Guantánamo


Bailo por amor

Giraudi Machado Velázquez es un chico apasionado por el baile. Recientemente ganó el concurso Impulso Urbano, auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz de Guantánamo, en saludo al Cuarto Congreso de la organización y como parte de las celebraciones por los 37 años de la AHS.

Demostró su creatividad al danzar, apropiándose del estilo callejero combinado con la estética contemporánea y emotivas historias reflejadas en cada coreografía. Apenas puede creerse ganador del premio, sin embargo, sabe que no fue al azar, sino algo para lo que venía preparándose desde que tiene memoria como apasionado de ese mundo artístico.

«Comencé en el baile hace aproximadamente 11 años. Me pasaba el día entero viendo videos de bailarines de Francia y de Estados Unidos. Ellos me enamoraron para aventurarme en el camino, hasta convertirme en lo que soy ahora, coreógrafo de hip hop”, expresó el joven bailarín.

Como artista aficionado, Machado Velázquez ha participado en varios eventos a nivel provincial y fuera del territorio, no solo en solitario, sino también en grupo. De hecho, en este último formato sus primeros pasos fueron en el equipo llamado Open Society, más tarde entró al grupo de baile urbano Bad Steps, donde se desempeña hasta el momento.

Fue precisamente estando en ese último colectivo que conoció el 10 de octubre del concurso Impulso Urbano, y una semana después el jurado reconocería su talento galardonándolo como el mejor coreógrafo joven del baile callejero en Guantánamo.

«Fue una experiencia súper, la mejor que he vivido en el baile urbano posiblemente y, por otra parte, me sentí un poco mal. ¿Sabes? Porque los finalistas eran mis mejores amigos, con quienes venía bailando desde hace años, pero como en todo certamen es entendible que solo podía ganar uno y, al final, todos nos alegramos», expresa Giraudi.

«Cuando dijeron mi nombre en la final me sentí genial. Soy la primera persona en ganar el primer concurso de baile urbano que se convocó en Guantánamo entre la AHS y el proyecto Bad Steps. Sobre todo, porque exigía ser más profesional y, al ganarlo, pues sentí que era el premio a tantos años de esfuerzo y amor por este movimiento», dice el guantanamero.

Giraudi considera que este tipo de eventos son una oportunidad para los artistas aficionados, quienes así se dan a conocer, aun cuando son autodidactas en el mundo artístico, sin otra academia que la vida. También es importante el reconocimiento que otorga el público que sabe el valor del movimiento de baile urbano en Guantánamo, donde aún se puede trabajar más en su visibilización.

«Hay que educar más a nuestros coterráneos en géneros de baile urbano que no se conocen. Cada vez que se realiza una competencia en la provincia los grupos solo bailan el género afro u otros fusionados, a partir de las influencias que llegan a Cuba. Por eso, a veces los premios se los llevan personas que no siempre dignifican ese movimiento. Existen otros estilos como el pop, dancehall, hang drum, el tutting, el popping… que podrían aportar mayor riqueza a nuestra escena», explicó el bailarín.

El novel coreógrafo asegura que, de todas las audiencias que ha tenido, la guantanamera es la mejor. Quizá porque ha sido la que ha estado presente en la mayoría de sus presentaciones. La cuestión es que siente un gran amor por su provincia y aspira a hacer mucho más por ella.

«Queremos poner el nombre de nuestra tierra en alto, al menos, en este movimiento, para que cuando se hable de Guantánamo no solo se mencionen a los bailarines profesionales, porque también en las calles hay talento, gente que no tuvo la oportunidad de presentarse a una escuela para obtener un título de bailarín, pero se mueve tan bien y con tanta pasión como cualquier egresado de las academias.

“Al final lo importante es que sean personas que trabajen con el corazón, y eso es lo que hacemos, danzar por amor al público y, sobre todo, al baile», concluye el entrevistado.


Gana espirituano beca de creación literaria de la AHS guantanamera

La Asociación Hermanos Saíz en Guantánamo entregó al joven escritor espirituano Roberto González Rodríguez, la Beca Literaria La noche bocarriba, que convocó en saludo al Cuarto Congreso de la organización y para estimular la creación en el género cuento a nivel nacional.

El jurado compuesto por los escritores Otilio Carvajal, de Ciego de Ávila; como presidente, Yunier Riquenes, de Santiago de Cuba, y Elaine Vilar Madruga, de La Habana, después de analizar las 32 obras en concurso decidió de forma unánime otorgar la beca al cuento En algún lugar de la tierra, de González Rodríguez.

Al fundamentar las razones del premio, en el acta se significó que se trata de un texto que teje su entramado argumental en torno a las relaciones del hombre y la tierra (la tierra que mata y salva, la tierra que ata y libera), atravesado por una fabulosa descripción de las sensorialidades del protagonista.

