Literatura infantil


Liset y sus gatos singulares en una casa fraterna

Dicen que los gatos siguen llegando como si por el mundo se hubiera regado la voz de que este es un refugio seguro. No es una invasión felina. ¡Qué va! Los mininos llegan de paso, en una casual manera de cambiar de aires, vacacionar y hasta “socializar”. Y muchos se marchan con la misma espontaneidad con la que llegan, relamiendo sus bigotes y con la cola en alto.

Aseguran que es fácil encontrar el lugar si preguntas la dirección: lleva por nombre “La casa de los gatos perdidos”, y ya casi todos la conocen por las historias que allí suceden, y porque hasta un asunto de redes sociales se ha vuelto este hogar de tránsito, que con amor sostienen Ricardo y su hija Ana. Una vivienda singular que ha creado para el disfrute de los niños y de la familia toda, la periodista, escritora y editora Liset Prego (Holguín, 1988) como un “hermoso canto a la fraternidad y la tolerancia”.

tomada del facebook de ediciones la luz

La casa de los gatos perdidos (Ediciones La Luz, 2019) reúne un manojo de historias entretejidas en la realidad animal que sucumbe al mundo de los humanos. En sus páginas, donde todos son cuidados con igual dedicación, ronronean gatos pardos, blancos, rayados, con manchas, de razas envidiables y comunes felinos de apariencia simple.

En un entramado diverso de voces gatunas, emergen una serie de caracteres felinos totalmente inadaptados a la sociedad, y que para sobrevivir tratan de encontrar fórmulas que le permitan adaptarse a su entorno. Cada uno de ellos: Pimienta, Susana, Tito, Garabato, Lilita, Osiris, Cosme, Fiona, Shakespeare, Macusa, opta por resistir a su manera, pero sin dejarse vencer por las situaciones diversas que enfrentan.

Camas, alimentos, peines, cascabeles, juguetes y otros objetos dispersos en cada una de las historias hablan mucho de la personalidad de estos gatos, porque si algo tienen ellos es personalidad; son felinos que brillan con luz propia. Son seres libres, empoderados, tecnológicos, enamorados, independientes, empáticos, orgullosos, protectores, ingeniosos y luchadores, a pesar de las circunstancias que mueven sus siete vidas.

Por otro lado, prevalece un largo viaje hacia la libertad, que se muestra como un derecho inalienable de cualquier criatura: escoger un destino o camino variable a cada uno, sin que lo obstruya el deseo de un dueño.

tomada del facebook de ediciones la luz

Esta primicia literaria de Liset Prego, con edición de Luis Yuseff, diseño de Robert Ráez y con las sugerentes ilustraciones de Dagnae Tomás, deja entrever su instinto maternal, que con la dignidad y prestancia que la caracterizan, apuesta por un futuro mejor para sus gatos, convirtiéndolos en seres emancipados para la gran aventura de la vida.

Historias divertidas que, con un lenguaje sencillo abarcan un contenido que cuestiona patrones y conductas sociales, a partir de argumentos que apuestan decididamente por el bienestar animal y el mejoramiento humano, logrando un libro tan trepidante como el ritmo de cada relato.

Estoy segura, como afirma Rubén Rodríguez en las palabras de contraportada, que “estos gatos singulares encontrarán lugar en el corazón de los pequeños lectores, donde se ovillarán para ronronear sus lecciones de amor y vida”, pues el afecto en este libro fluye de inicio a fin. Y muy atento siempre, quizás sea usted de los seres felices que mantiene abiertas puertas y ventanas, y nunca se sabe por dónde puede entrar un gato perdido.


Poemas que llenan de amor cualquier lamento

Reseña a un poemario para adultos de Mildre Hernández Barrios

tomado del periódico vanguardia

 

Me envolví entre tus horas

para llenar de amor cierto lamento.

Pero ya nada imploras

Seré, si te demoras,

como un viejo molino ya sin viento.

                                            

La autora de estos versos (Lira), es Mildre Hernández Barrios, una de las voces más importantes de la Literatura Infantil y Juvenil que se publica actualmente en Cuba. Sus libros acompañan la infancia de hoy, en tanto suelen aportar mensajes de tolerancia, de amor propio, sensibilidad hacia el cuidado de los animales y las plantas y una suerte de visión optimista (para nada ingenua) del mundo diverso y raro del que somos parte, los infantes y adultos de estos tiempos. A su pluma inagotable agradecemos narraciones ágiles, imaginativas y filiales como El niño congeladito, premio Casa de las Américas 2015, o Es raro ser niña, la obra más solicitada de 2017 en el sistema nacional de bibliotecas públicas.

