Calendario
Onel Pérez: «La poesía es un acto de formación»
Onel Pérez Izaguirre es una de las voces más interesantes de la poesía hecha por jóvenes en el actual escenario cubano. Hombre de pocas palabras, contundente con el verso; sus textos se disputan el espacio, como si todos quisieran habitar la misma página. Su libro Fosa Común mereció el premio Poesía de Primavera 2017 y fue publicado al año siguiente por Ediciones Ávila. Este mambí ha vivido todos estos años en Baire (Santiago de Cuba) y se posiciona nuevamente en la atmósfera literaria, mereciendo el premio Calendario de Poesía 2022.
En varias ocasiones conversamos sobre su libro Cables de alta tensión. Habló de mandarlo a una editorial porque el cuaderno no había tenido suerte en los concursos. Sin embrago insiste, una y otra vez insististe, en procurarle al libro su valor real. Hace poco se anunció que el cuaderno había recibido el premio Calendario, que es con mucho, el reconocimiento literario más importante para los jóvenes escritores cubanos.
¿Te consideras alguien persistente?
Sí, creo que soy persistente. En la literatura como en la vida, es necesaria esta cualidad para crear o hacer cosas valiosas… y más las que son del espíritu: estas son imperecederas.
¿Crees que el jurado determina el valor real de la obra?
Cada jurado tiene sus esquemas de apreciación estética, su forma de ver el arte y el mismo proceso creativo. Yo respeto a los jurados: siempre están entre la espada y la pared. Son muchas las obras buenas que se presentan a concursar y solo una, en la mayoría de los casos, debe ser la ganadora.
El grupo literario Café Bonaparte, comandado por Eduard Encina, contribuyó a tu formación como escritor. ¿Qué era Onel Pérez antes de Café Bonaparte?
Solo era un muchacho introvertido que le apasionaban los libros y se entregaba a ellos como si fuera lo único que existiera. Todavía lo soy, pero gracias a Dios, y a la existencia de este espacio, heme aquí: transformado. Crecer bajo la sombra de Eduard y de Jorge L. Legrá es de las cosas más bellas que me han sucedido. Eduard, con su mirada crítica, dura, pero salvadora, era (es) un ser excepcional, de un valor ético único, con un sentido de la humildad y de la fidelidad a prueba de fuego. Siempre será mi hermano, un padre. Jorge ha estado ahí para regañarme con paciencia y sabiduría. “El Puro” me ha llenado de su pureza.
Hay un tema recurrente en tu poesía. Lo vi en Fosa Común y lo he visto asomarse en Cables de alta tensión. Me refiero al “poder.” En uno de tus textos afirmas, incluso, que «el poder desfigura». Coméntame de esto.
No somos electrones a la deriva, somos seres sociales. El poder es una de las cuestiones que más me interesa criticar. El poder como burocracia, como ente que hacen daño, que no resuelven nada. La poesía está para denunciar, tiene ese poder y me ha tocado usarlo. La poesía es un acto de valentía. Es una de mis trincheras.
Muchos historiadores centran el inicio de la Guerra Necesaria en tu pueblo. Las luchas por la independencia y la libertad de la nación han dejado una huella indeleble y una fortaleza de espíritu que caracteriza a la mayoría de los bairenses. ¿Sientes esta influencia en tu proceso creativo?
Sí. De una forma o de otra, las guerras de independencia están en mi escritura y me definen. No soy un historiador, pero creo que llevo la historia en la sangre. Escribir en Baire es un reto, pero nada define el espacio físico, ni estar alejado cientos de kilómetros de la capital provincial. Te define tu mente, lo que te propones. He ahí lo que me he construido. La poesía es un acto de formación.
Me gustaría que hables sobre la extensión de tus poemas. La brevedad con la que escribes bien que podría simular una carga al machete, el tiempo entre el toque del “corneta” y el contacto con el enemigo. Tu poesía tiene la extensión de una emboscada, o mejor: el tiempo que dura la sorpresa de la emboscada.
Al hablar de mis poemas, recuerdo una sentencia del poeta García Blanco diciendo que yo era un poeta minimalista. Y es como dice Martí: más ideas, menos palabras. No me gusta el palabreo en el poema. El poema es mucho más que palabras.
La Guerra Necesaria le da protagonismo a un poeta: José Martí. En tus textos abundan referencias y conceptos martianos. Históricamente, los bairenses se esfuerzan por mantener latente el romántico hecho de un poeta que da la vida por su patria. ¿Qué opinión te merece la obra martiana?
La obra martiana tiene un valor incalculable. Siempre hay que volver a Martí. Fue un intelectual: esa debe ser nuestra meta. Su Diario de Campaña es exquisito. Esa relación de intimidad con la naturaleza es sorprendente. Hay que volver a Martí como niños, como buscando algún tesoro.
Háblame sobre tu proceso creativo.
El poema tiene que sorprenderme trabajando: leo, hago apuntes y pienso en el próximo texto. La musa existe, pero no soy de los que creen mucho en ella. Mi proceso creativo no tiene nada del otro mundo. Escribo, reviso, tallo el poema… como decía Boti. Y después sigo leyendo. Reviso el texto aún después de estar publicado. Para mí un poema termina cuando deja de hablarme. Le doy taller, se lo muestro a los colegas. Es un proceso donde la belleza muestra sus máscaras.
¿A qué público deseas llegar con lo que escribes? ¿Crees que la poesía puede influir en la sociedad?
Con lo que escribo deseo llegar a todos, aunque respeto mucho el público infantil. La poesía tiene que comunicar, sin olvidar sus patrones estéticos, donde la belleza es su valor esencial. La poesía puede contribuir en la sociedad de hoy. Ella tiene el valor de la vida en sí y da protagonismo a temáticas que tristemente se están perdiendo. Tiene un valor de sanidad espiritual increíble.
Eres psicopedagogo de profesión. A diario interactúas con las primeras edades. ¿Qué opinión te merece la juventud cubana?
A la juventud cubana le ha tocado vivir muchos procesos de cambios. Ellos son héroes: en sus manos están los derroteros de la nación. Son el timón. Hay que escucharlos atentamente.
Vi en los ojos de tu padre un gesto hermoso cuando fuiste a recibir el premio Calendario. ¿Cómo te sentiste? Eduard estaría orgulloso de ti. ¿Qué crees que te diría?
Una de las cosas más bellas es que mi padre estaba conmigo en la premiación. No tengo palabras para agradecer tanta belleza. Pero faltaba un amigo entrañable, Eduard. Él me apretaría con fuerza, como solía hacer, y me daría un beso. Eso haría Eduard Encina. Él me diría: “Guajiro, hay mucho machete que dar todavía”.
Libros del talento joven
Como cada año, son diversas las propuestas que llegan a la Feria Internacional del Libro de la mano de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). En su sede del Pabellón Cuba, la organización, junto al Centro Provincial del Libro de La Habana, ha preparado, además de la venta de importantes obras de la literatura, actividades recreativas y culturales para niños, adolescentes y jóvenes.
Momentos claves de la jornada serán las presentaciones de las editoriales de la Asociación: La Luz (Holguín), Sed de Belleza (Villa Clara), Reina del Mar (Cienfuegos), Aldabón (Matanzas) y Áncora (Isla de la Juventud), que adornarán la feria con libros inéditos dedicados a figuras de la literatura cubana como Delfín Prats y Miguel Barnet.
