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Ideología y cultura: El papel de los intelectuales en la Cuba de hoy (Espacio Dialogar, dialogar)

Algunas ideas expresadas en el espacio Dialogar, dialogar Ideología y cultura. El papel de los intelectuales en la Cuba de hoy. ¿Qué hacer?, 27 de mayo de 2021:

—Los intelectuales se deben retroalimentar constantemente del pueblo. Son parte de él. No solo deben enunciar o analizar superficialmente los problemas. Buscan sus causas, pero sobre todo las posibles soluciones.

—Resulta fundamental la concepción de intelectual orgánico, que enunció Gransci, que pretende transformar la realidad para bien de las mayorías.

—A veces ciertos intelectuales se sienten y comportan como una élite, pero es pertinente el diálogo constante con la sociedad, conectar con sus diferentes sectores.

—Es muy positivo que en Cuba algunos de sus principales patriotas y líderes han sido también intelectuales de profundo pensamiento y sensibilidad artística, como Perucho Figueredo, Carlos Manuel de Céspedes, José Martí y Fidel Castro, quienes conectaron siempre con los más humildes.

—En las revoluciones verdaderas, como la cubana, es fundamental que la vanguardia política sea también una vanguardia intelectual, que construya consensos y unidad entre los diferentes sectores de la sociedad.

—La poesía no radica solamente en los versos, está sobre todo en las acciones, en la dignidad y la ética.

—Algunos mencionan a Marx, pero lo verdaderamente importante es ser marxistas en verdad.

—Jamás deberá descuidarse la formación de los niños, la influencia de los profesores ni de los sistemas de medios de prensa.

—Es necesario conectar también con jóvenes de izquierda de otras partes del mundo, compartir nuestras visiones e ideas.

—Las redes sociales son uno de los principales escenarios en las disputas ideológicas y culturales, pero los físicos siguen siendo los más importantes.

—Estos son momentos de defender nuestras posturas revolucionarias, sin temores y conscientes de las posibles consecuencias, incluidos linchamientos en plataformas digitales.

—No solo son importantes los intercambios en espacios físicos e Internet, pues también resulta muy necesaria la producción de símbolos y otras vías de comunicación, como los libros, las películas y demás audiovisuales.

—Cuba y sus intelectuales tienen también una gran responsabilidad a nivel internacional como fuentes de ideología y símbolos.


Internet, entre espejismos y realidades: Desafíos para Cuba (+ Videos y tuit)

El ser humano, jinete y no corcel del destino, impulsa el desarrollo industrial y tecnológico hasta los límites de lo impensable. El dominio absoluto de los medios tradicionales es polvo en el camino del olvido. Internet y las nuevas tecnologías imponen una nueva realidad. ¿Te incluyes o pereces? Esa es la máxima en la contemporaneidad de internautas y amantes de lo digital.

La huella de la tecnología asoma por todos lados, como símbolo ubicuo de universalidad con diversos rostros, receptores convertidos en disparadores de información, redes sociales, naciones en hemisferios diferentes a la distancia de un clic, abruman o motivan sonrisas, dividen al planeta en tecnófilos o tecnófobos. Otros, los menos, intentan mantenerse al margen, lo cual resulta casi imposible.

La red de redes es un país gigantesco, con miles de millones de usuarios, sitios web y perfiles. El idioma inglés campea, con la mayor cantidad de contenidos, seguido del chino y el español. Nadie se queda como estatua frente a los dispositivos. Cada quien recibe y emite información, incluso sin pretenderlo. El simple hobby de compartir fotos, videos, poemas, libros… forma una especie de biblioteca borgeana dentro de la pantalla, pero poco depurada. Posicionar los contenidos es cada vez más difícil, porque la competencia crece, lo mismo desde una oficina en las alturas que desde una PC en la sala de cualquier casa, a lo cual se suman otras particularidades.

Internet estremece los cimientos de los medios tradicionales. Rompe paradigmas de comunicación y hace años terminó con el “nosotros hablamos, ustedes escuchan”. Esos cambios requieren el desarrollo de habilidades. No basta con impulsos, páginas oficiales de medios ni instituciones.

Todo esto forma también una especie de selva digital en lo ideológico, campo de batalla o cancha deportiva moderna, en que los internautas más inteligentes, preparados, intencionales, rápidos y con los recursos materiales indispensables tienen ventaja. Muchas de las estrategias políticas tienen como escenarios principales esas plataformas, con gran influencia en la conciencia de la gente; por eso toda la ética y formación moral y profesional de los ciudadanos será siempre base importante de cualquier comportamiento en las plataformas hipermediales.

Más allá de lo novedoso tecnológicamente, esos espacios virtuales se sustentan en particularidades de las relaciones entre los seres humanos, por lo que varios investigadores, incluidos Samuel Martínez, José Luis Orihuela e Ignacio Ramonet, coinciden en definirlos como comunidades digitales.

Verdaderamente los cibernautas se agrupan según gustos, conversan mediante chats y foros e intercambian fotografías y videos. Con frecuencia, planifican encuentros en espacios físicos y hasta acciones en beneficio o no de la sociedad.

El carácter empírico o no de internautas y la atracción por el intercambio y la información caracterizan al nuevo entorno. Lo cultural y los recursos tecnológicos influyen en la fuerza que pudiera alcanzarse. Internet constituye un sistema complejo, que no alcanza total autorregulación porque es sensible a la información de medios tradicionales y de la sociedad en general.

Debemos estar conscientes de que suministrar constantemente información personal, incluida la psicológica, implica muchos riesgos, pues facilitamos nuestra propia manipulación con fines económicos, políticos o de otro tipo. Internet es también una megaempresa y una plataforma sin precedentes para recopilar datos y lograr grandes impactos en la política y la cultura. Es preocupante que sus hilos sean dirigidos mayormente desde EE. UU. (donde fue creada y permanecen la mayor cantidad de servidores y otros soportes), cuyos gobernantes reconocen el propósito de terminar con la Revolución cubana y destinan cada año millones de dólares a la subversión con ese fin, especialmente mediante las redes.

¿Cuáles son las peculiaridades en nuestro país? ¿Cuánto se potencia la participación ciudadana en esos espacios? ¿Cuáles son las dinámicas de debate? ¿Cuánto más podemos aprovechar las particularidades de los blogs y las redes sociales para tomar decisiones y trazar estrategias gubernamentales, para construir entre todos y enriquecer las agendas mediáticas y políticas? ¿Cómo contrarrestar la campaña de descrédito e intimidación que se impulsa contra Cuba especialmente desde Estados Unidos?

La navegación en el ciberespacio ya forma parte de la cotidianidad de las mayorías aquí. Los niveles de acceso rebasan el 80 % de la población. Las personas se conectan mediante redes wifi, datos móviles, navegación en escuelas, hogares y centros laborales…

Verdaderamente, Internet pudiera contribuir a la construcción de sociedades más democráticas, como socializadora de experiencias, expresión de ideas cotidianas y de sentimientos de los pueblos, reveladora de la opinión pública, especie de imprenta y papel en época digital, en manos de muchos.

Varios internautas exponen sus criterios y refieren su desacuerdo con políticas gubernamentales mediante análisis profundos y pleno conocimiento de las problemáticas o desde el ímpetu, la inconformidad y el propósito de crear caos. Economistas, juristas, cineastas, historiadores del arte, ingenieros, campesinos, amas de casa, literatos… están en esa amalgama emitiendo y recibiendo ideas, informaciones, historias…

Pero cuidado, esa aparente democracia suele ser espejismo, pues esas plataformas y redes tienen sus propios algoritmos de funcionamiento, los cuales suelen privilegiar la hegemonía capitalista, con mayor alcance de sus contenidos. Quienes tengan más dinero poseen también una ventaja indudable con la posibilidad de pagar para que sus publicaciones sean vistas por millones de internautas con las edades preferidas, países y hasta ciudades determinadas. Sin embargo, otros contenidos pueden ser encerrados en burbujas digitales específicas.

Con buscadores como Google pasa similar, al poderse pagar por el posicionamiento web. Así, por ejemplo, un post cualquiera desde otra nación podría ser configurado para que sea visto por millones de personas en diferentes provincias de Cuba, mientras que otro con una visión diferente del suceso podría ser limitado hasta el punto de ser prácticamente invisible.

En la situación de nuestro archipiélago influyen muchos aspectos desfavorables, incluida la deficiente infraestructura. Otra de las desventajas es que el posicionamiento de nuestros sitios web, páginas y perfiles es solamente natural, o sea, fruto del trabajo, por eso resulta fundamental comprender mejor las dinámicas de las diferentes plataformas, conocer su funcionamiento y las maneras de llegar a sectores de internautas más diversos, a partir de lo atractivo de las publicaciones y alternativas sin pagos para rebasar nuestras burbujas, en lo cual las formas creativas y sugerentes son primordiales.

El país enfrenta obstáculos adicionales. Rema desde hace más de medio siglo contra problemas de diversas índoles y recibe altas dosis de castigo por su herejía revolucionaria. Como parte del bloqueo económico, desde 1962 se le prohibió el acceso a las telecomunicaciones y a equipos de computación de cualquier compañía o subsidiaria estadounidense. Solo a partir de 1996 se permitió el uso de Internet con fines de penetración ideológica y subversiva, como resultado de la Ley Torricelli. A eso se unen dificultades económicas para invertir en grandes dimensiones en la tecnología y el acceso a la red, más allá de todos los avances.

Tenemos mucho por hacer. Aquí ninguna página o perfil institucional en redes llega, por ejemplo, al millón de seguidores. A eso sumamos que muchos de esos contenidos suelen lograr débil alcance en otras regiones, y son consumidos casi totalmente por el público cubano, aunque resulta justo reconocer las buenas experiencias impulsadas en el sector de la cultura, especialmente durante los meses más recientes, con conciertos online y una presencia más intencional en el mundo hipermedia.

Debemos continuar diseñando más y mejores campañas comunicacionales también para el exterior, realizar más alianzas con artistas y organizaciones de otras partes del mundo que nos permitan llegar más lejos. Es preciso compartir más contenidos en otros idiomas, además del español, analizar estadísticas y readaptar el trabajo en función de lo que queremos, tener en cuenta los horarios más pertinentes para publicar según la hora a la que acceden nuestros públicos… En correspondencia con nuestros objetivos, se pueden tener en cuenta otros elementos como sus edades, sexo, ciudad donde residen…, información que brindan con facilidad las administraciones de páginas en las redes.

En todo ese contexto la fuerza de los argumentos y las formas atractivas de presentar los contenidos son indispensables. Desafortunadamente, en el caso cubano suelen apreciarse dos bandos opuestos, en el que algunos responden, sobre todo, con ofensas y visiones catastróficas y otros con criterios triunfalistas. Algunos hasta reciben dinero de fondos federales de EE. UU. para lanzar su veneno.

Proyectos gestionados y sustentados económicamente desde el exterior, incluidos diferentes sitios web con sus correspondientes extensiones en redes sociales, mantienen una activa labor alejados de la ética que debe acompañar siempre el ejercicio periodístico y comunicacional en general. Empeñados en mostrar una Cuba negra, tergiversan la realidad y presentan partes hiperbolizadas en su afán de cumplir una agenda impuesta sobre todo desde aquella nación norteña.

Son muchos los ejemplos de mentiras, ofensas y hasta amenazas en las redes contra líderes, artistas u otros profesionales. Nadie tiene el derecho de asumir ese tipo de actitudes en plataformas digitales, como tampoco en espacios físicos. La crítica, el debate o el criterio diferente nunca debieran ser confundidos con la bajeza ni el propósito de dañar.

Poco a poco, deberán ser más crecientes las estrategias de participación, gobierno y control popular en línea aquí, lo cual tendrá que ser acompañado por mayor infraestructura y un pensamiento más distante de lo tradicional.

Las ideas y los modos de hacer deben seguir renovándose, según los nuevos retos. El continuar atados, de forma excesiva, a ciertos convencionalismos es negar las nuevas potencialidades. La web y todo lo que implica se unen a viejos desafíos, que exigen pasos seguros, pero valientes. Tampoco se trata de intentar correr, sin tener la base necesaria.

Resulta esencial formar una mayor conciencia crítica sobre las dinámicas y formas de funcionamiento de las redes sociales, lo cual debe comenzar desde edades tempranas. Nuestros planes de estudios y todo el sistema de enseñanza en la nación debieran tener en cuenta esos elementos.

Conscientes de las campañas realizadas desde esas plataformas en contra del país, se necesita un protagonismo siempre creciente de los intelectuales, artistas, maestros, profesores universitarios, másteres y doctores en ciencias, periodistas, historiadores…, que aporten con sus criterios. Los medios tradicionales, con gran impacto en la sociedad, deben mostrar análisis cada vez más coherentes y desenmascarar con inmediatez los shows que suelen montarse de manera intencionada en esos espacios contra Cuba y algunos de sus hijos.

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Aquí, como en todo el mundo, resulta necesaria la implementación de leyes para sancionar conductas en el entorno digital, teniendo en cuenta que las restricciones de las propias redes suelen ser indefinibles en muchos casos o demasiado generales. El hecho de que los comportamientos ocurran en esos espacios no exime a nadie de cumplir la ley en su Nación–Estado. Si bien al principio muchos defendieron el criterio de que el ciberespacio sería capaz de conformar su propia estructura regulatoria con eficacia, no ha sido así, en cierta medida por las dinámicas de funcionamiento que lo caracterizan.

Desde 1998, el investigador Jack Goldsmith indicó que los problemas legales planteados en Internet son, en esencia, iguales a los presentes en el espacio físico, los que además han sido solucionados por el campo jurídico, por lo tanto, el tratamiento no debe ser diferente. En ese sentido, varias naciones tienen sus marcos regulatorios definidos. ¿Acaso se permitiría un crimen, solo porque sea mediante Internet? ¿Por qué permitir entonces ofensas, amenazas y ataques a las personas o lo que representan, lo cual podría provocar daños de diversas índoles? Cualquier paso en ese sentido debe ser con mucha inteligencia, flexibilidad y fruto de la construcción de las amplias mayorías.

En las redes pululan los jóvenes y adolescentes. A los códigos hipermediales se suman también los predominantes en esas etapas, elementos importantes a la hora de concebir y compartir contenidos. Algunos internautas reflejan lo personal casi sin límites, de manera consciente o no, al compartir o consumir imágenes, música, videos…, sus momentos o motivos de más alegría y tristeza, y a la vez suelen segmentarse a partir de esos gustos, amigos en común y actitudes como en comunidades, a veces con muchas de las mismas personas que comparten en espacios físicos. Las explicaciones de por qué ocurre eso están en las propias dinámicas sociales y en los aspectos generales y particulares de los individuos. Facebook, por ejemplo, para muchos suele convertirse en una especie de barrio digital, con todo lo que eso implica en cuanto a comportamientos, reacciones, opiniones…

Resaltamos que los criterios de los ciudadanos en el mundo hipermedial, incluidos no solo los comentarios, deben ser tenidos en cuenta para el desarrollo de políticas en el país o su perfeccionamiento. Es posible continuar incrementando los canales de comunicación entre los diferentes niveles de dirección y los ciudadanos.

Para Cuba, Internet es también la posibilidad de aplastar mentiras y mostrar a internautas de todo el mundo su realidad. Eso no se logra con solo estar. Es importante situarse en la parte superior del iceberg.

Necesitamos articular estrategias a nivel de país con ese objetivo, incluyendo el aporte de la mayor cantidad de personas posible. La izquierda internacional tiene también en las redes una oportunidad tremenda para fortalecer vínculos y trazar caminos de conjunto. Líderes de movimientos sociales y otras personas progresistas de todo el planeta pudieran mantenerse comunicados por esa vía e impulsar más acciones colectivas. Sin dudas, Internet es fuente o reflejo de realidades, pero también de espejismos construidos en correspondencia con objetivos específicos, de lo cual debemos estar conscientes siempre.

 

*Publicado en Cubaperiodistas


Martí nos enseña el camino del bien

Por Doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez, intervención en el espacio Dialogar, dialogar, de la AHS

¿Vieron todos en la televisión los personajes que les echaron la sangre a los bustos de Martí? Hay uno de ellos, que dice que él lo hizo porque el otro vino y le dijo que tenía una “pinchita” para ganar dinero. No sabemos cuánto.

Estas personas no tienen realmente ni la menor idea de quién es Martí, no lo sienten, no comprenden su dimensión. Solo así se entiende un poco que hagan semejante cosa.

Entonces yo pienso: ¿y cómo es posible que en Cuba, con todo lo que hablamos de Martí y todo lo que se publica y se hace, pues haya personas que, como esas, no conozcan la obra ni las esencias de José Martí, no sientan suficiente admiración y respeto?

Este es un asunto importante, un asunto central. Debemos entender cada día más por qué Martí resulta importante, por qué resulta significativo para nosotros, y no pensar simplemente que es por sus textos, sino también por lo que hizo. Les voy a poner unos ejemplos de unas personas extranjeras.  Nosotros, en el Centro de Estudios Martianos, recibimos estudiantes extranjeros con frecuencia. Llegó una vez una muchacha japonesa, que quería hacer estudios sobre Martí, a ver si escribía un trabajo, hasta un libro sobre él.

¿Qué sabía del Apóstol? Imagínense ustedes. Había leído textos sueltos, manejaba todavía muy mal el español…, lo cual limitaba sus posibilidades de conocer más sobre él, pero seguía tratando de aprender, siempre con un diccionario en la mano para entender todo.

Ella estuvo casi un año con nosotros aquí, estudiando, leyendo a Martí, nosotros explicándole cosas y demás. Regresó a su país, y poco después nos envió una carta agradeciendo, y diciendo que, cuando llegó a Japón, ella se preguntó: ¿y para que yo he estudiado a Martí, para qué yo lo he leído, qué me enseñó? Y se respondió ella misma: “Martí me enseñó que debo tener una preocupación por los problemas a mi alrededor, por la vida de mi país, por los problemas del mundo, pero desde el ángulo de mi país, que es donde vivo”.

Y entonces llegó a la conclusión de que en Japón hay un problema hace rato: hay sectores de los políticos, incluida parte del propio gobierno que quisieran, con el impulso de Estados Unidos, tener un gran ejército, volver a ser una potencia militar como lo fueron hasta la Segunda Guerra Mundial, en que Japón fue el gran imperialista de su zona geográfica.  Japón dominó Corea, parte de China, llegó hasta las Filipinas, dominó parte inclusive de la Península Indochina; es decir se expandió territorialmente sobre otros pueblos asiáticos, y las tropas japonesas hicieron horrores en esos lugares, horrores de todo tipo contra las poblaciones de esos lugares.

Perdida la guerra, se estableció en la Constitución  que Japón no podría tener un gran ejército; lo que tiene es una cantidad limitada de tropas que ellos les llaman las fuerzas de defensa y que no tienen todo tipo de medios militares, no tienen los cohetes de mayor alcance, mejor preparados, no tienen una gran aviación, no tienen una flota de la marina de guerra, tienen una cantidad limitada de tropas que se supone que sirvan para defender a Japón si alguien los ataca, pero que no pueden convertirse por ellos en una potencia militar, como es Estados Unidos o como pueden hacer algunos países de Europa. No; pero estos sectores aliados a EEUU quieren convertir a Japón de nuevo en una potencia militar, cosa desde luego que como ustedes se imaginarán les preocupa a los países vecinos, porque temen que Japón pretenda expandirse otra vez a costa de otros.

Y esta muchacha, gracias al ejemplo de Martí, entró en un movimiento masivo que cada vez crece más en Japón, contra la militarización. Gran parte de la población no quiere que el país se convierta en una potencia imperial, en una potencia que se expanda, porque eso puede llevar a una guerra. El pueblo sufrió mucho en el pasado.  Es el único país del mundo que ha recibido dos bombas nucleares, y cuyos efectos todavía siguen saliendo; eso fue en 1945 y todavía hay descendientes que tienen consecuencias de aquello.

Cualquier persona racional en Japón, cualquiera que tenga dos dedos de frente, no va a querer que caiga una bomba atómica allá otra vez.

Y esta muchacha nos envió una foto de lo que están haciendo, de cómo escriben sobre eso, de cómo lo tratan en los medios de difusión, cómo hacen manifestaciones y cómo discuten con los políticos.

Esta muchacha sintió la necesidad de preocuparse por un problema importantísimo en su país.  José Martí la impulsó a preocuparse por hacer el bien y no el mal, en primer lugar para su país, su gente, pero en segundo lugar para otras naciones, porque una guerra en Asia afectaría a muchos.

Tuvimos también una muchacha de la India, donde conviven muchas personas de culturas diferentes, se hablan un montón de lenguas distintas.  La India es un país, yo diría, multinacional.  Y ella es de un grupo llamado Los Tamiles, un grupo enorme, son millones Los Tamiles. Hablan una lengua distinta a la de la mayoría o buena parte de la población de la India.

Y la muchacha no hablaba español, pero había oído hablar de Martí, y la pusimos en contacto con algunos textos del Apóstol en inglés, porque sí entendía ese idioma, y se quedó sorprendida, regresó a la India y resulta ser que se ha dedicado a hacer seminarios donde traducen del inglés a la lengua de llos–porque ninguno entiende el Español–. Quiere que otros tamiles conozcan el pensamiento de Martí.  ¿Y saben por qué?  Según ella, porque Martí “nos enseñó la confraternidad entre los seres humanos y el camino del bien”.

Piensen ustedes que en la India hay muchos budistas, mucha gente que cree en el budismo, que es una religión muy distinta a las cristianas.  El budismo no tiene iglesias, hay lugares en que hay un sacerdote, que no trabaja con las personas, las personas van allí a meditar, se sientan tranquilamente allí a meditar y a pensar en sus problemas, y a tratar que el Buda, un personaje que existió en la vida real y enseñó el camino del bien y la felicidad, pues los guíe de alguna manera a ver cómo ellos encuentran solución a sus problemas.

Entonces esa tradición budista esta gente la aplica a Martí. Para ellos el señala un camino parecido al de Buda, es decir, que Martí abre el camino del bien y por consiguiente es necesario que otras personas de su país, de su lengua, de su cultura, pues también aprendan de su pensamiento.

