Universidad de las Artes


El feeling del alma

Una de las revelaciones que ha traído las jornadas del Jazz Namá, en esta edición de 2021, fue la participación del joven David Gómez Cruz. Estudiante de saxofón del Conservatorio “Esteban Salas†de Santiago de Cuba, ya se encuentra en el último año de esta especialidad. Con solo 20 años este joven, oriundo de Las Tunas, destaca cuando toca el saxofón.

Es por eso que el Portal del Arte Joven Cubano conversó con él sobre este maravilloso mundo de jazz donde ha ido despuntando desde el año 2019.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz
  • ¿Qué te motivó a tocar el saxofón?

Desde pequeño siempre me gustaba jugar a abrirle pequeños agujeros a los tubos y soplar, luego de mayor siempre me llamo atención el sonido tan brillante del saxofón; por eso me decidí a estudiarlo.

  • ¿Qué saxofón tocas?

El Saxofón alto.

  • ¿Qué te motivo acercarte al jazz?

Siempre he tenido la curiosidad de saber que existe más allá de una simple armonía, de una canción. Creo que con el jazz me ocurrió igual. Solo fue el deseo de tocar y hacer música que se arraigara a mi personalidad.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz
  • ¿Por qué el jazz y no otro género de la música popular cubana?

Existen muchos géneros en Cuba, pero el jazz ha sido el género con el cual me he identificado; me siento vivo y puedo expresar mis sentimientos detrás de cada nota que toco.

  • ¿Cuáles son tus referentes en el mundo jazzístico?

 Existen muchos músicos buenos pero siempre he sentido afinidad por tres saxofonistas que nunca dejaré de escuchar: Gerald Albright, Ed Calle y Kenny G.

David, un muchacho de educación cristiana, desde hace varios años tiene una pequeña agrupación en el Conservatorio conocida como DjazzVi, la cual se presentó en una de las jornadas del Jazz Namá.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz
  • ¿Qué es DjazzVi, qué significa?

Sale de mi nombre “Deiviâ€, al quitar “ei†y sustituirlo por jazz, quedaría entonces formado Djazzvi. Significa que el jazz lo intento llevar siempre en mi interior; y así poder lograr mayor musicalidad y profundidad en la música que hago junto a mis colegas músicos de la agrupación.

  • ¿Qué aspiraciones tienes con tu agrupación?

Tengo muchos sueños, soy una persona que le gusta crear y siempre tener metas por alcanzar, pero todo depende de la ayuda de Dios y de lo que él quiera en mi vida.

  • Me confesaste que eres cristiano, de la denominación protestante, Adventista del Séptimo Día. Lo que me llamó la atención, porque en el mundo del jazz normalmente los músicos son practicantes de las religiones de matriz africana como la santería. En los adventistas, el sábado es un día sagrado que solo se determina para adorar a Dios, ¿qué pasaría si tuvieras un concierto el sábado del cual dependería tu carrera futura dentro de la música?

No, no cambio mis creencias por nada. Dios siempre tiene una salida para ese tipo de casos. Ejemplo, mi pase de nivel cayó sábado y a mí me hicieron las pruebas en solitario el domingo, por lo que se demuestra que siempre hay una salida.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz
  • ¿Qué se siente tener esa capacidad de improvisar con el saxofón?

Nacemos con un por ciento de musicalidad pero el otro por ciento debemos desarrollarlo en la escuela, en nuestro estudio diario. Pero aún no me siento bien, porque me pasa que mientras más estudio, puedo logro ver cuánto me queda por recorrer. La música es mundo que nunca acaba, pues el arte no tiene edad, a diferencia del deporte. El arte madura como el vino y el artista mientras más viejo, más sabio.

  • ¿Cuáles son los profesores que han dejado una impronta en tu formación como músico?

Agradecido a mis profesores Juan Borges Fuentes, Bryan Ortíz Verdecia, Aníbal Hernández Hannot y a mi gran maestro Julio César González Simón, quien me ha aportado grandes cambios en mi sonido, en mi manera de pensar, estudiar y hacer la música.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz
  • ¿Cómo ha influido la Asociación Hermanos Saíz en tu formación como músico?

Siempre estaré agradecido a la AHS por apoyarme en mi música. Muchas gracias por siempre invitarnos a estos eventos que ayudan a crecer el género en nuestro país.

  • ¿Cuáles son tus aspiraciones para el futuro?

Mis aspiraciones en primer lugar es graduarme del Conservatorio y después ir a estudiar a la Universidad de las Artes. Todo lo que venga después, depende de Dios y sus planes para mi vida.

fotos tomadas del perfil de facebook de David Gomez Cruz

Después de esta respuesta me siento muy reconfortado al poder descubrir la espiritualidad de un músico tan joven como David Gómez, en quien se cumple la premisa “que el esfuerzo es la clave del éxitoâ€. Amén de su talento y su capacidad para improvisar con el saxofón, sus principales herramientas ante la vida son su paciencia e inteligencia emocional. Con ellas enfrenta cada desafío en el difícil mundo de la música. Espero en algún momento ver en otros escenarios a este joven y talentoso músico que es una muestra de nuestro sistema de enseñanza artística y del apoyo que brinda la Asociación Hermanos Saíz a las jóvenes promesas de la cultura en Cuba.


Vientos del ISA en Santa Clara

El trío Ventisa tiene pocos meses de fundado y ya participa en uno de los eventos más importantes de su ciudad de origen, A Tempo con Caturla. En Santa Clara los jóvenes integrantes de esta agrupación de cámara han encontrado el sitio idóneo para formar un proyecto en conjunto.

Surgió como un ejercicio docente bajo la guía de Gloria Laura Rodríguez Pérez, estudiante de flauta de la Universidad de las Artes (ISA), junto a otros dos alumnos de la misma alma mater: el cornista Eddimar Chizeca y la trombonista Lisday Pozo Aguila.

Sobre los momentos iniciales de la agrupación, en septiembre del pasado año, Gloria Laura comentó:

El Trío Ventisa lo conformamos hace unos meses, cuando se suspendieron las clases por la situación epidemiológica por la COVID 19. La Universidad de las Artes tuvo una iniciativa durante este período, que fue realizar prácticas en el instrumento que serían parte de la evaluación de ese semestre.

De ahí surgió la idea de conformar un trío con los estudiantes que estábamos en Santa Clara, se lo comenté a la decana de la facultad de música María del Rosario Hernández, y así surgió nuestro trío de viento.

¿Qué significa Ventisa? ¿Cómo decidieron ese nombre para el trío?

Esa es una anécdota bastante graciosa; y sucedió en nuestra primera presentación, en octubre, durante la apertura de la jornada martiana en la casa de cultura de nuestra localidad. Cuando el presentador fue a introducir nuestro concierto aun no teníamos decidido nombre y fue entonces que el maestro y trombonista Emilio Sánchez se le ocurrió de pronto llamarnos Ventisa, en alusión a Vientos del ISA.

El profesor Emilio es crucial para nuestro trío, pues nos asesora y estamos muy agradecidos con él.

Sobre la peculiaridad del formato, Gloria Laura ahondó:

Es un formato singular, incluso al principio no sabíamos cuál sería el resultado; aún así quisimos arriesgarnos. Afortunadamente todo nos ha salido bien. El nuestro es un formato único; aunque no quisiera ser absoluta al decir eso; pero es cierto que pocos podrán decir que han escuchado algo parecido antes.

Para escoger el repertorio es todo un reto, porque para el formato no hemos encontrado obras originales aún. Primeramente lo que hicimos fue escoger obras pensadas para otros instrumentos y hacerles un arreglo, reducción de orquesta o transportar de un trío de trombón para el nuestro: corno, flauta y trombón.

Aunque es un reto dirigir una agrupación tan peculiar, es maravilloso el trabajo que hacemos porque somos muy unidos y nos ayudamos mucho.

¿Qué obras interpretaron en A tempo con Caturla?

Una de las obras que hicimos fue Recordando cha cha chá del compositor Dario Morgan, con un arreglo del profesor Tony Pedroso que es el director de la Camerata Cortés, de la que también soy miembro. Esa obra en realidad está escrita a cuatro voces para flauta, y yo hice como una reducción y lo transporté a nuestros instrumentos.

También interpretamos Dile a Catalina de Arsenio Rodríguez; con un arreglo de Lisday Pozo.

¿Qué tal la experiencia de participar en esta edición de A tempo con Caturla? ¿Qué significa para ti tocar en tan importante evento de tu ciudad natal?

