La puerta ancha de los artistas. Programa de becas y premios de la AHS

Algún día la historia de la cultura cubana contemporánea tendrá que hacer un aparte y detenerse en las Becas y Premios que otorga cada año la Asociación Hermanos Saíz y en el valioso impacto que han obrado en su devenir. Es indudable, en estos 30 años la cantidad y calidad de nombres que, a través de estos estímulos, comienzan a ser percibidos en el panorama artístico-literario; creados para apoyar, visibilizar y promover las obras y creaciones de los menores de 35 años han acompañado a los jóvenes artistas que luego convertidos en figuras recurrentes siguen aportando en verdadera sincronía a la Asociación y la cultura.

Muchos han sido los beneficiados por este programa, y verdaderamente inspiradora la historia que le dio origen. Sin embargo, es mejor que la lean desde la escritura de una de sus protagonistas: Marilyn Garbey, actual profesora del ISA y crítico de arte.

Las becas y premios fueron una respuesta al éxodo masivo de los 80, cuando muchos de los protagonistas de la escena cultural se fueron, la mayoría a México y a España. Pienso en maestros como Flavio Garciandía o Consuelo Castañeda. Los menciono a ellos porque han expuesto sus obras en La Habana en fechas recientes, creo que la muestra de Consuelo todavía puede verse en el Gran Teatro. Podría incluir en la lista a un número grande de amigos, de compañeros de estudio, pero no me dejaré llevar por la nostalgia. Cuando nos encontramos es como si nos hubiésemos visto ayer, comprobamos que escuchamos la misma música y vemos las mismas películas. En el DF mexicano, Miami, Atlanta, Barcelona, o donde Dios los llevó.

¿Cuáles fueron los primeros laureados? ¿Bajo qué convocatorias? Cuéntanos alguna anécdota.

Se creó una Junta de Patrocinio, idea cocinada entre Armando Hart y Fernando Rojas, disponía que las instituciones culturales —fuertemente cuestionadas por su relación con los jóvenes— auspiciaran proyectos de creación. Ya existían las Muestras de Cine Joven, que Alfredo Guevara apoyaba y organizaban los jóvenes cineastas. Jorge Luis Sánchez, Patricio Wood, Tania Ceballos, Luis Orlando Deulofeu y muchos más. La Muestra era uno de los momentos climáticos del año, generaba mucha expectativa y todo el mundo quería estar allí, ver las obras, aplaudir la audacia y ver cómo se burlaba a los censores.

Las Becas Milanés protegían a teatristas que no tenían sustento económico y que trabajaban profesionalmente en el teatro. Durante varias ediciones se les otorgaban a actores de Carlos Celdrán, Nelda Castillo y Raúl Martín, hasta que el CNAE aprobó sus proyectos. El Premio Aire Frío financiaba puestas en escena, lo repartíamos entre los antes mencionados. Libramos la batalla para apoyar a estos directores y parece acertamos en la elección. Tuvimos algunos opositores y el respaldo del querido Armando Suárez del Villar. Organizamos el Yorick en un par de ocasiones, entre el Museo de Arte Colonial y los salones del Gran Teatro de La Habana —la sala Antonin Artaud y la Alejo Carpentier—, ya desaparecidas, fueron las últimas. Debo decir que los nombres de las becas y premios son de la autoría de Norge Espinosa, que trabajaba conmigo.

El que era especialista de Artes Plásticas, el arquitecto Rosendo Mesías, se fue a trabajar a un proyecto que tenía con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de viviendas populares. Yo trabajé con él como especialista de la galería de la Casa del Joven Creador, era el puesto laboral por el cual podían pagarme un salario y yo estaba encantada de abrir la galería para mis amigos artistas plásticos, que era con quienes andaba siempre en el Instituto Superior de Arte (ISA). Allí fue Peter Ludwig a ver Valen todos, una mega exposición organizada por José A. Toirac. Él hizo otra: Juntos y adelante; y un libro que causó tanto revuelo que todavía no tengo ganas de hablar del tema. También se puso Arte-sano, la primera expo de Los carpinteros, organizada por René Francisco, que era profesor de ellos y amigo mío. Y otras más hasta llegar a una muestra que por poco nos cuesta la vida a todos, la de los Eigtihies: un camino de la necesidad al mercado, conocida popularmente por «Los camellos» y por el cartel que reproducía una caja de Marlboro, se pegaron por toda la ciudad y las protestas llovieron.