Este relato, además, destaca por la excelente construcción del personaje y su escenario, y por la limpieza y lucidez de su escritura. Registra —de manera poética y trágica— la agonía del hombre común que vive atado a la rigidez de lo cotidiano. Sin alardes ni búsquedas banales, el autor entrega una pieza pletórica de simbolismos sobre la existencia humana.

Dicho jurado también otorgó menciones. Primero a Piscinas en Dublín llenas de ahogados, de Kevin Soto Perdomo: por ser un cuento de trama inquietante y profundo calado psicológico de los personajes, que explora la pérdida del ser humano desde la alienación del narrador.

Igualmente se estimuló a Anabel Sarría Mediaceja por Guillermo Tell dijo no matarás, una historia bien cohesionada que retoma el arquetipo donde padres e hijos se confrontan. Todo se concreta desde la sencillez y linealidad de la estructura dramático-narrativa.

Mientras que la tercera mención fue para Mercancía defectuosa, de Yeney de Armas García, obra subyugante que describe los tabúes humanos sobre la sexualidad, el poder y el deseo. El escrito afronta y denuncia la doble cara del capacitismo (tipo de discriminación y prejuicio social contra las personas con discapacidad) inculcado generacionalmente. Vale destacar su efectivo ritmo narrativo en sostén de la acción dramática.

De los 32 manuscritos enviados de todo el país (principalmente de La Habana), se reconocieron como finalistas, además, por los aciertos parciales en el tratamiento narrativo de los textos y la fabulación de las historias, a La familia de humo, de Lester Daniel Fernández Ballester y Sagrada familia, de David Almeida Martínez.

La Beca de Creación La noche bocarriba forma parte de las actividades propuestas por la AHS en Guantánamo en saludo al Cuarto Congreso de la organización, con el objetivo de impulsar y fomentar la creación joven del país en el género narrativa. El certamen, que rinde homenaje al prestigioso escritor Julio Cortázar, contó además con el auspicio del Centro Provincial del Libro y la Dirección Provincial de Cultura en Guantánamo.


AHS guantanamera se mira por dentro

El reto de seguir defendiendo el arte joven y posicionándolo a nivel local y nacional centró las discusiones de las secciones de la célula de la Asociación Hermanos Saíz en Guantánamo, este viernes 17 de febrero, encuentro previo al congreso de la organización que estuvo presidido por el vicepresidente de la AHS nacional, el escritor y periodista Yasel Toledo Garnache.

Reunidos en el Bar La esquina del Cine Huambo, en el horario de la mañana y la tarde los alrededor de 40 afiliados de la AHS en el Alto Oriente Cubano, analizaron crítica y propositivamente el trabajo de los creadores y su relación con las instituciones culturales en el territorio, en función del cumplimiento de la política cultural y la salvaguarda de lo valioso en materia de arte y literatura.

Pero debemos ir más allá de la esfera artística, los proyectos y espacios de la AHS están encaminados a transformar a las personas, a mejorar la sociedad, de ahí que el joven realizador y director del Periódico Venceremos Adriel Bosch instara a llegar no solo con la creación joven a la escuelas de arte, sino a las primarias, secundarias, preuniversitarios, politécnicos, la comunidad en general… también como una suerte de caza-talentos.

En ese sentido, los asociados manifestaron su preocupación por el éxodo y su impacto en las filas de compañías, colectivos artísticos, medios de comunicación y la sociedad toda; el llamado fue a articular estrategias para proteger, estimular, ponderar y enamorar a los que siguen creando en Guantánamo para que continúen contribuyendo al entorno sociocultural local.

Momento álgido resultó el tema del financiamiento para las producciones artísticas, las giras por provincias y la sostenibilidad de estrenos anuales, en medio de un contexto de inflación general y escasez, sin embargo, los directivos de centros y consejos a nivel provincial ratificaron su disposición a seguir protegiendo la creación, como sostén espiritual del pueblo.

Otros temas debatidos fueron: la profesionalización de los raperos en Guantánamo, la protección de los derechos de autor de DJs como Jeafrei Lewis Ortiz Manzanares, la inexistencia de un circuito de circulación y promoción nacional de audiovisuales, la falta de incentivos para que los radialistas formen parte del registro del creador audiovisual y cinematográfico independiente, la debilidades en la promoción digital y tradicional, la ausencia de la crítica especializada… todos analizados con profundidad.

El vicepresidente de la AHS Yasel Toledo, al tomar la palabra reconoció el trabajo de la organización, que pese a las dificultades logró sostener una programación variada y eventos como la Canción Política y el Cine Andante, como regalo al pueblo en medio de tantas asperezas.

Asimismo llamó a obrar mancomunadamente en la solución de problemas que a nivel local pueden resolverse, entre ellos la situación de la Casa del Joven Creador, cuyo estado constructivo demanda reparaciones inmediatas, así como el crecimiento, explorando nuevas áreas creativas en los municipios.

“Esta es de las células que tradicionalmente ha logrado buen funcionamiento, manténganse así, activos en las becas y premios de la AHS, aportando a Guantánamo y a Cuba, ese es su reto para el Congreso y el 2023”, concluyó.