Participar en este evento es muy importante para nosotros, estamos muy agradecidos porque nos dieran esta oportunidad. Somos un formato novel y es una vía de darnos a conocer.

Desde que me fui a estudiar a La Habana siempre me ha gustado seguir participando en eventos que se organizan y realizan en mi ciudad, Santa Clara; para mí es un honor y un orgullo tocar aquí, donde me formé como persona y profesional.


Otro tren llamado Deseo (+Audio)

Porque los clásicos son útiles para discursar en todas las épocas, uno de ellos inspira el próximo estreno de Teatro Rumbo. Esta vez, el experimentado conjunto vueltabajero llegará a los escenarios con Este tren se llama Deseo, texto del joven dramaturgo Irán Capote Fuente, quien mereciera el Premio Calendario 2019.

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Daniel Toledo Guillén: La música no tiene explicación tangible

*Transcripción del programa El Agua que Bebemos

Hay una imagen quizás manida de películas, literatura, etc. de un compositor… una imagen quizás melancólica, del compositor en el piano sufriendo y buscando los acordes o las notas correctas y demás. Que se una imagen en general irreal. Quizás bastante romántica, bastante decimonónica, ¿no? Porque en realidad componer, como cualquier oficio, requiere una técnica y requiere un trabajo continuo, sostenido, que no es de estar esperando que venga esa inspiración y que nos ilumine, pues no es un hecho tan místico. Sí, hay un momento inicial que no tiene una explicación tangible, ¿no?, que es ese momento donde empieza la primera idea, la idea que hace germinar una obra, que bueno, ese sí viene de la imaginación, de… no tiene un sentido racional. Pero, ¿qué hace un compositor?, bueno, ¿qué diferencia a un compositor profesional de uno que no lo es? Bueno, qué hace con esa idea.

La música orquestada se necesita entenderla. Esta música no se puede llegar ahí y solo disfrutarla y ya, sino hay que ponerse en un estado de: “Voy a ir a escuchar una música que me va a hacer reflexionar de alguna maneraâ€. Y, a veces, desgraciadamente, la música queda como un arte de background y queda puesta siempre en segundo plano, en simple disfrute, más allá de cualquier reflexión. Y esta música, en mi opinión, implica siempre algún tipo de reflexión y a veces la gente no quiere pensar, quiere solo disfrutar.

¿El ISA? Bueno, Universidad de las Artes, coma, ISA. Para mí, hasta ahora, es el momento, vaya los años míos que yo recuerdo con más cariño. En todos los sentidos, personal y profesional. Fue un momento de aprendizaje, fue un momento también de relacionarme con otras personas, con otros artistas. Eso es muy interesante en el ISA, que en la cafetería ahí del ISA se mezcla el dramaturgo con el artista visual con el músico, con el diseñador, con el bailarín, vaya esta una cosa ahí casi caótica, pero en el buen sentido.

Lo conocemos como Piñera, los estudiantes, personas como colegas de él le dicen también Juanito, pero para nosotros siempre es Piñera. Es como este hombre sabio que guía a los jóvenes, más allá de la composición, en cualquier cosa, puedes ponerte a hablar con el de cualquier cosa, porque además tiene una cultura grandísima.  Toda gira en torno a él, no desde un punto de vista egocéntrico hacia él sino de toda estas energías que el emana hacia los estudiantes y tiene una relación con los jóvenes impresionante. Vaya, deberíamos aprender de él para dialogar con los jóvenes porque él es un líder nato de jóvenes.

En el caso específico de la beca “Conmutaciones†que es uno de los premios que convoca anualmente la AHS, es de los poquísimos espacios que hay en Cuba dedicados a darte un premio para los compositores jóvenes de música clásica. Se resume en producir un disco. O sea, producir un disco para un músico, para un compositor es ya como… es otra cosa.

Acerca del disco “Abismoâ€, que es el disco, ya ése es el nombre, y el disco este            que grabé a raíz de la beca “Conmutacionesâ€. Sería un disco como para que te sientes y lo escuches y, si lo hice bien, que reflexiones, ¿no?, que reflexiones sobre ti mismo, sobre tu relación con el mundo. Quizás un poco ambiciosa mi idea, ¿no?, pero bueno, es lo que yo quisiera.

Sobre “Superficieâ€, más allá que esa impresión, ¿no?, yo ni diría narración, porque entraría en un tema programático, que no me interesa… pero bueno, esa impresión de la superficie, esa impresión de jugar hacia arriba, el tema de que es una pieza para flauta sola, que su registro es generalmente medio-agudo y sobre todo agudo. Ese estar hacia arriba siempre.

¿Qué fue lo que yo quise hacer? Que fuera desde la melodía más elaborada al principio hasta el final que es casi un grito de la flauta y se va segmentando y deportando y deportando y deportando.

Niurka González es una flautista excelente, si no la mejor que tenemos aquí, una de las mejores, vaya, para no ser absoluto.  Hay que verla a ella trabajando con sus alumnas y alumnos en el ISA, que son casi como hijos de ella. Y bueno, eso yo lo note y entonces yo pensé… Y la he visto tocando… y pensé: “Bueno, quizás quiera participar en el discoâ€. Yo llegue así con mucha timidez: “Mire, Maestra, que yo quisiera…†y me dijo un sí rotundo, así, sin ya más nada que eso. Es un orgullo tremendo que Niurka González haya participado en mi disco.


Sobrepasar los límites del sonido

A partir de las redes sociales y de una colaboración para un videoarte pude llegar hasta la obra de este artista, cuya mayor virtud podría ser la de estar siempre en constante movimiento y búsqueda interior.

René Rodríguez (Trinidad, 1979) es compositor y artista visual, graduado del Instituto Superior de Arte, con una Maestría en Composición. Ha obtenido diversos premios como compositor, entre ellos el Alejandro García Caturla de la UNEAC, el Premio por mejor música original en el Festival Broadcasting Caribbean de la UNESCO, Premio de composición en el Festival de la Canción por los 500 años de la fundación de Trinidad, y el Caracol de la UNEAC. Así mismo obtuvo tres premios de fotografía en el 22 Salón de la Ciudad de Arte Contemporáneo de La Habana en 2018. 

Su obra ha sido expuesta en importantes eventos y festivales dentro y fuera de Cuba. Como fotógrafo ha desarrollado varias exposiciones colectivas y personales.

Desde los inicios ha desarrollado su estética creativa a partir de la música electroacústica en relación con la poesía, las artes plásticas, el teatro, la fotografía y el cine, inquietudes creativas que han nutrido su sensibilidad y que le permiten ir redescubriendo el mundo con los mismos ojos asombrados y, siempre, desde la humildad.

Desde pequeño comenzaste estudios en el conservatorio de tu provincia natal, Sancti Spíritus, en la especialidad de piano, incluso formaste parte de un grupo musical infantil llamado Juventud 2000, desde donde empezaste a incursionar en el mundo de la composición musical, pero, qué fue lo que realmente te enamoró de la música.

Comenzar a estudiar desde los ocho años el piano e integrar una banda musical infantil desde 6to grado fue la consecuencia de un primer amor, de una certeza que anteriormente se venía enramando. Más que haberme enamorado de la música diría que experimenté un deseo muy fuerte desde niño por descubrir sonidos, puedo afirmar que de manera inconsciente.

De mi primera infancia trinitaria recuerdo que mi abuelo tenía un escaparate viejo en el traspatio, en él conservaba un mundo de entonadas herramientas y objetos con los que construía artefactos y me inventaba historias. Sin quererlo se convirtieron en mis primeras elaboraciones primitivas como artista. Un sonajero de botellas, hierros de diferente peso y tamaño, trozos de madera y cristal, hilos de pescar tensados, el traquear del café mientras se tostaba, trotes de caballo desde el callejón empedrado, más la fauna sonora del platanal, son algunos de los sonidos que inundaron mi entorno y de cierta forma propiciaron una necesidad. En medio de toda esa amalgama de sensaciones descubrí de a poco con el tiempo, un lenguaje por el cual podía conciliar con entera libertad mis emociones.

Durante tus años de estudiante en la ENA, desde tu experiencia como pianista y compositor, integraste varios grupos y lograste nutrirte de géneros tan diversos como el rock, la trova, fusión, pop, los géneros de la música popular tradicional cubana y el jazz. ¿Cómo aportó esta dinámica sonora a tu proceso creativo como compositor? ¿Consideras esto un ejercicio necesario para el proceso formativo de un estudiante de nivel medio?

