Ediciones La Luz


Los cielos desiertos en audiovisual

Ediciones La Luz, sello de la AHS en Holguín, trabaja en la realización de cápsulas audiovisuales a partir del audiolibro Los cielos desiertos. Poemas de Luis y Sergio Saíz en las voces de jóvenes artistas cubanos, una de las atractivas novedades de su amplio catálogo.

El equipo de Wildesigners Production, que dirige el asociado Gerardo Perdomo, se encarga de la producción audiovisual de las cápsulas, en la que participan los jóvenes escritores holguineros José Luis Laguarda, Liset Prego, Reynaldo Zaldívar e Idania Salazar.

El proyecto del audiolibro homónimo obtuvo la Beca de Creación “El Reino de este mundo” que otorga la AHS, contó con la selección de la periodista y escritora Liset Prego, y reúne a diez miembros de las diferentes secciones de la filial holguinera de la Asociación para volver sobre la obra y pensamiento de los hermanos Saíz Montes de Oca.

Prego comentó que, desde su concepción, se pensó como un proyecto que tuviera expresión en diferentes soportes para la promoción de la literatura, de ahí que después del audiolibro surgieran materiales audiovisuales para acompañar la promoción de este título.

En estas cápsulas se recoge de manera sintética las experiencias de acercarse de esta manera a la obra de los hermanos Saíz, junto a fragmentos de los textos que declaman algunas de las voces que integran el audiolibro, material publicado en la colección Quemapalabras, con la colaboración musical de DJ Acid Seduction, realización de Amalio Carralero y la asesoría de Fermín López y Yordanis Sera, director y actor fundador, respectivamente, de la Compañía de Narración Oral Palabras al Viento.

Añadió que este es un homenaje con palabras que siguen siendo de los hermanos Saíz y mantienen la autenticidad del primer día, para volver sobre su obra y pensamiento como una brisa fresca que sigue los pasos de estos jóvenes rebeldes. Constituye, además, otra manera de acercarse La Luz al ámbito digital y por tanto a los públicos que tienen como espacio natural las redes sociales y otras plataformas de socialización de contenidos literarios.

En Los cielos desiertos participan artistas de varias manifestaciones, desde escritores, músicos, pintores, realizadores audiovisuales, lo que le aporta una riqueza de experiencias creativas propias del trabajo de la Asociación. La beca “El reino de este mundo” es uno de los incentivos de la AHS para apoyar los procesos de creación artística e investigación sobre temas de la cultura desarrollados por sus miembros en las diferentes provincias.


Convoca Ediciones La Luz al II Concurso Nacional de BookTubers Atrapasueños

Ediciones La Luz, casa editorial de la Asociación Hermanos Saíz en Holguín, vuelve a abrir las puertas a sus lectores con una invitación. Por segunda vez convocan al Concurso Nacional de Booktubers Atrapasueños.

El sello, junto a la Cámara Cubana del Libro, la Dirección Provincial de Cultura, y el Centro Provincial del Libro en Holguín instan a participar a niñas, niños, adolescentes y jóvenes hasta 18 años. Solo deben realizar un video donde reseñen un título publicado por Ediciones La Luz.

Las categorías se han establecido de acuerdo a tres grupos etarios fundamentales: de 5 a 9 años, de 10 a 13 y de 14 a 18 años. Se otorgará un premio único en cada categoría. Igualmente, se ha dispuesto la dirección electrónica alaluzseleemejor@gmail.com para recepcionar los videos que deberán enviarse con el asunto “Atrapasueños” en el mensaje. No obstante, los que residen en la ciudad de Holguín pueden dirigirse a la sede de la editorial a entregar su video de forma personal.    

Hasta el 30 de octubre se recibirán los trabajos y el dictamen del jurado se informará el 17 de noviembre de 2023.

Los videos finalistas y ganadores serán publicados en el canal de YouTube de Ediciones La Luz.

Este concurso toma su nombre del espacio de promoción que habitualmente conduce el escritor y editor Luis Yuseff y que se dedica al público infanto-juvenil donde se presentan los títulos publicados por el sello que tienen a las infancias como destinatario.


