Abel Guelmes Roblejo


Un disparo con toda la fuerza del mundo

Si Pedro Juan Gutiérrez, Ana Lidia Vega, Guillermo Vidal y Jorge Luis Serrano tuvieran un hijo, ese fuera Junior Fernández Guerra.

Hay un escritor del que me he vuelto fanático y es Junior Fernández Guerra. Lo mismo escribe poesía que narrativa. De este último género es el libro que recomiendo Powershot, ediciones Sed de Belleza 2018.

Powershot es un libro corto, de solo cinco cuentos que abarcan unas cuarenta cuartillas. Corto como un flash, pero que te deja una marca en la retina para toda la vida. Las historias tienen como eje central a un fotógrafo, en la Cuba de hoy, ayer y mañana. Un fotógrafo que tiene aspiraciones artísticas, pero que sabe que gana más dinero (o, simplemente, gana dinero) en el mercado negro, con actividades “no exactamente lícitas”.

Son historias que, para los amantes de las etiquetas, algunas se podrían etiquetar en el realismo sucio; con lenguaje fuerte directo y actual. Junior hace alarde de una prosa fluida, con rejuegos y homenajes a estos grandes escritores cubanos a los que hice referencia al inicio. Juega con los géneros o, más bien, coquetea con textos llenos de imágenes fuertes, directas, como en todo buen poema.

Sin embargo, Junior mantiene en todo el momento un estilo propio que mantiene en constante tensión al lector. Desde el primer cuento, abiertamente Vidaliano, te encuentras en constante descubrimiento de elementos nuevos y sorprendentes en la historia; te encuentras preguntándote de qué otra cosa el protagonista sería capaz. Junior no tiene límites en cuanto a los escrúpulos de los actantes en su libro. No tiene miedo de hablar de madres prostitutas, prostitución infantil, drogas, sexo hardcore, violencia, asesinatos, chantajes, extrañísimas filias y todo lo que menos te imaginas que se mueve en el underground cubano actual y, en especial, del mundo de la fotografía. Pudiera parecerles un libro de ficción a algunos, pudieran ser historias reales “ficcionadas”, por más fantásticas o exageradas que sean. En mi opinión, Powershot pertenece a este segundo grupo.

Y concluyo con algo que puede sonarles desconcertante o difícil de entender: Después de leer Powershot, no van a mirar los espaguettis del mismo modo que antes.

Y ahí se los dejo, y me retiro muy lentamente.



Aún llueve sobre La Habana

Siempre que me toca presentar un libro, siempre he dicho que presentar el de un amigo, se hace difícil, porque siempre se quiere estar a la altura.

Ahora les traigo un libro de Julio Travieso Serrano, Premio Nacional de Literatura 2021 y de quien, cuando me recomendaron su obra, la frase fue “si hubiera nacido en otro país, hubiera sido lo que hoy es Gabriel García Márquez; ese hombre escribió el 100 años de soledad, cubano”. Se referían a El polvo y el oro.

Pero en esta ocasión les hablaré del título: Llueve sobre La Habana, Editorial Letras cubanas, en su tercera edición. Este libro es la prueba de que no hay tema “gastado”, sino forma incorrecta de narrar. Se dice que ya se ha escrito demasiado sobre jineteras, chulos, sobre literatura romántica o de suspense, y no hay nada nuevo que contar.

Pues Julio Travieso es la prueba de que eso es un inmenso error.

Podría hablar de este libro de dos formas, o a dos públicos diferentes: una para los escritores y otra para los lectores en general.

A los escritores les puedo decir que esta novela es un derroche de técnicas literarias. Es el alarde de un escritor que escribe como le da la gana y narra una historia de amor entre “Él”, un corredor de permutas (luchador de la clandestinidad, funcionario tronado y ahora luchador, según la propia Mónica, la otra parte principal alrededor de quien gira esta historia, una scort (léase Jinetera, ya que el término scort no era muy utilizado en la época en que fue escrita la novela 1995 y 1998, publicada por primera vez en el 2004).

Esta es una novela de amor, suspense, intriga, crítica social, con violencia, escenas sexuales muy hermosas, con ciertas pinceladas de erotismo y violencia muy bien colocadas a lo largo del libro, para darle ese balance perfecto en la dramaturgia.

Parte del alarde en la pluma de Llueve sobre La Habana no es solo que esté escrita de forma risomática, y donde el tiempo no transcurre de forma lineal. No basta solo con eso. El autor utiliza los tres tipos principales de narradores, rompe la cuarta pared con frecuencia y te habla como quien estuviera narrando una novela radial. Además, Travieso narra en los tres puntos de vista primera, segunda y tercera persona, tanto en presente como en pasado, y en ocasiones futuro, y cada tipo de narrador y punto de vista es utilizado para un personaje diferente y protagonista del fragmento narrado; algo característico de cada uno, de forma que podrás reconocer de quién se va a narrar al identificar la manera en que está escrita la sección. El autor muestra tal maestría que no hay momento en que se sienta “costura”, no solo no molesta a la leer, sino, más bien, refresca, hace la lectura más fácil y atractiva de leer.

De esa forma te va llevando por una serie de eventos en la vida pasada, presente y futura de cada personaje principal o secundario, para que conozcas su forma de actuar, su idiosincrasia y vayas descubriendo el desarrollo de la historia.

Para el público lector en general (donde también estamos los escritores), que nos sentamos a disfrutar del libro, de su historia, también Julio Travieso nos tiene preparado alguna que otra maravilla. 

De inicio nos abre con un gancho al mentón detrás de una escena leitmotiv de toda la novela (y de la que hablaré más adelante: la lluvia). Julio nos abre diciendo que el misterio de la desaparición de Mónica “se develó”. Y un poco más adelante realiza la sinopsis o resumen de lo que vamos a leer:

Esta es su historia y la mía nuestra historia. Es un relato en el que Mónica desaparecerá, perdida, escondida, en La Habana, una ciudad fea, sucia, escandalosa. Yo la buscaré, pero no la hallaré. En su momento, ella aparecerá, pero ya no habrá tiempo para amar y vivir, solo el justo para contar lo ocurrido.

No importa que Travieso nos diga lo que va a ocurrir, porque no es solo eso lo que sucede; no qué va. Hay mucho más. Además, no es solo lo que sucede, sino cómo sucede y todos los actores que intervienen en esta historia. Travieso juega con los estereotipos de la vida marginal de La Habana y los habaneros de la época, con el lenguaje; de tal manera que creó una historia de amor que tal parece que fue escrita hoy.

Llueve sobre La Habana mantiene su actualidad, quizás por estar ambientada en Cuba. Elementos tan actuales como “la lucha”, la búsqueda de los dólares para comprar, en palabras de “Él”: mejor y mayor cantidad de comida, la prostitución, la lucha entre los funcionarios y los que piensan diferente a estos funcionarios, los mismos  mecanismos del mismo mercado negro y lo que se resuelve en él, la migración, los balseros, la religión, etc.

Además, Travieso juega con elementos de la cultura contemporánea e intertextualidades como Harry Potter, y en particular, el personaje «que no debe ser nombrado»: Voldemort.

Solo algunas diferencias menores saltan a la vista y nos ubican en la época, y son palabras como “tronado” y la falta de los celulares o el atraso en la telefonía fija de la época. Fuera de esto, no parece una novela terminada de escribir en el 98.

La lluvia es un elemento-personaje recurrente en la historia, y que aparece en todo momento: Llueve cuando Él está en la casa del aristrócrata, cuando Él y Mónica se revelan sus nombres, cuando los personajes realizan sus confidencias, confesiones entre otros sucesos importantes o determinantes de la novela.

La lluvia como elemento de limpieza de la suciedad, de la sociedad, de los personajes. La lluvia como fondo, como música acompañante que le propicia a la historia ese aire gris, nostálgico, triste y hermoso al mismo tiempo. Tal y como su nos detuviéramos a mirar la lluvia caer en una tarde invernal.

Porque Llueve sobre La Habana es eso, es belleza y tristeza, es un paisaje invernal, un cuadro de la Habana, nostálgico por los “buenos momentos pasados”, descritos con las palabras llenas de poesía y del mismo modo en que se describiría La Habana, con esa mezcla de maravilla y tristeza.



Un vitral para La Habana

Desde el momento que tomas en las manos el libro de Barbarella D’ Acevedo que fue premio “La Gaveta” 2020, sientes que todo va a ir bien. Quizás, inconscientemente por el título No temas, la vida te sonríe, quizás por lo elegante, sugerente y original de su portada, por el olor del libro nuevo o simplemente por las tres razones. No puedo decidirlo, pero es lo que sentí y no estuve errado al respecto.

No temas, la vida te sonríe es un conjunto de relatos, divididos en tres partes, donde quizás el hilo conductor de todas las historias pudiera ser ese mismo carácter fractal de los cuentos. El libro tiene esa estructura fragmentada, en apariencia irregular, que, sin embargo, al repetirse varias veces y a diferentes escalas, vamos completando esa imagen; y comenzamos a ver el vitral que Barbarella ha creado para nosotros.

Lo hace desde el propio primer cuento No temas, la vida te sonríe, el que le da nombre al libro. Esta sui géneris historia narra de una forma muy peculiar, la entonación y muerte de Yarini, el chulo de La Habana. El relato encierra toda la estructura y temática, no solo de la primera parte, sino del libro completo. Es un cuento dividido en nueve partes, cada una narrada desde un punto de vista diferente. Con una sutil destreza, Barbarella va brindando toda la información necesaria para que conozcas la historia. No solo de Yarini, sino de todo lo que lo rodeaba a él.

Y esto es algo recurrente en el libro de Barbarella D’ Acevedo y que Michel GMC supo, magistralmente, ilustrar en la portada del libro. En apariencia pudieran parecer cuentos simples y lineales. Sin embargo, tienen gran nivel de profundidad en el que lo que consideras la historia central, y no es más que humos y espejos para ocultar la verdadera historia. Como es el caso de La Habana, la protagonista tras bambalinas. Bien podría pensarse que el personaje del chulo en este primer relato fue solo un pretexto para introducir a La Habana en el libro; La Habana y todo lo que la conforma: la religión, su carácter cosmopolita, y sentimientos como el amor, el dolor, etc.

De eso trata esta primera sección de No temas, la vida te sonríe. La Habana vuelve a repetir su protagonismo en los otros dos cuentos: La máquina de H.G. Wells y Habana Opus Magnum. El primero es un relato de ciencia ficción ucrónico que transcurre en La Habana. De hecho, su comienzo, como especie de declaración es: “Llueve. Siempre llueve en La Habana. No importa si es en la de Hoy, en la de Ayer, o en la de cien o más años atrás. También va a llover después, o mañana”. En este cuento, un personaje decide viajar en el tiempo hacia un hecho histórico acaecido en el Teatro Villanueva, donde ocurrió un suceso sin mucha importancia, con el fin de cambiar “solo un poco” su historia.

Mientras que el tercer relato de esta primera parte, ya, solo por su nombre, la capital de los cubanos continúa con su protagonismo. Esta vez con un magistral uso de la alegoría y el surrealismo para deleitarnos con un relato hermoso y al mismo tiempo oscuro en su ambientación. En Habana Opus Magnum Barbarella va al génesis de esa Habana mujer, la Habana madre, La Habana como un ser vivo y majestuoso.

Como ya había dicho, el libro, en su estructura fractal, tiene cuatro protagonistas principales: La Habana, la religión, los sentimientos y el carácter cosmopolita. Dentro de las tres primeras historias, la autora fue sembrando esas semillas en los cuentos, que germinarán más adelante mientras te adentras en la lectura del libro. La presencia asiática, particularmente la japonesa, tanto en La Habana como en el mundo, se puede ver en cada uno de los relatos. Sobre todo en La máquina de H.G. Wells, donde en apariencia es un pretexto, y sin embargo no lo es. Tampoco puede desligarse la religión de ninguno de los tres cuentos, ya que encontrarás desde elementos católicos, yoruba y hasta budistas en este inicio del libro.

La segunda parte del libro está compuesta por seis nuevos relatos donde la religión releva a La Habana en el rol protagónico. Esta es la parte más oscura, y quizás más profunda en cuanto a sentimientos, de todo el libro. Como buen nudo de la obra, Barbarella nos brinda cuentos que entran y salen del género del terror y el thriller mientras hacen guiños a personajes como a Buda, Gabriel García Márquez y a la campiña cubana.

