Al final siempre se trata de una imagen

La página web de la Asociación Hermanos Saíz ha tenido a bien conversar con el joven santaclareño José Luis Aparicio, estudiante de audiovisuales de la FAMCA, a propósito de haberse alzado con la Beca Chicuelo este año con el guion de cortometraje titulado «Virginia», que escribiera tomándose determinadas licencias poéticas con la obra de la escritora Virginia Woolf.

¿Cómo nace la idea de escribir «Virginia»?

La idea de escribir «Virginia» nace, sobre todo, de un pie forzado. En el año 2014, la fotógrafa ecuatoriana Andrea Vaca, graduada de la más reciente promoción de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), habló conmigo para que dirigiera su ejercicio final de 4to año: un cortometraje de ficción que debía inspirarse en una obra literaria. Buscando referentes para la adaptación, Andrea me contó de un relato que le había gustado muchísimo: «La dama en el espejo. Un reflejo», de la escritora Virginia Woolf, que versaba sobre la extraña relación que se establece entre una mujer y su espejo. Por esos días yo tenía en la cabeza una historia similar y me gustó la manera en que podía combinar las dos narraciones. Los cuentos de la Woolf no son tan conocidos como sus novelas y ensayos, lo que me daba también la posibilidad de acercarme a ella por caminos menos transitados (no tenía por qué hacer la habitual alusión a «Mrs. Dalloway», sobreexplotada en filmes como Las horas). Poco a poco el argumento se fue complicando: me interesó mucho la vida de Virginia (su carácter esquizoide y alucinado, su ambigua sexualidad, las circunstancias de su muerte) y me aventuré a imaginarla en sus 20 años, todavía sin fama ni prestigio, en el proceso de la creación. El guion, en su estado actual, habla de una joven Woolf que se encierra en el cuarto de un motel durante algunos días para escribir un cuento. El contacto con la muchacha de la habitación de enfrente irá determinando buena parte de lo que crea. Los límites entre ficción y realidad se harán cada vez más borrosos.

El carácter literario del proyecto, que remite de manera directa a Virginia Woolf, una de las grandes escritoras del siglo xx, hace pensar que has tenido una relación anterior con la literatura. Cuéntanos sobre esto.

Mi primera pasión siempre ha sido y será la literatura. Desde pequeño he leído mucho, y comencé a escribir mis primeras historias y poemas cuando tenía 8 años. Participé en talleres literarios hasta bien entrada mi adolescencia, y gané varios premios provinciales y nacionales para niños y jóvenes. El interés por el cine llegó después, en la secundaria, y me ha consumido desde entonces. Al final, siempre se trata de una imagen: ya sea poética o literaria, o puramente visual o plástica. El guion me da la posibilidad de concretar ambas cosas. Me concentro mucho en esta primera etapa del proceso cinematográfico, lo que no quita que pueda realizar cambios ya en rodaje, aprovechando la inventiva de miembros del equipo o de los actores. Nunca se termina de escribir, aunque la esencia de cada proyecto es intocable. Debes tenerla bien clara y protegerla contra viento y marea. Me sigue interesando la literatura, y la continúo ejerciendo en soledad, como debe ser. Soy graduado del curso 2014-2015 del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, y en los últimos cuatro o cinco años también he emborronado alguna que otra crítica de cine.

¿Cómo se relaciona el proyecto con tu formación (de acuerdo a tu pertenencia a la FAMCA)?

No sé muy bien cómo responder esta pregunta. Las preocupaciones o temáticas presentes en «Virginia» vienen conmigo desde mucho antes. De mis experiencias personales, lecturas, maratones de series y películas… del propio acto de sufrir frente a la hoja en blanco, como lo hace mi personaje. Los tres cursos que llevo en la FAMCA han coincidido con una etapa donde he madurado mucho como persona y como incipiente creador, y esto puede tener que ver directa o indirectamente con la escuela, pero no podría asegurarlo. Lo cierto es que la universidad te brinda algunas herramientas y ambientes propicios para cimentar pensamientos (recibir clases de personas como Joel del Río, Gustavo Arcos, Mario Masvidal…) Y te enfrenta al acto de materializar las ideas, de llevar a término los primeros proyectos, de los que se aprende mucho y dolorosamente. Pero nuestra facultad no es perfecta, y en el caso que nos ocupa (un proyecto de guion) es necesario mencionar la ausencia de un perfil de dicha especialidad en su currículum, error cometido en sus inicios y perpetuado hasta hoy, a pesar de los esfuerzos de profesores y directivos docentes por enmendarlo. Es algo que lacera nuestra formación y a la larga daña nuestro cine, que tiene en ese aspecto un problema raigal.

¿Cómo consideras el hecho de haber sido galardonado con la Beca Chicuelo que otorga, de manera selectiva, la Asociación Hermanos Saíz?

Me siento muy afortunado, por supuesto. La Asociación Hermanos Saíz es de las pocas instituciones que nos apoya, y de forma bien desinteresada. Cada proyecto audiovisual que se realiza en Cuba, sobre todo si es independiente, atraviesa disímiles dificultades productivas que muchas veces terminan influenciando negativamente el apartado artístico. La ausencia de una Ley de Cine que ampare y facilite los procesos; así como, la existencia reducida de fondos de fomento complican aún más la situación. Si el proyecto se encuentra en fase de guion, tus posibilidades de recibir ayuda son incluso más improbables. Estas Becas de Creación nos dan el aliento y la confianza para llegar hasta el punto final, el ansiado y escurridizo «The End». Es sólo la primera etapa del viaje, pero es algo.

¿Tienes la intención de implicarte en la dirección de este guion que has escrito?

Por supuesto, aunque reconozco que será bien difícil. Nada más el trabajo de dirección de arte y recreación epocal representan un reto. Los años en que transcurre la historia (principios del siglo xx) y el espacio geográfico al que se alude (Gran Bretaña) no lo ponen fácil. Pero me interesan los personajes y su historia, la atmósfera que los envuelve y las sensaciones que se cruzan. Es un proyecto bien personal, que ha dejado hace mucho tiempo de ser una adaptación o un pie forzado. Requiere de tiempo, apoyo y los máximos esfuerzos de todos los implicados. Pero es posible. Quién sabe si pronto.

Planes futuros

Ahora mismo estoy en medio de la realización de dos documentales: uno en fase de desarrollo y búsqueda de financiamiento, y el otro del que ya se ha filmado una parte. Son piezas biográficas, de alguna forma, aunque no en un sentido convencional. Ambos sobre músicos cubanos. El primero sobre Santiago Feliú y el segundo (que co-dirijo junto a Fernando Fraguela) sobre Mike Porcel. Además, estoy en proceso de terminar la post-producción de mi último cortometraje de ficción: «Estática» (14’ mins), otra historia sobre un individuo solitario, protagonizada por el joven actor Enmanuel Galbán. Mis planes futuros son seguir escribiendo y filmando. Tan sencillo como eso, pero tan difícil.

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