pobres, los niños. Sobre los desencuentros que resume posteriormente en el poema Convención. El poeta y artista visual Reuben “cavalodadá” da Rocha (1984) es considerado uno de los poderes más extraños y fascinantes de la poesía brasileña contemporánea, como se introduce en una entrevista para el suplemento Pernambuco, de perfil literario.  Cavalodadá se ve a sí mismo como un animal salvaje que vive en una megalópolis del tercer mundo. Y su escritura combina muchos elementos científicos y tecnológicos (me preocupa la tecnología en busca de una posible contemplación en este mundo de chatarra) con elementos ancestrales y primitivos (Nací en una isla, me gusta hablar con el viento, con el movimiento de las mareas, con la gradación de la luz solar)[6]: “ESTUVE AQUÍ MUCHAS VECES/todavía encuentro bonito/extraños seres ligerezas/ extrañas paz precipicio. […] estuve aquí desde temprano/reincidente celeste/hirviendo oxigeno/protones de polen planetas/la gracia plural de los átomos/color intimo de las partículas […]. O /TEMPORADA DE CAZA/AL INDIO KA´APOR/drones tele dirigen/kanoés/caipós/”. Italo Diblasi (1988), cuyos textos han sido publicados también en la citada revista Modo de User e Co tampoco queda indiferente ante el drama humano en la gran ciudad, ante los desafíos de este mundo: “El espectáculo está ahí/ pero nadie lo ve/ había y eso/ bastaba-espejos/ mostrador de deseos/ vendido a plazos” (Un drama sin apoteosis); el silencio cruel del asfalto, los muros de concreto, los trasiegos inciertos por la(s) avenida(s): “Yo vi la muerte lapidar tus alas/de fríos metales/mientras el hambre retorcía/la carne cruda de los real. Un arabesco surrealista gritaba/antiguos cánticos herejes/y eran tristes las melodías decapitadas/en la oscuridad de la urbe” (Breve anotación en la Avenida Central). La lectura de los poemas de estos 11 poetas confirma que, efectivamente, la escritura poética de los creadores jóvenes en Brasil, es un universo en expansión que explora todas las posibilidades ofrecidas por la tecnología, verbal y no verbal. Parecen poemas con temas de intercambio y ello, sin dudas, responde a la forma intrínseca que encontraron para reinventar (se) su país, su isla.  La fuerza de la palabra encuentra resonancias a través de una antología hecha “contra […] vociferaciones belicosas y vacías, contra políticas para mantener a sectores desinformados […] un dialogo poético de lecturas y preocupaciones […] la búsqueda de la diversidad a través del entendimiento y respeto mutuos”, concordaríamos con Marcelo Lotufo.  

Notas y referencias bibliográficas

[1] Dolores Corbella, Alejandro Fajardo (editores) Español y portugués en contacto: Préstamos léxicos e interferencias. Editorial GmBh, Berlín/Boston, 2017.

[2] Rosario Lázaro Igoa: “El universo de las antologías de poesía brasileña en traducción al castellano”. Disponible en http://www.traduccionliteraria.org/1611/art/lazaro.htm

[3] Antonio C. Secchin: “Poesía de Brasil: minimizar lo nacional.” Disponible en https://elpais.com/cultura/2013/10/08/actualidad/1381236313_683936.html

[4] Todo comienzo es involuntario. Ocho poetas jóvenes brasileños. En Revista EL NAVEGANTE Nº2 año 2 – Noviembre de 2007  Escuela de Literatura – Universidad del Desarrollo, Chile.  Disponible en  Proyecto Patrimonio – 2007 http://www.letras.mysite.com/ll231107.html

[5] Revista La Colmena 64, octubre-diciembre 2009. (Formato Pdf)

[6] Gianni Paula de Melo: “entrevista a Reuben da Rocha” en Sexta 29 diciembre de 2017. Disponible en  https://www.suplementopernambuco.com.br/entrevistas/2028-entrevista-reuben-da-rocha.html

 


El lugar memorable

Cuando leí el volumen de cuentos de Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989), Culto de acoplamiento (2015), me resultó “curioso” que el relato homónimo cerrara dicha compilación.