No hay Annalie sin guitarra, cuerdas o acordes

Pienso en Annalie López y digo Azucena. Hasta tal punto es sonoro su verso en mi cabeza, hasta tal punto se ha prendido en mí. La conocí en su tierra natal, Guantánamo. Escuchar su voz y ver la maravilla son actos que se desprenden el uno del otro. Hoy entrevisto a esta muchacha que piensa en la música y en la poesía como un acto de lo cotidiano, de ese cotidiano de donde extrae sus ideas, de esa guerra del cotidiano donde el trovador es el soldado más fiel.

¿Cómo nace en ti la inclinación hacia el mundo de la palabra y de la música?

Nace gracias a mi padre y a mi madre. Desde muy pequeña, ellos llenaban la casa de música y de sus melodías, ambos además cantan muy bien. Fue como una inyección de vida a mi torrente creativo desde temprano. Incluso llegué a la guitarra porque mi padre me dio la primera. Claro que no era solo mía en ese momento, la compartía con mi hermano. Siempre tuve esa influencia artística a mi alrededor.

Tu tierra natal, Guantánamo, ¿define quién eres, define tu música?

Mi tierra me define en muchos aspectos, pero no del todo. La música que hago también tiene influencia de otras partes del país. Y de lo foráneo, además.

¿Está el músico siempre, lo quiera o no, atado a su terruño, a su geografía? ¿Se puede hablar en la música de una geografía que es más espiritual que física?

Creo en el dicho de que para saber adónde se quiere llegar, se debe antes saber de dónde se viene. Esto último nunca lo voy a olvidar. Como artista defiendo mi identidad. La música es un lenguaje muy amplio y expresivo. Para mí, es el lenguaje más comunicativo en cualquier geografía, porque escapa de límites territoriales. En mi caso, la música surge como una necesidad: no me cuestiono límites geográficos ni otros. Respeto a quien haga música para una geografía.

¿Cómo definirías a un trovador?

Un trovador es un poeta, un soldado más de la poesía. Sobre todo, un soñador.

¿Dónde encuentras el material para escribir tus canciones?

En la propia vida. En la cola del pan, en los cuentos de mi abuela o en los ojos de mi perro Jam…

A tu entender, ¿cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la juventud artística cubana en estos tiempos?

La mayoría de los  artistas jóvenes de Cuba carecen de  materiales para poder mostrar su obra. Y estoy segura de que los mayores ejemplos son los que suceden en las provincias.

Tras el paso de la pandemia, ¿sientes que tu obra ha sufrido cambios o que tu pensamiento creativo se ha condicionado de otra manera?

Mi obra ha cobrado fuerza. El confinamiento ha logrado que tenga más acercamiento conmigo misma y, por ende, un mayor acercamiento con lo que hago. La situación actual me ha condicionado a tener un contacto más próximo con el mundo de las redes sociales, por ejemplo, lo cual me ha servido de publicidad.

¿Hasta qué punto la poesía dicta tu discurso, y de qué manera lo integras luego en tus composiciones?

Veo poesía en todo lo que observo. Es un acto inherente a mí. Y lo aprovecho traduciéndolo en música hasta donde sé, hasta donde puedo. La creatividad es un  modo de vida. Las ideas están ahí, en todas partes. Y donde menos lo esperas.

Has sido nominada a no pocos premios, entre ellos los Lucas y Cuerda Viva: ¿cuál es la función de los premios en la vida de un artista?

Mi compromiso con la música es un hecho, y estas nominaciones son estímulos válidos para afianzar este compromiso. Además, agradezco ser parte de los artistas reconocidos en espacios que honran a los talentos de esta geografía. Llevo al público lo mejor de mí, canto al amor porque el amor está en todas partes.

Estoy segura: el buen arte conquista. Y puede salvarnos incluso de nosotros mismos.

Más allá de la guitarra y de la música, ¿quién es Annalie?

No hay Annalie sin guitarra, cuerdas o acordes.


«He tenido novias celosas con mi guitarra»

Entrevista al joven trovador guantanamero Pedro Antonio Sánchez Zapata

Lo conocí cuando estudiábamos en la Universidad de Oriente. Nunca le gustaba peinarse y una guitarra convertía a este joven creador en un itinerante juglar. Muchas veces leí poesía en su peña Guitarra a luz. No probé ninguno de sus platos cuando fue cocinero en varios paladares, pero he admirado desde siempre su compromiso con la música. Recibí clases de narratología de él, sin embargo, no he leído ninguno de sus cuentos. Casi por casualidad, nos encontramos nuevamente en la Universidad de Oriente. La entrevista que habíamos ensayado vía digital, la realizamos en un ambiente particular. Una casa tranquila, un piano, dos guitarras que servían como una invitación a tocar. Pedro cogió un colchón, lo tiró al suelo, y nos sentamos a tomar café. Me sentí como si estuviéramos en la beca en la etapa universitaria. No sabía por dónde empezar. Aunque conozco a este amigo universitario y rebelde, hacía varios años que no hablábamos de libros, música o del mundo “patas arriba”. Más que una entrevista, es un regalo envuelto en palabras, en los acordes de una guitarra.

