instituciones culturales


Comunicaci贸n cultural: Retos para las instituciones del sector

Por concepto, la comunicaci贸n cultural es una rama de la comunicaci贸n que trata de englobar o aunar todos los medios, c贸digos, canales y mensajes que forman parte del sector cultural, con la finalidad de difundir la misi贸n de los diferentes entes, al p煤blico.

Aunque engloba a la promoci贸n, la comunicaci贸n es una disciplina m谩s amplia y muchas veces se confunden la una con la otra, de ah铆 que se incurra en errores en sus pr谩cticas, si los l铆mites entre la promoci贸n y la comunicaci贸n no quedan claros por sus ejecutores y directivos.

Existen tres mitos en torno a esta disciplina definido por especialistas en el tema. Se piensa que la comunicaci贸n no est谩 vinculada a la fase final del producto cultural. Muy por el contrario, la comunicaci贸n es una herramienta clave en la gesti贸n de las relaciones entre las organizaciones y las personas que las conforman. Como consecuencia, est谩 presente en todas las fases del marketing, desde el dise帽o del producto cultural, hasta que 茅ste llega al p煤blico.

Asimismo, algunos aseguran que la gesti贸n de la comunicaci贸n se limita a la gesti贸n de sus instrumentos (publicidad, relaciones p煤blicas, etc.). Sin embargo, para conseguir una comunicaci贸n eficiente, es necesario completar todos los instrumentos en una misma visi贸n estrat茅gica, en la que esos instrumentos y las decisiones de la organizaci贸n sobre el precio, la distribuci贸n, la marca, etc., est茅n integrados.

Por otra parte, los objetivos de comunicaci贸n no siempre son objetivos de ventas, porque la comunicaci贸n puede enfocarse exclusivamente en la imagen de un producto en el mercado, informar sobre cambios y alcanzar a p煤blicos de inter茅s estrat茅gico y/o social.

En nuestro pa铆s, en cada municipio, centro, consejo y empresa existe una persona capacitada que cumple la funci贸n de promotor cultural, y que afortunadamente est谩 probando que promover es m谩s que actualizar las carteleras promocionales y socializar la programaci贸n cultural con los medios de comunicaci贸n.

Pero no perdamos de vista que, aunque un promotor debe conocer las estrategias de comunicaci贸n, nuestras instituciones culturales necesitan comunicadores, graduados en perfiles de Comunicaci贸n social; que trabajen al un铆sono con los promotores o necesiten, al menos, asesor铆a profesional de los comunicadores cuando lanzan grandes campa帽as para sus servicios y productos culturales.

Es una necesidad del pa铆s hoy actualizar estrategias de comunicaci贸n, desde todos los sectores, en especial en el de la cultura, porque la guerra que hoy se libra en las redes sociales tambi茅n es una guerra cultural, y la comunicaci贸n tiene que ser escudo para la cultura.

 


Alpidio Alonso: la obra cultural de la Revoluci贸n Cubana es innegable

El ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, dijo este jueves en el espacio televisivo Mesa Redonda que la obra cultural de la Revoluci贸n es innegable y que no se puede aspirar a entender qu茅 cosa es la Revoluci贸n Cubana sin saber qu茅 ha sido su pol铆tica cultural y educacional.

Al comparar 鈥渓o que era este pa铆s, de m谩s de un mill贸n y medio de analfabetos y semianalfabetos, con el pa铆s de hombres y mujeres preparados de hoy, de m谩s de un mill贸n de universitarios, sembrado de instituciones culturales desde una punta a la otra, de bibliotecas, de museos, de librer铆as, de salas de teatro y de cine, de escuelas, de universidades鈥, asegur贸 el titular que se tienen razones para celebrar.

En ese sentido, Alonso Grau habl贸 de la campa帽a de acciones que prev茅 el ministerio durante este a帽o para festejar 鈥減or todo lo alto鈥 los 60 a帽os del discurso pronunciado por Fidel Castro en junio de 1961, conocido como Palabras a los Intelectuales.

De acuerdo con el tambi茅n poeta y editor, este es un discurso fundador, del que se dice nace simb贸licamente la pol铆tica cultural de la Revoluci贸n, 鈥渁h铆 est谩n las ideas fundamentales, los principios de todo lo que se ha hecho鈥.

Seg煤n destac贸, se quiere que la conmemoraci贸n sea una fiesta, 鈥減orque tenemos que sentirnos orgullosos de la pol铆tica cultural que tenemos, que no es perfecta, mucho menos cuando tiene que hacerse en las condiciones que se ha tenido que hacer, que han sido de trinchera鈥.

Con respecto a los ataques de los que ha sido v铆ctima la cultura cubana y sus instituciones en estos 煤ltimos tiempos, el ministro declar贸 que estos chocan contra ese esp铆ritu de participaci贸n, contra el trabajo de los escritores y artistas, del movimiento art铆stico cubano revolucionario, contra la verdad y la obra cultural de la Revoluci贸n.

Se ha estado ignorando lo que ha significado el trabajo de las instituciones culturales, lo que significan la UNEAC y la AHS como canales y espacios para el debate con las instituciones sobre los temas inherentes a la pol铆tica cultural, manifest贸.

Se quiere invisibilizar esa obra, se ha ignorado la complejidada del arte que nosotros auspiciamos y por eso atacan las instituciones, porque sin ellas ser铆a imposible hacer todo lo que hacemos, el nivel de cobertura y de respuesta que se da a las expectativas culturales de la poblaci贸n, lo que significan para mantener una din谩mica cultural como la que tenemos, continu贸 el ministro.

Por eso, enfatiz贸, se va a celebrar todo el a帽o el aniversario de Palabras鈥 junto a los 60 a帽os de la UNEAC y los 35 de la organizaci贸n de los j贸venes y artistas.

Sin la cultura ser铆a inconcebible el proyecto socialista nuestro, por eso es que la est谩n atacando, se quiere fracturar la unidad entre nuestros escritores y artistas y las instituciones nuestras, se quiere fracturar la unidad entre la vanguardia art铆stica y la vanguardia pol铆tica que se gest贸 durante todos estos a帽os, se quiere fracturar nuestra identidad, resalt贸.

Alpidio Alonso dijo que se sabe bien lo que significa la voz de nuestros intelectuales, 芦la onda expansiva que genera una opini贸n de un intelectual y por eso est谩n tratando de atacar la cultura禄.

Pero contamos con la verg眉enza de nuestra gente, con el patriotismo demostrado por nuestros escritores y artistas, por el compromiso que se ha visto en este 煤ltimo a帽o de trabajo que ha sido extraordinario, destac贸.


Una AHS que se mira por dentro, se renueva y crece (+Video)

Creaci贸n vs panfleto, movimiento vs estatismo, lucha de contrarios anclados en el quehacer art铆stico de la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z en Santiago de Cuba. Planes modificados por la COVID-19, intenso trabajo en las redes, proyectos s贸lidos y un hambre insaciable de potenciar el buen arte, ha marcado un a帽o en el que los j贸venes protagonizaron momentos inolvidables para la cultura de la ciudad. Juan Edilberto Sosa es presidente de la organizaci贸n que agrupa a la joven vanguardia art铆stica en esta 鈥渢ierra caliente鈥. El bullicio del local dificult贸 un poco el di谩logo. No obstante, Juan no se inmuta. Bebe sorbos de caf茅 y habla sin nervios.聽 聽

El a帽o 2020 ha sido at铆pico. En enero empezamos bien con la conmemoraci贸n del natalicio de Mart铆, el evento Tierra adentro; luego en febrero con el Jazznam谩 que es con el que mejor me he sentido en los tres a帽os de presidente. Ten铆amos la br煤jula de que iba a ser un a帽o grande para la Asociaci贸n. Entonces vino el cierre temporal de todas las actividades en el pa铆s por la COVID-19. Llegamos a un punto de inflexi贸n en el que hab铆a que repensarse; c贸mo no dejar de existir teniendo una situaci贸n como esta.

