Marta Valdés y la importancia de sus palabras

Un día de esos cualquiera –que parecía no traerme alguna sorpresa, hasta que mi paso inquietó por la calle Enramada de mi querida ciudad de Santiago de Cuba– me lleva hasta la librería Amado Ramón Sánchez (Ateneo). En la búsqueda encontré el libro Palabras de la autora musical y guitarrista Marta Valdés.

Ahí me vino a la memoria Haydée Milanés y su disco de igual nombre dedicado a está importante mujer de la música cubana. Dicho libro es una recopilación de un grupo de crónicas, reseñas, vivencias y anécdotas de la autora en su columna del el sitio digital Cubadebate. Esta compilación fue realizada por la periodista Rosa Miriam Elizalde, recogiendo estas notas desde 2009 hasta el 2012.

La creación bolerística de Marta Valdés refleja un trabajo artístico acabado que le ha permitido viajar con el tiempo. Su armonía –en estrecha interrelación con el carácter de la melodía y el sentido del texto– desempeña un papel fundamental en este logro, que le ha permitido trascender las referencias o pautas de comportamiento establecidas durante la década de 1950.

Marta Valdés se convierte en la figura más sobresaliente de una segunda generación del movimiento filin e inicia una decantación de la sonoridad dominante hasta entonces en el marco de la tendencia.

Así, su obra se convierte en un puente hacia la aparición de una nueva canción en Cuba. Y no solo en el orden de la estricta estética musical, sino también en el ámbito poético. Composiciones como «Por si vuelves» y «Yo me quedo», son piezas claves en la búsqueda de nuevas sonoridades y también en el replanteo de la poesía amorosa en la canción. Con más de un docena de canciones y una labor sostenida en el mundo de la música fueron argumentos suficientes para que le otorgaran el Premio Nacional de la Música.

Todo su conocimiento acerca de hechos y figuras relevantes de la música cubana le permitieron mantener dicha columna que se convirtió en un importante texto para los estudios de la música popular cubana.

Lo impresionante de este libro son los saltos de la nostalgia que te hace vivir Marta Valdés, tras cada párrafo, sobre imprescindibles hombres y mujeres que son glorias de la música cubana. Por solo mencionar algunas de estas crónicas se encuentra la de Freddy, la cantante que pasaría de doméstica a una gran figura de las noches habanera de finales de la década de los 50 del siglo XX.

Leer estas tres reseñas sobre los momentos de gloria de la Freddy son electrizantes para quienes hemos escuchado a tan singular intérprete; las palabras sobre Gerardo Piloto y Alberto Vera, es un digno ejemplo de honrar la memoria de tan importantes autores musicales, así como las pequeñas palabras sobre Celina González me recordó historias que siempre había escuchado de otros músicos sobre La Reina del punto cubano.

Hace falta muchos libros como este, que recojan las vivencias de una gran músico de Cuba, como lo es doña Marta Emilia Valdés González. Porque libros como estos permiten que nuestra memoria histórica se sigan conservando y le sirve como fuente de consulta a las futuras generaciones de cubanos.

Está demás que siga repitiendo la importancia que tiene Marta Valdés porque en estos momentos que vivimos lo más importante son las vivencias plasmadas sobre el papel.

Puede ser que el libro todavía se encuentre en algunas librerías del país, en un cualquier rincón amontonado y cubriéndose de polvo, por eso escribo estas palabras para intentar levantar el ostracismo propio que puede tener cualquier texto que no se haya promovido con la calidad requerida. Concluyo con esta suerte de homenaje a esta gran mujer, recomendando su libro Palabras y con la letra de su canción “Tú no sospechasâ€:

“Tú no sospechasâ€

Tú no sospechas

cuando me estás mirando

las emociones

que se van desatando.

Te juro que a veces

me asusto de ver

que te has ido adueñando de mí

y que ya yo no puedo frenar

el deseo de estar junto a ti.

Tú no sospechas

estas furias inmensas

que me dominan

cada vez que te acercas,

y aunque no ha habido intención en ti

de provocar lo que siento,

te vas a enterar de una vez

de que ya te quiero.

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  • A veces, como siempre ,
    me llegan tus guitarras,
    Palabras que te cantan,
    tristezas que te callas.

    Matanzas te descubre,
    canciones te derraman,
    escritos que te vuelan,
    cantantes que te claman.

    Libros sobre ti
    y tu’ misma, un libro;
    armoni’as- poemas que te alzan.

    En tu voz, Sin Ir Ma’s Lejos,
    LLora el amor que te salva.
    A veces, como siempre,
    la carrera ganas.

    Con tu olor rosado en rosas
    y con tus ojos de palmas,
    cultura ,besos… imaginada
    tu nombre canta.

    «Marta, Marta…Marta.»

    Miguel Ojeda.

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