¿Cuál fue tu primer acercamiento a la música?

Soy de Guantánamo y mi primer acercamiento a la música como espectador fue gracias a mi papá. En casa desde pequeño se consumía la nueva trova. Él tenía un gusto musical muy bueno. Escuchaba mucho a Steve Wonder, Van Van, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Bob Marley, Alejandro Sanz, y eso de alguna manera me fue formando. La conciencia de la musicalidad y de lo que era bueno no lo tenía. De hecho, recuerdo cuando estaba en la primaria, llegaba a casa cantando reguetón, entonces mi padre hacía un ejercicio educativo y me hablaba de una particularidad musical, de algo que me pudiera parecer curioso. Por ejemplo, este músico se hizo importante gracias a un hecho y lograba motivarme hasta el punto de hacerme sentir curiosidad e indagar sobre eso. A partir de ahí, fui buscando la variedad de música que me gustaban, pero confieso que ese inicial acercamiento por la música fue gracias a lo que escuchaba de mi padre.

Sin embargo, ¿cómo a los 17 años te iniciaste en la trova?

Recuerdo que a esa edad se escuchaba mucha música romántica, pop rock latinoamericano y estaba muy pegado Buena Fe. Hice algunas canciones que luego no me gustaban, pues cuando pasó el tiempo me di cuenta que eran canciones ingenuas, construidas a partir de una fórmula de la cual yo no era consciente, pero era la fórmula utilizada por los compositores para hacer sus canciones.

Luego llegas a la Universidad de Oriente y creas la peña Guitarra a luz en el que se generaba un ambiente favorable para los jóvenes ¿Cómo surgió esa idea?

Sí, cuando llegué a Santiago conocí al trovador Jorge Noel Batista. Gracias a él intercambié con otros compositores que hacían cosas atrayentes y no se parecían a lo escuchado por mí anteriormente. De ahí nació un proyecto en común, en el cual tener un lugar para tocar nuestras canciones. Hay una persona maravillosa e importante que es Roberto Tremly, quien nos abrió las puertas de Extensión Universitaria, y de alguna manera nos colocó en el panorama musical de Santiago de Cuba.

En aquel momento había peñas en la AHS, en el Cabildo Teatral, existía una vitalidad muy importante no solo para mí; también para Jorge Noel Batista y Reynier Fernández era muy bueno sentirse parte de eso. Yo que no soy santiaguero estar en la cuna de la trova y tener un espacio con un nivel de condiciones decorosa para hacer mis canciones, con audio, con un público muy acogedor, interesante y activo, era mágico.

Recuerdo que la peña tenía un público muy fiel…

Tienes toda la razón. La gente repetía la asistencia, incluso había quienes tenían a la peña como parte de su vida.

Ustedes tocaban muchos temas del trovador Josué Oliva…

Sí, de hecho la peña se llamó Guitarra a luz en homenaje a un tema de este trovador. Él fue la primera persona que admiré desde la trova. Es un trovador no muy conocido pero con una obra musical, a mi juicio, impecable. Incluso en unos de los aniversarios de la peña estuvo con nosotros allí.

¿Cómo conjugaste la carrera de Letras con la trova?

Entré estudiando en la Universidad de Oriente la carrera de Ingeniería Eléctrica, porque mi formación académica era de la Escuela Vocacional de Guantánamo, en un aula de concurso, donde entrenaba Física y me gustaba mucho la programación, las matemáticas. En Ingeniería Eléctrica me iba súper bien, pero hice el cálculo mal hecho y sin experiencia, de que si me dedicaba a una carrera de Humanidades tendría mucho más tiempo. Tenía el prejuicio de muchos ingenieros, que una carrera de humanidades es fácil. Y la realidad es que le dedicas el tiempo a lo que quieras hacer; eso depende de ti y no solo de lo que estudies. Entonces me cambié para la Facultad de Humanidades, revisé los planes de estudio gracias a la ayuda de amigos y la carrera más acorde con mi formación como compositor fue Letras. Lo que pasó luego es que le dediqué muchísimo tiempo, pero fue un accidente feliz, porque mi gusto por la lectura y mi gusto crítico por la literatura, tenían tanto en mi vida como la música. Disfruté esa etapa, mis composiciones cambiaron, logré sintetizar las canciones, y lo otro es que el panorama literario permitió rodearnos de escritores, estar muy cerca de los eventos literarios en algo que se llamó la Chagotrovancia.

Cuando sales de la universidad, ¿cómo logras establecer un equilibrio entre la vida laboral y la música?