Quizás por la propia esencia de las historias, al estar más cercanas a la muerte y aferrarse aún más a la vida, la autora le ha impregnado ese carácter religioso y de fe. La fe en que todo estará bien, en encontrar la iluminación, la fe en la solución a los problemas, en la libertad, en poder encontrar respuestas…: la fe en Dios. Tanto es así que uno de los cuentos más interesantes, no solo de esta segunda parte, sino del libro en general y que es el que encierra en sí la esencia de esta segunda parte, se llama: En nombre de Dios te pido.

Esta segunda sección es, quizás, en la que se muestra esa mano de cubanía de la autora. No solo porque Cuba vuelve a salir explícitamente en algunos de los relatos, sino que se ve en el estilo de los cuentos. El estilo y lenguaje de cada cuento es puramente latinoamericano, pero con una palpable esencia de aroma a tabaco y a campo cubano embebida en cada página del libro, pero que resalta en esta sección. Esta característica le confiere un toque único, natural y disfrutable a su narrativa.

Es por esta razón que comparé a este libro con un vitral y con una figura fractal. Donde quiera que la mires verás algo nuevo, diferente. No importa que una historia sea sobre Buda y las otras sobre católicos, guajiros o ateos. Tampoco que sean cuentos de horror y suspense. No importa la etiqueta que le des, porque son algo más grande que una etiqueta. Estos cuentos, este libro funciona de forma independiente, pero su riqueza radica en el todo, en la suma de todas las partes, de cada fragmento/vidrio de vitral.

Y que mejor cierre que esa tercera parte del libro, que encierra otros seis relatos y que resume las dos primeras secciones. La fantasía, el surrelismo, la ciencia ficción no son más que herramientas para narrar historias llenas de hermosas imágenes dentro de relatos de gran intensidad, aventura y dolor. En esta tercera parte, Barbarella D’ Acevedo se muestra más atrevida y utiliza elementos de la cultura japonesa y de Asia en cuentos con más acción. Esta es la sección más cosmopolita de las tres; aunque la presencia asiática sea la predominante.

En estos cuentos podemos seguir disfrutando de historias que rozan el absurdo y el surrealismo mientras se construye un jardín japonés dentro de la casa luego de recibir la notificación del fallecimiento de un padre. O vivimos la emoción de una mujer embarazada que busca desesperada el Norte. Quizás el sentimiento descrito en el dolor ante la pérdida amorosa de Palitos en el té.

No temas, la vida te sonríe es un libro que mezcla el humor, la acción, el thriller y el drama de forma muy armónica y orgánica. Siempre buscando no aburrir o atormentar al lector. Por eso, de vez en vez aparece ese relato, si bien no humorístico, pero sí fresco, que te saca una sonrisa y te prepara el paladar para el siguiente. Y este es el caso de los últimos dos cuentos del libro.

Ambos relatos rayan el absurdo con el terror y el suspense. Como inmejorable cierre circular y temático, retoman a La Habana, la religión, el carácter cosmopolita y los inserta en dos de los cuentos con argumentos y finales más inesperados de todo el libro. Quizás a alguien pueda parecerle que no vienen con la temática o estilo de los cuentos anteriores. Pero eso solo porque o no han visto la estructura fractal del libro. No lo han pensado como un todo.

Barbarella ha creado una maquinaria donde cada engranaje está bien pensado para que no recargue al lector y pueda leerse el libro de una sentada sin cansarse. Solo necesita un asiento cómodo y quizás una taza de té como maridaje perfecto. Quizás ese toque final que la autora no pudo darle a su libro, fue dado por el ilustrador. Este hizo realidad aquel deseo del libro como obra de arte completa al comprender la esencia fractal y de unidad de la obra.



Allá el tonto que no lea a Veleta

Recientemente me preguntaron si lo que escribía era crítica, o reseñas literarias (que viene siendo lo mismo, de cierto modo) y respondí que no. Creo haber aclarado en ese entonces que solo, cuando lo hago, ofrezco mis comentarios o pareceres sobre el tema o libro al que me refiero. Digámosle: comentarios literarios.

Y es precisamente eso lo que haré hoy.

Cuando estuve en Santa Clara en casa de unas amistades, de entre los cientos de libros que tenían en la habitación, uno fue el que más me atrajo, quizás porque había conocido personalmente a su autor, Jorge Luis Mederos (Veleta). El libro en cuestión es El tonto de la chaqueta negra, Editorial Capiro, 2017 (2da edición).

En las palabras de Jorge García Prieto “es tronco de libro”, según Ricardo Riverón esta reedición es “una segunda bofetada al silencio y al olvido”. Para mí con este libro, solamente, hizo que mereciera la pena el viaje a Santa Clara.

TOMADA DE LA PÁGINA DE FACEBOOK DE LA UNEAC VILLACLAREÑA.

Los escritores saben que escribir no es fácil. Escribir un cuento puede parecer sencillo, pero no lo es. Para muchos la novela es la consagración del escritor. Para mí, la poesía siempre ha sido un misterio, lo inalcanzable. Quizás haya quienes nazcan siendo narradores, como Onelio; tal vez otros puedan crearse. No obstante, soy del criterio que los poetas solamente nacen siendo poetas. Y cuando hablo de escribir cuentos o poemas, me refiero a BUENOS cuentos o poemas. Veleta, en este caso, nació siendo poeta, y de los buenos.

En mi criterio la poesía debe transmitir un sentimiento, un mensaje, una emoción, y, también, una historia. Ese es el caso de El tonto de la chaqueta negra, que desde ese primer poema A la que hicimos morir de buena tinta, nos va dando un anuncio de qué es lo que viene a continuación, cuál es buena parte del libro.

El cuaderno está dividido en tres secciones, en apariencia distintas, pero solo en la estructura.

 💡 Diálogo sostenido con los ojos de una mujer que pasa

 💡 Algunos ejercicios de calentamiento

 💡 Poemas de la remota desconfianza

En la primera sección, ya desde el título del libro, la imagen que me vino a la cabeza fue la del tipo rebelde, el punk onda John Travolta en Grease, como preludio de un libro del tipo rudo y sus aventuras. Lo de “tonto”, también se lo achaqué al personaje interpretado por Travolta, no al poeta ni al libro. Sin embargo, desde que comienza la sección con el texto Dos puñales tenía la muchacha cuando vino del cielo, me di cuenta que sí, bien que el sujeto lírico podría ser el mismo Travolta, Veleta o cualquiera de nosotros.

La muchacha tenía dos puñales

                    irremediablemente;

supo que era mi piel contra la suya,

mi sed contra la suya,

mi santo contra el suyo, irremediablemente.

Entonces lancé mis libros a los yerbazales

y maldije la hora,

el día,

el minuto exacto

en que vemos caer a una muchacha del cielo

(Fragmento de Dos puñales tenía la muchacha cuando vino del cielo)

¿A quién no le ha sucedido esto? Parece cliché, pero no lo es. Cualquiera ha pasado por situaciones similares a las que Veleta nos entrega en esta sección, en este cuaderno. Amores y desamores narrados por el autor, quien de vez en cuando nos habla de personajes como “el Extraño”, “el Desesperado”, y, sobre todo “el Malo”.

Acaricio el naranjo de la puerta, mi animal favorito;

oigo al Desesperado que acaricia el corazón

         de su perro. Oigo caer el agua. Ya no es el agua: 

es el Desesperado que se afixia y va a morder

        como un hombre;

oigo al tonto de mí que soy el Malo

hasta el día que me olvide de mi nombre

         Y de este olor a persona.

(Romanza del malo, fragmento)

Los poemas de Veleta nos hacen pensar en nosotros, en nuestras vivencias. Estos textos nos muestra al hombre detrás del teclado: al Malo, al Desesperado, al Extraño: a ese tonto de la chaqueta negra; el que no entiende cómo hizo lo que hizo… o quizás, el por qué no lo hizo.

Los poemas son pura emoción a corazón abierto, los cánticos del hombre a su mujer… de los hombres a las mujeres, del hombre a la vida y la respuesta de estas a todos nosotros.

Veleta es un Maestro y utiliza el verso libre, las glosas y las décimas a su antojo para presentarnos a este/estos personajes. Hombres, mujeres, hermanos y amigos reales, con sus virtudes y sus defectos; nada en blanco y negro, sino en colores y a tonos. Todo esto visto desde el punto de vista de un sujeto lírico que en ocasiones da la impresión de ser el tipo problemático, pesado. Ese hombre de un sentido del humor muy negro que raya en ocasiones con el sarcasmo y cinismo.

Algo que me llamó la atención es lo rico del desfile de sentimientos en los poemas. El sujeto lírico de pronto estaba eufórico, amargado, feliz, dolido, triste o excitado. Este es un elemento que enriquece la lectura, la matiza y te atrapa. Uno se cree al sujeto lírico, cada una de sus palabras, sentimientos y estados de ánimo Veleta es capaz de hacértelos llegar directo al pecho y a tu mente.

Al mismo tiempo es el hombre romántico, profundo y de una gran instrucción que desborda una erudición exquisita. El re/juego con el lenguaje, parábolas e imágenes en los textos del cuaderno, provoca una constelación de capas y más capas información que se despliega ante tus ojos como los menús de las páginas web, ofreciéndote diversos niveles de lecturas que, unidos (y en dependencia de) a tu experiencia personal, hacen que nada sea lo que parece, y un mismo poema puede ser entendido de distintos modos. 

A mi entender, el tonto de la chaqueta negra, no es tan tonto nada.

Fíjense nada más en la segunda sección, Algunos ejercicios de calentamiento. ¿Por qué calentamiento? Porque escribió veintiséis poemas más pequeños en media decena de cuartillas. Algunos de ellos, epigramas, otros, un poco más extensos, pero todos cortos; como si fuera exactamente un calentamiento. No obstante, no hay uno que no tenga un grado de profundidad, humor negro, sarcasmo y otras características de las del resto del libro… entre otros como estos:

XX

Calma,

ya sé que es la primera vez que engañas a tu marido

y es lógico que te sientas apenada por tanta inexperiencia.

 

XXI

Mirena

Apta para mayores de 16 años.

Rubia y de pelo azul.

No me arrepiento.

 

XXVII

Esta es la soledad:

es una señora larga

y con testículos.

 

XII

Sobre un verso de Carlos Illesca

Mi único bien, sin embargo,

es que no soy un mal poeta,

pues lo único que se respeta

de los malos, es el cargo.

Así llegamos a la tercera sección, Poemas de la remota desconfianza. La impresión que me dio desde el primer texto fue la de estar al frente de un libro épico, un cántico a alguien o a algo. Aunque en el libro, en cada uno de los poemas de esta tercera sección, siempre parecen estar dirigidos a una persona en particular; parecen diálogos con esas personas. Incluso algunos tienen parlamentos y acotaciones que no se veían en las otras dos secciones.

Amén de que el cuaderno completo pueda verse como el discurso del Tonto de la chaqueta negra, el Desesperado, el Malo o el Extraño o todos como el mismo ente, es en esta sección donde el sujeto lírico llega a romper la cuarta pared de forma explícita y de una forma muy fresca.

Las intertextualidades también están presente en el cuaderno, aunque hay una en especial que me encantó, sobre todo porque fue a uno de sus editores y amigo, Frank Abel Dopico.

Expediente del asesino (II) (fragmento)

El asesino que soy me está buscando

y el hombre que me mató viene por él detrás de su navaja.

Ambos, con la conciencia limpia, reconstruyen el crimen.

Si me regala un huevo de gorrión, será culpable;

               si perdona

hará un gesto de sed: las mismas cosas que la noche

             hace al hombre

cuando aún no sabemos quién habrá de morir,

             si otros puñales fecundan los pasos del suicida.

Lo mejor de todo es que conversando con el propio Veleta me decía que estos eran poemas viejos, que él tiene otros más nuevos. Y es cierto. En este cuaderno tiene poemas que datan del año 1983, y el resto son bien contemporáneos. Sin embargo, como me enseñaron en los talleres literarios, no hay tema viejo en la literatura. Uno y cada uno de ellos es tan actual como el poema que se escribirá mañana. Prueba de eso fue la publicación del poema Naoh, veinte años después, en su perfil de Facebook. Un poema de más de 30 años y varios de ellos antes de Facebook, y que obtenga más de 150 reacciones en un par de días.

El tonto de la chaqueta negra es un libro que no sé cómo no se ha agotado todavía. Si usted lo ve, cómprelo, léalo, no sea tonto. Escríbale a Veleta y dígale que yo se lo recomendé.