La crítica literaria dentro y fuera de nuestro país continúa recibiendo con elogios renovados cada entrega editorial de Mildre para las niñas y niños. Así declaró para una entrevista publicada en el portal web Cubaliteraria: “En mi opinión, debe vislumbrarse «una luz al final del túnel», debe palparse la esperanza, debe existir lo que antaño se nombraba moraleja y, aunque se le han puesto muchos nombres modernos, aún existe para educar al niño y/o adolescente para ser mejor persona, para aceptar las diferencias, para respetar, para cuidar el entorno, para amar… pero jamás desde una historia impuesta, sin gracia y sin sabiduría.”[1]

Pero la gracia y ternura que emana de Mildre Hernández a la hora de abordar temas que pudieran ser muy polémicos, o muy hondos, trasciende para refundirse en el poemario de 2018 “Como un viejo molino sin viento”.

Esta entrega literaria permite asomarnos, además, a la intimidad de la autora, ya no a la niña interior que palpita en sus narraciones; sino más bien a la jovencita sumida en sus lecturas. Con un libro de poesía entre los cuadernos escolares o bebiéndose el diario de Ana Frank en la escalinata de una biblioteca de provincia, así pueden descubrirla sus lectores. O quizás imaginándose ella misma, siglos atrás, atrapada entre deidades hermosas que la presienten desalineada y extraña para su época.

Y es que “Como un viejo molino…” dialoga con todos estos referentes en un tono íntimo y a la vez desenfadado, dulce y triste, pero más dulce que triste. Y eso tienen en común muchos de los textos de Mildre, aunque varíe el público meta, ella se implica en lo que escribe, sin miedo, sin tapujos, pero con un minucioso cuidado de no pactar con la crudeza, ni con la falta de lirismo o de creatividad.

La obra que traemos a colación consta de tres partes: Cartas para Ana, Como quien no se aleja y Las más ocultas derrotas; cada una con su respectivo glosario al final del libro. La primera, es un conjunto de sonetos a modo de epistolario, referidos a niños, adolescentes y jóvenes que, como Ana Frank, estuvieron recluidos en el campo de reconcentración de Auschwitz.

tomado del perfil de facebook de mildre hernández

Aquí podemos encontrar a Czeslawa Kwoka, cuyas fotografías, tomadas por Wilhelm Brasse recuerdan el holocausto en la exposición de Auschwitz-Birkenau State Museum: el zoom de aquel paisaje que se aferra/ al rostro de una paz que no he tenido. También le escribe cartas a Ana, Petr Ginz; cuyo dibujo de la Tierra vista desde la Luna aún conmueve al mundo. Peter Van Pels, el inmigrante alemán que regaló a Ana Frank dos años de romance adolescente en un refugio, durante la Segunda Guerra Mundial, le dedica a su amiga imágenes como: Una piedad sin vuelo que desnuda⁄ el aletear de un pájaro cansado… Ana, por su parte responde todas las misas al reverso, incluidas la de un muchacho desconocido de Lódz. Pero es Kitty, su amiga de la infancia convertida en Diario de confesiones, quien le responde a ella: Le temo a que te pierdas en la niña, ⁄ guardada en algún libro sin asombro.

La segunda parte, Como quien no se aleja, consta de una nota al pie en la que se explica que leeremos varios haikús dedicados poetas reconocidos. Síntesis atrevida porque la brevedad del estilo japonés es acompañada de una cita directa de los bardos. Ellos, tan disímiles e icónicos que van desde Safo de Lesbos, 580 a. C. hasta la Pizarnik, Pavese, Cavafis para cerrar con nuestro necesario y nunca bien ponderado, José Martí. También este aparte trae a colación formas poéticas clásicas, redimensionadas en un lenguaje mucho más contemporáneos, y una espiritualidad que bien permite al joven lector identificarse con el mensaje subyacente en nostálgicas metáforas.

Por último, no menos atractivo, el conjunto Las más ocultas derrotas. Diversos pasajes de la mitología griega son evocados por Mildre Hernández en versos rimados que unas veces les hablan directamente a los protagonistas: Tú, Circe, fiel hechicera, ⁄ no desistas…No perdones; pero en otros poemas utiliza una primera persona para describir la forma en que el sujeto lírico percibe la psicología de estos personajes o lugares mitológicos:

…También soy la tejedora

un animal que no sabe

entrelazar su tibieza

con los hilos de la tarde.