Equilibrio realmente no hubo. Empecé a trabajar cuando estaba en cuarto año de la carrera para pagar la renta en una casa, porque tomé la decisión de alquilarme fuera de la residencia estudiantil de la universidad. Recuerdo que fui custodio, luego estuve en una brigada de construcción y ya el trabajo más estable fue cuando trabajé en restaurantes. Eso lo continué haciendo durante cuatro años más o menos, luego de graduarme de la universidad. Pero en el afán de mantener un status económico y vestir, comer, ese trabajo consumió todo el tiempo que debí dedicarle a la música. Por ejemplo, estaba 16 horas como cocinero y eso limitaba mucho mi actividad como músico, pero no mi creatividad como compositor. Yo seguía escribiendo, investigando aunque no me presentaba ya en ningún festival.

¿Consideras que fue un tiempo de espera, de maduración tuya como músico y compositor?

Creo que fue un tiempo necesario. Mira, cuando tienes 19 años y alguien te dice que haces buenas canciones, ese peso está sobre ti todo el tiempo. Eso crea una ilusión de paradigmas, de lograr metas, te llega ese afán de ir para La Habana, hacer giras y eso le pasa a mucha gente joven, es decir, visualizar una meta y no el camino. Entonces al verme apartado de todo eso, vi mi música como lo que quería decir y lo que quería hacer, no como un fin para ser famoso que supongo es bueno. Pero empecé a madurar en esa idea de uno joven de cogerte el mundo para ti, y lo aprendí por hacer canciones que me aliviaran en el día a día. No buscando pautas comerciales.

Es como el creador que no solo crea para sí, también está presente el público que lo va a recibir. ¿Eso lo lograste entender mejor en este tiempo de aparente impasse?

Sí. Hay mucho de lo que me ayudó a lidiar con el trabajo y con la vida, hay mucho en las canciones. Esa transparencia, esa honestidad cuando haces esa canción que te rehabilita es fundamental. Y me ayuda a valorar el espacio que estoy teniendo para hacer música. 

En Camagüey tienes más espacio, más tiempo para crear. ¿Esta provincia es más propicia para un creador?

En Camagüey tengo más tiempo. No tengo la inmediatez que tenía en Santiago de trabajar y trabajar. También he tomado la decisión de priorizar mi música aunque tenga menos solvencia económica. Es algo difícil pero me siento contento.

¿Al parecer la decisión de priorizar tu música ya brinda sus frutos?

Sí, tuve el privilegio de conocer a Wilmer Ferrán, el director de Rumbatá. Y en el momento que lo conocí yo estaba grabando un DVD modesto en los estudios Caonao de la EGREM en Camagüey. Esta pequeña producción fue financiada por la AHS, la cual me ha apoyado muchísimo, lo cual agradezco de todo corazón. En ese proceso Wilmer, muy humildemente, me pide grabar dos canciones con Rumbatá, cosa que agradeceré toda mi vida. Hubo una excelente química hasta el punto de grabar cuatro canciones y Wilmer fungió como productor del disco. Existió una gran complicidad musical. Gracias a eso mi DVD es mucho mejor, porque no tengo esa experiencia de enfrentarme a un estudio de grabación. Lo que se graba queda, y para que eso funcione debe haber una dirección musical y eso lo logramos gracias al apoyo de Rumbatá.

¿Qué opinas de la trova que se hace en Cuba hoy?

Mira, yo no veo la trova como género, la veo más bien como un estilo, similar al jazz. Y desde ese estilo asumes géneros como el son, el blues, el funky, aunque de manera abierta, sin restricciones musicales, lo cual hace de un trovador, un creador muy ecléctico y bastante universal. Entonces lo que diferencia a la trova de esos géneros puros es la búsqueda del lenguaje. Por ejemplo, cuando escuchas a Carlos Varela o Santiago Feliú puedes hallar diferencias o saltos poéticos mayores o menores, pero el ejercicio del lenguaje va en una búsqueda determinada, no es estable, no es fijo. Hay códigos en la música popular que en la trova no es una fórmula. Los trovadores tienen tantas formas de decir como trovadores hay. Pero a nivel musical no creo que la trova sea un género.

Quizás esa libertad creativa lleva intrínseca una rebeldía desde el punto de vista conceptual y formal.

Sí, creo que la formación de la idiosincrasia trovadoresca va sobre una figura que puede ser vista como ambigua y rebelde. Esta búsqueda que no permite al crítico o al académico encasillar al trovador, y que no se sabe qué esperar de él en cuanto a su propuesta, puede ser complicado de entender, pues no te pueden parametrar.

cortesía del entrevistado

¿Cómo es el proceso creativo?

Es complicado, pero hay dos consejos importantes por los cuales llego a la canción. Una vez Raúl Torres me dijo que él escribía todo lo que se le ocurría. Eso es un ejercicio súper difícil porque debes estar alerta todo el tiempo. Lo que la gente le llama la musa pasa en cualquier momento, entonces hay que estar preparado siempre y es difícil de asumir. Roly Berríos me dijo que cuando él compone se imagina a un Roly que está ahí escuchando. Y en una entrevista de Fito Páez expresó que si a uno no le gusta algo es que no estamos preparados para entenderlo. La ignorancia nos hace restrictivos. Si no tienes las herramientas para entenderlo, es difícil que te guste. Por eso, trato de trabajar en todo lo que hago, de hacerlo para mí, y de ser abierto a lo que estoy haciendo, no despreciar matices, géneros, palabras.