Es, sin dudas, un camino necesario para cada estudiante en proceso de formación. La interacción con otras fuentes de conocimiento contribuyó a moldear lo que soy ahora. La academia –en mis inicios– fue un poco rígida en este aspecto. Los métodos que se manejaban no daban paso a excepciones, dentro del programa, tan imprescindibles como las expresiones populares o tradicionales. No obstante, a estas limitantes le surgieron fisuras inevitables, pues el entorno era más fuerte que los métodos implantados de la escuela europea.

Ya en Nivel Medio la dinámica fue diferente, la interacción con la música popular (el jazz, la timba, la trova y el rock, fundamentalmente, fue bien intensa. A pesar de no formar parte de la metodología habitual en este tipo de academias, de manera natural gracias al contexto y a una necesidad económica devenida de las ganancias que producen ciertos géneros populares, se fomentaron sin duda una serie de conocimientos y herramientas que enriquecieron mi arsenal de variables y estilos composicionales. Este encuentro espontáneo, casi un “quiéralo o no lo quiera†que les toca a todos los estudiantes de Nivel Medio, es fundamental para su formación, porque aporta, redirecciona y define los caminos a seguir.

Durante un tiempo te desempeñaste como profesor en la ENA y el ISA, coméntanos un poco sobre el proceso de formación que tienen los estudiantes de música en las escuelas de arte.

Bueno, siempre he creído que la enseñanza de música en las escuelas de artes es fundamental para el desarrollo de la música cubana. Los aciertos o deficiencias que pueden tener los jóvenes músicos cuando cursan la enseñanza siempre estarán reflejados en su desempeño como profesionales.

Anteriormente hablaba de aciertos, soy defensor de que la música popular cubana en los estudios es beneficiosa para el futuro de los jóvenes músicos, así como también la de América Latina que muchas veces es olvidada, o desplazada por la preferencia de nuestros ritmos y el jazz. Afortunadamente, estos repertorios están hoy mucho más presentes, sobre todo en las asignaturas de práctica de conjunto. Por otro lado, esto no implica que deje de tocarse la música clásica por ser la base del entrenamiento de todo músico, sin importar su preferencia. Creo que esto no puede perderse de vista.

¿Qué experiencias, obras, vivencias… han marcado tu formación artística?

Es difícil definir particularmente una determinada experiencia, creo que el cúmulo de acciones vinculadas al arte han ampliado mis conocimientos. Te comento algunas sin establecer un rango de importancia entre otras. No podría dejar atrás la interacción con los poetas y el canto. La trova desde niño ha sido un eje en el que permanezco rotando hasta el día de hoy. En este sentido debo citar a una persona que fue y es muy importante en mi vida y en mi carrera, un grande de la trova trinitaria: Pedrito González, fundador del movimiento de la Nueva Trova en nuestro país.

cortesía del entrevistado

Pedrito alimentó la sensibilidad artística en mí a través de las espontáneas tertulias trovadorescas que “accidentalmente†ocurrían en la sala de mi casa trinitaria. Con sus canciones, que incluían inevitablemente a Manuel Corona (obligadas Santa Cecilia y Longina), Sindo Garay, Eusebio Delfín, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, entre otros, me cautivó de poesía y trova en su totalidad. Como él, también fueron importantes las sonoridades callejeras de aquel entonces en Trinidad, cuando la añeja villa transcurría en una atmósfera apacible, lejos del actual bullicio de visitantes foráneos, denigrante música souvenir y negocios pululantes que laceran la médula espinal de las tradiciones populares. Entre estos sonidos propios, diría entrañales, se destacaban los tambores de algún toque, las canturías en la cercana Casa de la Trova, los cantos litúrgicos en la Iglesia de la Santísima Trinidad y las peñas que frente a la casa realizaba la orquesta de charanga típica Estrellas del 48 que entre boleros, danzones, sones y chachachá deleitaba con deliciosa cadencia mis oídos.

En casa tenía un viejo tocadiscos y un grupo de placas con tesoros ocultos que más tarde apreciaría en su verdadero valor. En particular obras como Las cuatro estaciones de Vivaldi, algunas cantatas de Bach (como la 121), el segundo concierto para piano y orquesta de Rachmaninov, el tercer concierto para piano y orquesta de Bartok, Manita en el suelo de Alejandro García Caturla, Las Rítmicas y el Ballet La Rebambaramba de Amadeo Roldán, un disco de Jazz con temas relevantes de Duke Ellington, la ingeniosidad al piano de Keith Jarrett, las atmósferas de Pat Metheny, Yellow Jacket y un disco con poemas de Roque Dalton y Thiago de Mello, acompañaron mis vacaciones, las noches y sus amaneceres. Debajo de la almohada mientras escuchaba esos tesoros yacía mi imprescindible Dulce María Loynaz, la edición de su poesía completa me abrió las puertas al mundo de la literatura. Así también entre obras musicales apareció Samuel Feijóo, Wichy, entre otros.

Una de las experiencias que, aunque sucedieron en momentos diferentes de mi vida, marcaron de manera trascendental mi concepción de la creación, fue la simbiosis entre dos grandes de la cultura nacional, el destacado compositor y maestro Carlos Fariñas, de quien tuve la enorme dicha de ser parte de su aula, y el importante realizador y Premio Nacional de Cine Enrique Pineda Barnet, quien me dio la oportunidad de adentrarme de manera profesional al mundo del séptimo arte. Curiosamente, ambos trabajaron en estrecho vínculo durante muchos años dando a luz resultados artísticos memorables como Soy Cuba y Cosmorama, por solo citar dos ejemplos. De alguna forma esa interacción llegó hasta mí, tanto desde la formación-profesión hasta la puesta en marcha de proyectos que articulan la trama de imagen y sonido.

¿Qué géneros musicales son más frecuentes en tus obras?

Nunca me he cuestionado la búsqueda de un género a la hora de componer, principalmente para la música culta o contemporánea de concierto, simplemente direcciono la creación según el objetivo al que va dirigido. No creo que uno sea un objeto de determinado color y textura, creo que nos movemos en direcciones de búsqueda siempre inquietas, aunque sí con un específico centro de atención.

Existen dos direcciones básicas en mi labor creativa: una vinculada a la función del oficio propiamente a través de la exigencia de los encargos, los que deciden por lo general el tipo (género) de música a desarrollar, de tal forma que deriva en una gama amplia de diversos géneros de la música culta o popular; y la dirección personal. Es en esta línea que prefiero no definirme porque considero que (como acontece generalmente en todos los casos) siento la necesidad de caminar, de cambiar, de descubrir, indagar, romper. Todos los elementos antes mencionados que marcaron mi universo en la infancia son la materia prima genérica principal, su uso no está determinado por una decisión consciente sino como un resultado de la misma interacción acumulada por años.

Ahora, sí considero una identificación con la corriente de la música experimental que pretende fundirse a través de la búsqueda de nuevos timbres. Para ello me apego a una plataforma que por sí misma cumple con todos los requisitos para volar en grande a la hora de elaborar, transformar y transmitir criterios artísticos: la música electroacústica. Pudiera decir que esta línea resulta ser la más recurrente en mi obra. A partir de esta manera de expresión he coqueteado con géneros como el Jazz, el pop, la música popular bailable, lo incidental o puramente experimental por citar algunos que vienen a mi mente, unas veces consciente –de manera que aporte al discurso audiovisual– y otras veces de forma espontánea, como bombeos intrínsecos del alma.   

Durante tu carrera has tenido la suerte de coincidir y recibir clases de destacados compositores como Carlos Fariñas, Juan Blanco, Roberto Valera, Calixto Ãlvarez, Tulio Peramo, Harold Gramatges, entre otros, incluso formaste parte del taller formativo de música electroacústica en los tiempos de Juan Blanco (ISA) y tuviste la oportunidad también de generar tres obras allí. Háblanos de esta experiencia en particular.

Me agrada mucho responderte esto, porque soy un poco de todas esas sabidurías académicas que recibí, más la suma de lo que cargamos en el bolso emocional del pasado. Mi desempeño en el arte habla con elocuencia de estas conexiones. Primero te mencionaré un nombre que no incluyes pero que repercutió mucho en mi inclinación por la composición: Amado Touza, mi profesor de Piano en la Escuela Nacional de Arte. Este maestro de la interpretación me enseñó a “componer†de cierta manera mientras ejecutaba a Bach, Scriabin, Debussy, Ravel, Beethoven, Lecuona; lo hacía mediante sus charlas que antecedían cada lectura, charlas en las que descubría a través del marco histórico, el análisis armónico y estructural, la esencia misma del compositor, su tema, la historia que se propone en cada obra.