Si quieren saber quién es el tonto de la chaqueta negra, solo tienen que leer este cuaderno y lo sabrán desde el primer momento. Y no, no es el autor, no es Veleta. Aunque, quizás sí lo fue.

Esa es la magia de la poesía.



Algunas Poses en La Luz

Bien entendido Octavio Paz, queda dicho que escribir un poema es siempre un acto de reconstrucción de la historia

Siempre que hablo de un libro de poesía, debo aclarar que no soy poeta. No puedo escribir poesía porque la respeto demasiado para ensuciarla. Por eso respeto tanto a los poetas y doy gracias a Dios que existen para poder leerla y disfrutarla. Ese fue el caso del libro Poses, de Norge Luis Labrada.

Cuando uno se enfrenta a un libro de poesía, cualquiera que sea, sobre todo, cuando es un autor nuevo para él, es un reto. Uno comienza a leer y comienza a conocer a ese autor.

Poses es un libro hermoso. No solo por la excelente factura, ya célebre en los libros de Ediciones La Luz. Poses un libro publicado en Ediciones la Luz, el año 2019.

Lo primero que nos llama la atención en el libro es la cita de Oscar Wilde: Ser natural es la más difícil de las Poses. Esta es una frase que junto al verso: son fumadores de historias, resumen magníficamente el sentido del libro.

Poses en un libro de poemas en verso libre, que rejuega con la estructura de los poemas, ya por el sentido de lo estético, lo visual y performático en el poema, así como para indicarle al lector el ritmo con el que su autor quiere que sea leído el poema. De este modo, aunque seas un lector lento (como es mi caso) Norge ha sido capaz de llevarme a su ritmo y tempo en todo momento. Creo que esto es uno de los grandes logros del autor en su libro.

El libro está dividido en tres secciones muy bien identificadas y con una temática diferente en apariencia, pero con una corriente interna que los interconecta a la perfección. Estos, pueden ser la belleza en el dolor y espíritu que transmiten sus versos y la historia. Esta es una selección de poemas que nos da un vistazo a la historia.

Ya sea la historia del propio poeta… como dice Luis Yuseff: El poeta también forma parte del paisaje y siempre existe una participación inevitable, y muchas veces involuntaria, del sujeto-poeta en los destinos históricos de cada nación. Imposible esquivarlo.

Como dije al principio, este poemario me ha dejado conocer una etapa, un fragmento de la historia del poeta. Una época de mucho trabajo, donde se dislumbran las vicisitudes del escritor/hombre de familia/trabajador, los problemas que todos tenemos para balancear la vida diaria con la creación artística. Tanto es así que el poeta aparece repetidamente como personaje en su obra.

Dice Jorge García Prieto que los mejores poemas salen del dolor, del sufrimiento. Quizás por eso este poemario es tan bueno, tan sensitivo, empático. Es un libro que, a pesar de eso, es un libro hermoso en su interior. Hay belleza en las palabras, la historia y las Poses de este sujeto lírico/autor frente a la vida.

La segunda parte es la dedicada a los Monarcas. Pero no se dejen engañar por los títulos. Cada uno de los poemas habla sobre sus reinas, sus mujeres. Mujeres como Ana Bolena, las 6 esposas de Enrique VIII, Isabel I de Inglaterra y María de Escocia.

En esta parte del poemario el autor hace un alarde del conocimiento histórico de la época. No de ese que sale en todos los libros de historia y Wikipedia, sino de uno más profundo. Norge te abre una ventana y te deja observar los siglos 15 y 16, su olor, sus costumbres, su lodo, etc. También el amor, la traición y la esperanza del poeta, las poetas de esa época. No pocas similitudes podemos encontrar entre nuestra época y la de Monarcas. Por lo menos, en lo que vive el poeta y su forma de ver e interpretar el mundo. De descubrir cuáles son los verdaderos protagonistas de cada tiempo.

Cruceros

Es el regreso hacia la modernidad. Regreso a la época de la buena música. Son poemas llenos de intertextualidades y referencias a la cultura de nuestra generación. Poemas dedicados a Amy Winehouse, donde Amy es protagonista, Nina Simone, Madonna y sus grandes éxitos y donde me sorprendió gratamente ver un poema dedicado a una gran poeta María Liliana Celorrio.

Entre estas tres partes del libro, el poeta es el elemento común. Ver el mundo a través de los ojos de un poeta debe ser una experiencia increíble.

Yo siempre les he dicho a mis amigos poetas que ellos están locos. No puede ser que puedan estar bien de la cabeza para escribir lo que escriben. Y creo que el que está loco soy yo, que no puede ver las cosas tal y como ellos lo ven.

El poeta, y en este caso Norge con Poses, lo que hace es traducir esto que no veo, ponerlo en formas poéticas, con gran belleza de imágenes, estructuras interesantes y contarme la historia.

Sí, porque Poses, a pesar de ser un libro de poesía, en cada poema hay un cuento, una historia dentro de muchas otras historias. El libro nos muestra las diferentes Poses del autor ante cada situación vivida, descrita, posible o imposible. Es su forma natural de describir, exorcizar o como quieran decirles, ese sentimiento que tiene el poeta por dentro.

Crucero es la sección del libro que une a las dos anteriores. Al igual que sus predecesoras, juega con la intertextualidad y referencias a Personas y Personajes, pero también a libros conocidos. Libros entre los cuales descubrí (pienso yo que, como un pequeño homenaje) a Pasos en la Hierba, del Maestro Heras León, entre muchos más.

Estas son las Poses de Norge Luis Labrada, es su historia reflejada en la de muchos otros, son sus vivencias, su conocimiento concentrado en poemas/relatos. Es un libro que demuestra que la belleza puede radicar en cualquier elemento de nuestras vidas.

Poses es un libro hermoso. Espero que las disfruten tanto como lo hice yo.



Oro en el estado más puro de la poeta

Cuando hablamos de Anisley Miraz Lladosa, ¿qué nos viene a la mente? ¿La narradora? ¿Su literatura infantil? ¿La poeta? ¿O sencillamente la escritora? Yo me voy a ir por esta última, no solo porque es lo que es Anisley, sino porque tiene mucho  que ver con el libro en cuestión Rotten Gold (Oro Podrido, traducción literal). Ediciones Aldabón 2019. El libro se divide en tres secciones bien definidas en cuanto a temáticas. Sin embargo, hay un hilo conductor que se puede definir por dos frases:

1- Lo difícil es ser. Nadie lo duda.

2- El loco escribe desde su celda la putridez del oro de su especie.

Ya desde ese momento puedes notar que Anisley juega con un sujeto lírico escritor que aparecerá en varias ocasiones durante todo el libro. El escritor que nos habla de la épica, de la literatura, de la muerte, las crisis, miserias humanas y la locura, entre otros muchos temas afines. Anisley también juega con el lenguaje, la construcción de imágenes muy sugerentes, algunas veces crudas mientras que otras bastante románticas.

Sin embargo siempre son imágenes sinceras, con un lenguaje bien refinado y una gran síntesis de palabras, y gusto por el detalle y la palabra precisa. El libro tiene a la música, y en particular, al rock como hilo conductor o banda sonora durante todo el libro; mientras se habla de Axel Rose, Santiago Feliú, Sabina, Beatles, entre otros. En este hermoso y triste musical que Anisley nos presenta con Rotten Gold, (y que hasta cierto punto, por los tópicos tocados y la banda sonora de fondo, si tuviera que buscar una referencia, esta fuera Hair, por el uso de la música, la locura, la épica, una especie de estrés post traumático asociado a la muerte, por ejemplo), podrás hallar un gran número de intertextualidades y referencias a obras literarias, películas y personajes históricos, reales y ficticios, con los que incluso el sujeto lírico interactúa. Algunos de estos personajes se repiten (como el caso de Maddy, quien aparece tres ocasiones en el libro) conversan en el texto, presentándose y presentando a otros personajes y situaciones, en determinados momentos en el libro.

Además, presenta una cosmogonía muy rica y variada, donde “el poeta” nos habla de múltiples religiones y dioses, de cualquier parte del mundo y momentos históricos; lo que demuestra la amplitud y riqueza del universo presentado por la autora. Anisley ha creado con el orden de los textos, la temática y el uso de estos recursos una dramaturgia muy rica, equilibrada creando una narrativa, una historia rica en capas y más capas, entiéndase: niveles de lecturas que cada lector podrá descifrar y en dependencia de sus conocimientos, podrá llegar a capas más profundas o más superficiales. Al mismo tiempo, estos son poemas que cada vez que se lean, el autor descubrirá nuevas capas, elementos e interpretaciones distintas y complementarias.

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La búsqueda de la utopía llega a la razón

Anisley nos presenta diferentes visiones (quizás sea la misma) visión del escritor/sujeto lírico en su celda. Véase la celda de forma metafórica, sea ella su casa, su realidad, su trabajo, su vida, e incluso su muerte; como bien Anisley nos deja ver en este libro. El oro podrido en su esencia de pecador, de imperfecto ante la visión del humano, pero, oro al fin, de gran valor para el poeta, que puede encontrar lo hermoso y valioso de cualquier situación, incluso, del dolor. En especial, del dolor. Ese dolor que Anisley cual minera sabe excavar, llegar a la veta madre y extraer lo más valioso y traducirlo en palabras, en imágenes.

Esas experiencias que son lo que forman a la persona y la hace actuar, pensar y ser tal y como somos, como son las de este cuaderno… en las que quizás se inspiró para escribir este libro. Porque lo difícil es ser, y más, ser escritor, ser cronista de su época, de su momento. Difícil hablar de lo que hacemos y queremos hacer, de nuestras conjeturas, deseos, y sobre todo, de nuestras locuras. Porque, al final, para escribir hay que estar loco. ¿De qué otra cosa escribe este poeta si no es de este “oro” que es la vida del poeta, del escritor y del artista como somos cada uno de nosotros.



¿Qué nombre tiene tu casa? ¿Lo sabes?

Excelente sabor de boca me ha dejado terminar el libro escrito por Giselle Lucía y titulado ¿Qué nombre tiene tu casa? Este libro mereció el premio Pinos Nuevos 2018 y salió publicado por la Editorial Gente Nueva este año.

Uno de los mayores méritos que tiene ¿Qué nombre tiene tu casa? es que es un libro que te pone a pensar. Desde las primeras frases te engancha y ese niño interior que llevamos dentro se da cuenta que nuestra casa aún no tiene nombre. Entonces, mientras continuamos la lectura, vamos analizando cuál sería el nombre que le dará personalidad a nuestra casa.

Una gran ayuda para eso es la propia protagonista, Amanda, quien le da una clase de “sicología de casas” (profesión aún no inventada, pero que la habrá) a la señora que permutaba con ella en ese primer capítulo del libro. Amanda es una niña muy adelantada e inteligente gracias al gran nivel de lecturas que tiene (muchas de ellas prohibidas) y que cualquier adulto o niño se verá identificado con ella, su forma de pensar o actuar.

Cada capítulo del libro es una suerte de entrada de diario de la protagonista. En estas páginas narrará su día a día junto a su madre, desde el momento en que esta decide permutar de su casa en el campo para la ciudad. Desde la visión particular de Amanda comprenderemos la forma en que ve el mundo y las relaciones con sus amigos.

Este es un libro alegre, didáctico, interesante y entretenido. Sin embargo, no deja de ser un reflejo fiel del mundo en que vivimos. Por eso, Giselle Lucía también nos habla de la pérdida familiar, emigración de amistades, problemas de vivienda, económicos, de amor, sin hacer de esto el centro de la historia. Como todo en la vida, solo son matices que le dan color. En cada capítulo la autora da una lección de esperanza, alegría, amor y de muy buen humor. Hace mucho más énfasis en lo positivo de la vida de los personajes.

Cada capítulo va nombrado con aquello que más relevancia tuvo en el día de la protagonista y que a su vez funciona como gancho al lector. Desde el propio título de la obra, hasta algunos como Casa mutante, El país de los Híper, ¿Me quiere o no me quiere? Homo Futurus, Macrobrigadistas por el futuro, entre otros más, intrigan y obligan a seguir leyendo.

Esta elección de la autora me parece muy acertada ya que, si bien un adulto se lee el libro de un tirón, los niños podrán disfrutar de cada capítulo en orden, por separado, parar y continuarlo en otro momento, sin perder el interés.

No obstante, a mi entender, el mayor mérito de ¿Qué nombre tiene tu casa?, al igual que grandes clásicos como El principito o Corazón, es un libro con múltiples niveles de lectura y disfrutable tanto para los niños como para los padres.