Y un encuentro especial será la entrega de los Premios Calendario 2023, en alianza siempre con la Casa Editora Abril, a obras de los más jóvenes literatos cubanos. Ello ocurrirá el día 15, a las 4:00 p.m., en la Sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, según declaró Ana Irma Pérez Pereyó, vicepresidenta de la AHS. Además, precisó que durante estas jornadas se presentarán los seis libros galardonados en el certamen el pasado año.
Para los más pequeños de casa, Armando López Carralero viene con su propuesta Duende del Agua, un libro compuesto por romances y décimas, cuyo tema recurrente a lo largo del texto es el agua como símbolo de lo cotidiano, y a partir de ahí se abordan con sencillez situaciones y problemáticas de la vida diaria.
Bestia Contextual, del dramaturgo trinitario Darién Peña Prada, es uno de los títulos que, mediante un soneto con magistral manejo del endecasílabo, logra inmiscuir al lector en un viaje por los avatares de la vida contemporánea. Esta poesía de inminente carácter humano incita a obviar el camino de la apatía y a ponerse en el lugar de los otros para llegar a producir cambios en esta bestia contextual que es el ser humano.
Otro de los premios Calendario 2022 es El Padrino (según Doubrovsky). Esta propuesta, del egresado de la Universidad de las Artes Manuel Hurtado, hace un contraste entre la ficción y la realidad, actualizando el tratamiento de la familia en la dramaturgia cubana contemporánea. El texto, que además constituyó la tesis de grado del autor, es una propuesta atrayente para las nuevas generaciones.
Los amantes de las novelas de ciencia ficción, con El tapiz del tirano, del joven tunero José Alejandro Cantallops, podrán adentrarse en un viaje fantasioso por la ciudad de Laedas, donde una hechicera tejedora de tapices tiene el encargo de asesinar al nuevo tirano de la urbe, sin embargo, se ve influenciada por sentimientos y emociones que cambiarán el curso de los acontecimientos.
Mucho, señora, daría… Las fibras eróticas de José Martí es uno de los títulos más sugerentes a presentarse en la feria. Este ensayo, de Lázaro Abrahan Pérez, hace partícipe al lector de una cronología de los más íntimos sentimientos del Apóstol y sus historias de amor y desamor, una arista poco abordada e interesante de la vida del Maestro.
El premio David, en la modalidad de cuento en 2017, trae una narrativa atrayente, principalmente para el público joven con Triple C. La historia que David Martínez Balsa recrea no solo alude a las vueltas que da la vida, sino que además logra empalmar la ficción con la realidad, al narrar vicisitudes que jóvenes de una unidad militar pasan durante la pandemia de la COVID-19 en Cuba.
Ingrid Lobaina: «Noemí me ha regalado mucho reconocimiento del público»
Pero Ingrid Lobaina no es Noemí, la adolescente tímida y adicta al móvil que vimos en la excelente serie Calendario, por más que le va a costar recuperar su nombre después de una actuación y una puesta tan convincentes. Ingrid es una joven inteligente, activa y versátil.
Según nos cuenta, lo fue desde niña: «Siempre fui muy inquieta y tuve inclinaciones hacia el arte. A causa de eso, mis padres me apuntaron en grupos de danza, de baile español, de ballet, incluso estuve dando piano también».
Luego entró a uno de los talleres de La Colmenita, que se realizaba en el Poligráfico Granma, bajo la dirección de Patricia Gómez Wong. Allí sí encontró una pasión y un camino: la actuación. Con nueve años la aceptaron en La Colmenita Central, donde permaneció hasta que ingresó a la Escuela Nacional de Arte (ENA). Antes de graduarse, pasó por las manos mágicas de Carlos Díaz, director de Teatro El Público; Osvaldo Doimeadiós; Fernando Hechavarría y Jazz Vilá: «Para la tesis montamos El Decamerón, un espectáculo que luego quedó en cartelera como repertorio oficial de Teatro El Público», nos cuenta la joven actriz.
Pero la inquieta Ingrid volvió a mostrarse y no llegó a las últimas presentaciones de la pieza porque ya andaba planteándose un nuevo reto: «Entré a la FAMCA por el curso regular diurno, entonces me desvinculé del teatro para estudiar cinco años la especialidad de fotografía.
«Yo siempre estoy tratando de aprender algo nuevo. Me gusta sentir que mi intelecto se expande y así mis habilidades también. Entonces sentí que con esos cuatro años de ENA, que además fueron muy intensos, y la buenísima preparación que me dieron mis profesores, un poco me bastaba para sentirme una actriz ya profesional, que no quiere decir que, para nada, yo esté demeritando el trabajo de los profesores del ISA, pero me llamaba mucho la atención la idea de poder hacer algo distinto, que me sacara un poco de mi zona de confort, que fuera un reto para mí».
—¿Por qué fotografía?
—Porque las artes visuales a mí siempre me han gustado y encontré en la fotografía en movimiento una alternativa para desarrollar esas habilidades pictóricas y dejar volar mi creatividad en una rama que hasta ese entonces no había explorado. No fueron cinco años fáciles. Me fue difícil, sobre todo, a ratos, sentir que no era una virtuosa del audiovisual, pero eso no me hizo rendirme, al contrario, me dio más fuerza para superar las limitaciones que pudieran presentarse durante la carrera.
«Me gradué con una tesis maravillosa que amé muchísimo hacer, titulada Las voces del sur, que es una no ficción, un audiovisual que resulta un híbrido entre la ficción y el documental. Lo grabé junto con dos estudiantes de mi aula, una de Colombia y otra de Ecuador, en Ecuador, y quedé muy complacida. Desgraciadamente, nunca se ha estrenado fuera del marco académico».
—Entraste por primera vez a la televisión con un personaje muy fuerte, Yuly, una muchacha trans, en Rompiendo el silencio. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Tengo que confesar que fui al casting, pero cuando me dijeron que tenía el personaje, yo me asusté muchísimo y, de hecho, dije que no lo iba a hacer. Yuly sufrió violencia por parte de su familia y, ya como adulta y mujer trans, por parte de su pareja. Cuando empecé a leer los guiones, a ver todo el trasfondo psicológico del personaje y toda la responsabilidad también que implicaba ser la representante de un personaje como ese, que hasta la fecha no había sido visto o, por lo menos, no tan visto en las pantallas cubanas, yo sentí un miedo terrible. Rolando Chiong logró convencerme y depositó mucha confianza en mí, a pesar de mi juventud y mi poca experticia como actriz de televisión.
«Durante el rodaje, mantuve un estado de enajenación permanente; apenas me comunicaba con las personas del equipo o hablaba fuera de escena. Fue la manera que encontré en aquel momento de sostener la caracterización del personaje. Me mantuve conectada a Yuly todo el tiempo, hasta que terminó de rodarse el capítulo».
—¿Qué te dejó Yuly?
—Fue una satisfacción muy grande para mí, ya que fui nominada al Caricato por primera vez en la vida con ese personaje, en la categoría de mejor actriz protagónica para televisión, y estuve compitiendo con actrices de la talla de Ismercy Salomón, Daysi Quintana, Yía Camaño. No fui premiada, pero solo la nominación fue una gran victoria. Todo lo que pude aprender de ese personaje es algo que llevo siempre y que revivo cada vez que me enfrento a caracterizaciones difíciles.