Cuando me tocó “cruzar†el camino que separaba la ENA del ISA, el encuentro con las destacadas figuras que mencionas fue como el premio de la primera fase donde indirectamente inocularon en mis entrañas el placer por la creación: Touza, el medio y las circunstancias.

Catálogo. Regiones de fe/ cortesía del entrevistado

En el Instituto (actual Universidad de las Artes) tuvimos –los de mi aula– grandes privilegios al ser testigos de la sabia de glorias de la composición. Particularmente haber cursado mi carrera bajo la guía de Carlos Fariñas fue altamente significativo, tanto así que todavía hoy rebusco y hallo en sus partituras un espacio siempre elocuente de transmisión de conocimientos y alternativas, como si el comprometido maestro y obstinado compositor estuviera vivo a través de sus notas, guiando los pasos como solía hacer, con resuelto celo. Fue con Fariñas que me sentí inclinado hacia la música electroacústica. Despojado él de reservas o secretos, me reveló las mieles de la composición como si se las dictara a sí mismo. Fuerte de carácter, recio en su disciplina e inclinado con pasión a la enseñanza, fue y es como una luz para mis pasos en el oficio de la creación.

Recuerdo con mucha nostalgia a Harold, quien me preparó para las pruebas de ingreso al Instituto (curiosamente él fue el primer maestro de Fariñas). A su decir no enseñaba la composición, sino que señalaba las descomposiciones. Incentivaba el fuego interno creativo de cada alumno desde su clase de Audiciones Analíticas infundiendo en nosotros, con la dulzura que lo caracterizaba, la formación de criterios a través de la pintura, el teatro, la literatura y la danza. Casi era una exigencia al grupo de los compositores, el autoexamen con respecto al uso de las variables experimentales, las tendencias, los modelos y métodos de la música culta del siglo XX; todo ello para avivar la creatividad.

El apego a una formación integral en relación a la cultura también fue un ejercicio recurrente entre los maestros del claustro, entre ellos Juan Piñera, Roberto Valera y Tulio Peramo con especial interés, estimulaban y observaban esta inclinación en cada prueba de composición, en cada encuentro espontáneo de pasillo. Todos ellos condicionaron un criterio que asumo como baluarte junto a los ya forjados en mi experiencia de vida.

Durante nueve años, formaste parte de la compañía artística Creación, realizando trabajo comunitario en la Sierra de los Órganos, con el objetivo de difundir el arte entre los pobladores de la región. Coméntanos sobre este proyecto.

Esta experiencia marcó mucho mi vida en lo emocional y lo profesional. Recién graduado del ISA, después de todo ese cúmulo de enseñanzas recibidas, mi ritmo habitual dio un giro inesperado. Cuando muchos de mi generación siguieron desarrollando su espacio propio dentro de la creación artística, yo preferí tomarme una “pausa†en ese escenario y prestar mis conocimientos a una comunidad rural que al principio veía como ajena y que, al término del trabajo, la sentiría tan mía y cercana a partir de los lazos familiares que establecí dentro de ella. Un amasijo de nostalgias me cobija cuando pienso en esos años.

Aunque en lo aparente rompí el ritmo de búsqueda desde la escritura en el medio composicional, en realidad establecí otro patrón de pesquisa a través de la enseñanza de las artes y su puesta en práctica (aún en terrenos inexplorados como la actuación teatral y la realización de trabajos audiovisuales). Asimismo, alimenté con mayor libertad mis inquietudes por la fotografía y el video desde mi afán por archivar historias, las que más tarde serían contadas a través de documentales que testimoniaron el intenso trabajo.

Variación del alba/ cortesía del entrevistado

Todo esto sería inmencionable sin el soporte que fue la compañía artística Creación, integrada por músicos formados en nuestras academias de arte y dirigida por Omar Rojas y Manyú Bernal. Creación trazó como meta sembrar –con ambicioso empeño– cultura en un terreno áspero y en apariencia difícil de penetrar: una comunidad donde la tendencia al alcoholismo primaba en sus derredores por la ausencia de propuestas culturales frecuentes. En Cabeza, Minas de Matahambre, Creación apuntó con el arma de la cultura y la sensibilidad del arte para dar en el blanco. Así muchas personas entregadas al ocio, la violencia y el alcohol, cambiaron esa situación por un instrumento musical. También impartimos talleres de pintura, música y teatro para los pequeños de la comunidad y de otras zonas aledañas. A estas clases alternábamos programaciones de cine móvil para niños y adultos. Hasta cada rincón llegábamos en tractor o en carreta, no importaba el medio, solo importaba llegar y hacer la función.

Desgraciadamente, muchas de estas poblaciones serranas padecen de hábitos negativos motivados por el ocio. Aún no es suficiente el sano esfuerzo de las organizaciones del Gobierno y la cultura. La concientización al respecto por los promotores culturales es vital, de no ser así, la globalización cultural –mediante las tendencias comunicativas actuales– propiciará quebrantar principios y valores necesarios para engranar con tino el motor de la sociedad. Como diría nuestro José Martí: “La ignorancia mata a los pueblosâ€. Una muestra así, sencilla, donde un puñado de voluntades se unen para llevar luz a través del arte, es un ejemplo de lo mucho que puede hacerse. 

En casi 10 años se hicieron muchas cosas, no solo talleres, actuaciones de música, de teatro infantil, también se organizaron conciertos y festivales que fueron cimiento de muchos artistas reconocidos hoy en la escena nacional e internacional, y que en ese entonces incursionaron como aficionados al arte. Cabe añadir que lejos de la sensación del aplauso de los grandes escenarios, experimenté una emoción insuperable: el milagro oculto detrás de una sonrisa agradecida.

En diversas ocasiones has incursionado en el teatro y el cine, ¿qué retos debe asumir el compositor musical cuando se enfrenta a estos medios?

Como primer requisito, y diría que fundamental, respetar la obra con el fin de establecer un discurso narrativo equilibrado entre las partes. El compositor debe adaptarse al canon previamente establecido por el libreto teatral o el guion cinematográfico. La música debe apuntalar psicológicamente la trama, pero nunca prevalecer donde no se establece como protagonista sino como parte del engranaje total.

Es imprescindible que haya un orden entre la exposición de los diferentes elementos que componen la escena para apoyar finalmente la narrativa de la misma, he aquí donde radica el desafío del ejercicio composicional. Es de por sí un reto negarse a sí mismo hasta cierto punto (sin dejar de serlo) y corresponder estrechamente las exigencias del director. Cuando esta línea de trabajo se respeta, por muy simple que sea el acabado, habrá sin duda un resultado óptimo, el deseado. Fariñas me legó una enseñanza con respecto a esto, él insistía en hacer énfasis en la objetividad dramática, pero siempre yendo más allá en busca de una estética más subjetiva y evitando el realismo frío.   

En medio de tu obra como compositor, despertaron en ti fuertes inquietudes hacia otras ramas del arte. Has incursionado en la fotografía, y en el XXII Salón de la Ciudad, organizado por el Centro Provincial de las Artes Plásticas, obtuviste varios reconocimientos, entre ellos el Premio de la Universidad de las Artes, por tu obra “Coreografía ideológicaâ€. Desde el 2008 hasta la fecha vienes realizando audiovisuales, en los cuales la música, como elemento predominante, dialoga con lo visual y lo poético a modo de experimentación, recurrentemente en colaboración con otros artistas. ¿De dónde surgen estos impulsos, y cómo se mezclan en tu creación musical?

Como bien te decía, el cúmulo de experiencias antes mencionadas, dieron al traste con una serie de herramientas que fui asumiendo como derroteros en mi manera de contar historias (cada obra se debe a un acontecimiento determinado). La articulación entre la música y otras expresiones artísticas como la fotografía y el video se me hace necesaria una vez que descubro en ellas una manera más de componer: veo a estos medios “externos†como “instrumentos musicales†con los cuales se sustenta el objeto temático de cada obra.

Para explicarme mejor: cuando ejerzo la creación a través de la fotografía es imposible no incorporar en ella los sonidos cotidianos que acompañan la instantánea, esto no siempre condicionado hacia la realización de una obra musical, pero sí como inminente acompañamiento. Lo mismo sucede cuando compongo música electroacústica. En este último caso, por lo general, cada sonido utilizado lo trato de forma natural (fijado esto en parte por los fundamentos estéticos de la escuela “concreta†de Pierre Schaeffer), a partir de lo cual implemento una mixtura tras la relación visual que se desprende de cada sonido, a veces utilizada en contraste o contraposición, otras apoyando fielmente lo expuesto.

