Isla de la Juventud


Literatura avileña suma premios en Concurso Nacional

Lo hemos dicho y ejemplificado en varias ocasiones: el quehacer artístico en Ciego de Ávila no se ha detenido en medio de la pandemia por la COVID-19. Tampoco lo han hecho las buenas nuevas para el gremio literario, que ahora suma lauros para el territorio con galardones en la XII edición del concurso nacional Francisco Mir Mulet.

Ediciones Ávila publicó en su página en Facebook que los escritores Leonel Daimel García Aguilar y Félix Sánchez recibieron los premios en las categorías infanto- juvenil y narrativa, respectivamente, mientras que a Leoneski Buquet y Miguel Angel Ochoa les fueron otorgadas menciones.

La publicación explica que el texto ganador de Leonel Daimel, Carlitos vuelve a soñar, destacó en la competencia “por su originalidad, que se erige como un poderoso catalizador-estimulante de la fantasía y la imaginación. La creación de todo un mundo de papel a imagen y semejanza del mundo real, con su diversidad, su geografía y su cotidianidad de origami es un verdadero alarde mágico- imaginativo.”

El rumor del mundo, noveleta de Félix Sánchez inclinó al jurado a su veredicto, a partir del lenguaje y el estilo de la narración, que es “un homenaje al mundo libresco y de literatos desde una institución anacrónica: un correo de una ciudad en la que casi nadie escribe cartas. El protagonista, un ser entrañable y sufrido, vive a través de sus lecturas.”

Con el volumen de relatos La (a)simetría de las cosas, Leoneski Buquet, logra un “acertado manejo del lenguaje y finales impactantes”, además del libro Novias, de Miguel Angel Ochoa, ambos avalan las menciones concedida en el certamen.

Los galardones se suman a toda una trayectoria de estos autores en esas lides que incluyen, por ejemplo, el premio Pinos Nuevos en el 2018 de Leonel Daimel, el Portus Patris que le otorgó la Asociación Hermanos Saíz de Las Tunas a Leoneski Buquet en el 2019 y el Alejo Carpentier del 2018 en el apartado de cuentos que atesora Félix Sánchez en su larga carrera.

En esta edición del concurso Francisco Mir Mulet que convoca la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en la Isla de la Juventud, con el coauspicio de la Asociación Hermanos Saíz y el Centro del Libro y la Literatura, se presentaron 79 obras de escritores de todo el país.


Un isleño…

Las vivencias de este joven creador se han vertido en su arte. Leandro Emilio Rivera Mompié, es estudiante de Diseño Escenográfico en la Universidad de las Artes (ISA). No se aleja de su formación como artista plástico. Su obra es resultado de su filosofía de vida, religión y experiencias personales.

¿Cómo fue tu primer acercamiento a las artes plásticas?

En el 2009 sufrí un accidente producto de un salidero de gas, que me provocó quemaduras de tercer grado en las piernas. Estuve hospitalizado alrededor de dos años. En este período me intereso por las Artes Plásticas, luego de mi recuperación comienzo a investigar cómo podía estudiar artes plásticas. Ingreso a la Academia de Artes Provincial ¨Wilfredo Lam¨ de la Isla de la Juventud, en el curso 2011-2012. En el 2013 fuimos trasladados hacia la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Allí aprendí mucho sobre información visual. Dos años después, decido optar al ISA por Diseño Escenográfico, y apruebo. Ahora curso el segundo año en este perfil.

¿Cómo dialogan en tu creación tu formación como artista plástico y diseñador escenográfico?

Eso es una lucha constante. Al principio no quería estudiar diseño escénico porque me interesaban las artes plásticas. Le vas cogiendo el gusto a la carrera. Creo que el diseño escénico aporta y abre el diapasón a mi formación como artista plástico, porque es un campo en el que confluyen todas las especialidades: cine, teatro, el mundo del espectáculo, la publicidad… Mi formación como artista plástico es más como el creador que está en una nube y baja hacia al lienzo o al metal (en mi caso). En el diseño estoy sujeto a un guion o a la idea de alguien, y mi función es aportar y enriquecer esa idea. En una tengo el factor individual, y en el diseño aprendo a trabajar en equipo con diferentes especialidades. No dejo de ser artista plástico ni diseñador, sino que se complementan. El diseño escenográfico le ha aportado a mi proceso artístico el pensar en el espacio; donde se combina el tiempo, el ritmo y el sonido. Pienso en todo eso que sucede en la escena que se puede palpar. Con el paso del tiempo las dos especialidades se están uniendo en mí.No me gustaría que me encasillaran en un pintor o escultor, sino en artista plástico.

¿Los números tienen algún significado en tu obra?

Todo el mundo se pregunta que es el 44 en mi obra. No es más que mi ultra-mega concepto, que se desprende de mi número de zapato. Pongo un dato sin sustento teórico que está puesto al azar. El 44 decido incorporarlo a mis lienzos de una manera jocosa, como algo sin sentido. Los seres humanos estamos constantemente buscándole la lógica a las cosas. Me interesa poner un dato que cuando se me acerquen y pregunten, yo pueda ver la reacción cuando diga que solamente es mi número de zapatos. Creo que a veces el arte necesita eso. El dato, el número y el texto está puesto en mi obra por azar para generar algo en el espectador.