—Luego te convertiste en la Noemí de Calendario. ¿Qué ha significado ese personaje en tu carrera?
—Noemí llegó en un momento clave de mi carrera, como mismo llegó la Yuly. La actuación es una profesión muy difícil, que lo mismo te arroja muchas luces o mucho polvo; la gente te olvida muy rápido. Yo recién me graduaba de la FAMCA, me sentía algo perdida. Me pregunté: ¿a qué me dedico ahora?, ¿sigo actuando? Ha pasado mucho tiempo y estoy muy desvinculada. ¿Tendrá sentido?
«Yo soy de las que piensa que, si bien uno a veces tiene que proyectarse y sembrar intenciones en su vida, tampoco puede forzar las cosas. Entonces dije: «bueno, voy a hacerme amiga de esta incertidumbre y me entrego a lo que el destino tenga para mí». Como por arte de magia, Magda González, quien además había sido mi profesora de la FAMCA, me llamó un día y me dijo: «estoy haciendo casting para un personaje y pienso mucho en ti, ¿puedes venir?». «Claro, profe, por supuesto. Usted me dice día y hora y yo voy para allá». Recuerdo incluso que Magda me preguntó: «¿a ti te interesa actuar todavía?, ¿tú quieres seguir actuando?», y yo le respondí que sí, pero no había tenido más oportunidades. Fui y me dieron el personaje. Entonces, alegría extrema, me sentí muy feliz, sobre todo porque esta serie, a diferencia de Rompiendo el silencio, era una serie de 13 capítulos y mi personaje iba a estar en todos. Vi en Noemí una posibilidad de reconectar con este mundo, empaparme un poco con todo lo que estaba pasando en el circuito actoral y televisivo, reencontrarme con amigos que no veía hacía mucho tiempo, y trabajar, crear un personaje, caracterizarlo, algo que a mí siempre me hace mucha ilusión, la idea de crear un personaje, llenarlo de manías, de vida».
—¿Qué desafíos y satisfacciones te ha traído?
—Quizás el desafío pudo haber sido, en un principio, el miedo de que quedara bien. Era una enorme responsabilidad, me preguntaba si sería capaz de aguantar un proyecto de este tipo, llevaba mucho tiempo sin actuar. Pero una vez que comenzó el rodaje, dejé de sentirme así. Me entregué por completo al trabajo y me entregué por completo a mis compañeros y a Magda. Yo siempre he tenido algo, desde chiquita, y es que le deposito mucha confianza a los directores; entonces dije: «ella sabe, confío en ella y sé que ella me va a llevar por el camino correcto». Gracias también a la bella dinámica que pude tener con el resto de mis compañeros, que a día de hoy muchos son mis hermanos, pude encarnar un personaje que me ha regalado, sobre todo, mucho reconocimiento por parte del público, que me ha dotado de cierta popularidad también y de mucha visibilidad, y gracias a eso también se me han abierto puertas en el ámbito laboral. Es algo que le agradezco muchísimo a Noemí.
—¿Cuánto cambia esta muchacha en la segunda temporada?
—Ufff…, mi personaje cambia completamente en la segunda temporada. Al estar nosotros terminando la primera en noveno y comenzar la segunda en onceno, hubo un año y medio de vida de un personaje que tuvimos que rellenar y justificar en nuestro interior, para poder explicar los cambios que dieron los personajes. En el caso del mío, fue un cambio bastante notable, tanto en su proyección ante la vida como en su estilo. Fue un reto bastante grande, que también implicaba tener en cuenta que, si bien la primera tuvo éxito, la segunda debía estar a la altura o mejor. Veamos qué tal lo recepciona el público. Ya nosotros lo hicimos y lo entregamos, lo demás lo decide el público.
—¿Qué personaje guardas con un cariño especial?
—Yo estoy enamoradísima de todos los personajes que he hecho, les cojo un cariño que es hasta posesivo, me cuesta dejarlos ir a veces. Hay un personaje del que no hablo mucho, pero que guardo con muchísimo amor, y es Felipa de Pugliesi, en el Decamerón. Se trata de una mujer adúltera, que engañaba a su esposo y era condenada a la hoguera por haber cometido ese delito. Yo había hecho comedia antes en una obra que hicimos con La Colmenita (Bululú y medio, una pieza teatral para jóvenes y adultos), pero esta vendría siendo mi primera participación profesional en una comedia, y fue un reto enorme, porque yo siento que desbloqueó muchísimas áreas de mi persona, y es lo bonito de actuar también, que los personajes te dejan enseñanzas, te hacen crecerte en aspectos de tu vida. Felipa me desestructuró, me relajó, vino a mostrarme otras aristas y otras maneras de actuar que están más asociadas al disfrute, al goce, al divertimento, y lo guardo con tanto cariño también porque siempre me quedó esta espinita de no haber podido hacer las cien funciones.
—¿Proyectos?
—Mi proyecto inmediato es ser feliz. En este momento estoy terminando mi servicio social en la Fundación Ludwig de Cuba. Sigo teniendo proyectos independientes como fotógrafa y videógrafa. Pertenezco a un grupo audiovisual llamado La Brújula Producciones, dirigido por José Manuel García, donde trabajo como camarógrafa en conciertos y espectáculos, y mediante el cual he tenido la oportunidad de ver en vivo a muchísimos artistas cubanos e internacionales.
—¿Sueños?
—Yo creo que mi gran sueño es lograr vivir y sustentarme cien por ciento de mi trabajo. Soy una persona que ama de verdad trabajar, lo disfruto y lo necesito porque me hace sentir productiva, que aporto cosas a la sociedad, al mundo, a mi país, y mi gran sueño es poder sostenerme completamente gracias al fruto de mi trabajo. Yo creo que es el sueño de muchísimos actores también. Ser artista es muy difícil, y mucho más difícil, vivir del arte, pero yo sigo teniendo fe y confianza en que puedo lograrlo sin dejarme tentar por otras cosas que, a lo mejor, me sustenten materialmente, pero espiritualmente no. Ese es mi gran sueño: poder hacer lo que me gusta toda la vida, poder vivir de ello y, a la vez, poder ayudar a todo el que me rodea a través de ello.
Heidy y Lorena: Dos jóvenes y distintos conflictos en “Tan lejos y tan cerca” (+ Fotos)
Ingrid Lobaina es una actriz camaleónica desde esas primeras presentaciones con la compañía infantil La Colmenita y el papel de Shafín en “Y sin embargo, se mueve”. La vimos en Calendario, interpretando a una adolescente adicta a las tecnologías, y antes de eso en Rompiendo el Silencio.
Ahora, Ingrid Lobaina es Heidy en “Tan lejos y tan cerca”, la telenovela dirigida por Loysis Inclán y Albero Luberta que por estos días atrapa la mirada de los amantes de este género televisivo, e incluso, de los que no.
“Llegó a la telenovela a través de casting. No tenía experiencia trabajando en un proyecto de esa magnitud, así que decidí aceptar el reto de audicionar y tuve la enorme suerte de que me dieran el papel de Heidy”, comenta la actriz en entrevista a Cuba Joven.