Ahora bien, no hay que olvidar que es el lector quien arma su propio libro y lo hará siempre de la manera que mejor le convenga. Porque en este sentido, la forma de leer sí le puede aportar significados a lo leído. Además, habrá una prolija comunidad de lectores con maneras bien personales de acercarse a la obra literaria.

Es cierto que no existe una técnica palpable y popular para la conformación de los libros de cuentos. Los hábitos en este sentido son muy variados y depende, sobre todo, de la estética y la funcionabilidad. Por ejemplo, si el libro será enviado a un concurso, habría que pensar en la disposición de cada texto para impactar al jurado;  si fuera para una editorial, la cuestión podría ser diferente y permitirse ciertas libertades.

La experiencia me ha enseñado que los grandes autores prefieren colocar esa narración en el lugar más privilegiado, sea cual sea.

Pareciera a simple vista que es casual, pero según las distintas dramaturgias planteadas y sugeridas en el libro, el asunto se complica y se vuelve casi un ejercicio de causa y efecto. Pero lo que sí es un hecho es que sobre este cuento ha de posarse toda la atención del lector y, con lo mismo, todas sus expectativas.

Revisito a Borges, en el que en casi todos sus volúmenes de narraciones es así. Juan Rulfo coloca El llano en llamas justo al medio, como si dividiera el libro en dos partes simétricas: de un lado las narraciones más terrenales, y después del cuento que da título al libro, las historias tienen un matiz más de otro mundo. García Márquez colocaba este ejemplar también al final, salvo en Los funerales de la Mamá Grande (1962) que prefirió el penúltimo puesto y en La increíble y triste historia de… (1972) donde también lo dispusiera justo al medio. Nuestro Virgilio Piñeira dejaba el término del libro para el cuento que le diera título, salvo en Cuentos fríos, que posee un nombre genérico; y en Muecas para escribientes (1987), donde es colocado en el mismo centro del mismo.

La ejemplificación podría ser aún más larga, pero se trata de analizar el lugar que le otorgara Elaine Vilar a la destacada narración. Pensar, como a viva voz, cuál sorpresa nos trae dicha decisión.

Lo comparo entonces con la estructura de una casa para que su visualización sea más práctica y de fácil comprensión.

Sabemos que en la mayoría de las viviendas cada habitación cumple un papel determinado. Y no todas tienen el mismo tamaño y confort. Digamos, entonces, que un libro de cuentos tendrá que suplir las funciones de una morada por lo que el lector andará por él a la busca de comodidades entre otras cosas.

En nuestra psicología, para el estudio de una situación familiar determinada, se hace necesario acudir a un organigrama en el que se tendrá en cuenta el lugar que se ha destinado no solo al paciente, sino, también, al miembro más importante de la familia, y a los niños. Asimismo, el feng shui nos da algunas ideas de cómo distribuir a los miembros de la familia por las habitaciones, según los campos de energía que las mismas poseen y la posición cardinal del inmueble.

Nada es casual.

Todo esto me lleva a pensar que en Culto de acoplamiento, el lugar reservado es el preciso para darle feliz final a la idea del libro. Y entraré a analizar algunos detalles que, si bien no son grandes descubrimientos, podría hacer la lectura más fácil a quienes, como para mí, la lectura es un franco ejercicio de raciocinio. Soy un lector bastante disciplinado y arrojado por el ejercicio de la investigación artística.

¿Por qué Culto de acoplamiento? Ya desde el título de la narración se nos dan algunas coordenadas. Culto es la acción de reverenciar algo que para algunos es sublime. Puede hacer de forma grupal o personal. Y cualquier cosa puede ser el objeto de adoración. En este caso, se trata del acoplamiento. Que viene de unirse.

Cuando dos seres vivos se acoplan no solo se funden sus materias, sino también su espíritu y esencias. Para un ser con alguna inteligencia, se unirían subjetividades, experiencias y algo del amor. Casi siempre al acoplamiento le sobreviene un efecto, una creación. Sin caer en absolutismos.

¿De qué va la historia? Ya sabemos que se podría tratar de algo sexual o, por lo menos, erótico. Y eso nos llamará aún más atención, avivará el interés.

Cuando somos los testigos de Serm, investigadora que tiene una misión que cumplir en el planeta de los mudgorgs, enseguida nos ponemos de su parte y hasta podemos ir entendiendo su psicología, el porqué de su estado de desánimo. El drama de que el sexo lo es todo para los seres vivos, incluso en la Tierra, es demasiado reduccionista para ella y no cree que sea necesario perder el tiempo en una misión como esa.

