Violencia de género


El lado femenino de la afrodescendencia (+ video)

La proclamación del Decenio Internacional de los Afrodescendientes, desde el 1ro de enero de 2015 al 31 de diciembre de 2024, ha sido esencial para el diseño y puesta en marcha de políticas gubernamentales y públicas encaminadas a la defensa de los derechos económicos, sociales, cívicos o culturales de un importante sector de la comunidad global. Si bien es cierto que el vocablo «afrodescendencia» evoca el origen y la evolución de toda la especie humana, en las últimas décadas se ha utilizado, de manera recurrente, para visibilizar un heterogéneo y complejo grupo social que ha tenido que enfrentar, a lo largo de la historia, las vejaciones e ignominias inherentes a la discriminación racial.

Antes de esta proclamación, ya la Asamblea General de las Naciones Unidas había incluido en sus agendas de trabajo un programa de actividades asociado a este tópico: la declaración del “Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente” en 1992, la “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia” en 2001, la “Declaración y el Programa de Acción de Durban”, aprobada en esta conferencia, el consenso para la conmemoración del “Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Trasatlántica de Esclavos” en 2007, así como el pronunciamiento a favor de la celebración del Año Internacional Afrodescendiente en 2011.

En cada una de estas resoluciones ha persistido el interés por atender la situación de vulnerabilidad de las mujeres afrodescendientes. Con el propósito de rememorar el “Primer Congreso de Mujeres Latinoamericanas y Caribeñas”, que tuvo lugar en República Dominicana en 1992, cada 25 de julio se celebra el “Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente”, también conocido como el “Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora”.

En este congreso se abordaron temas esenciales para el sujeto negro, de manera general, y la mujer negra, de modo particular. Entre ellos podrían señalarse el sexismo, la violencia de género, la discriminación racial, la pobreza, la marginalidad y la migración.

Sin dudas, son muchos los desafíos que las mujeres afrodescendientes han tenido que enfrentar. Varios investigadores e investigadoras han insistido en el hecho de que la mujer debe encarar varios niveles de discriminación: además de la condición de género, debe afrontar el sistema de prejuicios y estereotipos asociados al color de la piel, a la clase social, a la filiación religiosa o a la orientación y la identidad sexual. La coexistencia de estas categorías en un mismo sujeto social es lo que la académica afroamericana Kimberlé Crenshaw (1959) ha catalogado como la «interseccionalidad».

Kimberlé Crenshaw: «Pero de la misma manera que la interseccionalidad intensifica nuestra percepción sobre cómo las mujeres negras viven sus vidas, también expone las circunstancias trágicas cómo las mujeres afroestadounidenses mueren.» (foto tomada de Tedtalks)

La mujer negra, en tanto sujeto social, no es solo afrodescendiente, puede ser también una mujer pobre, musulmana, homosexual, transexual; lo que la convierte en una especie de receptáculo de discriminaciones con las que tiene que lidiar durante toda su existencia. De este modo, recaen sobre ella un sistema de prejuicios y estereotipos de carácter socio-económico, religioso, sexual o cultural.

Ahora bien, no debemos creer que este sistema de prejuicios y estereotipos son reproducidos, exclusivamente, por el llamado racismo anti-negro. Lamentablemente, algunos de los intelectuales hombres, considerados portavoces de las luchas antirracistas, siguen repitiendo esquemas de pensamiento y prácticas bastante machistas y sexistas.

Sin ánimo de ser absoluta en mis lecturas y reconociendo que en este error también son responsables las mujeres, pienso que no todo el discurso y la praxis antirracista, incluso no todo el discurso y la praxis de izquierda, ha asumido las urgencias por articular los feminismos, las alteridades religiosas o las disidencias sexuales, por solo citar algunos ejemplos.

Creo que las mujeres afrodescendientes, de todo el mundo, han tenido que asumir importantes retos: estudiar, sistematizar y valorar lo mejor del corpus de ideas y prácticas que han marcado la cultura universal, atendiendo, de modo particular, las principales voces del feminismo y el afro-feminismo; articular un movimiento multidisciplinario y plural que realice un trabajo sistemático y consecuente con sus principios y pautas de acción; alzar su voz, alejándose de relatos victimizadores y suplicantes; dialogar, constantemente dialogar con aquellos grupos sociales ninguneados por la colonización y la colonialidad.


