Eric Flores Taylor y el ámbar de la escritura

Para Eric Flores Taylor —una de las voces jóvenes más reconocidas dentro de la escritura de fantasía y ciencia-ficción en Cuba— el silencio creativo es símbolo de muerte. Por eso, quizás, dedica su kosmos y empeño literario, a la intención de apartar ciertas escaras de apatía que se encuentran en los procesos escriturales de las nuevas generaciones. Miembro de la AHS y graduado del curso de Técnicas Narrativas del Centro Onelio Jorge Cardoso, este emergente autor ha acumulado premios nacionales con la virtud del oficio: dígase el trabajo coherente y cohesionado frente a la página en blanco. Ha publicado, en coautoría con Jesús B. Minsal, los libros Guerra de dragones, (Gente Nueva, 2013) y Crónicas de Akaland, (Gente Nueva, 2014). Su labor como autor en solitario le ha valido los Premios Pinos Nuevos de Narrativa por el libro de cuentos Jaurías de la Urbe (Letras Cubanas, 2014), así como el Premio Calendario 2015 en la categoría de Ciencia-Ficción, por la obra En La Habana es más difícil.  

En la actualidad, Eric Flores coordina y dirige un nuevo espacio —podría decirse recién nacido— que ha sido pensado como cuna para la crítica bienintencionada del género fantástico: Ámbar Club. Vox populi, se conoce la necesidad urgente de inaugurar sinergias que conecten la literatura (independientemente de las definiciones, de las fronteras genéricas o los muros generacionales) con la promoción y la cultura del debate.

Tanto el público lector como el escritor requieren de nexos, posibilidades de retroalimentación y un intercambio creativo que se nuclee en torno a la discusión prolífera, a la (re)visitación de los textos, y a la apertura de diálogos con la otredad. El primer encuentro de Ámbar Club tuvo lugar el pasado 30 de octubre del 2015, en la sala de teatro El Peregrino, cita en La Madriguera, y se concentró en un acercamiento a la obra del escritor Michel Encinosa Fú. A pesar de la carencia de promoción que sufrió este primer espacio, Ámbar Club no renuncia a su propósito, e invita al público lector a su nuevo encuentro. Esta vez, la cita ha sido fijada dentro del marco de las Jornadas Culturales de El Madrigazo.

Sin alejarnos de nuestro leitmotiv promocional, Eric Flores —su coordinador— ha querido compartir algunas de sus impresiones y proyectos, siempre vinculados con ese tipo de literatura que se percibe verdadera, en necesidad de confrontación y de ejes dialógicos con el público.

Dentro del panorama crítico y literario de la Isla, expresiones como cultura del debate e intercambio creativo se han convertido casi en «lugar común»; y no peyorativamente, sino por lo acuciante de su vigencia en el imaginario creativo de nuestro país. Fundamentado en estos criterios, has creado un proyecto como Ámbar Club, ¿cuál es su proyección crítica? ¿Qué enfoques literarios busca promover?

Este es un espacio literario pensado para ensalzar el intercambio con el público y posibilitar debates sobre las obras editadas en la colección homónima de Gente Nueva. Busca, también, potenciar el diálogo receptivo con otros títulos del género fantástico que han sido publicados en Cuba. También aspiramos al objetivo de establecer un contacto de retroalimentación con las editoriales, los ilustradores, editores, directivos, para de esta manera conseguir una estrecha relación autor/editorial/público.

Como ya mencioné, queremos enfocarnos principalmente en los géneros definidos bajo un término o sello universal que de cierta manera los aúna: el Fantástico. Aunque, por el momento, estamos centrados en la alta fantasía y la ciencia-ficción, ya que son los subgéneros preferidos por los autores noveles y jóvenes. No excluimos otras gamas del fantástico como el terror o la fantasía urbana, las cuales esperamos que ganen pronto su espacio en las páginas de Ámbar y en el gusto del público.

Sin considerarlo spoiler, te comento que para el siguiente encuentro de Ámbar Club, tendremos como invitado a Carlos César Muñoz García del Pino —coautor, junto con David Alfonso Hermelo, de Historias del Altipuerto. Carlos conversará no solo sobre esta obra ya acreditada por el fandom, sino también sobre la continuidad de su universo.