Aqu铆 tuvimos una buena experiencia porque buscamos la manera de que los miembros de la AHS pudieran estar conectados en las redes y desde ah铆 irradiar contenidos no solamente al p煤blico que iba presencial a nuestras jornadas, sino a otro p煤blico mucho m谩s grande. Organizamos conciertos online, programas de televisi贸n con los c贸digos de Internet como el Creador 2.0, y gestionamos una programaci贸n para Internet como la ten铆amos concebida presencial. Eso aument贸 la cantidad de seguidores en las redes sociales, tuvimos que apelar a Telegram, Instagram y llenar esos espacios vac铆os. Nos dimos cuenta que esta potencialidad deb铆amos continuar emple谩ndola en el periodo post-pandemia. La cantidad de materiales que se han producido, pensados desde su g茅nesis para las plataformas digitales, ha sido un paso de avance de la asociaci贸n para con el p煤blico y los asociados. El ejecutivo pudo reunirse a trav茅s de la aplicaci贸n WhatsApp; reubicamos a los trabajadores de la Casa del Joven Creador, en funci贸n de fortalecer 谩reas de trabajo como la comunicaci贸n, proteger la estabilidad econ贸mica y emocional de quienes laboran en la AHS.

Digo que fue un periodo de tregua fecunda porque creci贸 la producci贸n individual de los creadores. El artista joven encuentra, por muy dif铆cil que sean las circunstancias, una forma de documentar con la creaci贸n sin panfletos, acciones que salieron bien. Esto nos hace llegar a los 34 a帽os de la AHS con muchas potencialidades. De hecho, ya cuando aqu铆 en Santiago pudimos hacer actividades de manera presencial, decidimos mantener como estrategia de trabajo la programaci贸n digital.

archivos de la ahs santiaguera

鈥 驴Son la vanguardia del arte joven los que integran la AHS?

En la Asociaci贸n debe estar la vanguardia del arte. Quiz谩s no sea el m谩s perfecto, ni el m谩s leg铆timo, ni el m谩s asumido por una instituci贸n cultural, pero s铆 el esp铆ritu de vanguardia, de dialogar, romper y establecer nuevos c贸digos est茅ticos. Cuando comenz贸 nuestra presidencia lo primero que hicimos fue mirar nuestro cat谩logo y hab铆an artistas que no cumpl铆an con eso. Entonces hicimos una especie de selecci贸n de ese cat谩logo, de reaudici贸n de los miembros hasta el punto que de 168 nos quedamos con 108. No es inter茅s de la AHS crecer en n煤mero por crecer, sino que entren los que sean vanguardia y le den prestigio a la Asociaci贸n. Una vez hecho esto, fue mucho m谩s f谩cil mostrar el trabajo de sus integrantes. Algo que nos permiti贸 entender que no hab铆a manera de frenar a un movimiento cuando es org谩nico y realmente creativo, fue esta etapa de COVID-19.

juan edilberto sosa es adem谩s el director del grupo de experimentaci贸n teatral la caja negra, con un marcado ascenso en el arte de las tablas.

Hoy tenemos capsulares, documentales, conciertos online, y debe estrenarse el espacio Bit谩cora Joven, con una versi贸n para la televisi贸n de 57 minutos, y otra para cine de m谩s de una hora de duraci贸n, con estreno aqu铆 en Santiago de Cuba. Se ha puesto mucho esfuerzo para visualizar a eso que es vanguardia, a aquellos proyectos que nacen de los creadores y el trabajo de la Asociaci贸n en conjunto. Hemos dado un salto de calidad en cuanto al pensamiento de lo que debe ser la organizaci贸n.

Ahora toca alfabetizar algunos espacios que pueden ser institucionales o no, que puede ser un municipio o poblado, de qu茅 es la AHS. Nos dimos cuenta porque activamos la brigada Una salva de porvenir, que anualmente recorre todos los municipios. Esta vez lo hicimos en una situaci贸n muy dif铆cil, cumpliendo las medidas sanitarias y creo que fuimos la 煤nica organizaci贸n que lleg贸 a esos lugares. Tuvimos d铆as enteros de trabajo desde la ma帽ana hasta la noche con ese pensamiento de vanguardia. En la ma帽ana hac铆amos talleres, en la tarde comprob谩bamos los resultados y en la tarde-noche logr谩bamos que los talleristas vieran alg煤n punto pr谩ctico tratado en los talleres, pero escenificado por los j贸venes asociados dedicados a esa manifestaci贸n. Eso nos brind贸 un resultado espectacular.

En otro momento, en las visitas a los municipios nos dijeron que hab铆a que bajar la vara de calidad para que j贸venes de esa zona se hicieran miembros de la AHS. Entonces tuvimos que explicarle a esos j贸venes que deb铆an subir la vara y no nosotros bajarla. Hay un pensamiento alojado en algunos sectores que no permite un determinado desarrollo art铆stico. Por eso, en diciembre iremos con la brigada a todos los poblados en un proyecto llamado La guarandinga, en coordinaci贸n con los CDR, la FMC, para darnos a conocer con nuestro teatro, con la trova y llegar a la gente. Otros de los proyectos con buenos resultados es el de la Casona Azul. Son talleres dirigidos al p煤blico infanto-juvenil que ofreci贸 clases de teatro, de hip hop, de radio, artes visuales, a partir de la experiencia personal de los miembros de la asociaci贸n en instituciones profesionales. La brigada de Instructores de Arte Jos茅 Mart铆 y Casas de Cultura nos apoyaron con ese proyecto y tuvimos excelentes resultados, no solo con los j贸venes, sino que existi贸 una retroalimentaci贸n entre los miembros de la AHS y los instructores de arte.

archivos de la ahs santiaguera

Cuando fuimos en la brigada Una Salva de porvenir a los municipios, intercambiamos con j贸venes con mucho potencial, por lo que brindaremos cursos de formaci贸n con un claustro bien pensado, y luego seleccionaremos uno de los proyectos que se presenten para la producci贸n de esa obra, y darle vida.

Hoy tenemos un grupo importante en Segundo Frente, donde queremos abrir una c茅lula, pero esos muchachos necesitan un nivel de formaci贸n e informaci贸n cultural, que hoy no tienen c贸mo adquirirla en el territorio. Queremos traerlos aqu铆 y ofrecerles buenos referentes de acuerdo a su manifestaci贸n.

Recientemente se celebr贸 la 30 edici贸n del Concurso y Taller Antonio Lloga in memoriam. 驴Hay experiencias que quedar谩n para la pr贸xima edici贸n?

Ten铆a dos programas, uno presencial y otro virtual, pero suspendimos el presencial debido a la situaci贸n epidemiol贸gica. Logramos un canal para podcast, pero a煤n no tenemos un noticiero radial; materializamos un noticiero con una cantidad de vistas en YouTube incre铆ble, un bolet铆n digital Volante sonoro y todo esto quedar谩 para la pr贸xima edici贸n. Ser谩 el centenario de Antonio Lloga y encargamos una serie documental acerca de su vida y obra, as铆 como otro documental relacionado con el Concurso. Incluimos los capsulares Antena Este sobre 10 j贸venes radialistas asociados. Esa serie continuar谩 a partir de la experiencia de la oficina Antonio Lloga, que ya comenz贸 a funcionar y dejar谩 importantes logros para la Asociaci贸n.