¿Cuál es la misión? Ha de escudriñar el acoplamiento de los mudgorgs con sexos como lanzas y estrafalarios cortejos. El objetivo final de toda esta vigilia es adueñarse de los supuestos conocimientos y poderes que esa especie parece mantener oculto a los ojos del mundo, aunque Serm solo cree que esas historias son pura habladurías.

Ella es descubierta por uno de los mudgorgs, quien ha olido su esencia femenina y quiere copularla.

Para Serm, “envenenada” por la savia de los mudgorgs este ser es el Hombre que tanto ha esperado y vive ensoñaciones casi mágicas mientras dura la cópula.

El asunto se vuelve retorcido cuando nos enteramos de que todo es una trampa. Desde la base espacial de la Tierra, se empieza a recibir la información deseada de los habitantes de este planeta y todo desde que se consumó el acoplamiento.

El cuento es hermoso y nos da una clara moraleja sobre la esencia infrahumana del ser humano y sus afanes de codicia. Bien narrada, esta invención consigue su objetivo, que es atrapar al lector y dejar que saque sus propias conclusiones.

Pero no considero que sea la mejor pieza del volumen. Sostengo que le sobran algunos detalles que no le aportan a la trama y que, de alguna forma, hacen que se aleje de ese paradigma del cuento que tanto proclamaban Quiroga, Chéjov y hasta Juan Bosch. En un cuento, los demasiados detalles hacen que se disipe la esencia del género.

Con la inserción del punto de vista del mundo mudgorg, diálogos incluidos, se pierde un precioso tiempo y la tensión. Con la demasiada enumeración del ensueño que vive la protagonista, también. Son destellos que, quizás, con una acuciosa edición se hubiesen resuelto, si antes la goma de borrar de su autora no le pasó factura. Detalles que no empobrecen la calidad del texto, pero que sí pesan.

Y pesarían también en un lector, como yo, que no desea perder tiempo, sino más bien ganarlo. Una buena lectura nos aporta mucho, sobre todo en deleite y esparcimiento. Y ya eso es ganancia.

Lo hermoso de este texto, más allá de sí mismo, es la invitación que nos hace al primer cuento de la obra. Y pareciera establecer una conexión mística, como de la serpiente mordiéndose la cola. Recordemos que en su génesis, Culto de… arranca con “Al séptimo día”, que versa sobre un “hombre” que decide “dormir” para crear un mundo nuevo. Quizás ese mismo hombre es el que se acopla a Serm en su “delirio” y le hace ver maravillas.

Todo pareciera encajar como un mecanismo de relojería. Nada es casual, pero sí fastuoso.

Recordemos también que el tema que pareciera gravitar por sobre todos los cuentos tiene que ver con la familia, con la extensión del ser humano. Y para que esto ocurra, ha de existir el acoplamiento.

La numerología nos ayuda a entender, además, la causalidad de que sean 11 cuentos. Y que sumados 1+1 resulte 2. Número que significa familia, pareja, cooperación y entendimiento, estabilidad y receptividad. Más todo aquello que se podría abrir a la secuencia Fibonacci por la suma de dos números.

Así llego a la teoría de Hermann Ebbinghaus, en su estudio Sobre la memoria (1885) y en el que nos explica que la intensidad de un suceso es lo determinante en la duración de su recuerdo en nosotros. Así también establece que, por lo general, lo primero y lo último de una serie de elementos percibidos es lo que más perdura en nuestra memoria. Y en el olvido, entonces, queda lo intermedio.

Nada es absoluto incluso en la ciencia.

Culto de acoplamiento no será el mejor cuento del libro, pero le da su título y conceptualización. El mensaje que pudiese transmitir es poderoso y legendario. “La salvación está en la familia”, parece decirnos. Elaine Vilar Madruga lo ha colocado en una parte importante de esa “casa”, y me gustaría pensar que es para que quede en la memoria del lector. Ese ente casi fantástico que le gusta sopesar y sospechar de todo lo que lee, incluso, de sus propias letras.


Vuelven Los días de Guillén a Camagüey

Camagüey vuelve a ser el de antes poco a poco. Se recupera de las ausencias, de los abrazos guardados y de sus plazas y parques vacíos.