Tus lides como escritor son conocidas pero, ¿cómo enfrenta Eric Flores, desde su condición de autor, la conducción de un espacio literario? Aventuro, incluso, que te encuentras ante una tarea doblemente difícil, pues Ámbar Club es un proyecto de visibilización de un tipo de literatura que cuenta con un público conocedor de autores y libros, tanto nacionales como internacionales. Por tanto, la exigencia en la recepción se duplica, hasta llegar a ser cáustica en ocasiones. ¿Reto para el autor que eres o solo una faceta temporal en tu trayectoria literaria?

Es un gran reto, una responsabilidad muy seria, ya que es una labor de mediador entre el público, y sus críticas y opiniones frente al autor. No obstante, considero que es una tarea necesaria, prácticamente imperativa, para el desarrollo de los valores del género Fantástico y su prestigio en el panorama literario cubano. En cuanto a mi faceta de escritor de la colección, pienso que Ámbar Club es una propuesta interesante para los nuevos autores, una forma de establecer contacto con el proceso editorial y la recepción del público. Esto es algo que siempre creo esencial para el desarrollo de los jóvenes escritores y el género nacional: algo que me hubiera gustado tener para mí mismo.

Soy de la opinión que ofrecerlo a aquellos que «pisan fuerte los talones» de los autores ya erigidos, es una forma justa de reconocerlos, ayudarlos a crecer. ¿Quién dice que así, promoviendo la competencia y la labor creativa, no se expandan los horizontes de nuestra literatura?

¿Cuáles son los principales retos y aspiraciones del género fantástico, y cómo se inserta en un panorama nacional literario?

Desde mi punto de vista —sé que no es único y mucho menos compartido por todos—, pienso que el principal reto es mantener el número de publicaciones alcanzado en los últimos tres o cuatro años, conservar así mismo la calidad de las obras y, lo más importante, ganar adeptos en todos los sectores sociales de público.

La mayor aspiración que debemos tener los escritores del fantástico debe ser llegar al «gran público», a ese que no gusta de la lectura, pero que es capaz de leerse un libro cuando este lo atrapa con una trama adecuada y una prosa llana, directa, fácil de digerir por cualquiera. Esta es, creo, la mejor manera de alcanzar la cumbre de la aceptación.

En cuanto a la inserción dentro del panorama nacional, opino que es un buen momento para la literatura fantástica, ya que las editoriales tienen en estos tiempos la misión de establecer determinados niveles de venta. ¿Qué otra manera de lograrlo que no sea publicando obras que abarquen al gran público? Hay que tener en cuenta que el elitismo literario ha decaído en todos los ámbitos: es hora de que los jóvenes, con sus nuevas propuestas, consigan recobrar ese porcentaje de lectores perdido tras la depresión editorial de las décadas pasadas.

El Eric Flores escritor, a quien conozco, no se conforma nunca con una propuesta semejante a otras ya existentes, sino que lucha por encontrar un sello que lo distinga. Supongo, pues, que sucede igual con el joven promotor que eres. Siendo así, ¿qué propuestas o sellos novedosos trae tu espacio al panorama nacional de la promoción?

No quisiera con mi respuesta menospreciar la importante labor que hacen otros espacios, pero la verdad es que cada uno —de un modo u otro— carece de la focalización que tratamos de brindar en el Club. Por ejemplo, las peñas del fandom, aunque ayudan mucho con la promoción, tienden a dividir su tiempo con las obras y autores internacionales. En cuanto a los talleres literarios, en ocasiones carecen del respaldo de las editoriales o del acercamiento que los organizadores del Club, en su calidad de autores, pueden lograr con los directivos y el proceso editorial. Tampoco es muy común que los escritores reciban en estos espacios una opinión o una crítica profunda por parte del público y cuando es así, sucede casi siempre de una manera personal, a niveles informales. Ámbar Club está pensado para que estos debates lleguen a las editoriales, espera ser un estabilizador entre la recepción del público y el desarrollo de la carrera literaria de los autores.

¿Por qué Ámbar Club? ¿No te preocupa que asocien el espacio a un «gremio» cerrado, puro ostracismo de autores? Por otro lado, ¿pretende Ámbar Club inaugurar una visión crítica  —necesaria, por momentos inexistente o poco seria— en nuestro panorama escritural?

