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Ecos de un Festival para “cinéfilos de provincia”

El recién Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, una de las proezas culturales de la región, expandió, en su edición 44, sus ecos hacia otras provincias, entre ellas Holguín, con la proyección de filmes presentados en ediciones anteriores del evento surgido en 1979 en La Habana, con las premisas del Nuevo Cine Latinoamericano (NCLA) como guía.

¿Qué es el NCLA y que nos llegó, en las películas que vimos en esa muestra, de su apogeo hace más de 50 años y sus continuas permutaciones y búsquedas? El NCLA fue más que la sumatoria de cinematografías nacionales aunadas por el idioma, las historias comunes y la similitud de caracteres nacionales, pues se convirtió en el respaldo audiovisual, en uno de los modos de representación, de una época cambiante y signada por las utopías de izquierda y los constantes cambios políticos, con sus turbulencias. Si bien los primeros avances del movimiento surgen a fines de los años 50, con obras en Argentina y Cuba, no se fortaleció y cobró conciencia de conjunto hasta el cierre de la década siguiente, en Viña del Mar, Chile, para volver a despuntar en La Habana, enfocando sus miras al subdesarrollo, la dependencia y la opresión como características que documentales como los iniciáticos El mégano (Julio García Espinosa y Tomás Gutiérrez Alea, 1955) y Tire dié (Fernando Birri, 1960) ya habían abordado.

Las películas que llegaron a Holguín no fueron parte de la competencia por el Coral en esta 44 edición del Festival, pero sí son filmes importantes a la hora de cartografiar la producción latinoamericana más reciente. Algunas en mayor medida, como ese clásico que es La historia oficial (1985) del argentino Luis Puenzo, o las premiadas y promocionadas Amores perros (2000), del mexicano Alejandro González Iñárritu y las también argentinas La ciénaga (2001) de Lucrecia Martel, y El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella. Todos son, de alguna manera, filmes destacables, en los que están presentes muchas de las singularidades del cine de la región: desde la desdramatización y la contemplación (la obra de la Martel) hasta el reciclaje genérico, con el cine histórico, como en La llorona (2019) del guatemalteco Jairo Bustamante, el melodrama, el cine criminal (El ángel, 2018, de Luis Ortega), la comedia (la argentina La odisea de los Giles, de 2019, de Sebastián Borensztein, con la que inició la muestra, cuyas proyecciones se han realizado en una pantalla al aire libre, frente al cine Martí). Desde la presencia de la hibridación, el pastiche y la intertextualidad, hasta el predominio de la violencia y la marginalidad, como en la propia Amores perros. Desde el llamado culto a la otredad, enfocado desde el discurso femenino (nuevamente Lucrecia Martel y su atractiva ópera prima, La ciénaga), la racialidad, los exilios y desarraigos y la diversidad sexual, como en Una mujer fantástica, 2017, del chileno Sebastián Lelio, hasta la presencia, como rasgos también del cine regional del presente siglo, del criticismo y la inconformidad, del desencanto, la distopía y la desintegración, junto a miradas a la intimidad y a las familias en crisis, como en Roma (2018) del mexicano Alfonso Cuarón.

Fotos Robert Rodríguez

Volviendo a la pregunta inicial: el NCLA creció y se fortaleció desde las especificidades sociales, económicas y culturales de cada país. Como han subrayado Joel del Río y María Caridad Cumaná en Latitudes del marguen. El cine latinoamericano ante el tercer milenio, este cine tuvo que hacerse a veces más simbolista y metafórico, condicionado por circunstancias políticas; otras veces se dejó permear por las influencias documentales. Si algunos realizadores optaron por la linealidad narrativa y clásica, otros se afianzaron en la metáfora y la ruptura lingüística. Visto en perspectiva, el NCLA se apoyaba más en el nacionalismo cultural y en programas sociales y políticos de las izquierdas latinoamericanas, que en la coherencia estética o en un estilo representacional predeterminado. Siempre se destacó más por lo que no quería ser, que por imponer lineamientos con carácter normativo o programático, aunque hoy sí son subrayables tres grandes principios del NCLA: la contribución al desarrollo de culturales nacionales lo suficientemente fuertes como para retar la penetración y el colonialismo cultural; la determinación de perspectivas continentales a los problemas del subdesarrollo común, o sea, la lucha por la integración; y el incremento de la conciencia popular, a partir de mostrar críticamente los conflictos sociales. Todo ello se resumía en potenciar una agenda ideológica y política, y un compromiso con los ideales de la izquierda, con características diversas en cada país, en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, México, Uruguay y Venezuela, sobre todo; pero, en general, por ser fiel a las prácticas marginales, alternativas, vanguardistas, oposicionales y anti-mainstream en el cine.