Así llega este julio, con aires de esperanza y la satisfacción de los reencuentros; un día ideal para redescubrir la ciudad a través de la visión de Nicolás Guillén, a la que llamó «suave comarca de pastores y sombreros».

Y es que, como cada séptimo mes del año, vuelven Los días de Guillén, jornada con la que sus coterráneos celebramos su natalicio. Serán, pues, seis días para observar una urbe a través de los espejuelos del Poeta Nacional de Cuba; quererla y hacer de versos y crónicas, hechos y esencias.

El Centro Provincial del Libro y la Literatura y las filiales camagüeyanas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Asociación Hermanos Saíz, se unen otra vez para conmemorar la efeméride con variadas iniciativas.

Hoy, la Sala Emilio Ballagas, del Centro Cultural Librería Ateneo-Vietnam acoge el inicio de la jornada con una lectura de poemas del escritor, a cargo de diferentes escritores agramontinos.

El mismo espacio será testigo el próximo lunes de la presentación de un audiovisual sobre el autor de Poemas de amor, El gran zoo, y La rueda dentada, a cargo de Armando Pérez Padrón.

Asimismo, en Los días de Guillén reabrirá sus puertas el Centro Cultural-Librería Antonio Suárez, regalo para la urbe y para quienes le debemos al poeta, ir junto a él de aprendiz de su exquisita obra periodística y literaria. Sean bienvenidos entonces estos y todos los días, por la suerte de tenerlo eternamente. (Yusarys Benito Deliano/ Radio Cadena Agramonte) (Foto: Archivo)


Quédate en casa y lee

Los libros tienen la capacidad de hacernos soñar, reír, llorar, sentir, viajar a otros mundos y hasta vivir otras vidas. Dicen, que con un buen texto en manos, los problemas se quedan en pausa y desaparece todo a nuestro alrededor.

Quizás por ello, para mi entrevistado –el joven ilustrador pinareño Yancarlos Perugorría Díaz–, utilizar sus redes sociales para promover la lectura en familia e incentivar a las personas a quedarse en casa, es también una manera de batallar contra la COVID-19.

“Desde chiquito siempre fui un lector crónico y esta me pareció una buena oportunidad para crear conciencia de la necesidad de mantenerse en casa y aprovechar este tiempo para leer, instruirnos y motivar el amor por las letras.

“De esta forma es que surge la idea de hacer una especie de concurso o sorteo, a través de mis redes sociales, mediante el cual yo regalo cada semana libros que tengo en mi casa por derecho de autor, y así la ganancia es doble, porque la gente se mantiene en la casa, se cuida, protege a los suyos, y a la vez lee, uno, dos tres o tantos ejemplares les sea posible”.

¿Y en qué consiste exactamente la iniciativa?

Tomada del perfil de Facebook del entrevistado

“La verdad, es muy sencilla. Para no hacer algo así sin sabor, lo que hago es –a través de una publicación en mi página de Facebook– comentar una obra, sobre qué trata, las enseñanzas que trasmite y, al mismo tiempo, incluyo el mensaje, o la convocatoria a quedarse en el hogar, permanecer tranquilos y velando por nuestro bienestar.

“Para participar es muy simple, solo deben dejar un “like” o un comentario y luego yo, en dependencia de la cantidad de “me gusta” que tenga el post, hago un sorteo y entre mi niña y yo sacamos al azar los números que resultan ganadores, y todo este proceso lo trasmitimos en vivo por Facebook para que las personas lo puedan ver”.

Desde hace varias semanas, Yancarlos permanece alejado del bullicio de la ciudad. En una comunidad intrincada del municipio pinareño de San Luis, ha encontrado refugio junto a su familia, sin embargo, a pesar de la lejanía, sus sorteos se mantienen.

“Yo voy a seguir, hice un compromiso y no tengo intención de romperlo. Aquí las condiciones son diferentes; estoy bastante alejado del pueblo, la zona de wifi me queda como a seis o siete kilómetros de donde me quedo, muchas veces tengo que ir caminando porque no hay transporte, pero no importa, vale la pena cualquier sacrificio si podemos influir, aunque sea un poco, en la manera de pensar de las personas.