Memoria Nuestra: claves para hacer historia

I

Qué ingenuos quienes proclamaron el fin de la historia y pensaron trascender con una teoría irracional que nació muerta. Quizás a propósito se olvidaron del carácter acontecimental de la vida; quizás se olvidaron, porque era conveniente, que la historia no es una sola y que el curso de la misma está compuesto por infinidad de relatos, microrrelatos, de experiencias y vidas que no necesitan asentarse como grandes épicas para tener a la existencia como una posibilidad.

Treinta años después de declarada aquella muerte, la historia está viva; la hacemos nosotros los que no nos hemos negado el privilegio construir una realidad diferente, los que trabajan por un porvenir venturoso, los que amamos, soñamos y sentimos que este es el momento de hacer y de crecer.

Si hace 40 años alguien hubiera escrito un guion cinematográfico para una película futurista donde la tierra sería azotada por una pandemia global que reduciría la movilidad humana a la mínima expresión, donde los contactos humanos serían virtuales, lo hubiesen acusado de apocalíptico. Cuarenta años después henos aquí al comienzo de esa película.

Sin embargo, para vivir nuestra película hay que ver el guion como un material sujeto a cambios, un material que puede dejar de ser apocalíptico en la medida que seamos sujetos capaces de transformar la realidad y labrar los posibles hilos narrativos de nuestra trama, sin forzarla pero con la convicción de que la que escojamos sea creíble por ser precisa. 

Nosotros a través de las pantallas

Al anunciar las Romerías virtuales un torrente de escepticismo invadió a más de un participante de en Memoria Nuestra, el concurso de investigaciones que convoca la filial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz. Muchas interrogante sobre cómo serían las sesiones, los intercambio que haríamos en ese espacio común en el que estábamos a medias. Los cierto es que desde el principio fluyó bien, desde las coordinaciones previas se respiraba una empatía singular.

Belén

Se pensaron las reglas, se creó el grupo y se coordinó la manera en que funcionarían las ponencias. Era importante la disciplina para avanzar en esta experiencia nueva, las reglas se hicieron más útiles que nunca porque permitieron no andar a tientas frente a la experiencia novedosa.

Aunque todo parecía normal nadie puede soslayar que en ese ánimo de no sucumbir ante la imposibilidad de reunirnos, estábamos nosotros ante nuestras pantallas como Alicia a través del espejo, descubriendo un mundo que creíamos que conocíamos y ajustando constantemente nuestro mecanismo para funcionar bien. El grupo fue creciendo sus dinámicas, complejizándose; primero se subían  las ponencias, pero luego aparecieron los posters, las fotografías, los audios, los videos, cada quien comunicando desde el lenguaje que le parecía más cómodo. Las experiencias personales respecto a la participación fueron entrañables. Para la investigadora Laritza Rodríguez, quien es santiaguera, pero por estos días se encuentra en Jamaica, este encuentro fue particular:

“Cuando me llegó la convocatoria me entristecí, estaba fuera del país y pensé en qué momento. Pero cuando comprendí la dinámica me sentí muy motivada y decidí participar. El desarrollo de las sesiones superó mis expectativas. Me sorprendió la cantidad de jóvenes con proyectos e investigaciones; me llamó mucho la atención el deseo de investigar el ámbito local con el cual se nota que tienen mucho compromiso. Es superinteresante la manera en la que se enfocaron problemas medulares de nuestro contexto cultural que fue abordado desde diversas disciplinas sobre múltiples temáticas. Los investigadores de todo el país están muy preparados, lo que habla de la salud de la sección en todo el país y estoy feliz de ser parte de este movimiento. Participar en este Memoria Nuestra me sirvió para comparar por dónde andamos en relación con el país. Estoy encantada de formar parte de este movimiento juvenil aunque esté lejos”.

Por su parte, la avileña Liset Prego asegura que “este trabajo me ha posibilitado ampliar mis horizontes como investigadora. Tengo que confesar que al comienzo tenía mis dudas sobre la forma en que se podía generar el intercambio en un grupo virtual abierto al que todos los días se podían incorporar nuevos miembros. Pero la práctica me demostró que mis inquietudes eran infundadas y que este trabajo tenía muchas potencialidades para desarrollar el trabajo en colectivo a partir de unificar el interés común. Otro de los logros, quizás el más notable, es la permanencia en el tiempo del grupo para continuar socializando experiencias el resto del año.”

