Fernando Fraguela: un periodista que quiere hacer cine

Viene de la academia periodística y sus primeros reconocimientos provienen de publicaciones impresas y cortos de ficción; pero a Fernando Fraguela Fosado el ansia de creación le llevó a soñar un proyecto de largometraje que parece prometer, pues ha merecido una de las becas Chicuelo, otorgada por la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

«El título provisional es Tierra roja. Cuenta los avatares de una familia citadina que ante la muerte del cabeza de familia decide emprender un viaje a lo más recóndito del campo cubano tras la búsqueda de un supuesto tesoro que este dejó», comenta desde Pinar del Río este muchacho, aprendiz de brujo en materia audiovisual.

«El proyecto todavía es una idea general. No he comenzado a escribir el guion como tal, espero que en este tiempo y con la ayuda de la beca pueda llevarlo a término», detalla.

«Este proyecto antes de ser escrito ya tiene un lauro, y la idea es enviarlo a festivales de guion para tener luego más posibilidades de financiamiento. En Cuba, al no existir industria ni ley de cine —ni gremio alguno que proteja a los guionistas—, se escriben cientos de guiones que se engavetan y nunca ven la luz, en muchos casos por problemas de financiamiento —a diferencia del modelo industrial que ya al pagar por la escritura del guion casi garantiza su filmación, y si no fuese así, por lo menos el guionista recibe una ganancia—. Las diferencias son enormes, pero creo que es un buen inicio para este guion obtener un premio desde su estado de argumento.»

¿Desde cuándo incursionas en el audiovisual? ¿Qué te interesa contar?

De manera más seria incursiono en el audiovisual hace tan solo un año, —con mi entrada a la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) —, aunque ya antes lo hacía desde que cursaba la carrera de Periodismo. Por ahora es muy pronto para tener mi propia voz o una estética o discurso determinado: ahora mismo lo que más me interesa es filmar, hacer cosas que reciban la aclamación del público y dejar ese tono crítico y de denuncia a otros géneros o profesiones. El cine cubano debe primero aprender a ser comercial para luego, con las innumerables herramientas aun no dominadas del cine industrial, acercarse a esa crítica y denuncia social que actualmente hacen desde la ingenuidad muchos de sus directores.

¿Tienes algún equipo de trabajo habitual?

No tengo un equipo, ya que recién comienzo. Solo trabajo habitualmente con mi productora, Gleris Vallejo, una muchacha joven y muy talentosa de mi facultad, con la que ya filmé mi opera prima en cortometraje y algún que otro ejercicio de clase. Ella fue la primera en leer el proyecto y me dio su apoyo. Ahora con el premio comienza el sueño y el largo camino de ver convertido en película este guion.

¿Has merecido antes alguna otra beca o premio en concursos cubanos o extranjeros?

Previo al Chicuelo recibí otro premio de la Asociación: gané en el año 2013 el pitching que otorga el Almacén de la Imagen en Camagüey con el proyecto Ladridos—un cortometraje de ficción que rodé el pasado noviembre y cuya fecha de estreno debe ser para enero de este año—, y el de la Real Embajada de Noruega en Cuba, que ayudó en todo el proceso de posproducción del mismo proyecto. También gané una mención en guion en el Festival Imago del 2014.

¿Te interesaría pertenecer a la AHS?

No pertenezco, pero me interesaría. Considero que la organización cumple muy bien su función de visibilizar el arte joven, aunque tiene algunas “lagunas†en la promoción del audiovisual, así como en la  planificación de proyectos de este tipo, que  son pocos si los comparas con los de otras manifestaciones. Los principales nodos de jóvenes creadores están en las dos escuelas de cine del país y desde mi posición, se aprecia un distanciamiento muy grande entre la AHS y estas escuelas.

Es el proyecto Tierra Roja una historia también donde el autor espera acercarse a la perspectiva general de la vida y el desarrollo en la sociedad cubana actual, enfrentada a sus raíces. Se nota que la vocación de narrar aflora en quien dice gustar de «un cine para entretener y un documental crudo (…) para denunciar.» Con la Chicuelo le llega un buen espaldarazo.

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