¿Qué quisieras lograr cómo trovador?

Sabes, ya no proyecto mis búsquedas musicales como trovador, me interesa la música y hacer música porque ese es mi karma. Creo que no me puedo restringir a la trova. Quiero ser músico y lograr un pacto comunicativo con quien la escuche. Eso lleva a un nivel de transparencia y honestidad muy difícil, porque cualquiera escribe acerca de lo que él supone que los demás quieren oír; sin embargo, es difícil escribir de lo que uno no le diría a nadie jamás, o sea, mostrarte a la gente, ser sincero y honesto con cosas que guardas y no eres capaz de soltar afuera. Deseo que mi crecimiento musical, popular o no, priorice esa sinceridad, ese pacto comunicativo con el oyente.

La guitarra, ¿complemento o complicidad?

He estado experimentando con otros instrumentos como el bajo, el tres o la percusión que me llama mucho la atención, pero siempre vuelvo a la guitarra. Ya es algo inseparable que no depende de las canciones. Hay mucha complicidad con ella, como si me conociera de antes. De hecho, existe tanta conexión que he tenido novias celosas con mi guitarra.


Jornada de la Canción Política: El mérito de permanecer

Como una plataforma cultural que ha desbordado las fronteras musicales y que ha generado otras manifestaciones artísticas en Guantánamo, así ve la Jornada de la Canción Política el musicólogo guantanamero José Antonio Cuenca Sosa, director del Centro de información y documentación musical Rafael Inciarte Brioso.

“La Jornada tiene el mérito de permanecer. Muchos eventos culturales en Cuba tienen una vida efímera, pero este, con un nombre sui géneris y que ha traído sus polémicas, tiene esa virtud de haber persistido y convocado a figuras importantes no solo de la Nueva Trova, sino de la música en general”, afirma Cuenca y agrega:

Según Cuenca la Canción Política es un evento multiplicador, generador de iniciativas y que potenció el surgimiento o desarrollo de diversas figuras./ foto tomada del periódico venceremos

“El surgimiento del evento marcó un momento importante en la vida cultural de Guantánamo y contribuyó a visualizar el trabajo que venían realizando los trovadores de esta región, con una historia trovadoresca.

“Entonces en el país ya existían algunas citas como los activos de la Nueva Trova, que acogimos en más de una ocasión; entre ellos y la Jornada ayudaron a ir conformando un movimiento. También fue significativa la vinculación de músicos importantes de la provincia que no hacían precisamente nueva trova, y que desde el inicio hubo cercanía con la literatura y hasta con las artes plásticas. Eso creó un ambiente cultural en la ciudad en el mes de agosto”.

Sobre las polémicas que ha desatado el nombre del evento, considerado el más antiguo de la Asociación Hermanos Saíz, Cuenca Sosa asegura que se debe tener claro que la trova no es un género musical, sino una concepción ideo estética que se forma a través de disímiles géneros: son, bolero, changüí, jazz, blues…

“Se debe pensar en eso no como algo reduccionista, sino al contrario, si el evento mantiene el nombre de Jornada de la Canción Política debería ver por quiénes están haciendo ese tipo de canción hoy. Por ejemplo, el movimiento del rap.

“Hay que tener una visión ecuménica de todo esto. No es que perdamos esas cosas identitarias del trovador con su guitarra. En un mundo como el de hoy donde todo se mezcla, creo que otros exponentes deben tener su espacio en la Jornada. Ya no se pueden separar las cosas porque se está conviviendo en un entorno musical cubano y si algo tiene calidad artística y aporta al mejoramiento humano, debe tener un lugar aquí y, con eso, se enriquecen trovadores, raperos y el mundo.

“El evento no debe perder esa visión que tuvo desde el principio. En los 70 no había muchos géneros ahora en boga, pero sí se hubo vínculo con el changüí, la trova tradicional, el son, etc.

“En cuanto a lo que el nombre se refiere, hoy en día muchas veces aunque una canción trovadoresca sea desgarradoramente íntima, siempre te das cuenta de que tiene un vínculo con la realidad cubana. Por supuesto, lo tiene desde muchas ópticas, pero siempre se puede detectar un basamento que demuestra que los jóvenes cubanos siguen haciendo canción con compromiso. No hay por qué cambiarle el nombre a la Jornada, solo actualizarse”.

De acuerdo con el musicólogo el evento podría seguir mejorando en lograr la presencia de lo mejor de la nueva trova en el país y en potenciar un segmento teórico de peso, en el que se pudieran abordar temáticas relacionadas con el movimiento trovadoresco y que podrían ayudar en la preparación de sus exponentes actuales. También se podría retomar el concurso para el cartel de cada edición y que, de paso, esa lid rinda homenaje a Alfredo Rosgart, guantanamero creador del cartel La rosa y la espina, que identificó a la Nueva Trova al llevar su nombre.