Como un universo en expansión

Los primeros 25 años de Ediciones La Luz también han sido caminos recorridos desde el diseño gráfico. La literatura es el propósito, la guía, pero el diseño y la creatividad han acompañado (e impulsado) el viaje. Desde el arlequín en la cubierta de Bufón de Dios de José Luis Serrano, prístina y sencilla edición que marca las andanzas editoriales del sello, hasta el título más reciente, ese que todavía está en la mesa de diseño convertido en pixeles, hemos asistido, expectantes y maravillados, a todo un universo en expansión. A un escenario de posibilidades en el que el diseño gráfico resulta primordial –y no solo el del libro como objeto-arte; las ramificaciones en los últimos años han sido múltiples– para cartografiar La Luz.

Los libros de humildes portadas –que custodiaban la obra de autores importantes de nuestra literatura, más allá de los límites holguineros– fueron ganando, a la par del desarrollo poligráfico del nuevo milenio, en posibilidades reales para materializar disímiles soluciones visuales. En 2006 se publica el libro que trajo los “colores” a La Luz: Striptease y eclipse de las almas de Delfín Prats, con una hermosísima obra de Armando Gómez en portada (algo que nos subraya la cercanía del trabajo con pintores y fotógrafos, artistas visuales en su amplio sentido). Desde entonces el diseño gráfico ha ido en constante crecimiento, pues para La Luz el libro es un objeto bello que respira en la conjugación de arte y literatura; y además, cada nuevo título resulta constatación de lo posible, confirmación de la virtuosa utilidad de lo creado.

Si bien es cierto que varios diseñadores han dejado su impronta en este tiempo, Frank Alejandro Cuesta aportó una mirada inquieta y vibrante, en constante aprendizaje y búsqueda. El libro ganó una visualidad contemporánea y las campañas, que se iniciaron con Todos buscan la luz desde la confluencia con los medios de comunicación e Internet, posicionaron a la editorial a la vanguardia de la promoción del libro, no solo en los formatos tradicionales, sino en las redes sociales, expandiéndose en el ciberespacio y llegando a nuevos lectores y sitios.

La Luz se extiende y posibilita la experimentación y el hervidero de ideas. Todo el colectivo acaba convirtiéndose, con Luis Yuseff al frente, en un equipo de creación. Por su parte, Robert Ráez, actual líder creativo, ha mantenido la coherencia de un quehacer orgánico y supo aprovechar el trabajo con las formas y la tipografía, con la experimentación. Íconos, colores, tipologías, composiciones y disímiles soluciones gráficas –con influencia del diseño de periódicos y revistas– vienen a acompañar el viaje y la aventura por la letra, ya no solo impresa.

Fotos Olaph Johe Quiala

Varias exposiciones de estos productos comunicativos han ocupado las paredes de Ediciones La Luz, incluso en el Centro Provincial de Artes Plásticas de Holguín se inauguró Pensar a La Luz, una gran exhibición que recorrió, a través de gigantografías de portadas de varios de los títulos, el quehacer de los primeros veinte años. El Premio Celestino de Cuento es otra apuesta por el diseño y la creatividad, que ha sido reconocida con el Premio de la Ciudad en Comunicación Promocional (por las campañas Leer seduce y A la luz se lee mejor). La promoción literaria ha alcanzado nuevas cimas; la fotografía y las letras se conjugan en una jugada sensorial para promover y celebrar la lectura; y los rostros de autores jóvenes y reconocidos aparecen en carteles en redes sociales, junto a la apuesta por los audiolibros y e-book.

Fotos Olaph Johe Quiala

La reciente campaña de promoción de la lectura enarbola un Ícaro virtual, cibernético y posmoderno, que bebe del pastiche y el arte digital, autoría de Alejandro Zaldívar, creador también de las imágenes del 24 Premio Celestino de Cuento. Es un Ícaro en diálogo con la poesía de Delfín Prats, maestro en las cercanías de La Luz desde los primeros tiempos, y en concordancia, desde las posibilidades del arte digital, con autores cuyas resonancias son universales.

Fotos Olaph Johe Quiala

De esta manera Ediciones La Luz ha logrado una identidad visual que enarbola como logro preciado. Esta muestra deja entrever el ingenio y la avidez de su equipo creativo, con una atractiva elaboración en el plano artístico y conceptual, promoviendo la lectura a través del arte. Y también resulta constatación de cómo lograr concebir utilidad y belleza para los demás. A este recorrido de regreso al yo primordial a través del diseño, nos invita La Luz. Agradezcamos la posibilidad del viaje visual y literario, pues la luz nos pertenece y hacia ella vamos.

