Romerías: La alegría que funda

Palabras del profesor Fabio Fernández sobre Romerías de Mayo.

Nunca había tenido la oportunidad de participar en las Romerías de Mayo. Para mí eran la noticia del algún espacio informativo o la anécdota de alguien que me contaba su experiencia. Este año fue mi debut y debo confesar que realmente es una fiesta asombrosa. Vivir estas jornadas en las que arte, literatura y pensamiento toman la ciudad de Holguín resulta realmente algo impresionante. En cualquier esquina te asalta una canción, descubres un grupo de danza, chocas con una exposición plástica o te deslumbras con un recital de poesía. También abren las puertas del asombro los paneles y conferencias que invitan a la reflexión crítica acerca de nuestros dilemas. Constituye un privilegio mayúsculo atestiguar el milagro obrado por el espíritu de Romería que inunda a propios y foráneos.

Hace unos días leí un texto que ponía el acento en el escenario de crisis que ahora mismo define al país. Era esta una visión pesimista que identificaba a Cuba con un estanque cuyas aguas inmóviles habían perdido el oxígeno que les da vida. Sin negar los problemas allí expuestos y la lógica de derrota que, racional y emotivamente, puede nacer de ellos, me complace constatar la existencia de un mundo distinto que sueña y apuesta por la construcción de un país mejor.

Ver a jóvenes disfrutar al compás de Frank Delgado, Eduardo Sosa y Ray Fernández y al mismo tiempo relatar sus experiencias en el rescate de los cantos de la Tumba Francesa sobre la masacre de los Independientes de Color, en la lucha contra el polvo para organizar los archivos de la Sinfónica de Villa Clara, en la reevaluación de ese tesoro que es el Fondo Coronado de la Universidad Central de Las Villas, en la fundación de una revista cultural en Santiago y en la odisea de llevar -contra viento, marea, combustible y desidia- las maravillas del mundo audiovisual a las zonas más intrincadas de Guantánamo me confirma que la potencialidad para hacer del nuestro un país pleno y feliz camina, día a día, por las calles de esta tierra.