Sancti Spíritus


AHS: organización de vanguardia, no de élite

Conscientes de que urge en tiempos de múltiples ataques directos al alma de la nación dinamizar la vida cultural de la sociedad toda con el respeto fiel a las jerarquías, la más joven vanguardia artística de Sancti Spíritus se encontró de frente como parte del proceso previo al Cuarto Congreso de la Asociación Hermanos Saíz.

Resultó esa cita la octava realizada en el país como verdadero espacio para provocar al pensamiento en busca de fortalecer al gremio y encauzar su quehacer en consonancia al actual contexto.

“Aunque mucho menos intervenciones si comparamos con otras asambleas, no me preocupa porque todas se pueden llevar a nuestro cónclave –resumió Rafael González Muñoz, presidente nacional de la AHS–. La membresía se puso de acuerdo para resumir en la voz colectiva en temas medulares como política y programación cultural y la responsabilidad que tenemos con el sistema de enseñanza artística y general”.

Dos buenas noticias dieron la arrancada del encuentro. Viejos anhelos, de acuerdo con la joven investigadora Liset López Francisco y, justo uno permanecía como acuerdo pendiente de la última asamblea con carácter provincial ya se disfrutan.

El primero puede ser constatado en la Casa del Joven Creador espirituana, donde abrió las puertas el Centro de documentación Fernando Martínez Heredia para la consulta de textos diversos, tanto por asociados como cualquier persona que precise de ese servicio.

“También andamos muy contentos pues gracias a un donativo que en próximas horas llegará a nuestro territorio; consta de un número de instrumentos musicales para las agrupaciones de rock. Se ha retardado el traslado hasta aquí porque se encuentra en el puerto de Santiago de Cuba y como conocemos, el Oriente fue afectado recientemente por intensas lluvias”.

Igualmente sacó sonrisas al auditorio cuando la propia fuente anunció que en el mes de octubre se publicará en formato digital la compilación Pienso, luego investigo. Una experiencia de jóvenes investigadores, por la editorial Aldabón, de Matanzas.

Dayana Margarita, vicepresidenta elegida en la cita, expresó su preocupación sobre la no publicación del segundo libro premiado en el Concurso Casatintas. / Cortesía de la Asociación Hermanos Saíz.

“Será la primera vez que en Cuba los investigadores asociados tengamos un espacio de publicación y fue una idea espirituana. Nació como resultado del evento Comunidad científica de jóvenes investigadores, en las Lunas de invierno, y lo mantenemos con conferencias vía un grupo de WhatsApp. El editor de esta propuesta nos comunicó que esperan mantener esa iniciativa para sacar a la luz otras compilaciones”.

Precisamente, el acceso a la literatura y sus formas de gestión y promoción tanto en el formato impreso como virtual provocaron más de una mano alzada para compartir criterios.

La publicación de los títulos Nomeolvides, del holguinero Erian Peña, y Escaleras al mar, de la santiaguera Lisbeth Lima, ganadores del Premio Casatintas en 2019 y 2021, respectivamente, fueron de los tópicos más debatidos.

De ahí que como sucede en las Asambleas de la AHS, las instituciones tienen el deber de informar ante los reclamos. En esta ocasión no fue la excepción. Luis Mateo Lorenzo, director de la Editorial Luminaria, aseguró que al primero de los títulos galardonados solo le falta su encuadernación. Sin embargo, el segundo padece de la falta de insumos que afecta a la institución.

“Si no se cumple con el contrato y la convocatoria del Concurso que es publicar el libro será imposible presentar este año la convocatoria”, alegó Dayana Margarita Pomares, elegida como vicepresidenta de la filial provincial.

Mientras que Fernando León, viceministro de Cultura, volvió sobre un tema ya conocido: las restricciones del país para adquirir papel.

“No podemos renunciar al olor a tinta y al placer que produce siempre la lectura del libro impreso, pero tenemos que transformar nuestra cultura y pensar en las versiones digitales. Hoy en Cuba existen los mecanismos para la comercialización en ese formato, además de que hablamos de una obra que no tiene límites para ser compartido”.

Yunier Mena Benavides, el otro vicepresidente elegido, insistió que resulta importante asumir esa nueva forma de gestión y promoción, mas sin olvidar cómo no perder la conservación del patrimonio escrito.

Para Yunier Mena Benavides la Casa del joven creador precisa convertirse en el epicentro de los creadores y creación. / Cortesía de la Asociación Hermanos Saíz.

En el caso de buscar en una u otra forma para que se conozca, divulgue la obra literaria, acotó, en la provincia existe como ejemplo la publicación de una investigación hasta este momento sin antecedentes en el país que puso la lupa en los públicos y sus consumos de lecturas, bajo las firmas de Liset López y Duniesky Conteras. Es una huella de las alianzas entre la AHS y la Cátedra Desiderio Navarro, de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez.