Fotos Olaph Johe Quiala

 

Palabras del catálogo de la exposición La Luz nos pertenece, inaugurada el 4 de agosto de 2023, en la galería del Palacio Salcines, en Guantánamo, con curaduría de Geny Jarrosay y Dayamis Rodríguez La Cruz, como parte de la 47 edición de la Jornada de la Canción Política.


Anuncian en Holguín ganador de XXIV Premio Celestino de Cuentos

El Premio Celestino de Cuentos en su edición 24 ya tiene ganador. El jurado que preside Senel Paz e integran Atilio Caballero y Eugenio Marrón, ha seleccionado de entre los 23 cuadernos en concurso y de forma unánime, a tres títulos que merecen menciones. Se trata de Los iguales, de Reineris Betancourt, de Guantánamo; Gestalt, de Miguel Montero, de Holguín, y El Alondra, de Lisbeth Lima, de Santiago de Cuba.

El premio, según se declara en el acta del jurado, se otorga al libro que logró: “un conjunto de siete cuentos que se distingue por su unidad, tan eficaz como precisa, no exenta de un aliento poético que se asienta en su estilo, tanto en lo afectivo como en lo doliente de asuntos y personajes, para ofrecer un mosaico de historias en el que la memoria, el paisaje, la familia, el amor, la muerte y la escritura expanden sus querencias.” Tales son las cualidades que han detectado en La figura en el puente, de la matancera Náthaly Hernández Chávez.    

La joven narradora es también periodista y promotora literaria. En 2021 fue ganadora del Premio David de ciencia ficción con el libro Las azules colinas de Europa.

El Premio Celestino de Cuentos este año ha estado dedicado a Ítalo Calvino, Sergio Pitol, Reinaldo Arenas y Roberto Bolaños en su 100, 90, 80 y 70 años respectivamente. El evento que se organiza desde Ediciones La Luz con el coauspicio del Centro Provincia del Libro y la Literatura de Holguín y la Dirección Provincial de Cultura, ha tenido un intenso programa de lecturas de narrativa, presentaciones de novedades editoriales de sellos invitados y del anfitrión, paneles dedicados a la vida y obra de los autores homenajeados.

Igualmente, otras expresiones artísticas como las artes visuales y el audiovisual han encontrado espacio en la programación, con la inauguración de la muestra de carteles Pedazos de nube, de Alejandro Zaldívar, y la proyección del documental Cosme: un enorme juego con el tiempo, de Alejandra Rodríguez Segura.


Pedazos de nube para iniciar el Celestino

El XXIV Premio Celestino de Cuento inició en Holguín con la apertura de la exposición de carteles Pedazos de nube de Alejandro Zaldívar y la presentación del jurado de esta edición, que se extenderá hasta el próximo día 10 con un amplio programa de actividades.

Las piezas de este joven artista digital, quien tiene a cargo además la visualidad de la campaña de promoción del libro y la lectura de Ediciones La Luz y la del propio Premio, constituyen una evocación a la novela Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas, a quien este año se dedica, junto con otros autores, el Premio al celebrarse su 80 natalicio.

Fotos Bernardo Cabrera

Fotos Bernardo Cabrera

El escritor holguinero Eugenio Marrón, en las palabras de presentación de la muestra, abierta al público este lunes en la sede de La Luz, destacó que lejos de ser un mero reproductor del libro a través de figuraciones más proclives a colocar en un espejo frente a las páginas, Alejandro se adentra en lo temerario de otras vías a través de su personal elección.

Además, convierte la lectura figurativa del texto en la reconstrucción imaginativa del mismo, y en ese rumbo, se adentra en la novela no con los ojos del lector, sino con los del artista que se apropia de todo lo refulgente –aves, flores, cuerpos, centelleos, pálpitos– para entregar su Celestino personal, desde lo viable del arte digital, añadió Marrón.

Fotos Bernardo Cabrera

Por su parte, el jurado está presidido por el narrador y guionista de cine Senel Paz, y compuesto por Atilio Caballero y el propio Marrón, quienes deliberarán entre las más de 20 obras en concurso, para, como cada año, finalizando el evento, entregar el Premio Celestino.