驴Cambio de sede, cambio de objetivos?

En estos momentos nos estamos trasladando de sede en la calle Enramadas, cerca de la Alameda Michaelsen. Lleva un nivel de inversi贸n grande. Mientras tanto, mudamos la programaci贸n de la AHS en instituciones culturales ubicadas en Enramadas. Es un reclamo hist贸rico, pero que hayan accedido significa que algo bien est谩 haciendo la Asociaci贸n, como para decir que puede ser la ni帽a de los ojos de la ciudad.

Juan termina su taza de caf茅.

鈥撀縏ienes otra pregunta? Es que debo ensayar con mi grupo.

鈥揧a creo que es suficiente. Treinta y siete minutos de grabaci贸n es bastante.

Sonr铆e, me saluda y se va. Es director del Grupo de Experimentaci贸n Esc茅nica LA CAJA NEGRA, con un marcado ascenso en el arte de las tablas. Termino mi caf茅 como quien ha ganado una partida de ajedrez sin fichas.


Forodebate: La representaci贸n intelectual de la Revoluci贸n: creaci贸n, pensamiento social y comunicaci贸n

La Revoluci贸n cubana, por su car谩cter emancipatorio, estuvo obligada a convertir la cultura en uno de los ejes centrales de su acci贸n. El complejo escenario de transformaciones y deslindes ideol贸gicos reconfigur贸 aceleradamente la din谩mica del campo intelectual y sus pr谩cticas en el pa铆s. Lo social y lo cultural dejaron de asumirse como compartimentos estancos. En el centro de esas variaciones ocup贸 un espacio principal el debate sobre la responsabilidad, las tareas y el papel del intelectual frente a la Revoluci贸n.

Pasadas seis d茅cadas, la continuidad de estos an谩lisis resulta esencial. Importantes variables se han modificado. Cambios de paradigmas y ambientes generacionales, retrocesos visibles en los escenarios en que se forma, produce y se amplifica el pensamiento cultural, tensiones no resueltas en el plano institucional, modificaci贸n del eje de resistencia intelectual de la izquierda a escala planetaria, agotamiento de los nichos de reflexi贸n cr铆tica sobre nuestra realidad; pudieran contabilizarse entre los desaf铆os principales que asumen las pr谩cticas intelectuales en el momento actual que vive la Revoluci贸n Cubana.聽

Sobre el compromiso intelectual, las responsabilidades, el rol de los intelectuales en la Revoluci贸n, invitamos a reflexionar el venidero 7 de mayo a partir de las 10:00 a.m. en el Portal del Arte Joven Cubano, sitio web de la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z. Acompa帽ar谩n esta iniciativa la Dr.Cs. Mely Gonz谩les Ar贸stegui, Profesora Auxiliar de la Universidad Central de Las Villas, y el joven historiador e investigador Fernando Luis Rojas, especialista del Instituto Cubano de Investigaci贸n Cultural Juan Marinello.

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La pol铆tica cultural en los a帽os fundadores de la Revoluci贸n cubana. Apuntes para un dilema que no cesa.

Por Mely del Rosario Gonz谩lez Ar贸stegui

Con el triunfo revolucionario en 1959, la noci贸n del compromiso pol铆tico para los intelectuales cubanos, su pacto con la sociedad, empieza a operar desde otra dimensi贸n, que prioriza la acci贸n y donde el ser de la palabra pasa por los horizontes del deber ser de la pol铆tica y sus contenidos pragm谩ticos. El gran dilema de los intelectuales abre sus fauces, expresada en la eterna contradicci贸n entre individuo y sociedad, entre artista y Revoluci贸n. En este trabajo apuntamos hacia ese dilema, dilema 茅tico y pol铆tico sobre todo, del sector intelectual en Cuba, en un contexto que se mueve entre 1959 y 1961, el a帽o de las reuniones de la Biblioteca Nacional y la celebraci贸n del I Congreso de Escritores y artistas, momentos claves para comprender el dise帽o y decursar de la pol铆tica cultural en el pa铆s.

Desde el inicio las interrogantes se multiplicaban: 驴C贸mo entender la cultura en una sociedad que entraba a una v铆a de construcci贸n socialista hasta entonces in茅dita? 驴C贸mo penetrar en el universo cultural cubano siendo sus defensores y a la vez los detractores de muchas visiones, c贸digos, mitos de nuestra cultura merecedores de olvido y repudio? 驴C贸mo defender la cultura nacional sin cerrarse al mundo, sin negar la diversidad, sin rechazar lo for谩neo que tambi茅n puede llegar a enriquecernos? Porque el problema de la cultura, en un proyecto como el de la Revoluci贸n cubana, asumido como proyecto de liberaci贸n desde el Tercer Mundo, privilegia l贸gicamente los cambios culturales y pol铆ticos, que no pueden esperar al desarrollo objetivo y por supuesto tambi茅n necesario de sus fuerzas productivas.

En la v铆a al socialismo no puede desestimarse la necesidad de encontrar los m茅todos, sistemas de est铆mulos, instituciones y dem谩s mecanismos adecuados al sector de las actividades intelectuales, precisamente 鈥減orque el campo espec铆fico de la funci贸n del intelectual es el campo de la lucha ideol贸gica鈥 (Barral, 1968:4). El intelectual produce elementos que se integran como cimientos en el campo subjetivo de la sociedad: valores, ideas, comportamientos, costumbres, ciencia. Pero no hay que olvidar que este campo ideol贸gico es tambi茅n un campo de lucha de clases, campo indispensable en el logro del triunfo revolucionario. En esta lucha siempre existir谩n individuos que intentar谩n frenar las nuevas transformaciones, por diferentes razones, y habr谩 que encontrar las formas de lucha id贸neas en cada momento para neutralizar cualquier posici贸n individualista y reaccionaria.

La cuesti贸n aqu铆 ser铆a encontrar el l铆mite y el equilibrio entre el inter茅s del artista y el inter茅s del proyecto revolucionario, la f贸rmula a trav茅s de la cual el inter茅s individual se refrenda en el proyecto colectivo y viceversa. Est谩 claro que las f贸rmulas tienen que ser inventadas y reinventadas constantemente, que no pueden alejarse de las circunstancias y las necesidades de cada contexto hist贸rico. Pero 驴c贸mo encontrar este equilibrio, esta confluencia de heterogeneidades, en un contexto en que a煤n los caminos no estaban del todo delineados y donde decenas de senderos se bifurcaban en el trayecto? 驴C贸mo asumir una postura coherente con el inter茅s del individuo/artista y el inter茅s del individuo/revolucionario?

No debe desestimarse, en este entramado de conflictos del mundo ideol贸gico vinculado al sector intelectual y art铆stico, la forma en que desde el a帽o 1959 se trabaj贸 con el sector de la cultura, no siempre dirigido por intelectuales o artistas propiamente. El Gobierno revolucionario compuls贸 a la direcci贸n de las instituciones culturales a muchos revolucionarios, a煤n y cuando no eran propiamente del sector. As铆 lo reconoce Alfredo Guevara cuando dice que m谩s que intelectuales eran animadores culturales y no protagonistas de la creaci贸n, eran m谩s pol铆ticos que intelectuales. 鈥淎l triunfo de la Revoluci贸n 茅ramos guerrilleros, simplemente.鈥 (Estupi帽谩n, 2009:14).