Las mismas preocupaciones que tiene la protagonista y la forma de ver el mundo, con esa sabia ingenuidad, son idénticas a las de muchos adultos. De hecho, hasta podría proporcionarles algunas respuestas o mejores formas de afrontar estas dificultades.

Sin embargo, no por esto deja de ser un libro infantil por excelencia y la prueba está en los muchos niños que lo han leído desde la salida de imprenta. Desde la primera página, el lector vive una aventura y participa de las vivencias de la protagonista en su nueva casa, barrio y escuela.

Todas estas aventuras transcurren de casa en casa y los análisis de sus nombres y personalidades. Porque, según Giselle Lucía y Amanda, hay casas aburridas, con problemas de personalidad, mutantes, casas palomares o cajas de zapatos, entre muchas otras.

¿Qué nombre tiene tu casa? se lee con una sonrisa perenne. Es un libro hermoso desde el principio al final…; si es que tiene uno, ya que invita a leerlo una y otra vez y jugar a cambiar el orden de lectura descubriendo nuevas cosas cada vez.

Entonces, ¿quieres aprender cómo se llama tu casa?



La poesía, el circo y mis asombros

Como mismo guardo aquel grato y recuerdo más antiguo de “aquella tarde remota en que mi padre me llevó a conocer el circo”[i], conservo el de la lectura del libro, premio La Edad de Oro 2018 El circo de los asombros, de Giselle Lucía Navarro. Así como me asombró el Circo Nacional en mi infancia, también lo consiguió Giselle Lucía con un libro de poemas, hermoso, equilibrado y colmado de sentimientos, emociones y muchos asombros. Y lo mejor de todo: destinado al público infantil.

Para una persona que ama la poesía, el primer asombro fue ese: la poesía. El circo de los asombros es un cuaderno de poesía, donde en cada página encontrarás un fragmento de la historia de aquel extraordinario circo que nos muestra la autora.

Y como todo buen cuento, comienza por el principio: El aviso. Ese aviso que esperaba cada niño durante las vacaciones y lo mantenía ansioso hasta que llegara el circo al barrio. Con la llegada de este, venía la Promesa de la alegría, tal y como narra Giselle en sus versos.

Papá ha prometido

que el circo vendrá

y el cielo abrirá

con sabor a nido.

De ese modo continúa Giselle Lucía haciéndonos la historia de este maravilloso circo, desde el montaje de la carpa, la ambientación, escenografía y cada uno de sus miembros. Con lujos de detalles, alegría y el uso de un lenguaje tanto hermoso como sencillo (que no es lo mismo que simple), la autora es capaz de describir, en cada poema al equilibrista, el trapecista y al payaso. También retrata a los acróbatas, al mimo, los magos, bailarinas, al arriesgado tragasables y al “fuertudo”.

Entre verso y verso, Giselle hace alarde del dominio absoluto de la métrica y la estructura de la prosa poética, al mismo tiempo que del conocimiento circense. Esto le permite mezclar adivinanzas y trabalenguas en versos, hacer/responder preguntas y hacernos detener nuestra mirada en aquellos detalles del circo que quizás se nos pasan por alto y de los que la autora nos llama la atención; como el reloj, el monociclo del payaso, los títeres, los grillos del exterior de la carpa, los hechizos del mago, los globos y la propia risa.

El circo de los asombros no deja de hacerle honor su nombre ni al terminar de leer la última página. Fue impresionante descubrir una historia perfectamente narrada de principio a fin; conocer y empatizar con personajes y situaciones, del mismo modo que si fuera la narración en prosa de un cuento o novela.

Quizás lo más asombroso de este circo es el sabor en boca que deja al final. Leer las páginas de este maravilloso libro es un viaje a la niñez, es la máquina del tiempo por excelencia. Su lectura cumple con la promesa del papá y logras ver el cielo abrirse y sentir el sabor a nido, a algodón de azúcar y la música de la orquesta.

Este libro es una lectura ideal, didáctica, divertida, alegre y asombrosa para niños de todas las edades. Incluso para aquellos que no lo son, pero que aún lo llevan dentro. Y no solo por lo alegre de su lectura. También por la calidad literaria y artística de la escritura. Todas estas adivinanzas, trabalenguas y juegos, Giselle Lucía nos lo presenta disfrazadas (al igual que algunos de sus personajes) en cuartetas, cuartetos, pareados, décimas, ovillejos, verso libre, romance, prosa poética, sonetos y sonetillos.

El circo de los asombros es una clase magistral de poesía, tanto moderna y postmoderna, como contemporánea y clásica. Pero, por encima de todo: de buena poesía. Además, la autora lleva una narrativa muy bien hilada y diseñada, verso a verso.

Quizás, lo mejor y más asombroso de El circo de los asombros, es que resulta prácticamente imposible de leerlo solo una vez, y cada nueva lectura es como si fuera un libro nuevo. Tal y como sucede en cada ocasión que vamos al circo: siempre igual de asombroso y diferente al mismo tiempo.

Vengan al circo, que ya llegó.

 

 

Nota:

[i] Parafraseando el inicio de 100 años de soledad, de Gabriel García Márquez.



Una idea para salvar el Libro cubano y de paso, nuestra economía

You may say i’m a dreamer,

but i’m not the only one

I hope someday, you’ll join us

And the world will be as one

Imagine, John Lennon

Hace tiempo que tenía en mente escribir este artículo. Soy graduado de contabilidad y finanzas. También del Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Por lo tanto, muchos me han preguntado si soy un contador-escritor o un escritor-contador. Bueno, soy las dos cosas. Sobre todo hoy, cuando me pongo a escribir “un poco”, escarbar “un poco” en lo conocido, pensar y hacer pensar “un poco”, y, quizás, ¿por qué no? molestar “solo un poco”, sobre el verdadero Valor del Libro en Cuba.

¿Por qué me centro en el término Valor y no en el de utilidad o ganancia?

Para explicar eso, necesitamos aclarar algunos conceptos básicos, sin entrar mucho en temas densos.

Cuando uno estudia cualquier carrera en Cuba, nos dan economía política. Por lo tanto, hay pocos cubanos que no conozca a Karl Marx y a Adam Smith. Son dos de los principales filósofos de la historia. Justo en los trabajos de estos señores, es que, “supuestamente” se basa nuestra economía y nuestra economía “política” (dos cosas que no deberían ir mucho de la mano, o tratarse mejor, pero bueno… eso es otro tema) y es por eso que utilizo sus palabras. Estos señores definieron bien claro lo que es el Valor y el Trabajo.

Adam Smith nos decía que el Trabajo era la medida exacta para cuantificar el Valor. O sea, el Trabajo es una variable permanente en todo Valor. Por lo tanto, todo bien producido (un Libro, por ejemplo) contiene trabajo. Y el trabajo no es otra cosa que la fuerza de trabajo de todo aquel que haya interactuado en el proceso de producción de este bien.

Marx no niega a Smith, y dice que el Trabajo no es Valor por naturaleza, sino que es lo que produce valor exclusivamente por la organización social en la cual es empleado. Con esto se refiere a que el Valor de las mercancías se mide por el tiempo de Trabajo empleado en producirlas.

El Valor es algo bastante abstracto, incluso, hasta subjetivo. Sobre todo, si lo vemos desde el punto de vista de la ética. Según la ética, el Valor es una propiedad de todos los objetos: físicos o no. De ahí que separe al valor como Valor absoluto y relativo. En esta línea de la ética, el valor relativo depende de puntos de vistas individuales. Y el absoluto, es independiente de todo punto de vista. Sin importar si es individual o colectivo.

Dejando claro estos conceptos, ya pueden ir haciéndose una idea de por dónde va dirigido este trabajo. ¿Por qué los Libros cuestan tan poco aquí? ¿A qué se debe el precio de los Libros en Cuba? ¿Se le está dando el Valor real a los Libros, editores, correctores, maquetadores, diseñadores y los escritores que los producen en Cuba?

No se puede desligar al Libro de los escritores. Si al Libro no se le da Valor, tampoco al trabajo que realiza el Escritor. Sin embargo, vayamos respondiendo por parte.

¿Por qué los Libros en Cuba cuestan tan poco?

¿Qué factores intervienen en el costo de producir un Libro? Tengan en cuenta que el costo es el valor monetario del consumo de factores que intervienen en la producción de un bien, servicio o actividad. O sea, todo lo que se gasta en producirlo de forma directa o indirecta. Algo similar dicen Marx y Smith.

 

 

Costo de Editorial

Costo de Poligráfico

Costo Final

 
 

CONSUMO MATERIAL

$ 98,00

$ 146,00

$ 244,00

 
 

SALARIOS

$ 365,00

$ 400,00

$ 765,00

 
 

SEGURIDAD SOCIAL

$ 51,10

$ 56,00

$ 107,10

 
 

DER. DE AUTOR LITERARIO

$ 3.000,00

$ 0,00

$ 3.000,00

 
 

OTROS DERECHOS DE AUTOR

$ 250,00

$ 0,00

$ 250,00

 
 

GASTOS INDIRECTOS

$ 70,00

$ 50,00

$ 120,00

 

COSTO TOTAL DE IMPRESIÓN

$ 3.834,10

$ 652,00

$ 4.486,10

 
 

 

 

 

 

 

 
 

Costo en CUP por cada Libro publicado

 

 

 
 

COSTO TOTAL

$ 4.486,00

     
 

COSTO UNITARIO EDITORIAL

$ 7,66

 

 

 

 

COSTO UNITARIO POLIGRÁFICO

$ 1,30

Precio de venta

$ 10,00

 

 

COSTO UNITARIO TOTAL

$ 8,96

Utilidad

$ 1,04

 

               

Veamos un ejemplo de la vida real. Estos datos son actuales, ahora en el Plan del 2021. Para producir una tirada de 500 Libros de 75 páginas, en una editorial X del Sistema de Editoriales Territoriales (SET)[1], intervienen en el costo (en CUP):

 

 

Según la contabilidad, producir un Libro con estas características, cuesta 8.96 pesos. ¿Les parece poco? Pues sí, lo es. Sobre todo, si tenemos en cuenta todo lo que hemos hablado hasta ahora y lo que dijeron Marx y Smith.

Analicémoslo solo un poco.

Podemos comenzar con el consumo material. Según ese dato, para imprimir un Libro se consume 0.49 pesos por cada Libro en este concepto. No hay que ser adivino ni un genio de la economía para darse cuenta que el papel de las 75 páginas, la tinta, la goma, hilo o presillas, cuesta más de 0.49 pesos cubanos.

Salarios. Como mínimo, en la confección de un Libro intervienen: el encuadernador, impresor, presillado y corte, editor, corrector, maquetador, diseñador e ilustrador. ¿Entre todas estas personas solo cobran 765.00 pesos cubanos en total? Mejor no traten de responder.

Gastos indirectos. Para el que no lo sepa, los gastos indirectos son aquellos que influyen en la producción del bien, pero no de forma directa. Esto puede ser el consumo de electricidad, agua, gas, teléfono, transporte, impuestos, promoción, servicios contratados a terceros, etc. Según esta ficha de costo, por cada Libro se gasta 0.25 pesos cubanos entre todos estos gastos indirectos.

Derechos de Autor. Es una realidad que casi todos los derechos de Autor del Sistema de Editoriales Territoriales son de 3000.00 pesos cubanos. No es algo fijo, los hay menores y mayores. Hay rumores que, con el reordenamiento, este monto subirá. Por ahora, rumores, así que no lo tengo en cuenta. No obstante, seguirán siendo montos absolutos por cada escala de Valor, también absoluto. Pero de este tema ampliaré más adelante cuando hable del Valor.

Como pudieron ver, el precio de venta de este Libro es de 10.00 pesos cubanos, por lo que la editorial obtendrá una “utilidad” o ganancia de 1.04 pesos cubanos por cada Libro vendido. O sea, un 11.6% por encima del costo de producción del Libro.

Ustedes se preguntarán, entonces ¿por qué las editoriales tienen pérdidas? ¿Por qué no tienen dinero para pagar el papel, distribución, derechos de Autor, promoción y demás elementos por todos conocidos en el país?

La respuesta no es tan sencilla. Por un lado, está el tema Bloqueo. Es una realidad que afecta no solo a las editoriales, sino a todo el País. Más ahora durante la pandemia. Sin embargo, no es solo eso. Porque el Bloqueo justificaría la falta de materiales, no la de dinero o liquidez de las editoriales, al menos, no completamente. Sobre todo, editoriales con un margen de ganancias superior al 10%. Ah, este aspecto se explica más fácil.

