Teatro Espontáneo de La Habana: un espacio para todos

Con el decursar de los años, el hombre se ha sentido identificado con el arte, e incluso, ha intentado cambiar su realidad por la realidad que en él fue descubriendo. En este sentido, el teatro se hizo eco de las problemáticas de la sociedad en la que se encontraba.

Hace poco más de 5 años, surgió el Teatro Espontáneo de La Habana, un grupo que bajo la dirección de Carlos Borbón y su peña fija los últimos sábados de cada mes llamada: Felices los Normales, rompe con la distancia entre público y actor.

Estos muchachos inquietos que con cada función se hacen más humanos, logran que el espectador sea el protagonista de la escena, pues son ellos quienes cuentan sus historias personales y luego se ven representados cuando los actores las interpretan.

Sin dudas, ésta se ha convertido en una técnica diferente, cercana y familiar que sin la utilización de escenografía, tiene como primer objetivo escuchar a las personas y hacer que estas se olviden de sus problemas.

Para lograrlo, los histriones realizan un entrenamiento psicofísico antes de comenzar la función y se apoyan de la espontaneidad y la improvisación para representar con inmediatez las historias que van escuchando.

Por otra parte, han llevado a cabo una labor en la lucha contra el VIH-SIDA y se han ganado el apoyo de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO. Sus actuaciones han llegado a los escenarios de escuelas, centros de trabajo, cárceles, etc.

El grupo Teatro Espontáneo de La Habana ofrece una mirada diferente de esta manifestación, son inspirados por cada palabra que escuchan, pero a la vez son inspiradores de un movimiento nuevo, inclusivo, que intenta hacernos parte a todos.