Pero la Revoluci贸n, con un proyecto que hab铆a conmovido y trastocado tan profundamente las ideas y los sentimientos de todos los cubanos, ahora exig铆a elaboraciones intelectuales m谩s revolucionarias, porque ya no depend铆a de lo que en el fondo es decisivo en el capitalismo: la reproducci贸n de tipo capitalista de las relaciones, sino de una intencionalidad creadora de relaciones, de una visi贸n cultural que sostuviera las relaciones sociales y las transformara cualitativamente diferentes al sistema anterior. De manera que la necesidad y el car谩cter del proceso exig铆a un pensamiento reflexivo y una radicalizaci贸n hacia cambios que se acercaran a los ideales m谩s subversivos de la historia de Cuba, vinculados a la b煤squeda de una sociedad m谩s justa, m谩s digna, antimperialista y humana. La pol铆tica se impon铆a inevitablemente en el entorno, y exig铆a de definiciones en al campo de la cultura.

Si tenemos en cuenta los logros alcanzados en el campo de la cultura nacional en Cuba, la relaci贸n entre pol铆tica y cultura podr铆a parecer una mezcla sencilla, sin embargo no lo es. Como afirmara el escritor, poeta, dramaturgo y ensayista cubano Ant贸n Arrufat al recibir el Premio Nacional de Literatura 2000, en cualquier momento de la historia 鈥渓a relaci贸n inevitable del artista con el Estado o el Poder no ha sido f谩cil ni placentera (鈥)鈥 (Arrufat, 2001: 3).

Las pautas de la pol铆tica cultural de la Revoluci贸n en defensa de ese ideal social que ya desbordaba los l铆mites de la sociedad cubana para extenderse a toda Am茅rica Latina y el Tercer Mundo quedaron recogidas en 鈥淧alabras a los intelectuales鈥. En un ambiente de muchas tensiones y controversias, se reunieron con Fidel Castro en la Biblioteca Nacional las figuras m谩s representativas de la intelectualidad cubana, artistas y escritores discutieron sus puntos de vista sobre distintos aspectos de la vida cultural y sus posibilidades de creaci贸n.[1]

En este contexto, la inconsistencia pol铆tica del intelectual ante un cambio radical de la sociedad, interpretada como ambivalencia y miedo por muchas de las figuras de la dirigencia revolucionaria, fue vista por algunos como algo inevitable en este sector, por lo que se ha dado en llamar el 鈥減ecado original de los intelectuales鈥. Fidel fue en este sentido muy cuidadoso, para no herir m谩s a煤n las susceptibilidades 鈥渆l campo de la duda queda para los escritores y artistas que sin ser contrarrevolucionarios no se sienten tampoco revolucionarios鈥 (Castro, 1960:8). Consider贸 que no se deb铆a renunciar al convencimiento de todos aquellos que albergaran alguna duda, que estuviesen confundidos o no comprendieran bien el alcance del proceso.

La visi贸n de que dentro de la Revoluci贸n estar铆an todos aquellos intelectuales que estaban de acuerdo con sus posiciones econ贸micas y sociales a pesar de no coincidir exactamente con sus posiciones filos贸ficas e ideol贸gicas fue un momento de distensi贸n que tranquiliz贸 a muchos intelectuales preocupados por el curso radical de la Revoluci贸n. Fidel consider贸 a este sector de la intelectualidad cubana un reto para el proceso, en tanto deb铆a prest谩rsele una mayor atenci贸n, que permitiera un mayor acercamiento, pero en el sentido de ganarlos, no para discriminarlos. Y en eso estar铆a la grandeza de la obra revolucionaria, que solo renunciar铆a a quienes fueran activamente contrarios a la Revoluci贸n.

As铆 pues, habr铆a que conformar una pol铆tica para esa parte de los intelectuales y escritores que no coincid铆an con todas las proyecciones de la Revoluci贸n, o no entend铆an algunas de sus medidas, pero que nunca se enfrentar铆an a ella para destruirla o hacerle un da帽o irreversible. Esos intelectuales deb铆an encontrar su lugar, un campo donde trabajar y crear, donde su esp铆ritu creador tuviera oportunidad y libertad para expresarse. Pero siempre dentro de la Revoluci贸n, porque la Revoluci贸n tambi茅n ten铆a el derecho de defenderse, de ser y de existir, 鈥減or cuanto la Revoluci贸n significa los intereses de la Naci贸n entera, – define Fidel- nadie puede alegar con raz贸n un derecho contra ella鈥 (Castro, 1960:8). Que no se convirtiera este mensaje en frase manida o discurso vac铆o, he ah铆 el gran reto, no siempre bien encauzado y respondido por quienes han tenido en sus manos los resortes de la pol铆tica cultural en Cuba.

El dilema entre la pol铆tica y la creaci贸n art铆stica.

No hubo tema m谩s debatido en estos a帽os de dise帽o de la pol铆tica cultural que no fuera el relacionado con la libertad de creaci贸n art铆stica. El tema ya hab铆a surgido en las conversaciones de Fidel con Sartre y que Lisandro Otero recogi贸 en el libro Conversaciones en la Laguna. El propio Fidel declar贸 que tambi茅n esta cuesti贸n le hab铆a sido planteada por el escritor norteamericano Wright Mills, de forma que ya hab铆a tenido la oportunidad de ir esclareciendo la posici贸n del gobierno revolucionario.

Muchas de las m谩s interesantes interrogantes se dieron precisamente vinculadas a la dicotom铆a que surge luego de estas reuniones de la Biblioteca Nacional a partir del problema de la creaci贸n art铆stica en la revoluci贸n: 驴C贸mo mantener el esp铆ritu de la creaci贸n art铆stica en los cauces que marcaban las palabras de Fidel? 驴C贸mo ser consecuentes con la l铆nea: 鈥淒entro de la Revoluci贸n todo; contra la Revoluci贸n ning煤n derecho鈥, sin dejar de ser creativos y originales? 驴Qui茅n trazaba la l铆nea divisoria entre el 鈥渄entro鈥 y el 鈥渃ontra鈥? 驴C贸mo impedir que en nombre de la 鈥渄efensa鈥 de la Revoluci贸n se escondieran posiciones oportunistas y se cometieran excesos de todo tipo? 驴C贸mo neutralizar a la mediocridad que lleva al dogmatismo por no poder interpretar y actuar en la dial茅ctica que tiene que imprimirse al proyecto socialista? 驴C贸mo observar la necesaria e inevitable correlaci贸n pol铆tica/cultura sin que la cultura se convierta en lo que se帽alaba Fernando Mart铆nez: en 鈥渇rente鈥 que se atiende 鈥減ol铆ticamente鈥? (Mart铆nez, 2009:33)

No era nueva la idea de que dentro de una revoluci贸n de car谩cter socialista habr铆a de llevarse a efecto un cambio en la conciencia de los hombres que construir铆an la nueva sociedad, y ese cambio ten铆a mucho que ver con el surgimiento de una nueva cultura y la eliminaci贸n paulatina de los rasgos propios de la ideolog铆a burguesa. Fidel enfatiza entonces en la necesidad de que se produjera una revoluci贸n cultural dentro del proceso de revoluci贸n econ贸mica y social que viv铆a la sociedad cubana.

Ya en los momentos en que se desarrollan las reuniones de la Biblioteca Nacional se hab铆an producido mejoras en las condiciones de vida y trabajo de muchos artistas, hab铆a comenzado la construcci贸n de Casas de Cultura, el impulso a las instituciones culturales, hab铆a comenzado la inmensa obra educacional. Se mostraban garant铆as, y muchas de ellas se aseguraban como proyecci贸n futura, por eso se insiste en que era imposible que la Revoluci贸n fuera a liquidar las condiciones que ya hab铆a tra铆do consigo.