Mi idea original era contar con un logo con las letras AM-C, las mismas siglas de la cadena que transmite la serie The Walking Dead. Luego, poner un fragmento de este serial y anunciar: «Next, in the AM-C, a walking dead, please welcome… (insertar el nombre del autor invitado)». Me parecía una forma simpática de traer a la palestra a aquellos que van a ser sometidos a la peor de todas las críticas: la del público. En cuanto a lo de «Club», bueno, esta palabra en inglés no solo hace referencia a una sociedad cerrada, sino que además significa «garrote», que es con lo que normalmente se golpea —críticamente hablando— a un autor.

Entre nuestras metas está llevar el debate a las mesas de las editoriales, retroalimentar a los directivos con las opiniones del público a modo de incipiente «estudio de mercado». Además, planeamos, en un futuro no lejano, crear un e-zine para divulgar los temas tratados en el espacio, darle una copia de este informativo a cada editorial de la capital y al ICL. Espero también atraer en algún momento la atención de la crítica especializada: para esto contamos con la sección de la AHS, a la cual solicitaremos ayuda.

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El lector crítico que vive en ti, ¿qué autores, dentro del panorama nacional e internacional de la escritura fantástica, recomendaría a los jóvenes y no tan jóvenes lectores?

Vayamos primero al ámbito internacional. Stephen King: su obra y los años de preferencia entre el público son muestra suficiente de la calidad de este escritor. Brandon Sanderson: una máquina de escribir de carne y hueso, sus novelas y trilogías son de lo mejor que he leído en los últimos tiempos. Dan Simmons: magníficas descripciones; si Stephen King logra aterrarnos, Dan Simmons consigue que experimentemos las mismas sensaciones que sus personajes.

Hablar sobre literatura nacional es un poco más difícil, pues muchos son amigos o conocidos. Puede que algún aludido se asombre y algún eludido se enfade, pero es solo mi opinión: Dennis Mourdoch Morán: es la prueba viviente de que la calidad y el talento pueden nacer en cualquier lugar. Tiene publicado la noveleta Dentro de La Boca del Lobo, premio Calendario 2014 de ciencia-ficción y en el próximo año lo veremos en el catálogo editorial de Ámbar, junto a otra nueva promesa, Alejandro Martín. Yadira Álvarez: una de las mejores voces femeninas que ha dado nuestra generación dentro del fantástico. Su libro, en coautoría con su hermano Dennis Álvarez, Historia de Vitira, ya pronto estará a la venta en las librerías y, por supuesto, será presentado en la próxima FIL. Michel Encinosa Fú: posiblemente, el mejor escritor del género de nuestro país. La renovación de su acostumbrada prosa poética, de su ciberpunk, y el soberbio desarrollo argumental que mostró en La guerra de Bianca, nos dice que este autor va seguir por muchos años en la preferencia del público y de las editoriales. Erick Mota promete deleitarnos con las aventuras de su personaje J. T. Kirk. La calidad literaria de este autor es de las mejores y la aceptación del fandom lo confirma, libro tras libro. Finalmente, YOSS. Es imposible dejar de mencionar a José Miguel Sánchez Gómez, quien, desde hace años, es el «adelantado» de la literatura fantástica del país. Es también el más reconocido de los autores cubanos en el exterior, y todos sabemos que su imaginación, erudita e inagotable, nos reserva una multitud de títulos.

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¿Coincides, como otros muchos autores y teóricos del género, en la afirmación de que el fantástico cubano se encuentra en una segunda Edad de Oro? Entonces, ¿cuáles serían los eslabones ya escrituralmente superados… o, quizás, las principales carencias del género en nuestro país?

 Sí, sobra decirlo. Incluso afirmaría más: que esta es la verdadera Edad de Oro, pues nunca antes se publicó tanto como ahora, ni se ha prestado una atención igual a los jóvenes escritores del género. ¿Eslabones superados? Bueno, me parece que hemos demostrado que el público responde bien a los títulos del fantástico y hay una pequeña atención hacia el género por parte de las editoriales nacionales. Sin embargo, todavía falta una verdadera revolución en cuanto a la manera de pensar de algunos grandes escritores y ciertas políticas editoriales que siguen considerando a la literatura fantástica como un género menor, escapista, facilista y de baja calidad. Son estas trabas las que frenan la evolución del género en el país, y la publicación de títulos del fantástico en otras editoriales nacionales.