II

Nunca es estéril el “ejercicio de pensar” la concreción de este acto. Este congreso ha venido a confirmar lo necesario de las articulaciones para poner a la ciencia al servicio de la cultura. Los jóvenes que hoy son parte de este movimiento expresan con su obra la madurez que tiene el movimiento de los críticos e investigadores en Cuba, lo cual es fundamental porque habla de la capacidad actual del país para acercarse a las más diversas problemáticas culturales sin necesidad de apelar a la improvisación.

No se debe de andar a tientas cuando se cuenta con investigadores que pueden modelar soluciones y asesorar procesos de transformación social desde el compromiso. Ahí existen una gran reserva de lo que se puede aportar al conocimiento de Cuba y los resortes que hoy están en la base de muchos de los problemas que afectan a la Isla.

La calidad de las investigaciones que han tenido presencia en este evento deberían hacer visible sus aptitudes y promover la necesidad de diálogo entre los jóvenes investigadores y las comunidades e instituciones para generar un pensamiento totalizador que permita a la sociedad en su conjunto buscar soluciones propias a problemas reales. Es tiempo de desterrar prejuicios sobre los investigadores y sobre los –no pocas veces– señalados academicismos, que a decir de algunos de sus detractores, están alejados de la realidad.

Lo que encontramos en WhatsApp

Más de una treintena de ponencias animaron el intercambio de los jóvenes investigadores cubanos, cientos de comentarios y preguntas se emitieron para acercarse a enfoques diversos sobre temas tan complejos como la ritualidad de los funerales en la provincia Granma, el estudio de la arquitectura Art Decó en Guantánamo, la violencia de género entre los jóvenes universitarios, el estudio de la obra de Fernández Retamar Cartier-Bresson, la Revista Casa de Las Américas, las tradiciones populares en Camagüey, entre otros asuntos de trascendencia investigativa que confirma la riqueza que la Asociación posee actualmente en sus filas.

Una de las ganancias más notables de la celebración de este evento es que se revalida la vocación emancipadora de sus participantes, quienes desde sus argumentos proyectan una actitud anticolonial, vital para la Cuba de hoy, tantas veces tentada por la pretensión ridícula de sumarse a las tendencias globales sin una análisis profundo de los orígenes y las implicaciones culturales de las modas.

yula

Uno de los puntos en el que muchos de los participantes coinciden es en la calidad de las ponencias. Al respecto precisó al Portal de la vanguardia artística cubana Yuleidis González, una de las más activas en el este encuentro virtual: “Es impresionante ver la profundidad analítica y el compromiso transformador de quienes participaron en esta edición del evento. Gente muy joven con criterios muy profundos en torno a las problemáticas que afronta el país, pero lo más llamativo es su práctica coherente con ese pensamiento, lo cual es constatable en los resultados presentados. Siendo honesta te tengo que decir que es muy destacable la solidaridad y camaradería que se generó en el grupo. Me sentí esperanzada en medio de las circunstancias que vivimos”

Luis Emilio Aybar Toledo, quien se desempeña como especialista a nivel nacional de crítica e investigación, en una valoración sobre el evento señaló: que “la AHS nació para para conectarnos  en función de metas comunes, y esa razón hay que hacerla valer en cualquier circunstancia. Así que lo que hicimos no fue otra cosa que mantener tozudamente nuestra vocación de unidad aun cuando parecía que ello no era posible. Las nuevas tecnologías nos dieron la infraestructura para lograrlo y nuestra voluntad, entusiasmo e identidad pusieron el resto. Los bits llevaron de un lugar a otro nuestras emociones y conocimiento, lo que resultó en una tormenta de creación. Esto ha sido una tregua fecunda que deja listo el camino para la guerra de pensamiento a la que nos convocó Fidel. Solo nos queda ahora plantearnos nuevos empeños”.

III

Cualquier guion para nuestra historia deberá tener en cuenta a nuestros jóvenes que se saben protagonistas y buscan el resquicio de la realidad desde donde más pueden aportar con la inteligencia puesta en función del bien común. Hay una resistencia natural a ser definidos como diletantes snobs que pueden sostener durante horas conversaciones sobre artes y letras. El trabajo de campo, el vínculo con la comunidad, con sus conciudadanos, habla –y muy claro– de la virtud de quienes en cualquier rincón de Cuba mantienen como prioridad la obligación de autorreconocerse en los otros y trabajar para vivir mejor.

