Retazos: postales bucólicas de la niñez

Hay que llevar a los niños la poesía. Tiene que hacerse. Porque es más soportable la aspereza de estos días cuando el verso acompaña, sutil y sabio en lo sintético de sus decires, la existencia del hombre, de la niña, del espíritu.

Y aunque no rime el verso y su métrica varíe, o no recuerde a las pegadizas estrofas de los libros de lectura que en las aulas se gastan año tras año, ha de llevarse a los niños la poesía, dejarla crecer junto con ellos, para que sea compañera de viaje y dulcifique el reposo de sus horas o las tempestuosas travesías que de seguro enfrentará, como nos pasa a todos en esto de hacerse adultos.

Por eso se agradecen los libros en los que en versos llegan la belleza y las verdades, las historias fantásticas o cotidianas para insuflar la sensibilidad entre los infantes, o hacerla permanecer.

Con retazos de niñez escribe Yecenia Ramírez Sosa este libro. Bien podría decirse que de niñez prestada o de la propia porque hay muchas coincidencias en sus estampas rurales, en los juegos, primitivo ensayo de la vida, en la precariedad del quinqué y su luz humilde, que nos refiere, adultos de hoy, a un ayer más elemental, tal vez austero.

Va Yecenia entre sus versos conectando con la infancia de muchos, con los patios de tantos abuelos, los columpios que mecieron la inocencia, la yagua-nave espacial-carroza, el río de corriente irrepetible, la sorpresa, el desenfreno, el miedo, descubrimientos que llegan en los primeros años, en sus primeras veces, la muerte, la pérdida, el amor, la curiosidad.

Como postales andan los poemas pintando una Cuba recién amanecida, su follaje, la neblina, el frío de la aurora campestre con sus gotas de rocío robadas a la noche, bohíos, pueblitos bucólicos, y en medio de estos paisajes el amor más ingenuo y honesto por Bertica, cuya atención se disputan tantos niños mientras ella tiene «la mirada lejos y el corazón de una paloma triste».

Huele a dulce entre las páginas de estos retazos en las que postres caseros se anuncian, huele a humo, a fogón de leña y a ceniza; huele a flores silvestres y a hierba, a caballo al trote y a añoranza tal vez por la libertad que tiene el niño de decir y sentir naturalmente sin las mediaciones del deber ser, o las convenciones de la hipocresía.

Tiene cuevas, y lomas, y palmas reales, y manos de bisabuelo gastadas por sostener el tiempo, tiene sobre todo una nostalgia profunda y un agradecimiento, y algo que no vuelve, un tiempo detenido en el que se cura el empacho con despojos, en el que las criaturas fantasmagóricas de las noches rurales espantan, y a lo lejos el traqueteo de una carreta anuncia que alguien llega.

Son 33 los poemas que agrupa bajo la mirada cuidadosa de José Raúl Fraguela, el editor que acompañó a Ediciones La Luz en esta recopilación de los Retazos de Yecenia Ramírez Sosa, una autora guantanamera que se ha movido entre la poesía y el teatro y destaca por ser la coordinadora general del Proyecto Literario Grafomanía.

Alain Romero Cuba ilustra a líneas los interiores que cada niña o niño puede rellenar a su antojo y una cubierta que es un sendero listo para ser recorrido, una vez que se atraviese la primera página.

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lo más Leído

Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

Suscripción

Para recibir nuestro boletín ingrese su dirección de correo electrónico