Pudiera decirse que la unidad temática de estas tres partes es el tributo a personalidades y personajes trascendentes de la historia, la lírica o la mitología. También que Como un viejo molino sin viento se aviene a todo tipo de público, pero especialmente, en el público joven provoca la curiosidad por estos referentes universales. Establece un vínculo cercano y contemporáneo por el tono íntimo y la frescura del estilo.

Una vez más la creadora de Cuasi[i] muestra sus dotes para comunicarse con públicos exigentes, estableciendo códigos comunes y, lo más importante, sembrando la necesidad de leer mucho y de investigar sobre temas universales si se quiere ensanchar la mente y el alma de la nueva generación.

Notas:

[1] Yo nunca escribiría para seducir a un lector adulto. Entrevista a Mildre Hernández.

Por Lázaro Andrés Fecha: diciembre 23, 2019. En: Cubaliteraria.

[i] Cuasi es la protagonista de títulos como Es raro ser niña, Mi mamá está en la cocina y Mi abuela es un primor.


Convocan a primera edición del premio nacional de narrativa para niños Reina del Mar Editores 2020

El sello literario de Cienfuegos “Reina del Mar Editores”, perteneciente a la Asociación Hermanos Saiz, convoca a la primera edición del premio nacional de narrativa para niños. En el concurso podrán participar escritores menores de 36 años, residentes en Cuba, miembros de la UNEAC o la AHS.

En esta oportunidad el volumen o proyecto de libro tendrá características diferentes y será entregado de una manera habitual por estos días, pues el formato digital cumplirá con las bases de la convocatoria.

Se puede concursar con un texto de Narrativa para niños, ya sea en los géneros noveleta o cuento y el mismo puede tener una extensión de hasta 95 cuartillas, incluyendo ilustraciones.

Es esta la primera ocasión que Reina del Mar editores dedica su principal certamen a la literatura infantil, como reconocimiento también a la fuerza de esta categoría en el territorio sureño.

La convocatoria cierra en el mes de octubre, fecha en la que la comisión de admisión sesionará para dar a conocer los 5 mejores volúmenes presentados.

El sello editorial de los jóvenes escritores cienfuegueros, celebra con este premio el aniversario 23 de su fundación. Más de una década impulsando la literatura, siempre desde textos audaces e innovadores.

*Tomado de Perlavisión


Retazos: postales bucólicas de la niñez

Hay que llevar a los niños la poesía. Tiene que hacerse. Porque es más soportable la aspereza de estos días cuando el verso acompaña, sutil y sabio en lo sintético de sus decires, la existencia del hombre, de la niña, del espíritu.

Y aunque no rime el verso y su métrica varíe, o no recuerde a las pegadizas estrofas de los libros de lectura que en las aulas se gastan año tras año, ha de llevarse a los niños la poesía, dejarla crecer junto con ellos, para que sea compañera de viaje y dulcifique el reposo de sus horas o las tempestuosas travesías que de seguro enfrentará, como nos pasa a todos en esto de hacerse adultos.

Por eso se agradecen los libros en los que en versos llegan la belleza y las verdades, las historias fantásticas o cotidianas para insuflar la sensibilidad entre los infantes, o hacerla permanecer.

Con retazos de niñez escribe Yecenia Ramírez Sosa este libro. Bien podría decirse que de niñez prestada o de la propia porque hay muchas coincidencias en sus estampas rurales, en los juegos, primitivo ensayo de la vida, en la precariedad del quinqué y su luz humilde, que nos refiere, adultos de hoy, a un ayer más elemental, tal vez austero.

Va Yecenia entre sus versos conectando con la infancia de muchos, con los patios de tantos abuelos, los columpios que mecieron la inocencia, la yagua-nave espacial-carroza, el río de corriente irrepetible, la sorpresa, el desenfreno, el miedo, descubrimientos que llegan en los primeros años, en sus primeras veces, la muerte, la pérdida, el amor, la curiosidad.

Como postales andan los poemas pintando una Cuba recién amanecida, su follaje, la neblina, el frío de la aurora campestre con sus gotas de rocío robadas a la noche, bohíos, pueblitos bucólicos, y en medio de estos paisajes el amor más ingenuo y honesto por Bertica, cuya atención se disputan tantos niños mientras ella tiene «la mirada lejos y el corazón de una paloma triste».