Como pueden observar, se violan principios básicos de la contabilidad.

Por lo tanto, cuando veas un Libro con estos valores ínfimos, es que no se tuvieron en cuenta, a la hora de generar el precio del Libro, todos los gastos incurridos desde la elaboración del Libro hasta que este se pone en tus manos, o el de la librería. Tampoco el Valor y el Trabajo del Autor. Eso, parece ser lo de menor importancia para la editorial.

Un ejemplo sencillo y corto, para ilustrarlo, puede ser el de un puesto de limonadas. Imagínese usted que compra limones por 20.00 pesos, azúcar por 10.00, el agua 1.00, para un total de 31.00 pesos. Eso le daría 10 vasos de limonada. Para que le de ganancia, usted debe venderla por encima de 3.1 pesos por vaso. Sin embargo, decide vender el vaso a 1.50 pesos, ya que solo tomas como costo, el valor del agua. De esa manera es imposible que pueda reunir nuevamente los 31.00 pesos invertidos. Eso mismo pasa con esta ficha de costo del SET.

Entonces, nos crea una contradicción. El Estado no quiere que las editoriales tengan pérdida, pero de este modo nunca tendrán ganancias. Al menos, no reales. Con esto me refiero a que en la contabilidad tendrá una ganancia en ventas, con respecto al costo. Sin embargo, en el resultado final, tendrán pérdidas, ya que el resto de los gastos es mayor al de las utilidades.

Sí, ya sé, me van a preguntar de dónde sale el dinero de las editoriales para recuperar esas pérdidas. Pues, del Estado. El gobierno de Cuba subsidia todos estos gastos con su presupuesto, a través del Instituto Cubano del Libro y otras organizaciones. Ya que el Libro es uno de los mejores y grandes programas de la Revolución (aplausos a esto, señores, aplausos de verdad). Gracias a este programa hemos podido acceder a obras maestras universales y a Ferias del Libro repletas de títulos. En realidad, es algo digno de admiración y de todo reconocimiento. Fue una idea magnífica y que ha sido la base de todo lo que somos hoy en día. Pero esos fueron otros tiempos: mucho ha cambiado en el mundo y hemos permanecido inmóviles. Este objetivo se cumplió y nuestro pueblo llegó a ser uno de los más cultos de la región. Ahora, es momento de salvar al Libro, sus Autores y de paso, ayudar un poco al País.

En los momentos actuales, ese programa no es una variable beneficiosa para el Estado. De hecho, hace años dejó de serlo. Los Escritores hemos vivido este mal durante años, cada vez que se nos impide publicar en estas editoriales debido al atraso en el plan editorial, debido a la “falta de papel”, disminución del número de títulos a publicar o de dinero para pagar. En la actualidad, en el año 2021, aún no se han impreso Libros del plan del 2019, aprobado en el 2018 (quizás algunos del 2017). Y los que se han impreso, la mayoría de ellos no se han contado con una tirada de todos los ejemplares contratados (otra violación contable, de hecho) Se podrán hacer una idea.

Créanme que estamos bien con solo 3 años de atraso, chupando del presupuesto estatal. Hay elementos que el Estado debe atender y atiende con mayor prioridad, factores más vitales literalmente que seguir amamantando al Libro. Sobre todo, cuando el Libro tiene los elementos suficientes para mantenerse solo.

¿Cuál es la solución?

La solución para esto es sencilla:

  • Eliminar el paternalismo existente.
  • Realizar una ficha de costo real, y poner un precio rentable al Libro.
  • Darle Valor Real al Libro y al escritor.
  • Lanzar al Libro al mercado nacional e internacional.

Bueno, quizás parezca sencilla, pero en realidad no lo es.

Y ahora dirán: “Ah, genio, ¿estás seguro de todo esto? ¿Cómo es posible que los económicos de nuestro gobierno no lo sepan? ¿Por qué no lo hacen si es tan simple?

Estoy seguro que los económicos de las editoriales lo deben saber (y si no lo saben, despídanlos). El por qué no lo hacen, es algo que se debe preguntar a personas de “arriba” con ese conocimiento. Lo desconozco.

Solo sé que, al realizar una ficha de costo real del Libro, y pedir un margen de ganancia del 10% o superior, será suficiente para rescatar al Libro y ayudar a recuperar un poco a la economía del país al Valorizar a nuestro Libro y lanzarlo al mercado.

Lanzar el Libro cubano al mercado: El Libro comercial, un tema Tabú.

Hoy en día, más que nunca, nuestro País necesita importar divisas. Al lanzar el Libro al mercado, el estado se quitaría un peso de encima, y de paso, ayudaría a mejorar un poco la economía.

No es un secreto para nadie que la Literatura Cubana es demandada en cualquier parte del mundo. Muestra de eso es el enorme número de Autores cubanos que publican, casi a diario en el extranjero. Autores que publican, en ocasiones solo por ver el resultado de su Trabajo. Autores que, quizás, nunca han publicado en Cuba, y desean hacerlo.

En Cuba se vive la falsa creencia que todo lo que se publique debe ser alta Literatura, y sabemos que no es así. No sé hasta qué punto se sufre del mal del traje invisible del emperador en los altos directivos. No es, ni debe ser así. Si se quiere salvar el Libro cubano y de paso la economía: hay que vender.

Hay que vender el Libro. Las editoriales cubanas deben tener la posibilidad e intención de publicar Libros que se vendan, que sean atractivos, comerciales. Con esto no me refiero a dejar de hacer literatura buena. Nada más alejado de lo que pienso. Lo comercial no se desliga de la calidad. A lo que me refiero es a que las editoriales publiquen títulos que les generen ingresos al mismo tiempo que publiquen títulos que le generen prestigio, aunque no tantos ingresos. Por ejemplo, publicar a Lezama Lima generaría prestigio para cualquier editorial, mientras que las novelas de Corín Tellado garantizarían las ventas. Quizás puse ejemplos muy extremos, pero creo que se pueden hacer una idea.

Tengan en cuenta que, mientras que las editoriales locales no exijan su lugar en el mercado nacional e internacional, otras ocuparán ese grandísimo espacio desaprovechado por ellas.

¿Qué pasa en este caso? Que otras pequeñas editoriales, que no realizan ni la mitad del trabajo que las editoriales cubanas (a veces, ningún trabajo en absoluto), se llenan los bolsillos, viajan por cada Feria Internacional del Libro existente y ganan reconocimientos gracias a Libros de autores cubanos; los cuales, por tal de que su Obra sea leída, publican con ellos. Aún a sabiendas que será casi seguro que no ven un solo centavo de ganancia.

¿Qué le impide al país publicar como hacen estas editoriales y publicar al Autor cubano en el extranjero? Nada. Bueno, quizás la Política. Es a eso a lo que me refería cuando dije que la economía y la política no deben ligarse siempre. Cuando la política se inmiscuye en el Arte de esta manera, lo contamina, y no lo deja crecer. La política puede podrir al Arte desde adentro.

Pero sigamos con el tema. Muchas de estas editoriales no gastan un centavo en nuestros Autores. El costo por publicar a un Autor, en ocasiones es de $0.00 dólares o euros, ya que las impresiones son a demanda, la edición por el propio autor y el costo de imprimirlo corre por las bibliotecas que solicitan los Libros y Amazon, que son los que tienen contrato con las empresas que se encargan de las impresiones. Costos que sí están incluidos en el precio del Libro. Digo en ocasiones no gastan un centavo, porque aquellos que deciden invertir en promoción (alrededor de $1.00 Dólar diario en Amazon) recuperan con creces tales inversiones. Otras, puede que inviertan en maquetación y edición. Por esta razón es que muchos autores no ven nunca sus ganancias. Hasta que esta editorial recupere el dinero invertido, no comienza a pagar utilidades.

La promoción es un tema que aquí es casi inexistente e ineficaz, ya que no se realiza con la idea de vender, que, a fin de cuentas, es la idea central de la promoción. Un gasto de salario malgastado. Pero este es tema para otro día, el cual detallaré en otro artículo dedicado a este tema en específico.

Nuestro País, si se lo propone, podría lanzar el Libro cubano al mercado internacional y obtener ganancias. Es un modo en que ganamos todos: los Autores/Libro y el País, ya que ingresaría esos dólares tan necesarios para todos. Las editoriales cubanas podrían realizar contratos con poligráficos en el extranjero, como mismo hace Amazon y las demás tiendas virtuales, de esta forma evitaría el tema de la escasez de papel. Por supuesto, en el caso del Libro físico y no las ventas del e-book, las que son mucho más económicas y ecológicas.

Se le tiene que perder el miedo al comercio, a comerciar, a que el Escritor (véase también el cubano) gane dinero con su Trabajo. Viva de su Trabajo. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la editorial y el país también ganarán dinero. Hasta que no se deje ver al Autor y al Editor como potenciales delincuentes o enemigos, y nos vean solo como los Artistas que somos, el Libro no tendrá salvación. Sé que puede preocupar el contenido de lo que se podría publicar. No nos engañemos. En estos momentos, temerle a eso es casi absurdo. Hay miles de vías más baratas de publicar ese tipo de contenido. Ninguna editorial perderá el tiempo y dinero en esos temas. Actualmente no se hace, ¿por qué se hacerlo en el futuro? 

Y en este punto podemos referirnos a la nueva lista de “actividades prohibidas” que salieron legisladas recientemente. En ellas se prohibió la creación de una editorial privada, crear libros digitales independientes y ejercer el trabajo de Editor.

Todas, son “actividades”, Trabajos que generan Valor e ingresos para el trabajador y el País. Actividades que el País muchas veces no ejerce, o no de manera eficiente y son necesarias. Por ejemplo, si un escritor desea editar su novela, ninguna editorial le hará ese trabajo. No lo tienen permitido. Vale aclarar que esto sería en el caso de solo brindar el servicio editar su obra, sin la obligación de publicarla.  Entonces, ¿quién se lo puede hacer? Nadie. Eso es algo que, a la corta o a la larga, redunda en la calidad de la Obra. Obra que, quizás, podría convertirse en una pieza clave de la Literatura universal. Estas pequeñas Editoriales privadas o de cualquier otro tipo de gestión, también ayudarían a fomentar el Valor cultural del Libro.

Hay que perderle el miedo a la palabra comercio, a que el Autor y Editor ganen dinero por su Trabajo. Eso debe dejar de ser un tema Tabú y convertirse en un objetivo a alcanzar. Hay que darle a cada Escritor y a cada Obra el Valor que merece.

Por supuesto, para eso, primero, debe dejar el paternalismo que venimos arrastrando desde 1959. No todos los Autores somos iguales. No todos los Libros son iguales. En el mercado del Libro, siempre se debe hacer un estudio previo y a cada Libro/Autor se le debe asignar un Valor, y por lo tanto, un precio justo y un momento determinado.

Yo no puedo cobrar el mismo derecho de Autor que Leonardo Padura, para solo poner un ejemplo de alguien bien conocido. Y mejor no piensen en él, tampoco puedo cobrar el mismo derecho de Autor que Raúl Aguiar, o Sergio Cevedo o Yoss. Vaya, ni siquiera que un contemporáneo mío como Daniel Burguet. No, señores. No porque mis textos sean malos ni nada, es que el mercado valorará más sus Libros que los míos, debido a que son más conocidos y han recibido muchos más premios que yo y me adelantan en número de Libros publicados.

En estos momentos, si cualquiera de ellos (en este caso, creo que podríamos eliminar a Padura de este ejemplo) fuera a publicar un Libro en la editorial cubana que puse de ejemplo, cobraríamos el mismo monto por derecho de Autor: 3000.00 pesos cubanos. Quizás un poco más, para no ser absolutos. Como si todos fuéramos iguales, cosa que no somos. Otras editoriales cubanas como Unión y Letras Cubanas, tienen “mayor jerarquía” y pagan derechos de autor de mayor cuantía.

En este momento, el Valor del Libro y del Autor es un Valor absoluto, y eso, a mi entender, es un error garrafal que venimos sufriéndolo desde hace años. Es hora de corregir ese error. Supuestamente, estas escalas de derechos de autor igualitario, es para “proteger al Autor”. Todos sabemos que eso no es cierto. De esta forma no se les está dando su Valor, ni se les protege. Todo lo contrario, se les iguala en un falso y fallido intento de evitar clases, sociales o literarias, que existieron, existen y existirán siempre. Es algo inevitable que suceda, y no es algo negativo. En absoluto. No todos tenemos el mismo Valor literario. Eso hay que trabajarlo, cultivarlo cada día y ganárselo.