Y si sigo por ahí, les puedo poner muchos ejemplos más.  Hay personas en Yucatán que son mayas. Ahí mismo, al lado de nosotros, en México, hay personas que no hablan español, sino lenguas mayas, otras lenguas.  El maya suena rarísimo, se aspira, tú no te imaginas nada de lo que están hablando, ni te imaginas lo que están diciendo los mayas.  Y hay personas que se han dedicado a traducir la obra de Martí a la lengua maya.  ¿Saben por qué?  Porque dicen que, como los mayas sufren muchas discriminaciones por ser indígenas, Martí puede ayudarlos a comprender de qué manera deben afrontar esa lucha, esa pelea porque su cultura sea reconocida plenamente, sus valores, sus maneras de ser, sus ideas.

El maya, o el indio en América, ha sufrido lo mismo que sufrió el negro que trajeron de África, como esclavo; al indio lo convirtieron en esclavo o rechazaron sus culturas, rechazaron sus ideas, fueron los que trabajaron para los conquistadores y han quedado en líneas generales un poco apartados.

Ahora hemos visto todo el trajín que se ha formado en Bolivia con el golpe de Estado contra Evo Morales, que va dirigido contra la mayoría de la población boliviana, que está compuesta por indios, indígenas, que no son descendientes de españoles ni de europeos.

Uno se pregunta: ¿por qué una persona en Japón –donde son tan diferentes a nosotros en tantas cosas, no solo físicamente, sino en sus costumbres– encuentra un valor en Martí?  Eso a uno le llama la atención.  ¿Por qué una persona en la India encuentra un valor en Martí?  ¿Por qué de pronto personas en países como Nigeria están estudiando a Martí?  ¿Nigeria?  Bueno, de ahí vinieron muchos esclavos, gran parte de las religiones de origen africano en Cuba vinieron de Nigeria.  Es difícil imaginar cómo es la gente en Nigeria realmente, a no ser algún diplomático cubano que vaya a trabajar allá.  Y entonces de pronto dicen: ¿y por qué hay gente empeñada de pronto ahora en estudiar a Martí en Nigeria?  ¿Por qué un poeta paraguayo, que habla guaraní tradujo los poemas de Martí al guaraní?  Porque considera necesario que su pueblo conozca las poesías de  Martí, porque las poesías de Martí enseñan a ser mejor.

Todos coinciden en que Martí enseña valores, cosas buenas.  Y yo creo que ahí está quizás el secreto de esa permanencia de Martí.

Yo pregunto: ¿Hoy tenemos que levantarnos a pelear contra el gobierno español?  ¿Ustedes tienen necesidad de coger un machete e irse a pelear contra los españoles, contra un ejército español?  No tenemos un ejército español en Cuba, por suerte; no dependemos en eso de una metrópoli colonial que tiene un ejército en Cuba.  Martí convocó a los cubanos a una guerra contra el colonialismo español. Ya no hace falta eso, y entonces, ¿es que ya Martí no tiene nada que a hacer, porque se acabó en Cuba el colonialismo?

Martí sistemática y constantemente mediante sus escritos insiste en la necesidad de hacer una persona diferente, preocupada por los problemas de su tiempo.  Él dijo que para ser un hombre de todos los tiempos lo primero es ser un hombre de su tiempo.  No piense usted que en el futuro van a hablar de usted si usted en su época no ha hecho algo valioso.

Martí vivió la época en que los europeos se repartieron África.  ¿Ustedes han estudiado geografía de África? ¿Saben geografía de África?  ¿Se han fijado qué bonitas son las fronteras entre los países, que son rayitas así, muy cuadraditas?  En Europa precisar las fronteras es un lío, pero en África es muy fácil, porque en 1884 se reunieron las potencias europeas en Berlín y se dividieron África, y dijeron: a ti te toca del paralelo tal para allá, y a mí del paralelo ese para acá, y a ti del meridiano ese para allá y del otro meridiano ese para acá.  Los paralelos y meridianos son esas líneas imaginarias. No existen, son las líneas imaginarias por las cuales se divide geográficamente el mundo.  Y entonces, bueno, pues los ingleses dijeron: pues de aquí para acá es mío, y los franceses dijeron: entonces de aquí para allá es mío, y los otros dijeron: de aquí para acá es mío y de aquí para acá es tuyo.

Y el colmo fue el Rey de Bélgica, país más chiquito que Cuba, pero potencia nuclear.  ¿Y saben por qué, entre otras cosas? Porque al Rey de Bélgica le regalaron el Congo.  Si ustedes recortan Bélgica en el mapa y lo pegan encima del Congo, que era colonia de ellos, se darán cuenta de que no sé cuántas veces cabe Bélgica en el Congo. El dueño era el Rey, no era ni siquiera el gobierno de Bélgica.  ¿Y por qué quería ese territorio?  Ah, porque en el Congo se producía caucho, lo cual se utiliza para montones de cosas.

Eso permitió el enriquecimiento de los belgas, de la clase rica, porque los otros eran los obreros que trabajaban en la fábrica. En ese mundo vivió Martí.

Y por eso de pronto uno se sorprende cuando dice: Mira esto: Martí vivió la conquista de Túnez.  Túnez era un país independiente, y los franceses lo atacaron, ¿y Martí qué escribió para sus lectores de América?  Ah, “hay que estar del lado del árabe que, montado en su caballo y con un cuchillo en la boca, pelea contra los franceses por su libertad, por su independencia.

Y de pronto uno dice: Martí, que era un admirador de la cultura francesa; Martí, que había pasado por París; Martí, que leía y escribía en francés; Martí, que sabía de los poetas franceses de la época, a quienes consideró entre los mejores de su tiempo, estuvo del lado de los árabes, porque condenó el imperialismo francés.

Por lo mismo, ¿ustedes saben de qué se llevó una idea exacta Martí? De Hawái. ¿Y qué tiene que ver Hawái?  ¿Qué idea tienen ustedes de Hawái, qué ideas tenemos todos los que estamos sentados aquí de Hawái?  Las que nos dan las películas.  Hawái es la playa, el bailecito ese del Ukelele.  Y fíjense que en todas las películas americanas sale Hawái.  Ah, porque el jefe quiere empatarse con la secretaria y se la lleva para Hawái, o porque al marido la mujer la cogió en un desliz con otra y quiere arreglar la cosa y se lleva la mujer de vacaciones para Hawái.

Claro, eso lo hace la gente que tiene plata, porque Hawái está muy lejos del territorio continental de Estados Unidos y hay que gastar dinerito, y Hawái es caro, porque es una zona turística.  Y resulta ser que Hawái era un país independiente hasta los tiempos de Martí, que tenía su propio gobierno, era una monarquía, tenían una reina, reina que estuvo en los Estados Unidos.

Martí siguió el viaje de la reina, y estaba estudiando y explicando que Hawái podía terminar en manos de los EE.UU., como efectivamente sucedió, y que eso iba a significar un desastre porque iban a desaparecer los elementos de la cultura Hawaiana.  Hoy Hawái, si tiene algún elemento de su antigua cultura, es pura presentación escenográfica para los turistas, porque ya el hawaiano de hoy no tiene que ver nada con aquellos hawaianos de finales del siglo XIX, y donde además se ha llenado de gente va a vivir de EE.UU para allá, y donde casi no quedan verdaderos descendientes de los hawaianos. Se ha perdido una cultura, se ha perdido una nación.

Por eso Martí se preocupó por aquellas islitas en el Pacífico, que estaban en el fin del mundo y que a lo mejor muchos de sus lectores ni sabían bien dónde estaba Hawái.

Y para decirles un último ejemplo:  Martí escribió una cosa interesantísima. Ustedes tienen que haber leído muchas veces la palabra civilización, en historia les deben haber hablado de eso.  La civilización griega ¿han dado Historia Antigua ya? (Le responden que sí), la civilización griega, la civilización romana o latina, es lo mismo.

¿Entonces qué nos meten en la cabeza a veces, en la historia que se escribe fuera de Cuba o en muchos lugares?  Que griegos y romanos formaron la base de lo que llaman la cultura occidental.  La cultura occidental es la de los europeos y la de los Estados Unidos, que son los europeos magnificados, llevados a su grado sumo de expresión, y que están luchando contra los otros, los otros son los salvajes, porque la civilización está en esa cultura occidental.

En primer lugar, nos están enseñando una mentira. ¿Ustedes saben que no había gente más asiática que los griegos de la antigüedad? A los que estudiaron Historia Antigua seguramente les hablaron de la guerra de los griegos contra el imperio persa, y Persia es Irán, lo que hoy se llama Irán, y era un gran imperio en la antigüedad. Y, claro, el temor de las ciudades-estados griegos era que llegaran los persas y se los tragaran.  Su vida transcurría pensando en eso.

¿Y ustedes saben de dónde salieron gran parte de los conocimientos científicos para su época que tuvieron los griegos en la antigüedad?  De Egipto.  Porque tenían mucho comercio e intercambio con el antiguo Egipto.  Egipto era la potencia científica y tecnológica de la época, de la antigüedad.  ¿Cómo se construyeron las pirámides?  Todavía no lo sabemos.  Las famosas pirámides de Egipto todavía no sabemos cómo las hacían.  ¿Pero ustedes se imaginan qué clase de ingenieros tenían que tener para poder construir con unos bloques de piedra enormes; cómo los encaramaban allá arriba si no tenían grúas; de qué manera movían aquello para construir aquello; cuánto sabían los egipcios de la antigüedad del movimiento de los astros?  ¡Muchísimo!  Resulta ser que es una cultura importantísima, y los griegos aprendieron mucho de ellos porque se pasaban la vida intercambiando con ellos y aprendieron de ellos.

¿Cuánto sabían los mexicanos de astronomía cuando llegaron los españoles? Sabían mucho, más que los europeos, porque precisamente en las pirámides mexicanas, en las pirámides del Antiguo México se encaramaban no a mirar el mundo, sino a mirar las estrellas.

Por eso Martí se interesó por las culturas antiguas de América, por eso les escribió en la Edad de Oro a los niños de América un trabajo sobre las ruinas indias, y que hablaba del tremendo poderío, del tremendo alcance, de la tremenda sabiduría que tenían las culturas indias antiguas, las ruinas indias de México, la cultura maya, los pueblos del Valle de México. Y eso es lo que hace que entonces, por ejemplo, los mayas de hoy se preocupen porque, bueno, y cómo Martí sabía esto, y por qué habló esto, y por qué estaba defendiendo a nuestros antecesores.

Y eso explica por qué alguna gente se ha ocupado de traducir a Martí a las lenguas mayas, para que no tengan que pasar trabajo, para que entiendan lo que estaba diciendo ese hombre que pensaba no solo en el bien de los cubanos, sino en el bien de mucha gente, en el bien general, en el bien de la mayor parte de las personas.

Y yo creo que esa es la actualidad de Martí en buena medida, que lo es hoy y lo va a ser siempre.  Porque siempre el ser humano va a tener de alguna manera que tratar de mejorarse.  Si a nosotros nos dejan como un campo silvestre, sabe Dios adónde vamos a parar.  Porque, ¿qué hace el niño cuando nace? ¿Quién tiene un hermanito chiquitico?¿Qué hace el niño? (Le dicen que llorar).  Llorar. ¿Por qué?  Porque tiene hambre, llora cuando tiene hambre, y cuando aprende que llorando consigue comida; él lo aprende, lo va aprendiendo. Y si tú dejas al niño, ¿qué te hace? Te mete el dedo en el tomacorriente y se electrocuta. Tú vas educando a ese niño para que tenga vida social, para que comparta con la familia, en fin, para que no les haga la vida imposible a los demás.

Por consiguiente, la sociedad tiene que vivir sistemáticamente formando a las personas para poder convivir entre nosotros; si no, no podemos convivir.  Y eso les pasó desde la gente de la Edad de Piedra, que a veces nos parece que no eran seres humanos, pero sí lo eran.  Esa gente de la Edad de Piedra eran seres humanos, como nosotros, lo único que vivían en cuevas.  Qué gran diferencia con la nuestra, ¿verdad?

Pero también eran seres humanos y tenían códigos de costumbres establecidos entre ellos para poder subsistir. Si iban a matar un animal para comer, tenían que ponerse de acuerdo en eso.  Por eso es que Martí habla también de los pueblos esos primitivos, habla hasta de la gente de la Edad de Piedra, porque está explicando cómo la sociedad, cómo los grupos humanos, para poder convivir y poder resistir, tienen que adoptar determinadas normas; normas que para Martí deben ser igualitarias para todos.

Y ahí está yo diría el secreto de Martí y su permanente actualidad. Usted tiene que pensar en los demás, y no solo en usted; usted tiene que trabajar de acuerdo con los demás, y no solo para usted; usted tiene que tratar de tener una conducta que no lesione a los otros; usted tiene que comportarse de una manera que no le eche a perder la vida a los demás, si usted está durmiendo y todos los días a las tres de la mañana el vecino le pone la música a todo lo que da, usted termina por querer asesinar al vecino porque te hace la vida imposible y no te deja dormir.

Entonces, por consiguiente, usted tiene que buscar la manera de establecer mecanismos que impidan eso, y usted no le está coartando su manera de ser, lo que está tratando de adaptar la vida de unos con respecto a los otros.

Y ahí está yo diría–vuelvo a decir–, el gran secreto quizás de Martí y que resulta atractivo para gente de culturas tan distintas a las nuestras.  Imagínense que los japoneses se visten con un color para trasmitirles a los demás su estado de ánimo: si están tristes, se visten con un color, todo el mundo sabe que está triste.  Nosotros no, nosotros nos vestimos como quiera, de rojo, de azul, de verde o de amarillo. No pensamos en lo que trasmite el color ni en sentimientos.  Los japoneses sí.  Piensan distinto a nosotros, leen distinto a nosotros, leen de derecha a izquierda, ellos leen al revés, empiezan el libro por atrás, leen de atrás hacia adelante.  Claro, ellos dirán de nosotros: ustedes son los que leen de atrás para adelante, inclusive tienen otra forma de entender muchas cosas de la vida.  Y sin embargo, esta muchacha japonesa encuentra en Martí una sabiduría, un aprendizaje, una utilidad.

Y yo creo que ahí está el camino de nosotros: saber trasmitir cómo siempre en Martí el que empieza, las nuevas generaciones, los niños, pueden aprender de Martí valores, pueden aprender de una vida social distinta y pueden comprender un ejemplo que ponía Martí a cada rato: hay que respetar al indio de América, de los pueblos incaicos que, cuando corta un árbol para construir su casa, le pide perdón al árbol, cosa que les daba risa a los españoles, que decían: ¿Y por qué este tipo le pide perdón al árbol? Porque está matando una vida, porque está matando algo vivo, el árbol es un ser vivo, que usted lo siembra y va creciendo, por tanto, es un ser vivo, como lo es cualquier animal.  Ahora hay mucho lío con los animales, y yo digo: ¿cuándo vamos a defender a las plantas?  Que a veces hay que matarlas o muchas veces, para poderlas comer, desde luego, porque es nuestra subsistencia, pero no me quemes árboles por gusto, no me cortes árboles por gusto.  ¿Para qué? ¿Para tener el placer de que eres un tipo bárbaro con el hacha?

Ahí está ese sentido, que evidentemente los personajes capaces de irrespetar de una manera horrible a Martí, esos que vimos en la televisión, no entienden, no interiorizan. No tienen valores ni moral.  Los valores para ellos son eso: búscame una “pinchita” que me dé dinero.  Hoy es el busto de Martí, mañana puede ser matar a alguien, y te vas a ganar un dinerito, y ahí tendríamos entonces el drama de la sociedad norteamericana, que sale gente a matar gente ya ni siquiera por el dinero, sino porque creen ser los bárbaros.

Hay que pensar siempre en el otro, en respetar al otro. Los pueblos tienen que pensar en cómo respetar a los demás y en no hacerles la vida imposible. Esto es lo que permitiría una humanidad mejor. Martí quería la independencia de Cuba no solo para ser independientes. ¿Cómo termina el Manifiesto de Montecristi, ese documento que él escribió para explicar por qué los cubanos íbamos a la guerra?  La primera razón que da no es la independencia, dice: el bien mayor del hombre.

Los cubanos iban a la guerra por el bien mayor del hombre, por hacer una humanidad mejor; ese era el sentido de Martí. Y yo creo que ahí está la importancia de por qué siempre va a ser actual, porque es un hombre que está predicando un bien en función de la defensa contra aquellos que están llevando un mal. (APLAUSOS).

*Transcripción de la intervención de Pedro Pablo Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, en el espacio Dialogar, dialogar sobre José Martí en la hora actual, realizado en el Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS, el miércoles 22 de enero de 2020.


La política para Martí: Un asunto del alma

Por Lil María Pichs Hernández, intervención en el espacio Dialogar, dialogar, de la AHS

Gracias por la invitación a este espacio. Deseo comenzar con referencias al texto de Cintio Vitier José Martí en la hora actual de Cuba, escrito en 1994, el cual me parece vital para entender fenómenos de aquel momento y el presente. El engranaje social no funciona todo lo bien que debería. La fórmula martiana “con todos y para el bien de todos” no ha llegado a todos los que tiene que llegar en nuestro país, y son, efectivamente, la educación y la cultura campos esenciales para revisarnos como país.

Es en el campo de la cultura donde Cintio ubica la solución a muchos de nuestros problemas. Y, de hecho, hace una comparación entre la Campaña de Alfabetización de 1961 y la nueva campaña de alfabetización o de culturización que haría falta entonces en 1994, según sus palabras.

Dijo Cintio entonces: “La campaña de alfabetización martiana que ahora necesitamos, en un pueblo que ya sabe leer y escribir, y que ha alcanzado niveles científicos admirables, pero que en su mayoría desconoce más su historia y por lo tanto el argumento de su propia vida, es una campaña de espiritualidad y de conciencia.  Hoy nuestro mayor problema espiritual, sin excluir los campos, está en las ciudades, y la ignorancia que hay que remediar es de otra especie, es en verdad la ignorancia de sí mismos, de la propia historia, de la propia naturaleza, de la propia alma.”

Por qué Cintio llama la atención acerca de estos elementos: historia, naturaleza y alma en la misma oración. Es algo que pudiera quedar flotando en este espacio y que pudiéramos retomar después en otro momento del debate.

Otro elemento que nos llamó la atención acerca de este artículo es la caracterización que hace de la juventud de 1994. Cintio Vitier dice en ese momento: “A 36 años del triunfo de la Revolución”–siéntanse libres de poner a más de 60 años del triunfo de la Revolución–, “comprobamos crecientes zonas de descreimiento y desencanto en los jóvenes, tanto iletrados como pertenecientes a las minorías intelectuales.  El nihilismo juvenil, filosóficamente articulado por la corriente llamada posmodernismo, es un fenómeno universal y que en nuestro país no es un fenómeno mayoritario.”

Quisiera preguntar si alguien sabe de qué está hablando Cintio Vitier cuando habla del nihilismo juvenil y del posmodernismo, unas palabras que se están poniendo bastante de moda en los últimos años.

Evidentemente, cuando se habla de nihilismo, se habla de una corriente filosófica que sostiene la imposibilidad del conocimiento y que, por lo tanto, niega la existencia y el valor de todas las cosas; negación de toda creencia o todo principio moral, religioso, político o social; ese sentimiento de que nada de lo que se haga tiene sentido. Por ejemplo, ¿por qué se va a estudiar en la Universidad si hay gente que no lo hace y gana más dinero que uno? ¿Por qué mis padres y mis abuelos trabajaron toda su vida, y de repente el haragán del barrio está mejor porque recibe remesas del exterior?

Hacerse esas preguntas y encontrar las respuestas a ellas: absolutamente nada tiene sentido, es asumir una posición nihilista.

Entonces este es un fenómeno asociado a la posmodernidad.  De la posmodernidad se comienza a hablar luego de la caída del Muro de Berlín y del supuesto fin de la guerra fría, cuando evidentemente el socialismo real, o el proyecto idealista soviético completamente queda abandonado, y el capitalismo, el polo que gana la guerra fría, Estados Unidos y su ideología capitalista e imperialista triunfan en el mundo.

Aparecen personajes que empiezan a hablar del fin de la historia.  Como la historia humana ha sido la historia de las guerras, si nos ponemos a pensar, la historia de los seres humanos es la historia del batallar constante por un objetivo; sin embargo, si pensamos nihilistamente y nada tiene sentido, y vemos que luego de la importancia que tuvo la guerra fría, de repente ganó una única manera de pensar, el capitalismo se instala en el mundo como único pensamiento racional, o sea, lo más lógico es querer trabajar para tener dinero y comprarse una casa y vivir bien, eso es lo lógico; pensar en el otro, o no pensar egoístamente, es ir en contra de la naturaleza humana.

Eso es verdad, se quedó impregnada en muchas personas, y es la verdad que triunfa luego de la guerra fría.

Esa forma de pensar lleva objetivamente a un cambio de época en el pensamiento. Entonces, como no se sabía qué nombre iba a tener esto filosóficamente -lo anterior era el modernismo, a la  primera etapa de desarrollo capitalista y toda su filosofía-, se le llamó posmodernismo. Era una cosa provisional, pero no hay nada más permanente que lo provisional. Así que por posmodernismo lo conocemos ahora y es evidentemente una corriente que entre sus características tiene, por ejemplo, la idea de que la historia ya no existe, lo único que tenemos es presente; el pasado en realidad es una ficción, es un cuento, son relatos, no tenemos que conocerlo; solo tenemos que vivir en el ahora, y ni siquiera preocuparnos por el mañana, y al final nada tiene sentido. Disfruta ahora, tírate varios selfis ahora, porque al final nada tiene sentido.

Luego, no hay dualismo ninguno, se pierde, dejan de existir el oriente y el occidente, dejan de existir blancos y negros, dejan de existir. Aunque se pueden hallar, por supuesto, todo tiene elementos positivos y negativos, aunque nos podemos identificar con algunos elementos positivos del posmodernismo, evidentemente esta dualidad que supuestamente deja de existir entre ricos y pobres, por ejemplo, desde nuestra filosofía, es algo que no se puede aceptar.