“Podríamos desbordar los marcos de Guantánamo y Cuba, trayendo exponentes de otras naciones que defienden ese tipo de canción. Hay muchas zonas de conflictos políticos, medioambientales, donde los músicos tienen una fuerte participación de denuncia, de reflejo, de crítica. Traer a algunos de ellos sería una oportunidad para visualizarlos y nutrirnos para aportar más al desarrollo de la música en el país, en un contexto lleno de retos respecto a la Cuba del futuro”.

(Versión de entrevista publicada en la Multimedia Canción en ristre, 40 años de la Jornada de la Canción Política, producida por la AHS y RTV Comercial)


¡Ya se sienten las vibras de la Canción Política!

Llegó agosto, bajo el asedio de la COVID-19 nuestros artistas siguen confinados o dan su aporte en el combate face to face del nuevo coronavirus, sin embargo, ante la peor crisis sanitaria de principios del siglo, los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz en Guantánamo se rehúsan a dejar caer en el olvido la creación artística, como esencia vital de nuestra gente.

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Contar la historia del arte joven, desde el audiovisual

El documental Más allá del pórtico, 35 años de la Asociación Hermanos Saíz, y las cápsulas promocionales Reminiscencias, dedicadas a revisitar la historia, trayectoria, quehacer y trascendencia de esta organización, a partir del testimonio de sus miembros en Guantánamo forma parte de los preparativos que alista la provincia para conmemorar el cumpleaños de la AHS a nivel nacional, a celebrarse el venidero 18 de octubre.

Dayamis Rodríguez de la Cruz, vicepresidenta de la Asociación en el Alto Oriente Cubano, explicó a Venceremos que las propuestas son el resultado de una colaboración iniciada en febrero de este año, con la casa productora Charabia, bajo la dirección artística del reconocido realizador Pedro Gutiérrez, y con Alejandro Lloga en las cámaras, así como en la edición y postproducción.

“La idea es crear materiales que contribuyan a salvaguardar la memoria colectiva de la organización, al mismo tiempo que se visibilice la AHS en Guantánamo, en el resto del país y en el mundo, pues servirán como herramientas para divulgar el devenir de la vanguardia de jóvenes artistas tanto en plataformas digitales como tradicionales”, aseguró Rodríguez de la Cruz.

Sobre las cápsulas comentó que se centran en entrevistas a los presidentes de la Asociación como Ana Iris Aranda Pillot, Eldys Baratute Benavides, Alexander Beatón Galeano y Norma Rodríguez Derivet, quienes testimonian sobre la significación de la AHS para su vida profesional, pero además valoran desde perspectivas diversas los aportes al desarrollo cultural de la provincia.

En el caso del documental, además de la visión de los presidentes asociados, también se cuenta con la visión de miembros con resultados de mérito en la organización y personalidades gremio artístico e intelectual tales como Carelsy Falcón Calzadilla (también fue presidenta de la AHS en el territorio), el crítico Jorge Núñez Mote (presidente de la filial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba), la poetiza Mireya Piñeiro, el actor Yosmel López Ortiz y el escritor Yordis Monteserín, entre otros.

Más allá del pórtico continúa la línea de otros jóvenes creadores guantanameros como Adriel Bosch y Antonio Ernesto Planos, quienes hace un lustro intentaron compilar parte de la historia de la AHS en una multimedia.

Gestados en situaciones extraordinarias, debido a la COVID-19, el proceso de creación de los audiovisuales ha sido totalmente atípico, según confesó Rodríguez de la Cruz, pues obligó a repensar las dinámicas de producción, trabajar con un equipo de solo tres personas más el entrevistado, cuidar, además de la calidad del producto, de las distancias y las medidas higiénico-sanitarias, para no exponerse demasiado al peligro, pero se logró avanzar.

“Ha valido la pena el esfuerzo -agregó la vicepresidenta- una vez visto el resultado, con las memorias compartidas y las anécdotas, estamos seguros que será muy interesante para el público por la emotividad que encierran esas vivencias, incluso de quienes desde la distancia aún recuerdan y añoran a la AHS guantanamera”.

Sobre el estreno de los productos comunicativos, la también crítica de arte adelantó que se prevén en dos etapas.

Primero los promocionales Reminiscencias, que se mostrarán en el marco de la 45 edición de la Jornada de la Canción Política, a principios de agosto venidero. Lo ideal sería hacerlo de manera presencial pero en caso de persistir la contingencia sanitaria, se exhibirán las cápsulas en las plataformas digitales de Facebook y Youtube. Igualmente se prevé incluir los materiales en la parrilla de la TV provincial y nacional.