Bueno, no había especialista de Artes Plásticas, y tuve que ocuparme del asunto. Surgió Isla 90, un evento que comenzó como homenaje a Raúl Martínez, lo hicimos en Guantánamo, y Raúl diseñó un mural que era una joya, pero mis coterráneos lo taparon; ahora sería el lugar más hermoso de esa ciudad, pero la ignorancia mata a los pueblos. También la Beca Antonia Eiriz, patrocinaba el trabajo creativo y concluía en exposición.

En la Música teníamos Los días de la música, un evento en el que nos dejábamos arrastrar por Omar Mederos, persona entrañable para el que tenga la dicha de conocerlo, trabaja sin descanso, sonríe y no puedes decirle que no, aunque parezca una locura lo que te propone. Me recuerdo tomando al dictado las letras de las canciones de gente como Polito Ibáñez, David Torrens, Barbería, Kelvis Ochoa, Heydi Igualada, Rochy, Vanito, Alejandro Gutiérrez, José Nicolás, Fernando Bécquer, Medina, Boris Larramendi, y un largo etcétera para hacer un cancionero. El jurado del evento otorgaba becas para estudiar, para hacer discos. Norge dice que, después de aquella experiencia, oye la palabra «trovador» y la puerta más ancha le parece estrecha para salir corriendo. Me río mucho cuando lo dice, y lo comprendo perfectamente. Las noches del Bar-Tolo se inundaban de trovadores, había que apagar la luz sobre las 4 de la madrugada para que se fueran y los trabajadores pudieran irse en la primera guagua que pasaba —recuerda que todo transcurría en los años duros del período especial— y el Bar-Tolo comenzaba a las 12 de la noche, porque como cantaba el Benny: «a media noche empieza la vida». Fue idea de Omar Mederos y Bladimír Zamora, que era uno de sus grandes animadores. Hasta una victrola encontró Omar, y se escuchaba la mejor música cubana de todos los tiempos. El Benny, Bola de Nieve, las grandes cantantes que redescubrimos, mención especial para La Lupe, que era de las preferidas.

Los de Cine tenían la Beca Chicuelo. En Literatura había otras, Dador entre ellas. Lo de Calendario vino después, al influjo de Sed de Belleza, la editorial de Santa Clara.

Fueron momentos importantes, que sin lugar a dudas, establecieron el espíritu de lo que hoy celebramos como parte de los 30 años. Pero en la actualidad se siguen proponiendo proyectos interesantes, renovadores. Ejemplo de ello son algunos de los ganadores de la Beca Ignacio Villa, o Conmutaciones. Para esclarecer, desde una primera persona Ernesto Oliva nos expone en qué consiste su proyecto ganador.

Son pa´… es un formato de cuatro personas: piano, contrabajo y dos sets de percusión, que en ningún momento le resta protagonismo a ningún instrumento. Cada uno tiene una labor importante de acuerdo al trabajo de Cámara, en el cual utilizo el lenguaje popular, pero trabajado a las características de la música de concierto. Tengo pensado además del formato, tener un espacio para un invitado de solista, bien puede ser voz o un instrumento. En este caso, lo que presenté fue un trabajo con un violinista y una cantante. Deben ser diez temas, pienso dejar uno o dos espacios para piano solo. (http://www.ahs.cu/el-sol-como-quimera/)

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Ahora bien, cerca de este método de trabajo, es decir, mirar al pasado, a los formatos clásicos de alguna manera legitimados, se pueden leer las claves del premio Calendario de Ensayo, 2016. Grethell Domenech con la investigación: Rehabilitación de la memoria histórica: Lunes de Revolución en el campo intelectual cubano 1959-1961, afirma la necesidad de levantar un presente en el pensamiento crítico nacional, tomando como referente a los que nos antecedieron.