Para el profesor universitario Mena Benavides una de las grandes deudas de la AHS en predios espirituanos –con un evidente decrecimiento en su membresía en los últimos meses– resulta la escasa vida que tiene la Casa del Joven Creador de la cabecera provincial.

“No hay suficiente movimiento de creadores y de creación. Es necesario entre todos pensar y trabajar para lograr una programación constante, firme, variada, que pueda dinamizar la vida cultural de la urbe y que de esa manera atraiga a la mayor cantidad de jóvenes”.

Sobre esa cuerda de pensamiento, la célula de Trinidad tiene un camino andado. Víctor Echenagusía, su jefe saliente por edad, comentó que tras lograr ya un 90 por ciento de la reparación de la Casa de la tercera villa de Cuba cocinan cómo convertirla en el espacio de resistencia cultural en un contexto donde el mercado artístico pondera más lo comercial que los verdaderos valores de la creación.

“Queremos hacer de la galería un lugar para conservar la fotografía contemporánea. Trabajamos para ello de conjunto con la Oficina del Conservador de la ciudad de Trinidad y su Valle de los Ingenios. En el caso de la computadora para ese trabajo, la mipyme que también tiene estrechos lazos con nosotros quedó en facilitarla”.

Justamente, la membresía residente en la Ciudad Museo del Caribe ha comprendido que en la cooperación está la fuerza y victoria para lograr sueños.

“Fuimos a un evento a Santa Clara –detalló Yudi Hernández, jefa de la célula trinitaria– y nos interesó cómo allí funciona un café anfitrión de todas las actividades que tienen lugar en la sede de la AHS. Después de varias visitas, pues en la Dirección Municipal de Trabajo no se nos entendía, hoy podemos decir que en el mes de julio abriremos nuestro café en convenio con el sector particular para entre todos tributar a la programación cultural del municipio”.

A pesar de las pocas intervenciones, la Asamblea Provincial –donde se religió a Lil Laura Castillo como su máxima líder– se demostró que la organización de casi 37 abriles sigue con el espíritu juvenil de sus miembros, por lo que se repiensa sistemáticamente como estandarte la creación, en consonancia con las jerarquías, desde los principios de voluntariedad y selectividad que adquiere una vanguardia que no significa élite.


Cabotín Teatro repone Adentro en el aniversario de la ciudad de Sancti Spíritus

En la víspera del aniversario 507 de la fundación de la ciudad de Sancti Spíritus, este jueves 3 de junio, el Teatro Principal será el escenario propicio para la realización de una función especial de la obra Adentro, del dramaturgo Abel González Melo, bajo la dirección de Roger Fariñas, en coproducción Cabotín Teatro y Los Impertinentes.

Adentro narra la historia de un joven, Daniel, que hace tatuajes para ganarse la vida mientras trama el mejor modo de abandonar el país junto a su novia, Aleorka. Enrique, el hermano de Daniel, le ofrece un pacto que en principio parece factible para cumplir su propósito de irse del país, pero que, en definitiva, desatará una turbia espiral de comportamientos tocados por el amor, la locura y la muerte. Con Adentro, el binomio González Melo-Fariñas propone un viaje interior y analiza cuán perversa llega a ser la mente del ser humano cuando ansía algo y está dispuesto a todo por conseguirlo.

Sonia Almaguer/cortesía del grupo.

 

«Las grandes epopeyas llegan hasta hoy porque las hemos contado, siglo tras siglo, con el resquemor de que la historia la escriben los vencedores. En Adentro, en cambio, nadie vence. Su grandeza no radica en la gesta utópica de buscar la inmortalidad a la manera de Gilgamesh, ni siquiera en rememorar la clásica relación entre Caín y Abel. Aquí todo es grandioso desde la particularidad: esta es la epopeya de una familia cubana que lleva las manos manchadas de sangre. Una familia que sobrevive, calla, miente, traiciona y asesina, y donde cada quien, como eco rashomónico, cuenta la historia a su conveniencia. Es la epopeya de los hermanos Enrique y Daniel, un policía y un tatuador», nos cuenta Roger Fariñas, el director de la puesta en escena.

Sonia Almaguer/cortesía del grupo.

 

Por otra parte, el dramaturgo Abel González Melo ha confesado que: «Roger se ha atrevido a recomponer el puzzle en el corazón de la Isla. Me incitó a reescribir, a dinamitar la estructura, a conectar las voces del deseo y la muerte. Paso a paso fue intuyendo los signos, los parajes, los susurros. Se ha ido arriesgando, cada vez más, a entrelazar los rincones de la fábula y la vida. Y ha tenido la suerte de que este enorme equipo de actores y diseñadores confíe en él y lo siga en el difícil viaje de las tinieblas a la luz. Juntos proponen un tempo, una temperatura, una cadencia en sordina para contar la angustia y la traición. Hay en su espectáculo algo de ritual desquiciado y de herejía palpitante. El trazado escénico desenfoca los límites, fragmenta el claroscuro, monta en paralelo, alimenta lo más salvaje. Un teatro despojado, enigmático, bello, que me enfrenta a la pasión y al espanto que un día fui. Que sigo siendo».