La idea de desconocer la dimensión histórica de los procesos y las causas que nos han llevado a que las cosas sean como son a nivel internacional, incluso a nivel nacional, cómo vivir en el presente sin conocer nuestro pasado, cómo pensar en qué hacer mañana y por qué hacemos las cosas, si no lo identificamos como un proyecto de vida; no digo un proyecto de nación, todo comienza desde el individuo, y desde el cómo las relaciones sociales, las relaciones familiares, nos van transformando en la cotidianidad. Cómo enajenarnos de eso y simplemente pensar que estamos aquí sin ninguna razón y que por lo tanto nada de lo que hagamos vale la pena, y que por lo tanto no tenemos nada que aportar al otro, no tenemos nada en que ayudar a las demás personas y nos encerramos en nosotros mismos.

Estas ideas son lamentablemente una de las grandes tendencias en el pensamiento. Y no quiero decir eso de que los jóvenes están perdidos, porque la frase data de la Grecia antigua. Sin dudas el artículo de Cintio tiene una visión muy integradora.

Él escribió por ejemplo sobre las relaciones entre política, el pueblo y la poesía. ¿Qué relación puede existir, cuando según algunas clasificaciones, sociedad civil es la parte de la sociedad que no toma las decisiones políticas, o sea, está separada de sus gobernantes?

Hay una sociedad civil que se encuentra completamente enajenada del proceso de construcción de su país, y que no hace nada para seguir construyendo.

Sin embargo, en la historia de Cuba hay un personaje que da respuesta a este problema de qué relación existe entre política, pueblo, poesía, cultura, de una manera muy particular y muy integradora, que es la que Cintio rescata. Por supuesto, estamos hablando de José Martí.  Y de ahí la importancia, una vez más, de recurrir al Apóstol a la hora de intentar encontrar herramientas para dar respuestas, desde nuestras propias realidades, desde nuestros propios pensamientos, nuestros intereses, los intereses de nuestra comunidad, a estos problemas a los cuales nos enfrentamos.

Martí desmiente el aparente divorcio que existe entre poesía, literatura, arte, cultura, y eso que algunos llaman gente común, el pueblo, que es sin dudas el tejido de la vida real, que se encuentra saturado de imaginación.  La política fue para él –dice Cintio–, fue para Martí, un asunto del alma. ¡La política, un asunto del alma!

Y, por supuesto, yo quisiera preguntar a quiénes aquí les gusta la política, ven el Noticiero todos los días, ven la Mesa Redonda. Quiénes aquí piensan que su vida no tiene nada que ver con la política. Entonces aquí hay algo interesante: no nos interesa la política, pero hay algo que nos dice que nuestra vida no transcurre divorciada de la política. ¿Se entiende lo que dije?

¿Cómo entendemos la política en la actualidad?  ¿Qué es para nosotros la política?  Estamos viéndolo como el arte o la ciencia de gobernar personas, un grupo de personas que gobierna a otra, que toma las decisiones, o un grupo de personas que ha sido empoderado por un colectivo más grande de individuos para tomar decisiones por ellos, o estamos pensando que política es simplemente las personas que se dedican a la política, cobran por ser políticos en el mundo, esto es una tendencia, esto es una realidad en muchos países. Sin embargo, para Cintio la política no es solo el arte de hombres gobernando a hombres, sino el arte de gobernarse a sí mismo.

Primer elemento: una nueva visión de qué cosa es política. Y segundo, la idea de que las decisiones políticas nos afectan de alguna u otra manera, pero no nos interesan, nos lleva necesariamente a hacernos la pregunta de por qué no nos interesa la política. Y en el fondo de esa respuesta, un elemento que subyace, independientemente de las cosas que podamos estar pensando ahora mismo, es la idea de que yo no tomo parte en esas cosas, a mí nadie me pregunta, en realidad no me interesa. ¿Será que no me interesa porque nadie me pregunta? ¿Será porque no acuden a mí las personas a preguntarme porque piensan que no me interesa? Todos formamos parte de lo mismo, y tenemos un papel que jugar en nuestra comunidad, en nuestra familia, en nuestro país.

Esa idea, esa visión integradora de política, es algo que Cintio rescata de José Martí, y que creemos que vale la pena traer a discusión en un espacio como este, porque hay muchas edades acá representadas y porque sería muy interesante debatir sobre estos temas, pero sin dudas –y concluyo con esto– una de las grandes enseñanzas que nos da José Martí es que todo, absolutamente todo, es política, en la medida en que la política es un reflejo de las relaciones humanas, se convierte en un ambiente, en un espacio en el que los seres humanos interactúan, y las decisiones que toman afectan a otros, incluso afectan a elementos que supuestamente son ajenos a ellos.

Espero que les haya inquietado con algunos puntos, que les haya causado algún interés, Y muchas gracias por su atención, y espero poder expandir, extender este espacio.

(APLAUSOS)

*Transcripción de la intervención de Lil María Pichs Hernández, miembro de la dirección nacional del Movimiento Juvenil Martiano, en el espacio Dialogar, dialogar sobre José Martí en la hora actual, realizado en el Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS, el miércoles 22 de enero de 2020.

 


El proyecto inconcluso de José Martí

El día anterior a caer en combate, Martí comienza a escribirle una extensa carta a su “queridísimo hermano” Manuel Mercado. Su inesperada muerte la dejó inconclusa. El texto es suficiente para conocer las esencias y las estrategias del proyecto revolucionario martiano. Una gran incógnita se levanta con la última palabra escrita. Por lo pronto, el texto desmitifica la romántica y especulativa idea de que el Maestro buscara la muerte en el encuentro de Dos Ríos. Como guía de un pueblo que ha lanzado a la guerra, debía ser el primero en enfrentar al enemigo, pero no desconoce los riesgos necesarios. Con orgullo escribe: “Ya puedo escribir (…) Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice y haré, es para eso”. No hay desanimo ni tristeza y, lo más importante, piensa con entusiasmo en la que hará.

El proyecto martiano ha transitado por varias etapas. Primero, unir lo que imperiosamente ha de estar unido; segundo, organizar y concientizar las fuerzas todas del país para la guerra necesaria y la creación de un nuevo modelo de república que no perpetúe “con formas nuevas o con alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia, sino fundar en el ejercicio  de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud”; la República Cubana sería “justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, en el trabajo y en la concordia, levantada con todos y para el bien de todos”.

La tercera etapa es la creación del Partido Revolucionario Cubano, instrumento real y práctico preparador de la guerra, creador y unificador de revolucionarios, batallador frente a los partidos coloniales y a la peligrosa corriente anexionista. La cuarta etapa apenas se iniciaba cuando cae en combate, la guerra de independencia y la creación de la república “en medio de la guerra”. Todo lo hecho hasta Dos Ríos apenas era el preámbulo de la construcción de la Cuba pensada y soñada por Martí.

Si la lucha inicial era contra el dominio colonial español, los profundos cambios operados en los Estados Unidos convierten a esta nación en la más poderosa potencia, ante la cual, llegado el momento, la propia España rendiría sus banderas. Desde 1889, Martí advierte: “¿Por qué han de pelear sobre las repúblicas de América sus batallas con Europa, y ensayar en pueblos libres su sistema de colonización?”; “Desde la cuna soñó en estos dominios el pueblo del Norte (…) y cuando un pueblo rapaz de raíz, creado en la esperanza y certidumbre de la posesión del continente, llega a serlo, con la espuela de los celos de Europa y de su ambición de pueblo universal (…) urge ponerle cuantos frenos se puedan fraguar,  con el pudor de las ideas, el aumento rápido y hábil de los intereses opuestos, el ajuste franco y pronto de cuantos tengan la misma razón de temer, y la declaración de la verdad”.

Y he ahí la razón de Cuba; su lugar en el mundo: “En el fiel de América están las Antillas, que serían, si esclavas mero pontón de la guerra de una república imperial, contra el mundo celoso y superior que se prepara para negarle el poder”. Y sentencia: “Es un mundo lo que estamos equilibrando; no solo dos islas las que vamos a libertar” y Cuba sería la república “indispensable al equilibrio americano”.

Iniciada la guerra de independencia, quedaba un paso importante, crear la República de Cuba. En la carta inconclusa a Manuel Mercado ya habla de ello. Después de la Mejorana, su papel en la Constituyente fundadora y reguladora de la república era fundamental y él lo sabía. Su ausencia en Jimaguayu desfiguró parte del proyecto de preparar la república en medio de la guerra. Al producirse la intervención de Estados Unidos en la contienda independentista cubana, Máximo Gómez expresaba las terribles consecuencias de la ausencia de Martí, porque él sí sabía cómo enfrentar la nueva situación. Los tiempos nuevos eran muy complejos. Se confrontaban peligros externos e internos. Uno de ellos era, según había escrito el Maestro:

“En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla. Esa clase de hombres, ayudados por lo que quieren gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Todos los tímidos, todos los irresolutos, todos los conservadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así alagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdaderamente”.

El proyecto inconcluso de José Martí se convirtió en el de las generaciones del siglo XX; es el proyecto revolucionario de creación, retomando las palabras de José Antonio Saco dos años antes de nacer Martí, de “una Cuba cubana y no anglosajona”. Ha pasado el tiempo, 125 años después de la desaparición física del Apóstol, su pensamiento vivo es nutriente, sabia, para pensar y crear la Cuba futura. Brújula cuando baten aires de tormenta.  

 

 

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Martí nos enseña el camino del bien (Intervención del doctor en ciencias Pedro Pablo Rodríguez en el espacio Dialogar, dialogar)  

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Jóvenes creadores debatirán sobre Fidel en el espacio Dialogar, dialogar (+Spot)

Jóvenes creadores de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), intelectuales y otras personas debatirán sobre Fidel Castro en el contexto actual, imaginarios y desafíos, como parte del espacio Dialogar, dialogar, que se realizará este 24 de noviembre, a las cuatro de la tarde, en el Salón de Mayo, del Pabellón Cuba, sede nacional de esa organización.

Conducido por el periodista y vicepresidente nacional de la AHS Yasel Toledo Garnache, el encuentro tendrá como invitados a la periodista Arleen Rodríguez Derivet, al intelectual Iroel Sánchez y al joven investigador Alejandro Gumá Ruiz, miembro de la sección de Crítica e investigación de la vanguardia creativa joven.

Según nota de prensa emitida por la AHS, el intercambio formará parte del homenaje en todo el país al Líder Histórico de la Revolución Cubana, hombre de pensamiento y cultura, que siempre impulsó la obra de los jóvenes creadores, en quienes confió para analizar y sugerir propuestas sobre aspectos esenciales de la nación, como se demuestra en el libro “Fidel y la AHS”, publicado por la Casa Editora Abril en 2018.

Cada año, la AHS efectúa varias acciones dedicadas a ese profundo humanista, que desapareció físicamente el 25 de noviembre de 2016, incluidas la Jornada 13 de agosto en Pinar del Río y el ascenso al Pico Real del Turquino, punto más alto del archipiélago, justamente el día de su cumpleaños.

Luís y Sergio Saíz Montes de Oca, los dos poetas que motivaron el nombre de la organización, eran miembros del movimiento revolucionario 26 de Julio y seguidores de las ideas y el ejemplo de Fidel. Fueron asesinados el 13 de agosto de 1957, a los 17 y 18 años de edad, cuando el líder guerrillero cumplía 31.

Creado en el 2013, el Dialogar, dialogar se mantiene como una plataforma para el intercambio sincero, valiente y responsable entre varias generaciones de cubanos, con líneas temáticas relacionadas con la cultura, la historia y la sociedad en general.

Este espacio constituye un homenaje permanente al sobresaliente intelectual Alfredo Guevara, fallecido en abril de 2013, quien fue eternamente joven por sus ideas y la capacidad para polemizar y soñar junto a las nuevas generaciones.

Las transcripciones del Dialogar, dialogar pueden leerse en dos libros, titulados Hacia una cultura del debate, en sus volúmenes uno y dos, los cuales fueron publicados también por la Casa Editora Abril.


Espacio Dialogar, dialogar: Forodebate El 26 de Julio y la mística de la Revolución cubana

Por: Yasel Toledo Garnache

Como parte del espacio Dialogar, dialogar, que habitualmente realizamos en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, convocamos al forodebate El 26 de Julio y la mística de la Revolución cubana, el cual se realizará este viernes a partir de las 10:00 am.

¿Qué significa verdaderamente evocar aquel hecho y a sus protagonistas? ¿Cómo el simbolismo del 26, esa fuerza y coraje, sigue acompañando a nuestro pueblo en momentos muy complejos? ¿Cuánto conocemos a esos jóvenes que dispararon, soñaron y muchos hasta murieron? ¿Cómo aquellos hechos aportaron y están presentes en el universo simbólico y el alma de la nación? ¿Cómo esa mística iniciada mucho antes se ha enriquecido con sucesos del presente?… son algunas de las preguntas que pudieran motivar el intercambio.

En esta ocasión nos acompañan como invitados la Doctora en Ciencias Filosóficas Yuleidys González Estrada, quien se desempeña como profesora en la Universidad de Granma; la investigadora santiaguera Sahay Fajardo Videaux, y el sociólogo habanero Alejandro Gumá Ruíz, todos miembros de la sección de Crítica e investigación de la AHS.

Ya podemos dejar nuestras opiniones e interrogantes en la parte de los comentarios.

Emancipación, memoria y reconfiguración en la mística de la Revolución Cubana

Por: Yuleidys González Estrada

Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!

Fidel Castro Ruz

A esto, expresado con belleza inexplicable por Fidel, me refiero cuando hablo de la mística de la Revolución Cubana. Sí, hablo de esa espiritualidad omnipresente que camina con nuestro pueblo haciendo que –religiosos y ateos– sientan cercano y vivo el legado de nuestra ancestralidad rebelde. No creo que nuestra mística tenga explicación desde las doctrinas teológicas tradicionales ni en las interpretaciones filosóficas encartonadas. Somos lo real maravilloso y –como dice Buena Fe– nacimos en el Caribe mágico.

En una ocasión conversaba con un amigo cubano radicado en Costa Rica sobre nuestra identidad como pueblo y le preguntaba ¿Qué nos hace diferentes? ¿Qué lazos nos unen tan fuerte a esta gota de esmeralda ceñida por los mares?[1] La esencia emancipatoria de nuestra identidad, me contestó con esa naturalidad que dan las certezas. Y es cierto, pero esa identidad emancipatoria está nutrida por un universo simbólico que el pueblo cubano resguarda en ese espacio terrenal y cósmico llamado MEMORIA.

Fue esa memoria la savia que nutrió a aquellos jóvenes que en 1956 decidieron tomar el cielo por asalto de la mano de Martí, ese Misterio que nos acompaña, casi sin saber que ellos mismos inspirarían a otros más tarde. Es esa memoria la que me hace llorar de emoción cuando canto el Himno nacido en las entrañas de esta ciudad fecunda de Patria en la que vivo. Es también la que me motiva a escribir este texto que nace desde mi profundo sentipensar-actuar de revolucionaria cubana.

Sin ánimos de dar una conferencia de historia, quiero retomar la idea de la mística de la Revolución Cubana como ese universo simbólico condicionado por la emancipación y la memoria. En ese sentido, los hechos del 26 de julio son trascendentales pues devolvieron la esperanza a muchos cubanos y les dotaron de una multiplicidad de símbolos que todavía son expresión de nuestra rebeldía y resistencia: el nombre del movimiento, la bandera bicolor, el programa de la revolución, la Marcha del 26 de Julio y la figura renovada de un Martí que ahora se nos mostraba estratega militar y espíritu de la nación.

La lucha llevó a la victoria y ella a la necesidad de construir códigos para expresar la realidad nueva que la revolución requería. Los símbolos no fueron construidos solo desde el arte, si bien este los visibilizó, los recreó y los hizo accesibles para todas y todos. Vinieron de una cosmovisión que defendía la igualdad de todas. Expresión de esa cosmovisión fue –por solo citar un ejemplo– la sustitución del uso de los términos señor o señora por los de compañeros/as. Un cambio tan elemental como ese significó una transformación radical, a la cual no prestamos suficiente atención, porque pasábamos de mirar a las otras como entes externos, a asumirles como colegas de viaje en la tremenda aventura que protagonizábamos.

En esa misma lógica de transformación simbólica vinieron los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones. Con ellas se impulsó una nueva forma de relacionamiento social; una nueva manera de empoderamiento y construcción colectiva. No puedo dejar de mencionar grandes frases como: “¡Patria o muerte!”, “¡Venceremos!”, o esa legendaria que contiene todo el llanto y la rabia de Fidel: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”.

Pero la memoria tiene sus plazos y la mística, nuestra mística, se reconfigura. Por eso, sería un error pensar que solo está compuesta por los hechos y las frases del pasado. Insisto en que se nutre del día a día, de nuestra creación individual y colectiva. Hoy el grito de ¡Patria o muerte! se ha convertido en ¡Fuerza Cuba!, ¡Viviremos y Venceremos!; la bandera de la estrella solitaria es también una marca-país que exhibimos con orgullo en nuestros perfiles de facebook y ya no vamos a la plaza el 26 de julio a escuchar a Fidel sino a Santa Ifigenia; ese lugar donde un grano de maíz guarda sus restos con una inscripción que solo reza FIDEL, porque no hacen falta, aún, más palabras. Dependerá de nuestra labor con las nuevas generaciones que nunca haga falta añadirlas.

Esas pequeñas-grandes cosas integran, a mi juicio, la mística de nuestra Revolución. Sin embargo, tenemos el enorme desafío de reconocerlas, investigarlas, visibilizarlas, hacerlas carne y sangre de sus más jóvenes protagonistas. ¿«Qué hacer» vuelve a ser la pregunta del momento? Solo si viniera en el sentido leninista. Es decir, solo si apareciera cargada de alternativas. En eso la vanguardia artística joven de este país tiene mucho que aportar, sobre todo si entendemos que nuestra condición de vanguardia nos la hemos ganado a pensamiento; a pensamiento crítico y comprometido con la justicia social y con el fuego creador que transforma vidas.

 

[1] Fragmento del poema Elogio de un poeta a su isla antillana del poeta guantanamero Ernesto Víctor Matute.

CUBANÍA Y CULTURA DE LA LIBERTAD

Por Sahay Fajardo Videaux

Dialogar sobre la mística de la Revolución implica como mínimo acercarse a la espiritualidad, detrás de un fenómeno cuya naturaleza tempestuosa y trasformadora elige y coloca sus protagonista, y en ocasiones a los hechos, en pedestales aparentemente inalcanzables. Así los hombres construyen y destruyen sus altares a través de la Historia y de acuerdo a su tiempo. En el ejercicio de nuestra doble función de resultado y elemento constructor, nos corresponde interrogar al pasado, intentar establecer de manera lógica y coherente la relación entre lo ocurrido y lo evitado, para encontrar las constantes que nos hacen lo que somos.

Desde esta perspectiva, me acerco a la dimensión de los hechos acontecidos el 26 de julio de 1953 y sus consecuencias. ¿Por qué una acción que constituyó, en su momento, un fracaso, es hoy uno de los símbolos más importantes de nuestra Historia? La respuesta más simple y directa es porque triunfó la Revolución de 1959.  Lo digo de esta forma con toda intención, pues sin ignorar el papel de los individuos, me interesa dialogar sobre este fenómeno como el resultado de una cultura popular de la resistencia.  

Ambos hechos fueron posibles en virtud de una profunda conciencia de la Cubanía. En ellos se articulan, de manera orgánica, criterios y valores enraizados en nuestro modo de ser, tales como la vocación por la soberanía y la búsqueda por la justicia social. De este modo, es posible explicar las razones personales y morales que impidieron al teniente Sarría asesinar o permitir   el asesinato del joven Fidel, o el asesinato de “las Ideas”, como lo llamara el propio Sarria.  Explicar las casas abiertas para esconder jóvenes, la ayuda que recibieron de los campesinos, de los médicos y enfermeras del Hospital Saturnino Lora, las madres en las calles reclamando por sus hijos, la movilización  de la sociedad civil para proteger la integridad de estos jóvenes  por encima de las implicaciones políticas, de enfrentarse a una dictadura sangrienta.  Explicar, por encima de las razones objetivas y concretas de  este momento  histórico, tantas manifestaciones  de solidaridad y sacrificios, articuladas de manera espontánea, para salvaguardar lo que la inteligencia popular  asumió como el futuro de la Patria: los Jóvenes del Centenario.  

Se manifestaba así la cultura cubana “como cultura de la libertad y de la independencia, en virtud de los valores consagrados como lineamientos de la conducta, como recuerdo factual y hasta como leyenda, en un combate sin descanso contra constantes asedios dirigidos siempre a hacer desaparecer la Cubanía.”[1]   

[1] Joel james: Alcance de la Cubanía, Editorial Oriente, Santiago de cuba, 2001.

 

FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA: CLAVES PARA LA REBELDÍA

(Fragmentos)

Mensaje de Fernando Martínez Heredia a los jóvenes durante la clausura del Coloquio: “Con arreglo a esta opinión trabajaremos. A 50 años de la revista Pensamiento Crítico”

21 de febrero, 2017

“Desde que era muy pequeño leía todo lo que hallaba, y de muchacho la revista Bohemia fue mi escuela política. Pero ni soñaba en que vendría una gran revolución, que me formó y me cambió una y otra vez, y que por ella llegaría a ser el director de una revista cubana prestigiosa. Pero nunca esperé homenajes, ni cuando éramos centro de tareas hermosas ni cuando pasamos al olvido. A eso me ayudaron José Martí y la Revolución. Ahora, aunque en estos últimos años los que hicimos la revista nos hemos tenido que ir acostumbrando, me emociona mucho recibir este agasajo. Pero me sobrepongo y contemplo y admiro su sentido profundo. No somos los protagonistas los que un día hicimos Pensamiento Crítico, los jóvenes revolucionarios cubanos comunistas de entonces. Son los jóvenes cubanos revolucionarios, los comunistas de hoy, los que al calor del homenaje, el rescate y el debate pasan la escuela política del presente y hacen la vela de armas que requiere el futuro de luchas en las que se empeñarán y vencerán. Ustedes son los protagonistas.”

