Romerías de mayo: no hay mañana sin hoy

Tomado de Granma

Hace 25 años un grupo de jóvenes se propuso fundar y en medio de penurias levantó la voz para sostener una jornada de las artes sin precedentes en el país. Amparado por la Asociación Hermanos Saíz, esencia que trasciende generaciones, nació un evento multidisciplinario y dinámico como el deber ser de la cultura.

Aunque la obra es hija de los seres humanos que la forjan, cuando se construye para otros desde una plataforma social, es digno de buenos padres renunciar a la propiedad exclusiva y mirar con admiración, no estupor, mientras ella alcanza una altura superior a la idea y se transforma con la intervención de sus contemporáneos en cada tiempo.

Las Romerías son una pared con varias manos de pintura, tienen la impronta de los fundadores y de todos los que aprietan o aflojan, cada año, algún tornillo de su complejo engranaje. Tiene luces y vicios, amigos y detractores, como todo lo humano y lo divino (en este caso es redundancia).

Hasta Holguín llega un espíritu de confluencia novedoso, desenfadado y a la vez lúcido, consciente de su necesidad de supervivencia en el siglo de la mercantilización del arte y la banalidad globalizada.

Durante varios días el público tiene de cerca a los artistas; los encuentra después de subir una pesada cruz por una escalera infinita; los halla en las plazas, en la esquina donde tantas veces se aburre en una fila para entrar a un mercado; el teatro no solo está en El Teatro y el pensamiento quiere vestirse de gente.

Si algo hay que extirpar del vientre de Romerías es el desorden, aliado de un sentido común que envuelve al evento con un velo de justificaciones. Con paciencia y orden se aprovechan mejor los recursos, esos que nunca sobran.

«No hay hoy sin ayer» dice el eslogan, pero las prácticas demuestran que tampoco habrá mañana sin hoy.

Las instituciones fundadoras, a las que estuvo dedicada la 26 edición de Romerías, hace 60 años promovieron el «hoy» de entonces, por eso tenemos «ayer».

Hay que fundar en cada edición. Que las Romerías de mayo de mañana se parezcan al futuro, no al pasado y que las del presente no olviden potenciar el «hoy» para que en los próximos 25 años tengan «ayer».

 

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