Una primicia de esta reposición, a dos años de su estreno absoluto en Cuba, es que cuenta con el elenco original: Anna García, Judith Gallo, Alejandro García y Alexander Cruz. El equipo artístico está conformado por Carlos Celdrán (asesor dramático), Liobis García (asistente de dirección), José A. Rodríguez (diseño de escenografía, luces y gráfica), Ale García (diseño de vestuario), Ángel Luis Montagne (concepto y realización de los tatuajes), Omar Valiño (asesor teatral de Cabotín Teatro) y Laudel de Jesús (director general de Cabotín Teatro).

Sonia Almaguer/cortesía del grupo.

 

Así es que las artes escénicas locales se suman a los festejos de la otrora Villa del Espíritu Santo, con un aforo mínimo en la sala y tomando las medidas pertinentes de seguridad y de distanciamiento. El Teatro Principal de esta urbe vuelve a abrir sus puertas tras varios meses de clausurado a causa de la pandemia para acoger a un público ávido de teatro.


Feminista, comunicadora y sin frenos

Si a algo no puede renunciar la espirituana Lisandra Gómez Guerra, Doctora en Ciencias de la Comunicación, es a la madrugada sustanciosa en ideas y a la palabra lista para ser expresada sin tapujos ni dobleces. Son dos hábitos que forman parte de su personalidad, como su modo desinhibido de vestir y de hablar. Por eso, si alguien le pide una opinión, no puede esperar menos que la verdad pura y dura (si lo es); y si le solicitan ayuda con la revisión de un artículo, un proyecto de tesis o, incluso, que responda un cuestionario, ella —que nadie se explica cómo logra cumplir con tantas responsabilidades— dirá que sí, que claro, pero que tienes que esperar hasta mañana.

«A las 6:00 a.m. lo tendrás en tu buzón» —escribirá la noche anterior antes de irse a dormir, poco más de seis horas, para que le alcance el tiempo. Un tiempo que parece estar cronometrado, pues está dedicado a cumplir con sus múltiples obligaciones como corresponsal de Juventud Rebelde, periodista de la página cultural del semanario Escambray, profesora de la carrera de Comunicación Social en la universidad de la central provincia; reportera y directora del noticiero Al día, de Radio Sancti Spíritus; y también investigadora y vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en ese territorio.

Ella dice que sí, que llevarlo todo a la vez «es muy complicado. Intento acomodar las tareas por prioridades en el tiempo. Me levanto todos los días a las 5:00 a.m. y eso me permite adelantar, sobre todo, en los procesos de escritura. Aunque si pudiera ponerle más horas al día, lo hiciera con sumo placer».

De cada uno de sus empeños diarios enumera lo que le enamora o le reta, y aunque ha recibido numerosos reconocimientos en cada área en la que labora, Lisandra asegura que no está satisfecha: «y creo que jamás lo estaré. Soy extremadamente autocrítica, tanto que a veces voy al extremo de la inconformidad».

Quizás de ahí haya nacido una obra periodística tan prolífica que ni ella misma sería capaz —si se lo propusiera— de recordar cada uno de los textos publicados tanto en radio, periódicos, revistas, sitios web o televisión, en los 12 años de experiencia laboral acumulados, luego de graduarse de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central «Marta Abreu», de Las Villas. No obstante, confiesa que es el mundo de las ondas sonoras el que la tiene totalmente atrapada.

«Desde el segundo año de la carrera, la prensa radial me enamoró. Contar mediante los sonidos y las palabras es tan intenso que cuando intento hacer una obra compleja me deja sin aliento. Además, la adrenalina de la inmediatez es una de las mejores sensaciones experimentadas como profesional —dice, totalmente segura de su elección—. Radio Sancti Spíritus me ha posibilitado hacer casi todo lo que me he propuesto.

»La dirección de programas es otro placer y mucho más el noticiero Al Día, porque me permite crear un gran producto con la obra de otras muchas personas. Por eso siempre digo, ante cualquier reconocimiento, que no es solo mío, sino de todo un colectivo. Además, he logrado crear una empatía y complicidad con el equipo más pequeño (grabador, redactora, realizador de sonidos y locutores), porque hablamos un mismo idioma. Basta una sola mirada para saber lo que queremos. Y eso, cuando se dirige, es fundamental».

