Esas cosas que nadie ve

El domingo 14 de enero del 2018 Alejandro Hernández Álvarez perdió su anonimato. Ya no es más uno de esos tantos aspirantes a artista que juegan a cambiar el mundo desde el portal de Café de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de Camagüey. Desde ese día todos querían examinar de cerca al estudiante de Derecho, al advenedizo que arrasó con los premios más importantes del Salón de Artes Visuales para Jóvenes Creadores V Gesto. Sin sentirse enteramente cómodo, disfruta la atención que ahora despierta.

“Es increíble -dice con un airecillo de ingenuidad— nunca me había sentido así tan emocionado. Me han pedido hasta consejos de fotografía y yo les digo: « ¡pero caballero si yo salí de aquí, si hace apenas un rato estaba igual que ustedes!»”

Ni abogado, ni fotógrafo, ni pintor. Artista, artista de nacimiento

“Estoy en cuarto año de Derecho y la verdad es que no me veo mucho como un abogado. Al principio sí me emocionaba enfrentarme a los criminales en el juicio, darle por saco a todos los que roben en este país, hacer valer la ley… pero después el arte me renació de nuevo, me decía: «acuérdate de tu esencia, tú pintabas, dibujabas y fotografiabas desde chiquito. »

A este muchacho resulta imposible encerrarlo en molde alguno. Mientras merecía el premio único del salón con la fotografía Gerardo, ganaba los laureles de la pintada, en la categoría de los no asociados, con un acrílico sobre cartulina que casi no se atreve a hacer. ¡Y eso que llevaba meses sin sostener un pincel entre las manos!

Todo el conocimiento que sobre artes visuales posee Alejandro se lo ha procurado él, por eso se admira más a este jovencito que ha dejado boquiabierta a la “crema y nata” de la plástica camagüeyana.

Llenarse los espacios en blanco

“Me han dicho que soy totalmente empírico porque no tengo academia de ningún tipo. Siempre llegué atrasado a todas las academias, no pude tomar las pruebas de la vocacional de arte ni las de la Vicentina, el ISA se me escapó de las manos y agarré la carrera de Derecho.

Me hace falta la academia, y sí, siento esa falta porque a veces te abre más puertas, te ven de otra manera al ser egresado de una escuela de arte. A veces siento que la necesito mucho, pero otras me digo que si he logrado aprender todo lo que sé de forma autodidacta pues puedo seguir. “

Cinco años dedicó Alejandro al estudio del piano, mas descubrió, en otro instrumento, su vehículo de expresión.

Mi cámara y yo

“Me gusta salir con mi cámara para aquí y para allá, viajando… A veces me siento inconforme conmigo mismo porque pierdo fotografías por no traerla encima.

Ahora incursiono en la fotografía social, en la foto de calle. Camagüey tiene muchos secretos que todo el mundo ignora. Una profesora de la universidad me dijo una vez que a esta ciudad se la debe mirar de abajo hacia arriba: sus adoquines, sus construcciones, sus azoteas te darán la verdadera historia.

El interés por hacer fotografía me viene desde pequeño. Cuando estaba en la secundaria yo era un flaquito que se escapaba de la casa y se iba al ferro a tirar fotos a los trenes. Me encantan los trenes, el ferrocarril, los autos modernos. También sacaba fotos de las flores. Traté de cazar mi primer zunzún con mi cámara…”

Justo en la línea del tren encontró a Gerardo, dejando que el tiempo pasara sobre su Esmeralda…

Mi abuelo fue mi primera escuela

“Gerardo la tomé el primer día que llegué con la brigada de Golpe a Golpe al municipio Esmeralda, apenas me bajé de la guagua salí cámara al hombro a buscar fotografías y ahí estaba él, sentado en la línea del tren. Fue como ver a mi abuelo de nuevo y a su lado estar yo. Esa era una tradición que nosotros teníamos, él me hizo amar el ferrocarril. Tengo muchas fotos con esa temática. Esta es la mejor ofrenda que le puedo hacer, el mejor homenaje.Mi abuelo fue mi primer padre, yo nací de padres divorciados y mi abuelo siempre estuvo ahí.

No quería que el jurado se volviera loco pensando qué yo quería decir con Gerardo, cuál era la historia, pero quería que la sintieran.”

Pensar en Ciudad Esmeralda

Por estos días Alejandro se siente imparable. Anda lleno de planes, de deudas por saldar.

“Ya pienso en el Salón de la Ciudad, presentaré una pieza de la serie de fotografías que tomé durante mi brigada con el proyecto Golpe a Golpe en el municipio Esmeralda. Es una promesa que yo le hice a ese pueblo y es algo que quiero cumplir, que la gente vea lo que yo vi.

Para la exposición que debo realizar este año a partir del premio del Salón, mi prioridad está también en esa serie. Tenía pensado llamarla Ciudad Esmeralda o Polvos de un diamante, va por ahí, estoy indeciso, soy un poco malo titulando las obras.”

¡Lord Vader ganó!

“En el momento en el que me anuncian el premio de la pintada, yo me sorprendí. ¡Lord Vader ganó! Luego vi desfilar por delante de mí a todos los artistas reconocidos que recogían sus premios. Al final, cuando me menciona una vez más con la obra Gerardo se desató una explosión dentro de mí, no podía creer lo que estaba sucediendo. En el trayecto hacia el escenario donde recogí el reconocimiento agradecí a no sé cuánta gente y me dije: «abuelo, este es tu homenaje, ojalá que estuvieras aquí, ojalá que todo el pueblo de Esmeralda estuviera aquí para ver lo que sucedió». Todavía hoy no me lo puedo creer, tengo miedo de despertarme y que aún sea el sábado 13 de enero y esto no haya ocurrido.”

Pero el domingo 14 de enero del 2018 sí ocurrió y Alejandro ya no pasa más inadvertido, aunque él insista en buscar con su cámara “esas cosas que la gente no ve”.

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