Premio Celestino de Cuento en Holguín

La XVIII edición del Premio Celestino de Cuento se realizó en Holguín entre el 11 y el 15 de abril, y estuvo dedicado en esta ocasión al 65 aniversario del natalicio del escritor tunero Guillermo Vidal y a los 20 años de la editorial anfitriona, Ediciones La Luz.

Según Luis Yuseff, editor-jefe de La Luz, sello editorial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia, el jurado estuvo compuesto por la escritora tunera María Liliana Celorrio, en calidad de presidenta, y los holguineros Rubén Rodríguez y Eugenio Marrón, quienes evaluaron un promedio de 22 obras en concurso provenientes de varias provincias del país.

Entre las principales actividades del amplio programa destacó el espacio La mirada oblicua, convocado por la Departamento de Estudios Socioculturales de la Universidad de Holguín. Fueron invitados, por el escritor Juan I. Siam, anfitrión del espacio, el equipo editorial de La Luz en su 20 aniversario y los miembros del jurado del XVIII Premio Celestino de Cuento, quienes integraron un panel sobre el surgimiento y la evolución de la editorial el 7 de mayo de 1997. La mirada oblicua también abordó, en esta ocasión, el tema de la caricatura holguinera y tuvo, además, como invitados al dúo humorístico holguinero Caricare.

 

En la sala Abrirse las constelaciones del propio sello editorial, en la calle Maceo número 121 altos, se realizó un panel dedicado al 65 aniversario del natalicio de Guillermo Vidal Ortiz, uno de los más importantes narradores cubanos de la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI, considerado además un renovador de la narrativa cubana en los años 80. El panel estuvo integrado por María Liliana Celorrio, Eugenio Marrón y el ensayista y profesor universitario Lino Ernesto Verdecia, además de Irela Casañas como moderadora. Se resaltó el lado humado de Vidal, fallecido en mayo de 2014, y la impronta de su amplia obra, entre ella los libros de cuentos: Se permuta esta casa y Los iniciados, y las novelas: Confabulación de la araña, El quinto sol y La saga del perseguido, Premio Alejo Carpentier en 2003.

 

Asimismo, se presentaron las recientes ediciones de los libros de Guillermo Vidal: Las manzanas del paraíso, por Rubén Rodríguez; California duerme, por Mariela Varona y Matarile, por Ghrabiel Pérez.

En los días del Celestino también fueron presentados los textos de Ediciones La Luz: El cristal con que se mire, de María Elena Llana, por Rubén Rodríguez y Azul pálido, del joven escritor habanero Yonnier Torres —invitado en esta edición del Celestino—, por Adalberto Santos; además Un niño llamado Yusete (Ed. Capiro) de Evelyn Queipo, y El arco de luz (Ed. Sed de Belleza), de Rafael José Rodríguez, quien, además, presentó publicaciones correspondientes al Proyecto Ventana Sur, de Granma.

Por su parte, el Café Literario que cada tarde de jueves conduce el escritor Manuel García Verdecia en la sede provincial de la UNEAC, se sumó al Premio Celestino con la presentación de Dragones urbanos, libro de María Liliana Celorrio publicado por Ediciones Orto. En el mismo espacio, el poeta Delfín Prats disertó sobre la poesía del rumano Emil Cioran.

Además, se realizaron lecturas de narrativa con Lourdes González, Norge Luis Labrada, Alejandro Rama, Adalberto Santos, Arletty Romero, Eliécer Almaguer, Mariela Varona, Rafael A. Inza, Ariel Fonseca, Katherine Pérez, Irela Casañas, Alex Jorge, Yonnier Torres, Evelyn Queipo, Ghrabiel Pérez, Liliana Rodríguez y Rafael José Rodríguez.

Como colofón del evento se realizó un panel dedicado al 20 aniversario de Ediciones La Luz con Luis Yuseff, Ghrabiel Pérez, Frank Alejandro Cuesta y Adalberto Santos, y como moderador Erian Peña. Además, se presentó Hierbas, libro del espirituano Ariel Fonseca ganador de la XVI edición del Premio Celestino, por su editor Adalberto Santos.

La jornada de actividades –auspiciada además por la Uneac, el Centro Provincial del Libro y la Literatura en Holguín, y el Centro para la Promoción y Desarrollo de la Literatura en Holguín– culminó con la entrega del XVIII Premio Celestino de Cuento a la camagüeyana Evelyn Queipo por su libro «Ese reno que nos mira». Según el acta del jurado, el Premio –consistente en la publicación del libro por Ediciones La Luz, el diploma de reconocimiento correspondiente y un grabado del maestro Cosme Proenza Almaguer– fue otorgado al libro de Evelyn Queipo por la «elegancia de estilo y atinado aprovechamiento de los recursos verbales propios del género, para crear atmosferas y situaciones que distinguen con creces las maneras más estables de la imaginación literaria, con gusto y aprendizaje estilístico, cuidadosamente desarrollados».

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