SOCIALISMO

«Hay muchos más dilemas y problemas. Cómo combinar cambios y permanencias, relaciones sociales e ideologías que vienen del capitalismo —y que son muy capaces de rehacer capitalismo o generarlo— con transformaciones que están destinadas a formar personas diferentes, nuevas, y a producir una sociedad y una cultura nuevas. Cómo aprovechar, estimular o modificar las motivaciones y actitudes de los individuos —sin lo cual no habrá socialismo—, cuando el poder socialista resulta tan abarcador en la economía, la política, la formación y reproducción ideológica y la vida cotidiana de las personas, y tiende a desalentar o impedir las iniciativas de las personas en la medida en que se burocratiza. Cómo lograr que prevalezca el proyecto sobre el poder —el mayor desafío interno a los regímenes de transición socialista—, cuando, además de los ámbitos que he referido, el poder es responsable de la defensa del país frente al imperialismo y los enemigos internos, y de las relaciones con los países, las empresas y las instituciones internacionales del capitalismo. Cómo lograr que prevalezca el internacionalismo sobre la razón de Estado.

» El socialismo no surge de la evolución progresiva del capitalismo. Este ha sido creador de premisas económicas, de individualización, ideales, sistemas políticos e ideológicos democráticos, que han permitido postular el comunismo y el socialismo. Pero de su evolución sólo surge más capitalismo. El socialismo es una opción, y sólo existirá a partir de la voluntad y de la acción que sean capaces de crear nuevas realidades. Es el ejercicio de comportamientos públicos y no públicos de masas organizadas y conscientes que toman el camino de su liberación total.

(…)

» La práctica revolucionaria de los individuos de las clases explotadas y dominadas, ahora en el poder, y de sus organizaciones, debe ser idónea para trastornar profundamente las funciones y resultados sociales que hasta aquí ha tenido la actividad humana en la historia. En este proceso debe predominar la tendencia a que cada vez más personas conozcan y dirijan efectivamente los procesos sociales, y sea real y eficaz la participación política de la población. Sin esas condiciones, el proceso perdería su naturaleza, y sería imposible que culmine en socialismo y comunismo.

(…)

» La transición socialista es un proceso de violentaciones sucesivas de las condiciones de la economía, la política, la ideología, lo más radical que le sea posible a la acción consciente y organizada, si ella es capaz de volverse cada vez más masiva y profunda. No se trata de una utopía para mañana mismo, sino de una larguísima transición. Su objetivo final debe servir de guía y de juez de la procedencia de cada táctica y cada política, dado que estas son las que especifican, concretan, sujetan a normas, modos y etapas las situaciones que afectan y mueven a los individuos, las instituciones y sus relaciones. Por tanto, no basta con tener eficiencia o utilidad para ser procedente: es obligatorio sujetarse a principios y a una ética nueva, socialista.

(…)

» El mayor potencial adverso a su dominación es la enorme cultura acumulada de experiencias de contiendas sociales y políticas —y de avances obtenidos por la Humanidad—, cultura de resistencias y rebeldías que fomenta identidades, ideas y conciencia, y deja planteadas inconformidades y exigencias formidables y urgentes. Todo eso favorece la opción de sentir, necesitar, pensar y luchar por avances y creaciones nuevas.» (en Autocríticas, un diálogo al interior de la tradición socialista, volumen de Ruth Cuadernos de Pensamiento Crítico, Ciencias Sociales/Ruth Casa Editorial, La Habana, 2009.)

LOS DILEMAS DE JULIO ANTONIO MELLA

«Mella tuvo que ser muy rebelde para lograr ser revolucionario, y para seguir siéndolo durante su breve vida. Muy poco conocido en su actuación y sus ideas, su grandeza, sin embargo, ha sido reconocida por todos y ha conmovido a muchos. Mella ha sido ejemplo, herencia yacente, símbolo de revolución, el líder más puro, el sacrificio, el pensamiento más alto. Debemos estudiar la naturaleza, el soporte, el alcance y la eficacia de esas emociones que sí comunican, motivan y suman voluntades. Mella está en la vocación subversiva y en los antiguos gritos que hicimos nuestros los jóvenes un tercio de siglo después, con las adiciones necesarias; está en los miles de internacionalistas que han sabido trabajar, luchar y morir en cualquier parte del mundo, tuvieran o no en el bolsillo el carné de Mella, Camilo y el Che. Que Julio Antonio Mella continúe activo, formando parte del combate en esta hora decisiva de Cuba, depende de nosotros. Si me permiten imaginar a Mella diciéndonos sólo una frase hoy aquí, quizás sería: “Sean siempre comunistas, pero sin dejar de ser manicatos”». (En el artículo «Los dilemas de Julio Antonio Mella»)

«No permitan que llegue a haber dos Cubas en la cultura»

Palabras de agradecimiento pronunciadas el martes 18 de octubre de 2011, durante el acto de entrega del premio Maestro de Juventudes, máxima distinción que otorga la Asociación Hermanos Saíz

«La cultura es, por su naturaleza, sus fuerzas acumuladas y sus logros, lo que está más cerca de ponerse a la altura de las revoluciones sucesivas, las tareas diferentes y superiores a lo que parece posible y la ambición desmesurada, tres rasgos que son esenciales para que exista el socialismo.

(…)

» Que los alumnos de todos nosotros —de los maestros de hoy—, puestos a la tarea de realizar y cumplir, no nos hagan caso en nada que hayamos dicho que pueda estorbarles para cumplir los ideales que estamos compartiendo hoy. Que sientan siempre con su propio corazón, y piensen siempre con cabeza propia. Solo así serán capaces de hacer a Cuba cada vez más libre, más justa y más próspera.»


Colonialismo 2.0 y los desafíos de la izquierda. ¿Qué hacer? (Transcripción de Dialogar, dialogar + fotos y videos)

*(Transcripción de Dialogar, dialogar)

Yasel Toledo Garnache: Gracias al trovador Yunier Pérez (GAPE), ganador de la beca de creación musical Ignacio Bella 2018, por brindarnos su arte. Gracias también a ustedes por acompañarnos otra vez en el espacio Dialogar, dialogar, impulsado por la Asociación Hermanos Saíz.

Nos alegra ver el Salón de Mayo repleto, con muchos jóvenes, pero también con personas de más experiencia, lo cual puede enriquecer el intercambio.

Veo aquí a dirigentes de varias organizaciones, a los presidentes nacionales de la Federación Estudiantil Universitaria, el Movimiento Juvenil Martiano, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, a miembros del Comité Nacional de la UJC…, muy favorable para aportar visiones diferentes y, sobre todo, para pensar qué más podemos hacer, cuáles son las maneras más pertinentes, atractivas e inteligentes para divulgar nuestras verdades en el ciberespacio, para estar conscientes de cada paso en ese entramado de móviles, pantallas, tabletas electrónicas y redes digitales.

Recordamos que Dialogar, dialogar nació en mayo de 2013, poco después del fallecimiento de Alfredo Guevara, Maestro de Juventudes, quien tuvo siempre la capacidad para debatir, escuchar y convencer desde los argumentos y la pasión.  Dialogar intentará ser siempre una plataforma para la polémica valiente y la construcción colectiva, un homenaje a quien tanto hizo por el cine y la cultura en el país.

El tema a debate hoy es Colonialismo 2.0 y los desafíos de la izquierda. ¿Qué hacer? Vivimos en verdad momentos muy complejos, en el que a las dificultades del mundo físico se suman las del virtual.

Ahí está la palabra “colonialismo”, un término que a nosotros no nos parece exagerado, ni desfasado, sino muy actual. Cuando uno analiza las particularidades de Internet y el mundo digital, su funcionamiento…, comprende la dimensión de todo eso, con batallas políticas, ideológicas, económicas y de otros tipos, en las cuales se definen cuestiones que trascienden más allá de ciudades y países.

Para desentrañar todo eso nos acompañan Rosa Miriam Elizalde, doctora en ciencias de la comunicación, Vicepresidenta Primera de la Unión de Periodistas de Cuba, fundadora del prestigioso sitio digital Cubadebate, líder del proyecto Dominio Cuba y ganadora en varias ocasiones del premio nacional de periodismo Juan Gualberto Gómez; y el periodista y catedrático español Ignacio Ramonet, doctor en Semiología y Ciencias de la Cultura, un profundo amigo de Cuba, autor de libros como “El imperio de la vigilancia”, “La explosión del periodismo”, “¿Qué es la globalización?”, “Propagandas silenciosas” y “La tiranía de la comunicación”.

Nosotros hace algunos días realizamos un taller con estudiantes de la Facultad de Matemática de la Universidad de La Habana, con el mismo tema de análisis de hoy, un encuentro que fue muy interesante por las singulares opiniones de ellos y porque conocimos algunos de los proyectos de investigación relacionados con las nuevas tecnologías y las plataformas digitales que se realizan en esa Casa de Altos Estudios.

Los invitamos a ver un audiovisual de apenas cuatro minutos, que recoge algunos momentos de ese intercambio. Y luego, escuchemos a nuestros panelistas.

(POYECCIÓN DEL DOCUMENTAL)

Rosa Miriam Elizalde:

Cuando veníamos para acá, conversábamos Ignacio (Ramonet) y yo sobre el concepto de Colonialismo 2.0. Le dije que se puede explicar en dos palabras, “delicioso despotismo”, el título de una conferencia que impartió Ramonet en el Palacio de las Convenciones de La Habana, en febrero de 2002, organizada por Fidel para presentar el libro Propagandas silenciosas. Si mal no recuerdo se imprimieron miles de ejemplares de ese libro, en formato tipo tabloide, y aunque no fue la primera vez que algunos de nosotros escuchamos hablar de los problemas que traía la joven Internet, sí impulsó que siguiéramos obsesivamente estos temas desde una postura crítica.

Propagandas Silenciosas, de Ignacio Ramonet, se publica por primera vez en 2001, cuando todavía no se había producido el atentado contra las Torres Gemelas, momento en que se produce un cambio espectacular en la comunicación: la gente buscó primero la información en la web.  El año 2001 se vivió con mucha intensidad no solo por los acontecimientos que estremecieron a Estados Unidos y desataron la “guerra contra el terrorismo”, sino porque en el mundo se estaba produciendo una revolución de la mano de Internet. Cuba no estaba al margen de ese proceso. Por el contrario. Algunos de los proyectos más innovadores de América Latina en este ámbito se produjeron aquí: la red INFOMED; el renacimiento de los Joven Club de Computación; el Polo Científico que integraba distintas disciplinas, incluida la computación; la concepción de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), que integraría la docencia, la investigación y la producción, y que se inauguraría en 2002.

En mayo de 2001 surge La Jiribilla como semanario cultural de periódico Juventud Rebelde, donde yo trabajaba como subdirectora editorial y me convertí, por obra del azar, en editora de esa publicación digital, sin ninguna experiencia. 

Todo nuestro país tenía entonces tanta capacidad de navegación en Internet como un hotel en Miami, y sin embargo, La Jiribilla organizó la primera transmisión en streaming de un concierto, desde el Centro Pablo de la Torriente Brau, al que asistió Fidel, en primera fila.  Hicimos cosas definitivamente impensables para las posibilidades de infraestructura del país y para el estado del arte de esos momentos en términos de producción de contenidos digitales, pero estábamos imbuidos de aquel espíritu en que parecía que con aquellas herramientas que prometían, en una sociedad como la nuestra, mejorar las condiciones de vida de los cubanos, en términos de acceso a fuentes de conocimiento y de desarrollo científico. Ramonet, con su libro y su conferencia de 2001, venía a recordarnos la dependencia y la nueva colonización en curso que vivía la humanidad a esa misma hora de la mano de las nuevas tecnologías.

Por tanto, “el delicioso despotismo” es la acepción más corta del colonialismo en el mismo momento en que estaba naciendo ya una nueva generación de la web, la 2.0. Un concepto más largo del colonialismo 2.0 podemos encontrarlo en El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano, y que nos sirve perfectamente para el tema que nos convoca aquí:

 “El colonialismo visible te mutila sin disimulo: te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser.  El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza: te convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser.” 

¿Qué ocurrió en los pocos años que median desde principio de los años 80, boom de las llamadas nuevas tecnologías, hasta hoy?  El reforzamiento de la colonización mental de la que hablaba Galeano, con nuevas prácticas de despojo. No hay que olvidar el nacimiento de Internet debido a un proyecto financiado por el Pentágono, pero hay un hecho previo que jamás se tiene en cuenta, el detonante que hizo posible que esta red se haya convertido en el sistema nervioso central de la sociedad contemporánea: la Crisis de Octubre -o Crisis de los Misiles-  de 1962. Ese año el presidente John Kennedy emite una orden ejecutiva para resolver un dilema técnico de primer orden que pone en riesgo el poderío estadounidense frente a la disputa con la URSS, en plena Guerra Fría: la vulnerabilidad de los sistemas de telecomunicaciones en caso de ataque atómico.  Pide al Pentágono crear una red que permita la redundancia de la información. Es decir, que si hay un ataque atómico en un determinado punto, se replique y se enrute la información por vías alternativas para mantener vitales las comunicaciones.  Fue una proeza tecnológica que se alcanzó con financiamiento público.  Las empresas privadas se negaron a participar, porque dijeron que eso era una locura, una inversión inútil de talento y dinero. Siete años después de la orden de Kennedy nació el bebé Internet, ARPANET, que toma su nombre de las siglas de la Agencia de Desarrollo de Tecnologías Avanzadas del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que tuvo otra característica inusitada: quedó a merced de los profesores y estudiantes universitarios, que siguen desarrollándola y que va escalando con nuevas funcionalidades y servicios, que aprovecha el desarrollo en paralelo de la microelectrónica y la informática, hasta el nacimiento de la web en 1989.

Aquí comienza un modelo de desarrollo tecnológico que se ha repetido hasta el cansancio: proyectos que se inician en entornos militares y se trasladan al ámbito civil, aprovechando el conocimiento colectivo y generalmente desinteresado de muchísimas personas, para retornar al campo militar como poderosísima herramienta de colonización visible o invisible, o ambas a la vez.

En 1993, Estados Unidos establece la política para el desarrollo de la infraestructura de la información nacional (NII), la “supercarretera” de la administración de William Clinton, que creó las bases doctrinales y jurídicas para imponer el protocolo norteamericano como red internacional de telecomunicaciones, el llamado protocolo TCP-IP –que los muchachos de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de La Habana conocen muy bien–, exportando esta infraestructura y obligando a todo el planeta a adoptarla. Fue un golpe maestro de Estados Unidos. El actual dominio político, económico y social de internet que ejercen autoridades públicas y privadas de Estados Unidos es, en parte, consecuencia de la “victoria” del protocolo TCP/IP sobre otros estándares de comunicación, y esto se logró gracias a la imposición de una política diseñada por la administración de William Clinton.

De hecho Clinton se apareció en una cumbre de la Organización Mundial de Comercio, en Ginebra (1998), vendiendo este protocolo como la gran solución a todos los problemas del mundo, en una intervención que, por cierto, Fidel rebate allí mismo. El sueño ciberutópico de Clinton era que en muy corto tiempo todos los habitantes del mundo integrarían la clase media, y Fidel le responde: “¿Y qué planeta va a sostener eso?”

Es importante entender que esta colonización en curso no sale de la nada. Hay poco o nada natural o espontáneo en los procesos que obedecen a estructuras de poder. Al establecer la primera política para el desarrollo de la infraestructura de la información nacional, Clinton dejó muy claro que si había una infraestructura de redes en el mundo esta tenía que ser estadounidense; que si había unos contenidos populares, estos tenían que ser de la industria cultural estadounidense, y unos valores, que estos tenían aquellos donde los norteamericanos se sintieran cómodos. El jefe de Operaciones del Atlántico de los Estados Unidos, Hugh Pope, declaró en 1997: “El mensaje es que no hay nación sobre la faz de la tierra a la que no podamos llegar”.

La capacidad del imperialismo norteamericano para reinventarse con Internet es extraordinaria. En muy pocos años, por ejemplo, transformaron el Ejército de los Estados Unidos.  Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Estados Unidos de George W. Bush, declaró en el 2001 a Internet como nuevo campo de batalla, y a partir de esa definición se reestructuró toda la institucionalidad del sistema de guerra estadounidense para reordenar departamentos, fundir otros y crear, junto a los ejércitos de Tierra, Agua y Aire, el ejército ciberespacial. La frontera estadounidense se extendió oficialmente a todo el planeta, gracias a esta infraestructura transnacional cuyo poder está basado más en el consentimiento que en la coerción, “el delicioso despotismo”, del que hablaba Ramonet en 2001 y que luego se encargarían de documentar Julián Assange y Edward Snowden, con las revelaciones del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional, no solo fuera del territorio, sino dentro de la frontera estadounidense, con un entramado asfixiante de control y práctica totalitaria de la cual no escapa casi nadie.

La idea de que esto es una lucha por el poder; de que el destino de la humanidad depende de en manos de quién queden estas tecnologías; de que la estructura en red fortalece los valores, y si esos valores son hegemónicos, esos valores se fortalecerán y que, por lo tanto, frente a una red hegemónica, hay que contraponerle una red contrahegemónica…, todo eso puede encontrarse tempranamente en el pensamiento de Fidel Castro a fines de los años 90, cuando nos dijo a los periodistas que la Internet parecía inventada para nosotros.  Él estaba convencido de que el problema no eran los nuevos instrumentos, sino los valores de quienes disponían de ellos, y que había que aprender de las luchas descolonizadoras pasadas y presentes para reimaginar nuevas formas de colectividad, de apropiación tecnológica, de conocimiento en común y, sobre todo, de solidaridad.

Hay que estudiar el contexto en que se crea INFOMED, para entender cómo el conocimiento científico que permite el surgimiento de esta red de la Salud en Cuba se enlaza perfectamente con los valores de una sociedad como la cubana. La arquitectura técnica de la red INFOMED, creada en el año 1998, es similar a la de Facebook, con importantes diferencias: la cubana se creó seis años antes que la plataforma del pulgar azul, la hicieron compañeros nuestros, desde Cuba, con otros valores diametralmente opuestos a los que de Zuckerberg en Harvard. INFOMED nació para alcanzar a todos los profesionales de la salud en la Isla las novedades del conocimiento mundial en este campo, y para propiciar que un viejito, aun cuando viviera en el último confín de la montaña de Sagua de Tánamo, por ejemplo, pudiera consultarse con el mejor especialista en el Hospital Hermanos Ameijeiras, de La Habana, si allí estaba quien pudiera hacer un diagnóstico a su dolencia. 

Facebook surgió seis años después con una arquitectura similar a INFOMED, en la gran meca del desarrollo de tecnológico, para dirimir, en la Universidad de Harvard, quiénes eran las muchachas más “acostables” del campus. 

¿Qué nos costó esto, compañeros? Que Cuba fuera el primer país del planeta acusado de ciberterrorismo, en febrero del 2001. Lo hizo un alto oficial del Ejército de EEUU cuando todavía no se había producido el ataque a las Torres Gemelas. Estados Unidos se puso a la defensiva, intentó impedir que un país pobre y bloqueado, pero que había hecho una enorme inversión en instrucción pública y en conocimiento científico, creara un modelo diferente, descolonizador, de apropiación de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.

Este es, a muy a grandes rasgos, el escenario. ¿Y por qué hablamos de colonialismo? Porque esta dominación que se sustenta en una nueva infraestructura y que debe su transnacionalización al ensamblaje del poder político y la innovación liderada por los militares estadounidenses, está intentando aniquilar a nuestros pueblos mediante la aculturación, la negación de sí mismos, la colonización invisible de la que nos hablaba Galeano.

En América Latina esto es evidente y ha sido planificado, con cierto éxito, debemos reconocer. En el 2011 se elaboraron las líneas maestras de un programa que algunos expertos llaman “Doctrina de la Conectividad Efectiva”. Comenzó con un estudio, ordenado por John Kerry -entonces presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos-, para intervenir en cada país en América Latina, de acuerdo con su nivel de acceso a Internet y las políticas para la llamada Sociedad de la Información, de modo que se garantizara que la infraestructura, los contenidos y los valores dominantes fueran los norteamericanos, a partir del cálculo de que el 50 por ciento de la población latinoamericana tenía 30 años o menos, y sus relaciones de confianza se estaban construyendo, fundamentalmente, en las plataformas sociales.

Por lo tanto, ¿qué hemos visto en unos poquitos años, desde el 2011 hasta acá?  Que América Latina es la región más dependiente, en términos de infraestructura, tráfico de datos, aplicaciones, contenidos… de los Estados Unidos.  El 90 por ciento de todo el tráfico que se genera entre nuestros países, e incluso dentro de nuestros países, pasa por Estados Unidos; más del 70 por ciento de todos los contenidos que se generan en el entorno digital están en plataformas de ese país. En el ranking de los diez países que más tiempo consumen en las redes sociales, fundamentalmente en Facebook, cinco son latinoamericanos, con más de cuatro horas promedio diarias en esa red social.

Un estudio de hace unos días, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, reconoce que el 81 por ciento de los jóvenes latinoamericanos están en Facebook. Pero el 50 por ciento de las personas que no tienen agua potable y a quienes les cuesta alimentarse una vez al día, están en alguna red social norteamericana.

Entonces, cualquier estadística a la que nos asomemos nos van a dar estos datos abrumadores.  A esto se suma algo de lo cual ha hablado Ignacio muchas veces: de las diez empresas de más alta cotización en la Bolsa, cinco son de telecomunicaciones, las GAFAM: Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft. Apple, por ejemplo, está valoradas en 3,3 billones de dólares. Eso equivale al PIB de 45 países africanos. Eso explica que, debido al carácter supranacional de estas empresas, los gobiernos constatan las dificultades para controlar los efectos no deseados sobre sus poblaciones, mientras que para las plataformas estadounidenses, los mercados transnacionales constituyen una fuente de oportunidades de negocio e influencia a la vez que un espacio de competencia feroz.

Hace unos días atrás, The Atlantic, una importante revista norteamericana, publicó un artículo que revela que Donald Trump va a invertir mil millones de dólares para reelegirse en el 2020. ¡Es una bestialidad!

