La contramúsica de Edesio Alejandro

Para el compositor cubano Edesio Alejandro, la creación musical es un acto de magia. «Es la entrega a algo que no puedes ver. Es algo muy espiritual». Pero cuando uno lo ha hecho durante un tiempo, puede también ser un oficio. El oficio va dando métodos, que a veces pueden volverse esquemáticos.

Invitado al espacio Encuentro con… que organiza la AHS todos los jueves a las 4:00 p.m. en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, Edesio reveló algunos de los hechos que marcaron el inicio de su carrera como músico y compositor.

«Escribí música prácticamente desde que empecé a estudiar en el conservatorio. Bueno, desde antes escribía algo de vez en vez, pero fue cuando entré a la escuela cuando sentí la necesidad de escribir las melodías que me daban vueltas en la cabeza y que quería escuchar físicamente».

edesio_alejandro_2Como otros creadores, a veces pensó que había perdido la cordura cuando escuchaba una voz que le repetía: «Sol, sol». ¿Espíritu? ¿Alucinación? ¿Esquizofrenia?

«Aprendí que esa voz eres tú mismo, es tuya y te va diciendo lo que tienes que hacer y cómo tienes que hacerlo». Varias veces intentó liberarse de la voz, pero era sencillamente imposible y optó entonces por escucharla y obedecerla siempre.

Edesio Alejandro se graduó del conservatorio de música en 1978 con un repertorio de su autoría casi en su totalidad. Pero antes tuvo que transitar un camino de ruptura y perseverancia para dar vida a una creación propia.

«Siempre me pareció que al componer con los mismos métodos que se habían utilizado en tiempos anteriores el resultado iba a ser el mismo con solo algunas diferencias de estilo».

Desde el conservatorio supo que no le gustaba repetir, lo que no significa que negara la música hecha con anterioridad. «Respeto la música que hacen otras personas pero quise hacer la mía, diferente. Eso es algo muy difícil, y cuando se logra, es también una trampa, porque puedes caer en la repetición. Cuando logras un sello te sientes realizado pero caes en el riesgo de que convertirte en una fábrica de chorizo que produce siempre el mismo sabor».

Una vez graduado Edesio Alejandro comenzó a componer música para el teatro, según él, algo en extremo difícil. «Los directores prácticamente me pedían que les hiciera bandas sonoras para sus piezas, no solo los sonidos de ambientación».

Ahí hubo un cambio en la manera de crear, «porque empecé a ver la música», comentó. Luego vino el cine, pero el teatro fue el que lo preparó.

«Mi primera película fue Clandestinos y la hice en una semana. Tenía muchas ganas de hacer música para cine y tenía muchas cosas acumuladas en mi cabeza que pude poner en práctica con la película. Dejo que la música fluya siempre guiada por la historia. La historia es la que me dice cómo debe sonar la película, y así hago con otros medios para los que compongo: imagino una historia».

Cuando compone, Edesio se convence a sí mismo de hacer siempre algo diferente: hace unos años hizo un experimento con Augusto Enríquez, en el que ambos escribieron un disco sin usar instrumentos. «Creamos melodías pero sin pensar en un instrumento, porque a veces el instrumento te limita, te lleva hacia donde la lógica indica y el acompañamiento de la armonía que estás buscando te obliga a ir hacia un lugar».

«Empecé a crear mi nueva música siguiendo una lógica diferente a la que había aprendido, rompiendo géneros, mezclándolos con otros y a lo que me sonaba bien le iba agregando cosas, armonías, hasta quedar satisfecho. Encontré una manera de hacer música cubana, que era la que yo quería componer en realidad, mezclando cualquiera de los géneros que tuviera a la mano.

»Tengo la suerte de que mi trabajo sea lo que para otras personas es un hobbie. Me divierto y disfruto muchísimo haciéndolo. Vamos a llamarlo trabajo pero no es trabajo; es una pasión, es disfrute total. Tengo la suerte de contar con un estudio en mi casa y me levanto de la cama, quizás sin lavarme la cara, me voy al estudio y me pongo a trabajar, a veces me coge el otro día. También es una suerte tener una familia que apoya y respeta esa decisión. Es una bendición tener la posibilidad de hacer lo que me gusta».

Fotos: Yoslay Hernández Báez

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