Entre los primeros retos que la profesión le puso delante estuvo el periodismo cultural, una tarea inesperada que se convertiría en pasión, al punto de que hoy lo toma como trabajo, pero también como placer.

«Cuando me gradué, en Radio Sancti Spíritus no había quién asumiera los temas cul-turales; así que fue una imposición, más que una elección. Pero estuve súper agradecida porque desde adolescente intentaba estar presente en cuanto suceso cultural ocurría en la ciudad. Desde ese instante, aprendo de la mano de artistas e intelectuales. Creo fiel-mente en la idea de que lo primero que hay que salvar es la cultura, porque es el sostén del resto de los procesos. Por eso, interpretarla y analizarla me desvela». En esa suerte de vigilia alerta, su posición como vicepresidenta de la AHS le sirve de puntal, porque le ha permitido «estar del otro lado del escenario cultural, mucho más cerca de los creadores —explica—. Eso ha contribuido a que comprenda mejor los procesos culturales espirituanos, lo que incide directamente en cómo hacer un periodismo más cercano a las luces y sombras de la vida sociocultural de la provincia y de Cuba».

Cinco años después de salir de las aulas universitarias, otra sorpresa le esperaba a la apasionada periodista de temas culturales: la comunicación desde la perspectiva de género.

«En 2013, mi jefe me envió a un taller sobre género, pensando que era sobre géneros periodísticos. Le agradeceré eternamente aquella equivocación. Bastó el primer encuentro con el tema para impulsarme a buscar información, en el afán de aprender más de lo que desconocía. Eso me ha servido para crecer como ser humano, al dejar a un lado prejuicios, estereotipos e intentar entender a quienes me rodean desde la multiplicidad.

»Al llegar la posibilidad del doctorado, muchas personas me dijeron que para la aprobación del tema debía ser algo poco estudiado y que me motivara, pues exigiría de mí horas de entrega. Pensé enseguida que solo existía una tesis doctoral sobre Género y Comunicación, referente para cualquier investigación: la de Isabel Moya. Se unieron así dos cosas: pasión y objetividad, ingredientes que me acompañan siempre».

-¿Cuánto se transformó tu vida profesional y personal luego de obtener el grado científico de Doctora en Ciencias de la Comunicación?

-He sentido que las personas intentan probarme, a veces con intención y otras no, como si tener el grado de Doctora me hiciera experta en todo o incapaz de equivocarme. Para mí es solo el inicio de un gran proceso en mi vida: superarme como profesional y persona. Cuando la Doctora en Ciencias Literarias Yanetsy Pino Reina aceptó ser mi tutora, me dijo que lo asumía si le aseguraba que ayudaría a otros, luego de obtener mi grado. Y con mucho placer lo hago. Alumnos, amigos, desconocidos… siempre intento guiar desde mis saberes, eternamente abiertos a nuevos horizontes.

Hago periodismo de a pie, ese que intenta auscultar la vida de una provincia. Claro que, más allá del título que guardo con cariño y orgullo, hoy soy una mejor persona y profesional por la experiencia adquirida en la investigación del Género y la Comunicación en Cuba.

-¿Carece el periodismo cubano de un enfoque ajustado a las corrientes, paradigmas y estudios de género en Latinoamérica y el mundo?

-Sí, predomina la ausencia de la perspectiva de género en nuestro periodismo. Se debe, en buena medida, a que en nuestras redacciones están hombres y mujeres herederos de una milenaria ideología y cultura patriarcales. Que no reproduzcan en sus materiales periodísticos sus roles y estereotipos es muy difícil. Transformar esas representaciones sociales implica sensibilizar y recibir educación desde la perspectiva de género, y eso debe comprenderse y hacerse cumplir como política nacional. Hay muchas intenciones, hemos ganado conocimientos en cursos y talleres, pero aún son mayoría quienes reproducen las diferencias entre hombres y mujeres, ancladas en el patriarcado, y se niegan a comprender la multiplicidad de las feminidades y masculinidades.

-¿Te ha traído sinsabores esa postura inclusiva, democratizadoramente feminista, con la que defiendes tus ideas?

-Muchos. Recuerdo que varios colegas espirituanos me cuestionaron el por qué dedicarme a realizar un doctorado sobre el tema y otros (no pocos) aún me dicen que son «exquisiteces» mías, cuando les explico cómo logramos mejores productos comunicativos si asumimos la perspectiva de género. De forma general, no se concibe como importante y vital para el ejercicio de un periodismo más comprometido con su contexto.

-Y a ti, como mujer, ¿cuánto te ha aportado y transformado ese conocimiento?

-Soy una mujer mucho más fuerte, confiada, resiliente, segura y capaz de comprender conductas, pensamientos, actitudes desde la multiplicidad misma de los seres humanos.

-¿A quiénes tienes como paradigmas de mujeres periodistas?

