Un peldaño de una escalera al cielo

Stairs way to heaven o Escaleras al cielo, de Led Zeppelin es uno de los temas más icónicos de la música Rock. En él, Jimmy Page despliega uno de los solos de guitarra más hermosos de todo ese género y Robert Plant desgarra su garganta en una interpretación que, más allá de su virtuosísmo, seduce por el estremecimiento que provoca en el admirador.

Un libro que intenta rescatar o reivindicar la música Rock en un escenario como el de la provincia Holguín, que cuenta con miles de seguidores de varias generaciones de roqueros, no podía tener mejor título: Escaleras al cielo. El Rock en Holguín, de los autores Xenovio Hernández y Raúl Cardona. El mismo fue presentado en el Café del arte joven –antiguo El abrevadero–, en la Casa del joven creador de esta ciudad como parte del programa del Festival Nacional Metal HG.

 

Publicado por Ediciones La Luz, uno de los logros que resaltan a primera vista es la realización a cuatro manos, por autores que difieren en edad pero que superaron en el trabajo la dificultad que exige romper el tradicional prejuicio de las diferencias generacionales. Otro punto a favor de este volumen es que viene a ser uno de los primeros textos que arrojan claridad sobre un ritmo que ha tenido arduas polémicas desde su aparición. Para sus seguidores no solo rompe el silencio y arroja conocimientos, sino que además viene a concretar y materializar una trayectoria que, en el imaginario de los roqueros holguineros ha tenido un recorrido accidentado pero que nunca ha dejado de contar con la lealtad de sus fieles.

Su presentador Danilo Guerrero, todo un conocedor de este género, explicaba que este libro era necesario ya en nuestro entorno cultural. El texto hace un recorrido desde la llegada de las primeras grabaciones a la provincia y la aparición de las primeras agrupaciones en los años 50 y 60, hasta la realización del Festival Metal HG por la AHS holguinera. También incluye una cronología con los sucesos más significativos desde 1956 al 2016 e incluye una galería de imágenes.

En cambio a mí me atrajo el capítulo dedicado a 58 en Rock–es el primero que leí–, un programa que tuvo su salida al aire durante la década del 90 cuando no existía un espacio para esa música en la radio provincial. Yo era de los muchachos que alrededor de las 5 o las 6 de la tarde sintonizaban la estación durante esos 58 minutos que duraba. No pocas veces lo grabé con las ventanas cerradas poniendo una grabadora frente al radio, porque esa era la única forma de obtener música cuando las memorias flash no eran aún ni un sueño de ciencia ficción. También estuve en el primer festival realizado en el club atlético cuando el precio de la entrada fue traer un pomo o una botella para entregar a Materia Prima. Momento que no se olvidará, sobre todo a Mole, que entonces tenía melena y a Mundi, que estaba flaco y en su cuerpo apenas aparecían tatuajes, ambos presentes en el público en el lanzamiento del libro, dando fe de esa generación.

Xenobio fue uno de los partícipes porque apoyó a los jóvenes músicos, que en esa época no eran tantos, y a los que solo nos gustaba oír la música. El fue de los que ayudó a gestionar un espacio para un club de Rock, que duró poco tiempo, pero que fue una especie de cuartel general o punto de cita una vez a la semana para los que no teníamos donde reunirnos para, algo tan simple como escuchar música y bailar.

Para mí Escaleras al cielo. El Rock en Holguín, tiene tanto un valor desde el punto de vista del conocimiento, pero aún más es una cuestión sentimental. No creo que sus autores, hayan perseguido el objetivo de levantar o alentar la polémica. Si considero que su primera intención fue la de exponer informaciones, criterios, datos que faltaban hasta ese momento para el estudio de la cultura holguinera.

De esta manera Escaleras al cielo se convierte en un texto de consulta para los investigadores y estudiosos de la música de la región. Par otros, como yo, un libro de cabecera para retomar gratos recuerdos.