En Memoria Nuestra nace una comunidad

El extenso debate que caracterizó la tercera jornada del congreso Memoria Nuestra fue el resultado de la presentación de seis ponencias que conformaron el programa del evento. Numerosos comentarios permitieron extenderse por más de dos horas, lo que demuestra la importancia que se le ha atribuido a la realización de este encuentro virtual por parte de quienes a él acuden.

Como en las sesiones anteriores, la calidad y el rigor científico han sido componentes esenciales para los informes que se han expuesto como resultados de las pesquisas realizadas. Acceder a las problemáticas planteadas desde la visión de los jóvenes investigadores ha permitido el reconocimiento de este espacio para visibilizar las enormes potencialidades que hoy tiene este movimiento juvenil para aportar a una comprensión integral de la realidad social y cultural cubana y, a su vez, transformarla.

El debate se movió en un amplio espectro que incluyó el análisis de algunas manifestaciones de las culturas populares, el acercamiento al patrimonio arquitectónico, el abordaje a la violencia de género entre jóvenes universitarios, el análisis de las prácticas culturales de los jóvenes integrantes de un proyecto cultural, y el análisis de las prácticas de socialización de dos denominaciones religiosas en distintos períodos de la Historia de Cuba.

Cada una de estas investigaciones generó un amplio cúmulo de interrogantes y reflexiones que permitieron a los ponentes explicar metodologías, matrices teóricas y compartir resultados. También el espacio fue propicio para hacer notable una petición que deberá quedar como una de las tareas de la sección de crítica e investigación a nivel nacional y la cual consiste en proponer la implementación de los resultados investigativos a las instituciones, entidades o comunidades implicadas a través de las comisiones de trabajo de la Uneac, lo cual constituye un paso significativo en la concreción de la voluntad de los jóvenes investigadores de integrarse a la solución de problemas reales de la sociedad cubana.

Por otro lado, fue un reclamo la integración de los noveles investigadores no vinculados con universidades y centros de estudio a las estrategias de formación e intervención de esas entidades, con el fin de canalizar su potencial investigativo y facilitar el acceso a metodologías e instrumentos de investigación que les permitan contribuir al desarrollo de indagaciones que tengan impacto real en la vida de las personas.

Aun cuando el objetivo de este evento es la socialización del trabajo de los asociados, esta edición va demostrando cuánto se puede hacer en materia de trabajo mancomunado y en la articulación de estrategias de trabajo. Estos elementos son claves para el desarrollo de una generación de investigadores que comienza a percibirse a sí misma como una comunidad, cuyos miembros tienen intereses similares y su trabajo colegiado puede sentar pautas en el desarrollo de estilos y formas de gestión al tiempo que puede servir de inspiración para futuros investigadores de la Asociación Hermanos Saíz.

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