Remolino de arte

“Es un remolino de arte”, así describen sus amigos a Leonardo Pablo Rodríguez Martínez, uno de los jóvenes pintores más expuestos y reconocidos dentro del panorama cultural camagüeyano por la solidez de su trabajo, la responsabilidad y compromiso no sólo con los que creen en su talento sino también consigo mismo.

La familia es cuna, la educación primaria y las influencias parten de esa cuna, por lo que para Leonardo es imposible separar hoy la decisión de su vocación artística sin darle el crédito merecido a su padre, Oscar Rodríguez Lasseria, importante artista del barro y del pincel en la provincia.

“Formaba parte de un entorno que hice mío y aprendí un gusto por el arte donde la arcilla adquiría ante mis ojos las formas más bellas e inesperadas y esa pasión heredada la desarrollé con los años.

“En el momento que decidí que estudiaría en la Academia de Artes Vicentina de la Torre, la primera objeción la obtuve de mi padre. Supongo que intentaba alertarme de los sacrificios y disciplina que esta carrera conlleva, pero mi vocación ya estaba determinada y no me equivoqué con ella”.

Leonardo Pablo Rodríguez Martínez, artista de la plástica./ Claudia Beatriz Borrero Báez

–¿Cómo fueron tus años en la Academia?

Al inicio me sentía muy inseguro, sentía que debía probar mucho más por mi procedencia familiar, pero en corto plazo aprendí de mis temores y me impuse el reto de crear mi propio camino.

No fui un alumno modelo; de hecho, siempre fui un poco rebelde, pero al menos no era el peor de mi clase, aunque supongo que mis profesores no dirían lo mismo (sonríe). Realmente no era muy bueno dibujando, algo que luego resolví con mucho trabajo extra y rigor, pero en general tuve cuatro años llenos de enseñanza en los que la percepción del mundo y la realidad me cambiaron inevitablemente.

–Te especializaste en la técnica de la escultura. ¿Por qué inclinarse entonces hacia el dibujo y la pintura?

Entendí que la carrera más completa sería la escultura, pues de la misma forma tendría que dibujar y pintar para mis proyectos, pero además aprendería a manipular la tridimensionalidad y el espacio. Tampoco me interesaba la pintura clásica ni los métodos románticos, prefería la experimentación.

Después de graduarme y esforzándome para crear un mejor dibujo fui encontrando en la pintura una mayor comodidad como medio expresivo, aunque nunca abandoné la instalación, la escultura y el performance.

Creo que ese hábito se me quedó de lo que aprendí estudiando la especialidad, porque he hecho exposiciones en que los materiales que empleo son superficies grandes de madera, de cartón, u otros que tienden a agredir el espacio.

Leonardo Pablo y Reynaldo Labrada, organizador y creador del Almacén de la Imagen./ Claudia Beatriz Borrero Báez

–¿Es la figuración el estilo que te distingue?

Me siento identificado con la abstracción figurativa, con el hecho de perder al espectador entre formas supuestamente aleatorias e indefinidas en un juego de luz y sombras, que cuesta descubrir o que quizás nunca descubran.

Y es que mi trabajo, en su mayoría está hecho para mí, son mis historias y las cuento a mi manera.

En cambio, con la escultura y la instalación, la figuración es recurrente, pues me apropio de símbolos y de elementos específicos para construirlos y recontextualizarlos.

–¿Qué te apasiona, además del óleo y el dibujo?

Con 12 años ya era aficionado del buen cine y hacía mis propias películas con amigos y una cámara casera, escribíamos guiones y practicábamos improvisadas puestas en escena, algunas veces imitando películas.

Luego en la Academia de Arte hice experimentos y videos de arte y de danza, pero de a poco el lienzo sustituyó parcialmente la cámara pero aún hago fotografías para llevarlas a la pintura.

Pero ese niño de los videos aún está dentro de mí, y sin dudas volverá a coger la cámara, es sólo cuestión de tiempo que suceda y quién sabe si se convierta en una de esas etapas de mi obra.   

Nueva serie de cuadros abstractos y figurativos, influenciados por el Arte Concreto y el Minimalista./ Claudia Beatriz Borrero Báez

–¿Cómo enfrentas el reto que supone la tan llevada y traída etiqueta de “Joven Promesa”?

“Joven Promesa”, esa tela puede que aún me quede grande. En lo personal trabajo por el placer y la satisfacción de hacerlo sin trascendencia personal. Cada obra es un hijo del que luego cuesta desprenderse.

Con los proyectos colectivos pienso en alentar a otros a que me sigan. Así lo hicimos en las provincias de Santiago de Cuba, Villa Clara y Cienfuegos con 8+1, una gira promocional realizada en 2018.

Hay muchos jóvenes artistas llenos de potencial por todo el país, pero que lamentan la nula promoción de sus obras. Lo que estamos haciendo es demostrar que desde provincia se puede promocionar el arte.

Proyectos como “Dentro del Juego” en Santa Clara o los que organiza  el artista Alejandro Lescay desde Santiago de Cuba, son muestras de que sí se puede.

-Nos hablabas de 8+1. ¿Qué es?

El proyecto de Arte 8+1 nació en el 2015, después de organizar y crear el Salón Nacional de Autorretratos en 2010, el cual contó con la participación de más de 40 artistas de la plástica.

8+1 reúne a nueve artistas en cada edición, convoca a los creadores a trabajar bajo una coherencia formal o conceptual sin alejarse de sus propios estilos y los convida a realizar obras originales, muchas veces sacándolos de su zona de confort.

El proyecto cuenta ya con seis ediciones y lo que ha marcado su éxito es su certero poder de convocatoria y organización. Para nosotros el proceso de producción y desarrollo de la muestra ha sido tan importante como la misma, lo que fomenta un esquema fundamental: la promoción.

De alguna manera es una plataforma en términos de unidad de equipo y de la divulgación que se le hace a cada edición; por eso tratamos de que sea itinerante y vaya por todo el país.

Leonardo Pablo ArtStudio/ Claudia Beatriz Borrero Báez

–La AHS para ti…

Ha sido un apoyo excepcional para mi carrera, fundamentalmente para mis proyectos colectivos, son tan merecedores como yo del relativo éxito que han alcanzado.

Me ha ofrecido las posibilidades de realización, de crecimiento, de superación que no he encontrado en ninguna otra parte.

La Asociación Hermanos Saíz en Camagüey tiene el privilegio de contar con la confianza entre sus asociados, eso dice mucho de su trabajo para con los artistas miembros y los que no lo son.

Mientras fungía como jefe de la sección de Artes Visuales impulsamos algunos programas de subvención, promoción, colección y exhibición de obras de arte, pero aun así siempre será insuficiente, por lo que la promoción debe seguir siendo sistemática y sostenida, aspecto fundamental para el desarrollo de las carreras de los artistas jóvenes.

–Recientemente inauguraste tu propia galería, coméntame sobre tus planes futuros y lo que te tiene inmerso en estos momentos.

Ahora trabajo en el Leonardo Pablo ArtStudio, allí estoy creando una nueva serie de cuadros abstractos y figurativos, influenciados principalmente por el Arte Concreto y el Minimalista.

En tiempos de coronavirus, pandemia que azota a toda la población mundial, es prioridad para mí seguir creando desde la seguridad de mi casa y esperar a que cuando todo pase poder exhibir lo realizado en este tiempo.

Leonardo Pablo ArtStudio/ Claudia Beatriz Borrero Báez

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