El Guiñol de Guantánamo es diversidad, confrontación y respeto

Una de las agrupaciones más representativas de la escena titiritera y el quehacer teatral para niños en Guantánamo, arriba a sus cuarenta y siete primaveras.

Del 1 al 4 de abril, las salas teatrales de la ciudad del Guaso y varios predios educacionales fueron sede de la celebración del aniversario, que preparó una programación intensa con invitados de Las Tunas (Teatro Tuyo) Cienfuegos (Cañabrava) y Granma (Teatro Callejero Andante), y se dedicó a homenajear el trabajo realizado por Eldy Luis Cuba Milán en sus 25 años de vida artística, así como a dar una mirada al unipersonal.

A propósito de la cita, surgió la conversación con Yosmel López Ortiz, actor, y uno de los directores artísticos del grupo Teatro Guiñol de Guantánamo.

En algún momento el unipersonal fue parte esencial del trabajo del Guiñol, a lo largo de su historia…

El Guiñol de Guantánamo siempre ha defendido el trabajo de pequeño formato, los dúos y los unipersonales. Nuestra directora Maribel López siempre ha motivado a trabajar el unipersonal porque son muy fáciles de mover. Funcionan muy bien para cumplir la programación de la Cruzada Teatral, por ejemplo, que ha marcado en gran medida el quehacer artístico del grupo, o sea, que al tener más espectáculos, se pueden mover a diferentes lugares y cumplir con las dinámicas de ese evento.

Propuestas del programa de la temporada…

Teatro Tuyo presentó Superbandaclown, su espectáculo más reciente. Cañabrava llegó con Federico y María, un texto de Rafael González, Vicepresidente de la AHS Nacional. Estos dos no son colectivos que cultivan el unipersonal, sino que son de mayor formato; pero enriquecen la temporada, porque sabemos que los unipersonales no son de la preferencia de la mayoría de los públicos, sino que convocan a un público determinado. Se trata de hacer más atractiva nuestra programación desde otros grupos, proyectos y estéticas, para también utilizar otros espacios como el Teatro Guaso. El Teatro Callejero Andante propuso Claro de Luna y Los Cuentos de la Feria. Ahí sí estamos en presencia de un colectivo que promueve la labor de calle y de pequeño formato.

¿Y el Guiñol de Guantánamo?

Estamos reponiendo La Cucarachita Cuca, el primer trabajo de Aliexa Argote como actriz titiritera, y también los acostumbrados personajes (los diablos) de Eldys Cuba. A modo de clausura, tenemos el espectáculo cubano Suite Cubanísima, junto con fragmentos de El buen curador y la vecina, ambas dirigidas por Emilio Vizcaíno.

¿A 47 años de existencia, sientes que hay estrategia de renovación en el Guiñol de Guantánamo?

Creo que actualmente hay un mayor respeto por la diversidad en un grupo que a mi entender era muy cerrado en cuanto a estética y a forma de hacer, porque le funcionaba para el evento más importante que tenía que era la Cruzada Teatral. Ahora las expectativas han crecido y el diapasón se ha abierto. La Cruzada no deja de ser importante, pero hay otros eventos importantes. Era hora de moverse hacia otros ámbitos. Aunque el grupo siempre ha participado en eventos y festivales, se había mantenido mucho a la defensa de una misma estética. Eso está muy bien, pero a veces hay que abrirse a otras experimentaciones. Incluso los menos jóvenes han abierto sus entendederas a formas de hacer que no eran las acostumbradas y se empiezan a topar con lo no conocido por ellos después de tantos años de trabajo.

Es que cuando uno se vuelve aburrido el público también se aburre. Ya se había criticado mucho la repetición de autores, de textos… Casi todas las obras eran de Villafañe o Kike Sánchez, no había una variedad. Ahora hay un mayor respeto a que se pueda crear desde la literatura, desde la danza, desde la performance. Antes se decía: vamos a experimentar, pero lo de nosotros es esto. Ahora es: vamos a experimentar, porque ya hemos probado que esto, lo espontáneo, el teatro de relaciones nos funciona, pero hay que explorar otras formas más atractivas para el público y otras estéticas.

¿Hay dicotomías o divergencias entre la vieja y la nueva generación en el grupo?

La cosa es que hay un verdadero equipo de confrontación. Somos dos elencos dentro de un grupo, pero no somos distantes, no estamos separados más que por ciertas perspectivas diferentes, de acuerdo con las generaciones, pero no porque a los unos no les guste lo que hacen los otros. Dialogamos perfectamente y logramos el mismo objetivo por caminos diferentes, respetando esas diferencias. Antes no era tan así.

 

A la altura de casi cinco décadas hay diversidad, pero también hay comunión, y la confrontación es respetuosa entre los elencos y los directores artísticos. Eso nos hace un solo grupo.

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