Consideras existe ahora alguna publicación que contribuya al campo cultural cubano, como lo hizo Lunes de Revolución en su momento.

A ver, sinceramente, como Lunes… no. Y no lo digo para darle a la publicación el halo único que tiene, sino porque en esa fecha habían más otros impresos, estaba Casa de las Américas, donde Cortázar debatía con Retamar cómo debe ser un intelectual, La Gaceta o las cosas de El Puente. Existía un abanico de posibilidades, resulta difícil comparar ambos momentos, pero no cabe duda de que en estos instantes en Cuba, las publicaciones han perdido la fuerza de ser voces potentes dentro del campo intelectual.

Quizás algunos números de La Gaceta que han estado muy bien, interesantes, perfilados a temas específicos. En ese sentido La Gaceta puede ser la más cercana. Temas tiene los debates de sus jueves y la Criterios siempre actualizada en cuestiones teóricas, pero faltan —pienso yo— otras; sobre todo, hechas por jóvenes como sucedió en la década del 60´. Como vemos, todas estaban hechas, redactadas, dirigidas —no solo Lunes…, sino Casa… dirigida por Arrufat cuando tenía apenas 30 años— por jóvenes.

Falta en la actualidad mucho de eso, de seriedad, de sentido de pertenencia con las publicaciones. No hay un compromiso con un juicio crítico, más allá de publicar uno u otro artículo, de plástica, de cine, de literatura, pero entonces el lector se pregunta ¿qué posición hay detrás de esto? Sientes un vacío y creo que debemos superarlo, y pienso, con la investigación ayudo a llenarlo un poco. ( http://www.ahs.cu/coger-al-toro-por-los-cuernos/)

Para quienes piensan que puede ser un poco demodé la perspectiva del documental y de los temas subjetivos del individuo, tengo la opinión de Carla Valdés, ganadora del Premio al Guión documental, 2016 y que demuestra —con su pasión de joven estudiante— cuánto desconocido puede haber tras un lenguaje tan personal como el audiovisual.

El documental puede ser, en algunos sentidos, mirado como un lenguaje un poco aburrido y lejano del interés de los jóvenes. ¿Cómo llegas a decidirte por él?, ¿por qué no acudir a la ficción si lo que quieres es dar a conocer una historia?

Ninguna de las formas audiovisuales que una escoja, sea documental o ficción, va a garantizar contar mejor o peor una historia. Una historia es buena y llega si está bien escrita, visualmente; si la persona que está detrás de ella se siente verdaderamente comprometida con lo que temáticamente escogió, en el sentido profundo de la historia, no de lo episódico. Claro, no resulta falso que la mayor parte del público —que consume cine o televisión— está más entrenado para leer historias de ficción que historias documentales, es cuestión de alfabetización y consumo cultural, pero no es el tema aquí.
Me decido por el documental porque creo que es la forma que más se ajusta a mi personalidad. Con la que más cómoda me siento para decir. Sobre el mismo tema que yo trabajo: memoria; se pueden escribir múltiples historias de ficción o documentales. Pero yo solo escojo una e intento que se parezca a mí.  
Creo que para adentrarse en espacios sensibles, en la subjetividad de unas personas, de una historia, lo primero que hay que tener es capacidad y voluntad para sentir, la sensibilidad personal, dejar entrar el mundo y las palabras que nos rodean en todo momento. Cuando se es capaz de sentir lo que otros comunican, en lo profundo, algo nuevo se va creando. Ese algo va a estar vinculado a nuestra propia subjetividad, pero va a ser honesto, con nosotros mismos y con las personas que nos entregan sus historias. (http://www.ahs.cu/la-pasion-documental-de-carla-valdes-los-desvarios-de-una-generacion/)

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Pero resulta imprescindible, que los propios asociados conozcan la importancia de este programa de reconocimiento y legitimación. Yunier García Hernández, bailarín de la compañía de danzas tradicionales J.J., y ganador del Premio Ramiro Guerra, nos da su visión sobre los premios en función de una práctica real: la preservación de un legado.

