Desconectados a 969: una experiencia teatral en tiempos de pandemia

La IV Edición del Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 demostró qué tan necesario es seguir creando espacios en función de la diversidad escénica. Este festival deviene en plataforma promocional para aquellos creadores y obras que no suelen circular dentro del ecosistema escénico nacional. Las propuestas que este evento acoge cada año poseen la particularidad de ser pensadas para un espectador más consciente frente al hecho escénico. Un espectador que asume el rol de dialogar como iguales porque la ficción es una convención para el diálogo, pero el convivio es lo esencial.

Crear este festival desde Santiago de Cuba a 969 kilómetros de distancia del principal circuito teatral del país también es un gesto en favor de la integración y la visualización de toda una geografía teatral, que demanda la especialización de algunos procesos frente al público contemporáneo.

El teatro ha mutado en los últimos treinta años hacia una escena abierta y terrenal. Una escena como espejo de los problemas más inmediatos y personales. Donde lo teatral es un puente, una mirada, un relieve simbólico. A lo anterior, hay que sumarle la intervención de las nuevas tecnologías y los medios audiovisuales dentro de la escena. Una escena que se expande en el ciber-mundo y descoloca el lenguaje tradicional, una escena que ha evolucionado de la mano del espectador.

La ausencia de estrenos en la cartelera teatral cubana y el estado de excepción provocado y prolongado por la pandemia, hizo que el comité organizador del evento, diseñara una edición online del festival. Para muchos creadores e investigadores, este tipo de iniciativas no les son funcionales ni orgánicas. Para muchos, la brecha que se está creando entre lo virtual y la presencialidad no es justa ni saludable para el teatro. Pero no es la primera vez que el teatro se somete a una prueba por la supervivencia, y al igual que los humanos estará obligado a mutar y a permanecer.

Otros creadores ven en los nuevos medios un sinfín de posibilidades expresivas y comunicativas. Ven en las bondades tecnológicas, otras herramientas para llegar a diversos públicos y re-simbolizar la escena para hacerla permanecer viva. Esta edición del evento provocó a los participantes en aras de crear otras resonancias desde la virtualidad. ¿Cómo expandir mi contenido? ¿A dónde coloca el espectador la mirada desde un dispositivo móvil? ¿Teatro para internet? ¿La escena, el hombre o la interacción?

La idea fue hacer que los creadores pensaran en el contexto inmediato del público que estaba situado tras el teléfono móvil u otro dispositivo. Que cada uno buscara la manera de que su obra pudiera ser entendida y compartida desde distintas plataformas y formatos. ¿Cómo hacer circular la obra por estos nuevos escenarios? Los materiales que integraron el programa oficial se caracterizaron por un diseño flexible, experimental, arriesgado, interdiscipliario y teatral. Aun cuando los creadores invitados poseían distintas formaciones, la escena teatral fue el epicentro de la búsqueda. El escenario fue visto desde su multiplicidad más amplia e inclusiva y permitió que se produjeran materiales acordes con las búsquedas estéticas de cada artista. La nueva realidad no fue obstáculo sino propósito; en ella empieza a reorganizarse la producción artística y el ojo del espectador.   

Esta IV Edición del Festival de Teatro Experimental Desconectado a 969 estuvo dedicada al actor y director santiaguero Dagoberto Gainza, quien fuera merecedor del Premio Nacional de Teatro 2021. También a los 60 años del movimiento teatral santiaguero y a los 35 años de la Asociación Hermanos Saíz. Tres pretextos que validan los objetivos de este encuentro: el dialogo intergeneracional, el rescate de la memoria y el papel de la vanguardia.

Colectivos como Fracturas (Santiago de Cuba), Proyecto Adentro (Santa Clara) y Grupo de Experimentación Escénica LA CAJA NEGRA (Santiago de Cuba); protagonizaron cada jornada. También es válido resaltar la exposición fotográfica Reflexiones para no decir … del artista multidisciplinar Frank Lahera O ´Callaghan. Esta propuesta nace de una búsqueda en soledad, a la temperatura de la pandemia, y aparece como reloj de bolsillo para recordarnos que el tiempo existe. El individuo está sobre el plato donde come, en la esquina donde estaba el mueble roto, en la cuchara al revés que sale por la boca, o en el sartén sobre el ojo cuando la mirada está perdida. Para Frank, el cuerpo es un recipiente donde todo cabe, como en la casa o en teatro.

Esta edición también sirvió para cambiar la imagen visual del festival. El diseñador Carlos Lloga Sanz nos regaló desde su hacer un concepto más acorde con las ideas que defiende la jornada. A él se le debe el acierto visual de toda la campaña comunicación del evento.

La conferencia inaugural El teatro Experimental en Santiago de Cuba, estuvo a cargo de la maestra Norah Hamze Guilart, quien atesora una experiencia muy singular sobre el teatro en la ciudad. Norah sostuvo una praxis escénica dentro del movimiento teatral santiaguero que le permite conocer desde adentro las particularidades de la creación teatral en nuestra urbe. También se estrenó la serie El ladrillo verde del artista visual y poeta Carlos Gil; el performer Yuri Seoane estrenó varias de sus obras, y Yanoski Suárez (coreógrafo y bailarín de la compañía Ad Livintum) estrenó su obra La Cosecha.

Todos los materiales programados en el festival pueden verse en las siguientes direcciones:  Facebook (@AHSStgo), Telegram (t.me/ahssantiagodecuba), Youtube (ahssantiagodecuba), Instagram (AHSStgo) y (desconectadoa969), Twitter (@AhsStgo). En cada uno de estos sitios permanecerán de manera gratuita para todos los públicos, sirviendo además de repositorio como memoria del evento.

Muchos son los caminos para transitar en lo adelante, para nuclear y promocionar un teatro inclusivo, multidisciplinario y experimental. Un teatro que funge como puente entre distintas expresiones y cuya valía no siempre es bien apreciado desde las miradas más tradicionales. La escena cubana necesita revitalizar estas zonas de la creación y permitir la actualización de nuestros modelos creativos. Hay que conectar nuestras realidades y exponerlas como conquista humana, como conquista del teatro.    

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