Como parte de esta jornada inaugural se presentó el documental Cosme. Un enorme juego con el tiempo, de Alejandra Rodríguez Segura, como homenaje al artista de la plástica Cosme Proenza, colaborador del Premio, al entregar un grabado suyo al ganador.

Fotos Bernardo Cabrera

Hasta el próximo día 10 esta cita literaria, una de las más esperadas en el país por los jóvenes escritores, desarrollará un variado programa que incluye conferencias, paneles, presentaciones, homenajes, exposiciones y lecturas. Además de los 80 años de Arenas, el certamen dedica sus jornadas al centenario del natalicio del escritor italiano nacido en Cuba Italo Calvino, a los 90 años del mexicano Sergio Pitol y al 70 del chileno Roberto Bolaño.

Varios paneles abordarán aspectos de la vida y obra de estos reconocidos narradores, moderados por los escritores Erian Peña Pupo y Adalberto Santos, y con la presencia de varios autores cubanos como Manuel García Verdecia, Marbelis Marrero, Mariela Varona, Irela Casañas, Rubén Rodríguez y Eugenio Marrón. Además se rendirá homenaje a Eduardo Heras León, escritor y maestro de numerosas generaciones de narradores cubanos, a quienes impulsó a través del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.

Fotos Bernardo Cabrera

Organizado por Ediciones La Luz y la AHS, el Celestino contará con la presentación de varias novedades editoriales, como Girasoles en el fin del mundo, de Elaine Vilar Madruga, galardonado del XXI Celestino; el audiolibro Un cuento diferente cada noche. Voces de Celestino, y el libro infantil Cuentos nuevos que parecen antiguos, de Luis Caissés.

Auspiciado además por el Centro Provincial del Libro y la Literatura y la Dirección Provincial de Cultura, el Premio Celestino surgió en 1999 como homenaje a la importante novela de Reinaldo Arenas Celestino antes del alba, y su primera edición lo recibió el narrador y periodista holguinero Rubén Rodríguez González con “Flora y el ángel”.

Fotos Bernardo Cabrera

Fotos Bernardo Cabrera


En su XXIV edición, Celestino alucina

La vigésimo cuarta edición del Premio Celestino de Cuento reserva una serie de homenajes. La conferencia realizada en horas de la mañana en el salón Abrirse las Constelaciones en la propia sede de Ediciones La Luz, anunció a la prensa que el evento que sesionará del 5 al 10 de junio, estará dedicado a los aniversarios 70 de Roberto Bolaños, 80 de Reinaldo Arenas, 90 de Sergio Pitol, y 100 de Ítalo Calvino.

La apertura prevista para el día 5 de junio a las 6:00 p.m. contará con la presentación del jurado que para esta ocasión honran los prestigiosos escritores Senel Paz, Atilio Caballero y Eugenio Marrón. Con la proyección además del documental Cosme: un diálogo infinito con el tiempo, de Alejandra Rodríguez Segura, y la exposición personal Pedazos de Nube, del artista visual Alejandro Zaldívar, inician las actividades de uno de los certámenes literarios más importantes del país.

El editor, poeta y director del sello holguinero de la AHS en Holguín, Luis Yuseff, anunció además que esta semana estará cargada de sorpresas con la presentación de libros muy esperados: Cuentos nuevos que parecen antiguos, de Luis Caisés, y Girasoles en el fin del mundo, de Elaine Vilar Madruga, quien resultara ganadora del Premio Celestino en la edición vigésimo primera.  

Sesionarán paneles, conferencias, en alusión a los aniversarios de los reconocidos escritores antes mencionados con debates y polémicas en torno a la política cultural, y no faltará como es habitual, el espacio dedicado a las editoriales invitadas, Editorial El Mar y la Montaña, Ediciones Holguín, y los sellos colombianos Editorial Avatares y 9 Editores.

El evento mantiene la gráfica acostumbrada, este año extrapolando códigos de marcada trascendencia visual, donde se patinan espectros y referentes a la inteligencia artificial que hacen del collage una manera muy fresca de representar a un Celestino que este año alucina.

La presentación del audiolibro Un cuento diferente cada noche. Voces de Celestino, bajo la dirección general de Luis Yuseff y Elizabeth Soto, y el dosier digital que incluirá artículos para un merecido homenaje a los escritores recientemente fallecidos Antón Arrufat y Eduardo Heras León, circularán en las diversas plataformas por las que navega la editorial.