Las instituciones culturales hab铆an pasado una etapa dif铆cil, entre la usual carencia de recursos y abandono y la cooptaci贸n de funcionarios y voceros. A pesar de que Cuba pose铆a una riqu铆sima historia de la literatura y las artes, ellas eran sobre todo asunto individual y de peque帽os grupos, que sobreviv铆an con duros esfuerzos, compart铆an esas tareas con el periodismo y con trabajos muy ajenos para ganarse la vida, o consegu铆an papeles y encargos en radio, y televisi贸n.

Ambrosio Fornet reconoce que los artistas cubanos se hab铆an formado en una fecunda contradicci贸n, con la clara conciencia de que su tradici贸n era la vanguardia. 鈥淒e ah铆 que, -dice- mientras los economistas hablaban de la necesidad de salir definitivamente del subdesarrollo, nosotros habl谩ramos de instalarnos definitivamente en la modernidad. Rechaz谩bamos el latifundio, el racismo y el realismo socialista, -para poner tres ejemplos muy dis铆miles entre si- por la misma raz贸n: todos eran signos de atraso. La Revoluci贸n se nos aparec铆a como el medio m谩s r谩pido y seguro de lograr nuestro objetivo no solo en el campo de la cultura, sino en todos los aspectos de la vida social鈥 (Fornet, 2009a:6).

Por otra parte, Fornet tambi茅n enfatiza en que las transformaciones radicales de la vida social, y con ellas la aparici贸n de un p煤blico masivo, eran factores que no pod铆an dejar de influir en la obra de los 鈥減roductores鈥 culturales. Ahora los intelectuales y artistas podr铆an crear con total autonom铆a, gracias al apoyo de instituciones aut贸nomas y a la subvenci贸n estatal, que los libraba de las 鈥渟ervidumbres del mercado鈥. Abordar con tanta nitidez las ventajas que para los propios artistas tra铆a el proceso revolucionario, aclar贸 a muchos que, incluso siendo beneficiados en el orden de la seguridad social y las condiciones id贸neas para la creaci贸n, se dejaban llevar por la confusi贸n ideol贸gica del momento y los prejuicios hacia un orden que a todas luces impon铆a mayor radicalizaci贸n.

Es cierto que en los predios de algunas instituciones culturales, incluso creadas por la Revoluci贸n, como fueron por el ICAIC y el magazine Lunes de Revoluci贸n, ya se hab铆an producido fuertes encontronazos, (tal es el caso de la intensa discusi贸n surgida a partir de la negativa del ICAIC de exhibir el documental PM), pero tambi茅n es verdad que hoy se conocen m谩s a fondo las razones, que llevan a desestimar una sobrevaloraci贸n de esta cuesti贸n para la etapa. Un criterio de Garrand茅s subraya esta idea: 鈥渓as pol茅micas son buenos term贸metros para medir la temperatura intelectual de una 茅poca pero no son su verdad鈥 (Garrand茅s, 2008:286).

Tampoco se pueden obviar los cuestionamientos temerosos de intelectuales como Virgilio Pi帽era, sobre los l铆mites que se estaban imponiendo a la creaci贸n intelectual en la Revoluci贸n. Otras figuras prestigiosas, como fue el caso de Guillermo Cabrera Infante, llegaron a prever la posible existencia de un 鈥渆stalinismo cubano鈥 (Otero, 1984:108).

Fuera del contexto hist贸rico en que se desarrollaban estas discusiones resultar铆a imposible comprender los l铆mites que comenzaban a imponerse en la esfera del arte y la literatura. Pero si tenemos en cuenta el condicionamiento pol铆tico de las mismas, remarcadas por las palabras de Fidel, visualizar铆amos la raz贸n fundamental que llev贸 a posiciones concebidas por algunos como 鈥渄e censura cultural鈥: la preocupaci贸n esencial en esos momentos era la Revoluci贸n misma, amenazada de muerte por sus enemigos externos e internos. Esta visi贸n pol铆tica del momento se impuso y coloc贸 frente a los intelectuales cubanos el dilema desprovisto de toda m谩scara.

Fidel conduce a la siguiente reflexi贸n: 鈥溌緾u谩l debe ser hoy la primera preocupaci贸n de todo ciudadano? 驴La preocupaci贸n de que la Revoluci贸n vaya a desbordar sus medidas, de que la Revoluci贸n vaya a asfixiar el arte, de que la revoluci贸n vaya a asfixiar el genio creador de nuestros ciudadanos, o la preocupaci贸n de todos no ha de ser la Revoluci贸n misma? Porque lo primero es eso: lo primero es la Revoluci贸n misma y despu茅s, entonces, preocuparnos por las dem谩s cuestiones. Esto no quiere decir que las dem谩s cuestiones no deban preocuparnos, pero que en el 谩nimo nuestro, tal y como es al menos el nuestro, nuestra preocupaci贸n fundamental ha de ser hoy la Revoluci贸n鈥 (Castro, 1960:7).

Esta posici贸n perme贸 las posturas de las m谩s importantes instituciones culturales surgidas al calor del proceso revolucionario, incluso alrededor de otros muchos elementos en discusi贸n, como fueron el derecho de definir qu茅 significaba la Revoluci贸n y a qui茅n correspond铆a la libertad de opinar sobre ella o juzgarla. Pero sobre todo esta l铆nea del pensamiento de Fidel en 鈥淧alabras a los intelectuales鈥 mostr贸 una necesidad latente, caracter铆stica del proceso de defensa de la Revoluci贸n: la unidad de todas las fuerzas para consolidarla. Y es que, tal y como sugiere Julio C茅sar Guanche, en el fondo de toda esta batalla lo que est谩 en cuesti贸n es el rumbo de la Revoluci贸n y la calidad del socialismo que habr铆a de construirse en Cuba.

A帽os m谩s tarde, Alfredo Guevara reflexiona sobre todo este proceso y considera que no fue la simple prohibici贸n de un filme lo que signific贸 la prohibici贸n de PM, sino la implantaci贸n una pol铆tica de principios de defensa de la Revoluci贸n en unos d铆as en que ya se esperaba un ataque armado y por todas partes se emplazaban ametralladoras y anti a茅reas. 鈥淧rohibir es prohibir; y prohibimos (鈥) Lo que no est谩bamos dispuestos, y era un derecho, era a ser c贸mplices de su exhibici贸n en medio de la movilizaci贸n revolucionaria鈥 (Guevara, 1998:89). Sin embargo, Alfredo reconoci贸 que quiz谩s en a帽os posteriores hubiera permitido que el film siguiera su curso, porque aunque las condiciones nunca han sido del todo favorables para el proceso revolucionario cubano, el enfrentamiento ser铆a de otro tipo.

Por otra parte, si de reconocer el papel jugado por la pol铆tica en todo este dilema de los intelectuales se trata, hay que observar la forma en que 茅sta pugnaba todo el tiempo por salir disfrazada de 鈥渃riterios est茅ticos鈥. Cuando profundizamos en las dis铆miles pol茅micas art铆sticas que desde los primeros a帽os comenzaron a suscitarse, nos percatamos que no eran m谩s que la legitimaci贸n cultural de posiciones pol铆ticas, inscribi茅ndose en un debate que no era solo est茅tico, ni acad茅mico, ni literario ni cinematogr谩fico. Era un debate profundamente pol铆tico, donde los intereses de clases acechaban, donde el ideal peque帽o burgu茅s se asomaba temeroso.

Pero todas las posiciones, tanto las m谩s ortodoxas como las m谩s contestatarias y herejes, discut铆an abiertamente, y le imprim铆an un car谩cter aut茅nticamente atractivo a estos a帽os. Problem谩ticas de car谩cter est茅tico, novedosas o universales, en las condiciones nuevas del socialismo en Cuba, provocaron acaloradas discusiones te贸ricas y no menos 鈥渁taques鈥 te贸ricos individuales, confrontaciones que vieron la luz en las publicaciones peri贸dicas que propici贸 el movimiento del pensamiento est茅tico desde diversas formaciones ideo est茅ticas (Pogolotti, 2006:vii).