La joven artista trata que sus personajes posean alguna o varias características que le aporten algún aprendizaje novedoso y la hagan crecer como profesional y como persona.
“En el caso de Heidy fue la guitarra. Aunque para este personaje era un conflicto estudiar música y cualquier error en su desempeño estaba justificado por el desgano y la falta de interés, si tuve que estudiar guitarra en tiempo récord. Gracias a Milena Manganelly, excelente guitarrista y amiga, pude desarrollar ciertas habilidades para este instrumento, al que casualmente años atrás le había hecho rechazo porque no contaba con la paciencia para aprender a tocarlo”, confiesa Lobaina.
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Ana Flavia Barrios. Foto: Ana Flavia Barrios/ Instagram
El público recuerda a Ana Flavia Barrios de “Entrega” la novela de Luberta que generó debates en torno a cómo debe perfeccionarse el sistema de enseñanza en Cuba. Ahora, en “Tan lejos y tan cerca” encarna a Lorena, uno de los personajes más optimistas de toda la trama.
“Una de las primeras cosas que me atrajo del papel fue su sensibilidad. El guion estaba escrito de tal forma que rompía con todos los esquemas que anteriormente se habían visto. Esta una muchacha que pese a su discapacidad ayuda a todos a su alrededor. Es pícara, dinámica, todo el tiempo está haciendo chistes, tiene un una energía súper arriba y te transmite buena vibra. Se convierte en un punto de referencia para otras personas”, cuenta la actriz a Cuba Joven.
A Lorena no le importan los peligros. “Es responsable, con unos sentimientos espectaculares y eso lo emite. Es comunicativa. Nada la detiene, puede incluso llegar a ser líder. A veces da algunas respuestas que no están a tono con las demás cosas, pero no es más que una coraza que se crea para no ser herida y que los demás no la vean como como un objeto raro, sino como una persona normal. Nada la detiene”.
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Ingrid Lobaina. Foto: Ingrid Lobaina/Instagram
Heidy es una niña inmadura que juega a ser adulta. Ese es el modo en que paradójicamente lidia con la incapacidad de ver su futuro profesional claramente—considera Lobaina.
“Esta doble vida virtual y secreta le da una falsa ilusión de control ante la constante presión y vigilia de su mamá”.
Este rol en “Tan lejos y tan cerca” le aporta a Ingrid, y esta a su vez le aporta a Heidy. “Le damos vida al personaje, y él nos da experiencia, aprendizaje y vivencias que quizás no hemos experimentado”.
Si preguntas por los rasgos en común entre la realidad y su rol en la ficción, la actriz asegura que, si bien ha vivido situaciones laborales donde se ha visto comprometida a hacer cosas que no le gustan o que no la hacen sentir plena y en sintonía con lo que quiere ser en la vida, Ingrid y Heidy no tienen casi parecido. Aunque, conectó con el personaje desde el primer momento.
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Ana Flavia Barrios. Foto: Ana Flavia Barrios/ Instagram
“Grabar en medio de la pandemia fue complicado. Antes de empezar a grabar estaba en casa de mi familia en Pinar del Río y no había transporte interprovincial. Fue bastante díficil llegar a La Habana pero lo logré.
“Cuando iniciamos el estudio de los guiones con el director de actores, estábamos en uno de los picos más altos de la covid-19 en el país. Fue complejo, había que mantener el distanciamiento, pero las energías y las buenas vibras en el equipo y los actores con los que trabajaba hicieron que todo fluyera sin contratiempos”, cuenta Barrios sobre el desafío de grabar en medio de la situación epidemiológica que atravesaba Cuba.
Si preguntas por el producto final, dice estar satisfecha. “Siempre uno se critica y quiere mejorar cosas, o haber hecho esto de esta forma o con esta intensión. Recuerdas que te gustó más como quedó otra toma de determinada escena, pero que se eligió esa porque tenía una mejor la luz o por cuestiones del plano, sonido o la cámara. Lo más importante es que el resultado final sea bueno o que de alguna forma impacte en el público”.
Ana Flavia Barrios está consciente de que, aunque su personaje no aparece en todos los capítulos, pasa a ser un mediador que refresca los conflictos más fuertes. La esencia del personaje está en ella y no en lo exterior.
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Ingrid Lobaina. Foto: Ingrid Lobaina/Instagram
Ingrid Lobaina contaba con la experiencia de “Calendario” por lo que no le fue difícil grabar “Tan lejos y tan cerca” en medio de la covid-19.
“La mayoría de las escenas de mi personaje se desarrollan en el interior de su casa, y casi no tiene interacción con nadie. ‘Calendario’ se grabó incluso en una época más tensa respecto a la pandemia. Salir ilesa me hizo enfrentar este proyecto más confiada y tranquila mentalmente”.
La actriz no ha visto la novela completa. “Mi plan es esperar a que concluya la transmisión para verla de principio a fin. Sin embargo, siempre que concluyo un trabajo analizo qué pude haber abordado de manera distinta. Es muy difícil para mí estar conforme al cien por ciento con el trabajo. Pienso que siempre puede mejorarse, soy muy perfeccionista. Pero tengo bien claro todo lo positivo que me aportó cada proceso y eso me hace muy feliz”.
A Ingrid Lobaina le gusta vivir consciente de la inmediatez y por eso trata de enfocarse en el ahora. “Me dices carrera y más que actuación, o fotografía, o arte, pienso en la vida”, responde si pregunto en qué etapa se encuentra profesionalmente. “La vida y el ahora son perfectos, con sus luces y sus sombras. Entonces creo que estoy en el momento perfecto”.
“Mi trabajo como artista o creadora es un medio para experimentar esa felicidad plena. Me considero una persona laboriosa y por eso procuro hacer lo que me gusta. Siempre ando en busca de nuevos retos. No importa que no sean solo como actriz. Estoy dispuesta a hacer lo que mi alma inquieta me demande, sin miedo alguno al cambio”.
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Ana Flavia Ramos trabaja con los recursos que ha adquirido en la academia cada vez que afronta un nuevo rol. “Cuando se lee al personaje hay que buscar qué puntos tienes tú en común como actriz y persona, y qué puedes explotar de esas coincidencias en escena. Me leo la historia, lo que el director quiere lograr con el personaje, las características y después voy armando ese muñeco y dándole molde dentro de la historia”.
Recuerda el día en que grababan bajo el sol, iba a llover y tuvieron que aprovechar el tiempo. El carrito se quedó sin batería y en las últimas tomas se halaba con una soga. “En el medio de la escena tenía que cargar a Daniel, actor que interpreta a Xavier y el peso era doble. Me reí cantidad cuando vi el resultado en pantalla”.
La actriz considera que su carrera está en un momento de progreso. “Soy estudiante de cuarto año en el Instituto Superior de Artes, perfil actuación. Hace dos años me gradué de la Escuela Nacional de Teatro y soy profesora de acrobacia escénica en esa institución”.
Ana Flavia pertenece a Teatro El Público, que dirige Carlos Díaz. Mientras tiene tiempo de descanso estudia idiomas o se prepara físicamente.
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La actuación para Ingrid Lobaina es un mundo sumamente complejo, que puede arrojar mucho brillo o mucho polvo sobre aquel que la desempeña. “Es un arte de acción y actividad constante, que nos demanda estar despiertos, alertas y abiertos a la reinvención”.