Los paneles, moderados por el escritor Erian Peña Pupo y con la presencia de varios autores cubanos como Manuel García Verdecia, Marbelis Marrero, Mariela Varona, Irela Casañas, Rubén Rodríguez y Eugenio Marrón, abordarán la vida y obra de los reconocidos escritores a quien se dedica esta cita.

Como cada año, finalizando el evento, se entregará el Premio homónimo, luego de que el jurado delibere entre más de 20 obras en concurso; y se tiene previsto además la visita a Gibara, la Villa Blanca de los cangrejos, con una lectura de autores egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.

Auspiciado además por la Uneac en Holguín y el Centro Provincial del Libro y la Literatura, el Premio Celestino de Cuento surgió en 1999 como homenaje a Reinaldo Arenas y su primera novela, Celestino antes del alba, por iniciativa de Ghabriel Pérez. En su primera edición lo recibió el narrador y periodista Rubén Rodríguez, con el cuento “Flora y el ángel”.


La Luz de Cuba en la Feria del Libro de Bogotá

Ediciones La Luz, sello de la AHS en Holguín, presenta parte de su amplio catálogo, compuesto por autores consagrados y jóvenes, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), Colombia, un importante evento cultural y comercial que celebra este año su edición 35.

En el Gran Salón Raíces del recinto ferial de Corferias, Luis Yuseff, editor jefe del sello, exhibió al público la campaña de promoción del libro y la lectura “La Luz te pertenece” y describió los diferentes procesos del diseño de las campañas y en particular, el trabajo en esta nueva propuesta, en la que participan el artista Alejandro Zaldívar y el diseñador y escritor Robert Ráez.

Con un elogio al trabajo de promoción de la joven literatura cubana que La Luz realiza cada año, Enrique Pérez Díaz, escritor, editor y director del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura, quien integra la delegación cubana, destacó las razones por las que este sello fue distinguido en la 31 Feria Internacional del Libro de La Habana con el Reconocimiento Especial del Instituto Cubano del Libro como la más integral del sistema editorial en nuestro país.

La Luz presentó al lector colombiano los títulos Mar de invierno y otros delirios, relatos de Alberto Garrandés, incluido en la colección homenaje Mehrlitch y reconocido con el Gran Premio La Puerta de Papel 2020; Fatamorgana de amor con banda de música, novela de Hernán Rivera Letelier, Premio Nacional de Literatura de Chile; Ya no creo en Lars Von Trier, cuentos de Marvelys Marrero; la novela La quietud, de Yunier Riquenes, y el libro de cuentos Zapping, de Ragnar Wilfredo Robas, incluido en la Colección Abrirse las Constelaciones del sello.

 

Dos de los títulos más recientes de la colección Premio Celestino, certamen que organiza La Luz, estuvieron entre las lecturas recomendadas: Las fauces, de la escritora y periodista camagüeyana Lourdes Mazorra, y Boustrophilia, de Robert Ráez. Mientras que con el libro Eduardo Heras León. En el aula inmensa de la vida, compilación de entrevistas realizadas en diferentes medios a este autor recientemente fallecido, reunidas por Yunier Riquenes, se le realizó un homenaje a este maestro de varias generaciones de escritores cubanos, fundador del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y Premio Nacional de Literatura 2014.

Del catálogo infantil se presentaron también Cuando te llames princesa, de Enrique Pérez Díaz; De caballeros y dragones, de Elaine Vilar Madruga; Como se escriben los clásicos, de Idiel García, y la antología poética Retoños de almendros, con textos de jóvenes autores cubanos.

Ediciones La Luz también participó del encuentro de hermandad por la cultura y la poesía de Cuba y Colombia, celebrado en la Universidad Nacional de Colombia. En la cita, celebrada en el Auditorio Natividad Pinto de la Facultad de Artes, se comentó sobre la visión e importancia de los escritores colombianos y cubanos, influyentes en el entorno social desde mediados del siglo XIX hasta la fecha; y desde La Luz se propuso la lectura de las más recientes generaciones de autores cubanos, muchos incluidos en su catálogo de esta reconocida editorial.

Además, Yuseff participó en el conversatorio “Cuba nos visita”, y en compañía de la poeta Yanelis Encinosa, fue parte de las Lecturas Urgentes de Poesía Cundinamarca y Boyacá, auspiciadas por la Fundación Grainart en la Fundación Universitaria San Alfonso, en la capital colombiana.