Hasta que mi Libro demuestre ser un éxito de ventas, una editorial responsable no puede pagarme un elevado derecho de Autor, como se le debe pagar a aquellos que han demostrado su Valor comercial y artístico. Creo que todos estamos de acuerdo en que, no importa el monto que le pagues a un bestseller, siempre lo recuperarás.

Publicarme, invertir en mí o en cualquier Autor nobel, siempre representará un riesgo para cualquier editorial. Por eso debe haber un grupo de editores que “valorarán” mi propuesta y dirán cuánto será lo que pueden arriesgar por mi obra. Claro, este comité de “expertos” (como se llama) debe ser una parte interesada en vender, generar ingresos para ellos, el Autor y la editorial. O sea, no deben ser paternalistas, como lo son muchos ahora.

Esto se relaciona al ejemplo de Corín Tellado y Lezama. Si ese ejemplo no les funciona, piensen en lo siguiente. En el colchón editorial de Santiago de Cuba (no los concursos), no publican libros de ficción desde hace mucho. Es una ley no escrita y conocida. Solo libros de historia, política y los premios del concurso Juegos Florales de Poesía. Puedes enviar una obra maestra, que será desdeñada por completo. Y no es la única editorial así. Cada una tiene sus leyes no escritas y métodos de selección ajenos a la Calidad y Valor de la Obra.

Allí en Santiago la poesía se salvó por muy poco, ya que una de las “brillantes estrategias” (léase con sarcarsmo) de nuestro sistema editorial, para salvar el Libro, fue reducir hasta casi eliminar la publicación de libros de Poesía. De hecho, de varios concursos fue eliminada esa categoría tan importante.

Otro aspecto que atrasa y en el que no se ve la objetividad del “comité de experto” en relación con el Valor del Libro y el Autor para la editorial, es la territorialidad. Eso se nota cuando un Libro de un Escritor de una provincia diferente a la de la editorial, es eliminado del plan, solo por no pertenecer a la misma provincia, ya que: hay que priorizar a los escritores del territorio, independientemente del Valor o Calidad de este. Cuántas cosas que deben ser cambiadas.

Los comités de expertos, o como quieran ponerles de ahora en adelante, deben ser eso: expertos. Deben velar por el bien de la editorial y elegir aquellas Obras que mayor posibilidad tengan de comercializarse y de proporcionarle Valor e ingresos a la Editorial.

Claro, ese Valor siempre será relativo y puede cambiar. ¿Quién lo cambia? Los lectores que consuman nuestra Obra. Si nos volvemos un éxito, el Valor aumentará y nuestra obra será re-editada o re-contratada con un mayor número de ejemplares, mayor promoción y difusión. Eso, si no se unen al método que se utiliza en gran parte del mundo que consiste en la publicación “a demanda” (on demand). Es una estrategia de win-win para todos. Si algún título seleccionado no rinde los frutos esperados, pues a seguir mejorando en la selección e intentarlo nuevamente. Así, a mi entender, es una forma en que debe funcionar el sistema del Libro. Al menos, así funciona algunas de las grandes editoriales del mundo. Esas que manejan millones de dólares en ventas. Quizás nos funcione para Cuba, quizás no. Quizás existan alternativas mejores. Es algo que probar. Lo seguro es que, del modo en que está ahora: no funciona.

Por otro lado, está el pago del por ciento de ventas. Aquí en Cuba eso no existe, y es algo que estimula al mercado. Cuando el agente, editor, director editorial y el Autor ganen en dependencia del número de ventas del Libro, todos se esforzarán, no solo en que el Libro se venda muchísimo, sino que se publiquen títulos de calidad literaria, contenido comercial y Libros de gran calidad estética. Simple marketing y sentido común.

Gracias al paternalismo actual, ni al editor ni al director editorial, ni a la editorial, incluso, en ocasiones, ni al Autor les importa el número de ventas de su Libro, ya que no van a ganar un centavo de esas ventas. En el caso del Autor, es por un concepto de resignación al no poder hacer nada al respecto. No hay un Autor que tenga la mínima posibilidad de tener un control sobre el número de ventas de su Libro. Muchas veces ni siquiera se entera si su Obra está publicada o no, en venta o no. Por esa razón, fuera del autor, ni se preocupan más de lo debido en la calidad del libro o si se lanzó toda la tirada contratada. Muchas veces ni siquiera es un tema que esté en sus manos. A nadie le duele, por lo tanto, nadie se preocupa.

Esa es una forma de negligencia y falta de respeto total, no solo por el trabajo del Escritor, sino también hacia el Libro en sí, hacia el escritor, hacia los que Trabajaron en el Libro, hacia el País y hacia el Arte.

Mayor número de ventas, garantiza mayor solvencia económica para todos (los implicados en ese Libro), mayor entrada de divisas al País, mayor visualidad del Arte Cubano, mayor desarrollo de nuestro sistema editorial y social. Sobre todo, estaríamos otorgándole el Valor que merece cada Libro y cada Autor en su momento histórico. Valoraríamos así, el Trabajo ejercido en esa Obra.

Con esto me refiero a que, puede hoy día la Obra de algún Escritor no tenga el mismo Valor que la Obra de Padura, pero ¿quién niega que la pueda tener en el futuro? Quizás, hasta más Valor. Por lo tanto, en ese momento, no se le podrá pagar como se le paga hoy.

Salvemos al Libro.

A diario escuchamos frases como “pensar como país” “salvar nuestra cultura”, etc. Nada de eso podremos hacerlo hasta que dejemos de engañarnos a nosotros mismos, hasta que exijamos el Valor que nosotros y nuestra Obra merece, hasta que nos lo otorguen en conjunto con el respeto que nuestro Trabajo merece. No lo lograremos con paternalismos y pasando la mano y publicando Libros “políticamente correctos” y a autores con mayor currículum político que artístico. Libros que se pudren en los estantes de las librerías porque a nadie les interesa. No lo lograremos hasta que desterremos esa mala economía Política de la Cultura. Hasta que nuestros Autores compitan en el mercado internacional. Hasta que se aprenda a comerciar y a promocionar como es debido. No se logrará hasta que las editoriales puedan comportarse como tales y tengan la Libertad de elección, la Libertad económica para apostar por los Libros y Autores que las van a lanzar al éxito.

Si se logra todo esto, los cubanos dejarán de ir a buscar en el extranjero lo que pueden y quieren conseguir en su País. El éxodo de obras literarias cubanas, que se vive cada día, retornará a nuestra Isla cargada de divisas y éxitos y prestigio tanto para los Autores como para nuestro País. Ganará la Cultura, ganará el Arte, y cada cual luchará por ganarse ese Valor que tanto añoramos hoy en día.

Sé que todo esto puede tocar temas importantes de forma superficial. Aunque parezca que trato al Libro como un producto mercantil, nunca he negado su Valor cultural. Su utilidad como herramienta de Cultura. Esto es primordial, no solo para Cuba, también para el mundo. El Libro es fruto de la Cultura. Es un ente multidimensional que abarca nuestra identidad, preocupaciones, sueños, etc. Limitar su Valor a un objeto netamente comercial, sería no entender lo que es la Cultura. Sería negar el verdadero Valor del Libro. Como dice un amigo: “Cada palabra fue parida por sus autores. Merece respeto y trato diferenciado de una obra manufacturada, un objeto de uso cotidiano”. Y tiene razón.

Ese respeto hay que recuperarlo. Hay que darle ese Valor, y creo que ese Valor cultural podemos recuperarlo cuando los Autores ganen también. Cuando se les respete y Valore de forma individual por su Obra y Trabajo. Desgraciadamente, vivimos en un mundo regido por el Mercado. Sería absurdo tratar de vivir desligados del resto del mundo.

 Sé que puedo sonar ingenuo (y quizás lo sea). Talvez sea como dice John Lennon “un soñador”, pero nunca dejaré de ser Martiano y esperar al mejoramiento humano. Esperar que las palabras de Fidel, cuando dijo que “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”, se hagan realidad. Lo que pido que se arregle no es algo imposible de realizar. Difícil, sí, muy difícil. Pero no imposible. Todos esto lo digo por amor a mi Patria, por amor a Cuba, y por el bien mío y del Arte Cubano. Así que tíldenme de soñador, no importa. Es mejor eso, que quedarme con los brazos cruzados y no hacer o decir nada.

[1] Estas cifras pueden que varíen un poco de editorial en editorial, pero no es algo significativo.



¿Quieres ser escritor?: Escribe

Entrevista a Náthaly Hernández Chávez

Por experiencia propia, puedo decir que El Taller de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción “Espacio Abierto” o EA, como lo conocen muchos, es una gran familia que abarca toda Cuba. Esa fue la principal razón que me llevó conocer a la joven escritora matancera Náthaly Hernández Chávez, a quien conocí por uno de sus seudónimos: Náthaly Vega. Podría comenzar a enumerar sus premios y títulos, pero creo que nada de eso es más importante que el público conozca su obra, tanto la literaria como la personal.

Náthaly, se dice que lo que el escritor lee, sus conocimientos y sus vivencias influyen en su obra. Tú eres Licenciada en Periodismo de profesión, te desempeñas como profesora en la Universidad de Matanzas y al mismo tiempo como promotora en Ediciones Aldabón. ¿Han influenciado tu profesión y el trabajo de promoción en tu obra?

A mi profesión de periodista le debo el que me acostumbrara a escribir regular, disciplinadamente y para otros. Comenzar la carrera de periodismo y unirme a mi primer taller literario provocó que tuviese acceso a literatura especializada y pudiera ampliar mis horizontes intelectuales. Me aportó, además, una seguridad para escribir que no logré antes; cuando ser escritora no era más que un sueño de la infancia, en apariencia imposible. De mi quehacer literario devuelvo al periodismo por las vías de la enseñanza: de las asignaturas que imparto en la Universidad de Matanzas, mi favorita es Técnica y estilística narrativa. Incontables técnicas de la ficción me han ayudado a la ahora de enseñar osugerir distintas maneras de pensar y escribir el periodismo.

La promoción me ha servido para sensibilizarme más con los procesos de producción y venta de un libro. La mayoría de los autores se mantienen ajenos de tales procesos y le pierden la pista a su libro una vez publicado. Yo he tenido suerte de poder interactuar con las personas que los editan, encuadernan, presentan y los venden. Tal experiencia me hace agradecerles y apreciarlos. Son pequeños héroes anónimos que hacen posible que el libro llegue a manos del público. Ser promotora me ha ayudado a acercarme más a otros autores de mi generación, compartir con ellos la experiencia de publicación de sus primeros libros, sentirme feliz de sus éxitos como si fuesen míos. Es un trabajo para quienes aman la literatura.

Eres miembro de los talleres de literatura Cintio Vitier, Grafómanos y Espacio Abierto. Cuéntanos un poco de qué representan o han representado estos talleres en tu crecimiento como persona y escritora.

Los talleres han sido vitales para convertirme en escritora. Sin ellos no hubiese llegado tan lejos. A diferencia de muchos que escriben durante años hasta dar con un tutor literario o un taller que los ayude a pulirse, yo no había escrito más que poemas aislados antes de entrar a mi primer taller. Nunca había plasmado las ideas que tenía, apenas si podía empezar a darles forma. En el Cintio Vitier me volví poeta de verdad. Los Grafómanos fueron la continuación de un proceso donde, junto con otros jóvenes veteranos del taller, pasamos a hacernos responsables de nuestra escritura en un doble papel de aprendices y de consejeros para los novísimos que se unieron. Ser miembro del Taller Espacio Abierto es también una de las mejores cosas que me ha pasado como autora, me permitió encaminarme en la CF y F., lograr seguridad para escribir cuentos largos y crecer mucho. Les estoy muy agradecida a los tres talleres y a sus coordinadores, por lo mucho que me han ayudado y ayudan a crecer.

En una visita que hice a Matanzas (cuando nos conocimos en persona) pude ir a la sede de Grafómanos en Aldabón y me encantó lo que hicieron con el local. Háblanos de los proyectos que tienen planificado ustedes los escritores para ese espacio. Tengo entendido que fueron ustedes los impulsores de ese espacio.