“Hasta ahora la idea parece haber gustado a muchas personas, eso me motiva aún más, y como puse en uno de mis últimos escritos, solo espero que cuando todo esto pase leer un texto nos haya servido de algo”.  

Los libros que regalas, ¿son de autores cubanos o extranjeros? ¿actuales o más antiguos?

Los autores son diversos –no importa la nacionalidad–, el primero fue de un escritor mexicano, después de Alberto Peraza, luego Nersys Felipe, en planes también está Nelson Simón, y así sucesivamente hasta que me quede sin textos o hasta que pase la pandemia.

Acá les dejo el ganador del número 16 de la revista Chinchila. Gracias a todos por participar, mil gracias por sus comentarios. Un abrazo. #QuédateEnCasa

Publicada por Yancarlos Perugorria en Domingo, 26 de abril de 2020

¿Y por qué involucrar a tu hija? ¿Tiene algo que ver con que sean materiales infantiles o también promueves la participación de toda la familia?

Mi niña es mi musa, mi razón para hacer los trabajos y ella siempre está presente en todos mis proyectos y este no es la excepción. La primera vez que fui a hacer la premiación estaba cerca y me dijo, “Papá yo quiero ayudarte”, y a partir de ahí ha estado siempre, y creo que funciona muy bien porque así también incentivamos a la familia, a que les lean a los más pequeños o que los niños nos cuenten a nosotros las historias, a su manera.

¿Cuál sería el mensaje para todos los cubanos?

Mi gente, para ustedes solo una frase: Quédense en casa y lean. Cuídense y cuiden a los suyos.

Quizás, si iniciativas como la del joven ilustrador Yancarlos Perugorria Díaz se multiplicaran en toda Cuba, estas pudieran convertirse también en armas contra la COVID-19, porque, sin dudas, el arte también salva.


Los eBooks de La luz

Como se ha venido diciendo desde hace un tiempo, una de las propuestas para la promoción de la literatura que se hace en nuestra casa editora, La Luz, es la versión de los libros en su formato eBook. Teniendo en cuenta la carencia que afronta el país con la escasez de papel, esta ha sido una buena manera para que pueda llegar a todo el que se interese. Así que me he dado a la tarea de reseñar y anunciar cada título.

Se acerca a esta promoción Jacques Prévert. Instrucciones para dibujar un pájaro a cargo de las traductoras Irina Chaveco y Elizabeth Soto.

Jacques Prévert, poeta francés que vino al mundo justo en la inmediatez de un nuevo siglo, fue un escritor, dramaturgo y guionista, se le atribuye también la paternidad de varias prácticas artísticas como el cadáver exquisito, ejercicio propio del movimiento surrealista de aquella época. Prévert se movió por situaciones económicas convulsas desde su niñez. Este hombre de una observación profunda supo mediante la palabra visualizar y describir de una forma peculiar los horrores de la segunda Guerra Mundial y las injusticias propias de la sociedad. No fue aceptado desde el primer momento en la vida literaria parisina pues su poesía, considerada por muchos repugnante por ser escrita en lenguaje popular, no mostraba a decir de los literatos de la época la belleza de la lírica académica a la que estaban acostumbrados.

Tiempo después, digamos que por la perseverancia y la calidad de sus versos, el poeta comienza a ser importante y tomado con notoriedad, justo cuando habla de versos que mitigan la pobreza y alientan al amor. Paroles, su poemario más conocido, llegó tras la guerra en 1946 para marcar un hito en las letras francesas, ya cuando el autor era reconocido justamente por una serie de guiones cinematográficos.

Su carácter rebelde se vislumbra en cada uno de estos poemas que presentamos en la selección. Adoptan una voluntad fónica de modo consciente o inconsciente que hacen del poema una estructura libre, donde se respira un tempo que es otorgado por las sensaciones que trasmite el autor, en su burla o halago, aboliendo los signos de puntuación, incluyendo una ortografía a su antojo.

Una lectura en voz alta de sus poemas en francés denota su propósito de crear hemistiquios melódicos, especie de anagramas para decir lo dicho, de una manera más amena, más tonal. Un juego de palabras que burle la situación, el entorno, un sentimiento específico, dislocaciones de estructuras sintácticas que organizan o desorganizan el cerebro de los personajes, conmutaciones en los sintagmas, frases con deformación cuyo referente lingüístico es evocado por el lector u oyente. La repetición, el inventario verbal o sustantivado, encadenamientos, paralelismos preferentemente con estructuras sintácticas, notaciones como pinceladas que conforman por yuxtaposición un relato narrativo o dramático.