En ese proceder radica una de las fortalezas de los que desafían con su actuar los designios de quienes apostaron por declarar a la historia como un organismo sin signos vitales. Su actuar no es ostentoso, el diario quehacer aporta más que las pretensiones de cambiar el mundo o de entregarse a la ilusión de una épica que los inmortalice, es por eso que un grupo de WhatsApp pequeño, relativamente anónimo, es el escenario para dar los primeros pasos para los empeños que depara el futuro. 

Palabras que perduran en la Memoria Nuestra 

Memoria Nuestra cierra esta edición y pone alto el listón, obliga a pensar en nuestra capacidad para superar las limitantes de una realidad que siempre pone límites, que solo pueden ser superados con la inventiva y la creatividad. El tiempo, el espacio y la logística parecen desafíos menores. Ya lo aprendimos y lo hicimos justo a tiempo para saber que lo más importante es seguir apostando por el siempre saludable “ejercicio de pensar”.

Con varias ediciones de Memoria Nuestra en su trayectoria investigativa, Yolaida Duharte goza de reconocido prestigio entre los investigadores cubanos. A ella recurrimos para saber sus valoraciones sobre esta edición del evento a partir de su experiencia:

“En esencia, no fue muy diferente a lo que ocurre cada año. Vi en el escenario virtual la misma colaboración y entusiasmo de otros años. Las ganas de participar e intercambiar formas de hacer. Es digno destacar la relación entre las instituciones y los organizadores. Aunque obviamente no fueron iguales que las que se comparten habitualmente en la que uno profundiza a través del intercambio extraverbal, esta fue una experiencia nueva con tantos retos como aciertos. Creo que uno de los desafíos más grandes que se logró fue que los investigadores participaran con recursos propios a través de estas plataformas, ya que el acceso a Internet es una imposibilidad aun para muchos, y poner esos recursos a disposición del evento dice mucho de la importancia que le otorgan. De manera general el uso de estas plataformas modifica las dinámicas de los participantes, pues tiene un impacto en las formas de comunicarse y construir colectivamente discursos”.

Yudeniz

Yanelis Martínez, una de los artífices fundamentales de este evento, afirma desde España que “prefiero no comparar porque Memoria Nuestra, en sus versiones virtual y tradicional son muy diferentes, cada una con ventajas y desventajas. Lo que sí nos debe quedar como aprendizaje es que es una gran estrategia tener un grupo en WhatsApp para extender el evento más allá del espacio físico y, por supuesto, que para nosotros ha sido esencial poder superar las limitaciones habituales de hospedajes y alimentación que muchas veces nos dejan traer a todas las personas que queremos. Creo que en el futuro será primordial combinar ambas variantes para llegar a mayor cantidad de personas”.

Solo quienes han estado presentes en la experiencia riquísima que ha sido este Memoria Nuestra, saben lo que significa. Ha habido una voluntad de convivir más allá de entender a la ciencia como una necesidad.

El grupo ha hecho compartir los momentos que nos hacen más humanos, entre tanta emoción aparecieron los niño  de varios participantes para matizar y dar color a una experiencia increíble y el Día de las madres también se celebró como demostración de la capacidad para llevar de la mano múltiples roles, sin que ello dañe bajo ninguna circunstancia la voluntad de crear.

Hacer historia no es un privilegio reservado a unos pocos. Desde la sencillez de nuestras vidas hacemos cada día algo que nos constituye como seres humanos y nos permite siempre mirar hacia atrás, para beber de esas experiencias desde las claves que aporta la cubanía. El cierre de la última jornada estuvo matizado por una sumatoria de palabras que coronaron el evento, con ese poder del lenguaje para sintetizar esencias. Así describieron su experiencia algunos miembros del grupo: “trascendental, interesante, única, reconfortante, enriquecedora, esperanzadora, increíble, inefable, inspiradora, energética.”


En Memoria Nuestra nace una comunidad

El extenso debate que caracterizó la tercera jornada del congreso Memoria Nuestra fue el resultado de la presentación de seis ponencias que conformaron el programa del evento. Numerosos comentarios permitieron extenderse por más de dos horas, lo que demuestra la importancia que se le ha atribuido a la realización de este encuentro virtual por parte de quienes a él acuden.