-Es difícil, porque son varias. Todas las que de forma ética y valiente defienden en sus creaciones sus puntos de vista con la responsabilidad social que exige esta profesión, no siempre bien comprendida.

-Defiendes con vehemencia tus criterios y gustas de imponerte desafíos constantemente… ¿Te consideras una periodista libre de tabúes?

-Intento. A veces choco con alguno y me obligo a sacarlo del camino, pero es difícil. Por eso cuando estudias sobre género, lo primero que aprendes es que estás en un constante aprendizaje.

-¿Qué te retiene en tu terruño, aun cuando te han invitado a cruzar fronteras interprovinciales?

-Nunca he pensado en irme de Sancti Spíritus. Aquí crezco como profesional. Los medios solo tienen la condición de municipal, provincial y nacional para el sistema de pago. Desde que conquistaron Internet, ya el mundo rompió esas fronteras. Aquí he escrito sobre lo que he querido; mientras que, por ejemplo, en Juventud Rebelde más de un tema me ha sido censurado porque nacionalmente no es considerado acertado. Aquí también está mi familia y tengo mi comodidad. Quizás en eso último deba trabajar para que no se convierta en un freno en mi vida.

Dice «freno» y la palabra suena fuerte, como si no estuviese hecha para ella, una mujer de 35 años a la que ni los más duros rigores de la profesión le han podido imponer límites. 

Esa seguridad que se proyecta hasta en su forma de mirar está asentada en la búsqueda constante de un modo de hacer que es unas veces impetuoso y otras, más reflexivo, pero nunca un freno.

*Tomado del libro El compromiso de los inconformes. Entrevistas a jóvenes periodistas cubanos (Ocean Sur, 2021)


El hombre como pasión inútil

El hombre es una pasión inútil

Jean Paul Sarte

 

El poemario “Restos”, del escritor espirituano Ariel Fonseca Rivero, fue publicado por Ediciones Luminaria en el 2018. Se trata del primer poemario de este autor, quien anteriormente tenía un recorrido en ascenso como narrador de prosa infanto-juvenil y para adultos.

Como parte de la colección Verja, este cuaderno consta de 41 páginas y varios textos cortos en los que la mutilación, la pérdida y el vacío constituyen sus direcciones conceptuales fundamentales. Estructurado en tres partes: Uno, Dos y Tres, el autor consigue una búsqueda estética de lo sucio, de lo que históricamente se ha entendido como feo, lo desvalido, las asimetrías y el despoblamiento del ser a favor de la nada.

El primer capítulo, Uno, a la luz de un exergo de Marcelo Morales Cintero que devela el sentido del libro, reúne 10 poemas, iniciados por un texto enteramente contemplativo: “Sentado en el parque descubro restos de una mariposa”. A partir de este momento comienza una cadena de ideas, imaginarios, acciones y sucesos existencialistas en todos los versos, entendiendo cómo el ser se relaciona consigo mismo mediante una relación constitutiva de su propio ser. Esa idea del existencialismo sartreano de que “no hay una esencia fija e inmutable sino solo un proyecto, una pura posibilidad, pues cada individuo se hace mediante sus propias decisiones y su única finalidad es la muerte”.

El segundo capítulo, Dos, atañe a la relación memoria/vacío con 10 poemas, cuya apertura se concreta con un formidable texto “No sé escribir”. En esta parte, la cotidianidad no es la vida, ni el entorno ni la realidad, sino el marco donde el ser humano se coloca ante su propio ser y se hace responsable de sus decisiones, aun de la defenestración de sí, el abandono final que tiene lugar en las emociones y experiencias reunidas en el capítulo Tres.

tomada del perfil de facebook de ariel fonseca rivero

La ética existencialista basada en esta responsabilidad de asumir las decisiones, incluso las más crueles y desgarradoras constituye el centro conceptual del libro. Son 29 poemas cortos, sin grandes complejidades estróficas o rítmicas, rebuscamientos lingüísticos y con alta narratividad, imaginarios existencialistas y desvaríos sicóticos entre el yo, el tú y la existencia.

Se trata, en fin, de “restos” de humanidad, ni confesionales, ni memoriosos, ni denunciantes. Son más bien trazas, huellas laceradas por abandonos, ausencias, pérdidas y circunstancias capaces de mutilar incluso la sucesión de los días y el posible sosiego de la nada.

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Datos de la autora

Yanetsy Pino Reina (Sancti Spíritus, 1977). Escritora, profesora universitaria, editora e investigadora. Licenciada en Letras y Doctora en Ciencias Literarias. Entre sus libros más conocidos tanto dentro como fuera de Cuba, está Hilando y deshilando la resistencia (pactos no catastróficos entre identidad femenina y poesía), editorial Casa de las Américas, La Habana, 2018, Premio Casa de las Américas 2018 en Estudios sobre la Mujer. Es miembro de la Uneac y de Honor de la AHS.


