Mi Leontina

Leontina es el péndulo. Es el movimiento uniforme solo alterable por una fuerza externa. Es el desequilibrio necesario entre niños y adultos, entre los grises y los restantes colores, son las dos partes que cada uno lleva dentro. Es un canto a la risa, al amigo imaginario, a la felicidad. Es en realidad la vida.

Con un lenguaje propio de los tiempos posmodernos y heredero directo de la estética del video clip se presenta Rudy Mora en Leontina; con planos fragmentados y con un verdadero ritmo visual de este código estilístico. Se entrecruzan historias individuales en función de una colectiva, con ciertos aires de ironía. Se nos presenta un abanico multicultural que no obstaculiza la comprensión de la obra, pero si matiza y colorea todo el filme.

Resulta atractivo traer al lente a figuras de otras manifestaciones artísticas como músicos, bailarines o pintores. Se pone a prueba al espectador, presentando a cada uno con primeros planos, es como si te dijera, y ahora, ¿quién es este? Funciona tanto, como recurso expresivo que si no logra descubrir el personaje, por lo menos, siente el espectador que se trata de un foráneo del séptimo arte.

Se destaca el papel de primerísimos actores del cine cubano como Corina Mestre y Fernando Hechavarría, capaces de conquistar los peores sentimientos por sus malas conductas. Personajes como Blanca Rosa Blanco y Jorge Alí marcan el tránsito entre dos mundos de colores. Figuran además reconocidísimos actores de la talla de Alden Night, Frank González, Laritza Vega, Raúl Corrales, entre otros, volver a verlos  resulta siempre atractivo.

Los colores se convierten en un símbolo que se mueve deslizante entre dos mundos. Se le alude desde el número 7, desde las emociones, desde las diferencias visuales. El filme lleva al espectador a mezclarse con pigmentos, a tomar partido con la posibilidad de un cambio, pero lo más importante es que reta todo el tiempo a preguntarse ¿por qué?

No es Leontina un filme de multitudes. No necesita la popularidad para triunfar como propuesta artística. Es un producto que obliga al espectador a buscar más, a cuestionarse, a redimirse sobre sus propias esencias y, sobre todo a saber de que lado está usted.

Con Leontina se auto referencia Rudy Mora, y se posiciona dentro del cine contemporáneo con temáticas referentes a la infancia y sus circunstancias, mostrando cualidades significativas en su tratamiento.

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