Como en las sesiones anteriores, la calidad y el rigor científico han sido componentes esenciales para los informes que se han expuesto como resultados de las pesquisas realizadas. Acceder a las problemáticas planteadas desde la visión de los jóvenes investigadores ha permitido el reconocimiento de este espacio para visibilizar las enormes potencialidades que hoy tiene este movimiento juvenil para aportar a una comprensión integral de la realidad social y cultural cubana y, a su vez, transformarla.

El debate se movió en un amplio espectro que incluyó el análisis de algunas manifestaciones de las culturas populares, el acercamiento al patrimonio arquitectónico, el abordaje a la violencia de género entre jóvenes universitarios, el análisis de las prácticas culturales de los jóvenes integrantes de un proyecto cultural, y el análisis de las prácticas de socialización de dos denominaciones religiosas en distintos períodos de la Historia de Cuba.

Cada una de estas investigaciones generó un amplio cúmulo de interrogantes y reflexiones que permitieron a los ponentes explicar metodologías, matrices teóricas y compartir resultados. También el espacio fue propicio para hacer notable una petición que deberá quedar como una de las tareas de la sección de crítica e investigación a nivel nacional y la cual consiste en proponer la implementación de los resultados investigativos a las instituciones, entidades o comunidades implicadas a través de las comisiones de trabajo de la Uneac, lo cual constituye un paso significativo en la concreción de la voluntad de los jóvenes investigadores de integrarse a la solución de problemas reales de la sociedad cubana.

Por otro lado, fue un reclamo la integración de los noveles investigadores no vinculados con universidades y centros de estudio a las estrategias de formación e intervención de esas entidades, con el fin de canalizar su potencial investigativo y facilitar el acceso a metodologías e instrumentos de investigación que les permitan contribuir al desarrollo de indagaciones que tengan impacto real en la vida de las personas.

Aun cuando el objetivo de este evento es la socialización del trabajo de los asociados, esta edición va demostrando cuánto se puede hacer en materia de trabajo mancomunado y en la articulación de estrategias de trabajo. Estos elementos son claves para el desarrollo de una generación de investigadores que comienza a percibirse a sí misma como una comunidad, cuyos miembros tienen intereses similares y su trabajo colegiado puede sentar pautas en el desarrollo de estilos y formas de gestión al tiempo que puede servir de inspiración para futuros investigadores de la Asociación Hermanos Saíz.


Nuevos afiliados a la comunidad «nuestromemoriana»

Participar en un evento teórico por primera vez siempre causa dudas. Las dudas aumentan cuando el evento es virtual, plataforma escasa en Cuba, donde el acceso a internet no es fluido. Sin embargo, cuando es un evento de prestigio y de energía como el Congreso de Pensamiento y Premio Memoria Nuestra de las Romerías de Mayo, vale la pena intentarlo. La idea original de muchos participantes era recorrer la alegórica L Periquera de Holguín, subir la emblemática Loma de la Cruz y andar gregarios entre debates intelectuales, artes y acontecimientos, pero la actual pandemia de la COVID-19 redujo el escenario a un grupo de WhatsApp. El evento ha recibido una veintena de ponencias, incluyendo las de jóvenes que nunca han asistido personalmente al evento.

Dayana Hernández Velázquez se siente nerviosa. Para ella este evento es un reto y espera impaciente su ponencia virtual. Es estudiante de quinto año de la carrera de Estudios Socioculturales, en la Universidad de Granma. Había intentado anteriormente participar, pero no había sido aceptada. En esta edición clasificó con una investigación que tributa a su trabajo de diploma sobre “Las manifestaciones de violencia de género en el noviazgo en residentes universitarios de la Universidad de Granma”.

“Me siento motivada por esta situación tan diferente, a pesar de la pandemia que nos azota, los jóvenes podemos hacer cosas que nos interesan y distraen a pesar de estar en nuestras casas”, afirmó al Portal del Arte Cubano. Asimismo, sobre los aportes de los debates y ponencias a su vida estudiantil nos expresa: “Creo muy positivo interactuar aunque sea virtual con otros investigadores y sus resultados. Además del conocimiento que me aporta en campos académicos y profesionales donde pienso insertarme al graduar”.