Uno de los resultados que surgen como consecuencia de esta necesidad de “contar†a través de diferentes fuentes sonoras y visuales son mis electrodocumentales o también llamados poemas visuales. En estos trabajos (con características análogas al cine documental) dispongo con absoluto empeño unificar estos lenguajes para, a través de los procesos de desarrollo comunes en cada obra, mostrar un resultado artístico.  

¿Consideras que, al nadar entre tantas aguas, tu proceso creativo como compositor musical te permite generar un universo más rico y propenso a la experimentación, teniendo en cuenta que el impulso creativo es único y que lo que varía es el modo de manifestarse?

Realmente lo considero una ventaja a mi favor. Partiendo de la música como eje principal, creo que en la gama de alternativas se fortalece aún más el objeto final del arte. Por poner un simple ejemplo: entre los medios expresivos, el tratamiento del timbre siempre ha centrado mucho mi atención. A lo largo de la historia, este elemento no ha dejado de corresponder al desarrollo técnico de los instrumentos y, posteriormente, a los progresivos avances tecnológicos en el campo de la música por computadoras. Hasta el día de hoy, esta búsqueda de sobrepasar límites en la exploración de nuevos paisajes tímbricos confluye a la par de los convencionalismos estéticos.

Una de las herramientas fundamentales que articulo en mis trabajos, por este motivo, es la transformación del sonido a través de estos mecanismos de síntesis a partir de sonidos acústicos o puramente electrónicos, previamente procesados. No obstante, mis recursos no cesan de inquietud y búsqueda, por lo que no se limitan solo a esta corriente –que de por sí tiene aún mucha tela por donde cortar si de descubrimientos se trata–, sino que toma prestados elementos “ajenos†al mundo sonoro musical para asimilarlos como si fueran notas de un pentagrama, tal es el caso de la fotografía y la edición de video, como bien dije antes. Estos últimos elementos fungen como herramientas que aportan, dosifican y sostienen el discurso del material de arte.

Hace unos meses, tras haber colaborado con otros artistas, tuve la oportunidad de trabajar contigo, a través de tu poema “Otra vez en el principioâ€, imágenes del malecón habanero, sonidos ambientales del entorno, la voz de la poeta y otros elementos afín a la estructura dramatúrgica del trabajo, pude dar a luz al audiovisual titulado “Adagioâ€. Este material es ejemplo de los excelentes resultados de una colaboración donde la simbiosis entre sensibilidad y sencillez, conspiran en el acabado de una obra, tanto partiendo de la búsqueda de nuevas herramientas expresivas como de la comunión estrecha entre artistas en dinámica consonancia. 

¿Qué rasgos definen a René Rodríguez, como artista y ser humano?

Me cuesta responderte eso, pues no me lo pregunto ni a mí mismo. Me considero un ser contemplativo, amistoso, familiar… mi música es resultado de ello. La gran mayoría de los procesos creativos intervienen con el fin de fomentar esta necesidad espiritual; lo considero el combustible vital para la armonía de las cosas que me rodean. Para darle forma al mundo necesito sentir que cada paso está acoplado a ciertos hilos invisibles que mueven la maquinaria de la vida: la magia de un abrazo, de una sonrisa, el milagro del perdón y del deseo.

Pareciese que tu obra está en constante crecimiento y búsqueda, ¿en el espacio creativo, con qué sueñas?

Creo que con todo, se quiera o no, de forma natural se mantiene en eterno crecimiento. Aun cuando dejamos de caminar, solo lo hacemos en relación a un criterio, bien sea propio o social, más allá de cada postura a través del tiempo se perpetúan inevitablemente ideas y sueños.

Los míos en particular surgen casi siempre del espontáneo paso a paso. Creo que la sucesión de eventos del día a día nos depara un mundo de preguntas por contestar o por dejar en blanco (esto también contiene música), muchas de ellas acumuladas en el pequeño closet del alma, amontonadas y alocadas, prestas a brindar su servicio cuando el intelecto lo precise.

¿Con qué sueño? Con soñar siempre. El día que deje de anhelar un proyecto me habré perdido a mí mismo dentro de todo.


En busca de un sonido propio (+Fotos, tuit y video)

El joven Adrián Osvaldo Estévez Rodríguez es uno de los artistas que en estos días de pandemia se refugia en su arte, entre melodías y composiciones. Dio los primeros pasos en la música en su Camagüey natal, exactamente en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, donde comenzó la especialidad de piano en el año 2002. Luego pasó al conservatorio José White en ese territorio, y más tarde al Instituto Superior de Arte (ISA) en La Habana, donde descubrió que su pasión más grande es la composición.

Tiene 29 años de edad. Sus comidas preferidas son las pastas, es fanático al club de fútbol Barcelona, y está repleto de sueños, con la posibilidad de grabar su primer disco con el proyecto personal Jazz Trío, gracias a la beca de creación Ignacio Villa, que entrega cada año la Asociación Hermanos Saíz.

Entre los resultados más sobresalientes de Estévez Rodríguez, quien en estos tiempos de coronavirus, suele compartir parte de su obra en Instagram, se incluyen la Mención en Interpretación en el festival JoJazz (2011), y el segundo lugar en la categoría de composición en la edición del 2017.

Participante en fonogramas de diversos artistas como Gastón Joya y Michel Herrera, este joven amante de los retos desde su infancia sintió una atracción especial hacia el piano.

“Aunque no tenía ningún músico cerca, en casa se dieron cuenta de mis aptitudes musicales especialmente mi abuela, quien me incentivó a entrar a la escuela de arte. ´Piano´, fue lo que dije inmediatamente cuando me preguntaron qué prefería. Al estudiarlo comprendí la necesidad del esfuerzo y dedicación para dominar ese instrumentoâ€, manifiesta quien también obtuvo Mención en el concurso Musicalia (2015).

—Llama la atención que después de varios años estudiando Piano, cambiaste para Composición…

—Cuando ingresé en la Universidad de las Artes,  ya sentía algo muy fuerte por el jazz, que aprendía de forma autodidacta desde hacía algunos años. El estudio de la improvisación me fue desarrollando la creatividad. Tenía la necesidad de explorarla y llevarla a otro nivel, por eso me decidí al cambio. Gracias también a los talleres de composición del maestro Juan Piñera, en los cuales comprendí que ese es el camino que verdaderamente quiero.

—Has participado en proyectos musicales de varios artistas. ¿Cuánto consideras que te aporta tener esas experiencias diferentes?

—Interactuar con otros intérpretes es fundamental. Aprendo mucho de ellos. El jazz exige una alta dosis de comunicación. Es difícil que una improvisación suene fluida sin la química y energía entre los músicos, por eso uno debe escuchar y comprender lo que está haciendo el otro. A la vez esos aprendizajes mee sirven para los proyectos personales.

—¿Cómo concibes el disco que grabarás gracias a la beca Ignacio Villa?

—Siempre he admirado las potencialidades del trío, a pesar de ser reducido resulta muy interesante y rico en posibilidades tímbricas. Defenderé ese formato principalmente, aunque utilizaré también otros instrumentos aparte del bajo, drums y piano. Toda la música será de mi autoría. Quiero lograr una identidad sonora, tanto en las composiciones como en la interpretación e improvisación características del jazz.

—¿Referentes en la música, cubanos y extranjeros?

—Cuba es fuente de grandes músicos. Son muchos los que me inspiran y enseñan con sus obras, incluidos Ernesto Lecuona, Emiliano Salvador, Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba, Rolando Luna, David Virelles…

Como todo jazzista intento aprender también de Charlie Parker, Jonh Coltrane, Bud Powell, Keith Jarret, Bill Evans, Miles Davis, Chick Corea, Herbie Hancock y Brad Mheldau.

—¿Qué sientes en el escenario? ¿Cuánto influyen en ti o no las reacciones del público?

—Cuando estoy en el escenario siempre busco la conexión ciento por ciento con la música. Eso es lo mejor que podemos regalarle al público y a nosotros mismos, aunque reconozco que siempre me interesa provocar reacciones positivas, emociones y, si es posible, aplausos.

—¿Tu mayor desafío profesional hasta el momento…?

—Preparar este disco ya es mi principal reto, porque defenderé mi propia música, reflejo de lo que soy y quiero ser.

“Siempre trato de ser fiel a lo que me gustaâ€.