Huele a dulce entre las páginas de estos retazos en las que postres caseros se anuncian, huele a humo, a fogón de leña y a ceniza; huele a flores silvestres y a hierba, a caballo al trote y a añoranza tal vez por la libertad que tiene el niño de decir y sentir naturalmente sin las mediaciones del deber ser, o las convenciones de la hipocresía.

Tiene cuevas, y lomas, y palmas reales, y manos de bisabuelo gastadas por sostener el tiempo, tiene sobre todo una nostalgia profunda y un agradecimiento, y algo que no vuelve, un tiempo detenido en el que se cura el empacho con despojos, en el que las criaturas fantasmagóricas de las noches rurales espantan, y a lo lejos el traqueteo de una carreta anuncia que alguien llega.

Son 33 los poemas que agrupa bajo la mirada cuidadosa de José Raúl Fraguela, el editor que acompañó a Ediciones La Luz en esta recopilación de los Retazos de Yecenia Ramírez Sosa, una autora guantanamera que se ha movido entre la poesía y el teatro y destaca por ser la coordinadora general del Proyecto Literario Grafomanía.

Alain Romero Cuba ilustra a líneas los interiores que cada niña o niño puede rellenar a su antojo y una cubierta que es un sendero listo para ser recorrido, una vez que se atraviese la primera página.


La fiesta de té de los soñadores despiertos

Los invito a una fiesta de té que no termina nunca, y que empezó cuando un señor muy ocurrente paseaba en una barca junto a un amigo y tres pequeñas hermanas. La historia que hilvanó aquel señor fue luego el regalo de cumpleaños para la más pequeña de las navegantes, Alice.

Así Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll), matemático y escritor inglés, abrió en 1864 un portal a otro universo, entregó las coordenadas de un mundo absurdo más allá de las puertas de la vigilia e inició el convite fantástico.

Cuando Las aventuras de Alicia y el país de las maravillas llega a los lectores, 155 años después, sigue envolviendo en una brumosa irrealidad que entre sorbo y sorbo de un mágico brebaje permite transitar por la locura o a una cordura sobrecogedora, si se mira con detenimiento las conductas y situaciones de cada personaje.

Pero tanto y tan profundamente ha calado este libro en quienes lo conocen que no dejan de nacerle versiones en el cine, reinterpretaciones, autores que remedan sus escenas. El texto se ha vuelto un referente de persistencia profunda, un clásico, versionado en decenas de lenguas.

Ahora a Ediciones La Luz se asoma hecho poesía Alicia maravillada. Las cuartetas de rimas bien logradas, en las que, de verso a verso, se reconstruye la historia de Carroll, conforman el cuaderno de la autoría de Héctor Luis Leyva Cedeño, joven autor granmense, que contó con la edición de Irela Casañas y diseño de Frank Alejandro Cuesta.

Alicia maravillada llega imaginada por Alain R. Cuba con un estilo que recuerda los dibujos animados, el diálogo preciso con el texto, y una Alicia representada en las más desatinadas circunstancias en las que su historia la sume.

El abordaje de textos narrativos desde la poesía no es asunto realmente novedoso. Otros incluso de la literatura para adultos han sido versionados desde el verso y para los niños y jóvenes.

Héctor Luis Leyva Cedeño/ tomada de su perfil de facebook

De este modo llegan, simpáticos y descabellados, los personajes ideados por Carroll y sus aparentemente ilógicos escenarios y aventuras: la Liebre Marceña, la Falsa Tortuga, el Sombrero, la cruel Reina de Corazones, Alicia y sus pies distantes, y la merienda infinita con relojes embadurnados con mantequilla.   

También aquí la metáfora de la cordura incierta, las alusiones a una sociedad que se representa disparatada, pero que remeda los reales escenarios que siglo y medio después se repiten, matices más, detalles menos, pero con similitud y precisión sorprendentes. El viaje de Alicia muestra cómo las decisiones que a cada paso del camino se toman nos impactan, cómo se crece o decrece con cada una, simbolismo aparte, como en la vida misma.

Y porque los libros, aunque etiquetados en grupos etarios, son disfrutables, más allá de las edades de quienes los descubran antes y ahora, esta fiesta de té admite invitados diversos.