Estas pol茅micas continuaron desarroll谩ndose entre Mirta Aguirre y Jorge Fraga (sobre la literatura y el arte, en la que tambi茅n interviene el poeta Rafael Alcides con sus tesis sobre la literatura y el arte revolucionarios); entre Jes煤s D铆az, Ana Mar铆a Simo de ediciones 鈥淓l Puente鈥 y el poeta Jes煤s Orta Ruiz, (Indio Nabor铆). Fueron todas ellas pol茅micas que provocan el est铆mulo a continuar los ex谩menes acerca de los principales temas est茅ticos a debate con el prop贸sito de establecer su continuidad en el proceso de creaci贸n revolucionaria.

Pero nada es sencillo en este an谩lisis, porque en un contexto tan complejo, estaban los intelectuales y artistas, con todos sus miedos, asustados con esa revoluci贸n que desbordaba sus intereses y sus propias necesidades. Tal y como corresponde a las relaciones sociales, ning煤n an谩lisis puede ser 鈥渆n blanco y negro鈥, de manera tal que el veredicto que sol铆a darse: -芦ese no est谩 claro, tiene problemas ideol贸gicos禄, comenz贸 a difundirse de una manera peligrosamente subjetiva, cuando en muchos casos lo que ocurr铆a era que personas con聽 suficiente autoestima y responsabilidad social e ideol贸gica como para negarse a aceptar medidas que luego fueron reconocidas como desafortunadas, expresaban su inconformidad o se帽alaban desaciertos pol铆ticos.

No siempre se tuvieron en cuenta los proyectos personales de los diferentes actores sociales de la etapa estudiada, protagonistas de la oleada revolucionaria, y en el deseo de satisfacer las demandas y sue帽os colectivos se subestim贸 al individuo y a su universo de intereses. La reducci贸n del yo en el 芦nosotros禄 constituy贸 un problema muy evidente en aquellos a帽os, porque no se supo encontrar la justa medida entre los intereses sociales y los individuales. Ese ha sido un problema muy generalizado en las sociedades del llamado 鈥渟ocialismo real鈥: el individuo, con sus intereses y sus necesidades se pierde en el entramado social, provocando exclusiones y rechazos injustificados.聽

Entre 1959 y 1961 la Revoluci贸n victoriosa solo daba sus primeros pasos y ya se observaban asombrosos resultados, pero no todos los que se esperaban, dadas las expectativas existentes en un pueblo que era due帽o de una hermosa tradici贸n de lucha y resistencia. Hay que insistir en el hecho de que no siempre los que tuvieron la misi贸n de dirigir los espacios abandonados por los antiguos due帽os o los nuevos espacios creados por la Revoluci贸n en el poder ten铆an la preparaci贸n y la formaci贸n adecuadas. Las buenas intenciones de defender el proceso revolucionario se empa帽aban con frecuencia por el dogmatismo, el totalitarismo y la mediocridad de los propios actores sociales. Proliferaron posiciones extremistas entre aquellos que no llegaban a entender dial茅cticamente la construcci贸n de un sistema tan complejo como el socialismo, que puede producir r谩pidamente profundos cambios econ贸micos, sociales y pol铆ticos, pero que no siempre llevan aparejados, con esa misma rapidez, los cambios de la conciencia social de las grandes masas.

Por otra parte, hay que considerar que las pol铆ticas realmente en curso fueron transformando los roles de los sujetos sociales y que en esos nuevos roles iba implicada una ruptura con la ideolog铆a dominante y una inclinaci贸n espont谩nea hacia una ideolog铆a m谩s radical, m谩s revolucionaria, m谩s socializante. Es por esto que, al decir de Juan Vald茅s Paz, 鈥渆l proceso de transformaci贸n acelerada de la sociedad prepar贸 m谩s que el discurso,鈥orque el discurso ideol贸gico estaba bastante centrado en la pol铆tica en ese momento y era bastante incluyente, mientras que los procesos reales eran bastante diferenciadores y excluyentes鈥 (Gonz谩lez, 2012b:76)

Todo lo que no fuera 鈥渃laramente revolucionario鈥 era excluido, y la claridad revolucionaria, desde el punto de vista pol铆tico, ideol贸gico y moral, era interpretada de una manera muy conflictual. Se abogaba por la unidad revolucionaria y contra el sectarismo, pero m谩s tarde cualquier postura intermedia lleg贸 a ser considerada una debilidad, porque se corr铆a el riesgo de estar con el enemigo o de estar con el 鈥減ol铆ticamente incorrecto鈥.

En un proceso donde confluyen tantos rebeldes e inconformes, son inevitables las contradicciones. Es saludable tratar que estas diferencias puedan expresarse, ventilarse, en un ambiente de debate, y que la unidad que resulta indispensable para la defensa de los objetivos del proceso se construya sobre el consenso generado a partir de la discusi贸n abierta entre distintas posiciones revolucionarias. Pero comenz贸 a proliferar, con el pretexto de no dar espacio al enemigo, una unidad construida verticalmente, sobre la base de la obediencia y la disciplina sin cuestionamientos ante directivas de organismos superiores. Ese esp铆ritu fue caldo de cultivo para muchos de los errores cometidos en la implementaci贸n de la pol铆tica cultural, entre los que se destaca, a la luz del debate que nos ocupa, el desprecio y el miedo por la diversidad, situaci贸n que a煤n se confronta incre铆blemente, en algunos de los espacios nacionales. Hay quienes todav铆a no logran comprender que la inclusi贸n de todos y todas en un proyecto social, a煤n y colmando de sentido pol铆tico la lucha por la diversidad, no tiene por qu茅 conducir a la fragmentaci贸n y al individualismo, sino todo lo contrario, debe llevar a una mayor unidad y al colorido rostro de un socialismo m谩s humano, que desarticule todas las formas de discriminaci贸n y promueva la m谩s intensa participaci贸n popular en todos los procesos sociales.

Por otra parte habr铆a que considerar tambi茅n el criterio acerca de las insuficiencias de las concepciones del mundo y de la vida que hab铆an regido frente a las pr谩cticas, urgencias y exigencias de la Revoluci贸n, que provocaron en ocasiones actitudes negativas y simulaciones, movidas por los valores y h谩bitos de la sociedad anterior, y en alguna medida tambi茅n por el escaso desarrollo de la nueva sociedad. Que hab铆a que lograr justicia social, igualdad, educaci贸n y salud, seguridad social y solidaridad humana era cuestiones del consenso de todos, lo que no estaba claro y totalmente definido era c贸mo lograrlo…..y era l贸gico, porque generalmente, esas respuestas est谩n en el camino, no en el fin. Todos hablaban del socialismo, pero hab铆a notables diferencias acerca de c贸mo concebirlo y c贸mo entender, sin extremismos, la transici贸n hacia 茅l.

Los numerosos sucesos que se desatan en los primeros a帽os del triunfo del 59 comienzan a mostrar la necesidad imperiosa de que la Revoluci贸n abrazara a todos sus hijos en su proyecto social.聽 Pero entonces aparece la otra gran dicotom铆a: 驴C贸mo hacer coincidir a todos en la unidad que se propugnaba si los hijos eran de diversas ideolog铆as, diversas religiones, diversas preferencias sexuales?