A Ana Flavia Barrios la actuación y la ENA es lo que mejor le ha pasado. Le hizo cambiar su perspectiva de la vida.
Sutilezas tras una Rapsodia bohemia (+ Fotos)
Historias de personas comunes, que caminan por nuestras calles y parques, montan en el ómnibus, sueñan o renuncian a los anhelos ante necesidades materiales, se frustran, se excitan o solo observan. Ciento y una páginas. Una muchacha descubierta que mira desde la cubierta…
Todo eso es parte de “Rapsodia Bohemia”, libro de la joven escritora Yeney de Armas García, ganadora del Premio Calendario 2016 por esa obra, que privilegia lo aparentemente simple, sin grandes héroes, giros narrativos, ni sorpresas.

Con títulos como “Encuentre las doce diferencias”, “Después del desfile”, “Servicio de habitaciones”, “Sin”, “La Pecera” y “Esto es algo de lo que te has perdido últimamente en Facebook”, el texto general muestra parte de la cotidianidad cubana, desde la visión narrativa de una representante de sus nuevas generaciones.
A decir del escritor Yunier Riquenes, miembro del jurado que concedió el premio junto a Daniel Díaz Mantilla y Jesús David Curbelo, Rapsodia… “cuenta cómo sienten y piensan, cómo aman y desechan, cómo asumen la vida muchos jóvenes hoy y aquí”.
Para el narrador, ensayista y profesor, Francisco López Sacha, son “relatos cuyas conclusiones son inconclusas, es decir, no pretenden finales. Yeney de Armas ha suprimido ya, definitivamente, el concepto dramático del cuento, algo que empezó a manifestarse en los años ´90 en escritores como Atilio Caballero, Alberto Garrandés, Jesús David Curbelo y que ahora ya es lo natural, lo que ingresó a la sangre del cuento cubano”.
Agrega que “el punto de partida de cada relato es un suceso cualquiera, las cosas más cotidianas se van convirtiendo en una atmósfera, se van creando en una especie de pequeña suite”, pero los escenarios tampoco suelen tener rebuscamientos, aunque en ocasiones, como en “Una taza de té”, son algo singulares.
Uno de los aspectos positivos del libro es esa capacidad para, desde las formas sencillas, explorar lo existencial, lo real y lo deseado, los conflictos más allá de lo expresado con palabras.
La autora, ganadora del Premio César Galeano (2013) por Encuentre las doce diferencias y de la beca Dador (2016) por el proyecto Un mundo allá afuera, consigue indiscutiblemente textos que motivan el pensamiento, a partir de estructuras lineales. Explora las frustraciones y los sueños, como el de ser escritora, con referencias a los procesos creativos, afectados a veces por las necesidades y complejidades de la realidad.
En el libro hay amores y partes de nuestras vidas, como viajar en un ómnibus, conocer pasajeros agradables o no, llenar el tanque de agua en la casa o no poder hacerlo.
Está claro que Rapsodia… en ningún momento pretende erigirse como galería de técnicas para sorprender e impactar, sino como espejo de letras, fuente de reflexiones desde acontecimientos que pueden ser los nuestros, los de casi todos los días. Una propuesta para leer en cualquier momento.


Homero Saker (Maykel en Calendario): «Yo soy la manifestación de algo especial»
“Cuando vengan a buscarme para ir al baile de los cojos, diré que no uso muletas, que mis piernas están intactas. Trataré de que no se note la diferencia entre la izquierda y la derecha, de que soy diferente, de que una pierna se quedó a medio camino entre mi rodilla y el suelo, que la izquierda, la del mismo lado del corazón, vive en el aire sin aterrizar. Y así, con una pierna en el aire y otra en la tierra, me juntaré con otros que como yo son imperfectos”.
El poema de Maykel, el del 9no 3 de Calendario, dejó atónitos no solo a sus compañeros de aula, a Carlos y Amalia, sino también a buena parte de los espectadores, quienes quedaron boquiabiertos y atrapados con sus versos libres. Maykel, el imperfecto, muestra en realidad que todos lo somos. Más allá de eso apuesta por el respeto a la diferencia y a las decisiones de cada cual.
Si Maykel ha cautivado a los cubanos se debe en buena parte a la interpretación del joven actor de 27 años Homero Saker. Homero no solo hizo suyo el personaje, sino que en sus propias palabras llegó a identificar el dolor de la diferencia, de la discriminación, en una sociedad con signos arraigados de machismo.
Saker comenzó en la actuación en la secundaria. ¿La responsable?, una muchacha que le gustaba mucho. “Por ella hice las pruebas de la Escuela Nacional de Arte (ENA)”, confiesa.
A pesar de que en esa ocasión no aprobó los exámenes de aptitud, uno de los directivos del jurado le aconsejó entrar al grupo de teatro Olga Alonso, de la Casa de Cultura del municipio Plaza, y así comenzó todo.
¿Cuándo debutaste en la televisión?
–Unos años después, decidido a entrar en el Instituto Superior de Arte (ISA), pues nunca aprobé la ENA, comencé a recibir clases en un taller que impartía la actriz Ketty de la Iglesia, a quien le debo mis avances. Ella fue quien me dio la confianza de seguir adelante, y bajo su dirección hice mi debut profesional en una obra de teatro y mi primer casting para la televisión, bajo la dirección de Armando Toledo, en la novela Playa Leonora.
¿Cómo llegas al personaje Maykel?
–El proceso de casting para el personaje de Maykel creo que, si no fue el más largo, fue uno de ellos. Estuve en tres rondas, con escenas diferentes. En el primer encuentro me di cuenta de que por el guion era uno de los personajes más claros. Pensé: Si yo solo he leído dos escenas y tengo una fotografía de Maykel en mi mente, Magda González Grau, Alfredo Felipe y los demás que estaban presentes deben tener un video clip de Maykel en sus cabezas.
“A pesar de que había otros actores que daban un perfil cercano al personaje, por edad y cualidades físicas, decidí entrarle con todo. Recuerdo que fui al casting vestido como Maykel, con el cinto largo que cuelga, el bolso negro, las sandalias y la camisa abotonada hasta arriba, justo como en la serie. Me dejé llevar mucho por la información que nos había dado Magda. Luego de la última prueba, que fue con Eddy Driggs (Israel), no estaba seguro de que yo fuera el seleccionado para Maykel, pero sí de que el personaje del nawe lo iba a hacer ese muchacho que en aquel momento no conocía”.
¿Qué retos trajo consigo la interpretación de Maykel?
–Interpretar a Maykel fue un reto por tener 11 años más que el personaje. Intenté adelgazar lo más que pude, no por verme débil, ya que Maykel no lo es, sino por estar lo más cercano posible a un físico de un muchacho de 15 años. A la hora de caracterizarlo busqué cómo vestirlo en cada momento, ir al detalle en cada cosa externa que me pudiera ayudar a que mi interpretación evidenciara la sensibilidad y lo especial de este personaje.
foto: Cortesía del entrevistado.
“Magda me recomendó que utilizara todo aquello que pudiera ser de alguna manera simpático o en tono de comedia, todos los pequeños momentos que hicieran que el espectador quedara atrapado de la manera de ser de este muchacho, para que, en el momento del poema, el público se sintiera parte de lo que mi personaje estaba sufriendo, y lo viviera con él.