Para el lector que se ha acercado antes al original es fácil encontrar los referentes de la prosa precursora y quien llega por primera vez al País de la maravillas a través de la obra de Héctor Luis Leyva Cedeño, disfruta con las bien logradas estrofas, el cuidadoso uso del lenguaje, y el fascinante mundo de los «soñadores despiertos», en el que se zambullen los lectores de la mano del apurado conejo a través del agujero fantástico, puerta de las ensoñaciones.


Los cubanos también tienen sus Grim´s y su Andersens

Como sucediera en Europa con aquellos cuentos que inmortalizaron los hermanos Grim, en Latinoamérica, relatos mágicos y gestas de antaño viajan de las bocas de padres a hijos. Aún la cuentística cobra valor en la transmisión de la cultura de los páramos andinos en Venezuela, o en la conservación de leyendas indígenas en otros países como México y Estados Unidos. Incluso, para los habitantes de la ciudad moderna, la transmisión de muchas esferas del saber se da por vía oral.

No en pocos casos coexisten con las grandes sociedades que tienen la comunicación sostenidas en la escritura, otras totalmente ágrafas, donde la historia y la educación se basan en la narrativa. En algunas de estas sus habitantes utilizan, por ejemplo, antañas canturías para calcular distancias.

Pero Cuba ha marcado un camino propio en el estudio de estos anales de la oralidad, con propuestas que van más allá de la recopilación de leyendas, de modo que sus Grim´s y sus Andersen, son peculiares guajiros de alma poética, pero también maestros de la palabra que se despliega en el aire.  

Aparejado a estudios etnográficos de diversa índole, a principio de los años 60 ya se hablaba en la Isla de talleres especializados en la formación de narradores orales, es decir, profesionales del arte de contar cuentos. Así trascendió en salas y talleres de la Biblioteca Nacional, lo que muchos intelectuales llamaron el rescate del narrador oral, y que se traducía en un grupo de literatos, dramaturgos, y etnógrafos, trabajando en base a entender este acto ritual como un arte nuevo.

María Teresa Freyre de Andrade

Para 1959 asume la dirección de la Biblioteca Nacional José Martí la Doctora en Ciencias María Teresa Freyre de Andrade y, con ella, se inician proyectos culturales que revitalizarían la narración oral. Inauguró, junto al poeta Eliseo Diego, una escuela dentro de la institución que tuvo el expreso objetivo de impulsar el movimiento de narradores en la región.

Del maestro, por su parte, encontramos múltiples disertaciones dedicadas a este tipo de literatura. Su difusión, explicitación teórica y sobre todo, su rescate en orden profesional. Se destacan los ensayos: Los hermanos Grim y los esplendores de la imaginación popular, Secretos del mirar atento: En torno a Hans Christian Andersen, Las maravillas de La Bella y la Bestia, Aviso, Memoria del gato con botas, Los cuentos y la imaginación popular.

La narradora Haydée Arteaga aseguró en una entrevista ofrecida al sitio ww.ohch.cu: y aprendí la técnica narrativa con Eliseo Diego, porque yo era narradora, pero no conocía la técnica. 

Ya en los inicios de la década del ’50, la doctora Freyre había organizado seminarios sobre la narración oral en el Lyceum de La Habana y, posteriormente (1962), con la inapreciable ayuda del poeta y la doctora María del Carmen Garcini crea el Departamento de Literatura y Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional.

Este estuvo dedicado a estudiar y difundir la teoría y la técnica del arte de contar cuentos, mediante la preparación de narradores en toda la red nacional de bibliotecas públicas para niños del país, y la edición de la colección Textos para narradores, iniciada en 1966. Además se crearon talleres de narración oral escénica en el Gran Teatro de La Habana y llegó a nuestro país la renombrada hora del cuento.

El parque Lenin fue el escenario de una eventualidad nacida a mediados de la década del 70: La Peña de los juglares. Lugares como este, plazas, espacios teatrales, fueron recorridos por el teórico y la trovadora Teresita Femández, para la redención de la leyenda.

Otro de los hacedores de este proyecto de «rescate» fue Francisco Garzón Céspedes, quien impartió talleres del nuevo arte en los años 70 y 80 en distintos países. En 1979 patrocinó un taller en el Teatro Nacional del que salieron narradores como Guadalupe Urbina y Moisés Mendelewich. Todos estos narradores orales cubanos se han nutrido tanto de la savia de la tradición oral europea como del rico legado afro e indocubano.