¿Qué elementos de la sintaxis y la gramática encuentran cabida en tu obra?

Los tiempos gramaticales: pasado, presente y futuro. Yo juego con los tiempos, con las formas de conjugar los verbos. Esto ocurre en varios idiomas: latín, español, y el inglés. Busco palabras y las paso por el filtro de la filosofía. Con categorías como el YO, lo que me acerca a elementos del psicoanálisis de Freud. De ahí se desprenden ideas que arman mi composición y tienen su resultado palpable en la obra material: una pintura o una escultura.

¿Filosofía o religión? ¿Qué palabra conecta mejor contigo como creador?

Para nadie es un secreto que soy cristiano. Pero no trato de mostrarme como un artista cristiano, sino como un creador. No pretendo ser un filósofo. No me encasillaría en ninguna de las dos. Pero si me atrevería a decir, que el trasfondo de cada una de las piezas deriva en una reflexión sobre quién soy yo. Con algunas preguntas que siempre se ha hecho la filosofía, la religión y todas las culturas: ¿Qué es la nada? ¿Qué es el todo? ¿Qué es el sonido? ¿Qué es el ser? Esas son categorías en común entre la filosofía y la religión. Me interesa también para la obra la psicología, saber sobre el subconsciente.

¿Qué huella deja en tu obra el haber nacido en la Isla de la Juventud?

La Isla de la Juventud deja en mí, lo bello de haber nacido en ese sitio, haberme formado como artista. Es un lugar donde pude experimentar con diferentes tipos de materiales. Alcanzar dominio con el mármol y la cerámica. La Isla de la Juventud me marcó con el aprendizaje de la talla del mármol.


Daniel, el de las Gaviotas

No sé si este Daniel de hoy, el Daniel Zayas Aguilera que desde la Isla de la Juventud escribe en verso y en prosa para humanos de todas las edades, éste que ahora coordina la Editorial Áncoras de la Asociación Hermanos Saíz y le gana palabras de elogio a la finísima crítica de Virgilio López Lemus y premios a cuanto concurso literario ande por ahí, frunce el ceño o sonríe cuando se le invita a recordar picardías de un pasado que fue ayer. No sé si le incomodan las preguntas indiscretas que solo me atreví a hacer salvada por la distante cercanía de una entrevista por email. Imagino, eso sí, los ojos que confirman la certeza del amor cuando el poeta necesita poner a su Ailín en palabras. Reconozco, en este escritor joven de secretos tan viejos como el mundo, ese aire de corales escondidos y caracolas rosa encalladas en la arena, y de gaviotas que vuelan en la línea azul del horizonte para atrapar un pez, ese aire de salitre en la piel, de alma insular que solo llevan verdaderamente aquellos que han nacido, (muchas veces), cerca del mar.

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Atento a Daniel Zayas Aguilera

Cumple Daniel Zayas Aguilera (Isla de la Juventud, 1987) aspectos propios del ritmo de presentación de la promoción poética de la que forma parte: ganar premios literarios, publicar el resultado de esos lauros, avanzar en un tono conversacional que tiene rasgos narrativos, sin dejar a un lado el lirismo esencial, y buscar temas casi siempre sensoriales (vista, oído…) para expresar el entorno y las circunstancias, la praxis vital. También muestra en sus poemas diferentes el agotamiento de los senderos barrocos, altamente tropológicos, inevitablemente oscuros y hasta herméticos de la poesía cubana de las décadas finales del siglo XX, porque Zayas es un poeta de expresión directa, precisa, atinado en el ahorro de recursos y por ello bien dado a la síntesis. Busca temas sociales y los repasa desde la intimidad. Por ello su poesía sigue una línea «externizadora» que han adoptado algunos creadores cercanos a él por su fecha de nacimiento.

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Atento a Daniel Zayas Aguilera

Tomado de Cuba literaria

Cumple Daniel Zayas Aguilera (Isla de la Juventud, 1987) aspectos propios del ritmo de presentación de la promoción poética de la que forma parte: ganar premios literarios, publicar el resultado de esos lauros, avanzar en un tono conversacional que tiene rasgos narrativos, sin dejar a un lado el lirismo esencial, y buscar temas casi siempre sensoriales (vista, oído…) para expresar el entorno y las circunstancias, la praxis vital. También muestra en sus poemas diferentes el agotamiento de los senderos barrocos, altamente tropológicos, inevitablemente oscuros y hasta herméticos de la poesía cubana de las décadas finales del siglo XX, porque Zayas es un poeta de expresión directa, precisa, atinado en el ahorro de recursos y por ello bien dado a la síntesis. Busca temas sociales y los repasa desde la intimidad. Por ello su poesía sigue una línea «externizadora» que han adoptado algunos creadores cercanos a él por su fecha de nacimiento.

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