Unidos por un mismo ideal

Subían y bajaban del lomerío con las palabras en forma de verso. Alegraban las noches en el corazón del parque Serafín Sánchez Valdivia o en una esquina de cualquier calle. Proponían esculturas con dimensiones llamativas. Daban vida, color y sonidos bisoños a la quieta ciudad.

En su mayoría, olían aún a escuelas habaneras o villareñas. Consumían expresiones artísticas renovadoras; discursos desafiantes para algunos, alarmantes para otros. Eran capaces de arrastrar a unos cuántos curiosos, y a otros ya convencidos de la valía de la oleada de jóvenes con muchas ganas de hacer y que poco a poco rompieron filas para integrarse al contexto cultural espirituano.

“Como en el resto del país, los artistas jóvenes estábamos agrupados en la Brigada Raúl Gómez García, la Brigada Hermanos Saíz y el Movimiento de la Nueva Trova. Mas, como resultado de la lógica en el desarrollo como creadores llegó la necesidad porque lo fue así, una necesidad de unirnos todos como Asociación Hermanos Saíz”, recuerda con detalles Carlos Manuel Borroto, protagonista de aquel contexto.

El arte joven espirituano siempre ha revolucionario las instituciones culturales/Tomado de los archivos de la AHS

Desde hacía meses, se hablaba de esa fusión, no bien aceptada, según la memoria colectiva de los protagonistas de aquel contexto, por todo el gremio por los temores propios que genera lo nuevo. Sin embargo, tras largos debates en busca del bien común, se aprobó, el 18 de octubre de 1986, en el Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores, Artistas y Técnicos de la Cultura.

“Fue el momento en que se materializaba y fortalecía el sistema institucional de la cultura. Por tanto, el mecanismo para el intercambio estaba también”, rememora Juan Eduardo Bernal Echemendía (Juanelo), otro de los testigos de aquel nacimiento.

La nueva generación siempre con muchas cosas por decir no cedió espacio y aprovechó cada instante. El diálogo directo con los diferentes públicos siguió en el centro del colectivo que guitarra, pinceles y cuadernos en mano; no sabían lo que significaba la palabra conformación.

“Las más jóvenes generaciones siempre son vistas con la expectativa de qué va a pasar y nosotros no escapamos a ello. No obstante, recuerdo que se nos respaldó desde la Unión de Jóvenes Comunistas, el Partido y la Dirección Provincial de Cultura. En aquellos primeros instantes, teníamos muchas carencias: no existía la editorial, el Teatro Principal era cine; ni imaginar con emisoras municipales o un canal de televisión, por lo que no parábamos en el interior de las recién creadas instituciones. Todavía en industrias como el Central Uruguay y en centros de acopio en alta mar deben recordarnos, porque nos íbamos a esos lugares por días para compartir nuestras creaciones y nos uníamos a sus diarismos”, describe Carlos Sotolongo, otro de los miembros del primer ejecutivo de la filial espirituana de la AHS.

El Evento de arte callejero Lunas de invierno reúne a todas las manifestaciones artísticas/Tomado de los archivos de la AHS

En muy poco tiempo, otra prioridad tocó las puertas de la organización: una sede para que se convirtiera en guarida segura de tanto quehacer.

“Estaba en nuestros debates hasta que pasados unos años de la constitución de la AHS nos entregaron la vivienda, ubicada en la calle Céspedes, que desde entonces es la Casa del Joven Creador. A la par de esa preocupación siempre estuvo la de ejercer un diálogo constante, propio del cambio histórico protagonizado por la juventud. Y como ha sucedido en muchos otros momentos, no siempre encontró oídos receptivos del otro lado. Pero nosotros no nos cansábamos y volvíamos una y otra vez”, insiste Juanelo.

Como en la ciudad del Yayabo, en Trinidad el empuje arrollador de la juventud de los años 80 dinamizó los múltiples espacios donde el pensamiento se acomodaba con beneplácito.  

“Recuerdo con añoranza aquellos días en que la ciudad era un centro cultural. La AHS es un oasis artístico, donde lo nuevo se mezcló con lo viejo y se compartió con el pueblo. Tanto así, que desde que nos entregaron como sede la casa ubicada en la calle Jesús María, se convirtió en el espacio de creación para artistas de la plástica, el escenario del Teatro Gaviota, donde también sucedieron peñas, talleres… Y contamos siempre con la ayuda de quienes ya tenían una obra consolidada”, cuenta Carlos Enrique Sotolongo, presente en cada uno de aquellos primeros instantes.