Juglares en pugna

Desde entonces la narrativa cubana cuenta, en cuanto a su manifestación oral, con opiniones que convergen o se disgregan; y en esta controversia persisten voces que, sin lugar a dudas, se ubicaron a la vanguardia de estos estudios en Latinoamérica.

Francisco Garzón Céspedes no solo acuña el término de Narración Oral Escénica, sino que plantea su viabilidad para la comunicación alternativa y contribuye a la extensión de la narración de cuentos por toda Iberoamérica.

El actor actúa para el público/ El narrador oral escénico cuenta con el público. Garzón Céspedes no solo acuña el término de Narración Oral Escénica, sino que plantea su viabilidad para la comunicación alternativa y contribuye a la extensión de la narración de cuentos por toda Iberoamérica. Así lo refleja en declaraciones para la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España

El actor en escena se muestra según sea su personaje/ El narrador oral escénico es según su personalidad. (..) El teatro es representación/ La Narración Oral Escénica es presentación.

Para otros, si bien no puede desliarse la narración oral de su componente memorístico y de habilidades histriónicas, o de ciertas técnicas, heredadas o estudiadas por los actores, lo importante es la dosis folclórica con que se desarrolla tanto en zonas urbanas, como rurales. Las últimas, con su componente mágico. En una entrevista realizada a la narradora Haydée Arteaga en 2006 al recibir la Placa Medalla al Mérito de la Oralidad 2006 confesó:

Mi abuela me enseñó a narrar, le debo casi todo lo que sé (…) Narrar es compartir. Siempre que cuento alguna historia pongo en una esquina la técnica y sigo el estilo que me enseñó mi abuela. He logrado comunicarme incluso con espectadores que hablan otro idioma.

Eliseo fue un gran promotor de la literatura infantil durante sus años de trabajo en la Biblioteca Nacional de Cuba. La ilustración es un dibujo del poeta realizado por su hijo Rapi Diego/ Tomado de la uneac

Esas afirmaciones proveen la narrativa cubana de cierto costumbrismo y de un reconocimiento histórico. En cada viaje que hago busco a la gente más vieja e investigo. Me he reunido con campesinos, con indios huicholes (en México), con los y yekuazan, a la orilla del Amazonas (por la parte de Venezuela)… ¡Esos son los cuenteros verdaderos!, afirma Arteaga.

Por su parte, para el poeta Eliseo Diego se trata de un arte dado por imágenes, con otros recursos literarios inmersos, pero principalmente como evocación de la imaginación humana, donde las palabras son usadas en su valor metafórico, polisémico, sinonímico para lograr la creación de un ambiente expresivo particular, mediante la expresividad estética, dijo Diego en 1998 según la revista Recre@rte.

El gran propulsor de esos estudios admiraba como en esos textos la exquisitez del estilo y la estructura poética son un asunto casi litúrgico, por las estructuras de los relatos que se van transmitiendo unos a otros a través de generaciones y en cuya creación participan todos como si fueran uno solo.

Además asiste en este tipo de narrativa la sencillez de los medios escuetos, puros, ancestrales. Se trata, sin dudas de la majestad de la forma en un quehacer literario que unifica la voluntad creativa de los cubanos, sus historias de vida, y sus sueños más idílicos.


Concurso “Boti” esta vez online y con jurado Premio Casa de las Américas

Vía online, por el contexto epidémico actual, transcurrirá del dos al cinco de junio el cuadragésimo segundo Concurso de Literatura y Artes Plásticas Regino E. Boti, en el cual compiten esta vez más de 60 obras literarias inéditas, y cuyos ganadores se darán a conocer en varias plataformas digitales.

Las creaciones recepcionadas llegaron a Guantánamo por correo digital con seudónimo, y aparte el nombre de cada autor: literatos noveles y consagrados de todas las provincias cubanas, de quienes, dados los requerimientos del certamen, no se conoce la identidad hasta la jornada final, de premiaciones.

Esta vez se concursará en poesía y literatura infantil, en tanto por el complejo panorama internacional, el también esperado apartado de las artes visuales “del Boti” no tendrá carácter competitivo ni su tradicional salón en elPalacio Salcines, pero en su lugar activará tres exposiciones virtuales, una de ellas colectiva, para la cual se convocó a artistas de todo el país.

El plazo de admisión de las obras literarias venció el día 15 de mayo y, como otra novedad, no se otorgarán ahora los lauros de manera presencial en la urbe guantanamera, sino que de los resultados se harán eco, el cinco de junio, los sitios web de los medios de comunicación locales, y los perfiles de Facebook del Sectorial de Cultura y las filiales del Centro del Libro, la UNEAC y la Asociación Hermanos Saíz, auspiciadoras del evento.