“Por otro lado, intenté a toda costa ser lo más natural posible y que nada de lo que hiciera, ni lo más mínimo, estuviera fuera del personaje. Quería estar fuera del cliché. Luché para que cada gesto o cada palabra que saliera de mi boca estuviera lo más fiel posible a lo que Amílcar Salatti (guionista) había planteado”.
¿Qué huella dejó en ti Maykel?
–Lo más importante y significativo que me llevo de Maykel son las personas que han dedicado un tiempo de su vida para hacerme llegar sus felicitaciones y mensajes con mucho cariño, al hablar de mi trabajo y el de todos mis compañeros.
“Además, he recibido mensajes de muchos que, como Maykel, son “la manifestación de algo especial”, y de amigos y familiares que han tenido a un Maykel en su vida. El hecho de que todas esas personas se sientan identificados conmigo o que vean en mi trabajo el reflejo de algo que para ellos significa más que una simple interpretación, para mí ya lo es todo. A todos y a todas les doy las gracias”.
¿Cómo calificarías tu experiencia en Calendario?
–Mi experiencia en Calendario fue especial, la salvación para muchos de nosotros que estábamos cansados de una monotonía, de la angustia que creaba vivir de una manera diferente debido a los protocolos a seguir por cuidar nuestra salud.
“Volver a grabar, aunque fuera con todas las medidas de seguridad, daba un respiro. Sentías que regresabas de alguna forma a la normalidad. Por otro lado, conocí a grandes profesionales, tanto actores como parte del equipo técnico, que admiro mucho. Como en todo proceso de rodaje encuentras personas que te enseñan y te ofrecen herramientas para ser mejor en tu trabajo.
“Formar parte de este elenco para mí fue como cumplir una especie de sueño; no sé a mis compañeros, pero yo siempre tuve la ilusión, desde que empecé a actuar, de trabajar en una serie como esta, en la que los problemas e inquietudes de la juventud son los protagonistas. La experiencia de trabajar con todos los chicos de 9no 3 y en especial con Clarita va a ser inolvidable”.
A Homero Saker le gusta la comida criolla e italiana. En su tiempo libre disfruta salir con amigos y admira la música de Pancho Céspedes, Pablo Milanés y David Torrens, y actualmente estudia un máster en interpretación audiovisual en la Universidad de las Artes TAI, en España.
Al preguntarle sobre su posible participación en la segunda temporada de la serie Calendario, aseguró sin titubear: “No te lo puedo decir (entre risas), no me lo tienen permitido”.
“El amor tiene formas y colores; porque en silencio somos muchos; en esta vida cabe más que un solo reino y un solo discurso; yo soy la manifestación de algo especial y así de especial es mi orgullo y lo que siento.”(ALH)
Autora : Lorena Acosta Díaz (Tomado de TV Yumurì)
Premios Calendario 2022
La Asociación Hermanos Saíz da a conocer los Premios Calendario correspondientes al año 2022. Los mismos serán entregados el día 27 de abril e la Sala Nicolás Guillén del Complejo Morro Cabaña durante la Feria del Libro. Los premiados son:
Narrativa Premio: David Martínez Balsa por la novela Triple C Por su abordaje del fenómeno del bullying y sus efectos en la sociedad actual, con personajes jóvenes que afrontan el servicio militar obligatorio en el marco actual de la pandemia, a través de una narración amena y fluida. Jurado: Jesús David Curbelo, Dazra Novak y Yunier Riquenes
Ciencia ficción y fantasía Premio: José Alejandro Cantallops Vázquez por la novela El tapiz del tirano Por la apasionante problemática ético-política, y de eterna actualidad, que es su eje argumental: una reflexión sobre la naturaleza del poder de los líderes, su responsabilidad… y la de sus súbditos. Señalando, como otros méritos del texto, una caracterización compleja de los personajes protagónicos y un worldbuilding bien estructurado, junto a un lenguaje cincelado y sencillo. Mención: Darío Cisneros Borruel por el conjunto de relatos Las historias que me contó la muerte Por la originalidad de sus argumentos fantásticos, su estilo literario depurado y su apabullante dominio de la caracterización de personajes y épocas. Jurados: F. Mond, Elaine Vilar Madruga, José Miguel Sánchez (Yoss)
Ensayo Premio: Lázaro Abrahan Pérez Suárez por Mucho, señora, daría…Las fibras eróticas de José Martí Este es un texto atrevido y retador que propone una mirada desacralizada a la figura del Apóstol, enfoques con los que incluso podemos estar en desacuerdo y que precisamente provocan una lectura activa y dialógica, una que se cuestione las propuestas del propio autor y que, a la vez, revisite al Martí que nos habita y su representación social e histórica —esa que con frecuencia silencia su maravillosa humanidad Jurado: Ariel Camejo, Ariel Dacal, Lirians Gordillo
Infanto – juvenil Premio: Armando López Carralero por Duende del agua Se trata de un libro escrito principalmente en décima y romance, aborda temas cotidianos con sencillez. Mención: Giselle Lucía Navarro Delgado por Girasoles en el armario Por sus valores parciales que ameritan un trabajo por parte del poeta para concretar un cuaderno de poesía tan necesario para adolescentes. Jurado: Olga Marta Pérez, Leidy González Amador, Alberto Peraza
Poesía Premio: Darién Orlando Peña Prada por Bestia contextual Revela el nacimiento de un poeta cuya expresión rinde tributo, con una impresionante voluntad de estilo, a las formas métricas tradicionales de la poesía española; en particular del soneto cuya factura es, como se sabe, un verdadero reto a la creación literaria desde tiempos medievales. Jurado: Nancy Morejón, Arístides Vega Chapú, José Luis Serrano
Teatro Premio: Manuel Hurtado López por El Padrino (según Doubrovsky) Es un texto maduro, con una investigación de base muy consistente que se aventura dentro de una arriesgada estructura que yuxtapone historias, planos temporales, realidad, ficción y autoficción, logrando unificar las interacciones entre narrativa, evocación, acción performance y documentación con fluidez y coherencia. Jurado: Eberto García, Marcel Méndez, Yuddalis Favier
«En las obras dejamos más que carne y sangre»
Michel González Basnueva acaba de obtener el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con su novela El canto de la ballena azul. Más allá de los matices y las luces que un premio puede otorgarle a la vida creativa de un autor, Michel escribe sus libros desde la honestidad, desde su verdad que le permite dejar en la obra más que carne y sangre.
Primero, hablemos un poco de tus procesos creativos. ¿Cómo le das vida al hijo-libro? ¿Sientes una relación de paternidad con los textos que creas?
Pienso que cada escritor considera a sus obras de ese modo. En realidad, dejamos en ellas más que carne y sangre… dejamos una parte del alma que, en ese momento creativo, se transforma de imaginario a letras. ¿Cómo nacen mis libros? Podría contestar de mil maneras, pero por respeto a mi obra seré sincero: mis novelas nacen de la nada, ellas me escogen a mí, yo soy un simple instrumento. Una notica, un comentario, lo que pueda producir un sonido, una imagen… sí, la inspiración ayuda. Ahora, de dónde y cómo nace lo que escribo, no lo sé.