Los diversos públicos espirituanos conocen de las creaciones de los jóvenes artistas./Tomado de los archivos de la AHS

Sin percatarse el tiempo pasó y a su mismo ritmo, se sumaron otras nuevas voces al grupo fundador de la AHS en predios espirituanos, quienes por edad fueron cediendo su vida activa en la organización. Mas, la mayoría no ha dejado de estar en las propuestas con aires bisoños.

“En la AHS nacieron muchas de las principales personalidades que hoy representan nuestra cultura. Lo que entonces fue un sencillo cuaderno, moldeado en un taller, hoy es un referente. Al igual, sucede en el resto de las manifestaciones”, opina Rigoberto Rodríguez Entenza (Coco), a quien se le encuentra siempre por la Casa del Joven Creador de Sancti Spíritus.

De esa efervescencia inicial, se ha bebido a lo largo de estos 34 años de vida. Eventos como el Voces cruzadas, único espacio de su tipo en el país para mirar desde la ciencia a nuestros medios de comunicación, y el Lunas de invierno, el más importante de la filial espirituana por unir a todas las manifestaciones artísticas con propuestas para los espacios públicos son dos ejemplos de un quehacer consolidado con el talento y compromiso para encauzar inteligentemente el arte cubano.

“La Asociación se parece a su tiempo y cada joven es capaz de transformar su entorno en la manera que le es posible”, reflexiona Liudmila Quincoses, la espirituana con mayor período de tiempo en el ejecutivo provincial de la organización.

Las jóvenes voces forman parte del catálogo musical espirituano./Tomado de los archivos de la AHS

En el centro del lente 

Muchos de los trazos de esta historia llegan por vez primera en formato de documental, gracias a la idea original, dirección, edición y postproducción de Alexander Hernández Chang. Resulta el mejor regalo al cumpleaños de la AHS en tiempos de COVID.

Entrevista con más de 10 protagonistas de estos 34 años se cruzan en un discurso ágil sostenido en fotos que nos devuelven momentos únicos a lo largo de esta historia.

No en vano su título, Memorias de Juventudes, nos toma de la mano desde aquel año 1986 hasta el quehacer actual y con el impacto de las células de Jatibonico y Trinidad.

La Comisión de Género de la Uneac y la AHS de Sancti Spíritus iniciará a partir de este mes, una serie mensual de conversatorios de 10 minutos diseñados en el proyecto "Formar ciudad: espacios interactivos". No te lo pierdas desde su perfil en Facebook. #UneacSanctiSpiritus#Uneac#CubaEsCultura #Cuba????????

Publicada por Unión de Escritores y Artistas de Cuba – UNEAC en Miércoles, 14 de octubre de 2020

Su premier se soñó con la apertura de la Casa del Joven Creador de Sancti Spíritus, finalmente reparada, después de más de dos años con la presencia de fuertes laceraciones constructivas, y en su interior un centro documental, donde además de atesorar bibliografía de interés para su membresía resguardará en una publicación impresa esta historia.

La actual situación epidemiológica de la provincia obligó a dilatar la celebración por todo lo alto. Mas, un día, no muy lejano, la casona de calle Céspedes abrirá esplendorosa sus puertas para retomar su vida y devolvernos la magia de un grupo juvenil que cree fielmente en que la cultura salva, a pesar de los molinos de vientos.


Ariel Fonseca hace autostop en la Autopista 8

Ariel Fonseca (Sancti Spíritus, 1986) no deja de ser noticia en el panorama literario cubano. A sus libros anteriores –los cuentos de aquí Dios no está, Hierbas y Ventana al mar, los relatos para niños de El circo invisible y el poemario Restos– se añaden ahora el texto para jóvenes Une los puntos y verás, publicado por la Editorial Oriente y presentado en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, y la novela Do not disturb, aún en proceso editorial por la Casa Editora Abril, con la cual ganó el Premio Calendario 2019 de Narrativa.

fotos cortesía de ariel fonseca

Do not disturb “trata temas cotidianos como el amor, la violencia, los traumas de la infancia, el travestismo por esos traumas de la niñez, los celos, el dolor… Pero todos los textos tienen un desenlace paranormal. Se llama así porque todo ocurre dentro de un motel o al menos dentro de ese radio. Es que como si alguien, un hombre o mujer, no lo defino, estuviera contando todas las historias, sin excepción y no importa que el narrador sea en primera o en tercera persona. Es que la distancia entre el narrador y el personaje es muy corta, a veces no se define quién habla, si es el narrador o el personaje. Es como que el narrador y el personaje casi fuera uno; quise que el narrador padeciera todo como si fuera el personaje”, dice.  