Con todos sus aciertos, errores e insuficiencias, los intelectuales cubanos entraron a la historia de los sesenta en Cuba con una impronta marcada por el per铆odo de los tres a帽os fundadores. Reconocieron natural que entre los revolucionarios cubanos se presentaran diferencias y divergencias en cuanto a los caminos del socialismo y al marxismo, entre otras cosas porque existi贸 un denominador com煤n que gui贸 las conciencias y las voluntades de los que mantuvieron las ideas y posiciones m谩s dis铆miles: la defensa de la Revoluci贸n cubana, con su justicia socialista y su car谩cter de liberaci贸n nacional. Ese denominador com煤n mantiene su impronta, a煤n y cuando m谩s profundamente contradictorio se vuelva su entorno y su propio esp铆ritu, a煤n y cuando no se supere del todo el 鈥渃omplejo del intelectual鈥 y el desprecio de los algunos funcionarios hacia este sector. Aun as铆, al decir de Aurelio Alonso: 鈥淟a intelectualidad cubana es una intelectualidad con porcientos de asimilaci贸n de su propio papel, de lo que le toca, de lo que puede jugar,聽 de lo que vale la pena ser聽 jugado m谩s all谩 del vivir mejor. Yo creo que es importante lo que se ha logrado ante todo.聽 (…) Yo creo que en nuestra intelectualidad hay quien rechaza esto de manera brutal y te dicen 芦qu茅date ah铆 con lo que t煤 tienes que yo me voy, yo me monto en el avi贸n y me quedo en la pr贸xima禄,聽 pero la mayor铆a no tiene esa actitud, la mayor铆a te dice: 芦yo sigo aqu铆 porque esta cosa es tan m铆a como tuya禄聽 y vamos a ver, porque en definitiva de aqu铆 a cien a帽os Portocarrero sigue siendo Portocarrero y el 90 por ciento de los ministros que han pasado por este pa铆s en un Ministerio nadie se acuerda de ellos, a lo mejor ni los nietos. Porque esa es la historia de la sociedad y sus intelectuales鈥 (Gonz谩lez, 2012a:15).

Bibliograf铆a

Arrufat, Ant贸n 2001 Un Examen de Medianoche (Matanzas, Ediciones Vig铆a)

Barral, Fernando 鈥淎ctitud del intelectual revolucionario鈥 en Revoluci贸n y Cultura. (La Habana) No.9, 30 de abril de 1968. p. 4

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Castro, Fidel 1961 鈥淧alabras a los intelectuales鈥 (La Habana, Ediciones del Consejo Nacional de Cultura) p.21

Fornet, Ambrosio 2009陋. 鈥淟a D茅cada prodigiosa鈥 en Narrar la Naci贸n (La Habana, Editorial Letras Cubanas) p.358

Garrand茅s, Alberto 2008陋. 聽El concierto de las f谩bulas (La Habana, Editorial Letras Cubanas)

Gonz谩lez Ar贸stegui, Mely 2012a Entrevista a Aurelio Alonso Material in茅dito en Cuba: Cultura e ideolog铆a. Dilemas y controversias entre el 59 y el 61. ISBN 978-959-250-734-0, Santa Clara, Biblioteca de la Universidad Central de las Villas.

Gonz谩lez Ar贸stegui, Mely 2012b. Entrevista realizada a Juan Vald茅s Paz en Cuba: Cultura e ideolog铆a. Dilemas y controversias entre el 59 y el 61. ISBN 978-959-250-734-0, Santa Clara, Biblioteca de la Universidad Central de las Villas.

Guevara, Alfredo 1998陋. 聽Revoluci贸n es lucidez, (La Habana, Ediciones ICAIC)

Guanche, Julio C茅sar 2006 鈥淓l camino de las definiciones. Los intelectuales y la pol铆tica en Cuba. 1959-1961鈥 en Temas (La Habana) no. 45, mayo 2006, p.106

Mart铆nez Heredia, Fernando 2009b 鈥淓l mundo ideol贸gico cubano de 1959 a marzo de 1960鈥 en Andando en la historia. (La Habana, Ruth Casa editorial. Instituto cubano de investigaci贸n Cultural Juan Marinello). p.208

Sartre visita a Cuba. Ideolog铆a y Revoluci贸n. Una entrevista con los escritores cubanos. Hurac谩n sobre el az煤car. 1960. Ediciones revolucionarias. La Habana.

Otero, Lisandro 1984 鈥淯n lunes para Cabrera Infante鈥 en Disidencias y coincidencias en Cuba, (La Habana, Editorial Jos茅 Mart铆) p. 108.

Pogolotti, Graziella, 2008 鈥淟os pol茅micos sesenta鈥 en Pol茅micas culturales de los 60 (La Habana, Editorial Letras Cubanas)聽 p.vii

[1] 鈥淧alabras a los intelectuales鈥 fue entonces el documento que recogi贸, a modo de resumen, las ideas de Fidel sobre todas estas problem谩ticas, convirti茅ndose en uno de los documentos b谩sicos de la pol铆tica cultural cubana.

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Pol铆tica cultural

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Provocaciones para una construcci贸n simb贸lica

Por Fernando Luis Rojas L贸pez

Agradezco a la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z (AHS) la invitaci贸n a este foro. El evento Memoria Nuestra se ha caracterizado por, desde las exposiciones de los propios asociados y j贸venes participantes, convertirse en un escenario de discusi贸n colectiva e intercambio de saberes. Por ello, m谩s que concurrir a este foro en calidad de 芦especialista禄 prefiero hacerlo en condici贸n de 芦facilitador禄. Para mi alegr铆a comparto este rol con la profesora, investigadora y compa帽era Mely Gonz谩lez de la UCLV.

Dada la amplitud tem谩tica que refleja la convocatoria a este foro, me limito a esbozar algunos problemas que considero acompa帽an el tema y realizar comentarios puntuales.

Primero: 驴Pol铆tica cultural o Pol铆ticas culturales?

Este problema se presenta al menos en dos dimensiones identificables. Una, relacionada con el espacio geo-pol铆tico e institucional. La incidencia de 芦problem谩ticas禄 internacionales no se limita a sus efectos en materia de econom铆a, comunicaci贸n, movimiento internacional de las personas, etc.; todo ello tiene un correlato con la 芦atenci贸n禄 a las pol铆ticas de los organismos internacionales. De hecho, se han incorporado c贸digos discursivos vinculados a organizaciones del sistema de Naciones Unidas y ello incluye las que se dedican a la cultura. Existe tambi茅n la que pudiera considerarse centro en las referencias tradicionales a 芦pol铆tica cultural de la Revoluci贸n禄, identificada con el ambiente nacional y, espec铆ficamente, estatal. Por 煤ltimo, puede encontrarse la propia generaci贸n, lectura e implementaci贸n que se realiza por organizaciones, instituciones, territorios, etc.

Por tanto, en mi criterio existe una clara diferencia entre lo que se denomina 芦principios de la pol铆tica cultural de la Revoluci贸n禄 y 芦la pol铆tica cultural禄 que, en su condici贸n descentrada (internacional, nacional, territorial-organizativa) es diversa.

Otra dimensi贸n tiene que ver con las continuidades y rupturas que se evidencian en este y otros terrenos en los m谩s de sesenta a帽os que han transcurrido desde 1959. Al discutido 鈥揷rom谩tica y temporalmente鈥 Quinquenio gris acu帽ado por Ambrosio Fornet, agrego tres ejemplos para ilustrar la complejidad del proceso.

En su libro p贸stumo Decirlo todo. Pol铆ticas culturales (en la Revoluci贸n cubana) publicado por la editorial Ojal谩 en 2017, Guillermo Rodr铆guez Rivera identifica el par contradictorio pol铆tica cultural inclusiva y pol铆tica cultural excluyente, siendo caracter铆stica esta 煤ltima del periodo que media entre 1971 y 1976.

