Luces de provincias

Tomado de Bohemia

Jóvenes creadores tienen un espacio consolidado en Camagüey

Al principio fueron unos pocos entusiastas, con muchas ganas de ver y discutir sobre cine, de hacerlo. A inicios de los años 90, como ahora, La Habana era el centro desde donde se producía, distribuía y promovía el audiovisual cubano. Fundar un evento serio y sistemático “en el interior” del país era poco menos que una tarea de titanes. Aún hoy.

Afortunadamente, el Almacén de la Imagen, organizado por la filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Camagüey, llegó a su edición 28 consolidándose como uno de los principales concursos y exhibiciones del país sobre audiovisuales creados por jóvenes. Integraron la muestra oficial más de 110 obras, entre documentales, ficciones, animaciones, videoclips y spots promocionales. No es, precisamente, un concurso local, pues los realizadores –muchos de ellos vinculados a la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños o la Universidad de las Artes– provienen no solo de una decena de provincias cubanas, también de República Dominicana, Venezuela, Mozambique, Brasil, Panamá, México, Italia, Chile y España.

Una idea genial puede naufragar si no navega sobre un proyecto bien estructurado y pensado. Al respecto se habló en el taller Más allá del pitching, impartido por José Ramón Ferreiro, director del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Él explicó sus nociones sobre estrategias de comunicación y mercadotecnia asociadas a las obras cinematográficas, la relación de estas con la prensa, los públicos y los inversionistas.

El actor y director Jorge Molina, quien integró el jurado de cortos de ficción, señaló la importancia de que los jóvenes realizadores conozcan cómo presentar el concepto de sus creaciones a través de un dossier, aspecto que a nivel internacional puede ayudar a obtener financiamiento para los audiovisuales.

“Pasión, voluntad” y estudio de las técnicas cinematográficas fueron las recomendaciones del cineasta considerado “de culto” por una parte de la crítica y los públicos, e insistió en que se pueden lograr grandes obras con austeridad de recursos. Él presentó su reciente filme Molina’s Margarita, en el cual mantiene las marcas estilísticas del actor, director y guionista, ahora narrando la historia de un profesor marxista, cuyos recuerdos se desencadenan cuando llega a Cuba la banda The Rolling Stones. Es un sugerente cortometraje con deliciosos guiños a la obra del escritor ruso Mijaíl Bulgákov y el cineasta Stanley Kubrick, y muy bien fotografiada por Alan González.

Al Almacén de la Imagen también acudió como jurado la suiza Laura Hunter, quien comparte la dirección y el guion con Fernando Pérez en el largometraje Insumisas, inspirado en Enriqueta Faber, personaje real que se travistió en hombre para ejercer la medicina en el oriente cubano. Es un filme sobre “el derecho a la libertad individual”, adelantó Hunter a BOHEMIA, y declaró sentirse emocionada por su próximo estreno en el 40º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Sobre la muestra del evento destacó las inquietudes sociales y el compromiso con mejorar el país que aprecia en los jóvenes realizadores.

El director de animados Ernesto Piña, entre quienes decidieron los premios en esa categoría, se refirió durante el encuentro a la oportunidad que ofrece para la promoción de noveles animadores, “les brinda un nuevo espacio para compartir ideas y los motiva a generar más propuestas dentro de ese género que por lo general, es subvalorado”.

Otra motivación para acercarse al Almacén de la Imagen es la convocatoria al pitching de obras en producción, ahora abierto también a documentales, además, de ficción y animación. Es un foro donde los realizadores defienden sus proyectos ante un jurado de expertos, buscando el apoyo de varias instituciones. En esta ocasión, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) le otorgó financiamiento a Rojo (Juan Carlos Tabío, ficción) y Camino a casa (Rogelio Loret de Mola, animación), mientras que la Universidad de las Artes premió el proyecto de documental Al mar (Claudia González y Rubén Aja).

Reynaldo Pérez Labrada, presidente del comité organizador del certamen y director de la Oficina de Creación Audiovisual Luz Joven, insistió a este redactor que la convocatoria del pitching se dirige “a creadores de la zona centro-oriental de Cuba, a quienes por estar más alejados de las casas productoras de audiovisuales de La Habana, se les encarece la concreción de sus materiales”.

Sobre tales asimetrías se habló en los debates en la Casa del Joven Creador, de Camagüey, como también sobre las repetidas deudas de la televisión nacional y el Icaic con la promoción y exhibición de los mejores audiovisuales concebidos por nuevas generaciones de cineastas. Asimismo, sobre la necesidad de que la AHS articule redes de información sobre convocatorias y eventos y que continúe fortaleciendo el impacto de las becas y premios que la organización destina al ámbito audiovisual. La cita fue propicia para la reflexión en torno a los derroteros de la producción y consumo audiovisual, una oportunidad de ver lo bueno –y lo imperfecto también– que se produce en gran parte del país.

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