“Siempre digo que los protagonistas no son las personas, son el empapelado, el espejo cóncavo, la máquina de hielos, el columpio y la Autopista 8, que da paso al motel. Me han dicho que regresa una y otra vez, e imagino que sea porque hay un personaje que está ahí varias veces como mal augurio, que es el niño de la cazadora roja con el slogan de los Red Socks, y la máquina de hielo. Y el empapelado, que juega un papel determinante en varias historias o según su color podemos descubrir qué está pasando o qué pasará”, añade Ariel Fonseca, a quien siempre asocio a cosas que poco tienen que ver entre sí: cuentos donde se destila cierto realismo sucio, ese que se torna cotidiano, compensado con un adecuado manejo psicológico de unos personajes que insisten en comprender el porqué de sus acciones, aun por extrañas que estas parezcan; pero también lo relaciono a la pizza con frijoles, extraña combinación que hace las delicias del paladar de Ariel; a las albóndigas de su madre; el pie de limón; a las calles de Sancti Spíritus, donde vive y escribe; a las empedradas y centenarias callejuelas de Trinidad, que visitamos juntos; a su obsesión cuando quiere cualquier cosa, un libro, por ejemplo; a sus timbres telefónicos a cualquier hora del día o de la noche…

fotos cortesía de ariel fonseca

Ariel Fonseca escribe historias escuálidas y conmovedoras, que recuerdan las del J. D. Salinger y donde soplan, además, ciertos aires de Charles Bukowski, Raymond Carver, Ernest Hemingway… muchos de los maestros a los que rinde homenaje en sus narraciones, aunque Ariel lee como pocos, analice y a veces hasta “descuartice sin piedad” a sus contemporáneos. Sus personajes “sienten, respiran, sufren y dañan”; relatos de gente común, sin muchas o grandes expectativas en la vida, esos que vienen a poblar la verdadera historia.

Dice Ariel que él es todos sus “personajes y a la vez no”. Y le creo. Lo notamos al leer los 13 cuentos que conforman Hierbas, libro publicado por La Luz con el que obtuvo el Premio Celestino de Cuento en 2015. Pero también en …aquí Dios no está (Ediciones Luminaria, 2010) y Ventana al mar, Premio Fundación de la Ciudad de Sancti Spíritus Fayad Jamís 2016.

Ventana al mar, uno de sus libros recientes, muestra, como si miráramos precisamente desde una ventana, a un narrador más metódico que sigue con las mismas obsesiones de su primer libro –por algo son obsesiones, no– y que mediante ella se nos desnuda, pero esta vez sabiendo que ya ha corrido los riesgos que implica hacerlo. Que ha crecido. Siete relatos que, nos dice Dalila León Meneses, nos entregan la expresión más realista del hombre alienado: “No exentas de un sutil sarcasmo y un reflexivo pesimismo, abordan temas tan habituales como la soledad, la pérdida, el amor y el desamor. Están otros argumentos con un trasfondo más explícito como los prejuicios sociales, la inmigración y, por supuesto, las circunstancias de la condición sexual, no superada aun en nuestra sociedad contemporánea”.

fotos cortesía de ariel fonseca

Este libro habla de las derrotas; otros de Ariel también. Estén poblados por personajes sin grandes expectativas, hostiles, desarraigados, desencantados, marginales y marginados, y solos, principalmente eso, muy solos. Ellas, las derrotas, me dijo una vez, son el hilo conductor de esas historias y también la obsesión común, en un intento fallido de escapar de una vida hueca. Para qué comprar y leer un libro así, podríamos preguntarnos. Para descubrirnos y quizás, frente al libro-espejo, desmantelar la expresión de soledad, como un exorcismo. Me interesan las personas, lo que ellas son y porqué lo son, parece decirnos Ariel.

Mediante la literatura, lucha contra sus miedos e incertidumbres. Grita que debemos aceptarnos tal y como somos, con nuestras potencialidades y limitaciones, con nuestros sueños y pasiones. Eso es lo que les pasa a sus personajes, aún no han aprendido a aceptar lo que son y por ello fracasan. Aunque Borges aseguraba que lo que decimos no siempre se parece a nosotros (esperemos entonces por la llegada a la librerías de su libro Do not disturb).

fotos cortesía de ariel fonseca

El Ariel que imparte clases, el que espera el autobús cada mañana, el que cuida de su madre, no es el mismo que escribió el primer cuento y mucho menos el que ha escrito el más reciente. Incluso, los poemas de Restos, un libro suyo publicado hace poco también por Ediciones Luminarias. No hablo de capas, sino de sedimentos –existenciales, literarios, vivenciales– que van formando al ser humano y al escritor. Como sus personajes lo hacen con el alcohol y el cigarro, Ariel se siente vivo mientras escribe. Vivo mientras alguien lo lee y, digamos, se descubre. Es como si luchara consigo mismo y la literatura fuera, además de lanza, blasón. Por eso no nos extrañe que vengan nuevos premios y otros tantos libros con su firma.

Portadas de los libros de Ariel Fonseca