Durante la campaña presidencial Argentina, el presidente Mauricio Macri, por ejemplo, llegó a invertir dos millones de dólares diarios en las semanas previas a las PASO, las elecciones primarias que se celebraron en agosto de 2019-

¿Por qué ocurre esto?  Porque hoy los momentos más innovadores en comunicación política se está produciendo en los momentos electorales. Los grandes laboratorios de big data e inteligencia artificial permiten elaborar con precisión milimétrica los perfiles de los votantes, crear propaganda personalizada tipo “francotirador”, manipular a la opinión pública. Los partidos políticos participan en grandes subastas para comprar los grandes nichos de datos que venden esas plataformas, en las que el usuario entra gratis, pero deja algo muy valioso: toda su información. También, necesitan muchísimo dinero para pagar las pautas publicitarias y sostener cibertropas, robots y equipos creativos que elaboren mensajes personalizados para convencer a la gente de que “no puede decir, no  puede ser…”, como dice Galeano. Un “delicioso despotismo” que pone la ciencia y la tecnología al servicio de la manipulación. 

Lo hemos visto recientemente en América Latina, donde se ha desatado una carrera armamentista digital, muy visible en 2019 en Venezuela y Bolivia.  En este país, por ejemplo, se crearon en muy pocos días 100 mil cuentas falsas con inteligencia artificial de última generación para apoyar el golpe de estado contra Evo Morales. No son perfiles robots convencionales, en los que se puede descubrir fácilmente la automatización: tienen rostros que parecen reales creados con softwares de manipulación de imagen, con historias de vida personalizadas y creadas por máquinas casi en tiempo real, todo falso para generar la percepción de que había un apoyo al golpe de estado, una falacia en un país que en octubre de 2019 -un mes antes del golpe- tenía poco más del 2 por ciento de la población conectada en Twitter.

Ya lo habían hecho antes, cuando la llamada “Primavera verde iraní”, las protestas electorales de 2009, en la que supuestamente habían participado 100 mil personas en Twitter apoyando el cambio de gobierno en Irán.  Después se logró documentar que, de las 100 mil cuentas, solo 60 estaban en Irán.  Pero entonces y hasta noviembre de 2019 no se podían crear en cuatro días 100 mil cuentas falsas para apoyar a dos o tres actores golpistas, como vimos en Bolivia.

Estas son las nuevas armas que sostienen la guerra híbrida, que es aquella que se produce en todos los terrenos: simultánea, pero con ritmos diferenciados, envolvente, desconcertante, rápida y eficaz para entorpecer la respuesta del adversario. Hay una guerra en la que participan directamente los militares y las cibertropas de un ejército regular, pero hay otras a la par: guerra económica, de información, medioambiental, simbólica, cultural, parecen descoordinados, pero obedecen a un mismo manual, a una misma estrategia en la que el ciberespacio juega un papel articulador. Los descoordinados somos nosotros que no logramos ver el sistema en su totalidad; ellos lo tienen perfectamente delineado, y nos hacen correr detrás de cada guerra por separado como pollos sin cabeza.

Bien, termino y doy la palabra a Ignacio. Es verdad que tenemos enfrente enormes desafíos, pero también es verdad que existen espacios de resistencia en nuestro propio continente que hablan de las enormes potencialidades y la capacidad de lucha de nuestros pueblos frente a este escenario distópico y a estas armas de nueva generación.

La izquierda en Venezuela, Argentina, México ha enfrentado a los grandes laboratorios de manipulación de la derecha, y venció el movimiento popular. En Venezuela se han desplegado todos los tipos de guerra en esta concepción híbrida, y no han podido derrotar a la Revolución bolivariana. No es nada menor, entre las variables que explican la resistencia de ese país, la comprensión de que la lucha hay que darla simultáneamente en las calles y en las redes.

Entonces, hay una nueva colonización en curso, un colonialismo con esteroides, donde hay muchos inertes frente a esta situación, pero otros siguen y seguirán resistiendo; hay muchos que entienden que no podemos enajenarnos de los espacios donde está la gente -siempre digo que si Martí viviera hoy sería facebookkero. Mientras aparecen nuestras propias herramientas, tenemos que ocupar las plazas, sean virtuales o físicas, generar los liderazgos y emplear las nuevas metodologías liberadoras, promover la educación audiovisual en nuestros niños y jóvenes, y disputar los espacios y los discursos; es una disputa cultural y tenemos que oponer, como decía Fidel, a las redes hegemónicas, nuestras redes contrahegemónicas. El mayor desafío no es tecnológico, aunque hemos estado hablando mucho de esto aquí, sino de conocimiento, de conciencia, de cultura. 

Comencé con una frase de Galeano y quiero terminar con Frantz Fanon, en Los condenados de la Tierra, y esta no es solo una idea, sino un ultimátum:

“Nuestra misión histórica, para nosotros, que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre.”

Esa es la invitación.

Muchísimas gracias, compañeros.

(APLAUSOS)

Yasel Toledo Garnache:

Sin dudas, tienen mucha razón quienes se refieren a Internet como especie de campo de batalla, como gran tablero de ajedrez, incluso como un terreno deportivo en el cual existe una competencia constante por posicionar contenidos. Ahí hay disputas políticas, ideológicas, económicas y de otros tipos.

Rosa nos compartía algunas estadísticas muy interesantes. Solo agregar otras. Por ejemplo, según el libro La dictadura del videoclip, del español Jon Illescas, siete de los diez más reproducidos en Youtube entre 2005 y 2015 son de Estados Unidos.

El 61.5% de las banderas que aparecen en videoclips es también la de ese país, multiplicando por seis la frecuencia de la segunda: la de Gran Bretaña. El 90% del total es cantado en inglés.

A eso sumamos que en casi cuatro de cada diez videos (39.8%) hay apología a drogas legales (casi siempre alcohol) y en más de uno de cada diez ilegales (marihuana casi siempre). El modo de vida que más se refleja es el estadounidense, como también pasa en películas y otros materiales audiovisuales.

Además, entre los sitios webs con mayor alcance predominan los de idioma Inglés. Hay una competencia muy fuerte, que a la vez suele ser desigual, lo cual exige inteligencia y trabajo en equipo.

Sé que una idea de Rosa, compartida en otros espacios, es la necesidad de una agenda de comunicación supranacional, una mayor articulación, una estrategia conjunta de la izquierda, o sea, no solo al interior de cada uno de los países, sino de la izquierda internacional.

Esa es una idea también recurrente en Ramonet, quien hace poco, en un encuentro alertaba que a veces los movimientos de izquierda, aun cuando logran estar en el poder un tiempo considerable, no aprovechan todo lo posible la producción audiovisual. Y, en ocasiones, no queda una película, una novela ni libros de ficción que aborden los sucesos, con frecuencia muy heroicos e interesantes. A veces, hasta vienen otros autores y lo hacen desde una posición completamente contraria, que incluye tergiversación y manipulaciones.

A nosotros hoy nos interesa mucho reflexionar sobre cuánto más podemos hacer. Recientemente, releíamos el libro El imperio de la vigilancia, de Ramonet. Lo hacíamos de conjunto varios amigos, y uno decía: “¿Es que acaso debemos tenerle miedo?  ¿Es que acaso debemos apartarnos de estas redes, de las nuevas tecnologías?”  Yo creo que esa no debe ser una opción; pero sí tenemos que estar conscientes de cada uno de los pasos, de las complejidades, y sobre todo actuar de manera más inteligente y unida quienes tenemos causas comunes a nivel internacional. Son aspectos que seguramente abordará Ramonet.

Ignacio Ramonet:

Primero agradecer a los organizadores la gentileza de invitarme para estar aquí. Y decir también que la última vez que yo estuve aquí fue con Alfredo Guevara, precisamente en una sala también casi más llena que esta, y una quizás de las últimas intervenciones públicas de Alfredo, que era sobre cine, comunicación e ideología.

Uno siente un muy agradable recuerdo, y estoy muy contento de estar aquí esta tarde, en particular en compañía de Rosa Miriam, que ya formamos un dúo, que vamos a tener que hacerlo depositario legalmente, constituirlo oficialmente para que nos manifestemos regularmente, porque lo hicimos hace poco también en la casa de José Martí, además de en la Mesa Redonda.

Y, bueno, por otra parte, felicitar a Rosa Miriam por su brillantísima intervención, en que nos ha dado una cantidad de datos y con un análisis extremadamente pertinente. Lo que ha dicho es fundamental.

El otro día, estuve visitando aquí el Museo Humboldt, que lo acaban de restaurar, y les recomiendo ir a visitarlo porque está absolutamente interesante.  Y en esa ocasión, como estoy leyendo una biografía de Humboldt que me recomendó Luiz Inácio Lula da Silva cuando estuve viéndolo en la cárcel. Lula, en vez de estar leyendo o releyendo textos de Lenin, de Gransci y de Marx, estaba leyendo una biografía de Humboldt, escrita por una joven biógrafa alemana, que describe la importancia de Humboldt en este momento en el que hay un sentimiento ecológico particularmente interesante.

Y entonces el otro día, como estaba en la Feria del Libro presentando unos libros con Sandra Sarmiento, que está aquí con nosotros, compré un librito con textos de Humboldt. Y en uno de esos textos él cuenta cómo en 1806, llegó a Caracas, y encontró que era una ciudad extremadamente agradable. 

Curiosamente, dijo que Caracas y La Habana eran las dos ciudades       más españolas de las que él conocía en América Latina; pero expresó lo siguiente: “En esta ciudad, donde hay un nivel de vida relativamente alto, un conocimiento interesante, no hay un solo periódico. Y no solo no hay un solo periódico, sino que la imprenta aún no ha llegado.”

Y él comparó: “En cualquier ciudad estadounidense de no más de 30 mil habitantes hay un periódico.” Y entonces, digamos, la imprenta se inventó en 1440. ¡Cuatro siglos después en Caracas no había imprenta!  Él dice que había una prensa, que no es lo mismo que una imprenta; una prensa, que solo hace hojas, que tenía un francés.

Entonces podemos decir, basándonos en las cifras que daba antes Rosa Miriam, que eso no ocurre con Internet.  Internet se inventó, efectivamente, como ha dicho Rosa Miriam, en los años ’60 para el ejército, pero la Web se inventó en 1989.  ¿Qué es lo que ha hecho que estemos más familiarizados con el universo de la Web?  Porque antes hacía falta un lenguaje intermediario para poder  utilizar el correo electrónico, para poder comunicarnos, esencialmente entre universidades, aunque lo creó el ejército con esa base que daba Rosa Miriam.

Si hubiese una destrucción atómica, ¿cómo podríamos seguir comunicándonos? Por eso hablamos de la red, porque si ustedes cogen una red de un pescador, y si le disparan a la red, evidentemente la bala puede pasar a través de la red sin romper nada; pero si ustedes disparan con una Kalashnikov, por ejemplo, y rompen 20 mallas de la red, aún quedan 200 mallas que funcionan.

Entonces la comunicación –decían los norteamericanos– si los rusos desencadenan primeros el ataque, lo que harán es que destruirán todas nuestras grandes ciudades y nuestros nudos de comunicación.  ¿Pero entonces cómo nos vamos a comunicar entre, por ejemplo, el centro, donde se encuentre el Estado Mayor, o lo que quede del Estado Mayor, con las fuerzas que hayan sobrevivido, si no se puede comunicar porque los canales se han cortado?

Entonces hay que inventar un sistema que funcione como una red; es decir, que, en vez de ir en vía directa, de un punto a otro punto, vaya dando muchas vueltas, aunque tenga que dar la vuelta al mundo, pero que llegue del otro lado.  Ese es el principio que crea la red.

Lo que quiero decir es que, digamos, 30 años o 50 años después de la invención de Internet, masivamente América Latina utiliza los recursos de Internet; no han pasado 400 años.  ¿Pero quiere eso decir que ya no estamos en colonia? No, porque hay que reflexionar sobre lo que es la colonia.

Rosa Miriam ha citado dos frases muy importantes de nuestro amigo Eduardo Galeano, pero en realidad hay varios tipos de colonización.  Piensen que hoy día, si tenemos que citar cuáles son las grandes potencias de hoy, geopolíticas, las diez principales grandes potencias geopolíticas de hoy son las mismas –excepto China–, que a principios del siglo XX eran Alemania, Japón, Francia, Estados Unidos, Rusia… Son las mismas.  Y ya no son imperios coloniales, pero siguen siendo los principales países que dominan el mundo. 

Y entonces, ¿por qué lo dominan, si ya no tienen colonias?  Y si nos hemos liberado, digamos, los países colonizados de África, de América Latina, de Asia, ¿por qué no ocupamos?, excepto China –y recuerden que China fue la primera potencia del mundo durante 17 siglos, hasta el siglo XVII; dejó de serlo en el siglo XVII, para volver a serlo, entre las principales potencias, actualmente–, ¿pero por qué siguen siendo colonias? Porque descolonizarse no es tan sencillo.

Por ejemplo, de todos los países de América, el único país que no solo se descolonizó, pero que pasó a formar parte del club de los dominantes es Estados Unidos. Los demás países llevan dos siglos, la mayoría de ellos, descolonizados, pero no están en el grupo de países dominantes.

Entonces, con Internet, lo que Internet nos plantea también, son dos cosas evidentemente, que aquí se han subrayado, tú las subrayabas ahorita Yasel: que, por una parte, está el enfrentamiento cultural, la batalla cultural.

¿Hay que desertar de las redes?  Sería absurdo. ¡Hay que estar en las redes! ¿Por qué? Porque, aunque no hayamos inventado Internet, la batalla se da hoy en ese espacio, en el ciberespacio, que es un nuevo espacio en el sentido propio de la palabra; es un nuevo espacio, es un nuevo territorio. Digamos, si antes había un espacio, el espacio en el que vivimos normalmente, el espacio tridimensional, el espacio de nuestra vida cotidiana, ahora también vivimos en ese otro, que se manifiesta para nosotros a través de pantallas. Y cuando estamos frente a la pantalla, tenemos un universo mental, imaginario, cultural, de conocimiento, económico, financiero…, todo eso pasa por una pantalla y por el territorio del ciberespacio, que también evidentemente es un espacio de guerra, en el sentido que Rosa Miriam explicaba.  Además, ahora las grandes potencias crean un ejército para luchar por él.

Los ejércitos no siempre han sido las Fuerzas Armadas, no siempre han sido complejas como lo son hoy. Las Fuerzas Armadas históricamente, digamos, eran esencialmente en función de los elementos, ¿verdad?

Decía un filósofo griego que nuestro universo se compone de cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. Este, Internet, sería el quinto. Y observen que se ha creado un ejército para la tierra, un ejército para el mar; uno para el aire; uno para el fuego -que son los bomberos, llamados en algunos países guerreros del fuego-, y ahora, como hay un quinto elemento, que es el ciberespacio, los países están creando este quinto ejército.

Entonces, en esta relación con el quinto elemento, tenemos, por una parte la batalla de ocupar este espacio y de defendernos desde el punto de vista del mensaje y el contramensaje; pero está la otra batalla, que es la de la tecnología. O sea, tenemos que combatir con las armas del adversario.  Eso puede conducir a la victoria.

Fidel Castro demostró que con las armas del ejército de Batista se podía triunfar, no era necesario fabricar sus propias armas, o tener una tecnología específica del armamento para ganar la guerra.  Pero aquí nos planteamos la cuestión de la descolonización tecnológica también, cosa que Fidel en cierta medida planteaba cuando creó la UCI, es decir, ser capaces también de fabricar nuestras propias computadoras, estar presentes en la reflexión sobre qué es una computadora hoy, qué debe tener como posibilidades, etcétera, y no solo depender de eso.

El presidente Díaz-Canel ha dicho últimamente, en las últimas 48 horas, una reflexión sobre cómo hay que articular ciencia y tecnología; es decir, no solo desarrollar una reflexión teórica sobre la ciencia, no solo enseñar la ciencia, pero desarrollar una tecnología.

El único país del sur que a principios del siglo XX no era una colonia y que formaba parte de los países dominantes –lo he citado antes–, ¿cuál es entre los que cité antes? Japón. La pregunta es por qué Japón no era una colonia.  A finales del siglo XIX varios países no habían sido nunca colonizados: Etiopía, Irán, Marruecos, Japón; no habían sido nunca colonizados, nunca. ¿Por qué los demás, Etiopía, Irán, Marruecos, fueron colonizados, y no Japón? Porque Japón apostó por desarrollar su propia tecnología imitando al Reino Unido e imitando a Alemania.  En Japón se conduce a la izquierda   –ustedes saben eso, ¿verdad–, igual que en Inglaterra, y la obsesión era la de ser tan organizados como los alemanes, y desarrollaron una tecnología propia, un armamento propio, y derrotaron a los rusos en 1910. Primera victoria militar de un país del sur contra el norte.  Entonces los japoneses precisamente han desarrollado una tecnología que hoy les permite estar presentes en este universo, digamos, primero, como potencia industrial, la única potencia industrial del sur.

Estados Unidos salió de esa situación en la primera mitad del siglo XIX. Estados Unidos, cuando gana su independencia, es un país que vive del monocultivo del algodón, como Cuba vivía del monocultivo de la caña. Bueno, la pregunta que los historiadores deben hacerse es por qué Estados Unidos salió de su condición de monoproductor de algodón para transformarse en una superpotencia industrial, vencedor de la Primera Guerra Mundial, vencedor de la Segunda Guerra Mundial, vencedor de la Guerra de Secesión del norte contra el sur, cuando Brasil no lo ha conseguido, Argentina no lo ha conseguido, México no lo ha conseguido, etcétera. Es una verdadera cuestión central, y Japón sí lo ha conseguido.

Entonces hoy tenemos, como, digamos, si la cuestión del colonialismo se plantea, es que una cosa es obtener su independencia y su soberanía, y otra cosa es seguir dependiendo tecnológicamente de lo que produce el país dominante, o los países dominantes.

¿Por qué América Latina, aun cuando había doce países progresistas en América Latina, no consiguieron crear ni una universidad de alto nivel, que impidiera que la mayoría de los Doctorandos de América Latina vayan a hacer sus Doctorados a Estados Unidos, o a Alemania, o a Francia, o a Rusia, o a donde sea? ¿Por qué no se ha conseguido eso?

O sea, yo creo que hay que también plantear la cuestión, cuando hablamos de Internet, de por qué no tenemos, en el sur en particular, no tenemos, ni siquiera se piensa en tener una rivalidad, no en materia de contenidos, si bien que es necesario, pero en materia tecnológica.

Observen lo que está pasando con Huawei y la 5G.  Los Estados Unidos están llevando a cabo una verdadera guerra, que es una guerra colonial finalmente contra China, para detener el progreso de Huawei en materia de 5G. Pretenden que si un país le compra Huawei a China con la 5G, China, como Estado, estaría penetrando como con un caballo de Troya en ese país. Inglaterra ya ha dado luz verde para equiparse, pero los norteamericanos acaban de detener en Suiza, acaban de intimidar a Suiza para que no sigan adquiriendo la 5G con Huawei.

El temor es tecnológico, porque los Estados Unidos en definitiva, en materia de teléfonos o de telefonía, aunque tienen aún el Iphone, recuerden que cuando empezó la telefonía digital, la empresa que dominaba la tecnología digital, el primer teléfono digital que se impuso como tal era Motorola, que era un gran teléfono así, que hemos tenido varios; grande, que si lo comparamos con los que hay ahora, es un teléfono, casi como el teléfono de baquelita negro que había antes.  Entonces era Motorola.  ¿Qué ha sido de Motorola? Yo creo que aquí debe haber generaciones que no han oído hablar de Motorola jamás.  Y luego, recuerdan ustedes cuando era Nokia.  Un país, Finlandia, tenía el mejor teléfono del mundo, y todo el mundo quería tener un Nokia. ¿Qué es de Nokia hoy?  Y el Iphone es posible que siga, aunque sigue fascinándonos, es posible que siga ese destino, mientras que hoy los coreanos del sur, pequeño país, que ha imitado a Japón, que se ha dotado de tecnología, Corea del Sur es un país de 45 millones de habitantes, evidentemente cuatro veces más que Cuba, es obvio; pero es un país menos poblado que España, y es una superpotencia tecnológica; y no solo ahora tecnológica, sino miren lo que ha pasado con los Óscares este año, oigan, que es una revolución: primera película coreana del sur en la historia que recibe el Oscar a la Mejor Película y que es una película de Corea del Sur, o sea, que Corea del Sur produce también cultura popular, produce también contenido que seduce al mundo, miren lo que es la K-pop, que debe haber en la propia Cuba millones de adolescentes fascinados por la K-pop la cultura popular coreana, los grupos musicales coreanos.

Yo estuve en el stand de Corea del Sur aquí. La embajada de Corea del Sur en México tenía un stand en la Feria del Libro. Cantidad de adolescentes llegaban allí para preguntar por la K-pop, y los enviaban al stand de Japón manga, que no es lo mismo, como saben ustedes.

Quiero decir que Corea del Sur es aquí un país que ha emprendido una carrera hacia la descolonización, controlando y produciendo su propia tecnología, el Samsung, el LG, y produciendo sus propios contenidos, que conquistan al mundo. Parásitos no solo es el Oscar a la Mejor Película; es la Palma de Oro en el Festival de Cannes a la mejor película, y derrotó a nuestro amigo Almodóvar con Dolor y gloria, que es una película excelente, en mi opinión; pero Parásitos es una película buenísima, y además es una parábola sobre la situación actual, sobre la drogalización, sobre el neoliberalismo. Es una película extremadamente compleja y muy política.

Bien, como ven, lo que estoy diciendo es que descolonizarse no es tan sencillo, aunque cuesta mucho. Evidentemente muchos países han hecho enormes sacrificios; pienso en Vietnam, pienso en Argelia, pienso en Cuba; un enorme sacrificio, para conquistar la soberanía, para conquistar la independencia; pero, bueno, Fidel lo decía también: la segunda independencia está por conquistar. Y ahora hay que ir por la tercera independencia, que es la independencia digital, la independencia tecnológica, el ser soberanos en el ciberespacio. Esta es la misión, el objetivo de las nuevas generaciones en América Latina en particular, porque América Latina, si es consumidora masiva de redes sociales, no es normal que no produzca sus redes sociales. En definitiva, estas redes sociales solo están pasando; no sabemos si dentro de cinco años existirá Facebook, aparentemente sí, pero es posible que no.

Cuando las redes sociales empezaron a desarrollarse, ya ni nos acordamos de los nombres de las redes sociales que parecían absolutamente indispensables y que acabaron por desaparecer.