En cuanto a carencias, creo que la principal es la falta de suficiente background literario. Consideremos que los escritores de habla inglesa —los más importantes del género— crecen con una alimentación constante de todo lo que se crea y hace, en el mundo entero, con respecto al género. Nosotros, aún en estos tiempos de paquetes e internet en la Rampa, seguimos aislados de las convenciones, los eventos y encuentros internacionales del género, sin mencionar las novedades editoriales tanto en papel como en digital.

En la pasada Asamblea Provincial de la AHS en la provincia de La Habana, hiciste una especial intervención acerca de la necesidad de comercializar y dar a conocer, más allá de nuestras fronteras, el arte (y la escritura en específico) realizado por los jóvenes. ¿Cómo afecta este suceso, particularmente, al género fantástico?

La verdad es que considero que todos los autores deben darse a conocer primero en el patio y luego en el exterior. Sin embargo, a la hora de hablar sobre comercialización de la obra, es indispensable la exportación de esta, ya sea físicamente o vía digital en internet. Con respecto al fantástico, este género se alimenta principalmente de la aceptación del público a escala internacional: la repercusión universal de los grandes éxitos del fantástico así lo demuestran. ¿Dónde estaría Harry Potter de no ser por la exportación y divulgación mundial de sus libros? Quizás confinado en una humilde librería de las barriadas de Londres. Y claro está, quién mejor que los jóvenes que llevan el peso de esta Edad de Oro dentro del fantástico cubano para demostrar su nivel creativo en los estrados internacionales. Somos los herederos del «reino de este mundo», y tarde o temprano lo demostraremos.

Hemos conversado con muchos de los rostros de Eric Flores: el promotor, el crítico, el dialoguista, el lector. Vayamos, ahora, por un momento, a la obra escritural, al pujante autor: ¿qué de novedoso trae tu obra?, ¿qué moldes busca romper o establecer? Finalmente, ¿cómo se inserta la creación de Ámbar Club dentro de tu trayectoria literaria?

Lo más difícil es siempre hablar de uno mismo, aunque a veces no queda más remedio. ¿Novedoso? Veamos, en la FIL del próximo febrero se publicarán dos títulos de mi autoría: Guerra de dragones II: Estigma y En La Habana es más difícil, premio Calendario 2015 de ciencia ficción. En fase de producción se encuentra la última entrega de Guerra de dragones y una novela de terror. Para más adelante, la culminación de Los relatos del cura maldito, un proyecto que ya lleva varios años siendo postergado. Luego, comenzaré a enfocarme en una nueva trilogía de ficción fantástica: El clan de los Rh.

Quiero continuar  también con las historias de corte terror urbano y fantástico, al estilo de Jaurías de la urbe; para, con obras semejantes, competir en los principales premios nacionales de narrativa. Esta es una meta a largo plazo, pues siento que se trata solo de una cumbre que me he propuesto alcanzar para mi propia satisfacción.

¿Romper moldes? Creo que basta con mantener una constante superación en cuanto a calidad y limpieza en la prosa, así como también en la aceptación y gusto del público. Con eso debe ser suficiente para demostrar que quienes escribimos fantasía y ciencia-ficción, somos incluso más profesionales que muchos del mainstream.

¿Crearlos? Solo podría soñar con que alguno de los nuevos autores vea en mi obra un listón con el cual compararse, y al que superar con sus propios textos.

Por otro lado, Ámbar Club es la materialización de un deseo colectivo de varias personas que coincidimos en una manera de entender el desarrollo del fantástico cubano y, en especial, el ascenso de las carreras literarias de los jóvenes autores. Es un honor representar al gremio, y espero que, al igual que los invitados, pueda retroalimentarme con el estudio de las opiniones del público, sus preferencias y críticas, escucharlos, aprender más de ellos para satisfacer mejor sus exigencias… porque para ellos trabajamos.

Fotos: cortesía del entrevistado

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