Las estéticas y la ética de los fundadores del NCLA —ese cine imperfecto y revolucionario en el sentido más amplio de la palabra, al decir de Julio García Espinosa; el cine de una cámara en la mano y una idea en la cabeza, según el brasileño Glauber Rocha— continuaron reverdeciendo (y lo sigue haciendo, pues es parte de su esencia y de la propia realidad del país y el continente) en cualquier lugar del área donde existe avidez por imágenes cercanas a la verdad, ansias por confirmar la identidad nacional, como en las búsquedas iniciales, y valentía y moral para denunciar, desde el audiovisual, las penurias materiales y espirituales de una región multicultural, diversa y martiana, que se extiende desde el río Bravo hasta la Patagonia, como lo confirmó esta selección de filmes del Festival que recién se exhibió en Holguín.


Una convocatoria para el audiovisual Por Primera Vez

El Centro Provincial del Cine de Holguín convoca a la XVI edición del Festival Nacional del Audiovisual Por Primera Vez, que se realizará del 21 al 24 de febrero de 2024 en esa ciudad, con el objetivo de fomentar la realización cinematográfica, sobre todo de óperas primas.

El evento estará dedicado a la dirección cinematográfica en Cuba y se convoca a participar con cortometrajes (hasta 24 minutos) en los siguientes géneros: Ficción, Documental, Animación; Video Arte y Videoclips. Las obras presentadas no podrán haber participado en ediciones anteriores del Festival y deben tener una fecha de producción límite entre 2020 y 2024.

Estas serán enviadas o entregadas en formato digital (FullHD 1920×1080 o MP4 H-264), identificadas, junto a la planilla de inscripción y un cartel vertical en formato digital para utilizarlo en la promoción. Las obras deben ser habladas o subtituladas al español, y luego de ser seleccionadas por el comité organizador para que participen en el Festival, serán exhibidas en cines y salas de video de la provincia de Holguín durante esta fecha y pasarán a formar parte del archivo audiovisual del CPC de Holguín. Se podrá participar con una sola obra en cada una de las categorías y la participación implicará la total aceptación de las bases.

Se convoca, además, a un Pitch para apoyar la creación audiovisual. Todos los realizadores inscriptos en el Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico interesados en obtener financiamiento para iniciar o culminar una obra cinematográfica, pueden presentar el proyecto de la misma durante esos días. Los mismos serán valorados por un jurado compuesto por realizadores y miembros del CPC en Holguín, que seleccionará un proyecto ganador.

La inscripción de las obras es gratuita y el plazo de admisión vence el 31 de diciembre de 2023.

Durante el Festival –aseguran sus organizadores en la convocatoria– se desarrollarán los siguientes espacios: Concurso Por Primera Vez, donde podrán competir obras que se ajusten a las bases del Festival y que sean ópera prima de sus directores; el jurado, integrado por realizadores y especialistas del ámbito audiovisual, otorgará un Gran Premio y su decisión será inapelable. Pitch: Al CPC Holguín le interesa apoyar a proyectos cinematográficos que se encuentren en desarrollo, preproducción o postproducción. Se hará una selección de los proyectos que opten a participar para que se presenten a un pitch valorado por un jurado. Muestra paralela: Se exhibirá en cines y salas de video una muestra paralela de obras que no entrarán en competencia. Las mismas no tienen necesariamente que ser óperas primas. El equipo de organización del Festival hará una selección de las obras presentadas para que participen y su decisión será inapelable. Además se realizarán conversatorios y talleres sobre la dirección de cine, entre otros temas, con la presencia de realizadores e investigadores del cine.

Las obras, los carteles y las planillas deberán ser remitidos por correo postal, o entregados en la calle Frexes # 156, e/ Morales Lemus y Narciso López, ciudad de Holguín, código postal 80100, Holguín. También se podrán enviar por Vimeo mandando el link y la contraseña al correo electrónico cineholqu0@gmail.com. Cualquier duda o información, pueden contactar a través de los siguientes canales: Al teléfono 24 423085, con el Departamento de Promoción del CPC Holguín, y al 52173808 o, incluso a través de WhatsApp o de Telegram. Además, en la página web www.cineholguin.xutil.net y en las plataformas digitales “Cine Holguín” en Facebook y Telegram, donde estarán disponibles la convocatoria, la planilla de inscripción y se estará brindando información del Por Primera Vez.


A escena el Metal HG

El XXV Festival Nacional de Rock Metal HG, que se realizó en Holguín del 6 al 8 de octubre, se consolida como uno de los principales eventos de su tipo en el país, al reunir en un mismo escenario conciertos protagonizados por reconocidas agrupaciones del género y un evento teórico.