Otro ponente, también estudiante, es Jean Carlos Kindelan Duliep. Tiene 20 años y cursa Relaciones Internacionales en La Habana, su ciudad natal. En su carrera en los últimos años se ha hecho énfasis en la diplomacia cultural y les exhortan a dominar la cultura cubana como puente con otras naciones, por eso tenía muchas expectativas y las Romerías de Mayo le parecía una excelente oportunidad. A pesar de que el teclado de su teléfono está roto, envió diferentes audios sobres sus ponencias e intercambió con los demás participantes.

“Siempre me ha interesado la crítica e investigación, en especial la investigación de procesos históricos y culturales o la revisita de algunos artículos, como es caso de mi ponencia sobre Calibán, de Roberto Fernández Retamar, pues considero importante volver a fenómenos de nuestra historia y cultura y redimensionar en las actuales circunstancias. Los artículos y debates que he podido leer, aunque sea semipresencial, me afirman que no estaba equivocado. Este es un evento importante y he aprendido mucho. Mi principal aspiración es conocer e interactuar en la próxima edición con jóvenes que están construyendo y reedificando nuestro panorama cultural”, asegura Kindelan Duliep.

Una de las ponentes más activas es Laritza Rodríguez Cintra. Es Licenciada de Historia del Arte por la Universidad de Oriente, y actualmente se encuentra en Jamaica. Desde allá no dudó en participar e intercambiar en este evento. “Siempre he estado motivada por la investigación. Me apasiona la idea de profundizar en temáticas que muchas veces pasan desapercibidas ante la generalidad. Del mismo modo estoy acostumbrada a exponer mis trabajos investigativos, pues no tiene sentido el conocimiento que no se comparte. Nunca había participado en el Memoria Nuestra porque tengo poco tiempo en la organización y supe de la existencia del evento cuando me inicié en la AHS. En ese momento no estaba vigente la convocatoria y tenía que esperar. Pero cuando el jefe de sección de crítica e investigación me convocó, no lo dudé, y aquí estoy”.

A Laritza le apasiona su tema de investigación sobre el estilo arquitectónico Art Decó en Guantánamo, su ciudad natal. El trabajo es una valoración de los elementos arquitectónicos representativos del estilo en residencia privadas, a nivel de fachada, y en algunos elementos de decoración interior, y “para este evento me enfoqué en algunos elementos propios de fachadas e interiores como divisores de crujía, los plafones para lámpara y la herrería.”

Esta joven investigadora se siente muy motivada y satisfecha con el desarrollo actual del Memoria Nuestra. Así lo afirma vía WhatsApp: “Este intercambio online ha sido muy provechoso. Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de ponencias presentadas, a pesar de las limitaciones que existen a causa de la calidad del servicio de internet en Cuba. Los jóvenes investigadores están realmente motivados, el debate ha sido sostenido. Desde tempranas horas de la mañana se envían y reciben chats. Todos hemos asumido esta modalidad online muy en serio. ¡Ni hablar del debate de las ponencias! Preguntas complejas e interesantes respuestas. Las cuales mueven el pensamiento de los ponentes. Salieron a la luz aristas que dan para otras ponencias. Es impresionante, me siento muy orgullosa de participar en este evento”.    

José Antonio García Pérez y Celia Molina Sánchez concibieron la idea de su investigación en un diplomado de periodismo en Ciego de Ávila. Así fue cómo surgió: “33 años de historia: un acercamiento al panorama cultural avileño desde el contingente de la Asociación Hermanos Saíz”.

“Aunque no he participado en otras ocasiones, la reputación del concurso lo precede”, afirma Celia. “Conocí más sobre el certamen hace dos años cuando un avileño obtuvo uno de los premios. Eso me motivó a investigar cómo participar, y esta edición virtual nunca la vi cómo menos que las anteriores, pues las redes sociales han cobrado vital importancia para la promoción y socialización del conocimiento, así que no había razones que me llevaran a menospreciarla.”  

Su trabajo fue de los primeros en ser expuestos virtualmente y de los más debatidos cuando inició el evento el día 4 de mayo. Sus intenciones son representar y salvar la memoria e historia de la organización, así como su proyección e importancia en la atmósfera cultural local. José, por su parte, nos explica que su investigación es bastante ambiciosa y pretende abarcar al máximo el rol de la AHS en su ciudad, que tuvieron que hacer un reajuste conceptual para el evento, pero están complacidos con la presentación. Para Celia, “la principal ganancia son los contactos que nos llevamos de la experiencia, los cuales siempre están dispuestos a colaborar con la investigación según sus ponencias.”