El principal impulsor de este espacio fue y es su actual coordinador, Daniel Cruz Bermúdez; él se hizo cargo de la editorial hace años cuando estaba cerca de ser desintegrada. Se iba a refundar una nueva cuando las condiciones fueran más propicias. Daniel asumió ese barco casi naufragado y trabajó de forma incansable, gestionando medios con la AHS de Matanzas y reconstruyendo el local que esta proporcionó, contratando buenos editores y diseñadores, fundando el Premio Aldabón, haciendo énfasis en la promoción y la venta. Hoy este espacio es una editorial con librería, taller gráfico y sala de conferencias, sede oficial de Los Grafómanos y lugar de referencia para todos los jóvenes y no tan jóvenes de Matanzas. En un futuro esperamos tener también un café literario. El espacio es reducido, pero se aprovecha al máximo. A los miembros del Taller nos ha servido mucho la sede de Aldabón. Cerró la época en que éramos gitanos y deambulábamos en busca de un lugar para tallerear nuestros textos con tranquilidad. La editorial se convirtió además en nuestro principal apoyo, dispuesta a publicar el primer libro de los miembros del taller si este libro tiene la calidad suficiente. Ese es el mayor voto de confianza a Los Grafómanos: la mayoría de mi generación cercana ha publicado o publicará en algún momento su primer libro en Aldabón, confiada en la calidad del producto final y en que se harán todos los esfuerzos por promocionarlo.

Has ganado varios concursos en poesía, ensayo y cuento tanto de realismo como de ciencia ficción. O sea, escribes todos esos géneros… que sepamos. ¿Has incursionado en otros géneros literarios, como el teatro, la novela o la literatura infantil, por ejemplo?

No, no he incursionado en ellos. Me interesaría en un futuro acercarme a la literatura infantil, pero quiero hacerlo como lo hice con la CF y F, buscar algún taller especializado o alguien que me guíe en ese aspecto. El infantil tiene sus formas, códigos, temas y características individuales que me parece necesario conocer o al menos familiarizarme antes de intentarlo.

¿Qué géneros literarios prefieres leer y cuáles o cuál escribir? ¿Cuál género o tema nunca escribirías?

En cuanto a géneros literarios soy bastante abierta. Leo casi todo excepto literatura rosa-erótica y terror, que son los que jamás escribiría. Tampoco me veo escribiendo realismo sucio, aunque sí lo leo ocasionalmente. Disfruto escribir tanto el cuento como la poesía. No sé si algún día lograré escribir una novela. Mi lejanía y falta de formación con el teatro hace muy improbable que alguna vez lo escriba; en cuanto a la crítica y el ensayo los respeto demasiado para ejercerlos más que de forma especial, solo cuando estoy muy segura del tema: son géneros que llevan un conocimiento y una formación profundos.

Constantemente leo poesía. Es como la música, si paso par de días sin leer un poema o escuchar música me siento extraña. En el pasado fui de leer muchas novelas, pero actualmente y debido a la falta de tiempo me inclino más por leer cuentos, tanto de realismo como de CF y Fantasía. Sin embargo, cuando puedo leo alguna novela histórica, de CF, fantasía o de realismo de un autor clásico. De vez en cuando leo literatura infantil –sobre todo la relacionada a mi trabajo de promoción– y me gustan las obras del teatro clásico griego, las de Shakespeare y G.B. Shaw. Leer muchos géneros es la causa directa de que me aventure en varios a la vez, porque uno escribe según lee. Me gusta cuando termino un libro o saga buscar otro de estilo o género distinto; mantiene activo al cerebro y es una de las razones por las que nunca me aburro: leer varios géneros es como estar frente a una variada mesa buffet que sabes nunca se agotará.

Te he visto y escuchado en varios espacios virtuales de la AHS y Ediciones Aldabón, como Colección La Brevedad, cápsulas en las jornadas del Premio Celestino de cuentos de Ediciones La Luz, y en Ivoox. Háblame de esas experiencias. ¿Qué te parecen estas alternativas realizadas por la pandemia? Luego de que superemos la pandemia y volvamos a los encuentros presenciales, ¿crees que desaparecerán estos espacios?

Estos espacios son muy beneficiosos a la hora de vencer las barreras espaciales. Durante años autores de Cuba (en especial los alejados de la capital, que es el lugar donde se hacen en mayor número) se han visto limitados a participar en eventos que se desarrollan en todos los lugares del país por una cuestión de logística. Ahora estas alternativas permiten una mayor participación sin apenas costo para quienes convocan los eventos. Aunque nada supera a la presencia física, la virtualidad permite mayor promoción y representación de los autores. Mi experiencia ha sido provechosa en estos: he interactuado con personas interesantes de todo el país, me ha servido para aprender, he dado a conocer mi obra y conocido la obra de muchos otros jóvenes –y no tan jóvenes- de gran talento. Soy partidaria de conservar tanto lo presencial como lo virtual; no cambiar unos por otros, sino imbricarlos, que se enriquezcan mutuamente.  

¿Qué otras iniciativas conoces que se hayan realizado y en cuáles participas o participaste? ¿Cuál te parece más interesante y por qué?

 Tengo varias en mente. Una que se me ocurre ahora es la de las Romerías virtuales. Para mí, que jamás he podido asistir a las Romerías en persona, fue la oportunidad de participar de algún modo. Lo mismo ocurre con la peña Contar con la luz, en su versión de chat de Telegram, donde he podido leer textos de jóvenes de toda la Isla e incluso pude conocer a Ana G. Ramos, la ganadora del David de Poesía de este año. Ya que ninguna pudo estar en la premiación debido a la pandemia, al menos pudimos coincidir, hablarnos e intercambiar nuestros libros en formato digital.

¿Cómo ha sido tu experiencia con la AHS de Matanzas y con Ediciones Aldabón? ¿Cuáles crees que sean sus puntos fuertes y débiles para con los escritores?

Ha sido una experiencia buena en general. Cuando varios de mis compañeros del “Cintio Vitier” nos unimos a la AHS, había solo un par de miembros de la sección de Literatura. Nuestro grupo vino a revitalizar esta sección. No se logró de la noche a la mañana, pero poco a poco nos hemos acoplado. Con Aldabón la experiencia ha sido muy buena. El rescate de la editorial por parte de quienes la asumieron, también demoró su tiempo; pero en pocos años se han visto los logros, y no es un trabajo terminado porque siempre está en constante mejora.

En este último año y medio la AHS en Matanzas no se ha dejado amilanar por las restricciones de la pandemia y sigue promocionando la obra de sus asociados a través de espacios virtuales y cápsulas de video promocionales que incluyeron tanto a narradores como a poetas. En ocasiones falta un poco de organización a la hora de concretar proyectos con la sección, donde ambas partes pongan de su parte; o de integrar nuestra sección en proyectos conjuntos con las otras, pero hay también muchos deseos de hacer y de hacerlo cada vez mejor, que es lo importante.

Eres promotora de la Editorial Aldabón. Sin embargo, para nadie es un secreto que, en Cuba, y sobre todo en las editoriales, la promoción es casi nula y cuando menos, muy ineficiente. ¿Qué crees de esta afirmación y por qué crees que se afirme esto? ¿Cuál sería el fallo? ¿Cuál sería la (o una) solución?

La promoción lleva rato siendo una deficiencia. En ocasiones cuesta hacer llegar los libros más allá del círculo de lectores habituales que asisten a las presentaciones y las tertulias literarias. Para ser promotor cultural, lo primario no es solo conocer las cuestiones técnicas de la profesión, también está en conocer y que te importe aquello que promueves. Mucha gente lo ejerce como un trabajo más, pero para que funcione tienes que estar comprometido con ello. No significa que para ser promotor halla que ser escritor/editor, pero sí tener nociones básicas y un interés genuino por la literatura. Cuando menciono a promotores, incluyo a los vendedores de libros estatales y particulares, quienes en ocasiones muestran un total desentendimiento de la literatura y apenas pueden orientar al lector-comprador. Pero no toda la responsabilidad recae en los promotores, sino también en las instituciones que muchas veces dejan la promoción en el fondo de sus prioridades y le destinan recursos insuficientes.

En el caso de la literatura hay un producto que ofrecer a la hora de promocionar a un autor y este es el libro. Incluso con los aquellos que, aunque no tengan publicaciones propias, pueden verse incluidos en selecciones y antologías. Una de las fallas actuales y algo en lo que se debe trabajar, es la cuestión económica. La editorial, la institución y el promotor tienen que querer vender el libro. Si es infantil, presentarlo en escuelas o actividades infantiles; si es narrativa o poesía para adultos, presentarlo en tertulias culturales o llevarlo a eventos en empresas y lugares donde pueda haber un público adulto; si es teatro, venderlo a la salida de una sala de teatro o cerca de una representación callejera.

Hay que buscar alternativas y ser creativos. Una solución es crear y conseguir respaldo económico e institucional para campañas de lectura y promoción literaria bien organizadas y con metas concretas que puedan lograrse según el o los medios que se utilicen. En el caso de Aldabón, nos hemos apoyado en reseñas y noticias a través de Facebook y otras redes, pero sobre todo en la radio provincial de Matanzas, haciendo reseñas semanales de un libro de nuestra editorial o del resto de las editoriales matanceras, libros que están a la venta en la librería adjunta a la sede de Aldabón. La radio es un espacio maravilloso, te permite llegar a un público muy amplio, nos alegra cada vez que alguien llega a la librería a preguntar por un libro que oyó mencionar por la radio, significa que la promoción dio resultado.

En los últimos años, varios jóvenes escritores matanceros han ganado importantes premios nacionales e internacionales, han publicado libros y/o participado en diversos proyectos y espacios literarios de Ciencia Ficción y Fantasía. Ejemplo de esto son, por solo mencionar dos, Raúl Piad Ríos y Marien Cabrera, a quienes conocemos muy bien. Tú también formas parte de esta lista. ¿Qué ha cambiado o sucedido en Matanzas que, de prácticamente desaparecer del mapa literario en Cuba hace cinco años, ahora muestra una gran cantera de escritores? ¿Por qué, sobre todo, escritores de Ciencia Ficción y Fantasía?

Es cierto que antes de que mi generación comenzara a despuntar en Matanzas hubo un vacío generacional, con autores muy aislados, remanentes de los que emigraron o cambiaron de profesión. En condiciones normales una generación da paso a la otra, pero el ciclo estaba interrumpido. Lo que ayudó a recomenzarlo fueron los talleres literarios. Entre ellos el más fuerte fue el Cintio Vitier, conducido por Yanira Marimón. Antes de este taller, varios de mis compañeros estaban avanzados, habían asistido a otros talleres más irregulares en cuanto a tiempo de duración y seriedad. Para otros como yo, esta fue nuestra primera escuela. Ya fuera para los del primer caso como para los del segundo, el Cintio Vitier ayudó a unirnos y consolidarnos como un grupo, al punto de que una vez nos sentimos “graduados” del taller decidimos crear uno propio solo para jóvenes que fueran en serio (al Cintio Vitier asistían personas de todas las edades y algunos asumían la escritura como pasatiempo). Resultado de esto son Los Grafómanos, que está abierto para los de nuestra edad y también para los de la generación siguiente, en el recomienzo de nuevos ciclos.

Creo que ahora hay más escritores de CF/F que nunca en toda Cuba, y Matanzas no está ajena a este fenómeno. El libro digital y la informatización de la sociedad han contribuido a que se lea más ambos géneros, a que se tenga acceso a centenares de libros clásicos, pero sobre todo de contemporáneos. La CF y F todavía son recientes en Cuba, comparadas con los otros géneros, y es natural que atraigan a los más jóvenes por sus contenidos y posibilidades creativas. Ambos son muy llamativos para el grupo de novísimos narradores matanceros que rondan los veinte años, quienes aparte de la literatura también se les acercan mediante el anime, los videojuegos y el cine.

¿Qué crees de la Ciencia Ficción y Fantasía que se ha hecho y hace en Cuba? ¿Cómo ves el futuro de la CF y F para la post pandemia?

Desde que Oscar Hurtado introdujera el género en Cuba se ha contado con figuras puntuales, pocos autores en comparación con los de otros géneros. Estos pioneros fueron muy incomprendidos y son los que labraron un camino a través de las editoriales y el gusto popular. En las últimas décadas el número de autores va en ascenso. Actualmente coinciden veteranos de la CF y la F, autores maduros, y jóvenes promesas, por lo que creo que es uno de sus momentos más interesantes y mejores en Cuba. El futuro de la CF y F post-pandemia me parece muy esperanzador, el género tiene menos de un siglo escribiéndose en el país y sin embargo cada vez este cuenta con mayor difusión y aceptación sin llegar aún a ser un género de consumo masivo, como ocurre en otros países. La CF enseña que el futuro puede ser ¿pronosticable?, la fantasía muestra que puede ser imprevisible. Solo nos queda esperar para verlo con nuestros propios ojos. Me parece que, aunque la CF y F sufran sus normales altibajos en algunos períodos, la dirección va en un constante hacia arriba y adelante, en dirección a las estrellas.