El encuentro congrega a los fanáticos del género no solo de Holguín, sino de varias provincias cubanas que esperan cada año el Metal HG como un espacio necesario para promover el rock local.

Las bandas invitadas a esta edición se presentaron en el escenario del Gabinete Caligary, espacio protagonista de esta cita musical y del ambiente underground holguinero, entre ellas: Sex by Manipulation, de Camagüey; Switch, Black Bullet, Orphan Autopsi e Histéresis, de La Habana, mientras que de la provincia anfitriona, Butcher, Spiritu Libre, Other Brain y Complot.

Por su parte, la sede del Centro Provincial de Superación para la Cultura acogió los encuentros teóricos, organizados para pensar y dialogar sobre la escena rockera en el país. En este espacio se expusieron investigaciones relacionadas con el desarrollo del género en Cuba, entre ellas: “El movimiento del rock en Manzanillo como antecedente en la provincia de Granma”, por José Carlos Capote; “La memoria histórica de la escena Rock/Metal en Holguín”, por Ana M. Carralero; y “Cuba: medios de comunicación vs rock”, por Maikel Leyva.

Metal HG, que organiza la AHS en la provincia, tiene como objetivo difundir y promover la cultura musical relacionada con este gustado género, despertar la reflexión y valoración del rock al patrimonio cultural mundial, así como estimular el interés por conocer los principales exponentes y tendencias de una sonoridad que se distingue también en Cuba por sus aportes y riqueza.


Arte joven para unas XXX Romerías de Mayo

En sus habituales fechas, del 2 al 8, regresan a la ciudad de Holguín las Romerías de Mayo en su edición 30, con un amplio programa que incluye diversos conciertos, eventos teóricos, espacios de artes plásticas y escénicas, homenajes y presentaciones de libros.

El Festival Mundial de Juventudes Artísticas, el más importante evento de la AHS en el país, se dedica en esta ocasión al aniversario 170 el natalicio de José Martí, al cuarto Congreso de la organización, y al pueblo y la cultura de México. Armando Ruiz Olivera, presidente de la filial holguinera de la AHS, comentó en conferencia de prensa que este año las Romerías abarcarán numerosos espacios de la ciudad, con más de 16 eventos y varias plazas para la promoción del arte joven de vanguardia, en la cercanía con los maestros.

Se celebrarán las tres décadas de fundado, se realizarán homenajes a las personalidades fundadoras y participarán artistas jóvenes de todo el país, así como Maestros de Juventudes que aportan con su obra al desarrollo de la creación novel en Cuba, explicó Ruiz.

El Congreso de Pensamiento Memoria Nuestra, considerado la columna vertebral de Romerías, contará en su primera jornada con una conferencia inaugural impartida por la investigadora Francisca López Civeira, Premio Ciencias Sociales 2022, destacó Luis Felipe Maldonado, al frente de su comité organizador. Este certamen teórico asume como temática principal “La interculturalidad entre los pueblos de Cuba y México”, y sumará a sus jornadas delegados de varias provincias en conferencias, mesas paneles y debates. Además se otorgarán los galardones Memoria Nuestra en Investigación y Proyecto Sociocultural.

Babel, espacio de las artes visuales, estará dedicado a la muralística, como homenaje al movimiento mexicano de la primera mitad del siglo XIX. Desarrollará varias intervenciones de este tipo en diferentes espacios e instituciones de la ciudad, por estudiantes de la Academia Profesional de Artes Plásticas El Alba y por artistas jóvenes del país. Entre sus actividades más relevantes destaca la muestra personal de la artista Lesbia Vent Dumois, Premio Nacional de Artes Plásticas 2019, quien también impartirá conferencias sobre la técnica del grabado, precisó Roxana La O, quien está a cargo del mismo.

Las artes escénicas desplegarán un amplio programa itinerante, subrayó su organizador Yasser Velázquez, tanto en las calles y parques, como en las salas del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol, con grupos como Morón Teatro, Teatro Tuyo, Teatro de la Totalidad y el Grupo Humorístico Etcétera. Asimismo se celebrarán los 20 años del espacio Danza en Paisajes Públicos, con la Compañía de Danza Contemporánea Codanza como anfitriona.

Por su parte Cámara Azul, certamen que reúne a jóvenes realizadores del mundo audiovisual, realizará proyecciones, paneles y mesas-diálogo que estarán dedicados al arte de la animación en Cuba, puntualizó Aniel Santiesteban, quien está al frente del evento.