La FILBo, que se desarrolla en el recinto Corferias hasta el 2 de mayo, cuenta con una amplia representación del sector editorial y cultural de varios países, convirtiéndose en el evento cultural y comercial del libro y sus autores, más importante del país sudamericano. De este modo despliega una programación literaria, cultural, académica y profesional que reúne a todos los actores de la cadena del libro en el país, junto con los editores, distribuidores y libreros, este año con México como país invitado de honor por tercera vez, luego de 1993 y 2009.


Mirar la poesía de Rebeca Torres por un corte angosto

Una nueva voz, potente, auténtica, se abre espacio en el concierto de la poesía holguinera. Joven, pero con resonancias de voces transgresoras, sonoridades de un discurso que emancipa a la mujer.

Así se escucha-lee a Rebeca Torres Serrano, una muchacha nacida en esta ciudad en 1991, licenciada en Lengua Inglesa por la Universidad de Holguín, donde ejerce como docente y que mira a lo femenino desde su Corte angosto, un breve cuaderno, que agrupa once poemas donde la madurez de una mirada introspectiva y de su entorno muestra una conexión con las experiencias individuales de muchas mujeres, sin importar su edad.

Esta joven fue la ganadora de la más reciente edición del concurso de Poesía Nuevas Voces; de su obra el jurado que integraron Ghabriel Pérez, José Luis Serrano y Luis Yuseff, consideró que “es un cuaderno que denota el dominio de los códigos del género desde una visitación moderna, a la vez que indaga en la existencia del ser social que es su autora, una mujer del siglo XXI, con una voz traspasada por un tono incisivo, irónico, directo, que articula con efectividad los cuerpos poéticos que lo conforman”.

El poemario es el número 45 de la colección Analekta, de Ediciones La Luz, donde Lina de Feria, Delfín Prats, Manuel García Verdecia, Eugenio Marrón y otros tantos reconocidos autores han dejado constancia de su obra junto a noveles creadores que apenas despuntan en el circuito editorial.

Con edición de Luis Yuseff, diseño de cubierta de Robert Ráez y corrección de Mariela Varona, se presenta el poemario. Al internarnos entre los versos de la autora, que como tantos escritores hace ya muchas décadas prefieren el verso libre, encontraremos dolor, referencias al cuerpo femenino, literalmente visceral, a veces el corte angosto es una hendidura para observar la vida ajena, a veces un tajazo en el pecho por donde entra la impaciencia, las ganas de decir estas verdades, el intento o la pose de la felicidad por imperativo social.

Hay color, mucho rojo, lipstick cereza, intuyo, y labios, y tetas, así escritas, y lenguas y corazones, pero siempre, invariablemente, hay una mujer, otra mujer, esta mujer, muchas mujeres a las que Rebeca Torres Serrano les encierra en la palabra, o mejor, les deja volar y en este libro crea para ellas un universo.


Penthouse en el infierno: las vísceras sobre el asfalto

¡El infierno está aquí! El otro no me asusta.

Marceline Desbordes-Valmore

 

Penthouse en el infierno.[1] Cabeza de caballo sanguinolenta. Cerebros podridos. Gato adhesivo sobre el asfalto. Entrar aquí es convertirse en el autor mientras dure el viaje: ¿peyote o ayahuasca? Elige. ¿Salir o no salir? En sus poemas se descubre la certeza de una cata: la poesía es experiencia. ¿Rimbaud o Kerouac? Ambos, probablemente, desde el envite o –quizás– desde el acto mismo de metaforizar(se) en lo circunstancial; y no solo eso, sino establecer esas circunstancias antes del acto mismo de escribir(se): el deslumbramiento del sujeto parado en medio de las vías férreas, conociendo que llegó ahí a voluntad, pero con un ingrediente imprevisto: una bestia de acero acercándose con estrépito: la esperanza insólita.

El sujeto conduce siempre a este tipo de situaciones. La mente en vilo. El cuerpo siempre a término. El riesgo es la belleza. La posibilidad del no dolor, porque el dolor es demasiado real, demasiado inevitable: “Diamanda insiste en lanzarse al río infestado de rocas./ Ha estado demasiado tiempo sobre el puente como para/ descubrir que cruzarlo/ es tan irrelevante como permanecer.”