Juan Vald茅s Paz en La evoluci贸n del poder en la Revoluci贸n cubana 鈥搎ue analiza desde 1959 hasta la actualidad鈥 se帽ala para el periodo 1975 a 1991: 芦A partir de 1976 la pol铆tica cultural qued贸 escindida en una pol铆tica m谩s abierta para las actividades art铆stico-literarias y una pol铆tica regresiva y dogm谩tica para las ciencias sociales y human铆sticas, las cuales eran subordinadas a la instauraci贸n de una cierta ideolog铆a de Partido y de Estado禄.

Y en 2014 apuntaba Fernando Mart铆nez Heredia en Ciencias sociales cubanas: 驴el reino de todav铆a?:聽

No repetir茅 aqu铆 lo que he escrito y dicho acerca del subdesarrollo inducido que sufrieron el pensamiento y las ciencias sociales cubanas a inicios de los a帽os setenta, ni acerca de los rasgos de aquella desgracia (…) en los an谩lisis que hagamos hoy es imprescindible tener en cuenta que se volvieron cr贸nicos, y que en cierta medida se mantienen todav铆a (…) A menudo los cambios impulsados se han reducido a puestas al d铆a que no brindan mucho m谩s que buena imagen, pero suelen reforzar el colonialismo mental, y tambi茅n a permisividades conquistadas. Pero hoy tenemos avances muy grandes. Contamos con mayor cantidad que nunca de especialistas calificados, cientos de monograf铆as muy valiosas, centros de investigaci贸n y docentes muy experimentados, y un gran n煤mero de profesionales con voluntad de actuar como cient铆ficos sociales conscientes y enfrentar los desaf铆os tremendos que est谩n ante nosotros.

Sirvan estos tres ejemplos para mostrar que las din谩micas de continuidad y ruptura, y las lecturas que se hacen sobre ellas, pueden ser bastante heterog茅neas. 驴Hablamos entonces de 芦pol铆tica cultural禄 o de 芦pol铆ticas culturales禄? 驴Las 芦desviaciones禄 de 芦la pol铆tica禄 son o no expresi贸n de pol铆ticas nuevas?

Como me he detenido m谩s de lo necesario en este primer problema, me limito a esbozar algunos otros en t茅rminos de interrogantes.

Segundo: 驴C贸mo asumimos, al hablar de Pol铆ticas culturales, los correlatos entre eso que se ha llamado 芦el contexto禄 y los 芦estudios particulares禄? 驴Puede hacerse desde perspectivas binarias?

Tercero: 驴C贸mo enfrentamos las porosidades y sinton铆as que tienen las luchas por la hegemon铆a en los terrenos pol铆tico, cultural y art铆stico-literario?

Cuarto: 驴De qu茅 manera valoramos las din谩micas propias y destiempos que se presentan en las pugnas o pol茅micas en estos terrenos?

Quinto: 驴C贸mo particularizamos las gradaciones y diferencias entre procesos que pueden denotar luchas por el poder (en cualquier 谩mbito), construcci贸n de identidades diferenciadas, pluralidad en la b煤squeda del consenso o ejercicio acad茅mico de contrastaci贸n de resultados?

Sexto: 驴Qu茅 lugar ocupan las ciencias y la educaci贸n cu谩ndo de 芦pol铆ticas culturales禄 se habla?

S茅ptimo: 驴C贸mo se enfocan las din谩micas entre la creaci贸n en el llamado 芦exilio禄, la migraci贸n, la producci贸n internacional y desde el espacio geogr谩fico cubano?

Octavo: 驴Qu茅 expresa el hecho de que, en varios acercamientos a publicaciones que desaparecieron durante estas seis d茅cadas se toma como punto de partida el cierre 鈥搎ue no deja de constituir un asunto central鈥 y se estructura metodol贸gicamente la narrativa sobre la publicaci贸n acomod谩ndola solo a su desenlace?

Termino esta provocaci贸n, que ojal谩 llegue a tal, con un comentario.

Hace casi un a帽o, durante el Congreso de la UNEAC, el actual presidente cubano Miguel D铆az-Canel manifest贸:

(鈥) siempre me ha preocupado que de aquellas palabras [Palabras a los intelectuales] se extraigan un par de frases y se enarbolen como consigna. Nuestro deber es leerlo conscientes de que, siendo un documento para todos los tiempos, por los principios que establece para la pol铆tica cultural, tambi茅n exige una interpretaci贸n contextualizada (鈥) ser铆a contradictorio con la originalidad y fuerza de ese texto, pretender que norme de forma 煤nica e inamovible la pol铆tica cultural de la Revoluci贸n. Eso ser铆a cortarle las alas a su vuelo fundador y a su esp铆ritu de convocatoria禄.

No constituye un dato menor, si asumimos que la intervenci贸n de 1961 ha tenido un lugar central en los acercamientos a la historia intelectual cubana del 煤ltimo medio siglo, y un car谩cter regulador 鈥揳l menos discursivamente鈥 en buena parte de la pol铆tica y pr谩ctica gubernamental hacia los artistas y escritores.


De la cultura y otros demonios

Como todo lo nuevo, la llegada del聽Decreto聽No.聽349聽Contravenciones de las regulaciones en materia de pol铆tica cultural y sobre la prestaci贸n de servicios art铆sticos del 2018, gener贸 opiniones diversas; interpretaciones de todo tipo e, incluso, voces mal intencionadas apostaron por robarse en las redes sociales el聽show聽con criterios absolutos e incoherentes. Sin embargo, tras la lectura reposada de sus cap铆tulos y art铆culos, as铆 como la explicaci贸n de su aplicaci贸n, los juicios toman cauces m谩s concurrentes. [+]


Pronunciamiento de la UNEAC

Una vez m谩s ha sido derrotada la pol铆tica genocida de bloqueo, impuesta por el gobierno de los Estados Unidos de Am茅rica contra nuestro pueblo. Con leg铆timo orgullo los escritores y artistas cubanos saludamos la victoria alcanzada por nuestro pa铆s en la Asamblea General de la ONU, con el respaldo de 189 naciones.

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Participar con may煤scula sostenida

芦Nos recibi贸 en la puerta de su oficina en el Consejo de Estado. Yo no entraba a ese edificio desde la cena que, en 2016, Ra煤l, a nombre de Cuba, ofreci贸 a su hom贸logo Barack Obama durante su visita a la Isla. Nos recibi贸 con un abrazo, nos salud贸 y se mostr贸 sonriente禄.

Ocurri贸 este jueves, y aunque no es una novedad para el director de la Orquesta Failde, el reconocido por muchos como El Pr铆ncipe del Danz贸n siente que el encuentro sostenido por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros con parte de la nueva y de la saliente direcci贸n de la AHS fue como un abrazo extendido a toda la juventud cubana. 芦Realmente desde el 2do. Congreso en 2013, Miguel D铆az-Canel ha estado en innumerables espacios de di谩logo con los j贸venes artistas e intelectuales禄, cuenta Ethiel Failde a聽JR.

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La vanguardia musical cubana no puede perder la br煤jula

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Tendremos que ser vanguardia siempre

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Desde que dio con ella, la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z (AHS) fue una luz que deslumbr贸 a Rubiel Garc铆a Gonz谩lez. Ocurri贸 en Guant谩namo, la tierra amada que lo vio nacer. Sin embargo, en aquellos a帽os en que la Casa del Joven Creador se convirti贸 en alegr铆a diaria, en el principal refugio que resguard贸 y fortaleci贸 su espiritualidad para siempre, no pod铆a imaginar que la organizaci贸n que a partir de este martes 16 celebrar谩 su Tercer Congreso, lo 芦amarrar铆a禄 para toda la vida.

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