Palabras compartidas, cita de la literatura en Romerías de Mayo, homenajeará el centenario de la poetisa e investigadora Fina García Marruz, con debates, presentaciones de libros y lectura de poesía. Mientras que las Bloguerías recordarán de manera especial a Carlos Parra, uno de sus fundadores quien falleció el pasado año, y contará, entre otras actividades, con paneles dedicados a la mujer en la comunicación política.

Musicalmente esta 30 edición de las Romerías de Mayo en Holguín contarán con Frank Delgado, Raúl Paz, David Blanco, Polito Ibáñez, Ray Fernández, Manuel Leandro Sánchez, Raúl Prieto, Eduard Sosa, Karamba, Norberto Leyva, Luis Barbería y Figaro´s Jazz Club, entre otras agrupaciones y solistas que se presentarán en espacios como Quiero una canción, Destrabando la trova, La plaza del arte joven y la Esquina del Jazz, además de los conciertos inaugurales y de clausura de esta importante cita del arte joven.


Regresan los sonidos electrónicos de Stereo G

Con amplia presencia de artistas nacionales y locales se realizará, el próximo dos de septiembre, el Festival de Música Electrónica Stereo G, auspiciado por la AHS en Holguín y el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica y una de las principales citas del género en Cuba.

Este año, como es usual, el certamen se desarrollará en la playa de Caletones, en el municipio costero de Gibara, luego de dos ediciones realizadas a través de las redes sociales y las plataformas digitales por las condiciones epidemiológicas impuestas por la Covid-19.

De manera especial la cita se dedicará a Ernesto Jorge Hidalgo (TikoSK8DJ), quien falleció recientemente y fuera desde su creación, junto a Luis Ángel Jiménez, su organizador y productor del proyecto Electrozona; así como al 35 aniversario de la filial de la AHS en la provincia.

Jiménez, a cargo de la organización del Festival y del proyecto Electrozona, comentó que la mayoría de los asistentes a la cita serán DJs productores de relevancia nacional, y artistas locales que se sumarán con sus propuestas, como Faleke, The Kun, Rakxo, Acid Seduction, Arte, Alex6music, Electrozona, Axennar, primera Dj femenina en Holguín, y Dian, de La Habana.

A las presentaciones y las sesiones creativas de DJs se une el trabajo audiovisual y de efectos visuales, empleados de forma directa para promocionar la cultura electrónica en todos sus géneros y estilos. En sus sesiones los artistas participantes estarán trabajando sus últimas creaciones, explorando la variedad de géneros dentro de lo electrónico, comentó Jiménez.

Surgido en 2012 y promovido por el proyecto Electrozona, Stereo G se ratifica cada año como uno de los festivales más importantes de su género en Cuba, logrando una interacción entre el público asistente y los artistas, en la cual la electrónica es pretexto y soporte.

El Festival de Música Electrónica Stereo G pretende promover una cultura sonora diferente, al defender el trabajo de jóvenes que apuestan por la creación, estudian la electrónica y escogen un sonido hasta convertirlo en una pista original, añadió Luis Ángel Jiménez.


UNA RENOVADA COMEDIA A LA ANTIGUA

A partir de una pieza teatral de Aleksei Arbuzov, el grupo santiaguero Teatro A dos manos propone situaciones dramáticas, personajes, acciones y conflictos arraigados en la tradición escénica que, desarrollada desde el siglo XIX y básicamente apoyada en la dramaturgia stanislavskiana, ha sabido recorrer los siglos con éxito.

Reconocemos no haber tenido nunca la oportunidad de sentarnos ante la puesta en escena de una obra de Arbuzov, manteniendo solo nociones referenciales de este autor. Sí hemos tenido la buena suerte de hacerlo ante obras de Chéjov, diversas y con montajes asimismo muy variados (además, por supuesto, de las que nos ha ofrecido el cine que, claro, no es lo mismo).

No sabemos en qué medida exacta Chéjov influyó en Arbuzov, aunque no cabe duda de que la huella chejoviana ha impregnado todo el escenario ruso que le sucedió. No solo el ruso, sino el de todo el mundo. Y, además, también se conoce el gran prestigio y el perenne regusto que Chéjov ha hallado siempre entre cubanos, entre los teatristas y los cinéfilos (aunque se vuelve a decir que no es lo mismo). No queda al margen, para nada, todo lo contrario, también el regusto e influjo por la cuentística chejoviana.

Todo ello hace que nada extrañe el sabor chejoviano de la puesta en escena de Comedia a la antigua, dirigida y con adaptación textual a manos de Orlando González y actuada por Dagoberto Gaínza y Nancy Campos. Pensamos en muchas obras, incluyendo Tío Vania, pero más aún en La Gaviota y la cuentística de este autor, La dama del perrito, por ejemplo.