En el fragmento anterior se revela uno de los cimientos sobre los que convulsiona Penthouse. Lo efímero del cuerpo ante lo inconmensurable de lo otro. Lo precario de la condición humana, a pesar de la voluntad que, al menos en apariencia, permite decidir entre permanecer en un punto o en el siguiente. Al decir de José Kozer: “Mi cuerpo no importa; o mejor dicho, solo me importa a mí.”[2] Esta idea se repite a lo largo del cuaderno: “El gato que se pudre en la Avenida 2 de diciembre está tan solo/ y solo yo me detengo a padecer su metamorfosis porque era mi gato./ Otros gatos aplastados me han sido indiferentes.”

Maikel maneja la visión de un país (el país); no desde lo voluptuoso, tampoco desde lo patético: trabaja con ironía sobre algunas capas áridas, rocambolescas: la cultura insípida o fingida del cocodrilo. Poesía urbana que llega a ser sorprendentemente cosmopolita, aunque se trate –sobre todo– de subrayar los estertores prematuros de una ciudad que nunca llegó a ser ciudad, país que no llegó a ser país: “La Niágara de mi abuelo penetraba las puertas de la isla como quien entierra una astilla bajo las uñas.”

Eso sí: no lo hace sobrevolando un dron, sino desde un punto de vista subjetivo a ras de suelo. Cámara en mano. Situado sobre un puente de vías férreas habría que decidir entre permanecer a la espera de la bestia de acero o saltar. Situado con los dos pies en el salto, habría que decidir si posicionarlo en las rocas o en el río que las envuelve. El infierno ganado a pulso, a golpe de colocarlo en imágenes en carne viva. Un infierno real: formado por todas las habitaciones, pent-house o no, habitadas o no, habitables o no.

Estamos en presencia de una poética singular, que suele colocar los ojos en la lengua del autor. Una anomalía en el espacio-tiempo. Sin dejar de ser contemporánea, se percibe en ella cierta nostalgia, cierto dejo vintage, de un pasado que sin embargo permanece, como escuchar vinilos en un tocadiscos a batería de litio: “Un rosado glow de palmeras rodea la cabeza del mundo./ Las lenguas edulcoran mi infierno,/ lo ablandan para colocar mi cabeza dulcemente en el fuego.”

Las referencias inevitables rondan por ahí como personajes de relleno en películas expresionistas; evocan una tradición que asume lo estrambótico con dulzura, pero con rigor, regalándonos una poética otra. Ni más allá ni más acá, sin apologías o viceversa, Penthouse parece una de esas cintas de Cine B, estrafalarias, cargadas de una belleza inaudita que tiende a mejorar con los años y las relecturas.

Lo quijotesco, lo virgiliano (piñeriano) alimentan en forma de moléculas un lenguaje muy personal, elucubrado desde la glándula pineal. En una danza litúrgica de ese lenguaje, el poeta estafa sílex a la cloaca. En la cloaca el lagarto se escuece y los viandantes fermentan a más no poder, pero el poeta intuye de dónde sacar. Y saca. El poeta vomita poesía. Recurriendo una vez más a Kozer: “lenguaje que no valora más la sangre que el semen”.[3]

Las palabras son solo palabras, el lenguaje las usa a discreción del poeta que escribe, para ejercer la voluntad de alimentar un sentido únicamente sonoro, rítmico y de construcción cerebral del símbolo; el símbolo entendido como multiplicidad de signos culturales, incluso antropológicos: “De ahí el trabalenguas repta inepta y conceptual e infecta la recta / la espora perpendicular. / De ahí la música de un tipo arrastrando una cabilla por los adoquines.”

Maikel Velázquez se posiciona en medio de las vías con este cuaderno, en espera de la bestia de acero, que le percibirá gritándole sus maniguas. Además de leerlo, habría que verle diciendo sus textos. En medio de un trance cercano al de los sufíes o los toasters, segrega lenguaje. Poesía visceral e implacable, que salva desde las antípodas. Zombi envenenado. Culo caníbal. Pelea de perros. Penthouse en el infierno.

 

[1] Penthouse en el infierno, Maikel Velázquez, Ediciones La Luz, Holguín, 2016.

[2] José Kozer: Ave atque vale; entrevistas a José Kozer, Ediciones Orto, Manzanillo, 2016, p. 13.