Esas mismas plataformas y la del Consejo de las Artes Plásticas socializarán contenidos en los días del certamen y servirán de galería online a las muestras expositivas programadas, incluidas dos personales de dibujo y arte digital, con lo más reciente de los jóvenes creadores del patio Daniel Ross y Alexander Beatón, este último consagrado en estas lides y ahora inspirado en el estado de cuarentena global.

Para el Concurso Regino E. Boti y sus anhelados galardones confluyen anualmente en Guantánamo narradores, versificadores, cultores de las artes visuales, curadores y críticos de diversas regiones cubanas, que en esta ocasión intercambiarán desde la red de redes, incluido el jurado, encabezado ahora por ganadores del Boti, de la Crítica y del prestigioso Premio Casa de las Américas.

Tras la deliberación del acreditado tribunal de literatos, que integrará por vez primera un intelectual foráneo (el italiano radicado en España Carlo Frabetti), se otorgará como de costumbre un lauro por cada género, un galardón especial a escritor menor de 35 años, y la confirmación a los ganadores de próxima publicación por la Editorial El Mar y la Montaña.

El anual encuentro cultural y competitivo, uno de los más antiguos de su tipo en el país y el de mayor relevancia en Guantánamo, llega a su capítulo 42 en medio de la crisis epidémica mundial, pero con la misma fuerza y sentido de pertenencia de sus inicios, más actuales motivaciones, entre ellas los 150 años de la Villa del Guaso, la amada aldea de “Boti”.

La génesis de la jornada Regino E. Boti se remonta a 1978, en el centenario del natalicio del insigne poeta y acuarelista guantanamero, y desde entonces se han dado cita cada año en esta ciudad destacadas figuras de todo el país, en calidad de jurado, conferencistas o concursantes, quienes reconocen al evento como uno de los de mayor prestigio para sus avales como creadores.


Contra todo pronóstico, literatura (+ video)

Gracia, imaginación y una técnica pulida son apenas los primeros adjetivos que armonizan y distinguen la obra de Leoneski Buquet, quien –para ser exactos– todavía no se despoja del miedo de enseñar en público sus textos.

Es que antes de ser escritor o siquiera esbozar unos trazos sobre el papel, se suponía que se graduaría como Ingeniero en Instalaciones Energéticas Navales y que trabajaría bien cerca de las Tropas de Guardafronteras. Al menos este era el curso real definido para un cadete disciplinado, egresado de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos.

Como la vida a veces se escribe en renglones torcidos, a los tres meses de llegar a la Academia Naval Granma estaba en un punto de no retorno, donde todavía no figuraba la literatura, pero tampoco la vida militar.

No fueron el amor o la alegría los sentimientos que provocaron sus primeras líneas, sino el dolor de la muerte, lo que calcó en unos cuantos versos octosílabos. Entonces, volvieron de un tirón los libros de la infancia, los retazos engavetados, el empujón de la familia y las ganas de hacer y pensar la literatura como algo más que un pasatiempo o un desahogo espiritual.

De Ciro Redondo a los talleres literarios Santa Palabra y Compay Grillo, bajo la tutela de Eduardo Pino y Félix Sánchez, respectivamente, llegó con la vehemencia de quien quiere recuperar el tiempo perdido y con pasión fue moldeando su voz lírica. Niños así de grandes fue el proyecto de libro de poesía infantil aprobado en el Plan Editorial de Ediciones Ávila, en cambio, lo que vino después no era una probabilidad calculada.

Testamento de sombras se alzó con el Premio de Poesía de Primavera, y El diablo está en los detalles mereció el Portus Patris, otorgado por la Asociación Hermanos Saíz en Las Tunas, por el mérito de aunar seis cuentos que exponen distintas situaciones personales ancladas a la realidad cubana.

En puntos suspensivos se mantuvo su ingreso al Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso hasta que llegó la aprobación, y con la beca de creación Caballo de Coral cerró un ciclo que puede devolverle la posibilidad de imprimir este año el ejemplar Con los ojos cerrados, compendio de cuentos que rozan el absurdo y el realismo mágico, con un narrador personaje que matiza sentimientos, situaciones, y un lenguaje balanceado entre lo irónico y lo coloquial.