Yo siempre digo: que estemos en los 30, 40 o 50 primeros años de Internet, recuerden que cuando Humboldt llega a Caracas la imprenta ya tiene cuatro siglos.  ¿Qué pasará cuando Internet tenga cuatro siglos? ¿Qué pasará?  ¿Y estaremos como estamos ahora aquí? ¿Llegará un viajero a Cuba dentro de cuatro siglos y dirá: bueno, pues aquí aún no hay la propia red social, o aún no hay el teléfono más avanzado?  Yo espero que no porque este es uno de los países que tiene más conciencia de esta problemática; porque Fidel, como lo ha dicho Rosa Miriam, fue uno de los primeros que entendió la importancia de Internet; que se puso él mismo –¿te acuerdas, Rosa Miriam–, él mismo se puso a trabajar en una computadora para aprender a escribir en un teclado y le enseñó a Chávez a usar el correo electrónico, y Chávez después también era un apasionado, lo entendió.

Hoy día podemos decir que el presidente Maduro está presente en todas las redes, y en cuanto se crea una red nueva que tiene influencia, inmediatamente está ahí metido.  No hay que, evidentemente, abandonar esa batalla; pero yo digo que hay otras batallas, que son de otro nivel, pero que están al alcance del esfuerzo educacional, el nivel científico en particular que tiene Cuba, porque ha hecho prodigios en términos de biotecnología, en términos farmacéuticos, en términos de investigación médica, como ciencia, ¿verdad? Pero hoy es en la inteligencia artificial donde tenemos que estar presentes. Ahí deben estar los matemáticos, es la inteligencia artificial, es la robótica, es la drónica, que es donde hay que estar muy presente cuando llegue la inteligencia artificial.

Yo lo que digo es que, si la inteligencia artificial avanza, y si no la controlamos, es que la inteligencia artificial acabará por excluir al ser humano del planeta; porque una robótica avanzada con inteligencia artificial ya no necesita todas nuestras debilidades; un robot con inteligencia artificial es inmortal y omnisciente, igual que Dios: sabe todo, ve todo y tiene un cuerpo que es eterno. Bueno, ¿qué diferencia hay con Dios? Definan a Dios, y es el robot dotado de inteligencia artificial. Entonces es obvio que ese Dios o esos dioses no van a necesitar al ser humano.

No sabemos qué mundo será. Tenemos que controlarlo.  Ese es un desafío para la humanidad.  Por eso se habla mucho… ¿Ustedes han oído hablar de qué tipo de sentimientos hay que darle al robot?, si puede haber robots criminales, ya ha habido robots que han matado a personas. Se está desarrollando una legislación para los robots.

En China, últimamente hubo una decisión judicial a favor de un robot que había escrito unas informaciones para la prensa y que la prensa había difundido, y no le querían pagar al robot. Bueno, el conceptor del robot es el que va a cobrar, obviamente, pero el robot había escrito de manera autónoma la información.

Aquí no se lee mucho las informaciones de Bolsa, me imagino, pero en los países capitalistas, donde se lee la información de Bolsa, está enteramente robotizada; la escriben robots. Muchas de las crónicas deportivas que se leen en la prensa de gran tirada están escritas por robots, porque identifican a los jugadores y tienen textos ya hechos.  No quiero decir que los cronistas describen como robots, pero los robots describen como cronistas.

Yo creo que el desafío para las nuevas generaciones tiene que ser en la producción, como lo ha dicho el presidente Díaz-Canel, la producción de tecnología, de nueva tecnología, que nos permita también avanzar en ese terreno.

La batalla del contenido, esa la podemos ganar con relativa facilidad, la batalla de las nuevas tecnologías propias, esa es la que hay que ganar.

Muchas gracias.

(APLAUSOS)

Yasel Toledo Garnache: Muy interesante. No diré nada más.  Les doy la palabra a ustedes, al público. Pueden preguntar, opinar, lo que deseen.

(Varias intervenciones del público):

Rosa Miriam Elizalde

Dominio Cuba es realmente un proyecto de innovación digital, que intenta utilizar metodologías de la comunicación estratégica. Necesita la conjunción de diversas disciplinas y ha sido muy difícil de armar, porque todavía no hay condiciones en los medios para integrar estos equipos multidisciplinarios.

Nosotros hemos partido de un principio: no inventar la rueda. Estudiar los referentes internacionales exitosos, qué narrativas impactan en las audiencias, cómo se derivan los mensajes en cada plataforma, qué estándares funcionan en los móviles -la principal pantalla para compartir contenidos hoy-. Fue lo que hicimos en la Cumbre de las Américas de Perú, en 2018, el primer proyecto con el que se inicia Dominio Cuba, aunque todavía no nos llamábamos así.

Algo que es muy difícil entender para un periodista que trabaja en un medio tradicional es que se acabó la época de los los llaneros solitarios en nuestra profesión. Hace falta equipos, con roles especializados, para poder enfrentar la comunicación que se sostiene en una arquitectura compleja donde la estética y los sentimientos son variables de primera importancia.

Se terminó aquella era en la que Ernest Hemingway, cuando se le resistía un título, tiraba la máquina de escribir por la ventana del Toronto Star. Todo dependía de él y su máquina. Eso se acabó. Estamos transitando hacia la era prealfabética, donde la gente se comunica sobre todo a través de las imágenes, donde se apela a emociones primarias, donde no basta con tener la verdad, donde tienes que pelear porque tu mensaje se escuche y se tenga en cuenta en medio de un ruido descomunal.

La izquierda en este sentido ha sido tradicionalmente muy soberbia. Como tenemos ética, como defendemos a los pobres de la tierra, todo el mundo tiene que escuchar cuando nos encaramamos en un cajón de bacalao y gritamos nuestras verdades.

Cuando nosotros emprendimos en 2009 la segunda versión de Cubadebate, hicimos algo parecido: estudiar los referentes más innovadores del momento. El modelo que sirvió de punto de partida era The Huffington Post, un blog de bloggers que fue esencial en la maquinaria que llevó a Barak Obama a la Casa Blanca. Después lo que hicimos fue montar en esa metodología nuestros valores, nuestra línea editorial.

Los medios públicos en Cuba, tantos los tradicionales como los nativos digitales, tienen grandes dificultades para la gestión de la innovación. No solo no tienen presupuesto para ello, sino que se siguen reproduciendo rutinas en las redacciones ancladas en los tiempos en que los medios tradicionales eran hegemónicos. Eso ha cambiado dramáticamente.

Las posibilidades para la transformación del sistema de medios públicos del país están descritas en la nueva política de comunicación social aprobada en 2018. Esta debe aterrizar en decretos-leyes y en nuevas formas de gestión de los medios, que permita incorporar nuevos roles: diseñadores, cientistas de la información, comunicadores, productores audiovisuales, matemáticos, estadísticos, informáticos, cientistas sociales…  en función de las necesidades comunicativas, y no por plantilla. Ese es el secreto de Dominio Cuba, que hemos podido organizar en la Unión de Periodistas para mantener un sistema que nos permita simultanear la investigación, la producción, la innovación y la socialización del conocimiento en este escenario.

La compañera que intervino llamaba la atención sobre la generación de contenidos. El 90 por ciento los contenidos de Internet son basura (spam) o no están al alcance del usuario común. Muchas veces son cartas de amor que se hace la gente a sí mismas. Por lo tanto, se necesita un extra para alcanzar la atención, para comunicar, y eso necesariamente exige saberes profesionales.

Y ahí voy a cerrar, porque le voy a dejar la palabra a Ignacio.

Han sido muy interesantes las preguntas y las reflexiones que han hecho los compañeros, que tienen que ver con la necesidad de interpretar este mundo desde nuestra orilla. Desgraciadamente, no hay suficientes espacios desde la izquierda para debatir estos temas. No es que no haya información; hay mucha información en Internet.  Si usted quiere investigar sobre cualquier tema desde una perspectiva liberadora, va a encontrar intelectuales y académicos que están interpretando la realidad y que están intentando la transformación de la realidad no solo generando teorías, sino participando en prácticas sociales liberadores. Ahorita les hablé de los argentinos, hay que estudiar esa experiencia. O la experiencia de MORENA, en México, que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de ese país. A AMLO le aplicaron todo tipo de estrategia de ataque y de fakenews, llegaron a crear clusters comunicacionales de muy alta tecnología para implicarlo en vínculos con los venezolanos, los cubanos, los rusos, y su estrategia de campaña utilizó tanto la defensiva como la ofensiva, muchas veces apelando al humor, a los memes. Me acuerdo de un video que se convirtió en viral en medio del supuesto vínculo con Putin, en que López Obrador se presentó como Andrés Manuelovich, con lo cual se burló de todo eso y capitalizó a su favor la campaña tóxica.

Eso no salió de la nada; salió de equipos que, apropiándose de todo estos saberes, metodologías y técnicas de las cuales que hemos estado hablando aquí -incluida la big data y la inteligencia artificial-, enfrentaron la disputa por la narrativa y por el sentido en condiciones superiores a la de los adversarios. Digo superiores, porque cuando existe una simetría en el acceso a la infraestructura y en el conocimiento, la superioridad de la izquierda llega por la ética, por sus valores. Ellos están dispuestos a mentir y a jugar sucio; nosotros no. La inteligencia artificial no es suficiente. Puede llegar a aberraciones como las que contaba Ignacio, pero la inteligencia artificial no es nada si no tiene detrás los analistas que puedan interpretar los escenarios.

El campo popular está lleno de talentos, y hay mucho talento en Cuba. Y a mí me emocionó mucho el video de los muchachos de Matemáticas con el que empezó este Dialogar,  porque ese pensamiento es un pensamiento totalmente descolonizado, y eso se está generando en nuestros espacios. El reto –lo decía Ernesto Vera, quien fue presidente de la UPEC, uno de los fundadores de la Unión de Periodistas de Cuba– es qué hacemos cuando la mentira está organizada y la verdad dispersa. La única solución es organizarnos, generar los espacios de debate, de discusión; generar una cultura para poder entender este escenario, compartir el conocimiento, socializarlo y acortar los ciclos de aprendizaje, madurar con carburo.

Nosotros no podemos esperar por que esa cultura digital de izquierda nos llegue por otros; hay que crear los mecanismos, las instituciones, los espacios que permitan integrar las fuerzas poder avanzar porque, es muy asimétrico el escenario, ¡muy asimétrico!

Y voy a cerrar con una idea: no es difícil enfrentar y vencer en este mundo en el que hay que oponerle a la “inteligencia artificial” de unas élites económicas y políticas, el “general intellect” del que hablaba Carlos Marx, las comunidades humanas conscientes, organizadas y preparadas intelectualmente.  Hay experiencias en América Latina y en otras partes del mundo ¿Cuáles han sido los instrumentos de los palestinos, por ejemplo, para reforzar los sentimientos de identidad y de defensa de su territorio en los niños y jóvenes? Los videojuegos. Israel abrió el banderín de la conectividad en la Franja de Gaza con la convicción de que sometería a estos pueblos culturalmente. Se equivocaron. La lucha por el territorio es la lucha también por la subjetividad. Ese es el mensaje palestino y ese es nuestro desafío.

 (APLAUSOS)

IGNACIO RAMONET.  Una vez más sinceramente creo que Rosa Miriam ha marcado la línea, la buena línea; el buen análisis y la buena línea.

Yo simplemente quisiera insistir sobre esta cuestión. En relación con la información, que han planteado las dos personas que hablaron, en realidad, vivimos algo muy excepcional y no siempre tenemos conciencia de ello. Es decir que, si tomamos la historia de los medios de masas, que es una historia relativamente corta, porque aparece a final del siglo XIX hasta el surgimiento de Internet, globalmente la relación que existe es una relación de emisor activo y receptor pasivo; globalmente es eso.  La televisión nos habla y nosotros no tenemos nada que decir, a menos que queramos hablar con el televisor, que siempre es posible, o con mi mascota, puedo hablarle a mi perro, o con mi gato, y decirle: no estoy de acuerdo con esto; no le puedo hablar a la persona que está ahí. Con el periódico, igual, aun menos, porque el periódico no habla; hablo en mi cabeza, cuando lo leo.  Y con la radio, idéntico: la radio nos habla y nosotros escuchamos.

La mayoría de los estudios, en términos de funcionamiento de los medios, lo que más abunda es estudios de contenido, por definición.  Lo menos conocido –yo lo he dicho muchas veces–, el agujero oscuro que no conocíamos era qué hace la recepción, qué hace el receptor con lo que recibe; porque finalmente lo que nosotros sabíamos era esto: esta emisión ha tenido tantos millones de telespectadores. Bueno, pero esos telespectadores pueden pensar que esa emisión no vale nada; no quiere decir que adhieren a la emisión, pueden recibirla con entusiasmo, o con sentimientos críticos, o con rechazo, o puede reforzar sus sentimientos de rechazo, etcétera.

Esto se conocía muy poco, pero en todo caso los roles estaban definidos: había emisores y había receptores.  Eso se transforma con la llegada del Iphone. Al inventarse el Iphone, primero, lo que se produce es que este aparato, que seguimos llamando teléfono pero que obviamente no es más que un aspecto de las mil posibilidades que tiene este aparato, que es globalmente una computadora, primero lo que hace es mezclar tres sistemas de comunicación que histórica y tecnológicamente eran muy diferentes: lo escrito, lo sonoro y lo visual.  Se han desarrollado artes diferentes: la literatura para lo escrito, digamos el teatro o la radio, para lo oral, la retórica, y el cine, séptimo arte, etcétera.  Y de repente… Por eso hay una palabra que ha desaparecido ya de nuestras conversaciones cuando hablamos ahora de los medios: multimedia.  Ya no decimos multimedia; esa palabra se decía en los años ’90 porque teníamos un aparato que mezclaba los tres medios, y no solo los mezclaba, sino que los expresa con la misma tecnología.

Rosa Miriam ha recordado ahora un gesto legendario de Hemingway, que es tirar su máquina por la ventana porque no salía un título.  ¿Esa máquina cómo se llamaba? La máquina de escribir, ¿verdad?, lo que tira Hemingway por la ventana es una máquina de escribir. Se llamaba la máquina de escribir porque, ¿para qué servía esa máquina? Para escribir.  ¿Servía para dictarle, yo le podía dictar un texto? ¡No!  ¿Servía para grabar una imagen? ¡No! Solo servía para escribir. Se llamaba máquina de escribir.

Ustedes, en una computadora, pueden escribir; pero pueden hacer mil cosas.

Los teléfonos de baquelita de los que yo hablaba antes, que son teléfonos que se ven en las películas, ¿servían para escribir? ¡No!, solo servían para el sonido. La radio solo servía para el sonido. Quiero decir, había tecnologías que no se podían cruzar.  La imprenta, de la que hablamos antes, de la que hablaba nuestro amigo Humboldt, la imprenta no podía grabar imágenes en movimiento, ni sonidos. Ahora sí lo hacemos mediante un sistema digital, ahora los sistemas son que un texto, una letra, es una ecuación matemática.  Aquí hay matemáticos, ¿verdad? Es una ecuación matemática escrita con un sistema binario, de ceros y de unos. La A no es una A; en la computadora, lo que transforma visualmente en una A es una ecuación.

Digamos, antes un árbol se parecía a un árbol, y para tener un árbol tenía que fotografiar un árbol; yo ahora puedo sacar un árbol con simplemente una ecuación.  Es lo que hacen las imágenes de síntesis cuando vemos la película de animación: son ecuaciones transformadas en imágenes.

Entonces todo eso ha evolucionado de tal manera, que ahora lo que tenemos en las manos, por primera vez en la historia mediática, es un sistema en el que se confunde el receptor y el emisor, el receptor y el emisor es la misma persona.  Eso no ha existido nunca.

Yo decía: están ocurriendo cosas excepcionales, y no nos damos cuenta. Esta es una de ellas. Y, además, yo diría que la aspiración política, durante toda la historia de los medios, era la democratización de los medios. ¿Por qué? Porque los medios pertenecían a las clases dominantes. ¿Cuál era la función de los medios? Domesticar a la sociedad. Porque todo el mundo entiende bien que, si yo soy la persona más rica del país, si tengo la empresa más importante del país, si poseo el banco más importante del país, si tengo todo el poder, hay homogeneidad, y tengo todo el poder político además.  Pero resulta que yo tengo todo el poder empresarial, todo el poder financiero, todo el poder comercial, y ahora le doy el poder a la gente, establezco la democracia, y digo: ustedes van a decidir. Oye, hay el peligro de que la gente no me elija a mí.

Entonces, ¿cómo yo hago para darle el poder a la gente y, a la vez, quitárselo? O sea, le doy el poder, pero me apodero de su cerebro. ¿Cómo? Mediante el control mediático, que es lo que se llama la propaganda. Van a introducir en nuestras cabezas ideas que no son las nuestras. Es lo que se ha dicho aquí ahora mediante la red.

Entonces ese sistema partía del principio de que la audiencia, la recepción, era pasiva, y todo lo que habíamos explicado hasta ahora era sobre esa base.  De repente, cada uno de nosotros se transforma en emisor. Entonces lo que tenemos es un inmenso ruido, que es lo que ha dicho Rosa Miriam, un inmenso ruido, todo el mundo se ha puesto a comunicar y a contar su vida y a escribir.  Ha dicho que el 90 por ciento son historias de amor de sí mismos. La gente se oye escribir, o se oye hablar, se graba, graba su fotografía, envía su fotografía; narcisismo total, exhibicionismo absoluto.  Hay capítulos sobre eso en mi libro. 

Entonces hoy estamos en un momento en que el ruido es tremendo. Y la pregunta es: ¿cómo distinguir?  Muy difícil, obviamente, muy difícil.  ¿Por qué, además?

Se han planteado preguntas fundamentales: ¿cómo hago yo para saber que una información no es verdad?  A veces salta a la vista, pero a veces no tanto salta a la vista; a veces los medios tradicionales ayudan a desmontar una falsedad que las redes sociales se han encargado de difundir masivamente.

Estoy pensando, Rosa Miriam, en la cuestión del camión incendiado en el puente de Cúcuta en febrero del año pasado, cuando quisieron invadir, bajo pretexto de ayuda humanitaria, a Venezuela.

Entonces ahí hubo una investigación del New York Times, aunque evidentemente el gobierno había desmentido, Arreaza en particular, el canciller, había hecho una demostración en Naciones Unidas; pero, como se dijo aquí, eso no trasciende. Cuando lo dijo el New York Times, ya evidentemente los propios defensores, que son globalmente pronorteamericanos, vieron que el medio norteamericano más respetado, más considerado, desmentía la información, ya no la podían seguir afirmando; pero eso no ocurre todos los días.

Y ahora nosotros sabemos eso porque nosotros mismos somos víctimas. Yo he contado experiencias mías, propias, de cómo yo mismo me creo falsedades y las repercuto. ¿Por qué? Hay una disciplina científica que se llama la Neurociencia, ¿verdad?. tengo entendido que aquí se estudia la Neurociencia, y la Neurociencia nos dice que tenemos tendencia emocional a creer aquello en lo que creemos; parece evidente.  Si una información confirma lo que yo creo, lo que yo siempre he creído, me la creo.

Por ejemplo, yo soy antimperialista; aquí hay algunos y algunas antimperialistas.  Si leemos una información que nos dice que los Estados Unidos son malos en tal o cual aspecto, globalmente nos lo vamos a creer porque sabemos que son malos, y la vamos a difundir, aunque sea falsa, ¿entienden lo que digo? Porque evidentemente nos toca aquello de lo que estamos convencidos, aunque sea falsa.

Entonces eso es lo que se llama ahora la verdad emocional, porque no toda verdad es dos y dos son cuatro. Es lo que Frantz llama ahora el hecho alternativo: tú tienes tu verdad, yo tengo mi verdad, eso dice Frantz¿Pero qué es la verdad?

Recuerden que la humanidad, desde que se inició hasta el siglo XVIII, funcionó con una verdad, que se llama la verdad mágica porque, no sé, el Papa escuchaba a Dios y decía qué es lo que había que hacer; o el santero escuchaba, o se tiraban las cartas, o se degollaba una gallina y se veía cómo se movía. Y esa era la verdad.

Oigan, la Grecia antigua, que inventó la filosofía, creía en el oráculo de Delfos; es decir, que una vez al año, en un momento preciso, en Delfos, había una persona que de repente sabía lo que iba a pasar: que había que hacer la guerra o no hacer la guerra, etcétera. Oiga, cosas que llevaban consecuencias tremendas.  Bueno, el mundo funcionó durante milenios con la verdad mágica; hace apenas dos siglos que tenemos verdad científica ahí.   Eso no ha impedido el fascismo, que ha sido recordado aquí, no ha impedido horrores como los campos de exterminio, en fin.

Entonces quiero decir: hoy estamos en un momento en el que precisamente las palabras, los conceptos en cºomunicación que han surgido últimamente, ¿cuáles son? Fake news, posverdad, verdad emocional, verdad alternativa. Mira, todo eso te está diciendo que hoy las certidumbres no son tan exactas.  ¿Debemos por ello bajar los brazos? ¡No!, yo digo como Rosa Miriam; ¡es la batalla que tenemos que librar!  Aquí estamos evidentemente. Y hay que hacer masa.  Y pienso que esa batalla, en todo caso, cada vez que se pueda, hay que desmentir lo que obviamente es falso.

En este momento la guerra híbrida –como citó antes Rosa Miriam– más importante es la que se da contra Venezuela.  No, se ha reforzado también contra Cuba, pero Venezuela es el objetivo número uno. Y ahí un aspecto fundamental de la guerra híbrida es imponer un relato que les dé la razón a los adversarios del gobierno venezolano y de la revolución bolivariana. Contra eso sí podemos luchar, obviamente.

Muchas gracias.

(Aplausos)

Yasel Toledo Garnache: Les agradecemos a todos la presencia durante estas dos horas de intercambio, y los invitamos a adquirir el libro El imperio de la vigilancia, que está en el fondo de la sala. Los invitamos también al próximo Dialogar, dialogar el 18 de marzo, a las cuatro de la tarde aquí, en el Salón de Mayo, para debatir en torno a las Desigualdades vinculadas al color de la piel. Imaginarios y realidades en la Cuba de hoy. Recuerden que pueden sugerirnos temas para el análisis mediante el correo dialogardialogar@gmail.com. Muchas gracias.