Por su parte, el documental se lanzará el propio el 18 de octubre, coincidiendo con el cumpleaños de la AHS en Cuba, ese momento servirá de regocijo para todos, pues si el momento lo permite, a través del espacio 1900 y en el patio de la Casa del Joven Creador, los protagonistas de los audiovisuales, y los asociados celebrarán el orgullo de pertenecer a una organización eternamente joven y transformadora.

También como parte de los regalos por el onomástico de la Asociación, la casa productora Voxel realizó la serie Memorias 35 aniversario, con el propósito de reflejar la historia de la joven vanguardia artística en Baracoa. Dicha propuesta se socializó durante las Romerías de Mayo online.

(Tomado de Venceremos)


Los titiriteros del Guaso “echándole mano” a las redes

La niña que fui se recuerda sentada en platea de la sala de Teatro de Guiñol en mi Guantánamo natal. Me recuerdo feliz, y quizás fabulo, pero también persisto en que vi allí a mi primer diablo molido a palos. La niña que fui recuerda cuando le pidió a su padre que la volviera a llevar y recuerda también que le contestaron “que el edificio estaba roto”. ¡Ay! y cómo olvidar tantos años de ver aquel edificio en ruinas. No supe que los titiriteros se iban cada año a las montañas hasta que era una joven estudiante de teatro. La adulta que soy repitió muchas veces que los niños de la ciudad de Guantánamo no habían disfrutado del teatro de títeres como los de las montañas y los campos de mi provincia (por supuesto, habitaba en mí cierto resentimiento “de la niña que fui” a la niña de ciudad que se había quedado sin títeres ni titiriteros durante toda su infancia).

Pero esta realidad cambió. Tardó y mucho, pero la sala se reparó, los titiriteros nómadas tuvieron al fin una sede, empezó la programación sistemática, arribó una tropa efervescente de jóvenes graduados de las escuelas de arte y fue como un proceso natural que surgieran los eventos, las acciones para el intercambio, la posibilidad de pluralizar opciones para ese público “avidísimo” de teatro que son los niños del Guaso, mi Guaso.

Era el 2010. Y eran las 11 de la noche en el patio del Mejunje. Allí conocí a los “niños nuevos” del Guiñol de Guantánamo con un espectáculo fresquísimo, autóctono y pícaro que nos alegró a todos la noche. “El buen curador y la vecina” nos avisó que había una nueva troupe revitalizando a los “Cruzados” y que andaba contaminando con esa savia nueva y buena que aporta la juventud emprendedora. Un año después supe que aquel muchacho (Yosmel López) de aquella noche era primo mío (cosas de “petites villes”).

Hubo talleres, acciones de intercambio teórico, empezaron a asistir al TITIM, por supuesto, se sumaron a La Cruzada y en 2011 promovieron el primer encuentro de lo que, 10 años después, reconocemos como Titereando en la Ciudad, que en breves días –del 1 al 4 de este abril- celebrará su séptima edición.

Quien lo ha preparado sabe que un evento es algo complejo, pero para quien no lo sabe –y hablo como nativa– hacer cualquier cosa en la ciudad más al este de Cuba, con parte del territorio sesgado por una base militar extranjera, con más del 60% de suelos semidesérticos y altísima salinidad, factores que inciden en una significativa precariedad, le da a la tarea una dosis otra de complejidad y exige por tanto de mayor capacidad de emprendimiento, empuje, perseverancia y testarudez creativa de sus coordinadores, una mayor que al resto de los nacionales. Eso se los aseguro.

Estuve una vez –parece ser que aquello de que nadie es profeta en su tierra se aplica–, pero me bastó para entender la utilidad, siempre aportadora, que significa para los teatristas y el público esos días de incesante “titeriterismo”. Es un evento que siempre regresa a los pioneros, a los referentes; rinde homenaje desde sus dedicatorias a personalidades del teatro titiritero o agrupaciones significativas, ratificando así la máxima de que honrar, honra y que un árbol no puede sostenerse si no se cuidan sus raíces. Asimismo, se convierte en una posibilidad para los titiriteros noveles de compartir sus quehaceres y ganar en experiencia. En lo personal creo que revitaliza una zona del país (la oriental) en materia de intercambio especialmente titiritero. Se ejerce la crítica, se hacen conferencias magistrales, se celebra a la marioneta de forma compacta pero precisa.

Me encantaría volver, estar allí con mis coterráneos, disfrutar de estos provechosos encuentros y fatigarles también con lo que ellos llaman “mi hipercrítica”. Este año sigue siendo insólito en sus maneras de desarrollarse. Ahora debe acudirse a las redes, al Internet, a los medios audiovisuales todos para poder trabajar y emerger. Y por supuesto, el teatro precisa de estar en vivo, de estar frente al público, del face to face como condición imprescindible, pero yo como el personaje de Faulkner escogería también entre la nada y la memoria, la memoria. Por eso levanto mi copa por estas acciones de persistencia y reanimación teatral. Levanto mi copa por el Titereando… y la niña que fui… sonríe satisfecha.