Los criterios y opiniones de estos jóvenes demuestran una experiencia exclusiva y favorable. Así los debates digitales abren una nueva opción muy poco explorada. Facilitando el intercambio y la retroalimentación intelectual. La relación espontánea entres los jóvenes y la tecnología ha sido una gran ventaja. Así como el sentimiento de camaradería y amistad expresado por los más veteranos en estas lides, pero bisoños en esta modalidad virtual. Es casi seguro que estos jóvenes estarán en las próximas ediciones en la ciudad de Holguín. Así en palabras de Yuleidys Gonzáles Estrada, una de las productoras de esta edición: “Estos muchachos ya son un logro y un nuevo ingreso a la comunidad nuestromemoriana”, aseguró.


Las poéticas del cuerpo intervenido (+ fotos y video)

El distanciamiento social y la pandemia no ponen freno a los artistas: no hay claustrofobia, sino nuevas maneras de contar desde las plataformas online que hoy, más que nunca, ofrecen su caudal de posibilidades a creadores y espectadores de las artes visuales. El arte no tiene excusas. Es por eso que estas Romerías de Mayo —la magna fiesta de las juventudes creativas— no asumen ahora el rostro ni el jolgorio de las calles, sino que se viven desde casa, desde la inquietud de quienes imaginan para proteger la epidermis de la creación, esa esencia que habita en la espiritualidad del ser humano.

Es por eso que quiero detenerme en Tiranía de la tradición, exposición fotográfica de Aneli Pupo. Las redes han devenido en el espacio de contemplación que la conectividad nos ofrece, una particular galería para los ojos inquietos que buscan un estímulo y una reflexión sobre la condición humana en estos tiempos donde nada —prácticamente nada— es ajeno.

Muestra virtual Tiranía de la tradición

La artista visual guantanamera Aneli Pupo nos invita a visitar su muestra Tiranía de la Tradición. Disponible en los canales de Youtube de la AHS y de la artista.#RomeríasenCasa#PorqueNoHayMañanasinHoy#ArteJoven_Cuba#Elartellamaatupuerta

Publicada por Asociación Hermanos Saíz Guantánamo en Lunes, 4 de mayo de 2020

Aneli Pupo habla, a través de sus imágenes, del cuerpo femenino intervenido por la realidad y su crudeza. Una realidad que se experimenta día a día, en esas violencias del cotidiano que —ya sean imposiciones, costumbres, códigos o modas— transforman nuestro espacio privado en un espacio colectivo. Once imágenes, once fotografías en blanco y negro que dialogan con el constructo social que hemos denominado “buena mujer”, “buena madre”, la guardiana de la familia y la dadora. Las violencias de nuestras prácticas sociales invaden el lente de la cámara para mostrarnos un mundo en crudo, un mundo que ocurre cuando las puertas de la calle se cierran, un ritual de iniciación en el que las mujeres somos víctimas y victimarias, jueces y parte.

Más que de inequidad de género, las fotografías de Pupo nos muestran el cuerpo intervenido, el cuerpo transformado en objeto, “cosificado”, trasmutado en incubadora o en tabla de planchar, el cuerpo “animalizado” —la mujer ponedora, la erótica gallina que ha devenido también víctima. Pero no es esta una contemplación conformista: la creadora no nos invita a mirar y pasar de largo, como el inevitable chismoso que corre el velo de una realidad o la cortina de una casa para observar el desastre, sino que es un llamado a la acción, a romper el ciclo donde alma y cuerpo se escinden, y donde el símbolo —ese arquetipo inoculado en las venas de muchos y muchas— se rompe, se quiebra.  

Estas fotografías son un cuestionamiento. La mujer es vista como hembra —mamífera y ovípara—, las imágenes nos recuerdan un círculo/circo de las violencias. Hablo no solo de la violencia que los otros ejercen contra el cuerpo femenino —como se evidencia en las fotos “Felizmente casada” y “Sin voz ni voto”, quizás las menos logradas de la muestra por la literalidad plana de su mensaje— sino la violencia que nosotras mismas nos imponemos, en búsqueda de transformarnos en el signo, en la representación de la belleza tal y como se ha preconizado en la sociedad de consumo, en el circo del consumo.