[3] José Kozer: Ave atque vale; entrevistas a José Kozer, Ediciones Orto, Manzanillo, 2016, p. 35.


Trebejos en el juego brutal de la vida

El consumo de textos teatrales es poco usual entre la generalidad de los lectores. Esto es fácil de constatar si hacemos entre nuestros conocidos una breve encuesta. Pero Ediciones La Luz insiste en incorporar a su catálogo la diversidad genérica capaz de ofrecer una mirada a la creación literaria de los jóvenes creadores cubanos. Es el teatro una de sus inclusiones más recientes. Suman alrededor de una decena de títulos del género los que se inscriben en esta lista.

Así lo hace Ludoteca, de Leonardo Estrada Velázquez, dramaturgo, crítico, asesor teatral, traductor, entre otros muchos oficios y competencias que sirven de credenciales a este joven.

Con esta entrega el autor no reúne personajes sino jugadores que se mueven en una Habana áspera, en blanco y negro, cuadriculada. Aquí Fabián, Silvia, Frankie, y El Rata conocen bien los pasos que pueden dar, su dirección.

Porque, aunque se crean con libre albedrío y su voluntad o naturaleza les compulse a salir de los designios de la marginalidad intrínseca, de la prostitución como único camino probable, de la cárcel que habita dentro del expresidiario como algo inmanente, no basta.

Frente a un tablero podrían vivir un hombre y un niño. Dilapidar allí sus horas sin pensar en futuros pocos auspiciosos, en presentes lamentables, en pasados de los que abjurar o arrepentirse. En una ludoteca cualquiera esperaría estar a salvo.

El juego puede ser el refugio. El ensayo de la vida. En los juegos prohibidos hay otra manera de vivir, pegada a los límites, entre la fortuna y el descalabro, bien lo saben los que se arriesgan a jugar.

La ludoteca puede ser un lugar para salvarse. Pero hay deudas que condenan a los deudores. Fatalismos. Karma. Elecciones imposibles. A veces un peón se cree que es rey.

A veces un púber, atropellando su infancia y con mucho por andar para llegar a la adultez, se enfrenta a desafíos que lo superan, porque es colocado por las circunstancias ante la obligación, ante la exigencia de crecer a destiempo.

Y hay quien ataca por las esquinas más impensadas, por los flancos desprotegidos que quedan en el tablero. Planeando un jaque falaz, están las ratas al acecho.

Mientras, una mujer que no es dama, pacta entre el abandono y el placer, para regresar a casa con unos centavos, apenas le alcanza para subsistir. Parece que pudiera moverse a todos lados, pero recorre un círculo de vicios, sirva este juego de palabras para evidenciar que es presa de la miseria. Acepta venderse a escondidas para solventar la economía doméstica. No busca pretextos. Hay gente así, que apenas sobrevive, diríase, que agoniza.

Dura en Silvia un modelo de maternidad cuestionable para muchos, y al mismo tiempo un sacrificio, el nacimiento de una heroína contradictoria, que en el acto de defensa de su familia termina exponiéndola, dejándole indefenso. Su vida, presentada en estas líneas, parece la suma de muchas desgracias, a veces, quizás muy seguido, la realidad supera a la ficción.

Saltan entre las páginas, o al abrir las puertas de este sitio de juegos, por momentos macabros, cierta mordacidad, la crudeza del gesto de quien amenaza, de quien hiere; el acto casi animal, instintivo, de defensa; el sexo como un canje, el desamparo, la soledad, el niño que cuida a otro niño, padre de sí mismo y de un hermano expuesto, la niñez como un estado de gracia o de desgracia, la fragilidad del cuerpo chico, lo hostil que puede ser el mundo distanciado de idílicos cuadros familiares, postales que se cuelgan en cualquier anaquel, más no en esta historia.

Como trebejos mueve Leonardo Estrada a sus personajes. Les llama jugadores, pero en realidad nada deciden, son piezas. Construye con ellos escenas cotidianas, atadas al dolor, a la desesperanza. Exhibe al juego constante que es la vida, ajedrez gigantesco, donde el autor escoge estrategias. La apariencia del libre albedrío en contradicción a un destino escrito desde el principio pudiera pensarse que es la premisa de este texto, el hecho de que somos piezas en movimiento, sujetas a una voluntad más alta, esperando, con desasosiego que alguien diga Mate.