—¿Cómo es tu proceso creativo, algo lúdico y espontáneo o tiene mucho de disciplina?

—Un poco de ambos. A veces las ideas me rebotan en la cabeza hasta que decido darles forma. En otras ocasiones, parte de la misma improvisación, y en algunos casos fluye espontáneamente. Siempre trato de ser fiel a lo que me gusta y a mis aspiraciones personales.

—En tu opinión, ¿cómo deben ser los jóvenes creadores la Cuba de hoy?

—Lo más importante es tratar de ser originales, cada cual con sus influencias, pero siempre intentando una voz propia, una creación real.  Es vital también nutrirse de tendencias pasadas y actuales, tanto de Cuba como a nivel mundial.

—¿Qué importancia le concedes a la AHS como aglutinadora, impulsora de proyectos y defensora de los jóvenes creadores?

— A veces el arte de los jóvenes no recibe la importancia o la atención que necesita, por eso es tan fundamental el apoyo de la Asociación, como defensora, guía y sustento. A nosotros nos corresponde realizar los proyectos con la calidad y entrega que merece.

—¿Principales sueños en la música?

—Quiero tener un sonido propio, componer mucha y buena música, capaz de transmitir sensaciones y trascender.

“Quiero tener un sonido propioâ€.

 

 


Ella escribe mucho más que prólogos*

Revisando mi libro de entrevistas descubrí que estaba lleno de hombres, directores y dramaturgos, pero había pocas mujeres, y aún menos, mujeres que no fueran dramaturgas o actrices. Eso me alarmó mucho porque reconocí en mis propias elecciones lo mismo que veo repetido hasta el cansancio en miles de espacios, a la hora de seleccionar o de ser seleccionadas solemos ser menos, a no ser en espacios que se declaren especialmente de “mujeresâ€.

Pues bien, empecé a observar (a veces mientras más cerca tienes a las personas menos las ves, es triste pero pasa todo el tiempo) a mi alrededor, y estoy rodeada de grandes mujeres de todas las disciplinas.

Rápidamente pensé en Yudd Favier, que también ha editado numerosos libros del sello Ediciones Alarcos. Teatróloga y profesora de la Universidad de las Artes, con quien podría hablar además, honestamente, sobre la crítica, en tiempos en los que muchos creen descubrir el agua tibia y le ponen nuevos nombres a problemas añejos y proponen soluciones descabelladas e impuestas que demuestran ignorancia e insensibilidad.

Yudd es graduada de Teatrología, asesora grupos que están entre lo mejor de la escena cubana (Teatro de Las Estaciones, La Salamandra…). Agrupaciones en las que no se desempeña como asesora, reconocen en sus criterios una buena parte de los aciertos y de las alertas necesarias para construir su camino y poética.

¿Tendrá que ver con el oficio de una espectadora especializada, con el talento para mirar y descubrir lo que no está funcionando, con la valentía de decir aquello que todos piensan y no se atreven a decir sin medias tintas…?

Para ejercer el criterio no necesitas un título universitario, y ahora con las redes sociales, escribirlo y hacerlo público tampoco precisa avales. Sin embargo, cuando te has decidido por una carrera donde el ejercicio del criterio es un puntal dentro de tu profesión, más que tener la verdad como una adarga siento que debes estar comprometido, no sólo con la opinión que ejerces, que siempre es estética, debe ser ética y por supuesto, es una visión particular y por tanto perfectible; sino con la utilidad de esa gestión.

En mi caso lo que sostiene mi manera de “interactuar†con la puesta de teatro, sus dramaturgos, directores y equipo general está relacionado con mi compromiso con ese ejercicio. Yo empecé a trabajar en el Consejo en cuanto me gradué y por supuesto, pregunté cuáles eran mis responsabilidades dentro del departamento y recuerdo que lo esencial se reducía a una frase: mi deber era estar actualizada sobre el quehacer del teatro para niños y de títeres en todo el país y poner este conocimiento en función de colaborar en su desarrollo.

Por tanto, durante todo este tiempo de ver mucho teatro, de viajar a todo el país año tras año viendo los repertorios, haciendo talleres de intercambio donde ofrecer una opinión inmediata era obligatorio y directo, eso me dio cierto entrenamiento. Nunca se trataba de hacer sentir mal o mejor al artista sino de desestructurar-valorar el espectáculo que acababas de ver.

Rubén Darío,Zenén Calero, Ãa Pérez y Yudd Favier. En la sala la Orden III/ cortesía Yudd Favier

Por supuesto, esta frontalidad siempre resulta agresiva para ambos lados: el que opina está ante un colectivo entero que ha trabajado (más o menos, mejor o peor) y ha presentado ante un espectador “malicioso» su trabajo. En efecto, para el crítico también es una labor dura y siempre creí que la mejor manera de hacerse responsable con ese criterio era siendo sincera, lo cual genera más ofensas que alabanzas.

Cuando una puesta de tpn o tt terminaba, era mi responsabilidad emitir un criterio de lo visto y en ese momento mi compromiso era con mi “deber†laboral por muy atroz que suene. Ese era mi trabajo en el Consejo y yo lo hacía e intentaba ser lo más consecuente posible. De todas formas hasta hoy, después de 18 años de carrera, jamás he podido decirle a un director que su obra es maravillosa o espléndida cuando no lo creo.

¿Es posible decir la verdad sin ser cruel? ¿Importa la crueldad o hacer sentir mal a alguien si está en riesgo la calidad de lo que está haciendo como creador? Has escrito textos duros por la forma descarnada en que manifiestas y dices tu opinión, eso ha provocado que haya creadores que te buscan, prefieren y respetan por esa actitud, y otros que sencillamente te odian. ¿Cómo lo llevas?

Eso que llamas la verdad y que yo prefiero llamar el compromiso, también tiene mutaciones. Porque ahora mismo como asesora teatral no pienso en “mi rol†o función como algo primordial si no en la responsabilidad que tengo ante todo un colectivo concreto con dramaturgos, directores, diseñadores, coreógrafos y actores.

 Ahora me siento una intermediaria entre la obra y el público, (antes lo era ante el creador y la institución que lo subsidia) y de forma intuitiva todo lo que me parece perfectible de ser pensado dentro del proceso lo señalo, confío en la inteligencia de las personas con las que trabajo que saben escuchar, revertir y también decantar o desoírme.

Como asesora teatral no me callo nada, ningún detalle por pequeño que sea,  porque siento que si identifico algún aspecto discordante y no lo digo, estoy traicionando la confianza que se ha puesto en mí, y como ves retorno al rol.

Pero los colectivos con los que trabajo hace más de cinco años en función de asesora de manera oficial o no, son amigos míos y profesionales de excelencia por los que siento una profunda admiración. Y eso ubica el trabajo en otro nivel y también hace diversos y muy particulares los canales de comunicación. Cuando trabajas con personas que sabes que les van todas sus energías y pasiones en su profesión, el respeto hacia “la obra†está implícito; y de esta manera jamás, hasta hoy, alguien ha creído que hay menosprecio en cualquiera de mis frases –a veces insolentes– cuando quiero señalar un punto.

Y sí, ese  canal de comunicación límpido, sin concilio de egos, permite incluso intercambios virulentos de opiniones que crean anécdotas deliciosas y que sólo apuntalan la confianza mutua. Y aunque parezca naif –casi demagógico– sigue siendo la sinceridad la que logra este tipo de relación. Creo que el día en que trate de alegrar a alguien con mi discurso retórico y bien compuesto sobre su ensayo o texto… ese día soy inútil.

Sí, he escrito y déjame citarte: textos duros, algunos son producto de una catarsis en la que has estado viajando por tres meses viendo centenas de espectáculos, muchos de muy mala calidad, con personas y espectáculos con los que has dialogado por años infructuosamente y ese cansancio y decepción emerge… casi ebulle.

Algunos de esos textos probablemente no los escribiría hoy en ese tono; sin embargo, esos textos duros, todos han sido antes debatidos con sus creadores, así mirándole a los ojos “face to faceâ€. Y por supuesto que tengo muchos creadores y te cito de nuevo, “que me odianâ€, tengo nombretes, apodos, gente que no me contesta el saludo… pero también tengo relaciones de armonía con muchos profesionales excelentes y aunque no tengo dudas de que este grupo podría ser más pequeño que el primero… es el grupo que prefiero a la hora de entender la profesión y seguir apostando por ella.