Los comentarios sobre Arbuzov y Chejov son, en este caso, más bien circunstanciales y motivadores para otras reflexiones, quizás aquellas interesadas en autores, influjos entre ellos, adaptaciones y vaivenes entre una u otro obra.

Lo que nos interesa comentar aquí se centra en el mundo de imágenes escénicas que se produce, de hecho, en nuestra expectación de esta puesta en escena muy concreta; y, aunque seguimos manteniendo el comentario sobre su sabor chejoviano, lo hacemos para recalcar precisamente eso que Chéjov tiene de universal, en tiempo y espacio –su mundo de personajes, sentimientos, situaciones y desenlaces o no desenlaces, tan lleno de matices e impresiones conceptuales y sensoriales–; ese influjo del cual, más bien que renegar, cualquier dramaturgo puede sentirse orgulloso siempre que sepa recrearlo, renovarlo, hacerlo auténticamente propio también, como ocurre ahora con este ofrecimiento del grupo Teatro A dos manos.

No cabe duda de las –una vez más luego de miles– excelentes actuaciones de Gaínza y Nancy, capaces de construir con la mayor precisión y sugestividad sus personajes. En alguna medida también, aunque ya no tanto –le llevará aún algún tiempo alcanzarlos, si lo quiere así– la de Orlando González, cuyas intervenciones como narrador- introductor e irrupciones esporádicas en similar función, incluyendo la de cantor, resultan en verdad eficaces y bien concebidas, conceptual y enriquecedoras de una dramaturgia que, sin dejar de ser básicamente stanislavskiana hace muy buenos guiños a dramaturgias del siglo XX, como la más irónica del absurdo.

Una fábula de conocimiento, descubrimientos y amor entre dos seres maduros, hombres y mujer ya entrados en años y llenos tanto de frustraciones como de sentimientos y necesidades afectivas; atrae por su calidez y autenticidad. Una historia de auto-descubrimiento, descubrimiento del otro, confesiones de debilidades que serán superadas, así como de florecimiento de lo más noble de cada uno y nacimiento de amor; se desenvuelve con eficaz ligereza y gracia a pesar de cuan tormentosas pudiesen ser las emociones imbricadas.

Por ello hay que elogiar el logro de un idóneo ajuste de lo cómico, de esa suave comicidad, quizá más a menudo ironía, que se sostiene de principio a fin.

Sin duda, la pieza ha sido bien concebida y realizada, no solo en cuanto se refiere a fabulación y actuaciones, incluyendo su estructuración con intervención tercera del referido narrador y cantor desde fuera y desde dentro del escenario; también en la labor de vestuario, maquillaje, de general caracterización –en el mismo juego de transformaciones y pérdidas de velámenes– donde las luces y la escenografía se conjugan muy bien a favor de la totalidad de la imagen escénica.

Al final, Comedia a la antigua ha ofrecido una excelente fábula tan actual como antigua –los seres humanos de ayer y hoy–, de interioridades conflictivas y nuevas esperanzas, de transformaciones hacia el amor y la autenticidad, de justa comicidad moduladora de frustraciones y anhelos, de romántica y moderna ironía, con actuaciones francamente disfrutables y siempre bien logradas imágenes teatrales.


RESCATE A FAVEZ

Una mujer no necesita esforzarse para ser médico, para superar la muerte, para ser un hombre. Una mujer no necesita esforzarse, pero si ser más fuerte que cualquier otra mujer que prefiera tejer y estar sentada sonriendo. Una mujer, entonces, necesita ser fuerte para interpretar a esa otra mujer fuerte que fue médico y que fue hombre.

Enrique es un él, aunque en su acta de nacimiento –y en su cuerpo– se diga lo contrario. Enrique tuvo que enfrentarse a los males de su generación, que son los males de mi generación. El espectáculo unipersonal Favez, propuesto por Argos Teatro bajo la dirección de Alberto Corona, trae a Enrique tal cual fue, y sin morbo, lo deconstruye en escena contándole al público (o a un oyente imaginario) toda su vida.