En tu experiencia como miembro virtual (hasta el momento) de Espacio Abierto, te hemos visto como promotora de la literatura y muy participativa en las actividades del taller. ¿Qué piensas de este taller? ¿Cuáles crees que son sus puntos fuertes y débiles? o ¿qué deberían mantener y qué mejorar?

Me parece que Espacio Abierto es un proyecto muy especial, del tipo que generan cambios reales y perdurables. Algunos de sus miembros se han mantenido desde el principio, otros siguieron rumbos propios, otros nos incorporamos después, algunos incluso pasaron al nivel de meros miembros a volverse coordinadores (Tú, Abel, eres un buen ejemplo). En sus épocas difíciles se mantuvo solo gracias a la dedicación de unos pocos y si ahora está en momento tan bueno es gracias a aquellos que lo sostuvieron durante los malos. Todas estas experiencias acumuladas lo convierten en más que una escuela, en una familia.

Sus puntos fuertes están en lo abiertos que son, como el nombre lo indica. Cualquiera que demuestre un serio interés en la literatura de CF y F. puede unirse.  También en el nivel de profesionalidad y diversificación; la primera a la hora de corregir y comentar los textos que se leen en el taller, la segunda en los ejercicios individuales y conjuntos, los retos constantes y en cómo se desarrolla la vida del Taller en general. Los puntos débiles en su mayoría escapan de la mano de sus coordinadores: tener más apoyo y respaldo económico, condiciones para que el evento teórico cuente con una sede específica, recursos, etc. Constantemente los coordinadores deben disponer de sus propios medios para sostener el evento, algo abusivo para ellos si consideramos cuánto trabajo hacen de por sí. Con más recursos se les podría aligerar la carga e incluso se podrían generar más encuentros, conferencias y toda clase de actividades en que pudiéramos incluirnos de forma presencial autores de toda Cuba. Pero bueno, con los medios actuales se ha hecho lo mejor posible, y es muchísimo.

¿Cuáles son tus influencias en la literatura? Autores, libros, etc.

Mis influencias en la literatura han sido en los inicios causa del azar. Siempre fui de leer todo lo que me cayera en la mano, fuera adecuado a mi edad o no. Los libros que primero recuerdo son una mezcolanza entre Julio Verne, Salgari, Oscar Wilde, Edgar Alan Poe y Gabriel García Márquez; con libros infanto-juveniles como Corazón, El principito, La edad de oro y La noche. Desde siempre he sido entusiasta de la mitología y las leyendas de todo el mundo. Me encanta la historia y la fantasía, todavía hoy me entretengo en traducir metáforas o buscar puntos de contacto entre los mitos. Leía por etapas, en una época me daba por los novelistas europeos de entre el siglo XVII y el XIX; en otra época por los norte y latinoamericanos del siglo XX; en otra por la poesía hispanoamericana; en otra por la poesía asiática o por la árabe, y así sucesivamente. Mucho de esto dependía de un acceso escaso y arbitrario. Muchas veces releía los mismos libros por no tener nuevos, pero desde que tuve medios para leer en digital literalmente se me abrió el mundo y he recuperado el tiempo perdido en cuanto a lecturas.

Me han impactado, más que influenciado (creo) narradores del realismo como Alejandro Dumas, Hesse, Dostoievski, Wilde, Hemingway, Faulkner, Carson McCuller, Fitzgerald, García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Quiroga, O Henry y Robert Graves. Narradores de ciencia ficción y fantasía como Verne, R.L. Stevenson, Asimov, Poe, Heinlein, Phillip K. Dick, Orson Scott Card, Úrsula K. Le Guin, Tolkien, Terry Pratchet y G.R.R Martin. Poetas como Rilke, Baudelaire, Kavafis, Tagore, Omar Khayyam, Pessoa, T. S. Eliot, Keats, Whitman, Ezra Pound, Yeats, Miguel Hernández, Cintio Vitier, Delfín Prats, Dulce María Loynaz y José Martí.

Aunque no tengo autor favorito les tengo un cariño muy especial a Shakespeare, a Borges y Bradbury. Considero a Ray Bradbury mi Maestro literario, ese con el que un escritor se siente identificado, que le marca el estilo de por vida, el mismo que me desesperé por encontrar durante años hasta que llegó a mí de forma casual. No he leído nada suyo que no me encante. Lo que más me une a estos autores es la total admiración por su obra; y, en el caso de Borges y Bradbury, la bibliofilia y el amor al acto de la escritura.

De las voces cubanas actuales que conoces, conocidas o no por el público o crítica, ¿Cuáles de ellas recomiendas?

Me gustan los cuentos de Emerio Medina; los poemas de Luis Manuel Pérez Boitel, Jesús David Curvelo, Sergio García Zamora, Giselle Lucía Navarro y Milho Montenegro; narradores del género fantástico y CF como Carlos Duarte, Álex Padrón, Elaine Vilar Madruga, Malena Salazar Maciá y Raúl Piad. Esto solo por citar. Nuestro país es muy rico en escritores de todos los géneros. En las páginas de la revista digital Korad[ii] he leído textos maravillosos de jóvenes ganadores/ menciones del Oscar Hurtado que aún no tienen libros publicados o tienen solo uno o dos. Si no conociera esta revista digital me los hubiera perdido, ello solo es un ejemplo de la buena literatura que se queda dentro de un círculo pequeño de lectores.

¿Qué libro, o libros, quisieras haber escrito?

La lista es larguísima, incluye casi toda la obra de Borges y Ray Bradbury, el teatro de Shakespeare, los poemarios de Pessoa, Kavafis, Rilke y Ezra Pound, la trilogía de El señor de los anillos de J.R.R Tolkien o La Saga de Ender de Orson Scott Card. De libros específicos pondré solo algunos ejemplos: El tambor de hojalata de Günter Grass, El lobo estepario de Herman Hesse, Hojas de Hierba de Walt Whitman, Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, El corazón es un cazador solitario y Reflejos en un ojo dorado, ambos de Carson McCuller, La tierra baldía de T. S. Eliot, Historias de cronopios y famas de Cortázar, El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald, Un mundo feliz de Aldous Huxley o La mano izquierda en la oscuridad, de Úrsula K. Le Guin.

Si te dieran el poder de eliminar un libro, o varios, de la historia ¿cuál sería y por qué?

Para serte sincera, aunque hay libros e incluso géneros que me desagradan, nunca haría uso de ese poder ni me gustaría que nadie lo tuviera. Siendo una fiel seguidora de Bradbury, el creador de Fahrenheit 451, me parece que todos y cada uno de los libros merecen existir. Fueron muestra del pensamiento y el trabajo de alguien, probablemente le gustaron a alguien, aunque solo fuera a quien lo escribió. Lo que hacemos es un reflejo de nuestra vida: la Humanidad mostrándose desde lo sublime hasta lo ridículo. Borrar algo de ese registro sería negarnos a nosotros mismos como un todo.

¿En qué proyectos andas en estos momentos?

Tengo varios a medio hacer, pero no me gusta hablar de ellos hasta que no estén terminados. Por ahora escribo, leo y estudio constantemente; y espero a que salgan mis dos primeros libros: el de poesía, titulado La hora violeta, que debe publicarse por Ediciones Aldabón el próximo año, y el de cuentos que ganó el David, Las azules colinas de Europa. No puedo esperar a tenerlos en mis manos, poder palpar sus portadas, pasar las páginas, abrirlos y cerrarlos, solo para volverlos a abrir. Son ansias de primeriza, supongo.

¿Crees que los premios validen o legitimen a un escritor? Si tu respuesta fuera negativa, entonces, ¿qué legitima o valida al escritor?

Mi respuesta sería sí y no. Es indudable que los premios otorgan validez social, y son un importante medio de promoción. Hasta que no gané el David muchas personas no me conocían; otras sí me conocían, pero no como narradora. No se puede negar la visualidad que otorgan los premios: abren oportunidades y aseguran que la gente se interese por tu obra. Al mismo tiempo, los premios no son todo en cuanto a validez, el lector común y la crítica también tienen mucha voz en esto porque ¿de qué te sirve ganar un concurso si a nadie le gusta cómo escribes? Pocas cosas me hacen tan feliz que el que alguien me comente que le ha gustado un texto mío. Significa que mi trabajo tuvo una utilidad para alguien, que le proporcionó entretenimiento, placer estético, o lo hizo reflexionar. Esa una alegría casi infantil, cálida, luminosa, y es una alegría tanto o más grande como la de ganar un premio.

Si tuvieras que dar cinco o más consejos, o un decálogo, a jóvenes escritores como tú sobre el hermoso oficio de escribir, ¿cuál sería este?

Ocho consejos. No son originales, pero son los que más me han ayudado:

  1. 1- Lee y sigue leyendo. Lee constantemente, pero no lo hagas una obligación. Mantenlo como un placer que además te es productivo. Si lo que lees ahora mismo no te motiva, busca el libro o el género que sí lo haga. Es mejor librarte de los prejuicios y estar abierto a aventurarse con toda clase de géneros literarios. Puede que te lleves algunas sorpresas. Cualquier experiencia aporta conocimiento si sabes aprovecharla.

  2. 2- Mantente activo en acción y en mente. Solo caminar o cualquier otro ejercicio físico sencillo te harán bien tras largas horas sentado(a) en el acto de escribir. Descansar a intervalos gasta tiempo, pero ahorra cansancio. Si mantienes la mente activa tampoco te faltarán ideas. Aprender a diario pequeñas dosis sobre otras manifestaciones del arte, sobre historia, ciencia y cualquier tema de interés, harán que siempre tengas algo sobre lo que pensar, y sí, sobre lo que escribir.

  3. 3- Crea tus propios hábitos de escritura. Casi todos los escritores recomiendan los suyos propios, prueba los que puedas hasta que encuentres aquellos que funcionan para ti: trata, equivócate, cambia, innova. Los resultados varían en cada persona.

  4. 4- Sé paciente y constante. La literatura lleva mucho esfuerzo y durante un tiempo indefinido no se verán los resultados o estos serán magros. Quién se dedique a esta profesión debe tenerlo presente. Pasan años entre el momento en que comienzas a escribir seriamente y el que puedes verte publicado. Es una carrera de resistencia, no de velocidad.

  5. 5- Haz vida literaria. Ir a eventos teóricos, lecturas de poesía, talleres de escritura, peñas y tertulias artístico-literarias, etc., puede enriquecer tu obra y visión de la literatura más cercana en tiempo y espacio. Conocer a escritores consagrados y a jóvenes aspirantes, a editores y promotores, te permite acercarte al mundo editorial y conocer su funcionamiento. Aprenderás de ellos y esa experiencia te será útil para adquirir madurez como autor(a) y a la hora de publicar tus textos.

  6. 6- Ponte metas a la hora de escribir, como una cierta cantidad de palabras o páginas al mes. Ray Bradbury decía que, si escribías un cuento a la semana, al terminar el año tendrías 52, y que era muy difícil escribir 52 cuentos malos seguidos. La práctica te ayudará a pulirte. Eso sí, de lo que escribas no todo será publicable. De 100 poemas, a lo mejor 30 o 50 lo son, con los cuentos o los capítulos de las novelas ocurre igual. Pero es mejor exceso que defecto, en estos casos.

  7. 7-Ten siempre a mano una libreta o un blog de notas, puedes usar incluso un celular o una computadora portátil. Anota cualquier idea, por insignificante que parezca. Lo más probables es que si no las anotes, las olvides después. Describe tu ambiente, conecta ideas que en apariencia no tengan relación. Acostúmbrate también a anotar tus pensamientos e impresiones, o frases dichas por otros, palabras que te llamen la atención o que desconozcas. Todo puede ser el germen de una buena historia.

  8.  8- Lee tus textos con ojo crítico. Reescribe. Autoedita tus textos. Por muy buenas que parezcan las ideas, no se van a escribir solas. Ponte metas, ponte a trabajar. Todo el conocimiento teórico-literario del mundo no te servirá de nada si no lo pones en práctica. Aprendes más creando tu propio estilo que memorizando los de otros. ¿Quieres ser escritor? Escribe.

 

Nota:

[i] En la foto (de Izquierda a derecha) Marien Cabrera, Raúl Piad Ríos, Náthaly Hernández Chávez, María Elena Heernández y Abel Guelmes Roblejo, Matanzas, Cuba.

[ii]https://korad.cubava.cu/