Estuviste muchos años vinculada al CNAE como especialista, has visto el teatro que se hace en la Isla y también has escrito y leído mucha crítica. ¿A qué le atribuyes la crisis de fe que hay alrededor de la crítica? Hace poco un crítico me decía: “El problema es que los teatrólogos de ahora no quieren ser críticos, quieren ser artistas, hacen documentales, son performeros y la crítica y lo teatrológico está en un último lugarâ€. ¿El fracaso o poca atención a la crítica tiene que ver con que los teatrólogos de hoy quieren ser artistas? ¿Qué ha ocurrido con la crítica en estos últimos años en tu opinión?

En verdad he pensado mucho en esta pregunta sobre la crisis de la crítica. No creo que sea este el espacio para tratar un tema que tiene tantas aristas posibles, pero como es un buen espacio para opinar, te confieso que a mí en lo personal me lastima mucho la manera descarnada y peyorativa en que casi todos se refieren a nuestro ejercicio, pero a veces las razones que argumentan no se pueden refutar.

Y siendo muy, muy global, creo que la matriz del problema tiene su base en los abruptos y contrastantes cambios de políticas culturales de las artes escénicas y me explico: desde el 60 hasta el 89 (casi 30 años) los grupos fundados eran como vacas sagradas, inamovibles pero muy controlados por el Consejo Nacional de Cultura, había una estructura muy centralizada y, por supuesto, esto generó estanco. Dentro de esa composición la crítica tenía un rol fundamental y a la vez muy focalizado en los grupos que existían; para decirlo mal y pronto, la crítica jugaba un rol importante y hasta determinante.

Luego, en un segundo período, se aprobaron los proyectos desde el 89-2019 (son 30 años más), con la excelente intención de ofrecer opciones para los creadores jóvenes, al principio sólo podría ser aprobado por el Consejo Nacional, y en su reglamento actual siempre, aún hoy, debe ser así; pero lo que verdaderamente empezó a ocurrir es que cualquiera con cierto cargo o poder podía crear un nuevo proyecto.

Yudd Favier, Denisse Martín, Norge Espinosa, Ãa Pérez y Shaday Larios (Derecha a izquierda) en Laboratorio de Teatro de Objetos Documentales. Durante el Encuentro Internacional Retablo Abierto EIRA, 2019. MATANZAS/ cortesía Yudd Favier

Yo creo que la crisis llegó a un tope cuando los directores se iban y dejaban a cargo de un actor la dirección del grupo como una herencia (Muchas veces llegábamos a provincias dónde existían nuevos grupos y nuevos directores que jamás habían sido conocidos por el Consejo).

En papeles, el tipo de contratación que era por seis meses o un año, en la realidad se convirtieron en grupos vitalicios. Te puedo confirmar que existen personas que hace 10 años no hacen un estreno y viven campantes. Luego, si antes había 24 grupos y 15 eran de buena calidad profesional, pero cuando se convirtieron en 200, los 15 se tornaron minoría y aunque en un principio se conformó lo que hoy constituye la vanguardia también proliferó mucho teatro de mala calidad.

¿Qué comenzó a suceder con la crítica?

Yo creo que la crítica comenzó a desechar paulatinamente al teatro deficiente y al principio lo escribía pero con esa información no sucedía nada en absoluto. Los críticos comenzaron a desechar proyectos –y no creo que esto haya sido cosa de un día– y en la actualidad nos hemos convertido en promotores del teatro que nos interesa profesionalmente. No está bien.

También surgió el pluriempleo, que es la única manera en que los teatrólogos podemos tener un salario para llegar a fin de mes y convertirnos en seres multifacéticos, y empezó a relegar la crítica como un ejercicio de vocación y no como la única vía de “mostrar†el valor de una profesión que se expandió hacia experiencias más protagónicas y productivas dentro del teatro. Muchos críticos encontraron labores más atractivas como gestores de festivales, editoriales, revistas, talleres y eso también crea una disyuntiva “ética†y, al final, efectiva, sobre qué ejercicio profesional priorizar. 

Otros han querido dirigir, escribir, hacer cine y hasta actuar, eso a mí me parece fabuloso porque la teatrología sencillamente la ejercen personas que aman el teatro y el derecho a experimentarlo de formas prácticas para mí es irrefutable: es eso un derecho. Que quede bien, regular o mal… ya es otro asunto.

Es un deber de la crítica verlo todo y dar su opinión de todo. Pero seamos francos, casi ningún creador tiene un verdadero respeto por la disciplina polémica y se tornan agresivos, con lo cual el problema de la ética afecta a todos los bandos.

Nadie acepta absolutamente nada excepto los halagos sin máculas y hay enfrentamientos e insultos y, el crítico, que también es un individuo cotidiano de guaguas y colas, se agota de que el único resultado de su ejercicio especializado sea el malestar personal.

Al final del día escribas lo que escribas, y lo digo por experiencia propia, esos grupos de calidad de amateurs que llevan décadas digiriendo el presupuesto estatal, se presentan en los mismos teatros que una vanguardia consolidada y repito, cobran los mismos salarios blandiendo sus primeros niveles como si de verdad lo fueran. Si la crítica no tiene una función social ni ofrece una guía para jerarquizar y también, por qué no desechar, porque estamos hablando de teatro profesional, no subvertir valores con lo comunitario. ¿Entonces para qué sirve?

Yo misma al salir del Consejo me libré del “deber†de opinar siempre de cuánto veía y por eso cuando algo no me gusta salgo calladita como una espectadora triste y esquilmada; cuando no me gusta no aplaudo, eso sí, por algún lado debo mostrar mi insatisfacción, es mi derecho como espectadora.

Hace dos años no ejerzo la crítica escrita porque precisamente estoy trabajando de manera asidua con, al menos cinco grupos de este país y si escribo una crítica con aspectos negativos (aunque sean más que evidentes) de los otros 40 grupos con los que no trabajo, siempre será visto como predeterminadamente tendencioso y lo mismo pasa si quisiera escribir algo sobre esos cinco grupos.

Clausura del taller
Objetario Cuba S.A Memoria insular. EIRA, 2019 Matanzas/ cortesía Yudd Favier

Y por supuesto, uno es adulto y por tanto responsable de sus decisiones. Y me dan ganas de hacerlo porque hay espectáculos que son casi ofensivos por su falta de coherencia total y como nadie habla de ellos, tienes que leer publicaciones con autohalagos de éxitos que nunca existieron.

Tengo ganas de escribir porque quien calla otorga, pero he elegido. Existen grupos de 15, 20 años que jamás han hecho una sola obra meritoria de ser llamados profesionales y nadie quiere tener a su cargo el cerrar colectivos que no abrió. Entiendo que existe una gran espada de Damocles sobre la responsabilidad civil que generaría desestimar esas agrupaciones parásitas del presupuesto tan reducido del Consejo, pero hay entre ellos agrupaciones que en 20 años tienen cuatro obras en su repertorio, obras malas además, y eso debería cambiar porque en el igualitarismo desequilibrado también radica una forma de injusticia.

¿Cuáles títulos y antologías has compilado y prologado para la Casa Editorial Tablas-Alarcos? ¿Cómo ha sido ese trabajo?

Tablas-Alarcos es la editorial donde me he estrenado como antologista y hasta editora. Para mí ha sido un lugar de promoción superimportante del teatro para niños; ella se produjeron los libros Dramaturgia cubana para niños (1943-2013). 30 obras en 70 años. (La Habana: Ediciones Alarcos, 2014); Teatro Migrante para niños. Un caribeño en Nueva York  (una selección de textos del autor Manuel Antonio Morán, La Habana: Ediciones Alarcos, 2016) y Teatro sombrío para niños curiosos (Una selección de textos del autor Christian Medina, La Habana: Ediciones Alarcos, 2016).

He editado un par que están en producción y tengo en el horno uno mío que, claramente, estoy superansiosa por ver convertido en materia. Ella escribía… prólogos de libros es una selección de ensayos sobre textos dramáticos para niños en Cuba cuyo título remeda un libro de Magie Mateo, que fue el primer libro de crítica (literaria) que amé.

Tienes textos que se salen del marco teatrológico y recientemente estuviste en el hapenning Hogar de Omar Batista y Dania del Pino Más como performer. ¿Estás interesada en alguna línea artística fuera del trabajo como crítico e investigadora?