DIALOGAR, DIALOGAR: EL COLONIALISMO 2.0 Y LOS DESAFÍOS DE LA IZQUIERDA.  ¿QUÉ HACER?
PABELLÓN CUBA, 19 DE FEBRERO DE 2020.

PANELISTAS: ROSA MIRIAM ELIZALDE E IGNACIO RAMONET

CONDUCTOR: YASEL TOLEDO GARNACHE


Notas sobre resistencia cultural y creación artística (Espacio Dialogar, dialogar + fotos)

Agradezco a los organizadores la invitación. Es un lujo que la Asociación Hermanos Saíz mantenga un espacio como este que nos permite pensarnos y que también, de muchas maneras, nos confronta. “Dialogar, dialogar” nació para rendir tributo a Alfredo Guevara y quiero recordarlo a él hoy de manera especial, en este lugar que fue también su casa y la casa del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano porque él así lo quiso.

El tema que la AHS nos invita a debatir esta vez propone entre otros el análisis de los vínculos entre resistencia cultural y creación artística. Intentaré aquí un acercamiento preliminar a partir de mi experiencia profesional en la cual confluyen mi trabajo con teatrólogo y mi desempeño como director del Programa de Estudios sobre Culturas Originarias en la Casa de las Américas.

No obstante, necesariamente, debo mencionar antes la resistencia popular que emerge en la región –en Ecuador y Chile– como respuesta a la desfachatez del neoliberalismo y también la resistencia indígena que se levanta frente a ese terrorífico Golpe al Estado Plurinacional de Bolivia que ha remontado el proyecto colonial, excluyente, racista y fundamentalista de la conquista. Lo que ocurre hoy en Ecuador, Chile, Bolivia y ahora también en Colombia no solo nos obliga a expresar nuestra condena a las fuerzas coloniales represoras y nuestra solidaridad con los pueblos que luchan, sino que nos exige estar atentos y pensar-obrar-sentir sin ingenuidad.

Al abordar el tema de la resistencia cultural lo primero que salta a la vista es la necesidad de comprender a fondo la diversidad de actores y contextos que hacen parte de los disímiles procesos en los que esta aparece como una imperiosa necesidad de subsistencia. Ello nos permite evaluar la complejidad que entraña usar una noción que, como explicara Néstor García Canclini, en un texto publicado hace ya casi una década, “es una de las más gastadas y menos analizadas en la retórica crítica” (2010).

Hoy, si bien sigue siendo una noción poco estudiada es, además, uno de los términos apropiados por la derecha ultraconservadora e imperial para sustentar amañados procedimientos de subversión. Lo anterior obliga a poner apellidos a los procesos de resistencia siendo aquellos que enfrentan la hegemonía colonial-neoliberal los que en particular me interesan.

En estos tiempos las prácticas revolucionarias y descolonizadoras operan en un mundo en el cual, mediante la fuerza, pero también con la puesta en marcha de estrategias muy sofisticadas de “colonización del deseo” (Rolnik, 2019), se prefiguran escenarios –parques temáticos– para canalización sectorializada de la necesidad humana de expresar disenso.

Estos compartimentos estancos, que nos obligan a enfocarnos en temas específicos al tiempo que invisibilizan otros, buscan estandarizar los comportamientos, controlar las reacciones y conducir la atención de los individuos –individuos cada vez más individualistas–, hacia zonas alejadas de los fundamentales conflictos del mundo.

En estos sitios está permitido ejercer, dinero en mano, la única libertad posible: comprar, consumir. Lo ignoran algunos, pero, en verdad, formamos parte del ciclo que no solo nos hace devenir consumidores, sino que acaba transformándonos en mercancía, de modo que nuestra vida, como la del antiguo Sísifo, es reducida a una puesta en escena en la que permanentemente nos vendemos a nosotros mismos. Siguiendo esa lógica, podemos decir con claridad que la cultura de nuestro tiempo, que es la de un capitalismo neoliberal despiadado, se caracteriza por la manipulación a gran escala de las subjetividades –individuales y colectivas–, a través de muy sutiles e infinitamente diversificadas tácticas de dominación que operan mediante la exaltación de un egoísmo autofágico y sadomasoquista. Vivimos sumergidos y ahogados en un mundo que, al decir de Homi Bhabha, da “a la cotidianidad alienante un aura de individualidad, una promesa de placer” (2007).

No es raro entonces que cualquier vía que socave, aunque sea en muy pequeña escala, los fundamentos de esa cultura global que estandariza, unifica y quiebra todo vínculo con las esencias humanistas, sea asediada de la manera más acerba por el imperialismo y sus élites locales y trasnacionales o glocales, como algunos prefieren decir.

La justicia social, la solidaridad, la reciprocidad, la complementariedad ponen en crisis el sistema totalitario y homogeneizante y escapan de la lógica del carpe diem. La reemergencia de paradigmas alternativos al neoliberalismo, basados en las propias estrategias de resistencia de los pueblos, y el despliegue con éxito de procesos sociales de matriz descolonizadora, han puesto a funcionar la vieja maquinaria del exterminio, siempre engrasada. El golpe de estado en Bolivia viene a ratificar esa práctica en un subcontinente donde el descontento popular y su expresión ciudadana colectiva crecen y se fortalecen considerablemente.

La creación de un nuevo ejército de evangélicos fundamentalistas trae a escena al mismo protagonista con idéntico objetivo: divide y vencerás. Pero nada de esto es nuevo, esa es la lógica tras las sucesivas conquistas de Abya Yala, y, claro está, la que sostiene por casi 60 años un despiadado bloqueo contra nuestro país.

Entiendo la resistencia cultural como la acción-reflexión descolonizadora y despatriarcalizadora, que visibiliza, de manera dialéctica, las tramas subterráneas de la homogenización neoliberal y busca quebrar desde las macropolíticas, pero también desde las micropolíticas, las estructuras y las narrativas de la dominación imperialista.

No hay dudas de que es esta una batalla que se da fundamentalmente a nivel de subjetividades porque una de las tareas cardinales de esa maquinaria es ocultar los conflictos de clase, género y también los que resultan de los procesos coloniales de racialización. Por ello algunos investigadores hablan en la actualidad de la “invención de los pobres de derecha” como uno de los productos más exitosos del capitalismo de estos tiempos, consumidores sin conciencia de clase y sin voluntad transformadora.

Desde luego que si la estrategia es individualizar hasta la máxima expresión posible el mejor antídoto sería constituirse y fortificarse en comunidad, robustecer los lazos y redes que nos hacen uno con el otro y proteger, a lo interno, las dinámicas naturales de la diversidad, de modo que no sean utilizadas para desmontar las bases de una alianza que no ha de tener más aglutinante que la necesidad de defender la vida, de todos y todas, y el territorio donde esa vida se reproduce. Pienso, por ejemplo, en la resistencia de los pueblos indígenas del continente, avasallados permanentemente en la más absoluta invisibilidad y masacrados con las armas, la biblia, los virus, el dinero, el alcohol…

Son, sin duda, los pueblos originarios los que más genocidios y espistemecidios han resistido y de quienes más debemos aprender. Su unidad como pueblos radica quizás en un  hecho que no debemos olvidar. Para los indígenas la tierra es un ente vivo con la que estamos íntimamente relacionados, de modo que comunidad y territorio son una misma entidad no ya desde el punto de vista simbólico, sino también de manera muy concreta.

Si pensamos en la creación artística desde esta perspectiva coincidiríamos, tal vez, en que aquellas obras que contribuyen a la cohesión de la comunidad y a la afirmación de su identidad en un territorio determinado hacen parte de una cultura de resistencia frente al tsunami homogeneizador que individualiza y divide. Sin embargo, hay que ser conscientes de que no basta con sostener y enarbolar ese propósito.

Una obra de arte no es solo resultado de la voluntad del artista sino también de un conjunto de dinámicas institucionales diversas –el propio creador también lo es– y podría reproducir las estructuras e incluso los mensajes de dominación, o en peor de los casos contribuir a la afirmación de estos por un efecto de rebote. Es lo que suele pasar con el panfleto, con las obras que “denuncian” generalizando y con mucha creación-propaganda que acaba repitiendo las mismas fórmulas del melodrama, por ejemplo, y arrastrando, más bien empujando, a los lectores-espectadores con entusiasmo militante al campo enemigo.

No existe la cultura de resistencia sin el arte crítico, capaz de proponer al lector-espectador una estrategia activa de análisis de su realidad, una actividad que en lugar de adormecerlo lo desperece e involucre. Pienso en Bertolt Brecht y en su concepción del teatro épico que no descarta la diversión, pero aspira a una productividad, la cual no puede realizarse sin un creador con sentido crítico y con una intención definida. Al respecto dice Brecht:

Sin criterios y sin intenciones es imposible realizar verdaderas representaciones. Sin saber, es imposible mostrar. ¿Y cómo saber lo que vale la pena saberse? Si el actor no quiere ser ni un papagayo ni un mico debe hacer suyo el saber de su tiempo sobre la convivencia humana, participando en la lucha de clases. Es posible que a alguno le parezca esto rebajarse, ya que -una vez que ha quedado establecido lo que va a cobrar como actor-, coloca al arte en las más sublimes esferas.

Pero las decisiones supremas del género humano se conquistan en la tierra, no en el éter; en el “exterior” y no en los cerebros. Nadie puede estar por encima de la lucha de clases, ya que nadie puede situarse por encima de los hombres. La sociedad no posee ningún altavoz común mientras siga dividida en clases que se combaten. En arte, “permanecer imparcial” significa ponerse del lado del partido “dominante” (1998).

La pregunta “¿Y cómo saber lo que vale la pena saberse?” de Brecht me lleva a pensar en la necesidad de pedagogías decoloniales, las cuales al decir de   Catherine Walsh, son entendidas como:

(…) las metodologías producidas en los contextos de lucha, marginalización, resistencia (…) lo que Adolfo Albán ha llamado “re-existencia”; pedagogías como prácticas insurgentes que agrietan la modernidad/colonialidad y hacen posible maneras muy otras de ser, estar, pensar, saber, sentir, existir y vivir-con (2013).

Solo la voluntad de descolonización y de emancipación que implica la puesta en práctica del pensamiento crítico y de una acción transformadora que vaya más allá de la resistencia misma para “producir modos de subjetivación originales y singulares” (2015), puede activar una creación desregularizada capaz de transparentar los mecanismos de control, problematizar la existencia y poner a funcionar el tejido social en función de ese equilibrio del mundo del que hablaba Martí, o del “buen vivir” andino. Parecerá raro, quizás, que yo hable de buen vivir aquí, ahora que los dos países que han constitucionalizado ese principio indígena en el continente enfrentan una profunda crisis de paradigmas producto de la embestida neoliberal y la traición, porque sobre todo traidores hay en esta historia.

En realidad lo hago por la diferencia esencial entre la idea comunal de vivir bien, en equilibrio y armonía con el otro y con el ambiente, la madre tierra o la Pachamama si lo decimos en quechua o en aymara, y el vivir mejor que implica que algunos vivan mejor que otros, o sea que unos tengan más, acumulen más.

Pienso en el ayllu, la comunidad originaria andina, y pienso en la dinámica creadora del teatro de grupo latinoamericano que, afincado en el deseo de construir una comunidad utópica para la comprensión y expresión de nuestras realidades, ha propuesto, fundamentalmente a partir de la segunda mitad de siglo xx, un sinnúmero de experiencias de convivio que radicalizan la necesidad del ser humano de confrontarse en vida con el otro, interrogar nuestras realidades e interrogarnos.

Ese teatro vivo, inquietante, crítico, incómodo, distinto del drama culinario o antiespasmódico, que junta, en el caso de nuestra América, la práctica de Brecht con la del loco Antonin Artaud, ese amigo íntimo de Alejo Carpentier, que viajó a México para encontrar en los rarámuris o tarahumaras una conexión con la vida, humana y cósmica, que no existía en el París de la primera mitad de siglo. Ese quehacer efímero, pero orgánico, constituye un extraordinario reservorio de  escenarios y experiencias de resistencia.

Habría que mencionar sin duda el quehacer de figuras como Atahualpa del Cioppo, Enrique Buenaventura, Santiago García, Antunes Filho, Vicente Revuelta, Miguel Rubio y Flora Lauten, el trabajo de los grupos que ellos fundaron. Más acá en el tiempo y centrándome en Cuba podríamos mencionar a Nelda Castillo, Carlos Díaz, Carlos Celdrán, Rubén Darío Salazar, Fátima Paterson, como hacedores de una práctica siempre cuestionadora y revulsiva de esa realidad compleja que muchas veces se muestra en blanco y negro, perfecta o imperfecta, y que las obras de estos creadores discuten, porque nos obligan a abandonar nuestra zona de confort y a dirigir nuestra mirada hacia lugares incómodos de los que solemos apartar los ojos y la mente.

Obviamente, no toda creación teatral participa per se de esa cultural de resistencia, sin embargo, creo que en el teatro como manifestación se dan las bases para que esa cultura se exprese. Jorge Dubatti, un notable crítico y teórico argentino, nos recuerda:

(…) que el punto de partida del teatro es la institución ancestral del convivio: la reunión, el encuentro de un grupo de hombres en un centro territorial, en un punto del espacio y del tiempo. (…)  En tanto convivio, el teatro no acepta ser televisado ni transmitido por satélite o redes ópticas ni incluido en Internet o chateado. Exige la proximidad del encuentro de los cuerpos en una encrucijada geográfico-temporal, emisor y receptor frente a frente (…) (2007).

En la reunión de esa comunidad reflexiva que el mejor teatro activa me gusta ver un conjunto de claves que necesitamos comprender. La primera, no estamos solos. La segunda, no somos el centro del universo. La tercera, estamos realmente vivos, no somos zombis, podemos impedir ser convertidos en zombis, quizás, si el mal ha avanzado demasiado, podemos incluso dejar de serlo. “Que nos vean la vida”, decía Martí a sus colaboradores del Partido Revolucionario Cubano, y es recomendación totalmente vigente y lo será aún en este mundo atestado de muertos vivientes, gente hastiada, malgeniosa, amargada que se cruza en nuestro camino diariamente y que a veces se convierte en el camino mismo.

La cultura del mundo occidental actual impone el miedo al otro y propone la soledad del corredor de fondo como salida o refugio. El teatro que prefiero rompe ese aislamiento, busca complicidades y, aunque presente las cosas más terribles, esclarece y conjura, dos cosas que arte en resistencia está obligado a hacer.

Meyerhold y Vajtangov, ambos discípulos de Stanislavki, solían decir, a contrapelo de los postulados de su maestro, que en el teatro el único estado posible era la alegría (Ver Meyerhold, 1988 y  Gorchakov, 1962). Sé que hay mucha gente enojada que ha hecho grandes obras que nos enseñan mucho sobre los fracasos del ser humano, pero creo que la mejor de las batallas es la que se combate usando, lo que refiriéndose a Martí, Fina García Marruz denominó, “el amor como energía revolucionaria” (2004).

No sé si el amor de Martí es exactamente el mismo de los Beatles – por aquello de “all you need is love”–– pero sí estoy seguro de que es el mismo estado que Meyerhold y Vajtangov llama alegría, un estado que congrega en la disposición a actuar, que conmina a hacer lo que hay que hacer. El amor y la alegría, no solo son las armas de la resistencia, son las herramientas de la resiliencia, los motores de la acción transformadora que se necesita, sea cual sea la escala de esa metamorfosis.

Porque podemos asumir que hemos perdido la guerra cultural o seguir pelando, sin odios como también decía Martí – en frase que, por cierto, ha sido recordada recientemente por un autoproclamado maestro de democracias—, sin odio, sí, “pero –y vuelvo a Martí— ni una línea atrás de nuestro absoluto derecho” (en García Marruz, 2004). Qué es digo yo el derecho fundamental, obvio, a la vida.

Vivir una cultura de resistencia nos exige no dar nada por sentado, preguntarnos una y otra vez con qué espejuelos miramos el mundo, desmontar el colonialismo internalizado en nosotros mismos y a interactuar conscientemente con los demás, lectores, espectadores, y también con el resto de las instituciones no para afincar nuestro ego, sino para disolverlo en esa acción que transforma y construye. No será fácil claro, habrá traiciones, distorsiones, derrotas, y aprenderemos de ellas si estamos en vida y no nos dejamos matar.

En su último ensayo, Roberto Fernández Retamar, a quien no puedo dejar de recordar si se habla de creación y resistencia porque a él debemos ese Caliban nuestro americano, que sigue siendo una extraordinaria metáfora de la potencia emancipadora y descolonizadora que hay que preservar, proponía una interrogante que hoy, si miramos a Bolivia o a Haití es aún más pertinente. Se preguntaba el poeta:

¿Qué destino es dable esperar, para un mundo sumido de modo creciente en la barbarie, de quienes, mientras consideran inferiores a etnias que no son la suya y como tales las tratan (así habían actuado los nazis), niegan cosas tan obvias y tan peligrosas para todos, incluso desde luego para los Estados Unidos, como el calentamiento global?

“A pesar de la respuesta que al parecer se impone –proponía el autor más adelante— volvamos a confiar en la esperanza” (2019).

El amor de Martí, la alegría de los directores de teatro rusos y la esperanza que siempre invocaba Retamar soy hoy mis calves para entender la resistencia. Confiemos en los pueblos y asegurémonos que estamos del lado de los que aman y construyen esa sociedad más justa que traerá, en palabras del paradigma indígena andino, el tiempo del Buen Vivir.

 

Referencias bibliográficas:

Bhabha, Homi K. (2007). El lugar de la cultura. Manantial. Buenos Aires.

Brecht, Bertolt (1998). “Pequeño órganon para el teatro”, en Conjunto, No. 110, julio-septiembre, La Habana, pp. 4-16.

Dubatti, Jorge (2007). Filosofía del teatro I, Atuel, Buenos Aires.

Fernández Retamar, Roberto (2019).”Notas sobre América”, en Casa de las Américas, No. 294, enero-marzo, La Habana, pp. 27-37

García Canclini, Néstor (2009). ¿De qué hablamos cuando hablamos de resistencia?, Estudios visuales: Ensayo, teoría y crítica de la cultura visual y el arte contemporáneo, No 7, España, pp. 15-36.

García Marruz, Fina (2004). El amor como energía revolucionaria en José Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana.

Gorchakov N. (1962). Lecciones de Regisseur por Vajtangov. Editorial Quetzal. Buenos Aires.

Guattari, Féliz y Rolnik, Suely (2015). Micropolíticas. Cartografías del deseo, Casa de las Américas, La Habana.

Meyerhold, V. E. (1988). El teatro teatral. Arte y Literatura, La Habana.

Rolnik, Suely (2019). Esferas de Insurrección: Apuntes para descolonizar el subconsciente, Tinta y Limón Ediciones. Buenos Aires.

Walsh, Catherine (Ed) (2013). Pedagogías decoloniales. Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir, Abya Yala, Quito.

* Versión de las palabras leídas en el Encuentro “Dialogar, Dialogar” convocado por la Asociación Hermanos Saíz bajo el tema Creación y resistencia. La cultura de nuestro tiempo”. El encuentro se realizó el 27 de noviembre de 2019 en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba con la conducción de Yasel Toledo Garnache y la participación de Abel Prieto Jiménez y Gisselle Armas.


Luis y Sergio Saíz, dos jóvenes de todos los tiempos (Transcripción de Dialogar, dialogar + Fotos y spot)

Transcripción del espacio Dialogar, dialogar, con el tema El rol de los jóvenes creadores en la Cuba de hoy. ¿Vigencia de los hermanos Saíz?, 16 de octubre de 2019

Yasel Toledo Garnache, moderador:

Estamos otra vez en Dialogar, dialogar, espacio de la Asociación Hermanos Saíz para el debate y la crítica valiente y responsable. Apenas faltan dos días para celebrar el aniversario 33 de nuestra organización, un buen motivo para intercambiar sobre el rol de los jóvenes creadores en la Cuba de hoy.

Nos acompañan en el panel la joven periodista Yanetsys León González; el investigador y Doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez Cañedo, fundador de Dialogar; y Luis Morlote Rivas, Presidente de la UNEAC, quien durante varios años estuvo al frente también de la AHS y siempre será parte de esta familia grande a la cual aportó mucho y lo sigue haciendo.

Están junto a nosotros también miembros del Consejo Nacional de la AHS y artistas de todas las provincias. Este día es inevitable pensar en Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, dos hermanos, asesinados el 13 de agosto de 1957, dos muchachos repletos de ímpetu, inteligencia y voluntad para ser útiles a su nación. Uno imagina aquel día en San Juan y Martínez, un pequeño poblado en la actual provincia de Pinar del Río: la despedida de la madre, los pasos en la calle, los disparos que apagaron sus vidas, la tristeza de muchos…

Cuando uno lee sus textos percibe que eran entusiastas, enamorados, bromistas, pero también sentían una profunda preocupación por los problemas sociales y políticos de su época, por la realidad dolorosa que sufría el pueblo, y trataban de contribuir al necesario cambio.

En textos como JuventudesLas razas: el problema racial en Cuba; ¿Por qué no vamos a clases?; La Generación del Centenario; y ¿Por qué luchamos? se percibe la profundidad del pensamiento de ambos, a pesar de la juventud.

No podemos asegurar que la obra literaria de ellos tiene gran calidad, pero es innegable el talento, la inquietud, la capacidad para crear que estaba en crecimiento, pues apenas tenían 17 y 18 años de edad.

Al leer los testimonios de amigos, compañeros de estudios y otras personas que los conocieron, uno descubre también sus cualidades como seres humanos valientes, arriesgados y muy sensibles, lo cual se refleja también en sus poemas.

¿Cuánto de ellos debe permanecer o no en los jóvenes creadores de hoy? ¿Cómo debemos ser los escritores, investigadores y artistas en la actualidad? ¿Cómo deben ser nuestras relaciones con las instituciones?

¿Acaso no estamos para exigirles y criticarlas con sinceridad,  pero también para hacer propuestas y realizar acciones desde la voluntad de ayudar a fin de contribuir a que cumplan cabalmente con sus funciones? ¿Qué nos debe guiar?