Bajo esta mirada se encuentran las fotos “Insensata obsesión”, la cual muestra solo la pesa —esa maldita pesa que determina cuán gordas o flacas somos, cuán deseables, cuán hermosas— y los pies de una mujer. Pies de tobillos hinchados, solo eso: a tal grado ha llegado la despersonalización, la desaparición de la mujer en su propio círculo de cosificación y tortura que se ha convertido en el objeto y en una parte ínfima de sí misma —precisamente aquella parte que carga, que soporta el peso simbólico de las libras y del cansancio. “Leña del árbol caído” hace gala, nuevamente, del recurso de la despersonalización: una cinta métrica mide la cintura de una mujer, nuevamente una usuaria sin rostro, transformada en el objeto y en un fragmento de su cuerpo —ese fragmento que la autora ha decidido enfocar. En contraste con la rigidez de la cinta métrica —y su sentencia— aparece el cuerpo atado, amordazado, rígido bajo el embate de la cinta; cuerpo que, si se observa atentamente, muestra sus estrías, sus marcas, sus imperfecciones.

En “Tierno cilicio” el cuerpo se transforma en objeto al ser intervenido por un símbolo, en este caso, una plancha. La mujer se dobla bajo el peso del signo, asume su rol de protectora del hogar, hasta tal punto que se pierde su esencia: una vez más, la fotógrafa nos niega ver el rostro de la mujer —parece decirnos: “esta soy yo, eres tú, somos todas en un momento de nuestra vida”— y prefiere, en cambio, mostrar el cuerpo en actitud de sometimiento —a gatas—, el organismo devenido tabla de planchar, artilugio doméstico, cosa.

Un punto y aparte merecen las fotografías concentradas en los temas de la maternidad y la sexualidad. Me refiero a “Pudor”, “Maslow es un bebé”, “A flor de piel” y “Vigilia eterna”. En todas, aparece en igual proporción la despersonificación del rostro femenino —que se oculta en uno de los casos; en el resto, se seleccionan partes puntuales del cuerpo relacionadas con el concepto de lo materno, del deseo y el sexo; díganse manos, pubis, muslos, senos—, leitmotiv que ya veníamos apreciando en gran parte de la muestra. De nuevo, es preciso señalar cómo la presencia de un símbolo —en este caso el huevo, a una misma vez sinónimo de nutrición y de maternidad— invade y transforma el cuerpo.

Lo transforma hasta convertirlo en algo obsceno, hermoso y terrible: la mujer ha devenido madre ponedora, gallina que vela el nido, gallina que custodia los embriones que son su carga y bendición. A este concepto, se antepone la idea de una falsa sensualidad que insinúa la genitalia —a modo de zona de fricción— y los pechos —la idea de lo nutricio—, como espacios de sometimiento, espacios de carga, donde los huevos se ordenan con una meticulosidad geométrica, equilibrada y, por ello —hasta cierto punto— también terrible. Es en estas fotografías que la creadora alcanza el cenit de su exposición.

tomado del perfil de facebook de aneli pupo

Una vez más, hago hincapié en que estas imágenes no invitan a la contemplación pasiva —como en nuestro andar por lo cotidiano, donde la violencia simbólica y hasta física pasa por nuestro lado sin que movamos un dedo—, sino que son un llamado a visibilizar, a descorrer las cortinas de nuestro mundo interior, a elevarnos por encima de patrones, cánones, violencias exteriores y personales, a humanizar nuestros cuerpos y a desvirtuar estereotipos. El arte es cambio, bien lo sabe Aneli Pupo.

En este momento de aislamiento, cuerpos desconocidos —cuyas identidades, como los rostros en muchas de las fotos de Aneli, permanecerán ocultas— sufren, batallan contra otros y contra sí mismos, en ese limbo de la mente del que, en ocasiones, parece imposible escapar. Es por eso que la imagen se transforma en voz, con la esperanza de que nos alcance y de que pulse alguna cuerda —una necesaria cuerda— en nuestra espiritualidad.

No lo olvides: tú también eres más que un cuerpo.

 

#aneliphotography #anelipupo #tiraniadelatradicion #nomasviolenciadegenero