No tengo ganas de hacer algo más. Por ahora mi intervención como performer fue una cuestión de fuerza mayor: quien estaría allí era Dania del Pino…, pero los procesos tienen sus tiempos propios y el estreno llegó junto con el nacimiento de Ernesto y pues Hogar era un proceso en el que todos estábamos muy comprometidos/involucrados y no quedó de otra que ponerse a “levantar las torres de casitasâ€. Más que como una actuación yo lo asumí como un ritual y cuando hacía mis endebles construcciones pensaba en esa gran masa anónima de personas que viven albergados, hacinados o en peligro de derrumbe y eso adquiría un carácter de acción simbólica. Fue el único recurso que me hizo estar del otro lado. No creo que pueda actuar y no me apetece hacerlo, pero quién sabe

Estas preguntas a continuación, me preocupan a mí, y no son teatrológicas ni importantes para el resto del mundo ni del arte, o tal vez sí. Las pregunto porque necesito la opinión y sensibilidad de varias mujeres respecto a estas interrogantes, porque creo que tú puedes decir algo que a mí, nuevamente en lo personal, me sirva, me alivie, me inquiete. Son tan simples que son las de siempre, tan comunes que son difíciles, tan sencillas que responderlas cuesta la vida.

Yudd, ¿qué es la soledad para ti?, ¿qué es la tristeza?, ¿qué es la nostalgia?, ¿qué es el amor?, ¿qué es el sexo?, ¿qué es la lealtad?, ¿qué es la felicidad?

¿Qué nos diferencia de los hombres en lo poético, en lo humano, en lo esencial, en lo general?

La soledad: es la constancia que yo he tenido en esta vida de que en verdad dependo de mí misma. Son los duros momentos de crecimiento: saber que recogerás sólo lo que hayas sembrado. Es dura pero te hace fuerte.

La tristeza: Los tiempos de desesperanza. Cuando existen falta de proyectos simples e inmediatos.

La nostalgia: idealización del pasado. Lo que te dice que ser extranjero es la peor condición humana a mi forma de ver.

El amor: literal: lo que hace que uno se levante cada mañana. Y cuando no has tenido amor de pareja aprendes a valorar los otros amores que son espectaculares y vitales.

El sexo: un ejercicio imprescindible, productor de dopaminas al que no deberían darle tanta importancia la gente, menos las mujeres que hacen un gran barullo en torno a él.

La lealtad: a mí me rige como código personal, Ãmbar querida, y creo que va muy relacionada con el amor y la sinceridad.

La felicidad: unos raticos.

Mujeres: Para mí si fuéramos un árbol seríamos las raíces. Es duro pero una se afianza en muchas cosas y le cuesta desprenderse en la familia, en los hijos, en las materialidades, pero también en los ideales y hasta en las discusiones… nos arraigamos a todo. Los hombres son las frutas, las flores, el polen, salen hacia afuera y comienzan los ciclos una y otra vez con mucha facilidad.

*Parafraseando el título del libro que Yudd Favier prepara con una compilación de sus ensayos.


Sueños vividos en Romerías

Hace un año me enrolé con un Vladimir Martínez Savón, un importante diseñador escénico y profesor de la Universidad de las Artes en su filial santiaguera, en una experiencia donde a partir de sus diseños sobre los vestuarios de las tres Tumbas Francesas que existen en Cuba se realizó una exposición. La misma pretendía interpretar a través del vestuario el legado de esta institución de la cultura popular tradicional declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La exposición con el título “De la idea a la forma, vestuarios de la Tumba Francesaâ€, contaba de 20 diseños.

El conocimiento adquirido por este diseñador escénico ha sido develado a partir de la discusión de sus tesis de maestría en Estudios Cubanos y del Caribe en la Universidad de Oriente. En los diferentes diseños realizados por Vladimir podemos apreciar la belleza y complejidad de estos vestidos. Además de las diferencias que tienen de una región a otra. Por ejemplo, en los diseños de la Tumba Francesa La Caridad de Oriente de Santiago de Cuba podemos observar que las piezas de vestir son sobrias y con pocos accesorios ornamentales; sin embargo, en la de Bejuco en Holguín y la de Santa Catalina de Ricci en Guantánamo ocurre lo contrario, lo que demuestra la riqueza y variabilidad de este elemento en esta expresión de la cultura popular tradicional.

La exposición comenzó en la casa Víctor Hugo gracias al apoyo del director, Deyvi Colina, quien nos brindó el espacio de esta importante institución cultural del Centro Histórico de La Habana que permite la convergencia entre la cultura francesa y la cubana. A partir de ahí comenzó nuestro bregar por Cuba, pero fue en las Romerías de Mayo, en Holguín, el momento más relevante de este proyecto al permitir que las tres Tumbas Francesas existentes convergieran en dicha fiesta. Pero solo pudieron asistir la de Santiago de Cuba y la de la Ciudad de los Parques.

La Casa de Iberoamérica fue el espacio que nos acogió con mucho amor para poder cumplir este sueño. Lo más importante de la exposición fue la presentación de ambas Tumbas Francesas, lo que permitió que los participantes de dicha cita pudieran conocer la historia y legado cultural de las mismas. Otro momento fue el baile de la caridad, donde todos nos unimos en un canto y movimientos de felicidad. Al concluir, cada una de las presidentas de estas agrupaciones portadoras le agradeció a la Casa de Iberoamérica y a Vladimir Martínez Savón por haber acogido esa exposición que le rendía homenaje a las Tumbas Francesas y se enmarcaba en el año de ratificación (2019) de la condición del nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Asimismo, las Romerías han sido puente para mis prácticas como curador y promotor artístico al ponerse a prueba en la exposición que contó con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz.

Y es este el principal espíritu del festival Internacional de Juventudes Artísticas, donde muchos pueden materializar sus proyectos e ideas siguiendo el eslogan: “No hay mañana sin hoyâ€, como profundo paradigma social del arte joven que se realiza en estos momentos en Cuba.

Por eso, a pesar de la situación que vive el mundo y el país a causa se la pandemia del coronavirus, los romeros seguimos despertando sueños y esperanzas para que los que viven estos momentos el confinamiento puedan experimentar la experiencia desde las redes sociales y, de esta forma, puedan sumarse el año próximo a esta convocatoria de vivir a plenitud las Romerías de Mayo.


Estados Unidos-Cuba: El “abrazo†de la música (+Video)

*Tomado del periódico Adelante

“Que hablen de Cuba los propios cubanos es gratificante para ellos. Me lo agradecieron de corazónâ€, así resume la musicóloga Heidy Cepero Recoder su experiencia reciente en Estados Unidos.

Fue una estancia breve e intensa, a inicios de febrero, con el tema de la música cubana como eje del intercambio con estudiantes y profesores de la Kennesaw State University, de Georgia, y la Tulane University, de New Orleans.

“Ofrecí un panorama de los géneros de la música cubana, sobre todo de la rumba, abordé los elementos afrocaribeños y también me referí a su utilización dentro del audiovisualâ€, contó a Adelante Digital.

La joven camagüeyana puso a tocar la clave de guaguancó a los anfitriones y, entre otros asuntos, ejemplificó con agrupaciones populares como Van Van y Rumbatá la vigencia de las raíces culturales africanas.

“Reconocieron antecedentes que son comunes en ambos países. Fue una experiencia muy buena porque los estudiantes universitarios y profesores desconocen nuestras esencias. La cultura latinoamericana ocupa un espacio importante dentro de sus proyectos de investigaciónâ€, añadió la investigadora premiada en eventos de carácter nacional como el Memoria Nuestra.

“La música es un arte abstracto. Dar clases me ayuda mucho a trasmitir el conocimiento. Siempre es un garante de aprendizaje graficar sonora y audiovisualmenteâ€, argumentó la profesora de la filial de la Universidad de las Artes en Camagüey.

El viaje ha sido esencial en la construcción del arraigo, por eso confirmó bajo su piel la condición de sujeto de identidad cultural en medio de otra realidad, coordenada que ya tenía como egresada en esta ciudad de la Maestría en Cultura Latinoamericana.

“Sentí ese calor humano de la solidaridad. Transmití riqueza musical, pedagógica y espiritual, y recibí el abrazo a nuestra alegría, a nuestro conocimiento de las raíces y a nuestra defensa de la identidadâ€, concluyó.

Artículo de Heidy Cepero acerca de la música en el cine, publicado en el más reciente número de Sendas, publicación trimestral de la AHS enCamagüey.Artículo de Heidy Cepero acerca de la música en el cine, publicado en el más reciente número de Sendas, publicación trimestral de la AHS enCamagüey.

Heidy Cepero Recoder es miembro de la»Asociación Hermanos Saíz», y en Camagüey lidera la sección de Crítica e Investigación de la filial de esa organización que en Cuba aglutina a los escritores, artistas, investigadores y promotores jóvenes.