Enrique, interpretado por Liliana Lam, espera todo el tiempo. Espera a que Juana regrese con la noticia de que nadie levantará cargos contra él por haber nacido mujer y vestirse como hombre; llueve. La noticia que llega es que Juana lo ha acusado. Espera sentencia en una cárcel, se superpone el juicio. Recibe 10 años de condena. Aparece en una prisión en la que no debería estar. Como si no fuera suficiente estar presa en su cuerpo. Veintidós años después Enrique es de nuevo Enriqueta. Es monja. Ahora Enrique-ta espera regresar a Cuba. Regresar a Juana. Se cierra el ciclo. Juana ha muerto y Favez se queda en el bucle de la espera interminable. De la pérdida interminable. Él perdió a sus padres, a su hija, a su tío, a su amada. Queda el dolor, que es lo que deja la escena. Proyecciones y parlamentos en off complementan el desenvolvimiento del monólogo. Faltó una catarsis arrasadora. Sobró sensorialidad y conexión propiciada por el rompimiento de la cuarta pared.

Alberto llama a Lili. Lili sale aún emocionada. Me cuenta que retoma la historia de Enriqueta porque no es posible que, doscientos años después, se luche por lo mismo, que ya es hora de que todas las personas tengan los mismos derechos. Alberto y Liliana son pareja, escribieron el texto a cuatro manos encandilados por la magia de Favez. La investigación se basó en el libro Por andar vestida de hombre, de Julio César Pagés, que cuenta con documentación la historia. “Ella es uno de los primeros casos transgénero reconocidos. Es como un símbolo. Es nuestra misión como artistas obrar en pos de una sociedad más justa”. Lili es una mujer fuerte que interpreta a una igual, en una especie de rescate de su memoria, de la espera porque algún día Enrique pueda ser Enrique y no muera en el intento.


SOBRE CÓMO SEMBRAR

El Festival de Teatro Joven de Holguín comienza, luego de dos años de intermitencia, de sinsaber. La sala Alberto Dávalos se oscurece para dar paso al nacimiento del Bonsái. El espectáculo se estructura desde la poesía: “Nido de aura”, poemario inédito de Juan Edilberto Sosa, es quien da pie a la obra, desde donde se comienza a construir el lenguaje escénico.

Es Bonsái “matriz de otros procesos creativos que superan lo teatral (exposiciones, videoarte)” para luego reformarse, escapar de lo epidérmico que puede llegar a ser el gesto sobre la escena, a veces. Existe un texto escénico que se reforma, el performance teatral, si se quiere llamar así, es pie y prueba de fuego para cada actor que llega a formar parte del colectivo santiaguero de La Caja Negra; asimila sobre la escena nuevas coreografías, gestos que deforman al propio ejecutante, quien solo cuenta con el cuerpo como arma narrativa sobre la escena. Bonsái se vuelve una búsqueda que traspasa la naturaleza de los actores; busca, dice Juan, destruir el ego del autor, preparar un espectáculo único donde los personajes interpretan una pluralidad de personajes frustrados por la no evolución de la sociedad. La función 71 del espectáculo se reinventa en este Festival.

Es eso lo que busca el teatro de La Caja… volver a dialogar con el público, volverse una mueca desde lo heterogéneo, desde el gesto puro, el espectador debe ver por los actores que “no ven en escena y se debaten en esa lucha casual, simbólica”. Más allá de contar una historia intentan decodificar ideas donde se debe morir con el cubo en la cabeza” e instituir la permanencia. “A través de los capítulos podemos apreciar un ciclo perfecto en el cultivo del bonsái. En este contexto, el bonsái representa al individuo como resultado de los moldes sociales, el individuo que es un bonsái también es un cultivador de bonsáis, es responsable por multiplicarse.

El escenario está repleto de cubos, se utiliza la reiteración de objetos como componente estético, los elementos de la puesta yacen sobre el escenario por alguna razón, primero crear el jardín, luego hacer del jardín el gran proyecto. Todo esto es interpretado por actores que no conoceremos jamás. Actores sin rostros, con no más identidad que la ofrecida por la obra…

Nunca sabremos a quien le regalamos nuestros aplausos por tan hermosa obra tras la imagen final. Aquí está el tratado contra el ego…[1]”. Entonces la obra es un tratado de estrechamiento de relaciones sociales donde la referencialidad es prácticamente obligatoria para establecer un diálogo consciente con la escena. “Bonsái es una obra difícil de hacer y de consumir. Si las puestas anteriores hacen dudar al espectador sobre las nociones de teatro y teatralidad, en esta obra el espectador se paraliza, hace malabares con los conceptos y los principios pre-establecidos que utiliza para ejercer la interpretación[2]”.

La Caja Negra es un nuevo sino en el teatro joven cubano, busca crecerse dentro de las viejas y nuevas generaciones y planta un bonsái que no requiere poda, nos regala una lección sobre cómo sembrar la verdad.


HISTORIAS DE VUELOS, MEMORIAS Y SUEÑOS

¡Prohibido venir solos al teatro! Aquí hay que llegar en tribu, traer a la familia toda y observar, escuchar, sentir atentos cómo se deshojan las margaritas en la escena cuando el Teatro Guiñol Guantánamo trae estas Historias de muchachas complicadas.