¿Cómo valoras el presente de la danza folklórica en Cuba? ¿Consideras el papel de los jóvenes como decisivo? ¿Por qué?

El papel de la danza folklórica en Cuba lo veo deteriorado, aparte de que estemos trabajando los movimientos con cierto rigor; estamos apartándonos de la base, de la esencia de la danza folklórica. Por ejemplo, si nuestros antepasados nos legaron un paso específico de un orisha, ahora lo que estamos haciendo, por lo que estamos abogando, es por ofrecer la variación de ese movimiento, cosa que yo creo no es lo atinado, porque lo que se debiera hacer es: enseñar la base y luego ofrecer las variaciones, para que los que nos van a seguir puedan aprehender lo básico y luego modificarlo.

Considero que el papel de los jóvenes es decisivo porque, a partir de que pongamos en práctica los conocimientos legados por nuestros antepasados, podremos mantener vigente la danza folklórica. De igual manera, los incito a repensar, releer nuestro folklor; buscar en las personas que fueron protagonistas de la danza, sus historias, y sobre esas experiencias mantenernos más firme, preservar el futuro de la danza en Cuba. (http://www.ahs.cu/la-piel-humana-de-los-orishas/)

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El programa de Becas de la AHS tiene incluso un feedback en el ámbito nacional de la cultura que se amplía más allá del arte hecho por menores de 35 años.

El Festival Cubadisco, es el momento donde la industria musical ha llevado sus más importantes cultores para exhibirle al pueblo dónde están los principales valores de una tradición innegable. La música es uno de los componentes que descuella entre el resto de las manifestaciones artísticas cuando de referente cultural se habla. Pues entre los ganadores de algunas de sus categorías están los grupos de Zule Guerra y Eduardo Sandoval; así como D´Corazón, afirmó Rafael González vicepresidente de creación de la AHS.

De igual manera, entre los premios que destacan se encuentran los de las secciones de audiovisuales. Comenzando por la beca internacional Sparrings Partners donde se incluye Héroe de culto, de Ernesto Sánchez; y Güamuaya ¿sin ellas?, de Marleidy Muñoz y Laura Roque. Otro de los materiales premiados sería Patria Blanca, de Leandro de la Rosa, en la Muestra de Jóvenes Realizadores de este año.

Sin embargo, todavía hay cosas por mejorar, como toda obra en proceso de evolución. Ámbar Carralero, especialista del Pabellón Cuba y asesora de Teatro de la Dirección Nacional de la AHS nos revela algunas claves para este reto.

¿A cuales becas se accede más?

Yo pienso que las becas Milanés, que son de creación y gestión de proyectos culturales, son de las que más participación tienen por los asociados. Últimamente las becas El reino de este mundo también han sido importantes en la creación de determinadas obras, aunque no tanto como la demanda lo exige. Se han recepcionado muchísimos proyectos pero hay que decantar, hay que escoger; pero esas son dos becas importantes. Yo creo que, por ejemplo, la beca Milanés es bastante seguida, lo que pasa es que como se da una anualmente siempre son más los proyectos que quedan que los que se aprueban. Pero bueno, tratamos de que a eso se le pueda dar un seguimiento, sobre todo en las becas El reino de este mundo. Tenemos pendiente intensionarlas y así acoger a esos proyectos que no quedan seleccionados en las becas Milanés y el jurado considera importantes. De hecho, así sucedió el año anterior con el proyecto de Martica Minipunto: «Charlot Corday o el animal», que no fue seleccionado como beca Milanés y fue una beca El reino de este mundo, se habló con el Consejo (CNAE) y pudo dársele camino.

¿Por qué ha quedado desierta dos años seguido la beca La selva oscura?