Dialogar Dialogar...
Dialogar Dialogar…

 

Luis Morlote Rivas:

No sé si se dieron cuenta del matiz leve en la presentación. Yasel dijo la palabra joven, pero cuando llegó a mí no la utilizó (Risas). Lo bueno que tiene este espacio es que podemos conversar entre todos, como amigos. Aunque parezca melodramático –yo vengo de la Radio-, debo confesar que todavía hoy la mejor experiencia de mi vida ha sido el paso por la AHS, no la he superado, porque la Asociación brinda la posibilidad –como decía Yasel- de trabajar desde la responsabilidad, pero siempre proponiendo, innovando, criticando. Rafa-presidente actual de la AHS-, me pedía que hablara un poco de Esther, madre de los hermanos Saíz. Tuvimos la posibilidad de compartir durante varios años con ella.

Recuerdo incluso que íbamos al Comité Nacional de la UJC, y hablábamos de la importancia de ir a visitarla a San Juan y Martínez, porque nos parecía que le quedaba poco tiempo de vida, así era cada año, pero ella estuvo hasta que quiso y con una lucidez extraordinaria, por suerte para nosotros. Y eso nos permitió comprender por qué los hermanos Saíz eran así y por qué es tan apropiado que esta asociación se llame de esa manera, lo cual implica un altísimo compromiso.

Recuerdo que en el 2008, hicimos una entrega especial de Maestra de Juventudes a ella, a Esther, en un acto que efectuamos en el Memorial José Martí. Lo merecía no solo por ser la madre de ellos, sino por su trayectoria como maestra y metodóloga de Educación.

Tenía una vocación por el magisterio y el servicio social. Luego de la actividad, la entrevistó un periodista, y ella expresó que estaba muy alegre de ser Maestra de Juventudes, porque la AHS es la organización a la cual sin dudas hubiesen querido pertenecer sus hijos, según sus propias palabras.

Le decían La Montes de Oca. Hay una anécdota: Un día se montó en un taxi, en el cual iba una muchacha, que expresó: “chofer, apúrese que hoy nos visitará La Montes de Oca, y esa mujer no entiende”, porque también era exigente.

El padre de ellos también tenía una conducta intachable. Eso explica un poco las cualidades de Luis y Sergio, quienes conocían la obra de José Martí. En el momento de la muerte, Luis era coordinador del Movimiento 26 de Julio en San Juan, y Sergio se desempeñaba como jefe de Acción y sabotaje. Se dice fácil, pero con solo 17 y 18 años tenían que ser muy valientes y audaces, tenían que ser líderes también, para que confiaran esas responsabilidades en ellos.

Hay que leer el texto de ellos sobre Abraham Lincoln, quien fue presidente de Estados Unidos, para percibir también la profundidad de sus análisis. La familia les dio una formación política y humanista muy completa. Sorprende el conocimiento y la formación de ellos tan completa, con esas edades y en un lugar apartado como San Juan y Martínez.

Armando Hart me dijo una vez que existen muchas coincidencias entre el documento ¿Por qué luchamos?, de ellos, y La Historia me absolverá, alegato de autodefensa de Fidel en el juicio después del asalto al Cuartel Moncada, que se convirtió en programa de lucha de la nueva etapa revolucionaria.

Esther nos narraba que aquel 13 de agosto ella estaba fregando en la cocina, cuando los hijos le dijeron: “mamá, vamos al cine”, y ella les dijo que no fueran, pero ellos dijeron que sí. Un rato después escuchó los disparos, y pensó: “me mataron a los muchachos”, y salió corriendo al portal. La gente pasaba, y ella escuchó cuando uno dijo: “mira, no sabe que le mataron a los hijos”.

Esa escena y todo lo relacionado con ellos dan para una película que emocione. Esther siempre dejó las camas tendidas, todo como ellos lo dejaron cuando salieron. Eso la ayudó a seguir con vida, era como si Luis y Sergio estuvieran ahí.

A la AHS le corresponde divulgar más la obra de ellos. Tal vez una multimedia y que la gente pueda visitar la casa de manera virtual.

Dicen que Fidel cuando visitaba la casa solo llegaba hasta el portal.

El sepelio de los hermanos Saíz conmovió a muchas personas.

Es importante estudiar sus obras y ejemplos, porque aportan un pensamiento revolucionario, antimperialista, creativo -muy creativo-, innovador, profundamente descolonizador…

La Asociación nunca puede acomodarse, tiene que criticarse en el interior de ella misma y no asumir nunca la burocracia institucional. Hay que aprovechar esas oportunidades únicas que tienen la AHS y la UNEAC de pensar críticamente la cultura. Las Casas del Joven Creador -sedes de la AHS en las diferentes provincias- son espacios alternativos y abiertos, donde confluyen todas las manifestaciones artísticas, y eso debemos defenderlo siempre.

La idea de que la sede nacional de la AHS sea el Pabellón Cuba fue de Fidel. Él tuvo dos encuentros con la AHS, en 1988 y en el 2001. Fidel reconoció siempre la importancia de esta organización. En una ocasión manifestó:

“No se puede decir que el papel de la AHS sea solo promover la cultura, puede ser lo más importante, pero la Asociación tiene también que recoger todas las cuestiones, preocupaciones y problemas a resolver, tiene que trabajar y luchar por los intereses de aquella gente a la que representa. Esta organización se justifica ahora y siempre, ahora y siempre”.

Hace poco participé con Rafael –actual presidente nacional- en una reunión, y en verdad él se faja y defiende la AHS, eso habla muy bien de su responsabilidad.

Yasel Toledo Garnache:

Indudablemente, el nombre de esta organización significa un compromiso adicional, con Luis y Sergio, sus esencias y la capacidad para enfrentar cualquier reto. Cuando escuchábamos a Morlote, una pensaba otra vez en la fidelidad de aquellos jóvenes a sus principios, incluso en momentos de mucho peligro.

Recordaba fragmentos del artículo de Sergio, ¿Por qué no vamos a clases?, que leyó en el Instituto de San Juan, como parte de una huelga. Ese texto denunciaba problemáticas sociales poco después del asalto al Palacio Presidencial en La Habana, donde hubo disparos y sangre. No tenían miedo. En verdad, debemos divulgar mucho más el pensamiento y la obra de ellos.

Elier seguramente nos comentará sobre eso. Te pedimos, además, hermano, algunas opiniones sobre la relación de los creadores y las realidades, los contextos. En ocasiones, se debate sobre qué es lo más importante: ¿solamente la obra o también lo demás? ¿Cuándo estamos en un proceso creativo es posible meternos en una burbuja de cristal o torre de marfil por encima de todo y desprendernos de la política, las preocupaciones sociales? ¿Intentarlo sería lo más justo con nosotros mismos?

Elier Ramírez Cañedo:

Estar aquí nos satisface y emociona. Este es un espacio que llegó para quedarse. Antes de hablar sobre el rol de los jóvenes creadores en la Cuba de hoy, quisiera comenzar refiriéndome a Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, cuyos nombres prestigian a la organización que agrupa a los jóvenes de la vanguardia artística e intelectual cubanaAl ingresar en la AHS nada conocía de estos jóvenes, que al ser asesinados por esbirros de la dictadura de Fulgencio Batista el 13 de agosto de 1957 apenas contaban con 18 y 17 años de edad. El hecho de pertenecer a la AHS y al propio tiempo ser graduado de licenciatura en historia, me obligaba por una cuestión moral de saber quiénes fueron realmente esos muchachos cuyos rostros podía ver reflejados en las paredes de las oficinas del Pabellón Cuba y en pulóveres distribuidos por la dirección de la AHS.

Lo primero que descubrí es que no es mucho lo que se ha escrito sobre su corta pero destacada vida revolucionaria, así como de la radicalidad y hondura de su pensamiento político. Solo cuatro libros –al menos que conozca- hacen referencia a su historia y compilan gran parte de sus textos literarios y políticos:

  1. Brisa Nueva. Selección de la obra de los hermanos Saiz, de Luis Beiro Alvarez, Sergio Suárez López, Luis A. Figueroa Pagé y Reinaldo López Medina, Editora Política, La Habana, 1981.
  2. Luis y Sergio. Los Hermanos Saíz, de Luis Beiro Álvarez, Editorial Gente Nueva, 1983.
  3. Cuerpos que Yacen dormidos, del profesor Luis A. Figueroa Pagés, Editorial Abril, con ediciones en 1997, 2007 y 2012.
  4. Sobre la vida que surge, de Luis A. Figueroa Pagés, Ediciones Loynaz, 2016.

También pude luego acceder y disfrutar del documental ¿Por qué luchamos?, dedicado a Luis y Sergio, realizado por el periodista Danny González Lucena en el 25 aniversario de la organización.

Pero si poco es lo que se ha publicado, mucho menos se ha logrado un trabajo sistemático y efectivo por hacer llegar a las nuevas generaciones el legado de los Hermanos Saíz, de ahí que aun exista una inmensa deuda que saldar. Sin duda, estamos hablando de dos bisoños patriotas que debieran constituir también referentes y paradigmas de toda la juventud cubana. Por supuesto, esa labor va más allá de la responsabilidad de la AHS, pero la AHS por el honor y el compromiso que representa llevar el nombre de esos hermanos tiene que inevitablemente estar a la vanguardia en esa misión.

Para mí fue una gran revelación encontrarme con la vida y obra de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, quedé realmente fascinado con su impronta. Estremece y conmueve su ejemplar actitud revolucionaria y antiimperialista, el calado y originalidad de sus ideas político-sociales, su humanismo, solidaridad hacia los oprimidos, sus sentimientos internacionalistas y su profunda sensibilidad artística. Gran simbolismo adquiere además para el presente su caída, al producirse un 13 de agosto, cuando se disponían a realizar una acción para celebrar el cumpleaños de Fidel. Encoleriza el hecho de pensar cuánto más hubieran podido aportar a la patria de no haberse producido su vil asesinato.

Estos dos hermanos de San Juan y Martínez, Pinar del Río, cultivaron en su corta vida los más preciados valores revolucionarios, forjados en gran medida por sus padres, el juez Luis Saíz y la maestra de instrucción pública Esther Montes de Oca, quienes lograron sembrar en sus pequeños el amor y el conocimiento del pensamiento y la vida de José Martí, así como un alto compromiso con la justicia social.

Despertaron además en ellos el interés por el arte y la literatura, de ahí que ya en el momento de su caída, dejaban a la posteridad testimonio de su vocación y talento artístico. A su edad ya habían leído además de a José Martí, a Casal, Bolívar, Juárez, García Lorca, Ingenieros, Rodó, Haya de la Torre, Marx y Lenin. El alegato de autodefensa de Fidel Castro, La Historia me absolverá, fue un texto que evidentemente ejerció mucha influencia en ellos.

En el momento de su muerte ya Luis había estado entre los fundadores del Directorio Revolucionario pues había ingresado en la Universidad de La Habana en la carrera de Derecho, donde se destacó en las luchas estudiantiles, aunque durante un corto tiempo pues la universidad sería clausurada en 1956. Al volver a San Juan y Martínez, Luis se incorpora al Movimiento 26 de Julio y participa en numerosas actividades clandestinas. Por los méritos alcanzados llegaría a ser su coordinador, mientras que su hermano Sergio fungiría como jefe de Acción y Sabotaje, siendo fichado por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) como “el joven del jaket verde”.

Su obra literaria y política  debiera hoy ser estudiada y conocida por toda nuestra juventud. De la poesía de Luis que, igual a la de Sergio está marcada por la denuncia de los males sociales en que vivía el país y por su compromiso revolucionario, mencionaría: PresenciaPartidaLlanto por José Antonio Echeverría y Brisa Nueva. De sus textos políticos: La Generación del CentenarioLas razas: el problema racial en Cuba, Juventudes y ¿Por qué luchamos?, considerado este último el testamento político de ambos hermanos donde se observa cierto paralelismo con La historia me absolverá.

En el caso de la obra poética de Sergio: Un verso me pidenCanto a la muerteDesalojo, A un burgués, Déjame llevarte en ansias y Elegía a Karl Marx. De su pensamiento político destacaría: ¿Por qué no vamos a clases?

Pero hay mucho más para sorprenderse con la obra de los Hermanos Saiz, por ejemplo el conocer que ambos realizaron apuntes para la redacción de una futura Constitución o el hecho de que Sergio diseñara todo un programa de cinco años para una Cátedra Martiana donde debía estudiarse la obra del Apóstol.

En su testamento político: ¿Por qué luchamos?, ambos hermanos defienden una revolución martiana y socialista, alejada tanto del “tío Sam” como del “oso ruso”, una revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y para nada debe sorprendernos el distanciamiento de Luis y Sergio del “llamado socialismo real” infestado ya en esos momentos por el Estalinismo, y es que ellos forman parte de la originalísima tradición marxista cubana de profunda raíz martiana, al igual que lo fue Mella, Villena, Guiteras, Pablo, Roa, Fidel y otras destacadas figuras de la lucha revolucionaria del siglo XX. Luis y Sergio aspiraban a una revolución que naciera de las propias entrañas cubanas, tomando en cuenta la idiosincrasia de la Isla y su inserción dentro del contexto latinoamericano y caribeño, a un socialismo muy propio, que tuviera como basamento esencial el pensamiento del Apóstol.

Ahora bien, ¿cómo lograr desde la AHS, dar a conocer este magnífico legado de los Hermanos Saiz a las nuevas generaciones de cubanos?

Creo debiéramos comenzar desde casa: en todos los consejos y direcciones nacionales de la AHS presentar y distribuir algún texto de los hermanos Saiz; publicar nuevamente la compilación de su obra por alguna editorial de la AHS en una tirada más amplia y organizar presentaciones de estos libros en todas las casas del joven creador en el país.

Pienso que si los miembros de las AHS conocieran y se apropiaran -en buen sentido- de la obra de los hermanos Saiz, esto serviría para inspirar canciones, poemas, ensayos, obras de teatros, pinturas, audiovisuales y otras creaciones artísticas. ¿Acaso no se ha demostrado ya la capacidad del arte para inmortalizar figuras e ideas y para calar en lo más profundo de los sentimientos humanos?

Debiéramos jerarquizar aun más la jornada nacional del 13 de agosto y que sea un acontecimiento no solo en Pinar del Río, sino en todo el territorio nacional, uniendo como hacemos en el Pico Turquino en un solo haz a Martí, Fidel y los hermanos Saíz. Pero no debiéramos pasar por alto tampoco la fecha de nacimiento de Sergio el 8 de enero y de Luis el 4 de noviembre. Por otro lado, la obra de los Hermanos Saíz debiera estar más accesible para todos, empezando desde la  página Web de la organización. Otras ideas que se me ocurren: realizar un producto de multimedia que incluya una visita virtual a la casa de los hermanos Saiz, producir aplicaciones para celulares y tabletas donde se compilen sus textos y hasta el encargo de la elaboración de un guión para una futura película sobre los Hermanos Saíz.

Creo además que para honrar la memoria de Luis y Sergio desde el papel de los jóvenes creadores en la Cuba de hoy, pudiéramos intentar darle respuesta desde el debate y, más que todo, desde la acción, a las siguientes preguntas:

¿Cómo hacer que a la sensibilidad artística en nuestros jóvenes creadores le acompañe la sensibilidad revolucionaria, que a las preocupaciones estéticas le acompañen las preocupaciones éticas? Recordar que Lenin decía que “la ética sería la estética del futuro”, haciendo ver la belleza que también se desprende de las actitudes y comportamientos de los seres humanos. ¿Acaso habrá estética más perfecta a la lucha por alcanzar la mayor suma de justicia social posible? “Ese sol del mundo moral”, al decir de Cintio Vitier.

Pero en la coyuntura actual de Cuba, nuestro socialismo necesita tanto de la belleza en los actos como de la belleza en la transformación de nuestro entorno, de la belleza de todas nuestras realizaciones en el mundo material. Y ahí los jóvenes creadores pueden desempeñar un rol fundamental.

¿Cómo lograr que la AHS también contribuya a materializar la idea en la que tanto insistía Alfredo Guevara en sus intercambios con los jóvenes de “un socialismo neo renacentista cultor de la belleza”?

¿Cómo lograr que la vanguardia artística joven de Cuba se proyecte hacia toda la sociedad para contribuir al nacimiento de una nueva hegemonía, liberadora, antiimperialista, anticapitalista y anticolonial?

¿Cómo hacer que la AHS participe en la tan necesaria trasformación espiritual de los seres humanos, en la generación de valores y conductas socialistas, que tanto necesita nuestra sociedad hoy en día junto al crecimiento económico?

¿Cómo puede contribuir la AHS a mantener viva la herejía de la Revolución Cubana desde el pensamiento martiano, marxista y fidelista, en su esencia anti dogmática, creativa y autóctona?

Los jóvenes creadores en nuestro país estamos llamados no solo a desatar las fuerzas productivas, sino también las fuerzas espirituales de la nación. En ese sentido el papel de la AHS es fundamental. También para acabar de volar en pedazos visiones estrechas en la manera de entender la cultura, como aquella que solo la concibe desde el arte y la literatura.

En ese sentido hemos insistido en la importancia de las Ciencias Sociales, en medio de las batallas culturales que enfrentamos. ¿O es que acaso los aportes de la historia, la sociología, la antropología, la filosofía y otros saberes humanísticos, no forman parte también de lo más valioso de nuestra cultura? ¿Cuántos eventos de pensamiento hace la AHS? ¿Por qué la sección de Crítica e Investigación sigue siendo la más deprimida? ¿Por qué pensar solo en cruzadas artísticas y no en cruzadas de arte y pensamiento? Son preguntas para debatir.

Considero que la AHS pudiera ser una organización para agrupar y articular a esos núcleos de jóvenes pensadores que hoy andan dispersos a lo largo y ancho de nuestro país. Mucho pudieran aportar unidos al perfeccionamiento de nuestro modelo de socialismo y a la defensa de las ideas humanistas, anticolonialistas y antimperialistas frente a la arremetida del pensamiento neoliberal que también nos amenaza.

Yasel Toledo Garnache:

Escuchar a Elier siempre es interesante. Muchos elementos para pensar y hacer, retos que tenemos y debemos vencer. Yanetsy nos pide abordar algunos elementos de la AHS y su relación con los jóvenes creadores.

Yanetsy León González

Agradezco la oportunidad de compartir lo que pienso y lo que siento por una organización devenida espacio de confabulaciones, aún marcado por el síndrome de la sospecha. Los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz vivimos entre mirar y ser mirados.

También agradezco estar aquí junto a Luis Morlote, quien es mi primer presidente de la Asociación Hermanos Saíz. Esa condición nadie se la podrá quitar. Cada vez que llegaba a Camagüey insistía en la atención a cada asociado.

Quiero compartir unas palabras de Luis Álvarez Álvarez, el Maestro de Juventudes que tengo en mi ciudad: “Que la Asociación exista estimula el querer ser, pero para poder ser, se necesita una determinada manera de mirar el mundo, una sensibilidad para expresar, no ya lo que se siente a nivel personal”.

La Asociación permite que seamos escuchados, que nuestra obra se haga visible. Es una manera de estimular la creación y el autoexamen; sin embargo,  para poder aspirar a esa conciencia de grupo resulta esencial escribir las historias y las memorias de nuestra organización.

Insisto además en la promoción como un derecho del asociado y uno de los objetivos principales de la Asociación Hermanos Saíz. Sigue siendo un Talón de Aquiles porque no se ha logrado con organicidad en toda Cuba. Pienso que no basta con que alguien gane un premio sea una noticia. Falta el seguimiento al premiado, moverlo con su obra en la propia red de espacios y proyectos de la organización en el país.

Como lo cortés no quita lo valiente, quiero elogiar las acciones recientes del Departamento de Comunicación, que ha logrado vitalidad en el ecosistema digital, tanto por la actualización del sitio de la AHS como de sus perfiles en redes sociales, y el estímulo a cápsulas audiovisuales que se están generando desde las provincias, por ejemplo, de Guantánamo, Sancti Spíritus y la sede nacional.

No siempre se tiene conciencia ni se comprenden los procesos comunicativos como procesos culturales en sí mismos. Por eso como periodista me he sentido a gusto en la Asociación. Realmente ha sido mi casa.

Sin mirar para los lados, la Asociación Hermanos Saíz impulsó el proyecto de Coloquio Nacional de Periodismo Cultural, que hacemos en Camagüey desde el 2018, porque la organización valora este ejercicio profesional como otra vía para la promoción de sus miembros, y también como una manera para la gestión del pensamiento, para trazar los mapas de la identidad con ética y honestidad intelectual.

Tenemos el reto de acercarnos con nuestra obra al universo juvenil, más identificado con las culturas orientales que con la propia, y en peligro de convertirse en autistas funcionales. Tenemos la ventaja de la edad para hacerlo cómplice. A diferencia de los adultos que han intentado imponer, nosotros tenemos la capacidad de proponer y convencer.

Muchas gracias.

Yasel Toledo Garnache:

Nos gustaría escuchar algunas opiniones desde el público.

Fragmentos de algunas intervenciones desde el público:

Rafael González Muñoz:

Les agradecemos por las sugerencias. Es importante que siempre nos hagan llamados de atención, nos ayuden y critiquen, que es el mejor abrazo. En la AHS estamos trabajando mucho, y seguiremos así, siendo consecuentes con las esencias de esta organización.

Olga:

Feliz de compartir con ustedes. Espacios como este debemos seguir promoviéndolos. En términos de fuerzas espirituales tenemos la responsabilidad de contribuir a que los jóvenes cubanos conozcan más la obra de Luis y Sergio, para que ellos formen parte de sus referentes.

Profesor de historia:

Vi el spot y la promoción, y decidí venir. Para mí era importante estar aquí, a pesar de las dificultades con el transporte para llegar. Ojalá Dialogar, dialogar salga también del Pabellón Cuba y llegue a las universidades, a los centros educacionales. Lo necesitamos, para bien del conocimiento y la cultura del debate.

Yasel Toledo Garnache:

Agradecemos a todos por participar, y los esperamos el 20 de noviembre para dialogar sobre Resistencia y Creación: La cultura de nuestro tiempo. Buenas tardes.