Jacques Prévert es sin dudas uno de los poetas más irreverentes del siglo pasado, que insistió por encima de todo en hacernos sentir el placer absoluto de la poesía.

Desayuno

  • Echó café
  • En la taza
  • Echó leche
  • En la taza de café
  • Echó azúcar
  • En el café con leche
  • Con la cucharita
  • Lo revolvió
  • Bebió el café con leche
  • Y regresó a la taza
  • Sin hablarme
  • Encendió
  • Un cigarrillo
  • Hizo círculos
  • Con el humo
  • Echó las cenizas
  • En el cenicero
  • Sin hablarme
  • Sin mirarme
  • Se levantó
  • Se puso
  • El sombrero
  • Se puso la capa
  • Porque llovía
  • Y se fue
  • Bajo la lluvia
  • Sin una palabra
  • Sin mirarme
  • Y yo me puse
  • Las manos en el rostro
  • Y lloré.

Palabras y hashtags compartidos en Romerías

La literatura tiene en las Romerías de Mayo un espacio distintivo. Con antecedentes en el que se denominara Encuentro de Poetas del Interior, creado por Lourdes González, y desde 1997 con el nuevo nombre, que llega hasta nuestros días, Palabras compartidas, es la gran sombrilla bajo la cual poetas, narradores, ensayistas, editores, promotores, dialogan sobre el mundo literario y presentan sus textos.
 
Este año, las Romerías de Mayo 2020, singularizadas por su desarrollo en las redes sociales y la televisión nacional, a causa de la expansión de la COVID- 19, propone unas Palabras compartidas virtuales, sin perder la calidez, que habitualmente posee este evento.
Organizado por la sección de literatura de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín, y con Ediciones La luz como anfitrión, esta vez , está dedicado al centenario de Eliseo Diego y contará con la cooperación de los diferentes sellos de la AHS en el país: Sed de Belleza, Aldabón, Áncora y Reina del Mar Editores. Estos se convertirán en espejos de las publicaciones en redes sociales de contenidos generados desde la sede habitual.
En este propósito colaborará, además, Claustrofobias. Promociones Literarias, con la publicación de galerías fotográficas de los eventos de literatura convocados por la Asociación en cada una de las sedes de estas editoriales y en las ferias del libro. Así como la socialización de títulos digitales a través de La Estantería Cubana, joven canal de Telegram con gran aceptación entre el público lector.
De este modo llegarán a los internautas, postales, libros digitales del catálogo de La Luz, videopoemas de autores de La joven Luz: Entrada de Emergencias. Selección de poetas en Holguín, que fuera el primer Ebook publicado por esta casa y que cuenta ya con un audiolibro. También podcasts con producciones autóctonas y audios de Eliseo Diego.
El agasajo al Sistema de ediciones territoriales en su aniversario 20, continuará en Palabras Compartidas, donde se espera la especial participación de la autora Teresa Melo.
Todas las jornadas estarán atravesadas por la línea de pensamiento y creación, que defiende la campaña de promoción del libro y la lectura cuyo slogan reza: A la luz se lee mejor y que desde inicios de 2020, ha convertido a las redes sociales en sala de presentación, librería y escenario fundamental para las acciones desarrolladas por el sello holguinero de la AHS.
El día 7, cuando Ediciones La Luz cumple 23 años de fundada se espera inundar las redes con galerías de fotos de participantes en los espacios literarios de Romerías en años anteriores, Ebooks, postales y será el momento de mostrar los videos de felicitación donde autores, fotógrafos e ilustradores del catálogo, lectores y amigos de La Luz, han ido enviando como respuesta a la invitación que desde hace varios días enviara el director de este sello Luis Yuseff.
De libros y de autores, nuevas tecnologías y soportes diversos, estará pletórico este año Palabras Compartidas, en el que también se celebran los tres siglos de la fundación del pueblo de Holguín. Su brillo dependerá de la construcción colectiva y la participación de los amantes de las letras tanto dentro, como fuera de la Isla en un verdadero Festival Mundial de Juventudes Artísticas.