Publicada por Ahs Ciego de Avila en Martes, 1 de octubre de 2019

Saberse en un momento de experimentación, en un camino literario construido a base de prueba y error, sería la descripción más exacta de la obra de Leoneski, que hasta ahora parece tan variopinta como existencial y comedida. Aunque sus libros no han salido al mercado, verlos en blanco y negro será satisfacción visceral y confirmación de sus desvelos.

  • ¿Qué autores han influenciado tus textos?

Las primeras lecturas no fueron encaminadas por nadie, sino que iba a la biblioteca y pedía un título. Recuerdo al Corsario Negro y muchos cuentos de Onelio Jorge Cardoso. Después comencé a interesarme por la décima y me acerqué a Modesto San Gil, José Alexis Díaz Pimienta y José Luis Serrano. Estas primeras influencias las mezclé con clásicos de la literatura cubana y universal, sugeridos en los talleres literarios, y, entonces, descubrí otro mundo de significados.

  • ¿Son importantes los talleres literarios para la preparación de un escritor?

El taller literario es el espacio donde se puede decantar qué vale o no la pena. Mis primeros textos cumplían con los requisitos formales de estilo y métrica, pero trataban tópicos muy personales y frecuentes como el amor, porque solo eran descargas que hacía sobre el papel.

Esto lo comprendí allí cuando Eduardo Pino me incitó a salirme del canon de la décima. Además, me ayudaron a visibilizar qué tipo de obra quería hacer y me dieron las herramientas para lograrlo. Entre los escritores decimos que el primer objetivo de un taller es formar buenos lectores.

  • ¿Qué es lo que más valoras en tu formación?

Me importan mucho las lecturas que pueda acumular. Algunos dicen que se nace escritor, aunque en mi opinión son el tiempo y la dedicación quienes lo construyen. Hay que ir de más a mucho más, porque tan importante son los clásicos como los autores contemporáneos. La madurez literaria, en parte, depende de eso y de la posibilidad de valorar un libro con otro y encontrar siempre mejores resultados.

  • ¿Entiendes la literatura como un oficio o un modo de asumir la vida?

La literatura me permite decir cosas que de otra forma nunca expresaría, es mi momento de relajación y de llenar vacíos. Hablo de mis preocupaciones, deseos y obsesiones, y vuelco al papel mis experiencias del día a día. No la veo como un oficio o un modo de sustentarme, para ser exactos, es un plan B, porque lo primero es un trabajo que te garantice solvencia económica, que en estos días no se logra necesariamente por la cantidad de libros publicados.

  • Entre la poesía y la narrativa, ¿con cuál te sientes más cómodo?

Me muevo de la poesía a la narrativa y leo todo lo que me cae a mano, tanto que ya me han aconsejado organizar las lecturas. Sin embargo, con la poesía siento cómo las metáforas y sentimientos fluyen mejor.

Lo que escribo hoy no se parece en nada a mis primeras líneas y eso me hace feliz porque denota cierta madurez en mi trabajo. Tengo textos inéditos que no he mostrado nunca porque pienso que la siguiente versión puede ser mejor aún. En cuanto a la literatura infantil, ha sido un desafío asumido por la inspiración de mi niño Samuel. Quiero que sepa que su papá también escribe para él.

  • ¿Cuán difícil es ser un autor inédito en Cuba?

Existen muchas posibilidades para la superación y el Sistema de Ediciones Territoriales ayuda a visibilizar cada año la obra de muchísimos autores jóvenes, a lo que se suman los concursos y las cinco editoriales adscritas a la Asociación Hermanos Saíz.

Sin embargo, salir del anonimato, conformar un proyecto de libro y competir siempre son desafíos y el miedo al fracaso está.

Hay momentos en los que dudo y tengo miedo de revisar, por eso trato de ser exigente con mis textos y la primera idea de mejorarla, aunque otras veces elaboro el último verso y después concibo el resto.

Lo cierto es que se necesita mucho martillo y cincel para lograr el buen acabado de un poema, y el miedo a la crítica o a que no sea suficientemente bueno siempre está presente.

  • Entonces… ¿confías en los concursos literarios?

Al respecto hay muchas opiniones encontradas y hay quienes dicen que los concursos vienen con nombres y apellidos. Creo que los jurados deben defender la obra por encima del nombre. En mi caso, he enviado mi trabajo a diversos certámenes y he ganado y perdido en igual proporción; sin embargo, sigo haciéndolo porque competir es apenas el primer paso.