En los tiempos que corren, ¿quién es el escritor?, ¿qué lugar tiene en el mundo?, ¿por qué escribir?
Soy graduado de Sociología de la Universidad “Marta Abreu” de Las Villas. Comencé mi carrera sin imaginar que dedicaría una parte de mi tiempo a escribir. Desde pequeño siempre amé la lectura y escribía, sí, las epifanías de todo niño y adolescente. Ahora, dedicarme a esto con conciencia: hace cinco años; por lo que mi formación como sociólogo ha sido, indiscutiblemente, una herramienta de caos y de creatividad. ¿Por qué caos? Porque saber cómo se articula cada factor, precepto, filosofía de cualquier tipo de sociedad te brinda herramientas para pensarla y tratar, desde la literatura, de mostrar eso que está frente a nosotros, pero no logramos, o no queremos, comprender.
¿De qué manera han influido en ti las redes sociales? ¿Piensas que el público lector del futuro estará tan intervenido por la medialidad y la hipermedia que la escritura tendrá que adaptar su lenguaje para poder comunicarse con los receptores?
No solo pienso que la escritura debe adaptarse a las redes y al llamado Big Data que, es innegable, globalizará (si no es que lo ha hecho ya) toda y cada una de nuestras prácticas. La literatura, el proceso creativo, debe saber adaptarse, sin temor, a cada cambio social. Es como la Teoría de la Selección Natural de Darwin: se adapta, lucha y sobrevive para ser entendida o perece. Esto no niega las teorías, los criterios o el estilo clásico que brindaron, y brindan aún, los cimientos de este arte; pero los escritores contemporáneos debemos avanzar, caminar con la tecnología, con las corrientes (religiosas, sexuales, filosóficas, psicológicas, sociológicas, técnicas) para hacer llegar una visión clara de lo que somos.

¿Cuáles son los temas que abordas en tu literatura dedicada para los niños y los jóvenes?
Desde mi formación como sociólogo me siento atraído por problemáticas y fenómenos sociales que no están ajenos a ningún contexto: migración, pobreza, estereotipos, marginalidad… El deconstruir un imaginario a raíz de una literatura —ficticia o no— para niños, jóvenes, adultos, permite al lector la desmitificación de tabúes y prejuicios.
Obtienes el Premio Calendario 2021 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil con la novela El canto de la ballena azul, ¿qué búsquedas artísticas específicas te llevaron a la creación de este texto?
La ballena azul, como se le conoció en las redes, fue un sórdido y retorcido plan creado por un exestudiante de psicología ruso que buscaba purgar de la sociedad a las personas débiles, diferentes… a aquellos que no creían encajar en los “moldes” establecidos. Esta información me llegó por amigos, cadenas de noticias, la red… Y comencé a investigar sin mirar mucho al abismo —como diría Nietzsche—, para que el abismo no mirase mucho en mí. De mi investigación conocí los retos que conformaban La ballena azul y una psicóloga me ayudó a entender cómo el individuo se despersonalizaba del yo y se convertía en eso. De la recopilación de datos, fuentes y mi imaginación nacieron Helena, Marcos y Lucas: tres adolescentes que se ven envueltos en este juego de manipulación.
¿Crees en la autocensura? ¿Las has sentido alguna vez?
Claro que existe la autocensura. Pero, ¿sabes?, no es propia del ser humano, es una enfermedad creada por la censura y el poder de establecer lo “correcto”. Esto hace que el artista, no solo el escritor, mutile lo que piensa o no quiera hacerlo público en su obra por temor a no encajar. ¿Qué si lo he sentido? No, digo lo que pienso. Y para ilustrarlo mejor te contaré algo: El canto de la ballena azul, la novela que obtuvo el Calendario 2021, fue finalista en el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara; mereció ese lugar y no el premio, entre otras cosas, por la crueldad que se manejaba para con los jóvenes. Podía haberme autocensurado y prescindir de la sangre y los retos macabros, pero… ¿era eso lo qué quería contar? No, lo que quería contar ganó el Calendario 2021 sin alterar una sola palabra o frase.

¿Es mesurable la calidad de los libros que hoy se escriben en Cuba? ¿De qué manera contribuyen, a una cosa o a otra, el sistema de premios de nuestro país y los jurados que lo integran?
En Cuba existe una cantera literaria exquisita. No mencionaré nombres que admiro, idolatro y me sirven, y servirán, de guía. Estas personas hacen una literatura increíble, ajenas al género o temática que sea, y estas obras, rebosantes de calidad, forman y transforman indiscutiblemente lo que somos: ese lector que llevamos dentro. El sistema de premios, como lo son los talleres literarios de la AHS y UNEAC, es un trampolín que brinda visibilidad y reconocimiento a escritores que, por su corta edad, inexperiencia o invisibilidad del gremio, no consiguen ser publicados o leídos por editoriales nacionales. El jurado que conforma los premios, como los profesores que integran sus talleres, hacen una labor titánica, pedagógica, maternal —¿por qué no?— que ayuda y encamina a quien una vez soñó con escribir.
La posibilidad de que el escritor establezca contacto con otras realidades más allá del contexto geográfico que habita ha sido, desde siempre, un motivo presente en los debates culturales. ¿Las limitantes que condicionan la realidad del escritor joven cubano —al menos a la mayoría de estos— son también limitantes para la creación?, ¿es posible gestar otras estrategias que faciliten el acercamiento de la obra a lectores de otros países?
Como dije antes: la literatura, el arte en general, no debe enclaustrarse, politizarse o reconcentrarse en un mismo contexto, realidad, país, cultura, etnia… No debemos mirar solo lo que alcanzan nuestros ojos, hay más mundo ahí afuera, con fibra rica y virgen que espera ser contada, que espera por un narrador que se atreva a decir “yo voy a hablar de esto y si tengo que estudiar idiomas, modos de vestir, religiones, costumbres, lo haré, porque quiero que los míos, aquí, conozcan esa brecha por dónde me colé yo y descubrí nuevos mundos”.

¿Te obsesiona la perfección? ¿Crees que es posible lograr la obra perfecta? ¿Hay alguno de tus libros que pase ese proceso de “puesta en dudas” que todos los escritores vivimos?
Soy bastante perfeccionista, aunque a la hora de escribir me dejo llevar y fluyo… Te imaginarás la cantidad de hojarasca que se escapa por estos dedos en ese flujo creativo. Entonces me sirvo de amigos y profesores que me ayudan a limpiar, a pulir… Como dice Liliana Herker: “Corregir —y en este caso se refiere al trabajo, una y otra vez, sobre una obra— no es otra cosa que ir encontrando a Moisés dentro del bloque de mármol”. Una obra nunca se termina, somos nosotros los que decidimos abandonarla a su suerte después de revisiones, transformaciones y crítica.
¿Los escritores somos criaturas en busca constante de un nuevo estímulo o meta? En ese sentido, ¿eres de aquellos autores que para de dialogar con sus libros previos para concentrarse en los proyectos presentes y futuros, o prefieres a menudo revisitar lo ya escrito?