La beca La selva oscura, desde que comenzó, su mayor interés fue por la posibilidad de la publicación; la editorial Tablas-Alarcos se comprometió a realizarlas, pero no se llevaron al libro; pensamos que eso ha llevado al menos interés hacia la beca; porque en definitiva sabemos que las investigaciones llevan mucho más años de gestación que tal vez un libro de poesía o de narrativa; entonces, a los creadores y escritores lo que más les interesa es la publicación. Ya Tablas-Alarcos ha dado respuesta, recordemos que es la única editorial que se dedica de manera especializada al teatro en Cuba, en el Festival de Teatro de Camagüey van a utilizar un formato bastante novedoso que están haciendo, que son los libros digitales para publicar y sacar por lo menos estos tres premios de esa manera. No obstante, a raíz de estos atrasos, hemos pensado que desde la AHS y sus múltiples editoriales —a lo largo del país— se puedan publicar en colaboración con Tablas-Alarcos, de manera que un sello que da crédito y prestigio esté junto a otro de la Asociación como pueden ser La Luz, Sed de Belleza u otra que saque adelante estos libros. Consideramos igualmente importante que las investigaciones estén junto a los premios Calendario de las otras categorías: ensayo, poesía, obra teatral, porque de lo contrario no lograremos que esas investigaciones tengan el mismo rating y sean seguidos por los investigadores como sí lo son el de literatura y otros géneros.

¿Qué les falta a las becas por incluir?

Yo creo que ahí se nos va de las manos el vínculo con determinadas instituciones que la AHS tiene de manera sistemática como AHS-CNAE (Consejo Nacional de las Artes Escénicas) en el caso del teatro. Pero nosotros pensamos que las becas necesitan un cambio de paradigma en lo que tiene que ver con el pago al artista, hasta que no logremos pagarle directamente —como en el audiovisual se hace a través de RTV Comercial y en las artes visuales con otro mecanismo, e incluso a través del Instituto Cubano de la Música (ICM)—; hasta que eso no suceda con artes escénicas, siempre va a haber una zona de producción importante que la beca no va a poder cubrir.

¿Siguen las instituciones las convocatorias de las becas, tributan con sus especialistas?

Ahora mismo, a raíz de lo que sucedió con La selva oscura, hay jóvenes que están trabajando en la editorial Tablas que van a aplicar a la beca, y en el caso del CNAE teníamos a Dania del Pino Mas, que es una joven teatróloga que sí mantenía un diálogo más directo con la Asociación, a Andy Arencibia y a Isabel Cristina Hamze. Yo creo que el Consejo y los teatros apoyan, tributan a las becas que entrega la AHS en tanto ellas respondan a los parámetros de calidad que ellos tienen.

Hay grupos que por lo general estrenan obras y no tienen temporada. El grupo Teatro sobre el camino, de Villa Clara, que fue una de las becas, ha logrado en provincia mantener una programación bastante estable de su puesta y ha estado en algunos festivales que se organizan por la AHS como el Festival de Teatro Joven, de Holguín. Quiere decir, que el diálogo con las instituciones siempre dependerá de cómo se pueda pactar y negociar los intereses entre sí. Lo importante es que podamos producir las obras y que dialoguemos más allá. Una vez que esté producida, cuál será su circulación, si el Consejo determina que lo ideal no es que se ponga en los teatros de la calle Línea, pero en cuáles otras salas puede ser, cómo la gente puede ver eso.

El programa de Becas y Premios de la AHS brinda —a quienes se interesan en participar— una oportunidad que tributa directamente a la realización de sus creaciones. Que precisa de mejoras, que hasta el momento han sido pocos los beneficiados, es verdad, pero solo la excelencia puede escribir la historia. En estos 30 años miramos al pasado, junto a aquellos que nos precedieron, y no podemos hacer otra cosa que mantener su listón, o subirlo si es preciso.

Las nuevas generaciones tenemos intereses no muy alejados de lo que fueron las miradas focalizadas de nuestros orígenes. Hoy las becas son, una vez más, la oportunidad de lograr una meta inalcanzable por sí solos, de su acierto el futuro se encargará. En principio, tenemos la puerta abierta.

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  • Bravo Carlitos, muy buen trabajo. Sería bueno que algunos artistas pudieran dar sus impresiones sobre el sistema de Becas y Premios de la AHS desde la experiencia de sus manifestaciones. Saludos

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