La escultura de Ramón Casas en Villa Manuela

A inicios de los años 1980, el clima cultural en Cuba era propicio para la instauración de un nuevo tipo de escultura; y a juicio de la estudiosa María de los Ãngeles Pereira, Ramón Casas, junto a Carlos González, Jorge Arango, Eliseo Valdés, Tomás Lara y María Elena Millán, constituyeron sus primeros gestores.1Fueron ellos los que «comenzaron a recibir importantes encargos de piezas ambientales para la ciudad de Matanzas, la playa de Varadero, el Palacio de Pioneros Ernesto Che Guevara, el hospital de Topes de Collantes, el Instituto de Investigaciones genéticas y Biotecnología, y otras instalaciones sociales». Pero también los que recibieron reconocimientos en el Salón de la Ciudad’ 85, y los seleccionados para exposiciones significativas como la titulada Homenaje a Sandu Darie realizada en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales en 1987. 2

Todo este preámbulo no es para analizar los avatares de la escultura de ese momento, ni tampoco para valorar la trayectoria de este grupo de artistas, sino más bien es con el fin de resaltar la labor de uno de ellos, la de Ramón Casas, a propósito de una reciente muestra inaugurada durante el mes de julio en la galería Villa Manuela de la UNEAC.

Este proyecto se erige, como una de las primeras iniciativas que el Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental  (CODEMA) dedica a este escultor, fallecido hace poco más de 2 años. Por lo que, Como la primera vez, Casas, emerge como un homenaje póstumo a un artista poco reconocido, amén de haber trabajado y contribuido al avance de esta manifestación en la Isla.

Bajo la curaduría de Carlos Gámez, la expo incluye piezas en su mayoría de las últimas décadas, que no solo se tratan de esculturas sino también de algunas incursiones en cartulina a través del carboncillo o la técnica mixta.

Los medianos o pequeños formatos en los que descubrimos en esta oportunidad la obra de Casas, nos permite detenernos en los detalles, en el diálogo de los volúmenes, en las conexiones que el metal, la madera u otros materiales establecen entre sí; algo que sería bien distinto si se tratara de una escultura de grandes dimensiones emplazada en el espacio público.

Afiliado al abstraccionismo geométrico, las piezas de Casas, despiden limpieza, dinamismo y voluptuosidad. Aspiran desde un uso no desmedido de urdimbres, perpendicularidades y encrucijadas a indagar en el (des)equilibrado universo de los objetos. Concebidas como figuras de una gracia estética peculiar, las estilizadas producciones semejan cuerpos gráciles dispuestos en ocasiones al movimiento, a la expansión, al cinetismo o al estatismo mudo y huidizo.

Aunque las referencias a objetos de nuestra cotidianidad no se hacen completamente explícitos, algunas de las obras si nos pueden transportar a la visualidad de un diseño fresco de artefactos útiles para el contexto doméstico.

Ramón Casas, escultor, escenógrafo, profesor de la Academia de San Alejandro y del Instituto Superior de Arte, regresa como la primera vez al espacio galerístico habanero y por la puerta grande. Ojalá este retorno sea solo el acicate para futuros y más enjundiosos estudios sobre su trabajo.

1 María de los Ãngeles Pereira. Escultura y Escultores cubanos. Artecubano Ediciones. La Habana, 2005.

2 Idem. p. 40

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