Todos los seres humanos buscamos eso: un nuevo estímulo, una nueva meta. Aquellos que se limitan a la simplicidad de los días y la rutina también tienen eso: esa es su meta, ese es su estímulo. Ahora, el escritor es una criatura extrañísima, los conozco de todo tipo y es imposible clasificarlos en su búsqueda espiritual. Yo soy diferente en cada obra que escribo: me transformo, crezco o no (pues recaigo en errores del pasado); pero siempre soy otro. Cuando echo la vista atrás, pues me gusta ver mi evolución o involución, aprendo, aprendo de todo lo que observo.
Si tuvieras que recomendar el libro de un autor joven cubano para que fuera leído en estos tiempos de restricciones sociales y de movilidad, ¿cuál sería? ¿Y qué libro tuyo recomendarías con este mismo propósito?
Todas las ovejas van al cielo, obra simpática, tierna, emotiva, de la escritora y amiga santaclareña Leidy González Amador. Es una narración fresca, graciosísima y esperanzadora para cualquier público que se aventure con dos ovejas transportadas, por error, desde Jerusalén.
¿Cuál de mis libros recomendaría? Pues: ¿Alguien vive en este asteroide?, novela que será publicada este año por Reina del Mar Editores, la cual ganó su premio de narrativa. Es mi primera novela que, si bien ha sido examinada muchas veces, la sigo amando. Si a los lectores les gusta El principito tanto como a mí, puede que se hayan preguntado también cómo es que la zorra no decidió acompañar a su amigo y… ¿qué tal si ahora emprende un viaje en su búsqueda?
Más allá de la página en blanco, ¿quién es Michel González Basnueva?
Un muchacho un poco raro: que trata a su perro como si fuese otro de sus hermanos; cuida celosamente sus libros, hace yoga, intenta reinventarse y defender lo que piensa a costa de todo… No sé. Soy un muchacho un poco raro, sí, pero feliz, sinceramente feliz.
Estrofa Nueva, el reto de la permanencia
Sumar 17 años de permanencia en la cartelera cultural de Ciego de Ávila se dice más fácil de lo que se hace y es por eso que Estrofa Nueva, Encuentro Nacional de Intelectuales y Artistas que cada enero trae luz a la memoria de José Martí, no ha renunciado a la posibilidad de ser, incluso bajo los términos impuestos por una pandemia y la secuela inmediata de “confinar” el arte a la pantalla de un celular o a una computadora.
En esta oportunidad no hubo conferencias, presentaciones de libros, ni diálogo cara a cara, sino que el espacio virtual fue escenario para el disfrute y el homenaje, porque a estas alturas ha quedado claro que son preferibles las redes sociales, y los aplausos y emociones en forma de likes o emojis antes que la abulia y el silencio.
De esa certeza se han hecho eco los muchachos de la filial avileña de la Asociación Hermanos Saíz en los últimos meses, al mantener una ofertar cultural estable cuando muchas instituciones pusieron en pausa sus propuestas. Ahora tampoco hicieron concesiones a la posibilidad de que Estrofa Nueva fuera vacío y olvido.
Con antelación se diseñó el programa, se improvisó el set, se convocaron a artistas e investigadores del terruño, y el día 26 de enero echó andar la maquinaria, que durante tres días devolvió sonrisas, gracias a la cadencia de la poesía y el lirismo de la música, que fueron fusión dulcísima accesible desde el perfil en Facebook de la AHS y su canal en Youtube.
A los que saben querer propuso poemas infantiles del Apóstol y obras audiovisuales animadas, inspiradas en cuentos, entre ellos, El camarón encantado, y Deudores de su legado se adentró en los aportes de los investigadores Odalis Sánchez, secretaria ejecutiva de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia, Eddy Naranjo, profesor en la Universidad Máximo Gómez Báez, y el historiador José Martín Suárez.
Por su parte, Con Martí en el pensamiento sirvió para revisitar artículos de trascendencia para la cultura cubana, y Traduciendo en melodía fue el espacio reservado para la trova, al estilo de cantautores como Eduardo Sosa y Leonardo García.
Soy el amor, soy el verso regaló versos sencillos y poemas musicalizados por diferentes artistas, entre ellos, el popular Oscar Sánchez y su versión de Los dos príncipes, y La figura martiana a través del lente expuso materiales audiovisuales que desentrañaron la figura del héroe desde diversas perspectivas y elementos cinematográficos.
Para el final quedó reservado un maratón de arte que tuvo como protagonistas a los escritores Roberto Carlos de Armas, Arlen Regueiro Mas, actores de la compañía Polichinela y la música de la agrupación Motivos Personales.
Lo cierto es que al Apóstol se le deben todos los honores aunque no sea 28 de enero, pero si además el arte sirve de elogio a su memoria y realza esta fecha en el calendario, debiéramos estar satisfechos. Por eso Estrofa Nueva siempre deja el regusto de la alegría al margen de cualquier contratiempo, mientras confirma que su permanencia no es fruto de la casualidad, sino de la búsqueda constante de nuevas maneras de hacer y pensar el arte.
Mirar en retrospectiva su devenir implica reconocer que no siempre los planes se concretaron a plenitud y que han sido muchas las veces en las que el presupuesto ha limitado el alcance y la nómina de invitados. En el año 2016 se hablaba de sillas vacías y de un evento que se “cocinaba” en su propia salsa de organizadores e invitados, mientras que en 2018 se reescribía bajo el influjo de la renovación. Desde entonces la buena vibra no ha faltado y así lo demuestra la excepcionalidad de esta edición.
Entre los invitados que en los últimos años han prestigiado el certamen están Anisley Díaz Boloy, Martha Acosta Álvarez, Rubiel Labarta, Evelyn Queipo, Yandrey Lay, los trovadores Axel Milanés, Eduardo Sosa y Oscar Sánchez, quienes junto a creadores del patio como Arlen Regueiro Mas, José Rolando Rivero, Heriberto Machado Galiana, Eduardo Pino, Masiel Mateo y Santa Massiel Rueda han configurado el espíritu de socialización del arte joven ya inherente a la cita.
A estas alturas hay consenso en que Estrofa Nueva es un certamen necesario no porque regresa cada enero, sino porque es otro pretexto para hablar en presente de Martí, y ese privilegio bien vale cualquier esfuerzo. Que el compromiso de 17 años de trabajo sea impulso y no desgaste es aspiración compartida y, desde este lado del escenario (o pantalla), solo podemos aplaudir y ensanchar las expectativas.
La Asociación Hermanos Saíz, eternamente martiana (+Fotos)

Un busto en bronce de José Martí, realizado por el Maestro de Juventudes Alberto Lescay, fue develado en el Pabellón Cuba, sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz, como parte de las actividades por el aniversario 168 del natalicio del Héroe Nacional.
Al descubrir la escultura, Rafael González Muñoz, presidente de la AHS, reafirmó el carácter martiano de la organización que aglutina a más de tres mil jóvenes creadores de todo el país.
Durante la velada fueron presentados algunos locales dentro del Pabellón que han sido remozados, además se anunció la apertura de una librería bajo el nombre de Calendario, coincidiendo con el premio literario más importante que otorga esta institución cultural.
También, en homenaje al Apóstol, los miembros de la organización realizan múltiples acciones en todo el país, entre las que se incluyen la Cruzada Teatral en Guantánamo, las jornadas literarias Estrofa Nueva en Ciego de Ávila, y Tierra Adentro en Santiago de Cuba.