El poema como evidencia: Entrevista a Yosie Crespo

La conoces. La abrazas desde lejos. No olvidas que es una poeta extraordinaria pero sabes que, primero, es tu amiga. Así que, antes de preguntarle sobre la creación, te sientas frente a ella (frente a su imagen en el chat de Facebook) y le cuentas del frío en Cuba, del amor en sus turbulencias, le preguntas por sus seres queridos, cuestionas, indagas. Piensas en Caravana, ese poemario que has leído hasta sus huesos más profundos y que es el pretexto, la hermosa astilla que te permite entrar al tuétano de su trabajo. Las puertas de la Feria Internacional del Libro de La Habana están a punto de abrirse y Caravana verá la luz por la Editorial Letras Cubanas. Con este libro, el público cubano podrá acceder a Yosie Crespo.

¿Qué significa la posibilidad de encontrar al público cubano con tu poesía, especialmente con este libro?

Nunca he tenido una ansiedad muy grande por publicar, más bien la ansiedad siempre ha sido escribir, escribir y escribir (siempre pienso más en escribir). Sin embargo, ahora mismo siento que publicar Caravana en Cuba es algo que había deseado desde hace mucho tiempo, incluso antes de que existiera este poemario. Es este el primer libro que publico en Cuba y no lo he escogido al azar: es un viaje iniciático de regreso, ad uterum.

Poner mi poesía frente a un público cubano es la posibilidad de reencontrarme con la casa materna (aquella indudable y siempre fragmentada casa) y es también la posibilidad de reconocerme en el reflejo del otro, porque también somos eso que vamos dejando en los demás.

¿Podrías definir, en breves palabras, cuáles son las columnas vertebrales de tu creación?

Como escritora me interesa dedicar tiempo a los detalles: me interesa el poema como evidencia y como fuente o medidor de todo lo vivido (también la función de un escritor está en ir mucho más allá de esa evidencia, para devolverle al lenguaje su peso y sentido). Pero si conocieras todos mis huesos seguramente encontrarías denominadores comunes, heridas que se fragmentan y corren en diferentes direcciones, un sentido de insularidad en voces que remiten a veces a la infancia. Como espina dorsal está siempre el amor, sobre todo el amor que se da en esa sucesión de imágenes encadenadas que conlleva al verdadero hecho de amar. Está también la memoria, ese medio seguro de transporte y esencia.

La herida, el vacío interminable, la soledad, la madre, el útero, el amnios, son algunos de los símbolos más visibles de tu poética, ¿eres, como algunos creadores, una historiadora de su propia vida o prefieres camuflarte en otros rostros?

Soy simplemente alguien que busca recuperar indirectamente lo que directamente se le escapa. Escojo hacerlo mediante el poema, porque de eso se ocupa la poesía, de recuperar la esencia de las cosas.

Pienso que en mi poesía hay visiones que se reciclan, de la misma forma que se le da combustible a un motor de movimiento continuo, es como estar sentada dentro de una cápsula de realidades paralelas que a veces deviene dolor (tanto real como metafórico) y otras veces logra tocar aquello que se busca para concretarse en un mundo de reflexión y belleza. Hay en mi poesía una desnudez total y definitiva y eso significa que solo escribo sobre lo que me resulta imprescindible, lo cual es un riesgo enorme.

¿Cuán importante es para Yosie Crespo, la memoria —histórica y personal— a la hora de crear?

Dijo la poeta Ida Vitale que Corta la vida o larga, todo lo que vivimos se reduce a un gris residuo en la memoria, así que a la hora de crear me resulta más importante la relación entre memoria y olvido, qué fragmentos de la memoria histórica y personal escogemos o no a la hora de la espectacular zambullida en el poema. Me interesa la memoria poética que convive cada día con nosotros. Me interesa cada idea de origen que se bambolea entre la duda y la fe.

Las caravanas de pájaros en tus poemas recorren innumerables viajes de ida y regreso entre la Isla y otros horizontes, ¿cuánto valor ha tenido para ti, como mujer y poeta, la posibilidad de retornar y conectar con tu país de origen?

Retornar a mi país de origen ha significado no limitarme, cómo enfrentar ese temor de no reconocerte en los viejos espejos. No ha sido la vuelta a lo ya sucedido sino la posibilidad de reabrirme al viaje mismo con el solo fin de caminar hacia lo justo, o hacia lo que espera. Volver a casa luego de vivir en otro país no es tan fácil como parece, aquí ya nada es igual y sigue siendo lo mismo (incluso tú), porque la vida siempre sigue mientras uno no está. Si vives mucho tiempo fuera de tu país corres el riego de nunca poder volver a esa casa, te transformas en un eterno extranjero en todas partes, hasta que tu mente poco a poco se convierte en la única patria que aceptas.

La foto portada de Caravana fue tomada en agosto del año pasado en la Península Darß en el Mar Báltico por un joven fotógrafo alemán (muy talentoso) Matthias Lange, quien hoy vive a 250 km al sur de Berlín. Fue su foto la que logró captar esos innumerables viajes de ida y regreso entre la Isla y otros horizontes. Si bien miras esas aves, no sabes en sí en qué dirección vuelan y si es que van de ida o vuelta. Cuando veo esos pájaros pienso en mi trayectoria desde ese punto de vista.

Por último, Yosie, si tuvieras que dejar uno solo de tus versos como testimonio de tu vida, ¿cuál sería?

Tengo que amar, me digo/aunque todo concluya se apague o se fragmente.

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