Contemple la danza de los símbolos, cuelgan en el telón de fondo objetos, sustantivos abstractos que se concretan en el gesto, en el acto, pero remiten al vuelo, al sueño, al recuerdo.

Desde la llegada a la sala vemos sobre las tablas a tres protagonistas femeninas, tres actrices que manipulan muñecos y aprovechan los recursos que el ingenio de este talentoso equipo ha puesto en una escena que se transforma a la vista del espectador, y que se articula al relato basado en un texto de Eldys Baratute, Deshojando margaritas, para narrar lo que se resiste a pasar inadvertido, darle forma, colores, un sentido a las angustias, soledades, preocupaciones que, a veces, parecen solaparse ante la idea de que un niño o un adolescente no tiene ansiedades, que estas son patrimonio exclusivo de los mayores.

Ante nosotros aparece un actor que remarca las esencias, aquello que no debe perderse de vista, el ícono que irradia sentidos plurales al relato, si se quiere el hilo conductor, la brújula: un atrapasueños, un cohete de papel, un cuaderno…

Palmira es sonámbula y su historia es un canto a la libertad, a escuchar el silencio, a interpretarlo. Palmira insta a los adultos a respetar los desvelos de las infancias, a permitir el diálogo, a desechar las jaulas que la sobreprotección arma sobre la libertad individual de cada niño o niña.

Llama la atención cómo por el temor de la pérdida terminamos abandonando aquello que buscamos atesorar. Bien lo aprenderá la madre que, bajo su falda, intenta resguardar el sueño inquieto de una hija que ha inventado un mundo más allá de la vigilia donde reencontrar a los ausentes, donde invocar afectos perdidos.

Cuando marcharse para velar el descanso de la madre es un símbolo demasiado fuerte para dejar de estremecerse, vuela Palmira y deja un regusto que invita a abrazar, a abrir la jaula, a respetar el sueño.

Entonces llega Alicia, y se habla de identidad en su historia. Es un juego de espejos el suyo, el de ver un reflejo otro, el de reconocerse distinta a como quieren los demás que sea. Alicia también quiere escapar, y lo hace hacia el interior, en un viaje introspectivo, va como aquella otra Alicia, hacia el espejo, donde puede verse tal como quiere, asumirse, ser. “Te regalo el nombre que me gustaría tener”, le dice a quien desde el otro lado tiende un puente entre su realidad y su deseo, y lo llama Álex.

Ahora es Aitana la que entrega su historia. Su memoria se ha tomado el día libre y ella debe descifrar cuál de los niños del aula es su novio. Nada recuerda, y las margaritas, lo sabrá tarde, pueden ser engañosas. Aitana es romántica y sueña con idílicos amores. A muchos adultos les vendría tan bien usar su memoria y recordar aquellos primerísimos amores, platónicas cuitas que emergían cuando florecer era el único encargo dado al alma, esos años puente entre la niñez y la juventud: la pubertad convulsa y hermosa, intensa e inolvidable (aunque aquí Aitana no pudiese contar con sus recuerdos).

Hay una delicadeza en esta puesta, una forma de abordar temas tabúes, o poco frecuentados por las obras de teatro donde los niños son público meta, especialmente memorables. Persiste en la representación una voluntad estética que remite a la belleza entendida como la transparencia en el abordaje temático, en la honestidad de los símbolos, que no espanta, sino que invita a replantearse miradas a lo cotidiano. Y otorga la música un caudal de sensaciones que nutren el discurso visual; es sinestesia. En Historias… nada es gratuito.

Las soluciones escénicas que propone el Guiñol Guantánamo, bajo la dirección artística de Yosmel López, dan valor plural a un mismo objeto para reconfigurar la escenografía y arman un eficaz texto (entendido como todo aquello de lo que se pueda realizar una lectura, en tanto código impregnado de significados), que va calando, con sutileza y poniendo allí, en el espectador, una semillita que conduce a la reflexión, una simiente que puede germinar en margarita o en la comprensión de estas Historias de muchachas complicadas que lo son más, acaso, por la incapacidad de algunos de ver, de entender o recordar cuánto necesitan las infancias oído atento, abrazo seguro, acompañamiento respetuoso, libertad, sustantivos abstractos que edifican amor.


JUGANDO CON RECEPCIONES, IMAGINACIONES Y SECRETOS BAJO LA LUNA

Cuando hay inventiva y sensibilidad, hay siempre buenas posibilidades para el teatro, y para todo arte, sin necesidad de contar con grandes recursos escénicos ni actorales. Por supuesto, aquí “grandes” se refiere a cantidad porque “grandes” en calidad si han de ser, no pueden escasear.

Bastan dos o incluso un actor, algún pequeño escenario, algunos pocos “mecanismos” (muñeca, fuente con agua, algodón…) y, eso sí es imprescindible, una considerable dosis de imaginación y creatividad para lograr una auténtica “obra escénica”.

Lo de “obra escénica” es un concepto que también hay que remarcar como susceptible (y conveniente) de consideración en su más amplio sentido, porque claro que en Secretos bajo la luna, del grupo La Chimenea, hay “escenario” (basta que haya un actor, es decir, un ser en movimiento dirigido a la expectación para que haya espacio escénico, creado por este mismo ser) aunque no el escenario de la más tradicional edificación teatral.

Con imaginación, basta un pequeño rincón para un complejo escenario de danza y riesgosas contorsiones nocturnas, y otro pequeño, al fondo, para los auxilios convenientes.

También está, ya mencionado, el factor “espectador”, porque toda obra teatral (toda obra escénica y, en fin, toda obra de cualquier arte o espectáculo) quiere tener espectadores y, como se sabe, al menos una mayoría de ellas quiere muchos espectadores, si es posible una ingente cantidad de espectadores en cada momento; pero muy pocas son las que, como esta, más que simplemente conformarse, quieren… y les conviene tener… un solo espectador.

Cuenta mucho la calidad de este receptor; no ya que sea buena o mala calidad como tal, no hay por qué enjuiciarla y catalogarla, sino sus diversas posibilidades, “calidad” como sinónimo de “cualidad”, es decir de modalidad porque se exige y juega bien con las perspectivas y distinciones con que el “espectador” asuma lo que muestra “el escenario”.

Economía de recursos, pequeño y nada convencional escenario, soledad del espectador y perspectiva de recepción, entre otros factores donde importan mucho la música y las luces; todo ello aparece muy bien confabulado bajo la dirección artística de Heidy Almarales.

Como quiera que se asuma, o sea, cualquier clase de receptor y cualquier perspectiva de recepción (incluso una variable u oscilante en cada momento); el espectador llegará a ofrecerse como “participante” de un espectáculo que puede muy bien asumir como el espacio personal de una danza erótica desde una barra a una piscina, pecera o un lago según imaginaciones (y el nivel de erotomanía y necesidades) o como un juego irónico y burlesco (no nos atrevemos a llegar hasta la enunciación de lo “farsesco”, aunque no impugnaríamos a otro que lo hiciese) de tales clases de “distracciones y placeres”, nivel de suave y sutil comicidad que depende, por supuesto, del humor del espectador particular.

También puede recepcionarse, como se hace con el guiñol o las marionetas, con el doble juego, doble perspectiva de muñeca y personaje: la excelencia del medio–muñeca y la excelencia del personaje construido.

De cualquier manera el resultado es placentero, ya sea que el espectador asuma irónicamente la sensual y atrevida danza de una muñeca vicaria (y la esbelta e impresionante figura de quien la manipula) o ya sea que el espectador (u otro espectador) se transporte e imagine en un erótico salón, aspirante a ulteriores servicios ya nada “espectatoriales”.

Para ambas recepciones cuenta también como auxiliar el “vino”, estimulante de sentidos y recordatorio de lugares, porque cualquiera de los espectadores podrá disfrutar, no como simple espectador sino como espectador–participante una copa en la mano para algunos sorbos de vino.

Sobraría decir, dígase de todos modos, que tal clase de propuestas implica no solo la buena manipulación de los “artefactos” mencionados, sino también de las luces adecuadas y una canción que favorezca tanto a la atmósfera general de la “representación” como, muy en particular, los movimientos de la bailarina. Jazz, blue, blue-jazz… “Sky Criyng” de Coleman es idónea.

Haber visto Secretos bajo la luna significa el disfrute de una propuesta creativa que ha sabido realizarse con precisión y buen juicio, manejando elementos mínimos pero altamente sugestivos, capaz de mover diferentes ánimos valiendo para cada uno de ellos y siempre favorecedora del suave placer propugnado por la poética horaciana, mejor que la chabacana risotada de empresas menos refinadas.

Cinco minutos de canción, cinco minutos de vino, cinco minutos de bailarina sensual, cinco minutos de introspección sobre uno mismo, cinco minutos de humor o ironía, cinco minutos de admiración por el juego ofrecido a vista, oídos y gusto, cinco minutos de participación… significan un completo juego y rejuego que, inspirado y realizado mediante el teatro, alcanza más allá del teatro estrechamente entendido.